El futuro de la vida religiosa. El segundo aggiornamento · 2017. 12. 19. · El futuro de la vida...

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El futuro de la vida religiosa. El segundo aggiornamento En realidad, creo que hablar de la vida religiosa hoy hace hasta dano. El religioso seria un hombre que no tiene tiempo ni de pensar en si mis- mo. Yo creo que la gran pauta de la renovaciôn de la vida religiosa po- dian ser los capitulos 9-18 de San Lucas. En esos capitulos se nos pre- senta un Cristo itinerante, un Cristo que no tiene donde reclinar la cabeza, un Cristo que pide a sus discipulos que no vayan a enterrar a los muer- tos, un Cristo exigente, un Cristo profeta, un Cristo desinstalado, un Cris- to que es todo 10 contrario al complejo narcisista que tenemos ahora. Si la vida religiosa la vamos a renovar a base de la auto-realizaciôn, 10 unico que crearemos seran tipos que, como Narciso, se pasan la vida mirândose en las aguas cristalinas. Espero que esta reflexiôn no vaya en la linea de mirarse a si mismo, deI saborearnos a nosotros mismos; por- que pOl' ahi no vamos a ninguna parte. No tenemos tiempo de sentarnos, y corriendo a las carreras, vamos a decir: oye, l,qué pasa con la vida religiosa hoy? En ese clima vamos a estudiar el futuro de la vida religiosa. 1. Los problemas de la vida religiosa El problema es evidente. Lo tocamos, 10 palpamos; en primer Iugar, un problema cuantitativo: los noviciados estân vacios. Y, ademâs, por si fuera poco, estamos asistiendo a una deserciôn de la vida religiosa; se van muchisimos. En todos, en Congregaciones gran- des, como los Jesuitas, y en Institutos chicos; hay una deserciôn muy sig- nificativa. Este es el problema cuantitativo, brutal. Pero, ademâs, hay un

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  • El futuro de la vida religiosa. El segundo aggiornamento

    En realidad, creo que hablar de la vida religiosa hoy hace hasta dano. El religioso seria un hombre que no tiene tiempo ni de pensar en si mis-mo. Yo creo que la gran pauta de la renovaciôn de la vida religiosa po-dian ser los capitulos 9-18 de San Lucas. En esos capitulos se nos pre-senta un Cristo itinerante, un Cristo que no tiene donde reclinar la cabeza, un Cristo que pide a sus discipulos que no vayan a enterrar a los muer-tos, un Cristo exigente, un Cristo profeta, un Cristo desinstalado, un Cris-to que es todo 10 contrario al complejo narcisista que tenemos ahora.

    Si la vida religiosa la vamos a renovar a base de la auto-realizaciôn, 10 unico que crearemos seran tipos que, como Narciso, se pasan la vida mirândose en las aguas cristalinas. Espero que esta reflexiôn no vaya en la linea de mirarse a si mismo, deI saborearnos a nosotros mismos; por-que pOl' ahi no vamos a ninguna parte. No tenemos tiempo de sentarnos, y corriendo a las carreras, vamos a decir: oye, l,qué pasa con la vida religiosa hoy? En ese clima vamos a estudiar el futuro de la vida religiosa.

    1. Los problemas de la vida religiosa

    El problema es evidente. Lo tocamos, 10 palpamos; en primer Iugar, un problema cuantitativo: los noviciados estân vacios.

    Y, ademâs, por si fuera poco, estamos asistiendo a una deserciôn de la vida religiosa; se van muchisimos. En todos, en Congregaciones gran-des, como los Jesuitas, y en Institutos chicos; hay una deserciôn muy sig-nificativa. Este es el problema cuantitativo, brutal. Pero, ademâs, hay un

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    problema cualitativo, mucho mas profundo; es una crisis de identidad deI religioso. Hoy dia muchos religiosos jovenes y no jovenes se plantean el problema: l,qué pintamos en la Iglesia?, l,qué pintamos en el mundo?

    Esta crisis de identidad afecta, en primer lugar, a 10 mas inmediato, a la actividad. l, Vale la pena 10 que hacemos? La actividad de los reli-giosos se divide en dos grandes campos: una actividad de tipo mas civi-lizacion, promocion; y otra actividad mas ministerial, como la de los sacerdotes.

    La primera, una serie de actividades de tipo beneficiencia, enseîian-za, promocion social. En realidad, si 10 analizamos en profundidad, vemos que todas ellas son suplencias, restos de las suplencias que la Iglesia asu-mio en la Edad Media. Cuando se hunde el Imperio romano y los bâr-baros no estan promocionados, la Iglesia asume el monopolio de todo; de la ciencia, deI arte, de la cultura, de la poIltica, de los hospitales, de las escuelas. Hoy la sociedad, autonoma, madura, secularizada, no ve el por qué tenemos que suplir unas cosas que ya funcionan.

    En algunas regiones muy poco promocionadas, por ejemplo, en el ter-cer mundo; en algun barrio abandonado, caben es as suplencias; dentro de poco -de esta podemos estar seguros- no tendremos que suplir a un mundo secularizado: se bastara por si mismo y no tendran razon de ser nuestras suplencias. l,Qué vamos a hacer entonces?

    Pero también, desde el punto de vista ministerial, existe una crisis profunda, que se mezcla con la crisis dei sacerdocio. El sacerdote no sabe si yale la pena 10 que hace: l,sacramentalizacion?, l,evangelizacion formai?, se plante a una serie de puntos interrogativos. Los sacerdotes religiosos también participamos de esa problematica. l,Merece la pena sacramenta-lizar en masa? l,Vale la pena evangelizar coma evangelizamos? l,Qué ha-cemos de nuestro tiempo? No sabemos. Lo peo1' es la ociosidad, desde luego, pero es doloroso deci1' que porque no sabemos qué hacer, vamos a ver como Ilenamos las veinticuat1'o horas dei dia. Evidentemente, hay una cri sis de identidad en la que se refiere al qué hacer.

    Pero la crisis es mucho mas profunda. No solamente es una crisis de quehacer, es una cri sis de seI. l,Qué samos? l,Somos testigos? Quiza. Tes-tigos en el pueblo de Dios. Pero l,damos realmente testimonio? Un testi-monio es una fascinacion, y ... no arrastramos.

    He estado ahora en Hispano-América, y he tenido contactos con bas-tantes grupos juveniles, y hay que ver estos muchachos como ar1'astran. Son los Hderes deI movimiento universitario. Viven coma fascinados des-de la maîiana hasta la noche, y hacen proselitismo. Nosotros no arras-tramas a nadie. Somos testimonio de un mundo pasado, de un mundo muerto. No arrastramos. Seamos sinceros. No arrastramos ni individual-mente, ni comunitariamente. Nuestro testimonio individual es bien pobre,

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    y nuestro testimonio comunitario, por el estilo. Nuestros j6venes, y nues-tros mayores cuando nos ven no quedan impactados. Esto es el testimo-nio. No precisamente espectacular. Eso tampoco. Sino un testimonio au-téntico: el que daba Jesus, Pablo de Tarso, Ignacio de Antioquia, Fran-cisco de Asis, Teresa de Jesus. No, eso no 10 damos. Esa es la verdad. No ponemos la carne de gallina a nadie cuando pasamos a su lado.

    Entonces, si nuestra razan de ser es el ser testigos y no damos testi-monio, loqué somos? Y muchos religiosos se preguntan: l,no seriamos me-jores testigos siendo seglares comunes y corrientes? l,Para qué sirve todo el tinglado que hemos montado? Esto si que es decepcionante. Es una crisis de ser.

    II. Actitudes ante el problema

    Ahora bien, ante este problema, l,cuales son las actitudes? 0 sea, l,camo reaccionan los religiosos ante esta cri sis?

    1) Dnos reaccionan con la despreocupaciôn. Viven en el limbo. Y hay mucha gente que vive en el limbo hoy. No se han enterado de que estan en el 1972. Y 0 crea que gracias a Dios ya va disminuyendo este mundo inocente, ingenuo. Porque el problema es tan fuerte, que todos 10 van palpando. Pero, en fin, todavia quedan unos cuantos despistados. No sé si pensar, si me 10 permitis, que entre los altos responsables hay tam-bién algunos. Tengo esa impresi6n, aunque con todos los respetos. Porque no se explica unD si no la falta de reaccian ante el problema. Simplemente, con que publicaran en Roma la Congregaci6n de religiosos, la estadistica de los que entran y salen, se les tenian que poner a todos los pelas de punta. Solamente con la curva estadistica: de los noviciados, de los que profesan, de los que piden la dispensa. Ante esta curva no podemos que-damos tranquilos y decir: aqui no pasa nada. Si esta pasando algo muy grave.

    2) Otros reaccionan en plan escéptico; dicen: aqui no hay nada que hacer. Se dan cuenta deI problema, pero no se sienten con agallas para resolverlo. Es una postura estoica. En algunas provincias religiosas he visto que ya se estan preocupando de hacer seguros de vida para los ancianos. Es 10 unico que les preocupa. Estan convencidos de que esto desaparece. Realmente es lamentable. La vida religiosa se va a convertir en unos institutos geriatricos.

    3) La iconoclastia ante el problema. Es un grupo radical, muy poli-tizado, muy inspirado en el marxismo, que acepta la dialéctica marxista

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    de la historia y que piensa que para acelerar la historia, 10 mejor es au-mentar el problema. Si buscamos pequenas soluciones, estas son parches; y entonces los Institutos se van salvando a trancas y barrancas y no damos en absoluto una soluci6n. Que pongan los peores superiores que se pueda; que haya las mayores tensiones posibles en las comunidades; ésta seria la unica manera de conseguir un cambio de verdad: destruir pOl' dentro el sistema.

    4) Tenemos, par fin, otra actitud, que seria una actitud de esperanza, constructiva. La esperanza puede darse a dos niveles: una esperanza pa-siva y una esperanza activa. La esperanza pasiva consiste en un cierto fatalismo religioso, de tipo casi iluminista. Piensan algunos que hay que tener paciencia; es cuesti6n de tiempo nada mas. Si esperamos un poco los noviciados volveran a llenarse, habra muchas vocaciones, seran estu-pendas: tengamos paciencia y todo se arreglara. No es nada mas que un momento de crisis transitoria, un paréntesis. Esta actitud es totahnente sobrenaturalista en exceso: de jar que Dios 10 haga todo. Y, ademas, es totalmente anti-hist6rica. Nunca las aguas vuelven atras. Se pueden re-cuperar, repescar ciertos valores perdidos a 10 largo de la historia, como dice Jung, eso sî; pero la marcha fundamental de la historia no hay quien la detenga. Esta esperanza es falsa y hace mucho dano, porque nos hace perder el tiempo y nos impide tomar soluciones.

    Pensemos, pOl' ejemplo, un problema: el de los sacerdotes casados. Vengo ahora de Hispano-América y voy todos los anos alla, donde me paso casi la mitad deI ano. Algunos dicen: esperemos, todavîa no es ur-gente. iPero a qué vamos a esperar! Tenemos doscientos cincuenta millo-nes de cat6licos en Hispano-América; para finales de sigl0 habra quinien-tos, seiscientos 0 setecientos. Hay mas 0 menos el mismo numera de sacer-dotes que para Espana con treinta y cuatro millones; se han ordenado este ano en Perû dos sacerdotes para todo el paîs; la edad media de los sacerdotes en muchos paîses es de, sesenta-sesenta y cinco anos. Tenemos a nuestra disposici6n diez a quince anos. Dentro de diez 0 quince anos, en Venezuela la edad media de los sacerdotes sera quizas de setenta y cinco anos. ~Qué van a hacer entonces? ~Van a crear entonces nuevos modelos de sacerdotes? Un milagro es posible, pero no podemos contar con los milagros. Los milagros se nos dan por anadidura; pero no son un sistema normal de la providencia. "A Dios rogando y con el mazo dando." Aunque tampoco rezamos. Pero con el mazo no damas. Yenton-ces se esta produciendo una situaci6n de paralisis verdadera. No tenemos tiempo que perder. El tren esta en marcha y si nos quedamos parados en la sala de espera, el tren se ale jar a ki16metros. Esta esperanza es una esperanza falsa.

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    Por fin tenemos una ultima actitud que es una esperanza activa. Que es la verdaderamente evangélica, y la que corresponde al plan de la his-toria de salvaci6n. Tenemos una fe grande, inmensa en el Espiritu y en los j6venes; el Espiritu es el mismo de siempre, y los j6venes también. El Espiritu no falla, esta siempre con nosotros, el Espiritu de Jesus, ayer, hoy y manana. Es verdad que el Espiritu nos hace algunas jugarretas des-concertantes. Decîa Mons. Lahiguera, a quien le interesa mucho la vida religiosa, que antes, el Espiritu trabajaba ocho horas al dia, pero en vista de las necesidades estaba haciendo horas extraordinarias. Me parece co-rrecto. Pero yo crea que hay que completar a Mons. Lahiguera: hoy el Espiritu esta usando una tactica desconcertante que es la huelga salvîfica: o cambiais, 0 nada de novicios ni de novicias. Elegid: si os envio novicios y novicias no cambiais; pues nada, a ver quien puede mas. Os hacéis vie-jecitos, cerrâis por defunci6n 0 cambiâis. Pero con huelgas 0 sin huelgas creemos en el Espiritu, que trabaja ocho horas, que hace haras extras y que hace de vez en cuando una huelga; el Espiritu es el mismo de siem-pre! tenemos una fe ciega en él. Como dice Pablo cuando va camino de Jerusalén: "no sabemos a d6nde nos lleva el Espiritu, pero sabemos que vamos arrastrados por él". i,Ad6nde? No sabemos. Y la verdad es ésta, que fuera de un as grandes lîneas fundamentales, no sabemos a d6nde nos lleva el Espiritu hoy. Dias es siempre sorpresa, no es un Dios hecho a la medida de nuestro bolsillo, nos la encan tramas donde menos 10 espera-mos, en la vuelta de la esquina; pensamos encontrarle pOl' la derecha y resulta que nos 10 encontramos par la izquierda. No sabemos. Pero siem-pre esta ahi, siempre esta detras, siempre esta poniendo su mana fuerte, divina, infinita en nuestros hombros vacilantes; cuando nos creemos solos y abandonados, ahi esta El. Creemos en El, absolutamente, a ciegas, a pie juntillas. Y, ademas, creemos en los hombres: son mucha mejores de la que pensamos. Es verdad que en la superficie no somas a veces tan buenos, pero escarbando en el fonda, aun en el fondo de los mas aleja-dos, encontramos posibles hijos de Dios.

    No olvidéis 10 de los sin6pticos: Dias es capaz de sacar hijos ... Algu-nos exegetas dicen ahora: "de las piedras de Abraham". Era ya viejo, no podia engendrar y, sin embargo, tuvo un hijo. También asi en la Iglesia a veces, en las comunidades religiosas: ya somas viejos, carcamales, pa-rece que samos piedras, que ya no tenemos vitalidad; sin embargo, Dias es capaz de sacar hijos de las piedras; es capaz de sacar de los j6venes de hoy y de los Institutos nuestros maravillas.

    Ni que decir tiene que mi actitud personal es la ultima. Ni say des-preocupado, ni escéptico, ni iconoclasta, ni tengo una esperanza pasiva, sino una esperanza activa. Creo mas que nunca en el Espiritu, y crea mas que nunca en los j6venes.

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    III. La reforma de la vida religiosa. El segundo aggiornamento

    Con esa esperanza activa, ~qué vamos a hacer para actualizar la vida religiosa de cara al futuro?

    Hemos empezado quizas al revés de 10 que habia que haber hecho. Todas las comunidades religiosas hemos empezado cambiando las Reglas, o sea, la estructura. Y 0 crea que eso era 10 ûltimo que habia que habel' hecho, si es que habla que hacerlo. No sé qué experiencia tenéis vosotros y vosotras. En mi comunidad y en algunas otras que conozco me da la impl'esiôn que hemos hecho unas Reglas muy bonitas, muy blblicas, muy teolôgicas, muy antropolôgicas; tengo también la impresiôn de que casi nadie las ha leido; y que los pocos que las han leido, 10 han hecho una vez y ya no se acuerdan de ellas. Me parece que son papel mojado. Habia que hacerlas -quizas sf-, pero eran algo totalmente periférico. De he-cho -y tenemos que sel' sinceros-, con las nuevas Reglas no hemos re-suelto nada: sigue la crisis de actividad, la crisis de identidad en el ser, la falta de vocaciones, las frustraciones, el éxodo. No hemos remediado practicamente nada.

    Creo que teniamos que haber empezado por la ralz, y la raiz es una nueva mfstica; 10 que nos falta es espiritu. Indiscutiblemente que tenemos que cambiar 10 periférico de la mîstica tradicional y la metodologia de esa mîstica.

    Cuando yo era teôlogo seminarista en Astol'ga hacîa hasta doce bajo cero, no ajustaban las ventanas, se nos helaba el agua en las jofainas, nos levantabamos a las cuatro y media de la manana. Yo dormîa con tres mantas peladas y me ponia todos los diccionarios que tenîa a mana enci-ma, porque si no me conjelaba. Por pobreza no encendfamos la luz a las cuatro y media, nos afeitabamos con agua helada, a oscuras, con una cu-chilla para todo el ano; y como aquello nos parecîa poco, usabamos el cilicio y la disciplina y, ademas, nos acostabamos en el suelo.

    Yoles digo ahora a nuestros teôlogos: "esto no os 10 podemos exigir, es espartano; pero, muchachos, si no conseguîs con otros métodos 10 que conseguimos con aquéllos, no servis. El método esta superado. Yo no duermo en el suelo, ni me pongo el ciIicio, ni me doy la disciplina. Hace ya mucho tiempo que no. Y si me toca una cama imponente, aplico 10 de S. Pablo a los Filipenses: "Estoy acostumbrado a la hartura y a la pobreza." Ahora, si al dfa siguiente me toca dormir en el suelo, duermo en el suelo. El ascetismo por el ascetismo esta superado. Pero por otros métodos tenemos que curtir a la gente; sôlo el tipa que es capaz de dor-mir en el suela, capaz de no mirarse al ombligo toda el dia, capaz de vivir matandose por los demas, capaz de alga fuerte, tiene materia prima de vocaciôn.

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    Pero unos senores burgueses, que pierden el tiempo, horas y horas en nuestros capitulos para ver si se fuma 0 no se fuma, si se tiene televi-si6n 0 no se tiene televisi6n, si se tiene vacaciones 0 no se tiene vacacio-nes; es triste. Cuando me asomo a un grupo de comandos guerrilleros, veo c6mo estan preparando acciones fulminantes, y se juegan la vida. Esto es fantastico. Pero cuando me asomo a una sala de religiosos y re-ligiosas y veo que estan perdiendo horas y horas para ver si fuman 0 no fuman, digo: estos senores no tienen nada que haeer en el mundo. A estos los barre la historia pOl' inservibles. Perdonadme que hable un poco asi. Estamos creando un nuevo tipo de burgués de fraile y de monja que no nos sirve para nada. Ni estan dispuestos a ir a América, Afriea 0 Asia, ni a un apostolado duro; y si hacen alguna experiencia rimbombante, a los dos 0 tres anos estan como estropajos y para el arrastre.

    Los métodos tradieionales tenemos que cambiarlos, no nos sirven aho-ra; pero tenemos que inventar otros métodos con los cuales la gente se haga grande y decidida. El Evangelio es pensar que yale mas dar que re-cibir. El que se busca se pierde, no se encuentra, y el que se olvida se encuentra. Y en psicologia profunda es 10 mismo: el que piensa nada mas en auto-realizarse, no se auto-realiza. Ese tal es un obsesivo. Casi todos los saeerdotes que han pedido la dispensa deI eelibato es porque empie-zan a darle vueltas a su pequeno "YO"; "estoy frustrado afectivamente", "no me realizo". i Qué te vas a realizar! Y te casaras y tampoco te reali-zaras. Dieen que de trece mil sacerdotes que se han casado, ya siete mil estan separados.

    La Iglesia tenia que tener la valentia de hacer una criba fenomenal. Con que podamos tener unos cincuenta hombres y mujeres con mistica, esta salvada la vida religiosa. Eso es 10 principal.

    Hace falta también, es cierto, una nueva estructura. Es 10 secunda-rio. Lo principal es tener buena salud, después ya veremos qué traje nos ponemos. Pero mientras estemos en la clînica con un paro cardiaco, no pensemos en las modas. Después, si salimos de la clînica, no vamos a salir desnudos: tenemos que pensar qué traje nos ponemos. La estructura también tiene su importancia, no somos etéreos, tenemos que tener los pies en la tierra; nos hace falta un minimo de estructura, aunque ésta no sea 10 principal.

    Para reformar la estructura hace falta imaginaci6n creadora. Hoy el poder habîa que darselo a los imaginativos, no a los ejecutivos. Los eje-cutivos deben sel' s6lo instrumentos al servicio de los imaginativos. "El poder a la imaginaci6n." Hay muy poca imaginaci6n. Y la crisis de la vida religiosa es en parte pOl' eso. Neeesitamos una imaginaci6n mas fuer-te, mas valiente; esta imaginaci6n debe actuar a partir de los signos de los tiempos y de un analisis cientifico de las experiencias realizadas. Hay

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    que detectar los signos profundos de los tiempos. Evidentemente, que el llevar melenas no es un signo asî. La juventud no sabe exactamente bien 10 que quiere, pero empieza a intuir las in just ici as, 10 que no va, por d6nde tenian que ir las cosas al menos de un modo vago. Hace faIta detectar estos signos.

    y después hay que tener la valentia de llacer un analisis cientifico de las experiencias realizadas. Lo que los americanos comienzan a 11amar hoy la "ingenieria de la conducta". Es una lastill1a que nos faIte el sen-tido auténtico de la experimentaci6n. Por ejemplo( el marxisll10 comenz6 con pretensiones de sel' un socialismo cientifico y hoy de cientffico no tiene apenas nada; se ha convertido en una ideologîa, en una religi6n; se estudian los problemas a partir de Feuerbach, de Engels, de Lentn. Esto no es cientifico. Lo que tenian que hacer era ver c6mo era Checoslova-quia antes deI 46, c6mo es ahora en el 72. Un balance auténtico, cientf-fico, sin prejuicios. Qué hay de positivo y qué hay de negativo en la expe-riencia marxista.

    Nosotros en la Iglesia teniamos que hacer 10 ll1ismo. Nos dejamos lle-var todavia por ideologias, por prejuicios, pOl' "a priOIis". Hagamos un balance de nuestras experiencias tradicionales y de las experiencias mo-dernas. Qué resultado ha dado, por ejemplo, nuestro seminario tradicio-nal; qué resultado estan dando las nuevas experiencias, y veremos que nuestro seminario tradicional en muchîsimas casas era un desastre. Y ve-remos que las experiencias actuales en muchisill1as casas son otro desas-tre. Tenemos que tener la valentia de no seguir una moda tonta; por ejem-plo, ahora, el pisito. Un pisito puede estar muy bien y puede estar ll1Uy mal. Hay que hacer el analisis par qué en unos casos el pisito resulta bien y por qué en otros no. Pero cientificamente, no "a priori". El piso ahora pare ce ser la panaceay, sin embargo, el piso no es ninguna panacea. El piso puede resultar de ll1aravilla y en otros casas ha resultado fatal. Esto es 10 cientifico. Hagamos un analisis de verdad. Crea que esto es extra-ordinariamente importante.

    Me hicieron una entrevis ta este ana los de Eurovisi6n sobre un pro-grama que estân realizando de comunidades de base en Europa. Los mis-mas muchachos de televisi6n me preguntaron: (,pOl' qué tantas de estas comunidades experimentales se estan quemando? Esta es la que habria que analizar cientificamente.

    Las estructuras nuevas las tendriamos que hacer a base de detectar los signos de los tiempos y a base también de un analisis cientlfico de la realidad. Entonces podrfamos hacer una especie de ingenieria de la con-ducta religiososa. Siempre camo algo secundario y al servicio de la ll1istica.

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    Lo esencial en la vida religiosa

    Bien, al tratar de hacer ese minimo de estructura, evidentemente nos tropezamos con algo muy importante: l,qué es 10 esencial que tenemos que salvar? En realidad, tenemos que decir que esencial, esencial, no sa-bernas casi la que es. l,Qué es la esencial de la vida religiosa? Se habla mucha de la teologia de la vida religiosa a de una historia de la vida re-ligiosa. Puede haber una teologia subyacente y ciertas constantes que se van delineando a la largo deI cristianismo. En realidad, es muy dificil decirlo.

    En la llnea de la teologia diria que son esenciales dos elementos so-bre ta do : la idea de resta y la idea de primicia, dentro deI puebla de Dias.

    l,Qué es el resta? El resta es igual que la masa que se pierde, pero tiene una misi6n, la de dar confianza a todos, de que queda una semilla para reproducirse, de que no se rompe la cadena. En las épocas dificiles, cuando los valores se intimidan, coma deda Marcel, cuando se deterio-ran, tenemos que ser un resto. Hoy, par ejemplo, hay una cierta crisis de oraci6n; deberîamos ser un resto de oraci6n. Hay una cierta crisis de disponibilidad, deberîamos ser un resto de disponibilidad. No que tenga-mas que tener una mayor disponibilidad que los otros, una oraci6n mayor que los otros, sino que cuando hay una crisis, somas resto, y al ser resta, samos testigos de la esperanza, de que no ta do esta perdido.

    Y, ademas, tenemos la primicia, una idea que es mucha mas positiva. Cu and a ensayo un nuevo cru ce de trigo, par ejemplo, y madura la pri-mera espiga, la analizo con ansia y me doy cuenta que es estupenda y digo: jalbricias!, todo el campo es estupendo. No es distinta, pero tiene una misi6n caracterÎstica: ser "precursora de", evangélicamente es decir a los cristianos que amar al otro y matarse pOl' el otro no es una utopia, sino que es posible; porque nosotros, pobres hombres de carne y hueso, estamos tratando de haeer posible el Evangelio. Esto es una primicia.

    Quiza ahi podrfa estar la base de una teologia difusa de la vida reli-giosa. En realidad, todo miembro deI pueblo de Dios puede ser resto y puede ser primicia; pero nosotros institucionalizamos el resto y la primi-cia y nos juntamos para sel' restos y primicias.

    Desde el punto de vista hist6rico, l,qué elemento fundamental, esen-cial, podriamos detectar? Como sabéis la vida de perfeeci6n ha evolucio-nado mueho, desde las eomunidades carismaticas de la Iglesia primitiva, la vida religiosa mas organizada en el siglo IV, los mon je s, los frailes men-dicantes, las Congregaciones religiosas, hasta cierto punto los actuales Institutos seculares. Ha habido una evoluci6n enorme. El minimo de es-truetura que creo que hay que salvar siempre en la vida religiosa: es que

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    nos juntamos, hombres 0 mujeres, 0 hombres y mujeres, segun sea la es-tructura de la vida religiosa, para compartirlo todo y siempre.

    Si no nos juntamos, si no queremos compartirlo todo 0 no queremos compartirlo para siempre, creo que no salvamos 10 que podîamos llamar "esencial histôrico".

    Compartirlo juntos. Por 10 tanto, cuanto mas cohesiôn, mas vida re-ligiosa; cuanto menos cohesiôn, menos. Creo que no debemos permitir en la vida religiosa los franco-tiradores. En absoluto.

    Compartirlo todo, es decir, compartir la fe, compartir la oraciôn, com-partir la amistad, con todo 10 que se tiene, con todo 10 que se haee, con todo 10 que se es. Ser una familia de verdad, un nosotros de verdad. Si no compartimos asÎ ese todo, esa radicalidad, no hay vida religiosa. Tenemos que exigir este compartir. La forma deI compartir no nos importa. Creo que puede variar hasta el infinito. Pero compartirlo todo.

    Compartirlo siempre. Esto deI siempre es uno de los problemas peores que tenemos hoy en la vida religiosa. Y no solamente en la vida religiosa; en el saeerdocio, en el matrimonio, en todo 10 que implica un compro-miso definitivo. En realidad, la sociedad actual, acelerada, pluralista, pa-rece que juega en contra de la estabilidad, en contra de 10 definitivo. Mu-cha gente que habrîa sido estable en unas circunstancias diferentes, ahora ha cascado, se ha roto. Porque el mundo ambiente no favoreee la esta-bilidad. Pero la mas grave es no solamente esta inestabilidad sociolôgica, sino la teôrica.

    Después deI existencialismo y la fenomenologîa hemos asistido a un teorizar sobre la inestabilidad y se nos llega a decir que 10 definitivo es imposible, absurdo y hasta inmoral. Porque se dice: el "yo" que soy yo ahora no tiene nada que ver con el yo que fui ayer y el yo que seré ma-nana. Entonces, yo, el yo que soy ahora, no puede comprometer al yo que seré dentro de diez anos. Por 10 tanto, el unico compromiso que pue-do haeer es para "hoy". Hoy me comprometo a esto. Lo que el yo, dis-tinto de mi yo actual, decidira dentro de diez anos, ni 10 sé, ni 10 puedo prometer. Como yo no me puedo, comprometer por otro. El padre no puede decidir la vocaciôn de la hija. Es una intromisiôn.

    lQué decir de esto? lQue hay una inestabilidad sociolôgica hoy? De acuerdo. Tiene su ventaja. Y es que el que es estable en este mundo en cambio, es estable de un modo mas consciente, mas libre y mas respon-sable. Lo bonito es no que no podamos casarnos, sino que pudiendo ca-sarnos no nos dé la gana casarnos. Tiene sus inconvenientes, pero tiene ventajas. Hoy es mas difîcil, pero es mas bonito, mas profundo, mas au-téntico, mas consciente, mas responsable.

    y lqué decir de esa teorîa antidefinitiva? El existencialismo tuvo cosas muy buenas, descubriô el valor deI ins-

    tante, de la existencia concreta, pero ya esta siendo superado. En el fondo

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    ha habido corrientes de pensamiento muy fuertes en contra, por ejemplo, el estructuralismo, que viene precisamente a rectifiear al existencialismo. El estructuralismo esta encontrando la estructura base, que no solamente es el siempre mîo, sino el siempre de todas las generaciones. Es extraor-dinariamente interesante ese fenomeno, aunque también tiene sus limites, pero supone una reaccion contra la orgîa deI instanteneismo.

    Evidentemente que hay un yo que yo me hago a mi mismo: es la per-sonalidad. La moral es hoy mucho mas profunda. Mira no solo a 10 que hay que hacer, sino "a 10 que hay que haeerse". Mas importante que hacer tal casa es hacerme a mî mismo. Pero, aunque es cierto que yo me hago una personalidad, 0 me la deshago, hay un yo en la base protago-nista. Ese yo protagonista no es un quehaeer, es un dato, se me da pe-dirme permiso y es 10 que haee que yo sea protagonista de mi existencia. Esto se me da y 10 ûnieo que tengo que haeer es aceptarlo y con él me puedo hacer una personalidad. Pues bien, la gran opcion de la vida es jugarnos el yo basico a una carta. Yo no puedo decir coma voy a sel' saeerdote dentro de diez afios; 0 coma voy a ser religioso.

    Aigunas veees me dieen algunos religiosos: esta Regla que nos han impuesto ahora no es la que profesamos; es que nosotros no hemos pro-fesado precisamente una Regla concreta; 0 una manera concreta de vivir el sacerdocio; nos hemos hecho saeerdotes a 10 que salga. Y me hago re-ligioso también para ser testigo a 10 que salga; si doy testimonio asi, bien; y si no, asi. Ahora, el protagonista, yo, ese se me ha dado. Y ese es el mismo siempre; yo soy el mismo que cuando era pequefio jugaba aqui en Madrid 0 en Vascongadas coma un chaval. El mismo que me ordené hace veinticinco afios.

    y cuando yo prometo fidelidad, no prometo fidelidad en la superfi-cie. He cambiado mucho en mi manera de pensar, de concebir la vida religiosa y el sacerdocio; pero hace veinticinco afios me jugué la vida a una carta y dije: yo, sea coma sea dentro de veinticinco afios, piense 10 que piense, y haga 10 que haga. yo me juego el yo radieal al servicio de la Iglesia. Esta es la opcion fundamental. Lo mas bonito que podemos hacer es ser, mas que hacer, y ser es amar, amar siempre. El que no quie-re meter el siempre en el amar no ama. Y esto se 10 tenemos que inculcar a los jovenes. El que no tenga pantalones para ese siempre, no nos sirve.

    Entonces, l,qué hacemos con las Instituciones religiosas? Surgiran nue-vas, indiscutiblemente; siempre ha pasado asi en la historia. Cuando vie-nen cambios bruscos, surgen nuevas experiencias y ya estan surgiendo. Estas nuevas experiencias iran, seguro, pOl' la Hnea de las comunidades de base; pero comprometidas de verdad, para siempre y totalmente.

    y l,qué hacemos con las vie jas instituciones? l,Cerrarlas pOl' defun-cion? Si no cambiamos, cerraremos. Si no encontramos esa nueva estruc-tura y la nueva mîstiea, cerraremos. De seguir, dentro de veinte 0 treinta

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    anos, no 10 demos vueltas, solamente tendremos casas de ancianos. Pero "no os parece que es una pena que cerremos? Algunos me dicen: acelere-mos la crisis y que se hundan y hagamos nuevas obras. Esta bien, hacer nuevas, pero las vie jas somos como la solera deI vino. Hay en ellas un no sé qué. Pensemos, por ejemplo, en los benedictinos en el siglo pasado. Cuando hada falta la restauraci6n litùrgica, ellos, sacando de la soler a el vino viejo, en Solesmes, Maria Laach, Beuron, Monserrat, hicieron po-sible el movimiento litùrgico, que hoy es popular. Y 10 mismo que de los benedictinos podriamos decir de los dominicos, de los franciscanos, de los carmelitas, de los jesuîtas. Tenemos una solera. Los nuevos tienen mas flexibilidad, mas fervor, mas entusiasmo, pero no tienen tradici6n. "Por qué no juntamos las dos cosas? Que ellos nos traigan el vino nuevo, con todo su entusiasmo, y nosotros traemos el vino viejo. Y aSI la mesa estarâ mejor servida.

    ANTONIO HORTELANO, CS SR

    Manuel Silvela, 14. Madrid-lO.

    Reflexion a nivel de gmpo. La reflexion se centro en tomo a esta pregunta: I,Qué harîa usted ante todo para reformar la vida religiosa? Interrogaci6n tan amplia y abierta que tenla que prestarse a muchas respuestas. Estas nos parecieron las mas importantes:

    Partiendo de la exigencia del bautismo, atender mas al sel' religioso que a la accion; comenzar la reforma por UIlO mismo; instaurar una forma de vida que sea auténtico servicio a los demas, servi cio que debera tenerse coma una forma exce-lente de ascesis; mentalizar a las congregaciones con una esperanza activa; bus car lîderes; fijar metas 0 fines claros dentro de la dificultad y confusion actual; educar a la disponibilidad y responsabilidad personal; creacion de grupos 0 comunidades de base abiertas a los demas; creacion de casas piloto para intentar nuevas expe-riencias.

    En el coloquio general se suscit6 Una discusion muy animada sobre la alusi6n dei conferenciante a si el estado religioso es mejor que el estado laical. Fue un tema muy polemizado, sobre todo cuando se habl6 de la superioridad objetiva de la virgi-nidad sobre el matrimonio, que parece ha sido patrimonio de la Iglesia sancionado dogmaticamente en el Concilio tridentino y en la endclica "Sacra virginitas" de PlO XII (el tema se habla suscitado ya en la conferencia de Isalas Rodrîguez. Pue de verse la larga nota que Isalas Rodrîguez dedica al tema). Seglin el conferenciante, de estos documentos no se pue de deducir que globalmente aceptado el estado de la virginidad sea su peri or al matrimonio, sino solo seglin algunos aspectos. Pero tam-bién, seglin él, el matrimonio es superior en otros aspectos a la virginidad. La solu-cion dada por el P. Hortelano no convencio a todos los asistentes.