El despertar de una Después de la adquisición de Allen & Hanburys, en 1958, uno de los productos...

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A mediados del siglo XX estaban ya lanzados los dados

para uno de los descubrimientos más relevantes de la

investigación científica moderna: la estructura del ácido

desoxirribonucleico. Sus descubridores, Watson y Crick, fue-

ron más allá de las tendencias timoratas de la ciencia de

posguerra y lograron descifrar la forma de doble hélice del

ADN, ayudados por la simpatía ideológica, científica y huma-

na que se profesaron desde un principio. Al demostrarse que

el ADN era el depositario de la herencia se inauguró una

nueva era, no solamente en el campo de la microbiología,

sino también en terrenos tan vastos como la ética, la moral y

el progreso integral de la humanidad.

Nueva EraEl despertar de una

La doble hélice

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E n abril de 1953, el semanario

Nature publicó un breve pero

histórico artículo titulado “Una

estructura para el ácido desoxirribo-

nucleico”. Sus autores, un biólogo

molecular estadounidense de 25

años y un bioquímico británico

de 37, habían dilucidado la

estructura del material genético

de los seres vivos encerrado en

una hélice de dos hebras. Ade-

lantándose a otros investigadores

que competían por asestar ese

golpe científico, James Watson y

Francis Crick develaron el secreto

de la vida, dando así un vuelco en la

historia de la biología. El entusiasmo

juvenil de Watson y la reposada

madurez de Crick se acoplaron per-

fectamente desde un principio, tanto

en el área profesional como huma-

na. Con gran imaginación, creativi-

dad y afán descubridor, además de

una sorprendente habilidad para

desarrollar ideas a dúo, pudieron lle-

var a buen término su investigación

aun sin contar con los recursos ni la

información suficientes.

Crick nació en Northampton (Gran

Bretaña), en el seno de una familia

de clase media. Aunque su padre

era fabricante de botas y zapatos, se

preocupó especialmente de darles

una buena formación académica a

sus seis hijos. Desde muy joven,

Francis se sintió atraído por los mis-

terios de la

naturaleza y del

universo, que anhelaba resolver

algún lejano día. A los doce años

perdió por completo la fe religiosa y

se apegó a la ciencia como única

forma de derribar mitos bíblicos de

milenaria data y mostrar al mundo

una realidad que los dogmas de la fe

impedían ver. En 1934 ingresó a

estudiar física en el University

College de Londres, donde permane-

ció hasta el estallido de la Segunda

Guerra Mundial. En 1949, el interés

por esclarecer el fundamento físico y

químico de la vida lo llevó hasta el

prestigioso laboratorio de la

Universidad de Cambridge. Allí tuvo

la oportunidad de trabajar en la

refracción de los rayos X, intentando

encontrar la estructura tridimensio-

nal de las proteínas. El ADN había

sido descubierto en 1869 y durante

las primeras décadas del siglo

ADNEl dúo del

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La Doble Hélice

siguiente se realizaron grandes esfuer-

zos para dilucidar su estructura. En

1949, Erwin Chargaff determinó la

composición relativa de sus cuatro

bases para una gran cantidad de espe-

cies y Oswald Avery presentó pruebas

de que el ADN puro podría ser el factor

de transformación en un cierto tipo de

duplicación bacterial. Sobre estos

antecedentes se asentó el espectacu-

lar descubrimiento que realizarían pos-

teriormente Watson y Crick.

Niño prodigio de excepcional memoria

fotográfica, perteneciente a una fami-

lia de Chicago empobrecida pero de

rica cultura, James Watson creció

con la convicción de que la herencia

y el ambiente influyen de manera

relativa en los seres humanos. En

1943, a los 15 años, ingresó a la

Universidad de Chicago, favorecido

con una beca. Tras obtener su espe-

cialización en zoología, superó su

aversión a la química orgánica con tal

de aproximarse al tema que estaba en

boga: el misterio de los genes. "Fui

entrenado para encontrar la estruc-

tura del ADN, como el príncipe

Carlos para ser rey", comentó en

una ocasión. Tras denodados

esfuerzos, concluyó que el

gen debía tener una estruc-

tura regular y susceptible

de ser dilucidada. Esa per-

cepción, unida al conoci-

miento que poseía sobre los

bacteriofágicos y a la expe-

riencia de Crick con los

rayos X, se amalgamaron

de manera inmejorable.

"Jim y yo nos entendimos

de inmediato. Nuestros intereses eran

increíblemente semejantes. Compar-

tíamos la manera irónica de mirar el

mundo, la arrogancia juvenil y la impa-

ciencia ante el razonamiento científico

tibio y timorato", escribió más tarde

Crick. Montaron modelos de la molécula

con materiales muy rudimentarios, usan-

do alambres, cuentas y cartón, hasta

conseguir el descubrimiento decisivo. El

21 de febrero de 1953, Watson recono-

ció la forma de complementar dos cade-

nas de moléculas: adenina-tiamina y

guanina-citosina. Excitado por el hallaz-

go, Crick salió del laboratorio y se dirigió

a paso acelerado hacia el Eagle Pub, un

bar situado en las inmediaciones del

laboratorio y donde eran asiduos clien-

tes. Con su voz fuerte y resonante les

anunció a los parroquianos: "Hemos

descubierto el secreto de la vida".

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Después de la adquisición de

Allen & Hanburys, en 1958,

uno de los productos más vendidos

de Glaxo fue Ventolín (salbutamol),

lanzado en 1969. El equipo de

investigadores de Glaxo se con-

centraba en descubrir sustancias

químicas que sirvieran para mani-

pular mediadores naturales como

transmisores, hormonas y enzi-

mas, con el fin de provocar efectos

selectivos en órganos específicos.

El lanzamiento de Ventolín –que se

convirtió en el tratamiento de elec-

ción para los ataques agudos de

asma– demostró que dicho enfo-

que era el correcto, y su éxito con-

dujo a crear diversos compuestos

para estimular selectivamente

determinados receptores en la

musculatura bronquial. Se lanzaron

también esteroides inhalatorios

para tratar la inflamación por asma

y un sinnúmero de alergias.

Mientras tanto, en las instalaciones

de Wellcome, Hitchings y Elion sin-

tetizaban la trimetoprima, que

luego combinaron con una sulfa-

mida para crear Septrin, el agente

antibacterial sistémico de amplio

espectro que extendió rápidamente

sus ventas a través del mundo.

Por su parte, Beecham afianzó su

ventajoso posicionamiento en el

rubro de medicina veterinaria,

extendiendo las penicilinas para

controlar infecciones en animales.

En el rubro de los antibióticos, la

empresa descubrió también la

amoxicilina en 1972, cuya eficacia

se comprobó especialmente en el

tratamiento de infecciones de oreja

y garganta en niños pequeños.

Hubo avances también en el trata-

miento de las enfermedades esto-

macales. Científicos de Smith

Kline & French desarrollaron la

cimetidina, que revolució el trata-

miento de la úlcera péptica, y que

fue el primer fármaco cuyas ven-

tas anuales superaron el billón de

dólares. Posteriormente fue lanza-

do Zantac (ranitidina), otro avance

en el tratamiento de la enferme-

dad, que se convirtió en el medica-

mento más prescrito y vendido del

mundo, en tanto que el revolucio-

nario Augmentin llegó a ser el

segundo producto billonario de la

compañía.

SelectivosCon efectos

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Aunque en décadas anteriores se habían

hecho esfuerzos para aislar el virus y

hallar un tratamiento, no se habían obte-

nido mayores resultados, y los especia-

listas consideraban que el agente

patógeno debía ser extremadamente

resistente y diversificado.

Como parte de una verdadera campaña

nacional, en 1935 se creó la Fundación

Nacional de la Parálisis Infantil en

Estados Unidos, gracias a la iniciativa

personal del presidente Franklin Délano

Roosevelt, víctima él mismo de la devas-

tadora enfermedad.

En la historia del descubrimiento de

la estructura del DNA figura un

nombre pocas veces reconocido: la

investigadora británica Rosalind

Franklin. Según algunas versiones, fue

la primera en dilucidar la interrogante

sobre la estructura del ADN y, sin

embargo, se le negó el verdadero reco-

nocimiento que merecía debido al

machismo imperante en el ámbito

científico de la época.

Después de sus estudios sobre el ADN,

Rosalind Franklin investigó un trata-

miento contra la llamada "parálisis

infantil". Al revés de muchos otros

padecimientos, que se veían incremen-

tados por la pobreza y la mala calidad

de vida, curiosamente el progreso y el

creciente confort de la población no

mermaban la prevalencia de la polio-

mielitis y, más aún, contribuían a

aumentarla.

el VirusLa Mujer contra

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Desde las primeras décadas del siglo XX y durante cuarenta años, la

polio golpeó a la gente en edades progresivamente mayores. Una

de las tantas víctimas en Estados Unidos fue Franklin Délano

Roosevelt, futuro presidente de Estados Unidos, que debía caminar

ayudado por varios kilos de fierro para sostener sus piernas. Cuando

recién cumplía 39 años, el virus atacó su médula espinal. Al cabo de

dos días, la parálisis atacaba violentamente los tendones y los múscu-

los de las extremidades inferiores. Sobrevivió con un rígido corset y

sobre una silla de ruedas, pero gracias a su determinación llegó a ser

presidente y se mantuvo durante varios períodos en la Casa Blanca.

Poseedor de un enorme carisma, amaba los westerns, y confiaba más

en su intuición política que en los análisis y documentos. Con gran

empuje, estableció una comisión dedicada a obtener fondos para

la lucha contra la enfermedad y creó la Fundación Nacional

para la Parálisis Infantil, donde se pusieron en marcha cien-

tos de proyectos de investigación.

E n 1982, Sir John Vane, científico de laboratorios Wellcome,

obtuvo el Premio Nobel de Medicina por sus investigacio-

nes sobre las prostaglandinas y sustancias activas biológica-

mente relacionadas. Durante toda su trayectoria, Vane se

destacó por su búsqueda incansable de recursos bioquímicos

para combatir enfermedades, estableciendo valiosas alianzas

y redes de cooperación académica.

Su formación comenzó en los laboratorios de Química de la

Universidad de Birmingham, pero luego sus intereses se des-

plazaron hacia la Farmacología y en ese campo desarrolló su

carrera, primero en Oxford y más tarde en la Universidad de

Yale y en el Royal College de Cirujanos de Londres. En 1973

fue reclutado como Director de Desarrollo del equipo de la

Fundación Wellcome, donde permaneció por más de diez

años. Allí formó un inapreciable equipo de investigadores,

muchos de los cuales habían sido sus colaboradores en el

pasado. Bajo su liderazgo, la Wellcome realizó trascendenta-

les descubrimientos que tuvieron aplicación práctica en el tra-

tamiento de la hipertensión pulmonar y la gota, entre otros

padecimientos. Sir John Vane falleció en noviembre del 2004,

tras recibir casi un centenar de distinciones honoríficas de las

más importantes instituciones científicas en el mundo.

John Vane,líder de

investigaciones

Alma de Acero

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A l principio, los científicos de la

Fundación se dedicaron a identi-

ficar y clasificar las distintas versio-

nes del patógeno. Luego, para

enfrentar a la gran epidemia que se

veía venir, dirigieron sus estudios a la

preparación de una vacuna. En esta

campaña sobresale la figura del doc-

tor Jonas Salk, aunque sus investi-

gaciones no estuvieron exentas de

polémica. Científico neoyorquino que

contaba ya con cierta reputación

como investigador a finales de la

década de los 40, Salk se trasladó a

Pittsburgh y sus esfuerzos iniciales

se enfocaron en tipificar las tres

cepas principales del virus.

Algunos estudios aseguran que la

polio existía ya en el Antiguo Egipto.

Sin embargo, la primera epidemia

documentada se registró en Suecia a

fines del siglo XIX. Fue entonces

cuando el padecimiento surgió en

Estados Unidos, donde se cuadriplicó

antes de que transcurrieran dos

décadas. Según algunos expertos, el

contacto físico con objetos contami-

nados podía transmitir la polio. Para

evitarlo, comenzaron a limpiarse

infructuosamente las calles, los par-

ques y las escuelas, además de exa-

minar minuciosamente el agua, la

leche y los alimentos. A los niños se

les advertía no compartir los jugue-

tes. Los tranvías y los teléfonos públi-

cos eran desinfectados diariamente.

A las personas que habían visitado

barrios más empobrecidos se les

aconsejaba lavarse el cuerpo, la ropa,

hacer gárgaras con antisépticos,

introducir germicida en sus narices y

lavarse el cabello. Otros sospechaban

de los animales domésticos. Las

familias abandonaban o mataban a

sus gatos y perros.

Una idea más popular era que los insec-

tos llevaban los gérmenes de la polio

desde la basura y el estiércol de caba-

llo, aún común en las calles de muchas

ciudades. Las autoridades sanitarias

pedían a la gente sellar los tarros de

basura y las ventanas. Afiches y panfle-

tos mostraban moscas del tamaño de

rinocerontes amenazando a los bebés.

Las ciudades organizaban competen-

cias en que se premiaba a los niños por

matar moscas. Posteriormente se des-

cubrió que la responsabilidad más

importante por la prevalencia de la

enfermedad recaía sobre la exagerada

preocupación por la higiene. Como los

niños no estaban expuestos natural-

mente al virus y muchos carecían de la

inmunidad que daba la lactancia mater-

na –en esa época comenzaba a popu-

larizarse la alimentación con leche

reconstituida–, tenían una mayor vulne-

rabilidad a la infección.

James Carroll.la HigieneEnfermedad de

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Para publicitar su producto, Salk se la

inoculó él mismo, además de vacu-

nar a su mujer y a sus hijos. Antes de

ser comercializada, la vacuna se

probó en cerca de cien individuos,

niños y adultos. Los resultados con-

firmaron la teoría de Salk y en los

cinco años siguientes la incidencia

de la polio se redujo en una cifra cer-

cana al 90 por ciento.

Con tan espectaculares resultados, el

científico adquirió estatus de auténtico

héroe. Su fama llegó incluso a

Hollywood, donde en algún momento se

pensó en filmar la gesta de Jonas Salk,

protagonizada nada menos que por

Marlon Brando. El médico fue recibido

en la Casa Blanca por el presidente

Eisenhower, que lo denominó "benefac-

tor de la humanidad".

Pero la fe de la población, que había

recibido con expectación la vacuna un

par de años antes, se vio radicalmente

mermada cuando seis niños murieron

El desarrollo de una vacuna fue posible

tras el logro del bacteriólogo John

Enders, que descubrió cómo aislar el

virus. Enders y sus colegas Weller y

Robbins dieron un primer gran paso, al

desarrollar un método que permitía

mantener con vida dentro de sus tubos

de ensayo un tejido de hígado para

cultivar el virus, en lugar de hacerlo en

monos.Ahora el microorganismo podía

ser producido en abundancia y estu-

diado bajo el recientemente perfeccio-

nado microscopio electrónico. El

trabajo de Enders y sus colegas en el

Departamento de Salud Pública de

Harvard les valió el Premio Nobel de

Medicina en 1954 y despejó el camino

hacia una vacuna segura y efectiva.

Posteriormente, Salk utilizó riñones de

monos para cultivar las tres cepas.

Luego, se reveló que los virus muertos

estimulaban mayor producción. Salk

decidió utilizar microorganismos inac-

tivos para elaborar un tratamiento en

forma rápida, pero dicha noción se

oponía a la idea más extendida que

Pasteur había introducido en el pasa-

do: los microbios alterados suscitan

más inmunidad que los ya muertos.

tras ser inmunizados. Se descubrió que

las condiciones de elaboración del pro-

ducto carecían de rigurosidad en uno

de los puntos de producción. Como el

tratamiento requería una serie de reva-

cunaciones, era muy difícil desarrollar

un programa de vacunación para todos

los habitantes del planeta, especial-

mente los que vivían en países menos

desarrollados. Poco tiempo después, el

Dr.Albert Sabin y su equipo del Hospital

Infantil de Cincinnati dieron el paso

definitivo. Luego de cultivar millones de

virus de la polio y ensayar sus formas

de mutación en monos, obtuvieron una

vacuna con virus vivo pero debilitado.

Las ventajas de la nueva vacuna eran

claras: podía ingerirse fácilmente por

vía oral, impregnada en una terrón de

azúcar, y producía anticuerpos que

permanecían activos durante muchos

años. La vacuna de Sabin llegó a reem-

plazar totalmente a la de Salk, con tan

buenos resultados que pocos médicos

actuales han presenciado un caso de la

enfermedad.

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La ciencia tardó bastantes años en

comprobar que el ADN era el único

responsable del principio transforman-

te. En 1946, el microbiólogo Joshua

Lederberg y el bioquímico Edward

Tatum demostraron en su laboratorio

de la Universidad de Yale que las bac-

terias también intercambian material

genético en función de su sexo.

Lederberg nació en Nueva Jersey en

los años 20 y su interés en las ciencias

fue bastante precoz. Asistió a una

secundaria que concentraba sus prin-

cipales asignaturas en los estudios

científicos. Posteriormente, aprovechó

las instalaciones del American

Institute, que proveía espacio y equi-

pamiento para que los estudiantes

más talentosos desarrollaran sus

experimentaciones.

Una vez graduado de la etapa escolar,

siguió estudios de medicina, pero luego

se inclinó por la investigación. Primero

trabajó en el Departamento de Genética

de la Universidad de Wisconsin y poste-

riormente se incorporó a la Universidad

de Stanford, en el departamento recién

creado para estudiar dicha disciplina.Ya

había obtenido el Premio Nobel en

1958, junto con Edward Tatum y

George Beadle, por sus relevantes

estudios sobre la organización del

material genético de las bacterias.

Acerca del mismo tema, Lederberg

descubrió cierto intercambio de mate-

rial genético de las bacterias por parte

de virus bacterianos, un proceso deno-

minado "transducción viral". A fines

de los años 70 fue designado presi-

dente de la Rockefeller University, en

1990 se convirtió en profesor emérito

y hasta hoy continúa ofreciendo confe-

rencias e integrando un sinnúmero de

consejos académicos. También ha

participado en el diseño de programas

de inteligencia artificial para la

investigación en química y medici-

na. Como miembro de diversos

comités de la National Academy

of Sciences y de la NASA, incluso

se ha interesado en la posibilidad

de vida en otros planetas y en la

existencia de contaminación inter-

planetaria. Fue consultor de la

Agencia Norteamericana de

Control de Armas y Desarme

durante las negociaciones

para el tratado para limitar

las armas biológicas, rea-

Joshua Lederberg en su

infancia, en uno de los

equipos del American

Institute.

Máximo potencialHacia el desarrollo humano:

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lizado en Ginebra a fines de los años 60,

y es un ardiente promotor de la divulga-

ción científica, colaborando en diversos

medios de comunicación. En 1994,

durante la Guerra del Golfo, lideró al

equipo científico del Departamento de

Defensa sobre el llamado "síndrome

de la Guerra del Golfo". Actualmente es

asesor de varias organizaciones priva-

das y gubernamentales, en materias

relativas a políticas globales de salud,

armas biológicas y bioterrorismo.

Sus investigaciones posibilitaron el

estudio de la genética de los microorga-

nismos, según la metodología tradicio-

nal de la disciplina. Dichos métodos

revisten enorme importancia para el

desarrollo de la biotecnología y la inge-

niería genética, cuyos resultados inci-

den directamente en las actuales

políticas de promoción del bienestar y la

salud de la población mundial. En tal

sentido, Lederberg se ha distinguido

en el debate sobre la materia, contra-

poniendo al concepto de "eugénica"

–que selecciona las características

deseables– con el de "eufénica", tér-

mino acuñado por él mismo y que se

refiere al desarrollo humano según su

máximo potencial.

Esa posibilidad sólo es imaginable a

partir de una comprensión cabal del

genoma humano, tanto en la secuen-

cia del ADN como en los intercambios

de dicha información. Lederberg ha

hecho énfasis en la necesidad imperio-

sa de garantizar la sustentabilidad,

participando activamente en el debate

científico respecto a diversas polémi-

cas, como diagnóstico prenatal, modi-

ficación genética y somática, y

métodos para alargar la vida, entre

otros grandes temas.

Ya en las primeras etapas de su

carrera, Lederberg enfatizó la

dimensión ética de la investiga-

ción científica.

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C omo respuesta directa a la necesi-

dad creciente para una penicilina

oral y estable frente a beta-lactamasas

de espectro extendido, Beecham inició

un programa de investigación para

desarrollar un producto. Al comienzo, la

fórmula escogida, denominada BRL

25000, fue de dos partes de amoxicili-

na y una parte de ácido clavulánico,

conocida luego como Augmentin. En el

primer estudio clínico sobre el fármaco,

publicado en la revista Lancet en 1980,

los autores concluyeron que la amoxici-

lina con ácido clavulánico es clínica y

farmacoquinéticamente compatible.

Señalaron también que dicha fórmula

resultaba eficaz para erradicar infeccio-

nes urinarias causadas por patógenos

resistentes a la amoxicilina.

El primer hito respecto al producto fue

el simposio que BRL patrocinó en Suiza

en julio de 1980. El encuentro reunió a

todas las personalidades que contribu-

yeron al desarrollo de Augmentin. Tuvo

un notable éxito y constituyó la primera

de numerosas reuniones científicas

sobre el antibiótico.

Augmentin,un antibiótico derápida respuesta

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A través de los años, Augmentin ha reci-

bido numerosos galardones: en 1986, el

Prix Galien a la mejor droga innovadora en

Francia y el Medicamento del Año en

España; en 1991, el Premio Galeno –equi-

valente español del Prix Galien–, y en

1993, el premio al Medicamento de la

Década en España.

Como parte de su desarrollo y comerciali-

zación, la SmithKline Beecham se ha

esforzado en marcar la diferencia entre

dicho fármaco y otros antibióticos. En

1992 se lanzó el Alexander Project, que

constituyó el primer estudio internacional

masivo acerca de la susceptibilidad a los

antibióticos de los patógenos del tracto

respiratorio inferior. Una de las conclusio-

nes de la investigación es que a pesar de

su uso extendido en todo el mundo, el

nivel de resistencia a Augmentin ha per-

manecido relativamente bajo a través de

los años –y virtualmente inexistente en

Haemophilus influenzae y Moraxella

catarrhalis–, lo cual contrasta notable-

mente con las altas tasas de resistencia

de otros antiobióticos.

En septiembre de 1981 y con gran ex-

pectación, Augmentin fue lanzado en el

Reino Unido. La llegada del producto ex-

tendió el rango de infecciones que podían

ser eficientemente combatidas con peni-

cilina, y la estrategia de marketing se

basó en las propiedades únicas del pro-

ducto: velocidad de respuesta y alta tole-

rancia.

En poco tiempo, Augmentin estuvo dispo-

nible en otros mercados y algunos años

después se comercializó en presentación

inyectable, extendiendo así aún más su

campo de acción. Según las opiniones

vertidas por facultativos de todo el mundo

respecto al nuevo medicamento, "la com-

binación es perfecta para tratar infeccio-

nes causadas aparentemente por

pneumococci y Haemophilus influenzae",

"expande el espectro de la amoxicilina",

"un fármaco sobresaliente y el único con

un porcentaje de éxito cercano al cien por

ciento en la erradicación bacteriológica

de la otitis media", "ha pasado la prueba

del tiempo en relación a la seguridad y su

futuro está garantizado"...

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Editor:Edmundo Tapia

Redacción:Verónica Waissbluth

Infectología, 150 años de Hallazgos y Personajes