El Estado Absolutista

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Page 1: El Estado Absolutista

Traducción de

Slnros JurrL

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EL ESTADO ABSOLUTISTA

Por

PsRRy AnoensoN

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Page 2: El Estado Absolutista

siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.cEBBo oEL AGUA z4s. o€lEGAcó¡¡ coyoAcAN. 04310 MÉxco. o F.

sigló rveiirtiünci-de españa editores, s.a.ca\LE PLAzA.s, ¿aols ¡raonó. EspAñA

portada de anhc-io hcrnández

primcra cdiciór¡ cn cspaflol,I9Z9dccimocuarta.'d¡"ión-en español, 199ó |

@ siglo xxi de.cspafa cditores, s.a-cn cocdición conslglo.xxi tditorcs, s.a de c.v.

, isbn 968-23-0946-8 '

primera edición en inglés, l9Z4| @nlb '¡' '

,

título original: lineages o! the absolutisr sbte

' derechos rescryados conformc a la leyimprcso y hccho cn méxico/printed and madc in mexico

INDICE

Prólogo

iPRIMERA PARTE

EUROPA OCCIDEI{TAL \

1. El F.stado absolutista en Occidente2. Clase y Estado: problemas de periodización3. España ,'1I4- Francia /5. Inglaterraó. Itaüa7. Suecia

SEGUNDA PARTE

EUROPA ORIENTAL

1. El absolutismo en el Este2. Nobleea y monarquía: la variante orie-ntal3, Prusia4. Polonia i.5. Austria6. Rusia

r;

7. La C:irsa dd Isl'- -

CONCLUSIONES

oos xoiriA. El feudalismo jlnonésB. El .modo de-froducción asiático'

Indice de nombres

UNIVERSIDAO T{ACIOÑ¡IDE LA lv'!¡.,T.rf,.!zA

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569

Page 3: El Estado Absolutista

PROLOGO

I

El objeto de esta obra es intentar un análisis comparado de lanaturaleza y desarrollo del Estado absolutista en

-Europa. Sus

límites.y su carácter generar como mediráción """r". á.i'p.r;J;

se explican en el prólogo del estudio que le precede ¡. Ahora sóloes preciso añadir algunas consideraciones -específicas

sobre larelación de la investigación emprendida en éste volumen conel materialismo histórico. Este libro, concebido como un estud.iomancista del absolutismo, se sitúa deliberadamente enire dosplanos diferentes del discurso marxista qu€, con frecuencia,permanecen a considerable distancia el uno del otro. Ha sidoun fenómeno general de las últimas décadas que los hisioriado-1es ,m,arxistas, autores de Io que es ya un impiesionante,corpusde investigación, no siempre se hayan interesaQo por las cues-lignel teóricas planteadas por los resultad.os ae sus trabajo5.Al mismo tiempo, los filósofos marxistas que han intentadoclarificar o resolver los problemas teóricos básicos del materia-lismo histórico se han situado con frecuencia muy lejos de lost-emls empíricos. concretos formulados poi los histbriadores.Aquí se ha realizado.un esfuerzo por

"iplorar un nivel inLr-medio entre esos dos. Es posible que tal intento sólo sirva comoejemp)o de lo que no debe hacerse. pero, en cualquier caso, lafinalidad de esté estudio es examinar el absolutiimo europeosimultáneamente (en generalo. y o"t particularo; es iiecir, tantolas estructuras (purasu del Estado aÉsoluto, que lo

"or,.iitrry.rtcomo una categoria histórica fundame¡tal,. cómo las variarítes<_impuras> que presentan las especificas y diversas monarquíasde la E-¡rrgpa posmedieval. En buená parle.de los escrito, ilar-xistas de hoy, estos dos órdenés de realidad están normalmenteseparados por una;,firan línea. divisoria. por una p-erte, se cons-t_ryygn, o presuponen, modelos.generales <abqtractosr, no sólodel. EstEdo

-absolutista, sino tainbién de la revblución burguesao. del Eslado. capitalista, sin ninguna pre-ocupación porl.s,i, .,r"-riantes efectivas. Por otra, se gxploran tasós'locales "concre-tos>, sin_ re{erenqia a sus implicaciones e interconexiones recí-procas. Indudablemente, la dicotomía convencional entre estos

.t.. r. 1. . r

. r Passages fróm Antiq.uity to'feudaLisr.n, Londres, l9?4, pp.Z-9, tilá"-sicion¿s de la Antigüedad al. feudalismo, Madrid,.Sigio XXI; iCig; pp. f-i.l

Page 4: El Estado Absolutista

PróIogoprocedimiertos

:,e, deriva de Ia extendida creencia de que lanecesidad interigible sólo radica en las t""d;;;i;-lal'ampti"sy generales de la historia, que operan, por decirlo así, por(encimaD de las múrtipres ciróunstáci"s'.m¡.i;;;; ras insti-tuciones y hechos esp-ecíficos, g"yo curso o forma rear es enbuena medida v por comparació¡i, resultado de la casuaridad.Las leyes cientíiicas ---en el ""ro "r,

que tar concepto se acep-te-, se mantienen sólo para obtener categorías universales:lot, g¡j"-t"s singur¡res r" .o""ia".utt como pertenecientes alámbito de lo fortuito. La .orrr.".r"rr.ia práctica de esta divisiónes que Ios conceptos generares

-tales-"'.*á-E.ri;" ;;;";i;;;:revolución burguesa ó Estado capitalista- se con]vierten fre-cuentemente en argo tan -lejano ie la r""liá"a-iririiii"" q,r"dejan de tener toda-fue.rza exiricativa, *r""ir* i"" i"i^"r,udiosparticulares -confinadgs a ieríodos o áreas delimitados- nopueden desarrollar^"^:t:.rjt;ar ninguna-teoría global. La pie-misa de este trabajo es que no existé en la expri"?ciái"r,isto.icuninguna línea diviioria eitre- l"

""""r.rio y lo contingente,Quesepare entre sÍ dos tipos de investigación: l" "n.á-türáción;frente a la ocorta duüción" o lo-""'urtracto¡ frente a .lo icon-cretoD' La división'se da tan sólo entre ro q".r*-to;o"" -:rre-rificado por Ia investigación histórica_ v ro= q";J"¿;#:pudiendo abarcar éstJriltimo turrio-ios mecanismos de los he_chos singulares como l¡s leyes .¿e-i,-rncionamiento de estructurascompletas. En principio, airbos son ig.ratme;,;'J;""p,tbles deun adecuado conocimiento de su caüsarid"¿. te"-ll'ii.á.iiülos testimonios his.tóricos que rru" li"g"ao hasü .ro*,1.o, p.r"-den ser tan insuficientes ü "o"t..ái"i.;i";;;;'rio iur*it"r, .formular juicios definitivos; p* l.i" es otra cuestión:. de do-cumentación y no de inteligibitiaao.¡ uno ¿L ios;;;;ü"s pro..pósitos del estudio aquí erñprendido es, por taúto, inte¡itar rúah-,tener simultáneamente en lensión dos. iranos '¿.'i¿n..iin,rqüé,-de forma injustificable, han "rt"áo-áiuo..i.áo¡ 1.r:loT:"".rit¿,marxistas, débilitando su capacidad pára foimular

"""';;;;iracio¡al y controlable en "L'"á*p":a" L rri.t*r".^, .-i^1 . . --=

EI verdadero arcance {el estuáio que sigue se manifiesta entres anomalias o discrepañcias respecio a lós truta*l"rrios,órto-doxos del tema. La .piimer" ¿. ái* es eF9 aquí,r. ¿i.#'ulTmucha más anrisüeciá¿ at :absolutism"-, .oiiro'yl eriiui,i*pticito en la natura"l"z; á.i;;rüdi; *: ú" ,"*iá¿ á"'!?roga,,uéste. En- segundo lugar,_y ilentro á"-l.s liii,.I"¿":r".j#rrru","explorado en estas.páginás rEuropa--, d;;;;;"dd'uri sis-temático esfuerzo pu.á du. un trat'o "d"j;"i;;;l'.ll"ripr.rr.,"r,-tario a sus zonas occidentales y orieniales, tal,. .á*á:'rt" tr".-iu

Prólogo

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I

también en la precedente discusión sobre el feudalismo. Esto::_"1q" ?."g .i" puede darse sin más por supuesto, ya que, siu¡en Ia división entre Europa occidental y orientar ei ,rti r*rg*cbmún intelectual, rara vei ha sido objlto de una ai.ecta ysostenida reflexión histórica. La produóción más reciente det¡abajos- serios sobre historia.uropea ha corregido hasta ciertopunto el tradicional desequilibrio geopolítico dle ta historiogra-fÍa- occidental, con su , caractgristicó oivido de la mitad orientaldel continente. Pero todavÍa queda un largo camino hasta alcan-zar un razonable equilibrio de interés. con todo, lo urgente noes tanto una mera paridad en la cobertura de ambas -regionescüanto una explicación comparada de su división, un análisisde sus diferencias y una estiñración de la dinámi.. a"-r", inter-conexiones. I-a hisioria _de_Europa oriental no es una mera ymás pobre copia de la de Europá occidental, que pJ.i. ]¡uxta_ponerse al lado de ésta sin afectar a su estuáio; el d,esarrollode las regiones más catrasad.as,del continente.airoja,una insolita luz sobre las regiones más cavanzadaso,'y

"ori frecuencias'ca a la superficie nuevos problemas que permanecían ocultosdentro de.ella por las limiiaciones de

-una^introspección pura-

mente occidental- Así pues, y ar contrario de ra práctica normal,la división vertical del continente entre occideite y oriente setoma a lo largo de todo er libro como un principid central queorganiza los materiales de la discusión. Dentro de cada zonahan existido siempre, por supuesto, grandes diferencias socia-les- y políticas que aquí se contrastan- e investigan en su espe-cífica entidad. La finalidad de este procedimiénto es s,rgoriruna tipología regional que pueda ayuá"r a clarificar las diver-gentes trayectorias de los más imp-ortantes estados absolutistasde Europa oriental y occid.ental. Til tipotogÍa podría servir pre.cisamente para indicar, aunque s"" rbro én io.rrru de- esbozoese tipo plano conceptuar intermedlo't que se pierde t"nt r n.ces, y no sólo en los estudios sobre él absolutismo, sino tambiéren otrds muchos'temas, entre ras genéribas

"o.r.t*""iones teóricas y los.particulares casos históricos:

En tercer lugar, y por último, la selección del ob jeto de estrestudio ---el Estado absolutista- ha' determinado una articulación llmporal diferente a la de los géneros ortodoxos a"ú1.toriografía. Los:mafcos tradicionales d-e.la producción históric.rson paÍses singulares o perígdos' cerrados. La gran mavoría.'d.la investigacióg.'éualificada se lleva a cabo. a."ii".,al.-iás cont¡nes nacionales; y cuando un trabajo los sobrepar:, p"."."i*1".,una perspectiva internacional, normalmente toma cbmo frontinuna época ilelimitada. En ambos iasos, el tiempo histórico ,n<

Page 5: El Estado Absolutista

Prólogo

parece presentar normalmente ningún problema: tanto en los(anticuados> estudios narrativos como en los (modeffios) estu-dios sociológicos, los hechos y las instituciones aparecen baña-dos en una temporalidad rnás o menos continua y homogénea.Aunque todos los historiadores son naturalmente conscientesde que el ritmo de cambio es distinto según los diversos niveleso sectores de la sociedad, la conveniencia y la costumbre dictanfrecuentemente que la forma de un trabajo implica o conllevaun m<¡nismo cronológico. Es decir, sus materiales se tratancomo si compartieran un común punto dé partida y una conclu-sión común enlazados por un simple tramo de tiempo. En esteestudio no hay tal medio ternporal uniforme, preciiamente por-que los tiempos de los principales absolutismos de Europa

-orienta-l y occidental- fueron enormemente diversos, y esa

misma diversidad es constitt¡tiva de sus respectivas naturalezascomo sistemas de Estado. EI absolutismo:español sufrió'suprimera gran derrota a finales del siglo xvr en los paÍses Ba-jos; el absolutismo inglés fue derribado a rnediados del si-glo xvrr; el absolutismo francés duró hasta el "final. del si-glo xvrrr; el absolutismo prusiano sobrevivió hasta finales delsiglo xrx; el absolutismo ruso sólo fue derrocado en el siglo xX.l-as amplias diferencias en la cronología de estas grande5 estruc-turas correspondieron inevitablemente a una profunda diversi-dad en su composición y evoh¡ción. Y como el objeto específicode este estudio es todo el espectro del absolutismo europeo,ninguna temporalidad singular puede cubrirlo.. La historia delabsolutismo tiene muchos y ¡ruxtapuestos comienzos, y finalésescalonados y dispares. Su unidad fundamental es real y pfo-funda; pero no es la de un continuo lineal. La duración com-pleja del .absolutismo europeo, con sus múltiples. rupturas..y'desplazamientos de una región a otra, condiciona la presenta-ción del material histórico de este estudio. Por tanto, a.guí seomite el ciclg completo dg los,procesos y sucesos que aseguraro{rel triunfo dbl modo de producción calitalista en. Eurgpa, tráglos comienzos de la época moderna. Cronológicamente, Ias pri-meras revoluciones burguesas acaecieron mucho a4tes de lasúltimas metamorfosis dei-.absolutismo; sin emba.go, p.4á.lospropósitos d.e este..libro, son categoriaimente pqstáIioiei;.y,¡_!Pconsiderarán en un'-estudio subs_iguiente. ASí .puqs,, lquí .nó.-sediscuten ni exploran fenómenos,..fundamentales,,c-.omo la,acumu-lación originaria de capital, el comienzo de la refonq.a¡fq]igiosa,la.formación de las naciones, la expansión del impe¡ialis4olul-trarnarino o el .advenimiento de la. indust¡¡alizAción, al¡ngu,etodos ellos se incluyen en el ámbito,,formal:de los gperjodqs'

Prólogo .- 5

aqui considerados, como contemporáneos de las diversas fasesdel absolutismo en Europa. Sus fechas sori las mismas; sustiempos están separados. La desconocida y desconcertante his-tdria de las sucesivas revoluciones burguesas no nos atañe ahora;el presente ensayo se limita a la naturaleza y desarrollo de losegtados absolutistas que fueron sus antecedentes y sus adver-sarios políticos. Dos estudios posteriores tratarán específica ysucesivamente de la cadena de las grandes revoluciones burgue-sas

-desde la rebelión de los Paises Bajos hasta la unificación

de Alemania- y de la estructura de los estados capitalistas con-temporáneos que finalmente, tras un largo proceso de evoluciónulterior, emergieron de ellas. Algunas de las implicaciones teó-ricas y políticas de los argumentos adelantados en el presentevolumen aparecerán con toda claridad en esos estudios:

Quizá sla precisa una última palabra sobre la elecbión delEstado como tema central de reflexión. En la actualidad, cuandola <historia desde abajo" se ha convertido en una consignatanto en los círculos marxistas como en los no marxistas, y haproducido considerables avances en nuestra comprensión del.pasado, es necesario recordar, sin embargo, uno de los a:domasbásicos del materialismo histórico: la luchE-Teculár entre lascb s e Jlt;ffi ó*é;- erñircT' " p ótílí c o' - ?ie b!-iqded _ ¡ré.dsté""ómióo-ti óüliüáI..-ilñ*ótiá¡'fráiábras,mientras las clases subsistan,-lá-cod5iñ¡cción y destrucción delos e'stados es lo que cierra los cambios básicos en las relacienes de producción. Una .rhistoria desde arriba, -una historia

, de la intrincada maquinaria de la dominación de clase- es, Portanto, no menos esencial que una <historia desde abajo". Enefecto, sin aquélla ésta acabaría teniendo una sola cara, aunquefuera la cara mejor. Marx escribió en su madurez: "La libertad-c9lf9l:Il_Sg j.:ve_+rr, "

e ñ so¿CAáA en ud -érgáñó

eompletamenié-ffiEirrclÍñá-do Z-Gfia"-y siéña-o-6y-ffi

-----e¡¡ la-m-ádida éii- qüe nmiláñ Iá*T-:.------#--años des!üés, ffiado continúa siendo uno delos objetivos del socialismo revolucionario. Pero el supremosignificado que se concede a su desaparición final testimoniatodo el peso de su previa presencia en la historia. El absolutis-mo, primer sistema estatal internacional en él mundo-ñióiléñ6-

sus secretos o sus'ciones para nosptios. EI objeto de este trabajo es contribuir auna discusión de- algunos de ellos. Sus errores, equivocaciones,carencias, solecismos e ilusiones pgeden dejarse con toda tran-ouilidacl a lálñTica de un debati óolectivo.---**.-?Tñf"..ffi¡"

Page 6: El Estado Absolutista

PRIMERA PARTE

EUROPA OCCIDENTAL

Page 7: El Estado Absolutista

1. EL ESTADO ABSOLUTISTA EN OCCIDENTE

f- La larga crisis de la economía y la sociedad euroPeas duranteI los siglos xrv y xv puso de manifiesto las dificultades y los límiI tes del modo de producción feudal en el Postrer período me'I dieval t. ¿Cuál fue el resultado político final de las convulsionesLcontineniales de esta época? En el tianscurso del siglo nn

.p- apareció en Occidente el Estado absolutista. Las mo4arquías?Fcintralizadas de Francia, Inglaterra y España répresentaron unp

es sociales meclievales, con sus

@'controversia aCerca de la naturaleza históricaéSTá3Tññtrquías persiste desde que Engels,.en'una frase

célebre, determinó que éran el'prodr-lcto de un,equilibrio de claseentre' la vieja nobleza feudal y la nueva burguesía urbana:.,Sin, embargo, por excepción, hay períodos en que las clases

equilibradas (Gleichgewicht halten), que elcomo mediador aparente, adquiere ciertaentánea respeqto_3-urulJ-C[Ia" .bn este caso

de los siglos xwr y xvrrr, quese nalta la. mantenía a 4i ( gegeneinander balanci¿rt)- entre

¡.¿, la nobleza y éilEGdgJang¿ 2. Las múltiples reservas de este

?-r dad conceptüal Por Parte de En-' gels. Pero un detenido'exarnen de las sucesivas formulacionestanto de Marx como de Engels revela que una concepción simi-lar del absolutismo fue, de hecho, qn rasgo relativamente .Per-manente en sus obras. Engels repitió la'misma tesis básica deforma más categórica en otro lugar, srrbiayando que ola con-

djcí6ñ fo,udamental de la antigua monarquía absoluta" era oel

éeuitiUrig (Gteichgewtchl) ellrq la n é

\__--_z¡ Véase'su anáIisis en Pas.fag¿s from Antiquity to feuáalisz, Londres,

. ln4, que precede a este estudio. lTrqnsiciones de.la Antigüed.ad.al feuda-&smo,-Madrid, Siglo XXI, 19?9.1 -, -,2 'ihe oricin, of the farnity, private property a\l. lhe Sfale,.en K.: Marxy F. Engels, Setecfef Works, Londres, 1968. p. 536:{El origen de, lalaryli:

' i¡o, la iropiedad pr.iúada y et Es.tado, en K. Ma¡-x y F. Engels, Obra¡esLocidis, Madrid, Akal, 1075,-rr; p. 339);. K. Marx'v F. Eneels, Wer.k.e,

',..., volumen 21, p. 167. - . .. : :.

Page 8: El Estado Absolutista

l0 Europa occidental El Estado absolutkta en Occidente II

este problema es vital para nuestra comprensiórr de lación del f_eldalismo al capitalismo, y de los sistemas polítiIosque la c@uías absolutas intródujeronupos ejércitos y una burocra@stema nacio,nal de impuestos, un derecho codificado y los comienzos de un

producción feudal en Europa, las descripciones hechas.por,Marxy Engels del absolutismo como un sistema estatal que repre-senta un equilibrio entre la burguesía y la nobleza, o inclusoun dominio abiertollgl mi5mq c4_pital, han parecido con ,muchafrecne un esiudio más d.etenido

vada'extraeconómica. laatci con los

de-EFte cuando el excedente rural deió

odeconvertirse en

yasocialesmientras el

*9ry_r,.Evidentemente, la clasificación del absolutismo;:1?,"?:"::t:T":,* _"11t:g11

porítico .ntre ia-,,oLI",. y r.han debatido el problema d.e ldnaturaleza social del absolu-iifñ-o)nasla nuesrros otas. tvrdentemente, una .solución correcta de.burguesía se desliza a rnenudo ñacia

"r. ¿*irg,oéojálJtto explicita en lo fundamental como a.a, tioo d.e\Estado hr¡ro,Áo,en cuanto. tal.'Este deslizamiena" ". "uiá"ffiiJ"fi:#r' i {:, "?{ :r::3^T, :¡ f;l;

"

io."liü.o-ji¡sln

dominación de

mercado unificado. Todas estas €I4cterísl5gs parecen ser emi-nentemente @itáiGFgy como c;inciden con la desaparicióh

_ de la servidum-ffiíución nuclear ciel primitiñ-ñodóae

en ,otro

de las estructuras del Estado absolutista .en Occidente nieea ,

inevitablemente la validez de tales juicios. El fin de la t.tülldgmb¡e_ l

Ja ciones feu d.e ambos fenó-"'-l menos es un error común, pero es evidente que l3 _coerción pri-

,,"',7"'o!r"!i?I2Xi::"' 'n -w"'k"; uol' 18,-p. 25 ll--.,t-

ontvr6sción at')to-l"ii:,y{r,i,i,#*f{g¿i:fr ̂ :líZ"if ;,i{,tr1,-.:;::;)";:',,\ii,

t uber den verrall' des'Feudarismus und das Auf-kommen d.er Bcíuigeoi-sia, en werke. vol. zr. p.398. E;l;1;;Iqui citada, ra dominación..porÍ-ticar- es expresamente'st"a¡i¡1il.¡s ^rH! aY .:j .,i,..r:-.' La primera formulación p-iá""a" d,e The Eighteenth. Brumaire of Louk

""'":fi1ii:',::3;:::,'""1"w;'-t',;:-'?iiÉ¡aí""i"iii't);;;;i;"á"-L;i;X{:;xtr,k:""í!,i";,Vl;::lXi';.'lf iil';Jt;:t*fr"":,",12;iE!:'ár,x

correcto análisis teórico de la renta del suelo: .La transforma-ción de la renta er¡ trabajo en la réhta en prod.uctos no alteraen absoluto, económicamente hablándo, la ésencia dg la rentade la tierra [...] Entendemos aquí por renta en.-dinero [,;.]la renta emarlada de una mera trasmutación foimal di la rentaen productos, del rr¡ismo modo que esta misma era sólo la rentaen trabajo transformada [...J'L¿ base de esta clase de rqnta,a pesai de acercarse a su disolución, sigue siqndo l4 misma'queen la renta en pr-oductos que constituye el punto.de partiáa.El productor Srécto sigue siendo, como antes, poseedór here-ditario o, de alglrna otra manera, tradicional del suelo, ¡i quiendebe tributarle al terateniente, en. cuanto propietario ae la'tie-rra, de su condición de trabajo más esencial,,un trabajo,,fon

o era más que el medio

de-su existgniia,-paia lran-lfoifidi6é én "leffinetlTp roducción rurales con tiIas Íeláclones cle producqión rurales contihuEriles. En EI mpital, el,mismo Marx clarificó este

Page 9: El Estado Absolutista

L2 Europa occídental

fue iada de io del

¡nazada. Hace ieinte años, resumla asl el consénso de unag€ne-iación' de historiadores'mancistás, ingleses y nrsos: gl-a

' Et capittal,.Yed¡ia, SigloXXI, lnflni, übro n¡, vol.. E, pp. ttO,litl,t - -- --:^:2. - E. c.tptr(,, rvr4qrtc, -ürgro .Á4_r, Lyt>lYl9, libro nI, vol. E. pp. 110, 113,ll4.--I-a errposición eqe _hrye Dobb de este problema fundaüéiial,.en susyv-¡L¡v! r{uE ¡¡dLs seuu ur 6 tE trJfgorellfa funq,amenlal, , en suréplica a Sweezy, en el famoso debate de los años cincudntá: sobre lalatransición del feudalismo al¡:apitdismo, es l¡.icida e.i¡cisiva: science an¿lfoieO,, T*:.2, qrim,a-very da 1950, pp. iSZ¿2, especiarminJi,re¡j,tel

""q,i'nto del. debate, c9n algun3s aportaciones- más actuái*,.i",iCéóá".ü$odney Aitlo_1, comg.¡ The transition from leudalism to éapitaliitn. [.on-Rodney Aitton, comi:¡ The trans[tion from leudalism to áapitaiism: l_an-dres, Nra, 1976; trad. casti:. ¿¿ .transición del capitalismo ál teudát.fino;Barceloua, crÍtica, .19771. La importancia teórica dLl probiema,* evidentei

El Estado absQlutista en Occidente

gimen político de la monarquía- absofuta e.s ?n sólo,la nuevaíor*a política necesaria para eI @ y//e-r¡lotación feudal en un período de desarrollo de una econO.iJ

'. ml ms#ff:"ffi ,1xif,,s.Hyffi%Hlser minimizadas de ninguna manera. Por el contrario, es fun'

dójicamente distri en unade toda insti

lcal.y se

{lre-reclamaba el

zado excedentario, es decir, trabajo impago, efectuado sin equi-valentg, eryIa-{erqna de plusproducto transforrrrado en dine-rou 7. Los q€9l9t/que continuaron siend.o propietarios de losmedios de ploducción fundamentales en iualquier socied.adpreindustrial fueron, desde luego, los nobles territenientéS. Du- ,,.

. rante toda la tgmprana edad mod@ ifi

ll#,:" liguient.s al fin de la Edad)¿e¿ia;peno-gesdd el co.mienzo hasta el final de la historia del

(r

supremo que reclalllaua el uull¿l¡gl+lr¡c@aútgge[ atiza.da d e lgi;3¡ggq-p or

I Christopher Hill, .Comentr,'Science and Soeiety' xvrr, 4, otoño de1953, p. 351 LLa transición del feudalismo al cdpitalisno, citl.- Los tér's¡inbi de esta afirmación deben tratarse con.mucho cuidado. El carác.terseneral y caracterizador de una época del ,absolutismo hace inadecuadaIualquiei compar-ación formal entre é1 y los regimenes locales y exceFcionales del fascismo. .---i-to,t¡s Althusser, Móntesquieu, la politique et I'histoir-e, .Parls, 19ó9,

página ll7 ÍMontesquieu, la política y Ia lfistoria' Madrid,. C-iencia Nueva,iso;8, p. 971. Aqul se selecciona esta formui.aci{n por ser rdiente J Iepf":il.tt"ii"a.¡ La creencia en el c ta deláüióf,tti.*o Duede encontrarse todavÍa, srn emfargo, de for¡irá-o¡álional.

Barceloua, crÍtica, .19771. La importancia teórica dLl problema,* evidenteiEn el-caso d9 un pal¡ como Suecia, por ejemplo, los habituqleF,-estlligs

Poulantzas comete la imprudencia--de clasific-arlo a$i 9I] su, por otra

"".ii. impo.tante obra Pouvoir politíque et classes sociales, Paris, 1968,

iá'*¡"lt lZg¿O lpoder polítíco y clases sociales én el.Estado capitalista,l¿á¿¡a, Siglo XXL L972, pp.202'211J, aunqu€ sus términos son.:vagos y

"*üig"'"1. -El reciente. debate sobre el absolutismo. ryso. el las revistas

hi.üñ; soviéticas rgvela algu¡ros -ejemplgs aislados sirnilares,. aurrque

liá"óroii"u*ente más' matizados; véase, por ejemplo, A: Y3. ¿1rgJ,-'Russ-tii-"Uiái"tizm i gvó rol' v utverzhdenie kapitalizgafRoFdtí,)Istoriyaissn-.-i"ur"io ¿"-tsó8, pp. 83-104, que considera a{absolutismfomo ielp."t"iip" del Estado buiiués' (p. 92). Los puntos d*vist*-dgdvrej +g4qni¡Ii""á"r con dureza en el debate posterior, y no expresan la tendenciegenéral de la discusión.

rrl et ciaso (re un p:us como ¡uecla, por eJemplo, los habituales estr¡ügshistóricos todaüa afirman que rno hubb feudaliimo',_a.causa dé,iá,ausen-cia de *na servidurirbre propiamente dicha. por súpüecio, las'ibláéionesfeudales.predominaron en el camFo sueco, de heiho, ¿irr¡i¿td ibda'la.f.eudales predominaron en el camFo sueco, de heiho, ¿itf,i¡tti

del

damental comprender toda la lógica v la i+portancia del caln-

cialmente eso: un a ode

social tradicional, a

. Dicho de otra forma,itro entre

menos, un inst

tadas

¡iltima era medieval.

Page 10: El Estado Absolutista

política y económica

#liluida31"- Elpoder&Jas

El Estado absolutista en Occidente

tórico. El efecto final de.estadgl1$+ fueron la rngquinari-ffiog-ra nooreza rueron la rr¡aquinariaEll$gigip¡as, cuya coordiñáffiTiElGdel dominio aristocrático al

ón ¿1.e1 pg4er social_o y et o;rden ,jg¡idico-

.15

fo de la coer-

srs-

vil a nüffif

iario sobre

Renacimiento

de aumentar la eficacia

lotación. Los estadossobre todo,ante todo y

A

ya nente era

fii';}":i rr*rq""t*ii "-

a{;i:plji", a inrrir¡i¡r,,^" .-:kgiva capaz de

sino que estuvo *".;;J;';;;;il"r:""e Proceso de evolución,

iürlx::;

i:,"*t*^iiri,:ffiffi';:,":i,ffi1":1?1, o:ffiF:.b." ra cÉrpide monárquicadel sistemá sociar,,:,:.r:H;ili

"""tri jlri".

Éi#:"ir:,'';r':ffi fl ?.:::i:i::lyr 1 que'a

¡0 pl famoso debate cntre Surao-r ,, ñ^r

" ur,

",r,i,' ñii,"; ; it,:l'fi :I;i?" ",,,?.Bl;,!ii iil.!:" l* T#,?,i;del feudalismo at áaoiial;:"ilr,-."ljl ..*i?.," ahora eI único tratamientomarxista sistemático'ae tos pioüi;;J#¿"mentares de Ia transición derfeudalismo at canitati5me É; .;.;..ii;ii,'.i* "rp""to, sin embargo, estedebate gira en tórno . un problema-fJrál ly9.rl argurnerrtó (siguiendoa Pirenne) que el .primer *ftói,-á.-ritTJrr.r.roo -fr. ,r, agente aexternoDde disolución, esto es, lor .."üu"J;ñJá; que destruverón ra economfaagraria feudal oor ra expansión d.t ñü;duio -áerJniií".f,

tl, "i.raa_fle-s'

Dolb replicb q""- *l ¡ñ¡"iro"U.t1" iilirsición debe situarse áentro delas contradicciones de .la propi" ""orro.rri"' agraria,. generad.oras de unadiferenciación social ae¡,campisin"a"'v ??ll" expansión_del pequeño pro-ductor' En un ensavo pbster-ior rou..'"i-rnrsmo tema, vilar formuló ex-plÍcitamente el probiemla ae rr-ti.risiliii,"f*o un problema de determi_naéión de la correcta combinación- J. ';"i^uigl

.agrarios oendógenosr, ycomerciales-urbanos .exógenos,, ;];;;;il" lnsrstÍa por su parte en laimportancia de la econoriiu *é....rtil'l-tli1rti." del siglo xvr: <probremsin the fbrmation,of capitalism,,- f;; ;' ";;" ;, es ent, 10,.-Áá"i;f; ie 195ó,páginas 33-34. [.Er probl.*. aé r.l"rtl"io" á.i.ótr;ir#:','.n cu"i-mtento y desarrollo, Barcelona, l¡el. liiq.l- t,n un importante y recienteestudio, nTown and country l" tr," iiá"siiion to capitalismi (Ne.w LeftReview,' .93, septiembre-oct"ú.. a.l-iszi, -i".irto.

también en..La transicióni:":J:"-i:!:Ii::::r:,'::::::,; :1,,1,itl'*'ü!"i"ei""';;;*i'.r"ü !1.. *.i-

{co--f eu dal. en- su totali¿" á,'ffi.ñHi

¿. El debiliia__-e se desarrolló

rffi¿.*itiinomia demostrandó rá verdaá ¡aríl" á.'q;'Éir?l?riJ"iT jiil?¿",i.19: ::=ll!"il una-¿éonornr";."1;t;;.ii""

"e._i"_ éS er n,4-_o,.,

concentró én elte este procesofunción poiñi""

como ya hemos visto, las ciu-al feudalismo de OcciderFD'e

'uq ,ffi:ffiun clima jurÍdico transfoila;;i' ñ, 1,".U*r-:"0¡r¡¿*les de:u"lffia,eueñíiff;avssses_!.l,

" o.", j5#.dffi !i ijei!:TllH:l:_¿[1i*ffi _c_o_n-c_g€_Un¡¡Ca-tr4sña .le-¡reducción v-al

e" t;maiát?ffi i*i.lilii.l¡tan ainternaD corno la disolución áa iááit.el.crec t'ó

Page 11: El Estado Absolutista

16 Europa occidental

iderada a dis-tancia, esta vi

monaanos en que se supe

separar Ia plata del ¡nineral de cobre rea-b¡i-dffinas de

y bloqueó cualquier solirción regresiva que pudierán darle losnobles.- Es significativo, en efecto, que los años transcurridós

las

gracias a una nueva combinación de los factores de producción,entre los que, pór vez primera, jugaron un papel principal losp*"€R tecnológicos específicamente .urbanos. El conjunto detqqljg¡ _que coincide con eI gozne situado entre t¡s épocas"neqlgygb_y (moderna> es demasiado bien óonocido pára vol-

--t-___.vei a discutiiló-'EffEldescubrimiento del prgseso seig., p^ruseparar ra prara ael mrneral de cobre reabrió liE;r o de metalEuropa eentral y provocó un nuevo fluio de metales en la'ecenomía internacional; la produffi Europa cen-tral se quintuplicó entre 1460 V 1530. EI desarrollo de los cañor"t*9g*!Igggg convirtió . l.16ffior por vez primeraffiiarqra cle guerra decisiva, y redujo á puro anacronismo las de-e--.--fensas delós castlllos seiprodujo la Iiegada de lá La'code tres mástiles v'con ti opa hizo losUt rr. Todos es

rr Sobre caiones y galeones, véase Carlo Cipolla, Gans tnthe early phase of European- elpansion, 1400J7ff,, Londres, tSdS ¡Cáia,anei.sy velas en la primera falsé-de.la expansíón europe.a, .I Barcétóná,

de

Ariel, 19ó71. Sobre.. la imprenta, las reflexiones recieniés..más aqdacbs,aunque dañadas- por la monoma¡ia habitual en ios historiadores .de latecnología, son las de Elizabeth. L. Eisenstein, ,some' conjectures aboutthe impacl of printing.of Western society and thought:

-a preljminary

report', Journal of Modern, Hi:tory, marzo-diciembr'e áe.tle6,.pp.. trS6, yoThe advent of print¡nc and the pr,oblem of the Renaissance,,,lipásli ánáPresent, 45, noviembre de 1969, pp. i9-89. Los,,.descuÉrimientós,técnicosmás importantes de esta -época pueden . considerarse, .L ui"rt". s..rtí¿ó,como variaciones dentro de un inismo campo, él de las cómuniciciones.Afectan, respectivamente,. al dinero, el lenf,rraje, los via:'es' V iaiC";;;

hecho, la condición fundamental de su existencia I

econóáico del. feudaiismo. Dq ahÍ la resistencia d;l"s ciüde .Occidente a 1o largo de la peor crisis del siglo xw, queam¡inó temporalmente a tantas familias patricias de las urbesmediterráneas. Los Bardi y Peruzzi se hundieron en Florencia,mientras Siena y Barcéloña d.ecaian; pero Augsburgo, Gérrolr.y Valencia iniciaban precisarge¡¡lgsi¡¿sg€n5A,. Durante Ia defslon

te, fueran tam

El Estado absolutista en Occidente .17

qug echaron lr¡s firnrlarnenfns del Renaci-

glo Iv, y fue entonces,eI ular

te la época en que acaeció, en un país

en Francia. Fer-nanrln e Isrhcl en FspaFa, Enrique VIJ en In-glatlrya y Maximiliano en Austria. Así, cuando I,-------------=

,Sütalmente por el re.

isolución derel

anufacturasstriales en un Este impacto se-

á burguesía na sobre las formas del Estadoabsglutista iue lo que Marx y Engels intentaron.captar con loserróneos conceptos d. ".€g$gpgao" y upi3g¡aiggular". De he-cho, Engels expresó. la verdadera relación de fuerzas con bas-tante exactitud en más de una ocasión: al hablar de los nuevosdescubrimieritos marítimos y de las industrias manufacturerasdel Renacimiento, Engels escribió que (.a esta gran transfor-mación de las condiciones económicas vitales de la sociedad tosiguió empero en el acto un cambio correspondiente de suarticulación política. El ' feq,(Lal

a> 12. La,i

que será.n, en una época .posterior, los grandes temas filosóficos de laIlustraci6n.

t1 Antí-Dühring, Moscú, 1947, p. 126 ÍAnti-Dühring, en M"x y Engels,Obras,,vol. 35, Barcelona, Crítica, 1917, p..l08l; véanse también las pá-ginas 18&7 tp. 1ó91, donde se mezclan formulacioneS correctas e,incorrec-tas. Hill cita estas páginas en su .Comentario" ¡iard exculpar a .Engelsde los errores del concepto de .equilibrioi. En gerieral, es posible encorFtrar teitós de Marx y,Engels en los que se define el absolutismo :de for'mamás adecuada que en los textos citados anteriormente. (Por ejemplo, ,enel mijmo Manifiesto,éomunista hay una referenciá directa al <absolutismofeudáI": Select.ed*llorks, p. 56 ÍObras escogidas;'t, p.'331; véase tambiéüel artículo de Mari "Die moralisierénde Kritik und die kritisierender Msralr, de 1847, en lAlerke, vol. 4, pp. 347,352-3.) Dificilmente podriaiseri deotra forma, dado que la consecuencia Iógica de .bautiza¡ a los estadosabsolutistas como burgueses o semiburgueses sería negar la nátü¡aleza

en la segunda mitad del si-'cuando al fin cgg¡g- en Francia

tras otro, un repentino y simultáneo r@I ridad v la unidad políticas. Desde lo más hondo del tremendo

-l- caos feudal y de las convulsiones de lus @de la suerra de los Cien Años y de la segunda guerra civil de

q,ri.s ..rrrr"lrulo ,. iiguieron, prac-ticamente al. mismo tiempo, durante los reina

ES

feudal contra el

Page 12: El Estado Absolutista

l8Europa occidental

y la realidad de las propias revoluciones burguesas en Europa occidental.Pero no hay duda i. c;é,';';:áil".de una confusión iecurrenti, etsentido principar de .s'11- "á*""t"iiJr"iu1,.i la rinea der concepto delqcontrapeso', con el desrizamienio "il"áit*te hacia

"r á. u--.pi"dra an-gula¡'' No hav ninsuna necesidad á" á"iii1* este hecho. El-rnmenso res.peto porítico e interectuar q". á"u.*-or-á-¡utuo y a Engers es incompatibrecon ninguna- piedad tr..i. Eti.-éil"."*;i."

-a menudo más reveladoresque las verdádes de otros_ "; ¡"b;;;;dirse, sino que deüen ser iden_tificados y superados..uav qüe ria-ái lá"_er, otra aávertencü. DuranteIargo tiempo ha estado d. ñd;;';=io'..'+, la_contribución- rerativa.= deEngels a la breación ¿.r *"t".iáiil*o*Ti'riln"". para aquellos que rodávlase inclinan a aceptar-esta noción-ie.üi"', es necesario decii.:tranqu'av escandalosamente:

-ros juicios --niilr-üJ.a.. n"!.ri"I;,i-¿l"r siempresuperiores a los de ¡vt"r;-+óü.""""!J"o.imiento más profuhdo de, lahistoria europea-y una percepción más-precisa di il;-,ri;;il* y másnotables estructüras.- ¡n toaa-üé."-á.'E"e"É ;; ;;;ürir. p."a"compararse con las'.ilust9;;! v_ ni.;;;, de lo-s

.que en ocasioncs tuccapaz Marx en él campo de la fiisi;;iil"á*" en la fantasmagórica,secrcfd.iptomatic historv oi. ¡ni i¿áiiíiíitn'ái,ur, ,tLa iü;;láio ,""r"ro,' Madrid, Talter delsoó¡9¡ocia,-r3;'9f:'iñ.".',,,"é"r.¡o,i¡iriir?"-la suprc-macía de la conrribuci¿n ltdu.f g¿ ü;;; 7a teoríl-sener¿t,,del materia_lismo histórico.) La estatuia a. E"c;ir-;n sus escritol ¡risü¡.". es, pr+

]i;Tillt*.lo que hace oportuno iruÁ.i ü .t"'.ioi ii,üi.?'il;:c¡rorcs

mentaristas', más preocupados por la aplicación contemporáneade las nonnas legales romatt"i q,re for el anárisis .La¿-i-co de-sus principios teóricos, y gue, en el proceso d,e adaptar elderecho romano a las condiciones drásticamente transforrnadasde su tiempo,'corrompieron su prístina forma rimpiándolo a lavez de sus contenidos particularistas 13. paradójicamente, la mis-ma infidelidad de sus trasposiciones de la jurisprudencia latina"universalizó, 7 ésta al suprimir las numerosas partes del dere-cho civil romano que estaban estrictamente re-lacionadas conlas condiciones históricas de la Antigüedad (por ejemplo, suextraustivo tratamiento de la esclavitud)'ta. A partir

-de su pri-

mer redescubrimiento en el siglo xrr, los conceptos legales romanós comenzaron a extenderse gradualmente hácia el exteriorde Italia- A finales de la Edad Media, ningún país impbrtantede Europa occidental estaba al margen de estl proceio. pero

EI Estad.o absolutista en Occüente 19

la <recepciónr decisiva del-su triunfo jur{-

dico ientó. corr.el^tivá-te con Las-'raeones- económicas .ds su

les y reflejaban la contradictorianaturaleza del mismo legado original romano.

Econdmicamente, la recuperación e introducción del dere-

::il,i: xli,i. '#;,'i:prácticamente en las os-eüiás pióliiñaü;aa del primer feuda-lismo- como se ha dicho antei, el modo de prodi:ccio" i""J"rse definía precisamente por los p¡lnqipios jurídicos de una propiedad q escalona da o o c-ondicioriáfaETEiEG .'" r.,,.,",O1r..,,.,

",, r^.-"itáTffinñTl-'a.*"

-F'4.---"-=:--' -Fi---:- -- -- l--adaptaba bien a la ec.onomía ab¡¡E¡gglg,¡aménte natural queI,

_- u

!éas9 H. D. Hazeltinc,__.(s¡¡¿¡ and canon law in the Middle Agesr,The Ca.mbrids'e Mediaeval'History,

", cu*U¡áe.;t9oi; oo. zizJT.:nf "f..sicismo renaéentista habria de ser muy crítico, consecututéménte cori laobra de los comentaristas.rr.Pero debido a la aplicación de.ese derecho a hechos jurldicos cnt+

ramente'-diversos, desconocidos por la Antigüedad, se plantáó la tbrea de"conStruir el hecho jurÍdicamente, sin cóntradicción ninguni,,,' y . esapreoiupación pasó.caii de modo ábsolutá-al primer- ptan8lJon elra,apareció la- concepéión del derecho ,ahora dominante,i co*o ,rl compleiocompacto- de "noirmas", lógicamente exento de contiadiccion lv :áe iágil-nas, que debe ser'"aplicado"; y esa concepción resultó ser la únióá'á"¿i¡-i""para el pensamiento jurídico." Weber, 'Economy and. society, -rr, 'p.;.-E!llEconomía y sociedad, México. rcz, 1974, r;ip.6151. .-' --' .-., ,.,

en

Page 13: El Estado Absolutista

medieval. El resurgir del derecho romano d.urante la EdadMedia co1{r¡jo, pues, a un esfuerzo de los juristas por <solidi-ficaru y delimitar los conceptos d.e propieáad, inspirados porlos preceptos clásicos ahora disponibles. uno de esios intentosfue el descubrimiento, a finales del siglo xrr, d.e la distinciónentredffiffiCtumyd.ominiuri.utileparaexp1icarlaexistencia de una jerarquía de vasaliaje y, pol tanto, de unamultiplicidad de'derechos sobre la misma tierra E. otro fue la

Europa occidentaJ

aunque nunca fue completamentei-dffi-para el sector urÉ6o que se desarrolló en la economía

ruveles semeJantes o suDéñóres a T-os deto en la agricultura como éñ

ra ronencontrar de nuevo su pronia n. -La maxrma .cle s¿¿-perllaes solo cedit

-propiéGElFlá-Eiffi-singular e incondi-

caracteristica noción medieval de oseísinr, concegción interme_dia entre ta "prüG :p:g$;" htinas, que garantizabata protecciónFe lliTópi-edad iffi las apropialione, ""rr.t.,v,l+s tsclaTcrpro teudal de los múltiples títulos para el mismo objeto; elderecho de <seisin" nunca fue. exclusivo ni perpetuo tó. La reapa-rición plena de la idea de 'na propiedad

-priiada absoluta de

la tierra fue un producto de la primera época moderna:,,Ique la producción y el intercambio de irercancias no-á

cional- volüó a ser por segunda vez un principio operativo(aunque todavía no dominante) en la propiiiiáF?ffipre-cisamente a causa de la expansión de ras relaciones mercantilesgn ql sampo, que habrÍan dfeudalismb al capitalismo en occidente. En las mismas giuda-

.. 4"s. h.bí" "r".ido "rpontátt."-.rrt. dE ffiderecho coinercial relativarnénte deerrm

i ' ;: -":

u Sobre esta dis))sión, véase J.-p. Lévy,r Hbloire d.e:Ia pr:oprieté,París, 1972, pp. ,14{. Otra consecuencia iróniá de los esfue¡ro, po¡.encon_trar una nueva claridad ,iurídica, inspirada por las investigaiiones me-die_vales. en. lo_s códigos romanos, fue, naturalmente, la apa--rición .¿.. ¡"'definición de los siervós como-glebde adscaipti. -

i

_ r{ Sob¡e ta rec.pciOn 491 co-ncept" á.- rá¿ri", véase p. ,.liqograáoff,Rornan law in mediaeval Eur,o-p_e, Londres, ,1909,'pp, 7+:I , q6, Sl¡T úüiHistoire d.e Ia propriéf¿, pp. 5G2.

á urbana, el in E9r?-dq.neEencías había afcanlá.goun considerable rtinamism-óEn-la épq-c_a medieval y, en algdnbsasp e ctos importanffi f ormas

- de-fpres ión ie gal es tab an

más avanzadas que sus misrnos precedentes romanos: por é;em-plo, en el derecho protomerful y en "l d"n"ho *uríÉqó.

El Estado absolutista en Occidente .21

Pero no había aquí tampoco ningún marco uniforme de teoría

mente a los tribunales locales,l en el propio hogar del., derechoconsuetudinario teutónico, durante los siglos xv y xvr, el ímpetuinicial para su adopción tuvo lugar en las ciudades del 5ur y eloeste,,y provino desde abajo a través de la pre-sión de litigantesurbanos por un derecho jurfdico claro y profesional u

óí á;;;""tái-á¿'lái burgueses-urbános durante la- pgag. Mgdii:. R?ry"\iaw in 'mádiaepal Europe, pp. 79-80, 131. En lainmueble

¡? La relación del anterior derccho medicval con el romaro cn lasciudades todavía necesita considerable investigación.. El relativo avancede las norrnas legales que rigen las operaciones en ,commenfa y el comercio marítimo en ta l;Edad Media, no bs sorpréndente: el mundo romano, co*o ya hemos üsto, iafEcfa de .gompañías empresariales y abar'caba a un Mediterráneo unificado: Por ianto, "no había ninguna rzz6tpara desarrollar ni .las unas ni l3s otras- Por otra parte,

. -el tempranoistudio del derecho románo en las ciudades italianas sugieíe que lo que

en tiempos del Renacimiento apareiía como práctiga' contlactual '.me-dieval¡ podría .haberse inspirado. originariamente en pieceptos, lelalesderivad,oi de la Antieiüedad. Vinogra{off. n9 tiere ninguna duda- d" 999.J derecho contragtu;l romano e5dÉ¡O una i¡fluencia directa e-n los códi'

proporcionar ¡7. Larenacentista fue,

: económicamente,

á, país en el que el impactoióñáno fue más dramático, porque sustituyó abrupta-

no puedea europea, el

un

que ¡a propreoao rural, comQ es oovlo.ll, rThe reception of roman law in Germany: :an

interpretaiion-', y Georg D4hm, .Ou the reception of Roman and Ilalianlaw in Germanyr, en ó. Stra,rss, corirp.,'. Pre'Reformation German,, Lo¡-dres. 19?2, pp. n\ n+6, n8, 28+92.

Page 14: El Estado Absolutista

2322 Europa occidental

pnmero era

¡gpt"ded pte incondicional

una-atracción profundas sobre lás nu¿vas *orr".q,ri; á"1ü;-qi¡t ¡*f". Si la revitalización de lataria traduc te, promovía el' crecimientogeneral delción de aa con

tado cen un aparato de Es-

ter las

las ata

El Estado absolutista en Occidente

nmer su11s

canónico en los

orbitadas aspiraciones religiosa3. Por otra parte, y del mismomodo que los abogados canonistas del papado fueron los queconstruyeron e hicieron funcionar sqs amplios controles admi-nistiativos sobre la lglesia, fueron los burócratas semiprofesio-nales adiestrados en el derecho romano quienes proporcionaronlos servidores ejecutivos fundamentales de los nuevos estadosmpnárquicos. De forma característica, las monarquías absolu-tas de Occidente se asentaron en un cualificadci estrato delegistas que proveían de personal a sus maquinarias administra-tivas: los letrados en España, los maitres des requétes enFrancia, Las doctores en Alemania. Imbuidos en las doctrinasromanas de la autoridad del prÍncipe para decretar y en las con'

de legistas, más que

8{9|199-Irya,_- consagrado por el primero, :éncontró suequrvalente coñ-üiadictori,o en la @nte abso$a.la s@ssifui¡nps¡at ejerciEa p"ffi

,|T:dlJgn¡Badg en adelante. Los principios 1eóricos de este\YPW.P9IÍl¡cp- tueron los que ejercierbn r4ra influencia y

rt. Un ideal, peró en modopleja práctica del absolutismomáxima de Ulpiano.

alguno el único: comoestuvo muy lejos'de

veremos, la'iom-corrcispondel a la

véaEse los pertinentes comentarióltle N. Cantor, Medlaevat.ntstory, LOtt-

dres, 1963, pp. -:45-9. A comienzos de la éPoga-ry5lgg3, las. dinastfasTudár v Es[uardo inrroduieron nuer¡as instiiffiEll]iüiidicas de derechotirll-(tl-ffi?sfiellada, Álmiranta r'mrno tueron lncaDaces de prevalecei sobre eI derecho consuetudinaiiO:iir.- rór

-i".rüt la

revolución inglesa de ló,10 selló la victoria del último. .Para algunas'refle'

con la codificación delxrr Y xrrr. La afirmación de una

tudo potestat$ flápa dentro de la Iglesia estableció el

irecedente para las pretensiones posteriores de Ios príncipessgculares, realizadas a menudo, precisamente, contra las, des-

utista--iiñmpronta de este cuerPo

cualquier otra fuerza, fue la

otras palabras, el Ise vio equitibrado pdi-éfffiE6

trstas

cáiñffiii

ü?áffiür que lograse una completartal qireemangfl

fuese ( elntativas o corporativas

Los es

mo, en cuanto

a. uso iudades autónomas:-, tueron los Pnncl-*oyi¡¡i-ento, como

g apoderaron de él y q ticaron; y allí dondee incapaz de imponer clvil, como en

Gte no pudo echar raíces

Page 15: El Estado Absolutista

24 Eurory occid.ental

el proceso sobredeterminado de renacimiento de lo romano, lapresión política de los Ed;tado.s rlinásticos tuvo la primacía: lasexigencias de <claridadD monárquica domii-áEa-IáFde ode_

= Ftt4d.a", *.r.^=ttfecto e incompleto, el creéimiento en racionaridad formal de-

les de la

el re fue, pues,.La

aparente en toda

connoa.l en er estucrio de las innovaeisr¡es,instilueionales cü€*.añr*n-cip¿ffi-f\ipifi6an-.¡u llegada: (ejércitd, búrocracil. G;";to).{o merci f d$ I o m agiy'. p o d e m o s pbsardevi s¡eJareói";t,e-eáá;uha-der'ellas.tSe.{fá señalado con frecuencia que el Estado abso-lutista echó los cimientos del ejfullg -proje.siorlgl, que creciórnmensamery)TlffiqFo con la rgvolución militar introducida_"1 .1":. s I glo {xv_r/yügty'p or M aqllgig¡lg-ftan ge, Gustavo Adolf o{=yt t TIgr _-6"s

trucc_ión v lír.rea de inf ant ería p oiEiEIñ?[és ;-----# ------_--__-¡.

:alsrdx lp b?uerÍq_y sistene_dj-,pels!9rres por q mandouniloj,@-EoiGl checoj---los ejZicitoi ¿" F,"rip. -r1I"";-

ban con unos 60-000 hombres, fenlqgs que los-dffi XIV,cien

.años - despig t""i"' r'"' ü qób.ilgli"]i; i;'r;;:*mo laft¡lsitrr de esas tropas divergía\formemente €Et que más

adelante sería caracterÍstica del ¡qgilerna Eslado burÁ¡és. Nocons tituían normalmente un ej.*cilo naclon-i-iEiiffiiio, sinouna pgf;a mrx]la en la que to(me¡qg¡üffiffiób desem_peñaban un papel c" os.sereclutaban,- significativamente, en zonas qu, q,r.di6álTGra derperímetro de las nuevas monarquías céntrárizadas, frecüente-

| | ' -tt.'

xiones sobre - este proceso, véase w. Hordsworth, A hístor'y if p',.etiin

law, rv, Londres, 1924, .pp. 284-5.2¡ Estos son los dos términos utilizados por weber para señalar losrespectivos intergses. de las dos fuerzas inteiesadas en ia rdmanizacióh:

_.Por regla general,,lgq $.nc¡o1arios.-asp,iran-a la ,'"i"¡á"¿{-ias.ca¡jas

burg.esas a la "seguridad" de la aplicaiión del derecho." VéJse .* .f*lente argumentación .en Econorny'ánd. sociely, rr, pp.lur-s.iEi.iár"íi tI soci_edad, r, pp- ó29-301. r--:¿ Michael Roberts,. .sThe_ military revolution, l5óGlóóOp, :en .Essaj¡s i¿swedish historv, Londies, 1962,-pp^. 191-22s, que es un libro r""¿.*á"tai;

.Gustavus-A_dotphus: a history of Sweden,.'i6it-tó32,;"t. ii,-Ir;d.es, 1958,páginas 169J9. Roberts quizá sobrevalora el c¡ecímiento 'cuánüiativo .deIos ejércitos en esta época. .

-'-1.. - :,--

los sistemas

Et Estado absolutista en Occidente 25

mente en regiones montañosas que se especializaban en Pro-veerlos: los -suizos fueron Los gurkas de los primeros tiemposdq la Europa moderna. Los ejércitos franceses, holandeses, es-

pañoles, austriacos o ingleses incluían a suabos, albaneqes, s¡¡!;-ios, irlandeses, Beleses, Lqggs, tttiggl"t ;@."Ff i ,aÑiociat más obvia del fenómeno mercenario fue, por supuesto,la, nAtural negatiYa de la clase noble e ",¡-¡. .- rnas¡.a,susff'.,

-j¡¡gP¡Ag--gABHLPJ- < Es'prácticamente imposible adies trar a\D/todos los súbditos de una república en las artes de la guerra,y al mismo tiempo conservarlos obedientes a las leyes y a losmagistrados', confesaba Jean Bodin. <Esta fue, quizá, la prin-cipal razón por la que Francisco I disolvió los siete regimie-ntos,cada uno de ó.000 infantes, que había creado en este reinoo 24.

A la inversa, podia confiarse en las tropSs mejs:enarias; desco-nocedoras incluso de la lengua de la pobiación local, para extir-pa{ la re!*lén,-:.ocial. Los landsknechten alemanes sé enfrñElron con los levantamientos campesinos de 1549 en Inglaterra,en la zona oriental del país, mientras los arcabuceros italianosaseguraban la liquidación de la rebelión rural en la zona occi-dental; Ia guardia suiza a¡rudó a reprimir las guerrillas,de bolo.ñeses y camisards de 1662 y 1702 en Francia. La importanciafundarnental de .los mercenarios desde Gales a Polonia, cadavez más visible desde finales de la Edad Media, no fue sim-plemente un expediente provisional del absolutismo en el des-

iruntar de su existencia, sino que lo marcó hasta el mismo mo-mento de su desaparición en Occidente. A finales del siglo xvrrr,

", incluso después de Ia introducción de Ja-reelutqgbligatoria enlos principales países europeos, hasta Hq¡lerclgs/de cualquierejército <nacionalo podÍan estar formados por soldadeggg_rL_traniera asalariada 2s. El ejemplo del abJolutismn F¡r'siano -que- compraba y secuestraQa su mano de c.¡bra fuera de sus fronterasutilizando la subasta y la leva por la fuerza- es un recuerdode que. no había necesariamente r¡na clara diferencia entrearnbos. I

Al mismo tiempo, sin embargo, la función de estas vastas ynuevas masas de soldados era también claraneirte diferente dela función de los posteriores ejércitos capitalistas. Hasta ahora'

| ..1

a El énsayo de Victor Kiernan, <Foreing mercenaries and absolutemonarchy", Past and .,p/esent, ll, abril de 1957, pp. 668ó, .reimpreso' enT. Aston (comp.), prisis in E_urope, .15&-1ffi, Londies, l9ó5, pp. 11740,es un estudio incornparable del fenómeno mercenario, al qué poco ¡.qe.ha añadido después.:

" Jean Bodin, Les six livres de ta Républiqu¿, París, 1578, p. ó69. i

r Walter Dorn, Competition for empire, Nueva York,'1940,''p. 83.

Page 16: El Estado Absolutista

26; ,ir"r*$És. Europa occidental

no existe 'd teoría marxista de las cambiantes funcionesrclones

i'Xt ?1" i,'4ffi ,*;g*: t::...q1:;1 ", * oáá 1. ;';;.;t ó;^1.'' o" rsrr;i€r rugar?afa estudiar ese tema. Con todo, puede

3':T,i:","_9)j 1"8"*.*ra, posiblemente, et lqodo !'!is racionar

quedaron estancados durarite L eá"¿ ivl;;:;?.";;.":#;::::::jT:i:r:, :I::i"" muy lenta;";,; en comparación con rasrerpentinas y rriasivas acosechas, que producian las conquistast erri toriales, de las que

- la s in.,oasio-nel ;;;;;e;r'l". "rl'Jr.r".r.

o Sicilia, la toma arrp an¡r-r,.^.^ *-^_^lg"yj"1 de Nápoles o Ia conluist. clltell.o"d e An d atu cía tu eron 1

:t ?. I ?

r. :: "lpiá" ;A ;;:"i: ;;1"".".., ??:lógico, pues, que la definis¡ci -.á*l rta ra ^r^-^ J^_: -uecdat-f¡¡ese-eit¡taL ruffi ¡¡rva r d,ul(Jnartqao economica de la#.. 1."", :"-

"": :,

f ::T:lg1 r-llri es I a maxi;;;.; il' ái' il' ri q,, "-za, y su papel no puede- cornpararse al que ¿"rt*p*" #;';formas desarrolladas d1l.T;á;;;-producción que te sucede,dominado por el rit.¡oo_,brásico_¿" l"'o^,,_,r.ti^iÁ- r^r ^_

n^SI =.1=!"=^f,bi"

it."+" y ";;;!ifññffi ndamen-to :ili,L

lnante

clase lp".rrcnion+o ^.._-^ __-_;_ raguurfl,Ilg_-lflasocial no era un me.o

rofesión era la : su vocación;! u duacrruo exrerno, srno una función intrín_

:;""i-1"'.::j:::::l 11o1!mi.ca.. El medio normal de ra competen-cia intercapitalista e.s económico, y su estructur" ", típiJL:.;i:aditiva: las partes rivares t""-d; É^panairse y p..ro"i"i

-"r.r-que de forma 9"rtq:lrl aio largo. Ji ,r.ru miima confront";;;;;porque Ia producción de mercan--cias *"rrrr¡u"i,r."áá. ^.í' ilimita_da por naturareza- por el ;i;;ñ er medio típico de la con-frontación interfeudal

"r" ;iii;;;-]'r,. "ra*ctura siempre era,potencialmente, la de un conflicto" dL suma nula en "f .r*pode batalla, por el que se p*alr" J g"rraban cantidJes fijasde tierras. Esto es "ii-po.q,.r" l" ti+; es un monopolio,natural:sólo se puede redividir, p=eie'". É.,""aer indefinidamen[e. Elobjeto categoriar de ra düminación nob'iari. .r" Ji"J¡torio,independientemente a. ta

"omrrrriJ"j'q,r. lo habitase. ios perí-metros de su poder estaban ¿eriniJos por la.tierra uo_o tal, yno por el idioma. La clase aominante f!"aui """,

p""i'"r"rr.i"l_rnente móvil en un,sentido en que lu "1"r"

Jo;ú;;.";ütalistanunca pudo serlo después, porqr-,. el Lrsmo capital es par exce_llence internacionrl,a"ll." Á¿"iil i...r,,." que sus propietariosestén fijos nacionalmenie; pero'lu'ii".ru és nacionalmenté in-móvil y los nobles tienen..i"":uiu.¡"-f*;"r""r.1-'Jj'r'llru' o"ella' cualquier baronia o ¿inastiá]lii", así, transferir su resi-

El Estado absolutista en Occüente .27

dencia de un confín a otro del continente sin sufrir por eilo.ninguna dislocació_n. Los linajes angevinos p"di""-;;ü;riar indi-fe¡entemente en Hungría, Ingraterá o Nápoles; lür nórm"naosen-Antioquía, sicilia ó Ingraierra; ros boigoñ"""r ""-lonugaro'Zelanda; los luxemburgueses en las tierrás del Rin o en Bo-hemia; los flamencos en Artois o Bizancio; Ios Habsburgo enAustria, los Países Bajos o F.spaña. En esas variadas- tierrasno era preciso que-señores y campesinos compartieran una len_gua común. No existÍa solución de continuidád entre los terri-torios nittiggs y los-dominios privados, y el medio clásico parasu adquisición era la guerra,

-encubierta de forma invariablebajo reclamaciones de legitimidad religiosa o ;;;.Iógi"a. Lagg9lTa no era el cd6pe¡1s>, de los prÍncipis, sino Iu destiro. Másallá de la limitada diversidad áe caracteres e inclinacionesindivirl'ales, la guerra les átraía inexorablem""t" ."*;L"

""-cesidad social de su estado. para Maqui"".r", ""*áo estu¿iala Europa de comienzos del sigio *ü, l, última nonna de suser era una verdad tan obüa á inevitable como r" .*i"t"".iudel cielo por encima de sus cabezas: oUn príncip",

-pt.r"", oodebe.tener otro objeto ni otro pensamientó, ni Liti.'"" otroarte más que la guerra, el orden y ta aisciplina de io,

";e."itos,porque éste es el único arte que- se espera ver ejercido por elque manda> x.Los estados absolutistas reflejaban esa racionaridad arcaica

en su más íntima estructura. Eran máquinas construidas espe_cialmente para el campo de batalla. Es signific"ti"; q;; et fri_n¡er jmpu-9sto regular de ámbito nacionar establecidd en Fran-cia.,-la- taille,royale, se ¡ecaudara para financiar t., p.irrr"o,unidades militares regulares de Eúropa, las compogr;ú; d;;;_donnance de mediadoJ arl siglo xv, cuya primera uniáaa estabacompuesta por aventgreros escoceses. A mediados del siglo na,el 80 por 100 de las rentas del Estado español r"

-á"riirrru"r,

l^g^?:t,"_t militares. Vic-ens Vives pudb escriüi. qrr", ".i1*p,rtronacra la monarquía administrativa a la moderná se inicia en eloccrclente de Europa con las gr.andes operaciones navales em_prendidas por car:los v contrá los turios en el-Mediterráneo

occidental en 1535" u. Hacia mediados del siglo **r, f", áesem-bolsos. anuales -de los principados del contiriente,;;;á; il*i;

- ," Ni"."]O Machiavelli, It principe e D.iscorsi, Milán, 1960, p. 62 tElPrl2clne.,-.Barcelona, B"úguera, fgZí. p. l¿ó1,1 J- vjg-en: vive's, "Esiructura adminiitiáii". estatar en los sielos jrvry xyrr', XI Conerés International des Sciences-.n¡stórAiii RrO;;;,üüGotemburgo, l9ó0; ahora_reirnpreso

"" vi".ni v¡ves, c o-yl uii u)i'"trán¿^i"oy reformismo burgués, Barcelona, Ariel, 196g, p. itO.' ,,. l,. J .r. .

Page 17: El Estado Absolutista

28 Europa occid.ental

hasta el Piamonte, se dedicaban predominante e invariablemente,

=":_t^1d* partes, a la preparación o sostenimiento ae ta guerna,rnmensamente más costosa entonces que en er Renacimiento.Un siglo_después,

3n lp pacíficas vírp"ru, de 17g9, y d.e acuerd.ocon Necker, dos tercios del gasto del esta¿á ¡;;"é. se dedicaban todavÍa a las fuerzas militares. Es evi¿enü que estamorfologÍa der Estado no correspond.e a la racionaridaá capita-lista; representa er recuerdo "*pu.ao d.e ras funciones medie_vales de la guerra. por supuert", i", grandiosos aparatos mili_tares del ultimo Estado fáudal no se mantuvieron ociosos. Lapermanencia virtuar der conflicto internaci.;^r.;;;;o"

"" *.de las notas características de ttáo: el clima der absolutismo:la paz fue una meteóri-ca .*".p"iár,1n ros siglos d.e su d.omina-ción en Occidente. Se ha ""ñ;i;;" que en todo el siglo xvrsólo hubo veinticinco años sin op.r""^iorr", ;irtr".;, 'j. t"rgoalcance_ en F.uropa ,r; y que ",, "i-.ür. ;;,;il';i^ir.irri"ro'siete años sin grandei !u..rus ".rii. "rt^aos

n. Esta sucesióncle guerras resulta uj:,ra al capital, aunque, como veremos, enúltimo término "orrt.ib.ry"." "';ii;.-

_ -I,a burocracia civil y el sistema de impuestos característicosdel Estado absolutista- no fueron *".ro, paradójicos. parecenrepresentar LLna transición hacia la adminisira"iOn teg"i racionalde Weber, en contraste-c_o_n la jungla ae depenae""i", p".ti.,r-laristas de la Baja Edad Mediu."Áf-Áir*o tiempo, ,rrr ";lrráI,la burocracia der Renacimiento era ir"t"¿. como una propied.advendible a individuos privados: importante confusión d.e d.osórdenes que el Estado burgués ri"Ifur. ha mantenido diferen_ciados' AsÍ, el modo de integración ,le la nobreza feudar en elEstado absorutista que prevareció en o""la.""ré-á?.;ffi formade adquisición de oc.rgo.n

1-. El que compraba privadarnenteu''a posición en el aparato público áer Estado r" "ál¡liÁa porrriedio de la corn:pción y-los privilegios ^.rto¡r"áJr'lGirr"*"rle honorarios) en lo que "r" .rr! eppecie de caricatura .moneta_rizada dé ta investiduia de un ¡;"¿:;;"ñ.;;;;iilro'iiu, 0.,vasto, gobernador español de Milán "Ji+i, pli. ,"ii"lH, , ,",poseedores.italianos de cargos en esa "irrauá-qr-,.-;fd;;;;

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il R. Ehreqberz,- na1!1:_t!tt1l d.er Fusg_er, Iena, ti2\, r, p. 13.! c. N. ctark, T he s ev ent een t h -.u"t iiil L;¿r¿s, -rsd7,

p.-,tsl eil"r.or".g,i?il,Tit"iflTición .ligerarnente

distinta,"ot'... ;. ;iñ;;üJaieo -¿,$ EI mejor estudio de .conjunto.de este fenómeno i'i..n""ion"l:es elde K' w' swart, sare of "¡rli-it ii-tü szi,inteenth centurv,tLr=ñila; u,as:el estudio nacional más amplio .. .f-a.-ifáiand Mousnier;iLo uenálité.d.",oflices sot¿s Henri Iv et Loiis i]¡1, nuili;'". t.

EI Estado absolutista en Occüente 29

fortunas a Carlos V en su hora de necesidad después de laderrota de Ceresole, de acuerdo exactamente con eI modelo delas tradiciones feudales3¡. Esos tenedores de cargos,,que proli-feiaron en Francia, Italia, España, Gran Bretaña u Holanda,pédían esperar pbtener un beneficio de hasta el 300 o el 400

por 100 de su compra, y posiblemente mucho más. El sistemanació en el siglo xw y se convirtió en un soporte financierofundamental de los Estados absolutistas durante el siglo xvu.Su carácter groseramente parasitario es evidente: en situacionesextremas (de la que es un ejemplo Francia en la década de 1ó30)podía costar al presupuesto real en desernbolsos (por arrenda-miento de impuestos y exenciones) casi tanto como le propor-cionaba en remuneraciones. El desarrollo de la venta de cargosfue, desde luego, uno de los más llamativos subproductos delincremento de monetarización de las primeras economías mo-dernas y del relativo ascenso, dentro de éstas, de la burguesíamercantil y manufacturera. Pero la integración de esta úItimaen el aparato del Estado, por medio de la compra privada y'dela herencia de posiciones y honores públicos, tarnbién pone dem¿rnifiesto su posición subordinada dentro de un sistema polí-tico feudal en el que la nobleza co4stituyó siempre, necesaria-mente, la cima de la jerarquía social . Los of't'iciers de los parla-mentos franceses, que jugaron al republicánismo municipal'yapadrinaron las mazarinadas en la década de 1650, se convir-tieron en los más acérrimos defensores de la reacción nobiliariaen la de 1780. La burocracia absolutista reflejó, y al mismotiempo f¡enó, el ascenso del capital mercantil.

Si la venta de cargos fue un medio indirecto de obtenerrentas de la nobleza y de la burguesía mercantil en términosbeneficiosos para ellas, el Estado absolutista gravó también, ysobre todo, naturalmente, a los pobres. La transición económicade las prestaciones en trabajo a las Ípntas en dinero vino acom-iañada, en Occidente, por la aparición de impuestos reales parafinanciai la guerra que, en la larga crisis feudal de finales dela Edad Media, ya fueron una de ias.principales causas de losilesesperados levantamientos campesi¡os de la época. (iuna ca-déhá de rebeliones campesinas dirigidas claramente contra lgsimpüestós estalló en toda Europa [...] No habia mucho queelegir entre los saqueadores y los ejércitos amigos o enemigos:

.unos se llevaban,,tanto como los otros. Pero entonces apare-

I

' rt Federico Chabod, Scri¿¿i sul Rinascimenfo, Turín, 1967, p: ó17. tosfuncionarios milaneses rechazaron la demanda de su gobernador, perósus homólogos de otros lugares quizá no fueran tan decididos.

Page 18: El Estado Absolutista

30 Europa occidental

cieron los recaudadores de impuestos y arramblaron con todolo que pudieron encontrar. Loi señores recobraban en últimotérmino de sus hombres el irnporte de ra oa¡rudar qoe- euo"misrnos estaban obrigados r p."si". a su soberaio. Es iidudabreque de todos los males que afligían a los campesioos,:lo" qrr.sufrían con más dolor y menos páciencia eran ros q,,e frov.nirnde las cargas de la guerra y de los remotos impuJstoi, u'-pr5otica¡nente en todas partgs, el tremendo peso de ros impuestos-la. taille y la gabáIle en Francia, ios servicios eu Eipaña _cayó sobre los- pobres. No existía ning'na concepciJn ¿át ."i.,-dadano' jurÍdico, sujeto al fisco po. ét *i.*á-ri"n" de perte-necer a la nación. La clase señorial, en la práctica y en todaspartes, estaba rearmente exenta der impuestb directo. porshnevha bautizado con razón a las nuevas iontribuciones impuestaspor el Estado absolutista con el nombre de crenta feudal cen-traliz¡da", para oponerlas a los servicios señoriale, q""'f".*"_ban la crenta. feudal localo33: este doble sistema d.i exaccióncondujo a una tormentosa epid.emia de rebeliones d.e los pobresen la Francia del siglo xurt, en ras que los nobles p.orirr"i",'o,condujeron muchas veces . s,rs propios campesinoi contra losrecaudadores de impuestos como mé¡or medio para extraerlesdespués sus cargas locales. Los funóionarios dlt fisco teníanque ser custodiados por unidades de fusileros para cumplir sumisión- en el campo: reencarnación en forma moderr¡izada dela unidad inmediata entTe coerción polÍti.ol"e"i y ;*;lotaciOneconómica constitutiva del modo de iroducció; fe;dal^en cuan-to tal.

Las funciones económicas del absorutismo no 6e redujeron,sin embargo, a su sistema de impuestos y de cargos. El mercan-tilismo, doctrina dominante en ls.u épóca, preJenta lu

-;;;;ambigüedad gg" la burocracia aestinada a reali íarlo, ;;'l;Tt:sT" regresión subterránea hacia un prototipo anteriár.-i"¿"-dablem.ente, el mercantilismo exigíp Ia supresiá" J" r;r.u-.**lparricularistas apgestas al cómeriió ¿entio del á.mbito,'u¿i*Jiesforzándose- por crear u4 mercadg interno ""iiiriá; fp¡a fáproducción de mercancías.- Al preiender aumerl,t4r.el po-der delEstado en'relación con los Ltros estados, el merünriúri-jalentaba la exportación de bienes a la vez q"; ;;hibi;-i;T;. t Oybr, Rural economy .and, countty life ín the medjaqol Wert, l.o -dres,-1998, p. 333 [Ecorzomla ry111!_y víd.a'iampesina *, il'ói"i¿iii"A2-diey.a\ Barcelona, penínsulá, 19231.

...: B_ F. Porshnev, I-9s souléve-ments populaires cn.France de 1623 d.ró48, parís, re65, pp. 3e5-6 ted.,casr -._b._.ildi!. pá, _1váitáá-¡"ltzil7pítares eri Francia en et sigto XVII, Madia,-Sicb xii;'i'iftj.-":";

El Estado absolutísta en Occüente

¡netales preciosos y de moneda, en la creencia de que existíarrn¡ cantidad fija de comercio y de riqueza en el mundo. Pordgcirlo con la famosa frase de Hecksher: cel Estado era a lavez el sujeto y el objeto de la política económica mercanülis-t¿Io v. Sus creaciones más características fueron, en Francia, lasmanufacturas reales y los gremios regulados por el Estado, y enInglaterra, las compañías privilegiadas. La genealogía medievaly corporativista de los primeros apenas necesita comentario;la reveladora fusión de los órdenes político y e'conómico en lassegundas escandaüzó a Adam Smith. El mercantilismo represen-taba exactamente las concepciones de una clase dominante feu-dal que se había adaptado a un mercado integrado, pero pre-servando su visión esencial sobre la unidad de lo que FrancisBacon llamaba qconsideraciones de abundancia' y "conÉidera-ciones de poder". I-a clásica doctrina burguesa del laissbz faíre,con su rigurosa separación formal de los Sistemas políticos yeconómico, estaría en sus 'antípodas. Fl_Lqqgrcarytilismo lrai pre-cisamente, una teoría de la interv.n@

31

pa!. Lógica-

fista", buscando que los beneficios de la paz entre las nacionesincrementaran un comercio internacional mutuamente venta-joso, la teoría mercantilista (Montchrétieñ, Bodin) era proftin:damente <rbelicista> al hacer hincapié en la'necesidad y renta-bilidad de la guerras. A la inversa, el objetivo cle una economla

. x Hecksher afirma,que el objeto del mercantilismo era aumentar-el

.poder del Estado' anies que .la riqueza de las naciones", y qué esosignificaba una subordinación, según las palabras de Bacon, de las .con-sideraciones de abundanciar a las .consideraciones.de poder' (.Bacon.alabóa . !,n¡ique VII por. haÜer limitado 1"," iioportacionés de vlno en bar-cos-ingleses-basándose en esto). Virier, eri uña eficaz respuesta, no tiéne.nin'guná .dificultad en mostÉrlque la mayoria de los eséritores merca¡ijtilistas áan a ambos . igual importancia y' loS .consideran compatibles..Power.versüs plenty as objectives of foreign policy in the 17ü an{ l.8t!-centuriés', World Politics, r, 1, 1948, reimpreso en p. .Coleman, .comp.,R¿uisions in mércaitilism, LondréS, l%9, pp. 61-91. Al mismó tiempci, VinerSubestima claramente la diferencia eútre la ieoría y'l¿,piáctica'del urer-cantilismó y las'del lais5¿Tfaire que le siguió. En realidad, tanto ,HeckShercomo Viner pierden de üsta, por razones diferentes, el punto esencial,que es la índiitíncid4 de economía y politica en la épóia'.de'ti'ansiiiónque produjo las teoiías mercantilistas. La discusión en torno a si"üade elias tenía .primacía' sobre la otra es t¡n anacronismo, porque gn lapráctica .no exiitid tal separación rígida d,e ambas hasta lá tléeadi' itellaissez-f-aire. ' ' it

r E. Silberner, La guerre d.ans la pensée.économique du XVI''iíu.XVilPsiécte, París, 1939, pp. 7-122. ¡r

Page 19: El Estado Absolutista

32 Europa occíd.etztat

fuerte era la victoriosa prosecución de una política exterior deconquista. colbert dijo á l,uis XIV que las manufacturas realeseran sus regimientos económicos y ros grernios sus reservas. Elry1s grande de tos mercantilistasl que;;;;bl";ü ñ"fi;;;;del Estado francés en diez-mitagrosos ;;;á;;d#r#;ffi,lanzó a su soberano a la aesgraciaáa m"áriJ" ál iiái""¿"

""167.2 con este expre_1i1o- cgnJejo, "Si "l ,"y-lü"i."'porr", .todas Ias Provincias unidas bajd su autoridadl .n óo*..óio pasa-ría a ser et comercio d.e los ,,iü¿it", á;;;"j*i¿"d |^intoncesno habrÍa nada más -que pediro r. cuatro décadas de conflictoeuropeo iban a seguir a esta muestra de razonamiento econó_mico, que capta pérfectament. ú ló;;.;áñ;^i"'lgr"riooabsolutista y del mereantilismo d"p;;'d;;o;;;';;;á o. to.hotande-ses era tratado como ra ti#a ¿e ios ;ilü;j;;;s o hspropiedades de los moros, ".;-;; objeto físico que podÍatomarse y gozarse por la tuerza miliiar como modo naturar deapropiación, y poseerse después de forma permanente. El erroróptico rr_e este juicio particuiar no ro úace d",,;;;;":át"ti.'o,los eótados absorutistas se miraban entre sf con los mirmos o¡or.Las teorías mercantilist;; ilh;i;;;r. y de la guera estab¡n,Por suPuesto, conceptualt¡rente inierconectadas:

"f *"¿"lo ¿.suma nula de comercio -mundiat q"; i";;;;;."-;;;;;"ir:

mo económico se derivaba del moáero ¿e suma "üI-J" pouti*internacional, inherente a. su belicismo. 'Naturalmente,.el comercio y ta guerra no fueron las ,,rnicas

actividades. externas der Estaáo absolutista "" o"niJ"";'s;otro gran esfuerzo se dirigió a la diplomacia, qu,e il;; á;los grandes inventos institucionales dL h ép;":i;";;rado enla reducida área de Italia en er siglo xv, institucionalizad.o enel mismo país con la paz ae lro$, i"a"pi"a"-;; E6;;;;;:cia, Inglaterra, Alemania.y toda Euiopa én el.siglo r"t r, árpjómacia fue, de hecho, ti in¿elebre'marca ¿":"""i*iñtcr,aet

Irj"^O:-t::::"_l_tt.,,..,Consuscomienzoi"""iJ""-:e"..'páii;-;:;:rema rnternacionar de estados, en'el que habÍa una-perpetua"exploración de los puqtos débiles en er entorno. de,un Estadq9 $e lo-s geliqros que-podían emalrar

"o"tru-¿i-=a"sáJ"t¡¿r'"r-,tados> rt. la Europa medieval nunca estuvo ;*p;;;".;;;,;;

nn*.15T" Goubert' Louis xIV et f inst millions de francais, Parfs, 196ó,

t B. F. Porshnev, .Les rapports- politiques de,l,Europe,occiderilal.e Ltde l'Europe orientare á r'époque ¿" r" gá;".a"r-!1."t"-í..l-lii'corer¿,I nt ernationar des' scienc ei H is t oriqucrl upr"l", lxq- p. ilil-i"iü.rión ei,tremadamente especirlativa en la guerra i" r., i.Jiíü'Áiprl'lül'l;ii .irlbuen ejemplo de la tuerza v h áebiliáuá-¿. pórtrrrr.i.'Á-J.q;=il'" a"

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'4iHiil!¡,6

El Estado absolutista en Occidente 33

conjunto claramente delimitado de unidades políticas homogé-

o""i, ", decir, por un sisterna internacional de estados' Su

;-;;; poütico er^a inextricablemente confuso y enrg{ad-o: en éI

.liáuri, geosÉficamente entremezcladas y estratificadas dife-

,á"t", initaiói.s jurídicas, y abundaban las alianzas plurales,

i^s soberanías asimétric.t y 1os enclaves anómalos s' Dentro de

;1i"1;;;;;"f;;;tJ; no había ninguna posibilidad.g" q"9irrrgi"t un sistema diptomático forinal, porque no habia u¡ri.

i"ñi¿ra ni paridad de-concurrentes. El concepto de cristiandadlatina, de la que eran miembros todos los hombres, proporcieiraba

-. los cónflictos y las decisiones una matriz ideológica

universalista que constituía el reverso necesario de la extremada

heterogeneidaá particularista de las unidades políticas. Así, las

uembaJadas' erán simples viajes de salutación, esporádicps y no

retribuidos, que podían ser enviadas tanto por un vasallo.o sub-

vasallo dentró dé determinado territorio, como entre príncipes

de diversos territorios, o entre un príncipe y su soberano' La

contracción de la pirámide feudal en las nuevas monarquíascentralizadas de la- Europa .renacentista produjo, por vez pri-

mera, un sistema formalizado de presión e intercambio inter'estatal, con el establecimiento de Ia nueva institución de las

embajadas recíprocamente asentadas en el.extranjero, cancille'J"t i"tt".nentes .para las relaciones exteriores y comunicacio-tr". é informes diplomáticos secretos, protegidos por '91 nuevo

concepto de oextiaterritorialidadr 3e. El espíritu resueltamentesecutar del egoísmo político que inspiraría en adelante la pr{c-ti¿ ¿e.la dillomaciá fue éxpresado con toda nitidez por Er-

molao Barbaio, el embajadoiveneciano que fue su primer teó-

rico. .La primera obligación de u! embajador es exactamente

lo que han dicho sus colegas occidentales, su fallo más importante no;; il .rígido .dogmatismoi; sino"unl.inge¡io' .superfértil, no siempreli*it"do áctecuadamenté por'la,disciplináj áe hq pi-r¡eb4¡;, claro está que

;;;-;i;; rasgo es el iue le cqnvierte, ,en o-trg. a-specto, en un histo;;;;;;6"i?-i*áei"utivo. Las'iugerencias al final de su énsayo sóbre

;i;;;.ói; á. """ si'stema internaciónal de-estádosr.son intéresantes.-- i A Éng"ls le gustaba citar el ejemplo de. Borloña:'-,i¡Carlos. el Calvo,

oor eiemJlo. "r" r,iU¿iio-feudal dei _empera$gf por-una parte de sus tie';;r,l'.iJ't;y d; Ftil.i" por ótia;

-pero;'por ótra parde-' el-rev de-F.;;"ü,'; t"nt. f."¿.i, "r"

áf *t."o'tiempb s,iUaito de Carlos el Calvo,

." piáli" vasallo, "tt áigtt"ut.regio-nes.-o Véáse su importaq!-e ma4uscrito'

titulado póstumament'iii'ii ¿Ll-iei"tt .d-es Feudalismus - und áas Auf:

i;;;;"'áir-Eiire"oisie, en Werfte, vol.'21, p' 3!6'. i'. . . ;,i -.t' Sobre todo é9te desarrollo de la nueva diploinacia en los-alboJes 6e

la Europa moderna, véase la gran obra de Garrett Mat . Ránaissáicbdiplomicj, Londres, 1955, passim. La frase 4e.ffiffi{página 109. ..liQ_.H("\

Page 20: El Estado Absolutista

34 Europa occid.ental

la misma que Ia de cualquier otro servidor del gobierno, estoes, hacer, decir, aconsejai y p;;.i. todo lo quJ-Ji*" mejora la conservación y engrandéciiriento de su propio Estado.¡.con todo, .rtol ititr,r*..,iJ.- ie l" alpl""í""ri'Srii.¡*dores o secretarios de nrt.á-*- "o ua* todavía annas d.e unmoderno Estado nacional. r-rr "oo.-pciones ideorógicas del(nacionalismo,n fueron ajenas,

""*" tales, a la naturaleia íntimadel absolutismo. r"s .r"tuáo-, ñá"irq,ri"os de i;;;;" épocano desdeñaron la movilizació" ¿" l"i:.e",,*l"il, lltrioti"o.de sus súbditos en los """iliJ"r-Lirita¡es y polÍticos que opGnían mutua v co_nstantemente a las diversa5 _monarquías déEuropa occidLntar. p.r" i"-"*ir,l""L difusa dJ un protonacio.nalismo popular en la-rngrai;;; los Tudor, ra Fiancia bor-bónica o la Españ"_¿" f"r"ff"ürf"ü i"", básicamente, un signode Ia preserr"ü bt.rgrresa en la poTiiica {; rnás que dejarse gobernar por ellos, los grandes y ibs-soUeranos_ siempre manipu_laron esos sentimienios- La ""r..1. nacionar der absorutismoen Occidente -a _

menudo muy aparentemente pronunciada(Isabel I, Luis XIv)- .r", -"r, -r.'^H;;;;

;;;;i"-g*,"ui'J."r,.0..Las normas directrices á;';q";iü^Epo.. rad.icaban en otro ru-gar: la última instancia or regitimid-.¿ .ir i" ¿i;;r;;; y no erterritorio' Er Estado ." .orr""ií" *o patrimonio del monar-ca y, por tanto, "l lyt" 9"..r,, propiedaá óál;;q;iir". po,una unión de persona s: f elix iustr¡a. nt mecanisilo^ r,rp.._ode la diplo*.ii" era, pues, eI matrimonio, espejo pacffico dela guerra, que tantas .rr"".i p;;;¿. Las maniobras matrimo,niales' menos costosas

"o*o ui" -;;

expansión territáriar quela agresión armada, proporcionaban resultados menos inmedia-tos (con frecuencia iotó . ru áista"ci, ¿"-rr,u'^g"i"áio"l v:sta9a.n sujetas por elro u i*p*a""iules azares de mortaridad,en el intervalo antenor a Ia "-o"r"*""iOn d.e un pacto nupciaJy su goce político. De ahí que el largo rod.eo del matrimoniocondujera directamente y tan u-Alrr,rao al ,corto, carnino deIa guerral La historia'¿Lr'.urü.,l#; está plagada de esos conjflictos' cuyos nombres' d;i;-;;""it, g.r"o.s, de. sucebión,.deEspaña, Austria o Baviera. N;;.;ü;nte, su requltado final po .día acentuar:la cfloració;. á;.i;^áün".rr. sobre el territor.__- -- " r- :- -;;^-1¡-'19 qU9

.n"."t.:,*:?,t r:ilrXt,.._t -*banas mos.traron, porl supuesto, formas *ol"-.o-".,ia"i"t:;;#.1,",ff"".r!ili,*$:iqt;TF,?i:l.f:ílil.n:li$;que comienza a aDarecer

"" ló. *"¿iJ..iiü¡atios u"lrg.e* á.ii.irrcipio"de Ia época moderna. l_". .zu¡io" ü;;ü"i;odía producii,,en situacionesde crisis, estatidos ""iñoti".l'nin,il;::.dI. .ro "rrá.ter.,inconirolado,ysedicioso: Ios comuneios en Espái;;; irg" .o Francia.

El Estado absolutista en Occüente .g5

las había ocasionado. Parls pudo ser derrotada en La ruinosalqchl militar para la sucesión española; pero la casa de Borbónhéredó Madrid. El índice d.el piedominio feudal en el Estadoabsolutista es evidente también en la diplomacia.' Inmensamente engrandecido y reorganizado, el Estado feudal

del absoiutismo estuvo, a pesar de tódo, constante y profun-damente sobredeterminado por er crecimiento del cápiialismoen el seno de las formaciones sociales mixtas del primei períodomoderno- Estas formaciones eran, d.esd.e luego, una cómbina_ción de diferentes modos de prod.ucción bajo eI áominio ---deca-dente- de uno de ellos: er feudarismo. Todas ras estructurasdel Estado absolutista revelan ra acción a distancia de la nuevaeconomía que sd abría paso en el marco d.e un sistema másantiguo: abundaban las ucapitalizacioneso híbridas de las for_mas feudales, cuya misma perversión de instituciones futuras(ejército, burocracia, diplomacia, comercio) era una reconver_sión de objetos sociales anteriores para repetirlos-

A pesar de eso, las premoniciones de un nuevo ord.en políticocontenid-as dentro dé eltas no fueron una falsa promása. Laburguesía de occide_nte poseía ya suficiente fuerzá.para dejarsu borrosa huella sobre el Estado del absolutismo. Ll aparenteparadoja del absolutismo en occid.ente fue que representabafundamentalmente un aparato para la protección de la propie-9"d y los privilegios aristocráticos, peró que, al mismo tiempo,los medios por los qué se realizaba esta protección podianasegurar simultáneamente los intereses básicós de las nacigntesclases mercantil y manufactrlrera. El Estado absolutista centra-' lizó cada vez mái el poder porÍtico y se movió hacia sistemaslegales más unifonnes: las campañás de Richelieu contra los

. reductos de los hugonotes en Fráncia fueron características. ElF.stado absolutista suprimió irn gran número de barreras cemerciales internas y patrocinó aranceles exteriores contra ,loscompetidores extranjeros: las medidas.'de pombal en el porfu.gal de la Ilustración fueron un drástico'ejemplo. ,proporcionóal capital usurario inversiones lucrativar,

"rr.rqrr":r#esgudas,en la'hacienda pública: los banqueros de Augiburgo.en-,el si-glo xvr y los oligarcas genoveses del siglo xvrr Éi"i..ó.t fortunascol¡us prést-amob al Estado español. Movilizó la propiedadryral por medio de la incautación de las tierras eclásiáiticas:disolución de los., monasterios en Inglaterra: proporcionó sine.curas rentables-'in la burocracia: la paulette en'Francia regla-mentaría su poiesión estable. patrocinó empresas colonialei ycompañías comerciales: al mar Blanco, a las Antillas, a J4 bahláde Hudson, a Luisiana. En ofras palabras, el Estado absolutista

Page 21: El Estado Absolutista

36 Europa occidenta|

realizó algunas funciones parciales en ra acumuración originarianecesaria para el triunfo iinal del -9.do ae proa,rlÁJn capita-lista. Las razones p_or las q"; ;;; ilevar a cabo esa tunción<dualo residen en ia natu.ui"r.'*plcífica-de ñ-".oiáres mer-cantil y manufacturero: .orrro "-itíg.rro de ellos se basaba enla producción en masa caracterÍstiia de ra ir,¿,rsiriu -aquini-zada propiamente dicha, g"rpo"á-

"xigi.n ,r,.a;;^ür; radicalcon el, orden agrario .feudal ir."-toa.rria encerraba a ra vastamayona de Ia población (.f f"t.rro- trabajo ,."t.ri"Jo y mer_cado de consurno der cap,italir*o-itr¿.,rtriar). Dicho d.e otra for-ma' esos capitares, podían ¿.rárrriL.se dentro- de 10s rímitesestablecidos por er marco r""á^i r"org..rit^do. Esto no quierell:l qrre siempre octiirie.u .ri' üs confrictos poríticos, reri-gtosos o económicos podÍan fundirse en explosiones revolucio-narias contra el absolu_ti.ro,

"" .oy"nturas específicas, tras undeterminado períod.o a" -^á,ri..id". E" este estadio, sin em_bargo, había "i"-p." "" p"r;;;;" r"rr.ro de compatibilid.ad.entre Ia naturareza y 9l prbgr'";;"i Érl^i" .u.ái,lfila 5r lasoperaciones del capiral merántii yi"""i";;";';;'," .o*_petencia internacional entre

"1"."r' .rlbr", q,-,L. piü"j" ;i ;;á::Ti"" ":!.u¿o de guerra de "." épo"r, la amplitud del secrormercantil dentro de .cad.a patriménil orraciorral" 1rrr,o-ri"*p..una importancia decisiva p:uru ,r, .ái"ti".-t""r.; ;iiil y po_lítica. En la rucha contra -sus rivales;;;, i;;;#q"ras te-nian, pues, un gnan. interés "¡ ".ráUar _metales preciosos ypromover el comercio bajo -sus propi^r t^"¿"."r.-b-"-' ahi elcy.1ct91 cprogresisra> q..á lo, rur,"i.á"i;r;:i;rí;;1;atribuido tan frecuentemente a ras poiíticas oficiales del abso.lutismo. La centralización

""Áá*ií., el protec.iooi*o V l.expansión ultramarina- engrande"ieron al úrtimo,Estado feudara la -vez i¡ue beneficiaban"a l" p-ri-**. t"ir"..rJiTJirrr"rrr"-ron los ingresos fiscares aet priinero ar proporci""", opuJilil-dades de¡ negocio a Ia segundá. i", f e.imas circulares áel_.t¡rer_cantilismo, proclamadas por .f gri"á" absolutista,--digron, elo.cuente expresión a esa coincidencia provisional, áe- llüo"""r.

_E-.? -"v Iógico eue-:el duqrre á. -L¡oir.ul

declarase, .en las,últimas décadas dár ancien-, ii¡- " ii.t""ia-ti"oG,:o*rll"ili"De la armada.dependen 1",

-""ró"í"s; ai ü_ ";i.dli,,*r,oo...mercio; del .comercio la capaciÁá ¿"-..r' Estado,pa'u *u;Lr:Tnumerosos ejércitos, para aumentar su pour".üí y puill.rru.",posibles las empresas-má5 gtqriosas v ,rier:¡rtrf"J;i "::; l"'F:

. .'t citado por Gerald Graham, The potitics of navat ;¡or"^aiii^^bridge, 1%5, p. 17. . :.ri ,

EI Estado absolutista en Occídente 37

Pero, como sugiere esa cadencia final de ugroriosas y ú1i-les>, el carácter irreductiblemente feudal del añsolutismo per-maneció. Era un Estado basado en la supremacía ,social de la

, aristocracia y limitado por t"r i*p.i"tivos de f" p*pi.aad de' la tierra. La nobleza p9día depositir el poder "r,

t áorrarquíay, permitir el,, enriquecimiento de la burgrresía, feio-i., *ur..estaban todavía a su merced. En el Esádo abiolutista nuncatuvo lugar un desplazamiento opolítico, de la clase noble. Sucarácter feudal acab.ó frustrandó y falsificando una y otr" .,n*sus promesas al capital. Los-Fugger terminaron arminados porlas bancarrotas de los Habsburgó; los nobres ingreses 6e apro-piaron la mayor parte de las tierras monástiás; Luis iIVdestrozó los frutos de la obra de Richelieu al revocar el ,edictode Nantes; los comerciantes rondinenses se vieron r^q"".abr p".el proyecto de cockayne; portugar volvió al sistema áe Methuendespués de la muerte de pombal; los especuladores páririoo,fueron arruinados por Law- Ejército, buiocracia, áiptáiu"i" ydinastía formaban¡¡n infrexiblé comprejo feudál q,r..r"gí. toa"la,maquinaria del Estado y guiaba sus destinos. t-a ¿orñinacióndel F,stado absolutista fue É dominación de ra nobleza feudalen la' época de ra transición at capitaiism- s; ti"ái,.n"u¡"la crisis del poder de esa clase: ra llegada de las revorucionesburguesas y la aparición del Estado

""!it.lirt".

Page 22: El Estado Absolutista

54 Europa occídental

estas luchas ¡¡niT+asr l¡. Fue sucedida muy Prontb por un tipo

de conflicto rnílitar completamen'te nuevo eA Europa, entablado

;;t aif;t "tes

motivo. y "o

r¡n elemento diferente' las guerras

ümerciales a.,glo'hohnáesas de los aúos 1ó50 y lóó0' en las

á". lJ¿ü¡"-áte todos los enfrentarnientos fueron marltimos.

Ést^i confrontaciones, sin embargo, se lirnitaron a los dos Es'

tados europ-, qrr" náUían experimentado revoluciones burgue-

r* y fueán "oiti"od.t estrictamente capi-talisg'- El !4tento

¿e CttUert Para ¡adoPtar' sus objetivos en Francia fue r¡n com-

pt.to fi""to en la a¿ca¿a de 167Ó. Sin emba¡go, a P1l{ de la

*;; de h Liga de Augsburgo el comercio -fue casi siempre

rnra copresencra auxili", -en lai grandas lucbas militares terri-torial'es eurqpeas, "ooqut

sólo ñ¡ese p-or la qarti-cinlción de

I¡glaterra, ctrya cxPansiOn geográfica uttramarina tenla- atroR

,-""".¿.t.r pl'"o"mente com-ercial' y cuyo objetivo 91' eiectiva-

mente, rro -ooopoli"tf""i¿ *,-¿id' óe ahl-el carácterhíbridode las ultimas guerras del siglo xvrrr, que comti¡an do.s dije-

rentes tiemPos y tifos de coiflicto en ttna extraia y singular

Áezcla,.ttyó.iápfo más claro lo ofrece la guerra de los Siete

Años le: la-primera de la historia en que se luchó de una P.tt¡a otra del llobb, aunque sólo de forma BargiDal P"-t -I1

mayorla de tos farticip"otát, que consideraban a Manila o Montreal

como remota:i escarzunuzas compaJzdns con lfutbqp o Ku-

nersdorf. N"¿a re".la mejor !a decadente visión feudal del

ancien régbne en Francia iu" to incapacidad PT percibir 19

q". "toU?

realmente en júego en esiás ^g"e56 de natur-alqza

dual: hasta el úl'irno -o*"oio permaneciá, junto a sus-rivales'U¿"i".-."te. clavado eu Ia tr¿dicioaal Pury teritorial'

u El capturlo dc Ir. G. -Kocnis'sbd$r, -.F,c-'.Fryrygq^Yt, eo

T hc H ab sb utgs ¡. ¡r.n"¡J,' iitl,1-ni,--nn. ¿q{5,'.! t¡F+ ¡¡r'rqdón $¡dr. !¡y ejemplar.

¡' El mcjcn T{Ii<is gcocral de la grcrra--d-c- l9r Slc!' 'eúoü cs tod¡vf¡a ac-ixrn, éornpeütilm for atrpira pp' 3lE-${'

3. ESPAÑA

't'

ie estas variantes es, Por tanto, un comprertrento t"t"-1:oi; (;iÑ;.';"ttder¿ciói sobre la estructura c?t14^1:1:.tismo en occident;:-*t;ái t¡ ""*".f ¡*t t:!gf -de-b (

A;.tnlo tógico de Partida-Euro¡a moderna, nos ofrece el Ptrnto rogfce Lrc P4r *- .*"ro (

ffi lá nspara'{e loi Habsburgo no fuq F*-r." t

Este fue el carácter general del -absolutismo en Occidente' Sin C

JÁiló, -Ls

Esta¿ol t r.ito¡ales específicos que O"e;*; C

i"-J"i"i"ia en.los d.iferentes paises de la Eu¡oPa renao

no pueden asimilarse simplemenlt ? * tipo puio singular' De C

ilá;, manifestaron gr"nits variaciones que habrlan ueJT: (cnrciales "oos.ottotiis

para !s- historias posteriores

pafse5 afectados, y-g". Ofo;"ía hoy pueden sintirse. Un análisis (¡:le.estas va.rrantes &, pot t?9t9' un complemento let::T:^*-t (

Yet@

G

G

G

;;tl*l*?:"",Li;; conjunto 99 op"¡lncias concurre¡tes (

,/equirr"l.ntes dé;;tr"tciOn del Estado en Europa.ffiffl; ,ldr=il*;;bté;-; determinante .ar¡xiliar

de todo eI

.c0mo tal- Ocupa, Pu6, una poslclón cualitaüvamente distinta -1

en el-pr9ce¡" e";;J de absoiutización' El alcance t ttoffff* |

del'absolutismo español entre las otras monarqufas oc<

, ;;;;6;* ru",-il *tiáo estricto,,<desrnesurado'. Su pre- (

sión inter:oacion,i acü,ró como específica sobredeterminación 1

, de los modelos ,,"a"áo ¿el restj.dei continente, a causa ael

'pqder y la riquJ át"tptopottionados que 'tenla'a su disposi- |

ción: u *wsni¡*¡4nt¡*i:ry d'e este poder y esta riqueza ell '

.et.Estado ""p"Aoifrffi@"t de afe&ar en su totalidad a b o

r, ;;;;; d##;:¡"í""';ilsisilm' ocqd'ql4 $e r.tados' .

-' .La monarqufa *n;ubt debió su prcemin'erci" "-lá:T-lY:t. t¿" Jo. .oo¡ooto" d,e recrrrsos grle erzur'-' a su.vez' p*y..a"17' .i:l.rto¿* d. o""'pcional magnitud' de 'los

cbm¡ronentes gene-

. rales del absolutismo ascendente. iot:una Parte' iu '""a'Igal, fiff+*fl.lss. Habrb,rtgo*"ilffii:;;ü g'tt"¿o español r:n'voluoeg de

;;;;;-;ñ'd;;d"-n:?-"ry1:ry:T*i,*1;n"11?1ffi:,tr':J,i;:.;;H;;Ji"-.;."'ismos.reud*:S.:-.m3Íl' política. Por otra Parte'13 ,te*s&siel39Ll$cgve-¡A!g*

le suminislró*:;Fe--l

Page 23: El Estado Absolutista

5ó Europa occidental

puso en sus manos t{x tesoro fuera {eL-@o deutro de unas estruc-turas que eran todaüa noLulelmente señori"t.",

"lpitta¡e a.las Améric"s fue al mjsmg ,i.*p", V a pesar de eso, el actosingular más espectacurar ¿e u at"rnír1ción o¡grJ;'d-e capi-tal europeo durante el Renacimi.oio. u "uroiit¡"io espanor9.d-t{ su fuerza, pues, trnto de la herencia del ."gr",,d!"ü.o,ofeudal en el inteñor como del borín de ra "*toü.o á"-Lpi."ren el exterior- Naturalmente, Dunca r" ptrot.o

"i"g,iilJur.*"acerca de los intereses económicos y sociales a los que res-pondÍa principal y perrnanentemente el aparatorpáuriá-'a" r.

;ffisj-;:-"1:r?-*5*1"E*+*+zu*99**c9:agl$!9'-!Er4lés-Larni56¿I rvrruua qe su rcmprano cont¡ol de las rning5 de América, cor!.I su primitiva pero iucrativa ;;;; d_e extracció¡,, le empujóI a no promover el desarrouo ¿e-m-¿nufacturas ni fomentar ral¡lnansiln !e empresas mer@ntiles dentro de su imperio eu,ropeo..En lugar de eso, dejó caer ".,;;;;; |Lo'Tour._r",comunidades comercialer otár activas aet continJni; J mismotiempo eü€ arng¡¿2¿ba a las otras aristocracias terratenientes:L:_:l"to_ de guerras interaristocráticas q,," a,r-r*i" eientocrncuenta años- El poderfo españor ahogó li

"it"ua"Jurbanade la Italia der norte y'aptasto las florecientes ciudades de ramitad.de los países B;jd, Us ¿os ,orr., más avanza¿", á. teconomla erriopea a cómienzos del siglo :cvr. H"I"rd;".":;p;finalmente a su control en ,,na-larga luána p"i l. i"¿"p"ndenciaburguesa. En el 'nismo perio¿o, io, ."t"¿'o, *"o¿.írri"os delsur de lt.li. y de porrugál tu.ron absorbidos p";Er;;a. T asmonarquías de Francia e Ingliatenra sufrieron 1;; ;'d; ffipánicos' Los principados de -H"-"tti. fueron ioo.oaoi-.¡epeti-dameñte por Ios teicios de castiua.-ui."to" ú; fñl;.'"spañclas cn¡Laban er Atlántico_ o p"t*it"uan por er Mediteráneo,Ios ejércitos españoles cubrÍan t" *"yo. p;rt";.. l;;;a .occi_dentat, de Amberes a palerm" y á.-'üri'rlol*l;ür:lá::;;

embargo, la amenaza del domini" á.-ñ=:-ril¡"ri;:::finalmenter.lE:E'

uuiüiri-r.i'.ión de,establecer *n sistema-paia el conjunto ¿"f-ñ."l"ri;;;";;:-dental -

Pero' al'n i smo tjimp o, ."-"'"i."-* ll-ifi áiü*"rr..Ia naturaleza d'er propio aLsolutismo espanót en'á iil"-¡o. a"rsrstema que a¡rudó a originar. I

EsPaña

internas -fueron, quizá, las más débiles j héteróclitas. Sin

hav.que b:-rscar l1s n¡ones de esta parádoja funda-.iEsr"le*i:lIoi os

1ec{1aun de una.gapital ñja. La nobleá caste"llana había bmadocle,Ia monarquía grandes extensiones de propiedad agrária.du_rante. las guerras civiles de finales de la Edad Meúa- Fntreld- 1y un 3 por 100 de la pobració"

"."rr"r"t" "rroi" "rt"i"ao.rJ,el 97 por '100 delj suelo- Más de ra mitad de éste era trropiedad,j

', r I a frasc es de vic'os- véase J- Vicens yives, Maauar de hktoñz ¿co-nómica d,e Espaoia, Ba¡cclona, tgfg; pp. il.li,'¡i."-l'-' --':-:-" - ,

5:7

El absolutismo español nació de ra unión de castilra y Aragón,efectuada por el matrimonio de Isabel r y Fernanáo-rr .o14f9. Comenzó con r'n¡ !¿5s económica aparentemente ñrme.Drhrante la escasez. de trabajo producida por la crisis generaldcl'feudalismo occidental, numérosas áreai de castilla I .oo-ürtieron a ,'la lucrativa economía .lanera, que hizo de ella la<Australia de la Edad Media¡ r y uno de los irandes sociros d.elcomercio- flamenco. Aragón, poi su parte, fráUia sido &rrantemucho tiempo una potencia territori"l y coor.rcial eu el Me_diterráneo, donde controlaba sicilia y clrdeña. f,l rrinarni5¡aqpolítico y militar del nuevo Estado Oual se reveló *uy prorrtode forrra dramática en una serie d.e majestuosa.

"áofrri.t.,ex.te{ores- EI ütimo reducto moro de Gánada rue aetrui¿oy_la Reconquista quedó completada; Nápoles f"" """¡ü¿" yNavarra absorbida; y,-sobre todo, fuerón .descubien"s-!

"uUyugadas-las Américas- Lá vinculación famiüar con los Habsbur-go.añadió muy pronto Milán, el Franco Con¿aáá y-fi, frlr.,Bajos. Fsta repen'ina avalancha de éxitos

"orr.,ri,.tí¿ "-erp.n"en primera potencia d¡- puropa durante todo er iigto-x,rI' y t"lrizo gozar de una posición iniernacional que ningrÍi ot o "Ur*lutismo continental ¡9fa nunca o.p'o de imular]si" ,Á"riá,el Estado-que presidió este vasto imperio era en sí misrno uninontaje destartalado, ,'rido tan sólo, en ütimo término, porla persona'del monarca- El absolutismo español, tan im¡ronentep-ara el protestantismo nórdico, fue de hecio notablemJnte mo-desto y limitado en sr¡ desarrollo interior. s* -"-rt-i-c,rl"f,oo.,

Page 24: El Estado Absolutista

58 Europa occid.ental

a Su vez, de unas pocas familias de poteatados que se elevabanpor eucima de la numerosa ¡rcqueña nobleza aé hidalgos 2. Euesas grandgs propiedades, Ia agricultura cerealista cedla.cons.tantemente terreno a la cría de ovejas. La rápida expansión dela lana, que proporcionó las bases para las tortunas de t^nt¡scasas aristocráticas, estimuló aI r''ismo üempo el órecirnientourba¡ro y el comercio exterior. I -s ciudadei castellanas y }anarina c4nl¿!¡¿ se beneficiaroa de la prosperidad de Ia econo-mía pastoril _de finales de la España medieváI, que estaba ügadapor un complejo sistema comercial a la industria textil deFla¡des. El perfil econó'nico y demográfico-de castilIa dentrode- la Unión era, pu,es, ventajorc desáe el principio: corr unapoblación calculada -entre

cinco y siete miliones y un boyantecomercio ultramarino cor Europa del norte, era sin dificuttadel Estado dominante de la península. políticameute, su consti-tución era curiosamente inestable. Q¿5till¿-f,gón fue r¡no de losprimeros reinos medievales de Europa que d.esarrolló un sigtema de Estados .en el siglo :rm; ¿

-6sá;o¿ss del siglo )Cv Ia

ascendencia fáctica de la noble'a sobre la monarqula hablaüegado a ser, durante cierto ti.n'po, muy grande. pero el codi.cioso poder de la ütima aristocracia medieval no habfa est+blecido ning¡ún molde jurfdico- I-as Cortes fueron siempre, dehecho, u¡a asamblea ocasional e indefinida; quizá a causa delcarácter rnigratorio del reino c-stellano, al despla.orse haciael sur y arastrar en este moyiniento su modelo social, nr¡nc:rhabfa desarrollado una insütucionalización sóüda y fiiA del sis-.tema de Estados. Asf, tanto la convocatoria como Ia composi.ción de las Cortes quedaban sujetas a la arbitraria decisión dela monarqula, con el resultado de que .las sesiones fueranespaspódicas y no pudiera sr:rgir de ellas ningún sistema regÉlar de trqs curias. Por una parte, las Cortes careclen de poderespara irüciar una legislatura; por otra, la nobleza y el clero,goz*,ba¡ de in¡nrrnid¿d fiscal. El resultado era un sistema'de_,$stadosen .el-que- únicamente las ciudades tenlan que pagar:li¡s im-Puestos votados por las Cortes, impuestos que, por otra parte,recaían prácticamente de forma exclusiva sobre las m""as- Laaristocracia no tenÍa, por tanto, ningún interés económico di-recto en su representación en los Estados castellanos, que for-maban una insütución relaüramente débil y aislada- F,l cor-poratismo aristocrático encontró una expresión .aparte e,n lasrices y ¡roderosas ó¡denes rnilitars5 -4alatrava,. Alcántara y

- 'J. H. Elligt¡, Impcrial SWi4 tem4 Loudres, l9O, pp. lll-l3. tI¡Espoia iniptial, Barcdona, Viccos Vives, 19651.

España

I

5e{

Santiago-, que habían sido creadas por las cruzad"r, *.o i.estas órdenes carecían, por naturaleza, dq, la autoridad colec- i

,-t{va de un Estado nobilario propiamente dicho. .:¡ a. ,j El carácter económico y político del reino de Aragón 3 otrecía 'ü fu"tt" contraste cor, "i áe Castilla. El alto Aragón del inte- l.rior.abrigaba el sistema señorial más represivo de la penÍnsula ¡Ibérica; la aristocracia local estaba investida con todo el reper- ltorio de poderes feudales sobre trn campo estéril eu el que I

. aún sobrevivía la servidumbre y donde un campesinado morisco Iesclavizado trabajaba penosamente para sus sefiores crisüanos. l,Cataluña, por otra p"it., había sidd tradicionalmente el c*.-tro (de:un imperio mercantil en el Mediterráneo:

-Barcelona era la¡

.mayor ciudad de la España rnedieval, y su patriciado u¡bano Ia''..c!"ie comercial más rica de.la regiót.-t prosperidad sar-'l¡na,(-sin embargo, había sukido. gravemente durante la largÉ ¿epre-I'sión feudal. I-as epidemias del siglo xrv golpearon al principado l'con:'especial violencia, volviendo una y otra vez, después de lal..tnisma peste negra, a causar estragos en la población- que¡:.perdió alrededor de un tercio entre 1365 y 1497 1.Ios bancarro--',..t.a

"o*"rciales se mezclarón con la agiesiva competencia del

:'los genoveses en el MeüterÉueo, mientras los pequeños comer-¡ciantes y los gremios de artesanos se rebelaban contra los patri-'cios en las ciudades- En el campo, los campesinos se lerrantaronlpara desterrar los ,.malos usos) y tomar las tierras desiertas,¡én las rebeliones de los remensas del siglo ¡v. pi¡alrnente, una-

. guerra civil entre la monaryuía y la nobleza, que arrastró a losldeniás grupos sociales, debilitó todavía m¡is la economía cata¡'Iana. Sus bases exteriores en Italia, sin embargo, permanecieron-riintachs. La tercera .provincia del- reino,' VaÍenCia, se sitr¡abd.'sóGialmente entre Aragón y lpataluña. La nobleza explotaba el¡;iiabajo morisco; duqante ei siglo xv se expandió una com¡midadrri'rreicantil,'a med.ida que el .dóminip financiero bajabá&-Baf'l:;céiona'por la costa- El crecimientci de Valencia, sin'imtrargo¡

' 'fri>io-nipensó adecuadamente'el declinar'de Catalug¡. La dispaF' ridad.eionómica entre los dos reinos de la unióri .creada'porle!::matrimonio de Fernando e Isabél puede'apreciarsc €o elC

"¡;héc'trb:de;que la población de las tres provincias de AragónlFsumaba en su'totalidad alrededor de un millón de habitantesl;'mientras .Castilla tenía entre cinco .y siete millones. -Por-otra¡?'.parte, el contraste político entre ambos reinos no era nenodr

1,.. 'l . i '. i':¡ El reino de Aiagón era, a sr¡ vqz, la unión de tres.principa&:"A..agón,'Cataluña y Valencia. \ : ; i J -I, t-Elliott, Imperíat Sparn, p. 37. ' I

I

Page 25: El Estado Absolutista

ó0 Europa occídental

sorprendente. En Aragón podía encontrarse, quizá, la estruc-tura de Estados máacompleja y defensiva que eiistía en Europa.Las tres provincias de cataluña, valencia-y Aragón tenían suspropias cortes independientes- cada una dé elhs-disponía, ad.e=más, de instituciones especiales de control jurÍdico t'ermanentey de administración económica derivad.as de las cortes. L-aDiputacü catalana -un comité permanente de las cortes- erasu- ejemplo más eficaz. por otri parte, cada una de las Cortesdebía ser convocada estatutarianJente a intervalos ,"grrl.r"r, ysu funciona¡¡üeato estaba sujeto a ra regla de ta uninimidad,dispositivo único en toda li Europa oécidental. L.< cortesaragones¿rs tenían el refinamiento suplementario d.e un sistemade crrFtro curias qu€-represeutaban ; los potentados, L-p.qrr.-ña aristocracia, el clero y los burgueses 5. /i toto, esté co.irpi.¡ode rlibertades> medievales ofrecñ un p.ror"rrr. riogntano"rrt.difícil para la construcción de un absoiutismo

"""triñáto. Dehecho, la asimetría de los órdenes institucionales de castilla yAragón habría de determinar, a partir de entonces, todo elfuturo de la monarquía española.

Fernando e Isabel tomaron, comprensiblemente, el ob.docamino de concentrarse en el establecimiento d" gn poder realinconmovible en castilla, donde las cond.iciorr", p.."'ello eranmucho más propicias. Aragón presbntaba obstáóulos políücosmucho más graves para.la construcción de un Estado centr¿ti-zado, -v perspectivas mucho menos favorables dg fiscarizaqif¡económica- castilla teuía una población cinco o r.i, ,r""". *"-yor, I su superior riqueza uo estaba protegida por barrerasconstitucionales comparables- Asf pues, los áos ,iro.r.r""" prr-sieron en práctica un programa metódico de reorganizacióneconómica. [.as órdenes militares fueron decapitadar, -y su, .r*-tas posesiones de tierras y rentas anexionadás. Fueroi demoli-dos- castillos dé baronÍas, desterrados señores fronterizos yprohib.idas las_ guerras glvadas. !a Sutonomía municipal__de lasciudades quedó suprimida por la ünprantación de coicegidoresoficialgs para administrarlas; la justicia real fue reforiada yextendida. se conquistó para el Estado el control de los bené-ficios ecle'siásticos, poniendo el a¡rarato local de la rglesia fuera

.\

- I El espfritu del constitu:ionárismo aragonés se erpresaba en er impr+sionante jura-¡Bcnto de fidelidad atribuidd a su uobli'ar :ñ"r, que vatemos tanto'como vos, juramos antc vos. gue no valéis ÁG A;; ;;,aceptaros-.como -rey y soberano s€ñor, con- tal de qu.-oUi".vd, to¿""

pueshfs- übertades y derechos; y si no, no,. Esta -fórmuia-

era quizáIegendaria, pero su espíritu estaba enraizado en l"i--i"rtit"c-io""" a.Aragón-

EsPeña. : !i

- del alcance del papado. l,as Cortes fueron domestica¿la< prgF.gr.esivamente Por la omisión efectiva de la nobleza y el cleroá ls.rs asambleas desde 1480, y como el principal propósito de

: ,sü convocatoria era recaudar impuestos para los gastos militares,(sbbre todo para las guerras de Granada e Itaüa), de Ios queestaban exentos el primer y segundo estados, poca razón teníanéstos para resistir esa restricción. I.as recaudaciones fiscales' dumentaron de forma impresionante: las rentas de Castillatubieron de unos 900.000 reales en 1474 a 2ó.000.000 en 1504 ó.

. -El.Consejo Real fue reforrtado, y la influencia de los grandes-éxcluida de él; el personal del nuevo organismo estaba com-

-t .puesto por burócr¿tas-juristas o letrados que procedian de lapequeña aristocracia. Los secretarios profesionales trabajaban

, jbajo el control directo de los soberanos en el despacho de los._ .e-s'untos corrientes. I-a máquina de Estado castellana, en otras,, _-p'alabras, fue racionalizada y modernizada. Pero la nueva mo-

riarquía nunca contrapuso esta máquina al conjunto de Ia clasgi='áristocÉtica. Las alt"" posiciones militares y diplom:áticas,i*ieinpre quedaron reservadas para los magnates, que conser-

;:- :?áron sus grandes virreinatos y gobernadurías mientras los no-- tles rrenores llenaban los rangos de los corregidores. Los domi-

nios:reales usurpados desde 1454 fueron recobrados por la mo.'ñárquía, pero Ios que se habfan apropiado antes de esa fechallá mayoría- se dejaron en m¿rnos de la nobleza, a cu)tas PG'iiesiones se añadieron nuevas tierras de Granada, mientras ,se

€ónfirmaba la inamovilidad de la propiedad rural merlirnte el

", háyorazgo. Además, se concedieron deliberadamentg arnFlios 'r.:.' 'irrivilegios a los intereses pastoriles de la Mesta en.el camp_o,,

i','l €¡iriinado por los latifundistas del .sur; mientras, las medidási;.' idisciiminatorias contlz el cultivo de' cereales terminaron Por

,: fijar los precios de venta del grano. En las ciudades 59 iYnpuio;l d3'h:fuer¿a un estrecho sistema de,gremios sobre la naciente

ñr

iff;.= i¡¿or¡ria urbana, y la persecución' religiosa. coJlg-¿-l-os-con-:#*;i &éiSbs'cbndujo al éxodo del capital judío.'Todas estas polfücasE, .S",llevaron a cabo en, Casti[a con gran energía y resolución.,'F* {.*-Eo'Aragón, por otra parte, no¡rcá se interiló ün Pnograma-*;i,, nii'otiti"o de alcance comparable. Por el contrario, lo único que

;'' .Férnando pudo conseguir allí fue la pacificación social y :la,,' #bstau¡ación de Ia úI''ma constitución medieval. A los rynpe'ii, ,Si¡'os remensas se'les concedió finalmente la remisión de sus

.1.,,.'obligáciones enJ486, ¡ror medio de la Sentencia de Guadalupe,

¿3'r- ' - iiit,r.,Sobre la obra dc Fcrnando c Isabel cn Castilla, véase Elliott,InperialSpar'n, pp. E&99.

Page 26: El Estado Absolutista

62 Europa occidental

Fernando, que residió pocas veces en su país natal, instaló enlas tres provincias virreyes, que ejercían una autoridad dele-gada por é1, I creó un Consejo de Aragón, con-base principal-mente en- C^astilla, para que sirviera de lazo con elloi. aragóaquedó así, de hecho, pÉcticamente abandonado a srrs p.ofiosórganos; induso -los grandes i¡tereses laneros

-todopoáerososallende el Ebro- fueron incapaces de obtener saniión legalpara el paso de sus ovejas por tierras destinadas a la agricul-.tura- Desde el momento en que Fernando se vio obligado iole*

y el malestar rural disminuyó. El acceso a la Díputacid se am-plié con la introducción de un sistema de sorteo. por lo demás,las decisioues de Fernando confirmaron sin ninguna ambigüedadla identidad específica del reino oriental: las libertades latala-nas fueron erlrresamente reconocidas en su totalidad en Iaobservanga de 1481, y nuevas barreras contra posibles infrac-ciones reales se añadieron .al arsenal de armas legales ya exis-tente c,ontra cualquier forma de centralización monárquic¡ '

nemente a reconfirmar todos sus espinosos privilegios contrac-tuales, nuncd 3e planteó la cuestión de una pósible fusión a¿+,ni-nistrativa a ningún nivel entre Aragón y castilla. Lejos de crearrr¡ reino rhifig¿ds, sus Católicas Majestades ni siquiera con-siguieron establecer una moneda única?, por no hablar d.e ,,n:sistema fiscal o legal común dentro de sus ieinos. I-a rnquisicióa'--<reación única en la Europa de aquel tiempe- debe estrrdiarse en este contexto: fue la única institución .española, u.ni-taria en la península, y sirvió como trerr-rendo aparatb ideológico-para compen:iar la división y dispersión administrativa reales idel Estado-

La subida de Cailos V al trono iba a complicar, pero no -amodificar sr¡stancial¡nente, este modelo; en último término,algo hüo fue'acentuarlo. El resultado más inrnediato de la lle:gada de un soberano Habsburgo fue una corte nueva, llena dgextr{njeros y dominada por flamencos, borgoñones -¡e italialnos. [-as extorsiones financieras del nuevo régimen pro]ocaronmuy pronto en Castilla una ola de intensa xenofobia popular.La marcha dei monarca hacia el norte de Europa fue la señal-para una amplia rebelión urbrna contra lo que se sentía comoexpolio extr'anjero de los recursos y las posiciones castellanas-La rebelión comunera de 152G1521 consiguió el apoyo inicial demuchos nobles de .las. ciudades, apelando a un conjunto tradi

t El único paso hacia la unificación monetaria fuc la acuñación de fcsmonedas de oro. de elevada ley y valor equivalente en Casülla, Aragún.y Cataluña-

i:, EsPaña

,- cional de demandas constitucionales. Pero su fuerza impulsora '

i ¡ueron las masas artesanas populares de las ciudades, y su

iiriii'ra'g3 1:t*'"'_: 1_: _11 ,9lIc'"-1__yPT1 i:l 1:i: J_'l ,:,téhtro de Castilla, cuyos núcleos comerciales y manufactureros I

l,h¿bi.n experimentado una fuerte alza gss¡fmica ,en el período ,:pr!""a"oté t. El moümiento encontró poco o "Tg"t lco en 9t ,

ó3

j er.n pocas o 'débiles, Galicia, Andalucía, Extremadura o Gua-

i dalajara. El programa .federal" y qprotonacional, de la jrnta t

irrevolucionaria que crearon las comunas castellanas duxantc su (

i t iri..rrr"".ión definía con toda claridad a ésta, básicamente, como

ir un" sublevación del tercer estadoe- Su derrota ante los ejér- (.'s-'-.

---r-- - t^- ---^ -- L-L:- --!:J: ^l ----^.J-

r- ---:-¡^-i-l'citos reales, a los que se había uhido el gmeso de la aristocracia ,,Una-.r"" que se hizo evidente el radicalismo potencial'de la'iidblevaci¿n, representó pues un momento crÍtico en la conso,(iUaaci¿n del absólutismo español- El aplastamiento de la rebelión,icomun.ra eliminó realmente los últimos úestigibs de r¡ná cons-':i.^ ..u r ^ i,-acontractual en Castilla, y en adelante condenó a las (

Gbrt"s paia l1s eug habíán pedido los comuneros sesiones,refulares trianuiles- a la nulidad. Con todo,'fue más signi.t

ir;fiútivo el hecho de que la viétoria fundamental de la monaiqula (

,eSpañola sobre rrna resistencia corporativa contra el absolutisrrlo,i r,ert .rt Castilla -e¡r realidad, su única confrontación armada'Éot no" oposición en el reine- fuese la delrota rnilital de lasl

.crf¡dades y no una derrota de los nobles. Bs ninguna otra Parteaidd Europa occidental le ocu-rrió lo mismo al naciente absolu-'l'tisrno: el modelo principal fue la supresión -de las rebelionesldristocráücas, no de'las burguesas, incluso. cuando ambas esta'¡báñ'inezcladas estrecharnente. $u ¡¡irrnfo¡ sobre las comrnas'

;, -C.mpo, tantQ entre el c^¡nFesinado como entre la aristocracia I

i. nt "l, y no afectó seria¡nente a aquellad regiones cuyas ciudades

,

'castellanas, al cornie4zo de su existencia, habría de.apartar enlátt-elante el curso de'la monarquía 9tp+ñota. del de sr:s equiva-,

El désarrollo más eqrectacular del'reinadb de Carlos V fucldentgmente, su naÉÉ armiiliáéión de la órbita interíaciooal dc,¡lHabsburgo. Al latrimonio personal de los soberanc ddl

.se añádían ahora, en Europa, los Países Bajos, el Francclridado y Miliá.n, mientras se conquistaban México y Fer¡l cn¡'.drúéricas. Durante la vida del emperador, toda r[lemarrlalün gran teatrq de operaciones sobre y en'torao a estatl

,(r Váse J. A. Maravall, Lo-s Comunidades de Castilla: una FrimQr t3tttr

lilddn moderna, Madrid, 1963, pp. 21622-'ir.v.Maravall , Las Comwúdades de Castilla, pp. ,ltt'S, 5S7, 15G?.-'

¡-{

II

Page 27: El Estado Absolutista

64 Europa occidental

posesiones hereditarias. - Esta repentina expansión territorialrelorzg inevitabremente'ra anteriór tendencia del naciente Es-tado absolutista hacia una deregación de p"a"r* poi *.aio a"consejqs y_ virreyes para las dii'ersas posesiones ¿in¿stiü iicanciller piamontés áe carlos v, Mercurino Gattinara, inspiradopor los ideales universalistai erasmi"*;;; * ;ñ;¿ ll,

"oo_ferir a la pesada masa del imperio de los Habsburgo un eje_cutivo más sólido y eficaz, .rdtrdo algunas instituciones 'nita-rias de tipo departamental --erpeciaimente un.Consejo de Fi_nanzas, un Conseio de Guerra y un €onsejo de ürüá" t"rt"último, teóricameirte, serÍa la cima de toó- "i-J*i;ü impe-

Irl)- con responsabilidades prenas ¡; ;;-;t* iHlr""eioo"r.Estos consejos se ap;oyaban ü .* creciente """r"iil"át p"r-manente de funcionarios c-iv'es a _disposición d.el *á""""". p.*,aI mismo tiempo, se $e formando f,rogresi.ramente ,na nuevaserie de consejos territoriales,_el primero de elros estabrecidopor

-el propio Gattinara para el goti"-o de las Indias. A fina_les de siglo había no menos de Jeis consejos t"oitárirr". prrAragón, Castilla, las Indias, Itatit p"rt É;i y ;ffi;"Si_

""exceptúa a castilla, ninguno de ellls tuvo sobre el terreno rr'ct¡erpo adecuado de funcionarios rocales, y Ia "a*ioist.""ion:.:-:"ilió a virreyes,- que qued,aroa su¡eio's "l il;rJ;-Lo*veces torpe, y a la lejana dirección de lós Consejos ¡0- Á'su vsz,l-os- poderes de los ürreyes .* no.toalmente *,ry.úJt.aor.sólo en Américe dirigierón los servicios de su p-iiá--u"io""*cia, pero incluso aln estaban_ franqueaaos por ras audiencias,que les arrebataron la autoriaaa ¡uaiciat ¿eia d;;";;; ""otras partes. En Europa tuvieror que llegar

" ü-;;;;áo *olas aristocracias tocrlés -sicüanai ;"i;;?;"; ; ;;"lt;"""_,

gff ,TT*-""-,:_:"1.t'qtl 3" p ol.d"re cho p rop io "" lüp"ri.i:1.:yil o. los cargos públicoi- El resultado de todo "r#"fi:er oroqueo cle una verdadera unificación del conjunto del hpo.rio internaciglal y de Ia mism4 patria ibérica] I-", Á*¿¡.r,quedaron jurídicamente ligartas i ieino a. C"riin"" , .T.r"rEItalia a ra corona de Arafón- r.r ."ooo*i";-;;iá"1áry','r"o-

.terránea, representadas pár cada uno á"-"ú.r, "üá

,;"-'iü-.,dieron en'un'único sisteriia .o.,r.r"¡.i. ra divisién-;;; i*lTr;;primeros.reings de la unióo, ¿"rrtro--* tJ;;;;^ñ;;;#ü':,:,"t: 3.ff:"* ^p::^?...ry::_'1o"":

ul.tramanl;. á;;,'"!ir. r",,unían a eltos. e rines ¡ürídicos, "i ;;;t";;;¿.;io#,;X;;,asimilarse simplementé * a" éi"iti" ; J d;il=ü;, """ü:

" J. Lyo"h. Soait und.er thc Eabsburgs, rr_, Oxford, l%9, pp. 19, trllEsa¡a bajo loi Aust"ias, S"r.a"""l-F.iiísura, l9/2l.

España .éS

Efectivamente, en el sigto x¡¡r eI poder de Madrid en Nápoleso, Milán era mayor que en Barcerona o zaragoza. L-ii.*.extensión rle-l imperio de los Habsburgo superó ásí su capacidadde rnregracron y ayucró a que se pararizara el proceso de centra-.lización administrativa dentro di España u. -

i Al.mismo tiempo, el reinado de cárros v inauguró tambiénla fatídica secrrencia de guerras europeas que hablría de ser erprecio del poderío españor en er continenü. En er t""a- ,rrde estas innumerables campañas, carlos alcanzó éxitos impre-sionantes. Durante este período, Italia cayó definitivüentebajo la- hegemonia hispánica, Francia se movía al son de rapenínsula, el papado estaba intimidado y el peligro . turco fuesuprimido- La sociedad urbana más avanáda áe E"uropa se con-,virtió desde entonces en una plataforma militar adelantada del.absolutismo español- En er teatro nórdico de estas guerrzrs, por'el contrarig, e] emperador se vio obligado . o",

"oitoso estan-;camiento: la Reforma quedó invicta án Alemani", " po", d"

i. sus..repetidos intentg¡ Ror aplastarra o reconciliarse lon ella,11.y;ta enemistad'hereditaria de los valois sobrevivió a todas las

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ú Europa occídental

presiones fiscales crecieron. d.e forma equivalente: los ingresosde carlos v se habían triplicado p"." l" fecha de su abdicaciónn_lj:::,.-1:q"" las dJudas *á* eran tan grandes que su::1*"t9. tuvo- que declarar-formalmente, un úo después, labancarrota del Estado. F,l impe.rio español del viejo-Mundohereda$o

.por. Feripe II, .siempl .a-iiirtr"tiuam"utJ -aivioao,se estaba haciendo económic'lr,eute insost""iuül m"¿il¿o" a"siglo; el Nuevo Mundo habría de restaurar su tesoro y prolon-garía asl su desunión.

A partir de la década de l5ó0, Ios múltiples efectos der impe-rio americano sobre el absoruús¡no espanol deter:rrinaron d,eforrra creciente su _fu-turo, aunque es preciso no conftrndi¡ losdif-erent-t planos de'!u actua&ón. El descubrimiento de rasmiúas del Potosí incrementó enorrnemente el flujo áe metarespreciosbs coloniales a sevilra. El suministro ae-iraiá"i'..otidades de plare desde las Améric¿i- s. conrrirtió a partir .deentonces "l "gá ayuda- dedsjya para el estaáo ó;"i, ;;;ü;proporcionó al absolutismo his¡único una renta extraordinaria,copiosa y pennanente que estaba fuera por;üü¡;-d"l ám-bito convencional de las renies

"st"trt"i d" -E;;;;.

ñ" "rofonna, el absolutismo -español pud.o continuar pr^escinaie..aodu::ante largo tiempo de ia tená unificación n.ái i-.a*ioir-trativa que fue la condición prcvia áel absolutismo en otrospaíses. I-a. tenat obstinación áe Aragón ,"

"á*p"orJ-"on t"ilimitada condescendencia de perú. D"ich" .",, "í.""-p"t"ur"",las coloni's pudieron actuar como un sustituto ""t*ótor¿- a"las-provincias en un sistema político gl"ü ;; J;;;;

""r-daderas provincias fueron-*sút ti¿.. por patrimoniás autárqui-cos' En este sentido, nada es-más üipienaente que ü',f"lt.ab¡otut-a de una contribuciói aragonesa, o inclusolit"li"r;;;estuerzo de guerra español en Eüropa ; ft".ú;-á"i-ligr" o..y durante- todo el siglo:nrrr Castilla tiruo q,r" soportar pfoctica-mente jsola la carga liscar dg h" ¡nterrniniuu. i"-fán-a!-.

"t "rextranjero:- tras de ella estaban, precisamerite, las ;i;r,¿i- ¿s ¡asIndias. Pero la incid.encia totai'del t¡u"it-l-"¡G" ; i;!T:!ie"!os imperiales españoles era, desde luego, mucho me-nor qe lo que se su¡onÍa popularmente en aquel tiempo..En elpunto sulminátts de las- flotas portadoras a" tooroi', l"a;;.talte,s preciosos d.e las colonias ripresentaron ú.i'icor.ente el 20:o 25 por 100 de sus rentaq totales ¡r. El g;.;o de f"-i".,31a*

o Lynch, Spain under. ihc Eabsbures, ¡, Oxford, l9ó5, p. l2g; por s*..pug:t_o, _!os prccios habían aument¡do--mücho entre ta¡to. l

. " I. H. Elliott, .The declinc_"F Sp"i",lf ast and i¡u"nt, Z), noviem-bre de 1961' reimpreso en r. ¡'"t r,- *üp., ct[¡"- ¡"' B}rípl'tfu-la,

España 67

ingres-os de'Felipe rI. lo proporcionaban las cargas domésfic^scastellanas: el tradicironal impuesto sobre las veritas o alcabala,loq senricios especiales impuestos a los pobres, la cruzada re-gagdada al clero y a los raicos con ra sinción de la Iglesia ylos bonos públicos o juros vendidos a las crases propietarias.Los me?les americanos, sin embargo, d.esempeñaion't¡mbiénsu papel al sostener la base imposiiiva metrópolitana del Es-tado de los Habsburgo: Ios nivelis fiscales extiemad"mente aI-t9s de los sucesivos reinados fueron sostenidos indirecta'nentepor las -transferenci's privadas de metales preciosos ¿ e¿5tiil¿,cglo -yolu¡nen superaba en -más del dobre .i ¿. la afluencia pú-blica rt; el notable éxito- de los juros como dispositiv" p"o- t"obtención de fondos -fue el prirner uso que ie hizo de estosbonos por u¡la monarq ría ¿!5el¡¡ta en Európa_ se expüca par-cialmente, sin duda, por su capacidad para ixplotar dt¿ nrie,.ariqueza monetaria. Por oü:a parte, el incremenio colonirr.de lasrentas reales fu'e absolutamente decisivo, por sí *i"*": ñ' I¿r. dirección de la oolítica sxterior española ] p.." ta natu¡at zadel. Estado

-espa.ñol,- porque llegaba én forma- metálica, suscep

' üble de uülizarse directamente para financiar los movi'mientos:' de tíopas o las maniobras diplomáticas en tod.a Europa, y por-que proporcionaba excepcionales oportunidades de irédito alos monarcas Habsburgo, que podíán obtener en el mercadomonetario internacional uqas surnas a las que ningún oro prto-grne nogía aspirar-¡ó. I^ guttaes operaciones miñtares y E¿va-lF 9" Felipe II, desde el canal de la Mancha al *., Ég.o, ydesde Túnez a Arnberes, fuéron posibles únicamente a causade -la €xtraordinaria flexibilidad financiera debida ¿t c¡¡exten¡¡americano ...

' ie Al- mismo tiempo, sin embargo, er irnpacto de los mctalesi::TerilTos. lobrg la,ecovomía española, Lntendida como algo '

:': .¡li€a-a;'o a\ E-t-)^ ^--.-tl--^ - - .¡{lfer.ente al Estado castellano, oo fn" *"rros importante, armqueign.otro sentido. En la primera mitadrdel siglo ivr, el,modcredo

deienvÍos marítimos (con _un componente más alto de oro) I

las- exportaciones castellanas, qrr" respondieron rápt. Ia la.inflación de precios que iieuió'á ta Uesa¿e dctte a la.inflación de precios que iiguió'á ta Upga¿e

te.qoro colonial. Debido a que el 6GZ0 por 100 de estos.-mctalcl, 1

¡l

l9 l^.3,j=agnci ag España,,,- en.g.-{- Cipolr-a, cq_ l4c2991ómico de lr.s impcrios, Madrid, Alianza, ln31; Iñfu|pp. 2EAó. - r

ij l Ly+ trata -rriuy bicn este tema: Spain und,er th.e Hú:?rlz,t, l, ,r, 1

t29.

*l_lt-.T"" V,ilar, Oro y mancd.a en Ia historia, l4S&1920, Barcclo-, l9óg,i¿p¿g'"*

-i¡-=; i6f (

Page 29: El Estado Absolutista

ó8Europa occidental

que no iban directamente á. tas ¿¡s¿5 reales, tenían que com-prarse como otra mercancÍa_ cualquiera a los-e*prei"ils lo."-les de América, se desarrouo ü=iroreciente comercio con las1o]onias,. principalmente en_ ,"rrifo, aceite y vino. U

"á",rf;monopolista de este mercado ".*áo benefició inicialmente aIos productores castell"rror, !".

-iil..i.ror, .,r"rrá"i-urr? a pre_cios inflacionarios, aunque d"y 'p.."to los consumi¿áres ¿elinterior habrian de quejirs. *á iÁá.g,..r* der coste de ra vidaen CastilIa E- Hubo en este proceso, sin embargo, dos movimien-tos fatales para el conjuntá ¿. rr u"L"omía Jasielr.";-É'"";;mer lugar, el incremento de !a demand" "otorriul-p.ñ."0 "r.mavor conversió' l?:i". el vino y el orivo ¿. ii".L!'á"Jii"u¿*antes a la produccióir de cereat] Esto refor.a li-i" árl,*r.tendencia' alentada por ra -o.*qr.i", hacia una contraccióude la producción aei_ trigo ; b;J;"o de la lana, porque Iaindustria trnera española]

"o"to¡"*ente a la inglesa, no erasedentaria, sino trash"mante, l,--pár r^rr,o, extremadamentedestructora de las tierras ."rri"áúrJs.'er ,esíltJJ" "Ji¡üro a.estas fuerzas harÍa de España ttooá"-lo, primeros paíse! impor-tadores de granó, por vez primera en la década de 1570. I-aestructura de la sociedad, ¡u¡:al castellana era t; ;;; .o*_pletamente distinta de cuálqui", ot* de Europa occidentalLos a¡rendatarios y pequeños propietarios campesinos consti-tuían una rninoría.

_Eri ui,igr" xü, ilás de la ;üü;; potla_ción rural de castilra h Nüera rá"i¿ i""r"r.-ii.ri"L'?o ¿ zopor 100) eran trabajadores "gitirf", o ¡or.r"t"ro=s;,;;;; p.*porción en Andalucia_ era p-t.Uf"*ente más alta. Había undesempleo

_muy grand" .., lo, p.r.Utor, y unas ñ;¿;;;r;feudales sobre ras tierras señoriares. i.ró to -'^ .*.;ia".,,"de todo-es-que los censos españores de r'zt y l5gó revelan Iaexisten¿ia de una socied.ad-.en',la q"" roro-"n ,ár"^úli"'i"iour"-ción mascr¡Iina estaba dedicada a' la agric,rrtura, mi"oll's qu"no menos de sus dos quintas paftes sJsituaban't""r.-á. to¿"produición económica'¿ir".ü.'l.J; ;;;;;"^;;:;;ir." "lTtd"- de la España absolutista

-[.,e prefiguraba el ,fü.turoestane^miento secularre. Con todo, el i"¡á ti"if-;;;J; ;;;;

tt ViIa¡, Orc,.y moneda, pp. lgll-u Nc,¡:I S¡L'mé¡- La campagn¿ d.¿ la Nouvelle Castille.¿ la fn du XVpIi"!:a,I?f,. j[¡:q,fl**f #i.rj,1.T:L"#.t""::K"X;##,uqPsJ DP D, 2!r4, 2fl-P U¡ historiadór oortugué: ha subrayado las consegugn.i.5 de cste.extraordina¡io modelo ocu^óagjo,.al, ;d-;; también válido para portr+gal: vitcrino Magalháes clal"no,je'Jrt]'r-"^

-na -entiga sociedade por-tusuesa, Lisboa, le7l, pp. ss-s. cd;-i.ü. r"r"á1ilá.J-cüai"ffi"r "o

: / EsPaña

de nrgfryción.de- la industria textil _que operaba dentp de., unoi límites técnicos m"y rigiaoi-, rru=rü ái^p"".-'il." ü;', prendas castellanas no pudieron competir finalmente ni en el

se

nexo colonial ¡o se limitó a la agricultura, rama dominantede la producción interior en aquel tiempo. Br irrn"j"J. ro.mgtales preciosos procedentes. del Nuevo Mundo pr""o"o o*-.. biEn un .parasrlismo g_,re minó y pararizó progr..'irr.oretrte ras*' manutacturas de castilla- .I_a inflación aceleradi elevó los costos

¡nercado _ colonial ni eo el metropol^itano. Los comerciantes

intrusos holandeses - e ingleses co*inz.ron a llevarse eI pastel

de la demanda americana, mientras que los artículos .*t "í¡u.o,más baratos invadian la rni5¡¡¿ Casii¡a. Hacia ti".f., l. ,igf",los textiles castellanos eran víctimas de Ia prata boliviana. et

i g".t. salió ya a ra superficie: Espan; """ l;"-i;;;";; extran_

tir iT:-l'P-11 t h1:':l:-1i9" ": la.Amériü ;;-E;;".;;;

; .fgrreno ^p":1 J" cornpetencia de bienes extranj.ró*- o. .""t,.':. l?511,^ lTr:.,11 economía ag::aria como ta "rü""r- q";-d"-r-";

rr; : hé.r¡cras, en ütimo término, por el resplandor del tesóro arne-i.lÍ3"": como. muchos contemporárr.os jam.rrtaban o. fi _is*oi"iinpeno qu-e in-yectaba recursos en el aparato militar der Estadoj'- nar:r' 'srrs insÁlit^c ar'éÉñr-- ^--¡-i^--pfra sus insólitas aventuras exteriorls estaba arnrinan¿o ü'Botencial productivo de Castilla.

;: -: Pero ambos efectos.r3lTt íntimamente ligados. si el impe-iii 4g.americano era la perdición de la economíi española, el im-;'pJlo eu?pe.o ;ra 11 ruina del Estado de los Habsburgo; el¡' p'rimero l-"t¡ financieramente posible la prolongada luchá por; el' segundo. sin los- ggba1qu-es

-de metalei pr."ío.o, .

-s.oillr,

- el colosal esfuerzo bélico de, Felipe II hubieia sido impensable.,I;F9 precisamente este esfuezá lo que habría a" airr,r-uk;:.11p:g_:{js,tru:tura del absolutismo Lspañol. El l..go .SJiói-{,e}- ney Prudente, que cuUrió casi toda ú ;grrrá;"-iü ¿"t,plglc¡xvl, no fue exaltarnente una qgne unifo-rme de fracasos

:s,-la pesar.dgl inyng¡so gasib y de los ,"o.-"-*oiá_.ique sufrió en la arena intérnacionirt. De hecho,ti¡ pautá -

ica'no'fue diferente a.ra de carlos V: éxito "r,

.r ní, á.ilt.el norte. En el Mediierráneo, Ja expansión.naval turca fue

!a r1rla principal dc la produc"¡¿o ".ooO-;." t toa"prein¡l¡¡strial, una desviación tan grande de la -o-o & obraactividades tcaía como consecuincia irrevitaUte-u¡ ;t ;:a l4rgo plazo.

t,--Sobre ks rácciones de los contemporáneos a comimros d¡t ,.!i_

Y,-$: ,*.*!:tbi1.*:"J9 +. viü., -.I-^" .temps ¿o-O"¡.n"ttJ,,TF*: 195ó., pp. ¡16 t.El tiempo d'el euijote,, en Cre¡¡Áqitó

Barcelona, Aricl, lf/41.

Page 30: El Estado Absolutista

70 EuroPa occidental

bloqueada definitivamente en Lepanto en 1571, con una victoriaque confinó pam siempre y de forma eficaz a las flotas otoma-nas dentro de sus propias aguas. Portugal fue incorporado'sua-vemente al btoque Habsburgo, por medio de una diplomaciadinástica y una invasión oportuna. Su absorción añadió a lascolonias hispánicas de las Indias las numerosas posesiones lu-sitanas en Asia, Africa y América. El mismo imperio ultramarinoespañol aumentó con la conquista de las Filipinas en el PacÍ-fico, que, desde el punto de vista logístico y cultural, fue lamás asombro3a colonización del siglo. El aparato militar delEstado español se elevó a un grado mayor y más firme de peri-cia y eficacia, y su organización y sistema logísticos se convi¡-tieron en los más aiánzados de Europa. El tradicional deseode los hidalgos castellanos de servir en los tercios fortalecióa sus regimientos de infanteria 2r, mientras que las provinciasitaliana y walona se mostraron, para la política internacionalde los Habsburgo, como una fiable cantera de soldados, ya queno de impuestos. De modo significativo, los contingentes mul'tinacionales de los ejércitos de los Habsburgo luchaban mejoren terreno extranjero que en el nativo, y su misma diversidadpermitía un g:ado relativamente menor de dependencia de mer-cenarios extranjeros. Por primera vez en la Europa moderna,un amplio ejército regular se mantuvo con éxito a gran distanciade la patria imperial durante una infinidad de décadas- Apartir de la llegada de Alba, el ejército de Flandes bontó dre-dedor de 65.000 hombres durante el resto de la guerra de losOchenta Años con los holandéses, lo que fue un hecho sin pre-cedentes ¿. Por otra parte, la disposición permanente de estosejércitos en los Países Bajos habla por sf sola. Los holandeses'que mostraron ya un sordo descontento Por las exacciones fis-cales. y las persecuciones religiosas de Carlos V, explotaron enlo qué habría de convertirse en la primerz révolución burguesade ia historia, bajo la. presión dáI centralismo tridentino de

Felipe II. La rebelión de Holanda suponía una amenaza directapará los vitales intereses españoles, porque ambas economías

-estrechamente ügadas desde la Edad Media- eran en gran

parte complementarias: España exportaba lana y metales pre-ciosos a los Países Bajos e importaba textiles, material de gue--

¡¡ El duque de Alba comentó de forma caracterfsüca: .'En nuestr¿nación no tray ¡ada más importante que introducir a los hidalgos y otraspersonas de ir¡stancia en la infantería, de forma que no-todo- se deje eoir"ttot de los joroaleros y lacayos'. Parker, The anny of, Flanderc and thcSpanish roa'{ 9. 4l-

a Pa¡ker, Thc anny of Flanders and thc Spazisl¡ road, pp- 7l'3L.

EsPaña ?1 (

rra, grano y pertrechos navales. Además, Flandes aseguraba el I

""r"J estratégico de Francia y era, Pues, un Punto neuralgico t

en la hegemonÍa internacional de Ios Habsburgo. Pues-bjto,. u tDesar de lus inmensos esfuerzos, el poder militar español fue in- '

Ápu de romper la resistencia de las Provincias unidas. Por otra Io^.t". la intewención armada de Felipe II en las guerras de ,ieligión francesas y su ataque naval a Inglaterra -dos amplia- '

;i;"" fatales del teatro b¿lico original en Flandes- fueron I

.rechazadas: la dispersión de la Armada Invencible y el acceso,

al trono de Enrique IV marcan la derrota de su atrevida política -

*-"i "o.te. Con. todo, el balance internacional al final de su I

reinado era todavía aparentemente formidable, lo que resultó ¡peligroso para sus sucesores, a los que Jegó_uit sentido intactode su estatura continental. El sur de loi Palses Bajos había I

sido reconquistado y forlificado- Las flotas lusohispánic:s Se Ireconstituyeron rápidamente después de.1588 y rechazaron con

¿¡io tor ásaltos ingleses contra i.t *t.t atlánticas de metales I

oreciosos- Y la monarquía francesa fue salvada, en úlino tér- ¡

ittioo, del Protestantismo-' En España, Por otra Parte, el legado de Feline II al c¡men-(

7Ír el siglo xvrl era más visiblemente sombrío. castilla tenía ¡

ahora por vez primera uaa capital fija en Madri{, 1o -que.

faci-,ütaba it gobierno central. El Consejo de Estado, ¿sminado'

pór los grandes y que deüberaba sobre los asuntos importantes ¡

de gobierno, estaba más que contrabalanceado por la aqrecen.(

üai i*portancia del secretariado del rey, cuyos diligentes fun-'cionariJs juristas proveian a aquel monarca, atado a su mesa(

. de despacúo, de loi instnrmentos burocráticos de gobierno más,

.4daptados a su genio. La unificación administrativa de los patri-'

Looio, dinásticós no se prosiguié, sin embargo, con coherencial

..'Iig.,r"". I-as reformás absotuiistas se forzaron en los P.aíses

. ,Fiior, donde condujeroa al des-astre; y en ltalia, donde tuvieron

,,-üi'&ito de modestás dimensiones- En la propia penín"ula Ibé't

'''ri"", por el contrario, nunca se inténtó seriamente ningún pro-t

. .greso en esta misma dirección. La autonomfa constitucional y,. 1egal portuguesa se respetó escrupulosamente; ninguna interfe'r' ,.,i,".!ci. casñllana perturbó el orden tradicional de esta nueva,

. r iegión occidental. En las provincias orientales, el particularis'' Bó aragonés provocó frontalmente al rey, protegiendo a sÚ

. ,, fugitivo secretário Antonio Pérez de la justicia real por medic,i de motines armádos; una fuerza invasora aplastó en 1591 esta

, 'descarada sed.ición, pero Felipe se abstuvo de cuaiquier ocu'' pación perm2nente de Aragón o de modificar t.t5¡¿¡lslalmentc

Page 31: El Estado Absolutista

72 Europa occidental

su constitución ¡. La oportunidad para una solución centralistase dejó escapar deliberadamente. Mientras tanto, la situacióneconómica de la monarquía y del país se fue deteriorando omi-nosamente a finales de siglo. Los envíos de plata llegaron asus niveles más altos entre 1590 y 1ó00, peró los costos d.eguerra habían c¡ecido tanto que sé impuso en castilia un nuevotributo sobre el consumo que afectabá esenciarmente a ros ali-mentos -los millones- y que se convirtió en adelante en 'nacgga todavía. más pesada sobre los pobres de los campos y lasciudades. Las rentas totales de Felipe II se habírn inás- q.."cuadruplicado a finales de su reinaáo2a: a pesar de todo, lesorprendió una bancarrota oficial en 1596. Tres años más tarde,fa peor peste de la época se abatió sobre España, diezmandola 'población de la península.

I-¿ subida al trono de Felipe III fue seguida de la paz confnglaterra (1ó04), una nueva bancarrota (i607) y la reticentefirma de una tregua con Holanda (1ó09). El nuevo régimen

..estaba dominado por el aristócrata valenciano Lerma, un pri-,.va-do frivoio y venal que había impuesto su ascendiente personal.sobre el rey. La paz trajo consigo una pródiga osténtacióncortesana y la multiplicación de los honores; el viejo secreta-

,-riado perdió su influencia política, mientras la nobleza cas-- .tellana se congregaba de nuivo en torno al suavizado centro

del Estado. Las dos únicas y notables medidas gubernativas deLerma fueron el sistemático uso d.e devaluacioies para salvarlas finanzas reales, inr¡ndando al país con el devaluado vellónde cobre, y la expulsión en masa de España de los moriscos,que únicamente sirvió para debilitar la economía rural arago-nesa y valenciana: los resultados inevitables fueron la inflaciónde_ precios y la escasez de fuerza de trabajo. Mucho más gravea largo plazo, sin embargo, fue la silenciosa transformación queestaba teniendo lugar en el conjunto de la relación comerCialentre España y América. Aproxirrradamenre desde ló00 en ade-lante, las colonias americanas estaban alcanzando cada vez másla autosuficiencia en los artículos básicos que habían impor-tado tradicionalmente de España: grano, aceite y vino; se co-menzaba también a producir ahora localmente paño basto; Iaconstrucción'de barcos se desarrollaba con rapidtz y el comer-cio entre la-s colonias exper.imentó un alza repentina. Estoscambios coincidían con el crecimiento de una aristocracia

! Felipe II 'se limitó a reducir los poderes de la Diputacid local (enla que se abolió la regla de la unanimidad) y del cargo de justicia, y aintroducir en Aragón virreyes no autóctonos.1' L¡¡nch, Spain under the Habsbur|s, tr, pp. 12-13.

España 73

criolla en las colonias, cuya'riqueza provenía más de la agri-cultura qüe dé la minerÍa E. Las propias minas entraron en unap/pfunda crisis desde la segunda década del siglo Xvrr. En parteá ba.rsa del colapso demográfico de la fuerza de trabajo india--producido por las epidemias devastadoras y por la sobre-explotación en las cuadrillas subterráneas- y en parte ,por-agotamiento del filón, la producción de plata comenzó a bajar.El descenso desde el punto más alto del siglo anterior fueinicialmente gradual. Pero la composición y dirección del co-mercio entre el Viejo y el Nuevo Mundo estaban transformán-dose irreversiblemente en detrimento de Castilla. El modelo deirnportación colonial cambiaba hacia bienes manufacturadosmás sofisticados, que España no podÍa proveer, y que llevabande contrabando los comerciantes ingleses u holandeses; el ca-pital local preferÍa la inversión sobre el terreno antes que latransferencia a Sevilla, y los embarques nativos americanosincrementaron su participación en los fletes atlánticos. El resul-Jado neto fue un.descenso calamitoso del comercio español con-sus posesiones arnericanas, cuyo tonelaje total cayó en un 60por 100 desde 1606-10 a 1646-50.

"i' , En tiempos de Lerma, las consecuencias definitivas de esteproceso permanecían aún ocultas para el futuro, pero el rela-.tivo áeclinar de España en los mares y el auge a sus expensasde las potencias protestantes de Inglaterra y Holanda ya eranvisibles. Tanto la reconquista de la república holandesa como.la invasión de Inglaterra habían fracasado en el siglo xvr. Pero

-, .desde esa fecha, los dos enemigos marÍtimos de España se ha-. bían hecho más prósperos y poderosos, mientras la Reforma' cbntinuaba su avance en la Europa central. El cese de hostili-dades durante una década bajo el mandato de Lerma convencióúnicamente a la nueva generación de generales y diplomáticosimpe_rialistas -Zúñiga, Gondomar, Osuna, Bedmar, Fuentes-ldeique España no podia permitirse el lujo de la paz, por más,q¡4e.la guerra fueie cara. El acceso de Felipe IV al trono, y la:süo*ida del autoritario conde-duque de Olivares al más alto po

i,'dér en Madrid, coincidieron con una sublevación en las tierras¡j"dé -,tsohemia de la rama austriaca de los Habsburgo. Aparecíai''''lasí ahora la ocasión para aplastar al protestantismo en Ale-i'.,r¡ania y ajustar las cuentas con Holanda, un objetivo interrela-:,.ciqnado con la necesidad estratégica de dominar el corredori:.. do Renania para-.los movimientos de tropas entre Italia y Flan-ides, La guerra euiopea fue, pues, desencadenada una vez más,

r l-ynch, Spain under the Hobsburgs, rr, p. 11.

Page 32: El Estado Absolutista

74 Europa occidental

por intermedio de Viena pero por iniciativa de Madrid, en ladécada de 1620. El transcurso de la guerra de los Treinta Añosinvirtió curiosamente el modelo de las dos grandes confronta-ciones de los ejércitos de los Habsburgo en el siglo anterior.Mientras Carlos V y Felipe II habían conseguido victorias ini-ciales en el sur de Europa y sufrido derrotas finales en elnorte, las tropas de Felipe IV alcanzaron éxitos tempranos enel norte sólo para experimentar desastres definitivos en el sur.tr.l volumen .de la movilización española para esta tercera y úl-tima confrontación general fue formidable: en 1625, Felipe IVreunía a 300.000 hombres bajo sus órdenes z. Los Estados deBohemia fueron aplastados en la batalla de la Montaña Blanca,con a¡ruda de subsidios y veteranos hispánicos, y la causa delprotestantismo fue derrotada permanentemente en tierras che-cas. Con la captura de Breda, Spínola forzó la retirada de los,holandeses. El contraataque sueco en Alernania, tras derrotara los ejércitos de Austria y de la Liga, fue deshecho en Nordlin-gen por los tercios espaioles al mando del Cardenal-Infante.Pero fueron precisamente estas victorias las que forzaron final-mente la entrada de Francia en las hostiiidades, inclinando deci-sivamente la balanza militar contra España. La reacción de Pa-rís ante Nordlingen, en 1634, fue la declaración de guerra deRichelieu en i635. Los resultados se hicieron muy pronto evi-dentes. Breda fue reconquistada por los holandeses en 1637.Breisach, nudo de los caminos a Flandes, cayó un año después.Al año siguiente, el grueso de la flota española fue enviada al.fondo del mar en las Dunas, un golpe mucho peor para lamarina de los Habsburgo que el desrino de la Armada Inven-cible. Por último, en 1643, el ejército francés acabó con lasupremacía de los tercios en Rocroi. La intervención militarde la Francia borbónica se habÍa revelado como algo muy dife-rente a las confrontaciones con los Valois en el siglo anterior.La nüeva naturaleza y el peso ,del absolutismo francéS fuerbnlos que habrían de provocar la caída del poderío imperial espa-ñol en Europa. Porque mientras en el siglo xvr Carlos V yFelipe II se habían aprovechado de la debilidad interna del Es-tado francés, utilizando la desafección provincial para invadirFrancia, ahor.a los papeles se habían trastocado: un absolutismofrancés más maduro era capaz de explotar la sedición aristo-crática y el separatismo regional de la península Ibérica parainvadir la propia España. En la década de 1520 los ejércitosespañoles marcharon sobre Provenza, en la de 1590 sobre el

a Parker; The army ol Flanders and the Spanish road., 9, 6.

EsPaña 75

r qnsuedoc, Bretaña y la Isla de Francia, .con la alianza o la:^-*?t^."r"ia de los disidentes locales. En la década de 1ó40,'i,i[--iof¿"dos y barcos franceses luchaban junto a los rebeldes

"á,r" los Hábsburgo en Cataluña, Portugal y Nápoles: el ab-

]jirrtir*o español estaba acorralado en su propio terreno.-l-Ál no, la prolongada tensión del conflicto internacional en el

norte se'dejó sentir en la propia península lbérica. Tuvo que

declararse una nueva bancarrota de Estado en 1627; el vellón

ii" ¿""ulnado en un 50 por 100 en 1628, a 19 9u-e siguió en

1-eZg-Zt un fuerte bajón en el comercio transatlántico; la flotaáe U ptata no pudo llegar en 1640 z. Los costes totales de lafrrrerTa provocaron nuevos tributos sobre el cOnsumo, impOsi-

l;6" a" contribuciones al clero, confiscación de los intereses

áe tos bonos públicos, embargo de los transportes de metales

r¡reciosos privados, ventas ilimitadas de honores y ----especial-'mente- ae ¡urisaicciones señoriales a la nobleza. Todas estas

medidas no fueron suficientes, sin embargo, para recaudar las

sumas necesarias para la prosecución de la lucha, pórque sus

costos erÉur Soportados prácticamente Por Castilla sola. Portu-sal no producia absolutamente ninguna renta a Madrid, por-

f,ue los iubsidios locales se destinaban a fines defensivos en las

ülonias portuguesas. Flandes era crónicamente deficitario.Ñ?pot"r y Si.iñ" habían cohtribui¿o en el siglo anterior con

,r.r. tt*. modesta pero respetable al tesoro central' Ahora,sin embargo, los costos de la defensa de Milán y del manteni-miento de los presidios en Toscana absorbían todas Sus rentas,a pesar del incremento en los impuestos, la venta. de cargos ylai enajenaciones de tierras. Italia proveía todavía una valiosísima óontribución humana a la guerra, Pero ningún dinero 4'

Navarra, Aragón y Valencia contribuían a lo sumo con escasas

y pequeñas "yuaás

a la dinastía en sus momentos de peligro.-Calaluña, la región más rica del reino oriental y la provincia,más parsimoniosa de {odas, no permitía que los impuestos se

gastaran ni que'las tropas se enviaran fuera de sus fronteras.El costo histórico del frácaso del Estado de los Habsburgo paraarmonizar sus reinos ya era evidente al comienzo de ia guerrade los Treinta Años. Olivares, que se percató de los graves

' Elliott, lmperial Spai¡t, P. 343.z Sobre'el comportamiento financiero de las Posesiones italianas, véase

' A. Domíneuez Ortiz, Política y hacienda de Felipe -lll, Madrid, 1960, pá-ginas 1614. En gñeral, e! papel de los componentes italianos del imperioápañol en Europa se ha-eltudiado poco, at¡nque es evidente que no seráposible ntngún éstudio satisfactorio del. conjunto del sistema imperialLasta que est. laguna no.sé haya qotmado.

Page 33: El Estado Absolutista

Europa occidental76

peligros que .entrañaba para el sistema del Estado la falta deuna integración central y de la aislada y peligrosa hegemoníade Castiila dentro de ese sisrema, proprrsó á netip. IV üna pro,funda reforma de toda la estructura, en u.r memorándum se-creto de 1624. Detendía olivares la equiparáción simultáneade las cargas fiscales y las responsabilidádés políticas entre losdiferentes patrimonios dinásticos, lo que trabría permitido elacceso regular de los nobles aragoneses, catalanei e italianosa los más altos puestos del servicio real, a cambio de una dis-t¡ibución más equitativa de la carga impositiva y la aceptaciónde leyes unifor-mes modeladas sobre las de castiila 2e. Esie ante-proyecto era demasiado atrevido para ser dad.o a la publicidad.,por miedo a la reacción castellana y no castellana. pero oliva-res elaboró también un segundo proyecto más limitado, la"Unión de Armas', para la creación dé un ejército común d.ereserva de 140.000 hombres que se reclutaría y estaría mante-nido por todas las posesiones españolas para su común defensa.Este proyecto, publicado oficialmente in 1626, fue atacado en,todas partes debido al particularismo trad.icional. cataluña, -es-p.ecialmente, se negó a tener nada que ver con é1, y en la prác-.tica el proyecto se quedó en letra muerta.- Pero a medida que transcurría er confricto y empeoraba laposición española, la presión para recabar alguria asistencia ca-

" talana se hizo en Madrid caá. u"" más des"esperada. olivaresdecidió forzar la entrada de cataluña en ra g,-,..r. atacando aFrancia a través de su frontera sudorientat eñ to¡g, con lo queponía de facto a la reticente provincia en la primera línea deIas operaciones españolas. Este juego temeraiio se volvió con-tra sus autores de forma desastrosa$. La.nobleza catalana, mo-rosa y de miras estrechas, privada de oficios remuneradores yaficionada al bandidaje de monte, se enfureció a causa de los

2t.La mejor exposición de- este programa se encuentra en Elriott, rherevolt of the Catatans, Cambridge, 196b, pp. 199_204 lLa r"UA¿i¡-.¿" to,catalanes, Madrid, siglo XXI, 19771. Domlñguez afirria q,t. ourru..r ,rofuvo una política interior, al estar ocupado exclusivamentJ en los asuntósextranjeros: La sociedad. española en eI sigro xvl, t, Madriá, tsó¡;-p:- 15.Pero tanto

, sus tempranas reformas interiiores como el aliénto dé susrecomendaciones en el memorándum de 1624 desmienten esta opinión.s Olivares era .conscie-nte del riesgo que iba a correr: .ño-iuede micabeza resistir la luz de la vela ni de uná ventana t...1 A mi coito ¡uicioparece que es el de perderse todo sin remedio o el salvarse la Éarca.Aquj va religión, rey, reino, nación, toclo, y si no hubiese fu-erras morire_n la -demanda, qge mejor es morir y más justo q.re

"oir". en otroclomrnio y más de herejes que si les juzgo a francesés.. Acábese todó osea castilla cabeza del mundo con ser ta de la *on".qüí. ¿" ú. 1,r."

-ci-tado en Elliotr, The revolt of the Catalans, p. 310. -

77EsPaña

','andos castellanos y de las pé-rdidas sufridas contia los fran'

HH"Lñ;F';;;"' azuzó "i f"*o' regionalista' El campesi

na]do, asolado por los alojamientos.y lis requisas' se levantó

cóhtra las tropas "" ,r"u-í"rurreccióí generalizada. Los jorna-

leios det carnpo y Ios parad-os que pululaban en las ciudades

oiovocaron viotentos áiiturbios ei Bircelona y en otras pobla-

:i"";;Jli" ,".rot.r"i¿r,-"^t"r""a de ió40 tundib los agravios de

ñ;; las clases sociales, excepto un puñado -de magnates' en

;;;;;ttiot i*p^tuuiá' il poa"r ¿e los Habsburgo en cata-

Iuña se desintegró'-iá-"oUltia y el patriciado provocaron la

ocupación francesa con objeto de atajar los peligros del radica'

;:ffi;;;""r v bloquear una.reconóuista cástellana' Cataluña

se convirtió, ¿rruuni" una década, Ln prot-ectorado francés'

Mientras tanto, .";i-",*laJo de íu p"trinr.tla, Portugal había

orpanizado su propia sublevación poiot meses después de la

:ffiil;;¡^¡ui". i; aristocracia iocal, resentida por. la pér-

ii¿"^J" nlt"il airtelás holandeses, y segura dt-1?.t sentimientos

i"iL^rr"fUnos de las masas, no tuvo ninguna dificulta.d en rea-

;ffi;;;;dependencia, una vez que olÑares cometió el eiror

earrafal de corr"",,titi rát ejércitoi reales en el este' muy bien

á"i";dr;;;-áorr¿" tas fuerzás franco'catalanas eran victoriosas'

y no.,en el oeste, ."i"1iu"*""te desmilitarízado32' Olivares cayó

en 1ó43; cuatro ;;;;ñ;s, Nápoles y Sicilia se sacudieron

a su vez lu ¿o*üá.ió"-;ñúru. rt cónflicto europeo había

":gátra"It r,tci"r,i"l-i"-""oit"*í" {:J imperio -de

los }Iabsburgo

en el sur, ¿istoctrráJ * titt"-" político' En el cataclismo de Ia

H;;t-luo,-" medida que España sucumbía en la guerra

de los Treinta Añ;rl-üturrt.r.otá, la peste,-e"l despoblamiento

' y"l"-r"""iiór' ." h;;á;-P;;:;nje1, fue iñevitable que la contusa

unión de los prt.i*ÑJ, dirrárti"or se dividiera: las revueltas

;;;;J;; a" Portugal, Cataluña v Nápoles goltstituveron un

ñffi";;;.. rt a.ürriálJ'¿ái tusotuiismo español' que se había

. áL¡r¡¿iao demasiado pronto- y-con';e*cesiva rapid€z;-'? c3üsá

' dáisu fortuna ,trtá*"il*, 'it' tttu"t terminado sus cirnientos

metiopolitanos. ñ---=^i':iAl final, eI estallido de la Fronda salvó para EsPaña a Cata-

lüña e ltalia. M.;;;l;;,'f."o".rp.ao Por la- tempestad interior'abaiidonó cataruia, v-iá.p"er

^de que los señores napolitanos

volvieron t a"r",rütú iu ie.rttd hácia su soberano en ltalia'

'á;;d" l;b;.;r;lúá; ,rn" u*"nuzadora revuelta social de po-

' tr Elliott, The revolt of the Catalans, pp' 4óGE' 4734' 48G7" -' ! A. Domínguez ortiz, The golden cent,¿ry of Spaín' t5#1659' Londres'

1971, p. 103.

Page 34: El Estado Absolutista

78 Europa occid.ental

bres rurales y urbanos, la intervención francesa terminó. sinembargo, incluso tras la recuperación de la última provinciamediterránea, la guerra se arrastró durante otros quiirce añoscontra los holandeses,

-los .franceses, los inglese, y lo, portu_gueses.-En la década de ró50 hubo más peiaiaas-e" rÉnáei,pero lo que más se prolongó fue Ia lenta tentativa d.e recon-quistar- Portugal- Por entonóes, la crase de ros hidargos caste-llanos h.abía perdido todo apeiito por "t ..*po- á. t?aua; ladesilusión militar era absoluta enüe todos rós españoles. Enlas últimas campañas fronterizas lucharon principllmente re-clutas italianos, cuyas deficiencias eran supridas "or, *"r""rr"-rios irlandeses o alemanes 33. su único resultad.o fue ra ruinade la mayor parte de. Extremad.ura y ra reducción de las finan-zas gubernamentales.a su punto más bajo de manipuiación ydéficit, futiles. Hast¡ 1ó68 nó se aceptó la paz

"i ú i"d;p;denciaportuguesa. seis años más tarde tuvo que cederse a ñrancia eIFranco-Condado. El reinado paralítico de Carlos II fresencióla reconquista del poder políiico central por los gr.rrd"r, qlr"se aseguraron la dominación directa del Estado óon el goip"aristocrático de 1677, cuando don Juan José de Austria":iucandidaro para la regencia- condujo a Madrid con todo éxitoun ejército aragonés. Ese mismo ráinado experimentó ra másnegra deprésión econórnica del siglo, con cierre de industrias,colapso de la moneda, reversión i un intercambio de trueque,escasez de álimentos y disturbios por el pan. Entre 1600 y 1200la población total de España descándió de g.500.000 a 7.0b0.000,l1 p"9. regresión demográfica de occidente. El Estado de losHabsburgo estaba moribundo a finales de siglo: su muerte enla persona de su espectral soberano, Carlos Iiel Hechizado, eraesperada en todas las cancillerías europeas como la señal queconvertirÍa a España en el botÍn de Eriropa.

De hecho, el resultad.o- de la guerra áe sucesión españolarenovó. el absolutismo en Madrid, ál liquidar sus ingobernablesresponsabilidades exteriores. Los' paísels Bajos e Iátia queda-¡on definitivamente perdidos. Aragón y Caialuña, que habíanapoyado al candidato austriaco, fuéron derrotados y'sometidosen,la€uerra civil_qué tuvo rugar dentro de la guerrá internacio-nal. Una_ nugvq dinastía francesa se instaló en España. La monarquía borbónica consiguió ro que los Habsburgó habían sidoincapaces de hacer. Los grandes

--muchos de loi cuares se ha-bían pasado al campo angloaustriaco en la guerra d.e sucesión_

-, t' Lrl:h, Spain under^ the Habsburgs, rr, pp. 122-3; Domfnguez Ortiz,The golden century of Spain, pp. 39-4d.-'

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EsPafta 79

,fueron sometidos y excluidos del poder central. Por medio ¿sla importación de la experiencia y de las técnicas mucho r¡6sarfanzadas del absolutismo francés, los funcionarios civiles s¡-patriados crearon en el siglo xvrlr un Estado unitario y centra-liLadoy. Los sistemas de Estados de Aragón, Valencia y Catalufi¿fueron eliminados y su particularismo quedó suprimido, mien-tras se introducia el instrumento francés de los intendants rea-les para el gobierno uniforme de las provincias. El ejército fusdrásticamente refundido y profesionalizado con una base ser¡¡-rreclutada y un mando rígidamente aristocrático. La administra-ción colonial fue reforzada y reformada: libres de sus posesiGnes europeas, los Borbones mostraron que España podía gober-nar su imperio americano de forma competente y rentable. [shecho, este fue el siglo en el que, al fin, emergió gradualme¡1suna España unida, como algo opuesto a la semiuniversal r¡7e_

narquía española de los Habsburgors.Con todo, la obra de la burocracia carolina que racionalizó

el Estado español no pudo revitalizar a la sociedad española.¡'ra ya demasiado tarde para iniciar un desarrollo comparablsal de Francia o Inglaterra. La otro¡a dinámica economía caste-llana habÍa recibido su golpe de gracia bajo Felipe IV. Y aun-que.se produjo una verdadera recüperación demográfica (hpoblación se elevó de siete a once millones) y el cultivo ¿s1cereal se extendió considerablemente en España, sólo el 6¡por 100 de la población tenia algún trabajo én la agricultur;mientras que las manufacturas urbanas habían desaparecidoprácticamente de la formación social metropolitana. Tras g1

colapso de las minas americanas en el siglo xvrr, se produjo ¡¡nuevo auge de la plata mexicana en el siglo xvrrl, que, a faltade una importante industria nacional, probablemente contribuyómás a la expansión francesa que a la española s. El capiiallocal se desvió, como antes, hacia las rentas públicas o la tierra.[¿ administración del Estado no era numéiicamente muy am.

_ s_Véase Henry Kamen, The 'War ol Succession-in Spain, I:lW-1715,Lo¡dres, 1969, pp. 8+117. El principal arquitecto de la nueva admrnrstra-ción fue Bergeyck, un flamenco procédente de Bnrselas; pp. 23?-40. --

t'Tr. en esta época cuando se adoptaron. la bandera y el himno ¡¿.cionales. Estas frases de Domínguez son significativas: qMás pequeñaque el imperio, más grande que Castilla, España, creación excelsa ¿. nuir_tro- siglo xvrrr, surgió de su nebulosa y adquirió una forma sólida y 1¡n_gible I...1- Antes de la guerra is la Independencia, el ideal plástico y-j¿imagen simbólica -"de la nación tal como hoy la cotrocemos, ya estibanesencialment-e_,9ompietos., Antonio Domínguez Ortiz, La sociedid. espa¡oláen el siglo XVIII, Madrid, 1955; pp. 41, 43; es el'mejor libro sobre s5ieperíodo.

x Vilar, Oro y moneda, pp: 348-ó1, 3l$17.

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80 Europa occidental

plia, pero estaba plagada de empleomanía, la búsqueda afanosadel cargo por una nobleza empobrecida. Los

"rrolrro", latifun_

dios del sur, cultivados por cuadrilras de jornareros, proveíanlas fortunas de una estancada nobreza de grandes, r".rtt.ár-.r,las

-capitales de provincia 17. Desde mediadol der silro en aderan-te hubo un reflujo de ra más alta nobleza hacii ros puesrosministeriales, miátras las tu.cián.s *civil> y omilitar,, lucha-ban por el poder en Martrid: el gobierno d.el aristócrata aragGnés Aranda correspondió al p.,ito más arto de ra influenciadirecta de la gran nobl.r, é, la capital 3s. Sin

"*U..go, -"t

impelu político del nuevo orden estaba ilegando . ," t-ii.'e.,los últimos años der siglo, la corte borbónicá r.t"u" srrmiau enuna completa decadencia _que recordaba a la de su prede_ .

ggs,ora- bajo el control negligente y corrupto de Godoy, elúltimo privado. Los rímites -¿Jt renácimient" a"i ,ilro *urrr,cuyo epílogo habría de ser er ignominioso colapso ¿eL dinas-tía en 1808, siempre fueron eviáentes en la estructura ad.minis_trativa de- la España borbónica, porque, incluso tras las refor-mas carolinas, la autoridad del g.le{q absol"tt.t. ,pb{g_va$t4t, 49ger-4-eJ. pais" *e.'¡@ñip;i. H;;r" l" i"vasión¡ zear-4-ef n*ír -"*r nvasión

I I aPoreóni ".", É_ de-la-mit-aA-dS-tq: ciu dááéJ es pañol as_ ¡\essra_

l. - b:+- Fq s icris"d iqs ió n m o n á rq üiáa, -

i ino- 6áJo ¡ ilñ S"Alcci,an_. seño.I 4gLe-clffrcal El régimen de los señorioÉ, uná iétiquia medieval'[ 9ue se remontaba a ros siglos xrr y xrrr, tenía máJ importancia:,.-:"?*i:?. que política para los nobles que controlaban aque-uas Jurrscttcciones, pero no sólo les aseguraba beneficios, sinotambién un poder local jurídico y admi"i.ttrii""'.-E:;;b <com-binaciones de soberanía y propiedad> fueron una reveladora su-pervivencia de los principios de señorío territorial en la épocadel absolutismo. Ef ancián régime conservó sus raíces feudalesen España hasta su último día.

r? Hay un retrato memorable de esta clase social en Raymond carr,"Spain", en G-o-o-dwin, comp., rn" niripi)n nobilitv ¡n-iii--iíánt""ntncentury, pp. 43-59.

r¡ Domínguez Ortiz, La socied.ad. española en el siglo XVIII, pp.93, l?g.- re Domínguez ofrece _un amplio .ri"áiá a.t modelo de los señoríos ensu capíiulo "El ocaso- del régimen señorial", en La socieaii áili¡oto ",el siglo xvIII, pp. 30042, en la que los Jescribe con la ri...-l,as

"rriuacitada.

4. FRANCIA

Francia presenta una evolución muy distinta a la del modelohispánico. El absolutismo no gozó aquí de unas ventajas tantempranas como en España, en la forma de un lucrativo impe-rio ultramarino. Por otra parte, tampoco tuvo que enfrentarseen el interior a los permanentes problemas estructurales deunir reinos dispares, con unos legados políticos y culturalesradicalmente opuestos. La monarquía de los Capeto, como yahemos visto, extendió lentamente durante la Edad Media susderechos de soberania hacia el exterior de su base original enla Isla de Francia, en un movimiento gradual de unificaciónconcéntrica que abarcaría desde Flandes al Mediterráneo. Nun-ca tuvo que Iuchar con ningún otro reino territorial de unrango feudal comparable dentro de Francia: en tierras france-sas sólo había un reino, aparte del pequeño y semi-ibéricoEstado de Navarra, situado en las remotas laderas de los piri-neos. Los lejanos ducados y condados de Francia siempre ha-bían prestado lealtad nominal a la dinastía central, inclusoaunque fuera como vasallos inicialmente más poderosos que suseñor real, lo que permitía una jerarquía jurídica que facilitariamás adelante la integración politica. Las diferencias sociales ylingüísticas que separaban al sur del norte, aunque persistentesy pronunciadas, nunca fueron tan grandes .omó lai que sepa-raban al este del oeste en España. El sistema tegal y el lenguajedistintos del Midi no coincidían, afortunadamente para la monarquía, con la principal hendedurá militar y diplémática quedividía a Francia a finales de la Edad Media: la casa de Bor-goña, el poder rival más importante alineado contra la dinastíade los Capeto, era un ducado del norte. A pesar de todo, elparticularismo del sur sería una fuerza constante y latente enla primera época'.moderna, adoptando formas encubiertas ynuevos disfraces en las crisis sucesivas. El control politico realde la monarquía francesa nunca fue territorialmente uniforme:siempre fue menór en la periferia del país, disminuyendo pro-gresivamente enílas provincias recién adquiridas y más lejanasde París. Al mismo tiempo, el volumen demográfico total deFrancia ponía por sí mismo algunós obstáculos formidables a