EL EJEMPLO ARRASTRA

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Anécdota de Federico Ozanam

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FFFederico Ozanam, que fue profesor de la Universidad de la Sorbona en París y fundador de la Sociedad de San Vicente de Paúl y de las Conferencias del mismo nombre, cuando tenía 18 años pasó una grave crisis de fe. En aquellos días, entró en una iglesia de París, buscando reposo. En un rincón, cerca del sagrario, vio a un caballero que, con profunda devoción estaba rezando.

F. Ozanam se acercó y vio que era Ampère, el gran pensador y científico físico, miembro de la Academia de Ciencias de París, que dio al mundo la formulación de la mayoría de las leyes de electromagnetismo. Un Congreso internacional de la Electricidad acordó dar su nombre a la unidad física de intensidad eléctrica, que Ampére había descubierto y que por tal razón se llama: ampe- rio. A los once años ya descollaba como matemático, y a los dieciocho había rehecho todos los cálculos de la mecánica analítica de Lagrange, sin que estos profundos estudios le impidiesen aprender, como jugando, el latín, el griego, el italiano y la botánica. Pero lo que le dio más celebridad fue la invención del telégrafo eléctrico.

Federico Ozanam entró en el templo y, movido por la curiosidad, se adelantó para reconocer a aquel anciano cuya piedad le sorprendía. Calculen su sorpresa al descubrir al sabio, de quien era entusiasta ad-mirador. Profundamente conmovido, se arrodilló detrás del maestro y la oración y las lágrimas brotaron a la vez de su corazón. Más adelante, Federico Ozanam contó: “El Rosario de Ampère ha hecho más sobre mí que todos los libros y todos los sermones.”

Y esta historia me hace plantearrrmmmeee………

— No son los argumentos brillantes los que forjan, guían y arrastran a jóvenes y a mayores, sino el testimonio de la propia vida y la práctica de las virtudes humanas y cristianas.

— Santa Teresa de Jesús decía: «Todos hemos de procurar ser predicadores con las obras». Y San Juan Crisóstomo: «Creerán en nuestras obras, más que cualquier otro discurso».

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