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El dossier del niño inadaptado ISABEL DIAZ ARNAL SU NECESIDAD Después de haber recorrido la variada casuísti- ca de inadaptaciones y deficiencias que reclaman los esfuerzos pedagógicos especializados, y una vez puesta de relieve la importancia capital de la actuación de los padres desde los primeros mo- mentos de la vida del niño inadaptado, parece obvio que nos ocupemos ahora del proceso educa- tivo especial propiamente dicho como medio por excelencia para recuperarle. En efecto, ésta es la única posibilidad efectiva de tratamiento continuado de los niños con han- dicap, una vez agotadas las ayudas clínicas, si el caso las requiere; pero no hay posibilidad de di- rigir acertadamente una labor pedagógica cura- tiva si no tenemos como punto de partida de la misma un esquema, por escueto que sea, de la persona del niño a quien tratamos de reeducar. ¿Con qué contamos? ¿Cuál es la parte más da- riada? ¿Cómo y por dónde estableceremos con- tacto con él? ¿Qué cuidados debemos tener? Estas preguntas, entre las múltiples que po- dríamos hacernos al respecto, nos ponen en evi- dencia la necesidad del conocimiento de unos datos que nos hagan alguna luz en el camino educativo que ha de emprenderse. Sería andar a ciegas y caeríamos fácilmente en error al desco- nocer los rasgos relevantes del chico, sobre los cuales apoyar los esfuerzos educativos para re- forzarlos, corregirlos o estimularlos, según las ne- cesidades particulares. Ahora bien, esa imagen resumida de la perso- nalidad del pequeño, hasta el momento en que llega a nuestras manos, es una síntesis o amal- gama de dos elementos principales: unos intrín- secos, constitucionalmente personales de aquél, y otros externos al mismo, pero en contacto directo con él; éstos, procedentes del ambiente familiar, escolar o social en general, influyen favorable 9 negativamente en la presentación de las manifes- taciones anómalas de la personalidad del niño. Y de ello tenemos que hacernos cargo. Por otra parte, junto a los dos factores básicos —niño y ambiente—, clave de toda inadaptación o deficiencia, la propia dinámica del desarrollo infantil presenta una dualidad de puntos de vista que importa tener en cuenta cuando de reedu- cación se trata. En efecto, es diferente poseer una visión longitudinal de la evolución del niño a te- nerla en el aspecto transversal, que nos permite la contemplación de las diferencias individuales dentro de una misma etapa. Ambas facetas se complementan para darnos una imagen más com- pleta, ya que la presencia de síntomas anómalos en el niño durante un momento determinado de su desarrollo pueden carecer de importancia, al ser característicos de una edad crítica; mientras que la permanencia continuada de aquéllos a lo largo de la evolución son el exponente de una inadaptación o deficiencia graves. Es. pues, necesario poseer el expediente, informe o dossier personal del niño necesitado de educa- ción especial para orientar su reeducación, evi- tando esfuerzos baldíos; y para que sirva de con- trol del avance, estacionamiento o regresión del niño, a través del proceso pedagógico curativo. Esta afirmación no puede extrañar a quienes es- tán en contacto con muchachos inadaptados, los cuales, en algunas ocasiones, experimentan un desenlace catastrófico en momentos cruciales de su desarrollo (como la demenciación en la puber- tad, de muchachos afectos de rasgos psicopáticos notables, o la progresiva regresión de facultades en el niño epiléptico que padece crisis muy repe- tidas y cuya medicación sedante merma pro- gresivamente lucidez, comprensión y agilidad mental). Del mismo modo que el médico establece el tra- tamiento de un enfermo en vista del cuadro de síntomas que presenta, el pedagogo terapeuta ne- cesita el dossier del niño, por simple que sea, para comenzar, a partir de él, la labor reeducativa,. QUE ES Y QUE CONTIENE EL DOSSIER DEL INADAPTADO Un expediente o dossier, ficha amplia o informe, constituye el conjunto de datos p ersonales del inadaptado abarcando todos los ángulos posibles de conocimientos; es decir, el aspecto corporal primario (estado de órganos, aparatos, sistemas, biotipo, desarrollo de funciones, etc.); el psicoló- gico espiritual y anímico en toda su vasta exten- sión (facultades sensoriales, motrices, intelectua- les diversas, manifestaciones de p ersonalidad y nivel de desarrollo): el socio-ambiental, en el que

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El dossierdel niño inadaptado

ISABEL DIAZ ARNAL

SU NECESIDAD

Después de haber recorrido la variada casuísti-ca de inadaptaciones y deficiencias que reclamanlos esfuerzos pedagógicos especializados, y unavez puesta de relieve la importancia capital de laactuación de los padres desde los primeros mo-mentos de la vida del niño inadaptado, pareceobvio que nos ocupemos ahora del proceso educa-tivo especial propiamente dicho como medio porexcelencia para recuperarle.

En efecto, ésta es la única posibilidad efectivade tratamiento continuado de los niños con han-dicap, una vez agotadas las ayudas clínicas, si elcaso las requiere; pero no hay posibilidad de di-rigir acertadamente una labor pedagógica cura-tiva si no tenemos como punto de partida de lamisma un esquema, por escueto que sea, de lapersona del niño a quien tratamos de reeducar.

¿Con qué contamos? ¿Cuál es la parte más da-riada? ¿Cómo y por dónde estableceremos con-tacto con él? ¿Qué cuidados debemos tener?

Estas preguntas, entre las múltiples que po-dríamos hacernos al respecto, nos ponen en evi-dencia la necesidad del conocimiento de unosdatos que nos hagan alguna luz en el caminoeducativo que ha de emprenderse. Sería andar aciegas y caeríamos fácilmente en error al desco-nocer los rasgos relevantes del chico, sobre loscuales apoyar los esfuerzos educativos para re-forzarlos, corregirlos o estimularlos, según las ne-cesidades particulares.

Ahora bien, esa imagen resumida de la perso-nalidad del pequeño, hasta el momento en quellega a nuestras manos, es una síntesis o amal-gama de dos elementos principales: unos intrín-secos, constitucionalmente personales de aquél, yotros externos al mismo, pero en contacto directocon él; éstos, procedentes del ambiente familiar,escolar o social en general, influyen favorable 9negativamente en la presentación de las manifes-taciones anómalas de la personalidad del niño.Y de ello tenemos que hacernos cargo.

Por otra parte, junto a los dos factores básicos—niño y ambiente—, clave de toda inadaptacióno deficiencia, la propia dinámica del desarrolloinfantil presenta una dualidad de puntos de vistaque importa tener en cuenta cuando de reedu-cación se trata. En efecto, es diferente poseer una

visión longitudinal de la evolución del niño a te-nerla en el aspecto transversal, que nos permitela contemplación de las diferencias individualesdentro de una misma etapa. Ambas facetas secomplementan para darnos una imagen más com-pleta, ya que la presencia de síntomas anómalosen el niño durante un momento determinado desu desarrollo pueden carecer de importancia, alser característicos de una edad crítica; mientrasque la permanencia continuada de aquéllos a lolargo de la evolución son el exponente de unainadaptación o deficiencia graves.

Es. pues, necesario poseer el expediente, informeo dossier personal del niño necesitado de educa-ción especial para orientar su reeducación, evi-tando esfuerzos baldíos; y para que sirva de con-trol del avance, estacionamiento o regresión delniño, a través del proceso pedagógico curativo.Esta afirmación no puede extrañar a quienes es-tán en contacto con muchachos inadaptados, loscuales, en algunas ocasiones, experimentan undesenlace catastrófico en momentos cruciales desu desarrollo (como la demenciación en la puber-tad, de muchachos afectos de rasgos psicopáticosnotables, o la progresiva regresión de facultadesen el niño epiléptico que padece crisis muy repe-tidas y cuya medicación sedante merma pro-gresivamente lucidez, comprensión y agilidadmental).

Del mismo modo que el médico establece el tra-tamiento de un enfermo en vista del cuadro desíntomas que presenta, el pedagogo terapeuta ne-cesita el dossier del niño, por simple que sea, paracomenzar, a partir de él, la labor reeducativa,.

QUE ES Y QUE CONTIENEEL DOSSIER DEL INADAPTADO

Un expediente o dossier, ficha amplia o informe,constituye el conjunto de datos personales delinadaptado abarcando todos los ángulos posiblesde conocimientos; es decir, el aspecto corporalprimario (estado de órganos, aparatos, sistemas,biotipo, desarrollo de funciones, etc.); el psicoló-gico espiritual y anímico en toda su vasta exten-sión (facultades sensoriales, motrices, intelectua-les diversas, manifestaciones de personalidad ynivel de desarrollo): el socio-ambiental, en el que

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se perfilan las actitudes personales enmarcadasen los distintos ambientes (familiar, escolar, so-cial en general y profesional, si la edad del mu-chacho lo permite) que estimulan o perjudicanlas relaciones de convivencia o tomas de contacto.

Estos datos, con ser muy completos, no signifi-can algo pétreo o rígido que permanecerá inalte-rable, sino que se irán ampliando con otros nue-ves resultantes de la actuación pedagó gica con-tinuada con el niño que se reeduca; esto nodeprecia el valor del dossier, sino que, por el con-trario, lo avalora como elemento imprescindiblede contraste.

Respecto a los datos englobados, al contenidodel expediente, existe un criterio diferente segúnel Centro que los confeccione y el personal quevaya a utilizarlos. Como un gran número de losdatos son de secreto profesional y tienen utilidadpractica inmediata o mediata según vaya a ac-tuar con ellos, el médico, el pedagogo, la asistentesocial, etc., se suelen hacer o distinguir tres mo-dalidades diferentes en cuanto al contenido; elloobedece a un punto de vista práctico, nada des-preciable cuando de manejar datos se trata. Enunos casos se manejan mas los datos somáticos,en otros los psíquicos o sociales, sin que esta po-larización de la atención diluya las otras facetasde la personalidad del niño.

Las formas más frecuentes de dossier obedecena estos tres esquemas, aproximadamente:

a) Expediente personal amplio y generalizado.Suele estar en poder de la dirección del Centro;sus datos no son del dominio común del personalque se ocupa directamente de la reeducación delniño, aunque se facilitan los datos importantespara la misma. Sin perder su valor de orientadortiene un carácter más estático que los dos si-guientes.

b) Dossier restringido, que comporta datospsicológicos, de observación directa del niño y derealización de trabajos. Más manejable por todoslos encargados de la educación y con valor dina-mico mayor que el anterior.

c) Cuaderno de observaciones psicopedagógi-cas, del dominio directa del pedagogo y fácil deconfeccionar por él, de uso diario y con un valorpractico formidable.

Especificaremos brevemente cada una de estasmodalidades.

— El dossier amplio abarca tres etapas princi-pales en la vida del niño: lactancia, preescolari-dad y escolaridad. Estas fases son importantes ensu discriminación por cuanto los niños deficienteso inadaptados presentan ya en cada una de ellasmanifestaciones anómalas de las que se dan enlos niños normales; por otra parte, las condicio-nes ambientales que las enmarcan sufren en cadaetapa de las mencionadas cambios fundamentalesque influyen en la personalidad del niño.

El hecho de que se denominen edades críticasen el desarrollo la transición de los tres a cuatroarios, irrupción del niño en la escuela, y de los

doce a trece, comienzo de la pubertad, pone derelieve la importancia capital de estos extremos.

En efecto, refiriéndonos a la diversidad de ma-nifestaciones de la personalidad del inadaptado,vemos cómo en los primeros meses muestra yaanomalías en la aparición de la sonrisa (primersigno de la conducta social), no haciéndolo a lostres meses como debiera. Añádase a esto las de-ficiencias sensoriales en el reconocimiento deruidos, reacciones motrices consecutivas a ellos,coordinación motora y táctil, normal ya a losnueve y diez meses de vida entre normales.

Si es en el período preescolar, las muestras deinadaptación y deficiencia son muy claras, por-que en este tiempo los desarrollos motriz y lin-güístico alcanzan su punto culminante; y es, pre-cisamente, el retraso en la aparición de la mar-cha y del lenguaje los que ponen en evidencia laoligofrenia del pequeño. Ademas, la progresivaindependización de la ayuda del adulto en lasactividades de la vida cotidiana, propia del pár-vulo normal, no la posee el deficiente en estaedad, que se encuentra en la misma o parecida si-tuación de dependencia del lactante normal conrelación a sus progenitores.

Si de las manifestaciones personales pasamosa las modificaciones ambientales, de las que ha-blábamos al tratar de la necesidad del expedien-te personal, podemos comprobar con facilidad lasrazones de importancia atribuidas a los cambiosexperimentados por el niño en el medio. El am-biente del lactante que desarrollaba una activi-dad meramente postural, vegetativa, estaba res-tringido a sus familiares y más propiamente a lamadre. Por el contrario, el ambiente que frecuen-ta el preescolar de dos a tres arios ha sufrido unaampliación notable, pues el dominio de la marchale permite aumentar el área de su desplazamien-to; reducida el primer ario a la cuna y habitacióndonde estaba ubicada, ahora sale y entra en todaslas habitaciones de la casa, pasea y juega enparques o jardines y acompaña a sus padres yfamiliares en visitas, compras, etc.

Por otra parte, junto a ese mundo material mu-cho más amplio que toca, ve, oye y siente, ellenguaje le pone en contacto con otro mundo queél gusta de conocer, por el que siente curiosidadpreguntando con insistencia: el de la relacióncon las personas. En esta doble descubierta dealgo que se le presenta de repente, el niño puedereaccionar normalmente o, por el contrario, mos-trar seriales de adaptación defectuosa a la comu-nidad, de inseguridad personal, que enmascaracon reacciones de terquedad, apartamiento o re-gresión, propias de las crisis de educación difícil(descritas ampliamente al tratar de las insufi-ciencias e inadaptaciones).

Cuando el niño además de estar integrado enla familia y en la calle o medio circundante, co-mienza su escolaridad en la que pasa a frecuen-tar las relaciones de convivencia con compañerosen actividades de juego y trabajo, a iniciarse enel aprendizaje de materias y en la adquisición de

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hábitos sociales más diversos, con sometimientoa una disciplina que regula su espontaneidadanárquica hasta entonces, no es raro encontrarotra serie de deficiencias o inadaptaciones pro-fundas o ligeras, referidas al dominio intelectualo al caracterial y afectivo, que es necesario de-tectar.

Está, pues, justificado este triple cuadro en-globado en el contenido del dossier de que trata-mos en su modalidad amplia. Los epígrafes queencierran los tres grandes apartados se resumende este modo:

L PERIODO DE LA LACTANCIA

1. Datos personales. (Nombre, naturaleza, le-gitimidad, motivo de envío al Centro.)

2. Anamnesis familiar. (Peculiaridades corpo-rales y psíquicas de los padres y parientes.)

3. Nacimiento del niño. (Datos respecto delmismo: dificultad o facilidad, no hijos.)

4. Lactancia. (Clase de la misma: natural oartificial, normal o accidentada.)

5. Ambiente. (Condiciones de vivienda. Vincu-lación y profesión de cónyuges.)

6. Desarrollo corporal y exploración. (Sobretodo peculiaridades constitucionales.)

7. Desarrollo estático y exploración. (Movi-mientos posturales.)

8. Desarrollo psíquico-intelectual y signos ner-viosos. (Sonreír, agarrar, limpieza, seguir con lamirada, movimientos de defensa, reconocimiento,lenguaje. Inquietud motora anormal, trastornosnerviosos.)

II. PREESCOLARIDAD

En este apartado continúan invariables los cua-tro epígrafes primeros del periodo de lactanciay se añaden algunos conceptos en los restantes,como resultado del avance operado en el desarro-llo psicosomático del niño.

5. Ambiente. (Tiempo de convivencia con dis-tintos familiares (padres, tíos, abuelos, etc.). Fa-cilidad o dificultad de educación manifestada porel niño y forma en que se ha llevado a cabo estaeducación: severa, mimosa, armónica o inarmó-nica.)

7. Desarrollo estático. (Se consignan ya losavances o retrasos motores y el tipo de marcha[vacilante, airosa, torpe, automática, etc.].)

8. Desarrollo psíquico-intelectual. (Se desglo-san la inteligencia y el temperamento. En losdatos de la primera consignar ya cociente depruebas mentales-precoz, retraso mental, debili-dad, etc. Respecto del carácter, se dan ya rasgosde cualidades temperamentales: amable, tierno,vivo, indiferente, excitado, tímido, angustiado, in-seguro de sí, mentiroso.)

Se adicionan dos epígrafes más, puesto que eldesarrollo del niño avanza:

9. Aspecto social. (Sociable o insociable. Com-portamiento con adultos, con niños de la misma

edad, mayores, menores, hermanos, animales.Comportamiento en el juego, hábito de limpieza.Lenguaje.)

10. Vivencias especiales de la vida del niño.(Síntomas nerviosos como enuresis diurna o noc-turna, encopresis, trastornos del sueño, mastur-bación, tics nerviosos, trastornos del lenguaje.)

(Tiene gran importancia consignar en el apar-tado 9) lo referente a los hábitos de limpieza y elavance en el lenguaje por cuanto sus trastornosson discriminativos de anormalidad; a esta edad,tres años poco más o menos, el niño normal escapaz de realizar su aseo general por sí solo, do-minando esfínteres y posee un lenguaje que lepermite el establecimiento de relaciones humanascorrectas.)

In. ESCOLARIDAD

Continúa la misma distribución de epígrafescon ampliaciones sucesivas.

5. Ambiente. (Niño en establecimiento educa-tivo o en colonia escolar, guardería, etc.).

6. Desarrollo corporal. (Exploración neurológi-ca, caracteres sexuales primarios y secundarios.)

8. Desarrollo psíquico-intelectual. (Examen deinteligencia. Carácter y temperamento. Datos so-bre el desarrollo: armónico o inarmónico, con-forme a la edad o anormalmente infantil.)

9. Aspecto social. (Además del comportamien-to con adultos y niños se anota el comportamien-to social en la escuela, tendencias asociales, espe-cialmente manifiestas mentiras deliberadas, deli-tos contra la propiedad, fugas.)

11. Escuelas. (Tipo de la misma, permanenciaen ella o cambio sufridos, repeticiones de curso;gusto o disgusto en asistir, rendimiento y con-ducta.)

Dificultades encontradas: falta de dotes en elniño, concentración débil, fatigabilidad, insegu-ridad y falta de confianza en sí mismo, terquedad,reserva, manifestaciones sexuales, hábitos.

Trabajos en casa: sólo o con ayuda, ordenado odesordenado en el trabajo.

Este es, a grandes rasgos, el conjunto del dos-sier, amplio a rellenar por médico, psicólogo ypedagogo; en muchas ocasiones es inoperanteporque después de su confección se archiva yapenas se utiliza, para convertirse en pieza demuseo.

Dossier restringido. El expediente o conjuntode datos personales de cada niño puede simplifi-carse reduciéndolo a tres partes fundamentalesque nos dan idea del pequeño y nos permiten con-sultarlo cuantas veces se necesite, mientras durala tarea de reeducación. El contenido de este dos-sier está integrado por:

a) Datos psicopedagógicos: aplicación de prue-bas mentales y de personalidad, así como de ins-trucción, si la edad y condiciones del niño lopermite.

b) Datos de observación directa: respecto del

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niño y de la familia. Este último aspecto puedeser llevado a cabo por la asistente social.

c) Trabajos realizados: comprobación de ladestreza y habilidad manual mediante la ejecu-ción de actividades sencillas y pequeños encar-gos encomendados al niño.

Este tipo de expediente es muy frecuente enlos llamados centros de observación, a los queacuden niños y muchachos que presentan unasituación conflictual en el seno familiar, escolaro ambiente en general. Y como la elaboracióncorrecta del dossier requiere el momento pro-picio, evitando los errores de apreciación al inhi-birse el niño ante lo extraño, es por lo que no seconfecciona inmediatamente después del ingresodel niño. Además, hay que dar tiempo a éstepara que manifieste sus diversas actitudes y si-tuaciones reactivas y de trabajo.

Por todo ello, el centro de observación, paraemitir un informe del niño que utiliza sus ser-*vicios, realiza los cometidos siguientes:

— Alberga en internado, en condiciones deconfort e higiene, a cincuenta niños comomáximo, agrupados en número de diez, deedad y sexo similares, y durante un plazoque puede variar de quince días a tres meses.

— Observa a los niños en clases, recreos, ta-lleres y dormitorios, ya que el niño ingresa-do continúa su educación, si la ha comen-zado, o su aprendizaje profesional.

— Diagnostica mediante el trabajo en equipode médico, psicólogo, pedagogos, maestros detaller y asistentes sociales, que aportan cadauno datos referentes a sus cometidos cercadel niño.

— Orienta a los niños diagnosticados hacia lasinstituciones que su caso requiere: centrosprofesionales o educativos, institutos mé-dico-pedagógicos, si son deficientes men-tales; hogares de semilibertad para pre-delincuentes, emplazamientos familiares,para niños difíciles con rasgos de psicopatía,o al retorno a la familia, si el trastorno haremitido por ser de poca importancia.

Las dos modalidades de expediente, diversas unpoco en cuanto al contenido, pero semejantes enla finalidad, esto es, en la manifestación de laspeculiaridades personales del niño o muchacho,han de confeccionarse por personas idóneas ypreparadas, pues, de otro modo, el conjunto derasgos que arroja el dossier pueden no reflejar ennada la personalidad del niño examinado.

Las pruebas a emplear difieren según los casosY según el establecimiento; en algunos chicosserá imprescindible una aplicación de pruebasproyectivas de manera minuciosa; en otros, laspruebas de nivel mental darán casi toda la si-lueta que buscamos. Personalmente, y por lo quese refiere a deficientes mentales, me ha dadoresultado el Stanford - Binet, revisión Terman,para la obtención del cociente inteligencia, y jun-to con esta prueba, un tanto verbal, la de Goode-

nough, prueba gráfica que unida al dibujo libreproporciona un contraste bastante completo delnivel mental del niño.

Y somos partidarios del Stanford porque, ade-más de obtener una edad global determinada, nospermite el trazado de un perfil analítico de fa-cultades mediante la computación de las pruebasaplicadas. Esto hace posible la confrontación deniños con coeficiente intelectual semejante, perocuyas lagunas en las facultades son completa-mente diferentes Y, viceversa, deficientes contrastornos particulares muy parecidos y cuyos co-cientes globales son dispares.

Las facultades que se computan son: concepto,memoria, juicio, perceptividad, sensibilidad y ra-zonamiento, como capacidades aisladas, y la com-binación sucesiva de concepto con sensibilidad,con memoria, con razonamiento y percepción conintencionalidad. Esto es muy importante cuandotratamos de reeducar, porque nos pone de relievela situación de hecho, la realidad personal delniño, de la que es necesario partir para llevar acabo una labor de pedagogía terapéutica eficaz.

El cociente nos da ya un nivel general de retra-so mental, pero la especificación que el perfil nosproporciona nos sirve de punto de apoyo paradedicar un esfuerzo mayor en las capacidades quese muestran más deficitarias.

Por último, en la mencionada prueba podemoscomparar el perfil de facultades del niño en laedad mental obtenida y el que le corresponde-ría, también en esa misma edad mental, si hu-biera cubierto sin lagunas las pruebas. Ambosperfiles podríamos denominarlos real, el primero,e ideal, el segundo, siendo tarea de la pedagogíacurativa asimilar el real al ideal y elevar el ni-vel general en la medida en que sea posible.

En cuanto a los datos de observación sistemá-tica, la vida del centro presta una superabun-dancia de ocasiones para ir recogiendo rasgosparticulares que definen con exactitud asombro-sa la personalidad del chico en su faceta afectiva,de carácter y voluntad, en sus hábitos de con-vivencia y de vivencia de las situaciones. Y comoson numerosas e insospechadas las posibilidadesde captación de los rasgos personales, no hace fal-ta ni es correcto aventurar una imagen demasia-do ligeramente bosquejada por ganar tiempo; lacontrastación más prolongada y pluriforme nosdará la clave para confirmar o desechar un con-cepto o idea anterior.

Los pequeños trabajos que el niño ejecuta hande completar esa visión ofrecida por la aplica-ción de las pruebas y la recogida en la observa-ción directa y sistemática, por medio de la de-dicación personal a la actividad de la que se deri-va un resultado y un rendimiento. Este realizarcometidos va dando también la medida de una re-cuperación progresiva y, desde luego, en el prin-cipio, es un indice muy veraz de la profundidadde la afección mental o caracterial que el niñosufre; unos no saben hacerlos porque su men-talidad es muy escasa; otros no lo realizan, a

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pesar de ser intelectualmente dotados, porqueestán hondamente perturbados en la esfera emo-cional.

Pasamos, finalmente, a describir el tercer mo-delo o esquema que puede revestir el expedienteo dossier que apuntábamos al principio.

Cuaderno de observaciones psicopedagógicas.Como su nombre indica, constituye un conjuntode datos referidos al niño que se reeduca, fácilde confecionar por el educador mismo, sin quesuponga un trabajo excesivo y aprovechando lasocasiones de la tarea diaria; no necesita de unapreparación muy elevada, aunque sí requiere unespíritu de observación fino y sintético, junto auna capacidad de atención dispersa y concen-trada a la vez. Los epígrafes que lo integran sonlos siguientes: nombre y apellidos, naturaleza,edad, afección que padece, ambiente familiar,comportamiento e inclinaciones, capacidad paradesenvolverse, condiciones pedagógicas y condi-ciones psicológicas.

Como la riqueza de matices que pueden rese-fiarse es enorme y la comprensión del contenidode este cuaderno se facilita con la enumeraciónde ejemplos, presentamos dos casos especificadospara poner de relieve cada uno de los aspectosenglobados.

J. P. P.—Edad, catorce arios.—Oligofrenia ligerainserta en un organismo deficiente (raquitismo).Rasgos caracteriales: manifestaciones sexuales.C. I. Stanford 70.

Ambiente familiar

Hija única de padres mayores; madre, ciega.Convive con un primo suyo que sirve de lazarilloa la madre; continuo contacto con chicos quela madre, por su defecto, no puede controlar. Seaverigua esto porque dos días después de ingre-sada en el instituto le escribe una carta el primoen la que le pregunta «si sale por las calles deMadrid de paseo para verla cuando él vaya conpermiso» (en estos momentos hacía el serviciomilitar). La imposibilidad de controlar el régimende su casa favorece los caprichos de J., ql.iecome a deshora y está desganada e inapetentecon frecuencia; al llegar al instituto está del-gada y sufre dolores de cabeza y algún mareo.Acostumbrada a desobedecer y hacer su voluntadpor la ceguera materna.

Comportamiento e inclinaciones

Desenvuelta y pronta a golpear a compañerasy amigas cuando no logra lo que desea. Es rece-losa y, a veces, simula, aunque en general es verazy se confía a la profesora. Es buena compañeray se adapta a la vida escolar. Muy abierta en laexpresión de sus sentimientos, manifiesta a lospocos días de su ingreso la satisfacción en unacarta (ejercicio de escritura).

Capacidad para desenvolverse

Puede encargársele, previo asesoramiento, larealización de trabajos manuales, arreglo de ha-bitaciones, repaso de ropa o el cuidado del ro-pero. Actualmente se encarga del aseo de la claseal terminar el trabajo escolar.

Condiciones pedagógicas

Se nota en ella un retraso grande en todos losaspectos, pero sobre todo en lo que afecta al len-guaje hablado y escrito; más aptitud para elcálculo, que ejercita con más facilidad mental-mente que gráficamente, pero no es incierto elprogreso.

Lectura. — Vacilante, con muchos defectos deomisión, adición de consonantes y trueque de pa-labras, a causa de su nerviosismo y ligereza deatención.

Escritura.—Iguales defectos que en lectura. Seobserva la influencia de la región andaluza, aña-diendo consonantes al final de ciertas palabrasy suprimiendo en otras las eses finales (asín porasí y poca en lugar de pocas).

Dibujo.—Poca aptitud y gran torpeza en laejecución, pero al contemplar a sus camaradasse inclina a emularlas y va naciendo en ella afi-ción por dibujar. Algo más perfecto el dibujo decopia que el espontáneo, que adolece de falta deejercicio.

Cálculo.—Conoce los números hasta los millaresy realiza operaciones de adición, sustracción ymultiplicación por dos dígitos; ejecuta más rápi-damente las operaciones de cálculo que las grá-ficas e incluso sin hacer uso de tablas, sino de re-cursos mentales; capta las cantidades numéricasmás en grupos que aisladamente, operando así.

" Habilidad manual.—Siente afición por trabajossencillos que le atraigan (picado de tarjetas, re-paso en colores de dibujos en telá., , etc.), ejecu-tándolas con cuidado y cierta limpieza.

Gimnasia.—Se hace rápidamente con los ejer-cicios rítmicos y coordina los movimientos. Puedeejecutar en pocos días con bastante perfección losejercicios que las demás compañeras ya teníanaprendidos con anterioridad.

Condiciones psicológicas

Personalidad hipertímica, con ritmo rápido. Secansa pronto de una cosa y pasa a otra. Al mismotiempo no es capaz de perseverar mucho en laejecución de un trabajo, si es demasiado largo,porque la rapidez de su ritmo la obliga a aligerarlo que está haciendo, acabándolo con imper-fección.

Atención.—Fugaz y auditivo-visual; poco con-centrada e intermitente.

Juicio.—Reconoce claramente lo bueno de loreprobable y puede hacérsela responsable de susactos.

M. S. G. Edad: doce arios.—Naturaleza: Sala-

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manca.—Debilidad mental profunda con rasgospsicopáticos de inestabilidad psicontotriz (vistapor los doctores López Ibor y Pereira, sin darimportancia a estos síntomas). C. I. Stanford: 64

Ambiente familiar

Excelente en todos los aspectos tanto materialcomo moralmente; hija de medico y maestra, contres hermanas, dos mayores que ella y una menor,que cursan estudios de enseñanza media. Buenaeducación y trato social esmerado. Sin embargo,la madre tiene preferencias por la anterior a M.lo que motiva en ella un estado de fricción y re-beldía continuados. Se adapta perfectamente ala convivencia de una tía hermana de la madre,con la que congenia admirablemente.

Comportamiento e inclinaciones

En casa, por referencia de sus propios padres,es desobediente, caprichosa y egoísta. No hacencarrera de ella. Muy ordenada para todas suscosas, durándola los objetos de uso personal unagran cantidad de tiempo. Como habitaba en zonarural, se mofaba de los lugareños llamándolespalurdos, no obstante, la quieren por su simpatíay le siguen la corriente.

En el Instituto, al principio entra en clase condesgana, manifestando explícitamente que la abo-rrece. Busca a menudo la compañia de algunaHermana que hace frecuentes salidas del Ins-tituto, para eludir la asistencia a clase. Esalegre y sociable, pero amiga de molestar a lascompañeras cuando las tiene cerca, o incita aotras que están contiguas a ellas para que mo-lesten a las que ella desea. Manifiesta terquedaden algunas ocasiones. Le encanta leer cuentosy los interpreta a su manera, un tanto fantás-tica y caprichosa. Al comienzo de su actuaciónen clase no le gustaba escribir porque «se lepartían los dedos».

Al cabo del año escolar ha cambiado nota-blemente. Le atrae mucho la clase y no pierdeun dia, expresando lo pronto que se le pasa eltiempo en ella y el deseo de que se prolongue.Hace todos los trabajos con limpieza y esmero,mejorando notablemente. Es obediente hasta elextremo de separarse en esto de todas las com-pañeras a quienes aventaja con holgura. Confíaplenamente en la profesora que ha ejercido so-bre ella una psicoterapia tan beneficiosa quesu inestabilidad no se deja sentir; no ha vueltoa mortificar a sus compañeras y, al terminar sutrabajo, se distrae leyendo o dibujando sin mo-lestar a las demás. El dibujo tiene para ella mu-cha atracción, entregándose a su ejecución yvolcando en él toda su fantasía.

La clase ha ejercido y ejerce en ella un influjomuy beneficioso. Ahora bien, en su aprendizajenecesita que alguien a quien ella estima y dequien es estimada la convenza de la posibilidadde alcanzar esa meta.

Capacidad para desenvolverse

Se hace su aseo personal a la perfección; eje-cuta el arreglo de clases; pone la mesa a diario,en la que ha de colocar todos los objetos corres-pondientes a cada niña por su número y en ellugar fijo; lleva a cabo la colocación y recogidade ropas en el ropero; ayuda en la cocina condiligencia. Tiene conciencia de los actos que rea-liza.

Condiciones pedagógicas

Ha progresado claramente desde su entrada enclase, a cuyo ingreso manifestaba un retraso es-colar de dos arios.

Lectura.—Lee a fin de ario sin vacilar, pro-nunciando con perfección logra vencer la disar-tria que acusaba al principio. En ocasiones, cuan-do concurren en el libro de lectura las circuns-tancias favorables, afines a sus predilecciones, lalectura es comprensiva. Usa toda clase de librosimpresos o manuscritos. En la escritura ejecutacopias con fidelidad, dictados de frases comple-tas y párrafos cortos, siempre que las palabrasque los integran no sean de composición difícil.Ortografía no muy buena.

Dibujo.—Es capaz de dibujar espontáneamen-te, aunque con poca variedad de temas, pobrezade rasgos y alguna vacilación. Muy característi-cos por el caudal de fantasía que plasma. Este-reotipia en su manera de tratar la figura hu-mana.

Cálculo.—Conoce números de tres cifras y sabeescribirlos; facilidad para el cálculo mental; enlas operaciones gráficas encuentra dificultad enla adición de las decenas, pero salva el obstáculo.Efectúa operaciones de suma, resta, multiplica-ción de enteros y decimales. Cuando el multipli-cador es de varias cifras no le agrada porqueresulta feo y esta contrariedad afectiva pertur-ba la mecánica de la multiplicación por polidi-gitos. Conoce intuitiva y experimentalmente elmetro lineal, porque le ilusiona medir con el me-tro de modista o el de carpintero y a prioricalcula con bastante exactitud.

Gimnasia—Sabe ya alinearse y comprende lasvoces de mando, verificando las marchas conperfección, pero con cierta rigidez de movimien-tos que restan gracia al conjunto del ejercicio.Une con rapidez la música al movimiento.

Habilidad manual.—Calca y repasa plantillascon mucha seguridad y perfección. Esmerada ensus trabajos de recorte y pegado, no tiene sufi-ciente paciencia para el entrelazado de tirascuando el motivo es complicado; sin embargo,aprovecha hasta el máximo el papel, cartón omaterial que emplea, así como los útiles de tra-bajo. Termina sus actividades con limpieza yorden.

Condiciones psicológicas

Atención—Buena y sostenida en aquello que leinteresa y superficial en lo que no le atrae de-

Page 7: El dossier del niño inadaptado · 2019-01-20 · El dossier del niño inadaptado ISABEL DIAZ ARNAL SU NECESIDAD Después de haber recorrido la variada casuísti-ca de inadaptaciones

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IDEOLOGIA DE NUESTROS UNIVERSITARIOS [229] 77

masiado; en este caso, aunque exteriormente pa-rece que atiende, lo hace sólo materialmente, pe-ro no se centra. Bastante fatigable e incansablesi el interés la estimula. Las preferencias sonlibros de narraciones fantásticas y el dibujo.

Memoria.—Buena retentiva de lo concreto ymuy débil la de abstractos. Es, sobre todo, me-moria más visual que auditiva.

Imaginación.—Exuberante y fantástica, mani-festada en fabulaciones fáciles de comprobar ensu conversación cuando tiene confianza. Estaabundancia de la imaginación le da a sus reali-zaciones gráficas un aspecto extraño por la for-ma y aditamentos de figuras y objetos.

Juicio.—Tenía una serie de prejuicios a su in-greso que han ido desapareciendo paulatinamen-te mediante la tarea de convencimiento realizadacon ella en hechos experimentados a lo largo desus ocupaciones escolares. Sabe corregirse si sele afea una acción, pues comprende lo mal hechoy tiene un sentido sutil de lo justo e injusto. Seha superado notablemente inhibiendo muchas ac-ciones espontáneas incorrectas y desarrollandootras actividades de las que era capaz, pero que

no ejecutaba por apatía. Por otra parte, aprecialos esfuerzos que ha de hacer para imponerse encualquier tarea escolar y los pone en prácticacon escasa intervención de la profesora. Razonaun hecho con prontitud.

Juegos.—No es muy diestra en los juegos queImplican carrera o salto; un poco por no estaracostumbrada a hacerlo y otro poco por la rigi-dez de movimientos, que acusábamos al hablarde la gimnasia, que le hace perder soltura y ve-locidad, aunque sepa ejecutar correctamente losmovimientos. En cambio, es muy hábil en losjuegos de mesa, dominós, loterías, cuadritos y,en general, los que implican atención compren-siva.

En resumen, creemos haber dejado suficiente-mente aclarado lo concerniente al dossier per-sonal del niño inadaptado, dentro de cuya ex-posición nos hemos esforzado por destacar losaspectos prácticos que facilitan el manejo y apro-vechamiento del mismo a cuantos, de maneradirecta, se preocupan de la educación de inadap-tados o deficientes en sus variadas manifesta-ciones.

Ideología de nuestrosuniversitarios *

JESUS LOPEZ MEDEL

Profesor de Filosofía jurídica

Extracto de un posible tenía de coloquioen el Colegio «San Pablo» de Madrid. Abril 1965

El tema señalado en la invitación que me hahecho el director del colegio tiene en sí una car-ga «subjetivo-objetiva». El nuestros, «subjetiva»,con calor y amor, el tema abstracto de una ideo-logía universitaria para referirla a «nuestrosuniversitarios»; la misma palabra, «objetiva»,con signo de temporalidad y de localización,tiempo y espacio, como categorías axiológicas,aquella ideología.

Cabria un primer enfoque esociométrico» de lacuestión, es decir, la cifración de esa ideología,para que, por los resultados del «cómo está.» oel «cómo se da», pudiéramos traducir el «ser» dela ideología de nuestros universitarios. Citaría-mos aquí una parte de los resultados de los tra-bajos de Tena Artigas y Fraga, de Linz, de Pi-

* Este trabajo es el extracto para el coloquio quepensaba celebrarse en el Colegio Mayor «San Pablo»,de Madrid, abril 1965.

nillos, y acaso los más recientes de Perpiriä (En-cuesta universitaria sobre clases sociales). Quizátambién los resultados del trabajo sociojurídicosobre la universidad española, que entregué a laFundación March, hace unas semanas, como be-cario suyo (lo publicará el Instituto «Balmes» deSociología, del CSIC).

Pero esto —además de ser más o menos cono-cido— nos daría una parte de las «actitudes» yde los «comportamientos» universitarios, pero nola esencia de una ideología.

Más apretadamente, acaso, sería interesantehablar de los acondicionamientos de la ideologíade nuestros universitarios, es decir, las cualifica-ciones sociales que hacen —o no hacen— posibletal ideología, que la orientan o dispersan, quela encauzan o descaminan, que la hacen eficien-te o infecunda.

Naturalmente, estos acondicionamientos, en nopocos instantes, presuponen una ideología extra-universitaria que opera, por acción u omisión,