El Oficio de Historiar

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    El Oficio de Historiar

    Luis Gonzlez de Alba

    Entre el 4 y el 9 de julio de este ao tuvo lugar en la Direccin de Estudios

    Histricos del Instituto Nacional de Antropologa e Historia, en un costado de lasalturas del Castillo de Capultepec, un si!posio dedicado a los te!as ge!elos de

    la crnica y la istoria" No por casualidad, el istoriador escogido para a#rir las

    sesiones con un ensayo so#re las peculiaridades de su o$icio $ue %uis &on'(le' y

    &on'(le', autor de )ue#lo en vilo, de %os das del presidente C(rdenas y de su

    propia condicin indisputada co!o el !ayor de los istoriadores vivos de *+ico"

    El o$icio de istoria -ue a-u o$rece!os es el teto con -ue %uis &on'(le'

    inaugur ese si!posio, a la ve' una entrada a la cocina de istoriador !eicano y

    un proyecto de eploracin de esa pasin nacional -ue lla!a!os .el pasado/"

    La invitacin, para desenvolver mi rollo sobre el oficio del historiador recibi unrpido s por una sencilla circunstancia que no por referirse a mi persona voy aocultar. Aproximadamente de !"# para ac me he puesto a construir al$unasobras planeadas de antemano y a planear nuevos libros. %ntran en el primerpropsito al$unas compilaciones de ensayos escritos antes, como sucede con losvol&menes 'ueva invitacin a la microhistoria y La (uerencia, ya publicados, ycon %spa)a y 'ueva %spa)a. *urez en su mole, y +enofobia y nacionalismo enespera de publicacin. %st en la imprenta La ronda de las $eneraciones, y en eltelar, %l linae de la cultura mexicana e -istoria de la historia en la 'ueva %spa)a.

    Las obras recientemente planeadas son iae redondo, casi autobio$rfica/ %l)udo del centenario, sobre 0an *os1 de Gracia veinte a)os despu1s de 2ueblo envilo/ %l brinco de las trancas, sobre los sanosenses transterrados/ -istoria $eneralde 31xico y %l oficio de historiar que es la &nica que deb haber mencionado porser la que viene a cuento en esta ocasin. Aqu y ahora slo presentar1 el plan deun volumen sobre el oficio de historiar. 'aturalmente, el volumen, no aspira aponer en 1xtasis a nadie, a descubrir lo nunca visto, a imponerle otra vereda aloficio ms vieo del mundo. Las meditaciones sobre el qu1 y cmo recordar elpasado suman miles y esta otra no puede pretender la ori$inalidad en $randesdosis. 4asi todo lo que se di$a ser mera repeticin de lo dicho muchas veces porfilsofos que escriben 5filosofas crticas de la historia6 y por historiadores que se

    pre$untan sobre las re$las de su ue$o en tratados metodol$icos o en lasintroducciones de cualesquiera de sus obras. 4on todo, no est de ms en el$remio el volver sobre lo mismo. -abra que tomar a bien que los historiadores demayor edad comuniquen a los nefitos en el oficio sus opiniones sobre 1ste auncuando sean vacilantes, como es mi caso. Al rev1s de lo dicho por el refrn, casitodos experimentamos en cabeza aena. Aunque no sea excepcionalmenteinnovador, el estudioso terco del pasado lo$ra poner un no s1 qu1 diferente en el

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    oficio de historiar. Aunque se le ten$a por presuntuoso, el historiador de los pasestercermundistas debe hablar de cmo le fue en la feria del conocimiento histrico.

    'in$una nacin es tan dada a reconstruir su historia como 31xico. %l 5ahora queme acuerdo6 es un $rito de combate del mexicano com&n y corriente. 31xico, no

    slo en opinin de 7uentes 3ares, es 5el que vive ms la historia6 entre todos lospases del mundo. 4omo quiera, se ha escrito poco sobre las maneras dememorizar del pueblo ms memorioso de la tierra, sobre los talleres de loshistoriadores mexicanos. (uiz me aten$a al teorizar sobre el oficio de hacerhistoria en tierra de indios al hecho de ser parte de una nacin saturada desaberes histricos y seudohistricos, que no de reflexiones acerca de esossaberes. 2arto, pues, de la va$a idea de la necesidad de reflexionar acerca de laproduccin de lo que se consume tanto aqu. Aspiro a ver en conunto losproblemas que hemos sabido plantearnos los investi$adores de la historia de31xico.

    2resupon$o que muchsimos conocimientos se obtienen al trav1s de cientficosque dean muy poco de s en lo averi$uado por sus personas. %s fcil entender elpor qu1 los tratados de ciencias fsico8matemticas o biom1dicas no le dediquennin$&n captulo al carcter, a los valores, a los modos de participacin social y aotras modalidades de fsicos, matemticos, bilo$os, etc1tera, que soninstrumentos transitorios o meros andamios del saber acerca del mundo que nosrodea. %n cambio, es difcil entender un libro de teora y m1todo de la historia queno comience con un anlisis.

    9el historiador encar$ado de traer al presente las acciones pret1ritas porque

    nunca ofrece tales acciones limpias de su polvo y paa. La historia, como se hadicho multitud de veces, es inseparable del historiador. %l oficio de historiar implicauna sociolo$a, una sicolo$a y una 1tica del historiador. 4ualquier reflexin sobreel conocimiento histrico ha de empezar sobre la matria, la patria, la crianza, losestudios, los intereses, los motivos, el temperamento, las costumbres y el carcterdel historiador tpico de una cultura y un ahora, pues es muy notoria la parte de lossentidos y la emotividad del estudioso al evocar el pasado.

    4uando me vea en el brete de describir al historiador que necesariamente sereflea en su obra pensar1 en los historiadores que me rodean, en los practicantes

    de la historia en 31xico que tienen al$unos ras$os que les son propios y otroscomunes. %l historiador que describa no ser del todo i$ual al descrito por lostratadistas europeos. %ste ser un historiador que rara vez osa brincarse lasfronteras de 31xico, no por nacionalista, s por temor a ser coscorroniado si sesale de su corral. 3e ocupar1 del historiador compatriota muchas veces resentido,y sin duda nin$uneado por los extraneros aunque trata de parecerse a susnin$uneadores. 9e hecho, el historiador de aqu y ahora es cada vez ms

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    parecido al de los pases poderosos/ es un historiador standard o casi en esta1poca de personalidades standarizadas.

    Los muchos historiadores amateurs que todava tenemos tienden a extin$uirse ydearle todo el campo de la historia mexicana a los profesionales que son casi

    todos de la especie abea. Antes ms que ahora confibamos con muchoshistoriadores hormi$a, conservadores por culpa de sus buenos pa)ales,anticuarios que $ustaban de acarrear documentos de los archivos a lasbibliotecas, que hacan ediciones multivoluminosas de fuentes de saber histrico,y con historiadores ara)a, al1r$icos al polvo archival, que preferan descubrirloque pudo haber sido, lo que verosmilmente fue, a fuerza de cavilar, de sacarsepor introspeccin los hilos para teer una telara)a histrica. Ahora abunda ennuestro medio el historiador abea que es tambi1n el importante en el primermundo. %s un hombre consciente de que la miel que deposita en los panales delas bibliotecas no es i$ual a la succionada a las flores de museos y archivos.

    %l historiador mexicano actual que ser el ocupante del primer captulo del oficiode historiar a la mexicana se hace presente en su obra histrica en forma muyparecida el historiador $rin$o, franc1s o ruso. %n t1rminos $enerales, se trata deun hombre cada da ms abundante, muy bien recibido en el memorioso 31xico,cada vez menos consultado por unos $obernantes ahora creyentes en las virtudesde los economistas, cada vez ms atento a su propio beneficio que al de lahistoria, cada vez meor pa$ado por el $obierno, a&n visto con desconfianza por el$remio cientfico y tampoco $rato en la rep&blica de las letras, con la tendencia ala inactividad aunque se sue)e, activsimo hacedor de sociedades, con emotividadsuperior a la media, con inclinacin a la fu$a por el t&nel del tiempo y con unequipo cada vez mayor de len$uas, paleo$rafa, t1cnicas auxiliares de la historia,disciplinas hermanas, vividuras, tours e interro$aciones.

    %s parte muy importante del oficio en cuestin el saber pre$untar y el responderprovisionalmente a las pre$untas hechas. 3e $ustara construir un se$undocaptulo de mi arte de hacer historia a la mexicana con las cuestiones que sueleplantearse y con las im$enes interinas del pasado que acostumbran edificar loshistoriadores de aqu y ahora, que no son muy diferentes a los de fuera y a los depoco antes. La mayor diferencia reside no en las hiptesis sino en el contenido deellas. :n europeo se cree con derecho a pre$untar y hacer hiptesis del pret1rito

    de cualquier pas de la tierra, cosa que no suele pasar con un mexicano. La $entede la expansiva %uropa, si esco$e el oficio de historiador, se equipa paraincursionar en una historia sin fronteras nacionales, en la historia de todos oal$unos pases de Africa, Asia y Am1rica. Los historiadores del defensivo 31xico,si van a otras partes del mundo es para reco$er testimonios de su patria, pues,como es bien sabido, los extraneros no slo se meten en nuestra propia vida sino

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    que tambi1n se han llevado muchas veces testimonios del existir nacional propio.'o toda la dosis de

    Las fuentes de 4lo, que son nuestras, est dentro de los lmites del territoriomexicano. 9e aqu los viaes de los autores de historias pues el historiador de este

    pas es cada vez ms consciente de que no le fue dada la visin directa de suobeto de estudio, como al cronista. ;iene que enterarse de las acciones humanasdel pasado al trav1s de vesti$ios materiales, tradicin oral y expresiones escritas,que pese a la incuria del tiempo, los saqueadores y la polilla, son cada vez msnumerosos y variados. Los primeros historiadores de ac penetraban poco en losido porque slo disponan de la tradicin oral. Los de hoy se meten hasta lacocina del pasado al trav1s de cadveres, de supervivencias, de toda clase detradiciones trasmitidas de viva voz

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    $rin$os y europeos a los historiadores de la vida mexicana porque museos,archivos y bibliotecas de 31xico eran poco menos que inaccesibles. -oy las cosasson distintas. %l apoyo archivstico est en pleno arranque. %l Archivo General dela 'acin y multitud de repositorios provincianos se vuelven accesibles a losinvesti$adores. La masa de datos a nuestra disposicin es demasiado $rande. %l

    ries$o ya no es el de quedar corto en la pepena de noticias sino el de reunir unadocumentacin tan vasta que resulta inmaneable. La facilidad conque hoy selocalizan documentos y se consi$ue reproducirlos comienza a ser el mayorobstculo del oficio de hacer historias. 4omo quiera, se tiene un recurso parasalvarse de la selva de la documentacin, para clasificar y correlacionar montonesde datos. 3e refiero al salvavidas de la computacin.

    2recisamente porque en 31xico no hay una costumbre de crtica de fuentescomparable a la de %uropa, en un arte de historiar para mexicanos deberemacharse la importancia de someter las pruebas de las acciones mexicanas del

    pasado a las cuatro crticas que prescriben los metodol$icos, las crticas deinte$ridad para ver hasta dnde hemos remendado y deportillado nuestrasfuentes/ de autenticidad para no caer en anacronismos y falsas atribuciones delu$ar y autor/ de competencia que nos permita medir las calidades de los testi$os,y de sinceridad para poner en el sitio que se merecen tantos embustes de lahistorio$rafa mexicana.

    9esde el advenimiento a la universidad mexicana del doctor *os1 Gaos, lahermen1utica o comprensin de las fuentes de conocimiento histrico se puso demoda en las escuelas locales para formar historiadores. %n aquel seminario parael estudio de las ideas en -ispanoam1rica, que fund el doctor espa)ol en !@# ydiri$i durante treinta a)os, se hizo una doxo$rafa eemplar que empezaba por ladeterminacin de los sentidos literal e ideal de los textos, se$ua con elrepensamiento de las ideas aenas y a veces iba hasta el descubrimiento demviles y motivos de los pensadores. %n un tratado hecho aqu y ahora sobre eloficio de historiar habr que referirse a ese brote hermen1utico que en el pasadoinmediato permiti un arribo brillante al interior de los aconteceres histricos, al

    u$o de

    La realidad histrica perse$uida por los historiadores, que no es como ustedessaben todo el pasado, que no podra ser todo lo sucedido porque no todo es

    posible ni deseable historiar. %n el cuarto captulo de la obra en proyecto repetiralo comunicado muchas veces en clase> muy pocas acciones humanas de otras1pocas fueron debidamente documentadas, y por lo mismo, muy pocas sonsusceptibles de conocimiento. 2oqusimos hombres de los de antes dearonhuellas suficientes de su trayectoria terrestre. 9e la $ran mayora de los sereshumanos del 31xico colonial y decimonnico slo es susceptible saber el nombrey las fechas extremas de su vida. 4asi todos los prota$onistas y los sucesos

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    histricos son irreconocibles. La mayor parte de lo histrico no es historiable porfalta de documentacin o por estar muy cercano a nosotros. -abr que decir con3onsivis, 5el presente a&n no es historia6. Lo que es visible directamente no caedentro del oficio del historiador contemporneo, se le dea a reporteros y cronistas,es asunto del oficio de cronicar. Lo que a todos les consta, no es competencia de

    los reporteros del pasado.

    %n el oficio de historiar es bsico saber distin$uir en lo historiable lo di$no dehistorizacin. Generalmente los historiadores slo consideran memorables losacontecimientos trascendentes, influyentes o tpicos, aunque no a todos los queexhiben al$unas de esas notas. %n cada 1poca y en cada nacin cambia el criteriode importancia. 3e $ustara mostrar en el cacareado libro, cules han sido lostemas di$nos de recordacin en cada una de las 1pocas de la historia de 31xico.2rometo tambi1n contestar a la pre$unta que me hacen al$unos estudiantes sobretemas que les permitan hacer una tesis equiparable por su asunto a las

    presentadas en la 0oborna o en -arvard, que se ocupe de acaeceres a la modaen el mundo de los honores acad1micos. %l captulo cuarto referir los nuevostemas y ver hasta dnde cuadran con nuestro repertorio de posibilidades ynecesidades.

    Los historiadores profesionales y bien vestidos, si quieren permanecer en elcandelero, si les interesa ser invitados a mesas redondas y con$resos, han deestar a la moda en asuntos di$nos de investi$acin. (uedan fuera ahora sipersisten en resucitar hechos efmeros y no estructuras o tiempos lar$os y sipre$untan por acaeceres calificables, no contables. (uien quiera ser de las mesasde adentro hoy, aunque quiz no ma)ana, que se despreocupe de reyes, leyes ybatallas y se ocupe de altibaos de precios, evolucin de la a$ricultura y laindustria, n&mero de nacimientos y defunciones en tal pas y tales a)os, luchas declases, catstrofes recurrentes, modos de subsistencia, relaciones de produccin,en $eneral, el aspecto econmico y t1cnico del fenmeno humano. La moda,como los ni)os, viene de 2ars, de xford, de 3osc&, de -arvard y otras capitales.

    -ay porciones de lo histrico que a pesar de ser historiables y memorables se hanhistoriado poco por su extrema dificultad de traerlas al presente. %n el mundo de lohistrico abundan los sentimientos, las actitudes, las creencias y las ideas y otrosfenmenos poco menos que intan$ibles. La historia de amantes, iracundos,

    creyentes, pensadores y artistas es muy temida por los buzos del pasado que sedan aires de cientficos. 4on todo, son temas permitidos cada vez ms en %uropay que caen dentro de la tradicin historio$rfica mexicana. %n el pasadoinmediato, las creencias, las ideas, el arte y la literatura mexicanas atraeron anumerosos historiadores de primera fila. Ahora, con el rtulo de historia de lasmentalidades, al$unos de los temas de la anti$ua historia de la cultura, han vueltoa ser bien vistos, principalmente los que se parecen por la forma a los practicados

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    por los clionautas europeos> maneras de mesa, concepciones de la muerte, eldiscurso sobre el sexo, la bruera, la reli$in popular, los mitos y las fiestas.

    tro aspecto insoslayable en el oficio de historiar es el de las divisiones, de larealidad histrica. 0e supone que cada historiador slo puede estudiar

    intensamente min&sculas parcelas del pasado. ivimos en la edad de lasmono$rafas. 'o son bien vistos los enfoques que trascienden una nacin, unaprovincia o un terru)o y un periodo. Los cortes cronol$icos que reciben el eptetode periodizacin merecen captulo especial, el quinto de la obra proyectada. Laperiodizacin es una de las tareas donde hay lu$ar para lucir dentro del oficio delhistoriador. %l hacer parcelas $eo$rficas es menos arduo. ;ampoco cuestamucho trabao trazar lindes 1tnicas o repartir la materia histrica en economa,sociedad, poltica, cultura, etc1tera. %sta &ltima divisin va cediendo el paso a la$eocronol$ica que permite

    La reconstruccin del pasado de trozos completos de vida pasada. (uiz a estose debe el reciente incln hacia la microhistoria que trabaa con espacios muycortos y pocos individuos $racias a lo cual es posible una recuperacin redonda deun tipo de vida que bien puede ser representativo de la sociedad que incluya alterru)o en cuestin. 4omo quiera, reconstruir el pasado no es revivirlo. 2ormin&sculo que sea el obeto de estudio se debe hacer seleccin de hechos, y conlos aconteceres selectos es forzoso recomponer la parcela desarticulada pormedio de una serie de operaciones a las que los pedantes denominan etiolo$a,arquitectnica, estilstica y medios.

    'in$&n historiador les puede decir a sus discpulos> 591ense de explicaciones6.

    5%n la ciencia de la historia 8sola decir el doctor Gaos8 no slo es posible, sinoque parece obli$ada la explicacin por la causalidad final, que es fenmeno de laconciencia humana6. -oy tambi1n se consideran obli$atorias las explicaciones porlas causalidades eficiente y formal. 3uchas veces se dice> %sto sucedi porquehaban sucedido tales cosas. 4on mayor frecuencia se acude a las leyes deldesarrollo histrico para clarificar sucesos particulares. La explicacin histrica eshoy un problema muy trado y llevado en el arte de historiar y bien se merece elcaptulo sexto de un volumen sobre tal arte. %n 1l se tratar de probar que nin$&nacontecimiento histrico es producto de una sola causa. La historia, sin duda, noes un conunto de sucedidos inconexos, pero tampoco ese bloque compacto que

    quieren imponernos las partidarios de explicaciones $lobales. -abr que exponery refutar a los deterministas $eo$rficos, raciales y econmicos. -abr que poneren $uardia contra las morfolo$as para simples que todo lo aclaran a fuerza deciclos, espirales y pro$reso lineal. -abr que descalificar como cientfica a lahistoria que lo explica todo, a la superexplicativa, a la hecha por personas conaires de semidioses, a la perpetrada por los que se sienten autorizados a suprimirla multitud de dudas acerca del pret1rito con la expresin> 5La verdad de las cosas

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    esB6 %n una 1poca que idolatra la ciencia como es la actual, la operacinetiol$ica se vuelve muy difcil para los historiadores.

    'o quisiera en mi so)ado arte de historiar poner retahlas de 5comos6, de cmo hade explicarse, de cmo ha de componerse una disertacin histrica. %n este punto

    me $ustara decir simplemente> estos son los modelos arquitectnicos msfrecuentados. Los historiadores amateurs y sin retorcimientos prefieren el modelitoinventarial, ponen sus noticias en fila cronol$ica, $eo$rfica o sectorial. Lacomposicin pol1mica atrae a los $ustadores de lo dramtico. -oy est muy demoda. Aqu se ofrece en una primera parte la tesis manida acerca de un fenmenohistrico. %n la parte si$uiente se embiste con fuerza la tesis tradicional, y en la&ltima parte, se exhibe la ima$en nueva a la que se ha lle$ado. Las composicionesaxiomtica, comparativa y en profundidad suelen practicarlas los historiadoresmuy influidos por las ciencias sistemticas del hombre.

    'adie i$nora la influencia que eercen hoy las otras ciencias del hombre en laprofesin histrica. Antes se deca con or$ullo> 5La historia es una disciplina queno se austa a los moldes de las dems ciencias6. -oy se dice humildemente quela viea historia, para se$uir con sueldo y vida, ha de ponerse a las rdenes deeconomistas, socilo$os y similares. %n la actualidad la historia todava no sepuede liberar del reciente cautiverio al que la han sometido las cienciassistemticas del hombre. ;odava se depende de los anlisis de la llamada cienciasocial. A&n se imitan las $eneralizaciones de socilo$os, politlo$os yeconomistas. 3uchos historiadores se complacen en dar a sus datosdisposiciones propias de la sociolo$a, la politolo$a y la economa. %s de buen$usto en el $remio histrico la referencia a Carl 3arx, a 3ax Deber, a ;alcott2arsons, a %mile 9urEeim, a ilfredo 2areto, a Ceynes y otros cientficos sociales.%s de mal $usto traer a colacin a filsofos y literatos como se haca antes. Las

    er$as ininteli$ibles y otros males provienen de la supeditacin de la historia a lasotras ciencias de la conducta humana. 2or otra parte, la misma cohabitacin haacarreado bienes.

    2ara muchos lectores el aparato crtico afea la arquitectura de las mono$rafashistricas en bo$a. Los historiadores no $ustan de escribirlas. 2ese a todo, hanlle$ado para quedarse porque vuelven di$nas de confianza las noticias de loslibros histricos. 9ada la incredulidad de los tiempos que corren, sin los puntales

    de las notas de pie de p$ina y del contrafuerte de los ndices, los vol&menesmono$rficos no conse$uiran conquistar la confianza de los lectores, mxime sison cultos. 3i tratado dedicar una seccin del captulo s1ptimo al modo deescribir correctamente las distintas partes del aparato erudito y todo el octavo a lasmaneras de contar historias. 'adie pone en duda la decadencia de la expresin enel $remio histrico. 2ara no ser impopular entre cientficos, el escritor sobre el

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    pasado usa la eri$onza de economistas y socilo$os que lo hacen impopularstrictu senso.

    %l oficio de historiar se emparenta en el pen&ltimo paso del viacrucis con el oficiode escribir, pues el historiador no es un simple vaso comunicante. 0u prosa,

    aparte de trasmitir acciones humanas del pasado, expresa los sentimientos delhistoriador a propsito de lo reconstruido. Aunque se dice que la historia ya no es$1nero literario y s una ciencia, aunque la historia sufre un proceso dedeshumanizacin, no puede dear de expresar al hombre que la escribe o la filma.2or otra parte, la clientela de los historiados no se constituye &nicamente con otrosdel oficio. Las ciencias fisico8matemtico y biom1dicas no necesitan salir de loscrculos acad1micos, pero las que se ocupan de los seres humanos no debenquedarse metidas en los cenculos cultos. Las ciencias del hombre y sobre todo lahistoria se diri$en a un lectorio plural. 4ada libro pasatista debiera pre$untarse>F(ui1n escucha

    -istoriar Fpara qui1n o Fpara cul, de los $rupos anhelantes de sabidurahistrica. La historia es desde lue$o para los oficiantes de 4lo. La clientela msvisible y se$ura de un historiador experto en mortandades en 'ueva %spa)a es laconstituida por los doce o quince estudiosos de las catstrofes demo$rficasneoespa)olas. 4asi tan se$uros como los anteriores son los que investi$andiversas facetas de la vida econmica y social de aquel 31xico. 0lo son clientesespordicos los investi$adores de la vida palacie$a y culta del mundo colonial.4ada cultivador de consumidores de su producto que lo aplauden p&blicamente ylo abuchean en privado. 3uchos historiadores de educacin refinada tal vez nobusquen, pero en $eneral no pueden, trascender la clientela formada por unpu)ado de eruditos, de historiadores profesionales que acostumbran tomarse unacopa untos cuando una mesa redonda los con$re$a.

    %n 31xico, la historia ha sido tambi1n preocupacin del hombre de la calle, de*uan 2ueblo que tiene derecho a conocer el estado actual de los conocimientoshistricos. %n el oficio que nos ocupa la vul$arizacin es necesaria, pero noobli$atoria. 3uy pocos autores de mono$rafas sobre el pasado piensan en elpueblo municipal y espeso deseoso de conocer sus races, y menos a&n en laparte del p&blico $eneral verdaderamente obsesionada por la ciencia del pasadocomo es la porcin de los vieos. 9e los sesenta a)os en adelante, la necesidad

    de saber histrico se vuelve compulsiva, pero no conozco a nin$&n historiadorpreocupado por la sed histrica de la veez. %s frecuente el encuentro conhistoriadores de primera fila empe)ados en infundir conocimientos histricos a la$ente del p&blico $eneral que menos los desean, como son los venes.

    :na parte muy notoria de la clientela de los historiadores es cautiva. -ubo untiempo en que slo los venes prncipes tenan la obli$acin de aprender la

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    historia. ino en se$uida el destrone de los reyes y la entronizacin de lasrep&blicas democrticas. Al decretarse que todos los venes eran prncipes, laense)anza de la historia se $eneraliz en las escuelas. %n 31xico, desde la mstierna infancia hasta la uventud universitaria, ha tenido que cursar, de un si$lo aesta parte, la historia del mundo y de 31xico en dos o tres tama)os y len$uaes. A

    los ni)os de la primaria se les impone en breves dosis bio$rficas y episdicas yen len$uae bobo. A los adolescentes de la secundaria se les da menos boronosa,que no en el idioma malcriado de la adolescencia. uelve a sufrirse en lapreparatoria y en al$unas escuelas universitarias. Los historiadores mexicanos,que condescienden a escribir conforme a los pro$ramas oficiales de educacin,cuentan con auditorios cautivos y hostiles que sobrepasan la docena de millonesde personas.

    Aparte de un vasto lectorcito forzado, del que me ocupar1 en el captulo novenode la obra anunciada, el historiador tiene ante s dos o tres clientelas francamente

    peli$rosas que seran analizadas en el d1cimo y &ltimo captulo. 3uchos denuestros estadistas o diri$entes compran historia para aprender del pasado y parapasar a la historia. Los $obernantes apetecen una historia poblada de $obernantestiesos, precursores de su estatua/ de proezas conmemorables un da al a)o ycada diez, veinticinco, cincuenta, cien y mil a)os/ de pueblos en heroicadisposicin de sacrificio, de ppilas y ni)os h1roes. La historia solicitada por elcom&n de la $ente, por sensacionalista y pintoresca, puede dearse para las horaslibres de los historiadores desver$onzados. La historia solicitada por el $obierno,aunque ms sensacionalista que la popular, no se dea para los momentos deocio/ se hace sin pretextos y excusas porque el $obierno pa$a por adelantado ydictamina qui1n es y qui1n no historiador patriota y revolucionario. 'os $uste o notenemos que hacer la historia para la cual A$uilar 4amn pide desconfianza, la quees 5parte de una coleccin que celebre centenarios o aniversarios de hechosheroicos nacionales6.

    7oto> Archivo General de la 'acin

    2laza de 0anto 9omin$o

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    historiadores d1biles, y la $ubernamental, a casi todos. %n un caso por pa$a, y enotro por miedo, se le hacen excepciones al compromiso con la verdad.

    ;ambi1n resulta una clientela peli$rosa la de la mayora de los crticos, pero delambiente de la crtica y del ne$ocio de la publicidad no me ocupo hoy para no ser

    criticado por no saber pararme a tiempo. 2or lo dems, creo haber respondido a loque se me pre$unt. 4on el pretexto de la presentacin de un plan para un libroque se llamara %l oficio de historiar he presentado la nmina de losrompecabezas que normalmente ha de resolver un historiador de estas latitudes,el repertorio de los pelia$udos problemas que suelen llamarse subetividad delconocimiento histrico, ima$en interina del pasado, fuentes del saber histrico,crtica de los testimonios, inteleccin de las huellas, los das sin huella, lomemorable del pasado, los prota$onistas de la historia, la periodificacin, lamultiplicidad de explicaciones, malentendidos y cohabitacin de la ciencia de lohistrico con las dems ciencias sociales, capitulae y aparato crtico, maneras de

    contar historias y tipos de auditorios del historiador. -e enumerado solamente losasuntos que deben considerarse en unos eercicios de cinco das centrados en eloficio de historiar.

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    De la mltiple utilizacin de la historia

    Luis Gonzlez y Gonzlez

    4uando iniciaba la carrera de historia en %I 4ole$io de 31xico parientes y ami$osme pre$untaban Fpara qu1 sirve lo que estudias 4omo yo no sabia contestarpara quJ servia una de las profesiones ms vieas y hermosas del mundo, pues lahaba esco$ido por mera aficiJn al cuento o discurso histJrico, sondeaba a misilustres profesores sobre la utilidad de estudiar 5o que fue6 para la vidacomunitaria de hoy. %l maestro HamJn I$lesias deca> 5'o creo que el historiadorpueda u$ar un papel decisivo en la vida social, pero si un papel importante. Lahistoria no es puramente un obeto de luo.6 Hecuerdo va$amente que al doctor0ilvio Kavala no le caa bien la pre$unta aunque siempre la contestaba con lafJrmula de 9ilthey> sJo la historia puede decir lo que el hombre sea.-istoriaMAntropolo$a. %I maestro *os1 3iranda sentenciJ en uno de susarranques de escepticismo> %I conocimiento histJrico no sirve para resolver losproblemas del presente/ no nos inmuniza contra las atrocidades del pasado/ noense)a nada/ no evita nada/ desde el punto de vista prctico vale un comino.2ara 1 la historia era un conocimiento le$timo e in&til i$ual que para don 0ilvio.

    ino ense$uida la lectura de tratados sobre el conocimiento histJrico y elencuentro con las proposiciones si$uientes> NLa historia es maestra de la vida

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    estudio de la historia permitir al ciudadano sensato deducir el probable desarrollosocial en el futuro, prJximo hay tantos modos 8Nde hacer historia como,requerimientos de la vida prctica. 0in menoscabo de la verdad, pero con miras ala utilidad, hay varias maneras de enfrentarse al vastsimo ayer. 0e$&n laselecciJn que ha$amos de los hechos conse$uimos utilidades distintas. 4on lahistoria anticuaria se consi$uen $ozos que est muy leos de deparar la historiacrtica. 4on Jsta se promueven acciones destructivas muy distantes a las quefomenta la historia reverencial o, didctica. 3ientras las historias que se impartenen las escuelas proponen modelos de vida a se$uir, la historia que se autonombracientfica asume el papel de explicar el presente y predecir las posibilidades delsuceder real. 4ada especie del $1nero histJrico es &til a su manera. 0e$&n laporciJn de la realidad que se exhume ser el provecho, que se obten$a. :n

    mismo, historiador, se$&n el servicio que desee proporcionar en cada caso, puedeeercer las distintas modalidades utilitarias del conocimiento histJrico. ;ambi1n esposible y deseable hacer historias de acciJn m&ltiple que sirvan simultneamentepara un barrido y para un re$ado, para la emociJnNy la acciJn, para volver a vivir elpasado y para resolver problemas del presente y del futuro. Lo difcil es concebirun libro de historia que sea sJo saber y no acicate para la acciJn y alimento parala emociJn. (uiz no exista la historia in&til puramente co$noscitiva que no afecteal corazJn o a los Jr$anos motores.

    0Acaso es inservi#le la istoria anticuaria1

    En la, actualidad la especie cenicienta del $1nero histJrico es la historia queadmite muchos adetivos> anecdJtica, arqueoJ$ica, anticuaria, placera,precientifica, menuda, narrativa y romntica. %s una especie del $Jnero histJricoque se entretiene en acumular sucedidos de la mudable vida humana, desde lostiempos ms remotos. 2or re$la $eneral esco$e los hechos que afectan alcorazJn, que caen en la cate$ora de emotivos o po1ticos. 'o le importan lasrelaciones casuales ni nin$&n tipo de $eneralizaciJn. 2or lo com&n, se contentacon un orden espacio8temporal de los acontecimientos/ reparte las an1cdotas enseries temporales

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    al que con mayor usticia se puede anteponer el tratamiento de historiador, porquesi$ue las pisadas del universalmente reconocido como padre de la historia y comobautizador del $1nero. -erodoto, el que puso la etiqueta de historia al oficio, fue,por lo que parece, un simple narrador de los hechos p&blicos de los hombres.9espu1s de -erodoto, en las numerosas 1pocas romnticas, la especie ms

    cotizada del $1nero histJrico es la narrativa.

    Aunque en las cumbres de la intelectualidad contempornea no rifa lo romntico,emotivo, nocturno, flotante, suelto y yan$, que si lo clsico, yin, diurno y racional,en el subsuelo y los baos fondos de la cultura cuenta el romanticismo, y por ende,la historia anticuaria. 3uchos proletarios y peque)os bur$ueses de hoysuscribiran lo dicho por 4icerJn hace dos mil a)os> 'ada hay ms a$radable yms deleitoso para un lector que las diferencias de los tiempos y las vicisitudes dela fortuna. 2odramos culpar a villanos o mercachifles u opresores de laabundancia de historia narrativa en la presente 1poca pues no se puede ne$ar

    que los escaparates de las libreras, los puestos de periJdicos, las seriestelevisivas, los cines y dems tretas de comercio y comunicacin venden historiaaunara a pasto, en cantidades industriales. 0in lu$ar a dudas la viea historia dehechos mantiene muy vivaz, especialmente en el cine y en la televisiJn. %stamosfrente a un punto de aceptaciJn masiva, a una dro$a muy $ustada, a una manerade dormirse al ritmo sin molestias.

    0e$uramente es una especie de historia que sirve para usos revolucionarios. %sfcil aceptar lo, dicho por 'ietzsche> NLa historia anticuaria impide la decisiJn enfavor de lo que es nuevo, paraliza al hombre de acciJn, que siendo hombre de

    acciJn, se rebelara siempre contra cualquier clase de piedad.-Q, en los frentesde izquierda, se afirma frecuentemente que la erudiciJn histJrica que deparan losanticuarios es una defensa de todo un orden de cosas existentes, es un baluartedel capitalismo, es un arma de la reacciJn. %n los frentes de derecha tampocofaltan los enemi$os del cateo de saberes deleitosos del pasado estos sepre$untan> F2ara qu1 nos sirve el simple saber de los hechos en si Atiborrar lamente con montones de historias dulces o picantes es disminuir el ritmo detrabao. Izquierdas y derechas, y en definitiva todos los encopetados y pudientes,lo, mismo revolucionarios que reaccionarios, coinciden en ver en los anecdotarioshistJricos un freno para la acciJn fecunda y creadora, un adormecedor, unaespecie de opio.

    0i se cree que no todo es destruir o construir, si se acepta el derecho al placer,si se estima que no hay nada ne$ativo en la toma de vacaciones, se puedenencontrar virtudes, un para que positivo en la escritura y el consumo de textos dehistoria anticuaria. 2ara el primer historiador la historia fue una especie de viaepor el tiempo que se hacia, al rev1s de los viaes por el espacio, con oos y piesaenos, pero que procuraba parecido deleite al de viaar. Los que, escriben a la

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    manera de -erodoto nos ponen en trance turstico. %n palabras de 3acauly, el$usto de la historia se parece $randemente al que recibimos de viaar por elextranero. %l que viaa hacia el pasado por libros o pelculas de historiaanticuaria, se complace con las maravillas de al$unos tiempos idos, se embelesacon la visiJn de costumbres exJticas, se introduce en mundos maravillosos. La

    mera b&squeda y narraciJn de hechos no est desprovista de esta funciJn social.%ste papel desempe)an los contadores de historias para un p&blico que seacuclilla alrededor del fue$o as como los trovadores y cantantes de corridos paralos concurrentes a la feria. ala que la $ente importante le perdone la vida alcuento de acaeceres pasados, que no les aplique la Jtima pena a loshistoriadores que sJo proporcionan solaz a su lectorio o auditorio. F2or qu1 nopermitir la hechura de libros tan $ratos como Ancla en el tie!po de Alfredo3aillefert (ue no se di$a que no estn los tiempos para divertirse sinocnicamente para hacer penitencia. %n toda 1poca es indispensable so)ar ydormir. 0in una mente cochambrosa o demasiado desconfiada es posible apreciarel para quJ positivo de las historias que distraen de las an$ustias del tiempopresente, que equivalen a salirse de si, a una fu$a a tiempos meores o s61odistintos, a un alivio contra el cual protesta airadamente 2rieto Arcinie$a, eseanimo de la historia critica.

    0Es li#eradora la istoria crtica1

    tra especie del $1nero histJrico trata de darse cuenta de cun inusta es laexistencia de una cosa, por eemplo de un privile$io, de una casta, de unadinasta/ y entonces se considera, se$&n 'ietzsche, el pretJrito de esta cosa baoel An$ulo critico, se atacan sus races con el cuchillo, se atropellandespiadadamente todos los respetos . 0i la historia anticuaria se asemea aromances y corridos, la historia critica parece medio hermana de la R S velapolicial/ descubre cadveres y persi$ue delincuentes. (uiz su mayor abo$adohaya sido oltaire, autor de la tesis> nunca se nos recordarn bastante loscrmenes y las des$racias de otras 1pocas. 9iderot le escriba a oltaire> N:stedrefiere, los hechos para suscitar en nuestros corazones un odio intenso a lamentira, a la i$norancia, a la hipocresa la supersticiJn, a la tirana, y la cJerapermanece incluso despu1s de haberse desvanecido la memoria de los hechos.0e trata pues de una historia, que como la anticuaria, si bien no adicta a sucesos

    muy remotos, se diri$e al corazJn aunque &nicamente sea para inyectarle rencor oponerlo en ascuas. 'o es una historia meramente narrativa de sucesos terribles niuna simple $alera de villanos. %ste saber histJrico para que surta su efectodescubre el ori$en humano, puramente humano de instituciones y creencias queconviene proscribir pero que se oponen al destierro por cre1rseles de ori$en divinoo de ley natural.

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    0i la historia anticuaria suele ser la lectura preferida en periodosposrevolucionarios, la de denuncia florece en etapas prerrevolucionarias, o porobra de los revolucionarios. %sto se ha visto con $ran claridad en la historio$rafiamexicana. Los misioneros del si$lo +I recordaron preferentemente los hechosinfames del estilo de vida prehispnica para facilitar su ruptura. Los criollos de la

    insur$encia de principios del si$lo, +I+ le sacaron todos sus trapitos al sol a la1poca colonial, la desacralizaron, le exhibieron sus or$enes codiciosos. Loshistoriadores de la reforma liberal, al $rito de borrJn y cuenta nueva, pusieroncomo lazo Nde cochino la trayectoria vital de su patria. Los discursos histJricos delpasado inmediato se complacan en la exhibiciJn de los aspectos corruptos delporfiriato. -oy no sJo en 31xico, sino en todo el mundo occidental, entreinvesti$adores profesionales cunde el $usto por la historia crtica, por descubrir lavillana que se a$azapa detrs T $randes instituciones de la sociedadcapitalista.

    A este tipo, de sabidura histJrica que se complace en lo feo del pasado inmediatose le atribuye una funciJn corrosiva. 0e cree con oltaire que las $randes faltasque en el tiempo pasado se cometieron van a servir para despertar el odio yponer la piqueta en manos de quienes se enteren de ellas. 4uando se lle$a asentir que el pasado pesa, se procura romper con U se trata de evitar quesobreviva o que re$rese. La recordaciJn de los sucesos de infeliz memoriacontribuye a lo dicho por Goethe

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    obreros reprimidos por la fuerza publica/ estudia intervenciones nefastas de lospases imperialistas en naciones fr$iles, o destaca los peruicios de la so8brevivencia de edades cumplidas. 2ara sacar adelante ideas Jvenes se bebe lahistoria eri$ida en tribunal que condena, la critica que corroe las ideas vetustas.;odos los revolucionarios del si$lo ++ han echado mano de ella en distintas

    formas, con diferentes len$uaes, en especial el cinemato$rfico. Los primerosfilmes de %isenstein, como %a uelga y EI acora'ado )ote!2in, fueron historiacrtica para beneficio de la HevoluciJn rusa. 7ilmes posteriores de %isensteinpertenecen a otra especie histJrica, de una historia de si$no opuesto que sinembar$o no es anticuaria.

    %a istoria de #ronce

    es aun ms pra$mtica que la historia critica, es la historia pra$mtica por

    excelencia. %s la especie histJrica a la que 4icerJn apodJ maestra de la vida, a laque 'ietzsche llama reverencial, otros didctica, conservadora, moralizante,pra$mtico8poltica, pra$mtico81tica, monumental o de bronce. 0us padres sonfamosos> 2lutarco y 2olibio. 0us caractersticas son bien conocidas> reco$e losacontecimientos que suelen celebrarse en fiestas patrias, en el culto reli$ioso, y enel seno de instituciones/ se ocupa de hombres de estatura extraordinaria aleccionar al hombre con historias. %n la Anti$Wedadclsica comparti la supremaca con la historia anticuaria, a lo -erodoto. %n la%dad 3edia fue soberana discutida. %neas 0ilvio le llamJ $ran anciana conseera

    y orientadora. La moral cristiana la tuvo como su principal vehiculo de expresiJn.%ntonces produo copiosas vidas eemplares de santos y de se)ores. %n elHenacimiento fue declarada materia fundamental de la educaciJn poltica. %n sumodalidad pra$mtico8poltica, tuvo un autor de primer orden> 'icols de3aquiavelo. %n el otro lado del mundo, en la Am1rica reci1n conquistada por losespa)oles, fue una especie histJrica practicada por capitanes y sacerdotes. %n elsi$lo +I+, con una bur$uesa dada al ma$isterio, se impuso en la educaciJnp&blica como elemento fundamental en la consolidacin de las nacionalidades. %nlas escuelas fue la fiel y se$ura acompa)ante del civismo. 0e usJ como unaespecie de predicaciJn moral, y para promover el espritu patriJtico de losmexicanos. Guillermo 2rieto ase$ura que sus %ecciones de istoria patria fueron

    escritas para exaltar el sentimiento de amor a 31xico. Hecordar heroicidadespasadas servira para fortalecer las defensas del cuerpo nacional.

    'adie puso en duda en el si$lo +I+ lo provechoso, de la historia de bronce. %lacuerdo sobre su eficacia para promover la imitaciJn de las buenas obras fueunnime. :na $ran dosis de estatuaria poda hacer del peor de los ni)os un ni)oh1roe como los que murieron en 4hapultepec bao las balas del invasor. (uizs

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    el &nico a$uafiestas fue 'ietzsche con su afirrnaciJn> Nla historia monumentalen$a)a por analo$as. 2or seductoras asimilaciones, lanza al hombre valeroso aempresas temerarias y lo vuelve temible. :n continuador de 'ietzsche, ya denuestro si$lo, 2aul aJry lanzJ la si$uiente se)al de alarma> la historia quereco$e las bondades del pasado propio y las villanas de los vecinos, hace so)ar,

    embria$a a los pueblos, en$endra en ellos falsa memoria, exa$era sus refleos,mantiene vieas lla$as, los atormenta en el reposo, los conduce al delirio de$randeza o al de persecuciJn, y vuelve a las naciones amar$as, soberbias,insoportables y vanas.

    2ese al $rito de al1ry que declarJ a la historia que se ense)aba en las escuelasel producto ms peli$roso producido por la qumica del intelecto humano/ noobstante la tesis de 7ustel de 4oulan$es que le ne$J a la historia la capacidad deser luz, eemplo, norte o $ua de conductas publicas o privadas, si$ue sosteniendola historia de bronce su presti$io como fortalecedora de la moral, maestra de

    pundonor y faro del buen $obierno. ;odos nuestros peda$o$os creen a pie untillasque los hombres de otras Jpocas dearon $loriosos eemplos que emular, que larecordaciJn de su buena conducta es el medio ms poderoso para la reforma delas costumbres, que como ciudadanos debemos nutrirnos de la san$re ms noblede todos los tiempos, que las haza)as de (uiro$a, de -idal$o, de *urez, de losh1roes de la HevoluciJn, bien contadas por los historiadores, harn de cadacriatura un apJstol, un ni)o h1roe o un ciudadano merecedor de la medallaPelisario 9omn$uez. Gracias a la historia de bronce o reverencial o pra$mtica oeemplarizante mil santos, estadistas, inventores, cientficos, poetas, artistas,m&sicos, enamorados y fiJsofos, se$&n expresiJn de los 9urant, todava viven yhablan, todava ense)an y no cabe duda que tienen alumnos aplicados y fieles.

    La historia de bronce lle$J para quedarse. %n nuestros das la recomiendan coni$ual entusiasmo los profesionales del patriotismo y de las buenas costumbres enel primero, en el se$undo y en el tercer mundo. %s la historia preferida de los $o8biernos.

    'o hay motivos para dudar de la fuerza formativa de la historia de aula. 'o seustifica la prohibiciJn de este vi$orizante de criaturas en crecimiento, aun notorcidas. La exumaciJn de los valores positivos de otros tiempos, enriquece laactualidad aunque no sepamos decir con exactitud en que consiste talenriquecimiento. La historia de bronce no una especie incapaz de caber en el

    mismo arrito donde se acomodan las dems especiales historio$rficas, incluso lacientfica. L1ase en PurEhardt> Lo que antes, era Jbilo c pena tiene queconvertirse ahora en conocimiento, como ocurre tambi1n en ri$or en la vida delindividuo. %sto da tambi1n a la frase de istoria !agistra vitae un si$nificadosuperior y a la par ms modesto.

    %a utilidad de la istoria cient$ica

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    seria indiscutible si lo fuera la cientificidad de la historia. 0e trata de una especiedel $enero histJrico que tuvo como precursor a ;ucidides, pero, a la que le hasalido la barba en fechas muy recientes, ante nuestros oos. 0e trata de unahistoria que busca parecerse a las, ciencias sistemticas del hombre> la economa,

    la sociolo$a, la ciencia poltica... 0i las otras especies, andan tras hechosparticulares, Jsta procura los acaeceres $enJricos. N0Jo por la obstinada miopaante los hechos 8escribe Pa$by8 al$unos historiadores si$uen afirmando que lossucesos no llevan consi$o nin$&n tipo de re$ularidad. Los hechos histJricos noson refractarios al estudio cientfico... Las $eneralidades formuladas por la cienciade la historia probablemente nunca lle$arn a ser tan precisas y tan altamenteprobables como las de las ciencias fsicas, pero esto no es nin$una razJn para nobuscarlas. 2or re$la $eneral, la nueva 4lo reco$e principalmente hechos de lavida econJmica. 4omo dice Peutin, para la vida econJmica se pueden hacerenunciados de valor $eneral porque es un campo de actividad racional. Laeconoma trata con elementos que pueden ser contados, pesados, medidos,

    cuantificados. La nueva especie histJrica suele autollamarse historia cuantitativa.NLa historia cuantitativa 8se$&n la definiciJn de 3arczeOsEi y de ilar8 es unmJtodo de historia econJmica que. inte$ra todos los hechos estudiados en unsistema de cuentas interdependientes y que extrae sus conclusiones en forma dea$re$ados cuantitativos determinados inte$ra y &nicamente por los datos, delsistema.

    %n los crculos acadJmicos de los pases industrializados existe la devociJn por lahistoria cuantitativa. 9ictmenes como el de 4arr NLa historia cuantitativabusca en los testimonios del pasado respuestas a las interro$aciones mayores delas ciencias sociales/ estas interro$aciones que son simplemente demandas de

    series... La demo$rafa tiene necesidad de un espesor estadstico que la historiademo$rfica proporciona... La economa tiene necesidad de una historiaeconJmica re$resiva... %s as como la historia puede ser &til en el sentido msnoble y al mismo tiempo el ms concreto. . . 50i tuvi1ramos aqu a 4haunu y lepre$untramos a historia Fpara qu1, contestara para ser tenida porinvesti$aciJn bsica de las ciencias y las tJcnicas sociales.

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    2or lo, dems, se supone que las ciencias sociales reforzadas por la historiacientfica van a hacer realidad lo que quera Lus 4abrera de 4Jrdoba en el si$lo+II, una historia que fuera luz para las cosas futuras. %s ya un hecho lo previstopor ;aine en el si$lo +I+> que sequedad y que feo aspecto tiene la historiareducida a una $eometra de fuerzas. 2ero a$re$aba> 2oco importa. %I

    conocimiento histJrico no tiene por meta el divertir su mira es explicar el presentey advertir al ma)ana. Los cuantificadores de la historia creen que si 4hilde vivierano pondra en futuro la si$uiente proposiciJn> %I estudio de la historia permitir alciudadano sensato, establecer la pauta que el proceso ha ido entreteiendo en elpasado, y de all deducir su probable desarrollo en el futuro prJximo. 0Jo losmenos optimistas piensan que nos quedaremos en una semiprevisiJn al travJs dela historia $eneralizante/ creen con Lacombe> 9e la historia, ciencia complea enel mAs alto $rado... no es necesario esperar una previsiJn infalible y sobre todouna previsin circunstanciada... A lo mAs lle$aremos a entrever las corrientes quellevan a ciertos puntos.

    ;odava no se puede saber cules promesas de la historia cientfica se cumplirnplenamente. F-asta dJnde el estudio cientfico del pasado, hasta donde las lar$aslistas de precios, de nacimientos y defunciones de seres humanos, de vol&menesde producciJn y de otras cosas cuantificables nos permiten encontrar en ellassentido y orientaciJn para el presente y el porvenir 2rofetizar hasta dJnde lle$arnuestro don de profeca al trav1s de una historia que haya cuantificado todo o lamayor parte de los tiempos idos es muy difcil. La computaciJn de las pocasnoticias conservadas en documentos seriables del pasado no puede prometermucho. aqu y ahora hay i$ual n&mero y fuerza de ar$umentos para los quesostienen la imposibilidad de ver el futuro al travJs de la ciencia histJrica como los

    que ven en cada historiador numJrico un profeta con toda la barba. 2ero, si lahistoria cuantitativa no nos cumple todo lo prometido no importa mucho. 0Jo amedias quedarn como inservibles libros tan voluminosos como los que sueleexpedir rebosantes de cuentas. 3antendrn su valor como recordatorios y comoauxiliares en la predicciJn del futuro. %n el Fpara que las cuatro maneras deabordar el pasado que hemos visto son un poco ilusorias/ las cuatro prometenmAs de lo que cumplen. La anticuaria no es siempre placentera/ la crtica estleos de poder destruir toda tradiciJn inusta/ la didctica es mucho menosaleccionadora de lo que dicen los peda$o$os, y la cientfica, por lo que parece, nova a ser la lmpara de mano que nos permita caminar en la noche del futuro sinmayores tropiezos. 4omo quiera,

    lo servicial de las istorias

    est fuera de duda. La que lle$a a ms amplios crculos 0ociales, la historia frutode la curiosidad que no de la voluntad de servir, los conocimientos que le disputael anticuario a la polilla, los trabaos in&tiles de los cruditos han sido fermento de

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    $randes obras literarias filosofas, literaturas, obras de arte, actos de valor heroico,pensamientos y dichos celebres, amores sublimes, conductas $enerosas ydescubrimientos e inventos que han transformado al mundo. La historiareverencial o de bronce nos permite, en expresiJn de 0Jneca, despe$arnos de laestrechez de nuestra caduca temporalidad ori$inaria y darnos a participar con los

    meores espritus de aquellas cosas que son inmensas y eternales. 0i la historiade bronce no se nos impusiera en las aulas, tendra probablemente msrepercusiJn de la que posee hoy en da. %s Jsta la bJsqueda mAs cara alhumanismo, la que exhibe la cara brillante, bella, $loriosa, di$na de ser imitada delser humano. %s tambiJn la disciplina que meor le sienta a los dominadores

    2or &timo, a la presuntuosa historia cientfica, en sus m&ltiples manifestacionesde historia econJmica, social, demo$rfica y de las mentalidades, no es, se$&n lapretensiJn de la $ente de sentido com&n, por no decir del, com&n de la $ente, unamera inutilidad. %s cada vez una meor sirviente de las ciencias sistemticas del

    hombre, de la economa, de la ciencia poltica, etc. ;ambi1n ayuda a conocernuestra situaciJn actual y en esta forma a orientar su inmediata acciJn futura,aunque su don de zahor aun est en veremos. Aun sin capacidades adivinativases servicial. %s muy difcil creer que la seriedad cientfica no reporte beneficiosprcticos. 4omo ciencia, tiene su carcter utilitario que es reconocido por mecenasy poderosos.

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    2or supuesto que nin$una de las cuatro historias se da en pureza en la vida real, ypor lo mismo todas, de al$&n modo, son fuentes de placer, liberaciJn, imitaciJn y$ula practica. ;ambi1n son posibles y existentes, las historias $lobales que aspirana la resurreccin total de trozos del pasado, que resucitan al unsono n$ulosest1ticos, aspectos crueles, lo$ros clsicos y estructuras de una 1poca y un

    pueblo y que pueden ser de utilidad para nostl$icos, revolucionarios, huJrfanos yplanificadores. Aunque son ima$inables las historias verdaderas totalmentein&tiles, no se vislumbra su existencia aqu y ahora.

    2ara concluir, y en al$una forma ustificar pedestre de las palabras dichas esprovechoso recordar que el poseedor de la chifladura de la investi$aciJn histJricano siempre inda$a por el para que de su chifladura. (uiz como todas lasvocaciones aut1nticas, el $usto por descubrir acciones humanas del pasado sesatisface sin conciencia de sus efectos prcticos, sin parar mientes en lo quepueda acarrear de usto o inusto, de aburrimiento o de placer, de oscuridad o de

    Im. La b&squeda de lo histJrico ha sido repetidas veces un deporte irresponsable,no una actitud profesional y menos una misiJn apostJlica. 4on todo, cada vezpierde ms su carcter deportivo. (uiz ya lo perdiJ del todo en las naciones con$obiernos totalitarios. (uiz la tendencia $eneral de los $obiernos de hoy en daes la de influir en la forma de presentar el pasado con estmulos para las historiasque le$itimen la autoridad establecida y con malas caras para los sabereshistricos placenteros o desestabilizadores o sin se$unda intenciJn, sin otropropJsito que el de saber y comunicar lo averi$uado.