El Espíritu y El Cuerpo de Cristo

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El Espíritu y el Cuerpo de Cristo. TEXTO: Efesios 1:22-23. “Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”. Comentario: En el artículo que titulamos el día de ayer: “El significado profundo del bautismo en agua”, en su parte final dijimos: “El Espíritu es como la sangre que recorre todo nuestro cuerpo y le da vida (Lv. 17:11). El hecho de que la sangre recorra todo nuestro cuerpo simboliza que el Espíritu es la comunión del Cuerpo de Cristo (2 Co. 13:14; Fil. 2:1) y Su unidad (Ef. 4:3); y el hecho de que la sangre le de vida al cuerpo indica que el Espíritu es la vida para el Cuerpo de Cristo (Jn. 6:63; Ro. 8:2)”. Ahora deseamos entrar en mayores detalles en cuanto a esta afirmación que hacíamos el día de ayer. I. La comunión del Cuerpo de Cristo. (2 Co. 13:14; Fil. 2:1; 1 Jn. 1:1-3, 6-7; Hch. 2:42; 1 Co. 1:9; 10:16; Fil. 1:5; 3:10). En el griego la palabra que se traduce por comunión es koinônia. Esta palabra tiene el sentido tanto de “tener algo en común” como el de “transmisión”, es decir, de la circulación de información de un transmisor a un receptor, y viceversa, similar como ocurre en los sistemas telefónicos modernos, así que por tanto, koinônia también podría ser traducida como: “comunicación”. En la vida del Cuerpo todos los creyentes tiene algo en común, eso en común es el Espíritu que mora en cada uno de ellos (Jn. 14:17; Ro. 8:9, 11; 1 Co. 3:16; 2 Ti. 1:14). Un solo Espíritu que está en todos (1 Co. 12:13; Ef. 4:4). Pero el Espíritu no está únicamente en nosotros para que compartamos algo en común; sino que Él mismo, está en nosotros para comunicarnos los designios o la voluntad de la Cabeza (Jn. 16:13-15; 1 Co. 2:10, 12; Ef. 1:17; 3:5) y para comunicar a Dios nuestras necesidades (Ro. 8:26; Ef. 3:20). De tal manera, que entre Dios y el hombre existe una trasmisión; y entre el hombre y Dios también. Dicha transmisión o comunicación es lograda por

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El Espritu y el Cuerpo de Cristo.

TEXTO: Efesios 1:22-23. Y someti todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.Comentario: En el artculo que titulamos el da de ayer: El significado profundo del bautismo en agua, en su parte final dijimos: El Espritu es como la sangre que recorre todo nuestro cuerpo y le da vida (Lv. 17:11). El hecho de que la sangre recorra todo nuestro cuerpo simboliza que el Espritu es la comunin del Cuerpo de Cristo (2 Co. 13:14; Fil. 2:1) y Su unidad (Ef. 4:3); y el hecho de que la sangre le de vida al cuerpo indica que el Espritu es la vida para el Cuerpo de Cristo (Jn. 6:63; Ro. 8:2). Ahora deseamos entrar en mayores detalles en cuanto a esta afirmacin que hacamos el da de ayer.I. La comunin del Cuerpo de Cristo. (2 Co. 13:14; Fil. 2:1; 1 Jn. 1:1-3, 6-7; Hch. 2:42; 1 Co. 1:9; 10:16; Fil. 1:5; 3:10).

En el griego la palabra que se traduce por comunin es koinnia. Esta palabra tiene el sentido tanto de tener algo en comn como el de transmisin, es decir, de la circulacin de informacin de un transmisor a un receptor, y viceversa, similar como ocurre en los sistemas telefnicos modernos, as que por tanto, koinnia tambin podra ser traducida como: comunicacin. En la vida del Cuerpo todos los creyentes tiene algo en comn, eso en comn es el Espritu que mora en cada uno de ellos (Jn. 14:17; Ro. 8:9, 11; 1 Co. 3:16; 2 Ti. 1:14). Un solo Espritu que est en todos (1 Co. 12:13; Ef. 4:4). Pero el Espritu no est nicamente en nosotros para que compartamos algo en comn; sino que l mismo, est en nosotros para comunicarnos los designios o la voluntad de la Cabeza (Jn. 16:13-15; 1 Co. 2:10, 12; Ef. 1:17; 3:5) y para comunicar a Dios nuestras necesidades (Ro. 8:26; Ef. 3:20). De tal manera, que entre Dios y el hombre existe una trasmisin; y entre el hombre y Dios tambin. Dicha transmisin o comunicacin es lograda por el Espritu de Dios en el espritu del hombre (Ro. 8:16). El Espritu de Dios es el medio de transmisin, y el espritu del hombre es el receptor cuando Dios le revela algo (1 Co. 2:10; Ef. 3:5), y el transmisor cuando desea hablar con Dios por medio de la oracin (1 Co. 14:15; Ef. 6:18; Jud. 20). As que, ciertamente que la comunin entre los creyentes (Fil. 1:5; 1 Jn. 1:6-7) es la comunin del Espritu (2 Co. 13:14; Fil. 2:1) y la comunin del Cuerpo (1 Co. 10:16). Y es a la vez, la comunin de los apstoles (Hch. 2:42), la cual a su vez es la comunin del Dios Triuno (1 Jn. 1:3). Esta es la comunin de Su Hijo, nuestro Seor Jesucristo, a la que hemos sido llamados (1 Co. 1:9).

II. La vida del Cuerpo de Cristo. (Fil. 3:10; Ef. 1:19-21).

As como la sangre no solamente circula por circular dentro de nuestro cuerpo humano; sino que lo hace con el propsito de proveer vida al cuerpo mediante la distribucin que los glbulos rojos hacen de hemoglobina a los msculos, tejidos y rganos del cuerpo. De la misma manera. el Espritu no solamente fluye dentro del Cuerpo de Cristo como el ro de agua viva que sale del Trono de Dios y del Cordero (Ap. 22:1-2) para mantener la comunin del Cuerpo de Cristo; sino que tambin le lleva vida (Jn. 6:63; Ro. 8:2) a cada uno de los miembros que conforman este maravilloso Cuerpo espiritual. El Cuerpo de Cristo recibi vida cuando fue creado por medio de la obra de Cristo (Ef. 2:15) mediante la imparticin del Espritu esencial e interior en resurreccin como nos lo presenta Juan 20:22, y mediante la imparticin del Espritu econmico y exterior en ascensin como nos lo presenta Hechos 2:1-4 en el caso de los creyentes judos, y Hechos 10:44-48 en el caso de los creyentes gentiles (1 Co. 12:13). Pero as como, el viejo hombre, Adn, fue creado mediante la imparticin del aliento [heb. raj] de vida (Gn. 2:7); de esa misma forma, el nuevo hombre (Ef. 2:15), El Cristo corporativo (1 Co. 12:12), fue creado mediante la imparticin del Espritu [gr. pneuma] de vida (Ro. 8:2) y es mantenido con vida por medio del mismo. Pero cul es la vida que el Espritu imparte a cada miembro del Cuerpo de Cristo? Es el poder de Su resurreccin (Fil. 3:10). Efesios 1:19-22a nos dice: y cul la supereminente grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, segn la operacin del poder de Su fuerza, que hizo operar en Cristo, resucitndole de los muertos y sentndole a Su diestra en los lugares celestiales, por encima de todo principado y autoridad y poder y seoro, y sobre todo nombre que se nombra, no slo en este siglo, sino tambin en el venidero; y someti todas las cosas bajo Sus pies. Este pasaje de Efesios nos muestra que el mismo poder que opero en Cristo para cuatro cosas: (1) para resucitarle, (2) para entronizarle, (2) para hacerle trascender, y (4) para someterle todas las cosas. Ese, es el mismo poder que nos ha sido transmitido a nosotros, los miembros del Cuerpo de Cristo. Ese poder primero opero en Cristo, y ahora opera en nosotros. Y fue por dicha razn, que Pablo al encontrarse en prisin dijo: a fin de conocerle, y el poder de Su resurreccin (Fil. 3:10; 1:19). El poder de Su resurreccin es el poder interior proveniente de la vida (Jn. 1:4; 11:25; 14:6; Col. 3:4; 1 Jn. 5:12) en nosotros (Ro. 8:10; Col. 1:27; 2 Ti. 4:22). Ese poder nos hace trascender en medio de las circunstancias ms difciles de nuestra vida, cuando las cosas parecer ir de mal en peor; es este poder, el que nos mantiene firmes de forma inexplicable. Se recuerda cuando Pablo se encontr en medio de aquella gran tempestean en el mar, cuando iba en su viaje a Roma, fue ese poder de Su resurreccin el que le sostena de forma inexplicable (Hch. 27:33-36). Hoy en da se le da mucho nfasis al poder exterior del Espritu econmico (Lc. 24:49); pero Pablo en su lugar, enfatizo y experimento en su vivir mayormente el poder interior del Espritu esencial de vida. Debemos de tener siempre presente, que el poder exterior es para la obra; mientras que el poder interior de la vida es para el vivir diario de cada creyente, de cada miembro del Cuerpo de Cristo.

III. La cruz en el Cuerpo de Cristo. (1 Co. 1:17-18; G. 5:11; 6:12, 14; Ef. 2:16; Fil. 3:18; Col. 2:15-23).

As como la sangre que circula por nuestro cuerpo humano no solamente se encarga de darnos vida mediante la operacin de los glbulos rojos; sino que tambin se encarga de mantenernos sanos de infecciones producidas por grmenes mediante la operacin inmunolgica de los glbulos blancos, y de protegernos de las hemorragias internas y externas mediante las plaquetas. De la misma forma, el Espritu se encarga tambin de suministrarnos su propia dosis de antibitico espiritual, la cual es la operacin de la cruz. Cuando el Cuerpo de Cristo se enferma con divisiones (1 Co. 1:11-13; 11:18) y exaltacin de los dones (1 Co. 12 y 14) que dejan de lado el amor (1 Co. 13), como ocurri en el caso de los corintios; es la cruz la respuesta para todos sus males, por ello Pablo dijo: Pues no me envi Cristo a bautizar, sino a anunciar el evangelio; no con sabidura de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo. Porque la palabra de la cruz es necedad para los que perecen; mas para los que se salvan, esto es, para nosotros, es poder de Dios. Cuando las enfermedades se producen dentro del cuerpo humano los glbulos blancos entrar en accin, pero cuando se genera una hemorragia por causa de una herida externa, son las plaquetas las que entran en accin. Lo mismo sucede en el Cuerpo de Cristo, cuando un problema se produce dentro de l, la cruz entra en accin, y cuando los problemas vienen de fuera del Cuerpo, de igual forma la cruz opera para preservar la vida y la unidad del Cuerpo. Ese tipo de enfermedades que afectan al Cuerpo desde afuera, fue el caso de los judaizantes en la regin de Glacia y las enseanzas filosficas del pregnosticismo en la ciudad de Colosas. De la misma manera en que el Cuerpo enfrenta los problemas internos, el remedio de Dios para los problemas externos a Su Cuerpo es la cruz. Pablo dijo en Glatas 6:12: Todos los que quieren quedar bien en la carne, stos os obligan a que os circuncidis, pero es slo para no padecer persecucin a causa de la cruz de Cristo, Pero lejos est de m gloriarme, sino en la cruz de nuestro Seor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a m, y yo al mundo (G. 6:14). Y en el caso de los colosenses, l dijo: Y despojando a los principados y a las potestades, El los exhibi pblicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a das de fiesta, luna nueva o sbados, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; mas el cuerpo es de Cristo. Que nadie, con humildad autoimpuesta y culto a los ngeles, os defraude juzgndoos indignos de vuestro premio, hablando constantemente de lo que ha visto, vanamente chinchado por la mente puesta en la carne, y no asindose de la Cabeza, en virtud de quien todo el Cuerpo, recibiendo el rico suministro y siendo entrelazado por medio de las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento de Dios. Si habis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, por qu, como si vivieseis en el mundo, os sometis a ordenanzas (no manejes, ni gustes, ni aun toques; cosas que todas se destruyen con el uso), en conformidad a mandamientos y enseanzas de hombres? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputacin de sabidura en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne (Col. 2:15-23). As que la cruz es tanto la medicina para el cuerpo de las enfermedades internas como de las enfermedades externas a l, y esta dosis medicinal y antibitica es suministrada tambin por el Espritu. A caso no han existido oportunidades en las cuales algn hermano lea ofendido con sus palabras, pero repentinamente el Espritu le toca en su interior, y le dice: caya, enmudece, perdnalo, porque no sabe lo que hace. Si a usted le ha ocurrido esto, al igual que a m, entonces, sin darse cuenta usted ha experimentado la operacin de la cruz siendo suministrada en nuestro interior por el Espritu para la preservacin del Cuerpo de Cristo.

IV. El Espritu compuesto que opera en el Cuerpo de Cristo. (Ex. 30:22-33; Fil. 1:19; 3:10).

Hace algunos meses atrs, hablamos del tipo del aceite de la santa uncin presentado en x. 30:22-33. En esa oportunidad dijimos que el aceite de olivas que componan el ungento santo representaba al Espritu de Dios (Is. 61:1; He. 1:9). Tambin dijimos que las medidas de las especies eran 500 siclos de mirra fluida, 250 siclos de canela aromtica, 250 siclos de clamo aromtico y 500 siclos de casia. Prcticamente, si unimos los 250 siclos de canela aromtica y los 250 de clamo aromtico tendramos tres medidas de 500 siclos cada una. Y dijimos, en aquella oportunidad, que estas tres medidas representan al Dios Triuno: Padre, Hijo y Espritu Santo, y el hecho de que la segunda medida este dividida en dos partes representa que el Hijo, el segundo de la Trinidad, fue partido por nosotros (1 Co. 11:24). Dijimos asimismo, que la mirra fluida por su parte representaba la muerte de Cristo, la canela aromtica representaba la eficacia de Su muerte, el clamo aromtico representaba la resurreccin de Cristo, y la casia representaba el poder repelente de la resurreccin de Cristo. Si podemos notarlo, tanto la mirra fluida como la canela aromtica hablan de la muerte de Cristo; y el clamo aromtico y la casia hablan de la resurreccin. Todas estas cuatro especias eran mezcladas en el aceite de la olivas a fin de producir el ungento de la santa uncin. De la misma forma en que en el Espritu fueron incorporados los logros de la muerte y la resurreccin de Cristo para ser impartidos en todos los miembros del Cuerpo de Cristo (Jn. 7:39). As que este tipo antiguotestamentario nos da testimonio de los dos puntos anteriores, y es el hecho de que en el Espritu se encuentra tanto la dosis de vida, que es el poder de Su resurreccin; como la dosis antibitica para la sanidad del Cuerpo, la cual es la operacin de la cruz. La provisin del Dios Triuno para el Cuerpo de Cristo es el Espritu compuesto, nunca olvide esto. Siempre he dicho que la vida cristiana no es nada ms ni nada menos que tres cosas: morir para vivir (G. 2:20; Fil. 1:21; 3:10; Col. 3:3), perder para ganar (Mt. 16:25; Mr. 8:35; Lc. 9:24; 17:33; Fil. 3:8) y menguar para crecer (Jn. 3:30; G. 4:19; Ef. 1:20-21; 4:15-16; Col. 2:7, 19). Pero estas tres cosas, solo son el resultado de nuestra experiencia; la forma o el medio para llevarlo a cabo es vivir y andar por el Espritu compuesto (Ex. 30:22-33).

V. La unidad del Cuerpo de Cristo. (Jn. 17:23; Ef. 4:3; 1 Co. 6:17; 10:17; 12:12-14; Ef. 2:15-16; Col. 3:15).

La unidad del Cuerpo de Cristo es el disfrute de la naturaleza de Dios. La Biblia nos dice que Dios es uno: Oye, Israel: Jehov nuestro Dios, Jehov uno es (Dt. 6:4). Esta afirmacin de las Escrituras nos muestra que la unidad es la naturaleza de Dios; y por ello Jess dijo: para que todos sean uno; como t, oh Padre, en m, y yo en ti, que tambin ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que t me enviaste (Jn. 17:21), y tambin dijo: Yo en ellos, y t en m, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que t me enviaste, y que los has amado a ellos como tambin a m me has amado (Jn. 17:23). Se da cuenta, la unidad es el disfrute de la naturaleza divina de la cual hemos sido hechos participantes (2 P. 1:4). Pero como disfrutamos de esta naturaleza? Bueno, todo buen telogo no me dejara mentir, que la teologa sistemtica ensea que la naturaleza de Dios est en Su vida, y si Juan 6:63 nos dice que el Espritu es el que da vida; Romanos 8:2, por su parte nos dice que el Espritu es de vida, y en Juan 14:17 el Seor dijo que el Espritu estara en nosotros y morara en nosotros, y en Juan 16:13 se nos dice que el Espritu es el que hace real a Cristo en nosotros, y Cristo es la vida (Jn. 1:4; 11:25; 14:6; Col. 3:4; 1 Jn. 5:12), entonces ciertamente que el Espritu es el medio que nos hace disfrutar la vida y la naturaleza divina que est dentro de ella. Y por dicha razn, Pablo exhorto a los Efesios diciendo: solcitos en guardar la unidad del Espritu en el vnculo de la paz (Ef. 4:3 cf. Ef. 4:4; 1 Co. 12:13). En 2 Co. 3:17 Pablo dijo: Porque el Seor es el Espritu; y donde est el Espritu del Seor, all hay libertad (cf. 1 Co. 15:45; Jn. 14:17-18; Ro. 8:10-11), y en 1 Co. 6:17 nos dice: Pero el que se une al Seor, un espritu es con l. As que la unidad del Cuerpo de Cristo yace en disfrutar la naturaleza de la unidad de Dios, permaneciendo unido a l en nuestro espritu con el Espritu. El Seor dijo en Juan 15:5: Yo soy la vid, vosotros los pmpanos; el que permanece en m, y yo en l, ste lleva mucho fruto; porque separados de m nada podis hacer (le recomiendo leer todo el captulo 15 del evangelio de Juan). Pablo en 1 Co. 10:17 compara la unidad del Cuerpo de Cristo con la unidad que existe en pan de harina de trigo. Los granos de trigo fueron producidos por la muerte de un solo grano, Cristo (cf. Jn. 12:24); luego fueron molidos por la obra de la cruz (Ef. 2:15-16) a fin de conformar una sola masa uniforme, y unidos como un todo mediante el aceite del Espritu que hoy nos une como un solo Cuerpo (Col. 3:15). Debemos notar, que hemos sido llamados tanto a la comunin del Hijo de Dios (1 Co. 1:9) como al unidad del Cuerpo (Col. 3:15). La nica forma en que podamos permanecer en este nico llamado que se manifiesta en dos aspectos diferentes, pero incluyentes a la vez, es permaneciendo en la comunin del Espritu (2 Co. 13:14).

VI. Conclusin.

Como hemos podido ver, el Espritu es todo para el Cuerpo de Cristo, l es tanto la persona en comn que hay en cada miembro, como la fibra ptica que mantiene la comunicacin entre el Dios Triuno y Sus hijos, y viceversa. El Espritu como la comunin del Cuerpo de Cristo, como el ro de agua viva que fluye del Trono de Dios y del Cordero en el interior de los creyentes (Ap. 22:1-2; Jn. 7:38-39; 4:14) se encarga de suministrarle (Fil 1:19) la vida necesaria al Cuerpo, representada por el rbol de la vida que creca a uno y otro lado del ro; y tambin se encarga de suministrar el antibitico necesario para la salud interior y exterior del Cuerpo, la cual es la operacin de la cruz. Todo esto se encontraba tipificado en el aceite de la santa uncin que el libro de xodo nos presenta. Esta es la vida cristiana, una vida que muere para vivir, que pierde para ganar, y que mengua para crecer. Si nos mantenemos en la comunin del Espritu (2 Co. 13:14), que es la comunin del Cuerpo, la comunin de los apstoles y la comunin que los creyentes tiene en el Dios Triuno; entonces nos mantendremos solcitos en guardar la unidad del Espritu en el vinculo de la paz; la cual a su vez, es la unidad del Cuerpo de Cristo, al cual hemos sido llamados (Col. 3:15). Por ello debemos mantenernos siempre en nuestro espritu (Ro. 8:6-7; Col. 2:18), andando en el Espritu (G. 5:16), y siendo llenos en el espritu con Su Espritu (Ef. 5:18), hablando unos a otros con salmos, con himnos y cnticos espirituales, cantando y salmodiando al Seor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo a nuestro Dios y Padre, en el nombre de nuestro Seor Jesucristo; sujetos unos a otros en el temor de Cristo (Ef. 5:19-21 cf. Col. 3:16). Perseverando en la oracin (Col. 4:2), orando en todo tiempo (Ef. 6:18; Jud. 20) y sin cesar (1 Ts. 5:17). Invocando el nombre del Seor (Hch. 2:21; Ro. 10:12-13) para beber de la corriente de agua viva (Sal. 42:1). Orando-leyendo Su Palabra (Ef. 6:17-18), y confesando nuestros pecados (1 Jn. 2:1-2) para mantener nuestra comunin diaria con el Dios Triuno y con nuestros hermanos (1 Jn. 1:3, 6-7), y para que nuestras oraciones no sean estorbadas (1 P. 3:17) debido a que nuestra fe se va, a causa de nuestra conciencia manchada por el pecado (Stg. 1:6-7), dando lugar a que el enemigo de Dios nos acuse (Ap. 12:10; Ef. 4:27). Si nos mantenemos en el espritu viviendo de esta manera, manteniendo la comunin con Dios, automticamente tambin mantendremos todas las dems cosas, es decir, la comunin del Cuerpo, recibiremos el rico suministro de vida del Espritu y Su dosis salutfera, y nos mantendremos solcitos en guardar la unidad del Espritu que es a su vez, la unidad del Cuerpo de Cristo. Que el Seor les bendiga!!