El laboratorio está en la cocina

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Química en la casa Cuando se habla de química por lo general se pasa por la mente la idea de complicadas formulas, cargadas de símbolos que para muchos son tan indescifrables como antiguos jeroglíficos chinos y para otros es un dolor de cabeza, que algún día tuvieron la mala suerte de ver, viniendo recuerdos de un salón de clases, de un tablero lleno de números y letras; y por supuesto el odiado profesor que era una mezcla de cirujano y general de la armada del mismísimo Adolfo Hitler y se expresaba con esa palabrería que tan solo un adivino y él podría entender. Para completar el cuadro vestía de una bata de un color amarillento por la antigüedad de la misma, demostrando su afán y su estado de locura, alejado de la moda del momento. También la palabra química se asocia ha un lugar tan extraño, frío y aislado como ella, llamado laboratorio. Un lugar macabro y oscuro lleno de innumerables frascos con líquidos misteriosos de diferentes

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Química en la casa

Cuando se habla de química por lo general se pasa por la mente la

idea de complicadas formulas, cargadas de símbolos que para

muchos son tan indescifrables como antiguos jeroglíficos chinos y

para otros es un dolor de cabeza, que algún día tuvieron la mala

suerte de ver, viniendo recuerdos de un salón de clases, de un

tablero lleno de números y letras; y por supuesto el odiado profesor

que era una mezcla de cirujano y general de la armada del

mismísimo Adolfo Hitler y se expresaba con esa palabrería que tan

solo un adivino y él podría entender. Para completar el cuadro vestía

de una bata de un color amarillento por la antigüedad de la misma,

demostrando su afán y su estado de locura, alejado de la moda del

momento.

También la palabra química se asocia ha un lugar tan extraño, frío y

aislado como ella, llamado laboratorio. Un lugar macabro y oscuro

lleno de innumerables frascos con líquidos misteriosos de diferentes

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colores burbujeando a punto de estallar y un profesor que te dice

que no toque nada porque podría ser tan peligroso como para

perturbar el orden mundial, como si se tratara de una bomba nuclear,

por todo eso la química se consideraba un bicho raro y estaba fuera

del alcance de cualquier mortal.

Pero lo que se desconoce es que la química como tal vive a nuestro

alrededor, incluso esta en nosotros mismos. El cuerpo humano es el

mayor laboratorio químico, donde se llevan a cabo numerosas

reacciones que no podemos ver pero sin ellas no seria posible nuestra

vida.

Igualmente se desconoce el hecho que la química apareció en

nuestras casas. ¿Como así, en mi casa? Si en cada casa, incluso

exciten en ellas los mas modernos laboratorios y se llevan a cabo

muchas reacciones complicadas. ¿En mi casa hay un laboratorio? Si

en cada casa hay uno y es tan indispensable como el baño o la

alcoba; se llama cocina.

De hecho, la química empezó en la cocina y las primeras reacciones

químicas se produjeron, asando alimentos, cociéndolos,

mezclándolos, haciendo emulsiones, sazonándolos, friéndolos,

filtrándolos, espesando salsas y destilando líquidos, llegando incluso a

dominar empíricamente algunas operaciones bioquímicas, como la

fermentación para producir vino, cerveza y miles de clases de quesos

y panes.

Los primeros aparatos y operaciones de los alquimistas se tomaron

prestados de la cocina, las ollas, los peroles, los alambiques, los

morteros, los hornos y las grandes cucharas para revolver las

mezclas fueron los instrumentos con los que se comenzó a trabajar

con el mercurio, el azufre, el carbón y toda clase de mejunjes en

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búsqueda de recetas para producir oro, la piedra filosofal y la eterna

juventud.

Estos aparatos y procedimientos se fueron modificando poco a poco y

algunos se devolvieron a la cocina notablemente mejorados, siendo

quizás los ejemplos más clásicos el de la olla a presión –que permite

cocinar a temperaturas más altas que con el agua o el aceite- y el

“baño maría”.

La cocina fue el primer laboratorio conocido por el hombre y en ella

se llevan a diario incontables y complicadas reacciones químicas, que

para cualquier ama de casa eso no es del otro mundo, por ejemplo

encender un fósforo. Esa simple practica desencadena una serie de

reacciones químicas que van desde la combustión hasta la

descomposición de múltiples sustancias.

Para preparar el más sencillo alimento se necesita hacer un previo

análisis químico, por ejemplo; para preparar un típico arroz, se

necesita saber si este, esta en buen estado y eso se logra mirando

detenidamente el arroz y seleccionándolo, en pocas palabras se

realizó un extremado control de calidad. Después que el arroz paso

ese minucioso examen, es lavado e introducido a una olla, donde se

mezcla con cierta cantidad de agua, previamente medida de acuerdo

con la cantidad de arroz, con un reactivo llamado cloruro de sodio

comúnmente conocido como sal. Después se coloca en la estufa y se

adiciona fuego. Para esto es necesario la colaboración de un experto

y que mejor que una ama de casa que sin saberlo esta haciendo el

papel de científico. Al poco tiempo y gracias a su experiencia en el

tema logra obtener un delicioso y nutritivo alimento que para ella no

es mas que un sencillo arroz y sin saberlo esta haciendo química.

Por eso cuando se hable de química y de sus laboratorios no se

necesita pensar en un sinfín de sistemas y lugares complicados, ni en

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brebajes ni en pócimas mágicas; sino mas bien espacios divertidos y

nutritivos para entender un poco mas el mundo en el que vivimos.

Por: Johan Manuel Avendaño Chinchilla.

Químico-UIS