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  • EL DERECHO CONSTITUCIONAL A LA PRUEBAY SU CONFIGURACIN LEGAL EN EL NUEVO PROCESO

    CIVIL ESPAOL

    Joan PIC I JUNOY*

    SUMARIO: I. Introduccin. II. Relevancia prctica de la delimi-tacin del derecho a la prueba. III. Aspecto objetivo del dere-cho a la prueba. IV. Aspecto subjetivo del derecho a la prueba.V. Lmites del derecho a la prueba. VI. A modo de conclusin.

    I. INTRODUCCIN

    La Constitucin Espaola (CE), en su artculo 24, recoge toda una seriede garantas procesales otorgndoles el carcter de derechos fundamenta-les, por lo que se configuran, de este modo, como el punto de referenciade todo el ordenamiento procesal.1 El derecho a la prueba aparece en elapartado segundo de dicho precepto, en los trminos siguientes: Asimis-mo, todos tienen derecho a [...] utilizar los medios de prueba pertinentespara su defensa.2

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    * Catedrtico de derecho procesal; director del Departamento de Derecho Procesal dela Universidad Rovira i Virgili, Espaa; director del Programa de Doctorado Derecho de laEmpresa y de la Contratacin en la misma universidad.

    1 Para un estudio genrico de las garantas constitucionales del artculo 24 de la CEa la luz de la doctrina del Tribunal Constitucional, me remito a mi trabajo Las garantasconstitucionales del proceso, Barcelona, J. Ma. Bosch, 1997, pp. 39-166.

    2 Del anlisis de su evolucin normativa se deduce la voluntad de mejorar la formula-cin constitucional del derecho a la prueba, mediante la utilizacin de una terminologa es-trictamente procesal (al respecto, vase mi trabajo El derecho a la prueba en el proceso ci-vil, Barcelona, J. Ma. Bosch, 1996, p. 20, nota 19).

  • En consecuencia, toda nueva regulacin legal debe tener en cuenta estereconocimiento constitucional del derecho a la prueba. Por ello, en este estu-dio realizaremos un anlisis de su contenido y alcance, su titularidad, los l-mites que la LEC 1/2000 ha impuesto sobre la actividad probatoria, y susmecanismos de proteccin.

    El estudio que seguidamente realizaremos parte de la distincin efectuadapor nuestro Tribunal Constitucional sobre el doble carcter o funcin, obje-tivo y subjetivo, de los derechos fundamentales:

    a) En primer lugar, debemos destacar su vertiente objetiva, en cuantoque se conforman como garantas esenciales de nuestro conjunto nor-mativo, como figuras que resumen un valor asumido en el sistemade una comunidad, insertndose con fuerza vinculante en el ordena-miento jurdico,3 y

    b) En segundo lugar, poseen una vertiente subjetiva, en la medida enque atribuyen a una persona el poder de ejercitarlos (derecho), ascomo de reclamar su debida proteccin.

    En este sentido, la STC 51/1985, del 10 de abril (fundamento jurdico 9),indica:

    El apartado segundo del artculo 24 de la Constitucin, al enumerar losque grosso modo pueden denominarse derechos constitucionales de conteni-do procesal, menciona de manera concreta el derecho de todos a utilizar losmedios de prueba pertinentes para su defensa. Como todos los derechos fun-damentales establecidos entre los artculos 14 y 29, presenta ste una doble l-nea de proyeccin de su eficacia, pues es un parmetro para fijar la legitimi-dad constitucional de las Leyes y es un derecho (y una norma) directamenteejercitable (aplicable) por el particular.

    II. RELEVANCIA PRCTICA DE LA DELIMITACINDEL DERECHO A LA PRUEBA

    La constitucionalizacin del derecho a la prueba se debe a la especial re-levancia procesal que adquiere la actividad probatoria, en la medida en quecumple la finalidad de fijar los hechos a los que el juez, en su sentencia, de-

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    3 Martn Retortillo, L. y Otto y Pardo, I. de, Derechos fundamentales y Constitucin,Madrid, Civitas, 1988, pp. 56 y 57.

  • terminar el derecho. La prueba se configura as como la actividad proce-sal clave en la historia de todo pleito, pues de ella depende que el juez lo-gre su convencimiento acerca de los hechos litigiosos y aprecie odesestime las pretensiones formuladas por las partes.

    La delimitacin conceptual del derecho a la prueba resulta de especial re-levancia prctica tanto para las partes como para el rgano jurisdiccional:para los primeros, en la medida en que determina cundo y cmo puedenprobar los hechos que configuran el thema debatendi, y para el segundo, yaque le ofrece los criterios para admitir y/o denegar una prueba, permitiendoal tribunal ad quem contrastar la correccin de la denegacin de pruebasefectuada en la instancia.

    Adems, la exacta configuracin del derecho a la prueba es fundamen-tal para diferenciar con precisin su verdadero alcance respecto a los otrosderechos del artculo 24 de laCE, aspecto ste no asumido por el TribunalConstitucional que, como he tenido ocasin de analizar en otro trabajo,4 nole otorga sustantividad propia cuando debe proceder a su proteccin enamparo.

    Finalmente, debe destacarse que la aplicacin del derecho a la pruebaalcanza a todo tipo de proceso, incluido el civil. A priori, analizando lostrabajos parlamentarios del artculo 24 de la CE podra llegarse a la err-nea conclusin de que el citado derecho limita su vigencia al proceso pe-nal. Sin embargo, de los tratados y acuerdos Internacionales referentes aderechos humanos ratificados por Espaa,5 se desprende que es ejercita-ble en cualquier orden jurisdiccional, al configurarse el derecho de todapersona a defender y proteger sus intereses, sin limitacin alguna por ra-zn del tipo de tribunal al cual se requiere su tutela.6 En este sentido seha pronunciado nuestro TC, y as por ejemplo, en su sentencia 165/2001,del 16 de julio, afirma en su fundamento jurdico 2 que el derecho a la

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    4 Pic i Junoy, J., op. cit., nota 2, pp. 145-156.5 Vase el artculo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos del 19

    de diciembre de 1966, o el artculo 6 del Convenio Europeo para la Proteccin de los Dere-chos Humanos y de las Libertades Fundamentales del 4 de noviembre de 1950. Todos es-tos textos son de aplicacin directa y vigentes en el ordenamiento jurdico espaol desde supublicacin en el BOE (artculo 96.1 de la CE), y deben inspirar la interpretacin de los de-rechos fundamentales de nuestra carta magna (artculo 10 de la CE).

    6 Al respecto, vase ampliamente mi trabajo El derecho a la prueba en el proceso,cit., nota 2, pp. 30-33.

  • prueba opera en cualquier tipo de proceso en que el ciudadano se veainvolucrado.7

    III. ASPECTO OBJETIVO DEL DERECHO A LA PRUEBA

    1. Introduccin

    El derecho a la prueba, al reconocerse en una norma de rango constitu-cional, resulta de aplicacin directa e inmediata, por lo vincula a todos lospoderes pblicos y muy especialmente a los jueces y magistrados ascomo tambin a las partes (artculos 91.1 y 53.1 CE). Esta configuracinobjetiva del derecho a la prueba comporta las siguientes consecuencias: a)la necesidad de efectuar siempre una lectura amplia y flexible de las nor-mas probatorias; b) la necesidad de realizar una interpretacin restrictivade los preceptos que limiten la eficacia del derecho a la prueba; c) la sub-sanabilidad de los defectos procesales en materia probatoria, y d) la irre-nunciabilidad del derecho.

    2. Consecuencias del aspecto objetivo del derecho a la prueba

    A. Necesidad de efectuar una lectura ampliay flexible de las normas probatorias

    La constitucionalizacin del derecho a la prueba comporta la exigenciade efectuar una lectura de las normas procesales tendente a permitir la mxi-ma actividad probatoria de las partes, siendo preferible el exceso en la admi-sin de pruebas a la postura restrictiva (favor probaciones).8 As, la STS del10 de febrero de 1992 (RA 1080), en su fundamento jurdico 2, destacaque:

    el artculo 24.2 de la CE ha elevado al rango de derecho fundamental eldisponer de los medios de prueba pertinentes para la defensa [...] ello im-

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    7 De igual modo, cfr. las SSTC 173/2000, del 26 de junio (foja 3); 175/1994, del 7de junio (foja 4); 205/1991, del 30 de octubre (foja 3) et al.

    8 Sobre el favor probationes, vase Muz Sabat, Ll., Fundamentos de prueba ju-dicial civil. LEC 1/2000, Barcelona, J. Ma. Bosch, 2001, p. 38.

  • pone una nueva perspectiva y una sensibilidad mayor en relacin con lasnormas procesales atinentes a ello, de suerte que deben ser los Tribunalesde justicia los que deben proveer a la satisfaccin de tal derecho, sin des-conocerlo u obstaculizarlo, siendo preferible en tal materia incurrir en unposible exceso en la admisin de prueba que el de su denegacin.

    Igualmente, la STC 1/1992, del 13 de enero, afirma en su fundamentojurdico 5 que:

    la garanta del artculo 24.2 del derecho a la defensa, consiste en que laspruebas pertinentes propuestas sean admitidas y practicadas por el Juez oTribunal y al haber sido constitucionalizado impone una nueva perspecti-va y una sensibilidad mayor en relacin con las normas procesales atinen-tes a ello, de suerte que deban los Tribunales de justicia proveer a la satis-faccin de tal derecho, sin desconocerlo ni obstaculizarlo.9

    Por ello, la STC 140/2000, del 29 de mayo (fundamento jurdico 4) re-chaza la decisin jurisdiccional denegadora de pruebas siempre que sefundamente en una lectura de la legalidad que suponga la imposicin deun formalismo enervante obstaculizador o contrario a la efectividad del de-recho a la prueba.

    Esta lectura amplia de la legalidad, en orden a permitir la mxima activi-dad probatoria, comporta la necesidad de no subordinar la eficacia del dere-cho fundamental a la prueba a otro tipo de intereses como los de la econo-ma procesal o la rapidez de los juicios. As, la STC 10/2000, del 17 deenero, afirma en su fundamento jurdico 4 que no puede frustarse la prcti-ca de una prueba apelando a intereses indudablemente dignos de tutela, perode rango subordinado como la ms eficaz y pronta resolucin de los proce-sos judiciales.10

    B.

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    9 En similares trminos, vanse las SSTC 236/2002, del 9 de diciembre (fundamentojurdico 4); 205/1991, del 30 de octubre (fundamento jurdico 3); 59/1991, del 14 demarzo (fundamento jurdico 2); 147/1987, del 25 de septiembre (fundamento jurdico2), o la 30/1986, del 20 de febrero (fundamento jurdico 8).

    10 De igual modo, cfr. las SSTC 33/1992, del 18 de marzo (fundamento jurdico 5);158/1989, del 5 de octubre (fundamento jurdico 4), o la 51/1985, del 10 de abril (funda-mento jurdico 9).

  • Necesidad de realizar una interpretacin restrictiva

    de los preceptos que limiten la eficacia del derecho

    a la prueba

    El carcter fundamental del derecho a la prueba comporta que todossus lmites deban encontrar una justificacin en un bien, inters o dere-cho constitucionalmente reconocido, en orden a impedir la frustacin dela mxima actividad probatoria.

    Y adems, comporta que estos lmites a su eficaca deban interpretarsede forma restrictiva. En este sentido, podemos destacar la STC 140/2000,del 29 de mayo, en cuyo fundamento jurdico 4 se afirma:

    Resultaba claro, pues, que el nico hecho controvertido y sobre el queexista disconformidad [...] versaba sobre la existencia o no de dichas alte-raciones psquicas en el recurrente que le incapacitaban para el ejerciciode sus funciones, hecho sobre el que solicitaba en el otros de la demandael recibimiento a prueba, aunque no lo combrara expresamente en dicholugar. En consecuencia, la decisin judicial que deneg la prueba por nohaber expresado el hecho sobre el que versara la misma, resulta en excesorestrictiva porque aqul se desprenda fcilmente del resto del escrito dedemanda y constituye, en consecuencia, la imposicin de un formalismoenervante obstaculizador o contrario a la efectividad del derecho a la prue-ba invocado por el recurrente [...]. Todo ello, conduce, en conclusin, a laestimacin del presente recurso de amparo, por la vulneracin que seaprecia en ambas resoluciones judiciales.

    Por ltimo, y al igual que sucede para el resto de derechos fundamen-tales, la limitacin de la eficacia del derecho a la prueba debe realizarsemediante resolucin judicial debidamente motivada, en la que de formaexpresa se admita o deniegue la prueba solicitada. De manera concluyen-te, la STC 236/2002, del 9 de diciembre, en su fundamento jurdico 4,establece que el citado derecho resulta vulnerado en aquellos supuestosen que el rechazo de la prueba propuesta carezca de toda motivacin o lamotivacin que se ofrezca pueda tacharse de manifiestamente arbitraria oirrazonable [] y, por consiguiente, la denegacin de la prueba que se

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  • solicitaba slo puede hacerse de manera fundamentada, esto es, explican-do razonablemente el por qu de su rechazo.11

    C. La subsanabilidad de los defectos procesalesen materia probatoria

    Como reiteradamente nos destaca nuestro TC, el artculo 24 de la CE,si bien no consagra una regla general y absoluta a favor de la subsana-cin de los vicios o defectos procesales, si debe favorecer la subsanacinde los defectos susceptibles de reparacin si ello no supone una rupturade la regularidad del proceso,12 doctrina que ha sido recogida por el le-gislador (artculos 11.3, 240.2, 242 y 243 de la LOPJ, y 231 de la LEC).En consecuencia, los defectos subsanables no pueden convertirse en in-subsanables por inactividad del rgano jurisdiccional, debiendo ste ad-vertir tempestivamente de su existencia al interesado para que subsanedichos defectos y no vea, de este modo, sacrificada la eficacia de un de-recho fundamental. De lo contrario, puede conculcarse el artculo 24 dela CE cuando un defecto subsanable en su da no se permite su correc-cin por el juzgador, a pesar de poder hacerlo, y se convierte ms adelan-te en insubsanable, motivo por el cual luego se dicta una sentencia con-traria a los intereses de la parte a la que se le ha impedido subsanar eldefecto procesal.13

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    11 En este sentido, vase tambin las SSTC 35/1997, del 25 de febrero (fundamentojurdico 5); 1/1996, del 15 de enero (fundamento jurdico 2); 233/1992, del 14 de di-ciembre (fundamento jurdico 2); 94/1992, del 11 de junio (fundamento jurdico 3);52/1989, del 22 de febrero (fundamento jurdico 2) 149/1987, del 30 de octubre (funda-mento jurdico 2). Al respecto, vase las reflexiones que se efectan en el punto 2.B.1del epgrafe IV.

    12 Cfr. las SSTC 210/1996, del 17 de diciembre (fundamento jurdico 3); 38/1996,del 11 de marzo (fundamento jurdico 2); 65/1993, del 1o. de marzo (fundamento jurdi-co 3); 39/1988, del 9 de marzo (fundamento jurdico 2); 5/1988, del 7 de marzo (funda-mento jurdico 4); 162/1986, del 17 de diciembre (fundamento jurdico 2); 60/1985, del6 de mayo (fundamento jurdico 4), o la 65/1983, del 21 de julio (fundamento jurdico4).

    13 En este sentido, vanse las SSTC 104/1997, del 2 de junio (fundamento jurdico4); 79/1997, del 21 de abril (fundamento jurdico 4); 152/1996, del 30 de septiembre(fundamento jurdico 2); 149/1996, del 30 de septiembre (fundamento jurdico 2);117/1990, del 21 de junio (fundamento jurdico 3); 3/1987, del 21 de enero (fundamentojurdico 2), o la 62/1986, del 20 de mayo (fundamento jurdico 2).

  • Esta doctrina despliega toda su virtualidad respecto al derecho a laprueba, por lo que el rgano jurisdiccional debe permitir la subsanacinde cualquier defecto en la proposicin de prueba siempre que ello nocomporte vulneracin de derechos de la contraparte. Esta necesidadconstitucional de permitir la subsanacin se recoge en el nuevo artculo231 de la LEC segn el cual: El tribunal cuidar de que puedan ser sub-sanados los defectos en que incurran los actos procesales de las partes,siempre que en dichos actos se hubiese manifestado la voluntad de cumplirlos requisitos exigidos por la ley.

    As, por ejemplo, debe permitirse la subsanacin de aquella pregunta quese formule a la parte contraria, a un testigo o a un perito, en el acto del juicioo vista, y que el tribunal entienda que no es del todo precisa o clara.14

    En ningn caso son admisibles resoluciones como el auto del Juzgadode Primera Instancia nmero siete de Murcia, del 4 de julio de 2001, enel que se deniega la prueba pericial a realizar por un perito judicialmentedesignado, por cuanto en la demanda, a pesar de cumplirse los requisitosdel artculo 339.2 de la LEC, no se procedi a indicar los motivos que justi-ficaban dicha prueba. En concreto, dicho auto, en su fundamento jurdiconico, indica:

    Son requisitos necesarios para que proceda la designacin de peritos por eltribunal: a) que cualquiera de las partes as lo solicite en sus escritos dedemanda o contestacin, y b) que el dictamen resulte pertinente y til ynecesaria la intervencin del perito por ser objetivamente precisos los co-nocimientos periciales, de lo cual se deduce con meridiana claridad que nobasta con que la parte solicitante se limite a interesar la designacin de pe-rito en su escrito de demanda y/o contestacin, sino que adems, aunque laLey no lo diga expresamente, ser necesario que la parte exprese cual ha deser el objeto o los extremos sobre los que ha de versar el dictamen, as comolos motivos de su solicitud con expresin de las razones que a su juicio hacennecesarios los conocimientos especializados del perito y las que justifican lapertinencia y utilidad del dictamen, circunstancias que no concurren en el ca-so enjuiciado en el que la parte demandante en el escrito de demanda median-te otros se limita a interesar para en su momento procesal la designacin de

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    14 Ya as lo puse de manifiesto en mis comentarios a los artculos 302 de la LEC(interrogatorio de las partes) y 368 (interrogatorio de testigos), realizados en la obraLorca Navarrete, A. Ma. (dir.), Comentarios a la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil, Va-lladolid, Lex Nova, 2000, pp. 1815 y 1982.

  • un perito judicial, por ser de extremo inters tal designacin y ello habidacuenta de las circunstancias del caso, lo cual debe conducir, de modo inevi-table, a la desestimacin de la solicitud de designacin de perito formulada.15

    Como es obvio, si la LEC no exige estos requisitos, el juzgador no de-bera haberlos impuesto motu propio, por lo que si entendi que ello le erapreciso para decidir sobre la admisin o no de dicha prueba lo correcto ha-bra sido permitir la subsancin del defecto en el que presuntamente habaincurrido el solicitante de la prueba.

    D. La irrenunciabilidad del derecho a la prueba

    Finalmente, en la medida en que estamos en presencia de una normafundamental del ordenamiento constitucional, su aplicacin no es dispo-nible por los particulares, por lo que todo pacto que suponga una limita-cin del derecho a la prueba debe reputarse nulo.

    En este sentido, la STC 19/1985, del 13 de febrero, en su fundamentojurdico 3, ya indic que el respeto a los derechos fundamentales y li-bertades pblicas garantizados por la Constitucin es un componenteesencial del orden pblico, y que, en consecuencia han de tenerse por nu-las las estipulaciones contractuales incompatibles con este respeto.

    Y, de igual modo, la STS del 5 de noviembre de 1982 (RA 6529), des-taca la irrenunciabilidad de los medios probatorios, afirmando en su fun-damento jurdico 1 que:

    la nica referencia en sentido prohibitivo de su operancia lo es respecto a laprueba testifical, a lo que es de aadir que, por imperativo de lo ordenado enel artculo 1244 de nuestro citado cdigo, tal prueba ser admisible en todoslos casos en que no se halle expresamente prohibida, precepto inderogablepor voluntad de los particulares y que, por ende, hace incidir el convenio quedesconocindolo estipulen en la categra de los contrarios a las leyes que el

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    15 La cursiva es nuestra. Este auto puede consultarse en Lpez Alanis Sidrach deCardona, A., Resoluciones judiciales comentadas sobre la nueva Ley de EnjuiciamientoCivil. (III) Juzgados de Primera Instancia de Murcia, Murcia, INFO, 2001, pp. 11-13.

  • artculo 1255 del repetido cuerpo legal establece como valladar a la libertadde pacto.16

    IV. ASPECTO SUBJETIVO DEL DERECHO A LA PRUEBA

    1. Introduccin

    Al margen de la configuracin objetiva del derecho a la prueba, ste tienetambin un aspecto subjetivo, en la medida en que, como todo derecho decontenido procesal, su ejercicio se atribuye a las partes, quienes librementepueden o no ejercitarlo.17

    2. Concepto y contenido: el derecho a la admisin,prctica y valoracin de la prueba

    A. Concepto

    El derecho a la prueba lo he definido como aqul que posee el litiganteconsistente en la utilizacin de todos los medios probatorios necesarios paraformar la conviccin del rgano jurisdiccional acerca de lo discutido en elproceso.18 De este concepto del derecho a la prueba se desprende su triplecontenido, que seguidamente analizaremos.

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    16 En la misma lnea, anulan la eficacia de los pactos privados en materia probatoria,las SSTS del 12 de abril de 1962, considerando 4 (RA 1702); 31 de marzo de 1960, con-siderando 2 (RA 1265), o la de 22 de junio de 1950, considerando 6 (RA 1167).

    17 La titularidad de este derecho corresponde a ambas partes, a pesar de que la literali-dad del artculo 24.2 de la CE pueda prima facie inducir a pensar que slo pertenece al de-mandado, en la medida en que se refiere a la defensa. Sin embargo, esta conclusin apre-surada es incorrecta pues, en primer lugar, por defensa debe entenderse la postura quemantiene cada parte, defendiendo sus propios intereses, y, en segundo lugar, de lo contrariose vulnerara el derecho a la igualdad de armas procesales (al respecto, vase ms extensa-mente mi trabajo El derecho a la prueba en el proceso, cit., nota 2, pp. 33-35).

    18 Ibidem, pp. 18 y 19. En esta misma lnea, las SSTC 19/2001, del 29 de enero (fun-damento jurdico 4) y 246/2000, del 16 de octubre (fundamento jurdico 3) definen alderecho a la prueba como el poder jurdico que se reconoce a quien interviene como liti-gante en un proceso de provocar la actividad procesal necesaria para lograr la conviccindel rgano judicial sobre la existencia o inexistencia de los hechos relevantes para la de-

  • B. Contenido

    a. Derecho a la admisin de la prueba

    El primer contenido del derecho a la prueba se concreta en la necesidadde admitirse toda aquella que, propuesta por alguna de las partes, respete suslmites, esto es, aquellos que en otro trabajo19 clasifiqu en intrnsecos, o in-herentes a la actividad probatoria, y extrnsecos, o debidos a los requisitoslegales de proposicin, y que sern analizados con posterioridad. En conse-cuencia, si la prueba se solicita en el momento procesal oportuno, y es perti-nente, til y lcita, deber admitirse.20

    Debido a la constitucionalizacin del derecho a la prueba, el TribunalSupremo ha destacado en diversas ocasiones la obligacin del juez depronunciarse expresamente sobre la admisin o denegacin de las prue-bas propuestas, ya que slo as el litigante puede reaccionar en formacontra el rechazo de una prueba, por lo que deben proscribirse las dene-gaciones condicionales de las pruebas. En este sentido, debo destacar susentencia del 16 de enero de 200121, en la que no se admiti parcialmentela prueba pericial propuesta al establecerse que su prctica se realizara, ensu caso, a travs de las diligencias para mejor proveer, circunstancia queposteriormente no sucedi. Ante este hecho, el fundamento jurdico 3afirma:

    Esta Sala desde la Sentencia del 18 de mayo de 1993 ha rechazado la prcti-ca viciada y un tanto extendida de rechazar recibimiento a prueba o prcticade alguna, con la frmula sin perjuicio de que se pueda acordar para mejorproveer; constituye, como dice la mencionada sentencia, una prctica per-judicial para la parte, pues no se le dice definitivamente que no, pero tampo-

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    cisin del conflicto que es objeto del proceso. De igual modo, vanse la STC 37/2000,del 14 de febrero, foja 3 y el ATC 155/2000, del 14 de junio (foja 2).

    19 Ibidem, pp. 54 y ss.20 Al respecto, vanse Goubeux, G.: Le droit a la preuve, La preuve en droit, Bruselas,

    mile Bruylant, 1981, p. 281; Perrot, R., Le droit la preuve, Effektiver Rechtsschutz undVerfassungsmssige Ordnund-Effectiveness of Judicial and Constitutional Order, Bielefeld,Gieseking-Verlag, 1983, pp. 102 y 103; Walter, G., Il diritto alla prova in Svizzera, RivistaTrimestrale di Diritto e Procedura Civile, IV, 1991, pp. 1192 y 1198, y Taruffo, M., Il dirittoalla prova nel processo civile, Rivista di Diritto Processuale, I/1984, p. 78.

    21 La Ley 163/2001.

  • co que s, lo que entraa un grado de indefensin, al provocar perplejidaden la proponente, que no sabe, de este modo, cul es la conducta procesalque debe seguir y, desde luego, contradice el sentido categrico que debentener las resoluciones judiciales; por supuesto que esta admisin o inadmi-sin condicionada, segn se mire, no est prevista por la LEC.22

    b. Derecho a la prctica de la prueba

    Como corolario del primer contenido del derecho a la prueba se originael poder exigir la prctica de toda la actividad probatoria que haya sido ad-mitida23 pues, en caso contrario, estaremos en presencia de una denegacintcita del citado derecho.24 Ciertamente, no puede hablarse de un efectivo yreal derecho a la prueba si no incluimos en su contenido la necesidad de quese practique el medio probatorio inicialmente admitido.

    Por otro lado, este aspecto del derecho a la prueba conlleva adems laexigencia de asegurar la intervencin en la prctica de la prueba de la con-traparte. Si bien es cierto que, normalmente, los litigantes para convenceral rgano jurisdiccional de la certeza de los hechos que integran el themaprobandi utilizan aquellos medios de prueba que estiman oportunos, no loes menos que de igual modo puede lograrse este convencimiento a travsde la prueba propuesta por la otra parte, participando activamente en su

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    22 En esta lnea, vanse tambin las SSTS del 1o. de octubre de 1994 (RA 7441); 30de abril de 1994 (RA 2950), y la del 18 de mayo de 1993 (RA 3561).

    23 En la doctrina de nuestro TC se reitera, de igual modo, la idea de que el derecho ala prueba consiste en que las pruebas pertinentes sean admitidas y practicadas. En estesentido, cfr. entre otras las SSTC 236/2002, del 9 de diciembre (fundamento jurdico 4);165/2001, del 16 de julio (fundamento jurdico 2); 73/2001, del 26 de marzo (fundamen-to jurdico 2); 246/1994, del 19 de septiembre (fundamento jurdico s 3 y 5); 206/1994,del 11 de julio (fundamento jurdico 2); as como las 59/1991, del 14 de marzo (funda-mento jurdico 2); 205/1991, del 30 de octubre (fundamento jurdico 3); 211/1991, del11 de noviembre (fundamento jurdico 2), y la 1/1992, del 13 de enero (fundamento jur-dico 5).

    24 Sobre este particular, la STC 183/1999, del 11 de octubre (fundamento jurdico 4)destaca que la falta de prctica de una prueba admitida equivale a su inadmisin inmotiva-da, y la 147/1987, del 25 de septiembre (fundamento jurdico 3), indica: [...] el efecto de lainejecucin de la prueba es o puede ser el mismo que el de su inadmisin previa [...]. Objeti-vamente, pues, ello equivale a una inadmisin. Esta doctrina se reproduce en la SSTC37/2000, del 14 de febrero (fundamento jurdico 4); 26/2000, del 31 de enero (fundamentojurdico 2); 217/1998, del 16 de noviembre (fundamento jurdico 2); 50/1988 del 22 de mar-zo (fundamento jurdico 3) y en el ATC 2156/1988, del 22 de mayo.

  • desarrollo.25 De esta manera, observamos que el derecho a intervenir en laprctica de los diversos medios probatorios, independientemente de quienlos haya solicitado, e incluso en los realizados por propia iniciativa del r-gano jurisdiccional,26 constituye una manifestacin del genrico derecho ala prueba.

    Por ltimo, debo destacar que el derecho a la prueba alcanza tambin ala realizacin de las nuevas diligencias finales. Como es sabido, estas dili-gencias se configuran como el mecanismo idneo para practicar aquellaprueba que no haya podido realizarse en su momento procesal oportuno.En consecuencia, si la prueba ha sido admitida, su realizacin no ha podi-do llevarse a cabo a pesar de existir la debida diligencia de la parte que laha solicitado, y existe otro momento procesal hbil para su prctica, debe-r realizarse en este momento si no quiere desprotegerse el derecho a laprueba.27 Al respecto, debo destacar las constantes y mltiples referenciasque nuestro TC efecta acerca de la necesidad de interpretar el ordena-miento jurdico teniendo como norte los derechos fundamentales y su ma-yor optimizacin. As, podemos destacar la STC 1/1992, del 13 de enero(fundamento jurdico 5), segn la cual la garanta del artculo 24.2 delderecho de defensa, consistente en que las pruebas pertinentes propuestassean admitidas y practicadas por el juez o tribunal [y] al haber sido consti-tucionalizado impone una nueva perspectiva y una sensibilidad mayor enrelacin con las normas procesales atinentes a ello, de suerte que deban losTribunales de justicia proveer a la satisfaccin de tal derecho, sin descono-cerlo ni obstaculizarlo; as como la STC 7/1994, del 17 de enero (funda-mento jurdico 7), que tras subrayar que la tutela judicial constitucional-mente garantizada viene calificada por su efectividad destaca como en lo

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    25 La contradiccin de las pruebas aparece garantizado de un modo genrico en el artcu-lo 289.1 LEC, segn el cual: Las pruebas se practicarn contradictoriamente []. Poste-riormente, en la regulacin de los distintos medios probatorios vuelve ha recogerse la necesi-dad de contradiccin: as, respecto de la prueba pericial, vanse los artculos 337.2, 338.2,345, 346, 347 y 427 de la LEC; del interrogatorio de las partes, el artculo 306 de la LEC; delinterrogatorio de testigos, el artculo 372 de la LEC; del reconocimiento judicial, el artculo354 de la LEC, y de la documental, el artculo 427 de la LEC.

    26 El derecho a intervenir en la prctica de las pruebas alcanza tambin a las diligen-cias probatorias propuestas ex officio como diligencia final (vanse artculos 435.2 y 436de la LEC).

    27 Por este motivo, el artculo 460.2. 2 de la LEC, respecto de las pruebas admitidaspero no practicadas en la instancia, slo permite su realizacin a travs del recurso deapelacin, cuando no pudieron realizarse ni siquiera como diligencias finales.

  • referente a la actividad probatoria, s exige de jueces y tribunales que reali-cen las actividades necesarias para garantizar la prctica de pruebas que[...] son idneas, casi insustituibles, para garantizar la base fctica de lapretensin.28 En consecuencia, en estos supuestos, el rgano jurisdiccio-nal deber acordar la prctica de las diligencias finales si no quiere desco-nocer la vigencia del derecho fundamental a la prueba.

    c. Derecho a la valoracin de la prueba

    Finalmente, y como consecuencia de los anteriores contenidos del dere-cho a la prueba, se origina el poder exigir la valoracin judicial de la pruebaque haya sido admitida y practicada, pues, en caso contrario, se le estarasustrayendo toda su virtualidad y eficacia. En esta lnea, la STC 91/2000,del 30 de marzo (fundamento jurdico 3) estima vulnerado el derecho a laprueba tanto cuando un medio probatorio es inadmitido, como cuandosiendo admitido, no se practique por causas imputables al rgano judicial oque ste no lo valore al resolver el litigio.29

    El derecho a la prueba, al tener por finalidad lograr el convencimientodel rgano jurisdiccional, si ste no valora o toma en consideracin losresultados probatorios est frustrando el mencionado derecho, convir-tindolo as en una garanzia illusoria e meramente ritualistica.30 Todo ellose ve reforzado, adems, por el deber constitucional de motivar las senten-cias contenido en el artculo 120.3 de nuestra norma fundamental, y que elTC ha integrado dentro del derecho a la tutela judicial efectiva del artculo24.1 de la CE.31 Igualmente, la nueva LEC recoge la exigencia de la motiva-cin de las sentencias en su artculo 218.2, segn el cual:

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    28 En este orden de ideas, vase igualmente la STS del 8 de mayo de 1992, funda-mento jurdico 3 (RA 3893).

    29 La cursiva es ma.30 As, Taruffo, M., op. cit., nota 21, p. 106; Andolina, I., y Vignera, G., Il modello costi-

    tuzionale del processo civile italiano, Turn, Giappichelli, 1990, p. 97, y Cavallone, B., Crisidelle maximen e disciplina dellistruzione probatoria, Rivista di Diritto Processuale,1976, pp. 686 y 687.

    31 A modo de ejemplo, podemos citar la STC 325/1994, del 12 de diciembre, en cuyofundamento jurdico 3 establece: [...] la motivacin de las Sentencias como exigencia cons-titucional (artculo 120.3 C.E.) que se integra sin violencia conceptual alguna en el derecho auna efectiva tutela judicial, ofrece una doble funcin. Por una parte, da a conocer las refle-xiones que conducen al fallo, como factor de racionalidad en el ejercicio del poder y a la vez

  • Las sentencias se motivarn expresando los razonamientos fcticos y jur-dicos que conducen a la apreciacin y valoracin de las pruebas, as comoa la aplicacin e interpretacin del derecho. La motivacin deber incidiren los distintos elementos fcticos y jurdicos del pleito, considerados in-dividualmente y en conjunto, ajustndose siempre a las reglas de la lgicay de la razn. 32

    No obstante, acerca de la exigencia de valorar motivadamente la pruebadesarrollada en el proceso, no podemos desconocer que en la prctica judi-cial puede soslayarse mediante el uso torticero del denominado expedientede la apreciacin conjunta de las pruebas,33 consistente en la declaracindel rgano jurisdiccional por la que se limita a manifestar que el materialprobatorio ha sido valorado en conjunto o conjuntamente, con omisinde la necesaria justificacin racional de las causas por las que se ha concedi-do validez a los datos fcticos probados en el proceso, esto es, sin la especi-ficacin de las fuentes y medios valorados positiva o negativamente por eljuzgador. A pesar de la crtica doctrinal unnime que ha merecido esta prc-tica forense,34 y del rechazo total formulado por el TS,35 desgraciadamentedicha actuacin judicial sigue producindose en nuestros tribunales de jus-ticia.

    Finalmente, debemos analizar el alcance de la valoracin de la prueba,esto es, examinar si el juez debe expresamente analizar en su sentenciatodos los resultados probatorios. En mi opinin, si bien lo deseable seraque el rgano jurisdiccional razonase todos estos resultados, la explicita-cin de los que le han permitido lograr su necesaria conviccin de los he-

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    facilita su control mediante los recursos que procedan. Esta doctrina la encontramos, deigual modo, en el ATC 389/1982, del 15 de diciembre (foja 1), y en las SSTC 61/1983, del11 de julio (foja 3); 111/1985, del 11 de octubre (foja 1); 109/1992, del 14 de septiembre (fo-jas 3 y 4); 159/1992, del 26 de octubre (foja 3), y 174/1992, del 2 de noviembre (foja 2); en-tre otras. Para el estudio de esta jurisprudencia constitucional, me remito a mi trabajo Las ga-rantas constitucionales del proceso, cit., nota 1, pp. 60-65.

    32 De faltar esta motivacin estaremos en presencia, segn la doctrina del TS, ante unsupuesto de incongruencia omisiva (cfr. las SSTS del 7 de marzo de 1992, foja 2, RA2006; 7 de marzo de 1994, foja 5, RA 2196, o la de 1 de febrero de 1990, foja 4, RA 649).

    33 Para su estudio vase Jimnez Conde, F., La apreciacin conjunta de las prue-bas, Escritos en homenaje al profesor Prieto-Castro, Madrid, Editora Nacional, 1979,pp. 207-280.

    34 Vase mi trabajo El derecho a la prueba en el proceso civil, cit., nota 2, pp. 28 y 29.35 Cfr. las SSTS del 5 de junio de 1998, foja 3 (RA 4275), o la del 29 de mayo de

    1997, foja 2 (RA 4117).

  • chos ya es suficiente,36 pues puede entenderse que el resto han sido valora-dos negativamente. En este sentido, el artculo 218.2 LEC se refiere a lamotivacin de las sentencias, indicando que stas se motivarn expresandolos razonamientos fcticos y jurdicos que conducen a la apreciacin y valo-racin de las pruebas. De igual modo, la jurisprudencia, al analizar el deberde motivar las sentencias, entiende que en la perspectiva concreta probatoria

    la facultad de los rganos jurisdiccionales de apreciacin y valoracin delas pruebas comporta que tal apreciacin y valoracin se lleven efectiva-mente a cabo; a lo que cabe aadir que no basta con calificar de formaabstracta un hecho como demostrado, sino que es preciso la explicacin delas causas determinantes de dicha decisin, pues por constituir la prueba elapoyo de la sentencia no es admisible obviar su anlisis.37

    V. LMITES DEL DERECHO A LA PRUEBA

    1. Introduccin

    El derecho fundamental a la prueba, como reiteradamente nos recuerda elTC, no tiene un carcter ilimitado o absoluto.38

    Si bien nuestra carta magna carece de una norma en la que se regule, deforma explcita y con carcter general, el tema de los lmites de los dere-chos fundamentales, stos aparecen en ocasiones limitados por el propioprecepto constitucional, o son limitables siempre que ello se justifique enla debida proteccin de otro derecho fundamental, bien o valor constitu-cionalmente protegido.

    Entrando ya en el anlisis de los lmites del derecho a la prueba, pode-mos distinguir, de acuerdo a una clasificacin que realic en otro traba-

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    36 La propia LEC, en algunos casos, exige expresamente esta motivacin en la sen-tencia, como sucede con la utilizacin de las presunciones: as, el artculo 386.1.II de laLEC establece: La sentencia en la que se aplique el prrafo anterior [presuncin judi-cial] deber incluir el razonamiento en virtud del cual el tribunal ha establecido la pre-suncin.

    37 STS del 12 de junio de 2000, foja 2 (artculo 5102). Cfr. igualmente las resolucio-nes que cita esta misma sentencia.

    38 As, cfr. ya la STC 11/1981, del 8 de abril (foja 4), o la 2/1982, del 29 de enero(foja 5); entre las ms antiguas, o las ms recientes 165/2001, del 16 de julio (foja 2), y19/2001, del 29 de marzo (foja 4).

  • jo,39 los intrnsecos, o inherentes a la actividad probatoria, y los extrnsecos,o debidos a los requisitos legales de proposicin, que pasamos seguidamentea analizar.

    2. Lmites intrnsecos: la pertinencia, la utilidad y la licitud

    Los lmites intrnsecos del derecho a la prueba los encontramos legal-mente previstos en el artculo 283 de la LEC, y son la pertinencia, la uti-lidad y la licitud de la prueba.

    A. La pertinencia

    El lmite de la pertinencia de la prueba se halla en la propia literalidaddel artculo 24 CE, cuando reconoce el derecho fundamental a utilizarlos medios de prueba pertinentes. Legalmente, la pertinencia de unaprueba se define como la relacin que guarda con los hechos objeto delproceso (artculo 283.1 de la LEC). Y, de igual modo, la jurisprudenciarecoge este concepto, y as podemos mencionar la STC 165/2001, del 16de julio, en cuya fundamento jurdico 2 la define como la relacin entrelos hechos probados y el thema decidendi.40

    La prueba declarada pertinente no puede, con posterioridad, dejarse depracticar por entenderla impertinente el mismo juzgador que la admiti o eltribunal ad quem: as, respecto del juez a quo, nos encontramos con laprohibicin de variar sus propias resoluciones del artculo 214.1 de la LEC,y en este sentido, la STC 246/1994, del 19 de septiembre, destaca en susfundamento jurdico s 3 y 5 que:

    si el rgano jurisdiccional estima pertinente y admite la prctica de un deter-minado medio probatorio y la parte insta su ejecucin, se vulnera el derechofundamental a utilizar los medios pertinentes de prueba para su defensa si elrgano judicial deja de disponer la ejecucin del medio probatorio sin causalegtima que lo justifique [] el rgano judicial pudo, sin menoscabo del de-recho invocado, declarar la prueba inadmisible, considerando su impertinen-cia; pudo, asimismo, valorar la misma motivadamente con libertad de aprecia-

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    39 El derecho a la prueba en el proceso civil, cit., nota 2, pp. 39-115.40 De igual modo, vanse las SSTC 73/2001, del 26 de marzo (foja 2), o la 26/2000,

    del 31 de enero (foja 2). Sobre el lmite de la pertinencia de la prueba, vanse in extensomi trabajo ibidem, pp. 43-60.

  • cin en el caso de admitirla y practicarla; pero no puede, en el respeto a lasexigencias que se derivan del artculo 24 CE, declararla primero pertinente,para no practicarla despus, y, sin embargo, razonar en la decisin que aque-llos extremos, a cuya acreditacin se diriga dicha prueba, no han resultadodemostrados en el curso del proceso []. Ello implica la lesin del derecho ala utilizacin de los medios de prueba pertinentes.

    Y, de igual modo, el tribunal ad quem tampoco puede dejar de practi-car una prueba declarada pertinente en la instancia. As, la STS del 11 defebrero de 2002 (RA 2891), establece en su fundamento jurdico 1 quela Audiencia no puede negar la pertinencia y utilidad que el Juzgadoapreci para admitirla. Slo debe comprobar si no se practic por causaimputable al proponente, no juzgar sobre su debida o indebida admi-sin; y la STS del 18 de julio de 2001 (RA 5558), declara en su funda-mento jurdico nico que la Audiencia no puede revocar por su propiavoluntad el criterio del juzgador de primera instancia que ha estimadopertinente la susodicha prueba.

    B. La utilidad

    El lmite de la utilidad se encuentra expresamente recogido en el ar-tculo 283.2 de la LEC, en el que se afirma que no debern admitirseaquellas pruebas que, segn reglas y criterios razonables y seguros, enningn caso puedan contribuir a esclarecer los hechos controvertidos.

    El fundamento constitucional de este lmite puede encontrarse en elpropio concepto del derecho a la prueba: si ste lo hemos definido comoaqul que posee el litigante consistente en la utilizacin de todos los me-dios probatorios necesarios para formar la conviccin del rgano jurisdic-cional acerca de lo discutido en el proceso, esta claro que la prueba in-til, en la medida en que no ser apta para formar la debida conviccinjudicial queda excluida del contenido del derecho a la prueba.

    La ambigedad del concepto de inutilidad genera multitud de pro-blemas en su aplicacin prctica. Al objeto de lograr delimitar al mximoel justo alcance de este lmite del derecho a la prueba entiendo que es ne-cesario tener en cuenta que el legislador lo recoge de forma extremada-mente restrictiva, y as exige, en primer lugar, que las reglas y criteriosque fundamenten el rechazo de la prueba sean razonables y seguros, yen segundo lugar, exige que en ningn caso la prueba propuesta pueda

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  • contribuir a esclarecer los hechos controvertidos, por lo que en caso deduda no podr entrar en juego este lmite y deber admitirse la prueba.

    De igual modo, a fin de reducir al mximo la aplicacin de este lmite,me parece oportuno diferenciar el trmino utilidad de otros, como losde eficacia o abundancia, y no confundirlo con la carga de la prue-ba. As:

    a) No debe equiparse utilidad de la prueba con su eventual efica-cia, esto es, no puede el juzgador denegar una prueba por enten-der que no dar el resultado pretendido, ya que de esta forma se es-t prejuzgando la eficacia de la prueba. Por ello, entiendo que eljuzgador debe ser sumamente cauteloso al no admitir una pruebapor este motivo, y evitar rechazarla slo por valoraciones previasacerca de su probable resultado, pues ste slo puede obtenerseuna vez que ha sido practicada toda la prueba y no antes. Adems,esta valoracin amplia del concepto de inutilidad es susceptiblede colocar a la parte perjudicada en una situacin de indefensin,41

    y provocar, en cierto modo, un indebido prejuicio de la decisindefinitiva.42 Finalmente, me parece oportuno destacar aqu la juris-prudencia civil de las Cortes superiores federales alemanas, que hanelevado a categora de principio procesal el denominado Verbot derBeweisantizipation o prohibicin de anticipar los resultados de laprueba, y en funcin del cual la pertinencia o utilidad de un medioprobatorio no puede apreciarse antes de su prctica basndose en jui-cios apriorsticos de que la prueba propuesta no alcanzar los resulta-dos pretendidos. Como indica la doctrina alemana, el fundamento dela prohibicin de la Beweisantizipation se encuentra tanto en la co-

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    41 As, la STS del 16 de junio de 1992, foja 1 (RA 5397) seala que: La conclusinanticipada de innecesariedad (de la prueba) puede llevar consigo una carga peligrosa deindefensin si se establecen precipitadas decisiones, y la de 22 de enero de 1992, foja 3(RA 289), igualmente destaca que: De todas formas se trata de un problema de lmites yequilibrio en tanto que los Tribunales por inclinacin natural consideran muchas vecesimpertinentes lo que a su juicio es intil o irrelevante, con lo que peligrosamente puedeestar anticipando, precipitadamente, una postura en clara indefensin de la parte.

    42 En este sentido, vase Muz Sabat, L., Tcnica probatoria (Estudios sobre lasdificultades de la prueba en el proceso), 4a. ed., Barcelona, Praxis, 1993, p. 89.

  • rrecta tutela de la imparcialidad del juez, como en el derecho de laspartes a probar los hechos discutidos en el proceso.43

    b) No debe equiparse utilidad con abundancia, y denegarse laprctica de pruebas por entender el juez que ya existe material pro-batorio suficiente para lograr su convencimiento sobre los hechos li-tigiosos. En mi opinin, la calidad de una prueba (criterio de la utili-dad) no debe verse afectada por la cantidad de prueba (criterio de laabundancia), por lo que la actividad probatoria pertinente y til debepracticarse al margen del resto de la prueba aportada a los autos,pues su valoracin tiene lugar al final del proceso, esto es, al dictarsentencia. En caso contrario, se estar peligrosamente prejuzgandoel fondo del asunto, a la vez que ignorando el carcter fundamentaldel derecho a la prueba.44

    c) Finalmente, no debe confundirse utilidad de la prueba con car-ga probatoria, para as denegar la prueba que una parte proponepor entenderse que con ella se pretende acreditar un hecho cuyaprueba no le corresponde debido a la aplicacin de las reglas delonus probandi. Ello significa concebir errneamente la institucinde la carga de la prueba, cuya aplicacin debe tener lugar slo alfinal del proceso al dictar sentencia, para cuando el juzgadorse encuentra ante hechos litigiosos que no hayan sido probados.45

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    43 Respecto de la Beweisantizipation en el proceso civil, vase Schneider, E., Beweisund Beweiswrdigung. Ein Lehrbuch unter besonderer Bercksichtigung des Zivilprozesses,

    2a. ed., Mnchen, 1971, pp. 38 y ss, quien la analiza, esencialmente, desde el punto de vistade los poderes discrecionales del juez, obvindose en la mayora de las ocasiones razona-mientos referentes al derecho constitucional a la prueba, op. cit., por Trocker, Nicol, Pro-cesso civile e Costituzionale (problemi di diritto tedesco e italiano, Miln, Giuffr, 1974, pp.521 y 523, especialmente nota 19.

    44 En esta lnea, la STC 14/1997, del 28 de enero, destaca en su fundamento jurdico9: Frente a esta conclusin no resultan convincentes las razones ofrecidas para justificarla denegacin de la fase probatoria del proceso. La verosimilitud, detalle y an contun-dencia del acta de infraccin sern o podrn ser aspectos relevantes en el momento poste-rior de valorar las pruebas pertinentes en el proceso, pero no en el anterior, de decidiracerca de la apertura del perodo probatorio. El riesgo de que alguna de las partes incurraen pruebas abusivas o excesivas no puede conjurarse denegando el recibimiento a pruebadel proceso, sino rechazando de manera motivada y razonada los concretos medios deprueba propuestos que puedan resultar impertinentes o intrascendentes. Vanse igual-mente la STC 246/1994, del 14 de septiembre (fundamento jurdico s 3 y 5).

    45 Al respecto, vase mi trabajo El derecho a la prueba en el proceso civil, cit., nota2, pp. 58-60.

  • Adems, admitir lo contrario nos llevara al absurdo de impedir aljuez valorar los resultados probatorios logrados con aquellas prue-bas incorrectamente admitidas al proceder de la iniciativa del liti-gante no grabado con la carga de la prueba, lo que supondra unaclara vulneracin del principio de adquisicin procesal.46

    c. La licitud

    Finalmente, el lmite de la licitud se encuentra legalmente previstoen los artculos 287.1 LEC y 11.1 LOPJ, en funcin de los cuales no de-be admitirse aquella prueba para cuya obtencin u origen se haya vulne-rado un derecho fundamental.

    La justificacin constitucional de este lmite del derecho a la pruebadebe buscarse en la debida proteccin de los derechos fundamentales quese han visto vulnerados para obtener la prueba. Adems, su recepcinprocesal comporta tambin la infraccin de los derechos a un procesocon todas las garantas y a la igualdad de las partes. As, la STC 50/2000,del 28 de febrero, afirma en su fundamento jurdico 2 que:

    la interdiccin de la admisin de la prueba prohibida por vulneracin dederechos fundamentales deriva directamente de la Constitucin, por la co-lisin que ello entraara con el derecho a un proceso con todas las garan-tas y a la igualdad de las partes (artculos 24.2 y 14 de la CE), y se basa,asimismo, en la posicin preferente de los derechos fundamentales en elordenamiento y de su afirmada condicin de inviolables.47

    3. Lmites extrnsecos

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    46 Este principio, a pesar de no estar expresamente recogido en la nueva LEC, es ad-mitido por la jurisprudencia del TS: as, vid. sus sentencias del 17 de mayo de 1994, fun-damento jurdico 2 (RA 3590), la del 14 de diciembre de 1993, fundamento jurdico 2(RA 9880), o la del 30 de noviembre de 1993, fundamento jurdico 3 (RA 9221).

    47 El origen de esta doctrina debe buscarse en la STC 114/1984, del 29 de noviem-bre, cuyo fundamento jurdico 5 establece que: El concepto de medios de prueba per-tinentes que aparece en el mismo artculo 24.2 de la Constitucin pasa, as, a incorpo-rar, sobre su contenido esencialmente tcnico-procesal, un alcance tambin sustantivo, enmrito del cual nunca podr considerarse pertinente un instrumento probatorio as ob-tenido.

  • El ejercicio de todo derecho de contenido procesal lleva consigo la ne-cesidad de adecuarse a una serie de cauces y formas procedimentales.Nos encontramos, por tanto, ante unos nuevos lmites que vienen im-puestos por los requisitos legales de proposicin de las pruebas, y que heclasificado en genricos, cuando afectan a cualquier medio probatorio, yespecficos, cuando inciden slo sobre un tipo de prueba.48

    A. Lmites genricos

    En los lmites genricos nos encontramos con los requisitos de legiti-macin y los temporales. Para que se admita un medio probatorio debehaber una legitimacin para la prueba, que se adquiere por el mero he-cho de ser parte en un proceso. Y, respecto de los requisitos temporales,es preciso que la prueba se proponga en el momento procesal oportuno.El cumplimiento de este requisito ha sido configurado por el TC comocondicin sine qua non para el correcto ejercicio del derecho a la prueba:as, a modo de ejemplo, la sentencia 236/2002, del 9 de diciembre (fun-damento jurdico 4) establece que para que se entienda vulnerado estederecho es necesario que la prueba se haya solicitado en la forma y mo-mento legalmente establecidos; la sentencia 165/2001, del 16 de julio(fundamento jurdico 2) afirma que este derecho fundamental: [] nocomprende un hipottico derecho a llevar a cabo la actividad probatoriailimitada en virtud de la cual las partes estn facultadas para exigir cua-lesquiera pruebas que tengan a bien proponer [] Puesto que se trata deun derecho de configuracin legal, es preciso que la prueba se haya soli-citado en la forma y momento legalmente establecidos, y la sentencia246/2000, del 16 de octubre (fundamento jurdico 3), al analizar el alcan-ce del derecho a la prueba, destaca que se trata de:

    un derecho de configuracin legal, cuyo ejercicio ha de someterse a los requi-sitos de tiempo y forma dispuestos por las leyes procesales, de modo quecuando la inadmisin o el rechazo de los medios de prueba sea debido al in-cumplimiento por parte del interesado de dichas exigencias legales, la resolu-cin que as lo acuerde no podr reputarse lesiva del artculo 24 de la CE.49

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    48 Cfr. mi trabajo El derecho a la prueba en el proceso civil, cit., nota 2, pp. 63-115.49 De igual modo, vanse las SSTC 19/2001, del 29 de enero (fundamento jurdico

    4); 186/2000, del 10 de julio (fundamento jurdico 4); 173/2000, del 26 de junio (fun-

  • El cumplimiento de estos lmites exige que la prueba deba solicitarse alfinal de la audiencia previa, en el juicio ordinario (artculo 429.1 de la LEC),o en el acto de la vista, en el juicio verbal (artculo 443.4 de la LEC), sibien, en algunos casos, la prueba debe aportarse con anterioridad, como su-cede con los documentos y los dictmenes periciales de parte.

    Como puede comprobarse, el ejercicio del derecho a la prueba debetener lugar en la primera instancia, por lo que la prueba ante el tribunalad quem tiene un carcter limitado, al configurarse la apelacin como unarevisio prioris instantiae. Por este motivo, la STC 170/1998, del 21 de julio,afirma en su fundamento jurdico 2 que es ajustado a la Constitucin el ca-rcter excepcional y limitado de las pruebas que pretenden practicarse du-rante la sustanciacin de los recursos de apelacin, pues el momento estric-tamente probatorio pertenece a la primera fase del proceso, y la STS del 16de junio de 2000 (RA 4424) destaca en el fundamento jurdico 2 el carc-ter restrictivo, limitado o excepcional del recibimiento a prueba en segundainstancia. En consecuencia, la prueba en apelacin slo puede solicitarse enel escrito de interposicin del recurso y por lo motivos tasados en el artculo420.2 de la LEC.

    B. Lmites especficos

    En los lmites especficos nos encontramos con todos aquellos queafectan slo a un determinado medio de prueba. La regulacin de cadauno de ellos exige para su admisin, no slo la proposicin de los mis-mos por una de las partes en el momento procesal oportuno sino, ade-ms, la concurrencia de una serie de requisitos ex lege, de muy distintanaturaleza. Afortunadamente, la LEC 1/2000 ha eliminado muchos de loslmites especficos que se encontraban tanto en el Cdigo Civil como enla LEC de 1881, si bien ha introducido otros de muy difcil justificacin,especialmente respecto a la prueba pericial.

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    damento jurdico 3); 140/2000, del 29 de mayo (fundamento jurdico 4); 96/2000, del10 de abril (fundamento jurdico 2); 37/2000, del 14 de febrero (fundamento jurdico3); 33/2000, del 14 de febrero (fundamento jurdico 2); 26/2000, del 31 de enero (fun-damento jurdico 2); 181/1999, del 11 de octubre (fundamento jurdico 3); 52/1998,del 3 de marzo (fundamento jurdico 2); 1/1996, del 15 de enero (fundamento jurdico2); 94/1992, del 11 de junio (fundamento jurdico 3); 211/1991, del 11 de noviembre(fundamento jurdico 2); o el ATC 155/2000, del 14 de junio (fundamento jurdico 2).

  • a. Interrogatorio de las partes

    En la regulacin de esta prueba, el artculo 301 LEC exige que el inte-rrogado sea la parte contraria, o el colitigante siempre y cuando en elproceso exista oposicin o conflicto de intereses entre ambos colitigan-tes, por lo que el derecho a la prueba puede ponerse en peligro en la me-dida en que se impide la declaracin de un coligante a instancia del otrosi no hay tal conflicto de intereses, pues no podr instar su declaracin nicomo testigo al no ser tercero ajeno al proceso ni tampoco medianteel interrogatorio de las partes.50

    Otro lmite lo encontramos en el artculo 302 LEC, que exige que laspreguntas se formulen en sentido afirmativo, con la debida claridad yprecisin, sin incluir valoraciones ni calificaciones, y referidas a los he-chos litigiosos.51

    Finalmente, al margen de estos lmites expresamente previstos en laLEC, nos encontramos con otras situaciones no resueltas en dicho texto yque puedan afectar al correcto ejercicio del derecho a la prueba: as, porejemplo, el problema de la identificacin de la concreta persona que debesometerse al interrogatorio cuando la parte sea una persona fsica menorde edad. Con la vigencia de la anterior normativa probatoria, se exigacapacidad legal al confesante (artculo 1231.II in fine del CC), lo queme condujo a mantener que la prueba deba realizarse con el representan-te legal del menor52. Sin embargo, la nueva LEC no la exige, y en cuantoal sujeto que debe someterse a esta prueba slo se refiere a la parte, y,estrictamente, parte es la persona fsica menor de edad (artculo 6.1.1 dela LEC). Si bien ello podra inducir a pensar que es el menor quien debe-ra declarar, mxime cuando su declaracin se permite para el interroga-torio de testigos siempre que tenga ms de catorce aos y posea el discer-nimiento necesario para conocer y declarar verazmente (artculo 361.IIde la LEC), no puede comparecer en juicio y realizar actos procesales v-

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    50 Al respecto, vase mi comentario al artculo 301 de la LEC Concepto y sujetosdel interrogatorio de las partes, Comentarios a la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil,Valladolid, Lex Nova, 2000, t. II, pp. 1809-1812.

    51 Sobre el particular, vase mi comentario al artculo 302 de la LEC (Contenido delinterrogatorio y admisin de las preguntas) en Comentarios a la nueva Ley de Enjuicia-miento Civil, t. II, pp. 1813-1816.

    52 Vase mi trabajo El derecho a la prueba en el proceso civil, cit., nota 2, pp. 80 y 81.

  • lidamente, pues para ello debe estar en el pleno ejercicio de sus dere-chos civiles (artculo 7.1 de la LEC), razn por la cual entendemos queel interrogatorio deber realizarse con su representante legal.53

    b. Interrogatorio de testigos

    La regulacin de esta prueba exige el cumplimiento de distintos requi-sitos referentes, bsicamente, al sujeto que puede emitir su testimonio, ala forma en que deben realizarse las preguntas, y al objeto o contenidodel testimonio:

    a) En primer lugar, respecto a las personas que pueden declarar, debenexaminarse los artculos 361 y 363 de la LEC.

    El artculo 361 de la LEC se refiere a la idoneidad para ser testigo,indicndose la capacidad mnima exigible a toda persona para que puedatestificar en juicio. As, se excluyen las que se hallen permanentementeprivadas de razn o del uso de sentidos respecto de hechos sobre los quenicamente quepa tener conocimiento por dichos sentidos. Respecto ala primera limitacin, para la que se precisar una sentencia en la que ex-presamente se establezca dicha privacin de razn de la persona propues-ta como testigo,54 a pesar de su lgica, en ocasiones puede originar resulta-dos indeseados, y as por ejemplo, podemos pensar en todos aquellossupuestos en los que dicha persona sea la nica que ha presenciado los he-chos litigiosos. En mi opinin, el libre y prudente arbitrio del juez en la va-loracin de la declaracin de estas personas sera suficiente para no impedir,de un modo absoluto y genrico, la posibilidad de su testimonio si el rganojurisdiccional lo considera oportuno.55 Con referencia a la segunda limita-cin, la lgica nos conduce a admitir su validez puesto que una persona cie-ga o sorda no podr declarar en juicio que vio u oy, respectivamente. Sinembargo, para que pueda operar este lmite probatorio es necesario que elciego sea totalmente ciego y el sordo totalmente sordo, por lo que si una

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    53 De igual modo, vase Montero Aroca, J., La prueba en el proceso civil, 3a. ed.,Madrid, Civitas, 2002, p. 173.

    54 Vase al respecto, mi comentario al artculo 361 de la LEC Idoneidad para sertestigos, Comentarios a la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil, cit., p. 1963.

    55 Esta es la solucin adoptada en distintos ordenamientos procesales civiles euro-peos, y la que se recoge en nuestra normativa procesal penal, ibidem, pp. 1964 y 1965.

  • persona es capaz de percibir sensaciones de algn tipo, por muy dbiles quesean, su declaracin deber ser posible y valorable libremente por el juez.

    En el artculo 363 de la LEC nos encontramos con una norma que tie-ne por rbrica Limitacin del nmero de testigos, lo que puede inducirerrneamente a pensar que en dicha norma existe un lmite a esta pruebarespecto a su admisin. Sin embargo, en su apartado primero, tan slo serecoge una norma distributiva del pago de los gastos que se deriven de suprctica, estableciendo que respecto a unos mismos hechos discutidos, elcoste del cuarto y siguientes testigos corresponde a la parte que los hayapropuesto.56 El segundo apartado del artculo 363 de la LEC establece queel tribunal que hubiere escuchado el testimonio de al menos tres testigos enrelacin con un hecho discutido, podr obviar las declaraciones testificalesque falten, referentes a ese mismo hecho, si se considera suficientementeilustrado con las ya emitidas. Tampoco en esta norma se impide la admisinde la prueba testifical, sino su prctica, por lo que el juez no puede denegardicha prueba efectuando juicios probabilsticos sobre la futura declaracinde los testigos. En cualquier caso, esta previsin normativa resulta censura-ble en la medida en que puede frustar el derecho a la prueba al no permitirla declaracin del cuarto y sucesivos testigos. En la medida en que se desco-noce el contenido de las futuras declaraciones testificales, el juez deberaabstenerse de negar la prctica de esta prueba. En mi opinin, a pesar de queel juez ya est convencido de un hecho, la declaracin de nuevos testigospuede aportarle datos que le hagan recapacitar sobre el convencimiento pro-visional ya adquirido, motivo por el cual debera procurar lograr la plenaeficacia a esta prueba y permitir la declaracin de todos los testigos propues-tos. Finalmente, si el juez entiende que en la prctica de esta prueba existeuna actuacin maliciosa de una parte, al objeto, por ejemplo, de dilatar in-justificadamente la duracin del juicio, podr rechazar la declaracin del tes-tigo aplicando los artculos 247.2 de la LEC y 11.2 de la LOPJ.

    b) En segundo lugar, respecto a la forma en que deben realizarse laspreguntas, el artculo 368.1 LEC exige que se formulen en sentido afir-mativo, con la debida claridad y precisin, y sin incluir valoraciones nicalificaciones.57

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    56 Para una crtica de esta norma me remito al comentario que realizo del artculo363 de la LEC, Limitacin del nmero de testigos, ibidem, pp. 1969 y 1970.

    57 Sobre el particular, vase mi comentario al artculo 368 de la LEC Contenido yadmisibilidad de las preguntas que se formulen, ibidem, pp. 1981 a 1983.

  • c) Finalmente con referencia al objeto o contenido del testimonio, elartculo 371 la LEC libera al testigo de declarar cuando tenga el deber deguardar secreto por razn de su estado o profesin, o sea interrogado so-bre hechos referentes a una materia legalmente declarada secreta o clasi-ficada como de carcter reservado o secreto. En esta norma encontramosuna limitacin al derecho constitucional a la prueba, consistente en la fal-ta de prctica de la prueba testifical cuando exista un deber genrico deguardar secreto, distinguiendo el legislador dos hiptesis con distintanormativa.

    En primer lugar, la falta de prctica de la prueba testifical para cuandoel testigo alegue que, por razn de su estado o profesin, tiene el deberde guardar secreto respecto de los hechos por los que se le interrogue (porejemplo, abogados, procuradores, notarios, mdicos, periodistas, psiclo-gos, eclesisticos de cualquier culto religioso, etctera). La alegacin co-rresponde slo al testigo, nico titular del citado derecho, y no a la parteque entienda que puede verse perjudicada por el hecho (no obstante, en es-te caso, dicha parte podr intentar invalidar esta declaracin probando lavulneracin del deber de guardar secreto, esto es, el derecho a la intimidadde la persona que ha confiado su privacidad, reconocido en el artculo 18.1de la CE, al estar ante un supuesto de prueba ilcita).58 Nos encontramosaqu ante una peculiar situacin de conflicto que surge entre dos derechosfundamentales, a saber, el derecho a la prueba de la parte que intenta la de-claracin del testigo, y el derecho a la intimidad de la persona que ha con-fiado al tercero el secreto que se pretende revelar en el proceso civil.59 Pa-ra averiguar el exacto alcance de esta limitacin probatoria entiendo quedebe analizarse conjuntamente con distintos preceptos de nuestro ordena-miento jurdico. El deber de guardar secreto tiene su justificacin en lapropia Constitucin, cuyo artculo 18.1 recoge el derecho al honor, a la in-timidad personal y familiar y a la propia imagen.60 Al objeto de proteger-

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    58 As, vase Pic i Junoy, J., El derecho a la prueba en el proceso civil, cit., nota 2,p. 353, nota 231.

    59 Otros preceptos constitucionales recogen el secreto profesional como un derecho ano declarar sobre los hechos concernientes al mencionado secreto. Se trata del artculo24.2.II, con referencia a los procesos penales, y del artculo 20.1.d, respecto a los perio-distas y dems profesionales de los medios de difusin, sobre datos e informaciones lo-grados en el ejercicio de sus funciones.

    60 En este sentido, Michavila Nez configura el secreto profesional como una mani-festacin concreta del ms amplio derecho a la intimidad personal y familiar, por lo que

  • los, la LO 1/1982, del 5 de mayo, que desarrolla el artculo 18.1 CE, preven su artculo 7.4 como intromisin ilegtima en tales derechos la reve-lacin de datos privados de una persona o familia conocidos a travs de laactividad profesional u oficial de quien los revela. Junto a dicha previsinencontramos el artculo 2.2 de la misma Ley, que permite la declaracin yrevelacin de los secretos, bien en virtud de una autorizacin prevista ex-presamente en la ley, o bien mediante el consentimiento expreso del titularde los mencionados derechos. De esta normativa se deducen las tres si-guientes consideraciones: primera, toda persona goza del derecho funda-mental a la intimidad personal (artculo 18.1 de la CE), lo que se materiali-za o concreta, en nuestro caso, en el derecho a que no se revelen, porterceros, datos privados o secretos a los que se ha tenido acceso en virtudde una actividad profesional u oficial (artculos 18.1 de la CE en relacincon el artculo 7.4 de la LO 1/1982);61 segunda: la posibilidad de revelarselos citados datos secretos se subordina a la existencia de una autorizacinexpresa de la ley o del sujeto que los ha confiado (artculo 2.2 de la LO1/1982), y tercera: debido al carcter expreso, tanto de la autorizacinlegal como del consentimiento del titular del derecho a la intimidad, debe-r rechazarse toda declaracin reveladora de secretos realizada con omi-sin de tales exigencias, al producirse la vulneracin del mencionado dere-cho a la intimidad. En consecuencia, entiendo que dicha declaracin no

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    sigue indicando el autor es la proteccin del derecho a la intimidad del depositante delsecreto la clave de bveda de la institucin, El artculo 24 de la Constitucin y el derechoal secreto profesional: una visin unitaria de la institucin, Revista Espaola de DerechoAdministrativo, nm. 56, octubre-diciembre 1987, pp. 538 y 547.

    61 Obviamente, como ha destacado la jurisprudencia del TS, la presente limitacin pro-batoria no es absoluta, es decir, no imposibilita toda eventual declaracin de un testigo quepueda guardar secretos de una de las partes litigantes, sino slo la declaracin referente a esteltimo extremo. As, respecto al carcter restrictivo del derogado artculo 1.247. 5 del CdigoCivil (CC) (de contenido similar al aqu examinado) cfr. la STS de 12 de noviembre de 1985,fundamento jurdico 2 (RA 5578), o la del 5 de marzo de 1981, considerando 2 (RA 899),en la que se indica: [...] toda vez que si ciertamente el citado nm. 5 del artculo 1.247, enrelacin con el artculo 1.245, ambos del CC, establece la inhabilidad, por disposicin de laley, de los que estn obligados a guardar secreto, por su estado o profesin, en los asuntosrelativos a su profesin o estado", la incapacidad que al respecto implica no es absoluta, en elsentido, en lo que se refiere al Abogado, de que el mero hecho de serlo pueda ser rechazadotanto a priori como en las manifestaciones testificales que haya rendido, sino relativa, depen-diente de que por la ndole de las preguntas que se hubieren formulado y contestado afecten aun real y efectivo secreto profesional [...]. De igual modo, cfr. la STS del 2 de abril de 1971,considerando 1 (RA 1563).

  • deber surtir efecto, esto es, no podr ser tenida en cuenta por el rganojurisdiccional para fundamentar su sentencia, en virtud del artculo 11.1 dela LOPJ y 283.3 de la LEC, al constituir ste un supuesto de prueba ilcita.A modo de conclusin, entiendo que del desarrollo orgnico del artculo18.1 de la CE se deriva una matizacin respecto al carcter genrico del l-mite probatorio previsto en el artculo 371 de la LEC, pues es admisible yeficaz la declaracin que un testigo realice sobre datos o informacionesacerca de los cuales deba guardar secreto, cuando ello se prevea ex lege oexista una autorizacin expresa del titular del derecho a la intimidad. Encaso contrario, el debido respeto a este derecho justifica el presente lmitea la prueba testifical, y la consecuente prohibicin del juez de valorar eltestimonio logrado vulnerando el derecho fundamental a la intimidad.

    Y, en segundo lugar, la limitacin probatoria puede producirse cuandoel testigo alegue que los hechos por los que se le pregunta pertenecen amateria legalmente declarada o clasificada como de carcter reservado osecreto. En este caso, el tribunal podr denegar la formulacin de la pre-gunta formulada o, si lo considera necesario para la satisfaccin de los in-tereses de la administracin de justicia, podr requerir al rgano compe-tente el documento oficial que acredite el carcter reservado o secreto de lamateria sobre la que se ha preguntado al testigo. Dicha peticin se harmediante providencia, lo que pone de manifiesto la voluntad del legisladorde que el juez se limite a formular dicha peticin, sin que motive o razonela necesidad de la declaracin testifical para la justa resolucin del litigio.Si el citado rgano determina que dicha materia no tiene el carcter reser-vado o secreto, el testigo deber contestar a las preguntas que se le formu-len; si, por el contrario, certifica dicho carcter, el juez slo podr unir alos autos el documento remitido por el citado rgano y dejar constancia delas preguntas afectadas por el secreto oficial. La presente regulacin nor-mativa es sumamente deficiente e insatisfactoria, y en la medida en que yahe tenido ocasin de manifestarme con profundidad de razonamientos enotro lugar, me remito a lo ya indicado en dicho estudio.62

    Para concluir los lmites a esta medio probatorio debo referirme a dosnormas que establecen una injustificada limitacin al derecho a la prueba.

    a)

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    62 Vase mi comentario al artculo 371 de la LEC Testigos con deber de guardar se-creto, op. cit., nota 15, pp. 1992-1998.

  • El artculo 51 Cdigo de Comercio (CC), segn el cual la declara-cin de testigos no resulta bastante para probar la existencia de uncontrato cuya cuanta exceda de 1 500 pesetas salvo que no concurracon alguna otra prueba. A pesar de que estamos en presencia de unanorma referente a la valoracin de la prueba, y no su admisin, suvigencia resulta cuestionable por cuanto limita la eficacia del dere-cho a la prueba, y este lmite resulta injustificable en la medida enque no existe otro derecho fundamental o un valor o bien constitu-cionalmente protegido que, en virtud del criterio de la proporcionali-dad, justifique la limitacin del mencionado derecho a la prueba.63

    b) Y el artculo 379.1 de la LEC, en el que no se permite la prueba tes-tifical para acreditar la tacha del testigo. Si bien esta prohibicinprobatoria no afecta directamente al hecho litigioso, respecto delcual se permite el interrogatorio de testigos, si alcanza el derecho aintervenir en toda su extensin en la prctica de los diversos mediosde prueba, independientemente de quien lo haya solicitado, por loque se limita de esta forma el derecho a la prueba. Mediante estaprohibicin no slo se reduce la posibilidad de contradecir la decla-racin del testigo, al acreditar su falta de imparcialidad, sino que seimpide al juez poder valorar debidamente dicha declaracin. Comoindiqu con anterioridad, el carcter fundamental del derecho a laprueba impone al legislador determinadas pautas al objeto de permi-tir su mxima virtualidad y eficacia, esto es, posibilitar la mayor ac-tividad probatoria, y la norma aqu comentada viene a desconoceresta realidad constitucional, sin que exista otro derecho, valor o bienconstitucionalmente protegido que justifique esta limitacin.

    c. Prueba documental

    La proposicin de esta prueba presenta, desde el punto de vista del proce-dimiento probatorio, una singularidad: la aportacin in limine litis de los do-

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    63 A mayor abundamiento, es posible mantener la tesis planteada por Chozas Alonso, se-gn la cual el artculo 51 Cdigo de Comercio ha sido derogado tcitamente por la Disposi-cin Derogatoria de la Ley 1/2000, La prueba de interrogatorio de testigos en el proceso ci-vil, Madrid, La Ley, 2001, p. 88.

  • cumentos (pblicos o privados) fundamentales,64 tanto los procesales (ar-tculo 264 de la LEC), como los materiales (artculo 265 de la LEC), esto es,los que recogen los hechos que constituyen la causa petendi invocada por elactor (o por el demandado en la hiptesis de existir reconvencin), y los quejustifican la realidad fctica en la que el demandado funda su defensa u opo-sicin.65

    En consecuencia, de la citada normativa se desprende un lmite proba-torio de especial relevancia prctica: los documentos materiales posedospor una parte no aportados en este momento procesal no podrn serlocon posterioridad (artculo 269.1),66 precluyendo as la posibilidad de ejer-

    ESTUDIOS EN HOMENAJE A HCTOR FIX-ZAMUDIO 557

    64 Para un anlisis en profundidad de la presentacin inicial de documentos en el procesocivil, vid. los trabajos de Guasp Delgado, J., La presentacin de documentos en los juiciosde mayor y menor cuanta, Revista de Derecho Procesal, nm. I, 1945, pp. 59-99; OlivaSantos, A. de la, La presentacin de documentos, Revista de Derecho Procesal, nm. IV,1970, pp. 875-899, y el de Montero Aroca, J., Presentacin de documentos materiales con lademanda y la contestacin, Poder Judicial, nm. 17, marzo de 1990, pp. 37-67.

    65 Al respecto, debemos destacar que la jurisprudencia entiende por documentos funda-mentales o bsicos, los que generan la causa petendi invocada (SSTS del 24 de octubrede 1994, foja 7, RA 7681, y 16 de julio de 1991, foja 1, RA 5389); afectan a lo sustancialdel pleito (STS del 2 de junio de 1990, foja 1, RA 4724); aqullos en los que se apoya laaccin ejercitada (STS del 16 de febrero de 1990, foja 2, RA 691); los que generan la cau-sa petendi invocada, es decir, los verdaderamente fundamentales (STS del 26 de abril de1985, considerando 1, RA 1.991); los que por ser bsicos de la pretensin, han de ser pre-sentados in limine litis en cuanto que generan la causa de pedir (STS del 24 de octubre de1978); los que (conciernen) al fondo del pleito (STS del 7 de febrero de 1970, consideran-do 3, RA 686); los que generan la causa de pedir invocada en el pleito, con la consiguienteexcepcin de las dems (STS del 9 de diciembre de 1960, considerando 1, RA 4110), losfundamentales del derecho que se alega, y los dems secundarios o coadyuvantes del mis-mo, justificativos de hechos que guardan relacin inmediata con la cuestin en el pleito y aunpudieran influir en su decisin (STS del 3 de abril de 1954, considerando 3, RA 1011).

    66 Sobre este particular, la STS del 7 de abril de 1993, foja 1 (RA 2.795), sostiene: Lapresentacin de tales documentos plantea el problema de resolver sobre su oportuna aporta-cin y, consecuente admisibilidad [...] no procede admitir los documentos por cuanto pu-dieron ser interesados y aportados perfectamente en primera instancia y, en todo caso, en lasegunda [...] es de concluir que aqullos no es dable entenderlos comprendidos en los ar-tculos 506.1 y 1724 del Texto Procesal, y que procede, por tanto, rechazar los meritadosdocumentos. De igual modo, vanse las SSTS del 24 de octubre de 1994, foja 7 (RA7681); 20 de abril de 1991, foja 2 (RA 3012), y 7 de mayo de 1988, foja 1 (RA 4022); ascomo la STC 3/1984, del 20 de enero (foja 3), segn la cual: En materia de presentacinde documentos, la norma general no es, como es sabido, la de reservar su aportacin parael perodo probatorio, sino la de adelantar el trmite al momento de presentacin de la de-manda o de la contestacin, por lo que la denegacin por el Tribunal ordinario de la prue-ba documental presentada extemporneamente sigue indicando el TC no supone una

  • citar el derecho a la prueba en cuanto a la prueba documental.67 En funcinde ello, el rgano jurisdiccional deber apreciar ex officio dicha circunstan-cia,68 pues la aportacin extempornea de los mencionados documentosal margen de contravenir, como indican la doctrina y la jurisprudencia, elprincipio de la buena fe o tica procesal,69 supone una manifiesta desigual-dad para la parte sorprendida por la actuacin maliciosa de su contraria, sus-ceptible de provocarle indefensin.70

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    infraccin del derecho a la prueba. En esta lnea, la SAP de Baleares del 1o. de febrero de1994 (fundamento jurdico 3), destaca que la aportacin, en perodo probatorio, del docu-mento en el que el demandado intentaba fundar la excepcin de pago ha sido extempor-nea, razn por la cual resulta correcta su inadmisin (cfr. Tribunal, nm. 3, 1994, p. 840).

    67 Evidentemente, la preclusin de esta posibilidad no comporta la inadmisin de lademanda, as como tampoco que deba inevitablemente dictarse una sentencia desfavo-rable sobre el fondo, pues como observa Montero Aroca, op. cit., nota 65, p. 62, a lalargo del proceso puede producirse alguna contingencia que permita, a pesar de la faltade los documentos, el xito de la demanda [por ejemplo, el demandado reconoce el he-cho constitutivo en la contestacin o lo admite en la confesin].

    68 En este sentido, el artculo 269.1 de la LEC imperativamente establece: Cuando conla demanda, la contestacin o, en su caso, en la audiencia previa al juicio, no se presentara al-guno de los documentos no podr ya la parte presentar el documento posteriormente, nisolicitar que se traiga a los autos....

    69 Al respecto, vanse mis trabajos El principio de la buena fe procesal, Barcelona,J. Ma. Bosch, 2003, pp. 157 y 158, y Aproximacin al principio de la buena fe procesalen la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil, Revista Jurdica de Catalua, nm. 4, 2001,pp. 958 y 959.

    70 En este sentido, la STS del 18 de diciembre de 1991, fundamento jurdico 2 (RA9400), casa y anula la de instancia por permitir la introduccin de un documento funda-mental para el derecho del actor, autor de tal conducta, fuera del perodo expositivo delpleito, sin justificar, que se halla en las circunstancias previstas en la LECiv (artculo 506),ni por tanto con posibilidad de que la otra parte litigante alegue lo que crea oportuno (ar-tculo 508 de la LECiv), y fuera del perodo probatorio tambin [...] cmulo de irregulari-dades, generadoras de indefensiones por doquier para la recurrente, que esta Sala tiene eldeber de reparar. De igual modo, la SAP de Baleares del 1o. de febrero de 1994 (funda-mento jurdico 3), destaca que el principio de la preclusin en la aportacin de documen-tos va encaminado a evitar la indefensin, proscrita en el artculo 24 de la Constitucin(cfr. Tribunal, nm. 3, 1994, p. 840).

    De igual modo, Montero Aroca, op. cit., nota 65, pp. 47 y 48, afirma que la finali-dad o razn de ser de la especialidad del artculo 504 de la LEC de 1881 (ms el artculo503.2, en su segundo inciso), atiende a la igualdad entre las partes, en el sentido de que nopuede producirse indefensin para algunas de ellas. Lo que se trata es de evitar que una par-te presente los documentos fundamentales en que apoya su pretensin o resistencia en unmomento procesal en que la otra no puede probar en contra (dice la sentencia del TribunalSupremo del 8 de octubre de 1963) o, desde un punto de vista complementario, lo que se tra-

  • No obstante, la exigencia de aportar los documentos materiales ab ini-tio tiene tres importantes excepciones:

    a) La primera prevista en el artculo 270 de la LEC71 se justificaen la medida en que hay una imposibilidad para la parte interesada derealizar dicha aportacin, imposibilidad que puede deberse a tres fac-tores: a la inexistencia del documento, por ser de fecha posterior a losescritos de demanda y contestacin, o en su caso a la audiencia previaal juicio, siempre que no se hubiesen podido confeccionar ni obtenercon anterioridad a dichos momentos procesales (artculo 270.1.1 de laLEC); al desconocimiento de su existencia, siempre que la parte quetena la carga de su aportacin justifique no haber tenido conocimien-to de su existencia (artculo 270.1.2 de la LEC); o a la indisponibili-dad del mismo, por causas no imputables al litigante interesado ysiempre que haya designado oportunamente el archivo o lugar en quese encuentren los originales (artculo 270.1.3 de la LEC). Todos estosdocumentos pueden aportarse antes de que concluya la vista o juicio,de acuerdo al artculo 271 de la LEC.

    b) La segunda excepcin a la necesidad de presentar los documentosmateriales in limine litis alcanza a los no esenciales o fundamen-tales; los que tienen por finalidad contrarrestar las alegacionesformuladas por el demandado en su contestacin a la demanda(artculo 265.3 in fine de la LEC);72 as como los que sirven para

    ESTUDIOS EN HOMENAJE A HCTOR FIX-ZAMUDIO 559

    ta es de lograr que cada parte sepa, en la fase de alegaciones, cul es la justificacin docu-mental en que apoya su pretensin o resistencia la contraria (dice la Sentencia del TribunalSupremo del 5 de noviembre de1965).

    71 Para un estudio ms extenso de esta norma me remito a mi comentario al artculo318 de la LEC, Modo de produccin de la prueba por documentos pblicos, op. cit.,nota 15, pp. 1849 a 1855.

    72 De este modo, la STS del 9 de marzo de 1999, fundamento jurdico 1 (RA 2142) des-taca que la obligacin de aportar in limine litis los documentos no alcanza a los documentosprecisos para desvirtuar las excepciones opuestas por los demandados, pues en otro caso secausara indefensin; la de 9 de marzo de 1994, fundamento jurdico 1 (RA 2205), afirmaque los artculos 504 y 506 de la LEC no se infringen cuando el actor aporta documentos pa-ra destruir las excepciones opuestas por el demandado, manifestando que no puede negarseal demandante la posibilidad de probar hechos tendentes a desvirtuar alegaciones de la partedemandada. De igual modo, la STS del 16 de junio de 1991, fundamento jurdico 1 (RA5389), sostiene la eficacia probatoria de la documentacin no aportada con la demanda en-caminada a combatir las alegaciones de su adversario, que ni conoca anticipadamente, ni po-da preverlas presuntivamente; y la STS del 2 de junio de 1990, fundamento jurdico 1 (RA

  • acreditar las aclaraciones, correcciones, rectificaciones o modifi-caciones fcticas permitidas por la ley,73 respecto de los cualescabe incorporarlos al proceso bien durante la audiencia previa (sise trata de documentos del actor respecto a las alegaciones del de-mandado: artculo 265.3 de la LEC) o el juicio.74

    c) Y, por ltimo, el momento preclusivo para la presentacin de do-cumentos no alcanza a las facultades del Tribunal, que podr in-corporar al proceso los que estime necesarios, a travs de las dili-gencias finales (artculo 435 de la LEC).75

    Finalmente, en el artculo 332 de la LEC, que regula el deber de exhi-bicin documental de las entidades oficiales, nos encontramos con otraprevisin susceptible de limitar la eficacia del derecho a la prueba. En es-ta norma se prev, en materia de aportacin de documentos, un trata-miento privilegiado a favor de la Agencia Tributaria. Si bien se imponeel deber de exhibicin documental a las entidades oficiales, ello no al-canza a los documentos de carcter reservado o secreto, por lo que laLEC sigue manteniendo la posibilidad de que la Agencia Tributaria, am-parndose en el artculo 113 de la Ley General Tributaria que estable-ce el carcter reservado de los datos obtenidos por la AdministracinTributaria se niegue a colaborar con los Tribunales. En mi opinin, enun verdadero Estado de derecho nadie puede ser inmune a la justicia y al

    JOAN PIC I JUNOY560

    4724), manifiesta que la prohibicin contenida en el artculo 506 de la Ley de Enjuiciamien-to Civil [...] no afecta, por tanto, a los (documentos ) que se presentan para destruir las excep-ciones opuestas por el demandado [...] al tratarse de documentos no fundamentales sino diri-gidos a desvirtuar las excepciones y alegaciones formuladas de contrario cuya entrada enautos es admisible en periodo probatorio; la del 7 de marzo de 1990, fundamento jurdico 1(RA 1675), afirma que cuando se trate de documentos presentados con posterioridad a lademanda que tengan por objeto destruir las excepciones opuestas por la parte demandada, su-puesto en el que, al admitirlos, no se infringe el artculo 506 de la LEC [...]; y la del 14de febrero de 1989, fundamento jurdico 1 (RA 836), indica que el artculo 504 de laLEC no afecta a los documentos tendentes a desvirtuar la oposicin de la parte contra-ria, esto es, para atacar las excepciones o contestacin de los demandados.

    73 Al respecto, vase la STS del 16 de abril de 1990, foja 1 (RA 2761) y la de 1o. de ju-lio de 1960, considerando 1 (RA 2616).

    74 As, por ejemplo, vase la STS del 24 de octubre de 1994, foja 7 (RA 7681) y la del16 de julio de 1991, foja 1 (RA 5389).

    75 En este sentido se pronuncian expresamente, si bien con referencia a las diligenciaspara mejor proveer de los artculos 340 y ss. de la LEC de 1881, las SSTS del 24 de enero de1990, foja 2 (RA 21); 24 de marzo de 1990, foja 2 (RA 1725), o la de 8 de octubre de 1990,foja 2 (RA 7480).

  • deber de colaborar con la misma, y slo en supuestos muy excepcionales(as, por ejemplo, cuando est en peligro la seguridad del Estado) cabenegarse a lo solicitado por un juez. Si lo que pretende es garantizarse laintimidad de los datos suministrados a la Agencia Tributaria, no existemayor garanta que la intervencin del juez para velar por el respeto dedicha intimidad. Sin duda alguna, el privilegio atribuido a la AgenciaTributaria es del todo injustificado, por lo que debera suprimirse al limi-tar la eficacia del derecho a la prueba del solicitante. De lo contrario, po-dra parecer que la Agencia Tributaria, en pugna con la administracinde justicia, se niega a entregar los datos que gestiona al nico objeto degarantizar la eficacia del procedimiento ejecutivo de sus propios crditosante los ciudadanos76. No obstante, mientras no se produzca este cambionormativo, la nica solucin prctica al problema planteado pasa por re-querir de exhibicin a la parte contraria de los documentos gestionadospor la Agencia Tributaria (en cuyo caso, de negarse, podr aplicarse lasancin prevista en el artculo 329), o requerirle para que autorice a di-cho rgano a librar tales documentos (en cuyo caso, la Agencia Tributa-ria ya no podr negarse a entregarlos).77

    d. Dictamen pericial

    La regulacin que la nueva LEC ofrece de la prueba pericial planteadiferentes deficiencias constitucionales, limitando excesivamente los de-rechos a la igualdad procesal, a la defensa y a la prueba.78

    As, la obligacin de aportar el dictamen pericial de parte in limine li-tis, junto con la demanda y contestacin (artculo 336.1) introduce mlti-ples factores de desigualdad, perjudicando muy especialmente al litigantecon escasos recursos econmicos, ya que difcilmente podr proveerse deun inicial dictamen pericial, y ello suceder al margen de que sea o no ti-tular del derecho a la justicia gratuita:

    ESTUDIOS EN HOMENAJE A HCTOR FIX-ZAMUDIO 561

    76 Ya as me pronunci en La ejecucin de las sentencias civiles y la Agencia Tribu-taria: un despropsito de tcnica legislativa, Justicia, 1998, 1-2, p. 220.

    77 Sobre el particular, vanse las sugerentes reflexiones de Muz Sabat, L., Decmo probar los hechos secretados en el proceso civil, Revista Jurdica de Catalua,nm. 1, 1997, pp. 125-133.

    78 Para un completo estudio de esta prueba en la LEC 1/2000, vase mi trabajo Laprueba pericial en el proceso civil espaol, Barcelona, J. Ma. Bosch, 2001.

  • a) Si el justiciable es beneficiario de dicho derecho, una vez iniciado elproceso, podr solicitar la designacin judicial del perito (artculo339.2 de la LEC). De la lectura concordada de esta n