El desafío del nuevo Contrato Social

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    Revista Colombiana Salud Libre. 2015; 10 (1): 5-8

    El desafío del nuevo contrato social*

      The challenge of a new social contract

    LUIS FERNANDO CRUZ GÓMEZ1

    Editorial

    * La elaboración nal de este documento contiene desarrollos logrados en las siguientes intervenciones: 1. Elaboración del documento dis-cusión de la Escuela para la Gerencia del Desarrollo Social (EGEDES), Cali, 1995; 2. Conferencia Internacional de Cinara “Agua y sanea-miento en poblaciones pequeñas y medianas en el marco de la visión mundial del agua”. Cali, octubre 2000; 3. Jornadas Colombianas deEpidemiología. Cali, octubre 2000; 4. Discurso Aniversario Cámara de Comercio de Tuluá, noviembre 2000; 5. Reuniones de Junta Directivade Procali durante los años 2000 y 2001; 6.

    1  Profesor, Coordinador de la Maestría en Epidemiología, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Libre, Seccional Cali, Colombia.Médico y Cirujano, Universidad del Valle, Cali, Colombia, Doctorado en Epidemiología con énfasis en Servicios de Salud, AIU, Hawai,USA. e-mail: [email protected]

      Recibido: junio 2 de 2015 Aceptado: junio 19 de 2015

    Como citar: Cruz LF. El desafío del nuevo contrato social. Rev Colomb Salud Libre, 2015; 10 (1): 5-8.

    Un tema como este en el año 2015 (vigente des-de hace varias décadas), marca una improntaen las reexiones que cada ciudadano hace enrelación con el desarrollo político, económico,

    social y humano.

    El desarrollo social se utiliza comúnmente paraincluir las políticas y programas diseñadospara combatir la pobreza, el desempleo, la cri-minalidad, la exclusión social, los problemasen la salud y el analfabetismo -todas ellas,causas nobles. Pero las intenciones nobles no

    predice tan fácilmente los resultados deseados,a veces ocasionan lo contrario. La mayoría deprogramas de desarrollo social, tanto en países

    desarrollados como en países en desarrollo,corren el riesgo de fortalecer la mentalidad devíctima, creando dependencia y profundizandola falta de empoderamiento, a pesar de perse-guir lo contrario.

    Ahora, se pregunta cuál es la realidad enColombia en términos del desarrollo social yhumano, cuando se debate con gran énfasispropuestas de negociación para la paz y cuan-do argumentos de reforma política, tributaria

    y de ajustes institucionales están en plena

    intensidad. Y esta reexión se invita a hacerporque, si bien es cierto existe la necesidadde concretar propuestas que alimenten la es-peranza y el optimismo en nuestro futuro, no

    es menos importante que preguntemos sobreaspectos esenciales para el futuro de nuestrasociedad, como son aquellos que tienen quever con la denición de las reglas básicas derelacionamiento entre los individuos, la salud,las instituciones, el Estado y la comunidad.Quiere decir ello, que es fundamental revisarel contrato social que nos rige.

    Así como después de la revolución francesatiene cabida una dimensión de contrato social

    en la que el rol del Estado es esencial, vivimosen la actualidad un nuevo momento en el quese busca un acuerdo sobre reglas y normas quenos indiquen el juicio de la sociedad sobre loque está bien o está mal, sobre lo que es justoe injusto, sobre lo admisible y lo inadmisible.

    Esta dimensión de contrato social nos conducea la identicación de por lo menos cuatro ele-mentos fundamentales:

    1.Un Estado social de derecho del cual forma

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    mos parte y que debe hacer real y posible losderechos humanos y el cuidado de la vida.

    2. Una economía que sea capaz de superar lapobreza y la exclusión.

    3. Una ciudadanía educada y comprometidacon sus derechos y deberes colectivos, en

    ejercicio de sus capacidades, que facilite entodo momento los procesos de construcciónparticipativa.

    4. Un enfoque según el cual se propicie la di-mensión incluyente de los actores sociales,a saber: el Estado, la empresa privada y lasociedad civil. Esta dimensión incluyenteimplica volver al “polis” de los griegos,al momento en el cual el cumplimiento delas políticas, los programas y los planes dedesarrollo ya no son de responsabilidad

    exclusiva del gobierno, sino que se esperaque la sociedad civil participe organizada-mente para lograr una vida digna. Y dig-nidad signica hacer posibles los derechoshumanos como norte y guía de la sociedaden su conjunto.

     

    Ese contrato social que considero está en pro-ceso de construcción, requiere de una claray conciente denición de lo que signica serciudadano aportante en la construcción del

    mencionado contrato. En este sentido, es fun-damental entender al ciudadano como un ser

    capaz de crear o modicar el orden social enel que quiere vivir en convivencia con otros y,para en conjunto, lograr la dignidad. En otraspalabras, que la capacidad de crear el nuevo or-den social en unión y convivencia con otros, eslo que hace concreto y tangible al ciudadano2.

    Este orden que los ciudadanos mismos constru-yen, tiene en la dimensión de la democracia el

    espacio más propicio y real. Hay momentos enque las personas piensan que es el orden de ladictadura, de la anarquía o de la mano fuerteen donde se presenta el orden más riguroso.Sin embargo, el tiempo demuestra que no esasí, por cuanto para la permanencia y legitimi-

    dad de lo establecido es indispensable que elorden sea autoconstruido, sea denido por símismo, se haya movido dentro del ejercicio dela libertad y facilite el autocontrol de las normasy reglas con las que se quiere vivir para lograrla propia dignidad.

    Es, entonces, fundamental tener claridad quefrente al contrato social que estamos en procesode construir para el ejercicio de los derechos,la práctica de la dignidad y el compromisociudadano, es preciso reforzar el ordenamien-to democrático y la vocación incluyente. Re-querimos, por consiguiente, de un Estado nodesmantelado, de una sociedad constructorade la dignidad y de unas dimensiones de em-presa privada con sentido de responsabilidad

    social. Es la época del ejercicio de la libertad,la aplicación de los derechos y el desarrollo delas capacidades de los seres humanos y de lassociedades en su conjunto.

    Este enfoque nos plantea la necesidad de rea-rmarnos en la democracia como una formade ver el mundo, como un modo de ser, sentiry palpitar. Es una dimensión de ordenamientoen el mundo y en la medida que esta visión seacompartida produce cohesión, compromiso y

    camino.

    La democracia no es natural al ser humano. Esun invento de los griegos y como tal es precisoestimularla, promoverla y, por qué no, en oca-siones rescatarla. Como construcción humana

    sólo se puede vivir y construir, no se compra,no se decreta, no es sujeto de simples palabras,es ante todo compromiso de vida.

    Ahora bien, la aspiración suprema de una so-

    ciedad es la de convertirse en nación, lo cualsignica el establecimiento de un sentido co-lectivo de futuro mediante el cual orienta susacciones y dene a las instituciones un vector,una dirección. Es esta dimensión colectiva defuturo la que diferencia a una nación de un

    2  Revéiz E. El Estado como mercado. La gobernabilidad económica y política en Colombia. Bogotá: Fonade, Carlos Valencia Editores. 1997.

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    terreno habitado. Creo que todos queremos unsentido colectivo.

    En esta perspectiva es necesario afrontar variosdesafíos:• El internacional con el narcotráco como

    punto álgido.• La salud como un derecho.• El civil y social como consecuencia de la

    violencia, la inequidad y la necesidad deun modelo de desarrollo social y humano.

    • El político frente al décit de legitimidad,la corrupción y la falta de visión del país yla región.

    • El económico frente a la inserción en la al-dea global, la realidad local y la diversidad.

    • El territorial frente a la desintegración

    nacional y la ausencia de propuestas si-nérgicas.

    • El ecológico frente a la necesidad de soste-nibilidad.

    Estos problemas o retos no son problemas ensí mismo, sino la consecuencia de no habersido capaces de construir un orden ético y deconvivencia fundamentado en los derechoshumanos. Quiere decir ello, que si mañanacesaran las balas o se aprobaran reformas y

    leyes los problemas no estarían resueltos, porcuanto es necesario, además de esta cesacióndel fuego y la presencia de normatividad, laconstrucción de la convivencia, el desarrollode las capacidades de los seres humanos en elejercicio de los derechos, y la aplicación de lalibertad.

    Es necesario que entendamos que lo que serequiere en el desarrollo no es la consolidaciónde los medios, sino que la bondad de los medios

    se aplique en función de los nes.

    Esta dimensión de construcción de contratosocial en cooperación con otros, requiere deun sentido de pertenencia, requiere crear orga-nización y, ante todo, organizaciones que denforma a la interacción humana.

    En este sentido, la creación y desarrollo delas organizaciones tienen un efecto en primerlugar pedagógico para la formación de ciuda-danía y el fortalecimiento de la democracia. Yes, asimismo, a través de las organizaciones,como las personas pueden negociar, colaborar

    y establecer un futuro como máxima expresiónde ciudadanía y de autonomía.

    Es así como en los países democráticos conorganizaciones y asociaciones entre ellas, seconguran las bases del progreso. La organi-zación, la asociación y los enfoques de red sonpuntos maestros de la vida de una sociedad.

    Todo esto signica que frente al desafío actualse requiere rearmar la importancia de conti-

    nuar la construcción de la dignidad, de hacerposible el ejercicio de las capacidades y de abrirel camino a la libertad, para con ello asegurarla práctica de la democracia.

    Asimismo y en la misma dirección de construc-ción de dignidad, es fundamental tener clari-dad en lo que signica la dimensión públicay de bien colectivo en nuestro contrato social.

    Lo público es aquello que conviene a todos.

    Que conviene de la misma manera para ase-gurar la dignidad de todos. La educación espública no porque sea nanciada con dinerosdel Estado, sino porque debe garantizar lacalidad y cobertura suciente para brindar atodos, sin exclusiones, el desarrollo máximode sus capacidades. Son bienes públicos porexcelencia la justicia, la seguridad, los serviciosdomiciliarios, la educación básica, la saludpreventiva, entre otros. En la medida en quela disponibilidad o uso de estos bienes excluye

    en su calidad o cobertura a la población, se diceque hay inequidad.

    Pero se preguntarán ¿y cómo es posible laconstrucción de lo público? Ante todo, cuan-do se ejercita la ciudadanía en el eje de losderechos, en el desarrollo de las capacidades

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    de las personas y con la presencia de gruposde personas que con su actuación o decisiónpuedan modicar los modos de pensar, sentiro actuar de una sociedad.

    El desarrollo de esta capacidad de transforma-

    ción y de cambio, convierte a las personas enreferentes para orientar aspiraciones o expec-tativas colectivas. Estas personas o grupos sonconocidas como élites, las cuales en la medidaque luchan por el bien común, se denen comoclase dirigente. En la medida en que estas éli-tes no trabajen por el bien común sino por ellogro de intereses excluyentes o generadoresde inequidad, pasan a denominarse élites do-minantes.

    Finalmente, hago una reexión de cómo laproducción de bienes públicos y colectivos noes contradictoria al interés privado, cuando lasempresas y el mercado producen los bienes yservicios bajo criterios que contribuyen a ha-cer posible los derechos humanos. Es lo quese ha dado en llamar responsabilidad socialempresarial.

    También la empresa privada contribuye a locolectivo y a lo público cuando facilita procesos

    de redistribución de riqueza, cuando propi-cia el desarrollo del capital social y humano,cuando garantiza calidad en sus productos yservicios, cuando educa para el ejercicio delintercambio, cuando promueve organizaciones

    y redes, y cuando hace de la transparencia suprincipal realidad.

    En toda esta perspectiva se perla, entonces,una dimensión de liderazgo que supera elmodelo individualista y de “ídolos de barro”

    a los que se acostumbró nuestra sociedad. Porlo contrario, invoca y estimula un liderazgotransformativo según el cual se abre el espacioa nuevos líderes para que todos y cada uno deellos, a su vez, se constituyan en agentes decambio, en constructores de la cultura demo-crática, facilitadores de la dignidad y promo-tores de las capacidades de los individuos, lasorganizaciones y la sociedad.

    Está, entonces, en el eje de este planteamiento,

    el rearmarnos con el compromiso del desa-rrollo social y humano, el entender la realidady el cambio ante el cual debemos movernosproactivamente, y el plantear como centro denuestra acción la aceptación del desafío enla construcción de un nuevo contrato social

    fundamentado en una visión incluyente dedesarrollo y de libertad, tal como lo plantea elNobel de Economía 1998, Amartya Sen.

    También, es esencial abrir nuestras mentes a

    nuevas propuestas organizacionales y geren-ciales, y, sobre todo, en el área social a tipo-logías como la del empresariado social y dela gerencia social, como un reto inaplazableque oriente hacia la identidad, compromiso yespecicidad del mundo de lo social.