COLECCION MUÑEQUITOS

ELCOkEJO PEDRO

EDITORIAL SIGMAR - BUENOS AIRES

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EL CONEJO PEDROAdIlI'IIIC~ic'llI dc' MIIJ'íll 1.11111'11 S"!'o'II''''

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EIHTOHIAL SIC;MAH - BUENOS AIICES

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Cuando la señora Coneja se fue, Pelusa, Orejas yColita, que eran unas conejitas muy obedientes, se fue­ron por el caminito a juntar moras. Pero Pedro, queera muy travieso,' se fue derechito a la huerta del se­ñor Malaspulgas, y se deslizó por debajo de la cercapara darse un banquete de zanahorias, lechugas yrabanitos.

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De pronto, el señor Malaspulgas descubrió a Pedro.Lo corrió con un rastrillo, mientras gritaba: "j Pára-, - "

te, . ladrón !" El conejito se asustó mucho, y salió co-rriendo, dando vueltas por la huerta porque no podía"encontrar el camino para llegar a la cerca.

Pedro se refugió entre unas maLas de pIaIIL:IS .Y SI'

quedó quietito. Entonces llegó el señor M:tI:¡: ..q)(Jig-:IHcon una red que arrojó sobre Pedro. J\:ro {~HL('Plldoescapar aunque dejó su saquito enganchado (~11 I:IH111:1

taso Corrió y corrió hasta que hallÓ una reg':lIlt"':1 .Y

se metió dentro de un salto. Era un buell ¡ug';¡r P:I r:1esconderse, pero, ¡tenía agua dentro!

El agua fría lo hizo estornudar: "¡AT-CIIIIIS!" 1':11

menos que canta un gallo, el señor Malasplll,l(;INc'NLllVOsobre él. Pedro escapó dando un salto a lI'av{¡Ndc' In

ventana y tiró tres macetas. Entonces, ya (':lIIKlldode correrlo, el señor Malaspulgas deeidiÚ volvl'" :t HII

trab~jo.

Pedro empezó a caminar sin rumbo, mirando asus­tado a su alrededor. Halló una puerta, pero estabacerrada y no había espacio para que un conejo se co­lara por debajo de ella. Por allí cerca pasó una ratavieja y Pedro le preguntó cómo podía llegar a la cerca.Pero la rata tenía en la boca una arveja tan grande,tan grande, que no le pudo contestar. Pedro se echóa llorar.

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Pedro se dirigió entonces al galpón de las herra­mientas, desde donde se sentía el ruido de una azada:" .. " S t ' t'llrIS. " ras ... , rIS... e repo en una carre 1 a yespió por sobre el borde. El señor Malaspulgas estabatrabajando en el cantero de las cebollas. Estaba de es­paldas a Pedro, y tras él, j se veía la cerca!

Despacito, despacito, Pedro se desl izÓ d(\ 1:1 (':11"1'(" illa y comenzó a correr tan rápido eomo plldo 1t:IHt:1 In

salida. El señor Malaspulgas édcan;t,Ú ;1 v('l"lo, P('I"O

muy pronto estuvo Pedro a salvo, fll(~.I'atI(\ 1:1 1111(·l"l.n.

De allí en más, Pedro no dejó de eOI"l'(\I' 11:1:-11,11 '111('

llegó a su casa, a su cuevita querida,

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Su mamá estaba muy ocupada en la cocina, !,cm lo

retó por no haber sido bueno y por haber perd ido ~11

saquito. Después lo metió en la cama y le hizo LOIII;II'

un té de manzanilla, porque Pedro no se sentía ¡)¡('II.

Mientras tanto, Pelusa, Orejas y Colita, que l1:dlí;1I1

sido- buenas y obedientes, disfrutaban de una ~alll'()H;1

cena con pan, manteca y moras.

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BLAN CAN lEVESy LOS SIETE ENANOS

EL CONEJO PEDRO

FELIZ CUMPLEAÑOS

¿QUE HORA ES?JUGANDO CON EL A B C

LA GALLINITA COLORADA

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HANSEL y GRETEL

PINOCHO

LOS TRES CHANCHITOS

CENICIENTA

-COLECCION MUNEQUITOS

El encanto de esta colección, especialmente Iseleccionada para los más pequeños, reside enlas hermosas ilustraciones a todo color, prota­gonizadas por muñecos que dan vida a losgraciosos cuentos. El atractivo de la tapa, re­alzada por una ilustración tridimensional, hacede cada" libro un hermoso juguete

EDITORIAL SIGMAR - BUENOS AIRES

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