El E n r E d o - UHU

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El EnrEdo dE la luz

María olivarEs Cano

Excmo. Ayuntamiento

de Gibraleón

ii PrEMio CErtaMEn naCional ibn HazM dE PoEsía

ColECCión ibn HazM

nº 2

©univErsidad dE HuElva

©María olivarEs Cano

dEP. lEgal

H xx-2010

I.S.B.N.xxx-xx-xxxx-xx-x

iMPriME

Essan grafiC

“A veces, a fin de rebatir una sola frasees necesario contar toda una vida”

John Berger

A Alberto

Ellos discuten sobre el grado de la uvapero a mi sólo me queda el estado de ánimo,limpio capas de polvo de la madera muertapero no sé el origen de esos brotesni sé qué oficio es éste.Yo no miro a la tierra más que como a un paisajeque mis manos no tocan y envidioa los que miran a la tierray en ella encuentran algo de sí mismos.

Precariamente intentobuscar en la memoria o en los librosalgo que nombre el vuelo de este pájaro,(pico curvo y naranjay plumas negras)pero como en la músicano sé quedarme al margenni comprendo su origen.La extrañeza precede a la palabray el ojo sólo ve lo que conoce.

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Añoraba un paisaje,como esas bailarinasponer así los brazoscon los ojos muy fijosen un punto.Lograr esa bellezarefugiada en un sueño.Tener un territorio,un error, una casa.

Navaja y maderatemblaron siemprelas manos ocupadas,siempre el mandillleno de alubias.Aguja y ojosólo estar en eso,los tapetes, los zapatos azules,las croquetas,sólo pensar en eso.Todas esas mujeres,qué secretos habríaen esos sobres,quien lo supono las desprecia nunca,merienda siempre.Las cuentas, los talentos,encontrarnos de nuevoen la memoria o en esa fotoen la cola de caballo.En tu terreno,-hombres siempre son niños.Las siete bocas.

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Sonrisa y manodoblan voluntad,siegan la espigaen lo más hondoa golpes el dolor.Bendita luz que ciegay nos mantiene,por encima del aguala cabeza en su sitio.

Tengo el pañito encima de la mesacomo una estrella aplastada,una palabra que sabelo que dice porque pide socorro.Lo amarillo en el huecoque cruzaron tus manoscuando dolía el frío,tu nombre en mis rodillascomo un saco de arena.Me pregunto si alguna vezpensó que no saldríade su propio dibujo.

Salió de allí pensando no volverpues le enseñaron que el afecto y la bellezano son motivo suficiente para seguirligado a un sitio; más si se tieneuna familia: todo lo necesario.Nunca pensó que se eligiese la ciudadque se habita, ni el círculo de amigos,no hallaba ningún mérito en su historiaque no tuvieran otros,ninguna rara habilidad que compartir.Quizá y sólo por eso, buscaba en los poemas

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una casa o las ventanas de una casa,con sus huecos hinchados por todo lo exterior.

Bolsa llena de airelas hormiguitas van al cielocorazón en la piel,cuerpo lleno de alma.La echa de menos, dice,peinar su moño blanco,un espacio vacío al que agarrarse,quien de todo carece, todo da.

Está en el tiempo exactode hundir los dedosen la nuez,polvo del fruto propio,de lo negro en las uñas,de lo sucio.No conoce los nombres,los álamos señalanel camino del puebloque el otoño vacía,y la belleza ocultael frío al corazón.

Yo recojo tus penas,los negros cuajaronescomo el agua un aljibe,tu espejo mentirosotambién soy, esa sombraredonda y sin cabezaque te lava los pies,que no pregunta.

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A la que se acuna se le vela pena en las raices del pelo.Ha tendido el jersey en la manillade la puerta en una perchade plástico y si no fuera por esonadie diría que está en su casaporque nadie se imaginani en el peor de los sueñosuna casa tan vacía.Lleva aquí más de tres mesesguardándole el futuro a su maridoen una rama de almendro.Luego mira hacia arribapor si acaso.

Repaso telegramas,frases sueltas que cortantodo afecto y ni siquierason sinceras, redaccionesen contra o a favor,como si fuera así de fácilapartar de la vista ciertas cosas,como si yo no hubiera alimentadode amor los mismos monstruosque ahora juzgo y maldigo externamente.En contra o a favor,“me importa un coñosi estás en contra o a favor”dice la chica que habla como un espejoy luego añade:”yo solo quiero que me digasque mi vida va a cambiar”.

Solas; Benito Zambrano

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Muestras en un dedal de platacomo a la luz, en cada puntobrilla una luz más propia,como se va ensanchandola distancia en el bordedel hueco blanco y fríodonde cabe la vida.Porque nada se agotacuando la luz lo roza(tres lunas y un armario)o es el ojo el que pierdela memoria y se extraña,aquí estoy, como entonces,a merced de las cosas,como cuando tiré tu piedraal río porque ese erasu lugar naturaly se estaba agotando,no me decía nada,cada vez me sorprende máslo que se soporta.

Pasa con su cepillo de carpinteroy te araña la ropa, te arruga la frentela vida es violenta y de nada valeque le pongas música ni que utilicesla geometría de los puzzleso la quimera de las palabrasella no habla tu idiomade Dios se sabe que nadale importa y que por eso es todopoderososi no sería peor y mira, las victorias de tu equipo no te agarran más al sueloni siquiera pegar con cementola suela de tus zapatos.

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Estamos solas y nos hundimos solas y hay que saber hacerlo hermoso.

Mi madre me reclamapone las manos encima de la mesay comparte conmigo sus recuerdos.Para mi madre la muertenunca ha sido muy triste,recoge los milagros que otros niegancon su cántaro roto.

Hasta que tuve diecinueve años(hasta que me casé)todos los días encontrabamis zapatos ya limpioscomo por arte de magia.Ahora soy yo quien limpiolos zapatos de mis hijas,cuidadosa cepillo los despojos de ayerpara que acudan a la escuelamuy brillantes,Como recién salidasde un sombrero.

Ir de una cosa a otrade la silla a la mesaal plato lleno de grasa,la mancha en la camisael forro blancoque la barriga dobla,la saliva cuajadade lo que no se dice.

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No hay luz en esta mesani en la taza de lecheque te calienta el lunes.Por más que abras los ojosla dulzura es cobarde,la maravilla es ser un cóndor.

Limpia una mesa tras otracomo si todo su deseofuera ese y así evitael qué haré, la noche en blanco,decir no es más que tiempoy se me gasta todo fuera.

Una carta de agraviosa mala letra (campana y saliva)es lo suyo: naciste transparentey sin espalda porque no tienes madre.Tú y yo somos iguales.La verdad no se mojay la justicia no existe.

La tristeza me ablanda y me cobijacomo un horno de barro,estoy aquí sentada, mirándome,cubriéndome con mis propios cabellos,y estoy bien, y me hermanocon piedras y con dioses.

A fuerza de no usarloslos objetos me parecen estrellasy su distancia es infinita.

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Tengo mi abrigo verdecolgado en el armariojunto a las otras ropas,tan pegado al olvidocomo si no existiera(porque el inviernono ha venido nunca)Quieto como un dibujoque no quiero tocar.

Pobre niño descalzono consumas los ojosbuscando oro en el río,nada vence a la muerte,nada cubre el silencio.No esperes de la vidaque sea alguna cosa.

El miedo sólo mira,recorre los pasillos de la casacon ojos de lechuza(amarillos, pequeñosy brillantes)si es bello es venenoso.

Mira con extrañezapedazos de su cuerpoque hablan solos,huesos que se separancomo ramas partidas.Se pregunta en qué instanteÍtaca quedó atrás,por qué caminos

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el alma dio la vueltay se hizo un nudo.

Ahogada en la retamacon la dulzura de mi niña en brazosme muevo como un péndulopara que cierre los ojos.Tengo los pasos contados,la música primera de esas nochescomo mi única voz,su cuerpo diminutocomo una taza chinacon la mujer al fondo.El pueblo se ve blancopor la luz,pegadas las paredesen una sola casa.

Lo que el ojo unificay lo que corta,lo que la imagen miente.Por qué capas de tierradan vejez a estos huesos.

Mientras ella dormíalos diminutos hombresrastreamos sus caderas de rocarecorrimos sus caminos de musgoLas cuencas de sus ojoseran como balconesal país de las hadas.Solo por unas horasacariciamos la médula del aire

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LOS NIÑOS DEL PARAÍSO

“Conmovidarasgué mi manto en dos mitades”.

Esperanza Ortega

“He tendido cuerdas de campanario a campanario; guir-naldas de ventana a ventana; cadenas de oro de estrella a estrella, y bailo.”

Arthur Rimbaud

Quisiera hablar con ruidoquiero decir que el ruidofuese música,levantar con las manospensamientos de piedray hacer casas donde nada te falte,pero tú me sonríesdemasiado cansadoporque este trago cortoestá en tu bocatodo el tiempo.

Aquí lo que se piensa no es realo al menos no intersubjetivamente.La lengua no se estira y no nos cubrela palabra es estéril,tan sólo lo que hacemoses común y no ruido.

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Con dedos retorcidosdoma el habla,filtra los sentimientospara que quepan todosen el saco de las palabras nuevas. Corta el pelo sobrante,de la princesa mora.Hiela el rostro del niñotrabado en orfandad.

Melania.

Y vamos por ahía saltos, pegando manotazos a las cosaspara que suene el ruidoen vez del nombre.Arrastrando las penasde país en paísde tu boca a la mía.

Alguien se tiñó el peloy se dilató con un paloel agujero de la orejaMe pregunto lo que veránsus ojos y si aún apuntaránen esos hechos la posibilidad del vuelo, si en la insolenciadel portazo se conserva una luzmás allá de la pila llena de platos suciosMás allá de mi propia experienciaque rumia el final de las malas historiasintentaré soñarlo con la ternura que mereceestrujando en los puños cada instante del sueño

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como si se pudiera pedir y recibircomo si la belleza no fuera tan esquivasi una horquilla quebrara cerrojos invisibles

Acota lo que dicey lo que quiso decirhasta cortarse las manoscon los hilos del agua.Balanceo de un cuerpoque retuerce y explicalas palabras y sienteque la herida es más suyaque el dolor no atraviesamás allá de la piel.

Cierta proximidadcon cualquier cosa,mentira o esperanza,mi vecino de abajome da los buenos días.Mantener esa gotaque riega las palabras,si acaso un ojo abiertoque sujete la vozen su murmullo.

Avanzamos entre cajas de cervezapara llegar hasta la estancia que aúnconserva apilados los restosde una eterna vida de estudiante.La cama duerme muy blancacomo un trozo de pan frente a la puerta tras la que locos gritan y malgastan

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el tiempo que aún les sobraLa ventana es un poster y en la luzde ese globo de papel tan precariocomo su porvenir, mosquitos abrasadosnos informan que otra vez el veranovolvió a dejarle solo.

Vengo hasta el margencon tu cara escondida,los animales muertosse parecen a ti,no se que hacer.Todo el mundo me dicelo que debo sentiry no lo siento.Esa mujer me asusta,viene del otro ladoy anda muy agachada,casi como estás tú.Lleva un bote de lechemetido entre las ropas,muchos viejos lo hacen,repiten con los añosde la niñez conductas.Me lee los pensamientos,me los tira a los ojos..

Yo no quiero y no puedoatravesar la callecon los ojos cerradosVampiro de la luzsombra precisaque los sueños atrapasy a los miedos me vuelves

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Negro sol misteriososobre las viejas casasdispuestas al azarSólo me atrae tu ausenciaen este sitio sobre un fondoamarillo de nitrato de Chile.

Mira con ojos como platosla cara del demonio aquel que dice,la vejez es estérilla belleza es externapedir perdón nada construye.

Guarda las floresen el armario oscuro(donde el color es dulce)las cuelga boca abajocomo exvotos de cera.Todo el mundo lo sabedesde el fondo de un árbollas palabras retumban,pero nadie las dice.Como lluvia repitendel otoño amarillosiempre la misma imagen,con los brazos abiertosde la higuera en el patio.

Meterme entre las cosasque la mano acaricia,que la luz me atraviesecomo si fuera agua.Volver a aquel Edén

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donde las alaspermanecían quietasy el fuego no existía,sólo por un momento.

LAS MANOS

“Con las manos se forman las palabras,con las manos y en su concavidadse forman corporales las palabrasque no podíamos decir”

José Ángel Valente

Es un trozo de pan duro y redondoque yo llamo memoria.Aquí vive mi abueloy su única verdades esta alfombra de lana.¿Qué será de nosotroscon nuestras manos tontastransparentes?¿Qué dejará el olvidoentre nosotrosy esa fría blancura?

Muestra su territoriocomo si hablara de sí mismo.Con la vida hecha tierradisuelve su vejez en estos chopos,junto a la de sus padres.Luego agita el ciruelo

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sobre nuestras cabezas,nos llena de dulzura.

Si trae manzanas nuevasel tiempo se comprende.Se desea el otoñocomo un tacto de harinaque estallará en la bocahueca de la montaña.

Toca el alambrecon los dedos dormidos,la frontera que acotaese paisaje que no es naturaleza ni tampoco ciudad.Una extensión de tierraque no nos pertenecey que por eso da miedo,porque hieren las yemascaricias afiladassi aprietas demasiado.

Gnosi se auton,isonomia, isegoríaantístrofaseran más que palabras.Tenían tierra por debajoy eran frías y sólidas y hablabansobre asuntos que los otrosdesconocían por completo.Por eso las guardaba en la memoriasin que nadie la viera,Para mirar desafiante

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a la frivolidad y la asperezay el maltrato.

Ahora se dice enfermedad a este azogue, también se dice estar perdida

con los ojos abiertos, debajo de la lluviapara poder llorar como los árboles. He pasado la prueba,me he quedado muy quietajunto al escaparate y he dejado pasara los borrachos que me gritaban cosas.He contenido la respiracióncomo si sólo hubiera eso de mí,como si yo no fuera objeto.

Permanecía extraña acuclillada en África,para dejar salir todo ese pesoque brota de lo oscurodonde dulce es arena.

Del jugo de la pajade la aguja que rompela cuna de los hombresde la rueca febrilde los insomnios,se vertían las letrassin color ni volumen,justo al lado del miedode la sedde la fuente.

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Ahora exhibes un cuerpo de ramas desvaídaspecho metido en sí,sexo borrado, mientras sorbes el fríode piedras centenarias que deshacenlas capas de tu piel en un suelodonde las pisa Dios.Así brota la músicade tus cinco sentidos,la frase repetida de ese llantoque se dice oración.La desnudez del tiempola medida obligadaerre que erre.

La música detiene el balanceodel idiota, le da la pautacomo una alfombra rojade los desamparados que esperantras la puerta las primeras notasporque la melodía facilita el hablapoder decir y entonces construirmi poema: tu historia y recorrerese dibujo sin perderse y alcanzara sujetarse en el salientede una estrella tan solo con un dedomientras percuten en mi espaldagruesos labios besos húmedosmanos calientes que tocan un pianohecho de hueso y carne.¿Cómo pedir una canción a aquel que sube las persianasy te dice canta?

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En la pequeña casa de maderaalfombrada con agujas de pinolas manos meten una piña,después prenden el sol de atardecerque nos seca los huesos.Las hijas juegan con el fuelley estallan las luciérnagasde poesía roja.Nosotros avivamos con olor de cenizanuestras súplicas de caricia a la noche.

Si no fuera por todo lo que os quierollamaradas de luna que me mojanla boca en esta cama enormeentre las sábanas arrugadas del sábado...

(Alicia y Elena)

FIN

Se acabó de imprimir este libro el día 12 de febrero de 2010, festividad de Santa Eularia,

en los Talleres de Essan Grafic y estandoal cuidado de la edición elServicio de Publicaciones

de la Universidad de Huelva