El Derecho de Peticion

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA. LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA. FACULTAD EXPERIMENTAL DE CIENCIAS. FORMACIÓN GENERAL A DISTANCIA (FORGAD) CÁTEDRA: METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN DOCUMENTAL. EL DERECHO DE PETICIÓN DENTRO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. ASPECTOS CONSTITUCIONALES Y LEGISLATIVOS. (Monografía para la Unidad Curricular Metodología de la Investigación Documental)

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA.

FACULTAD EXPERIMENTAL DE CIENCIAS.FORMACIÓN GENERAL A DISTANCIA (FORGAD)

CÁTEDRA: METODOLOGÍA DE LAINVESTIGACIÓN DOCUMENTAL.

EL DERECHO DE PETICIÓN DENTRO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.

ASPECTOS CONSTITUCIONALES Y LEGISLATIVOS.(Monografía para la Unidad Curricular

Metodología de la Investigación Documental)

Elaborado por:Elianny Terán.

Asesor Metodológico:Prof. Leonardo Fernández.

Maracaibo, Septiembre 2007.

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA.

FACULTAD EXPERIMENTAL DE CIENCIAS.FORMACIÓN GENERAL A DISTANCIA (FORGAD)

CÁTEDRA: METODOLOGÍA DE LAINVESTIGACIÓN DOCUMENTAL.

EL DERECHO DE PETICIÓN DENTRO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.

ASPECTOS CONSTITUCIONALES Y LEGISLATIVOS.(Monografía para la Unidad Curricular

Metodología de la Investigación Documental)

Elaborado por:Elianny Terán.

Asesor Metodológico:Prof. Leonardo Fernández.

Maracaibo, Septiembre 2007.

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EL DERECHO DE PETICIÓN DENTRO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.

ASPECTOS CONSTITUCIONALES Y LEGISLATIVOS.

__________________________________Terán Almarza, Elianny Karena

C.I.: 18.508.282Calle 86 con Av. 2C, Sector Valle Frío

Las Tres Carabelas, Maracaibo.Telf.: 0261-7916439.

__________________________________Prof. Leonardo Fernández.

Asesor Metodológico.

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EL DERECHO DE PETICIÓN DENTRO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.

ASPECTOS CONSTITUCIONALES Y LEGISLATIVOS.

Terán Almarza, Elianny KarenaC.I.: 18.508.282

Calificación: ( ) ________________________

Observaciones:_____________________________________________________________

___________________________________________________________________________

___________________________________________________________________________

___________________________________________________________________________

___________________________________________________________________________

_______________

__________________________________Prof. Leonardo Fernández.

Maracaibo, 05 de Septiembre de 2007

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INDICE DE CONTENIDO.

Pág.

 INTRODUCCIÓN 9

 1.- EL DERECHO DE PETICIÓN. 11

1.1.- Definición. 11

  1.2.- Personas Interesadas para Comenzar el Proceso. 12

  1.3.- Mecanismos de Solicitud. 12

  1.4.- Regulación del Derecho de Petición en materia Administrativa. 13

  1.5.- Clases. 14

  1.5.1.- Derecho de Petición Política. 14

  1.5.2.- Derecho de Petición Administrativa. 15

 2.- GARANTÍA DE LOS ADMINISTRADOS. 16

  2.1.- Silencio Administrativo. 18

  2.1.1.- Silencio Negativo. 18

  2.1.2.- Silencio Positivo. 19

  2.2.- Recursos Administrativos. 20

  2.2.1.- Recurso de Reconsideración. 21

  2.2.2.- Recurso Jerárquico. 21

  2.2.3.- Recurso de Revisión. 22

 3.- MEDIDAS CONTRA LA INACTIVIDAD O INCUMPLIMIENTO DEL

  DERECHO DE PETICIÓN. 23

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 4.- EL DEBER DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA. 24

  4.1.- Definición. 24

  4.2.- Incumplimiento del Deber. 25

CONCLUSIONES. 27

RECOMENDACIONES.  29

INDICE DE REFERENCIAS CITADAS.  30

INDICE DE FUENTES DOCUMENTALES. 32

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ESQUEMA DE CONTENIDO.

1.- EL DERECHO DE PETICIÓN.

1.1.- Definición.

1.2.- Personas Interesadas para Comenzar el Proceso.

1.3.- Mecanismos de Solicitud.

1.4.- Regulación del Derecho de Petición en materia Administrativa.

1.5.- Clases.

1.5.1.- Derecho de Petición Política.

1.5.2.- Derecho de Petición Administrativa.

2.- GARANTÍA DE LOS ADMINISTRADOS.

2.1.- Silencio Administrativo.

2.1.1.- Silencio Negativo.

2.1.2.- Silencio Positivo.

2.2.- Recursos Administrativos.

2.2.1.- Recurso de Reconsideración.

2.2.2.- Recurso Jerárquico.

2.2.3.- Recurso de Revisión.

3.- MEDIDAS CONTRA LA INACTIVIDAD O INCUMPLIMIENTO DEL DERECHO

DE PETICIÓN.

4.- EL DEBER DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.

4.1.- Definición.

4.2.- Incumplimiento del Deber.

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INTRODUCCIÓN.

El Derecho de Petición y la debida respuesta ha sido consagrado como una garantía

explícita en casi todas las Constituciones. Su punto de partida se encuentra en la enmienda de

la Constitución de los Estados Unidos de América, la cual dispone “El congreso no hará una

ley por la que se limite el derecho del pueblo a pedir al gobierno la reparación de sus

agrarios”.

De allí entonces que el artículo 51 de la Constitución de la Republica Bolivariana de

Venezuela, define al Derecho de Petición como el derecho de representar o dirigir peticiones

ante cualquier autoridad, funcionario o funcionaria público sobre los asuntos que sean de la

competencia de estos o estas, y de obtener oportuna y adecuada respuesta. La misma establece

como sanción a quienes violen o retarden el ejercicio de este derecho la destitución del cargo.

De igual forma es definida en los artículos 2 y 5 de la Ley Orgánica de Procedimiento

Administrativo (LOPA).

El Derecho de Petición es un antiguo derecho, que no siempre es tomado en cuenta por las

autoridades, pues a menudo se presentan diversos problemas para su oportuna solución. Por

tanto, se plantea como objetivo específico, establecer qué es el Derecho de Petición y cuáles

serian las dificultades que le impiden o retardan al administrado en el ejercicio y goce de este

derecho.

Seria entonces el factor tiempo uno de los influyentes, como también la omisión o

incumplimiento de dar una debida respuesta por parte del funcionario publico, la omisión de

algún requisito legal exigido al realizar la solicitud o el hecho de que dar una respuesta cuyo

objeto sea ajeno al de la petición requerida.

En tal sentido los objetivos generales a seguir en este trabajo será el de Analizar las

garantías de efectividad que se le ofrecen a los administrados al momento de ejercer el

Derecho de Petición; Determinar la influencia de los diversos factores como el tiempo,

oportuna respuesta que recibe el administrado al ejercer o solicitar el Derecho de Petición y

Analizar la no correspondencia e integridad que reciben los administrados en la respuesta a

sus peticiones.

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Cabe destacar que desde el punto de vista metodológico, la investigación posee gran

importancia al presentar una metodología sistemática y coherente para analizar al Derecho de

Petición y los aspectos más importantes relacionados a él, aportando métodos viables,

procedimientos técnicos y válidos de investigación. Asimismo, la presente investigación será

un apoyo metodológico a futuras investigaciones, ya que servirá como antecedente o material

didáctico y de consulta para estudios futuros.

Esta investigación radica, entonces en aportar un nuevo análisis y descripción del tema

para aquellas personas que requieran conocimientos plasmados en esta investigación, además

de dar a conocer a los interesados las posibles acciones que pueden ejercer para hacer mas

efectivo su derecho a realizar peticiones ante un órgano de la Administración Publica y por

último se recomendará sobre las dificultades y garantías que se le pueden presentar a

cualquier persona al momento de ejercer el Derecho de Petición.

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1.- EL DERECHO DE PETICIÓN.

1.1.- Definición.

Para el conocimiento de este Derecho es importante resaltar el rango que le da nuestra

Constitución y las leyes Venezolanas, como lo es la Ley Orgánica de Procedimientos

administrativos (LOPA), en las cuales esta garantía constitucional es definida en los artículos

51 y 2 respectivamente, artículos de donde se cita:

Artículo 51: “Toda persona tiene el derecho de representar o dirigir peticiones ante cualquier autoridad, funcionario público o funcionaria pública sobre los asuntos que sean de la competencia de éstos, y a obtener oportuna y adecuada respuesta. Quienes violen este derecho serán sancionados conforme a la ley, pudiendo ser destituidos del cargo respectivo”.

Artículo 2: “Toda persona interesada podrá, por sí o por medio de su representante, dirigir instancias o peticiones a cualquier organismo, entidad o autoridad administrativa. Estos deberán resolver las instancias o peticiones que se les dirijan o bien declarar, en su caso, los motivos que tuvieren para no hacerlo”.

Por su parte Leal (2001), sostiene que este derecho tiene como antecedente más antiguo a

las diez (10) enmiendas de la Constitución de los Estados Unidos y en la Constitución

Francesa de 1789, la razón de ser de este derecho fue originalmente el permitir a cualquier

poblador de ese país, exponer sus quejas ante los cuerpos políticos. De allí entonces se

trasladó a las Constituciones Venezolanas reconduciéndose de una petición política a una

petición administrativa.

Es por tal razón que para Araujo (1998), este derecho concreta la posibilidad de instar el

procedimiento administrativo, posibilidad que solo puede ejecutarse a instancia del

interesado, ello supone que la Administración Pública no podrá válidamente dictar la decisión

sin dicho presupuesto. (Artículo 48 LOPA).

Siguiendo con el autor el Derecho de Petición es aquella facultad que tienen los

administrados de introducir solicitudes ante el poder Público y aquel deber que tienen estos de

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dar una pronta y oportuna respuesta, respetando siempre la relación Administración-

Administrado.

Es entonces éste, un derecho individual básico de un Estado de Derecho, libre y

democrático, el cual lo garantiza plasmándolo en su Carta Magna y puede ser ejecutado

individual o colectivamente en relación con cualquiera de los cinco (5) Poderes Públicos

Venezolanos.

1.2.- Persona Interesada para Comenzar el Proceso.

Para Rondon de Sanso (1983), en el ámbito subjetivo de este derecho tenemos que el mismo

se destina a todos los sujetos del Ordenamiento Jurídico: personas físicas y morales sin

discriminación ni condición alguna, nuestra Constitución no hace diferencia, razón que nos

permite sostener que el interesado puede ser una persona natural o jurídica, venezolano o

extranjero, de derecho público o privado, en fin cualquier sujeto de derecho que tenga la

necesidad de dirigirse a las autoridades públicas en busca de satisfacer un interés particular o

general.

Nos permite el acceso de cualquier persona por razón de ciudadanía, nacionalidad o

cualquier otro motivo, porque al no atender al interesado por alguno de estos casos no solo

constituirá una violación a nuestra Constitución, por establecimiento de excepciones que la

norma suprema no expresa, sino que también podría hacer que la Administración Pública

quedara sujeta a posibles juicios de responsabilidad. Nuestro sistema de Derecho de Petición,

es amplio y generoso desde el punto de vista de su ejercicio y tal se le concede a todos

aquellos que reúnan el carácter de persona.

1.3.- Mecanismos de Solicitud.

La Constitución Nacional no establece un sistema específico de acceso a las autoridades

públicas para el ejercicio del Derecho de Petición, por lo tanto nos permite afirmar que se

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puede realizar por cualquier medio entendible por el funcionario, sea escrito, oral o gestual.

Cualquier medio es válido para recibirlo siempre y cuando sea hecho en términos respetuosos,

pero para ello el administrado debe cumplir con los requisitos establecidos en el artículo 49 de

la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos. El cual reza: “Cuando el procedimiento

se inicie por solicitud de persona interesada, en el escrito se deberá hacer constar:

1. El organismo al cual está dirigido.

2. La identificación del interesado, y en su caso, de la persona que actúe como su

representante con expresión de los nombres y apellidos, domicilio, nacionalidad,

estado civil, profesión y número de la cédula de identidad o pasaporte.

3. La dirección del lugar donde se harán las notificaciones pertinentes.

4. Los hechos, razones y pedimentos correspondientes, expresando con toda claridad la

materia objeto de la solicitud.

5. Referencia a los anexos que lo acompañan, si tal es el caso.

6. Cualesquiera otras circunstancias que exijan las normas legales o reglamentarias.

7. La firma de los interesados.

1.4.- Regulación del Derecho de Petición en materia Administrativa.

Según Rondon de Sanso (1983), después de analizar el Derecho de Petición, los

legisladores se dieron cuenta que para que el mismo pudiera hacerse efectivo faltaba una

regulación general que estableciera las consecuencias de la inactividad o silencio

administrativo ante el pedimento del interesado, es así entonces que la Ley Orgánica de

Procedimientos Administrativos atiende a tal requerimiento mediante una regulación precisa

de tal derecho por vía administrativa, la cual consiste en tres (3) etapas:

1. La regulación alude a las solicitudes dirigidas a los órganos de la Administración

Pública no tenga regulaciones expresas y que no requieran sustanciación.

2. Hecha la solicitud, La Administración Pública deberá al solicitante comunicar por

medio de un escrito dentro de los cinco (5) días siguientes a la fecha de presentación,

si incurrió en alguna omisión de un requisito, para que el mismo pueda subsanarlo.

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3. La decisión administrativa deberá producirse en los veinte (20) días siguientes a la

presentación de la solicitud si no hubieren sido hechas algunas observaciones al

respecto y en ese caso, lapso comenzará a contarse a partir de la fecha en que el

interesado cumpliere con los requisitos exigidos.

Por su parte Araujo (1998) afirma que nuestra Ley Orgánica del Procedimiento

Administrativo, la regula de la siguiente manera:

1.- Obligando a la Administración a no demorar la resolución del procedimiento

administrativo en el lapso previsto (art. 60, LOPA)

2.- Obligándola también a dictar una decisión expresa en todo caso, incluso fuera del

plazo señalado y aunque se haya instaurado un proceso administrativo como consecuencia de

la aplicación de la teoría del silencio administrativo. Si no fuese así, se crearía una situación

de indefensión. De ahí que el ordenamiento positivo prevea esa situación de pasividad de la

Administración Pública y establezca los medios para que, aun produciéndose, se evite que el

interesado quede a merced de esa inactividad, haciendo ilusorios sus derechos.

1.5.- Clases.

Según Araujo (1998), la distinción entre el Derecho de Petición se encuentra en que

existen dos tipos; el Derecho de Petición Política (derecho de pedir) y el Derecho de Petición

Administrativa (derecho de instar) los cuales son regulados por normas de distintos

caracteres.

1.5.1.- Derecho de Petición Política (derecho de pedir).

Siguiendo a Araujo (1998), esta clase de derecho tiene como materias predominantes la

oportunidad, la convivencia de los intereses públicos cuyo análisis y actuación corresponde a

las autoridades superiores del Estado. En la cual hasta una decisión negativa significa una

postura y definición política.

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De igual manera en este derecho se hacen planteamientos acerca de problemas nacionales

o necesidades colectivas, obligando así a la Administración Pública a dar una respuesta sin

necesidad de resolución, concediéndola o negándola ya que el interesado se encuentra en una

no reconocida situación jurídica individual.

Surge entonces respecto a las peticiones políticas, la única obligación administrativa de

acusar recibo y no la de la resolución de la misma. Así, el Derecho de Petición Política radica

en el reconocimiento de un derecho genérico constitucional. Este constituye un acceso del

ciudadano a los Poderes Públicos mediante un instrumento muy simple que consiste en un

escrito sin formalidades, de allí que su eficacia se produce cuando la autoridad conoce de la

comunicación y emite el acuse de recibo del mismo y la decisión en este caso es más bien un

accidente deseable y no es imprescindible.

1.5.2.- Derecho de Petición Administrativa (derecho de instar).

También reconocido como solicitud en derecho, el cual según el mismo autor que hemos

estado citando, se requiere de la Administración Pública una decisión expresa, obligación

legal que la faculta para exigir y resolver dicha garantía del administrado.

Entra aquí entonces nuevamente, el papel regulador de la Ley Orgánica de Procedimientos

Administrativos, la cual sistematiza a este tipo Derecho de Petición.

De allí que cabe destacar que en esta clase de derecho se obliga a la Administración

Pública a decidir (dar una pronta y oportuna respuesta), ante la garantía fundamental del

interesado y en el caso de que el funcionario conocedor de la petición estime que no debe

decidir en definitivo, deberá expresar los motivos que tuvo para la abstención de la decisión.

Es entonces donde el administrado tiene el derecho al acto administrativo.

Citando a Araujo (1998), el análisis del Derecho Administrativo Formal y su

procedimiento nos permite establecer los principios fundamentales que le otorgan la

individualidad a este derecho, como lo son el principio de oficialidad o inquisitivo el cual

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determina que es a la autoridad administrativa dirigir el procedimiento, indagando y

determinando los hechos para precisar los fundamentos del acto administrativo y el principio

de la verdad material donde se exige a la autoridad administrativa llegar al exacto

conocimiento de los hechos, condiciones y circunstancias que influyen en la decisión, de allí

que la autoridad administrativa está obligada jurídicamente a decidir ante un examen serio y

fundado en cada petición.

Finalmente cabe destacar que este Derecho se infringe con el silencio o inactividad de la

Administración Pública, el cual estudiados en el desarrollo del presente trabajo.

2.- GARANTÍA DE LOS ADMINISTRADOS.

El Ordenamiento Jurídico Positivo asignó a los supuestos del silencio administrativo que

se presentarán como una constante el objetivo de servir como garantía de los derechos e

intereses de los administrados.

En este sentido García de Enterría y Fernández (1977), afirman que el tratamiento del tema

parte de la situación de indefensión en que se encuentra el administrado que presenta un

planteamiento ante la administración, mientras estas no tomen decisión alguna sobre la

cuestión planteada. Es por ello que ante una situación de no pronunciamiento por parte de la

Administración Pública (silencio), una vez cumplido el lapso que la norma otorga al órgano

administrativo para decidir; hecho este que objetivamente no significa más que el silencio o

ausencia de decisión; la norma legal provoca o crea una determinada consecuencia jurídica,

que permite una salida a favor de la situación de desventaja en que se encuentra el

administrado y la consecuente fragilidad que la situación descrita acarrea para el orden

jurídico en general.

Las soluciones previstas por el Derecho Positivo se ubican en la asignación de efectos

negativos o positivos al silencio de la administración, entendiendo el primer supuesto como el

que ha rechazado la petición con lo cual, el interesado podrá actuar contra la decisión tácita,

mediante la interposición de los recursos que el Ordenamiento Jurídico pone a su disposición

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para la defensa de sus derechos e intereses; y en el segundo supuesto, que la Administración

ha aceptado favorablemente lo solicitado.

En relación con las peticiones administrativas en la Legislación Venezolana, la

Administración Pública puede adoptar:

1. Que resuelva la petición administrativa según el artículo 62 de la Ley Orgánica de

Procedimientos Administrativos; o el recurso administrativo según el artículo 89 de la

misma Ley, con una decisión expresa.

Artículo 62: “El acto administrativo que decida el asunto resolverá todas las cuestiones que hubieren sido planteadas, tanto inicialmente como durante la tramitación”.

Artículo 89. “El órgano administrativo deberá resolver todos los asuntos que se sometan a su consideración dentro del ámbito de su competencia o que surjan con motivo del recurso aunque no hayan sido alegados por los interesados”.

2. Que ante la petición o el recurso administrativo, no decida en forma expresa, según el

artículo 4 de la misma Ley.

Artículo 4. En los casos en que un órgano de la administración pública no resolviere un asunto o recurso dentro de los correspondientes lapsos, se considerara que ha resuelto negativamente y el interesado podrá intentar el recurso inmediato siguiente, salvo disposición expresa en contrario. Esta disposición no releva a los órganos administrativos, ni a sus personeros, de las responsabilidades que le sean imputadas por la omisión o la demora.

Frente a este último caso se produce la figura del silencio administrativo, la cual se dirige a

corregir lo que se llamó “irresistible inclinación de la administración a no contestar”.

De ahí que debemos analizar el silencio administrativo desde el punto de vista, donde la

parte superior, es que la Administración tiene el deber de resolver las peticiones

administrativas o el recurso administrativo que se le dirijan, la parte inferior sería el

incumplimiento de los funcionarios de la Administración de tal deber y la sanción que se le

atañe a tal incumplimiento.

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2.1.- Silencio Administrativo.

Se afirma que el silencio administrativo viene a constituir un remedio jurídico; una ficción

jurídica sobre la posible infracción de un deber que pesa sobre la Administración Pública de

dar respuesta a las peticiones de los interesados, bien en forma afirmativa o en forma negativa

para decidir siempre. Aunque no toda decisión de la administración es de carácter expreso,

escrito o verbal.

En este sentido, la Administración Pública es la gestora de una parte muy importante de la

riqueza producida por la sociedad, por lo que no puede existir un desfase entre las necesidades

de los ciudadanos y las prácticas y principios de actuación de los aparatos burocráticos;

debiendo ser esta diligente y eficaz ante las necesidades de los administrados y que cumpla en

el tiempo adecuado.

Es preciso destacar que el ámbito de inactividad administrativa es uno de los mayores

obstáculos para lograr la plena efectividad de numerosos derechos constitucionales y

libertades públicas ya que en el modelo social de Estado de Derecho se espera que la

organización administrativa realice un buen número de actuaciones jurídicas y prestaciones

materiales destinadas a realizar los valores políticos, económicos, sociales y culturales que se

desprenden del sistema constitucional.

2.1.1.- Silencio Negativo.

Se dice que es la regla general, ante toda ausencia de pronunciamiento de la

Administración respecto de la cual no se hubieren establecidos efectos especiales, se presume

que el transcurso del tiempo produce un acto con efectos negativos. La Ley Orgánica de

Procedimientos Administrativos, establece los términos o plazos que imponen a las

autoridades el despacho de los asuntos.

Esta fisura del sistema de garantía de los administrados tiene como antecedente la técnica

del silencio administrativo, instaurado por vez primera en Francia en el año 1900. García de

Enterría y Fernández (1977).

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De allí, entonces que se mantiene que al paso de cierto plazo y aún la Administración

Pública no se ha pronunciado expresamente, la Ley presume que ha sido negada la pretensión

del particular, y la misma le otorga o permite promover los recursos administrativos contra tal

denegación.

Ahora bien, no debemos olvidar que el silencio administrativo es una patología del

procedimiento. Esta es evidente si se considera que este procedimiento, va más allá de sus

aspectos y procesos necesarios para la formación de la voluntad del Poder Público, que se

configura como el cauce de relación ordinaria entre la Administración Pública y los

ciudadanos, relación que se ve muy dificultosa, cuando no es cortada de raíz, nos encontramos

ante supuestos de inactividad formal de la Administración Pública.

2.1.2.- Silencio Positivo.

Es la excepción dentro de los silencios del Derecho, la presunción de una decisión

favorable al peticionario. Para la administración morosa una sanción aún más grave que la

producida por el silencio negativo. Partiendo de que supuestamente son favorables al

solicitante las pretensiones invocadas en su escrito petitorio. El término para contar el silencio

positivo será desde el inicio de la respectiva actuación, siempre y cuando la petición que la

origina reúna los requisitos establecidos por la Ley.

Cabe destacar que el silencio positivo viene a sustituir a una autorización o aprobación por

la de un veto susceptible de realizarse en un plazo limitado, que al culminar se entiende

otorgado el pedido requerido por el administrado. Puede entonces decirse que el mismo es un

verdadero acto administrativo equivalente a aquella autorización o aprobación que sustituye.

Sin embargo García de Enterría Fernández (1977), sostienen que el silencio negativo y

positivo son instituciones esencialmente diversas, pese a utilizar ambas la técnica formal

común de la presunción legal realizada sobre un transcurso de tiempo sin que la

administración resuelva.

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2.2.- Recursos Administrativos.

Para Sayagués Laso (1959), los recursos administrativos no son más que los “distintos

medios que el Derecho establece para obtener que la Administración Pública en vía

gubernativa, revise su acto, lo conforme, modifique o revoque”.

De igual forma estos recursos son entendidos por Rondon de Sanso (citado por De Pedro,

1986), como:

“Procedimientos administrativos de segundo grado que constituyen garantías jurídicas de los administrados a través de los cuales la Administración, a instancia de un sujeto o de un conjunto de sujetos perfectamente identificados, procede a la revisión o reexamen de sus propias decisiones a fin de reestablecer la legitimidad que ha propiciado con su actuación”.

De este concepto entendemos que los recursos administrativos son parte de la gama

inmensa de garantías que el Ordenamiento Jurídico Venezolano le ofrece a los particulares en

aquellos casos en los cuales hayan obtenido de la misma Administración Pública una

decisión, que a juicio del particular deba ser reconsiderada, para así entonces reestablecer la

relación Administración-Particular.

Lo básico del Recurso Administrativo consiste en que se trata de un acto de impugnación

que da lugar a un nuevo procedimiento que posee también carácter administrativo, desde el

punto de vista material, debido a que la decisión se canaliza a través de la emisión de un

nuevo acto que traduce la función administrativa por parte de un ente de la administración

pública.

De igual forma es importante resaltar que es la Ley Orgánica de Procedimientos

Administrativos le especifica de manera clara y precisa a los particulares cuando puede el

mismo interponerlo, mediante su artículo 85, el cual reza:

“Los interesados podrán interponer los recursos a que se refiere este capítulo contra todo acto administrativo que ponga fin a un procedimiento, imposibilite su continuación, cause indefensión o lo prejuzgue como definitivo, cuando dicho acto lesione sus derechos subjetivos o intereses legítimos, personales y directos”.

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Es bastante claro que según el artículo mencionado, los recursos administrativos podrán

entonces interponerse por aquel administrado lesionado por alguna decisión de la

Administración Pública, que para los intereses del mismo les sean perjudicados, a fin de que

la misma Administración reconsidere su decisión y le otorgue al particular una nueva decisión

sin perjuicio alguno.

2.2.1.- Recurso de Reconsideración.

El concepto de reconsideración es correcto, pues lo cierto es que la actividad del órgano

que decide el recurso consiste en volver a considerar los hechos y antecedentes del acto, a raíz

de la impugnación formulada por el interesado.

De igual manera Brewer Carias (2005), afirma que este recurso es regulado por el artículo

94 de la LOPA y en general por el artículo 85 y siguientes y que tiene por objeto lograr que el

mismo funcionario que dictó un acto administrativo, reconsidere y revise su decisión.

Siguiendo con el autor, este se trata de un recurso horizontal ordinario, mediante el cual la

persona lesionada por un acto administrativo solicita del mismo órgano que lo dictó, su

modificación o anulación por un acto contrario. Es una especie de acto de conciliación.

El lapso de interposición de este recurso, conforme al artículo 94 de la LOPA será de

quince (15) días hábiles contados a partir de la notificación del acto que se impugna, por ante

el funcionario que lo dictó. Después de interpuesto, el lapso de decisión del mismo es de

quince (15) días hábiles más contados a partir de su interposición, si el acto no pone fin a la

vía administrativa y un lapso de noventa (90) días hábiles a su presentación si pone fin a la vía

administrativa, decidido por el Ministro.

2.2.2.- Recurso Jerárquico.

Para el autor que hemos estado siguiendo y según la Ley, este es el segundo de los recursos

administrativos, el cual procede sólo cuando ya se haya intentado el recurso de

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reconsideración. El mismo se encuentra expresado en el artículo 95 de la LOPA, del cual se

entiende que éste procederá cuando el órgano inferior decide no modificar el acto del cual es

autor, en la forma solicitada en el recurso de reconsideración. Por tanto se deduce que el

mismo solo puede intentarse contra el acto inferior y se destaca que puede ser intentado

cuando ha transcurrido el lapso de quince (15) a noventa (90) días hábiles de decisión, en la

cual efectivamente no se haya decidido.

Este se trata de un recurso vertical ordinario, mediante el cual el interesado lesionado por

un acto administrativo de efectos particulares, solicita del órgano superior la modificación o

anulación del mismo. El acto recurrible es un acto administrativo que decide no anular o

modificar un acto anterior, una vez pedida su reconsideración.

Este recurso se fundamenta en el Principio de Jerarquía Administrativa, como

manifestación de la potestad de dirección y control que comporta y que provoca una

sustitución del órgano inferior por el órgano que tiene mayor jerarquía.

El lapso de interposición de este tipo de recurso es de quince (15) días hábiles siguientes a

la decisión de la reconsideración. Caicedo (1997). El lapso de decisión del mismo es de

noventa (90) días hábiles a partir de su presentación, transcurridos los cuales puede

entenderse desestimado y abrirse la posibilidad de acudir a la vía procedente, que será la

contencioso-administrativa, con previo recurso de reconsideración de carácter potestativo.

(Artículo 91 LOPA).

2.2.3.- Recurso de Revisión.

Es el tercer tipo de recurso que regula la Ley, el cual se caracteriza porque se interpone

ante el superior jerárquico contra un acto firme y por motivos precisos.

Se trata de un recurso vertical, en grado supremo de carácter excepcional o extraordinario,

por motivos trascendentales al acto administrativo firme recorrido, que afecta a la llamada

autoridad de la cosa decidida administrativa y que tiene el carácter más bien de una acción

impugnativa autónoma.

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Seguidamente podemos afirmar que según la LOPA en su artículo 97, este recurso podrá

intentarse en los siguientes casos:

1. Cuando hubieren aparecido pruebas esenciales para la resolución del asunto, no

disponibles para la época de la tramitación del expediente.

2. Cuando en la resolución hubieren influido, en forma decisiva, documentos o

testimonios declarados falsos por sentencia judicial definitivamente firme.

3. Cuando la resolución hubiese sido adoptada por cohecho, violencia, soborno u otra

manifestación fraudulenta y ello hubiere quedado establecido en sentencia judicial,

definitivamente firme.

El lapso de interposición de este recurso es dentro de los tres (3) meses siguientes a la

fecha de la sentencia en los casos Nº 2 y 3 del anterior artículo o de haberse tenido la noticia

de la existencia de las pruebas referidas en el caso Nº 1.

Para su decisión se tendrá un lapso de treinta (30) días siguientes a la fecha de su

interposición. (Artículo 99 LOPA)

3.- MEDIDAS CONTRA LA INACTIVIDAD O INCUMPLIMIENTO DEL DERECHO

DE PETICIÓN.

La Ley ofrece 3 tipos de medidas para atacar de manera efectiva la inactividad o el

incumplimiento de la Administración Pública, en este sentido Rondon de Sanso (1983), los

sintetizó de la siguiente manera:

1.- Establecimiento de la Responsabilidad Personal del Funcionario: El funcionario

público que incumpla con los deberes que a su persona le obligue el hecho de pertenecer a la

Administración Pública, será responsable por tales falta ante la misma Administración y será

sancionado según lo establecido en el artículo 100 de la LOPA. Responsabilidad que puede

hacerse valer mediante el reclamo del interesado lesionado ante el superior jerárquico

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24

inmediato. La multa oscilará entre el cinco por ciento (5%) y el cincuenta por ciento (50%) de

su sueldo correspondiente al mes en que cometió la falta y según la gravedad de la misma.

2.- Establecimiento del Reclamo como Medio de Actuación ante el Superior

Jerárquico del Funcionario que omite la actuación: El reclamo del cual tiene beneficio el

particular se encuentra establecido en el artículo 3 de la LOPA, el cual nos señala que el

administrado al cual se le haya omitido, retardado, distorsionado o incumplido cualquier

procedimiento, trámite o plazo, puede ante el superior jerárquico inmediato del funcionario

incumplidor interponer un reclamo o queja en forma razonada y por escrito, el cual será

resulto dentro de los siguientes quince (15) días. En el caso que el reclamo sea justificado se

le impondrá al funcionario la sanción de multa antes mencionada, la cual será ejecutada

efectivamente por el Ministro.

3.- El Establecimiento del silencio-Rechazo: Este silencio-rechazo es la garantía

primordial del Derecho de Petición, el cual consiste en la atribución de la inactividad de la

Administración del valor de una negativa expresa. Entonces que la situación del administrado

que no ve atendida su solicitud por el funcionario público; es decir, la abstención a una

respuesta, se le atribuye al mismo, luego de un lapso prudencial, la posibilidad de agotar todos

los recursos que el Derecho establece contra los actos de omisión por parte de los

funcionarios. Es así que la LOPA regula este mecanismo mediante el artículo 4, el cual

explicamos anteriormente.

4.- EL DEBER DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA.

4.1.- Definición.

La Administración Pública, por principios del Derecho Administrativo Formal,

constitucional y legalmente consagrados en nuestro país, tiene el deber jurídico de resolver

expresamente los asuntos que frente a ella se susciten. Este deber esta expresamente previsto

tanto para las peticiones administrativas que ante ella se deduzcan en el art. 2 de la LOPA,

como para los recursos administrativos en el art. 85 de la misma.

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25

Para Creo Bay (1995) la administración Pública debe pronunciarse frente a la petición de

los administrados por el deber jurídico que su posición le atañe. Tal deber surge de la misma

Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos. El mismo autor afirma entonces que “el

deber de la Administración de decidir en cada caso concreto proviene de un principio que

trasciende el marco del Derecho Público escrito; su cumplimiento constituye una obligación

del Derecho natural”.

Es evidente entonces que del mismo modo, tal deber de la administración Pública como

todos los deberes, es consecuencia de un precepto cuyo incumplimiento lleva consigo una

sanción, para que sea un verdadero mandato, pues en otro se reduciría a lo que conocemos

como una ley imperfecta.

4.2.- Incumplimiento del Deber.

Como ya hemos venido analizando, en el Derecho Administrativo el silencio como acción

jurídica hace presumir en principio una respuesta negativa por parte de la Administración

Pública, salvo disposición expresa en contrario que indique que el silencio administrativo se

presuma positivo. Para Creo Bay (1995), ello no obsta ni releva a ala Administración Pública

de pronunciarse de modo expreso respondiendo de acuerdo a las formalidades de Ley, la

petición formulada por el administrado interesado. La reiterada negligencia de los

responsables de los asuntos o recursos que de lugar a que estos se consideren resueltos

negativamente.

Cabe destacar que en el campo del Derecho Administrativo Formal la cuestión es otra,

pues no puede tratarse se interpretar la voluntad administrativa “cuando justamente lo que

falta es la voluntad”. El ordenamiento legal impone deberes de abstención cuya violación

consiste en un hacer y deberes de acción cuya violación consiste en omitir. De ahí que se

señale que lo que hace la Administración Pública cuando adopta una posición de silencio ante

una petición dirigida es la “comisión” por omisión de una infracción del Ordenamiento

Jurídico.

Cuando la Administración Pública no resuelve expresamente una petición, recurso o

reclamación interpuestos por un administrado o también, si dictada la decisión no la ha

notificado.

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El incumplimiento de la obligación legal de decidir constituye, ciertamente un supuesto

típico de funcionamiento anormal de la Administración Pública, con las consecuencias que

pueda comportar en el ámbito de la responsabilidad administrativa, sin embargo la cuestión

que se plantea es si esa inactividad o inercia administrativa produce en estos casos, efectos

jurídicos procedimentales y si en ese caso de producirlos, tiene un valor positivo o negativo

asignado por el ordenamiento jurídico.

Siguiendo con Creo Bay (1995), este incumplimiento puede darse en 2 tipos de

situaciones: en la inactividad material y/o en la inactividad formal.

Con respecto a la inactividad material, el mismo expone que es una pasividad de la

Administración en el marco de sus competencias ordinarias y que la inactividad formal está

referida a la pasividad de la Administración dentro de un procedimiento, o lo que es igual a la

no contestación de alguna petición de los administrados. Es pues dentro de esta inactividad

formal que los particulares gozan de los distintos remedios que nuestro Ordenamiento jurídico

les otorga, para atacar así el desestabilizado cumplimiento de la Administración Pública en

cuanto a sus deberes con relación a sus administrados.

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CONCLUSIONES.

Esta investigación estuvo orientada a analizar el Derecho de Petición y sus aspectos

Constitucionales y Legislativos, al igual que la función de la Administración Pública.

Partiendo de los resultados arrojados se presentan las siguientes conclusiones:

Este estudio partió de la necesidad de conocer un poco más a cerca de este tipo de Derecho

Constitucional y sobre todos aquellos aspectos que se relacionan con el mismo y la

Administración Pública, como el conjunto de órganos y entes que le dan funcionamiento al

estado.

Este Derecho esta previsto en nuestra Constitución Nacional como una garantía del

administrado frente al estado, mediante el cual el mismo puede dirigir peticiones ante

cualquier funcionario público en aras de la obtención de una pronta y oportuna respuesta,

quedó evidenciado entonces que las especificaciones de ley, contenidas en el Ordenamiento

Jurídico Venezolano son lo suficientemente precisas al establecer y resguardar los derechos

de los administrados dando a esta garantía, rango constitucional y otorgándole una protección

ante los abusos que en reiteradas oportunidades se han presentado en el ejercicio de la función

pública.

En lo que respecta al objetivo específico de la investigación el cual se centró en determinar

el concepto del Derecho de Petición y las dificultades que se le pueden presentar a los

administrados al momento de ejercerlo, se comprobó que el mismo es una garantía que nos

proporciona nuestra Carta Magna, otorgándonos la posibilidad de recurrir a cualquier órgano

u ente de la Administración Pública solicitando algún tipo de petición y por ende una

oportuna respuesta.

De igual forma entre las dificultades que encontramos para el verdadero cumplimiento de

este Derecho es la inactividad o silencio de la misma Administración Pública, mediante sus

funcionarios. Estas dificultades son la omisión de la petición, la distorsión o el no

pronunciamiento o incumplimiento en sí, en su función administrativa.

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En cuanto a los objetivos generales planteados, los cuales fueron Analizar las garantías de

efectividad que se le ofrecen a los administrados al momento de ejercer el Derecho de

Petición, Determinar la influencia de los diversos factores como el tiempo, oportuna respuesta

que recibe el administrado al ejercer o solicitar el Derecho de Petición y Analizar la no

correspondencia e integridad que reciben los administrados en la respuesta a sus peticiones,

podemos concluir que entre las garantías para el verdadero cumplimiento de este Derecho

encontramos la responsabilidad del funcionario, el establecimiento del reclamo ante el

superior jerárquico del mismo y el establecimiento del silencio-rechazo como medio de

subsanación de este derecho, el cual otorga la posibilidad de agotar los recursos

administrativos para atacar así la omisión del funcionario.

Los administrados entonces, tienen como medidas contra la inactividad de los funcionarios

atacar la responsabilidad del mismo y ejercer mediante el superior jerárquico un reclamo con

el propósito de que éste último en un nuevo plazo de 15 días solucione la situación y emita la

respuesta deseada por el peticionario. Si el administrado queda insatisfecho por la respuesta

obtenida tiene como ultimo medio intentar los recursos administrativos, entre los cuales el

recurso de reconsideración, el recurso jerárquico y el recurso de revisión.

Finalmente se puede afirmar que todos los particulares tienen el Derecho de instar una

solicitud de petición contra la Administración Pública, con la garantía legal de ser

verdaderamente atendidos por los funcionarios de la misma, los cuales tienen el deber de

respetar la petición obtenida y responder formalmente y mediante el procedimiento

establecido por nuestras leyes. Hoy día, es evidente la gran inactividad de la Administración

Pública es por ello que nuestros legisladores mediante multas y sanciones, han tratado de

darle solución a este gran desacuerdo entre la Administración y los Administrados.

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RECOMENDACIONES.

El Derecho de Petición aún cuando la actual Constitución Venezolana, establece el mismo

como garantía es violado en todos sus ámbitos a los administrados, sería entonces importante

que se aplicara esta norma de una forma cierta y accesible para aquellos que tienen la

oportunidad de gozar del mismo, sin que se de de forma dilatada como hoy en día se presenta.

Las leyes del Ordenamiento Jurídico establecen de una forma clara el Derecho de Petición,

aún cuando las mismas lo definen, las que lo protegen son muy pocas, es entonces necesario

que estas leyes sean ampliadas para darle un mayor y mejor funcionamiento a esta garantía

constitucional y que la misma pueda ser utilizada por los administrados en el momento en el

cual necesiten de ella, sin riesgo de que se le sea negada u omitida.

Si bien el legislador Venezolano dentro del Derecho Positivo lo definió como una garantía

de y para los administrados y que quienes son los garantes de su atención son los funcionarios

públicos, los cuales deben acatar como un deber y responsabilidad; se es necesario en este

caso que el mismo fuese ampliado de acuerdo al compromiso de los Administradores Públicos

y sobre todo crear una serie de medidas más específicas y de mayor cumplimiento para con

los mismos, porque si bien es sabido hoy en día la Administración Pública esta muy por

debajo de ser garante de este Derecho constitucional, al no emitirle una pronta y oportuna

respuesta al solicitante.

Page 30: El Derecho de Peticion

INDICE DE REFERENCIAS CITADAS.

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