El Conservadurismo Liberal

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UNIVERSIDAD DE CANTABRIA Facultad de Filosofía y Letras Departamento de Historia Moderna y Contemporánea EL CONSERVADURISMO LIBERAL Y LA RESTAURACIÓN: UNA EXPLICACIÓN DE LAS CAUSAS DE LA CRISIS DEL RÉGIMEN LIBERAL EN ESPAÑA i. ii-.>»DAD i:',. CANTABRIA REGÍS TñO GSNeRAU 2 9 Sil SAÍIDA. Memoria presentada por el licenciado don Fidel Gómez Ochoa para la obtención del grado de Doctor. Realizada bajo la dirección de los Doctores don Juan Pablo Fusi Aizpurúa y don Manuel Suárez Cortina. Santander, setiembre de 1995

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Los antecedentes del conservadurismo canovista: el moderantismo y el liberalismo conservador

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  • UNIVERSIDAD DE CANTABRIA Facultad de Filosofa y Letras

    Departamento de Historia Moderna y Contempornea

    EL CONSERVADURISMO LIBERAL Y LA RESTAURACIN:

    UNA EXPLICACIN DE LAS CAUSAS DE LA CRISIS DEL RGIMEN LIBERAL EN ESPAA

    i . ii-.>DAD i:',. CANTABRIA R E G S T O G S N e R A U

    2 9 Sil SAIDA.

    Memoria presentada por el licenciado don Fidel Gmez Ochoa para la obtencin del grado de Doctor. Realizada bajo la direccin de los Doctores don Juan Pablo Fusi Aizpura y don Manuel Surez Cortina.

    Santander, setiembre de 1995

  • Captulo III

    A N T E C E D E N T E S Y C O N F O R M A C I N D E L C O N S E R V A D U R I S M O C A N O V I S T A ,

    1833-1875.

  • III.1 Los antecedentes del conservadurismo canovista: el nnfcrinarismo. el moderantismo y el liberalismo conservador gni-re 1833 V 1868 Aunque el partido conservador fue creado en 1875 como una nueva entidad, difcilmente se puede establecer su ndole poltica sin considerar sus antecedentes. Hay que tener en cuenta que la atribucin de ciertos antecedentes ha sido uno de los factores que ms ha determinado la catalogacin de este partido como fuerza poltica y la valoracin de su obra posterior.

    En los estudios sobre la Restauracin, el pensamiento y la obra de Antonio Cnovas, el partido conservador y el rgimen mo-nrquico aparecen entremezclados y confundidos. Es frecuente que las apreciaciones que valen para unos sean transmitidas a otros. As, la imagen del Partido Conservador ha sido similar a la atribuida al sistema instaurado a raz del pronunciamiento de Sagunto. Esta prctica ha conllevado algn equvoco: dado que el trmino restauracin tiene un significado genrico de vuelta atrs, aunque en 1875 lo nico cabalmente restaurado fue la dinasta borbnica, se ha tendido a considerar que la Restau-racin lo abarc todo, que fue integral ^.

    Siendo las valoraciones muy diversas, la Restauracin ha sido objeto de estimaciones bastante ideologizadas, predominando las interpretaciones que hacen una dura crtica del rgimen canovista en atencin a los componentes tradicionalistas y doctrinarios presentes en l. El rgimen de 1875 suele ser con-ceptuado como un retorno al sistema isabelino, destacndose, dentro de su personalidad (hasta el punto de absorberla), todo lo que tuvo de conexin con o preservacin del pasado. As, si bien se considera que la Constitucin de 1876 tuvo un carcter eclctico entre las diversas tradiciones constitucionales

    COMELLAS, J. L.: La Restauracin como experiencia histrica, Sevilla, ^9/7, pgs. 9 y ss.

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  • espaolas, la tendencia dominante ha sido estimar que supuso una continuacin de las doctrinas moderadas y una reelaboracin del texto de 1845, con el que es esencialmente relacionada

    Una derivacin lgica de estos planteamientos es considerar al partido conservador de la Restauracin como continuacin del partido moderado. Para Jos Mara Jovet, el moderantismo tuvo "encarnaciones histricas sucesivas", siendo el partido de Cno-vas una de ellas. Existen "unos componentes genricos, comunes por tanto, que entran inevitablemente en la definicin de todas y cada una de las formaciones histricas concretas del moderan-tismo... Todo ello confiere unidad y continuidad no slo en el plano del pensamiento, tambin en el plano social, en el de las mentalidades, en el de las maneras de conformar y de ejercer el poder, al conservadurismo espaol". Existe una "constante con-servadora" que viene de la poca moderada y constituye "el conservadurismo liberal espaol en su encarnacin clsica" ^.

    El hbito consistente en poner en relacin de estrecha

    ' SUREZ CORTINA, Manuel: "La Restauracin (1875-1900) y el fin del imperio colonial", en Historiografa Contempornea de Espaa, 1980-1992 (en prensa), 1992. Como interpretaciones criticas con el pensamiento y la obra de Cnovas, vase: ANTN MELLN, Juan: "Cnovas del Castillo. El liberalismo autoritario" en ANTN, J. y CAMINAL, M. (coords.): Pensamiento poltico en la Espaa contempornea, 1800-1950, Barcelona, 1992, pgs. 317-318. Una visin similar es la de: YLLN CALDERN, Esperanza: Cnovas del Castillo. Entre la historia y la poltica, Madrid, 1995 e "Historia y nacin en Cnovas del Castillo", en Estudios histricos. Homenaje a los profesores Jos Hara Jover Zamora y Vicente Palacio Attard, Tomo I, Madrid, 1990, pgs. 137-150; MARTNEZ CONDE, Enrique: "El pensamiento poltico canovista", en Revista de Estudios Polticos, 213-214 (1977), pgs. 233-295.

    ' JOVER ZAMORA, Jos Mara: "Prlogo", en CNOVAS SNCHEZ, Francisco: El Partido Moderado, Madrid, 1982, pgs. XII-XIV; DE CASTRO, Concepcin: Romanticismo, periodismo y poltica. Andrs Borrego, Madrid, 1975, pgs. 373-374; ARTOLA, Miguel: Partidos y Programas polticos, 1808-1936. I. Los Partidos, Madrid, 1977, pgs. 322 y ss. Una tesis similar a la de Jover sostienen Antn Melln ("Cnovas del Castillo...", pgs. 317-318), Ylln [Cnovas del Castillo..., pg. 201) y Martnez Conde ("El pensamiento poltico..."), para quienes el discurso moderado fue la corriente y el hilo conductor del conservadurismo liberal espaol decimonnico y la Restauracin fue el resultado final del proceso de rearme ideolgico del moderantismo tradicional desde 1848.

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  • dependencia gentica al Partido Conservador con respecto al Moderado ha conllevado la asignacin al primero de un carcter muy definido: el de una opcin engaosamente liberal y muy conservadora que, actuando al servicio de las lites tradiciona-les, asumi posiciones intransigentes y autoritarias, consum una restauracin basada en principios legitimistas y culmin el proceso de repliegue reaccionario iniciado por los moderados a partir de 1848 *. El Partido Conservador fue, pues, una fuerza un tanto extempornea, perpetuadora del espritu de^rechazo de la modernidad propio de los defensores del Antiguo Rgimen: una expresin del proyecto contramodernizador que constituy la corriente principal de la derecha espaola contempornea .

    Consideraciones como las anteriores parecen resultar de la tendencia a percibir un tanto simplif icadamente el mundo conser-vador (prctica caracterstica de las visiones, historiogrf leas y polticas, de izquierdas), al considerarse que todos sus miem-bros comparten una omnmoda identidad comn esencial que ha hecho siempre poco significativas las disparidades existentes en su seno. A lo que se aade que la definicin y caracteriza-cin del conservadurismo ha sido habitualmente realizada tomando como patrn las expresiones ms intensas o marcadas, supuesta-mente portadoras de los rasgos fundamentales. Ambas prcticas se han complementado, dando origen a una genrica valoracin negativa y retrgrada del conservadurismo cuyos fundamentos no son muy slidos. As, el conservadurismo ha constituido una ideologa cambiante (modificndose a impulsos de la modernidad) y plural, habiendo actuando bajo tal denominacin fuerzas muy diferentes entre s; fuerzas que, no por ubicarse en el mismo

    * Esta es la tesis sostenida por Ylln en Cnovas del Castillo...

    J GONZLEZ CUEVAS, Pedro Carlos: "Perfil ideolgico de la derecha espaola (teologa, poltica y orden social en la Espaa Contempornea)", en Bulletin d'Histoire Contemporaine de l'Espagne, 16 (1992), pgs. 108-113.

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  • lado del espectro poltico y por compartir algunos elementos culturales, ideolgicos y doctrinales, carecieron de una marcada identidad propia que les confiri una personalidad poltica dis-tintiva, sustancialmente diferente de la de sus congneres.

    Trasladadas estas reflexiones a nuestro pas, cabe decir que tener en cuenta la fuerza del tradicionalismo catlico o del conservadurismo intransigente en la Espaa del siglo XIX, no debe ser bice para reconocer que el trmino "conservador" expe-riment una_ considerable transformacin, dio cobijo a mltiples-variantes y admiti significados diversos, designando tanto a defensores del Antiguo Rgimen, como a partidarios de aceptar los logros revolucionarios. A su vez, dentro del conservadurismo liberal (del moderantismo) hubo varias corrientes (simplificando bastante, dos: una inclinada al pacto con la modernidad y las fuerzas progresistas; otra, partidaria de un repliegue autorita-rio ante el avance de la revolucin liberal) ^ cuya especifici-dad y cuyas disparidades no han sido siempre adecuadamente valo-radas: las diferencias han sido consideradas "pura ficcin" cuando tal aspecto es un dato bsico de la vida poltica.

    La anterior reflexin permite dudar, al menos en parte, de la validez de la interpretacin que, al enfatizar su componente doctrinario (rasgo ideolgico caracterstico del conservadurismo liberal decimonnico espaol, durante basante tiempo agrupado todo l en el Partido Moderado), considera al Partido Conserva-dor de la Restauracin como una simple reedicin del moderantis-mo y, por ende, como un conservadurismo inmovilista y en ltimo

    ' GONZLEZ CALLEJA, Eduardo: "La defensa armada del orden social durante la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)", en GARCA DELGADO, Jos Luis, Espaa entre dos siglos (1875-1931). Continuidad y cambio, Madrid, 1991, pg. 64.

    ' PIQUERAS ARENAS, Jos Antonio: La revolucin democrtica (1868-1874). Cuestin social, colonialismo y grupos de presin, Madrid, 1992, pgs. 745-746. Piqueras considera "pura ficcin" la dualidad del movimiento alfonsino entre moderados y unionistas o constitucionales.

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  • trmino retrgrado. No se trata de refutar la tesis de la ndole doctrinaria del canovismo, sino de calibrar el alcance de la herencia a partir de una visin menos ideologizada y simplif ica-dora del conservadurismo. Es sta una perspectiva que parece atenerse ms a la realidad de un fenmeno tan complejo.

    La identidad doctrinaria constituye un argumento vidrioso. Aunque puede servir para arrojar sobre sus tenedores un baldn de ranciedumbre, no se puede ignorar el carcter en especial multifaz y camalenico del doctrinarismo, que resulta difcil de aprehender y de definir. Y que, como etiqueta poltica, no constituye por s mismo un rasgo definitivamente definitorio. Tampoco que su utilizacin como calificativo poltico oprobioso (siendo siempre asociado con el ms burdo oportunismo y con una actitud ultraconservadora o reaccionaria: se le identifica habi-tualmente con las formulaciones de Balmes y Donoso Corts y con la teora de la Restauracin francesa), ha provenido fundamen-talmente de sus contradictores y ha sido ejercida con cierta carencia de rigor .

    El doctrinarismo fue tambin una corriente liberal europea que, en Espaa, hizo posible el establecimiento, en contra de las resistencias tradicionales, de un sistema poltico liberal que, a pesar de sus limitaciones, consigui invertir en no poca medida el signo con que se inici en Espaa el siglo XIX: la modernizacin fue impulsada con reformas que, no obstante no suponer una ruptura radical con el Antiguo Rgimen, contribuye-ron a ir convirtiendo lentamente a Espaa, a lo largo de la centuria, no en una nacin desarrollada, pero s en un pas cada

    ^ As lo indica Remedios Snchez, quien ha analizado la polmica planteada en torno a la naturaleza del doctrinarismo y acerca de la condicin doctrinaria del canovismo. Vase: SNCHEZ FERRIZ, Remedios: "La monarqua en el pensamiento poltico de Cnovas del Castillo", en Estudios 6" recuerdo de la profesora Irene Romeu Alfaro. Tomo II, Valencia, 1989, Pgs. 933-936.

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  • vez ms "nacional" y cercano a la modernidad . El doctrinaris-mo no tuvo una sola faz (la intransigente), sino varias. No hubo un slo doctrinarismo, pudiendo distinguirse cuando menos, uno inflexible o reactivo y otro pactista o adaptativo.

    Teniendo en cuenta estas nociones, en las prximas pginas se hace una "revisitacin" del rgimen liberal entre 1833 y 1868

    Reconstruyendo el proceso a partir de lo que la historio-grafa existente nos ofrece como "hechos probados", y partiendo de la consideracin de la existencia de varias familias 'o^

    ' Esta es la tesis sostenida por: SCHWARTZ, Pedro: "Parlamentarismo y autoritarismo. La derecha espaola ante la crisis del liberalismo", en GORTZAR, Guillermo (ed.).. Nacin y Estado en la Espaa liberal, Madrid, 1994, pgs. 277-290. En esta misma obra, Juan Pablo Fusi, si bien parece considerar que todava bien entrado el siglo XX Espaa careca de un Estado moderno consolidado, tambin afirma que entre 1833 y 1868 se tomaron una serie de medidas y se aprobaron un conjunto de leyes (un proceso de adaptacin de la maquinara del Estado a los problemas de la sociedad espaola) que produjeron una progresiva nacionalizacin y modernizacin de la vida social y cultural. Vase: FUSI, Juan Pablo: "Centralismo y localismo: la formacin del Estado espaol", pgs. 82-84.

    ' Las consideraciones que se hacen a continuacin sobre el doctrina-rismo de la etapa isabelina, han sido inspiradas por ideas y comentarlos ledos en: COMELLAS, Jos Luis: Los moderados en el poder, 1844-1854, Madrid, 1970; DE CASTRO, Concepcin: Romanticismo, periodismo y poltica. Andrs Borrego, Madrid, 1975; PAYNE, Stanley: "Spanish Conservatism, 1834-1923", en Journal of Contemporary History, Vol. 13, 4 (1978), pgs. 765-789; ROBINSON, R.A.H.: "Political conservatism: The Spanish Case, 1875-1977", en Journal of Contemporary History, Vol. 14 (1979), pgs. 561-580; CNOVAS SNCHEZ, Antonio: "Los partidos polticos", en Historia de Espaa fundada por Ramn Menndez Pidal, Tomo XXXIV. La era isabelina y el sexenio democrtico (1834-1874), Madrid, 1981, pgs. 447-485; CARR, Raymond: Espaa, 1808-1975, Barcelona, 1982; CNOVAS SNCHEZ, Antonio: El Partido Moderado, Madrid, 1982; DEZ DEL CORRAL, Luis: El liberalismo doctrinario, Madrid, 1984; ALSINA ROCA, Jos Mara: El tradicionalismo filosfico en Espaa. Su gnesis en la generacin romntica catalana, Barcelona, 1985; COMELLAS, Jos Luis: Historia de la Espaa contempornea, Madrid, Rialp, 1988; GARCA ESCUDERO, Jos Mara (ant.): Cnovas. Un hombre para nuestro tiempo, Madrid, 1989; OLIET PALA, Alberto: El conflicto social y la legitimacin de la monarqua ante la revolucin de 1868, Madrid, 1989; SECO SERRANO, Carlos: "Las ideologas polticas" en La Edad de Plata de la cultura espaola (1898-1936). Historia de Espaa Menndez Pidal. Tomo XXXIX. Volumen I: Identidad, pensamiento y vida. Hispanidad, Madrid, 1993, pgs. 317-456; LPEZ ALONSO, Carmen: "El pensamiento conservador espaol en el siglo XIX: de Cdiz a la Restauracin", en VALLESPN, Fernando (ed.). Historia de la teora poltica, 5. Rechazo y desconfianza en el proceso ilustrado, Madrid, 1993, pgs. 273-314.

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  • corrientes dentro del conservadurismo liberal (cuya trayectoria fue el referente del diseo por parte de cnovas del rgimen de la Restauracin y de la conformacin del Partido Conservador)

    se muestra que una tendencia doctrinaria, la puritana, que fue la que ms inform los presupuestos del conservadurismo canovista, se caracteriz por el repudio de la forma autoritaria y retrgrada de gobernar que termin por caracterizar al Partido Moderado, no respondiendo por tanto a la imagen ultramontana, petrificada e inmovilista del conservadurismo espaol transmiti-da por la mayor parte de los estudios sobre el tema

    El Partido Moderado fue el primer partido conservador espaol. Parte de sus miembros fueron hombres del rgimen ante-rior (monrquicos fernandinos). Pero, en tanto que formacin poltica diferenciada, empez a mostrarse conformado entre 1834 y 1837 como una de las grandes fuerzas del sistema liberal. Fue la formacin conservadora del rgimen isabelino: una forma de

    " Al respecto, se sigue la tesis de Juan Ignacio MARCUELLO BENEDICTO en "Sistema constitucional, prctica parlamentaria y alternativas conserva-doras en el liberalismo isabelino", en Hspanla, 183 (1993), pgs. 237-276.

    Acerca del conservadurismo espaol, adems de los trabajos ya citados de Carmen Lpez Alonso, R.A.H. Robinson y Stanley Payne, vase: PAYNE, Stanley: "Spain", en R066ER, Hans y WEBER, Eugen, The European Rigth, Berkeley, 1974, pgs, 168-207; BUR0IEL, Isabel M.: "lites e ideologa: el pensamiento poltico conservador a mediados del siglo KIX", en Cahiers de TUniversIt. Les lites espagnoles a l'epoque contemporalne, 1 (1982), pgs. 1-15; MEDHURST, Kenneth: "Spanish conservative politics", en LAYTON-HENRY, Zyg (ed.), Conservative Politics in Mestern Europe, Londres, 1982, pgs. 292-317; LPEZ-CORDN CORTEZO, Mara Victoria: "La mentalidad conservadora durante la Restauracin", en GARCA DELGADO, Jos Luis (ed.). La Espaa de la Restauracin. Poltica, economa, legislacin y cultura, 1985, pgs. 71-109; PRESTON, Paul: as derechas espaolas en el siglo XX: autoritarismo, fascismo y golpismo, Madrid, 1986; BLINKHORN, Martn: 'Conservatism, traditionalism and fascism in Spain, 1898-1937", en BLINKHORN, Martin (ed.), Fascists and Conservatives, Londres, 1990, pgs. 118-137; Gonzlez Cuevas, "Perfil ideolgico...". Una muestra de cmo el termino conservador es principalmente identificado con su variante antiliberal y catlica, en: MERINERO, Mara Jess y MARROYO, Fernando S.: Componentes filosficos y elementos sociopolticos del discurso tradicional la obra de Vicente Barrantes: una percepcin conservadora de la realidad

    nacional" en TUSELL, Javier y otros (eds.), Estudios sobre la derecha espaola contempornea, Madrid, 1993, pgs. 31-59.

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  • ser liberal (equivalente al liberalismo doctrinario del rgimen orleanista francs), no un pseudoliberalismo. El moderantismo result de la atemperacin del doceaismo: estuvo principalmente formado por liberales otrora exaltados que rechazaron el desorden revolucionario permanente y prefirieron consolidar las posiciones alcanzadas Fue propio del liberalismo doctrina-rio acompaar la defensa de los logros de la revolucin con el rechazo del procedimiento revolucionario

    _ Todos los doctrinarios participaron de un fondo comn cuyos elementos principales fueron el concepto de orden y la idea de arbitraje? principios que tambin orientaron la ideologa del Partido Conservador creado en 1875. ste sostuvo asimismo otras nociones doctrinarias (concepcin oligrquica de la vida poltica, carcter compartido de la soberana).

    Pero la existencia de ideas comunes no es indicativa de una continuidad bsica entre el conservadurismo canovista y el moderado. La relacin que hubo entre ambos fue de familiaridad, en tanto que receptores de una misma herencia, tratndose de dos versiones diferentes de conservadurismo liberal. Estuvieron unidos en el punto de partida (en la idea liberal conservadora que anim la llegada de los moderados al gobierno en 1843: cerrar el ciclo de la revolucin liberal progresista mediante una consolidacin transacional, al tiempo que se defenda la sociedad liberal ante la amenaza de la democracia y la revolu-cin social), divergiendo a partir de entonces al fraguar cada tendencia en una diferente alternativa poltica

    " Sobre la formacin del Partido Moderado, vase: COMELLAS, Jos Luis: "La construccin del Partido Moderado", en Aportes, 26 (1994), pgs. 5-21.

    " RAYNAUO, Philippe: "El liberalismo francs en la prueba del poder", en ORY, Pascal (dir.), Nueva historia de Tas ideas polticas, Madrid, 1992, pg. 131.

    " Marcuello, "Sistema constitucional...", pgs. 239-240.

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  • El fondo comn a todas las fuerzas doctrinarias (inicial-mente agrupadas en el Partido Moderado: de ah que se hable del "fondo comn moderado") lo constituy un conjunto fragmentario de concepciones genricas susceptibles de ser materializadas de muy diversa forma. Fue por ello que no confiri por s mismo a las fuerzas que lo adoptaron una personalidad poltica definiti-va y distintiva, que dependi de otros factores. El doctrinaris-mo inspir diversas ideologas polticas. Esta propiedad obedeci, a varios motivos. Pero la explicacin fundamental; parece radicar en la idea de arbitraje.

    Arbitraje (el just millieu) signific ante todo eclecticismo. Es decir: conciliacin entre tradicin y novedad, entre antiguo y nuevo rgimen y, sobre todo, entre orden y libertad. En primer lugar, es preciso apuntar que el justo me-dio de los doctrinarios espaoles (la sntesis entre absolu-tismo y liberalismo revolucionario que anim al conjunto de los mismos en la primera dcada del reinado de Isabel II), no por ser planteado como una va intermedia equidistante entre ambos polos, estuvo conectado de la misma forma con el antiguo rgimen que con el liberalismo. El doctrinarismo repudi la ruptura, pero se estableci dentro del rea liberal: el francs Guizot, uno de los padres del doctrinarismo, consider un desatino el primer plan de apertura que sigui a la muerte de Fernando VII, cuando Cea Bermdez prometi mantener la soberana real y el estatuto tradicional de la iglesia. Los doctrinarios moderados espaoles rechazaron esta frmula, impulsando una profundizacin de la reforma (ampliacin del sufragio, recorte de la prerroga-

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  • tiva regia) Consideraban que la monarqua constitucional era la frmula para conciliar los extremos.

    Durante la primera fase del desmantelamiento del absolutis-mo, el liberalismo se fue dividiendo en dos corrientes que desembocaron en los partidos moderado y progresista, diferencia-dos por el nfasis en los principios liberales. Culmin en primera instancia con la aprobacin de la Constitucin de 1837, que integr aspectos de ambas corrientes. As pues, la implanta-cin del sistema liberal sigui ensus inicios en gran medida las pautas mediadoras propias del doctrinarismo; adems, hubo entre los moderados una tendencia favorable a la convergencia liberal que se hizo notar. En suma, puede afirmarse que el doctrinarismo tuvo como correspondencia poltica original un liberalismo conservador inclinado a la apertura y no incompati-ble con las reformas: una posicin central entre liberales tibios y liberales avanzados. El doctrinarismo constituy una corriente eclctica entre el conservadurismo liberal y el liberalismo progresista.

    En segundo lugar, hay que sealar que el justo medio fue una nocin imprecisa que dio pie a diferentes formas de concertar los extremos (desde el autoritarismo neotradicio-nalista al liberalismo avanzado) tanto por su vaguedad consti-

    " Como indican Maria Cruz Romeo y Pedro Ruiz Torres (en el prlogo a la obra de Romeo), el proceso de construccin del rgimen liberal espaol durante los aos treinta, que obedeci a pautas liberales conciliatorias y actitudes transacionales y sigui los planteamientos de los moderados, no debe verse como una claudicacin de la burguesa a manos de la aristocracia (aunque no constituyera una alternativa completamente revolucionaria), sino como una frmula para superar los obstculos que impedan el triunfo de la revolucin liberal en Espaa. La alternativa revolucionaria liberal se consum salvaguardando algunos rasgos importantes del Antiguo Rgimen (es decir, de acuerdo con la lnea moderada, caracterizada por la revisin y la reformulacin de la revolucin liberal a la luz de la experiencia del Trienio Liberal). No obstante, constituy un cambio fundamental animado por un afn liberal burgus de modernidad. Vase: ROMEO MATEO, Mara Cruz: Entre e/ orden y la revolucin. La formacin de la burguesa liberal en la crisis de la monarqua absoluta (1814-1833), Alicante, 1993.

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  • tutiva como por el hecho de que el doctrinarismo implic tambin el sostenimiento de actitudes pragmticas y el rechazo de los principios nicos, optando por la acomodacin entre los ideales y las realidades sociales y polticas (sensibilidad a las circunstancias de tiempo y lugar).

    Fue as como se abri una amplia puerta a la interpretacin de los principios: entre los doctrinarios cupo una gama variada de actitudes polticas. Prcticamente todos los liberales espaoles fueron doctrinarios, en tanto que "practicantes del pragmatismo en poltica, divergiendo entre s en funcin del grado de fidelidad a los principios o de sometimiento de stos a las circunstancias. En la rbita doctrinaria hubo diversas opiniones acerca de cules eran los aspectos fundamentales del pasado a preservar o del presente a tener en cuenta para el logro de la estabilidad; cules eran las conveniencias del momento, cules las tensiones fundamentales o irrelevantes y la medida en que haba que asumir los cambios.

    Mientras la propensin hacia posiciones polticas de centro fue el lado positivo del doctrinarismo, el pragmatismo, cuando fue utilizado con exageracin (culminando en un uso arbitrario del poder), fue su flanco sombro. La herencia doctrinaria no constituy en s misma un legado negativo, dependiendo su carc-ter de la particular conjugacin de sus componentes. Una de sus conformaciones fue el moderantismo, que no agot el panorama del conservadurismo liberal espaol, ni le confiri su personalidad distintiva. En el Partido Moderado hubo tres tendencias (auto-ritaria, central o moderada y puritana) que constituyeron otras tantas formas de conservadurismo. El pensamiento conservador liberal fue plural en manifestaciones

    " Robinson, "Political conservatism...", pgs. 564-565; JIMNEZ LEN, Emiliano: "La Comuna y la refundacin del conservadurismo espaol durante el Sexenio revolucionario", en Col.Toqui internacional Revoluci i sociaTis-'"e. Volum II. Comunicacions, BarceTona, 1989, pg. 115.

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  • Fue entre 1834 y 1845 cuando en el partido hubo un mayor grado de cohesin en torno al objetivo de implantar un sistema acorde con la teora doctrinaria. Fue tambin entonces cuando en el proceder del Partido Moderado ms se hizo notar la existencia de un sector que alentaba el acuerdo con las dems fuerzas liberales, Pero la cultura del consenso tuvo un alcance limitado dentro del partido. Ya a finales de los aos treinta, al hilo del crculo vicioso generado por las sublevaciones popu-lares y las demandas de rplica contundente, comenz-a imponerse en las filas moderadas un sector partidario de la congelacin del proceso de apertura que rechaz la transacin con la izquierda liberal. El moderantismo, bajo la direccin ejercida por la corriente central del partido, comenz a dejar de propen-der hacia posiciones de equilibrio. Las diferencias entre los diversos grupos moderados comenzaron entonces a marcarse, siendo olvidadas momentneamente con motivo de la comn oposicin a Espartero. La precaria unidad se mantuvo con dificultades desde 1843 y, tras la formacin del primer gobierno Narvez (1845), desapareci: el puritano Andrs Borrego vio entonces al Partido Moderado empeado en la reaccin.

    A lo largo de este proceso, en el moderantismo se fueron diferenciando dos actitudes: mientras, ante las presiones radicales y los desafos revolucionarios, unos procedieron a condenar ciertos aspectos y resultados de la revolucin liberal, proponiendo un repliegue de contenido tradicionalista f autoritario, otros optaron por neutralizar al radicalismo mediante la aceptacin de algunas de las ideas renovadoras del liberalismo ms avanzado y su incorporacin al orden institucio-nal. En el Partido Moderado, controlado por la tendencia central, predomin el revisionismo autoritario.

    Puede decirse que, no obstante las divergencias y disputas entre la derecha y el centro del Partido Moderado, ambas conf lu-

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  • yeron en un aspecto fundamental. El moderantismo gobernante, al ejercer un pragmatismo sectario, hizo del centrismo doctrinario una poltica cerrada y excluyente (una forma de autoritarismo), rechazando el dilogo con las dems fuerzas polticas y, en definitiva, dejando sin contenido real la idea de arbitraje. El autntico espritu del doctrinarismo consista, con el fin de garantizar la estabilidad de la monarqua constitucional, en establecer una ecuacin entre los principios de orden y de libertad: es decir, hacer descansar el proceso poltico en formas duales y eclcticas que buscasen el equilibrio.

    El eclecticismo y la dualidad (que deban sustentarse en la transaccin) fueron aspectos esenciales del liberalismo doc-trinario. El centrismo inflexible del Partido Moderado dinamit ese delicado equilibrio. Al marginar al progresismo, la corriente central (tambin denominada moderada o doctrinaria) acab haciendo, en gran medida, la poltica que vena proponien-do el ala derecha del partido Tngase en cuenta que, descartada la conciliacin, al moderantismo le quedaron como signos distintivos el fortalecimiento del poder ejecutivo y la restriccin de la participacin, lo que supona una congelacin, cuando no un retroceso, del proceso liberal.

    As pues, el Partido Moderado, caracterizado por un ejerci-cio monopolstico del poder, realiz en gran medida los princi-pios de la familia monrquica autoritaria. De sus varios objeti-vos polticos, slo ultim la reconciliacin con el catolicismo. Se distingui por inclinarse manifiestamente por el principio de orden en detrimento de la libertad, por una poltica de mano dura y por ignorar la legalidad a conveniencia, acompaando esa forma de gobernar con un repliegue ideolgico ultraconservador.

    Vanse bastante bien resumidas las propuestas de Jaime Balmes, Donoso Corts y Bravo Murillo en: Gonzlez Calleja, "La defensa armada...", Pgs. 64-67.

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  • La corriente central del partido hizo una singular lectura del doctrinarismo? tan singular gue, al suponer un abandono del eclecticismo, constituy un falseamiento del genuino espritu doctrinario y, en gran medida, se situ, como otras corrientes conservadoras europeas, al servicio de las fuerzas inmovilistas, en abierta contraposicin con el liberalismo (un planteamiento maniqueo o dicotmico de la dinmica orden/revolucin, del que fue exponente Donoso Corts, frente a las posiciones eclcticas o de sntesis) Dio al moderantismo espaol - (que acab constituyendo una variante reaccionaria de conservadurismo) su carcter distintivo, pero no al liberalismo conservador en su conjunto: como ha sealado Juan Ignacio Marcuello, la frmula moderada predomin, pero no obtuvo la unanimidad del liberalismo conservador

    Las divergencias existentes entre las tendencias moderadas llevaron a stas, despus de 1845, a actuar en poltica de forma independiente. Lo que ms contribuy a dar entidad a la corriente puritana (la izquierda moderada) fue la voluntad de marcar distancias con respecto a la forma de gobernar del Partido Moderado: su misma existencia y difusin llev a enfati-zar las limitaciones del moderantismo, contribuyendo activamente a su hostigamiento y apartamiento del poder. Los puritanos (as llamados por ser contrarios al extremo arbitrismo de los modera-dos) rechazaron la congelacin del discurso liberal-conservador, abogando por una contraposicin con el Partido Progresista basa-da en la legalidad y la alternancia. Esta interpretacin del doctrinarismo fue concebida como va nica para la consolidacin en Espaa del sistema liberal.

    Entre el puritanismo y el moderantismo tambin hubo

    " VON BEYME, Klaus: "El conservadurismo", en Revista de Estudios Polticos, 43 (1985), pgs. 19-22.

    20 Marcuello, "Sistema constitucional...", pg. 243-262.

    250

  • disparidades doctrinales. Los puritanos fueron doctrinarios ms como liberales partidarios de un estilo poltico (el eclecticis-mo y la acomodacin de los principios generales a las circuns-tancias), que como seguidores fieles de una escuela de pensa-miento conservador con la que coincidieron slo parcialmente. Los puritanos fueron bastante ms liberales que los moderados: se mostraron menos complacientes con el catolicismo; defendieron posturas ms civiles frente al pretorianismo y un menor intervencionismo de la corona; impulsaron el avance de los derechos individuales y polticos (la libertad de imprenta)... Por otra parte, coincidieron con los progresistas en reprochar al Partido Moderado la realizacin de una desproporcionada pol-tica de orden y en denunciar el inmovilismo ministerial, frente al que propusieron diversas reformas.

    Este aspecto es especialmente relevante como indicador del alcance de las diferencias entre las dos grandes tendencias moderadas. La fraccin central se convirti en un dogmatismo atrofiado (como sucedi al orleanismo francs) y se mostr como un conservadurismo inmovilista que se hizo regresivo a fuerza de ser esttico: obsesionado por el orden, se dedic a conservar la situacin siguiendo una poltica de sntesis ajena al ideal de transaccin poltica con los partidos progresistas, as como un excesivo pragmatismo que le hizo rehn de los intereses menos atrados por cambiar las cosas.

    Los puritanos, en cambio, constituyeron una opcin conser-vadora transaccional. En suma, liberal y cautelosa y moderada-mente reformista z' : propusieron una revisin en sentido liberal del sistema moderado (su nocin del equilibrio entre

    " "En reaccin frente a este estado de cosas (la gobernacin arbitraria y extraconstitucional del Partido Moderado), apareci a finales de los aos cuarenta el fenmeno del conservadurismo reformista... Los reformistas fueron denominados puritanos... Nunca fueron ms que una minora pequea y tuvieron poca influencia sobre el conjunto de sus colegas...". En: Payne, "Spanish conservatism...", pg. 773 (traducido por el autor).

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  • soberana tradicional y nacional estaba ms inclinada en favor de las Cortes) y se mostraron a favor de una transformacin gradual, viendo la Constitucin de 1845 como punto de partida para la profundizacin del liberalismo. Mientras en los moderados la sntesis entre pasado y progreso estuvo al servicio de la paralizacin de los cambios (la incorporacin de valores tradicionales fue un lastre para la dinamizacin del rgimen), en los puritanos fue una frmula para el cambio progresivo. Como seal el puritano Pastor Daz, la obr^ de los conservadores n o es ya destruir la obra de la revolucin, sino mejorarla y desenvolverla.

    El puritanismo, donde inici su vida poltica Cnovas, constituy la ms fiel variante espaola de la corriente doctri-naria, caracterizada por representar la incorporacin del conservadurismo al liberalismo. Propugn un acomodo entre los principios moderados y progresistas, haciendo una interpretacin del conservadurismo prxima al modelo ingls No discrep de la alternativa moderada en cuanto a las pautas sociales (tambin hubo gran coincidencia en la teora general), sino en cuanto a la forma (liberal) de interpretar el espritu doctrinario.

    Esta corriente puso menos nfasis en la cuestin del orden

    " Aun habiendo sido el doctrinarismo francs la corriente ms influyente en el conservadurismo liberal decimonnico espaol, tambin el conservadurismo britnico de Burke y Peel (quien desarroll el pensamiento liberal dentro del grupo "tory" y fue maestro de Gladstone) fue una de sus fuentes de alimentacin: algunos de los liberales conservadores espaoles, como Borrego y Alcal Galiano, se exiliaron en Inglaterra durante la dcada ominosa y adoptaron el realismo y el pragmatismo britnicos como frmula a seguir. Por otra parte, Burke y el consevadurismo "whig" britnico fueron para Cnovas el principal patrn de comportamiento poltico. Cnovas, lector, profundo conocedor y admirador de la obra y las ideas del autor de las Reflexiones sobre la Revolucin en Francia, tambin se sinti atrado por las propuestas de Disraeli. Esta doble influencia se entiende mejor si se tiene en cuenta el considerable grado de identidad que, como Jean Touchard y Klaus von Beyme han sealado, hubo entre las doctrinas liberal conservadoras inglesas y francesas: para el segundo de ellos, los doctrina-rios franceses fueron poderosamente influidos por Burke. Vase: TOUCHARD, Jean: Historia de las ideas polticas. II, Barcelona, 1990, pgs. 157-163; Von Beyme, "El conservadurismo", pgs. 13, 19. 22-23.

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  • (que no obstante sigui siendo considerable) y ms en la de integracin (para los puritanos la estabilidad de la monarqua constitucional exiga un marco de convivencia poltica). El puritanismo fue en Espaa la corriente que impuls la evolucin del conservadurismo liberal, aproximndolo al liberalismo progresista. Es decir, hacindolo gravitar ms hacia la izquierda que hacia el extremo derecho del espectro poltico. Mostr una actitud aperturista y fue distancindose del Partido Moderado, cada vez ms inclinado a posturas reaccionarias^

    El doctrinarismo puritano, si bien parti del supuesto moderado de que la fase revolucionaria haba concluido y compar-ti con el moderantismo la concepcin de la defensa del orden social, consider que la estabilidad no pasaba tanto por reforzar el principio de orden, como por conferir al sistema una mayor capacidad integradora y por actualizar paulatinamente el legado liberal. Para un puritano, el conservadurismo bien enten-dido consista en dotar al rgimen de canales para su adecuacin al discurrir de los tiempos.

    La transaccin poltica fue su sea de identidad: una tran-saccin que, al destinarse a sacar al progresismo de su retrai-miento, supuso plantear concesiones al liberalismo avanzado, consistentes en reformas puntuales del sistema de 1845. Los puritanos criticaron la poltica moderada y, cuando tuvieron ocasin de gobernar (gobierno Pacheco de 1846), revisaron la obra del Partido Moderado, que les declar la guerra. Surgieron incompatibilidades insuperables: la formalizacin de la ruptura puritana se llev a efecto en 1852, ao en que un manifiesto del grupo calific el proyecto de reforma del moderado Bravo Murillo (exponente del giro autoritario) como l a abolicin del rgimen constitucional

    Los puritanos fueron los principales animadores de la

    Tomado de: Marcuello, "Sistema constitucional...", pgs. 272-273.

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  • oposicin a los ltimos gobiernos de la dcada moderada. Cuando el Partido Moderado se estaba planteando seriamente, dentro de una etapa marcada por la obsesin antirrevolucionaria, modificar el orden constitucional recortando algunos avances liberales, ellos, por el contrario, se sumaron a la revolucin de 1854 (Cnovas tedact el Manifiesto de Manzanares) y promovieron una estrategia de convergencia liberal, proponiendo la transforma-cin del movimiento reformador en una organizacin estable que asumiera la defensa del nuevo orden poltico.

    As comenzaron a sentarse los cimientos de la Unin Libe-ral, que fue configurndose en torno a un grupo formado por puritanos, progresistas y moderados constitucionales. La Unin Liberal abog por un rgimen ms avanzado que el de 1845 sin alcanzar la frontera progresista. Tras apoyar la revolucin, se apart del nuevo rgimen debido a que la agitacin pareca incontenible y a que la situacin acab siendo hegemonizada por los progresistas, que trataron de convertir el bienio en monopo-lio de un solo partido. De esta experiencia deriv Cnovas el rechazo al rupturismo constitucional, procedimiento que no pareca alentar sino la revuelta permanente.

    La Unin Liberal (en cuya articulacin Cnovas jug un papel destacado) trat de ser un gran partido liberal-conserva-dor: profundamente liberal, pero sensible a las tradiciones y al riesgo de desorden revolucionario. La Unin fue concebida para erigir un nuevo rgimen, monrquico pero sin camarillas? respetuoso con las leyes fundamentales, si bien inclinado a mejorarlas; contrario a la democratizacin del proceso poltico, pero dispuesto a la apertura y a afianzar los avances alcanza-dos. Se trat de una alianza de fuerzas liberales y conservado-ras de talante conciliador; un conservadurismo que pugn por restablecer las prcticas liberales para poner trmino a las luchas que impedan la estabilidad poltica y la prosperidad del

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  • pas: al evitar la decepcin de la opinin liberal se haca desaparecer el riesgo de revolucin.

    La Unin fue una organizacin de centro dispuesta a integrar los avances de la modernidad por medio de un cambio progresivo. En suma, una opcin reformista: se trataba de avanzar sin destruir; de procurar un progreso lento, pero firme; de abrir vas al liberalismo avanzado para no dejar a la monar-qua constitucional expuesta a peligros revolucionarios. Dentro de la Unin hubo una tendencia progresista y otra conservadora. Formada sta por antiguos puritanos, se caracteriz por tomar de todas las tendencias los aspectos aprovechables para formar un cuerpo de ideas adaptado a los tiempos *.

    La Unin Liberal apenas consigui gobernar de verdad, pero ello no debe obstar para percibir que respondi a un credo pol-tico coherente. El gobierno largo de O'Donnell (1858-1863), en el que Cnovas ocup varios cargos, fue una experiencia de conservadurismo reformista y un anticipo del sistema de la Res-tauracin. A diferencia de los gabinetes moderados, no irrit la sensibilidad liberal. Tambin contribuy a dar al pas una fase de expansin econmica sin precedentes.

    Sin embargo, el unionismo no alcanz sus objetivos. En parte, se debi a las deficiencias como fuerza poltica de la Unin Liberal. Pero, sobre todo, obedeci a la actitud de bloqueo de la coalicin formada por los moderados, los neocat-licos y la reina que, partidaria de la resistencia, se neg a

    " Los unionistas trataron de salvar lo esencial del frente liberal de 1856, evitando caer en la venganza que auspiciaban los medios ms conserva-dores. De ah su rechazo a una vuelta a la Constitucin de 1845. Sin embargo, la experiencia del Bienio les llev a no apoyar una reforma constitucional total. La solucin consisti en modificarla en 1856 en sentido liberal en algunos de sus aspectos (funcin del poder real, prerrogativas parlamentarias, libertades), emitiendo un Acta Adicional que instituy un senado electivo y el jurado para los delitos de prensa. En cualquier caso, lo que caracteriz desde entonces al conservadurismo liberal de origen puritano fue la voluntad de mejorar el sistema existente sin abrir para ello un periodo constituyente.

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  • apoyar las iniciativas conciliatorias y reformistas de O'Donnell para atraer al progresismo y consolidar el sistema. Dentro de un contexto de contraccin poltica creciente, los unionistas se alejaron del poder al verse impelidos a someterse a las pre-siones cortesanas o a gobernar de forma autoritaria y represiva por fidelidad a la monarqua. La propia Unin, tambin objeto de represin por los moderados, fue "animada" a rebelarse.

    En definitiva, mientras el doctrinarismo moderado fue mos-trndose como un conservadurismo inmovilista cada vez^ menos liberal y ms intransigente, el puritano, evolucionando en sentido opuesto a partir del comn punto de partida, constituy un liberalismo conservador cada vez ms liberal, con tendencia a la apertura. A lo largo del reinado de Isabel II, tuvo lugar un proceso de creciente diferenciacin interna dentro del conservadurismo liberal entre la derecha y la izquierda doctrinarias. El Partido Moderado, cada vez autoritario y tradicionalista en su afn por mantener intacto el sistema isabelino, acab perdiendo la significacin que le distingui a su advenimiento. Se caracteriz por "su tendencia e instinto reaccionarios", consiguiendo poner en contra suya a "los libera-les de todos los matices" (incluidos los puritanos).

    Frente a la orientacin doctrinaria restrictiva, la izquierda moderada se signific por mantener vivo el espritu doctrinario como "escuela liberal reformadora". Estimando que la monarqua isabelina, al conculcar las libertades escritas en la Constitucin, haba roto el pacto constitucional, en torno a 1868 asumi una condicin distintiva de conservadurismo constitucional. Un conservadurismo sinceramente liberal: su rasgo definitorio fue considerar que haba que defender los intereses permanentes de la sociedad sin declarar la guerra a ningn partido, sino, antes bien, dando a todos armas iguales para sostener una noble, franca y provechosa contienda de

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  • principios y de intereses. Se trataba de dar una significacin constitucional a la monarqua: una necesidad para compatibilizar orden y libertad sin que aqulla degenerase en tirana

    A la altura de 1868, el puritanismo apenas haba logrado dejar su impronta en el rgimen liberal espaol. La Unin Liberal constituy una fuerza un tanto inconsistente, siendo su espritu el legado ms valioso: mostrarse abierta al contacto con moderados y progresistas y estimar que la contraposicin de ideas y la apertura eran la frmula para asentar el sistema liberal. El doctrinarismo puritano, frente al carcter esttico y reactivo del moderantismo, constituy un conservadurismo en movimiento. No consider funcin suya impulsar grandes reformas, pero tampoco se signific por la resistencia a la historia, aceptando los cambios consumados. Ms que mirar hacia el pasado, tuvo una actitud adaptativa, considerando que su tarea era procurar una transicin pausada hacia las cosas nuevas. Todo parece indicar que el puritanismo estuvo dotado de las "cuali-dades transformacionales" que, segn Brian Girvin, caracterizan a las ideologas emergidas de la modernidad

    Estas cualidades se materializaron en el anhelo de instaurar un marco institucional integrador y flexible y en reformar selectiva y moderadamente Un planteamiento que conect con el espritu del ilustrado Jovellanos, para quien la

    " BORREGO, Andrs: Misin y deberes de Tas cTases conservadoras bajo la monarqua democrtica, Madrid, 1873, pgs. V-XII.

    26 COMELLAS, Jos Luis: Cnovas, Madrid, 1965, pgs. 160-155. El

    comentario de Cnovas ha sido tomado de: ESPADAS BURGOS, Manuel: ATfonso ^III y los orgenes de Ta Restauracin, Madrid, 1990, pgs. 367-368; GIRVIN, Birlan: The Rigth in the Twentieth Century. Conservatism and Democracy, Londres y Nueva York, 1994, pgs. 19-20.

    " El tipo de reformismo que Cnovas exhibi como Ministro de Ultramar ante el problema colonial, materializado en el R.D. de 25 de noviembre de 1865. Vase: GARCA OCHOA, Mara Asuncin: "Espaa en el rea antillana", en 3 era isabeTina y eT sexenio democrtico (1834-1874). Historia de Espaa fundada por Menndez PidaT. Tomo XXXIV, Madrid, 1981, pgs. 923-924.

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  • "constitucin histrica" (smbolo del respeto a la tradicin) era el punto de partida de unas reformas orientadas a asegurar la libertad de los ciudadanos y fomentar el desarrollo de la riqueza. Se trataba de atacar los males que afectaban al pas evitando los desrdenes y la ruptura radical con la tradicin.

    Jovellanos, partidario del modelo britnico de reformas graduales (en el que el pragmatismo fue una respuesta a la necesidad de integrar las exigencias del cambio moderno) fue el primer formulador de un ronservadurisiiio transformacional que, proseguido por el doctrinarismo puritano, encontr continuidad en el Partido Conservador de la Restauracin; uno de cuyos ministros proclam ya entrado el siglo XK;

    "No es posible dormir, sestear en el recuerdo de que haba unas leyes que podan servir para otros tiempos y otras circuns-tancias. .. Es necesario abordar los problemas en todos los sentidos jurdicos que estn a nuestro alcance"

    Un conservadurismo, por tanto, de carcter liberal con una potencialidad reformista que consista no en la reforma constitucional una vez establecida una constitucin liberal aceptada por las fuerzas progresistas y respetuosa con la constitucin histrica del pas, sino en una tarea de reforma legislativa que permitiese ir mejorarando el sistema salido de la revolucin

    FRAGA IRIBARNE, Manuel: El pensamiento conservador espaol, Barcelona, 1981, pg. 35; SOUBBOTNIK, Michael A.: "El Reino Unido, conservatorio del liberalismo", en ORY, Pascal (dir.), Nueva historia de las ideas polticas, Madrid, 1992, pgs. 124-125.

    " La cita es de Vicente Pinis, quien as se manifest en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislacin, con motivo de la Sesin necrolgi-ca en honor del ex-presidente y acadmico de mrito Excmo. Sr. D. Eduardo Dato Iradier, Madrid, 1921, pg. 33.

    Lpez Alonso, "El pensamiento conservador...", pgs. 281-282.

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  • III.2 Antonio Cnovas y la revolucin de 1868: la cristalizacin rigl conservadurismo canovista. El conservadurismo canovista, de raz puritana, adquiri una personalidad diferenciada durante el Sexenio democrtico (1868-1874), cuando Antonio Cnovas del Castillo, en su oposicin al nuevo rgimen, dio forma a una iniciativa poltica propia. En virtud del papel desempeado estos aos. Cnovas (y, por exten-sin, el Partido Conservador) ha sido a menudo definido como el promotor de una reaccin que tuvo por fundamento al- "viejo* con-servadurismo" , intransigente y tradicional. Como un poltico que, imprimiendo una orientacin fuertemente defensiva a su accin, acometi la destruccin del sistema de la "Gloriosa" para detener el proceso de transformacin iniciado y consum los objetivos de "los mismos que fueron desalojados del poder en 1868... (y) que desde el principio se han opuesto a la Glorio-sa... Los vencidos de 1868 son los conspiradores y los vencedo-res de 1874"

    stas apreciaciones resultan de hbitos cuyos perjuicios al anlisis histrico ya han sido indicados en el captulo ante-rior. Entre otros, destacar selectivamente aquellos aspectos del pensamiento y la poltica conservadora (los rasgos de autorita-rismo y religiosidad) que contribuyen a sostener la idea de la existencia de un "sonderweg" espaol cuyo punto terminal y culminacin necesaria fue la dictadura franquista (es decir, el derechismo autoritario) en el siglo XX (al rechazarse la posibi-lidad de una trayectoria alternativa, se fortalece la identifi-cacin tpica del conservadurismo con el inmovilismo y la reac-

    JOVER ZAMORA, Jos Mara: Realidad y mito de la Primera Repblica, Madrid, 1991, pg. 74; TUN DE LARA, Manuel: La Espaa del siglo XIX, 2, Madrid, 1982, pgs. 27-28, 36-37; Ylln, Cnovas del Castillo,.., pgs. 10-13; BAHAMONDE, A. y MARTNEZ, J. A.: Historia de Espaa. Siglo XIX, Madrid, 1994, pg. 575; Piqueras, La revolucin democrtica..., pgs. 22-26.

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  • cin) estimar que existe una correspondencia directa entre conservadurismo social y poltico (las transformaciones polticas e ideolgicas impulsadas por Cnovas en el mbito conservador han sido minusvaloradas o despreciadas en virtud de la continuidad social que hubo entre la sociedad isabelina y la restauracionista) o considerar superfluas las diferencias entre las diversas formas de conservadurismo, esencialmente uni-das por la actitud reactiva inmutable en que consisti la defensa del orden.social burgus que respondi bsicamente a la concepcin moderada

    As, se ha sealado que las tendencias que procuraron la renovacin del moderantismo (puritanismo, Unin Liberal, canovismo), fueron iniciativas que hicieron el juego a la dere-cha extrema; que moderados y canovistas constituyeron una sola fuerza durante el Sexenio (los "partidarios de la dinasta derribada"); y que los afectos a los Borbones estuvieron muy prximos al carlismo (al absolutismo) al abogar por una restauracin monrquica inevitablemente legitimista. Investiga-dores de diversas tendencias, pero que tienen en comn ver ante todo en la Restauracin la defensa de la monarqua hereditaria y del orden social, el combate al sufragio universal y la recuperacin del catolicismo, han coincidido en alinear al Cnovas restaurador en una corriente ultraconservadora involu-cionista cuyos principales paradigmas ideolgicos fueron Donoso

    En este sentido, es llamativo el paralelismo existente entre las historiografas nacionales espaola y alemana acerca del conservadurismo. Vase: JONES, Larry Eugene y RETALLACK, James: "Germn Conservatism Reconsidered: Od Problems and New Directions", en Between Reform, Reaction and Resistance. Studies in the History of Germn Conservatism from 1789 to 1945, pgs. 1-3. Siguiendo las sugerencias de Jones y Retallack, puede afirmarse la necesidad de hacer ciertas reconsideraciones, siguiendo nuevas direcciones, acerca del conservadurismo, cuyo potencial liberal y reformista debe ser recuperado.

    33

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    Tesis sostenida por Piqueras en La revolucin democrtica...

    Gonzlez Calleja, "La defensa armada...", pgs. 67-71.

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  • corts y Menndez Pelayo y cuyas concepciones pueden situarse en una lnea que entronca con la dictadura de Franco. No son pocos quienes le consideran un poltico falsamente liberal, defensor de las posturas reaccionarias propias de las lites tradicionales (su pensamiento conservador "vertebr de manera hegemnica la dominacin social e ideolgica de la clase dominante espaola"), estimando que lo caracterstico de su conservadurismo fue la defensa de la tradicin y la apelacin a sus valores (al tradicionalismo) como muro aate la; democracia y la revolucin. El canovismo fue, por tanto, expresin de una teora conservadora petrificada

    La imagen atribuida al Partido Conservador de la Restaura-cin ha derivado en gran medida de la valoracin de la trayecto-ria poltica de Cnovas entre 1868 y 1874. En esa asociacin ha subyacido de forma latente un principio metodolgico acertado (considerar la existencia de una relacin entre los preparativos de la Restauracin y el carcter del partido fundado por Cno-vas), que ha sido asumido expresamente en esta investigacin, donde se considera que la naturaleza y el temperamento del Partido Conservador (es decir, los rasgos esenciales de esta fuerza poltica) fueron en gran medida forjados a lo largo del Sexenio democrtico al hilo de las iniciativas de Cnovas para culminar su proyecto de restauracin. Motivo por el cual es oportuno analizar con cierto detenimiento estos aos cruciales.

    En las pginas que vienen a continuacin se discrepa de la interpretacin que valora en trminos reaccionarios la obra canovista. Cnovas, poltico de una ideologa marcadamente

    CALVO SERER, Rafael: Teora de la Restauraciny Madrid, 1954, pg. 113; ELORZA, Antonio y LPEZ ALONSO, Carmen: Arcasmo y Modernidad. Pensamiento poltico en Espaa, siglos XIX-XX, Madrid, 1989, pgs. 96-99; YJln, Cnovas del Castillo..., pgs. 8-10, 67, 92, 201-206; Burdiel, lites e ideologa...", pgs. 1, 13-15; Antn Melln, "Cnovas del Castillo...", pgs. 325-326; Gonzlez Calleja, "La defensa armada...", pgs. "2-63.

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  • conservadora, acab encabezando el movimiento que puso punto final a la experiencia del Sexenio, que desde los primeros mo-mentos fue objeto de rechazo por muchos conservadores, muchos de ellos prximos a las concepciones polticas del Partido Mode-rado. La crtica desde posiciones conservadoras se extendi con el tiempo al ser asociado el nuevo orden poltico con un estado de caos y casi toda ella acab sumndose al alfonsismo, dirigido por un Cnovas que, en algunos aspectos (la defensa de una monarqua fuerte y legtima-,, la apelacin al principio de orden-social frente al peligro revolucionario), exhibi criterios coincidentes con, o prximos a, los de los conservadores ms recalcitrantes.

    Sin embargo, el movimiento triunfante en 1875 no constituy la culminacin del conservadurismo intransigente antirrevolucio-nario alentado por carlistas y moderados (entre los que hubo considerables concomitancias). Hay que tener en cuenta que la oposicin al rgimen democrtico fue todo menos lineal, homog-nea o unvoca: poner fin al sistema septembrino signific cosas muy distintas para tradicionalistas, moderados y canovistas. La reflexin que llev a Cnovas a idear la frmula de la Restaura-cin de 1875 tuvo como referente la historia poltica de la etapa isabelina, basndose en la comprobacin de los nefastos resultados que la actitud autoritaria del Partido Moderado tuvo para la monarqua liberal (el rechazo del aperturismo aboc al rgimen a la desestabilizacin y a su defenestracin a manos de una revolucin fomentada por la intransigencia). La obra de Cnovas en estos aos constituy una refundacin del liberalismo conservador erigida sobre la ruptura con la poltica caracters-tica del moderantismo, suponiendo un impulso sin precedentes de la conciliacin entre conservadurismo y progresismo liberal 36

    Marcuello, "Sistemas constitucionales...", pgs. 264-267; Von Beyme, "El conservadurismo", pgs. 22-23.

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  • si cnovas enarbol durante los aos del Sexenio alguna vieja bandera, fue la de la Unin Liberal, expresin de la corriente conservadora aperturista e ilustrada, partidaria del reconoci-miento de las libertades. Cnovas cerr la experiencia del Sexenio inclinndose a la convergencia con los revolucionarios de 1868 en torno a unos planteamientos liberal-constitucionales.

    El canovismo, aunque luch por el retorno de la dinasta borbnica y se dirig a los mismos grupos que constituyeron el correlato social del Partido Moderado propugnando en trminos similares a ste la defensa social, no orient su actuacin en un sentido puramente restauracionista, como se percibe en la forma que tuvo de posicionarse frente a la revolucin de 1868 y al nuevo rgimen: su intento por refrenar la revolucin (forma caracterstica del conservadurismo moderno de oponerse a ella) no es indicativo de un proceder antirrevolucionario. No toda accin restauradora es reaccionaria ni toda accin contraria a la revolucin constituye una afirmacin antirrevolucionaria: ser "contrario a" la revolucin no significa necesariamente ser "lo contrario de" la revolucin. Cuando lo que se opone al proceso revolucionario es el restablecimiento de un orden anteriormente existente con tendencia al estancamiento (tal fue la propuesta de los moderados histricos), el historiador se encuenta ante una restauracin reaccionaria: ante una contrarrevolucin. En cambio, cuando lo que se afirma como alternativa no es "un mero anti esttico", sino otra forma de proceso constructivo basado en la conciliacin, no nos encontramos ante una reaccin .

    Cnovas, vinculado desde su entrada en la poltica a la revisin liberal del moderantismo (al grupo puritano de Pacheco), se opuso al rgimen democrtico defendiendo, en trminos doctrinarios, la preminencia sociopoltica de las clases conservadoras. Evit romper con la Espaa anterior (trat

    Calvo Serer, Teora de..., pgs. 32-37.

    263

  • de facilitar su incorporacin a la nueva situacin), pero no auspici un regreso al sistema isabelino? es decir, una contra-rrevolucin. Cnovas abog por la preservacin de la tradicin histrica nacional y la defensa de los intereses conservadores. Pero, no obstante no renunciar al pasado, lo trascendi, atento a las condiciones de su poca y de su pas: el malagueo explot la debilidad del liberalismo progresista sin violentar la nueva situacin legal. Una actitud poltica acompaada del desarrollo de una teora conservadora muy cuidadosa en no cuestionar los-principios bsicos del pensamiento liberal, respetuosa del pluralismo poltico y firme en la aceptacin y defensa de los mecanismos constitucionales

    La opcin canovista fue conservadora. Sin embargo, an no constituyendo el conservadurismo ms avanzado del momento, no fue retrgrada, proponiendo como solucin a la situacin poltica nacional una frmula eclctica entre moderantismo y democracia liberal que, manteniendo un nmero considerable de elementos del rgimen revolucionario, constitua una revisin en trminos liberales y progresistas del rgimen moderado.

    El canovismo no estuvo fundamentalmente moldeado principios de ndole tradicional. Ciertamente, el pensamiento de Cnovas tuvo, junto a otros, un componente tradicionalista, patente en sus nociones de monarqua y religin. La religin fue para l un aglutinante social bsico, fuente principal de la moral indi-vidual y colectiva y pieza fundamental del orden. Se trat de

    OHet Pala, El conflicto social.,,, pg. 245; Jimnez Len, "La Comuna...", pg. 128. Puede encontrarse una excelente sntesis breve del pensamiento antirrevolucionarlo en el siglo XIX en: SANTOVEA SETIN, Antonio: Marcelino Menndez Pelayo. Revisin crtico-biogrfica de un pensador catlico, Santander, 1994, pgs. 15-25. Por su parte, el trabajo de Jos Mara Alsina El tradicionalismo,.muestra las sustanciales diferen-cias Ideolgicas entre el pensamiento tradicionalista (antirrevolucionarlo) y la filosofa que inspir al doctrinarismo moderado; sta recibi duras criticas por parte de la corriente neocatlica, que quiso transformar al Partido Moderado en la base de un partido catlico.

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  • un punto de referencia recurrente de su pensamiento. Adems, la concepcin canovista del catolicismo como baluarte social fue muy conservadora

    Con todo, su nocin religiosa, bsicamente funcional, estuvo lejos del trascendentalismo tradicionalista. Y, sobre todo, no tuvo el peso determinante que muchos le han atribuido. Con frecuencia, los pensadores y polticos liberales decimon-nicos incluyeron en su pensamiento ideas o vocablos propios del tradicionalismo. El engarce entre-liberalismo y tradicin-, pre-sentado muchas veces como una contradiccin en los trminos, no constituy necesariamente una combinacin que supusiese, por la presencia de elementos del pasado, la anulacin de los conteni-dos liberales o su remisin al terreno de lo meramente formal. Ms bien parece que se trat de un aspecto constitutivo de la singular Ilustracin hispana y del liberalismo espaol, que "no vacila en referirse a la tradicin y respeta la fidelidad reli-giosa" , sin que ello fuese obstculo para tratar de someter a la Iqlesia a los presupuestos del orden liberal *. Segn Pedro Carlos Gonzlez Cuevas,

    ' Muy prxima a la de Jaime Balmes. Vase: Lpez Alonso, "El pensamiento conservador...", pgs. 298, 309; Burdiel, "lites e Ideolo-ga...", pg. 13.

    VILAR, Fierre: Historia de Espaa, Barcelona, 1981, pg. 84; Palacio Attard, la Espaa de..., pg. 495. Segn Jean Touchard, liberales y tradicionalistas compartieron muchas ideas y principios, diferencindose por la forma de evocarlos o por el contenido atribuido a los mismos. As, todos alentaron el asociacionismo civil, invocaron a la moral como fundamento de la poltica, apelaron a las lites y se obsesionaron con la idea del orden, cuya existencia asociaron en gran medida a la religin. Es muy revelador, por ejemplo, que los proyectos de los republicanos espaoles que se auparon al poder en 1873, estuviesen fundamentados "en una concepcin de Espaa que bien podemos calificar de tradicional" si se tiene en cuenta su intento aescentralizador basado en las regiones histricas. Vase: Touchard, Historia de Tas ideas..., pgs. 185-189; JOVER ZAMORA, Jos Mara: Federalismo en Espaa: cara y cruz de una experiencia histrica", en GORTZAR, G. (ed.). Nacin y Estado en Ta Espaa TiberaT, Madrid, 1994, pg. 165.

    265

  • "el liberalismo espaol se ha caracterizado histricamente por su acentuada tendencia al eclecticismo, al arraonicismo. La Ideologa y el sistema poltico de lo que podemos llamar modernismo, cuyo mximo expositor sera Cnovas del Castillo, consistira en un intento de sntesis entre ambas corrientes Ideolgicas, liberalismo y tradicionalismo"

    Como ha sealado Carlos Dard en un estudio sobre la idea

    de nacin en Cnovas, ste afirm la existencia de un ser nacio-

    nal por encima de los individuos y pens que su devenir estaba

    dirigido por la providencia divina. Pero no expuso una teora

    abstracta que diese fundamento a una visin esencialista, ni

    sostuvo un concepto de inmutabilidad. Al considerar las naciones

    producto de la historia, rechaz la idea de determinacin,

    dejando sitio para el azar y para las decisiones de los hombres.

    No obstante sus referencias al carcter providencial ltimo del

    proceso, hizo una justificacin materialista de las naciones?

    una interpretacin pragmtica, similar a la predominante e n Gran

    Bretaa (particip de la interpretacin "whig" de la historia)

    y en la lnea de la realpolitik y del positivismo de la poca

    y, al igual que el nacionalismo democrtico, consider a la

    nacin como instrumento de progreso. As pues, no fue un anti-

    ilustrado. Por el contrario, estuvo en perfecta sintona con una

    de las principales creaciones del siglo XVIII: la idea moderna de la nacin espaola (una unidad fruto de la historia)

    Cnovas, hombre de una profunda religiosidad, no incluy

    sin embargo a la religin catlica en la c o n s t i t u c i n

    Gonzlez Cuevas, "Perfil ideolgico...", pg. 110.

    * El conservadurismo acomodaticio y pragmtico de Cnovas es Indicativo de la Influencia del positivismo en su pensamiento. Una influencia destacada por: LPEZ ARANGUREN, Jos Luis: Moral j sociedad. La moral social en el siglo XIX, Madrid, 1966, pg. 164; NNEZ, Diego: La mentalidad positiva en Espaa, Madrid, 1975, pgs. 12, 23.

    OARD, Carlos: "Cnovas y el nacionalismo liberal espaol", en GORTZAR, Guillermo (ed.), Nacin y Estado en la Espaa liberal, Madrid, 1994, pgs. 211-226.

    266

  • interna de Espaa; as pues, no la consider como signo de la identidad bsica de la nacin. Aunque sus planteamientos polti-cos estuvieron influidos por la concepcin cristiana, no particip de la directa relacin entre lo divino y lo poltico establecida, por ejemplo, por Donoso Corts (idelogo del mode-rantismo), que consider extempornea. La Restauracin realiz en gran medida la teorizacin doctrinaria, pero "lo cierto es que en Cnovas no tiene cabida parte del tradicionalismo (el reaccionarismo) _que inspir a los idelogos moderados". As, excluy de la legitimidad monrquica la alusin al origen de la monarqua en la esfera de lo sobrenatural: no admiti la identi-ficacin inmediata entre institucin social y creencia religio-sa, luego la segunda no pudo dotar de inmutabilidad a la primera. Por tanto, como ha indicado Alberto Oliet, puede afimarse que

    "Cnovas encarna al nuevo conservadurismo, que atiende, por un lado, a la necesaria transformacin de las fundamentacio-nes monrquicas, que se desvinculan del viejo legitimismo no totalmente secularizado y que, por otro lado, comprende la necesidad de mantener Ta venerabilidad simblica en torno al monarca" **.

    El pensamiento poltico de Cnovas fue polidrico (hay un Cnovas tradicional, otro doctrinario, otro liberal), no siendo el tradicionalismo el elemento predominante. El compendio de todos los elementos constituy una sntesis en la que el catoli-cismo no fue el principio central articulador de los dems. La clave de la poltica canovista fue el eclecticismo, el respeto de los hechos, la tendencia a las soluciones de concordia. El eclecticismo (la tendencia a realizar sntesis y fusiones entre principios ideolgicos enfrentados) sita a Cnovas (como a

    Una actitud similar a la de "Stahl y otros pensadores de la poca, *iue a pesar de propugnar el monarquismo parlamentario, insisten en la necesidad de que perviva con rigor el sentimiento de reverencia o pietat". Vase: Oliet Pala, El conflicto social,.., pgs. 239-244.

    267

  • otros destacados gobernantes contemporneos de difcil cataloga-cin por haber integrado, a la hora de la accin poltica, ya desde la derecha, ya desde la izquierda, al lado opuesto del espectro poltico), con ms propiedad que en ninguna otra posi-cin poltica, en la derecha liberal. sta no fue infiel a los valores esenciales del conservadurismo (la preservacin del pasado, el placer de la continuidad, el culto a las races), pero se mostr abierta a los nuevos tiempos.

    Cnovas tuvo en Burke ("el primer pensador conservador en un sentido postrevolucionario o moderno", segn Von Beyme) * y Disraeli sus modelos, mostrndose partidario de la prctica poltica de lo factible y contrario al maximalismo. Fue un liberal conservador: un liberal que dio mucha importancia a la tradicin histrica o un conservador opuesto a la revolucin (cada vez ms) en trminos no reaccionarios As, si bien su nocin de la monarqua tuvo un notable cariz tradicional, fue un monrquico constitucional enamorado del sistema britnico. Y si bien enalteci los principios cristianos, no defendi la unanimidad de creencias ni la intolerancia religiosa: en pura ortodoxia liberal, estim que corresponda al Estado, no a la Iglesia, preservar el orden social

    Cnovas tampoco procedi a la reconstruccin del Partido

    Von Beyme, "El conservadurismo...", pg. 19.

    " GARCA ESCUDERO, Jos Maria: Vista a la derecha. Cnovas, Maura, Camb, Gil Robles, Lpez Rod, Fraga, Madrid, 1988, pgs. 31-36; Burdiel, "lites e ideologa...", pgs. 5-7; Dard, "Cnovas y el nacionalismo...", pg. 235. Vase la tesis que sostiene que la "ptica catlica" fue el principio vertebrador de la coherencia interna del pensamiento de Cnovas en: Antn Melln, "Cnovas del Castillo...", pgs. 319-321 e Ylln, Cnovas..., pg. 7.

    El marcado clasismo e individualismo del pensamiento canovista no fueron sino rasgos constitutivos del pensamiento liberal conservador, en el que el concepto de propiedad aparece como garante de la libertad individual. Su nocin de Estado tambin remite a las concepciones liberal conservadoras del momento. Vase: Burdiel, "lites e ideologa...", pgs. 1-7.

    268

  • Moderado, respecto al cual se cuid mucho de marcar distancias polticas, al mismo tiempo que se sirvi todo lo que pudo para sus fines de l, as como de la reina exiliada. Moderados y canovistas convergieron en la oposicin monrquica al rgimen. Pero se trat de una aproximacin estratgica, tarda y mal avenida: ambos buscaron el apoyo del otro para dar ms consis-tencia a la causa monrquica, disputndose simultneamente, y con dureza, la supremaca del dinastismo. Entre ellos hubo divergencias fundamentales. Los moderados encarnaron la vuelta a lo anterior (la reimplantacin del rgimen de 1845, de Isabel II y del exclusivismo de partido mediante un golpe militar), re-presentando como mnimo una reaccin y como mximo una contra-rrevolucin

    El canovismo, en cambio (propio del estilo doctrinario fue plantear una rplica no reaccionaria a la revolucin), no confundi el rechazo de la revolucin con la reaccin. Consti-tuy un doctrinarismo posibilista, caracterizado por el sincre-tismo integrador, el antidogmatismo y el relativismo, tendiendo a la bsqueda de la mayor capacidad de acomodacin posible. Cnovas eludi las frmulas radicales, inclinndose por la transaccin, por la concertacin entre el respeto a las cosas antiguas (la tradicin) y el espritu liberal de su poca (la modernidad)

    Consider que la revolucin, repudiable por sus procedi-mientos, comportaba algunas aspiraciones justas. La aceptacin del acontecimiento es un rasgo esencial de Cnovas. Aunque fue partidario de una libertad moderada y la democracia le llen de temor, estim contraproducente oponerse frreamente a los

    * VRELA ORTEGA, Jos: Los amigos polticos. Partidos, elecciones y ^^ciquismo en la Restauracin (1875-1900), Madrid, 1977, pgs. 25-26 y ss.

    VELASCO MURVIEDRO, Carlos: "Cnovas del Castillo y la articulacin Estado Nacional", en Cuadernos Econmicos de ICE, 6 (1978), pgs. 66-67.

    269

  • hechos, optando, en actitud aperturista, por la transaccin para evitar una calda en la anarqua, hl igual que Tocqueville, Cno-vas, al rendir homenaje al adversario y tratar de comprender lo que le disgustaba, fue "realmente un liberal"

    Hace ya muchos aos, C.A.M. Hennessy emiti un juicio bas-tante certero cuando, en una disertacin pronunciada en la Historical Association de Londres, manifest que el liberalismo de cnovas (un poltico con fundamentos intelectuales muy prxi-mos a los de los republicanos, pero-que a diferencia de ellos era pesimista acerca de la capacidad de autogobierno de los espaoles, creyendo que Espaa tena que ser educada en la idea de gobierno parlamentario) era sincero a pesar de los trminos (doctrinarios) de la aplicacin del mismo Como ha escrito Manuel Surez Cortina, a Cnovas,

    "... resulta muy difcil no percibirle como un poltico eminentemente liberal, de un liberalismo consecuente con su tiempo y unas sealadas races conservadoras, pero siempre dentro del campo liberal. La imagen de Cnovas como un liberal consecuente con sus principios y objetivos... es, con toda probabilidad, la que mejor refleja el alcance de sus ideas y accin poltica"

    Touchard, Historia de las ideas..., pgs. 174-178; Burdiel, "lites e ideologa...", pgs. 12-13. Emiliano Jimnez, en su anlisis del discurso de Cnovas acerca de la Comuna y del internacionalismo obrero de noviembre de 1871, ha sealado cmo el lder conservador y La poca se sirvieron explcitamente de los anlisis de Alexis Tocqueville sobre la democracia americana para argumentar en contra de las tendencias igualitaristas, mostrando as que la condena canovista de la revolucin no naca de considerar el fenmeno como consecuencia del desarrollo de los principios liberales: su actitud contrarrevolucionaria no constituy una descalifica-cin del liberalismo, sino su afirmacin. Vase: Jimnez Len, "La Comuna...", pgs. 130-131.

    " HENNESSY, C.A.M.: Modern Spain, Londres, 1955, pg. 10.

    Velasco Surez Cortina, "La Restauracin (1875-1900)...", pg. 8. Tambin

    .^.^^^^ Murviedro ("Cnovas del Castillo...", pg. 67) ha considerado el liberalismo como la caracterizacin politica ms acorde con la personalidad de Cnovas, si bien atribuyndole una dimensin eminentemente formal y un significado regresivo.

    270

  • El canovismo, descendiente del puritanismo y de la Unin Liberal, tuvo una dimensin conservadora y otra reformista. Entre la reaccin y la revolucin, opt por la evolucin: por pasar de lo viejo a lo nuevo sucesiva y racionalmente; esto supona una aclimatacin a las formas e ideas nuevas Una actitud que posibilit que los conservadores fuesen incorporando algunos elementos de los idearios ms avanzados, adaptando en medida no desdeable su doctrina a las circunstancias cambian-tes Cnovas, si como conservador se opuso inicialmente .a que tuviesen lugar ciertos cambios, como doctrinario acept en ltimo trmino los cambios consolidados, los hechos consumados. Se fue conformando as un conservadurismo moderno (segn R.A.H. Robinson, el proceso que, siguiendo las pautas de Cnovas, llev a la Restauracin fue el punto de partida del conservadurismo espaol moderno no tanto por su base doctrinal, como por su actitud eclctica y adaptativa

    El canovismo, pese a estar cargado de herencias, fue una iniciativa de nuevo cuo. Mostrando autonoma con respecto a sus fuentes, llev a cabo una refundacin del conservadurismo, instalando como fuerza hegemnica de la derecha a una nueva op-cin, polticamente situada a la izquierda del moderantismo: el Partido Liberal-Conservador, que admiti unos cuantos logros revolucionarios a cambio del reconocimiento por la izquierda liberal de una monarqua en gran medida renovada. Aunque asent su partido sobre los mismos cimientos sociales del sistema

    " ESPADAS BURGOS, Manuel: "Alfonso XII y la Restauracin", en Historia c/e Espaa. 10. La Restauracin (1874-1902), Barcelona, 1985, pg. 94.

    54

    55 Robinson, "Political conservatism...", pg. 566.

    "Puede distinguirse entre aquellos (conservadores) que creen que es preciso que todo cambie para que todo siga igual y los que creen que nada debe cambiar: los dos eran conservadores, pero a aqul podr calificrsele de mvil, y a ste de inmovilista". En: HARO TECGLEN, Eduardo: Diccionario politico, Barcelona, 1995, pg. 143.

    271

  • isabelino. Cnovas llev a cabo una racionalizacin de la teora y la prctica conservadoras (un avance ideolgico en el campo conservador), contrariando, en una medida que no se debe menos-preciar, el sentir de unas clases conservadoras (aristocracia y burguesas) en su mayora ms identificadas con el doctrina-rismo autoritario que con el liberalismo conservador.

    cnovas acometi en estos aos la "reconstruccin del libe-ralismo conservador", que consisti en primer lugar en la "recu-peracin de la respetabilidad liberal^ dejando de lado, los usos autoritarios del Partido Moderado". Se trat de una apertura que no consisti en impulsar la transformacin social o poltica, sino en reconocer los cambios acontecidos, la evolucin de las cosas, incluso frente a las resistencias sociales conservadoras, como mejor forma de evitar la revolucin y de garantizar la continuidad de la sociedad y del Estado, Este aspecto constitui-ra un rasgo bsico del Partido Conservador

    Es sabido que para Cnovas la poltica era l a realizacin en cada momento de la Historia de la parte que es posible llevar a cabo de la aspiracin ideal de una generacin. Algunos ana-listas han interpretado el posibilismo canovista como un oportu-nismo asentado en una percepcin infundadamente pesimista y escptica de la realidad nacional, contrario a la modernizacin en todos los sentidos y concebido como un instrumento que sirvi "para hurtar a las clases populares sus derechos a participar en la vida nacional" Para ellos. Cnovas personific unas

    " Lpez Alonso, "El pensamiento conservador...", pgs. 306-307; Jimnez Len, "La Comuna...", pgs. 120 y ss.; Oliet Pala, El conflicto social..., pgs. 239-240. Segn este ltimo, en la doctrina de Cnovas cabe observar, en relacin con el moderantismo, "un matizado cambio cualitativo tendente a una mayor razionalizacin del conservadurismo monrquico".

    " Velasco Murviedro, "Cnovas del Castillo...", pgs. 61-62. Para Pere Gabriel, "el famoso y tpico xito de Cnovas" fue "el establecimiento de unos canales de discusin ordenada entre los sectores dominantes y la marginacin de los sectores populares". En; GABRIEL, Pere: "El marginament del republicanisme i Tobrerisme", en L'Aveng, 85 (1985), pg. 35.

    272

  • resistencias atvicas, una causa aristocratizante y retrgrada (comprometida con la defensa de los intereses de la oligarqua) que impidi un mayor grado de desarrollo de Espaa en todos los rdenes. En suma, llev al fracaso uno de los diversos "intentos constructivos" acometidos por los sectores modernizantes del pas, haciendo una contribucin decisiva a la conformacin de la Espaa diferente

    Apreciaciones como las anteriores resultan de valorar la actividad poltica en funcin de concepciones un tanto anacrni-cas acerca de lo que los gobernantes debieran haber hecho. Como ha sealado Emiliano Jimnez, "cuando se condena al canovismo por restringirse a las clases dominantes, se acta sin valorar el hecho de que en cada momento histrico la eficacia del discurso poltico se mide en trminos de articulacin con las fuerzas existentes". Un juicio coincidente con las propuestas metodolgicas de B. Coleman (historiador crtico con la imagen "progresista" del conservadurismo), para quien la medida ade-cuada para valorar la obra de los partidos conservadores es el contexto: los motivos y objetivos que les movieron, as como los de sus bases y grupos sociales de referencia, teniendo en cuenta las posibilidades a su alcance (las estrategias disponibles) y

    AGOSTA SNCHEZ, J.: El desarrollo capitalista y la democracia en tspaa (Aproximacin metodolgica), Madrid, 1973, pgs. 889-96; JUTGLAR I BERNAUS, A.: "La Revolucin de septiembre. El Gobierno provisional y el peinado de Amadeo I", en La era isabelina y el sexenio democrtico (1834-

    Historia de Espaa fundada por Menndez Pidal. Tomo XXXIV, Madrid, 1981, pg, 646; MOYA, Carlos: Seas de Leviatn. Estado nacional y sociedad [Industrial: Espaa, 1936-1980, Madrid, 1984, pg. 22; Piqueras, La monarqua ^^mcrtica..., pg. 17; Ylln, Cnovas del Castillo..., pgs. 83, 226-227.

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  • las circunstancias en las que tuvieron que desenvolverse As como puede considerarse un tanto exagerada la referen-

    cia ms habitual al pesimismo de cnovas (su crtica del ciego nacionalismo arbitrista ha sido valorada como derrotismo), puede ponerse en tela de juicio la idea de que el posibilismo fuese una mera estratagema reaccionaria para impedir la realizacin de los principios democrticos. Ms bien se trat de una percep-cin conservadora de la situacin del Sexenio que trat de rentabilizar polticamente el acuerdo, de un amplio grupo de fuerzas liberales (revolucionarias y no revolucionarias) acerca de la conveniencia de neutralizar la trayectoria radical del rgimen democrtico del Sexenio (que poda ser causa de una reaccin profunda), quedando as salvaguardados algunos avances revolucionarios

    Segn Jos Vrela, ni la implantacin ni la estabilidad de las instituciones liberales en la Espaa de entonces es algo que pueda desdearse como evidente . Hay que tener en cuenta que la cada del rgimen de 1868 result, quizs ms que del acoso externo, de la endeblez de los recursos propios: de la incapaci-dad para contener una inestabilidad alimentada en gran medida

    " Jimnez Len, "La Comuna...", pg. 133; COLEMAN, Bruce: Conservatism and the Conservative Party in Nineteenth-Century Britain, Londres, 1988, pg. 4. Segn Pons y Serna, ser respetuoso con el contexto (y, por consiguiente, huir de las abstracciones modlicas), es una nocin heredera de E.P Thompson, para quien todo hecho o rasgo del pasado slo puede adquirir significado dentro de un conjunto de significados con los que est relacionado. Vase: PONS, Anacet y SERNA, Justo. "El nombre del burgus", en BONAMUSA, Frngese y SERRALLONGA, Joan (eds.), La sociedad urbana, Barcelona, 1994, pg. 85.

    * Al respecto, resulta muy significativo apuntar que, en sus memorias, Alejando Lerroux, con la perspectiva de la historia y la experiencia personal, consider que Cnovas hizo con la Restauracin una obra muy positiva, "reorganizando un pais disuelto por la anarqua de una democracia sin disciplina ni unidad y planteando una politica que tena que oponerse a dos frentes poderosos: el reaccionario clerical y el demaggico". En LERROUX, Alejando: Mis Memorias, Madrid, 1963, pg. 440.

    " Vrela, Los amigos polticos, pg. 442.

    274

  • por las mismas fuerzas democrticas Desde 1872, muchos de los polticos ms significados de la "Gloriosa" trataron de corregir el rumbo del sistema, considerando que su cada en manos de los grupos radicales y la respuesta de las clases acomodadas y medias (crecientemente inclinadas hacia posiciones ms conservadoras), hacan necesario estabilizar la revolucin. Con una estabilizacin conservadora, trataron de preservar lo esencial de aqulla y evitar una contrarrevolucin: para Cuenca Toribio, fue-la conservadurizacin-tniciada en 1873 lo que impi-di que se consumase tal posibilidad

    No se puede olvidar que el devenir de la revolucin fortaleci al otrora decadente carlismo, que apareci como una alternativa de poder al aproximarse a la masa conservadora del pas (ante el peligro revolucionario, y sin rechazarse el progreso econmico, el deseo de orden trajo consigo cierto "revival" de la unidad antigua) En 1873, el republicano

    " JOVER ZAMORA, Jos Mara: "La poca de la Restauracin. Panorama poltico-social, 1875-1902", en Historia de Espaa dirigida por Manuel Tun de Lara. VIII. Revolucin burguesa, oligarqua y constitucionalismo (1834-1923), Madrid, 1981, pg. 278; Carr, Espaa..., pg. 297.

    " CUENCA TORIBIO, Jos Manuel: "Iglesia y poder poltico", en La era isabelina y el sexenio democrtico (1834-1874). Historia de Espaa fundada por Menndez Pidal. Tomo XXXIV, Madrid, 1981, pgs. 531-537; De Castro, Romanticismo..., pgs. 312-313.

    " El carlismo, con el objeto de resultar una opcin atractiva a las clases conservadoras, realiz en 1869 una sustancial renovacin programti-ca, haciendo concesiones al liberalismo (convocatoria de Cortes constituyen-tes mediante sufragio universal, aceptacin de la desamortizacin) que suponan un acercamiento a las posiciones del partido moderado. Por otra parte, hubo varios contactos entre Isabel II y el carlismo y, mostrando la derechizacin del partido moderado, significados dirigentes de este partido, como Gonzlez Bravo, se adhirieron a su causa. En realidad, las clases conservadoras espaolas no participaron del fanatismo ni de la intransigen-cia extrema del carlismo, pero, en cambio, consideraron necesario que la poltica adoptase los principios monrquicos y religiosos caractersticos de ese movimiento. Al respecto, debe indicarse que, si bien la mentallidad catlica tradicional era reacia a la modernizacin econmica trada por el liberalismo, las burguesas beneficiadas por las transformaciones liberales y los sectores ms tradicionalistas, enfrentados o distantes por la diferencia de concepciones, sin embargo coincidieron, con motivo de las

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  • Emilio Castelar, considerando (como antes Prim y Sagasta) que el inconformismo de los radicales pona en peligro los logros de la revolucin y que la viabilidad del rgimen dependa de su capacidad para estabilizar la situacin y tranquilizar a las clases conservadoras, manifest que l o que ahora necesitamos, porque la poltica no es nada o es la transaccin entre el ideal y la realidad,... es orden, autoridad y Gobierno. A pesar de profesar ideologas opuestas. Cnovas y las mximas figuras del revisionismo revolucionario recorrieron tyrayectorias con\er^en-tes, coincidiendo en los criterios (antiutopismo), los procedi-mientos (restauracin del orden) y el sentido (giro conservador) de la respuesta a los problemas

    Este aspecto es de una especial importancia para caracteri-zar el conservadurismo de la Restauracin. Cnovas pens que entonces no era posible realizar todo el ideal democrtico, pero tambin que, como mximo factible, s lo era un rgimen liberal estable. Adems de ser visto como una intervencin esencialmente reaccionaria, el posibilismo de Cnovas es contemplado como una actitud oportunista y pragmtica que se limit a reproducir y sacar partido de la atmsfera social del momento. Ciertamente, su postura fue una expresin de realismo poltico (cualidad que, segn Ralf Dahrendorf, es rasgo que distingue al buen poltico: "Un buen poltico sabe lo que se puede hacer y lo que no" **)

    revueltas sociales de estos aos, en una apelacin al orden que cifraron en la restauracin de las relaciones sociales armnicas propias de las sociedades tradicionales, sostenidas por el pensamiento catlico; es decir, en la apelacin al catolicismo como antidoto contra la revolucin. En: Fernndez Almagro, Historia poltica..., pgs. 103, 104-107; Alsina, El tradicionalismo..., pg. 255.

    FERNNDEZ ALMAGRO, Melchor: Historia poltica de la Espaa contempornea. 1. 1868-1885, Madrid, 1972, pgs. 198, 210-212; Bahamonde y Martnez, La Espaa..., pg. 599; Jover, Realidad y mito de..., pg. 66-68; Vrela Ortega, Los amigos..., pg. 25.

    " DAHRENDORF, Ralf: "En defensa de los polticos", en El Pas, 26-IV-95, pg. 13.

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  • que Cnovas trat de llevar adelante con pragmatismo. Pero no constituy una afirmacin del ambiente reinante, un acto de sometimiento a la realidad. En la corriente conservadora de la que descenda el canovismo, el pragmatismo fue una respuesta a la necesidad de integrar las exigencias del cambio moderno.

    Cnovas tuvo en cuenta el balance de fuerzas sociales a la hora de evaluar los procedimientos necesarios para la implanta-cin de la forma de gobierno por l propuesta. Pero no actu como lo hizo slo por necesidad o por imperativot-de los hechos. Al contrario, se tom en serio lo esencial del liberalismo su frmula expres el apego a unas concepciones conservadoras contrarias a la contrarrevolucin, entonces en marcha. Se opuso a la revolucin, pero tambin al espritu involucionista que, durante el Sexenio, pareci expresar mejor la sensibilidad defensiva que impregn a las burguesas es decir, a los grupos llamados a constituir su clientela.

    En 1869 advirti a las autoridades democrticas que e l nico medio de preparar una resistencia eficaz a las reacciones futuras es tener hoy moderacin en los propsitos. En 1870 aadi que s i queris conservar la libertad, como yo tambin quiero que se conserve, era preciso evitar cambios radicales, por cuanto cuando... las minoras propietarias encuentren que es imposible mantener en igualdad de derechos con ellos a la muchedumbre..., buscarn donde quiera la dictadura y la encontrarn. El tiempo pareci darle la razn. El discurrir de la revolucin hizo entrar al progresismo en crisis: adems

    Vrela Ortega, Los amigos..., pgs. 88-89. 68 Segn Eduardo Gonzlez Calleja, durante el Sexenio se asisti a una

    movilizacin de tipo contrarrevolucionario (una movilizacin que se prolong durante los primeros aos de la Restauracin), movilizacin que supuso en 9i"an medida una continuacin y una recuperacin del repliegue ultraconserva-Qod que, en las filas moderadas y catlicas, cundi a partir de 1848. Vase: Gonzlez Calleja, "La defensa armada...", pgs. 64-67, 71.

    277

  • de sumir a los liberales en la desorientacin (el krausista Giner mostr su decepcin emitiendo un veredicto condenatorio de la revolucin), les rest gran parte de su respaldo social, asistindose a un auge del sentimiento antirrevolucionario

    En este sentido, es preciso, tomando como referencia las consideraciones de Clinton Rossiter (que ha resaltado las difi-cultades para sostener un conservadurismo no reaccionario cuando la oposicin es radical o ha triunfado una revolucin) y de Robert Michels. J para quien lo normal es que los conservadores dejen de comportarse como tales cuando el rgimen sociopoltico es amenazado, realizando cambios ideolgicos y polticos que violan su cdigo para evitar el riesgo de desaparicin como resultado de un cambio radical), valorar adecuadamente la impor-tancia de la obra de Cnovas. ste, en un contexto de polariza-cin social y poltica derivada de la radicalizacin revolucio-naria (situacin idnea para que los medios conservadores consi-derasen fracasado, o tildasen de criptoradicalismo por condes-cendencia con la revolucin, las posturas conservadoras modera-das, optando por una rplica restauracionista y antirrevolucio-naria), propugn y consigui sacar adelante un conservadurismo

    Garca Escudero, Cnovas..., pg. 51; Jutglar, "La Revolucin...", pgs. 656-657. Fue entonces cuando en Europa comenz a declinar el mito ilustrado que habia hecho del liberalismo una filosofa indivisible del progreso. El liberalismo se desmembr en liberalism