Él, el joven· Funcionario Público

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Una historia de horror en navidad

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A Alfredo con todo mi amor, mi corazón y mi guata...yo creo en ti y con eso basta.

Para Pedro y Rafael, para que vean que su Papá ya tiene aventuras y ha sorteado algunas luchas, como sus héroes.

“...Los actos sencillos de gente ordinaria es lo que hace una historia.”

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Él, el joven Funcionario PúblicoUna historia de horror en navidad

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Esta es la historia de Él, el joven que hace 10 años comenzó a trabajar en el Servicio Publico, así como

un niño se encanta con la Navidad, comenzó sin querer. Ganándose unos pesos en una campaña

política, escuchó tantas palabras llenas de buenos propósitos que sus ojos comenzaron a dilatarse,

cambió el Punk Rock por el Himno Nacional, aprendió a apreciar la Cantata Santa María, El Gavilán

de la Violeta y demases, los escuchaba a diario, en giras por todo el país, giras agotadoras pero

llenas de mística y sentido. Escuchó también por sus selectivos receptáculos, emotivos discursos, y

se extrañó de su emoción, de su gusto por estar ahí y de querer creer.

Pasó así un año, tuvo la oportunidad de llegar más alto, pasó más tiempo y de a poco pero

definitivamente nació y se desarrolló su vocación por lo que el creyó era el Servicio Público, creyó en

el Estado, en el buen estado.

Pero como un niño que con toda su ilusión elabora cartas al Señor Pascuero y espera hasta las 12

con los ojos cargados de sueño la improbable posibilidad de ser testigo de la aparición del Viejito…

¡Suácate!...ve a su papá sacar del closet los regalos.

Sí, decepción. Pues al cabo de 6 años cambió el gobierno, pero se supone que los entrantes eran

del mismo bloque, digamos que del mismo equipo, pero con nuevo jefe. Él, el joven comenzó a oler,

para las nuevas narices, al gobierno anterior, lo empezaron a ver como un extraño enemigo “¡pero

si éramos de los mismos!” Pasaron 2 meses y… despedido, “gracias por participar, su contrato

termina en 30 días más, pero si quiere se va al tiro”. Lo sacaron los mismos que cantaban con Él, el

joven , no les importó que masticaran los mismos sabores, que disfrutaran por igual el “Mercado de

Testaccio”, fueron 7 años de trabajo y se fue sin indemnización, ni la ayuda de nadie, con el sueldo

del mes en los bolsillos, con una debutante familia con un niño de 1 año incluido. Nada importó, solo

su pelo abultado y su encanto que parecía provocador y peligroso. Para mayor sorpresa se enteró

que había sido vetado y ya no volvería a entrar mientras durara esa administración.

¿Qué hacer?, ¿Dónde instalar su encanto?. Ante la adversidad trabajó por aquí y por allá. Una

persona de años pasados, con más de 20 años en el Servicio Público fue también “desvinculado”

en esos días. Tuvo que irse con una mano delante y la otra atrás y con una esposa aquejada de un

grave cáncer. Esta persona le aconsejó: “esas son las reglas del juego, si no te gusta no entras”,

frase que muchas veces escuchó en boca de quienes lo rodeaban en el Estado. Al mismo tiempo

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Apunten...FUEGOO!!!

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Él, el joven le organizaba un evento a beneficio para juntar recursos y así poder palear los gastos de

la enfermedad.

El gordito y ensoñador Estado no quería niños ilusionados, no quería cartas, ni buenos deseos, uf...¡un

encanto macabro!.

Cuando los esfuerzos parecían perderse, vuelve la ilusión, el Estado le vuelve a sonreír luego de 1 año

y ½ de desdichada cesantía. Le cuentan que una institución estaba interesada en su Currículum…¿Pero

cómo?, ¿Trabajar en una institución en donde los niños eran el centro y el motor?…¡Que hermoso!.

Encantado estaba, volvió a creer y como niño olvidó rápido y encabezó filas, construyó ideas y trabajó

en este nuevo mundo.

Pero las cosas volvieron a cambiar y al cabo de 3 años la dirección del Estado dio un vuelco inesperado,

otros llegaron a gobernar y en un corto lapso, ya estaba pedido. Su familia lloraba aterrada del mal

pronóstico, verse otra vez en batalla, enojados con Él, el joven por sus intereses profesionales en

este Estado tan oblicuo y prostituto, le pedían “Ve a la empresa privada”. “No se preocupen”, dijo,

“haré todo lo posible, hablaré con quien sea, pero esta vez no pasaremos por lo mismo”.

A Él, el joven le crearon historias, lo miraban con desprecio por su apariencia de pelo revolucionario,

pero lo escucharon (como son tan del cielo), le dieron una oportunidad y lo dejaron seguir. Lo

exoneraron a los calabozos, lo mandaron a ordenar las bodegas, no les importó su Currículum ¿O

sí?, finalmente y como golpe de gracia le bajaron 4 grados sin previo aviso ni justificación.

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“Pierde una jugada”, ¿Todavía crees iluso niño?, ¿Qué Estado haces desde ahí?…”Me estoy poniendo

los pantalones”. Pasó 1 año más y salió el lobo a comer. A una semana de Navidad con 2 niños a

cuestas, con una esposa con una dificultosa PYME, que también goza de una cesantía del Estado,

deben sacar nuevamente sus vestimentas de guerra y hacer frente a un futuro que hoy se ve sin

futuro. Su contrato no fue renovado para 2013, al igual que más de 1000 funcionarios públicos y sus

respectivas 1000 y tantas familias.

Creo que hoy Él, el joven está listo para dejar de creer en el Estado, Estado que no quiere creer en

Él, que lo lastima, no lo defiende y ni siquiera lo indemniza. “¿Así son las reglas del juego?”.

A una semana de Navidad este cuento de horror se replica en miles de casos que hoy no saben

que hacer, que han sido echados de sus trabajos, por razones sin razones, en donde al parecer le

hicieron ruido a sus nuevos jefes, en donde les pusieron personas dedicadas a anotar todos sus

movimientos, gente en lista 1, de buenas calificaciones ¿Son buenos pero malos?, ¿Y dónde están los

que defienden al Estado?, ¿En cenas de fin de año?, ¿No saben de estos despidos, de personas que

han trabajado por tantos años en escritorios contiguos?.

El Estado no protege en nada a su trabajadores, los trabajadores que desarrollan proyectos para

hacer país implementando Políticas Públicas y Programas, trabajadores y trabajadoras que por

cierto, no pertenecen a castas ni cúpulas políticas, y que por eso son más fáciles de basurear.

Los convencen de que así deben ser las condiciones de trabajo, ya sea “boleteando” año tras año

o con contratos que expiran cada año y que pueden ser renovados con condiciones nuevas sin

consultarle al trabajador, les dicen que son condiciones justas apegadas al Estatuto Administrativo,

los hacen firmar sus renuncias para que no parezca que los han desechado tan insensiblemente. A

Honorarios o a Contrata…A CONTRATA… ¿Qué es esto?

Todos lo saben, todos los Ministros del Trabajo, todos los Presidentes, ¿Quién engaña?, ¿A quién se

le ocurrió este macabro sistema?, ¿Por qué la gente lo avala por años y años? Los políticos del lado

que sea lo saben y les importa poco.

Y a pesar de todo esto el Funcionario Público debe ser impecable…un 7 para él, ¡¡¡TE SACASTE UN 7!!!

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¡Un cuento de horror! Feliz Navidad a los que creen.

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