"EL HOMBRE ACOSTADO" (1971) Carlos Semprún Maura

50
EL HOMBRE ACOSTADO Carlos Semprún Maura (“L´homme couché”, L´avant-scène, nº474, 15-6-1971) Traducción del francés: © Julio Pollino Tamayo [email protected]

Transcript of "EL HOMBRE ACOSTADO" (1971) Carlos Semprún Maura

EL HOMBRE ACOSTADO Carlos Semprún Maura

(“L´homme couché”, L´avant-scène, nº474, 15-6-1971)

Traducción del francés: © Julio Pollino Tamayo [email protected]

2

ÍNDICE

Primer acto................................................................................3 Segundo acto............................................................................19 Tercer acto...............................................................................28 Cuarto acto...............................................................................42

3

Primer acto Boris está acostado en la cama de una buhardilla en desorden. Mira el techo y fuma. María entra. MARÍA (MARIE). Deberías levantarte... O al menos mirarme... o al menos hacer algún gesto... deberías... No sé, hacer cualquier cosa... No te sentaría mal, ¿no? BORIS (BORIS). Paso... MARÍA. No voy a seguir amándote si no te mueves... No puedo amar a alguien inmóvil. Detesto a las personas inmóviles... Mi abuelo, por ejemplo, no se movía de su sillón, cerca de la ventana... en la cocina. Le odiaba... Le lanzaba cacerolas de agua hirviendo... pero hacía como tú... como si no estuviera... No se movía ni un milímetro... ¿Cuánto tiempo hace que no te mueves? BORIS. No lo sé... MARÍA. ¿Y puedes decirme por qué? BORIS. ¿Por qué moverse? MARÍA. ¿Cómo que por qué moverse? ¿No pensarás estar toda la vida acostado en esa cama...? BORIS. ¿Era paralítico? MARÍA. ¿Quién? BORIS. Tú abuelo. MARÍA. Por supuesto que lo era. Tenía esclerosis múltiple. No podía moverse. Detesto a los enfermos. ¿Eres tú un enfermo? BORIS. No lo creo, no... MARÍA. Razón de más... Hay que moverse, salir a la calle... Pasear por los bosques... Asistir a espectáculos al aire libre... ¡Qué sé yo! ¡Vivir; en una palabra!

4

BORIS. Pero si era paralítico... no podía moverse. MARÍA. ¿Y? BORIS. Tú abuelo... ¿por qué estaba todo el tiempo en la cocina? MARÍA. ¿Dónde quieres que estuviera? En el salón le habrían visto... BORIS. ¿Estaría cerca del cubo de la basura, no? MARÍA. ¿Por qué el cubo de la basura? ¿Qué es lo que quieres decir? BORIS. Nada... No me hagas hablar todo el tiempo... Me fatiga. MARÍA. ¡Te fatiga! Estás acostado desde hace semanas, meses... ¡y hablas de fatiga! ¿Quieres café? BORIS. No, gracias... MARÍA (casi histérica). ¿No quieres café? BORIS: No, gracias... MARÍA (dejándose caer sobre una silla). No sé que más hacer... La verdad, es que no sé que más hacer contigo... No sé que más hacer... Estás ahí, acostado, inmóvil... Ni me miras siquiera... Te digo que te amo, te ofrezco café... nada... se acabó... ¡Se acabó! Es imposible continuar así... Si al menos hubiera una razón... Si al menos hicieras una huelga de hambre. BORIS. ¿Tenía gatos? MARÍA. ¿Gatos? BORIS. Amo a los gatos... duermen todo el tiempo.

5

MARÍA. ¿Qué? (Gritando. Boris cierra los ojos y no responde. María enciende un cigarrillo .) Voy a irme. No volveré jamás. No puedo más. Es imposible continuar viviendo así... He malgastado los mejores años de mi vida tratando de que te muevas... Que le vamos a hacer. Pongamos que has muerto... y no se hable más. Pasemos página. Seré fuerte. (Sonríe involuntariamente.) Marcharé por las calles, con la melena al viento, los tacones de mis zapatos golpearán secos sobre el camino mojado... De la mar vendrá el mugido de los cuernos de espuma... Tomaré una habitación en un hotel de mala muerte y recogeré a marineros adolescentes, cobrizos y rubios, anónimos de ojos perdidos... Me es indiferente, no quiero tener hijos... Pero exigiré que se pongan preservativos, no quiero coger sus sucias enfermedades orientales... Podría tirarme uno por tarde, o diez, o ninguno. Como me apetezca. Podré escoger... jóvenes o viejos, a mi capricho... No será prostitución, será una experiencia. Y para que sea completa les haré pagar... (ríe, encantada.) Les haré pagar... BORIS. ¿En casa de tu abuelo... en la cocina? MARÍA. ¿Qué? BORIS. ¿Había gatos? MARÍA. ¿En casa? En casa no había gatos. Mi padre no soportaba a los gatos. Teníamos perro. En fin, muchos. Cuando el que teníamos moría, le reemplazábamos por otro. Siempre hemos tenido perros... siempre. Hasta la muerte de mis padres... (Boris ríe.) ¿De qué te ríes? BORIS. Pensaba en tu abuelo paralítico, en una esquina de la cocina y una jauría de gatos intentando arañar sus piernas... MARÍA. Pero es que no teníamos... Un tipo entra sin llamar. Lleva un paquete envuelto en papel de periódico bajo el brazo. Está vestido como un marino. MARINO (MARIN). ¡Salud! (Pone el paquete sobre un estante como si estuviera acostumbrado a hacerlo.) MARÍA (sorprendida, observando los manejos del hombre). ¡Buenos días!... MARINO. Aquí está el paquete... ¡hasta la próxima! MARÍA. Adiós. (El marino se va. María, mirando a Boris que no se mueve.) ¿Qué es esto?

6

BORIS. ¿Cuál? MARÍA. Ese tipo... el marino. Ha puesto un paquete ahí y se ha ido... ¿Le conoces? BORIS. No, nunca es el mismo. MARÍA (cada vez más sorprendida). ¿Qué es lo que quieres decir? (ella se dirige al estante y mira el paquete sin tocarlo.) ¿Qué hay en el paquete? BORIS. Ni idea. MARÍA (siempre en la misma posición). Es de locos. No digas lo contrario. Es una locura. Marinos que transportan paquetes... ¿Qué es esto? ¿Contrabando? BORIS (fatigado). No sé nada. MARÍA. ¿Por qué les permites hacer contrabando en tu casa? BORIS. No me lo han pedido. Van y vienen... es así... nunca los mismos. MARÍA. ¿Pero qué hacen con los paquetes? BORIS. Ni idea... MARÍA. Es increíble... (vuelve a sentarse, suspira y hace una nueva tentativa.) ¿De verdad no quieres café? ¿Fuerte y muy azucarado? ¿Cómo yo sé hacerlo? (Boris no responde. Ha cerrado los ojos y trata de dormirse. María se levanta y se inclina hacia él.) ¿Duermes? No, por supuesto que no, es imposible seguir así. Es como si estuvieras muerto... ¿me escuchas? Como si estuvieras muerto y enterrado. Como si esta cama fuera tu ataúd. Como si estuviera en un cementerio y me inclinara sobre tu tumba. Sólo faltan las flores. Aquí descansa Boris X, ¿por qué no te mueves nunca? Un gran ruido. José entra en tromba, fuera de sí, despeinado. Grita todas sus frases. JOSÉ (JOSEPH). ¿Dónde está? (se precipita hacia ellos, se para un instante para mirar a Boris que ha abierto los ojos y a María que se aparta, asustada.) ¿Dónde está? MARÍA. Pero... ¿quién? JOSÉ (registrando la habitación, abriendo las puertas, etc.). ¿Dónde está? ¿Por el amor de dios dónde está? MARÍA (a Boris al oído). ¿A quién busca? (Boris levanta los hombros.)

7

JOSÉ (después de mirar debajo de la cama). No está aquí... BORIS. No, no está aquí... Evidentemente no está aquí... ¿Por qué habría de estarlo? MARÍA. ¿Pero quién? JOSÉ (ladrando a la cara de María). ¡Nada! MARÍA. ¡Oh! ¿Se ha ido? JOSÉ (como loco). ¡Se ha ido! ¡Se ha ido! ¡Se ha ido! (se aproxima amenazante a Boris.) ¿Dónde está? Dime enseguida donde está... BORIS (siempre tan tranquilo como interesado). No lo sé... MARÍA ( intrigada). ¿Qué ha pasado? ¡Cuenta! JOSÉ. No tengo nada que contarte, ¿me estás oyendo?, ¡zorra de mierda!, ¡Nada! BORIS. ¡No la hables así! JOSÉ (cortante). ¡Levántate y ve a buscarla! ¿Me estás escuchando? ¡Si no la encuentras te mato! ¿Me oyes? ¡Te mato! Saca un revólver del bolsillo y lo enseña, siempre enloquecido y amenazante. Viendo el revólver, María pone una expresión de ahogo. BORIS (tranquilo). Pero es que no sé donde está... JOSÉ. ¡Tienes que buscarla! Tú la conoces... conoces a todos sus amigos... Debe de estar en alguna parte... (camina a lo largo y ancho de la habitación como un condenado.) BORIS. ¿Cuándo se ha ido? JOSÉ. No lo sé... Se ha ido... Es todo... Ayer cuando volví a casa no estaba... la he buscado por todos los sitios... toda la noche... y esta mañana... sin encontrarla.... MARÍA. ¿No te ha dejado alguna nota? Los chicos no le prestan atención. JOSÉ. Tú conoces a sus amigos... yo no... debes ayudarme...

8

MARÍA. Habitualmente, en estos casos, se deja una nota con una explicación. JOSÉ (amenazante). ¿Qué dices? María recula, asustada, diciendo nada con la cabeza. BORIS. No sé nada de ella. JOSÉ (volviéndose hacia él). ¿No quieres ayudarme, es eso? ¡Estás encantado de que se haya ido! Te morías de celos de que viviera conmigo y... MARÍA. ( indignada). ¡Para nada! JOSÉ (sin hacerle caso). ¿Esperas que vuelva aquí, eh? ¿Es eso? ¡Eh! ¡Cobarde hijo de puta! ¡Os mataría! ¿Me oyes? MARÍA. ¡Te equivocas! ¡Boris está enamorado de mí! JOSÉ. ¡Enamorado de ti! ¡Cómo si alguien pudiera estar enamorado de ti! ¡Tú te has mirado, basura! MARÍA (boquiabierta). Eso... JOSÉ (de nuevo dirigiéndose a Boris). ¡Vamos! Levántate y ven conmigo... Me vas a llevar a casa de todos sus conocidos... Su familia, todos... Tiene que estar en algún sitio... (Gritando) ¡Levántate! BORIS (siempre tranquilo). No puedo... JOSÉ. ¿Por qué? BORIS. Por mis piernas. JOSÉ. ¿Qué? ¿Tus piernas? (Levanta las sábanas.) ¿Qué le pasa a tus piernas? BORIS. No puedo andar... tengo las piernas anquilosadas... a los tres pasos, me caigo... JOSÉ (después de un instante, remetiendo la sábana). ¿Has encontrado la excusa perfecta, eh? BORIS (sonriendo). No me quejo. JOSÉ. Acostado en tu cama, tranquilo, bien calentito, relajado, mientras los demás nos llenamos de mierda, eh? ¡Parásito!

9

BORIS (sarcástico). A veces tengo nostalgia de los paseos por la playa... Nada es perfecto, como puedes ver... JOSÉ (furioso) ¿¡Te burlas de mí!? (Apunta con el revólver a Boris. María pega un pequeño grito ahogado.) ¿Puedo matarte, sabes? No me produciría ni frío ni calor... Estoy completamente loco... ¿me oyes? Así que ten cuidado... (Gritando.) ¿Dónde está Nada? BORIS (siempre con tranquilidad). No lo sé... JOSÉ. ¡Mientes! ¡Siempre has sabido donde estaba! BORIS. Hace más de un año que no la he visto... JOSÉ (mirando a María). ¿Nunca ha venido aquí? MARÍA. ¿Quién? ¿Nada? (Indignada). ¿A santo de qué? José mete el revólver en el bolsillo y se pasea a lo largo y ancho de la habitación. BORIS (irónico). Deberías volver a casa, tomar una copa y acostarte... No sirve de nada ponerse así... JOSÉ (como si no le hubiera oído, más tranquilo). Dame las direcciones, entonces... BORIS. ¿Las direcciones de quién? JOSÉ. De los amigos de Nada... De las casas a las que puede haber ido... BORIS. Pásame mi agenda... Veré lo que puedo hacer... JOSÉ. ¿Dónde está? BORIS. Pues... MARÍA (servicial). En la americana que está en el armario. ¿La voy a buscar? BORIS. Si eres tan amable... (María va.) Francamente... Temo decepcionarte... son viejas direcciones... y la gente tiene la manía de mudarse... (María vuelve y da la agenda a Boris.) ¿Has estado en la casa de Feuillade? JOSÉ (nervioso). ¡Sí..., nada! ¡Date prisa por Dios, date prisa!

10

BORIS (mirando la agenda). ¿Vogel? JOSÉ. ¿Quién es? BORIS. Un tipo... Creo que conoce a Nada. JOSÉ (cada vez más nervioso). ¿Su dirección? BORIS. Muelle de Amberes, 27. JOSÉ (anotando). Muelle de Amberes, 27. BORIS. Es cerca del puerto... JOSÉ. No lo dudo... ¿Es su amante? BORIS. ¿No lo eras tú? JOSÉ. ¡Antes! BORIS. No lo sé... JOSÉ. Si, eso... tú no sabes nada..., nunca sabes nada. Tu te limitas a quedarte tranquilo en la cama y los demás que se las arreglen como puedan... ¿Es todo? (Boris le mira sin comprender.) ¿Solo Vogel? BORIS. Oh... (mirando su agenda.) Pedro, imagino que... JOSÉ. Sí... BORIS. También están los Durantey... JOSÉ. ¿Quién es? BORIS. El marido es profesor de violonchelo y la mujer costurera... JOSÉ. ¿Qué tiene Nada que ver con personas como esas? ¿Viejos? BORIS. Bastante, sí... Iba a cenar con ellos de vez en cuando... cada 3 o 4 meses... JOSÉ. Nunca me habló de ellos. ¿Su dirección? BORIS. Calle Jean-Jaurés1, 121.

1 Político socialista francés de finales del XIX

11

JOSÉ (anotando). Evidentemente. MARÍA. Antes de nada, ¿con qué derecho la buscas? Si se ha ido, debe de tener sus razones... No tienes más que esperar a que vuelva..., si quiere... A menos que haya tenido un accidente claro está... ¿Has telefoneado al hospital? JOSÉ (in crescendo). ¡Cállate, cállate, cállate! (A Boris.) ¿Como puedes soportarla? MARÍA. ¡Basta ya, con que derecho te crees que puedes insultarme así! La puerta se abre y un segundo marino entra, llevando un paquete idéntico al primero, bajo el brazo. MARINO 2. ¡Salud a todo el mundo! (coloca el paquete al lado del otro.) BORIS. Salud... Salud... José y María miran al marino con la misma extrañeza. MARINO 2. ¡Bien, hecho!... ¡Hasta la próxima! Y pronta recuperación sea cual sea el mal que usted sufre... (se lleva un dedo a la gorra.) ¡Señores, señoras! (sale.) JOSÉ. ¿Qué es esto? ¿Qué pasa? MARÍA (confidencialmente). Es el segundo, esta mañana... JOSÉ (sin comprender pero encolerizado). ¿El segundo qué? MARÍA (asustada). ... Marino... el segundo marino... BORIS. Si, ellos van...vienen... No dan molestias... Cuando no tienes ganas de verlos sólo hay que poner el cerrojo... JOSÉ. No comprendo... ¿Qué hacen aquí? BORIS. Ni idea. JOSÉ. ¿Cómo que ni idea? ¿Unos marinos desconocidos entran y salen de tu casa trayendo unos paquetes, sin tu permiso, porque supongo que no les has dado permiso...? BORIS. No, no me lo han pedido.

12

JOSÉ. ¡Pero hay que llamar a la policía! BORIS. ¡La policía! JOSÉ. ¿Qué pasa con la policía? MARÍA. Ya sabes, están habituados, a la fuerza... Y si no hay pruebas... JOSÉ. Están los paquetes. MARÍA. Sí. Pero no sabemos lo que hay dentro. JOSÉ. La policía lo sabrá, supongo... MARÍA. No lo juraría. BORIS. ¡Estáis chiflados! No pienso llamar a la policía. Prefiero a los marinos... Ya lo habéis visto, son muy simpáticos. MARÍA. Te vas a meter en líos... sin darte cuenta... un buen día, ¡hop! Y estás comprometido. Y para salir de ese embrollo no hay medios... Incluso si no quieres abogado, ellos te nombrarán uno de oficio... JOSÉ. No son los peores los abogados... MARÍA. Son comemierda. JOSÉ. ¿Los abogados? MARÍA. Exacto. Los abogados. Son todos unos comemierda. JOSÉ (testarudo). Incluso así, no son los peores. MARÍA (provocadora). ¿Quiénes son los peores, entonces? JOSÉ. Mucha gente...Los marinos, primero. Ciertos marinos, en todo caso... BORIS. Dime, José... JOSÉ. ¿Sí? BORIS. ¿Habíais discutido?

13

JOSÉ. ¿Discutido? ¿Con quién? Ah... con Nada... No... Para nada... Se fue bruscamente... no comprendo nada... MARÍA. A lo mejor ha tenido un accidente... Deberías verificar todos los hospitales... JOSÉ. ¡Déjame en paz con los hospitales! ¡Sé lo que tengo que hacer! BORIS. Puede haber regresado. Pudo haberse ido para hacer una excursión, a algún sitio... JOSÉ. ¿Toda la noche? BORIS. ¿Por qué no? JOSÉ. No se va uno de excursión así, toda una noche y casi todo el día siguiente... BORIS. ¿Por qué no? Es increíble el tiempo que puede caminar la gente. JOSÉ (acabado, se deja caer en una silla). Es necesario que la encuentre... Es necesario... (Suspicaz.) ¿Estás seguro de que no me ocultas nada? BORIS. ¿Qué podría ocultarte? ¿Se ha llevado alguna cosa? ¿Ropa? JOSÉ (después de un tiempo, abrumado). Un pequeño bolso de fin de semana... Silencio consternado, como si el pequeño bolso de fin de semana fuera la prueba del adulterio. MARÍA (bruscamente gentil). ¿Quieres café? JOSÉ. ¿Para qué? MARÍA. ¡Para beberlo, esa es la idea! ¿Para qué podrías querer el café? JOSÉ. No. BORIS. Ya sabes como es...ella se va...no puede evitar irse... no es culpa suya... Ella... Hay algo en ella... Está obligada, ¿entiendes? Es así... No hay nada que hacer... JOSÉ. ¿Sabes que sus ojos no son del mismo color? Uno es azul y el otro verde. Solo te das cuenta cuando te inclinas hacia ella... También es zurda... MARÍA (con fiereza). Yo no.

14

JOSÉ (después de una pausa). ¿Qué haces con este trapo? ¿Cómo puedes soportarla? Francamente, Boris, dale el portazo... Arrójala a la basura. ¿De qué sirve tener semejante porquería en casa? BORIS (riendo). Hace muy bien el café... MARÍA (estupefacta). ¿De quién habláis? BORIS. Deberías ir en su búsqueda... Puede haber tenido un accidente... JOSÉ. Voy a ir ver al tal Vogel, muelle de Amberes, 27. ¿A qué se dedica? BORIS. No lo sé... siempre me lo he encontrado en cafés. Siempre cerca del puerto. Es verdad que es su barrio... JOSÉ. Sí... Muelle de Amberes, 27... No puedo más... Tengo sueño... no he dormido en toda la noche... voy a echar una cabezada... Se tumba en el suelo y duerme. MARÍA ( inclinándose hacia él). Se ha quedado dormido, ¡plof! como un perro... Todos los perros que teníamos en casa, Boby I, II y los siguientes, se dejaban caer así sobre el parquet suspirando... como él... exactamente como él... (Pausa.) Ha sido muy desagradable conmigo, pero le perdono... porque está apenado... ¿No es verdad que está apenado? BORIS. Dame algo para escribir. MARÍA. ¿Algo para escribir? ¿Dónde quieres que encuentre algo para escribir? BORIS. Busca. Debe de haber algún papel y sobres en alguna parte. MARÍA (socarrona). ¿Aquí? Para nada. BORIS. Bien, pues baja a comprarlo... hay una pequeña papelería abajo, en la calle... Al menos la había hace tiempo... de todos modos debe de haber una en la esquina... Sino vete al estanco y compra un sello... MARÍA. ¿A quién vas a escribir? BORIS: Date prisa, es urgente. MARÍA. ¿No me vas a decir a quién vas a escribir?

15

BORIS. No. MARÍA. ¿No quieres una taza de café antes? BORIS. No. MARÍA. ¿No quieres que te haga la cama antes? BORIS. No. MARÍA. ¿No quieres hacer el amor conmigo antes? BORIS. No. MARÍA. ¿Después? BORIS. No. MARÍA (constatando). Yo te amo, pero tú, no me amas. BORIS. Date prisa... es urgente… MARÍA. Bueno, voy, pero eso no impide. Silencio. José acostado en el suelo. Boris en la cama. BORIS. ¿José? ¿Duermes?... Duermes. Bah, que decepción. Todo el mundo es un farol. Simulan. Ruedan por el suelo llenos de lágrimas y un segundo después están meando contra un árbol. (Mira a José que duerme.) Se pasea con un revólver amenazando matar a papá y a mamá y ahora ronca... (Susurrando mirando a José, ligeramente inclinado hacia él.) Nada ha entrado por la ventana y vuela por la habitación... (Observa el efecto de sus palabras en José. Nada. Sonríe irónicamente y se vuelve a echar.) ¿Qué queda de un cigarro consumido? El cáncer o nada... JOSÉ (todavía dormido). ¿Hablas? BORIS. Sí. JOSÉ. ¿Me hablabas? BORIS. No. Hablaba solo. JOSÉ. Ah. (Pausa.)

16

BORIS (a media voz). Así que se ha ido... JOSÉ. Se ha ido... BORIS. No volverá. Cuando ella se va, nunca vuelve. Mandará a alguien a por sus cosas... JOSÉ. Lo echaré a patadas... BORIS. Puede que te envíe a ti mismo a buscar sus cosas... JOSÉ. Volverla a ver... solamente volverla a ver... BORIS. Lo mismo dije. JOSÉ (despertándose). ¿Qué hora es? BORIS. No tengo reloj. JOSÉ. Tengo que irme. BORIS. ¿Adónde? JOSÉ. A buscarla. BORIS. No servirá de nada. JOSÉ (furioso). ¡Cabrón de mierda! (le observa) ¿Cuánto tiempo hace que estás acostado? BORIS (turbado). No sé... Algunos días... JOSÉ. ¡Di más bien algunos meses! ¿Por qué? BORIS. No se está mal... Por supuesto que con el tiempo la piel y las heridas pican...Pero aparte de eso... No se está mal... JOSÉ. ¿Piensas levantarte algún día? BORIS. ¿Levantarme? ¿Para qué? JOSÉ. Aunque quisieras hacerlo, no podrías. BORIS. Bueno, ¿ya ves? Todo va bien...

17

JOSÉ. A fuerza de permanecer acostado te vas a quedar completamente impotente... Querrás levantarte y no podrás hacerlo... BORIS. ¿Tú crees? No había pensado en ello. En general me siento bastante bien. Sólo alguna comezón, nada más. JOSÉ. Todos tus miembros se van a atrofiar, primero las piernas, después los brazos... Cada vez estarán más duros e inútiles como trozos de madera... BORIS (sereno). Es bastante voluptuoso abandonarse así, a fin de cuentas... Dejarse ir... JOSÉ. No sé porque esperas que ella vuelva aquí... Incluso si volviera, huiría al verte así...Todo huele a podrido en esta escombrera... BORIS (alegre). Lo sé... lo sé. No vendrá. ¿Por qué habría de volver? JOSÉ (de nuevo triste). ¿Por qué me ha dejado? BORIS. Ni ella misma lo sabe... Apuesto a que ni ella misma lo sabe. Hay algo que la empuja a partir. JOSÉ (hablando para sí mismo). Si la encuentro y no quiere volver... ¿Qué haré? ¡La mataré! BORIS. ¿De qué serviría? Mientras esté viva te quedará una esperanza... Muerta, se acabó. JOSÉ. Tanto mejor. No quiero vivir sin ella. BORIS. Mátate entonces... JOSÉ. ¿Es lo que quisieras, verdad? ¡Cerdo! MARÍA (entrando). ¡Aquí estoy! JOSÉ. ¿Todavía aquí? BORIS. Deberíais ir juntos a buscarla... Sería más rápido... ¿No? ¿Qué decís? ¿Por qué no vais juntos a buscarla? MARÍA. ¡Pero si no la conozco! JOSÉ. ¡Qué quieres que haga con semejante necia!

18

Se va corriendo como un loco. María le mira partir después arroja sobre la cama el papel y los sobres. BORIS. Vete también. MARÍA. ¿Me echas? BORIS (guasón). Necesito quedarme solo un momento... Cerrar los ojos y sentirme ir, gravitar un poco por la habitación... a mis anchas... Eso me hará mucho bien... distiende los músculos... (Mirándola). Pero no puedo hacerlo hasta que estoy solo... MARÍA (dándose aires). Los últimos serán los primeros... BORIS. Sin duda, pero ahora vete. MARÍA (marcha hacia la puerta y se gira). ¡El pobre...! Parecía desesperado tu amigo... ¿Quién es esa mujer que lo ha dejado? (Boris no responde. Cierra los ojos.) Como la ama... Yo también te amo... BORIS. ¡Oh! ¡Oh!... MARÍA (melancólica). Te amo... BORIS. Sí... MARÍA. Te amo... Pero tú, no me amas.

NEGRO

19

Segundo acto Boris continúa acostado en la cama. No ha escrito. Los sobres y el bloc de papeles permanecen encima de la cama. La puerta se abre lentamente, no vemos quien la empuja, pero está claro que titubea. BORIS. Entra, entra... (La puerta se abre un poco más. Nueva vacilación.) Entra, no hay nadie... (La puerta se abre. Nada aparece en el umbral. Duda. Boris, ríe.) Se diría que eres Toto... (Nada levanta las cejas de manera interrogativa.) Una pequeña gata que venía a visitarme... hace un tiempo... Entraba por la ventana... pero tan indecisa como tú... una pequeña gata atigrada... No se dejaba coger pero le gustaba charlar conmigo... NADA (NADA) ( voz sorda). ¿En qué lengua? BORIS. Cierto, es verdad... Nunca me había hecho esa pregunta... Pero nos entendíamos muy bien en todo caso... Como no quiso decirme su nombre, la llamaba Toto. Entonces, ella, para vengarse, me llamaba César... NADA. ¿César? BORIS. César, sí... Has entrado como ella... dulcemente, indecisa... sin hacer ruido... NADA. ¿Y a mí como me vas a llamar? BORIS. ¿Cómo te llamas? NADA. ¡Toto! BORIS. No, Toto no, tú no eres Toto... NADA. ¿Ya no viene? BORIS. No. Incluso ella, ya no viene... NADA. Yo he venido. BORIS. ¿De verdad? Creí que habías partido... NADA. Estoy aquí.

20

BORIS. No lo creo. No creo que estés aquí. NADA. Estoy cansada... BORIS. Siéntate...siéntate... ¿Quieres que trate de levantarme? NADA. ¿Estás enfermo? BORIS. Estoy... estoy acostado... NADA. Ya te veo. ¿Pero por qué? ¿Estás enfermo? BORIS. No lo sé. Estoy acostado...No creo que esté enfermo. NADA. ¿Hace mucho tiempo que estás acostado? BORIS. No, algunos días... NADA. Estoy cansada... Se deja caer en una silla. BORIS. ¿Quieres alguna cosa? ¿Quieres que me levante para prepararte algo? NADA. No, está bien... Un poco cansada solamente... Pasa un tiempo. BORIS (sin mirarla). Así que, ¿te has ido? NADA (eludiendo). Estoy aquí... He caminado mucho, pero ahora estoy aquí. BORIS. ¿Le has dejado? NADA (sobresaltada). ¿A quién? BORIS (dulcemente). A José... NADA (después de una pausa). Es por mis brazos... BORIS (sobresaltado y enderezándose en la cama). ¿Tus brazos? NADA. He tenido miedo... Comprendes... he tenido miedo.

21

BORIS. ¿Qué le pasa a tus brazos? NADA. No podía continuar así. No es culpa mía. No podía más, es todo. BORIS. Pero tus brazos… ¿Qué le pasa a tus brazos? NADA. Los he perdido. No podía soportarlo. ¿Comprendes, Boris? ¿Lo comprendes? No se puede vivir sin brazos. Cuando se pierden querrá decir alguna cosa... ¿no? BORIS. Sin duda, sí... NADA. Me di cuenta el otro día, durante el desayuno... El tazón de café estaba delante de mí, sobre la mesa... ¿Quieres que te cuente? BORIS (calurosamente). Seguro, por supuesto, cuenta... NADA (cerrando un instante los ojos). ... Un tazón de café blanco... - ¿Conoces su manía por lo rústico? - Un tazón de café casi lleno de café humeante y el pan de pueblo y la mantequilla. Incluso moscas sobre la mantequilla... Como si lo hiciera adrede, como si las hubiera puesto expresamente para parecer el campo -¿Conoces su manía por lo rústico? -Y no podía más, Boris, ¿comprendes? No podía más... No podía coger ese tazón, pesado, basto, estúpido, y el líquido negruzco, todavía mas estúpido, que humeaba y las moscas como si estuviéramos en Sicilia y el pan de pueblo, cortado, rústico, tan horrible... y las migas alrededor, mojadas (se enerva) y el cuchillo de dientes de sierra, rayado, y los claxons de los coches de fondo, como cada día, ¡como cada día! No era posible... Boris... mírame, Boris... ¿Me comprendes? ¡No era posible! (Pausa.) Siempre las moscas sobre la mantequilla, el mismo tazón, y la misma mesa rústica, y la ventana que da al patio, con sus cubos de basura verdes alineados contra el muro... ¡No podía más! ¡Y las conversaciones sobre el paisaje, las conversaciones sobre el mar, sobre la playa... Y los discos de gaviotas por la tarde, después de los informativos! ¿Comprendes, Boris? ¡Responde! ¿Comprendes? BORIS. Por supuesto que comprendo... Mi caso es parecido... NADA. ¿Tú? BORIS. Fue hace tiempo... Iba caminando por la calle y no sé porque me puse a mirar mis pies... les veía claramente avanzar por la acera, el derecho primero, después el izquierdo... Sentí vértigo. ¿Qué hacían mis pies? ¡No tenía sentido! Entonces levanté los ojos para no mirarlos, y mi cabeza empezó a dar vueltas... Levanté la mirada y vi que estaba rodeado de personas que caminaban, que avanzaban un pie, después el otro, y así hasta la extenuación... No sé por qué razón, todos iban en la misma dirección que yo. Caminaban, rectos, mirando delante de ellos... ¿Y me dije: adónde van? Me entró pánico. Di media vuelta a toda prisa y me acosté... Era demasiado estúpido continuar caminando así...

22

NADA. Si, demasiado estúpido... Pero ahora tengo miedo... BORIS. ¿Miedo? NADA. ¿Se puede vivir sin brazos? BORIS (mostrándose alegre). ¡Claro, seguro! Mírame, vivo muy bien sin mis piernas... Estoy muy satisfecho de mi posición acostada...muy satisfecho... NADA (para ella, recordando). Miraba el tazón y me decía: tengo que cogerlo, beber el café como todos los días, no puedo dejarme ir. Me decía: coge el tazón y arrójalo con fuerza al suelo, muy fuerte, porque es tan estúpido y basto que podría no romperse dejándolo simplemente caer al suelo... y bruscamente me di cuenta que no podía hacer ni una cosa ni la otra... porque ya no tenía brazos... Entonces tuve miedo. BORIS (siguiendo el juego). ¡No hay que tener miedo! ¡Se puede vivir sin brazos! A fin de cuentas hay muchas cosas que no sirven para nada: las piernas, los cabellos, la nariz... Estoy seguro de que se puede acostumbrar uno a vivir sin brazos fácilmente... NADA (para ella). Estábamos cerca del mar... Lo oíamos, lo sentíamos... Pero jamás lo vimos. ¡Sólo hablábamos! ¡Hablábamos por hablar! Golpean brevemente en la puerta que se abre de inmediato, entra el tercer marino. MARINO 3. ¡Señores, señoras! (Como los otros deposita el paquete envuelto en papel de periódico en el estante. Después se vuelve y mira alrededor de él. A Boris.) ¿Y el dinero? BORIS. ¿Perdón? MARINO 3. Para el dinero, ¿cómo hacemos? BORIS. No sé nada. ¿Qué dinero? MARINO 3 (encolerizado). ¿Cómo que qué dinero? ¿Te ríes de mí? ¡Tengo las manos acorchadas a la fuerza! (Las tiende, las palmas por delante.) He dicho bien: el dinero. Todo castigo merece un salario, ¿no? Mírame bien a la cara, hace diez años que trabajo para la organización. ¡Esto no se me hace a mí! BORIS (extrañado pero irónico). No lo dudo, no lo dudo... ¿Pero, no esperarás que yo te de el dinero?

23

MARINO 3. Me espero lo que todo negocio normal, que vaya sobre ruedas, como siempre ha sido en los viejos tiempos. Yo me espero a recibir mis órdenes de ruta, todo impecable, como siempre desde hace diez años. Espero a lo que me digan allí y lo hago aquí; no hay más. Espero a que los contactos sean establecidos, que los enlaces funcionen. Y, apenas desembarco, llueve. Todas las tabernas del puerto están llenas de negros. De vagabundos merodeando. Creo que me han seguido hasta aquí. (De nuevo amenazante.) No veo más que tres paquetes y debería haber seis. Espero que me respondas a la pregunta: ¿Cómo hacemos con el dinero? ¡No se compran armas con cacahuetes! BORIS (sonriendo). Seguramente no se pueden comprar armas con cacahuetes, pero te repito una vez más, que nadie puede haberte dicho que yo iba a darte el dinero. Yo, como puedes ver, estoy acostado, desde hace un año...Una vez al mes varios marinos vienen a depositar en el estante sus paquetes envueltos en papel de periódico... Después unos taxistas vienen a buscarlos. A veces intercambiamos algunas palabras, otras veces ninguna. Yo, de todos modos, estoy acostado, ¿comprendes? MARINO 3 (indignado se dirige a Nada, amenazante). Y tú, ¿qué demonios haces aquí? ¿Quién eres? NADA (sorprendida). ¿Yo? BORIS (acudiendo al rescate). No, no; no tiene nada que ver... Es una amiga... que pasaba... Solo ha venido a ver como estaba... MARINO 3. ¿Sabe algo? BORIS. ¡Para nada! No sabe absolutamente nada. ¡Palabra de honor! MARINO 3. ¿No está de acuerdo, eh? BORIS (desconcertado). No es exactamente eso, pero... MARINO 3 (a Nada). ¿Estás de acuerdo? ¿Sí o no? ¡Responde, rápido! NADA (fría y despreciativa). ¿No sabe que no tiene el derecho a hacer ese tipo de preguntas? ¿No sabe que existen servicios especializados que se ocupan de eso? Boris mira a Nada con estupefacción. MARINO 3 (sorprendido). Las circunstancias son excepcionales...

24

NADA (cansada). Los servicios especiales han sido creados para circunstancias excepcionales... MARINO 3 (molesto). Sólo he preguntado si está de acuerdo... BORIS (simulando malestar). A mí, me han dicho que no hacía falta hablar de estas cosas aquí... Que en ningún caso hacía falta hablar, ni con los marinos, ni con los taxistas... Que tenían órdenes en ese sentido... ¿No tiene órdenes en ese sentido? MARINO 3. Pero entonces, ¿no le han hablado de mí? ¿No sabe quién soy? BORIS (jugando a ser severo). No tenemos porque saberlo. MARINO 3. Sin contacto humano, la vida no es posible... BORIS. Sí, exageran un poco... De todos modos no sabemos nada... no hay conversación posible sobre estos asuntos, ¿comprendes? MARINO 3. ¿Cómo voy a hacer, sin dinero? BORIS. Yo tampoco tengo dinero... (Mira a Nada de forma interrogativa, pero ella hace “no, no”, muy rápido, con la cabeza.) MARINO 3. Puedo decíroslo: tengo miedo. He sido seguido... Estoy seguro de haber sido seguido... No creo poder continuar. Palabra de honor. No creo. Tengo la intuición. BORIS. ¿Por qué? MARINO 3. ¡Por qué hace diez años! ¡Diez años que transporto estos malditos paquetes! ¡Mira mis manos! ¡Diez años! ¡Si todavía supiera lo que hay dentro! BORIS (para él). En cierta manera no saber nada es saberlo todo... MARINO 3 (aproximándose, susurra). ¿Sabe alguna cosa? BORIS. ¿Yo? No... Imagino que a veces os hacen transportar paquetes vacíos, con la finalidad de que vosotros mismos no sepáis nunca cuales son (y donde están) los paquetes buenos. Eso borra las pistas... Es un truco clásico. MARINO 3 (triste). Puede que tenga razón... (Se aleja hacia la puerta.) Diez años que esto dura. Y nunca una palabra más alta que la otra, jamás una sonrisa. Sin contacto humano la vida no es posible... Diez años transportando estos malditos paquetes... (Angustiado.) ¿Llegarán al menos a su destino?

25

Sale, con la cabeza baja. BORIS. Te has desenvuelto muy bien. NADA. ¿Yo? BORIS. Sí. Hablando de servicios especializados. NADA. Lo he dicho un poco al azar... Pensé que si hablaba de servicios especiales daría la impresión de estar al corriente y eso podría impresionarle...Y ha funcionado. BORIS. Sí, eso funciona siempre... desde el momento que formas parte de una organización – no importa cual- si mencionas los servicios especiales, cierran la boca... NADA. Ni tan siquiera él sabe lo que hay en los paquetes... BORIS. No. Yo tampoco por cierto. NADA. ¿Contrabando? BORIS. Sin duda... ¿Pero cuál? NADA. ¿Hace mucho tiempo que depositan los paquetes en tu casa? BORIS. Desde que estoy acostado... NADA (se pasa la mano por la frente). Estoy fatigada... ¿Puedo quedarme aquí? BORIS (que se muere de ganas). Va a venir y te va a matar... Tiene un revólver. NADA (extrañada). ¿Quién? BORIS. José... NADA (como si le hubiera olvidado). ¿José? ¿Por qué iba a matarme? BORIS. Porque le has dejado... Está furioso (una pausa.) Loco furioso. Y tiene un revólver... NADA. ¿Por qué no me mataste cuando te dejé? BORIS (molesto). Yo no mato. NADA. No. Tú te acuestas simplemente.

26

BORIS (sonriendo). Cierto. Yo me acuesto. Amo estar acostado. NADA. ¿Tú no quieres que me quede? BORIS. Si que quiero, pero... (Silencio. Después, “explotando”). ¡No estoy preparado! NADA. No puedo ir a ninguna parte. Estoy muerta. Estaba convencida de que las gaviotas iban a comerme los ojos, como en esa película, ¿te acuerdas...? (Pausa.) Me acostaré en una esquina, en el suelo. No te molestaré. BORIS. Ven aquí, nos quedaremos acostados, cada uno en una esquina, inmóviles, como verdaderas estatuas... El uno pensando en sus brazos, el otro en sus piernas perdidas...Y de vez en cuando intercambiaremos algún recuerdo a media voz... ¿Te acuerdas de los gritos de las gaviotas en los acantilados? De la película de Hitchcock2 que vimos en París...Y te acuerdas de las dos semanas que pasamos en París... (Se para bruscamente.) No estoy preparado, Nada, no estoy preparado... Estoy pegado en esta cama...incapaz de moverme... yo... incapaz.... de... Dentro de algunos días quizás...intentándolo poco a poco... (Irónico.) Solo te pido un pequeño periodo de readaptación, solo eso... NADA (sonriendo tiernamente). Me gusta comprobar que no has cambiado... (Pausa. Se miran. Nada suspira y se levanta.) ¿Quieres qué haga café? Te gustaba el café... BORIS. Me gusta el café, sí... NADA ( levantándose). Voy a hacer café... (Marcha hacia la placa de cocina. Pero se para bruscamente y ríe.) Lo he olvidado... Ves, todavía no estoy habituada... He olvidado que no podía hacer café, sin brazos... BORIS. A lo mejor eso te haría bien, precisamente... NADA ( irritada). Pero no puedo. BORIS. Inténtalo de todos modos... a veces vuelven bruscamente... a fuerza de voluntad, poco a poco... si pruebas... si te obstinas... si decides que vuelvan... quizás eso funcione... NADA (camina hacia la cama y se sienta). Nos curaremos. BORIS. ¿Tú crees? NADA (sonriendo). Estoy fatigada. BORIS. Voy a levantarme... Así podrás acostarte y dormir... mañana te levantarás con un año menos...

2 Se refiere a “Los pájaros” (The birds) (1962) de Alfred Hitchcock

27

NADA. ¿Y tú? BORIS (quejándose pero en el fondo feliz). Yo montaré guardia en la puerta... y ladraré si alguien se aproxima... NADA. ¿Y si otros marinos llegan con sus paquetes envueltos en papel de periódico? BORIS. Les diré que vuelvan mañana... NADA. ¿No les morderás? BORIS. Tendrán demasiado miedo... (Nada se deja caer hacia atrás y se acuesta al lado de él.) NADA. Estoy tan cansada... BORIS (encantado y nervioso). Espera, espera... voy a levantarme... NADA. Estoy tan cansada... Permanecen acostados el uno al lado del otro. Silenciosos. BORIS. Sé bien que no eres tú... Estoy feliz de que estés aquí... pero sé bien que no eres tú... NADA. He vuelto... sabes que he vuelto... coge mi mano... vas a ver... estoy aquí...

28

Tercer acto Boris está de pie en medio de la habitación, las piernas arqueadas, como si tuviera miedo de caerse. Todos sus movimientos serán lentos y torpes porque está completamente anquilosado por el largo periodo acostado. Nada está en la cama completamente cubierta por la sábana, es casi invisible. María entra a escape. MARÍA (gritando). Hay... (Se interrumpe y, boquiabierta, contempla a Boris.) ¿Estás de pie? BORIS. ¿Qué quieres? MARÍA. ¿Estás loco? ¿Te has levantado? BORIS. Sí, ¿por qué? MARÍA. ¿Cómo que por qué? ¡Permaneces acostado un año y dos semanas y un buen día decides levantarte! ¿Y crees que puedes hacer como si no pasara nada? BORIS. ¡Déjame en paz! María, mira su alrededor, dándose cuenta de que hay apariencia de orden y que hay una bandeja con dos tazas sobre la mesa. MARÍA. ¿Y has hecho café? ¿Te has vuelto loco? ¿Por qué dos tazas? (Boris hace un ejercicio de flexibilidad.) ¡Estás tonto! ¡Te vas a romper! (grita.) BORIS. ¡Ya es suficiente! ¡Si no tienes nada que decirme, vete! (María cada vez más estupefacta, se mueve alrededor de Boris, como si no creyera lo que ven sus ojos. Boris, interrumpiendo su gimnasia.) ¿Has acabado de molestar? ¡Moscón de mierda! MARÍA ( tomando el cielo como testigo.) Durante un año le he servido como una criada... Todos los días... Mañana y tarde. Primero en su cama, prestándome a todos sus caprichos, después fuera de la cama, haciéndole café, dándole de comer como un a inválido, ¡yo, que detesto a los inválidos! Y apenas se tiene sobre un pie, me trata como a una perra... BORIS. Perfecto. Soy innoble. ¡Ahora, vete!

29

MARÍA (vengativa). Hay una epidemia. BORIS (distraído). ¿Qué? MARÍA. El puerto está en cuarentena. BORIS. ¿Y eso? MARÍA. Un barco ha llegado procedente de Hong-Kong. Todos los marinos que han desembarcado han muerto. BORIS. Apasionante. Leeré los detalles en el periódico. MARÍA (socarrona). Espera, espera, no es todo... vas a ver... Comenzaron a hincharse, y a hincharse, los ojos se les salían de la cabeza..., hablo de los marinos..., del navío de Hong-Kong... Estaban en las tabernas del puerto... cuando han empezado a rodar por el suelo presos de atroces convulsiones... al principio se pensó que habían sido envenenados... lo que todavía parece probable... pero no en los cafés... antes... ¡Antes! porque los únicos que caían enfermos en los cafés eran los marinos del navío de Hong-Kong... Sus manos, sus pies, sus rostros se hinchaban... su piel se volvía blanca como de pus... se agrietaba como la pintura al fuego... el pus fluía... rodaban por el serrín... les llevaron al hospital... donde todos murieron con sufrimientos atroces... (apoyada y escupiendo.) BORIS. Habrán comido conservas caducadas. MARÍA ( insinuante). El barco procedía de Hong-Kong... BORIS. Sí, ¿y? MARÍA. No es la peste... BORIS. ¿No es la peste? MARÍA (siguiendo el juego). No. BORIS. Un envenenamiento debido a conservas caducadas tampoco es la peste... MARÍA. ¿No comprendes? BORIS. ¡Déjame en paz de una vez! ¿Qué hay que comprender? MARÍA ( triunfante). Todos tenían un paquete envuelto con papel de periódico bajo el brazo izquierdo...

30

BORIS (estupefacto. Instintivamente mira los tres paquetes sobre el estante). ¿Estás segura? MARÍA. Segura. Nada se desprende poco a poco de las sábanas. BORIS (comienza a inquietarse). ¿Qué hay en los paquetes? MARÍA. No se sabe. BORIS. ¿Por qué? MARÍA. No les han abierto. BORIS. ¿Por qué? MARÍA. ¿Tú les has abierto? BORIS. No es lo mismo... MARÍA (viendo a Nada). ¿Qué es lo que pasa aquí? BORIS. ¡No es asunto tuyo! ¡Vete!... MARÍA (aproximándose a la cama). ¿Quién eres? ¿Qué haces en mi cama? BORIS. ¡Déjala tranquila! ¡Vete! NADA. ¿Tenían todos paquetes envueltos en papel de periódico? MARÍA ( furiosa, a Boris). ¿Qué hace esta buena mujer en mi casa? BORIS. Buena mujer tú misma (trata de responderle pero está tan débil que acaba en el suelo.) MARÍA (gritando). ¡Está enfermo! BORIS. ¡Cierra la boca! ¡Idiota! NADA (a Boris). ¿Qué es esta historia de la epidemia? BORIS. Eso pasa todos los días... barcos que traen mercancías en mal estado y marineros contaminados... Lo incuban durante la travesía... y apenas llegan al muelle, caen como moscas...

31

NADA. ¿Pero los paquetes? MARÍA. Ella se va a quedar aquí... en mi cama... hablando como si no estuviera nadie...No lo voy a tolerar...Boris, ¿Lo has entendido Boris? No lo voy a tolerar... NADA (a María) ¿Has dicho que todos llevaban un paquete envuelto en papel de periódico bajo el brazo? MARÍA. ¿Por qué bajo el brazo? Nunca he dicho que estuvieran bajo el brazo. Así es como han pasado las cosas: un navío llegó ayer tarde...Según dicen procedente de Hong-Kong, si bien nadie lo ha confirmado...el pasaje libraba, descendieron al puerto, y entraron en los cafés. Han pedido de beber antes de subir con las chicas- imagino- y han comenzado a hincharse... Han gritado de dolor, los que estaban en la barra, y los que estaban sentados en una silla han rodado por el suelo lleno de serrín presos de atroces convulsiones... y han muerto durante el traslado al hospital... Todos tenían paquetes envueltos con papel de periódico... pero jamás he dicho que los llevaran bajo el brazo... Podrían haberlos puesto también sobre la mesa al lado de ellos... BORIS. Bueno. Ahora que nos has contado todas las novedades, puedes irte... MARÍA ( impertinente). ¿Irme? ¿A santo de qué? ¿Y por qué? Estoy en mi casa. BORIS. ¡Vete antes de que te arroje por la ventana! NADA. ¿Qué hay en los paquetes? MARÍA. Nadie lo sabe...Pero los estibadores van a hacer huelga... La han anunciado... Vais a ver... ¡Todo va a estallar! BORIS. Sí...Van a exigir guantes de goma y mandiles blancos... NADA ( impaciente). ¿Qué hay en los paquetes? BORIS. Nadie lo sabe... NADA (señalando los tres paquetes sobre el estante). ¿Son los mismos? BORIS. Nadie lo sabe... De repente se oyen explosiones en la lejanía. MARÍA. ¿Qué es lo que os decía? ¡Explosiones! ¡Veis! ¡Todo va a estallar! BORIS. Ve a ver y vuelve a contárnoslo...

32

MARÍA (desconfiando). ¿Por qué yo? BORIS. Ya ves que yo no puedo andar. MARÍA (señalando a Nada). ¿Y ella? BORIS. No ves que está enferma... MARÍA. Yo no veo nada de nada... ¡La única cosa que veo, es que está acostada en mi cama! Y no me gusta...no, no me gusta para nada... (Nuevas explosiones. María no puede contener la curiosidad.) Voy a ver que pasa... sin duda una revuelta... (Ridículamente severa.) A mi vuelta, no quiero verla aquí (señala a Nada.) ¿Has entendido, Boris? BORIS. Ve a ver que pasa...Da la impresión que viene de la parte del puerto... MARÍA (con suficiencia). Por supuesto que viene de la parte del puerto... Parte corriendo. Boris anda con las piernas arqueadas, hasta la puerta y empuja el cerrojo. Después vuelve hacia la cama. Se encuentra con la mirada dura de Nada y se tropieza. BORIS (excusándose). He cerrado la puerta... NADA. ¿Qué hay en los paquetes? BORIS. No lo sé... palabra...Nunca se me ha ocurrido mirar... NADA. Deberías. BORIS. ¿Por qué? De todos modos, puede que cuando trate de abrirlos exploten... NADA (nerviosa). No quiero morir encerrada aquí, como una bestia... ¿Si esos paquetes explotaran? Estaría atrapada aquí, sin brazos... No quiero morir... BORIS. ¿Pero por qué quieres que exploten? Jamás han explotado. NADA. ¿No entiendes? BORIS. ¿Quién te ha dicho que son los paquetes? Puede ser cualquier cosa: una revuelta, fuegos artificiales, el 14 de julio3, el aniversario del alcalde, cualquier cosa...

3 Fiesta nacional de Francia

33

NADA. Quiero irme... No quiero quedarme aquí, con esos paquetes en el estante, esperando estúpidamente que nos exploten en la cara... Ayúdame, Boris... No puedo vestirme sola... sin brazos... BORIS (desolado). ¿Pero dónde vas a ir? Sin saber lo que pasa en la villa, puede ser peligroso salir... ¿Y si te encuentras con José? NADA (con sequedad). ¿Qué? BORIS. Quiere matarte... Tiene un revólver.... NADA (maliciosa). No te preocupes por José... BORIS (sorprendido). ¿Qué quieres decir? NADA. Sé defenderme... Incluso sin brazos... Sé muy bien que quieres tenerme...Ya te has llevado mis brazos... Pero sé defenderme... No pienso dejarme... BORIS (sentándose en la cama, fatigado). ¿Qué le has hecho a José? NADA (evasiva). No he hecho más que defenderme... No es mi culpa que el tazón estuviera en la mesa... ese estúpido tazón blanco... Cuando comprendí que había perdido mis brazos, huí... BORIS. No es lo que te he preguntado... ¿Qué le has hecho a José? (Para él mismo.) ¿Y cuándo? Él vino aquí... parecía estar bien... NADA. Quiero irme, Boris, te lo suplico... Tengo miedo... Ayúdame a vestirme... BORIS. ¿Pero dónde quieres ir? Aquí, estás segura... el cerrojo está puesto... estamos solos... NADA (trastornada). ¡No voy a esperar aquí a que los paquetes exploten y me arranquen las piernas!... Después de haber perdido mis brazos ahora quieres que pierda las piernas... pero no pienso dejarme... BORIS. Bueno... no grites... Voy a ayudarte a vestirte... Espera, voy a ayudarte... NADA (aproximándose a él). Partamos los dos... Boris... tomemos un tren... como antes... tomemos un tren...Vayamos a París... como antes... ¿No quieres ir a París conmigo?... BORIS. ¿Cómo quieres que vaya a París?... Apenas puedo caminar...

34

NADA. Eso no es nada... eso no es nada... Te ayudaré... Tomaremos un taxi hasta la estación... después el tren... Hay muchos inválidos que viajan en tren... Incluso tienen sitios reservados... BORIS. No tengo dinero para tomar un taxi... Cuanto menos para tomar un tren... NADA. ¿No tienes dinero? BORIS. No... NADA (con desprecio). ¿Ni tan siquiera para un billete a París? BORIS. No... ni tan siquiera... nunca he tenido dinero... Lo sabes bien... NADA. ¿Cómo haremos entonces? BORIS. No hay nada que hacer... tendremos que quedarnos aquí... NADA. No, no me voy a quedar aquí... Estoy segura de que los paquetes van a explotar... completamente segura... Tenemos que partir. BORIS. Bueno... bueno... te ayudaré a vestirte... Se viste ayudada por Boris. NADA. ¿Vienes conmigo? BORIS. ¿Qué le has hecho a José? NADA. Nada, ¿por qué? ¡Creí que era él quien me quería matar! BORIS. Yo también. Pero dándole vueltas es extraño que no haya vuelto por aquí... Ya veremos... NADA. ¿Vienes conmigo? BORIS (con decisión). No voy a ninguna parte... NADA (mimosa). ¿No quieres venir conmigo? Nos iremos...será como antes. Iremos a París... ¿Estuvimos en París, te acuerdas? No importa el dinero... lo encontraremos, o haremos auto-stop... puede ser divertido hacer auto-stop en este tiempo... En París, todo será diferente, ya verás...

35

BORIS. ¿Por qué quieres irte conmigo? NADA. Porque... porque estoy bien contigo... BORIS. Quédate entonces... NADA (nerviosa). ¿Aquí? ¿Con la epidemia, las explosiones y los malditos paquetes? No; hay que partir... En París tomaremos una habitación en el pequeño hotel cerca del Sena y todo será como antes... BORIS. ¿Cuánto tiempo? NADA. Tanto como queramos... Vamos, tenemos que irnos deprisa... BORIS. No hablas en serio... (Bruscamente.) Yo no voy a ninguna parte. Es así de simple: no puedo moverme. Durante 15 años no he hecho otra cosa que correr, que agitarme, que gritar: ¡Es la vida! ¡Es la vida! ¡Llena de trucos, pero la verdadera vida! ¡Tonterías! Ahora ya no me muevo... NADA (tratando de convencerle). Pero es por los paquetes... Van a explotar... Tengo miedo... BORIS (vehemente). Y en París será por las chinches, por las copas en las tascas, o los ahogados en el Sena... (Irónico.) Un hombre y una mujer que se amaban llegaron hace dos años a la estación de San Lázaro. Huían de la aburrida vida de provincias, de los amigos, de la familia, de sus empleos nauseabundos. París era la primera etapa, el umbral de una verdadera vida. Quince años después estaban muertos. NADA (a quien la historia parece recordarla alguna cosa. Cansada). Cállate... BORIS. Ya lo ves... ¿Para qué volver a comenzar? NADA ( insistiendo, triste). No quieres venir conmigo. BORIS. No quieres quedarte conmigo. Alguien trata de abrir la puerta. Se quedan paralizados. La puerta cerrada con cerrojo no se abre. Golpean la puerta repetidamente. Nada hace gestos de no contestar, de no abrir. BORIS (fatalista). ¿Qué pasa? VOZ. Tengo un paquete para usted, señor.

36

NADA (haciendo gestos de espanto). No...no... BORIS. ¿Un paquete? VOZ. Sí, señor... Abra, por favor... no me siento bien... Nada, totalmente asustada, se pone a correr por la habitación, como si buscara una salida. BORIS. Está enfermo (A Nada). No podemos dejarle así, fuera... VOZ: Sí... estoy enfermo... He vomitado en la escalera... Discúlpeme pero tengo miedo de morir en vuestro felpudo... y necesito entregar el paquete antes... Abra por favor, señor, se lo ruego, antes de que sea demasiado tarde... Nada ha desaparecido. Boris se apoya contra la puerta. BORIS. ¿Qué son esos disparos en la villa? VOZ. Nos disparan abajo... abra, señor, por favor, sea amable... BORIS. ¿Quién os dispara abajo? VOZ. Los policías... BORIS. ¿Estás seguro que os disparan? ¿Quiénes sois vosotros? VOZ. Los marinos del Iris II... Abra, por favor... voy a morir delante de vuestra puerta... pero necesito entregar el paquete antes... BORIS. ¿Por qué os disparan? VOZ. Dicen que estamos contaminados...nos han obligado a descender a patadas y nos abrasan para desinfectarnos. BORIS. Pero si os abro... también me contaminaré... VOZ. Es probable... pero el paquete debe ser entregado... usted sabe lo que es...es de la partida también... BORIS. No es tanto por mí... como por una mujer que está aquí que no querría ser contaminada...

37

Ruido de vómito, gritos del marino detrás de la puerta. BORIS. ¡Nada! ¡Nada! (Silencio.) Se ha ido... ha debido saltar por la ventana... Abre la puerta. El marino entra, se arrastra por el suelo. Lleva un paquete envuelto en papel de periódico en la mano. MARINO 4. Gracias, señor... (se arrastra hacia el estante.) BORIS. Dame el paquete, lo pondré con los otros... MARINO 4. No es... posible... señor... la regla dice que tenemos que ser nosotros... quien los depositemos... con nuestras propias manos en el estante... BORIS (escandalizado). ¿La regla? ¿Qué regla? Es idiota... MARINO 4. Usted comprende perfectamente... cual es la causa... es de la partida también... BORIS. No creo... No, francamente, no creo... Avanza paralelamente al marino, las piernas siempre débiles y anquilosadas, apoyándose en los muebles. El marino se arrastra por el suelo. Tiene el aire de sufrir horriblemente, pero avanza. MARINO 4. Voy... a... cumplir... mi última misión... sin duda... BORIS. ¿Le han disparado abajo...o está enfermo? MARINO 4. Las dos cosas... un poco... BORIS. ¿Qué hay en los paquetes? MARINO 4. No es... tan... importante... lo que hay... dentro... como... BORIS. ¿Qué es entonces lo importante? MARINO 4. Que... todo... sea... hecho... según... las... reglas... BORIS. Lo que me faltaba por oír... ¡Nada! ¡Nada! MARINO 4 (parando de arrastrarse). ¿Por qué dice eso? (parece aterrado.) BORIS (sin comprender). ¿El qué?

38

MARINO 4 (aterrado). ¿Por qué grita nada, nada, en español? BORIS. ¿Yo? ¡Está loco! ¡No he gritado nada en español! MARINO 4 (aterrado). ¡Ha gritado Nada... Nada! No mienta... le he oído... BORIS. Ah sí... llamaba a alguien... MARINO 4. ¿Alguien? ¿Quién? ¿Quién ... se llama... Nada? BORIS (exaltado). Es un diminutivo... un sobrenombre... si lo prefiere... su verdadero nombre es María Nadario... pero la llamamos Nada... ¿Alguna aclaración más? MARINO 4 (volviendo a arrastrarse). Curiosa... idea... llamar... a una mujer... nada... BORIS. No se llama nada... la llamamos Nada. En francés, Nada no quiere decir nada... es un sobrenombre... un diminutivo amistoso... ¿contento? MARINO 4. No impide que sea... una idea curiosa.... (Silencio. Boris se dirige hacia la puerta por donde se ha ido Nada.) Si no llego a salir... si muero aquí... camarada... deshazte de... mi cadáver... BORIS (furioso). ¡Qué fácil de decir! ¿Cómo quieres que me deshaga de tu cadáver? MARINO 4. Arrójalo... en las últimas olas de la resaca... BORIS. ¡Y ya está! ¡Así de simple! Apenas puedo caminar y quieres que vaya hasta el mar arrastrando un cadáver... (ahora está en el umbral de la puerta, por donde Nada se ha ido.) ¿Nada? ¿Nada? ¿Por donde te has ido? La ventana no está abierta... Se ha volatilizado... MARINO 4 (para él mismo). Curiosa idea la de llamar a una mujer “nada”... siendo las mujeres... pájaros de dulzura... cálidas como la lana... hace falta perderlas... para apreciar su gusto... se puede morir por ellas... BORIS. ¿Qué murmuras? MARINO 4. Nada... Avanzo, camarada, nada menos... avanzo... ya he avanzado casi dos metros, ¿eh? BORIS. Un poco más cerca, sí. ¿Y las explosiones que se oían? Había disparos y explosiones... ¿Qué eran las explosiones? MARINO 4. Sin duda los disparos de los bazocas que han hundido el navío...

39

BORIS. ¿Qué navío? MARINO 4. El Iris II... el nuestro... BORIS. ¿Por qué lo han hundido? MARINO 4. Dicen que es nuestra culpa... que todo es por nuestra culpa... siempre tiene que haber cabezas de turco, camarada... BORIS. Han dicho que el pasaje de un barco... -¿era el vuestro? - que el pasaje de un barco descendió a tierra y que empezaron a morir como moscas... Todos enfermos... Empezaron a hincharse... e hincharse... ¿Es verdad? MARINO 4. Es verdad... Todo el pasaje del Iris II, debo ser... el último... el último superviviente... Una bella embarcación... Orgullo de nuestra marina mercante... Y la han hundido... en el mismo puerto, y el pasaje... que muere de una enfermedad misteriosa... desembarcados a la fuerza por la policía... una dura jornada, camarada... Ah, puedo decirlo...una dura jornada... Debo de haber sobrepasado los dos metros... BORIS. Eso parece... ¿Pero no podrías avanzar más rápido? No estoy seguro que toda la historia de los paquetes y de la enfermedad misteriosa me divierta, a fin de cuentas... MARINO 4. ¿Qué quiere que haga? ¡Es la regla! BORIS. ¡Oh, la regla! ¡Me importa una mierda la regla!... MARINO 4. No diga eso... ¡Es blasfemia! ¡Será condenado a vomitar lodo negro durante quince horas!... ¡Morirá! BORIS. ¿Lodo negro? MARINO 4. ¡Pestilente! Yo lo he visto... hombres más fuertes que usted... Tres horas de lodo negro... y mueren... BORIS. ¿También la regla, supongo? MARINO 4. Exacto... Es la regla. Toda blasfemia será condenada con el lodo negro... BORIS. ¿De donde venís? ¿De Hong-Kong? MARINO 4. Jamás... un gran jamás... no tenemos divisa ni destino, ni puerto de atraque... También, es la regla... debería saberlo, usted que es de la partida...

40

BORIS. Sí... Me pregunto cual es mi partida... pero dejémoslo... y volvamos al punto donde estábamos... ¿Podrías acelerar, amigo? MARINO 4. Que más quisiera... pero me estoy muriendo... puedes ver el reguero de sangre que dejo tras de mí... como las babosas y su rastro de baba... la vida se me va deprisa... ¡depositar el paquete y basta! BORIS. Si hablaras menos, quizás irías más deprisa MARINO 4. Mi madre me enseñó a responder cuando me preguntan... BORIS. ¡Bueno... entonces guardemos silencio y actividad! Silencio. El marino sigue arrastrándose por el suelo. Boris, de pie, con las manos en la espalda de una silla le contempla. De repente, fuera se oyen nuevos disparos, después el bramido de una manifestación, gritando, claxons, etc. Después, el alarido de miles de personas cantando: “El canto del adiós”4 . BORIS. Bueno, bueno... Ahora cantando... MARINO 4. Cantan... su victoria... BORIS. ¿Qué han ganado? MARINO 4. Creen haber ganado... porque estamos todos muertos... salvo yo... que no voy a correr mejor suerte... Pero los paquetes han sido entregados... creen ganar... pero los paquetes han sido entregados... eso es lo esencial... históricamente hablando... BORIS. ¿De qué sirven esos benditos paquetes? MARINO 4. Mejor no quiera saberlo... correría el riesgo de sentirse decepcionado... (Llega cerca del estante. Se arrastra penosamente y gimiendo por el esfuerzo. Finalmente consigue colocar el paquete al lado de los otros y rompe a reír estruendosamente.) ¡Hecho, viejo camarada! ¡Hecho... misión cumplida! Parece en plena forma ahora. BORIS (lanzando miradas inquietas al lado de la puerta por donde ha salido Nada). Dese prisa de partir entonces... 4 “Le chant du Dêpart”, himno patriótico francés, considerado hermano de La Marsellesa, himno oficial en la época de Napoleón.

41

MARINO 4. Me voy... me voy... misión cumplida... (se va con paso marcial hacia la puerta.) BORIS (extrañado). Parece en plena forma; ahora... MARINO 4. Es la alegría del éxito, hosanna, viejo camarada... ¡Hosanna! BORIS (desengañado). Muy bien, tanto mejor... Espero que dure... MARINO 4. Oh, no durará... Apenas descienda la escalera, me vendré abajo... trataré de morir en el arroyo... para que el agua lleve mis restos a las cloacas... así no contaminarán a nadie... BORIS. Muy amable de su parte... MARINO 4. ¡Adiós! Parte. BORIS (suspirando, y a media voz). Ahora solo queda esperar a los taxistas... (Después, como si recordara algo.) ¿Nada? ¿Nada? ¿Dónde te has escondido?

NEGRO

42

Cuarto acto Boris está sentado tristemente en la cama, las piernas en el suelo. Nada, muy elegante, sombrero, abrigo, etc., está poniéndose unos guantes. Operación lenta y plena de sobreentendidos. NADA. ¿No notas nada raro? BORIS. No... ¿qué? ¿Llevas sombrero? NADA. No es eso... (mueve sus manos, una enguantada y la otra no.) ¿No notas nada? BORIS (triste). Te vas. NADA ( irritada). Mira mis manos. ¿No ves mis manos? ¡Se mueven! ¡Mira mis brazos! ¿Ves? Se mueven... he reencontrado mis brazos... BORIS. Es verdad... Ya me lo imaginaba... ¿Es por eso que te vas? Nada sube su falda y la alisa bajo los muslos. NADA. ¿Te acuerdas de la película donde Marlene Dietrich se arreglaba el bajo justo antes de ser fusilada5? ... La vimos en París... ¿Te acuerdas? BORIS. Me acuerdo... pero no veo el parecido... NADA. Es agradable tener piernas y brazos... y sangre corriendo por las venas... es agradable tener un cuerpo vivo... BORIS. Sin duda... pero nadie va a fusilarte... NADA. Quizá no... pero habéis tratado de hacerlo... de matarme... Incluso habéis tomado mis brazos... Pero después, de repente...cuando estaba escondida en el armario y te oí hablar con el marino... de golpe me apercibí que había ropa mía colgada en el mismo armario donde me escondía... y me he dicho: Voy a ponerme esta ropa y partir... voy a dejar este maldito apartamento, esta maldita villa.... y no volveré a ver jamás ni a Boris, ni a José, ni a nadie... ¡Me iré! Y de golpe mis brazos han vuelto... de golpe he sentido la sangre correr por mis venas, he sentido que habitualmente no lo sentía. (Camina a lo largo y ancho del la habitación y termina de ponerse los guantes.) Cogí la ropa, me vestí, y estaba feliz... Mis brazos habían vuelto, la decisión de partir estaba tomada... (Parándose delante de Boris.) ¿Por qué abriste la puerta? ¡Te pedí que no la abrieras pero tú la abriste!

5 Se refiere a “Fatalidad” (Dishonored) (1931) Josef von Sternberg

43

BORIS (distraído pero desesperado porque Nada se va de nuevo). ¿Qué puerta? NADA (señalándola). ¡Ésta! ¡Te pedí que no la abrieras, pero lo hiciste! ¡Decías que querías protegerme¡... ¡Habías puesto el cerrojo para protegerme! ¡Y al primer apestado que golpea la puerta le dejas entrar... con su maldito paquete!... ¡Curiosa forma de protegerme! ¡es por eso que me voy... para vivir!... ¡A tu lado perdí mis brazos y hubiera perdido todo... estaría muerta! ¡Ahora estoy viva y me voy! ¡Me voy porque estoy viva y estoy viva porque me voy! (Ríe. ¿Me encuentras bella? ¿Me deseas?.) BORIS. No estabas conmigo cuando los perdiste... NADA. ¿Qué importa? Es igual... ¿José o tú, cuál es la diferencia? De todos modos, he recobrado mis brazos... he recobrado mi cuerpo... ¿Eres fetichista? ¿Te ponías mi ropa usada y hacías el amor con ella imaginándote que era yo? ¿Eh? ¿Por qué robaste esa ropa? BORIS. No he robado nada... La olvidaste cuando te fuiste, la última vez... Se quedaron aquí... NADA. ¿Te la ponías para masturbarte? ¿O te la ponías como una sucia criada? BORIS. Cuando viniste, te dije que no estaba preparado... Ahora, te vas... Bien... Vete. No merece la pena seguir hablando. NADA. ¡No estabas preparado! ¡Nunca estarás preparado! ¡Nunca! BORIS. Lo admito... ¡Qué importancia tiene si de todos modos te vas! NADA. Mírame antes de partir... ¿Me encuentras bella?... ¿te acuerdas de mis piernas? ¿Quieres verme desnuda por última vez? BORIS. Yo te veo desnuda... Siempre te veo desnuda... No merece la pena que te desnudes... (Nada ríe, maliciosamente.) ¿Has dejado algún alimento envenenado? ¿El café? NADA ( inquieta). ¿Qué estas diciendo? BORIS. La última vez pusiste matarratas en la cafetera antes de irte... NADA (furiosa). ¡Mientes! BORIS. Lo bebí, pero muy poco... Pero no lo suficiente para morir... Lo suficiente para que mis piernas quedaran paralizadas...

44

NADA. ¡Mientes! BORIS. Por eso el café tenía mal sabor... lo tiré e hice nuevo... NADA. ¡Tus piernas están paralizadas porque llevas un año en la cama, sin moverte... lo has dicho tú mismo! BORIS. Es lo que he dicho a todo el mundo...Y puede que sea verdad... Pero eso no quita que envenenaras el café... NANA. ¡Cállate! BORIS. ¿Y con José, cómo lo hiciste? Seguramente habrás puesto arsénico o estricnina en su whisky... José siempre bebe whisky... NADA (riendo de golpe, nerviosa). ¿Qué es esto? ¿Magia negra? ¿Me mandas una maldición? ¿Qué motivo tendría para envenenarte? ¡Pobre hombre! Me iré, y te acostarás, y permanecerás acostado dos meses o años. BORIS. Si... Es mejor que te vayas, vete... No merece la pena... NADA. Me iré cuando quiera... (da un paso hacia él.) ¿Por qué abriste la puerta, Boris? Si no la hubieras abierto, quizá... BORIS. Creí que te habías ido... Y tenía tantas ganas de depositar su paquete antes de morir... NADA. ¡Mientes! ¿Cómo habría podido irme? ¡Solo hay una puerta! BORIS. Por la ventana... Podías haberte ido por la ventana... Yo entraba y salía a menudo por ahí, cuando perdía la llave...Ahora sería imposible por mis piernas... De todos modos, esto no lleva a ninguna parte... NADA. ¿Y cómo habría podido sin brazos? BORIS. Es verdad...eso me extrañó también... NADA. Y a pesar de eso abriste... Te pedí que no abrieras y abriste... ¿Cómo quieres que me quede después de eso...? BORIS (desesperado). Pero iba a morir... iba a morir... y necesitaba depositar su paquete... ¿qué podía hacer?

45

NADA. Dejarle fuera... De todos modos, está muerto. He visto a los barrenderos limpiar su cadáver... Los he visto desde la ventana... Pero entre tú y yo... nada es posible... Es culpa tuya. ¿No comprendes que es culpa tuya? BORIS. Como quieras... es mi culpa, como quieras... NADA. No, di que es tu culpa... Y que lo sientes... BORIS. Por supuesto que lo siento... lo sabes perfectamente... NADA. ¡Dilo! BORIS. Es culpa mía y lo siento. NADA. Ya está... ¡Adiós! BORIS. ¿No has dejado veneno en alguna parte? NADA. Ya lo verás (camina hacia la puerta, la abre y en el umbral se da la vuelta.) Boris, a mí hay que amarme, y solo a mí... Si no muero... Si no me aman, muero... Mis brazos caen, mis cabellos... mi vientre se hincha... Si no me aman, me ahogo... me vuelvo ciega... BORIS (estupefacto). Pero... yo te amo... NADA. No lo suficiente. (Se va.) Boris se queda inmóvil, desolado. MARÍA (entrando de improviso). ¡Uf! ¡Se acabó... nunca es tarde... me oyes, se acabó! BORIS. ¿Qué ha acabado? MARÍA. Todo... Todo ha vuelto al orden. Han hundido el maldito barco. Han quemado los cadáveres de los apestados... Han fumigado con DDT todas las calles... Nuestra bella villa marítima ha retomado su aspecto de antaño... (Sobreentendido.) Y veo que aquí todo ha vuelto al orden. BORIS. ¿Qué es lo que ha vuelto al orden? MARÍA. ¡Ya me has oído! Has dado puerta a esa víbora. Eso prueba que me tienes algo de cariño... de alguna manera. ¿Debe haberte dado pena darle portazo? BORIS. Se ha ido sola. ¿Has visto a José?

46

MARÍA (como si volviera en sí). José se ha suicidado. BORIS. Vaya... ¿y cómo? MARÍA. Tomando arsénico. En el whisky, creo... BORIS. Vaya, vaya... ¿Y cómo sabes que es un suicidio? MARÍA. ¿Qué quieres que sea? BORIS. (ligero). Podría ser un accidente... o un asesinato. MARÍA. Oh no... ha dejado una nota. BORIS (riendo). Ha pensado en todo... ¿Qué decía la nota? MARÍA. Lo que se suele decir en estos casos: “No acuso a nadie de mi muerte, etc...”, “La culpa es de la vida, etc...”. Lo que se dice siempre en estos casos. BORIS. No me extraña viniendo de él... Un cordero, José, bajo la apariencia de un lobo... MARÍA. No veo la similitud... BORIS. No pasa nada... es por eso que la he hecho. Para que nadie vea la relación... (comienza a desvestirse.) MARÍA. ¿Qué haces? BORIS. Ya lo ves... me desvisto... MARÍA. ¿Para qué? (Después una sonrisa sensual.) ¿Qué tienes en la cabeza? BORIS. Nada... me acuesto. Estoy harto de estar de pie. MARÍA (gritando). ¿Otra vez un año acostado? BORIS (sonriendo). Esta vez, va para largo... (como tiene un pijama debajo de la ropa se desviste muy rápido y se acuesta.) MARÍA. ¡Es una locura!... ¡Creí que estabas enfermo! BORIS. Nunca he estado enfermo...

47

MARÍA. ¿Quieres que me acueste también...? BORIS. Ni loca. MARÍA. ¡Gracias! ¡Muy amable! BORIS. ¿Hay café? MARÍA. ¿Quieres que te haga una buena taza de café, como yo sé hacerlo? BORIS. Mira antes a ver si queda... MARÍA (yendo hacia la esquina que sirve de cocina, cambiando el tono). No es posible continuar así... otro año acostado... ¿y yo? ¿Qué futuro es ése para mí? (Levantando la cafetera.) Hay café... ¿Hace mucho que está hecho? BORIS. No lo sé, ¿la cafetera está llena? MARÍA. Llena. ¿Lo recaliento o lo quieres fresco? (Huele el café). Tiene un olor raro... BORIS (sonriendo). No me extraña nada... Es de ayer o de antes de ayer... Debe de estar pasado... MARÍA. No... Es extraño... Está todavía caliente... pero, en efecto, parece pasado... BORIS. Si... Tíralo y haz otro... Pero limpia bien la cafetera... MARÍA. ¡Me vas enseñar a hacer café! (empieza a preparar el café.) ¿Quién era esa bruja? BORIS. ¿Por qué la llamas bruja? MARÍA. ¡Sólo había que mirarla! BORIS. Te equivocas... (Llaman a la puerta. Boris muy rápido.) ¡Si, si, entre! María se gira hacia la puerta, con el semblante sombrío. La puerta se abre lentamente. Aparece un taxista. TAXISTA (CHAUFFEUR). ¡Buenos días, señores y señoras!, perdonen que les moleste, pero tengo que recoger un paquete... BORIS. Sí... mire, están allí, encima del estante...

48

TAXISTA. Eso es... como me habían dicho... (Avanza, coge un paquete y lo pone debajo del brazo.) ¿Sabe, soy nuevo en el oficio? ¿Siempre impresiona la primera vez, no? BORIS. Sin duda... pero poco a poco uno se acostumbra... A propósito, ¿cómo van las cosas fuera? TAXISTA. ¿Fuera? BORIS. Si, en la villa, ¿qué hay de nuevo? TAXISTA. ¿Hace tiempo que está acostado? BORIS. Algunos meses. TAXISTA. Siempre me pregunto lo mismo. Nunca pasa nada nuevo en esta villa, nunca. BORIS. ¡Vamos hombre! Con todas esas epidemias, barcos hundidos, suicidios... TAXISTA (sombrío). No he oído nada. Estoy metido en mi coche de las ocho de la mañana a las ocho de la noche. BORIS (siempre irónico). Ya hombre, pero usted tiene un oficio apasionante y transporta a muchas personas con vidas apasionantes, personas que van y vienen, a la estación, al despacho, al hospital... ¿Qué sería de una villa marítima como esta sin taxis? TAXISTA. Sin duda tiene usted razón... Bueno, ¡pues nada! Adiós, señores y señoras y pronta recuperación para su enfermedad sea cual sea... BORIS. Gracias... (El taxista sale.) MARÍA (exasperada). ¡Todo vuelve a comenzar! ¡Los paquetes, los taxistas, todo! BORIS. Pues sí, ¿por qué no? MARÍA. ¿No podía haberse llevado todos? BORIS (cerrando los ojos). Sin duda no es la regla... MARÍA. ¿La regla? (Mirándole.) ¿Qué haces? ¿Duermes? BORIS (sarcástico). Sí... voy... a dormir... un año o dos...

49

MARÍA. ¡No faltaba más que eso! ¡Todo exactamente igual que antes! BORIS. Sí, exactamente como antes... te ruego que... cuando hagas ruido trates de no despertarme... me gusta dormir dulcemente... entre las sábanas... como en una nube... (María llora, sin hacer un gesto.) Puedes irte... puedes ir a dar una vuelta... No te necesito, de momento... Como ves, voy a dormir, un año o dos... me hará bien... llevo demasiado tiempo despierto... (Silencio. María sigue llorando, en silencio.) No llores, María, me molesta...

FIN

50