El deterioro institucional Guzmán,

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L a confusa actuación de los entes electorales respecto del actual proceso de elec- ciones generales no es más que una manifestación circunstancial y de relativa menor importancia de un peligroso dete- rioro institucional que sufre el país, y que tiene íntima correspondencia con muchos de los males que hoy preocupan a los peruanos. Desde 1991, en que Douglas North despertó el interés de los eco- nomistas poniendo el foco de aten- ción en las instituciones como deter- minantes claves del progreso de las naciones, han surgido innumera- bles esfuerzos por tratar de enten- der cuáles, entre las muchas insti- tuciones formales o informales de una sociedad, son las que en efecto tienen mayor poder explicativo en el aumento de la productividad, el crecimiento, la competitividad y, en definitiva, todos aquellos elementos que usualmente asociamos con el progreso económico y social. Pero, como explicaba hace pocas semanas Richard Webb en estas páginas, el hecho de tener tantas explicaciones para el progreso es como no tener ninguna. Viene a la mente aquello de que si tienes un reloj sabes qué hora es, pero si tienes dos nunca es- tarás seguro. El propio Adam Smith en “La riqueza de las naciones” (1776) identificó a las instituciones como condiciones indispensables para el progreso y, desde entonces, econo- mistas en todo el mundo han consi- derado innumerables factores insti- tucionales y su importancia relativa. Resulta evidente que al asignar prio- ridades al interior del aparato insti- tucional, es necesario considerar el momento histórico y nivel de desa- rrollo en que un país se encuentra. En un país en guerra o carente de niveles elementales de salud o edu- cación entre sus habitantes, resulta más fácil señalar aquello que tiene que remediarse antes de aspirar a un mínimo de bienestar. Luego de que la revolu- ción industrial disparara el crecimiento sostenido en In- glaterra primero, y en otros países de Europa después, se señaló a la innovación co- mo la causa principal del progreso. Pero para la primera mitad del siglo XX fue la inversión en capital físico aquello que se consideraba primor- dial en el progreso. De hecho, el Banco Mundial se creó bajo esa premisa. Países como la Unión Soviética eran vistos como poseedores de una enor- me ventaja al poder dirigir centralmente el ahorro y la inversión –inmediatamente después de la independencia de la India en 1947, su pri- mer ministro Nehru se em- peñó en imitar al modelo soviético–. El extraordinario crecimiento y progreso del Perú de los últimos 25 años, y su fracaso en aprovecharlo para pasar a otro estadio superior de desarrollo, ilustra de manera clara sus carencias institucionales. Al Perú no le ha faltado estabi- lidad macroeconómica; ha podi- do invertir hasta el 30% de su PBI, y dentro de esa inversión han venido incorporados innovación, nuevos métodos productivos y una más efi- ciente organización de la produc- ción. Sin embargo, hoy crecemos muy por debajo de aquel crecimien- to potencial que mejores institucio- nes harían posible. Esta es la razón por la cual el Ins- tituto Peruano de Economía (IPE), en anticipación de las próximas elec- ciones, inició en febrero la publica- ción semanal de diagnósticos y pro- puestas para contribuir al debate electoral. En su segunda entrega se discute el tema institucional, y ana- liza información comparativa de la calidad institucional. En el diagnóstico institucional que se hace en distintos foros y orga- nizaciones privadas comprobamos con preocupación un retroceso ins- titucional que ha sufrido el Perú, pa- radójicamente, en medio de la abun- dancia de recursos de un Estado que debió promover su fortalecimiento. Según la evaluación de institu- ciones en 140 países que compila el Foro Económico Mundial (FEM), el Perú ocupa el puesto 116 y el último lugar entre sus pares de la Alianza del Pacífico y Brasil. Lo más saltante que muestran estas evaluaciones es el de- terioro institucional ocurrido desde el reporte del FEM 2010 hasta el últi- mo reporte publicado en el 2015. El IPE compara el retroceso insti- tucional en cada categoría evaluada con el mejor puesto obtenido por el Perú en los últimos cinco años. Com- probamos que en Derechos de Pro- piedad retrocedimos 8 lugares; en Ética y Corrupción, 26; en Influen- cia Indebida, 9; en Seguridad, 12 y en Eficiencia del Gobierno, ¡44 po- siciones! Otros organismos nos ofrecen similar información que también señalan deterioro institucional, sea este en términos de índices de la efectividad del gobierno que reporta el Banco Mundial, o en percepciones de corrupción que reportan el Latin- obarómetro, Proética o Transparen- cia Internacional. Todo apunta a la monumental ta- rea que deberá enfrentar el próximo gobierno. PROBLEMA El extraordinario crecimiento del Perú de los últimos 25 años, y su fracaso en aprovecharlo, ilustra de manera clara sus carencias institucionales. ILUSTRACIóN: GIOVANNI TAZZA El deterioro institucional FORTALECIMIENTO DEL ESTADO - ROBERTO ABUSADA SALAH - Presidente del Instituto Peruano de Economía (IPE)

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martes 8 de marzo del 2016 el comercio .A23

Opinión

Guzmán, Acuña, Gorriti & Cía: falacias

al gustol a confusa actuación de los entes electorales respecto del actual proceso de elec-ciones generales no es más que una manifestación

circunstancial y de relativa menor importancia de un peligroso dete-rioro institucional que sufre el país, y que tiene íntima correspondencia con muchos de los males que hoy preocupan a los peruanos.

Desde 1991, en que Douglas North despertó el interés de los eco-nomistas poniendo el foco de aten-ción en las instituciones como deter-minantes claves del progreso de las naciones, han surgido innumera-bles esfuerzos por tratar de enten-der cuáles, entre las muchas insti-tuciones formales o informales de una sociedad, son las que en efecto tienen mayor poder explicativo en el aumento de la productividad, el crecimiento, la competitividad y, en definitiva, todos aquellos elementos que usualmente asociamos con el progreso económico y social. Pero, como explicaba hace pocas semanas Richard Webb en estas páginas, el hecho de tener tantas explicaciones para el progreso es como no tener ninguna. Viene a la mente aquello de que si tienes un reloj sabes qué hora es, pero si tienes dos nunca es-tarás seguro.

El propio Adam Smith en “La riqueza de las naciones” (1776) identificó a las instituciones como condiciones indispensables para el progreso y, desde entonces, econo-mistas en todo el mundo han consi-derado innumerables factores insti-tucionales y su importancia relativa. Resulta evidente que al asignar prio-ridades al interior del aparato insti-tucional, es necesario considerar el momento histórico y nivel de desa-rrollo en que un país se encuentra.

En un país en guerra o carente de niveles elementales de salud o edu-cación entre sus habitantes, resulta más fácil señalar aquello que tiene que remediarse antes de aspirar a un

l as recientes decisiones de los or-ganismos de justicia electoral que han dejado prácticamente con un pie fuera de la contienda presidencial a Julio Guzmán y

César Acuña han generado argumentos en contra de su exclusión por parte de sus seguidores y de algunos líderes de opinión que no resisten el menor análisis. Aquí las falacias que se esgrimen para justificar que continúen en carrera.

Falacia 1: Hay fraude adelantado por-que se prefiere la ley a la voluntad popular.

Yo pensaba que los fraudes se perpe-traban cuando se violaba la ley, no cuando se le daba cumplimiento. Por lo visto para algunos es al revés. Es decir, para que no haya fraude los organismos electorales de-bieran prevaricar contra las leyes promul-gadas por un Congreso democráticamen-te elegido. ¿O alguien cree que el actual Congreso tampoco es fruto de la voluntad popular?

Falacia 2: Cinco jueces deciden por mi-llones.

Afirmar esta especie significa que los tribunales electorales no debieran existir, pues, para cualquier caso bajo su jurisdic-ción, cinco jueces siempre “decidirán por millones”. ¿Y si no existieran los tribuna-les electorales cómo se administraría jus-ticia? ¿Ante quién acudirían los candida-tos o los electores cuando se vulneren sus derechos en el transcurso de la contien-da? ¿O son los 22’901.954 de votantes los que deben administrar justicia? ¿Acaso la justicia que emana del pueblo no se ad-ministra a través de los tribunales? ¿O las elecciones son la excepción y rige enton-ces la ley de la selva?

Falacia 3: Las elecciones se ganan en la cancha, no en la mesa.

Si las elecciones se ganaran solo en la cancha, estaríamos en el paraíso de las elecciones perfectas, esto es, sin contro-versias. Candidatos perfectos, electores perfectos, partidarios perfectos, leyes per-fectas, ¿existen? Solo en el cielo donde perfecto es nuestro Padre Celestial y, por tanto, no hay necesidad de elecciones ni de democracia alguna.

Pero como en este mundo nada es per-fecto, es en la “mesa” donde se hacen cum-plir las reglas para los que juegan en la can-cha. Son los tramposos o tramposas que no cumplen las reglas o no las quieren cumplir los que siempre repetirán como mantra: “las elecciones se ganan en la cancha, no en la mesa”.

Falacia 4: Mis infracciones a la demo-cracia partidaria interna no perjudican a nadie porque nadie en mi partido se ha quejado.

Salvo que nos encontremos en la isla de Robinson Crusoe, en una sociedad de hombres libres cualquier infracción de la ley siempre perjudica a quien ha cumpli-do con la ley, pues pone a este último en desigualdad con el primero. Si las infrac-ciones del señor Guzmán no han perjudi-cado a sus correligionarios, sí lo han hecho con quienes no lo son y que han cumplido con lo que él no ha querido o no ha podido cumplir. La igualdad ante la ley es el princi-pio fundamental de una democracia y, por tanto, con mayor razón del proceso que le da origen. ¿Sí o no?

mínimo de bienestar.Luego de que la revolu-

ción industrial disparara el crecimiento sostenido en In-glaterra primero, y en otros países de Europa después, se señaló a la innovación co-mo la causa principal del progreso. Pero para la primera mitad del siglo XX fue la inversión en capital físico aquello que se consideraba primor-dial en el progreso.

De hecho, el Banco Mundial se creó bajo esa premisa. Países como la Unión Soviética eran vistos como

poseedores de una enor-me ventaja al poder dirigir centralmente el ahorro y la inversión –inmediatamente después de la independencia de la India en 1947, su pri-mer ministro Nehru se em-

peñó en imitar al modelo soviético–.El extraordinario crecimiento y

progreso del Perú de los últimos 25 años, y su fracaso en aprovecharlo para pasar a otro estadio superior de desarrollo, ilustra de manera clara sus carencias institucionales.

Al Perú no le ha faltado estabi-lidad macroeconómica; ha podi-do invertir hasta el 30% de su PBI, y dentro de esa inversión han venido incorporados innovación, nuevos métodos productivos y una más efi-ciente organización de la produc-ción. Sin embargo, hoy crecemos

muy por debajo de aquel crecimien-to potencial que mejores institucio-nes harían posible.

Esta es la razón por la cual el Ins-tituto Peruano de Economía (IPE), en anticipación de las próximas elec-ciones, inició en febrero la publica-ción semanal de diagnósticos y pro-puestas para contribuir al debate electoral. En su segunda entrega se discute el tema institucional, y ana-liza información comparativa de la calidad institucional.

En el diagnóstico institucional que se hace en distintos foros y orga-nizaciones privadas comprobamos con preocupación un retroceso ins-titucional que ha sufrido el Perú, pa-radójicamente, en medio de la abun-dancia de recursos de un Estado que debió promover su fortalecimiento.

Según la evaluación de institu-ciones en 140 países que compila el Foro Económico Mundial (FEM), el Perú ocupa el puesto 116 y el último lugar entre sus pares de la Alianza del Pacífico y Brasil. Lo más saltante que muestran estas evaluaciones es el de-terioro institucional ocurrido desde el reporte del FEM 2010 hasta el últi-mo reporte publicado en el 2015.

El IPE compara el retroceso insti-tucional en cada categoría evaluada con el mejor puesto obtenido por el Perú en los últimos cinco años. Com-probamos que en Derechos de Pro-piedad retrocedimos 8 lugares; en Ética y Corrupción, 26; en Influen-cia Indebida, 9; en Seguridad, 12 y en Eficiencia del Gobierno, ¡44 po-siciones!

Otros organismos nos ofrecen similar información que también señalan deterioro institucional, sea este en términos de índices de la efectividad del gobierno que reporta el Banco Mundial, o en percepciones de corrupción que reportan el Latin-obarómetro, Proética o Transparen-cia Internacional.

Todo apunta a la monumental ta-rea que deberá enfrentar el próximo gobierno.

problemael extraordinario crecimiento

del perú de los últimos 25 años, y su fracaso en aprovecharlo, ilustra de

manera clara sus carencias institucionales.

ilustración: giovanni tazza

Director General: FRANCISCO MIRÓ QUESADA CANTUARIAS

Director Periodístico: FERNANDO BERCkEMEYER OLAECHEA

Directores fundadores: Manuel Amunátegui [1839-1875] y Alejandro Villota [1839-1861] Directores: Luis Carranza [1875-1898] -José Antonio Miró Quesada [1875-1905]

-Antonio Miró Quesada de la Guerra [1905-1935] -Aurelio Miró Quesada de la Guerra [1935-1950] -Luis Miró Quesada de la Guerra [1935-1974] -Óscar Miró Quesada de la Guerra [1980-1981]

-Aurelio Miró Quesada Sosa [1980-1998] -Alejandro Miró Quesada Garland [1980-2011] -Alejandro Miró Quesada Cisneros [1999-2008] -Francisco Miró Quesada Rada [2008-2013]

-Fritz Du Bois Freund [2013-2014]

habla culta

Santuario. Este sustantivo, relacionado obviamente con santo, se define así en la última edición del DRAE (2014): “Templo en que se venera la imagen o reliquia de un santo de especial devoción”. Sin embargo, exagerando su predisposición por los monumentos prehispánicos, los americanos llegan a llamar santuarios a determinadas construcciones arqueológicas. Este término, además, se aplica a veces al lugar utilizado para protegerse de la justicia (santuario de terroristas) y al lugar que merece una especial consideración por alguna circunstancia.

- martha hildebrandt -

El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

El deterioro institucionalfortalecimiento del estado

- rObertO abusada salah -Presidente del Instituto Peruano de Economía (IPE)

Apple defiende tus datos- Katitza rOdríguez -

Directora de derechos internacionales de la Electronic Frontier Foundation

e n reacción al tiroteo masi-vo ocurrido en diciembre del 2015 en la ciudad de San Bernardino, Califor-nia, la Oficina Federal de

Investigaciones (FBI) de Estados Uni-dos solicitó a la compañía Apple de-sarrollar un software que desactive el sistema de seguridad del iPhone del criminal fallecido, Syed Farook.

Actualmente, el sistema operati-vo iOS de Apple emplea característi-cas de seguridad que requieren el in-greso manual de la clave del iPhone, produciendo largos retrasos luego de cada ingreso fallido, y eliminan-do por completo los datos del usua-rio después de ingresar diez veces una contraseña errónea. Frente a ello, el FBI quiere obligar a Apple a crear un software que inhabilite di-chas funciones de modo que el FBI pueda probar todas las combinacio-nes posibles hasta encontrar la con-traseña del teléfono.

El modelo de seguridad de Apple

consiste en diseñar un soft-ware que proteja de la for-ma más completa posible la mayor cantidad de informa-ción de sus clientes. Estas medidas de seguridad son esenciales para mantener a salvo el contenido de sus mensajes, fotografías y datos financieros fren-te a ladrones de celulares, el espio-naje industrial y hackers maliciosos. La única manera de proteger a los usuarios contra tales amenazas es construir sólidas características de seguridad, tarea que el sistema iOS ha logrado.

Apple está luchando contra la orden del FBI en los tribunales nor-teamericanos porque la solicitud comprometería la seguridad del iPhone en Estados Unidos y el mun-do. En un comunicado, Apple sostu-vo que “aunque el gobierno argu-mente que su uso estaría limitado a este caso, no hay ninguna manera de garantizar dicho control”.

En la Electronic Frontier Foundation (EFF) trabaja-mos para proteger la se-guridad de los usuarios de tecnología frente a hackers maliciosos o intentos de vigi-lancia gubernamental des-

proporcionados. La demanda del FBI que busca obligar a Apple a escribir un nuevo código que eluda las protec-ciones de seguridad de los celulares de sus clientes genera la amenaza constante de que cualquier gobierno en el futuro solicite medidas simila-res para acceder, de manera periódi-ca, a esta información. Incluso da pie a solicitudes más intrusivas frente a los cambios furtivos de la tecnología.

Los expertos en seguridad con-cuerdan: no hay manera fiable de construir un acceso paralelo en tor-no a la seguridad de Apple que per-mita solo el ingreso del gobierno. De ganar el FBI, la orden sentaría un precedente legal que permitiría obli-gar a las empresas a eliminar carac-

terísticas importantes de seguridad, dejando nuestros teléfonos vulne-rables frente a cualquier adversario (no solo el FBI), del mismo modo que una ventana abierta podría de-jar a un hogar vulnerable frente a al-guien dispuesto a ingresar.

La sólida posición de Apple juga-rá un papel importante en la deter-minación del futuro de la seguridad de los dispositivos y la infraestructu-ra técnica en la era digital. A medida que nos dirigimos hacia un Internet de las cosas, donde el software será capaz de recolectar nuestros datos, controlar los dispositivos en nues-tros hogares, automóviles y oficinas, la protección de nuestra seguridad frente al acceso no autorizado será tanto más necesaria. EFF viene de-fendiendo la protección de sistemas seguros por más de 25 años, y desde esa experiencia aplaudimos la po-sición de Apple de colocar este vital asunto directamente en la atención del mundo.

RicaRdo Vásquez KunzePeriodista

protecciones de seguridad

Rincón del autoR

justiciala igualdad ante la ley es el principio

fundamental de una democracia y, por tanto, con mayor razón del

proceso que le da origen.