El Libro Negro Del Psicoanalisis

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l título resulta sospechoso al igual que cuandoostenta el de “libro blanco”. El apasiona-

miento desbocado o la postura combativa ideo-lógicamente sustentada no son sinónimos decompromiso intelectual serio o decidida defensade las ideas que se afirman y protegen porque deveras estas importan. Lo que no hay que olvidares que los autores nos quieren introducir al inte-rior del campo de la ciencia médica o de su pen-samiento teórico-práctico, y esto los comprome-te a alcanzar un nivel que va más allá de la merapublicación de divulgación o de propaganda.Pues bien, nuestros temores o prejuicios se con-firman en parte durante la lectura, sin dejar dereconocer que los colaboradores, una mayoríacuando menos, se esfuerzan por no caer en lopanfletario o en los agravios escritos para la ga-lería siempre ávida del último chisme o la desca-lificación sin matiz. No hay que pasar por alto,sin embargo, que los artículos están escritos porFreud scholars y estos se agrupan ya en torno auna profesión con carta de ciudadanía, profesiónque proporciona no pocos dividendos a muchosinvestigadores e intelectuales americanos y euro-peos.

El libro nació en Francia porque “con la Ar-gentina, es el país más freudiano del mundo” yallí “la crítica al psicoanálisis es todavía un ex-tendido tabú”. Los artículos proceden tanto delViejo como del Nuevo Mundo, y las personali-

El libro negro del psicoanálisis.Vivir, pensar y estar mejor sin FreudThe black book of psychoanalysis

Gustavo Figueroa C.1

Recibido: 25 de septiembre de 2007Aceptado: 02 de junio de 2008

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ARTÍCULO ESPECIAL

E dades involucradas son, sin lugar a dudas, fielesy conocidos representantes de este tipo decuestionamiento, oposición que con carácterinundatorio ha sobrecargado las prensas desdela época de los 70. Sabemos que desde su naci-miento hasta la década del 60 se centraba el ata-que en los fundamentos científicos y antropoló-gicos del psicoanálisis, pero especialmente en susalcances epistemológicos y sus resultados objeti-vos junto al diván del psicoterapeuta. Allí se pro-dujo el giro, en parte con la aparición de la bio-grafía de Ernest Jones sobre Freud y, además, conel surgimiento del conductismo con sus éxitosempíricos en el campo de las neurosis (piénseseen el aclamado artículo de Eysenk de 1952 en don-de se afirma que el psicoanálisis no sólo no mejo-ra sino que provoca un empeoramiento de lospacientes durante un período de seguimiento dedos años, a diferencia de la terapéuticas con-ductuales).

El texto se divide en cinco partes de distintaextensión y calidad o pertinencia al tema. Sulema: “no sectario, internacional, multidiscipli-nario, preocupado por el lector y abierto a lacrítica”. Las contribuciones no han sido ejecuta-das pensando especialmente en este volumen sinomás bien se llevó a cabo una selección siguiendolos gustos de los recopiladores y, junto a ello, seañadieron entrevistas a personalidades destaca-das de la psiquiatría, psicología y campos afines.

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De ahí el desorden, repetición o ausencia de hiloconductor del conjunto, salvo en el hecho quetodos ellos estarían absolutamente de acuerdoque “ya tenemos suficiente con Freud” y necesita-mos avanzar hacia algo nuevo, entiéndase, lasciencias neurocognitivas, que aparecen como lasgrandes seductoras –la Circe de nuestra cienciade la mente– y solucionadoras del impase en quenos encontramos producto de la imprudencia yfalacia freudianas, aunque, sorpresivamente, tam-bién se lanzan algunos dardos incisivos contra lapsicofarmacología.

¿Cuáles son los principales reproches que sele hacen a Freud y, secundariamente, al psicoa-nálisis? Primero, elaboración de mitos, leyendasy mistificaciones por parte de Freud mismo queno correspondían a la verdad (que el tratamien-to de Anna O. fue un éxito y se curó por laabreacción, que fue perseguido por ser judío, quefue el primer psiquiatra en hablar abiertamentesobre la sexualidad, etc). Segundo, fabricaciónde falsas curaciones a partir de sus propios pa-cientes mediante historiales distorsionados mali-ciosamente (Hombre de los lobos, Hombre delas Ratas, etc). Tercero, mala fe en la invenciónde datos o teorías junto a ocultamiento alevosode hechos (Emma Eckstein, el supuesto “buitre”de Leonardo, etc). Cuarto, tener una éticaacomodaticia pensada en su propio beneficio sinconsideración hacia sus enfermos, y ser despia-dado en la obtención y cobro de dinero (favore-cer la amistad de millonarios como Anton vonFreund o Dorothy Burlingham, acoger a la prin-cesa Marie Bonaparte entre sus seguidoras porsu nombre y conexiones internacionales, etc).Quinto, construir un movimiento sectario des-plegando una propaganda bien pensada y mejorejecutada para “conquistar al mundo” (creaciónde la IPA, buscarse seguidores fieles en distintospaises, etc). Sexto, como se puede suponer, au-sencia absoluta por parte de Freud de metodolo-gía científica siguiendo los cánones perfectamen-te establecidos, a pesar de que él conocía los pro-cedimientos desde su época de estudiante en ellaboratorio de Brücke (episodio de la coca, teo-ría de la seducción, etc). Séptimo, no ser cuida-

doso en la elección de sus discípulos permitién-doles actos contrarios a la ética o, cuando me-nos, haciéndose el desentendido y mirando haciaotro lado (Wilhelm Stekel, Otto Rank, etc). Sepuede decir que los articulistas estarían de acuer-do con las palabras finales que Fliess le dirigió aFreud y que provocó la ruptura de su amistad:“Eso que tú lees en los pensamientos, son sobretodo los tuyos que lees en el alma de los otros”.En resumen: el psicoanálisis no es una ciencia, noes una psicoterapia (demostrada), no es uninstrumeno fiable de conocimiento de sí, se hainmunizado de por vida contra la crítica.

Todas estas aseveraciones son reafirmadas yejemplficadas en la larga sección “víctimas del psi-coanálisis”. Tanto de las víctimas históricas oca-sionadas personalmente por Freud, como las depadres e hijos que padecieron “las manipulacio-nes por las necesidades de la causa” (HoraceFrink, Hermine Hug-Hellmuth y su estrangula-miento por su sobrino cuando éste contaba con19 años, suicidio de Tausk, etc). A esto se suman losinnumerables desaguisados clínicos causados porsus discípulos directos e indirectos, que se convir-tieron en verdaderos casos de negligencia médicao aún abuso profesional que, en otras circuns-tancias, hubieran terminado en los tribunales(Bruno Bettelheim, Sándor Ferenczi, Carl Jung,Ernest Jones, Wilhelm Reich, Wilhelm Fliess, etc).

La parte final se titula, no por casualidad, “hayvida después de Freud”. El énfasis se pone en “larevolución de las neurociencias”, “las psicotera-pias de hoy” (que estarían científicamente pro-badas) y la duda sobre si “los medicamentos cu-ran o producen la depresión”. Su conclusión,“hay que quitarle el ‘bastión psi’ al psicoanálisis”y que no constituya una “excepción nacional”dentro de Francia ni del mundo. O sea, “pensar,vivir y estar mejor sin el psicoanálisis” –se en-tiende, sin Freud.

Resulta propio de la ciencia ser cuestionadaen toda su extensión y profundidad. Hasta allí elpresente libro está “a la altura de los tiempos”,como habría dicho Ortega y Gasset. Mejor aún,cuando aporta nuevo material resulta interesan-te y enriquecedor, tanto para el psicoanálisis

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GUSTAVO FIGUEROA C.

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como para la historia de la psiquiatría, puestoque esta condición de no decir siempre la ver-dad, ocultar datos, fabricar teorías sobre funda-mentos personales o en provecho propio, son des-graciadamente prácticas extendidas a todo el ám-bito de la psiquiatría y psicología. Los proble-mas viene a continuación: ¿son tan desconocidoslos hechos narrados? ¿No caen, constante y repe-tidamente, en argumentos ad hominem? ¿No sondesfigurados por las ansias que tienen sus auto-res de demostrar las debilidades de Freud? ¿Nopiden a Freud algo que se espera de los conduc-tores espirituales o iluminados? ¿Están segurosque todo lo freudiano debe ser definitivamentedejado de lado y que, además, ya se posee unarmamentario científico poderoso y que es casiincontrovertible? Si la historia del psicoanálisisestá contada por Freud y sus acólitos incondicio-nales ¿desde dónde está contada la de estos inves-tigadores porque, como sabemos, toda historiaobedece o se funda en ciertos intereses? Comoanotan los artículos científicos a pie de página¿no tendrán ellos mismos conflictos de intereses?

Como siempre, el provecho que se puede des-prender de un libro depende en medida impor-

tante de los lectores. Podemos aseverar que he-mos apendido no pocos datos y hechos de inte-rés. Además, que es ameno y está pensado en lapersona que lee, aunque suele caer en la tenta-ción de la pedanería academicista. Quizás espe-rábamos mayor comprensión de la época histó-rica en la que nació Freud y, con ello, una mejorvisión de conjunto de la historia de la ciencia yespecialmente de la psiquiatría en especial. Encualquier caso, que no se entendiera el desarro-llo del psicoanálisis como una especie de anoma-lía, de un cuerpo extraño que es necesario extir-par o eludir apresuradamente para desprendersedel cáncer que ha invadido, por una suerte deazar histórico, a la psiquiatría. Los productos hu-manos y especialmente las creaciones intelectua-les tienen una historia compleja que es precisoconocer en profundidad y, antes de convertirlaen materia de repudio, es indispensable profun-dizar en ellos para captar desde su interior suestructura esencial. Así, al libro hay que cuestio-narle también a él lo que este le cuestiona a Freudbasándose en sus propias palabras: “Lo que dehecho anhelan los hombres no es el conocimien-to sino la certidumbre”.

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Mikkel Borch-Jacobsen, Jean Cottraux,Didier Pleux y Jacques Van Rillaer.Dirección: Catherine MeyerEditorial Sudamericana, Buenos Aires, 2007,652 páginas.

EL LIBRO NEGRO DEL PSICOANÁLISIS. VIVIR, PENSAR Y ESTAR MEJOR SIN FREUD