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Domingo 17 de junio 2018 Pero Ezequiel vio que la gloria de Dios estaba en Babilo-nia (Ezequiel 11:16). B) La segunda parte es del 25-32. Trata acerca de las profecías contra las naciones que se burla-ron de Israel por causa de ese ataque de Babilonia y la destrucción de la ciudad y el templo. C) La tercera del 33-48. Aquí las principales profecías fueron sobre la futura restauración y miseri-cordia que Dios mostraría a sus elegidos por medio de un nuevo pacto. Estas profecías a los exiliados contemplaban que: - Tendrían un rey, un nuevo David, quien gobernaría con rectitud y justicia y por medio del cual haría un pacto de paz eterno (34:23; 37:24-26; 45:7). Dios perdonaría para siempre todos los pecados del pueblo, dándoles un corazón nuevo y un espíritu nuevo (capítulos 36-37). Promete no volver a esconder su rostro de ellos porque derramaría su Espíritu dentro de ellos (39:29), y que su gloria volvería a su nuevo templo en donde estaría su trono para siempre. De este saldría el agua de vida eterna, los árboles cuyos frutos son medicina, por lo que su pueblo jamás volvería a pecar contra Él. ( Ezequiel 43). Dios estaría de nuevo en medio de ellos para siempre en una nueva ciudad (48:35; 36:23,27,28). - Ezequiel 48:35: “En derredor tendrá dieciocho mil cañas. Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama”. Jehová-sama significa “El Señor allí”. Si las primera sección del libro habla de que Dios no estaba mas allí con ellos, el libro termina prometiendo que su gloria volvería a estar allí, en medio de su pueblo, para siempre. Una de las frases que más se repite en todo el libro es “y sabrán que Yo Soy el Señor su Dios”. Dios afirma que ese es el propósito de enviar todos sus juicios contra Israel, así como también de la futura restauración de su pueblo por medio de un nuevo pacto. El fin es recuperar la alabanza de su gloria en medio de su pueblo. RESUMEN DEL SERMÓN Cuando en el año 586 a.C. la ciudad de Jerusalén y el templo de Salomón fueron destruidos por los babilo-nios, tanto los judíos que ya estaban exiliados en Babilonia 12 años antes, como los que quedaron vivos en Jerusalén entraron en gran agonía y dudas contra Dios. Acusaron a Dios de dos cosas: a) de haberlos abandonado y olvidado (Ezequiel 9:9) y b) de no ser justo en los juicios contra ellos (Ezequiel 18.25–26). En medio de esta duda los falsos profetas prometían que el exilio pronto terminaría y que la gloria de Israel sería devuelta a esa generación. Eso les llevó a poner su confianza en su origen étnico, en su orgullo pa-triótico, y llegaron a menospreciar a Dios y su ley. Se olvidaron de cuan glorioso es Dios, cuan santo es Él. En ese contexto Dios levantó a un hombre llamado Ezequiel para profetizar por 23 años al pueblo de Israel, y para que al final de su ministerio escribiera el libro que hoy lleva su nombre. El énfasis del libro de Eze-quiel es la vindicación o defensa de la gloria de Dios. Estando en Babilonia él profetizó y escribió su libro, el cual puede dividirse en tres grandes partes. A) La primera, del capítulo 1-24, en donde es llamado a profetizar juicio contra Israel. En el capítulo 1 el libro comienza con una visión de la gloria de Dios en Babilonia. Esto es extraño, porque debió estar en Jerusalén. Luego de esto, del 2-3, Dios llama a Ezequiel a ser su profeta para Israel. De ahí hasta el capítulo 24 describe todas las profecías de juicio con que Dios les advirtió que se arrepintieran de sus pecados, y el rechazo del pueblo a obedecer. En medio, en el capítulo 7, les recuerda cuando Dios advirtió que el templo sería destruido (Ezequiel 7:22) Dios había levantado su gloria de Jerusalén. Dios ya no estaba allí (Ezequiel 11.23); así que los oyentes originales de Ezequiel supieron que el templo fue destruido, no porque Dios se había olvidado de ellos, sino porque ellos lo abandonaron a Él primero yéndose tras otros dioses. Así, ellos estaban recibiendo la maldi-ción del pacto que les fue anunciada por Moisés. EL EVANGELIO EN EZEQUIEL PASTOR JAVIER DOMÍNGUEZ © 2018 Gracia sobre Gracia. Todos los Derechos Reservados

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  • Domingo 17 de junio 2018

    Pero Ezequiel vio que la gloria de Dios estaba en Babilo-nia (Ezequiel 11:16).

    B) La segunda parte es del 25-32. Trata acerca de las profecías contra las naciones que se burla-ron de Israel por causa de ese ataque de Babilonia y la destrucción de la ciudad y el templo.

    C) La tercera del 33-48. Aquí las principales profecías fueron sobre la futura restauración y miseri-cordia que Dios mostraría a sus elegidos por medio de un nuevo pacto. Estas profecías a los exiliados contemplaban que:

    - Tendrían un rey, un nuevo David, quien gobernaría con rectitud y justicia y por medio del cual haría un pacto de paz eterno (34:23; 37:24-26; 45:7). Dios perdonaría para siempre todos los pecados del pueblo, dándoles un corazón nuevo y un espíritu nuevo (capítulos 36-37). Promete no volver a esconder su rostro de ellos porque derramaría su Espíritu dentro de ellos (39:29), y que su gloria volvería a su nuevo templo en donde estaría su trono para siempre. De este saldría el agua de vida eterna, los árboles cuyos frutos son medicina, por lo que su pueblo jamás volvería a pecar contra Él. (Ezequiel 43). Dios estaría de nuevo en medio de ellos para siempre en una nueva ciudad (48:35; 36:23,27,28).

    - Ezequiel 48:35: “En derredor tendrá dieciocho mil cañas. Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama”. Jehová-sama significa “El Señor allí”. Si las primera sección del libro habla de que Dios no estaba mas allí con ellos, el libro termina prometiendo que su gloria volvería a estar allí, en medio de su pueblo, para siempre.

    Una de las frases que más se repite en todo el libro es “y sabrán que Yo Soy el Señor su Dios”. Dios afirma que ese es el propósito de enviar todos sus juicios contra Israel, así como también de la futura restauración de su pueblo por medio de un nuevo pacto. El fin es recuperar la alabanza de su gloria en medio de su pueblo.

    RESUMEN DEL SERMÓN Cuando en el año 586 a.C. la ciudad de Jerusalén y el templo de Salomón fueron destruidos por los babilo-nios, tanto los judíos que ya estaban exiliados en Babilonia 12 años antes, como los que quedaron vivos en Jerusalén entraron en gran agonía y dudas contra Dios. Acusaron a Dios de dos cosas: a) de haberlos abandonado y olvidado (Ezequiel 9:9) y b) de no ser justo en los juicios contra ellos (Ezequiel 18.25–26). En medio de esta duda los falsos profetas prometían que el exilio pronto terminaría y que la gloria de Israel sería devuelta a esa generación. Eso les llevó a poner su confianza en su origen étnico, en su orgullo pa-triótico, y llegaron a menospreciar a Dios y su ley. Se olvidaron de cuan glorioso es Dios, cuan santo es Él.

    En ese contexto Dios levantó a un hombre llamado Ezequiel para profetizar por 23 años al pueblo de Israel, y para que al final de su ministerio escribiera el libro que hoy lleva su nombre. El énfasis del libro de Eze-quiel es la vindicación o defensa de la gloria de Dios. Estando en Babilonia él profetizó y escribió su libro, el cual puede dividirse en tres grandes partes.

    A) La primera, del capítulo 1-24, en donde es llamado a profetizar juicio contra Israel. En el capítulo 1 el libro comienza con una visión de la gloria de Dios en Babilonia. Esto es extraño, porque debió estar en Jerusalén. Luego de esto, del 2-3, Dios llama a Ezequiel a ser su profeta para Israel. De ahí hasta el capítulo 24 describe todas las profecías de juicio con que Dios les advirtió que se arrepintieran de sus pecados, y el rechazo del pueblo a obedecer.

    En medio, en el capítulo 7, les recuerda cuando Dios advirtió que el templo sería destruido (Ezequiel 7:22) Dios había levantado su gloria de Jerusalén. Dios ya no estaba allí (Ezequiel 11.23); así que los oyentes originales de Ezequiel supieron que el templo fue destruido, no porque Dios se había olvidado de ellos, sino porque ellos lo abandonaron a Él primero yéndose tras otros dioses. Así, ellos estaban recibiendo la maldi-ción del pacto que les fue anunciada por Moisés.

    EL EVANGELIOEN EZEQUIELPASTOR JAVIER DOMÍNGUEZ

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    - En Ezequiel Dios muestra que detrás de todo acto de desobediencia hay un ídolo sin confesar a Él. Dios nos disciplina para que aborrezcamos dichos ídolos y volvamos en esa área a Él. Así, Dios se sigue vindicando hoy por medio de su disciplina.

    B) A través de la consolación a otros en lo que hemos sido consolados

    - Dios sigue vindicando su gloria ante las personas por medio del consuelo con que somos consola-dos, cuando por medio de Él consolamos a otros (2 Corintios 1:3-5).

    C) A través de la predicación- Dios sigue vindicando su gloria a través de la predicación

    de su Palabra. Por eso Él dijo en Ezequiel que quitaría a los falsos profetas (Ezequiel 13:22-23).

    - El poder del falso maestro es que entristece al justo porque lo aparta de la verdad, y a su vez anima al impío para que no se aparte del mal camino. Esto lo hace porque no ama al pueblo, solo a sí mismo. Busca obtener así el reconocimiento y alabanza del pueblo de Dios.

    - Esto es una diferencia con el verdadero maestro, que busca predicar la Palabra de Dios sin desear multitudes o reconocimiento, pues la gloria es de Dios en Cristo, y no de él.

    D) A través de la vida de la iglesia- Somos el templo de Dios. En Efesios 3 Pablo dice que

    estemos arraigados y cimentados en el amor de unos a otros y así comprobemos el amor que hay en Cristo, y así Dios será glorificado en la iglesia (Efesios 3:21).

    2. Dios defenderá su gloria en Cristo JesúsSabemos que aunque ya somos hijos de Dios, el reino ha sido inaugurado y somos templo del Espíritu San-to todavía falta la consumación de las promesas de Dios. En Apocalipsis vemos que después de que Cristo venga por segunda vez, Él se glorificará en los nuevos cielos y tierra nueva (Apocalipsis 21-22), porque seremos reunidos como un solo pueblo, en un solo lugar, bajo un solo gobierno: el de Dios. Él será nuestro Dios y nosotros su pueblo.

    Cuando Él venga, la gloria de Dios será vindicada en la venganza del Hijo sobre sus enemigos, a quienes lanzará al lago de fuego eterno. También, la gloria de Dios será vindicada porque sus hijos seremos a se-mejanza de Cristo y estaremos con Él. Él será nuestro templo, Él será nuestra sol.

    Todo aquello que ya ha sido inaugurado pero todavía no consumado, en la segunda venida de Cristo se completará. En eso Dios será glorificado una vez más

    Dios ha vindicado su gloria en Cristo Jesús, al ser nosotros sus hijos, no nos gloriemos en nuestras fuerzas, astucia o logros, sino en la cruz, en lo que Cristo por gracia obra en nosotros, sin merecerlo.

    PASAJES CITADOS EN EL SERMÓNEzequiel 9:9; 18:25-26; 7:22; 11:23; 11:16; 48:35; Juan 1:14; Hebreos 13:12, 20-21; Ezequiel 18:31-32; Gálatas 6:14-15; Eze-quiel 7:9; Hebreos 12:10; 2 Corintios 1:3-5; Ezequiel 13:22-23; Gálatas 1:10; Ezequiel 3:7; Efesios 3:21.

    IDEA CENTRAL DEL LIBRO Dios vindicó su gloria de dos formas: primero, al ejecutar sus juicios prometidos, retirando como consecuencia su presencia del templo para que fuera destruido; y al profetizar la restauración futura de su pueblo por medio de un nuevo pacto que devolvería su gloria en medio de ellos.

    EL EVANGELIOAunque Ezequiel fue llamado a profetizar a los exiliados arrepentimiento y a ofrecerles la esperanza de la restauración, la visión gloriosa de la restauración en Ezequiel es incompleta, pues los sacrificios expiatorios siguieron después del exilio, y la gloria del templo segundo no fue como la del primero. Esto fue así porque la plenitud de lo que Ezequiel profetizó llegó hasta el Nuevo Testamento, cuando en Cristo la gloria volvió a su templo, a su pueblo, ahora llamada la iglesia.

    Juan 1:14: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. - Aquella gloria vista por Ezequiel el mundo la pudo ver

    físicamente en Jesús. Por eso Dios le llama “El res-plandor de su gloria” y “el tabernáculo de Dios” entre nosotros. .

    De igual manera que la gloria de Dios dejó Jerusalén para estar con su pueblo durante el exilio, así vemos que Jesús dejó a su Padre para identificarse con nosotros los pecadores, por eso dice Hebreos 13:12: "Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Dios ha vindicado su Gloria en Cristo Jesús, para siempre".

    Él es aquel Dios encarnado para ser rey, pastor y mediador del pacto de paz eterno prometido en Ezequiel, por lo cual dice Hebreos 13:20-21: "Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad".

    Él es el buen pastor prometido, en Él somos nuevas criaturas, se nos ha dado un corazón nuevo y su Santo Espíritu para que ya no vivamos para nosotros sino para aquel que nos amó. En otras palabras: Dios ha vindicado su gloria por medio de Jesucristo. Esto es algo que muchos hemos experimentado.

    DIOS HA DEFENDIDO SU GLORIA EN CRISTO

    1. Dios defiende hoy su gloria en Cristo JesúsLo anterior tiene muchas implicaciones para nosotros hoy:A) A través de la disciplina:- Ezequiel 7:9: “y sabréis que yo Jehová soy el que

    castiga”. ¿Para qué? Para que aborrezca a sus amantes, a sus ídolos. Es decir, para santificación (Ezequiel 23:26;

    Hebreos 12:10).