El olvido está lleno de memoria - Ensayo sobre Villa Grimaldi

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Pontificia Universidad Católica Instituto de Antropología Antropología de la Violencia - SOL150A Profesora: Helene Risor La Incertidumbre y la Memoria como Generadores de las Relaciones y Comportamientos Sociales

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Antropología de la violencia

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Pontificia Universidad CatólicaInstituto de AntropologíaAntropología de la Violencia - SOL150AProfesora: Helene Risor

La Incertidumbre y la Memoria como Generadores

de las Relaciones y Comportamientos Sociales

Dominique Beyer

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Villa Grimaldi es reconocido tanto nacional como internacionalmente como un sitio

vinculado a las violaciones de Derechos Humanos perpetradas por el Estado Chileno

durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. Se trataba de una propiedad privada que

fue allanada por los militares, debido a su ubicación geográfica alejada del centro de la

ciudad. Debido a esto, una vez que el país volvió a la democracia, el sitio fue expropiado

por el Estado y declarado patrimonio. Sin embargo, llama la atención el hecho de que, a

pesar de ser un terreno estatal, es gestionado por una corporación privada compuesta por

ex-víctimas y vecinos. Si bien esta medida fue establecida a modo de compensación y

reparación del tejido social, la falta de involucramiento estatal (y no sólo en Villa Grimaldi,

sino que varios sitios de memoria, como Pisagua) deja en evidencia un método de

reconciliación "de arriba hacia abajo"1.

En este sentido, la brecha entre el Estado y la población civil ha sido producida,

reproducida, y consecuentemente, normalizada no solo por los acontecimientos históricos

del país, sino que a través de decisiones conscientes que dividen a las victimas de los

victimarios y de los beneficiarios tanto física como psicológicamente. En otras palabras, a

cada actor se le han asignado espacios destinados a rescatar su historia, sin la intervención

del otro. Estos comportamientos reflejan una cultura y sociedad que al ser fuertemente

sacudida por la dictadura, optó por reparar los tejidos bajo políticas de silencio y mínima

intervención por parte del Estado. En consecuencia, esta decisión dejó muchos vacíos en

torno al pasado, y por otro lado, abrió las puertas a una incesante gestación de

contradicciones e incertidumbres que continúan vivas hasta el día de hoy. ¿Cuál es una

posible explicación para este comportamiento?, y ¿cuáles son los efectos que se ven

plasmados en el presente?

Estas son las interrogantes que pretendo profundizar a lo largo de este ensayo,

basándome en la experiencia de visita a Parque por la Paz Villa Grimaldi y textos del curso.

Para lograrlo, dividiré el desarrollo en tres subtítulos que se enfocarán en distintos

momentos históricos y por ende, diferentes situaciones del Parque, a saber: uso durante la

dictadura, retorno a la democracia, y situación actual.

I. Guerra Interna: ¿Realidad o ficción?

1 WILSON, Richard A., The Politics of Truth and Reconciliation in South Africa: Legitimizing the Post-Apartheid State. Cambridge: Cambridge University Press, 2001

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Durante su uso como campo de detención en el período de dictadura, Villa Grimaldi

funcionó ilícitamente, escondida tras la fachada de un restaurant de alta exclusividad,

conocido como El Paraíso. Ahora bien, ¿cuál era la lógica detrás este funcionamiento si es

que la justificación de la "limpieza" y el control era evitar una supuesta guerra civil

armada? La respuesta inmediata postula la idea de evitar intervención y mala fama

internacional. Sin embargo, cabe destacar que incluso las Naciones Unidas defiende el

derecho a no-intervención, ya que promueve el desarrollo individual de cada nación. Si

bien se puede ofrecer apoyo, depende de cada nación el recibimiento del mismo. Luego, si

había justificación y una guerra "real", no habría necesidad de tanto misterio. Se evidencia

entonces, una gran paradoja.

Según mi propio análisis, se trata de un caso de mesconnaissance, como lo describe

Darius Rejali en su texto, Torture Makes the Man. Define el término como "el proceso

sociológico por el cual las personas habitualmente sustituyen un tipo de situación por

otra"2. Podríamos argumentar que en el caso de la situación chilena, las elites dominantes y

quienes concentraban el poder (es decir, las fuerzas armadas) se vieron amenazadas por una

creciente democracia socialista que disminuía su influencia. Es entonces que surge el temor

de este supuesto levantamiento armado que busca arrebatar el orden social.

En efecto, es precisamente esto lo que Rejali menciona en su análisis. Desde su

punto de vista, la democracia equivale a un debilitamiento casi patético del dominante. Se

ve obligado a relegar sus propias pasiones e impulsos en pos de un orden social común.

Esta sensación de subyugación despierta en él un temor incontrolable. Un temor que le dice

que su "enemigo" sabe de su debilitamiento, y espera ansioso el momento preciso para

arrebatarle el poder. Frente a este miedo que lo consume, el dominante procede a la tortura

con dos fines en mente. En primer lugar, busca confirmar su sospecha, obligando al

torturado a declarar sus planes. Por otra parte, al torturar reafirma su superioridad y busca

reconocimiento. Sin embargo, "la tortura surge sólo después de la derrota de un bando",

por lo que con cada acto violento que busca reducir a la víctima al deshumanizarla, se pone

en duda la humanidad del mismo torturador. Se ve sumido en una dicotomía. Atrapado

2 REJALI, Darius M., Torture Makes the Man, South Central Review, Volume 24, Number 1, Spring 2007, pp. 153

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entre los actos impulsivos frustrados y una aspiración al auto-control relacionado a la

"civilización". La tortura se vuelve un mecanismo defensivo y un círculo vicioso.

Esta paradoja ofrecería una posible explicación para el caos organizado que se vivía

en el Parque. Por ejemplo, parece extraño, casi hipócrita, que las violaciones fueran

permitidas solo si ocurrían bajo el marco de una sesión de tortura. De lo contrario, eran

vistas como un abuso de poder por parte del torturador. Por un lado, la falsa necesidad de

reasegurar la dominación incitaba a las violaciones "fuera de turno", mientras que la

contraparte buscaba preservar la humanidad bajo la justificación de actos inhumanos,

siempre y cuando fueran dónde y cuándo fuese asignado.

Ahora me parece pertinente profundizar en el concepto de un caos organizado.

Según Taussig, se trata de una estrategia siniestra para generar incertidumbre y misterio que

asegure el control de una sociedad. Simplificando la teoría, necesita de tres requisitos para

funcionar. En primer lugar, debe ocurrir bajo un marco de estado de excepción. Bajo este

estado, se permiten y normalizan actos de violencia que serían intolerables bajo cualquier

otro contexto. En segundo lugar, se requiere de acontecimientos esporádicos que

correspondan a una misma naturaleza violenta, pero que sean excesivos al mismo tiempo.

Por último, debe estar la presencia de un organismo dominante que observe y controle la

"oposición". Sólo bajo estas condiciones se pierde la división entre lo imposible y lo

posible, entre lo real y lo irreal. Se genera un ambiente de incertidumbre donde nada es

seguro y todo es posible. La paranoia adquiere un rol protagónico.

Esta incertidumbre es la que reinaba en Chile desde 1973. Si bien Taussig hacía

referencia a la guerra Colombiana, el siguiente párrafo parece haber sido escrito sobre la

situación chilena

"Sobre todo, la Guerra Sucia es una guerra de silenciamiento. No hay guerras declaradas oficialmente. No hay

prisioneros. No hay tortura. No hay desaparecidos. Sólo hay silencio consumiendo la mayor parte del discurso

del terror, atemorizando a la gente a no decir nada en público que podría ser interpretado como crítica hacia

las Fuerzas Armadas."3

3 TAUSSIG, Mick, Terror as Usual: Walter Benjamin's Theory of History As A State of Siege, Social Text, No. 23 (Autumn - Winter, 1989), pp.14

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El silencio permite la mitificación de ambos bandos. No se puede errar si no hay

una verdad o certeza de lo correcto. Nada es inaceptable. Los comunistas "comían guaguas"

y buscaban monopolizar el poder. Los militares, mataban y hacían desparecer sin

consecuencia alguna. La vida había sido desvalorizada. La guerra interna que comenzó

como disyuntivas ideológicas era más real que nunca. Una guerra interna tanto a nivel

psicológico individual, como a nivel nacional.

II. Democracia Letárgica

La historia de Villa Grimaldi establece que la actividad represiva cesó en el lugar

alrededor de 1978. Sabemos que el plebiscito ocurrió en 1980, y a pesar de esto, en 1987 el

entonces propietario de Villa Grimaldi, y último director de la CNI, vende el terreno a una

Sociedad Constructora operada por sus familiares directos. Como si esto no fuera

suficiente, durante ese mismo año, la Municipalidad de Peñalolén concedió la solicitud de

demolición del lugar.

Parece insólito que un secreto a voces de tal magnitud tuviese permiso oficial para

desaparecer, al menos físicamente, de un día para otro. Por suerte, los vecinos fueron

quienes se organizaron junto con los familiares de los desaparecidos, ex-presos y otras

organizaciones para apelar a una detención de un "borramiento" del lugar. No fue hasta

1994 que su petición fue concedida y el terreno fue expropiado. Muchos aspectos de esta

historia causan ruido y parecen no tener sentido alguno. Si los vecinos quisieron detener el

proceso de demolición, indudablemente conocían los crímenes cometidos en el lugar. Por lo

tanto, el dueño del terreno, y por ende, su familia que buscó demoler la evidencia, también.

Ni hablar de quienes operaron en el centro de detención como guardias y torturadores.

Incluso las víctimas que transitaron por el lugar sin saber dónde estaban (debido a que eran

transportados con los ojos vendados), tenían puntos de referencia que mencionan en sus

testimonios, tales como campanas de una iglesia y ruidos provenientes de un aparente

aeródromo. ¿Por qué nadie fue capaz de alzar la voz y denunciar la situación?

La incapacidad de lograr una reparación y reintegración efectiva se debe a dos caras

de una misma moneda: la incertidumbre. La incertidumbre dota a la víctima, al victimario y

al beneficiario de un conocimiento selectivo. Me refiero a la capacidad de posicionarse en

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distintos grados de involucramiento, y por lo tanto, distintos grados de culpabilidad o

victimización, para así garantizar una posición de seguridad. Claro está que la omisión

consciente de información cumple distintos roles para los distintos actores.

El miedo de las víctimas no iba a desaparecer luego de un mayor porcentaje del

"No" en una papeleta de votación. En su caso, no saber, y por lo tanto, no denunciar,

significaba libertad. Evitar una repetición de lo ya vivido. La ignorancia como fuente de

felicidad. En contraste, la ignorancia por parte de los victimarios y beneficiarios servía el

propósito de relegar responsabilidad en pos de impunidad frente a la justicia. Después de

todo, el caos organizado debía tener un centro de operaciones donde todo fuese gestionado.

"Siempre habrá alguien que sabe"4, pero conviene que ese alguien no sea yo.

Los vacíos generados por la característica ilícita de las actividades, genera una

imposibilidad de compensación para las víctimas y de traer a los perpetradores frente a la

justicia. Por ende, la brecha social no ha sido enmendada. El Estado ha optado por una

solución "parche" sin cambios profundos. Reitero la idea de una reintegración de "arriba

hacia abajo", similar a la aplicada por el gobierno sud africano luego del apartheid. Tal

como escriben Theidon y Betancourt en Transiciones conflictivas: combatientes

desmovilizados en Colombia:

"con frecuencia los procesos de paz, las 'transiciones democráticas' y la reconciliación nacional son

poco más que la reconfiguración de los pactos de gobernabilidad o de dominación entre elites. En

esta versión light de la reconciliación, son los mismos interlocutores de siempre, y los mismos

silencios y exclusiones(...) reconciliación desde arriba hacia abajo, dejando poco espacio para

hablar de los sentimientos de retribución o venganza que operaron en el ámbito local".5

Efectivamente, las elites dominadoras se han mantenido a lo largo de la historia.

Incluso hay ex-agentes DINA acusados de tortura ejerciendo cargos políticos sin nunca

haber sido enjuiciados.

4 TAUSSIG, Mick, Terror as Usual: Walter Benjamin's Theory of History As A State of Siege, Social Text, No. 23 (Autumn - Winter, 1989), pp.115 THEIDON & BETANCOURT, Kimberly & Paola, Transiciones Conflictivas: Combatientes Desmovilizados en Colombia, análisis político n L 58, Bogotá, septiembre-diciembre, 2006: pp.109

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III. La Memoria - Arma de Doble Filo

En 1997 se inaugura el Parque por la Paz, casi dos décadas después del cese de su

funcionamiento como centro de detención. Si bien los vestigios físicos fueron demolidos, se

ha reconstruido el sitio en base a los testimonios de los ex detenidos, quienes a pesar de

haber permanecido la mayor parte del tiempo con los ojos vendados o encerrados, fueron

capaces de colectivizar sus memorias y materializarlas.

Para Frazier, existen dos formas de lidiar con memorias dolorosas y la violencia-

"vociferarlas, o pintar sobre ellas"6. Dos polos completamente opuestos, casi excluyentes.

Hasta ahora, el pueblo chileno se ha identificado con la primera forma, y el Estado con la

segunda. Es precisamente por estas decisiones, que los actores han sido relegados a

diferentes posiciones dentro del tejido social. Es por estas decisiones que un agente estatal

o miembro de las Fuerzas Armadas rara vez acude a centros de memoria y nunca

intervendrá en ellos, al menos que sea en nombre de los ciudadanos (como fue el caso de

Villa Grimaldi). Las sombras de la incertidumbre aún pesan sobre el actuar de los "bandos",

las ambigüedades siguen vivas, y sin las respuestas, se intenta lidiar con los recuerdos como

sea posible.

El Estado, por su parte, se refugia tras la frialdad de las cifras. La tendencia se

ejemplifica claramente en el Museo de la Memoria. Recién inaugurado el año 2010, 30

años después del plebiscito y bajo la atenuadora ala de la celebración del bicentenario.

Asimismo, cabe destacar que fue inaugurado bajo la presidencia de Michelle Bachelet, ex-

detenida en Villa Grimaldi. En otras palabras, se generó una instancia conciliadora que

permitió el cruce entre las diversas esferas. Sin embargo, como ya se mencionó, el enfoque

es predominantemente uno de documentación, dejando la emotividad a alguien más. Se

podría decir que se busca la reivindicación a través de lo cuantitativo, intentando volver a la

neutralidad del cero: por cada detenido desaparecido, se suma una vitrina con información,

y estamos a mano.

Por otro lado, las víctimas de la dictadura buscan completar lo incompleto y hacer

sentido de lo ambiguo a través de una reapropiación de la historia y de los espacios. Claro

6 FRAZIER, Lessie Jo, Conjunctures of Memory: The Detention Camps In Pisagua Remembered (1948, 1973, 1990) And Forgotten (1943, 1956, 1984), pp.180

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ejemplo de esto es el peregrinaje que se lleva a cabo anualmente en Pisagua, donde los

afectados e interesados "caminan por el puerto contando sus historias, reclamando su

historia: que este lugar pertenece a ellos, pero que ellos ya no pertenecen a él."7 La

situación se replica cuando hablamos de Villa Grimaldi: para el visitante regular parece un

paisaje casi paradisíaco, decorado con intervenciones que a primer vista parecen no tener

significado. Empero, luego de la información recibida, se comprende la extensa y personal

simbología tras cada detalle. Los ex-prisioneros efectivamente se han apropiado del lugar y

lo han hecho suyo a modo de lidiar con el pasado.

En definitiva, a pesar del paso de lo años, los roles ya han sido asignados y

sometidos a los involucrados. La zanja ya ha sido cavada, y la falta de políticas de

reconciliación capaces de reconocer un daño cometido a sujetos individuales han

mantenido la herida viva. Ciertamente, el Estado ha "pretendido administrar la memoria

colectiva"8, a modo de compensación superficial sin cambios que permitan dar a cada

familia el cierre que necesitan para seguir adelante, y se ha "dejado sin resolver, la

compleja interrelación entre la memoria como una herramienta de dominación y la

memoria como un medio para recuperar una historia de lucha."9 Y es que liberar la

información escondida (si es que efectivamente existe) podría desatar una guerra interna en

todas las dimensiones posibles. Podría.

7 FRAZIER, Lessie Jo, Conjunctures of Memory: The Detention Camps In Pisagua Remembered (1948, 1973, 1990) And Forgotten (1943, 1956, 1984), pp.1748 FRAZIER, Lessie Jo, Conjunctures of Memory: The Detention Camps In Pisagua Remembered (1948, 1973, 1990) And Forgotten (1943, 1956, 1984), pp.1839 FRAZIER, Lessie Jo, Conjunctures of Memory: The Detention Camps In Pisagua Remembered (1948, 1973, 1990) And Forgotten (1943, 1956, 1984), pp.163