el neoclacisismo

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NEOCLACISISMO Maialen Olea

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Es un trabajo sobre la literatura del siglo XVIII

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NEOCLACISISMO

Maialen Olea

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1-CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SIGLO XVIII

-El siglo XVIII fue un siglo de crecimiento y de desarrollo económico en Europa.

-los cambios económicos no fueron seguidos de transformaciones en el sistema político absolutista ni en la sociedad estamental del Antiguo Régimen.

- la población europea creció con rapidez y de manera constante .se debió a dos causas:

El descenso de la mortalidad.

El aumento de la natalidad.

-El desarrollo demográfico estimuló el crecimiento económico:

Revolución agrícola. Iniciada en Inglaterra, se benefició de los nuevos conocimientos científicos.

Industria. A partir de 1760 aparecieron en Inglaterra las primeras fábricas en las que se utilizaban máquinas, lo que multiplicó la producción.

Comercio. Inglaterra acaparó la mayor parte del comercio internacional.

-Tras la guerra de Sucesión española , la paz de Utrecht estableció un nuevo orden político en Europa que habría de durar un siglo.

-Los reyes europeos del siglo XVIII, con la excepción de los monarcas constitucionales ingleses, siguieron siendo absolutistas. Sin embargo, las transformaciones económicas y sociales y las nuevas ideas de la Ilustración obligaron a la mayoría de los monarcas a introducir reformas.

Los déspotas ilustrados:

Reforzaron su autoridad frente a la Iglesia. Fortalecieron el poder militar. Estimularon el desarrollo económico.

Promovieron la cultura y la educación.

Sin embargo, no quisieron reducir su poder absoluto ni acabar con los privilegios de la nobleza, lo que provocó el descontento de la burguesía.

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Entre los déspotas ilustrados destacaron Carlos III de España .

-El Antiguo Régimen era el modelo de sociedad heredado de la Edad Media, en el que la población se dividía en tres estamentos, representados en los parlamentos tradicionales: la nobleza, el clero y el tercer estado, compuesto por la burguesía urbana, los artesanos y los campesinos.

-A lo largo del siglo XVIII se produjo el choque entre la sociedad estamental, caracterizada por el sistema de privilegios legales y políticos, y la nueva sociedad burguesa y capitalista, impulsada por los cambios económicos y las nuevas ideas de la Ilustración.

-El descontento de los intelectuales ilustrados y los burgueses hacia la rigidez del despotismo ilustrado fue una de las causas de las revoluciones de final de siglo.

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El siglo XVIII ofrece un interés histórico indudable; marca el límite entre el “Antiguo Régimen” y los comienzos del mundo contemporáneo. Supone, al mismo tiempo, una revisión de las ideas y valores sobre los que se había basado hasta entonces la cultura europea. Se produce una revolución en el pensamiento de Occidente, un examen de los cimientos religiosos y políticos y un intento de renovación en todos los ámbitos. Es el “Siglo de las Luces”, en el que impera un gran movimiento intelectual y renovador que rige los destinos del siglo XVIII: La Ilustración.

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2.LITERATURA

La literatura española de este periodo no alcanzó las cotas creativas de las centurias anteriores; la nueva realidad sociopolítica requería una literatura más racional, más educativa y con mayor contenido ideológico.

Se establece una lucha entre los escritores aferrados a las tradiciones barrocas y los que quieren amoldarse a innovaciones. A pesar de todo, la literatura se convierte en vehículo de transmisión de las ideas ilustradas. Su finalidad es ser útil a la sociedad con el fin de mejorarla y modernizarla. La mesura y la razón triunfan frente a la imaginación de épocas anteriores.

Escritores del siglo XVIII:

JOSÉ CADALSO Y VÁZQUEZ (1741-1782)

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José Cadalso y Vázquez (1741-1782), hijo de un rico comerciante, recibió una esmerada educación. Estudió en Cádiz y Madrid y completó su formación viajando por Europa, lo que le permitió conocer la literatura francesa e inglesa de su época. Tras su vuelta a España, siguió la carrera militar y alcanzó el grado de coronel poco antes de su muerte, que tuvo lugar durante el sitio de Gibraltar.

Tuvo amores con la actriz María Ignacia Ibáñez. El dolor de Cadalso por la prematura muerte de la actriz en 1771 dio lugar a una leyenda de tono romántico que quiso ver en los macabros sucesos recreados en las Noches lúgubres una confesión autobiográfica.

Cadalso es valorado hoy por sus obras en prosa, en las que se muestra como un autor original, que experimenta con diferentes moldes narrativos relacionados con distintos géneros de la literatura española. Las más importantes son Cartas marruecas y Noches lúgubres..

-Las Cartas marruecas son un conjunto de epístolas escritas entre 1768 y 1774, que se intercambian tres corresponsales: Gazel, un joven marroquí que realiza un viaje por España, Ben-Beley, su preceptor; y Nuño, español que sirve de amigo y guía a Gazel. Cadalso se  vale del recurso de la “mirada del extranjero”, que permite ofrecer una visión crítica de la sociedad, las ideas y las costumbres nacionales.

- Las Noches lúgubres fueron publicadas tras la muerte del autor, y alcanzaron una gran popularidad, que se incrementó durante el periodo romántico. La obra es un diálogo entre un enamorado, cuya amada ha fallecido, y un sepulturero. En él se narra cómo Tediato, loco de amor por su amada, quiere desenterrar su cadáver para llevárselo a casa y morir junto a él prendiendo fuego a su vivienda.

 LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN (1760-1828)

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Leandro Fernández de Moratín nació en Madrid en 1760 y su padre fue escritor también. Fue secretario de la Interpretación de Lenguas y director de la Junta de Reforma de los teatros. Aunque cultivó diversos géneros, la indiscutible autoridad de Moratín se manifiesta en la comedia, donde supo juntar la estricta ideología neoclásica con el éxito popular. Para él, la comedia debe perseguir por encima de todo una finalidad didáctica y ha de ridiculizar los comportamientos que nacen de la barbarie, la ignorancia y las malas costumbres. Su producción dramática se limita a cinco comedias: El viejo y la niña, El barón, El sí de las niñas, La mojigata y La comedia nueva o el café.

El sí de las niñas es la obra maestra de Moratín. Respeta todas las normas del teatro neoclásico: la regla de las tres unidades, la verosimilitud y la finalidad didáctica. Moratín critica los matrimonios concertados en los que una joven se desposa con un hombre mucho mayor que ella por decisión de sus padres y defiende el derecho de las mujeres a escoger libremente la persona con la que quieren casarse.

2.1 PROSA Tendencias de la prosa en el siglo XVII

a-La prosa didáctica

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En la prosa del XVIII, se cultivó fundamentalmente el género del ensayo, el mejor medio para la difusión de las nuevas ideas y para los propósitos didácticos y reformadores de los ilustrados. Los ensayos son textos en prosa en los que se tratan distintos temas reales -políticos, económicos, culturales, sociales, etc... desde la opinión del escritor. Los ensayistas más destacados del siglo XVIII fueron Benito Jerónimo Feijoo y Gaspar Melchor de Jovellanos. Junto a estos autores destaca Ignacio Luzán, autor de la Poética.EscritoresGaspar Melchor de Jovellanos

 

Jovellanos tiene una abundante obra en prosa, aunque son escasas sus composiciones de carácter puramente literario. Entre las obras didácticas más representativas están la Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos y diversiones públicas y el Informe sobre la ley agraria, en los que plasma su ideario político y social reformador. Jovellanos consigue combinar en sus escritos la intención didáctica y crítica con un estilo que muestra una gran sensibilidad artística.

Gaspar Melchor de Jovellanos es el prototipo del español ilustrado. Además de obras de carácter técnico como el Informe sobre la Ley Agraria, y la Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos, son interesantes sus Diarios, no sólo por ser un género poco frecuente en la literatura española sino por las líricas descripciones de los paisajes españoles.

Benito Jerónimo Feijoo

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Benito Jerónimo Feijoo recoge sus ensayos en dos extensas obras: el Teatro crítico universal y las Cartas eruditas y curiosas. En ellas el autor trata, con una perspectiva racionalista, todo tipo de temas, desde problemas de filosofía hasta cuestiones cotidianas. La finalidad que persigue Feijoo es claramente didáctica, ya que pretende divulgar el conocimiento, criticar las costumbres de la sociedad española de la época y desterrar las supersticiones.Se muestra preocupado por la crisis política y cultural de España, por su atraso científico y la corrupción de las costumbres. Su propósito es escribir para el vulgo y convencerlo de la necesidad de cambiar mediante la presentación de sus errores. «Mi profesión -dice- es curar errores», y se define como un «desengañador del vulgo».

Para hacer comprender sus ideas, Feijoo supo renunciar a la complejidad argumentativa que imperaba en las universidades de la época y crear un estilo propio, de fácil lectura y comprensión. Para lograrlo, organizaba las ideas sobre cada tema de modo que se pudieran examinar todos los argumentos posibles, favorables y contrarios, y recurría a múltiples ejemplos y anécdotas que hicieran las ideas cercanas y accesibles. En ese sentido, es el precursor en España del ensayo contemporáneo.

b-La prosa de ficciónEn el siglo XVIII, la novela abandonó el ámbito de la ficción para ponerse al servicio del análisis de la realidad y la crítica de las costumbres. En esta decadencia del cultivo de la novela colaboran varios factores, como la actuación de la Inquisición, el agotamiento de las formas narrativas del siglo anterior y la influencia de las ideas ilustradas centradas en el didactismo y utilitarismo de la literatura. Dentro de la prosa narrativa cabe destacar, sin embargo, a algunos autores, como Diego de Torres Villarroel, cuya obra más importante es su autobiografía novelada Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor don Diego de Torres Villarroel, y José Francisco de Isla. Sin embargo, el autor más relevante de la época es José Cadalso.Durante el siglo XVII disminuye la prosa creativa y aumenta mucho la ensayística, por ser el tipo de prosa que mejor se adapta al propósito didáctico de toda la literatura ilustrada. La Ilustración propone una literatura sencilla, que llegue al mayor número posible de personas y que sea didáctica, esto es, que enseñe. En el XVIII se produce un gran desarrollo del periodismo y este cauce se utiliza para la difusión de las ideas. La finalidad de los periódicos en este siglo XVIII es educativa y divulgativa, más que informativa.

Entre los ensayistas más conocidos de la época hay que destacar a Feijoo y a Jovellanos.

Fray Benito de Feijoo. En sus dos obras más importantes Teatro crítico universal, para desengaño de errores comunes, y Cartas eruditas, trata una pluralidad de temas que van desde la política al folklore, pasando por la literatura y la astrología. En

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todas ellas defiende la verdad y lucha contra las numerosas supersticiones de la época, tratando a la vez de mitigar el gran retraso de España con respecto a Europa. El apasionamiento en la defensa de sus ideas le llevó a grades polémicas, aunque al no poner en cuestión la doctrina de la Iglesia no fue perseguido por la Inquisición.

José Cadalso. Además de Los eruditos a la violeta, sátira contra los seudo intelectuales de la época y de las Noches Lúgubres, un relato novelesco que anuncia el romanticismo, la obra fundamental de Cadalso son las Cartas Marruecas, que aparecieron primero en la prensa para se más tarde recogidas en un libro. Las obras en forma de cartas dirigidas a personas reales, o a personajes ficticios, es un género muy abundante durante el siglo XVIII, ya que servía perfectamente para ejercer la crítica a las costumbres y a las ideas, siguiendo el modelo que Montesquieu había inaugurado con las

2.2 LÍRICA

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Juan Meléndez Valdés Era de un humilde origen; viajó a la corte para estudiar bajo la tutela de su hermano mayor, y más tarde ingresó en los Reales Estudios de San Isidro. Finalmente empezó Leyes y escribe sus primeros poemas. Frecuenta las tertulias poéticas, en especial la de Delio, y la de Cadalso, quien le introdujo en la cultura francesa.

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2.3 TEATRO

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Tendencias del teatro en el siglo XVIIIEn los primeros años del siglo XVIII, el teatro siguió el modelo barroco marcado por Lope de Vega y, especialmente, por Calderón de la Barca. En él tienen especial importancia

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las comedias de magia y de santos, caracterizadas por la complejidad de su escenografía. Este tipo de teatro estaba en contra de la mayoría de los preceptos del arte neoclásico, ya que faltaba a la separación de géneros, a las reglas de las tres unidades y a la verosimilitud.Pronto surgió, como es lógico, la polémica entre los defensores del teatro popular barroco, que tanto gustaba al público, y quienes exigían una renovación guiada por los principios ilustrados. El teatro ilustrado defendía en las obras una intención didáctica y, por tanto, contribuir con ellas a la reforma de las costumbres de la sociedad. Para conseguirlo, restablecen los preceptos clásicos:

Respeto de las unidades de tiempo, lugar y acción. Separación de lo trágico y lo cómico. Verosimilitud en la acción y decoro en el lenguaje.

Este teatro ilustrado fue impulsado desde las clases dirigentes, conscientes de la influencia social del género. Así, se desarrolla una crítica contra el teatro imperante y se toman diversas medidas para regularizar y transformar la actividad teatral en la dirección de las nuevas ideas. Entre ellas estuvo la prohibición de las comedias de santos y de magia y la mejora de los lugares para la representación. De este modo, paulatinamente fue penetrando en escena un teatro de carácter neoclásico que cultivaba esencialmente la tragedia y la comedia y que, salvo casos excepcionales, fue de público minoritario.La tragedia neoclásica se inspira esencialmente en los modelos franceses. Mejor fortuna obtuvo la comedia, que adquiere el éxito popular con las obras de Leandro Fernández de Moratín a finales de siglo. Estas dan origen a lo que se conoce como comedia moratiniana. Asimismo, destacó la producción teatral de Tomás de Iriarte con obras como El señorito mimado y La señorita malcriada.Junto con el teatro neoclásico y el posbarroco tiene una especial aceptación un género menor: el sainete. En él se representan las costumbres de la época desde una perspectiva cómica o satírica. El máximo representante de este género en el siglo XVIII fue Ramón de la Cruz.

Leandro Fernández de Moratín y El sí de las niñas 

El teatro de Leandro Fernández de Moratín (Madrid 1760-París 1828) está marcado por preceptos neoclásicos, como el didactismo y el respeto a la regla de las tres unidades.Sus principales obras son La comedia nueva o El café (1792) y El sí de las niñas (1806). Pero, además de estas, Moratín escribe El viejo y la niña (1790), El barón (1803) y La mojigata (1804).La comedia nueva o El café es una sátira en la que el autor critica las obras teatrales de ascendencia barroca que aplaudía el público de la época y propone la reforma del teatro. Estas ideas se reflejan en un caso concreto: el fracaso de una disparatada obra, El cerco de Viena, escrita por don Eleuterio, un autor de escaso ingenio.El sí de las niñas se estrenó en enero de 1806 y obtuvo un gran éxito. En ella se plantea el conflicto que provoca el matrimonio que la autoritaria doña Irene ha concertado entre su joven hija, doña Paquita, y don Diego, un hombre de edad avanzada. Paquita, sin embargo, está enamorada de don Carlos, que a su vez también la ama. Esta trama que, en principio, puede asemejarse a la de cualquier comedia de enredo barroca, tiene un desarrollo mesurado que se ajusta a los moldes neoclásicos: con coherencia, verosimilitud y sin sorpresas.

El tema central de la obra es el matrimonio desigual, motivo que aparece con frecuencia en el teatro de este autor. Ya lo había tratado, por ejemplo, en El viejo y la niña.

Externamente la obra, dividida en tres actos, se ajusta a las normas neoclásicas y, por lo tanto, presenta unidad de acción, tiempo y espacio.

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Entre todos los personajes destaca especialmente don Diego. Este ha concertado el matrimonio como medio para asegurarse una compañía en su vejez. Don Diego es inteligente y bondadoso; manifiesta dudas sobre el amor de Paquita y acaba por percatarse del error que supone casarse con alguien que no le ama. Así, en último término, renuncia a ella en un acto de profunda generosidad y de reflexión para proporcionarle a la muchacha la felicidad que merece. Don Diego representa las ideas ilustradas y se muestra capaz de someter su voluntad en virtud de la razón y la justicia.

El sí de las niñas es una crítica a una costumbre específica de su tiempo: los matrimonios de conveniencia entre una joven y un hombre mayor. Las niñas se veían obligadas a mentir con respecto a su voluntad de casarse; y tal y como apunta el título de la obra, acatan la voluntad ajena con un sí que, según expresa el propio autor, es un «sí perjuro, sacrílego». En este sentido, como ejemplo del arte neoclásico, la obra presenta una intención didáctica.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta defensa de la libre elección no es una exhortación a la rebeldía. En la obra, la libertad se hace compatible con la obediencia gracias al uso de la razón.

En esta comedia se presenta, además, una crítica al engaño como conducta social, una de las funestas consecuencias de esta costumbre. El matrimonio no deseado obliga a todos a mentir y a vivir en un ambiente de ocultación y maldad.

Pero El sí de las niñas, como obra cumbre de la literatura neoclásica, adquiere un carácter universal. A través de la historia de ese matrimonio concertado, Moratín plantea cuestiones que afectan a cualquier ser humano, como la necesidad de sentirse dueño de las propias decisiones, las nefastas consecuencias de una opresión injusta o el daño que ocasiona la hipocresía.

El final es ilustrado y aleccionador: se derrota la falsedad y se instaura una situación social propicia para la virtud y la transparencia de los personajes. La luz, que progresivamente aumenta en escena, adquiere un valor simbólico relacionado con el triunfo de lo racional en la vida de sus personajes; es la actuación mesurada y reflexiva, profundamente neoclásica, lo que proporciona un desenlace feliz.