El Dolo

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El Dolo Noción y requisitos Actuar dolosamente (con dolo) significa tanto como hacerlo malévola o maliciosamente, ya sea para captar la voluntad de otro, ya sea incumpliendo consciente y deliberadamente la obligación que se tiene contraída. Aquí nos vamos a referir al dolo como vicio de la voluntad, consistente en inducir a otro a celebrar un negocio jurídico mediante engaño o malas artes. Afirma el Código Civil que “hay dolo cuando, con palabras o maquinaciones insidiosas de parte de uno de los contratantes, es inducido el otro a celebrar un contrato que, sin ellas, no hubiere hecho”. “Para que el dolo produzca la nulidad de los contratos, deberá ser grave y no haber sido empleado por las dos partes contratantes. El dolo incidental sólo obliga al que lo empleó a indemnizar daños y perjuicios”. Por tanto, para que el dolo sea causa de anulabilidad del negocio jurídico se requiere: Que el dolo sea grave, llevado a cabo con la intención, con la mala intención consciente y deliberada, de engañar a otra persona con la que se pretende celebrar un negocio jurídico. En cambio, el denominado dolus bonus o dolo bueno, consistente en cantar las excelencias del bien o del servicio que se oferta, no se considera como dolo propiamente dicho. El dolo ha de inducir a la otra parte a celebrar el negocio jurídico. Es decir, ha de tratarse de un dolo determinante, sin cuya existencia la parte que lo sufre no hubiera manifestado su voluntad favorable a la celebración del negocio jurídico. El dolo determinante se contrapone así al dolo incidental, que no resulta caracterizado en el Código Civil, el cual se limita a disponer que no tendrá consecuencias anulatorias del contrato celebrado, sino que sólo dará lugar a indemnización de daños y perjuicios. No obstante la falta de definición legal, la noción de dolo incidental es clara: es la conducta engañosa que lleva a quien, libre y conscientemente, está decidido a contratar, a aceptar unas condiciones desfavorables

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El Dolo Noción y requisitos

Actuar dolosamente (con dolo) significa tanto como hacerlo malévola o maliciosamente,

ya sea para captar la voluntad de otro, ya sea incumpliendo consciente y

deliberadamente la obligación que se tiene contraída. Aquí nos vamos a referir al dolo

como vicio de la voluntad, consistente en inducir a otro a celebrar un negocio jurídico

mediante engaño o malas artes.

Afirma el Código Civil que “hay dolo cuando, con palabras o maquinaciones insidiosas

de parte de uno de los contratantes, es inducido el otro a celebrar un contrato que, sin

ellas, no hubiere hecho”. “Para que el dolo produzca la nulidad de los contratos, deberá

ser grave y no haber sido empleado por las dos partes contratantes. El dolo incidental

sólo obliga al que lo empleó a indemnizar daños y perjuicios”.

Por tanto, para que el dolo sea causa de anulabilidad del negocio jurídico se requiere:

Que el dolo sea grave, llevado a cabo con la intención, con la mala intención

consciente y deliberada, de engañar a otra persona con la que se pretende

celebrar un negocio jurídico. En cambio, el denominado dolus bonus o dolo

bueno, consistente en cantar las excelencias del bien o del servicio que se

oferta, no se considera como dolo propiamente dicho.

El dolo ha de inducir a la otra parte a celebrar el negocio jurídico. Es decir, ha de

tratarse de un dolo determinante, sin cuya existencia la parte que lo sufre no

hubiera manifestado su voluntad favorable a la celebración del negocio jurídico.

El dolo determinante se contrapone así al dolo incidental, que no resulta

caracterizado en el Código Civil, el cual se limita a disponer que no tendrá

consecuencias anulatorias del contrato celebrado, sino que sólo dará lugar a

indemnización de daños y perjuicios. No obstante la falta de definición legal, la

noción de dolo incidental es clara: es la conducta engañosa que lleva a quien,

libre y conscientemente, está decidido a contratar, a aceptar unas condiciones

desfavorables o perjudiciales que no hubiera aceptado de no intervenir el dolo

incidental. Por ejemplo, necesito que me arreglen el coche en el pueblo donde se

me ha averiado; pero el astuto mecánico, argumentando que es la romería de la

comarca (lo que es falso), hace que acepte un precio desorbitado.

Que el dolo no hay sido empleado por las dos partes contratantes, ya que en tal

caso la actuación malévola de ambos excluye la protección a la buena fe que

fundamenta la regulación positiva del dolo. En el caso de dolo por ambas partes

suele hablarse de compensación de dolo, para poner de manifiesto que el de una

parte compensa, anula o destruye la relevancia del dolo de la otra parte.

La compensación del dolo, evidentemente, no puede entran ne juego respecto del

testamento, cuya nulidad declara igualmente el Código Civil en el caso de que haya sido

otorgado a consecuencia del dolo de cualquier persona.

El dolo omisivo

El Código Civil se limita a hablar de “palabras o maquinaciones insidiosas” para

identificar a la conducta engañosa y, si bien se piensa, tal resultado lo mismo puede

lograrse mediante una conducta activa cuanto omisiva del que la lleva a cabo. Además,

actuar en el tráfico jurídico mediante medias palabras o con reticencias, es claro que

atenta contra el principio de la buena fe que, por imperativo del artículo 7.1 del Código

Civil, debe ser operativo en el ejercicio de cualquier derecho.

En consecuencia, dolo puede consistir también en conductas pasivas o reticentes que,

resultado a la postre engañosas, induzcan a celebra un negocio jurídico a quien no

hubiera llegado a hacerlo en caso de habérsele hecho saber cuanto, consciente y

deliberadamente, le oculta la otra parte.

El dolo del tercero

No se excluye la existencia de dolo cuando la tercera persona actúa a consecuencia de

una maquinación de uno de los contratantes, ya que en tal caso la intervención del

tercero es sencillamente material: quien conspira o maquina, es propiamente hablando,

el contratante maligno.

Pero, ¿será posible que un contratante se aproveche del dolo de un tercero aunque no

haya sido conspirado por él? La respuesta ha de ser negativa. Por tanto, ha de

propugnarse la anulación del negocio jurídico cuando aquél conoce la actuación

insidiosa de tercero (y por tanto el engaño en que ha incurrido la otra parte), aunque no

haya conspirado con él.

La Violencia Y La Intimidación Los negocios jurídicos celebrados bajo violencia física absoluta o bajo intimidación serán

anulables, puesto que en el primer caso realmente no hay voluntad, mientras que en el

segundo ésta se encuentra sólo viciada.

Este mandato es criticado ya que se considera que los contratos celebrados bajo

violencia absoluta deberían ser nulos de pleno derecho por inexistencia de voluntad y

ser ésta el elemento esencial del negocio jurídico.

La violencia y la intimidación pueden ser causadas tanto por la otra parte contratante

como por un tercero que no intervenga en el contrato o en el negocio jurídico. Se trata

de evitar que el violentador o intimidador pueda conseguir la validez de los actos.

La violencia

Frente a lo que ocurre en el caso del error, el Código Civil es suficientemente explícito

en definir las situaciones en que se violenta la voluntad o, la manifestación del

consentimiento de una de las partes contratantes: ”hay violencia cuando para arrancar

el consentimiento se emplea una fuerza irresistible”.

Tal fuerza irresistible se dará en todos aquellos casos de violencia física absoluta en que

la voluntad de la persona que realiza la declaración es sustituida por la del agente

violentador, por ejemplo obligar a quien no sabe firmar a estampar su huella digital en

un contrato escrito. Pero cabe también pensar en los casos de hipnosis o sugestión en

que, una vez sustituida la voluntad del sujeto por la del hipnotizador, el contratante o

testador hace y dice cuanto le indican. Por eso, también prevé específicamente el

Código Civil la nulidad del testamento otorgado con violencia.

Si bien se piensa, en tales casos no es que la voluntad del sujeto actuante se encuentra

“viciada”. Sencillamente, no hay en rigor voluntad alguna, ya que la manifestación

externa del querer individual se debe en exclusiva a la violencia ejercida sobre quien

acaba exteriorizando una declaración de voluntad que, sin embargo, no se asienta en su

verdadera voluntad. Por ello, realmente, aunque la doctrina clásica considere que la

violencia es uno de los casos típicos de vicio de la voluntad, es preferible considerarla

como discrepancia entre voluntad y declaración.

La intimidación

La intimidación es otro de los vicios de la voluntad o deficiencia del consentimiento que

puede comportar la invalidez del negocio jurídico. Está perfectamente descrita en el

Código Civil, según el cual consiste en “inspirar a uno de los contratantes el temor

racional y fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona y bienes, o en la

persona o bienes del cónyuge, descendientes o ascendientes”.

La transcrita noción legal es bastante significativa y resalta la “coacción moral” que la

intimidación supone.

La amenaza de que sea objeto la persona que emite (o va a emitir) una declaración de

voluntad negocial ha de ser de tal naturaleza que inspire “un temor racional y fundado”

que le lleve a prestar su conformidad o aceptación a una actuación negocial

inicialmente no deseada. Por tanto, habrá de considerarse ante todo la entidad de la

amenaza y su incidencia sobre la persona presuntamente intimidada o amenazada. Será

necesario, pues atender también “a la edad y a la condición de la persona” ya que,

evidentemente, no todas las personas tienen idéntico grado de temor, ni son igualmente

impresionables.

La amenaza ha de estribar en el anuncio de un mal inminente y grave ya que otro tipo

de advertencias no tienen el calificativo de intimidación.

Requiere el Código Civil expresamente que el mal anunciado recaiga directamente

sobre la persona o sobre los bienes del contratante o de sus familiares más cercanos

(cónyuge, descendientes o ascendientes), aunque puede resultar discutible que dicho

círculo de personas haya de ser asumido restrictivamente y a la letra. Si la capacidad

intimidatoria de la amenaza sobre el contratante se asienta en la cercanía entre él y la

persona amenazada, ésta no tiene por qué tener un vínculo familiar tan restringido. Es

más, ni siquiera debería requerirse un vínculo familiar propiamente dicho.

Aunque el Código Civil no lo explicite, la amenaza intimidatoria ha de ser injusta y

extravagante al Derecho, ya que en el caso de que la amenaza se reduzca al posible

ejercicio de un derecho, no se estará llevando a cabo intimidación alguna (por ejemplo

en el embargo de un porcentaje del sueldo).

El Código Civil también contempla el llamado temor reverencial: “el temor de

desagradar a las personas a quienes se debe sumisión y respeto no anulará el contrato”.

El temor reverencial no es relevante para el Derecho mientras no tenga naturaleza

intimidatoria. O, lo que es lo mismo, las personas a quienes se debe sumisión y respeto

pueden dar origen a intimidación, pero, mientras no lo hagan, el negocio jurídico

celebrado bajo temor reverencial será válido y eficaz.

Régimen común de la violencia y la intimidación

Pese a que en el negocio jurídico celebrado bajo la violencia física absoluta no hay

realmente voluntad, mientras que en caso de intimidación esta se encuentra sólo

viciada, el Código Civil dispone la misma consecuencia para ambos “vicios de la

voluntad”: los contratos celebrados bajo violencia o intimidación serán anulables.

Dicho mandato normativo suele ser comúnmente criticado, pues se considera que los

contratos celebrados bajo violencia absoluta debería ser nulos de pleno derecho por

inexistencia absoluta de la voluntad y ser ésta el elemento esencial por antonomasia del

negocio jurídico.

De otra parte, evidencia el Código Civil que la violencia y la intimidación pueden ser

causadas tanto por la otra parte contratante cuanto “por un tercero que no intervenga

en el contrato”. La ratio legis de dicha norma es clara, se intenta evitar que el

violentador o intimidador pueda conseguir la validez de los actos de los “matones a

sueldo”.

LA VIOLENCIA O FUERZA

La violencia o fuerza puede ser física o moral.

LA VIOLENCIA FÍSICA hace que el acto sea inexistente, pues la persona violentada físicamente puede afirmar que ella no consintió en el acto, que no hubo declaración de voluntad.

LA VIOLENCIA O FUERZA MORAL vicia el consentimiento “cuando es capaz de producir una impresión fuerte en una persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición” art. 1513 C.C.

Como en el dolo y en el error, lo que afecta el negocio son las consecuencias o resultados; no es la violencia o seducción en sí, si no el hecho de que en razón de la coacción un negociante celebre un negocio que en otras condiciones no hubiera realizado; en resumen, es la alteración forzada de la voluntad individual y el consiguiente perjuicio.

ELEMENTOS QUE INTEGRAN LA VIOLENCIA MORAL:

Según la doctrina la violencia se compone de dos elementos: uno cuantitativo y otro cualitativo

1.- EL ELEMENTO CUANTITATIVO indica que la violencia debe revestir cierta intensidad, y que debe ser capaz de alterar la voluntad y perjudicar los intereses privados del violentado. La intensidad requerida para que haya violencia se analizará teniendo en cuenta el estado psicológico del violentado y del violentador, así como la naturaleza de las amenazas. No es lo mismo la amenaza que se ejerce contra un hombre culto que la desatada sobre un ignorante, ni la que se ejerce contra una mujer, un hombre o un niño. Por eso el código dice que es necesario tener en cuenta la edad, el sexo y la condición del violentado.

La violencia debe lesionar la integridad física de la víctima o un derecho fundamental de su personalidad, o simplemente uno de sus derechos patrimoniales. El artículo 1513 C.C. mira como fuerza moral “todo acto que infunde a una persona un justo temor”

2.- EL ELEMENTO CUALITATIVO de la violencia es su injusticia. La violencia debe ser contraria a derechos, es decir, que mediante ella se busque una ventaja ilícita, o el reconocimiento de un derecho por vía ilegal. Así, cuando por la fuerza exijo a mi deudor el pago de su obligación, ha cometido una violencia contraria a derecho, pues la ley pone en mis manos el procedimiento judicial para hacerme pagar. Es también violencia toda amenaza desplegada en ejercicio abusivo de un derecho. Si alguno se hace pagar una suma de dinero por callar determinada infracción penal, comete una violencia injusta en abuso del derecho de denuncia, que la ley concede para que se ejerza lícitamente, no para su abuso.

En resumen, el ejercicio legítimo de un derecho jamás constituye violencia moral; y tampoco la constituye el temor reverencial que se debe a los superiores (art. 1513 par.2 C.C.).

Publicado por Claudia Patricia Carmona G en 21:21 Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook

19 comentarios:1.

juanquiceno16 de marzo de 2012 06:29

La violencia fisica se hace efectivas cuando se afecta la integridad del individuo, y esta es visible y persectible a los sentidos, csos como el Homicidio, la tortura, el maltrato, el secuestro y otros, siendo este un inicio de la violencia o moral, ya que quien habiendo sido abusado no a sufrido un daño moral a si sea minimo a su familia no lo ha sifrido en casos como el homicidio, la desaparicion forzada y tantos otros.

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2.

SIRLEY14 de abril de 2012 14:20

Violencia Fisica:De los padres sobre los menores mal castigados, con morados. Volencia moral: Es obligado a entregar sus bienes o pagar deuda con la amenza de quitarle la vida o un ser querido.

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3.

carlos alberto torres bedoya14 de abril de 2012 19:58

La violencia o fuerza fisica hace inexistente, ya que mediante esta, la persona no expresa su voluntad en forma libre, lo que sucede en este caso es simplemente que se expresa en boca del individuo la voluntad de otra, debido a la necesidad de cuidar su integridad fisica lo hace

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4.

Lizeth Daiana Ospina Vega15 de abril de 2012 15:38

La violencia existe cuando se emplee contra el sujeto una fuerza irresistible o se inspire a su respecto un temor fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona, libertad, honra o bienes, o de su cónyuge, descendientes o ascendientes, legítimos o ilegítimos para conseguir la ejecución del acto jurídico. En el concepto dado quedan comprendidas tanto la violencia física como la violencia moral o

intimidación.

Debe tratarse de una amenaza injusta (no lo sería si alguien que ha cumplido la prestación a su cargo, intima al otro a cumplir bajo apercibimiento de iniciarle acciones legales y ejecutarle los bienes).

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5.

Lizeth Daiana Ospina Vega15 de abril de 2012 15:40

La amenaza debe generar un temor fundado en la persona. A este respecto dice el art. 938 que la intimidación no afectará la validez de los actos, sino cuando por la condición de la persona, su carácter, habitudes o sexo, pueda juzgarse que ha debido racionalmente hacerle una fuerte impresión.

- la amenaza debe referirse a la acusación de un mal inminente y grave.

Reuniendo los requisitos expuestos, la violencia determinará la nulidad del acto (el acto será anulable, de nulidad relativa); debiendo indemnizarse los daños causados a la parte víctima de la violencia.

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6.

guillo715 de abril de 2012 18:36

El vicio de la fuerza no consiste en la presión ajena, sino en el resultado de ésta sobre el ánimo de su destinatario, constreñido a un obrar dispositivo, la violencia siempre se dará como una conducta humana ilegítima, enderezada al resultado específicio de una decisión negocial contraria a la autonomía y a los intereses de quien, por virtud de aquella se ve presionada a tomarla.

GUILLERMO GALVIS TREJOS

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7.

Diana Maria15 de abril de 2012 19:38

Existen dos tipos de violencia:La violencia fisica y la violencia moral o psicologica.La violencia fisica como lo indica su nombre altera la voluntad de las personas (lesion,maltrato).La violencia moral o psicologica es la amenaza abusiba en cualquier ti´po de derecho, en nuestro pais abunda el desplazamiento forzado, el destierro,a que regalen sus tierras a bajo costo las personas mas pobres.Todo esto es violencia

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8.

Anónimo15 de abril de 2012 20:26

LINA MARCELA GONZALEZNo se que tan equivocada este pero pienso que un ejemplo claro de violencia es la que se ejercia con frecuencia sobre aquellos campesinos dueños de fincas a los que un narcotraficante le obligaba venderle su finca intimidandolo con la presencia de muchos hombres armados lo cual le generaba temor al campesino no solo por su vida si no por la de su familia razon por la cual terminaba vendiendo su joya mas preciada y el sustento de su familia.

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9.

Laureano Sepulveda17 de abril de 2012 16:57

PODEMOS DECIR QUE LA FUERZA O VIOLENCIA COMO VICIO DEL CONSENTIMIENTO, AFECTA A LA LIBERTAD Y ESPONTANEIDAD PROPIA QUE DEBE CARACTERIZAR A LA VOLUNTAD. PAREA QUE SURTA TODOS LOS EFECTOS JURIDICOSQUE LA LEGISLACION LE ATRIBUYE, ES DECIR UN CONCENTIMIENTO QUE FUE ARRANCADO POR MEDIO DE LA FUERZA, PERMITE QUE EL ACTO JURIDICO SEA NULO.

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10.

Luz Viviana Castañeda Cortes18 de abril de 2012 10:03

Este tema tan importante y triste que afecta a muchas personas, en especial a los habitantes de las zonas rurales, pues con el conflicto que el país ha tenido desde hace mucho este caso se puede relacionar especialmente con el desplazamiento forzado por parte de grupos ilegales. Es supremamente importante que este tipo de delito se castigue no solo con su nulidad, sino tambien con penas privativas de la libertad, indemnización por daños y prejuicios. Porque como bien dice el texto hay que mirar el estereotipo de la victima y los campesinos, son la población mas vulnerable.La protección de este acto ilegal, en este caso se puede apreciar en la llamada "restitución de tierras," a continuación les dejo como aporte una sentencia de interés,con la cual pueden enriquecer sus conocimientos sobre lo comentado anteriormente: SENTENCIA T-159/11.

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11.

wilton19 de abril de 2012 20:09

la violencia en si consiste en La intimidación o la presión que se ejerce sobre una persona para que manifieste su voluntad en una dirección distinta con la amenaza de un daño injusto y notable. Hay voluntad en la victima pero esta no es libre, por lo tanto es inexistente.

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12.

fabiola20 de abril de 2012 07:45

La fuerza física consiste en toda coacción material sobre la persona de la víctima, como los maltratos, la tortura, el secuestro, el hipnotismo.La fuerza moral consiste en amenazas encaminadas a intimidar a la víctima y a crear en su ánimo la resolución de consentir en el acto ju´ridico paara librarse del mal con que se la conmina como las amenazas de muerte, el secuestro de un pariente, de destrucción de una fábrica. Atendiendo a sus efectos, la fuerza será Absoluta(vis absoluta) cuando llega al aniquilamiento total de la voluntad de la víctima, como cuando una persona hipnotiza a otra o le conduce materialmente la mano para hacerla firmar una escritura, o sea, que en estos casos la víctima obra sin voluntad alguna, hasta el punto de poderse decir que no es ella sino la fuerza misma la verdadera causa del acto. Pero, fuera de estos casos extremos, en los cuales necesariamente la fuerza tiene que ser física, porque las amenazas nunca son capaces de aniquilar la volunta, los efectos de la violencia son relativos; tan solo privan a la víctima de la libertad de decisión requeida por la lay y para el ejercicio de su voluntad jurídica.

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13.

Deicy Jhoana21 de abril de 2012 19:04

La violencia física constituye en muchas ocasiones el sometimiento de una persona para que piense, actué, o haga lo que pretende el mal tratador, es una manera de coartar la libertad de física y psicológica con el fin de adquirir un desistimiento.En los negocios jurídico este tipo de violencia tanto la física como moral, puede garantizar al victimario un resultado que beneficie sus pretensiones.

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14.

PATRICIA TAMAYO OCAMPO24 de abril de 2012 09:00

Es el temor racional y fundado, que se inspira a una de las partes del negocio, de sufrir un mal inminente y grave en su persona y bienes, o en la persona y bienes de su cónyuge, descendientes o ascendientes.

El temor ha de ser racional y fundado.

El temor se ocasiona por la amenaza de un mal inminente y grave. La inminencia reside en la mayor o menor proximidad de aquel mal y en la mayor o menor posibilidad de evitarlo. La gravedad se mide en relación con la idoneidad del mal para influir sobre el ánimo.

La intimidación ha de ser injusta o ilícita.

Otra característica es la necesidad de que guarde un enlace causal con el negocio jurídico. Se celebra éste porque es el medio para librarse de la amenaza.

La intimidación lo mismo puede provenir de una de las partes del negocio que de un tercero.

También es relevante en el matrimonio ( malos tratos físicos o psíquicológicos...)

El miedo reverencial, por no desagradar a determinadas personas. No anulara el negocio.

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15.

edwin cortes restrepo20 de octubre de 2012 14:32

Cuando se emplea la violencia o fuerza para buscar un objetivo se vicia de la voluntad y en nuestro País se vive muy a menudo esta situación, donde te amenazan física o sicológicamente para obligarte a hacer algo que no quieres...

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16.

Dora Santana B.20 de octubre de 2012 18:15

La violencia física es el acto en el cual no existe la declaración de voluntad de la víctima. En el art. 1513 del C.C. hace referencia a la violencia o fuerza moral el cual vicia el consentimiento cuando es capaz de producir una impresión fuerte en la persona de sano juicio. Estos hechos son consecuencia de la coacción sobre un negociante alterando con ello la voluntad individual de las personas que actúan presionadas por el violentardor. Se caracteriza por 2 elementos: elemento Cualitativo y elemento Cuantitativo.

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17.

jose wilber hurtado21 de octubre de 2012 14:43

cuando empleamos la fuerza para obtener un resultado, nunca exite allí una declaración de voluntad ya que el sujeto ciendo intimidado puede cometer una barbarie a causa del miedo o terror, ya que muchas personas son nerviosas y atravez del miedo se ciegan.

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18.

Anónimo24 de octubre de 2012 20:47

Al existir la constante de violencia en el acuerdo negociado, se sobreentiende y da por hecho la existencia de una presión intimidatoria que ya vicia la declaración de voluntad de una de las partes por efecto de terror o miedo infringido y esto genera respuesta nula a dicha negociación.Att JHON JAIRO VILLADA LOPE

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19.

Eduar Samuel Posada Giraldo21 de marzo de 2013 20:23

Para que la fuerza sea considerada un vicio del consentimiento debe tener tal impacto que genere que una persona del consentimiento de manera coaccionada, es decir, que este no está expresando su verdadero querer sino algo que la fuerza que se está ejerciendo genera que exprese.

Por otro lado no es necesario que la fuerza se ejerza sobre la persona que va a declarar el consentimiento pues la fuerza puede infundir temor de que ocurra un mal irreparable a los descendientes o ascendientes de la persona encargada de dar el consentimiento.

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violenciaComo vicio de la voluntad de los actos jurídicos, es la fuerza física que obliga materialmente a otra persona a realizar el negocio jurídico (vis absoluta) y anula el acto, como por ejemplo si alguien le apunta a otro con un revólver para que firme. El art. 936 del C. C. argentino considera este caso como carente de libertad.

La amenaza de sufrir un daño grave o inminente en su persona o en la de sus allegados (vis compulsiva) se llama violencia moral, o intimidación, como cuando alguien consiente en celebrar un negocio por miedo, pues sino lo matarán a él, o a algún familiar en unos días. El art. 937 es preciso, estableciendo que el mal debe ser grave e inminente (no sería tal si se le dijera: “si no celebras el negocio jurídico, en 20 años te mato). Debe afectar a la persona, como en el caso indicado de una amenaza de muerte o de lesiones graves, a la libertad, como si alguien amenaza a otro con secuestrarlo, a la honra, por ejemplo, publicar algo que afecte a su intimidad, o a sus bienes, por ejemplo, que se apropiarán de alguna pertenencia valiosa. Si no recae la amenaza sobre el manifestante mismo, para que invalide el acto debe recaer sobre su cónyuge, su ascendencia o descendencia. Por supuesto esto no obsta a que incluya a otras personas cercanas en parentesco a afecto, como hermanos o amigos íntimos.

En la época clásica romana, se distinguía entre estos dos casos, considerándose que en el primero no había existido voluntad y en el segundo no invalidaba el acto, otorgándose defensas similares a las otorgadas por el dolo.

Actualmente también se realiza una distinción entre la violencia física, que anula el acto y la intimidación en la que hay que resolverlo según las circunstancias particulares del caso. La violencia puede ser ejercida por una de las partes o por un tercero (art. 941). El código de Austria en este caso solo anula el acto si el tercero actuó a sabiendas de una de las partes.

Lee todo en: La violencia | La guía de Derecho http://derecho.laguia2000.com/parte-general/la-violencia#ixzz2meJ9XyPW

Clases de violencia

En Derecho cuando alguien ejerce coacción sobre otro para obligarlo a manifestar su voluntad de determinada manera, o ejercer una acción determinada, lícita o ilícita, se dice que hay violencia.

Esta violencia puede ser física o moral. La violencia física o fuerza, ocurre cuado se ejerce sobre la víctima una presión física que resulta irresistible.

Los romanos llamaron a este tipo de violencia “vis absoluta”, que hacía que no exista voluntad viciada, sino que directamente no haya voluntad, siendo el resultante, un acto jurídico inexistente. Tal lo que ocurre cuando alguien toma al otro inmovilizándolo, y le dirige su mano para que firme, o cuando se obliga a otro a consentir un acto golpeándolo. En el caso de un delito no puede imputarse la autoría del disparo a quien se obliga a tomar un arma, y otra persona aprieta el dedo del sujeto sobre el cual se ejerce la violencia y éste efectúa involuntariamente el disparo que hiere o mata a otra persona. En este caso el autor no es quien disparó sino quien ejerció fuerza irresistible sobre él, para que lo hiciera.

El Esbozo de Freitas definía a la fuerza del siguiente modo: “Cuando alguien hubiera utilizado inmediatamente un constreñimiento corpóreo contra el agente que lo reduzca a instrumento meramente pasivo del acto”.

El Código Civil español en su artículo 1267 establece que habrá violencia cuando se ejerce una fuerza irresistible para arrancar el consentimiento. Sólo llama violencia a la fuerza física; a la violencia moral no la califica como violencia sino como intimidación.

Los artículos 1818 y 1819 del Código Civil mexicano definen la violencia como la fuerza física o las amenazas que hagan peligrar la vida, la libertad, la honra, la salud, o una parte importante del patrimonio del contratante, de su cónyuge, de sus descendientes, de sus ascendientes, o sus colaterales hasta el segundo grado. Vemos que equipara en su nombre y efectos a la violencia física, y a la moral o intimidación.

El artículo 936 del Código Civil argentino, en el mismo sentido dice que cuando se emplee contra los agentes una fuerza irresistible habrá falta de libertad.

Si bien la mayoría de la doctrina argentina al igual que la francesa, y los antecedentes romanos, consideran que en este caso el acto es inexistente, Vélez Sársfield en el artículo 941 buscó una distinta solución (igual a España y México) sosteniendo que el acto no es inexistente sino anulable, equiparándolo al que se realiza con intimidación o violencia moral.

Igualmente, como dijimos, el Código Civil Español en su artículo 1268 dispone que tanto la fuerza como intimidación anulan la obligación.

La otra forma de violencia, es la intimidación (categoría separada para los españoles aunque con los mismos efectos). En el esbozo de Feitas que consideraba al acto jurídico efectuado con fuerza o violencia física como inexistente aparece la violencia moral o intimación como vicio de la voluntad, pues en este caso la voluntad existe, pero viciada “Se quiso constreñido, pero se quiso”

El Código Civil argentino define la intimidación en el artículo 937 como inspirar a través de amenazas injustas un temor fundado de sufrir en su persona, honra, libertad o bienes un mal grave e inminente. Se equipara cuando estas amenazas se efectúan sobre el cónyuge, ascendientes o descendientes. (No se incluye a los colaterales como en el Código mexicano).

El Código Civil español afirma que habrá intimidación si se inspira un temor racional y fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona o bienes, o en la persona o bienes de su cónyuge, ascendientes o descendientes; al otro contratante. Nos dice también que debe tenerse en cuenta para calificar la intimidación: la edad y la condición del sujeto.

Vemos que los códigos dicen expresamente contra quienes puede darse la violencia moral para que invalide el acto (el propio agente, sus ascendientes, descendientes, cónyuges y en el caso del Código mexicano, contra los hermanos).

Cabe preguntarse si esta enumeración es taxativa. En el Código Civil argentino, Vélez Sársfield en la nota al artículo 937 se expide por la negativa, diciendo que si se ejerce la amenaza de realizar un mal contra otras personas como hermanos o amigos, también se tomará como intimidación, solo que en estos casos el Juez debe apreciar las circunstancias particulares del caso.

En el caso de las personas enumeradas hay una presunción legal de que hacerles mal a ellas es como hacérselo a la parte misma interviniente en el acto.

En caso de temor reverencial, que es el que se debe a ciertas personas por razones de respeto o sumisión, y para no desagradarles se realiza el acto, no acarrea su nulidad.

La violencia que ejerce un tercero que no participe en el acto jurídico lo torna igualmente anulable (arts. 1268 C. C. español y 941 del C.C. argentino).

La violencia como dijimos anula el acto, para la legislación argentina, mexicana y española, en cualquiera de sus dos formas (dejando a salvo la opinión contraria de la doctrina de que le acto con violencia física sería no anulable sino inexistente) y da derecho en caso de haber sufrido un daño, a pedir la indemnización por daños y perjuicios.

Ya tratamos de los actos jurídicos, y de los elementos de los actos jurídicos. Un elemento indispensable para que exista acto o negocio jurídico es la declaración de voluntad. Pero esta declaración debe ser hecha por personas capaces y estar exenta de vicios para ser válida.

En ocasiones, la voluntad que se exterioriza no coincide con la real voluntad que se siente en el ámbito interno, y que es requisito indispenable para que la persona obre con libertad.

Existen a su vez faltas de coincidencias que se producen ex profeso, como cuando uno realiza una broma, una reserva mental o una simulación. En el caso de las bromas no poseen relevancia jurídica, pues saben las partes lo que está sucediendo como podría ocurrir en un aula donde el maestro les realiza una simulación a sus alumnos para ilustrarlos en el tema (“Si yo te vendo mi casa…” todos saben que no le está vendiendo nada) o en el caso de una obra de teatro.

La reserva mental no produce tampoco consecuencias jurídicas. Si una persona sabe que está donando, pero le gustaría haber vendido ese objeto, es algo que

quedará en su fuero íntimo, si la otra prsona desconocía, o no tenía porqué conocer tal circunstancia.

Lo que sí tiene efectos jurídicos es la simulación que luego trataremos. En conclusión, la voluntad o su expresión, no deben estar contaminadas por el error o la ignorancia, el dolo, la violencia, vicios ajenos a aquel que los sufre, y por la simulación o el fraude, vicios en los que las partes (ambas) poseen responsabilidad. Los actos viciados son pasibles de ser anulados.

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El error

El tema a desarrollar es el error como vicio de la voluntad en los actos o negocios jurídicos. El error es el falso conocimiento del negocio en sí mismo o de algún elemento que lo compone. La ignorancia es la falta de ese conocimiento. En sus efectos están equiparados ambos conceptos. Para que el error produzca la anulación del acto debe ser esencial. Si el que incurrió en error lo hizo por negligencia no podrá alegarlo (art. 928 C.C. argentino). Si éste recae en la ley que se aplica al caso concreto, actualmente no exime de responsabilidad (art.923 C:C: argentino). Así el jurista Pochannet, entre otros casos, cita el del heredero que luego de aceptar la herencia pretende rechazarla por desconocer que en caso de aceptación pura y simple, debe cargar con las deudas del acervo sucesorio.

El Derecho Romano admitía la alegación del error de derecho en ciertos casos, como en las mujeres, los rústicos, los menores de 25 años, por la imposibilidad de consultar a un jurisconsulto, y en algunas ocasiones, a los militares.

El artículo 924 del Código cit. se refiere al error sobre la naturaleza del acto jurídico, que produce la anulación de todo su contenido, por tratarse de un error esencial. Por ejemplo, si uno realiza a otro un préstamo a otro, y este último cree que se trató de una donación. No habría ni una ni otra cosa. Los romanos lo llamaban error “in negotio” y también invalidaba el acto jurídico.

El error en la persona también es considerado un error esencial, de acuerdo al art. 925, y produce la anulación del acto jurídico. Por ejemplo, quiero contratar a un pintor famoso para que me pinte un cuadro, y aparece otro que se hace pasar por él. Para los romanos este error in persona debía ser esencial y determinante y afectar a quien lo comete, por ejemplo en el matrimonio, en la sociedad o el mandato, donde la persona hacia la cual va dirigida la manifestación de voluntad, resulta irreemplazable.

El artículo 926 habla del error sobre la causa principal del acto, o sobre la cualidad de la cosa, con los mismos efectos anteriores. En la nota, Marcadé explica el significado de causa principal del acto, refiriéndose al motivo que impulsó a manifestar la voluntad, y explica que cualidad sustancial de la cosa, es lo que la determina en su especie (lo que la hace única). Habría error si uno cree estar comprando un cuadro de un pintor afamado y recibe una copia (sí mediara engaño de la otra parte, ésta además, incurriría en dolo). El Código de Prusia entiende por sustancia de la cosa cuando afecta su esencia, y su finalidad, y no sería un error en la sustancia si la cosa a pesar de no poseer la propiedades accidentales que se creyó tenía, igual cumple el destino previsto.

O sea, que este error no es siempre esencial. Sólo lo es cuando la cosa no puede cumplir su destino socio-económico previsto. El art. 928 habla justamente de estas cualidades accidentales, que no invalidan el acto.

El Digesto de Justiniano nos muestra un ejemplo (D.18.1.11.1) cuando relata el caso de la compra de una esclava virgen, que en realidad no lo era, y considera a esta venta válida, pues lo esencial era su condición de mujer. En cambio si se deseara comprar una esclava mujer y se adquiere un varón allí sí habría error esencial en la sustancia. O cuando queriendo comprar vino se adquiere vinagre.

El error en el objeto es el contenido en el artículo 927, tratándose de error sobre el objeto mismo, o su cantidad. El error sobre el objeto mismo invalida el acto. Si una persona dona un objeto queriendo en realidad referirse a otro, no existiría allí voluntad, respecto a ese último objeto. Si hay error en la cantidad se entiende que vale por la cantidad menor, pues hasta allí hubo acuerdo. Éste es el principio romano aceptado por Justiniano, ya que en el derecho clásico, el error en la cantidad invalidaba el acto.

La simulación en los actos jurídicos, que significa realizar un acto encubriendo otro, o cuyas cláusulas son falsas, o lo son sus fechas, o se usan terceras personas, para ocultar a los verdaderos beneficiarios, de común acuerdo entre las partes intervinientes, admite una distinción. Si la simulación no oculta un acto ilegal o perjudica a un tercero, el acto es válido y no susceptible de anulación. El texto originario del art. 959 del Código Civil argentino, en su redacción originaria, no permitía acción de anulabilidad entre las partes del acto realizado en perjuicio de la ley o de un tercero. La redacción actual, dada por la Ley 17.711 la permite, si esto no beneficia a las partes.

La simulación puede ser absoluta cuando no tiene nada de real, por ejemplo cuando se simula vender un bien para sacarlo del patrimonio y sustraerlo de la acción de los acreedores, o relativa, cuando su falsedad involucra solo una parte del acto jurídico (por ejemplo, si se hace constar un precio menor al real que se efectivizó).

El acto simulado puede también dejarse de lado si existiera suscripto por alguno de los intervinientes, un contradocumento, siempre que fuera legal, salvo que la simulación fuera evidente, en cuyo caso prosperaría la acción de anulación.

Ejemplo de acto simulado, con existencia de contradocumento: Una persona en vistas a ser demandada por sus deudas simula que realiza una venta de su casa para que ésta no sea rematada, una vez probada la deuda. Conjuntamente, suscribe un contradocumento secreto, donde consta que la operación no es real, y que el supuesto vendedor continúa siendo dueña de esa casa.

Lee todo en: La simulación | La guía de Derecho http://derecho.laguia2000.com/parte-general/la-simulacion#ixzz2meLADx00

El patrimonio de una persona constituye la garantía para los acreedores de que esa persona de no cumplir la obligación asumida podrá responder por ella, al ser ejecutados sus bienes por vía judicial.

Los actos simulados pueden ocasionar que un deudor aparente estar en estado de insolvencia (o sea no poseer bienes) para no pagar a sus acreedores. En estos casos, cuando el perjuicio es evidente, y el acto simulado se realizó luego de contraer la deuda con el propósito de defraudar a él, o los acreedores, estos pueden solicitar la anulación del acto simulado para retrotraer la situación al estado anterior y poder cobrar sus deudas. Los actos se revocarán hasta que alcancen a cubrir las deudas contraídas. El tercero adquirente de los bienes puede hacerse cargo de las obligaciones del deudor evitando la revocación del acto jurídico que lo benefició.

Los romanos habían ideado para estos actos, la acción pauliana que distinguía entre los actos realizados por el deudor a título gratuito, por ejemplo una donación, que se revocaban siempre, y los realizados a título oneroso en los que había que distinguir los realizados con buena fe, como aquellos que el deudor, sin querer perjudicar a terceros, realizaba una venta a un precio menor, a un tercero que no conocía su insolvencia. Por ejemplo su deuda asciende a tres mil, lo vende a 3.500 cuando en realidad valía 6.000. En estos casos no existe perjuicio y el acto no se revoca. En los onerosos de mala fe, cuando hay connivencia entre el deudor y el tercero, y la venta se hace a precio vil, sin cubrir las deudas, el acto se revoca.

Esta solución es la adoptada por el Código Civil argentino. El fraude del deudor (su mala fe) se presume desde que cayó en insolvencia. El tercero tiene mala fe, desde que conoce su insolvencia.

En el derecho romano cuando el deudor rechazara un acto de liberalidad que lo beneficiara, no procedía la acción pauliana. El Código Civil argentino, sí admite en el art. 964, que los acreedores puedan revocar los actos del deudor por los cuales hubiese renunciado a aceptar liberalidades que mejoren su estado patrimonial.

Si la cosa no puede volver a su estado anterior, por no poder revocarse el acto, por haber el tercero nuevamente transmitido el bien a un adquirente de buena fe, o por que la cosa se hubiere perdido, el tercero de mala fe, debe indemnizar a los acreedores, por los daños y perjuicios sufridos.

Lee todo en: El fraude | La guía de Derecho http://derecho.laguia2000.com/parte-general/el-fraude#ixzz2meLae7Mf

Vicios de la voluntad en la legislación comparada

Enviado por CÁRDENAS GRADOS, Miguel

Partes: 1, 2

Resumen

Fuentes directas e indirectas

Principios y normas básicas del Código Civil de 1831

Críticas y justificativos a las deficiencias del Código Civil (1831)

Normas de transición

Error

Error de tipo conocible

Error cálculo - cantidad

El error en el motivo

Dolo

Clases de dolo

Modalidades del dolo

La conducta del engañante

Violencia e intimidación

La intimidación

Comparando la legislación

Legislación boliviana

Diferencias entre legislaciones

Jurisprudencia peruana

Conclusiones

Bibliografía

RESUMEN:

EL ANÁLISIS DE LOS VICIOS DE LA VOLUNTAD, QUE INVALIDAN LA MANIFESTACIÓN DE ESTA, RESULTAN RELEVANTES PARA EL CORRECTO ESTUDIO DEL DERECHO CIVIL Y SUS ALCANCES.

INTRODUCCIÓN

Para el presente trabajo haremos uso de la gama de legislación vigente en el territorio nacional, para ello se nos ha facultado para esquematizarlo siguiendo nuestros instintos, y apoyándonos en el hecho de que cada legislador puede comprender el proyecto de una manera y todos concluir en otra similar o distinta que adopta el carácter de ley, los alumnos integrantes de este grupo decidimos repartir el trabajo de manera que lo podamos investigar de manera aislada para sacarle el máximo de provecho a cada tema.

Nuestro trabajo esta dividido en 3 grupos principales y uno adicional (no menos importante que los anteriores), en los primero trataremos el tema esencial del trabajo, los Vicios de la Voluntad, que son El Error, Dolo, Violencia e Intimidación, anexo a estos se tratará como un acápite importante la Legislación Comparada con el Código Boliviano.

Para dar inicio al trabajo, es necesario que miremos en primer lugar que es Vicio de la Voluntad, para lo que nos remitimos al Diccionario Jurídico: "Obstáculo que no permite un óptimo desarrollo de la Voluntad del agente, puede ser error, dolo, violencia o intimidación"

El acto jurídico se aprueba con la manifestación de voluntad, en la cual influye que debe presentarse correcta, limpia libre de error o dolo que afecte su intención, o de violencia o intimidación que afecte la libertad.

El dolo, integrante de los vicios de voluntad cuya consecuencia afecta a la validez del acto jurídico; se manifiesta de tal manera que induce a ser provocado que en vicios de voluntad se le llama engaño y claro que presenta anulabilidad; Mientras tanto no se presente judicialmente su nulidad.

El dolo se considera un delito, ya que una de las partes manipula o hace uso de un engaño o maquinación sobre la otra parte destinada a provocar o mantener el error (error provocado); sin importar si la voluntad fue bien o mal formada.

El código civil peruano, los vicios de voluntad están tratados en los artículos 201 a 217.

ANTECEDENTES

Como el presente trabajo tiene puntos muy bien delimitados, pues se tocan puntos que aunque están íntimamente relacionados, son también independientes entre sí, es por eso, que por decisión del grupo optamos por detallar los temas individualmente.

ERROR

La equiparación de la ignorancia con el error fue planteada desde el Derecho Romano. Si bien la ignorancia era planteada preferentemente por los jurisconsultos romanos para calificar el vicio que consistía en el desconocimiento o en el falso concepto de la realidad, y además era empleada preferentemente en los textos romanos, de <<juris et facti ignorantia>>, el derecho moderno sólo ha modificado la nomenclatura referente a este vicio, dando preferencia al vocablo error, por lo que ambas locuciones –ignorancia y error- tienen el mismo significado jurídico y están comprendidas en el mismo concepto, siendo así como lo receptó la codificación civil y ha llegado hasta nuestros días.

El error en esencia del objeto, que viene a ser denominado error <<in substantia>>, tiene raigambre en el Derecho Romano y fue receptado por el Código Napoleón (art. 1110) que lo irradió a toda la codificación civil, llegando a nuestro código de 1852, que lo trato como error que recae "sobre la sustancia de la cosa" y al de 1936, que lo trató como error en las "cualidades esenciales" del objeto.

DOLO

El Acto Jurídico a través de su evolución tomaremos en cuenta tres legislaciones; Derecho romano, francés y alemán.

En el derecho romano toman en consideración al dolo utilizando en dos sentidos iguales, por una parte al dolor consideran como un vicio de voluntad, como un engaño que causa el error de quien declara bajo su influjo, y la otra parte muestra al dolo no tanto como una captación de la voluntad ajena, sino como maniobra enderezada a ejercer indebida influencia sobre otro. El dolo concebido como el manejo engañoso no constituía, originariamente en Roma, causa de invalidez del acto. Posteriormente por vía de excepción, por la <<exceptio doli>>, contenida en el principio de la <<bona fiderisito>> en toda fórmula procesal.

El derecho romano en los casos de perjuicios causados por cualquier clase de actos desleales y contrario al derecho concluye que en materia de dolo, el derecho romano evolucionó de una concepción subjetiva (error provocado) a otra más objetiva (protección de la buena fe).

En el derecho francés reapareció la condición psicologística del dolo ajo la influencia del creciente consensualismo, que lo convirtió en uno de los vicios del consentimiento; pues abre paso ya a la solución objetivista al recordar que <<sólo lo que hiere abiertamente a la buena fe, ante el fuero externo e interno, es considerado como un verdadero dolo>>.

El código de Napoleón legisló sobre el dolo como vicio del consentimiento, se explica como una maquinación, un atentado voluntario contra el derecho y los intereses del prójimo y que, en materia de contratos, se trata de una astucia, de un engaño, que tiene como resultado sorprender el consentimiento de la víctima.

El código civil alemán ubicó el dolo como vicio de la voluntad; se explica como la conducta por lo cual intencionalmente se induce, se corrobora o se mantiene a otro, en una representación errónea, no son necesarias las comunicaciones directas (palabras escritas) se manifiesta de tal manera que el engaño puede consistir también en otros actos; Como la ocultación de un defecto o resultan del conjunto de la conducta o por la ocultación de hechos verdaderos. En conclusión, siempre que el medio para el engaño sea empleado con la conciencia de que el otro es determinado a una declaración de voluntad que no habría emitido sin el engaño.

VIOLENCIA E INTIMIDACIÓN

En nuestro Código Civil, la Violencia e Intimidación se encuentra registrado en los siguientes artículos:

Artículo 214°

La violencia o la intimidación son causas de anulación del acto jurídico, aunque hayan sido empleadas por un tercero que no intervenga en él.

Artículo 215°

Hay intimidación cuando se inspira al agente el fundado terror de sufrir un mal inminente y grave en su persona, su cónyuge o sus parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad o en los bienes de unos y otros.

Tratándose de otras personas o bienes, corresponderá al juez decidir sobre la anulación, según las circunstancias.

Artículo 216°

Para calificar la Violencia o Intimidación debe atenderse a la edad, al sexo, a la condición de la persona y a las demás circunstancias que puedan influir sobre su gravedad.

Artículo 217°

La amenaza del ejercicio regular de un derecho y el simple terror reverencial no anulan el acto.

Artículo 218°

Es nula la renuncia anticipada a la acción que se funde en error, dolo, violencia o intimidación.

Dichos artículos tiene como antecedentes, a las fuentes de Derecho Romano que tratan de la Violencia en su doble significado: Como <<Vis Oblativa>>, es decir, la Violencia Física que excluye la voluntad negocial, y como <<Vis Compulsiva>> llamada Violencia Moral, que consiste en una coacción psicológica debida a la amenaza de sufrir un mal injusto, el cuál genera temor, limitando así la libertad de Expresión de la Voluntad.

El Derecho Moderno, es otra fuente importante que sirve como antecedente, dado que trata con mucha precisión la Violencia Moral porque influye sobre la voluntad de otra persona forzándola a una determinada declaración, la Violencia Física como una fuerza corporal irresistible ejercida sobre una persona, de tal manera que no la pueda impedir, para que realice o no un acto jurídico. Tal como lo establece el Código Argentino- "Habrá falta de libertad en los agentes, cuando se emplease contra ellos una fuerza irresistible", así como el artículo 1267, 1° inciso, que dispone: <<Hay Violencia cuando para arrancar el consentimiento se emplea una fuerza irresistible>>.

De otro lado, son antecedentes muy importantes los Códigos de 1,852 y 1,936:

El Código de 1832: Proclamó la nulidad de los contratos que se celebrarán por fuerza o violencia, sea que las emplearán una de las partes o un tercero (no utilizó el vocablo intimidación).

El Código de 1,936: Distinguió la Violencia de la Intimidación, pero los asimiló en cuanto a sus efectos, posición que ha sido mantenida hasta el Código Civil vigente.

LEGISLACIÓN COMPARADA

La comisión codificadora bajo D.S. de 21 de Diciembre de 1825 anunció que se dotaría al nuevo Estado Boliviano de un Código Civil. Esto en razón de que, la codificación francesa del siglo XIX que había consagrado los principios filosóficos del liberalismo, significó la expresión de un orden y técnica legislativa en la formulación de las normas jurídicas.

Las antiguas codificaciones abarcaban en la presentación de sus normas la totalidad del Derecho, resultando difusa su relación; a diferencia de ellas, la francesa es de carácter

especial, pues cada rama del Derecho la presentaba en un Código distinto, con artículos breves y redacción concreta.

En la formulación de un Código Civil para Bolivia, más que la proposición de principios ideológicos, a los gobernantes les preocupó el aspecto formal, el evitar la multiplicidad de Códigos, peor la pugna entre ellos, repeticiones de las mismas normas, señalándose que de las deficiencias en el lenguaje y de las incorrectas expresiones devienen las injusticias, habiéndose sugerido por tanto, la redacción de un solo Código. Se consideró las dificultades que presentaba tomar como base la Novísima Recopilación y por ello se recomendó adoptar el plan de distribución del Código Francés.

Correspondió al Mariscal Andrés de Santa Cruz llevar adelante la obra codificadora en el país, así como a su Ministro del Interior Don Mariano Enrique Calvo. Fue así como se anuncia la reforma, en relación con las disposiciones legales que se habían dictado desde 1825 mediante D.S. de 16 de Julio de 1929. Se propone que la Comisión Codificadora esté conformada por dos miembros de la Corte Suprema de Justicia y dos de la Corte Superior de Chuquisaca, por lo que designaron inicialmente a los doctores Mariano Serrano y Casimiro Olañeta, por la primera y a José María de la Lloza y Mariano de Callejo, por la segunda. Por razones de salud, el Dr. Serrano fue sustituido por Manuel María Urcullo y Mariano de Callejo por el Dr. Manuel José de Antequera. El Mariscal Andrés de Santa Cruz no participó en la redacción ni discusión del Código, como algunos autores nacionales lo afirman; pidió y devolvió el proyecto indicando que solo le interesaba su pronta conclusión.

FUENTES DIRECTAS E INDIRECTAS

Este punto lo trataremos en 2 categorías, para lograr entender mejor el proceso del trabajo.

FUENTES DIRECTAS:

La Comisión Codificadora no llevó Libro de Actas ni ha dejado documentos de orientación o exposición de motivos. No indicó cuales fueron sus fuentes de estudio; se presumen como fuentes directas los distintos Códigos, proyectos consultados por sus redactores. Sin lugar a equivocarse, las fuentes directas en la elaboración del Código Civil Boliviano de 1831 fueron el Código Civil Francés de 1804, la Legislación de Castilla que rigió en el Alto Perú en la época Colonial, la doctrina dada por algunos autores del Derecho Castellano, la legislación boliviana de ese tiempo y con muy poco aporte la Recopilación de las Leyes de Indias.

El Código Civil Francés de 1804 Se ha exagerado mucho en la influencia que tuvo el Código Civil Francés de 1804 en nuestro Código Civil de 1831, al extremo de afirmar que las normas del Derecho Canónico contenidas en nuestro Código fueron tomadas del Código Francés, lo que no es evidente, ya que ellas figuraban en la Partida IV.

No falta quienes afirman que el Código Civil Boliviano es mala traducción del Francés del 1804 y esto no es alejado de la verdad. Los Doctores Hugo Sandoval Saavedra y Pastor Ortiz Mattos, miembros de la Comisión Codificadora del Código Civil de 1976, en un informe que hicieron sobre el Código Civil de 1831, señalan más de trescientos artículos por mala traducción, por uso impropio de ciertos términos que no figuran en ningún diccionario de la lengua castellana, ni en el de Escriche como <<mancomunalmente>>, <<subinquilino>>, <<alquilante>>,

<<multiplico>> y otros. Lo cierto es que en el artículo 1018 del Código Civil de 1831, que se refiere a la nulidad de la venta de cosa ajena, que puede dar lugar a daños y perjuicios cuando el comprador ignora que la cosa que se le vende era ajena, al agregar sin justificación la palabra <<Aun cuando el comprador ignore que la cosa era de otro>>, distorsiona totalmente el concepto y significación jurídica, pues con el agregado <<aun>>, se da lugar al pago de daños y perjuicios sabiendo o ignorando que la cosa era ajena, es decir, lo mismo actuar de buena o mala fe.

En el art. 1037 de dicho Código, referente a la mensura de inmueble que se vende, erróneamente o por mala traducción, faculta la elección de aumentar el precio o desistir del contrato, <<si el exceso es veinte veces mayor que la medida expresada>>, en vez de manifestar <<vigésima>> parte, que es más posible equivocar o no darse cuenta. En el art. 124 se norma obligación del entenado o entenada de dar alimentos al <<padrastro>> y <<madrastra>> por una mala traducción de los vocablos en francés <<suegro>> o <<suegra>>, en los que en ambos se justifica la concesión de alimentos por parte del yerno o nuera como obligación resultante de la comunidad de gananciales.

Por último, en su art. 775, para los efectos de los contratos bilaterales se emplean indistintamente, incluso como sinónimas, las expresiones <<condición resolutiva implícita>>, que ante el incumplimiento de una de las partes, <<la que ha cumplido puede precisar a la otra a la ejecución del convenio, cuando es posible, o pedir la nulidad con daños>>, cuando lo que cabe es la resolución del contrato y no la nulidad que tiene diferentes causas. Del Código Civil Francés de 1804, el Código Civil de 1831 tomó completos los capítulos referentes a la Ausencia, a la distinción de los bienes, de la propiedad, del usufructo, de los contratos u obligaciones convencionales y generales, de las obligaciones que se contraen sin convenio, etc., que han sido redactados casi íntegramente de los artículos del Código Napoleónico. De la Legislación Castellana.

No menos de cuatrocientos artículos de nuestro Código Civil de 1831 tienen sus fuentes directas de las Leyes de Partidas, a la Novísima Recopilación, del Fuero Juzgo y a las de Toro. También del Derecho Castellano se ha tomado el capítulo sobre servidumbres que tienen origen español, los capítulos relativos a la remisión de la deuda, a la evicción de la cosa vendida, el préstamo con intereses. La influencia del Derecho Castellano ocupa el segundo lugar en el contenido del Código Civil de 1831.

FUENTES INDIRECTAS:

El Derecho Romano también constituye una fuente importante en el Código Civil de 1831, a través de las Leyes de Castilla y del Código Napoleónico. Importante mencionar que el Código Francés fue tomado de las Instituciones de Gayo y de la Institutas de Justiniano. Del Derecho Canónico nos vinieron las reglas relativas al matrimonio y al divorcio y el préstamo a intereses que tienen como antecedentes el <<Corpus Juris Canónico>>. También recibimos influencia de las Ordenanzas Reales de Francia. Por Ley de 02 de Junio de 1943 se autorizó al poder ejecutivo las observaciones y reformas al Código Civil de 1831, las que fueron encomendadas a la Corte Suprema de Justicia, habiéndose promulgado un nuevo Código por D.S. de 12 de Agosto de 1845, que tuvo poca duración, pues por Ley de 11 de Noviembre de 1846 se lo derogó y restableció la vigencia del anterior cuerpo de Leyes.

PRINCIPIOS Y NORMAS BÁSICAS DEL CÓDIGO CIVIL DE 1831

El Código Civil de 1831 tuvo los siguientes principios y normas básicas:

Se reconoció la personalidad de todo ser humano, ignorando la esclavitud de la época colonial, reconociendo el goce de los derechos civiles.

Se consagra la igualdad de las personas ante la Ley.

Se proclama la propiedad como derecho inviolable, con la calidad de un derecho subjetivo y absoluto, con tal que no se haga uso prohibido por las Leyes, según el Art. 289.

Se establece el principio de la libertad contractual, sin limitación específica, cuando el art. 725 dispone que <<toda convención legalmente formada tiene fuerza de Ley respecto de las partes contratantes>>.

Cuando regula el préstamo de dinero con garantías de prenda e hipoteca en los artículos 1267 y 1268, lo limita a una tasa de interés legal anual del 6% y máximo convencional mensual del 2%, éste último posteriormente derogado. En los arts. 966 y 967 se norma la responsabilidad subjetiva en los daños, obligando a su reparación, constituyendo la culpa su fundamento por negligencia o imprudencia.

En el art. 443 se consagra la libertad absoluta de testar sobre <<todos los bienes, acciones y derechos>>.

En el art. 99 se eleva el matrimonio a la dignidad de sacramento sujeto a las normas del Concilio de Trentro, que posteriormente fue derogado.

En los arts. 130 y 131 se consagran la potestad marital estableciendo que la mujer <<debe (...) obediencia al marido>> y que aquella << está obligada a habitar con el marido y a seguirle donde él juzgue conveniente residir>>.

Se establece una clasificación de los hijos y un trato desigual entre legítimos y naturales, no obstante ser reconocidos como tal, a los efectos sucesorios, manteniendo la cuarta Antoniana del Derecho Romano.

CRITICAS Y JUSTIFICATIVOS A LAS DEFICIENCIAS DEL CÓDIGO CIVIL (1831)

Entre las críticas y justificativos a las deficiencias del Código Civil de 1831, por el Dr. Carlos Terrazas Torres, catedrático de Derecho Civil de la Universidad de San Andrés de La Paz, se destacan las siguientes:

Que Bolivia, cuando se dictó el Código era nación recién independizada después de larga campaña y por lo tanto su medio social poco propicio para encarar legislación propia.

Que el país carecía de suficiente cultura jurídica. No tuvo los codificadores de la valía de Velez Sarsfield en Argentina, de Andrés Bello en Chile, de Texeira de Freitas en el Brasil.

El haber reunido dos legislaciones contradictorias como la Napoleónica, basada en los principios de la Revolución Francesa, y la española sustentada por principios romanos e

influenciada por el Derecho Canónico. Con los Dres. Hugo Sandoval Saavedra y Pastor Ortiz Mattos habría que agregar que el Código Civil de 1831, en su orientación axiológica <<adopta una modalidad francamente individualista>>, aunque en forma absoluta, debido a la influencia de los principios del Derecho Canónico.

NORMAS DE TRANSICIÓN

El Código Civil de 1831 en realidad tuvo una vigencia de más de 100 años, hasta 1936, no obstante que en el transcurso de éste período de tiempo se propusieron varios proyectos sustitutivos, además que en reiteradas oportunidades, tanto las Facultades de Derecho como los Colegios de Abogados de Bolivia, propugnaron su renovación. Asimismo, como no podía ser de otra manera, resultó necesario que a través del tiempo se dicten Constituciones Políticas del Estado, como la inicial de 1938 y Leyes de la República que introdujeron reformas importantes. Valen citar las siguientes:

La Ley de 27 de Diciembre de 1882, con modificaciones referentes a la filiación, al reconocimiento de los hijos naturales, a la investigación de la maternidad, al derecho sucesorio, a la prescripción adquisitiva a los bienes, a la extinción de las acciones reales.

La Ley de 03 de Diciembre de 1883 y su Decreto Reglamentario de 12 de Enero de 1884, sobre la expropiación de terrenos del radio urbano y su venta forzosa en favor de quienes habían construido sus viviendas en terreno ajeno; Ley de Expropiación General de 30 de Diciembre de 1884 por necesidad pública previa indemnización.

La Ley de 15 de Noviembre de 1887, su Reglamento de 04 de Enero de 1888, que crea el Registro de los Derechos Reales, con vigencia hasta 1976.

La Ley de 28 de Octubre de 1890 que modifica aspectos sobre la patria potestad, la tutela, usufructos, servidumbres, albaceazgos, derecho de representación, y tiempo de entrega de la cosa que se vende.

La Ley de 11 de Octubre de 1911 sobre el Matrimonio Civil. También posteriores normas creando el Registro Civil.

La Ley de Divorcio de 15 de Abril de 1932, posteriormente modificada por el actual Código de Familia. Ley de Propiedad Intelectual de 13 de Noviembre de 1909 y Ley de Investigación de la Paternidad de Abril de 1962. Segunda Parte Transformaciones Y Nuevas Tendencias En El Derecho Civil

Después de presentar lo que fue el Código Civil de 1831, la evolución experimentada por el Derecho Civil desde comienzos del Siglo XX. No hay por qué extrañarse que algunos capítulos del Derecho Civil, que antes conformaban sus Códigos como fueron las Normas de Familia, del Trabajo, de Minería, Mercantiles y Contratos de Obras, incluso por razones de sistematización, ahora están separadas, Bolivia tiene un Código de Familia, un Código de Comercio y su Legislación Laboral. Por razones de proteger el interés colectivo, garantizar la libertad y la dignidad humana como afirma el Dr. Anibal Torrez Vásquez, de elevar a normas de orden público los derechos fundamentales del hombre y de la personalidad, los de la familia, los del patrimonio, con naturaleza y fin económico-social, incorporados en las Constituciones Políticas

del Estado, el Derecho Civil alcanza su publicación, su socialización en cuanto a su concepto social, que lo caracteriza mejor, con elevada significación y trascendencia.

La Iglesia Católica con sus Encíclicas Papels <<Rerum Novarum>>, escrita en 1891, <<Quadragesimo Anno>> de 1931, la Primera de Leon XIII y la Segunda de Pío XI, con sus elevados conceptos de Justicia Social, de función social de la propiedad, de defensa de la dignidad de la <<persona humana>>, de igualdad, de libertad y solidaridad, inicia el cambio, pues su doctrina fue tomada en cuenta por el Constitucionalismo Social de años siguientes. En la misma época, León Duguit, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Burdeos, con su obra <<Las Transformaciones Generales del Derecho>>, quien refiriéndose al hombre dice: "...todo individuo tiene en la sociedad una cierta función que llenar, una cierta tarea que ejecutar" (...) y así "todos los actos que realice para cumplir la misión aquella que le corresponde en razón del lugar que ocupa en la sociedad, serán protegidos y garantizados", agregando, <<aquí aparece muy claro el fundamento social de la regla de Derecho, del Derecho objetivo. Y así es como realmente una concepción socialista del Derecho sustituye a la individualista tradicional>>. En cuanto a la propiedad y a la posesión, León Duguit nos afirma: <<La propiedad no es el derecho subjetivo del propietario; es la función social del tenedor de la riqueza>>. <<Así pues, el derecho positivo no protege el pretendido derecho subjetivo del propietario; pero garantiza la libertad del poseedor de una riqueza para cumplir la función social que le incumbe por el hecho mismo de ésta posesión, y por ésto es por lo que puedo decir, afirma Duguit, sobre todo que la propiedad se socializa>>.

El sociólogo Manfred Rehbinder, catedrático de la Universidad de Zurich, nos indica que el Derecho no solo es penalizador, sino que también ejerce funciones de ORDEN, en la dirección del comportamiento, Derecho de Familia; de integración de los hombres, a través del Derecho del Trabajo, Cooperativo y del Seguro Social; función de legitimación y organización del poder social, que es el Derecho Constitucional; función de reacción en la resolución de los conflictos; función de planificación en la configuración de las condiciones vitales de vida, Atributos de la personalidad, entre otros; y de supervisión en el cuidado del derecho mismo. Gustavo Radbruch, Decano de la Facultad de Derecho de Heidelberg, en su obra <<El Hombre En El Derecho>>, nos señala como fines del Derecho: El Bien Común, La Justicia Y La Seguridad Jurídica, y clasifica la Justicia en: Distributiva, Participativa, Conmutativa Y Justicia Social, las que la Iglesia reafirma en sus Encíclicas. De la aplicación de todas las funciones y fines del Derecho, relacionadas antes, surgen nuevas tendencias y cambios en el Derecho Civil.

Actualmente el Código que rige en la sociedad boliviana entró en vigencia el día 2 de abril de 1976 que consta de 1570 artículos y posee mucha influencia del código Civil de 1831.

CONTENIDO

PARTE I

ERROR

CAPITULO I

ERROR DE TIPO ESENCIAL

Se produce espontáneamente como consecuencia de la falta de conocimiento del errante,

Genera una divergencia inconsciente entre la voluntad interna y la manifestación,

La manifestación de voluntad no es correlativa a los efectos y a los que van a resultar de la celebración del acto jurídico.

DEL ERROR-VICIO

La doctrina ha planteado diversos criterios para clasificar el error que puede constituirse en vicio de la voluntad, para mantenernos dentro del marco jurídico, usaremos la codificación vigente del Código Civil peruano como parámetro de referencia.

EL ERROR ESENCIAL

El error es esencial cuando es determinante en la formación de la voluntad interna e induce al sujeto a la celebración del acto jurídico mediante una manifestación de voluntad que no va a ser correlativa a los efectos queridos.

EL ERROR INDIFERENTE

El error es indiferente por contraposición al error esencial, pues lo es en tanto ha incidido en la formación de la voluntad interna de manera tal como para constituirse en razón o causa determinante.

EL ERROR DE HECHO

El error de hecho o error facti, consiste en la ausencia de conocimiento o en el conocimiento equivocado que puede recaer en cualquier clase de objeto o en sus cualidades esenciales, en las personas o en sus cualidades, en una operación de cálculo o en una cantidad, o en el motivo mismo que induce a la celebración del acto jurídico.

EL ERROR: DEL OBJETO

Como puede apreciarse, en el inc. 1 del artículo 202 se considera el error in substantia como error esencial pero siempre que de acuerdo con la apreciación general o con relación a las circunstancias, debe considerarse determinante de la voluntad.

EL ERROR: DE LA PERSONA

El error <<in personam>>, como está conceptuado en el inc. 2 del art. 202, se configura, pues, como una equivocación en cuanto a las cualidades de la persona con la que se celebra el acto jurídico y debe referirse a caracteres objetivos permanentes de ella y que son resultado de una atribución que realiza el <<errans>>.

CAPITULO II

ERROR DE TIPO CONOCIBLE

Para que el error sea de este tipo se requiere ciertos requisitos que deben estar acompañados del hecho de que una persona de normal diligencia hubiera podido advertir el error:

Con relación al contenido,

Con relación a las circunstancias del acto,

A la calidad de las personas.

ERROR EN LA MANIFESTACIÓN DE LA VOLUNTAD

Se deben reunir los siguientes requisitos para categorizarlos dentro de este esquema:

La voluntad interna se ha formado sanamente pero se incurre en error en el momento de su exteriorización,

La divergencia se genera entre la voluntad interna y la voluntad manifestada,

Los efectos del acto jurídico, de producirse, serían correlativos a la manifestación, pero no a la voluntad interna.

La clasificación del error en la manifestación de la voluntad se basa en las especies a las que se refiere el art. 208, distinguiendo el error-vicio del error que denomina en la declaración, considera 4 tipos de error:

EL ERROR EN LA NATURALEZA DEL ACTO

El error en la naturaleza del acto, conocido como error <<in negotio>>, se configura cuando los sujetos que lo celebran manifiestan celebrar un acto jurídico distinto del que quieren celebrar y para el que han formado su voluntad interna.

EL ERROR EN EL OBJETO PRINCIPAL DE LA DECLARACIÓN

El error en el objeto principal de la declaración, también llamado error <<in ipso corpore rei>> o, simplemente, error <<in corpore>>, se configura cuando la declaración del sujeto que celebra el acto jurídico no es coincidente con el objeto al que la dirige, pues su voluntad interna la ha formado respecto de un objeto distinto y cuya identidad confunde.

EL ERROR EN LA IDENTIFICACIÓN DE LA PERSONA

El error en la identificación de la persona se configura cuando la declaración se dirige a persona distinta de la persona con la cual se quiere celebrar el acto, o a la que se le quiere dirigir la declaración si se trata de un acto unilateral recepticio.

EL ERROR EN LA TRANSMICIÓN DE LA DECLARACIÓN

El error en la transmisión de la declaración se configura cuando la manifestación de la voluntad es transmitida inexactamente por la persona encargada de hacerla.

EL ERROR COMO CAUSA DE ANULACIÓN

A tenor de lo expuesto por el art. 201, pues, el error esencial es causa de anulación del acto jurídico cuando es conocible por la otra parte, además de esto, debe concordarse con el art. 206 que exige que exista perjuicio.

LA CONOCIBILIDAD DEL ERROR

La razón de este requisito está en que si por una parte fuese injusto admitir que un error oculto pudiera perturbar las expectativas de la otra parte fundada en la declaración que ha recibido, no es justo tampoco sacrificar al declarante caído en un error que el destinatario de la declaración hubiese podido denunciar, habida cuenta de las circunstancias y el contenido del negocio, o bien de las personas celebrantes del acto.

ELPREJUICIO DEL ERRANTE

Se prefiere conceder al concepto de seguridad jurídica un valor preminente, protegiendo así al receptor en base a la teoría de la confianza y forzando al emisor a mantener el acto jurídico en los propios términos queridos por él y permitiendo el ofrecimiento de la otra parte, en el entendimiento de que la acción de anulación tiene por objeto evitarle daño.

CAPITULO III

ERROR CÁLCULO - CANTIDAD

Para tener una concepción un poco más amplia al respecto de este tema, lo dividiré en 2 sub-acápites, con la finalidad de poder tener mayor claridad en la diferenciación que a continuación pasaré a detallar.

EL ERROR EN EL CÁLCULO

El error de cálculo es el que resulta de una operación aritmética mal hecha, equivocada, que responde al viejo aforismo <<erro calculi retractur potest>>, y, aparentemente, no presenta las complejidades que presentan los que hemos considerado anteriormente. Sin embargo, no es así porque, como veremos, el Código distingue de este error el error de cantidad.

EL ERROR EN LA CANTIDAD

El error <<in quantitati>> debe entenderse, pues, como un error en el motivo, y no solamente referido a cosas mensurables, ya que siempre una operación aritmética puede establecer la exactitud de la medida, del pesaje o de la cuenta.

CAPITULO IV

EL ERROR EN EL MOTIVO

El error en el motivo es el característico error-vicio, pues puede afirmarse que todas las modalidades de error que se tratan se resumen en éste, pues es la motivación del sujeto lo que determina a la celebración del acto jurídico.

LA ANULACIÓN FUNDADA EN EL ERROR

Como ya se ha escrito, la imputación de conocibilidad del error, no implica una imputación a la mala fe de la otra parte, lo que ha llevado a nuestro Código Civil a adoptar una norma según la cual "La anulación del acto por error no da lugar a indemnización entre las partes".

EL ERROR DE DERECHO

El error de derecho es la ausencia de conocimiento o el conocimiento equivocado referido a una norma jurídica y, por ello, tiene un ámbito de aplicación específico que lo diferencia sustancialmente del error de hecho, según criterio que viene desde el Derecho Romano.

IRRENUNCIABILIDAD.

La acción de anulación fundada en el error es irrenunciable según el art. 218 del Código Civil, que declara nula la renuncia anticipada.

LA PRUEBA DEL ERROR

Como el error debe ser probado por quien lo invoca, y solo puede hacerlo la parte que incurrió en él, la prueba puede versar sobre los hechos externos que lo hayan producido y los elementos que evidencien su conocibilidad.

EL ERROR EN EL MATRIMONIO

El código Civil legisla sobre el matrimonio como acto jurídico aunque sometiéndolo, por sus peculiaridades, a un régimen especial y no a las normas generales que rigen los actos jurídicos y que están contenidos en el Libro II, lo que se pone de manifiesto en el tratamiento del error dentro del régimen legal del matrimonio.

EL ERROR EN EL ACTO TESTAMENTARIO.

El acto testamentario también presenta características peculiares que hacen que esté sometido a normas especiales respecto a las contenidas en el Libro II del Código Civil, salvo los casos de remisión expresa a las reglas generales, como en el caso de las modalidades, lo que no ocurre con el tratamiento del error.

PARTE II

DOLO

CAPITULO I

CONSIDERACIONES GENERALES:

El error puede ser espontáneo provocado. El error espontáneo se le conoce simplemente como error, cuando es provocado se llama dolo que en sede de vicios de voluntad se llama engaño; entonces el engaño consiste en la acción u omisión por la cual una persona hace creer a otra algo que no se ajusta a la verdad.

El dolo incide en la creación de la voluntad porque provoca un error, es decir en este sentido, el dolo no es vicio de voluntad, sino causante del vicio. El dolo de que ahora nos ocuparemos es una especie de ilícito civil con un significado más restringido. La redacción de las normas que regulan el dolo permite demandar la anulación del negocio y hasta reclamar la indemnización aunque la parte autora del engaño haya actuado con fines lícitos, elogiables o nobles.

En fin, sobre la utilidad de la figura del dolo, se resume en un error que vicia la voluntad. En nuestro código ha quedado restringida a las menguadas hipótesis que la ley señala; y que para estos ordenamientos el dolo no sólo es una figura de importancia, sino que, además, sus alcances han de ser ampliadas para posibilitar la anulación en caso de negocios celebrados con <<error ratante>>.

DELIMITACIÓN CONCEPTUAL:

El dolo es un factor perturbados inconsciente del proceso formativo de la voluntad jurídica que afecta a la función cognoscitiva del sujeto y por tanto a su voluntad interna.

El dolo es una inducción al error, un engaño para provocar el error. Un engaño entonces la víctima del dolo no sólo se engaña, sino que ha sido engañada y que entonces para contrarrestar esto sólo se constituye para la anulabilidad del acto; pues el dolo consiste en el artificio utilizado para engañar a una persona provocando en ella un error o aprovechando el error en que la misma se haya a fin de inducirla a realizar un negocio jurídico

En parte generalizada del tema del dolo presentamos conceptos que reflejan la parte integral del tema.

El dolo supone, en línea generales, todo un complejo de malas artes contrario a las leyes de la honestidad e idóneo para sorprender la buena fe ajena, generalmente en beneficio de la persona que en él incide.

Consiste en una maquinación o fraude para engañar a una persona, logrando que manifieste su voluntad de realizar un negocio jurídico que no hubiese realizado sin el engaño o al menos lo hubiera hecho en condiciones distintas más favorables.

Se trata de un error provocado por un comportamiento engañoso, para conseguir una declaración que se emite debido a aquél.

El dolo consiste en el uso, por obra de la contraparte, de engaños, maquinaciones, artificios o mentiras respecto de una persona con la finalidad de inducirla a emitir una declaración que, sin aquello, no habría emitido.

La diversificación de conceptos a llevado a considerar el dolor en un significado amplio y en un significado estricto.

El concepto amplio del dolo significa la intención de perjudicar, pero sin ejercer ninguna influencia sobre la voluntad del que va a sufrir sus consecuencias; El concepto del sentido estricto del dolo es que influye y puede determinar la voluntad del que sufre las consecuencias, pues celebra un acto jurídico que le es perjudicial y que sin el engaño no hubiera celebrado, entonces reducimos conceptos que en sentido amplio es sinónimo de mala fe y, en sentido estricto constituye vicio de voluntad.

DEFINICION DEL DOLO:

El dolo es vicio de voluntad en el que se provoca deliberadamente el error, o se silencia, o se induce a mantenerlo, se diferencia del error porque no reúne los requisitos necesarios que

presente la realidad, debido a la actitud del sujeto; y mientras que en el dolo el error es consecuencia de la actitud maliciosa de otra persona que ha provocado el error, o la ha silenciado sin advertir a la parte del error en que ha incurrido o que ha contribuido a mantener el error.

ELEMENTOS DE DOLO:

El dolo puede descomponerse en los elementos que lo constituyen.

Debe de existir astucia, engaño o maquinación que actúe sobre la voluntad de la parte y que la conduzca a celebrar el acto jurídico. El dolo ha de consistir siempre en el artificio empleado para inducir a la celebración de un acto jurídico, presentando circunstancia falsas o suprimiendo las verdaderas con palabras o hechos.

Debe concurrir en el dolo la intención maliciosa de la otra o de tercero que está orientada a provocar el error o a evitar que este sea descubierto. Entonces es la acción deliberada a inducir a otro a la celebración del acto jurídico, a sabiendas de que el engaño provocará el error, la conservará o evitará su descubrimiento.

Es necesario que el acto jurídico se realice y que entre éste y el dolo exista relación de causalidad. Es decir que el negocio jurídico sea el resultado de la astucia, maquinación o engaño empleados. Si el dolo no fue suficientemente eficiente y aún sin su presencia se hubiera realizado el acto jurídico, no habrá lugar a la invalidez del acto jurídico; pero quien empleó el dolo será responsable de la indemnización por los perjuicios.

El dolo tiene que ser grave y para esto es invalidado el acto jurídico cuando el dolo necesariamente tiene que ser grave. La gravedad del dolo consiste en la fuerza de las maquinaciones capaz de inducir a la celebración de un acto jurídico.

El dolo tiene que haber sido ejercitado por la otra parte o por un tercero, en beneficio de la otra parte. El dolo es cometido por otra persona, mientras que el error es realizado por el propio sujeto, es necesariamente que se realice o empleado por otra persona.

CARACTERES DEL DOLO:

El dolo presenta los siguientes caracteres.

Es intencional.

Se emplea engañosamente para inducir al error.

Es contrario a las reglas de la buena fe.

CAPITULO II

CLASES DE DOLO:

La doctrina distingue varias clases de dolo.

DOLO DETERMINANTE O CAUSANTE.

Pues es el engaño utilizado para la formación de la voluntad interna de un sujeto, y de no haberse provocado el error no hubiera celebrado el acto jurídico. Se muestra fundamentalmente como determinante de la voluntad ajena. Se le llama dolo causal, determinante o principal. El dolo causante es el que conduce a la víctima a celebrar el acto jurídico y para ello puede producir su anulación e indemnización de los daños causados. El engaño tiene que haber sido para el engañado subjetivamente determinante, en todo o en parte.

DOLO INCIDENTE.

Es el que no se constituye como causa eficiente de la celebración del acto jurídico, puesto que con o sin su mediación se hubiera de todas maneras celebrado. Se dice que el engaño no es determinante de la voluntad, entonces el autor del engaño sólo elabora condiciones que le favorecen al lograr que la víctima del dolo celebre el acto en condiciones más gravosas para ella.

DOLO CAUSANTE Y DOLO INCIDENTE.

El dolo causante tiene por objeto a inducir la voluntad de la otra parte a celebrar el acto jurídico, sin que no se haya celebrado el acto jurídico; se trata de un dolo determinante de la voluntad de la parte. El dolo incidental no es determinante de la declaración de voluntad y hace únicamente que el acto jurídico sea celebrado en condiciones menos ventajosas.

DOLO POSITIVO Y DOLO NEGATIVO.

El dolo positivo es dolo por comisión, en el que las maquinaciones se utilicen en forma de palabras o hechos, para persuadir a la parte de la realización del acto jurídico y el dolor negativo es el dolo por omisión cuando, existiendo la obligación jurídica o el deber moral de manifestarse, la parte es reservado y guarda silencio con el propósito de no descubrir el error o la ignorancia en que se encontrase la otra parte; se trata de un silencio malicioso.

DOLO UNILATERAL Y DOLO RECÍPROCO.

El dolo unilateral es aquel que ejerce la parte o el tercero y obtener de la otra parte la declaración de voluntad y es recíproco el dolo empleado por ambas partes la una contra la otra o sea es un engaño mutuo.

DOLO BUENO Y DOLO MALO.

El dolo bueno es aquel engaño sin malicia, mientras que el dolo malo viene a ser el dolor reprimido por la codificación civil.

El dolo malo persiste en las maquinaciones, artificios, astucias o engaños encaminados a perjudicar a la víctima y el dolo bueno empleado en la defensa de un interés legítimo; el primero era considerado ilícito y por ende condenable, el segundo era permitido, o, al menos tolerado.

CAPITULO III

MODALIDADES DEL DOLO:

Establecida la clasificación de dolo ahora no ocuparemos en las formas en que se puede manifestarse el dolo ya que actúa dolosamente el que utiliza toda clase de artificios o maniobras para inducir a error a quien va a celebrar un acto jurídico.

EL DOLO POSITIVO O ACCIÓN DOLOSA.

El dolo positivo o acción dolosa, viene a ser un actuar que se trasunta en palabras o hechos, o, en presentar circunstancias falsas o en suprimir o alterar las verdaderas. Entonces el dolo positivo o acción dolosa es la modalidad más generalizada del dolo y, de ordinario, es como se espera que se manifiesta, siempre que se precise que el simple silencio no actúe como maniobra.

EL DOLO NEGATIVO U OMISIÓN DOLOSA.

El dolo negativo u omisión dolosa viene a ser la reticencia que se guarda para inducir al sujeto a error, o no sacarlo del error si ya incurrió en el, pues quien actúa con dolo no dice sino en parte lo que debe decir, o no se a entender con claridad, o con malicia oculta o calla algo.

EL DOLO DIRECTO.

El dolo directo es usado por una de las partes del acto jurídico o por ambas, caso en el que se configura el dolo recíproco; es por eso que el dolo positivo se divide en los siguientes:

DOLO DEL REPRESENTANTE.

El dolo del representante se configura cuando el que viene ejerciendo una representación utiliza el dolo; entonces el representante configura la forma de representación del acto jurídico, lo cual el representante actúa dolosamente puede o no haber estado coludido por el representado; pero los efectos del dolo caerán sobre el representado.

DOLO DEL INCAPAZ.

En esta se presenta dos ideas una cuando el dolo sea conocida o que o lo sea por la parte que a obtener la ventaja indebida.

En conclusión si el dolo del tercero es causante y se cumplen los requisitos el acto jurídico puede ser anulado; si es incidente y se cumple los requisitos, la víctima podrá demandar daños y perjuicios a la parte.

LOS EFECTOS DEL DOLO:

Resulta de su calificación en dolo causante, que puede conducir a la anulación del acto, o en dolo incidente, a esto produce daños y perjuicios y así mediante las correspondientes acción de anulación y acción indemnizatoria.

LA ACCIÓN DE ANULACIÓN.

La acción de anulación fundada en el dolo causante es la que puede promoverse cuando el dolo <<haya sido tal que sin él la otra parte no hubiera celebrado el acto>>. Como el dolo es

manifestación de la fe, que constituye un ilícito civil a la acción anulatoria puede acumularse un acción indemnizatoria, conforme a las reglas del código procesal civil.

LA ACCIÓN INDEMNIZATORIA.

La acción indemnizatoria fundada en el dolo incidente es la que puede promoverse cuando <<el engaño no es de tal naturaleza que haya determinado la voluntad>> por lo que el acto es válido <<aunque sin él se hubiese concluido en condiciones distintas>>. La víctima de un dolo incidente sólo puede accionar para que se le indemnicen los daños y perjuicios, mas no para que se declara la nulidad del acto celebrado.

CAPITULO IV

LA CONDUCTA DEL ENGAÑANTE.

En este proceso forma relevante es la conducta de la persona; habla del engaño, como consecuencia objetiva y de su influencia en la celebración del negocio, o sea la facultad valorativa de su conducta. Entonces existe un vacío legal, en cuanto nos referimos que de muchas legislaciones sólo toman en cuenta la intencionalidad.

Todo parece seguir, que el engañante debe tener una voluntad conscientemente preordenada a producir o permitir un error injusto, desviando la voluntad del declarante o impidiendo que se acerque a la verdad.

LA CONDUCTA DEL AFECTADO POR EL ENGAÑO.

Es necesario que el engaño efectivamente se haya producido sin que el declarante se haya percatado del vicio que se intenta sobre su voluntad. Si el declarante advierte que lo están engañando y aparentando ser víctima del engaño concluye el acuerdo con la oculta intención de anular posteriormente el negocio y fastidiar al doloso, su acción anulatoria no debe prosperar. Ya no por la razón prevista en el artículo 213, sino porque este 210 reclama que el engaño haya sido real; que la voluntad, efectivamente, haya quedado viciada, sin que el declarante lo sepa.

NATURALEZA DEL ENGAÑO.

El engaño ha de ser grave, se puede confundir con el artículo que declaro expresamente, es decir, engaño determinante. Pero hay que distinguirlas entre sí y de la finalidad que inspira la actitud dolosa.

La finalidad responde a un para qué o por qué se engaña; ahora el engaño determinante asume la relevancia de aquello sobre lo que recae el error, en cambio la gravedad, concierne:

A la clase de artilugios, sofismas y, en general procedimientos utilizados para inducir al engaño.

A las relaciones del engañador con el engañado.

LA RAZÓN DETERMINANTE.

El engaño debe de ser tal entidad que, de no haber incurrido en él, el engañoso no hubiera celebrado el negocio. El error, por eso, ha de ser razón determinante para contratar. No es necesario que el error recaiga sobre vienes, personas o derechos, como lo regula el artículo 202 sino que tiene que ser esencial, hasta que determine la voluntad, a tomar una decisión que, de no haber habido error, no hubiera adoptado.

LA MALA FE.

La mala fe debe ser objeto de prueba, porque no se presume. En cuanto a los daños y perjuicios también deben probarse y no conviene limitarlos al caso que este artículo 211 señala. En realidad no existe norma alguna que autorice su reclamación:

Que tampoco hay una regla prohibitoria, como la incluida en el artículo 203 para el régimen del error.

El dolo es admitido en el nuevo ordenamiento jurídico como una falta al principio de buena fe que debe contener todo negocio jurídico.

Es razonable deducir que se autoriza la indemnización cuando el dolo no ha sido de entidad que determine la voluntad, con mayor razón debe proceder reclamación si la ha determinado por entero y la anulación del negocio no sea suficiente para reparar el daño.

EL DOLO OMISIVO.

La disposición sobre el dolo omisivo origina controversias en la doctrina y la legislación comparadas. No es uniformemente aceptada, pero se considera útil la incorporación de una norma en tal sentido para negar la equidad entre el dolo bueno y el simple silencio o reticencia; es decir que solamente se tipificaría el dolo omisivo cuando se vulnera una obligación legal de informar. No solamente el silencio entendido como no sacar a la parte de su error, sino también es dolo omisivo aquel silencio que tiene como intención hacer que el otro caiga en el error.

EL DOLO EN EL MATRIMONIO.

El dolo no está previsto, de manera expresa, en las causales que enumera el art. 277 de código civil para la anulación del matrimonio. Sin embargo, como hemos visto, en la explicación de las causales de error hemos puesto en evidencia la posibilidad del dolo, el que se configuraría en el inciso 5 del artículo 277 en lo referente al error en la entidad física del otro contrayente, cuando se trate de suplantación de persona o del ocultamiento de su verdadero sexo.

EL DOLO EN EL ACTO TESTAMENTARIO.

El artículo 809 del código civil considera al dolo como causa de anulabilidad del testamento. La anulabilidad puede ser total o parcial, según el dolo haya determinado la voluntad del testador en cuanto a todo el contenido del testamento, sólo una de sus cláusulas o disposiciones.

Ahora queremos agregar que en relación al testador puede configurarse el dolo mediante la modalidad de la captación de su voluntad, o sea, mediante halagos, lisonjas, fingimientos e

intrigas para inducirlo por quien siendo heredero forzoso quiere ser mejorado, por quien no siéndolo quiere ser instituido heredero voluntario, o por quien quiere ser instituido legatario.

PARTE III

VIOLENCIA E INTIMIDACIÓN

A continuación presentamos algunos conceptos, de diferentes tratadistas, de Violencia e Intimidación, así como las clases, efectos, pruebas, requisitos de la violencia para que produzca la anulabilidad del acto.

CAPITULO I

LA VIOLENCIA.

CONCEPTOS DE VIOLENCIA:

Se entiende por Violencia como la fuerza usada por una parte de un tercero, para obligar a realizar un acto jurídico a la otra parte. La violencia afecta directamente a la libertad de voluntad. El declarante formula su promesa conminado por una influencia que supedita la voluntad de su decisión.

Acción y efecto de violentar.

Acción violenta o contra el natural modo de proceder.

Puig Peña: La conceptúa como la coacción física ejercida sobre el individuo para realizar un negocio jurídico.

La concepción Romana: Señala que la violencia física o Vis absoluta resultaba del empleo de una fuerza material que reducía a la víctima a un estado pasivo, convertido en mero instrumento de la voluntad de otro y destruía la voluntad, el acto obrado carecía de existencia como acto jurídico.

Los Mazeaud: Definían la violencia física como la que consistía en llevar la mano de la persona que escribe, forzándola en hacerla cumplir un acto bajo el imperio de la hipnosis o de la embriaguez total.

Messineo: Define que no es violencia sino el temor.

Aquiar: La violencia ejerce materialmente sobre el agente, suprimiendo la libertad al obligarlo a hacer lo que no quiere hacer, o al impedirle que haga lo que quiere hacer.

León Barandiarán: La violencia existe cuando se emplea una fuerza irresistible.

CLASES DE VIOLENCIA.

Son de dos clases:

VIOLENCIA FÍSICA O VIS ABSOLUTA:

Es la fuerza corporal irresistible, ejercida sobre una persona, apabullante, incontenible por la cual se doblega al sujeto y se anula su voluntad.

Es el sometimiento a un hecho incontrastable, actúa con motivo aunque injusto determinante de declarar.

Ejemplo:

(A) pone a (B) en situación que no puede defenderse y así tomando de la mano de este último lo hace firmar un documento. El consentimiento de esta cosa prestada es eficaz como lo indica el artículo 214° del Código Civil, pues falta el elemento primario para que exista un acto jurídico que es el consentimiento espontáneo.

La violencia impulsa la voluntad de decidir o contribuye a ella, torna anulable el negocio o se ha actuado por miedo o temor, o simple sufrimiento, un daño que al declarante o a un ser querido se causa o se acaba de causante.

VIOLENCIA MORAL O VIS COMPULSIVA:

Otra sobre la voluntad de otra persona, forzándola a una determinada declaración ejercida por una de las partes o un tercero, son causales de anulación del acto jurídico.

Esta violencia compulsiva o intimidación se presenta cuando se amenaza a una persona con un mal grave e inminente de tal manera que esa persona atemorizada, para evitarse el mal hace una declaración.

Ejemplo:

Si (A) a secuestrado al hijo de (B) le exige dinero, en este supuesto de violencia moral, el sujeto intimidado puede afrontar la amenaza y no rendirse a ella, si vencido por la intimidación realiza la declaración de voluntad, dicha declaración es anulable.

El agente no declara su voluntad, sino que físicamente movido por una fuerza ajena empleada por otro sujeto, ha declarado lo que querían, esta violencia no se ha aplicado sobre la voluntad, sino sobre el cuerpo, no hay intención hay apariencia de voluntad; pudo haber actuación sin temor excluye la voluntad, y la intimidación.

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos33/vicios-de-voluntad/vicios-de-voluntad.shtml#ixzz2meN2WCAq

EFECTOS DE LA VIOLENCIA:La doctrina se ha orientado a señalar como su efecto propio el de hacer nulo el acto jurídico, a negarle existencia, por la falta de consentimiento, por la ausencia de voluntad.En nuestro Código Civil equipara a la violencia con la intimidación, en su artículo 214, la violencia e intimidación son causas de anulación.En el artículo 221 inciso 2 del código vigente lo considera como un vicio que se constituye en causal de anulación del acto jurídico.

La violencia constituye también un ilícito civil que obliga a indemnizar, la víctima tiene expedito su derecho a la reparación de los daños y perjuicios que el acto violentado le halla irrogado. Pero que el derecho a la indemnización va implícito a favor de la víctima de la violencia por aplicación del principio general de la responsabilidad.El artículo 218 del Código Civil dice es nula la denuncia anticipada de las acciones fundadas en la violencia porque constituye un ilícito civil. Para el trámite de las acciones anulatoria e indemnizatoria fundados en la violencia consideramos que la vía es el proceso de conocimiento y que corresponde al órgano jurisdiccional fijada en definitiva.LA PRUEBA DE LA VIOLENCIA:La violencia tiene que ser probada por quién la alegue como causal de anulidad del acto. No hay restricción, por la que el actor podrá recurrir a cualquier medio probatorio idóneo. El actor si reúne a una acción indemnizatoria, debe probar el daño. La prueba de la violencia es suficiente para la anulación del acto.El artículo 216° establece pautas para la calificación de la violencia, remitiéndose a la edad, al sexo, a la condición de la persona y a las demás circunstancias que puedan influir sobre su gravedad. Las acciones fundadas en la violencia son prescriptibles y se extinguen en un plazo de dos años, tanto la acción anulatoria como la indemnización, así lo establece el inciso 4 del artículo 2001 del Código Civil. El plazo se computa desde el día en que pudieron ser ejercitados las acciones conforme al artículo 1993.VIOLENCIA EN EL MATRIMONIO:El Código Civil en su artículo 277° inciso 3 prescribe, que es anulable el matrimonio realizado por el raptor con la raptada o a la inversa o el matrimonio realizado con retención violenta, la retención violenta o el rapto, no configuran violencia física sino intimidación.VIOLENCIA EN EL ACTO TESTAMENTARIO:El Código Civil en su artículo 809° ha previsto a la violencia como causal de anulación del acto testamentario, además menciona a la intimidación, al dolo y al error sin embargo querer obtener una declaración testamentaria con violencia es imposible por las formalidades que debe revertir el acto testamentario.Si se trata de un testamento en escritura pública por las formalidades que prescribe el artículo 696°.Si se trata de un testamento cerrado, por la dimensión del documento es imposible por las formalidades prescritas en el artículo 699°.Si es un testamento ológrafo, extendido de puño y letra del testador es sumamente difícil y porque además el testor libre y en cualquier momento puede revocar sus disposiciones testamentarias careciendo de valor total la declaración que haga en contrario, como lo preceptúa el artículo 798°.LA ANULABILIDAD DEL ACTOQue la intimidación este fundada en un temor racional y justo, que sea explicable dentro del ámbito del sujeto. Si se alejase un temor hipotético o inexplicable.En lo que respecta al mal, tiene que ser grave, esto es de alguna consideración, pues, un mal mínimo no merece tomarse en cuenta. Ejemplo:Una amenaza con no saludarlo en el futuro sino no me entrega una cantidad de dinero.El mal tiene que ser determinante, es decir de muy próxima realización.El mal puede recaer en la persona o bienes del sujeto de quién se desea arrancar su declaración.Que el mal que amenace puede estar dirigido contra el cónyuge, ascendientes o descendientes de la gente, o también contra otros parientes.

CAPITULO IILA INTIMIDACIÓN:CONCEPTOS DE INTIMIDACIÓN:Intimidación es causar miedo, es el acto ilícito realizado por un sujeto que atemoriza a otra mediante amenazas injustas de hacerlo sufrir un mal inminente y grave para obligarlo a realizar un acto jurídico que no desea o que lo desea en otros términos o condiciones. No tiene la libertad de decisión que debe acompañar al perfeccionamiento del acto jurídico. La voluntad esta viciada, la libertad no la destruye, solamente la limita – artículo 215°.Albadejo, sostiene, que la intimidación es un vicio consistente en la alteración del normal proceso formativo de la voluntad.Puleg Peña, dice, la intimidación no destruye la libertad de querer, pero si la altera y de ahí, el vicio del consentimiento.León Hurtado, en los primeros tiempos del derecho romano, la intimidación, no constituía un vicio hasta que quedó establecida la acción causa para invalidar el acto jurídico cuando el autor formulaba su declaración de voluntad por miedo.

Código 1852, la fuerza o la violencia deben ser tales que produzcan una impresión profunda en el ánimo del que lo sufra y por amenazársele con un mal grave en su persona.Código 1936°, añadió la amenaza intimidatoria a personas distintas a los vinculados conyugal o parentalmente con el agente pasivo de la intimidación.El Código Civil vigente en su artículo 215° establece, hay intimidación cuando se inspira a la gente el fundado temor de sufrir un mal inminente y grave en su persona, su cónyuge o sus parientes del cuarto grado.ELEMENTOS DE LA INTIMIDACIÓN:La amenaza, el mal, el temor y la evitación del mal como razón determinante de la declaración.LA AMENAZA:La amenaza, la intimidación debe ser consecuencia de una amenaza, la cuál debe estar dirigida a obtener una manifestación de voluntad en un determinado sentido.La amenaza, debe estar orientada a obtener la declaración de voluntad y debe ser injusta e ilegítima y suficiente para producir un fundado temor racional y actual de sufrir un mal grave o la amenaza puede ir acompañada de la violencia física.Sin la amenaza no se configura la intimidación como vicio de voluntad, la amenaza consiste en expresiones verbales o escritas o en maltratos físicos siempre que éstos no anulen la voluntad, porque de ser así ya no estaríamos frente a la intimidación sino a la violencia física.REQUISITOS DE LA AMENAZA:La amenaza debe ser grave – Coviello escribe, cuando el mal, es de tal índole, que produce serio temor en una persona sensata, esto es, una persona que no es ánimo, como indica el Art. 216, el efecto de la amenaza debe calificarse atendiéndose a la edad, el sexo, a la condición de la persona y demás circunstancias que puedan influir sobre su gravedad.Esta amenaza radica en que ella debe ser determinante de la voluntad del sujeto intimidado.Injusta o Ilegítima – Consiste en un hecho contrario al Derecho, o cuando no representa el ejercicio regular de un derecho.Ejemplo:El acreedor que amenaza a su deudor con tomar represalias personales si no le paga o el acreedor que entabla un proceso judicial no para obtener el pago sino para agravar de manera ilícita la condición del deudor, haciéndole reconocer obligaciones mayores o el pago de intereses usuarios (amenaza que tiene una finalidad intimidatoria).La amenaza con el ejercicio regular de un derecho es, entonces, justa y, además legítima.Ejemplo:Como en el caso del chantaje, pues la amenaza de revelar un secreto que si es conocido perjudica al amenazado, es violenta injusta.El Código Civil: Establece que "la amenaza del ejercicio regular de un derecho... no anular el acto", esto es, que no constituye intimidación. Registra como antecedente.La del artículo 1091 del Código Civil de 1936: Olachea dejó señalado que no hay intimidación por amenaza injusta cuando quién la formula se limita al ejercicio regular de su derecho.EL MAL:El mal en que consiste la amenaza debe ser tal que, como dice Ennecerus, coloque al amenazado en una situación de violencia. Puig Peña expresa que debe ser considerable y grave y que comparado con la declaración que se requiere arrancar implique mayor mal para la víctima, la cual, como es natural, escoge el mal menor, o sea, la manifestación de voluntad que se le quiere arrancar.El mal debe ser inminente:La inminencia del mal implica que su ocurrencia no sea remota, si bien no inmediata, y que la víctima de la intimidación se sienta imposibilitada de evitarla.La inminencia del mal debe entenderse, pues, que se trata de un mal que, aunque de realización mediata, tiene la fuerza suficiente como para viciar la manifestación de voluntad del que sufre la amenaza, ya que el amenazado es quién considera que puede y esta por suceder.El mal debe ser grave:

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El mal debe ser grave:

La gravedad del mal consiste en que realmente pese en el ánimo del amenazado y no debe ser una simple molestia o contrariedad. El amenazado debe sentirse fuertemente presionado por el mal que se cierne sobre su persona o bienes o sobre las personas y sus bienes, con las cuales guardan las mas estrechas vinculación afectiva.EL TEMOR:El mal que conlleva a la amenaza debe producir temor. Puig Peña lo considera el elemento subjetivo del miedo y define el temor como una conmoción del espíritu ante la presencia de un mal y al que con dificultad se puede resistir.En el Código Civil vigente en su artículo 215°, el fundado temor tiene que considerarse subjetivamente. Aún en la hipótesis de que no existiera precepto para calificar la intimidación, como el del artículo 216°, esta tendría que hacerse en función de la persona que la sufre, ya que la reacción frente a la intimidación depende de la estructura psíquica de cada sujeto y de su valoración de las personas y las cosas, pues la amenaza no solo puede estar dirigida a él y a sus bienes, sino también a las personas, o a los bienes de estas, con las cuales guarda especiales relaciones de afecto.A LA PERSONA DEL INTIMIDADO.El mal con que se amenaza, y que produce el temor, puede estar referido tanto a la persona cuya voluntad quiere violentarse mediante la intimidación como a personas con las que tiene vínculos de parentesco y de afectividad.Se trata, pues, del ámbito afectivo del sujeto que es intimidado en la persona de parientes y de terceros.El Código Civil en su artículo 215° acoge como elemento de la intimidación el que el mal amenazado este dirigido a persona distinta de quién se pretende intimidar y encuadra la esfera afectiva del intimidado al considerar a los parientes de hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad.SOBRE LOS BIENES DEL INTIMIDADO.El mal con que se amenaza puede estar dirigido a los bienes del intimidado, a los de sus parientes y a los de terceras personas, pues se considera que si bien la relación de afectividad se da entre las personas, puede existir un apego a los bienes, sobre todo los del propio intimidado, por lo que la amenaza puede llegar a infundir un temor que configura la intimidación.La amenaza sobre los bienes puede afectar gravemente el proceso formativo de la voluntad, coactando la libertad de decidir, por lo que el artículo 215°, sub exámine, ha considerado esta hipótesis intimidatoria.EL TEMOR REVERENCIAR.El temor reverenciar, como acota Aguiar, lejos de proceder de la violencia, encuentra su causa en los sentimientos del amor conyugal o filial y en los de la sumisión respetuosa y consciente del inferior al superior. Según Coviello, si el temor no deriva de la amenaza de un mal, sino solo de un profundo sentimiento de respeto ilimitado o de siega obediencia hacia otra persona, se configura el temor reverenciar.En el artículo 217° se debe interpretar, es el simple temor reverenciar el que no puede anular el acto. Pero si la persona reverenciada presiona de algún modo al reverenciante, haciendo valer, precisamente, la relación que tiene con este, entonces si habrá lugar a la anulación.EL CRITERIO PARA CALIFICAR LA INTIMIDACIÓN.El Código Civil vigente establece que para calificar la intimidación "debe atenderse a la edad, al sexo, a la condición de la persona y a las demás circunstancias que puedan influir sobre su gravedad".INTIMIDACIÓN PROVENIENTE DE TERCERO.La intimidación puede provenir de una de las partes o de un tercero. La doctrina y la codificación le dan igual trato y le señalan los mismos efectos para la anulabilidad del acto.El C.C. precisa que la intimidación es causa de anulación del acto jurídico "aunque halla sido empleada por un tercero que no intervenga en él".LA INTIMIDACIÓN EN LOS ACTOS UNILATERALES.Por la solución que tradicionalmente, desde el Derecho Romano, se da a la intimidación proveniente de persona extraña al acto, ésta es también causal de anulabilidad de los actos unilaterales, sean o no recepticios, como se ha previsto para el acto testamentario.EFECTOS DE LA INTIMIDACIÓN.La intimidación acarrea la anulabilidad del acto jurídico, constituyéndose en una genuina causal anulatoria y porque así lo establece el art. 214° del C.C. La acción anulatoria debe dirigirse contra la otra parte y, si el acto es unilateral, contra el actor de la intimidación. Pero, además, constituyendo la intimidación un ilícito civil, la víctima queda legitimada a demandar la indemnización de los daños y perjuicios.IRRENUNCIABILIDAD.

Al igual que las acciones derivadas del dolo y de la violencia física, las acciones fundadas de la intimidación son irrenunciables, tanto la anulatoria como la indemnizatoria, pues el art. 218° del Código Civil preceptúa que es nula renuncia anticipada de la acción que se funde en intimidación.La norma, como en los casos anteriores, se explica y se justifica en el ilícito civil, y aun penal, que constituye la intimidación. La renuncia posterior es posible por su implicancia con la figura de la confirmaciónLA VÍA PROCESAL.El Código Civil, como tampoco el Código Procesal Civil, han determinado la vía procesal para el trámite de las acciones fundadas en la intimidación, por lo que, como en los casos anteriores, consideramos que corresponde tramitarlas como proceso de conocimiento, correspondiendo al órgano jurisdiccional fijar en definitiva la vía procesal.LA PRUEBA DE LA INTIMIDACIÓN.Para la prueba de la intimidación, orientada a producir certeza en el órgano jurisdiccional, están autorizados todos los medios de prueba y, si bien, de manera explícita el Código Civil no ha establecido presunciones para facilitar la prueba, consideramos que ellas existen, así como también un principio de distribución de la carga de la prueba.PRESCRICTIBILIDAD DE LAS ACCIONES.Las acciones fundadas de la intimidación, tanto la anulatoria como la indemnizatoria son prescriptibles, conforme al inciso 4 del art. 2001 del Código Civil, que hace prescribir en un plazo de dos años la acción para la anulación fundada en la intimidación y, en el mismo plazo, la acción indemnizatoria por responsabilidad extracontractual, que es el caso de la intimidación que, como ya advertimos, constituye un ilícito civil.El plazo se computa desde el día en que pudieron ser ejercitadas tanto la acción anulatoria como la acción indemnizatoria, conforme al art. 1993 del Código Civil.LA INTIMIDACIÓN EN EL MATRIMONIO.El art. 277, inciso 6, preceptúa que Es anulable el matrimonio:(...) De quién lo contrae bajo amenaza de un mal grave e inminente, capaz de producir en el amenazado un estado de temor, sin el cual no lo hubiera contraído. El juez apreciará las circunstancias, sobre todo si la amenaza hubiera sido dirigida contra terceras personas. La acción corresponde al cónyuge perjudicado y sólo puede ser interpuesta dentro de un plazo de dos años de celebrado. El simple temor reverencial no anula el matrimonio.La norma está tomada de la propuesta de Cornejo Chávez a la Comisión Reformadora, con la adición introducida por la Comisión Revisora relativa al temor reverencial.LA INTIMIDACIÓN EN EL ACTO TESTAMENTARIO.La intimidación en el acto testamentario está prevista en el art. 809 del Código Civil, siendo pertinente lo que hemos dejado expuesto al referirnos a la intimidación en los actos unilaterales.ANULABILIDAD DEL ACTO.La Nulidad Relativa (Anulidad). Se hallan indicados en el art. 221° del C.C. El acto jurídico es anulable por:INCAPACIDAD RELATIVA DEL AGENTE:El art. 44° del C.C. nos indica quienes son los que sufren de incapacidad relativa, en sus nueve incisos. El primer inciso se refiere a los incapaces relativos, los mayores de 16 años y menores de 18 años, en efecto los actos jurídicos celebrados por tales menores, serán anulables. Pues, sabido es que el menor de edad no tiene capacidad de goce, no puede por sí mismo celebrar un acto jurídico, sino lo harán los padres o tutores.POR VICIO RESULTANTE:El acto que parece de nulidad relativa no es nulo IPSO JURE, si es inexistente, pues se le considera válido y surte sus efectos hasta tanto que no se pronuncie judicialmente su ineficacia, se diferencia, así del acto con nulidad absoluta, pues la nulidad absoluta no puede producir en ningún momento efecto alguno.POR SIMULACIÓN:Cuando el acto real que lo contiene perjudica el derecho del tercero. Habíamos afirmado que la simulación absoluta es aquella en que la declaración es una ficción total, esta es, que el negocio celebrado, no tiene tras sí, ninguna negociación seria. Dentro de esta situación hay una simulación ilícita que tiene un fin doloso o contrario a la ley o causa perjuicio a terceros.CUANDO LA LEY DECLARA ANULABLE:Tal como en el caso de nulidad absoluta, la ley lo declara como acto anulable expresamente, indudablemente se trata de diferentes supuestos expresamente señalados en la ley, en el mismo código.

PARTE IVCOMPARANDO LA LEGISLACIÓN

CAPITULO ILEGISLACIÓN PERUANAEl Acto Jurídico es un hecho jurídico, voluntario, lícito, con manifestación de voluntad y efectos queridos que responden a la intención del sujeto en conformidad con el derecho Objetivo.Según el Código Civil: "El acto Jurídico es la manifestación de voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas".Para su validez se requiere:1.- Agente capaz2.- Objeto física y jurídicamente posible3.- Fin lícito4.- Observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad.El requisito elemental que debe existir para la realización de un acto jurídico es la Manifestación de voluntad, pues cuando; sujeto manifiesta lo que quiere debe existiendo una imprescindible correlación. Es esta la denominada Voluntad jurídica; que debe contar con discernimiento, intención y libertad; siendo estos elementos fundamentales de la manifestación de Voluntad, porque para que exista una causante de nulidad del Acto Jurídico, debe verse afectados dichos elementos, que son tema del código civil peruano por lo que se le denomina Vicios de la Voluntad.El Código Civil peruano, segundo libro, título VIII, contenido por dieciocho artículos, hace referencia de los Vicios de Voluntad, considerando a tres causales de Nulidad: Error, Dolo y la Violencia e intimidación.VICIOS DE LA VOLUNTADREQUISITOS DEL ERRORArt. 201°El error es causa de anulación del acto jurídico cuando sea esencial y conocible por la otra parte.ERROR ESENCIALArt. 202°El error es esencial:1.- Cuando recae sobre la propia esencia o una cualidad del objeto del acto que, de acuerdo con la apreciación general o en relación a las circunstancias, debe considerarse determinante de la voluntad.2.- Cuando recae sobre las cualidades personales de la otra parte, siempre que aquellas hayan sido determinantes de voluntad.3.- Cuando el error de derecho haya sido la razón única o determinante del acto.ERROR CONOCIBLEArt. 203°El error se considera conocible cuando, en relación al contenido, a las circunstancias del acto o a la calidad de las partes, una persona de normal diligencia hubieses podido advertirlo.ERROR DE CÁLCULO Y ERROR EN LA CANTIDADArt. 204°El error de cálculo no da lugar a la anulación del acto sino solamente a rectificación, salvo que consistiendo en un error sobre la cantidad haya sido determinante de la voluntad.ERROR EN EL MOTIVOArt. 205°El error en el motivo solo vicia el acto cuando expresamente se manifiesta como su razón determinante y es aceptado por otra parte.IMPROCEDENCIA DE ANULABILIDAD POR ERROR RECTIFICADOArt. 206°La parte que incurre en error no puede pedir la anulación del acto si, antes de haber sufrido un perjuicio, la otra ofreciere cumplir conforme al contenido y a las modalidades del acto que aquellos quiso concluir.IMPROCEDENCIA DE INDEMNIZACIÓNArt. 207°La anulación del acto por error no da lugar a la indemnización entre las partes.ERROR EN LA DECLARACIÓNArt. 208°Las disposiciones en los artículos 201- 207 también se aplican, en cuanto se han pertinentes, al caso en que el error en la declaración, se refiera a la naturaleza del acto, al objeto principal de la declaración o a la identidad de la persona cuando la consideración a ella hubiese sido el motivo determinante de la voluntad,

así como al caso en que la declaración hubiese sido transmitida inexactamente por quien estuviese encargado de hacerlo.ERROR INDIFERENTEArt. 209°El error en la declaración sobre la identidad o la denominación de la persona, del objeto o de la naturaleza del acto, no vicia el acto jurídico, cuando por su texto o las circunstancias se puede identificar a la persona, al objeto o al acto designado.DOLO CAUSANTEArt. 210°El dolo es causa de anulación del acto jurídico cuando el engaño usado por una de la partes haya sido tal que sin el la otra parte no hubiera celebrado el acto. Cuando el engaño sea empleado por un tercero el acto es anulable si fue conocido por la parte que obtuvo el beneficio de el.DOLO INCIDENTALArt. 211°Si el engaño no es de tal naturaleza que haya determinado la voluntad, el acto será válido aunque sin el se hubiese concluido en condiciones distintas; pero la parte que actuó de mala fe responderá de la indemnización de daños y perjuicios.OMISIÓN DOLOSAArt. 212°La omisión dolosa produce los mismos efectos que la acción dolosa.DOLO RECÍPROCO O BILATERALArt. 213°Para que el dolo sea causa de anulación del acto, no debe haber sido empleado por las dos partes.VIOLENCIA ABSOLUTAArt. 214°La violencia o la intimidación son causas de anulación del acto jurídico, aunque hayan sido empleadas por un tercero que no intervenga en el.ELEMENTOS DE LA INTIMIDACIÓNArt. 215°Hay intimidación cuando se inspira al agente el fundado temor de sufrir un mal inminente y grave en su persona, su cónyuge o sus parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad o en los bienes de unos u otros.Tratándose de otras personas o bienes, corresponderá al juez decidir sobre la anulación, según las circunstancias.CALIFICACIÓN DE LA VIOLENCIA O INTIMIDACIÓNArt. 216°Para calificar la violencia o la intimidación debe atenderse a la edad, al sexo, a la condición de la persona y a las demás circunstancias que pueda influir sobre la gravedad.SUPUESTOS QUE NO CONSTITUYEN LA INTIMIDACIÓNArt. 217°La amenaza del ejercicio regular de un derecho y el simple temor reverencial no anulan el acto.NULIDAD DE LA RENUNCIA A LA ACCIÓN POR VICIOS DE LA VOLUNTADArt. 218°Es nula la renuncia anticipada a la acción que se funde en error, dolo, violencia o intimidación.

CAPITULO IILEGISLACIÓN BOLIVIANAEl orden del código Civil Boliviano es sumamente distinto al código peruano. En la actualidad El Código Boliviano 1976, consta de V libros, cabe señalar que el III libro esta incluido por dos partes; y en su totalidad esta compuesto por 1570 artículos que sirven como reguladores de la sociedad en su conjunto.El Contrato, es cuando dos o más personas se ponen de acuerdo para constituir, modificar o extinguir entre sí una relación jurídica.Son requisitos para la formación del contrato:1.- El consentimiento de las partes2.- El objeto3.- La causa4.- la forma, siempre que sea legalmente exigible.Las partes pueden determinar libremente el contenido de los contratos que celebren y acordar contratos diferentes de los comprendidos en el código Civil Boliviano.

La Legislación Boliviana a optado por denominar <<Contrato>> a lo que nosotros denominamos <<Acto Jurídico>>, sin embargo el objetivo de realizar un acto o un contrato es el mismo, pues ambos van a tener por objeto establecer una relación jurídica, por la cual para que se lleve a cabo este hecho tendrá que existir la manifestación de voluntad de las partes, por lo tanto, que cuando esta sufra alguna alteración, esta relación jurídica establecida, podrá ser nula, es decir, cuando exista alguna condicionante para que no se de la verdadera manifestación de voluntad de una de las partes, existirá un Vicio, denominado en la Legislación boliviana como: Vicios del Consentimiento; es así, que dentro de el Código Civil Boliviano, se da mención a ocho artículos referentes este tema, ya que al existir un vicio de esta naturaleza el acto jurídico o contrato puede estar bajo sanción de nulidad.DE LOS VICIOS DE CONSENTIMIENTOERROR, DOLO Y VIOLENCIAArt. 473°No es válido el consentimiento prestado por error, con violencia o dolo.ERROR ESENCIALArt. 474°El error es esencial cuando recae sobre la naturaleza o sobre el objeto del contrato.ERROR SUSTANCIALArt. 475°El error es sustancial cuando recae:1.- Sobre la sustancia o sobre las cualidades de la cosa, siempre que tales cualidades sean determinantes del consentimiento. Este error debe ser compartido por las partes.2.- Sobre la identidad o sobre las cualidades del otro contratante, siempre que aquella o estas hayan sido determinantes del consentimiento.ERROR DE CÁLCULOArt. 476°El simple error de cálculo solo da lugar a la rectificación.VIOLENCIAArt. 477°La violencia invalida el consentimiento aunque sea ejercida por un tercero.CARACTERES DE LA VIOLENCIAArt. 478°La violencia debe ser de tal naturaleza que pueda impresionar a una persona razonable y le haga temer exponerse o exponer sus bienes aun mal considerable y presente. Se tendrá en cuenta la edad y la condición de las personas.VIOLENCIA DIRIGIDA CONTRA CIERTO TERCEROSArt. 479°La violencia invalida también el consentimiento cuando la amenaza se refiere a la persona o bines del cónyuge, los descendientes o los ascendientes del contratante.TEMOR REVERENCIALArt. 480°El solo temor reverencial, sin que se haya usado violencia, no invalida en consentimiento.AMENAZA DE HACER VALER UNA VÍA DE DERECHOArt. 481°El uso o la amenaza de hacer valer una vía de derecho solo invalida el consentimiento cuando esta dirigida a conseguir ventajas injustas.DOLOArt. 482°El dolo invalida el consentimiento cuando los engaños usados por uno de los contratantes, son tales que sin ellos el otro no habría contratado.

CAPITULO IIIDIFERENCIAS ENTRE LEGISLACIONES

Código CivilPeruano

Código Civil Boliviano

Titulo VIIIVicios de la VoluntadRequisitos del errorArt. 201° El error es causa de anulación del acto jurídico cuando sea esencial y conocible por la otra parte.Error esencialArt. 202° El error es esencial:1.- Cuando recae sobre la propia esencia o una cualidad del objeto del acto que, de acuerdo con la apreciación general o en relación a las circunstancias, debe considerarse determinante de la voluntad.2.- Cuando recae sobre las cualidades personales de la otra parte, siempre que aquellas hayan sido determinantes de voluntad.3.- Cuando el error de derecho haya sido la razón única o determinante del acto.Error conocibleArt. 203° El error se considera conocible cuando, en relación al contenido, a las circunstancias del acto o a la calidad de las partes, una persona de normal diligencia hubieses podido advertirlo.Error de cálculo y error en la cantidadArt. 204° El error de cálculo no da lugar a la anulación del acto sino solamente a rectificación, salvo que consistiendo en un error sobre la cantidad haya sido determinante de la voluntad.Error en el motivoArt. 205° el error en el motivo solo vicia el acto cuando expresamente se manifiesta como su razón determinante y es aceptado por otra parte.Improcedencia de anulabilidad por error rectificadoArt. 206° la parte que incurre en error no puede pedir la anulación del acto si, antes de haber sufrido un perjuicio, la otra ofreciere cumplir conforme al contenido y a las modalidades del acto que aquellos quiso concluir.Improcedencia de indemnizaciónArt. 207° La anulación del acto por error no da lugar a la indemnización entre las partes.Error en la declaraciónArt. 208° las disposiciones en los artículos 201- 207 también se aplican, en cuanto se han pertinentes, al caso en que el error en la declaración, se refiera a la naturaleza del acto, al objeto principal de la declaración o a la identidad de la persona cuando la consideración a ella hubiese sido el motivo determinante de la voluntad, así como al caso en que la declaración hubiese sido transmitida inexactamente por quien estuviese encargado de hacerlo.Error indiferenteArt. 209° El error en la declaración sobre la identidad o la denominación de la persona, del objeto o de la naturaleza del acto, no vicia el acto jurídico, cuando por su texto o las circunstancias se puede identificar a la persona, al objeto o al

Subsección IV:Vicios de ConsentimientoError, Dolo y ViolenciaArt. 473° No es válido el consentimiento prestado por error, con violencia o dolo.Error EsencialArt. 474° El error es esencial cuando recae sobre la naturaleza o sobre el objeto del contrato.Error SustancialArt. 475° El error es sustancial cuando recae:1.- Sobre la sustancia o sobre las cualidades de la cosa, siempre que tales cualidades sean determinantes del consentimiento. Este error debe ser compartido por las partes.2.- Sobre la identidad o sobre las cualidades del otro contratante, siempre que aquella o estas hayan sido determinantes del consentimiento.Error de cálculoArt. 476° El simple error de cálculo solo da lugar a la rectificación.DoloArt. 482° El dolo invalida el consentimiento cuando los engaños usados por uno de los contratantes, son tales que sin ellos el otro no habría contratado.ViolenciaArt. 477° La violencia invalida el consentimiento aunque sea ejercida por un tercero.Caracteres de la violenciaArt. 478° La violencia debe ser de tal naturaleza que pueda impresionar a una persona razonable y le haga temer exponerse o exponer sus bienes aun mal considerable y presente. Se tendrá en cuenta la edad y la condición de las personas.Violencia dirigida contra cierto terceros

Art. 479° La violencia invalida también el consentimiento cuando laCaracteres de la violencia

Art. 478° La violencia debe ser de tal naturaleza que pueda impresionar a una persona razonable y le haga temer exponerse o exponer sus bienes aun mal considerable y presente. Se tendrá en cuenta la edad y la condición de las personas.Violencia dirigida contra cierto tercerosArt. 479° La violencia invalida también el consentimiento cuando la amenaza se refiere a la persona o bines del cónyuge, los descendientes o los ascendientes del contratante.Temor reverencialArt. 480° El solo temor reverencial, sin que

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