El Mensajerode San JoséSeptiembre-Octubre 2014

El Mensajerode San JoséSeptiembre-Octubre 2014

Transverberación de Santa Teresa de Ávilacon la Sagrada Familia y San Juande la Cruz, de G. M. Colignon, 1825.

Septiembre-Octubre 2014. Nº 449

REVISTA DE LAS ASOCIACIONESJOSEFINAS DE ESPAÑA

Editado por elCentro Josefino Español

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EL MENSAJERO DE SAN JOSÉ¡ Gracias a todos!

Habla el Papa León XIII:Carta Encíclica Quamquam Pluriessobre la devoción a San José (II parte) 3-4

Santa Teresa exaltada calurosamentepor un escritor josefino 5

Santa Teresa, el apóstol de San José 6-7

Grandes devotos de San José:Víctor Rodríguez Martínez (II) 8-9

Dos «San Josés» de Juan GurayaUrrutia para la parroquiade San Sebastián de Coín (Málaga)y el hospital de San Juan de Dios de Santurce (Vizcaya) 10-11

Memoria-recordatorio del P. JerónimoGracián, gran devoto de San José 12-13

Nos educamos juntos… 14-15

Poesía a San José 16

San Juan de Ávila(1500-1569) (VI) 17-18

«Ríase por favor» 19

Sumario

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HABLA EL PAPA

LEÓN XIII Carta Encíclica QUAMQUAM PLURIESsobre la devoción a San José (II PARTE)

Las razones porlas que el biena-venturado José

debe ser considerado es-pecial patrono de la Igle-sia, y por las que a su vez,la Iglesia espera muchísi-mo de su tutela y patroci-nio, nacen principalmentedel hecho de que él es elesposo de María y padreputativo de Jesús. De estasfuentes ha manado su dig-nidad, su santidad, su glo-ria. Es cierto que la digni-dad de la Madre de Diosllega tan alto que nadapuede existir más subli-me; mas, porque entre lasantísima Virgen y José seestrechó un lazo conyu-gal, no hay duda de que aaquella altísima dignidad,por la que la Madre deDios supera con mucho atodas las criaturas, él se

acercó más que ningúnotro. Ya que el matrimo-nio es el máximo consor-cio y amistad –al que depor sí va unida la comu-nión de bienes– se sigueque, si Dios ha dado a Josécomo esposo a la Virgen,se lo ha dado no sólo co-mo compañero de vida,testigo de la virginidad ytutor de la honestidad, si-no también para que parti-cipase, por medio del pac-to conyugal, en la excelsagrandeza de ella. El se im-pone entre todos por suaugusta dignidad, dadoque por disposición divinafue custodio y, en la creen-cia de los hombres, padredel Hijo de Dios. De don-de se seguía que el Verbode Dios se sometiera a Jo-sé, le obedeciera y le dieraaquel honor y aquella re-

verencia que los hijos de-ben a sus propios padres.De esta doble dignidad sesiguió la obligación que lanaturaleza pone en la ca-beza de las familias, demodo que José, en su mo-mento, fue el custodio le-gítimo y natural, cabeza ydefensor de la Sagrada Fa-milia. Y durante el cursoentero de su vida él cum-plió plenamente con esoscargos y esas responsabi-lidades. Él se dedicó congran amor y diaria solici-tud a proteger a su esposay al Divino Niño; regular-mente por medio de su tra-bajo consiguió lo que eranecesario para la alimen-tación y el vestido de am-bos; cuidó al Niño de lamuerte cuando era amena-zado por los celos de unmonarca, y le encontró un

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refugio; en las miseriasdel viaje y en la amarguradel exilio fue siempre lacompañía, la ayuda y elapoyo de la Virgen y deJesús. Ahora bien, el divi-no hogar que José dirigíacon la autoridad de un pa-dre, contenía dentro de sí ala apenas naciente Iglesia.Por el mismo hecho deque la Santísima Virgen esla Madre de Jesucristo,ella es la Madre de todoslos cristianos a quienesdio a luz en el Monte Cal-vario en medio de los su-premos dolores de la Re-dención; Jesucristo es, dealguna manera, el primo-génito de los cristianos,quienes por la adopción yla Redención son sus her-manos.

Y por estas razones elSanto Patriarca contemplaa la multitud de cristianosque conformamos la Igle-sia como confiados espe-cialmente a su cuidado, aesta ilimitada familia, ex-tendida por toda la tierra,sobre la cual, puesto quees el esposo de María y elpadre de Jesucristo, con-serva cierta paternal auto-ridad. Es, por tanto, con-veniente y sumamentedigno del bienaventuradoJosé que, lo mismo que

entonces solía tutelar san-tamente en todo momentoa la familia de Nazaret, asíproteja ahora y defiendacon su celeste patrocinio ala Iglesia de Cristo.

Ustedes com-prenden bien,Venerables Her-manos, que es-

tas consideraciones se en-cuentran confirmadas porla opinión sostenida porun gran número de los Pa-dres, y que la sagrada li-turgia reafirma, que el José de los tiempos anti-guos, hijo del patriarca Ja-cob, era tipo de San José,y el primero por su gloriaprefiguró la grandeza delfuturo custodio de la Sa-grada Familia. Y cierta-mente, más allá del hecho

de haber recibido el mis-mo nombre –un punto cuya relevancia no sido ja-más negada–, ustedes co-nocen bien las semejanzasque existen entre ellos;principalmente, que el pri-mer José se ganó el favory la especial benevolenciade su maestro, y que gra-cias a la administración deJosé su familia alcanzóprosperidad y la riqueza;que –todavía más impor-tante– presidió sobre elreino con gran poder, y, enun momento en que lascosechas fracasaron, pro-veyó por todas las necesi-dades de los egipcios contanta sabiduría que el Reydecretó para él el título de«Salvador del mundo».Por esto es que Nos pode-mos prefigurar al nuevoen el antiguo patriarca. Yasí como el primero fuecausa de la prosperidad delos intereses domésticosde su amo y a la vez brin-dó grandes servicios alreino entero, así tambiénel segundo, destinado aser el custodio de la reli-gión cristiana debe ser te-nido como el protector yel defensor de la Iglesia,que es verdaderamente lacasa del señor y el reino deDios en la tierra.

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puede gloriar mi pequeñez

que ha escogido lo mejor

entre los devotos del Santo,

como vos elegisteis por Patrón

al mejor de todos los santos,

mi señor San José.

Heristeis el corazón de

Jesús con el amor de José y,

consiguientemente, el corazón

de María por haber puesto

vuestro amor y corazón en

José y de veras herida del

amor de José y con él haber herido el corazón

de Dios y de su Madre y excitasteis el mío y lo

heristeis para que rendido a vuestro amor os

dedicase estos amorosos desvelos y elogios de

mi señor San José.

Como vos escogisteis por Patrón del

Carmelo al gran San José, vos, esposa, corona-

da del Carmelo habéis de patrocinar las ala-

banzas de mi señor San José, como San José,

esposo de la santísima Virgen del Carmelo es

Patrón de todo el Orden carmelitano… Para

que se entienda que María es Patrona del

Carmelo en compañía de su Cabeza que es su

esposo San José. Luego razón tengo para dedi-

caros los elogios del soberano Patrón del

Carmelo, siendo vos su segunda fundadora y

su más elevada planta que fructificó tanto a

riegos y cultivos primorosos del amoroso cui-

dado y poderoso patrocinio de San José.

Cuanto le deba nuestra alma no es menester

decirlo cuando vos, pregonera de sus grandes

beneficios y clarín sonoro de sus excelentes

prerrogativas lo publicáis a voces tiernas y

agradecidas a todo el orbe cristiano por

medio de vuestros libros.

Vuestro humilde siervo y convencido

devoto, Pedro de Torres.

E scojo del libro Excelen -

cias de San José del P.

Pedro de Torres, jesuita, un

volumen de 1.206 páginas

tamaño folio, estas frases

muy laudatorias en honor y

honra de Santa Teresa a

quien dedica y consagra su

obra en el cielo con una dedi-

catoria muy cálida.

Quisiera (oh, Patrona mía

santísima y poderosísima)

dedicaros esta obra con aquel amor ardiente

y preciosa estimación con que creo que la

aceptáis desde el solio de la gloria adonde

estáis contemplando el altísimo Objeto de

vuestro amor y de mi rendimiento. Es el gran

señor de todos…, el divino en su eminente

dignidad, la delicias de Dios y de su Madre, el

amado de todos, el Príncipe de los santos, el

milagro de la gracia… mi señor San José; este

es el término de mis ansias amorosas en este

humilde libro que os dedico con más ternura

que elocuencia…

Oh amada de Dios y de José (mi gran

Teresa) no sé qué ímpetus interiores arrebata-

ron mi afecto para que casi sin albedrío os

dedicara este inculto Paraíso donde mi corto

caudal había plantado las flores de los elogios

de vuestro querido (San José). En mano de su

real y soberana Alteza puse la elección del

que había de ser Patrono de mi libro desde el

cielo. Y pues os escogió por mi medio, sin

duda que eligió lo mejor, sino entre los santos

sí entre sus devotos; pues no me parece que

otros cualquiera se ha adelantado a vuestra

devoción en el amor de mi señor San José,

siendo por eso digna del honroso título de la

mejor devota del Máximo José. Con que se

SANTA TERESA,exaltada calurosamente por un escritor josefino

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edad no se vivía con tanta exactitud como hoydía, ni se celebraban los cumpleaños comoahora, sino porque su padre lo anotó con cuida-do: su hija nació «en miércoles, el 28 de marzode 1515, a las cinco de la mañana media horamás o menos, casi amaneciendo».

Y conocemos también el lugar del feliz naci-miento: en la ciudad de Ávila y en la casa fami-liar que estaba junto al hospital de SantaEscolástica, es decir, en lo que hoy día se veneray se admira como «capilla natal» de Santa Teresaen la iglesia de «La Santa». Es interesante elpoder ver y recordar este espacio, mimado porlos carmelitas descalzos, valorado por la ciudad,muy visitado por el turismo religioso (y por tan-tos admiradores como tiene Santa Teresa), yque acaba de ser restaurado con acierto.

Todo es poco para este lugar rebosante desimbolismo, que fuera vendido después de la

LA CASA NATAL

Sabemos cuándo nació Santa Teresa, mejordicho, la niña doña Teresa de Ahumada, noporque ella lo dijera, ya que entonces lo de la

SANTA TERESA,el apóstol de San José

El 15 de octubre de este año de 2014

comienza oficialmente la celebración del

quinto centenario del nacimiento de Santa

Teresa de Jesús. Nuestra revista se une a

esta fiesta jubilar, y a lo largo del año

dedicará al menos un artículo en cada

número al recuerdo agradecido del apóstol

más entusiasta y eficaz de San José.

Santa Teresa, de José Ribera. Museo de Bellas Artesde Valencia.

Iglesia y convento de Santa Teresa en Ávila.

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un abuelo rico y comerciante, don Juan Sánchez,que había sido judío, que se bautizó, que volvió apracticar la ley judía y que volvió a reconciliarsedespués de haber comparecido en el acto públicode fe en la Inquisición de Toledo. Para borrarestos orígenes tan mal vistos entonces emigró aÁvila, y allí sus hijos, ricos, casarían con esposasdistinguidas, y con el tiempo se iría borrando elrecuerdo del linaje judeoconverso.

A Santa Teresa estas cosas la traían sin cuida-do. Y cuando en el libro magistral de su Vida des-cribe a sus padres, no se fija en la honra de la san-gre, sino en la otra, en la de las virtudes: «El tenerpadres virtuosos y temerosos de Dios me bastara,si yo no fuera tan ruin, con lo que el Señor mefavorecía, para ser buena». Y recuerda la sinceri-dad, la lealtad, el bien hablar y nunca jurar, sobretodo la caridad de don Alonso, que ni esclavos(que no escaseaban en Ávila) quiso tener cuandopodía haberlos tenido. Escribe del sufrimiento y

de la piedad de su madre, encantadora y cóm-plice. Habla de los once hermanos, y dice

que era una familia, además de cariñosa,muy lectora, y entre los libros de la

infancia de Teresa se encontrará algu-no en el aprendió las razones para

ser tan devota de San José.

Lo veremos en el númerosiguiente.

TEÓFANES EGIDO

muerte del padre, recuperado por los carmelitasdescalzos no tardando y que se sabe con segu-ridad que es el espacio natal de Teresa. Lo des-cribía a los cinco años de la muerte su primerbiógrafo, el jesuita Francisco de Ribera, conseñas que no dejan sitio a la duda: «Nació en lascasas de su padres que están enfrente de SantoDomingo, junto a Santa Escolástica, y ahora lasha comprado don Diego de Bracamonte ymetido en su mayorazgo, las cuales yo he visto,y la pieza donde la Santa nació, y otra junto aella donde durmió más de quince años. Y si eldueño que es ahora de estas casas las estima enlo que ellas merecen, en esta dos piezas habíade hacer un oratorio donde se conservase lamemoria de este hecho, y atreviérame yo a ase-gurarle que no perdería nada con esta devoción,sino por ventura por ella vendría la bendiciónde Dios sobre los que en ella viviesen».

UNA FAMILIA SINGULAR

Los padres de Teresa fueron Alonso Sánchezde Cepeda y su segunda esposa doña Beatriz deAhumada. Contaba mucho más entonces laascendencia paterna que la materna, y por ello loshagiógrafos que escribirían la vida de la Santatransmitieron la imagen de unos padres dotadosde lo que más se valoraba, de un linaje limpio,honrado. Como decía uno de los testigos en elproceso posterior de beatificación, el aristócratadon Francisco de Valderrábano: sus padres «fue-ron notorios hijosdalgo, cristianos viejos libres detoda raza y mancha de moros, judíos y peniten-ciados por el Santo Oficio, y por tales habidose tenidos y comúnmente reputados».

No podían ni imaginarse en aquellasmentalidades y en aquellos comportamien-tos colectivos la realidad. Y la realidad, des-cubierta no hace mucho, fue que SantaTeresa descendía por línea paterna de

Santa Teresa, de Gregorio Fernández.Museo Nacional de Escultura de

Valladolid, de 1625.

Fachada de la iglesia levantada sobre la casa natalde Teresa de Cepeda y Ahumada.

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nar algunos testimonios de esta virtud enel Antiguo Testamento, como los casos deAbraham, Job, Judit, etc., añade: «Pero enel misterio de la Encarnación del Verbo esdonde la fe fue la base de todos los acon-tecimientos que se sucedieron. Los dosactores sujetos a la prueba fueron la Vir-gen y San José».

Resalta y analiza en primer lugar laspruebas de fe que se le presentaron a Ma-ría, e inmediatamente añade: «Pasemos aSan José, varón justo según las Escritu-ras. Él sin saber cómo, ni cuando, com-prueba que la Virgen está encinta. Su hu-mildad y fe le lleva a repudiar a su esposaen secreto, esto es, sin manifestar el casoa ninguna persona. Entonces es cuandorecibe en sueños la forma en que se ha lle-vado la concepción de su esposa. Por unsueño se da por satisfecho y contento.Cualquier hombre pediría comprobacio-nes. A San José le bastó y sobró con esto.Luego, cuando en Belén llamaba de casaen casa con respuestas negativas, su fe enaumento fue».

Seguro que en la respuesta de María yJosé ante las pruebas de pobreza y de rechazo a que se vieron sometidos, encon-tró Víctor el modelo a seguir en sus pro-pias pruebas. Por eso en otro de sus escri-tos hace esta reflexión: «La Virgen, SanJosé y el Niño. La Virgen encinta con SanJosé van de camino, lo manda Quirino pa-ra empadronarse allá en Belén. De nochellegan. A buscar posada José va. En casasde parientes y amigos va llamando, con lapuerta en las narices le van dando. Maríaa José le dice: Date prisa que el Niño lle-ga. Ven una puerta abierta y vieja y allí secuelan. En un establo se han entrado y elNiño allí es alumbrado. Envuelto en paña-les, en un pesebre le han acostado. Losángeles cantan la gloria eterna, pero sólola oyen los que están en vela. A adorar alNiño los pastores van, y de rodillas pos-trados, ofrendas le dan. Contentos y ale-

or circunstancias familiares, Víc-tor tuvo que dedicarse desdemuy joven a las tareas del cam-po, pero era muy inteligente y

estaba bien capacitado para los estudios.Suplió esa carencia con frecuentes lectu-ras, especialmente espirituales que le capa-citaron para dar charlas.

En una charla que dio sobre la fe a losHermanos de la Congregación de San Fe-lipe Neri en Zaragoza, después de mencio-

GRANDES DEVOTOSDE SAN JOSÉ

VÍCTOR RODRÍGUEZMARTÍNEZ(1925-2012)

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gres con el cayado, de haberal Niño Dios adorado».

Eva, su hija CarmelitaDescalza en el Monasterio deSabarís (Pontevedra), cuentaesta anécdota. En una de lasocasiones que su padre fue avisitarla salió la comunidadal locutorio para saludarle yle cantaron un himno. Eva,pendiente de su padre, ob-servó que mientras canta-ban, le caían lágrimas. Alquedarse a solas con él, lepreguntó por qué había llora-do y la respuesta fue: «porque el canto ha-blaba de Batuecas». Cuando su hija le dijoque la letra del canto no nombraba a Ba-tuecas se limitó a deci: «¿Ah, no?».

¿Qué le pudo pasar? Una de las estro-fas del himno dice: «Tu apostolado es elmayor, el más eficaz y universal, el de laomnipotente oración el de la redentora in-molación, el de la Virgen y San José. Todoejemplar, testimonial, contemplativo, in-terior, el de Cristo en la Cruz y Eucaristía,salvando y santificando al mundo con suPasión y Muerte de amor».

Seguro que estas palabras que hablandel apostolado a través de la oración, de lainmolación, de la Pasión y muerte de Cris-to, y que en ese contexto se mencionará a

San José, le hicieron reviviralguna experiencia especialen Batuecas. ¿Por qué? Por-que Víctor no solamente pasóvarios años de sus vacacio-nes en el desierto de San Jo-sé de las Batuecas, sino quebuscando mayor soledad, seretiraba con frecuencia a lasruinas de la ermita de San Jo-sé. ¿Le traicionó el subcons-ciente? Seguro que sí.

Como muchos santos, tam-bién Víctor deseó la muerte pa-ra encontrarse con Cristo. Por

eso exclama: «¡Oh muerte que te tardas enllegar, y me haces esperar, paso a paso tevoy persiguiendo hasta poderte alcanzar!».Veinte años antes de su muerte, el cardiólo-go que le atendió le dijo a su hijo mayorque los enfermos como él, morían en el pla-zo de un año. Cuando el hijo le manifestóese diagnóstico, su reacción fue: «¿Por quéno me lo dijo el médico a mí, si yo estoy de-seando ir al cielo?».

Pero consciente de las dificultades deese momento, no fiándose de sus propiasfuerzas, se encomienda y confía en la Sa-grada Familia. Por eso añade: «Cuandoesa hora llegue, tú me maltratarás, hastacuerpo y alma separar. La carne te recha-zará, el alma ansiosa de tu llegada está.Cuando ese momento llegue, el infiernocontra mí luchará, allí en mi defensa laSagrada Familia estará y de su mano a laeternidad pasará». Aquejado los últimosaños por el Alzheimer, sin ningún espas-mo ni dolor, de la mano de María y de Jo-sé pasó a la eternidad. Si a los dos añosJesús, María y José le habían recibido,pero le devolvieron la vida, ahora sí, demanera definitiva, le recibieron en sucompañía.

P. JUAN LUIS RODRÍGUEZ, OCDQuintanadíez de la Vega, Palencia.

uvas…) que aludirían tanto a su «fecundidad»virginal como a su condición de nutritorDomini, e incluso a su papel de corredentor.Sin embargo, el fruto del granado nuncahabía sido atributo típicamente josefino, adiferencia de lo que ocurre con las famosas«Vírgenes d la Granada», donde dicha frutasimbolizaba la castidad. En tales casos, noobstante, cuando se encuentra en manos delNiño, la tonalidad púrpura de su interiorrecordaba también a una herida abierta queprefigura la sangre derramada por Cristo,pudiendo ser éste el sentido que justifique sutrasposición a la imagen que nos ocupa.

Desde las páginas de «El Mensajero»queremos dar a conocer una original

talla josefina que viene a enriquecer la ya abun-dante iconografía del santo. Se trata de unaimagen de San José con el Niño en actitud an-dariega que se venera en la Iglesia del Hospitalde San Juan de Dios de Santurce (Vizcaya),siendo obra atribuida a Juan Guraya Urrutia(Bilbao 1893-Las Arenas 1965). Nos da noticiade ella el Hermano Teodoro, perteneciente a lacongregación de Palencia, a quien agradece-mos desde aquí su entusiasmo por difundirla.

Habitualmente conocido por su faceta deimaginero, Guraya Urrutia tiene una intere-sante aportación a la iconografía josefina enla escultura del santo con el Niño en brazosque realiza para la parroquia de SanSebastián de Coín (Málaga). La aparienciaestática del grupo –sólo rota por un leve con-traposto y la apertura parcial del manto– noshace pensar en la solidez de una columna, locual revela la condición paterna de San José,apoyo seguro del Hijo y «pilar» fundamentalde nuestra Fe.

Relacionada con ella, la imagen deSanturce muestra a un San José joven y vigo-roso que sigue modelos derivados delBarroco, caracterizándose por el cabellolargo y mojado, la barba fina y recortada, elrostro lánguido de ojos caídos y párpadosabultados… En cuanto al Niño Jesús, preado-lescente, tiene de particular el hecho de queincorpore como insólito atributo una granadarematada en cruz. A decir verdad, ya había-mos encontrado otros ejemplos de frutas vin-culadas a la imagen del santo (manzanas,

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Dos «San Josés» de Juan Guraya Urrutia Coín (Málaga) y el Hospital de San Juan

San José con el Niño.Juan Guraya Urrutia.

Iglesia del Hospital de San Juan de Dios,

Santurce (Vizcaya).

En efecto, en el grupo de Guraya, San Jo-sé observa con semblante algo apenado lagranada que el Niño le muestra. Se deja asíentrever que el santo es plenamente conscien-te del futuro martirio de Cristo, pero tambiénde su Resurrección. De hecho, la granada essímbolo de esa nueva vida que sucede a lamuerte, es un concepto regeneracionista to-mado precisamente de la tradición greco-lati-na y del mito de Perséfone. Pero es que, ade-más, esta idea de feracidad tiene un significa-do ulterior relacionado con el hecho de que lagranada sea el principal atributo iconográficode San Juan de Dios. En efecto, según cuenta

el suceso más conocido de su hagiografía, elsanto se encontraba en Málaga cerca de un pa-raje llamado Fuente de la Aldefilla, en Gaucín,cuando el Niño Jesus se le aparece y le revela sumisión hospitalaria con la frase «Granada serátu Cruz». El episodio quedará tipificado en la ico-nografía y la granada crucífera pasará a conver-tirse en emblema de la Orden. De esta forma, lagranada hace referencia a la propia ciudad an-daluza donde «todo comienza», al tiempo que lapropia morfología de esta fruta recreará esa no-ción de plenitud que engloba a la gran familia«juanina». Además, esta forma globular ha sidoa veces entendida como una representación delmundo, lo que pone de manifiesto la dimensiónuniversal de la asistencia que prestan los herma-nos hospitalarios, ofrecida sin distinción. Final-mente, el humilde aspecto de su corteza en con-traste con su rico y jugoso interior resultará muyilustrativo del doble carisma de pobreza y cari-dad que caracterizó siempre a la Orden.

En definitiva, nos encontramos ante unahermosa pieza donde San José ha sido repre-sentado, una vez más con toda la dignidad quele corresponde. Al mismo tiempo, se pone demanifiesto su identificación con la idea de cari-dad y su patrocinio directo sobre todos aquellosque la ejercen, especialmente sobre los herma-nos de San Juan de Dios. A modo de reconoci-miento, éstos darán cumplido testimonio de ladevoción que le rinden encargando su imagen yreservando para ella un espacio privilegiado enel que tal vez fue uno de los hospitales más sig-nificativos de la Orden en España.

SANDRA DE ARRIBA CANTERO

Dra. en Historia del Arte

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para la parroquia de San Sebastián dede Dios de Santurce (Vizcaya)

San José con el Niño.Juan Guraya Urrutia.

Parroquia de San Sebastián,Coín (Málaga).

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El Padre Jerónimo Gracián de laMadre de Dios nació en Valladolidel 6 de junio de 1545 en el seno de

una familia distinguida y humanista, elcuarto de veinte hermanos. Su padre era se-cretario del Emperador Carlos V y su madreera hija del Embajador del rey de Polonia enEspaña. Humanamente muy dotado de cua-lidades y talentos, hizo brillantemente susestudios en los jesuitas y en la Universidadde Alcalá.

Fue ordenado sacerdote a los 24 añosen las circunstancias que describe SantaTeresa en el capítulo 23 de su libro de lasFundaciones. Ingresó en la Orden de Car-melitas Descalzos por ser la Orden de laVirgen, de quien era devotísimo y por lasoraciones de Santa Teresa y sus monjas,

tomó el hábito el 25 de marzo de 1572 y alaño siguiente hizo la profesión religiosa.

Se encontró por primera vez con SantaTeresa en el Carmelo de Beas de Segura elaño 1575, cuando ella tenía 60 años y el 30.Un encuentro muy deseado por ambas par-tes. Con anterioridad solo se habían comu-nicado por carta. Estuvo muchos días enBeas y todo el día, fuera del tiempo de misay de comer, lo gastaban en comentar las co-sas de la Orden. Se confesaron mutuamenteabriéndose los corazones, comunicando losespíritus sin encubrirse nada. Se establecióuna empatía admirable, que duró toda la vi-da. Recordando este encuentro, la Santa ha-ce un panegírico muy laudatorio del P. Gra-cián, en dicho capítulo 23 del Libro de lasFundaciones. Dice de él lo que no dijo nun-ca de nadie. Es cabal a mis ojos y para no-sotras mejor de lo que hubiéramos podidopedir al Señor. Perfección con tanta suavi-dad yo no la he visto nunca. Por ningunacosa quisiera haberlo dejado de ver y tratartanto. Y al P. General de la Orden escribeese mismo año: Gracián es como un ángel.El P. Gracián a su vez quedó tan cautivadoy ganado por la Madre Teresa y por su aplo-mo, que dice: Quédele tan rendido que des-de entonces ninguna cosa hice grave sin suconsejo.

La vida del P. Gracián fue una vidamuy movida y muy ajetreada. El año de1581 los carmelitas descalzos quedanconstituidos en Provincia aparte y el P.Gracián fue nombrado el primer Provin-cial, convirtiéndose así en el personajemás importante de la Reforma de Santa Teresa. Las cartas cruzadas con la MadreTeresa son numerosas, como los viajes quetiene que realizar.

MEMORIA-RECORDATORIOGran devoto

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Dotado del don de la predicación vade una parte a otra de España predicando,tanto que en alguna ocasión la Madre Te-resa le llama al orden con corazón de ma-dre.

La hostilidad y la envidia le asaltarondesde su entrada en el Carmelo Reforma-do, se agrandaron rápidamente y se convir-tieron en un margo contrapeso al afecto especial que le tiene y demuestra Santa Te-resa de Jesús.

Después de la muerte de Santa Teresafue perseguido por los rigoristas del P. Do-ria que no pararon hasta expulsarle injusta-mente de la Reforma el 12 de septiembrede 1592, con el mandato imperativo de en-trar en otra Orden menos en la de los car-melitas calzados. Marchó a Roma, dondele aguardaban nuevas persecuciones. Enun viaje entre Gaeta y Roma fue apresadopor unos corsarios turcos que con un hierroincandescente le grabaron la cruz en laplanta de los pies para que siempre que pi-sase hollase la cruz de Cristo. Fue llevadoa Túnez y aprisionado; varias veces estuvoa punto de ser quemado vivo.

Rescatado de la esclavitudturca después de año y mediode prisión, volvió a Romadonde el Papa Clemente VIIIle rehabilitó completamente yordenó que fuese recibido enlos carmelitas calzados. Estoocurría en 1596. El P. Generalle concedió inmediatamenteel uso del título de Maestro dela Orden y Clemente VIII lafacultad de poder seguir enella el rigor de la observanciade la Reforma.

Entre otros triunfos el Papa le nombrópredicador oficial del Año Santo de 1600en Marruecos y así tuvo la ocasión de per-manecer en España varios años y en 1607marchó a Flandes, llamado por el Archidu-que Alberto, su amigo. Murió en Bruselasel 21 de septiembre de 1614 en olor degran santidad a los 69 años de edad. Fueenterrado delante del altar mayor de laIglesia de los carmelitas calzados. Estántrabajando en la causa de su canonizaciónlas dos Órdenes conjuntamente.

El P. Gracián fue devotísimo de la Vi-ren María y de su castísimo esposo San Jo-sé. Él mismo nos dice que admitió escribirel Sumario de las excelencias del gloriosoSan José, esposo de la Virgen María, la Jo-sefina, encargado por los carpinteros deRoma, con mucho contento por haberlo te-nido a San José como abogado toda mi vi-da y por haber confesado a la Madre Tere-sa algunos años. Entre sus devociones se-ñala la devoción a San José y asegura queprofesa esta devoción a Santo «por causade la Madre Teresa de Jesús, que le fue

muy devota». «Querría persua-dir a todos que fuesen de votosde San José por la experienciaque tengo de los bienes que al-canza de Dios», escribe ella.

Valgan estas líneas comohomenaje a este grandísimocarmelita, devotísimo de laVirgen María y de San José eneste 400 aniversario de sumuerte en olor de santidad yque le veamos pronto beatifi-cado.

P. Román Llamas, ocd

DEL P. JERÓNIMO GRACIÁN,de San José

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Una tarea como ésta, conviene que nopasemos de largo ante ella. De ahí, la ne-cesidad de detenernos para entenderla:

m Una escuela integradora es la que for-mula de una manera operativa la di-versidad en los aprendizajes y la mul-tiplicidad de ritmos madurativos de lapersonalidad. Y hace una llamada desensibilización individualizada: quecada niño es único y distinto.

m La integración en el aula, convoca alos padres de todos los alumnos y a lasociedad a orientarse hacia una nuevacomprensión de la educación. Com-prensión que les capacita para unamayor disponibilidad y adaptabilidad,poniendo en juego una creatividadmás amplia a la hora de ofrecer nues-tros recursos.

m Una tarea educativa en clave de inte-gración, suscita un nuevo abordaje deeste quehacer, haciendo más conscien-tes de su misión a todos los agentes

educativos que están acompa-ñando al niño. Es todo un despliegue de imaginacióneducativa lo que se produceen los que están ocupados eneste campo. Muchos de nues-tros recursos educativos que-darían, como ocultos, de noexistir esta estimulación delalumno necesitado.

m La integración sólo es tal,cuando va más allá denuestras consideracionesy se instala en concrecio-nes reales en el plano denuestro propio quehacer.

Constantemente y desde muchos án-gulos de visión hablamos de una edu-cación integrada e integradora. Unquehacer educativo que pretenda daruna respuesta coherente a las necesida-des educativas de todos y cada uno delos alumnos.

Plantearse un proyectoeducativo de este calibre esabrirse incondicionalmen-te a todo ese mundo com-plejo y variopinto de nece-sidades. Es sintonizar conlas raíces más profundasde las aspiraciones hu-manas. Es un proyecto deNormalización, que inten-ta evitar a toda costa losexclusivismos y los apar-camientos de seres huma-nos en la gran tarea del cre-cimiento personal.

NOS EDUCAMOS JUNTOS…NOS EDUCAMOS JUNTOS…

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Nos compromete y nos hace salir denuestras idealizaciones educativas.Nos hace pisar tierra en educación.

m Con la integración no se quiere homo-logar a los niños: hacerles a todos lomismo. NO. Con la integración sepretende que TODOS puedan serELLOS MISMOS. Cada uno es únicoy distinto.

m En esta tarea de integración nadietiene espacio para ser franco-tirador.Todos tienen que sentirse operativosen torno a este Niño. No podemostransferir responsabilidades educati-vas. Necesitamos avivarlas para quetodos y cada uno nos sintamos im-plicados.

m La integración nos invita a cada mo-mento a una actividad en plan de pro-ceso. A establecer objetivos a corto,medio y largo plazo. En este campoestá prohibido apretar el aceleradoreducativo por las exigencias de loscontenidos.

m No pretendo con este detenimientocerrarme a otras consideraciones, tanválidas como las expuestas. La inte-gración es una realidad tan abiertaque siempre nos está abriendo hori-zontes educativos.

Queremos que la integración entre porla puerta grande de nuestro quehacer. Por-que sabemos que educándonos juntosaprendemos mejor.

¡Bienvenido el NIÑOcomo ÚNICO y DISTINTO!

FRANCISCO A. SEVILLANO SEVILLANOPsicólogo

VIVE MEJOR TU VIDA

HACER DE ÁNGEL,HACER DE MENSAJERO

Durante la ceremonia del entierro de losrestos mortales de la actriz Audrey Hep-burn, en el pueblo suizo de Tolochenaz,

quien presidía el acto religioso manifestó: «Diosha recibido en el cielo a otro ángel».

Todos los presentes sabían que la actriz habíadedicado bastantes años de su vida, y principal-mente los últimos, a hacer de ángel hacia los niños hambrientos de Somalia, cuando ella lesllevaba asiduamente –y, mientras su salud lopermitió, personalmente– alimentos, medici-nas, consuelo, atención, afecto y ternura, comohan hecho y hacen muchas personas buenas detodo el mundo; por ejemplo, nuestros misione-ros y voluntarios que están en el Tercer y Cuartomundo.

El nombre de los ángeles –escribe el teólogoLéon Dufour– no es un nombre de naturaleza,sino de función: en hebreo «mal’ak» y en griego«angelos» significan «mensajero». San Pablo(Hch. 1,14) dice: «Dios envía ángeles en favorde los hombres».* Hace de ángel quien se acerca y hace compañía

a quienes padecen. * Hace de ángel quien con su palabra aporta

consuelo. * Hace de ángel quien cura y pone bálsamo a las

heridas. * Hace de ángel quien presta un servicio. * Hace de ángel quien enjuaga una lágrima. * Hace de ángel quien reparte a manos llenas to-

da clase de bienes. * Hace de ángel quien es portador de paz y de

ternura a los allegados y a los más necesitados.

JOSÉ MARÍA ALIMBAU

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José, esposo de María,guardián del Divino Amor,yo te encomiendo mi vidami muerte y mi salvación.

Jesús a Ti te escogió,para ser su Padre en la tierra.Como hombre, justo y piadosohas cumplido esta tarea.

Cuando concibió Maríapor obra del Espíritu Santo,estabas desconcertado, porque tú no lo sabíasy deseabas huir, pero sin hacerle daño.

La voz divina del ángelque en sueños se te apareció,disipó todas tus dudasy cambiaste de opinión.

El hijo del carpintero,a los doce años cumplidosya comienza a predicar¿Qué cosas le enseñarías,José en la carpintería,hasta qué dejo el hogar?

Margarita Pérez

POESÍAA SAN JOSÉ

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San Josef bienaventurado no tuvo queconsultar al hombre sobre su sueño,pues fue tan clara la revelación y tan lle-na de lumbre, que ni preguntó si era án-gel de Dios o no, como Gedeón; ni lo dejóde conocer, como los padres de Sansón;ni dudó, como Zacarías; ni pidió señal,como Gedeón.

No dudó, ni pudo dudar, por la gran-de evidencia de la revelación; mas recuerda tan alegre, y más que antes es-taba penado, y con corazón tierno damuchas gracias a Dios porque le habíalibrado de la huida que quería hacer, yconócese por muy indigno de haberleDios hecho ayo de su Hijo y esposo de laMadre de Él; y entrañablemente le dolíade no la haber conocido y del haber sos-pechado, y, pidiendo de ello perdón aDios, se fue a lo pedir a la Virgen. Y mi-

rándola ya con ojos alumbrados porlumbre del cielo, parecíale tan alta –co-mo en la verdad lo es–, que ni se teníapor digno de estar delante de ella y enuna casa con ella; y, arrojado a sus pies,regaba la tierra con lágrimas pidiendoperdón; y la Virgen se arrojó a los piesde él, rogándole se levantase y esforzasea servir a Dios en el negocio que le habíaencomendado.

Reventábale al santo Josef el corazónde ver tanta humildad, tanta caridad ytanta virtud en aquella Señora que poresposa le había sido dada. Y cuandoconsideraba que era madre de Dios,agotábasele el juicio, salía de sí con ad-miración y el corazón no le cabía en elcuerpo, y la ternura y lágrimas no le de-jaban hablar, y daba alabanzas a Dios,que lo ha tomado por marido de la Vir-gen, y ofrecíasele por esclavo. Y puesSan Juan Baptista, encerrado en el vien-tre de su madre, conoció y adoró al Hijode Dios humanado, que estaba escondi-do en el virginal vientre de nuestra Se-ñora, ¿con qué reverencia, humildad yamor adoraría el santo Josef al benditoNiño Jesús, siendo informado que esta-ba en el vientre de nuestra Señora?¡Cuán rico, cuán gozoso estaba el santovarón con verse diputado para servir atal Hijo y tal Madre! ¡Y por cuán indig-no se tenía y cuán chiquito se parecíapara servir a tales Señores! Y como tal,pedía con grande instancia particularlumbre, prudencia y diligencia, y todasaquellas virtudes que, para conversarcon Dios hecho hombre y con su Madrebendita, Dios sabía que había menester.En grande tribulación había estado;

SAN JUAN DE ÁVILA (1500-1569) (VI)

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1818

mas sin comparación fue mayor estodulce que lo otro fue amargo. Y aunquecada vez que pensaba en aquesta mer-ced era su gozo y agradecimiento muygrande, mas como esta vez fue la prime-ra que tal nueva supo, y como vino sobretribulación, que es salsa para que laprosperidad sea más sabro-sa, y juntábase a esto la con-solación que la Virgen teníade ver consolado a su esposo,y las gracias tan agraciadas yalegres que daba a Dios por-que después de tal tempestadhabía traído tal bonanza enla mar de sus corazones.

Resultaba de todo estotanto gozo y admiración enel corazón del santo Josef,que no sabía qué hacer nidecir, sino rogar a los ánge-les y suplicar a la Virgen su esposa quediesen por Él alabanzas a Dios y le al-canzasen gracia para conocer y agrade-cer tales mercedes, que sobrepujaban asu merecimiento. Consolábalo en estetemor la sacratísima Virgen María,ofreciéndole sus oraciones y persua-diéndole a que tuviesen entrambos con-fianza en la misericordia de Dios, que

AGRADECIENDO GRACIAS Y PIDIENDO FAVORES

OREMOS POR NUESTROSDIFUNTOS

BECEDAS, Rosa González Antona.

MADRID, Mª Mercedes González, 20 €;MUCIENTES, Una devota, 10 €; SALA-MANCA, Mª Asunción Miguel, €; TO-RRALBA DE OROPESA, Albina Suá-rez, 13 €; VALLADOLID, Manuel Tejón,10 €; Nicolás, 3 €.

GIROS RECIBIDOS

LUQUE.

MISAS

TORRECILLA DE LA ABADESA, 6 misaspor Marina. NAVA DEL REY, 1 misa porÁngel de la Fuente.

pues por su sola bondad los eligió parael servicio de su Hijo, les daría graciapara bien lo hacer, de manera que fueseÉl glorificado y amado. Contó el uno alotro el dulce nombre de Jesús que el án-gel les había dicho que pusiesen al Niñodespués de nacido; y fue muy particular

gozo entre ellos de oír nom-bre tan excelente y consola-tivo como es Jesús, quequiere decir Salvador, y, co-mo el ángel dijo, Salvadorde pecados. Y así creo que elsanto Josef, por gozar delbien de este nombre, searrojó en el suelo suplican-do al Niño Jesús le perdona-se sus pecados y diese graciapara no le ofender. La Vir-gen, su esposa, no pidió per-dón, porque no pecó; mas

conociendo que, por los méritos del Ni-ño Jesús, ella había sido libre de todopecado, hízole reverencia y díole entra-ñables gracias, como si le hubiera per-donado todos los pecados que ella hubiera hecho si Dios no la hubieraguardado. Este fin tienen los trabajos enque Dios pone, trocándolos en dobladoplacer; y así se acaba el santo evangelio.

(CONTINUARÁ…)

–Toc, toc.–¿Quién eres?–Abraham.–No, hasta que nos digas quien eres.–¡Abraham!–Solo dime quien eres.–¡¡ABRAHAM!!–Lo siento, pero no te abro si no me

dices quien eres.* * *

–Oye, ha muerto Amparo.–¡Vaya! Lo siento mucho. ¿Y cómo es-

tá su marido?–Desamparado.

* * *El jefe es un empresario, nuevo rico y

no muy culto:–Señorita, escriba una nota –ordena a

su despampanante secretaria– citandoa reunión a todo el personal para el vier-nes.

–¿Cómo se escribe viernes con «v» ocon «b»? –pregunta la secretaria.

El jefe se rasca la cabeza:–Bueno… ¡Vamos a cambiar la reu-

nión para el lunes!

Manolo está trabajando y le dice sujefe:

–Oiga ¿No va al velatorio de su sue-gra?

Él le contesta:–No, jefe, primero el trabajo y des-

pués la diversión.

–Te vendo un caballo.–Y ¿para que quiero yo un caballo

vendado?* * *

–Capitán, ¿puedo desembarcar por laizquierda?

–¡Se dice por babor!–Por babor, ¿capitán puedo desem-

barcar por la izquierda?* * *

–Camarero, camarero, ¿tiene ancasde rana?

–Sí.–Pues pegue un alto y tráigame un

café.* * *

Un filósofo va a visitar a otro que tie-ne gran fama de sabio, y le hace unapregunta a la que lleva dando vueltasdesde hace unos años:

–¿Cómo te explicas que tenga yo labarba blanca mientras que los cabellosde la cabeza siguen siendo negros?

–Es muy sencillo –contesta el sabio–¡Has trabajado más con las mandíbulasque con el cerebro!

* * *–Señorita, ¡eh usted!, la rubia.–Sí, ¿es a mí?–Le comunicamos que su avión viene

demorado.–¡Ay! ¡Qué lindo! Ese es mi color fa-

vorito.

POR FAVORRíaseRíase

ESTUDIOS JOSEFINOSRevista de investigación y de información sobre la presencia de San José:

APARECE DOS VECES AL AÑOSUSCRIPCIÓN: 22 €. Misma dirección que «EL MENSAJERO DE SAN JOSÉ»

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EL MENSAJERO DE SAN JOSEP P. C A R M E L I TA S D E S C A L Z O S

Teléf. 983 33 01 69

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