El Derecho de Peticion
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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA.
FACULTAD EXPERIMENTAL DE CIENCIAS.FORMACIÓN GENERAL A DISTANCIA (FORGAD)
CÁTEDRA: METODOLOGÍA DE LAINVESTIGACIÓN DOCUMENTAL.
EL DERECHO DE PETICIÓN DENTRO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.
ASPECTOS CONSTITUCIONALES Y LEGISLATIVOS.(Monografía para la Unidad Curricular
Metodología de la Investigación Documental)
Elaborado por:Elianny Terán.
Asesor Metodológico:Prof. Leonardo Fernández.
Maracaibo, Septiembre 2007.
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA.
FACULTAD EXPERIMENTAL DE CIENCIAS.FORMACIÓN GENERAL A DISTANCIA (FORGAD)
CÁTEDRA: METODOLOGÍA DE LAINVESTIGACIÓN DOCUMENTAL.
EL DERECHO DE PETICIÓN DENTRO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.
ASPECTOS CONSTITUCIONALES Y LEGISLATIVOS.(Monografía para la Unidad Curricular
Metodología de la Investigación Documental)
Elaborado por:Elianny Terán.
Asesor Metodológico:Prof. Leonardo Fernández.
Maracaibo, Septiembre 2007.
EL DERECHO DE PETICIÓN DENTRO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.
ASPECTOS CONSTITUCIONALES Y LEGISLATIVOS.
__________________________________Terán Almarza, Elianny Karena
C.I.: 18.508.282Calle 86 con Av. 2C, Sector Valle Frío
Las Tres Carabelas, Maracaibo.Telf.: 0261-7916439.
__________________________________Prof. Leonardo Fernández.
Asesor Metodológico.
EL DERECHO DE PETICIÓN DENTRO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.
ASPECTOS CONSTITUCIONALES Y LEGISLATIVOS.
Terán Almarza, Elianny KarenaC.I.: 18.508.282
Calificación: ( ) ________________________
Observaciones:_____________________________________________________________
___________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________
_______________
__________________________________Prof. Leonardo Fernández.
Maracaibo, 05 de Septiembre de 2007
INDICE DE CONTENIDO.
Pág.
INTRODUCCIÓN 9
1.- EL DERECHO DE PETICIÓN. 11
1.1.- Definición. 11
1.2.- Personas Interesadas para Comenzar el Proceso. 12
1.3.- Mecanismos de Solicitud. 12
1.4.- Regulación del Derecho de Petición en materia Administrativa. 13
1.5.- Clases. 14
1.5.1.- Derecho de Petición Política. 14
1.5.2.- Derecho de Petición Administrativa. 15
2.- GARANTÍA DE LOS ADMINISTRADOS. 16
2.1.- Silencio Administrativo. 18
2.1.1.- Silencio Negativo. 18
2.1.2.- Silencio Positivo. 19
2.2.- Recursos Administrativos. 20
2.2.1.- Recurso de Reconsideración. 21
2.2.2.- Recurso Jerárquico. 21
2.2.3.- Recurso de Revisión. 22
3.- MEDIDAS CONTRA LA INACTIVIDAD O INCUMPLIMIENTO DEL
DERECHO DE PETICIÓN. 23
4.- EL DEBER DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. 24
4.1.- Definición. 24
4.2.- Incumplimiento del Deber. 25
CONCLUSIONES. 27
RECOMENDACIONES. 29
INDICE DE REFERENCIAS CITADAS. 30
INDICE DE FUENTES DOCUMENTALES. 32
ESQUEMA DE CONTENIDO.
1.- EL DERECHO DE PETICIÓN.
1.1.- Definición.
1.2.- Personas Interesadas para Comenzar el Proceso.
1.3.- Mecanismos de Solicitud.
1.4.- Regulación del Derecho de Petición en materia Administrativa.
1.5.- Clases.
1.5.1.- Derecho de Petición Política.
1.5.2.- Derecho de Petición Administrativa.
2.- GARANTÍA DE LOS ADMINISTRADOS.
2.1.- Silencio Administrativo.
2.1.1.- Silencio Negativo.
2.1.2.- Silencio Positivo.
2.2.- Recursos Administrativos.
2.2.1.- Recurso de Reconsideración.
2.2.2.- Recurso Jerárquico.
2.2.3.- Recurso de Revisión.
3.- MEDIDAS CONTRA LA INACTIVIDAD O INCUMPLIMIENTO DEL DERECHO
DE PETICIÓN.
4.- EL DEBER DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.
4.1.- Definición.
4.2.- Incumplimiento del Deber.
INTRODUCCIÓN.
El Derecho de Petición y la debida respuesta ha sido consagrado como una garantía
explícita en casi todas las Constituciones. Su punto de partida se encuentra en la enmienda de
la Constitución de los Estados Unidos de América, la cual dispone “El congreso no hará una
ley por la que se limite el derecho del pueblo a pedir al gobierno la reparación de sus
agrarios”.
De allí entonces que el artículo 51 de la Constitución de la Republica Bolivariana de
Venezuela, define al Derecho de Petición como el derecho de representar o dirigir peticiones
ante cualquier autoridad, funcionario o funcionaria público sobre los asuntos que sean de la
competencia de estos o estas, y de obtener oportuna y adecuada respuesta. La misma establece
como sanción a quienes violen o retarden el ejercicio de este derecho la destitución del cargo.
De igual forma es definida en los artículos 2 y 5 de la Ley Orgánica de Procedimiento
Administrativo (LOPA).
El Derecho de Petición es un antiguo derecho, que no siempre es tomado en cuenta por las
autoridades, pues a menudo se presentan diversos problemas para su oportuna solución. Por
tanto, se plantea como objetivo específico, establecer qué es el Derecho de Petición y cuáles
serian las dificultades que le impiden o retardan al administrado en el ejercicio y goce de este
derecho.
Seria entonces el factor tiempo uno de los influyentes, como también la omisión o
incumplimiento de dar una debida respuesta por parte del funcionario publico, la omisión de
algún requisito legal exigido al realizar la solicitud o el hecho de que dar una respuesta cuyo
objeto sea ajeno al de la petición requerida.
En tal sentido los objetivos generales a seguir en este trabajo será el de Analizar las
garantías de efectividad que se le ofrecen a los administrados al momento de ejercer el
Derecho de Petición; Determinar la influencia de los diversos factores como el tiempo,
oportuna respuesta que recibe el administrado al ejercer o solicitar el Derecho de Petición y
Analizar la no correspondencia e integridad que reciben los administrados en la respuesta a
sus peticiones.
Cabe destacar que desde el punto de vista metodológico, la investigación posee gran
importancia al presentar una metodología sistemática y coherente para analizar al Derecho de
Petición y los aspectos más importantes relacionados a él, aportando métodos viables,
procedimientos técnicos y válidos de investigación. Asimismo, la presente investigación será
un apoyo metodológico a futuras investigaciones, ya que servirá como antecedente o material
didáctico y de consulta para estudios futuros.
Esta investigación radica, entonces en aportar un nuevo análisis y descripción del tema
para aquellas personas que requieran conocimientos plasmados en esta investigación, además
de dar a conocer a los interesados las posibles acciones que pueden ejercer para hacer mas
efectivo su derecho a realizar peticiones ante un órgano de la Administración Publica y por
último se recomendará sobre las dificultades y garantías que se le pueden presentar a
cualquier persona al momento de ejercer el Derecho de Petición.
1.- EL DERECHO DE PETICIÓN.
1.1.- Definición.
Para el conocimiento de este Derecho es importante resaltar el rango que le da nuestra
Constitución y las leyes Venezolanas, como lo es la Ley Orgánica de Procedimientos
administrativos (LOPA), en las cuales esta garantía constitucional es definida en los artículos
51 y 2 respectivamente, artículos de donde se cita:
Artículo 51: “Toda persona tiene el derecho de representar o dirigir peticiones ante cualquier autoridad, funcionario público o funcionaria pública sobre los asuntos que sean de la competencia de éstos, y a obtener oportuna y adecuada respuesta. Quienes violen este derecho serán sancionados conforme a la ley, pudiendo ser destituidos del cargo respectivo”.
Artículo 2: “Toda persona interesada podrá, por sí o por medio de su representante, dirigir instancias o peticiones a cualquier organismo, entidad o autoridad administrativa. Estos deberán resolver las instancias o peticiones que se les dirijan o bien declarar, en su caso, los motivos que tuvieren para no hacerlo”.
Por su parte Leal (2001), sostiene que este derecho tiene como antecedente más antiguo a
las diez (10) enmiendas de la Constitución de los Estados Unidos y en la Constitución
Francesa de 1789, la razón de ser de este derecho fue originalmente el permitir a cualquier
poblador de ese país, exponer sus quejas ante los cuerpos políticos. De allí entonces se
trasladó a las Constituciones Venezolanas reconduciéndose de una petición política a una
petición administrativa.
Es por tal razón que para Araujo (1998), este derecho concreta la posibilidad de instar el
procedimiento administrativo, posibilidad que solo puede ejecutarse a instancia del
interesado, ello supone que la Administración Pública no podrá válidamente dictar la decisión
sin dicho presupuesto. (Artículo 48 LOPA).
Siguiendo con el autor el Derecho de Petición es aquella facultad que tienen los
administrados de introducir solicitudes ante el poder Público y aquel deber que tienen estos de
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dar una pronta y oportuna respuesta, respetando siempre la relación Administración-
Administrado.
Es entonces éste, un derecho individual básico de un Estado de Derecho, libre y
democrático, el cual lo garantiza plasmándolo en su Carta Magna y puede ser ejecutado
individual o colectivamente en relación con cualquiera de los cinco (5) Poderes Públicos
Venezolanos.
1.2.- Persona Interesada para Comenzar el Proceso.
Para Rondon de Sanso (1983), en el ámbito subjetivo de este derecho tenemos que el mismo
se destina a todos los sujetos del Ordenamiento Jurídico: personas físicas y morales sin
discriminación ni condición alguna, nuestra Constitución no hace diferencia, razón que nos
permite sostener que el interesado puede ser una persona natural o jurídica, venezolano o
extranjero, de derecho público o privado, en fin cualquier sujeto de derecho que tenga la
necesidad de dirigirse a las autoridades públicas en busca de satisfacer un interés particular o
general.
Nos permite el acceso de cualquier persona por razón de ciudadanía, nacionalidad o
cualquier otro motivo, porque al no atender al interesado por alguno de estos casos no solo
constituirá una violación a nuestra Constitución, por establecimiento de excepciones que la
norma suprema no expresa, sino que también podría hacer que la Administración Pública
quedara sujeta a posibles juicios de responsabilidad. Nuestro sistema de Derecho de Petición,
es amplio y generoso desde el punto de vista de su ejercicio y tal se le concede a todos
aquellos que reúnan el carácter de persona.
1.3.- Mecanismos de Solicitud.
La Constitución Nacional no establece un sistema específico de acceso a las autoridades
públicas para el ejercicio del Derecho de Petición, por lo tanto nos permite afirmar que se
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puede realizar por cualquier medio entendible por el funcionario, sea escrito, oral o gestual.
Cualquier medio es válido para recibirlo siempre y cuando sea hecho en términos respetuosos,
pero para ello el administrado debe cumplir con los requisitos establecidos en el artículo 49 de
la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos. El cual reza: “Cuando el procedimiento
se inicie por solicitud de persona interesada, en el escrito se deberá hacer constar:
1. El organismo al cual está dirigido.
2. La identificación del interesado, y en su caso, de la persona que actúe como su
representante con expresión de los nombres y apellidos, domicilio, nacionalidad,
estado civil, profesión y número de la cédula de identidad o pasaporte.
3. La dirección del lugar donde se harán las notificaciones pertinentes.
4. Los hechos, razones y pedimentos correspondientes, expresando con toda claridad la
materia objeto de la solicitud.
5. Referencia a los anexos que lo acompañan, si tal es el caso.
6. Cualesquiera otras circunstancias que exijan las normas legales o reglamentarias.
7. La firma de los interesados.
1.4.- Regulación del Derecho de Petición en materia Administrativa.
Según Rondon de Sanso (1983), después de analizar el Derecho de Petición, los
legisladores se dieron cuenta que para que el mismo pudiera hacerse efectivo faltaba una
regulación general que estableciera las consecuencias de la inactividad o silencio
administrativo ante el pedimento del interesado, es así entonces que la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos atiende a tal requerimiento mediante una regulación precisa
de tal derecho por vía administrativa, la cual consiste en tres (3) etapas:
1. La regulación alude a las solicitudes dirigidas a los órganos de la Administración
Pública no tenga regulaciones expresas y que no requieran sustanciación.
2. Hecha la solicitud, La Administración Pública deberá al solicitante comunicar por
medio de un escrito dentro de los cinco (5) días siguientes a la fecha de presentación,
si incurrió en alguna omisión de un requisito, para que el mismo pueda subsanarlo.
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3. La decisión administrativa deberá producirse en los veinte (20) días siguientes a la
presentación de la solicitud si no hubieren sido hechas algunas observaciones al
respecto y en ese caso, lapso comenzará a contarse a partir de la fecha en que el
interesado cumpliere con los requisitos exigidos.
Por su parte Araujo (1998) afirma que nuestra Ley Orgánica del Procedimiento
Administrativo, la regula de la siguiente manera:
1.- Obligando a la Administración a no demorar la resolución del procedimiento
administrativo en el lapso previsto (art. 60, LOPA)
2.- Obligándola también a dictar una decisión expresa en todo caso, incluso fuera del
plazo señalado y aunque se haya instaurado un proceso administrativo como consecuencia de
la aplicación de la teoría del silencio administrativo. Si no fuese así, se crearía una situación
de indefensión. De ahí que el ordenamiento positivo prevea esa situación de pasividad de la
Administración Pública y establezca los medios para que, aun produciéndose, se evite que el
interesado quede a merced de esa inactividad, haciendo ilusorios sus derechos.
1.5.- Clases.
Según Araujo (1998), la distinción entre el Derecho de Petición se encuentra en que
existen dos tipos; el Derecho de Petición Política (derecho de pedir) y el Derecho de Petición
Administrativa (derecho de instar) los cuales son regulados por normas de distintos
caracteres.
1.5.1.- Derecho de Petición Política (derecho de pedir).
Siguiendo a Araujo (1998), esta clase de derecho tiene como materias predominantes la
oportunidad, la convivencia de los intereses públicos cuyo análisis y actuación corresponde a
las autoridades superiores del Estado. En la cual hasta una decisión negativa significa una
postura y definición política.
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De igual manera en este derecho se hacen planteamientos acerca de problemas nacionales
o necesidades colectivas, obligando así a la Administración Pública a dar una respuesta sin
necesidad de resolución, concediéndola o negándola ya que el interesado se encuentra en una
no reconocida situación jurídica individual.
Surge entonces respecto a las peticiones políticas, la única obligación administrativa de
acusar recibo y no la de la resolución de la misma. Así, el Derecho de Petición Política radica
en el reconocimiento de un derecho genérico constitucional. Este constituye un acceso del
ciudadano a los Poderes Públicos mediante un instrumento muy simple que consiste en un
escrito sin formalidades, de allí que su eficacia se produce cuando la autoridad conoce de la
comunicación y emite el acuse de recibo del mismo y la decisión en este caso es más bien un
accidente deseable y no es imprescindible.
1.5.2.- Derecho de Petición Administrativa (derecho de instar).
También reconocido como solicitud en derecho, el cual según el mismo autor que hemos
estado citando, se requiere de la Administración Pública una decisión expresa, obligación
legal que la faculta para exigir y resolver dicha garantía del administrado.
Entra aquí entonces nuevamente, el papel regulador de la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos, la cual sistematiza a este tipo Derecho de Petición.
De allí que cabe destacar que en esta clase de derecho se obliga a la Administración
Pública a decidir (dar una pronta y oportuna respuesta), ante la garantía fundamental del
interesado y en el caso de que el funcionario conocedor de la petición estime que no debe
decidir en definitivo, deberá expresar los motivos que tuvo para la abstención de la decisión.
Es entonces donde el administrado tiene el derecho al acto administrativo.
Citando a Araujo (1998), el análisis del Derecho Administrativo Formal y su
procedimiento nos permite establecer los principios fundamentales que le otorgan la
individualidad a este derecho, como lo son el principio de oficialidad o inquisitivo el cual
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determina que es a la autoridad administrativa dirigir el procedimiento, indagando y
determinando los hechos para precisar los fundamentos del acto administrativo y el principio
de la verdad material donde se exige a la autoridad administrativa llegar al exacto
conocimiento de los hechos, condiciones y circunstancias que influyen en la decisión, de allí
que la autoridad administrativa está obligada jurídicamente a decidir ante un examen serio y
fundado en cada petición.
Finalmente cabe destacar que este Derecho se infringe con el silencio o inactividad de la
Administración Pública, el cual estudiados en el desarrollo del presente trabajo.
2.- GARANTÍA DE LOS ADMINISTRADOS.
El Ordenamiento Jurídico Positivo asignó a los supuestos del silencio administrativo que
se presentarán como una constante el objetivo de servir como garantía de los derechos e
intereses de los administrados.
En este sentido García de Enterría y Fernández (1977), afirman que el tratamiento del tema
parte de la situación de indefensión en que se encuentra el administrado que presenta un
planteamiento ante la administración, mientras estas no tomen decisión alguna sobre la
cuestión planteada. Es por ello que ante una situación de no pronunciamiento por parte de la
Administración Pública (silencio), una vez cumplido el lapso que la norma otorga al órgano
administrativo para decidir; hecho este que objetivamente no significa más que el silencio o
ausencia de decisión; la norma legal provoca o crea una determinada consecuencia jurídica,
que permite una salida a favor de la situación de desventaja en que se encuentra el
administrado y la consecuente fragilidad que la situación descrita acarrea para el orden
jurídico en general.
Las soluciones previstas por el Derecho Positivo se ubican en la asignación de efectos
negativos o positivos al silencio de la administración, entendiendo el primer supuesto como el
que ha rechazado la petición con lo cual, el interesado podrá actuar contra la decisión tácita,
mediante la interposición de los recursos que el Ordenamiento Jurídico pone a su disposición
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para la defensa de sus derechos e intereses; y en el segundo supuesto, que la Administración
ha aceptado favorablemente lo solicitado.
En relación con las peticiones administrativas en la Legislación Venezolana, la
Administración Pública puede adoptar:
1. Que resuelva la petición administrativa según el artículo 62 de la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos; o el recurso administrativo según el artículo 89 de la
misma Ley, con una decisión expresa.
Artículo 62: “El acto administrativo que decida el asunto resolverá todas las cuestiones que hubieren sido planteadas, tanto inicialmente como durante la tramitación”.
Artículo 89. “El órgano administrativo deberá resolver todos los asuntos que se sometan a su consideración dentro del ámbito de su competencia o que surjan con motivo del recurso aunque no hayan sido alegados por los interesados”.
2. Que ante la petición o el recurso administrativo, no decida en forma expresa, según el
artículo 4 de la misma Ley.
Artículo 4. En los casos en que un órgano de la administración pública no resolviere un asunto o recurso dentro de los correspondientes lapsos, se considerara que ha resuelto negativamente y el interesado podrá intentar el recurso inmediato siguiente, salvo disposición expresa en contrario. Esta disposición no releva a los órganos administrativos, ni a sus personeros, de las responsabilidades que le sean imputadas por la omisión o la demora.
Frente a este último caso se produce la figura del silencio administrativo, la cual se dirige a
corregir lo que se llamó “irresistible inclinación de la administración a no contestar”.
De ahí que debemos analizar el silencio administrativo desde el punto de vista, donde la
parte superior, es que la Administración tiene el deber de resolver las peticiones
administrativas o el recurso administrativo que se le dirijan, la parte inferior sería el
incumplimiento de los funcionarios de la Administración de tal deber y la sanción que se le
atañe a tal incumplimiento.
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2.1.- Silencio Administrativo.
Se afirma que el silencio administrativo viene a constituir un remedio jurídico; una ficción
jurídica sobre la posible infracción de un deber que pesa sobre la Administración Pública de
dar respuesta a las peticiones de los interesados, bien en forma afirmativa o en forma negativa
para decidir siempre. Aunque no toda decisión de la administración es de carácter expreso,
escrito o verbal.
En este sentido, la Administración Pública es la gestora de una parte muy importante de la
riqueza producida por la sociedad, por lo que no puede existir un desfase entre las necesidades
de los ciudadanos y las prácticas y principios de actuación de los aparatos burocráticos;
debiendo ser esta diligente y eficaz ante las necesidades de los administrados y que cumpla en
el tiempo adecuado.
Es preciso destacar que el ámbito de inactividad administrativa es uno de los mayores
obstáculos para lograr la plena efectividad de numerosos derechos constitucionales y
libertades públicas ya que en el modelo social de Estado de Derecho se espera que la
organización administrativa realice un buen número de actuaciones jurídicas y prestaciones
materiales destinadas a realizar los valores políticos, económicos, sociales y culturales que se
desprenden del sistema constitucional.
2.1.1.- Silencio Negativo.
Se dice que es la regla general, ante toda ausencia de pronunciamiento de la
Administración respecto de la cual no se hubieren establecidos efectos especiales, se presume
que el transcurso del tiempo produce un acto con efectos negativos. La Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos, establece los términos o plazos que imponen a las
autoridades el despacho de los asuntos.
Esta fisura del sistema de garantía de los administrados tiene como antecedente la técnica
del silencio administrativo, instaurado por vez primera en Francia en el año 1900. García de
Enterría y Fernández (1977).
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De allí, entonces que se mantiene que al paso de cierto plazo y aún la Administración
Pública no se ha pronunciado expresamente, la Ley presume que ha sido negada la pretensión
del particular, y la misma le otorga o permite promover los recursos administrativos contra tal
denegación.
Ahora bien, no debemos olvidar que el silencio administrativo es una patología del
procedimiento. Esta es evidente si se considera que este procedimiento, va más allá de sus
aspectos y procesos necesarios para la formación de la voluntad del Poder Público, que se
configura como el cauce de relación ordinaria entre la Administración Pública y los
ciudadanos, relación que se ve muy dificultosa, cuando no es cortada de raíz, nos encontramos
ante supuestos de inactividad formal de la Administración Pública.
2.1.2.- Silencio Positivo.
Es la excepción dentro de los silencios del Derecho, la presunción de una decisión
favorable al peticionario. Para la administración morosa una sanción aún más grave que la
producida por el silencio negativo. Partiendo de que supuestamente son favorables al
solicitante las pretensiones invocadas en su escrito petitorio. El término para contar el silencio
positivo será desde el inicio de la respectiva actuación, siempre y cuando la petición que la
origina reúna los requisitos establecidos por la Ley.
Cabe destacar que el silencio positivo viene a sustituir a una autorización o aprobación por
la de un veto susceptible de realizarse en un plazo limitado, que al culminar se entiende
otorgado el pedido requerido por el administrado. Puede entonces decirse que el mismo es un
verdadero acto administrativo equivalente a aquella autorización o aprobación que sustituye.
Sin embargo García de Enterría Fernández (1977), sostienen que el silencio negativo y
positivo son instituciones esencialmente diversas, pese a utilizar ambas la técnica formal
común de la presunción legal realizada sobre un transcurso de tiempo sin que la
administración resuelva.
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2.2.- Recursos Administrativos.
Para Sayagués Laso (1959), los recursos administrativos no son más que los “distintos
medios que el Derecho establece para obtener que la Administración Pública en vía
gubernativa, revise su acto, lo conforme, modifique o revoque”.
De igual forma estos recursos son entendidos por Rondon de Sanso (citado por De Pedro,
1986), como:
“Procedimientos administrativos de segundo grado que constituyen garantías jurídicas de los administrados a través de los cuales la Administración, a instancia de un sujeto o de un conjunto de sujetos perfectamente identificados, procede a la revisión o reexamen de sus propias decisiones a fin de reestablecer la legitimidad que ha propiciado con su actuación”.
De este concepto entendemos que los recursos administrativos son parte de la gama
inmensa de garantías que el Ordenamiento Jurídico Venezolano le ofrece a los particulares en
aquellos casos en los cuales hayan obtenido de la misma Administración Pública una
decisión, que a juicio del particular deba ser reconsiderada, para así entonces reestablecer la
relación Administración-Particular.
Lo básico del Recurso Administrativo consiste en que se trata de un acto de impugnación
que da lugar a un nuevo procedimiento que posee también carácter administrativo, desde el
punto de vista material, debido a que la decisión se canaliza a través de la emisión de un
nuevo acto que traduce la función administrativa por parte de un ente de la administración
pública.
De igual forma es importante resaltar que es la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos le especifica de manera clara y precisa a los particulares cuando puede el
mismo interponerlo, mediante su artículo 85, el cual reza:
“Los interesados podrán interponer los recursos a que se refiere este capítulo contra todo acto administrativo que ponga fin a un procedimiento, imposibilite su continuación, cause indefensión o lo prejuzgue como definitivo, cuando dicho acto lesione sus derechos subjetivos o intereses legítimos, personales y directos”.
21
Es bastante claro que según el artículo mencionado, los recursos administrativos podrán
entonces interponerse por aquel administrado lesionado por alguna decisión de la
Administración Pública, que para los intereses del mismo les sean perjudicados, a fin de que
la misma Administración reconsidere su decisión y le otorgue al particular una nueva decisión
sin perjuicio alguno.
2.2.1.- Recurso de Reconsideración.
El concepto de reconsideración es correcto, pues lo cierto es que la actividad del órgano
que decide el recurso consiste en volver a considerar los hechos y antecedentes del acto, a raíz
de la impugnación formulada por el interesado.
De igual manera Brewer Carias (2005), afirma que este recurso es regulado por el artículo
94 de la LOPA y en general por el artículo 85 y siguientes y que tiene por objeto lograr que el
mismo funcionario que dictó un acto administrativo, reconsidere y revise su decisión.
Siguiendo con el autor, este se trata de un recurso horizontal ordinario, mediante el cual la
persona lesionada por un acto administrativo solicita del mismo órgano que lo dictó, su
modificación o anulación por un acto contrario. Es una especie de acto de conciliación.
El lapso de interposición de este recurso, conforme al artículo 94 de la LOPA será de
quince (15) días hábiles contados a partir de la notificación del acto que se impugna, por ante
el funcionario que lo dictó. Después de interpuesto, el lapso de decisión del mismo es de
quince (15) días hábiles más contados a partir de su interposición, si el acto no pone fin a la
vía administrativa y un lapso de noventa (90) días hábiles a su presentación si pone fin a la vía
administrativa, decidido por el Ministro.
2.2.2.- Recurso Jerárquico.
Para el autor que hemos estado siguiendo y según la Ley, este es el segundo de los recursos
administrativos, el cual procede sólo cuando ya se haya intentado el recurso de
22
reconsideración. El mismo se encuentra expresado en el artículo 95 de la LOPA, del cual se
entiende que éste procederá cuando el órgano inferior decide no modificar el acto del cual es
autor, en la forma solicitada en el recurso de reconsideración. Por tanto se deduce que el
mismo solo puede intentarse contra el acto inferior y se destaca que puede ser intentado
cuando ha transcurrido el lapso de quince (15) a noventa (90) días hábiles de decisión, en la
cual efectivamente no se haya decidido.
Este se trata de un recurso vertical ordinario, mediante el cual el interesado lesionado por
un acto administrativo de efectos particulares, solicita del órgano superior la modificación o
anulación del mismo. El acto recurrible es un acto administrativo que decide no anular o
modificar un acto anterior, una vez pedida su reconsideración.
Este recurso se fundamenta en el Principio de Jerarquía Administrativa, como
manifestación de la potestad de dirección y control que comporta y que provoca una
sustitución del órgano inferior por el órgano que tiene mayor jerarquía.
El lapso de interposición de este tipo de recurso es de quince (15) días hábiles siguientes a
la decisión de la reconsideración. Caicedo (1997). El lapso de decisión del mismo es de
noventa (90) días hábiles a partir de su presentación, transcurridos los cuales puede
entenderse desestimado y abrirse la posibilidad de acudir a la vía procedente, que será la
contencioso-administrativa, con previo recurso de reconsideración de carácter potestativo.
(Artículo 91 LOPA).
2.2.3.- Recurso de Revisión.
Es el tercer tipo de recurso que regula la Ley, el cual se caracteriza porque se interpone
ante el superior jerárquico contra un acto firme y por motivos precisos.
Se trata de un recurso vertical, en grado supremo de carácter excepcional o extraordinario,
por motivos trascendentales al acto administrativo firme recorrido, que afecta a la llamada
autoridad de la cosa decidida administrativa y que tiene el carácter más bien de una acción
impugnativa autónoma.
23
Seguidamente podemos afirmar que según la LOPA en su artículo 97, este recurso podrá
intentarse en los siguientes casos:
1. Cuando hubieren aparecido pruebas esenciales para la resolución del asunto, no
disponibles para la época de la tramitación del expediente.
2. Cuando en la resolución hubieren influido, en forma decisiva, documentos o
testimonios declarados falsos por sentencia judicial definitivamente firme.
3. Cuando la resolución hubiese sido adoptada por cohecho, violencia, soborno u otra
manifestación fraudulenta y ello hubiere quedado establecido en sentencia judicial,
definitivamente firme.
El lapso de interposición de este recurso es dentro de los tres (3) meses siguientes a la
fecha de la sentencia en los casos Nº 2 y 3 del anterior artículo o de haberse tenido la noticia
de la existencia de las pruebas referidas en el caso Nº 1.
Para su decisión se tendrá un lapso de treinta (30) días siguientes a la fecha de su
interposición. (Artículo 99 LOPA)
3.- MEDIDAS CONTRA LA INACTIVIDAD O INCUMPLIMIENTO DEL DERECHO
DE PETICIÓN.
La Ley ofrece 3 tipos de medidas para atacar de manera efectiva la inactividad o el
incumplimiento de la Administración Pública, en este sentido Rondon de Sanso (1983), los
sintetizó de la siguiente manera:
1.- Establecimiento de la Responsabilidad Personal del Funcionario: El funcionario
público que incumpla con los deberes que a su persona le obligue el hecho de pertenecer a la
Administración Pública, será responsable por tales falta ante la misma Administración y será
sancionado según lo establecido en el artículo 100 de la LOPA. Responsabilidad que puede
hacerse valer mediante el reclamo del interesado lesionado ante el superior jerárquico
24
inmediato. La multa oscilará entre el cinco por ciento (5%) y el cincuenta por ciento (50%) de
su sueldo correspondiente al mes en que cometió la falta y según la gravedad de la misma.
2.- Establecimiento del Reclamo como Medio de Actuación ante el Superior
Jerárquico del Funcionario que omite la actuación: El reclamo del cual tiene beneficio el
particular se encuentra establecido en el artículo 3 de la LOPA, el cual nos señala que el
administrado al cual se le haya omitido, retardado, distorsionado o incumplido cualquier
procedimiento, trámite o plazo, puede ante el superior jerárquico inmediato del funcionario
incumplidor interponer un reclamo o queja en forma razonada y por escrito, el cual será
resulto dentro de los siguientes quince (15) días. En el caso que el reclamo sea justificado se
le impondrá al funcionario la sanción de multa antes mencionada, la cual será ejecutada
efectivamente por el Ministro.
3.- El Establecimiento del silencio-Rechazo: Este silencio-rechazo es la garantía
primordial del Derecho de Petición, el cual consiste en la atribución de la inactividad de la
Administración del valor de una negativa expresa. Entonces que la situación del administrado
que no ve atendida su solicitud por el funcionario público; es decir, la abstención a una
respuesta, se le atribuye al mismo, luego de un lapso prudencial, la posibilidad de agotar todos
los recursos que el Derecho establece contra los actos de omisión por parte de los
funcionarios. Es así que la LOPA regula este mecanismo mediante el artículo 4, el cual
explicamos anteriormente.
4.- EL DEBER DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.
4.1.- Definición.
La Administración Pública, por principios del Derecho Administrativo Formal,
constitucional y legalmente consagrados en nuestro país, tiene el deber jurídico de resolver
expresamente los asuntos que frente a ella se susciten. Este deber esta expresamente previsto
tanto para las peticiones administrativas que ante ella se deduzcan en el art. 2 de la LOPA,
como para los recursos administrativos en el art. 85 de la misma.
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Para Creo Bay (1995) la administración Pública debe pronunciarse frente a la petición de
los administrados por el deber jurídico que su posición le atañe. Tal deber surge de la misma
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos. El mismo autor afirma entonces que “el
deber de la Administración de decidir en cada caso concreto proviene de un principio que
trasciende el marco del Derecho Público escrito; su cumplimiento constituye una obligación
del Derecho natural”.
Es evidente entonces que del mismo modo, tal deber de la administración Pública como
todos los deberes, es consecuencia de un precepto cuyo incumplimiento lleva consigo una
sanción, para que sea un verdadero mandato, pues en otro se reduciría a lo que conocemos
como una ley imperfecta.
4.2.- Incumplimiento del Deber.
Como ya hemos venido analizando, en el Derecho Administrativo el silencio como acción
jurídica hace presumir en principio una respuesta negativa por parte de la Administración
Pública, salvo disposición expresa en contrario que indique que el silencio administrativo se
presuma positivo. Para Creo Bay (1995), ello no obsta ni releva a ala Administración Pública
de pronunciarse de modo expreso respondiendo de acuerdo a las formalidades de Ley, la
petición formulada por el administrado interesado. La reiterada negligencia de los
responsables de los asuntos o recursos que de lugar a que estos se consideren resueltos
negativamente.
Cabe destacar que en el campo del Derecho Administrativo Formal la cuestión es otra,
pues no puede tratarse se interpretar la voluntad administrativa “cuando justamente lo que
falta es la voluntad”. El ordenamiento legal impone deberes de abstención cuya violación
consiste en un hacer y deberes de acción cuya violación consiste en omitir. De ahí que se
señale que lo que hace la Administración Pública cuando adopta una posición de silencio ante
una petición dirigida es la “comisión” por omisión de una infracción del Ordenamiento
Jurídico.
Cuando la Administración Pública no resuelve expresamente una petición, recurso o
reclamación interpuestos por un administrado o también, si dictada la decisión no la ha
notificado.
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El incumplimiento de la obligación legal de decidir constituye, ciertamente un supuesto
típico de funcionamiento anormal de la Administración Pública, con las consecuencias que
pueda comportar en el ámbito de la responsabilidad administrativa, sin embargo la cuestión
que se plantea es si esa inactividad o inercia administrativa produce en estos casos, efectos
jurídicos procedimentales y si en ese caso de producirlos, tiene un valor positivo o negativo
asignado por el ordenamiento jurídico.
Siguiendo con Creo Bay (1995), este incumplimiento puede darse en 2 tipos de
situaciones: en la inactividad material y/o en la inactividad formal.
Con respecto a la inactividad material, el mismo expone que es una pasividad de la
Administración en el marco de sus competencias ordinarias y que la inactividad formal está
referida a la pasividad de la Administración dentro de un procedimiento, o lo que es igual a la
no contestación de alguna petición de los administrados. Es pues dentro de esta inactividad
formal que los particulares gozan de los distintos remedios que nuestro Ordenamiento jurídico
les otorga, para atacar así el desestabilizado cumplimiento de la Administración Pública en
cuanto a sus deberes con relación a sus administrados.
CONCLUSIONES.
Esta investigación estuvo orientada a analizar el Derecho de Petición y sus aspectos
Constitucionales y Legislativos, al igual que la función de la Administración Pública.
Partiendo de los resultados arrojados se presentan las siguientes conclusiones:
Este estudio partió de la necesidad de conocer un poco más a cerca de este tipo de Derecho
Constitucional y sobre todos aquellos aspectos que se relacionan con el mismo y la
Administración Pública, como el conjunto de órganos y entes que le dan funcionamiento al
estado.
Este Derecho esta previsto en nuestra Constitución Nacional como una garantía del
administrado frente al estado, mediante el cual el mismo puede dirigir peticiones ante
cualquier funcionario público en aras de la obtención de una pronta y oportuna respuesta,
quedó evidenciado entonces que las especificaciones de ley, contenidas en el Ordenamiento
Jurídico Venezolano son lo suficientemente precisas al establecer y resguardar los derechos
de los administrados dando a esta garantía, rango constitucional y otorgándole una protección
ante los abusos que en reiteradas oportunidades se han presentado en el ejercicio de la función
pública.
En lo que respecta al objetivo específico de la investigación el cual se centró en determinar
el concepto del Derecho de Petición y las dificultades que se le pueden presentar a los
administrados al momento de ejercerlo, se comprobó que el mismo es una garantía que nos
proporciona nuestra Carta Magna, otorgándonos la posibilidad de recurrir a cualquier órgano
u ente de la Administración Pública solicitando algún tipo de petición y por ende una
oportuna respuesta.
De igual forma entre las dificultades que encontramos para el verdadero cumplimiento de
este Derecho es la inactividad o silencio de la misma Administración Pública, mediante sus
funcionarios. Estas dificultades son la omisión de la petición, la distorsión o el no
pronunciamiento o incumplimiento en sí, en su función administrativa.
En cuanto a los objetivos generales planteados, los cuales fueron Analizar las garantías de
efectividad que se le ofrecen a los administrados al momento de ejercer el Derecho de
Petición, Determinar la influencia de los diversos factores como el tiempo, oportuna respuesta
que recibe el administrado al ejercer o solicitar el Derecho de Petición y Analizar la no
correspondencia e integridad que reciben los administrados en la respuesta a sus peticiones,
podemos concluir que entre las garantías para el verdadero cumplimiento de este Derecho
encontramos la responsabilidad del funcionario, el establecimiento del reclamo ante el
superior jerárquico del mismo y el establecimiento del silencio-rechazo como medio de
subsanación de este derecho, el cual otorga la posibilidad de agotar los recursos
administrativos para atacar así la omisión del funcionario.
Los administrados entonces, tienen como medidas contra la inactividad de los funcionarios
atacar la responsabilidad del mismo y ejercer mediante el superior jerárquico un reclamo con
el propósito de que éste último en un nuevo plazo de 15 días solucione la situación y emita la
respuesta deseada por el peticionario. Si el administrado queda insatisfecho por la respuesta
obtenida tiene como ultimo medio intentar los recursos administrativos, entre los cuales el
recurso de reconsideración, el recurso jerárquico y el recurso de revisión.
Finalmente se puede afirmar que todos los particulares tienen el Derecho de instar una
solicitud de petición contra la Administración Pública, con la garantía legal de ser
verdaderamente atendidos por los funcionarios de la misma, los cuales tienen el deber de
respetar la petición obtenida y responder formalmente y mediante el procedimiento
establecido por nuestras leyes. Hoy día, es evidente la gran inactividad de la Administración
Pública es por ello que nuestros legisladores mediante multas y sanciones, han tratado de
darle solución a este gran desacuerdo entre la Administración y los Administrados.
RECOMENDACIONES.
El Derecho de Petición aún cuando la actual Constitución Venezolana, establece el mismo
como garantía es violado en todos sus ámbitos a los administrados, sería entonces importante
que se aplicara esta norma de una forma cierta y accesible para aquellos que tienen la
oportunidad de gozar del mismo, sin que se de de forma dilatada como hoy en día se presenta.
Las leyes del Ordenamiento Jurídico establecen de una forma clara el Derecho de Petición,
aún cuando las mismas lo definen, las que lo protegen son muy pocas, es entonces necesario
que estas leyes sean ampliadas para darle un mayor y mejor funcionamiento a esta garantía
constitucional y que la misma pueda ser utilizada por los administrados en el momento en el
cual necesiten de ella, sin riesgo de que se le sea negada u omitida.
Si bien el legislador Venezolano dentro del Derecho Positivo lo definió como una garantía
de y para los administrados y que quienes son los garantes de su atención son los funcionarios
públicos, los cuales deben acatar como un deber y responsabilidad; se es necesario en este
caso que el mismo fuese ampliado de acuerdo al compromiso de los Administradores Públicos
y sobre todo crear una serie de medidas más específicas y de mayor cumplimiento para con
los mismos, porque si bien es sabido hoy en día la Administración Pública esta muy por
debajo de ser garante de este Derecho constitucional, al no emitirle una pronta y oportuna
respuesta al solicitante.
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