El pequeño Nicolás - WordPress.com · 2020. 10. 15. · El pequeño Nicolás se lo pasa en grande...

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  • ElpequeñoNicolásse lopasaengrandeenelcole.Siemprearmando líosconsuscompañeros:Alcestes,sumejoramigo,Eudes,Godofredo,Joaquín,Rufo, Clotario… y el odioso Agnan, el ojito derecho de la maestra, y quecomousagafasnoselepuedepegartanamenudo.Enlosdiferentesrelatosdeestelibroveremosunsesiónfotográficaparaunrecuerdoinolvidable,unainspecciónescolar, undíade«cowboys», ymuchosmássucesosquenosdejanunaamablesonrisapararecordarviejostiempos.

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  • RenéGoscinny

    ElpequeñoNicolásElpequeñoNicolás-1

    ePubr1.2Titivillus26.09.15

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  • Títulooriginal:LePetitNicolasRenéGoscinny,1960Traducción:EstherBenítezEiroaIlustrador:Jean-JacquesSempé

    Editordigital:TitivillusePubbaser1.2

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  • ParaHenriAmouroux,padrinodeesteNicolás.

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  • Unrecuerdoquenosgustará

    Estamañanallegamostodosalaescuelamuycontentos,porquevanasacarunafoto de la clase, que será para nosotros un recuerdo que nos gustará toda la vida,como ha dicho la maestra. También nos dijo que viniéramos muy limpios y bienpeinados.

    Cuandoyoentréenelpatiodelrecreollevabalacabezabienllenadebrillantina.TodosloscompañerosestabanyaallíylamaestrariñéndoleaGodofredo,quehabíavenidovestidodemarciano.Godofredotieneunpapámuyricoquelecompratodoslos juguetes que se le antojan. Godofredo le decía a la maestra que queríafotografiarsedemarciano,yquesinoseiría.

    Elfotógrafotambiénestabaallí,consumáquina,y lamaestra ledijoquehabíaqueacabarpronto,porquesinonosperdíamoslaclasedearitmética.Agnan,queeselprimerodelaclaseyelojitoderechodelamaestra,dijoqueseríaunalástimanotener aritmética, porque a él le gustaba mucho y había hecho bien todos susproblemas.Eudes,unchavalqueesmuyfuerte,queríadarleunpuñetazoenlanarizaAgnan, pero Agnan tiene gafas y no se le puede pegar tan a menudo como unoquisiera. La maestra se ha puesto a gritar que éramos insoportables y que sicontinuábamosasínohabríafotoeiríamosaclase.Elfotógrafo,entonces,dijo:

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  • —Vamos,vamos,unpocodecalma…Séperfectamentecómohayquehablaralosniños.Todosaldrábien.

    Elfotógrafodecidióquedebíamosponernosentresfilas:laprimerafilasentadaenelsuelo;lasegunda,depie,alrededordelamaestra,quesesentaríaenunasilla,ylatercera,encimadeunascajas.Realmenteelfotógrafotieneideasestupendas.

    Lascajashuboquebuscarlasenelsótanodelaescuela.Lopasamosengrande,porque no haymucha luz en el sótano yRufo se había puesto un saco viejo en lacabezaygritaba:«¡Hu,hu!Soyelfantasma».Despuésvimosquellegabalamaestra.Noteníapintadeestarmuycontenta,demodoquenosmarchamosenseguidaconlascajas.ElúnicoquesequedófueRufo.Consusaco,noveíaloquepasabaycontinuógritando:«¡Hu,hu!Soyelfantasma»,hastaquelamaestralequitóelsaco.Rufosequedómuyextrañado,mucho.

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  • De vuelta al patio, lamaestra soltó la oreja deRufo y se llevó lasmanos a lacabeza.

    —¡Perosiestáiscompletamentenegros!—dijo.Eracierto,mientrashacíamoselpayasoenelsótanonoshabíamosmanchadoun

    poco. Lamaestra no estaba contenta, pero el fotógrafo le dijo que la cosa no eragrave, teníamos tiempode lavarnosmientras él disponía las cajasy la sillapara lafoto.AparteAgnan,elúnicoqueteníalacaralimpiaeraGodofredo,porquellevabalacabezadentrodesucascodemarciano,quepareceunapecera.

    —Ya loestáviendo—dijoGodofredoa lamaestra—,sihubieranvenido todosvestidoscomoyo,nohabríatantolío.

    YoviquelamaestrasemoríadeganasdetirarledelasorejasaGodofredo,peronohabíaagujerosensupecera.¡Esunasoluciónformidableladeltrajedemarciano!

    Volvimosdespuésdelavarnosypeinarnos.Aúnestábamosunpocomojados,peroelfotógrafodijoquenoimportaba,queen

    lafotonosevería.—Bueno—nosdijoelfotógrafo—,¿queréisdarlegustoavuestramaestra?Contestamos que sí, porque queremos a la maestra; es terriblemente amable

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  • cuandonolahacemosenfadar.—Entonces—dijo el fotógrafo— vais a ocupar, como buenos chicos, vuestros

    puestosparalafoto.Losmayores,enlascajas,losmedianos,depie,ylospequeños,sentados.

    Fuimos a hacer lo que nos decía y el fotógrafo ya le estaba explicando a lamaestraqueconpacienciaseconseguíacualquiercosadelosniños,perolamaestrano pudo escucharle hasta el final. Tuvo que venir a separarnos, porque todosqueríamosponernosenlascajas.

    —¡Aquínohaymásqueunoalto,ysoyyo!—gritabaEudes,yempujabaalosquequeríansubiralascajas.

    ComoGodofredoinsistía,Eudeslediounpuñetazoenlapeceraysehizomuchodaño.

    Tuvieron que juntarse varios para sacar la pecera de Godofredo, que se habíaatascado.

    La maestra ha dicho que era la última advertencia, que después iríamos aaritmética; entonces nos dijimos que había que estarse quietos y comenzamos ainstalarnos.Godofredoseacercóalfotógrafo.

    —¿Cómoessuaparato?—preguntó.Elfotógrafosonrióyledijo:—Esunacajadelaquesaldráunpajarito,guapo.—Esmuyviejasumáquina—dijoGodofredo—,mipapámeregalóunamáquina

    conparasol,visorópticodirecto,teleobjetivoy,porsupuesto,filtros…El fotógrafo pareció sorprendido, dejó de sonreír y le dijo a Godofredo que

    volvieraasusitio.—¿Notieneusted,almenos,célulafotoeléctrica?—preguntóGodofredo.—¡Porúltimavez! ¡Vuelvea tusitio!—gritóel fotógrafo,quede repente tenía

    unapintamuynerviosa.Nosinstalamos.Yoestabasentadoenelsuelo,alladodeAlcestes.Alcestesesun

    compañeromíoqueesmuygordoycomesinparar.Estabamordiendounarebanadade pan con mermelada y el fotógrafo le dijo que dejara de comer, pero Alcestescontestóquehabíaquealimentarse.

    —¡Sueltaesarebanada!—gritólamaestra,queestabasentadajustamentedetrásdeAlcestes.

    Elchillidolesorprendiótanto,queAlcestessedejócaerlarebanadaenlacamisa.—¡Atiza!¡Melaheganado!—dijoAlcestes,tratandoderasparlamermeladacon

    elpan.LamaestradijoqueloúnicoquesepodíahacereraponeraAlcestesenlaúltima

    fila,paraquenosevieralamanchadesucamisa.

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  • Arriba,deizquierdaaderecha:Martín(quesehamovido),Poulot,Dubéda,Coussignon,Rufo,Adalberto,Eudes,Champignac,Lefèvre,Toussaint,Charlier,Sarigaut.

    Enelcentro:PabloBojojof, JacoboBojojof,Marquou,Lafontan,Lebrun,Dubos,Delmont,deFontagnès,Martineau,Godofredo,Mespoulet,Falot,Lafageon.

    Sentados:Rignon,Guyot,Aníbal,Croutsef,Berges,lamaestra,Agnan,Nicolás,Faribol,Grosini,González,Pichenet,AlcestesyMouchevin(queacabadeserexpulsado).

    —Eudes—dijolamaestra—,dejesusitioasucompañero.—No esmi compañero—dijo Eudes—; no le dejarémi sitio, y lo que puede

    haceresponersedeespaldasalafoto;asínoseverálamanchanisugordacara.LamaestraseenfadóylepusoaEudesencastigolaconjugacióndelverbo:«Yo

    nodebonegarmeacedermisitioauncompañeroquesehatiradoenlacamisaunatostadademermelada».

    Eudesnodijonada,bajódesucajayvinoaprimerafila,mientrasAlcestesibaala última fila. Se armó algo de desorden, sobre todo cuando Eudes se cruzó conAlcestesy lediounpuñetazoen lanariz.AlcestesquisodarleunapatadaaEudes,peroEudeslaesquivó(esmuyágil),yquienrecibiólapatadafueAgnan,felizmenteenunsitiodondenollevagafas.Esonoleimpidióecharsealloraryachillarquenoveíanada,quenadie loqueríayque legustaríamorirse.Lamaestra lo consoló, losonó,lorepeinóycastigóaAlcestes,quedebeescribircienveces:«Yonodebopegarauncamaradaquenobuscacamorrayquellevagafas».

    —¡Muybienhecho!—dijoAgnan.Entonces la maestra le dio a él unas líneas para escribir. Agnan se quedó tan

    asombradoquenisiquieralloró.Lamaestraempezóadistribuircastigosadiestroysiniestro;todosteníamosmontonesdelíneasparahacery,porúltimo,lamaestranosdijo:

    —Yahoravaisadecidirosaestarosquietos.

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  • Si sois buenos, levantaré todos los castigos. ¡Vamos, poneos bien, una bonitasonrisayelseñornossacaráunahermosafotografía!

    Como no queríamos apenar a la maestra, obedecimos. Todos sonreímos y noscolocamosbien.

    Pero falló el recuerdo que nos gustaría toda nuestra vida, porque nos dimoscuentadequeelfotógrafoyanoestabaallí.Sehabíamarchadosindecirnada.

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  • Los«cowboys»

    Invité a mis compañeros a venir esta tarde a casa para jugar a los cow-boys.Llegaroncontodassuscosas.Rufosehabíapuestoeltrajedeagentedepolicíaquelehabía regaladosupapá,conelquepis, lasesposas,el revólver, laporrablancayelsilbato;Eudesllevabaunviejosombrerodeboy-scoutdesuhermanoyuncinturónconmontonesdecartuchosdemaderaydosfundas,enlasquehabíaunosrevólveresterriblesconlasculatashechasdelamismaclasedehuesoquelapolveraquepapálecompróamamádespuésdequediscutieronporculpadelasadoqueestabademasiadohecho, peromamá decía que era porque papá había llegado tarde.Alcestes iba deindio, tenía un hacha demadera y plumas en la cabeza, parecía un enorme pollo;Godofredo,aquienleencantabadisfrazarseyquetieneunpadremuyricoqueledatodo lo que quiere, estaba vestido completamente de cow-boy, con pantalones deborrego,unchalecodecuero,unacamisadecuadros,ungransombrero,revólveresdepistonesyespuelasconunaspuntasterribles.

    Yo tenía una máscara negra que me habían regalado en Carnaval, mi fusil deflechasyunpañuelorojoalrededordelcuello,queesunviejopañuelodemimamá.¡Molábamosencantidad!

    Estábamoseneljardínymamánoshabíadichoquenosllamaríaparamerendar.

    —Bueno—dijeyo—,vamosaver:yosoyelbuenoytengouncaballoblanco,yvosotrossoislosbandidos,peroalfinalganoyo.

    Losotrosnoestabandeacuerdo,locualesunrollo;cuandounojuegasolonosedivierte,ycuandonoseestásolo,losdemásarmanunmontóndediscusiones.

    —¿Porquénovoyaseryoelbueno?—dijoEudes—,y,además,¿porquénovoyateneruncaballoblancotambiényo?

    —Conunacabezacomolatuyanopuedesserelbueno—dijoAlcestes.—¡Tú, indio, cállateo tepegounapatadaen la rabadilla!—dijoEudes,quees

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  • muyfuerteyalquelegustamuchodarpuñetazosenlanarizdeloscompañeros,ylodelarabadillameextrañó;peroesciertoqueAlcestesparecíaungranpollo.

    —Entodocaso,yo—dijoRufo—seréelsheriff.—¿El sheriff?—dijoGodofredo—. ¿Dóndehasvisto túun sheriff conquepis?

    ¡Nomehagasreír!EsonolegustónadaaRufo,cuyopadreesagentedepolicía.—Mipapá—dijo—llevaquepisynohacereíranadie…

    —¡Haría reír a todo elmundo si se vistiera así enTejas!—dijoGodofredo.YRufolepegóunabofetada,yentoncesGodofredosacóunrevólverdelafundayledijo:

    —¡Lolamentarás,Joe!YRufolediootrabofetadayGodofredosecayósentadoalsuelo,haciendo¡pan!,

    consurevólver;entoncesRufoseagarróelvientreconlasmanos,hizounmontóndemuecas,ycayó,diciendo:

    —¡Mehasmatado,coyote!¡Peromevengarán!Yogalopabaporel jardínymedabapalmadasenelpantalónparaavanzarmás

    rápidoyEudessemeacercó.—¡Bajadeesecaballo!—dijo—.¡Elcaballoblancosololotengoyo!—¡No,señor!—ledije—.Aquíestoyenmicasaysoyyoquientieneuncaballo

    blanco.YEudesmediounpuñetazoenlanariz.Rufosoltóungransilbidoconsusilbato.—¡Eres un ladrón de caballos! —le dijo a Eudes—. Y en Kansas City a los

    ladronesdecaballosloscolgamos…EntoncesAlcestesllegócorriendoydijo:—¡Pocoapoco!¡Nopuedescolgarlo,elsheriffsoyyo!—¿Desdecuándo,patoso?—preguntóRufo.

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  • Alcestes, al que no le gustan las peleas, cogió su hacha de madera y con elmango, ¡toc!, le dio un golpe en la cabeza a Rufo, que no se lo esperaba.AfortunadamenteestabaelquepisenlacabezadeRufo.

    —¡Miquepis! ¡Mehas rotomiquepis!—gritóRufo,y echóa correrdetrásdeAlcestes,mientrasyogalopabadenuevoalrededordeljardín.

    —¡Eh, chicos!—dijo Eudes—. ¡Estaos quietos! He tenido una idea. Nosotrosseremoslosbuenos,yAlcestes,latribudeindios,yéltratadecapturarnosydespuéscoge un prisionero, pero llegamos y liberamos al prisionero y despuésAlcestes esvencido.

    Todos estábamos a favor de esta idea, que era realmente formidable, peroAlcestesnoestabadeacuerdo.

    —¿Porquévoyahacerelindio?—dijoAlcestes.—¡Porque tienes plumas en la cabeza, idiota! —respondió Godofredo—. Y,

    además,sinotegusta,nojuegues;laverdadesquealfinalyanosestásfastidiando.—Muybien.Yaqueosponéisasí,no juegomás—dijoAlcestes,ysefueaun

    rincón a enfurruñarse y a comerse unas galletas de chocolate que llevaba en elbolsillo.

    —Tienequejugar—dijoEudes—,eselúnicoindioquetenemosy,además,sinojuega,lodesplumo.

    Alcestes dijo quebueno, que sí quequería, pero a condiciónde ser al final unindiobueno.

    —Deacuerdo,deacuerdo—dijoGodofredo—;pero,detodasformas,¡cómotegustallevarlacontraria!

    —¿Yquiénseráelprisionero?—preguntéyo.—Bueno,seráGodofredo—dijoEudes—;vamosaatarloalárbolconlacuerda

    detenderlaropa.—¡Eso no está bien! —dijo Godofredo—. ¿Por qué yo? No quiero ser el

    prisionero;¡soyelmejorvestidodetodos!—¡Aquévieneeso!—dijoEudes—.¡Yonomeniegoa jugaraunque tengoun

    caballoblanco!—¡Quientieneelcaballoblancosoyyo!—dije.

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  • Eudesseenfadó,dijoqueelcaballoblancoeradeélyquesinomegustabamedaríaotropuñetazoenlanariz.

    —¡Prueba!—ledije,yloconsiguió.—¡Notemuevas,OklahomaKid!—gritabaGodofredo,ydisparabasinpararsus

    revólveres.Rufosilbabaatodosilbarydecía:—Shiiii,soyelsheriff,shiiii,yosdetengoatodos.YAlcestes le dio un hachazo en el quepis, diciendo que lo hacía prisionero, y

    Rufo se enfadó porque su silbato había caído en la hierba; yo lloraba y le decía aEudes que estaba en mi casa y que no quería volver a verlo; todos gritaban, eraestupendo;noslopasábamosfenómeno,terrible.

    Ydespuéspapásaliódecasa.Noteníaunapintamuysatisfecha.—¡Eh, chicos! ¿Qué es todo este barullo? ¿Es que no sabéis divertiros

    tranquilamente?—LaculpaesdeGodofredo,señor;noquiereserelprisionero—dijoEudes.—¿Quieres que te pegue una torta? —preguntó Godofredo, y empezaron a

    pegarse,peropapálosseparó.

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  • —Vamos, niños, voy a enseñaros cómo hay que jugar —dijo—. ¡Yo seré elprisionero!

    ¡Estábamos realmente encantados! ¡Es estupendo mi papá! Atamos a papá alárbolconlacuerdadelaropayencuantoacabamosvimosalseñorBlédurtsaltarelsetodeljardín.

    ElseñorBlédurtesnuestrovecinoyleencantatomarleelpeloapapá.—Yotambiénquierojugar,¡seréelpielroja!¡TorodePie!—¡Saldeaquí,Blédurt,nadietehallamado!ElseñorBlédurteraformidable;sepusodelantedepapáconlosbrazoscruzados

    ydijo:—¡Queelrostropálidocontengasulengua!Papáhacíaesfuerzosgraciosísimospara soltarsedelárbolyel señorBlédurt se

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  • pusoabailaralrededordelárbollanzandogritos.NoshabríagustadoquedarnosparaverapapáyalseñorBlédurtdivertirseyhacerelpayaso;peronopudimos,porquemamá nos llamó a merendar, y después fuimos a mi cuarto a jugar con el treneléctrico.Lo que yo no sabía es que a papá le gustase tanto jugar a loscow-boys.Cuando bajamos, por la noche, el señorBlédurt se habíamarchado hacía un buenrato,peropapáseguíaatadoalárbol,gritandoyhaciendomuecas.

    ¡Esformidablesaberdivertirseasí,unosolo!

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  • ElCaldo

    Hoy,enlaescuela,hafaltadolamaestra.Estábamosenelpatio,enfila,paraentrarenclase,cuandoelvigilantenosdijo:—Vuestramaestraestáhoyenferma.YdespuéselseñorDubon,elvigilante,nosllevóaclase.Alvigilantelellamanel

    Caldo, cuando no está delante, claro. Le llaman así porque dice todo el tiempo:«Miradmealosojos»,yenelcaldohayojos.Yotampocoloentendíenseguida,perolos mayores me lo explicaron. El Caldo tiene unos grandes bigotes y castiga confrecuencia;conélnohayqueandarseconbromas.Poresoestábamosfastidiadosdequevinieraavigilarnos,pero,afortunadamente,alllegaralaclasenosdijo:

    —Nopuedoquedarmeconvosotros,tengoquetrabajarconelseñordirector,demodoquemiradmealosojosyprometedmequeseréisbuenos.

    Todos nuestros montones de ojos miraron a los suyos, y se lo prometimos.Además,siempresomosbastantebuenos.

    Pero elCaldonoparecía fiarsemucho,y entoncespreguntóquiénera elmejoralumnodelaclase.

    —¡Soyyo,señor!—dijoAgnan,muyorgulloso.Y es cierto.Agnan es el primero de la clase, es también el ojito derecho de la

    maestraynoloqueremosmucho,peronoselepuedepegartodoloqueunoquisieraporculpadesusgafas.

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  • —Bueno—dijo el Caldo—, vas a venir a sentarte en el sitio de la maestra yvigilarása tuscompañeros.Yovendrédevezencuandoavercómovan lascosas.Repasadvuestraslecciones.

    Agnan, muy contento, fue a sentarse al pupitre de la maestra y el Caldo semarchó.

    —Bien—dijo Agnan—, íbamos a tener aritmética. Coged los cuadernos, quevamosahacerunproblema.

    —¿Estásloco?—preguntóClotario.—Clotario, ¡cállese! —gritó Agnan, que realmente parecía tomarse por la

    maestra.—¡Venadecírmeloaquísiereshombre!—dijoClotario,yseabriólapuertadela

    claseyvimosentraralCaldo,muycontento.

    —¡Ah!—dijo—.Mequedéaescuchardetrásdelapuerta.Usted,eldealláatrás,míremealosojos.

    Clotariomiró,peroloquevionolehizomuchagracia.—Vausteda conjugarmeelverbo:«Nodebo sergroseroconuncamaradaque

    estáencargadodevigilarmeyquequieremandarmehacerproblemasdearitmética».

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  • TrasdeciresoelCaldosalió,peronosprometióquevolvería.Joaquínseofrecióparaespiaralvigilantedesde lapuertay todosestuvimosde

    acuerdo,menosAgnan,quegritaba:—¡Joaquín!¡Asusitio!JoaquínlesacólalenguaaAgnan,sesentódelantedelapuertaysepusoamirar

    porelagujerodelacerradura.—¿Nohaynadie,Joaquín?—preguntóClotario.Joaquíncontestóquenoveíanada.

    EntoncesClotarioselevantóydijoqueibaaobligaraAgnanacomersesulibrodearitmética,locualerarealmenteunamagníficaidea,peronolegustóaAgnan,quegritó:

    —¡No!¡Tengogafas!—¡Puesvasacomértelastambién!—dijoClotario,queestabaempeñadoenque

    Agnansecomiesealgo.PeroGodofredodijoquenohabíaqueperdereltiempoentonterías,quevaldría

    másjugaralapelota.—¿Y los problemas, entonces? —preguntó Agnan, que no tenía pinta muy

    satisfecha;peronosotrosno lehacíamoscaso,yempezamosahacernospases,yesrealmente estupendo jugar entre los bancos. Cuando sea mayor me compraré unaclase,soloparajugarenella.YdespuésseoyóungritoyvimosaJoaquínsentadoenel suelo sujetándose la nariz con lasmanos. Era elCaldo, que acababa de abrir lapuerta,yJoaquínnohabíadebidoverlovenir.

    —¿Qué tienes?—preguntóelCaldo,muyextrañado;pero Joaquínnocontestó,hacía solo ¡ay, ay!, y entonces el Caldo lo cogió en brazos y se lo llevó fuera.Nosotrosrecogimoslapelotayvolvimosanuestrossitios.

    CuandoelCaldoregresóconJoaquín,queteníalanariztodahinchada,nosdijoqueempezabaaestarhartoyquesiseguíamosasíyaveríamos.

    —¿Por qué no siguen el ejemplo de su camaradaAgnan?—preguntó—.Él seportabien.

    YelCaldosemarchó.LepreguntamosaJoaquínquélehabíaocurridoycontestó

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  • quesehabíadormidoafuerzademirarporelagujerodelacerradura.—Ungranjerovaalaferia—dijoAgnan—;enuncestotieneveintiochohuevos

    aquinientosfrancosladocena…—¡Portuculpamedielgolpeenlanariz!—dijoJoaquín.—¡Sí!—dijoClotario—, vamos a hacerle comer su libro de aritmética, con el

    granjero,loshuevosylasgafas.Agnan,entonces,seechóallorar;nosdijoqueéramosmalosyqueselodiríaa

    suspadresyquenosharíanexpulsaratodos,yelCaldoabriólapuerta.Estábamostodossentadosennuestrossitiosynadiedecíanada,yelCaldomiróaAgnan,quellorabaélsolito,sentadoenelpupitredelamaestra.

    —¡Vamos! ¿Qué pasa? —dijo el Caldo—. ¡Conque ahora es usted el que sedistrae! ¡Van a volverme loco! Cada vez que vengo, hay uno nuevo haciendo elpayaso.¡Mírenmebienalosojos,todos!Sivuelvootravezyveoalgoanormal,¡loscastigaréconrigor!

    Y se marchó de nuevo. Nosotros nos dijimos que ya no era el momento dehacernos los graciosos, porque el vigilante, cuando no está contento, pone unoscastigospocodivertidos.Nonosmovíamos,soloseoíasorberporlanarizaAgnanymasticaraAlcestes,unchavalquecomesinparar.

    Ydespuésseoyóunruiditoalotro ladode lapuerta.Vimosqueelpomodelapuerta girabamuy suavemente y después la puerta empezó a abrirse poco a poco,chirriando.Todosmirábamosycasinorespirábamos;elpropioAlcesteshabíaparadodemasticar.Yderepente,alguiengritó:

    —¡EselCaldo!LapuertaseabrióyentróelCaldo,completamenterojo.—¿Quiénhadichoeso?—preguntó.—FueNicolás—dijoAgnan.—¡Noes cierto, cochinoembustero!—yera ciertoquenoera cierto; elque lo

    habíadichoeraRufo.—¡Fuistetú!¡Fuistetú!¡Fuistetú!—gritóAgnan,yseechóallorar.—¡Castigadosinsalir!—medijoelCaldo.Entoncesyomeechéallorar,dijeque«noerajustoyquemeiríadelaescuelay

    quemeecharíanmuchodemenos».

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  • —Nofueél,señor;¡fueAgnanelquedijoelCaldo!—gritóRufo.—¡NofuiyoquiendijoelCaldo!—gritóAgnan.—¡DijisteelCaldo,teoíperfectamentedecirelCaldo,elCaldo!—Bueno,yabasta—dijoelCaldo—.¡Osquedaréistodossinsalir!—¿Yyo,porqué?—preguntóAlcestes—.¡YonohedichoelCaldo!—No quiero volver a oír ese ridículomote, ¿entendido?—gritó el Caldo, que

    teníaunapintamuynerviosa.—¡Nomequedarécastigado!—gritóAgnanysetiróalsuelollorandoehipando

    ysepusomuyrojoydespuésazul.En clase casi todos gritaban o lloraban, y yo creí que también el Caldo iba a

    echarseallorar,cuandoentróeldirector.—¿QuéocurreCal…,señorDubon?—preguntóeldirector.—Nolosé,señordirector—contestóelCaldo—;hayunoqueserevuelcaporel

    suelo,otroquesangraporlanarizcuandoabrolapuerta,elrestoquechilla;¡nuncahabíavistocosaigual!¡Nunca!

    YelCaldosepasaba lamanoporelpeloysusbigotessemovíanen todos lossentidos.

    Aldíasiguientelaseñoritavolvióaclase,peroelCaldonoapareció.

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  • Elfútbol

    Alcestesnoscitóaunmontóndecompañerosdeclaseparaestatardeenelsolar,nolejosdecasa.Alcestesesmiamigo,esgordo, legustamuchocomer,ynoscitóporque su papá le regaló un balón nuevo de fútbol y vamos a jugar un partidofenómeno.EsestupendoesteAlcestes.

    Nosencontramosenel solara las tresde la tarde,éramosdieciocho.Huboquedecidir cómo se formarían los equipos para que hubiera el mismo número dejugadoresencadalado.

    Lodelárbitrofuemuyfácil.EscogimosaAgnan.Agnaneselprimerodelaclase,nonosgustademasiado,perocomollevagafasnoselepuedepegar,loqueparaunárbitroesunabuenaventaja.Y,además,ningúnequipoqueríaaAgnan,porquenoesmuy bueno en deportes y llora fácilmente. Lo que sí hubo que discutir es cuandoAgnanpidióqueledieranunsilbato.ElúnicoqueteníaunoeraRufo,cuyopadreesagentedepolicía.

    —Nopuedoprestarmisilbato—dijoRufo—,esunrecuerdodefamilia.No había nada que hacer. Por fin se decidió queAgnan avisaría aRufo y que

    RufopitaríaenlugardeAgnan.—¿Quépasa?¿Sejuegaoqué?Empiezoatenerhambre—gritóAlcestes.

    Pero lacosasecomplicó,porquesiAgnanhacíadeárbitronoéramosmásquediecisietejugadores,conloquesobrabaunoenelreparto.

    Entoncesencontramosun truco:unosería juezde líneayagitaríaunabanderitacadavezquelapelotasalieradelcampo.EscogimosaMajencio.

    Unsolojuezdelíneanoesdemasiadoparavigilartodoelcampo,peroMajenciocorremuy de prisa, tiene piernasmuy largas y flacas, con grandes rodillas sucias.Majencionoqueríasabernada,queríajugaralbalón,yademásnosdijoquenoteníabandera.Peroporfinaceptóserjuezdelíneaduranteelprimertiempo.Encuantoalabandera, agitaría su pañuelo, que no estabamuy limpio; claro, al salir de casa nosabíaquesupañueloibaaservirdebandera.

    —Bueno,¿vamos?—gritóAlcestes.Despuésyaerafácil:soloquedabandieciséisjugadores.Hacía falta un capitán en cada equipo. Pero todos querían ser capitanes.Todos

    salvoAlcestes,quequeríaserportero,porquenolegustacorrer.Nosotrosestábamos

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  • deacuerdo:vabienAlcestesdeportero,esmuyanchoycubrebienlaportería.Peroquedabanaúnquincecapitanesyhabíaunoscuantosdemás.

    —¡Soyelmásfuerte!—gritabaEudes—.¡Debosercapitánydaréunpuñetazoenlanarizalosquenoesténdeacuerdo!

    —¡Elcapitánsoyyo!¡Soyelmejorvestido!—gritóGodofredo,yEudeslediounpuñetazoenlanariz.

    PeroeraciertoqueGodofredoestababienvestido;supapá,queesmuyrico, lehabía compradoun equipo completode futbolista, conuna camiseta roja, blancayazul.

    —¡Sinomedejáissercapitán,llamoamipapáyosmeteatodosenlacárcel!—dijoRufo.

    Yotuvelaideadeecharasuertesconunamoneda.Condosmonedas,porquelaprimeraseperdióenlahierbaynohuboformadeencontrarla.LamonedalahabíaprestadoJoaquínynoestabamuycontentodehaberlaperdido; sepusoabuscarla,aunque Godofredo le había prometido que su papá le mandaría un cheque parareembolsarle.

    Porfinseeligieronlosdoscapitanes:Godofredoyyo.—Vamos,noquierollegartardeamerendar—gritóAlcestes—.¿Jugamos?Despuéshuboqueformarlosequipos.Lacosaibabastantebiencontodos,salvo

    conEudes.Godofredo y yo queríamos aEudes, porque cuando corre con el balónnadiepuedepararlo.Noesquejueguemuybien,perodamiedo.Joaquínestabamuycontento, porque había encontrado su moneda, y entonces se la pedimos paraecharnosasuerteaEudes,ydenuevoseperdió.Joaquínsepusootravezabuscarla,muyenfadado,yentoncesGodofredoganóaEudesjugándonosloalaspajitas.

    Godofredo lonombróguardameta; seguramentesedijoquenadieseatreveríaaacercarsea laportería,nimuchomenosameterdentroelbalón.Eudessepicaconfacilidad. Alcestes comía bizcochos, sentado entre las piedras que marcaban suportería.Noteníaunapintamuysatisfecha.

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  • —¿Qué?¿Empezamosono?—gritaba.Nos dispusimos sobre el campo. Como no éramos más que siete a cada lado,

    aparte los porteros, no eramuy fácil. En cada equipo se empezó a discutir. Habíamontonesquequeríanserdelanterocentro.Joaquínqueríaserextremoderecho,peroera porque la moneda había caído en aquella esquina y quería seguir buscándolamientrasjugaba.

    EnelequipodeGodofredolacosasearreglópronto,porqueEudesdiomontonesdepuñetazosy los jugadores sepusieronen sus sitios sinprotestary frotándose lanariz.¡PegamuyduroesteEudes!

    Enmi equipo no conseguíamos ponernos de acuerdo hasta queEudes dijo quevendríaadarnospuñetazosenlanarizanosotrostambién;entoncesnoscolocamos.

    AgnandijoaRufo:—¡Pita!YRufo,quejugabaenmiequipo,pitóelcomienzodeljuego.Godofredonoestabamuycontento.Dijo:—¡Novale!Nosotrostenemoselsoldefrente.Noveolarazóndequemiequipo

    juegueenelladomalodelcampo.Yolecontestéquesinolegustabaelsol,soloteníaquecerrarlosojos,yquizá

    jugaríamejorasí.Entoncesnospegamos.Rufosepusoapitarconsusilbato.—Nohedadoordendepitar—gritóAgnan—,¡elárbitrosoyyo!EsonolegustóaRufo,quedijoquenonecesitabapermisodeAgnanparapitar,

    quepitaríacuandolevinieraengana,einclusoahoramismo.Ysepusoapitarcomounloco.—¡Eresmalo,esoesloqueeres!—gritóAgnanqueempezóallorar.

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  • —¡Eh,chicos!—dijoAlcestesdesdesuportería.Peronadielehacíacaso.YocontinuabapeleándomeconGodofredo;yalehabía

    rotosubonitacamisetaroja,blancayazul,yéldecía:—¡Bah,bah,bah!¡Noimporta!¡Mipapámecomprarámontonesmás!Ymedabapatadasenlostobillos.RufocorríadetrásdeAgnan,quegritaba:—¡Tengogafas!¡Tengogafas!Joaquín no se ocupaba de nada, buscaba su moneda, aunque seguía sin

    encontrarla.Eudes, que se había quedado tranquilamente en su portería, se hartó yempezóarepartirpuñetazosenlasnaricesdelosqueestabanmáscercadeél,oseade los de su equipo. Todos gritaban, corrían. Nos divertíamos de lo lindo, ¡eraformidable!

    —¡Chicos!¡Estaosquietos!—gritódenuevoAlcestes.EntoncesEudesseenfadó.—¡Teníasprisapor jugar!—ledijoaAlcestes—.¡Puesyaestamos jugando!Si

    tienesalgoquedecir,espératealfinaldelprimertiempo.—¿Elprimertiempodequé?—preguntóAlcestes—.¡Acabodedarmecuentade

    quenotenemosbalón!¡Meloheolvidadoencasa!

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  • Vieneelinspector

    Lamaestraentróenclasemuynerviosa.—El señor inspector está en la escuela—nos dijo—, cuento con vosotros para

    queseáisbuenosycauséisunaexcelenteimpresión.Prometimos que nos portaríamos bien, y, además, la maestra no tiene por qué

    preocuparse,puescasisiempresomosbuenos.—Osadvierto—dijolamaestra—queesuninspectornuevo.Elviejoyaestaba

    acostumbradoavosotros,perosehajubilado…Después la maestra nos hizo montones y montones de recomendaciones: nos

    prohibió hablar sin que nos preguntaran, reír sin su permiso, nos pidió que nodejáramoscaercanicascomolaúltimavezquevinoelinspector,queseencontródeprontotiradoenelsuelo;lepidióaAlcestesquedejaradecomercuandoelinspectorestuviera allí, y le dijo a Clotario, que es el último de la clase, que no llamara laatención.

    Avecesmepreguntosi lamaestranos tomaporpayasos.Perocomoqueremosmuchoalamaestra,leprometimostodoloquequiso.Lamaestramirótodobienparaversilaclaseynosotrosestábamoslimpios,ydijoquelaclaseestabamáslimpiaquealgunosdenosotros.YdespuéslepidióaAgnan,queeselprimerodelaclaseysuojitoderecho,quepusieratintaenlostinteros,porsielinspectorqueríahacernosundictado. Agnan cogió la botella grande de tinta e iba a empezar a ponerla en lostinteros del primer pupitre, donde están sentados Cirilo y Joaquín, cuando alguiengritó:

    —¡Ahívieneelinspector!—YAgnantuvotantomiedo,quetirólatintaportodoelpupitre.Eraunabola,elinspectornovenía,ylamaestraseenfadómucho.

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  • —¡Lo he visto, Clotario! —dijo—. Usted es el autor de esa estúpida broma.¡Castigadodepie!

    Clotarioseechóallorar,dijoquesisequedabadepieibaallamarlaatenciónyelinspector le preguntaríamontones de cosas, y él no sabía nada y se iba a echar allorar,yquenoeraunabola,quehabíavistopasaral inspectorporelpatioconeldirector,ycomoeracierto,lamaestradijoquebueno,queporestavezselopasaría.Loqueerafastidiosoesqueelprimerpupitreestaballenodetinta,ylamaestradijoentoncesquehabíaquellevaresepupitrealaúltimafila,dondenoseviera.Pusimosmanosa laobra,yeramuydivertido,porquehabíaquemover todos lospupitresynoslopasábamosengrandeyelinspectorentróconeldirector.

    No hubo que levantarse, porque todos estábamos de pie y todos teníamos unapintamuyasombrada.

    —Sonlospequeños,son…sonunpocodistraídos—dijoeldirector.—Yaveo—dijoelinspector—;sentaos,hijos…Todosnossentamos,yCiriloyJoaquínquedabandeespaldaalencerado,porque

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  • habíamosdadolavueltaasupupitreparacambiarlodesitio.Elinspectormiróalamaestraylepreguntósiaquellosalumnosestabansiemprecolocadosasí.LamaestrapusolamismacaraqueClotariocuandolepreguntan,peronolloró.

    —Unpequeñoincidente…—dijo.El inspectorno teníapintadeestarmuycontento, teníaunasgruesascejasmuy

    cercadelosojos.

    —Hayquetenerunpocodeautoridad—dijo—.Vamos,niños,ponganesebancoensusitio.

    Todosnoslevantamosyelinspectorsepusoagritar:—¡Notodosalavez!¡Sóloustedesdos!CiriloyJoaquínvolvieronelpupitreysesentaron.Elinspectorsonrióyapoyólas

    manosenelpupitre.—Bueno—dijo—,¿quéestabanhaciendoantesdequeyollegara?—Cambiábamoselpupitredesitio—contestóCirilo.—¡Nohablemosmásdeesepupitre!—gritóelinspector,queteníapintadeestar

    muynervioso—.Y,además,¿porquécambiabanesepupitredesitio?—Porculpadelatinta—dijoJoaquín.—¿La tinta?—preguntó el inspector, y se miró las manos, que estaban todas

    azules.Elinspectorlanzóungransuspiroysesecólosdedosconunpañuelo.Vimosque el inspector, lamaestray el directorno teníanpintade andarse con

    bromas.Decidimossermuybuenos.—Tieneusted,segúnveo,problemasdedisciplina—dijoelinspectoralamaestra

    —;hayqueemplearunpocodedisciplinaelemental.Ydespuéssevolvióhacianosotros,conunagransonrisa,yapartólascejasdelos

    ojos.—Niñitos,quieroseramigovuestro.Nohayquetenermemiedo,séqueosgusta

    divertirosyamí tambiénmegusta reírme.Además,mirad:¿sabéiselchistede losdossordos?Unsordolediceaotro:«¿Vasdepesca?»,yelotrodice:«No,voydepesca».Entonceselprimerodice:«Ah,bueno,creíaqueibasdepesca».

    Esunalástimaquelamaestranoshayaprohibidoreírnossinsupermiso,porque

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  • lopasamosmuymalparaaguantarnos.Voyacontarleelchisteapapáestatarde,semorirá de risa, seguro que no lo sabe. El inspector, que no necesitaba permiso denadie,seriomucho,perocuandovioquenadiedecíanadaenlaclase,pusolascejasensusitio,tosióydijo:

    —Bueno,yanoshemosreídobastante.Atrabajar.—Estábamosestudiandolafábula—dijolamaestra—.Lazorrayelcuervo.—Perfecto,perfecto—dijoelinspector—.Continúen,pues.Lamaestra fingió buscar al azar en la clase y después señaló a Agnan con el

    dedo:—Usted,Agnan,recítenoslafábula.Peroelinspectorlevantólamano.—¿Mepermite?—ledijoalamaestra,ydespuésseñalóaClotario—.Usted,el

    deallí,alfondo,recítemeesafábula.Clotarioabriólabocayseechóallorar.—Pero¿quélepasa?—preguntóelinspector.LamaestradijoquehabíaquedisculparaClotario,queesmuytímido,yentonces

    lepreguntaronaRufo.Rufoesuncompañero,supapáesagentedepolicía.Rufodijoqueélnosabíalafábuladememoria,peroquesabíamásomenosdequésetrataba,yempezó a explicar que era la historia de un cuervo que llevaba en el pico un«roquefort».

    —¿Un roquefort? —preguntó el inspector, que cada vez tenía una pinta mássorprendida.

    —¡No!—dijoAlcestes—.Eraun«camembert».—¡Nadadeeso!—dijoRufo—.El cuervonopodría llevar el camembert enel

    pico,porquechorrea,yademáshuelemal.—Noesquehuelabien,peroesriquísimo—contestóAlcestes—.Y,además,eso

    noquieredecirnada;eljabónhuelebienyesmalísimoparacomer,loprobéunavez.

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  • —¡Bah!—dijoRufo—.¡Eresunanimal,yvoyadecirleamipapáquelepongaunmontóndemultasatupapá!

    Ysepusieronapegarse.Todoelmundosehabíalevantadoygritaba,menosClotario,queseguíallorando

    ensurincón,yAgnan,quesehabíaidoalenceradoyrecitabaLazorrayelcuervo.Lamaestra,elinspectoryeldirectorgritaban:«¡Yabasta!».Noslopasamosbomba.

    Cuandolacosaseparóytodosnossentamos,el inspectorsacósupañueloysesecó la cara, se llenó todo de tinta, y es una lástima que no tengamos derecho areírnos,porquehabráqueaguantarsehastaelrecreo,ynovaasermuyfácil.

    Elinspectorseacercóalamaestrayleestrechólamano.—Cuenta usted con todas mis simpatías, señorita. Nunca hasta hoy, he

    comprendidohastaquépuntonuestraprofesiónesunsacerdocio.¡Continúe!¡Ánimo!¡Muybien!

    Ysemarchóatodaprisaconeldirector.Nosotrosqueremosmuchoanuestramaestra,peroellahasidorealmenteinjusta.

    ¡Graciasanosotroslahanfelicitadoynoshacastigadoatodossinsalir!

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  • Rex

    Alsalirdelaescuelaheseguidoaunperrito.Tenía pinta de perdido, el perrito, estaba completamente solo yme diomucha

    pena.Penséqueelperritoestaríaencantadodeencontrarunamigoylaspasémoradas

    paraatraparlo.Comoelperritonoteníapintasdemorirsedeganasdevenirconmigo,debíadesconfiar,leofrecílamitaddemibollodechocolate,yelperroselocomióyse puso amenear el rabo en todos los sentidos, y yo le llamé Rex, como en unapelículapolicíacaquehabíavistoeljuevespasado.

    Después del bollo, que Rex se comió casi tan deprisa como lo habría hechoAlcestes,uncompañeroquecomesinparar,Rexmesiguiómuycontento.PenséqueseríaunabuenasorpresaparapapáymamácuandoyollegaraconRexacasa.

    Y después le enseñaría a Rex a hacer gracias, guardaría la casa y tambiénmeayudaríaaencontrarbandidos,comoenlapelículadeljuevespasado.

    Puesbien,estoysegurodequenomecreeréis:cuandolleguéacasa,mamánosepusomuycontentaalveraRex,nosepusonadacontenta.Hayquedecirquepartedelaculpa la tuvoRex.Entramosenelsalóny llegómamá,mebesó,mepreguntósitodohabíaidobienenlaescuela,sinohabíahechotonterías,ydespuésvioaRexysepusoagritar:

    —¿Dóndehasencontradoaeseanimal?Yoempecéaexplicarqueeraunpobreperritoperdidoquemeayudaríaadetener

    amontones de bandidos, peroRex, en vez de quedarse quieto, saltó a un sillón yempezóamorderel cojín. ¡Yerael sillóndondepapáno tienederechoa sentarse,salvosihayinvitados!

    Mamácontinuóchillando,medijoquemeteníaprohibidotraeranimalesacasa(yescierto,mamámeloprohibiólavezquellevéunratón),queerapeligroso,queeseperropodíatenerlarabia,yquemedabaunminutoparasacaralperrodecasa.

    MelasvinegrasparadecidiraRexaquesoltaraelcojíndelsillón,yademásse

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  • quedó con un trozo entre los dientes; no comprendo cómo le gusta eso a Rex.Despuéssalíaljardín,conRexenbrazos.Yoteníamuchasganasdellorar,demodoqueesoesloquehice.NosésiRexestabatambiéntriste,estabademasiadoocupadoescupiendotrocitosdelanadelcojín.

    Papá llegóynos encontró a losdos sentados ante lapuerta, yo llorandoyRexescupiendo.

    —Bueno—dijopapá—,¿quépasaaquí?EntoncesleexpliquéapapáquemamánoqueríaaRex,yqueRexeramiamigo

    y yo era el único amigo deRex, y que élme ayudaría a encontrar amontones debandidosyqueharíagraciasqueyo leenseñaría,yqueyoeramuydesgraciado,yvolvíaecharmeallorarunrato,mientrasRexserascabaunaorejaconlapatatrasera,lo cual es terriblemente difícil de hacer; lo intentamos una vez en la escuela y elúnicoqueloconseguíaeraMajencio,quetienelaspiernasmuylargas.

    Papáme acarició la cabeza y despuésme dijo quemamá tenía razón, que erapeligroso traerperrosacasa,quepuedenestarenfermosyseponenamordernosydespués,¡plaf!,todoelmundoseponeababearyaestarrabioso,yque,algúndíaloaprendería en la escuela, Pasteur inventó una medicina, es un benefactor de lahumanidadysepuedecurar,perohacemuchodaño.YolecontestéapapáqueRexnoestabaenfermo,quelegustabamuchocomeryqueeraterriblementeinteligente.Papá,entonces,miróaRexylerascólacabeza,comomehaceamíaveces.

    —Escierto,tieneaspectodebuenasaludesteperrito—dijopapá,yRexsepusoalamerlelamano.

    —Esmuymono—dijopapá,ydespuésextendiólaotramanoydijo—:¡Lapata,damelapatita,vamos,lapatita,dámela!

    YRex ledio lapatita,ydespués le lamió lamano,ydespuésse rascó laoreja;estaba terriblementeocupadoesteRex.Papáse lopasabaengrande,ydespuésmedijo:

    —Bueno,esperaaquí;voyatratardearreglarlocontumadre.Yentróenlacasa.¡Esfenómenopapá!Mientraspapáloarreglabaconmamá,medivertíconRex,quesepusoahacerme

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  • fiestas,ydespués,comoyonoteníanadaquedarleparacomer,volvióarascarselaoreja.¡EsterribleesteRex!

    Cuandopapásaliódecasa,no teníapintadeestarmuycontento.Sesentóamilado,merascó lacabezaymedijoquemamánoqueríaperrosencasa,sobre tododespuésdelasuntodelsillón.Yoibaaecharmeallorar,perotuveunaidea.

    —SimamánoquiereaRexencasa—dije—,podríamostenerloeneljardín.Papá reflexionóunmomento y después dijo que era una buena idea, que en el

    jardín,Rexnoharíaestropicios,yqueíbamosaconstruirleunacasetaenseguida.Yobeséapapá.

    Fuimos a buscar tablas al desvány papá trajo sus herramientas.Rex se puso acomer begonias, pero esmenos grave que el sillón del salón, porque tenemosmásbegoniasquesillones.

    Papáempezóaelegirlastablas.—Yaverás—medijo—, levamosahacerunacaseta formidable,unverdadero

    palacio.—Ydespués—dije—,leenseñaremosahacermontonesdegraciasyguardarála

    casa.—Sí—dijopapá—,loadiestraremosparaexpulsaralosintrusos,aBlédurt,por

    ejemplo.ElseñorBlédurtesnuestrovecinoyapapáyaéllesencantahacerserabiar.¡Lo

    pasábamosbombaRex,papáyyo!Lacosaseestropeóalgocuandopapágritóporculpadelmartillazoquesedioenundedo,ymamásaliódelacasa.

    —¿Quéestáishaciendo?—preguntómamá.Yo entonces le expliqué que habíamos decidido, papá y yo, tener a Rex en el

    jardín, donde no había sillones, y que papá le fabricaba una caseta y que iba aenseñarleaRexamorderal señorBlédurt,parahacerle rabiar.Papánodecíagrancosa,sechupabaeldedoymirabaamamá.Mamánoestabanadacontenta.Dijoquenoqueríaeseanimalensucasa.

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  • —¡Miradloqueesebichohahechoconmisbegonias!Rexlevantó lacabezayseacercóamamámoviendoel rabo,ydespués lehizo

    fiestas.MamálomiróydespuéssebajóyacariciólacabezadeRex,yRexlelamióla

    mano,yllamaronalapuertadeljardín.Papáfueaabriryentróunseñor.MiróaRexydijo:—¡Kikí!¡Porfinteencuentro!¡Tehebuscadoportodaspartes!—Pero,señor—preguntópapá—,¿quédeseausted?—¿Quédeseo?—dijoelseñor—.¡Deseoamiperro!Kikíseescapómientrasyo

    ledabasupaseítoymedijeronquehabíanvistaaunchavaltraérseloparaaquí.—NoesKikí,esRex—dijeyo—.Ylosdosvamosaatraparbandidoscomoenla

    películadeljuevespasado,yvamosaenseñarleagastarbromasalseñorBlédurt.PeroRexteníaunaspectomuysatisfechoysaltóalosbrazosdelseñor.

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  • —¿Quiénme prueba que ese perro es suyo?—preguntó papá—. ¡Es un perroperdido!

    —¿Y el collar?—contestó el señor—. ¿No ha visto usted el collar? ¡Llevaminombre!: Julio José Trempé, con mi dirección. ¡Me están entrando ganas dedenunciarle!Ven,mipobreKikí,¡yaestábien!—yelseñorsemarchóconRex.

    Nosquedamosmuyextrañadosydespuésmamáseechóallorar.Entoncespapálaconsolóyleprometióquecualquierdíadeestosyovolveríaatraerotroperro.

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  • Chocho

    Hemostenidounonuevoenclase.Porlatarde,lamaestrallegóconunniñoqueteníaelpelotodorojo,pecasylosojosazules,comolacanicaqueperdíayerenelrecreo,peroMajenciohizotrampas.

    —Niños—dijolamaestra—,ospresentoaunnuevocompañerito.Esextranjeroysuspadreslohanmetidoenestaescuelaparaqueaprendaahablarfrancés.Cuentoconqueleayudaréisyseréisamablesconél.

    Ylamaestrasevolvióhaciaelnuevoyledijo:—Dilestunombreatuscompañeros.El nuevo no entendió lo que le decía la maestra, sonrió y vimos que tenía

    montonesdedientesterribles.—¡Quésuertudo!—dijoAlcestes,unchavalgordoquecomesinparar—. ¡Con

    dientescomoesosdebemorderbuenosbocados!Como el nuevo no decía nada, la maestra nos dijo que se llamaba JorgeMac

    Intosh.—Yes—dijoelnuevo—,Chorches.—Perdón,señorita—dijoMajencio—,¿sellamaJorgeoChorches?La maestra nos explicó que se llamaba Jorge, pero que en su lengua eso se

    pronunciabaChorches.—Bueno—dijoMajencio—,lellamaremosYoyo.—No—dijoJoaquín—,hayquepronunciarChocho.—Cállate,Choaquín—dijoMajencio,ylamaestraloscastigóalosdosdepie.La maestra hizo sentar a Chocho al lado de Agnan. Agnan tenía pinta de

    desconfiardelnuevo;comoeselprimerodelaclaseyelojitoderechodelamaestra,tiene miedo de los nuevos, que pueden resultar primeros y ojitos derechos. Connosotros,Agnansabequepuedeestartranquilo.

    Chochosesentó,sindejardelanzarsusonrisallenadedientes.—Lástimaquenadiehablesulengua—dijolamaestra.—Yoposeociertosrudimentosdeinglés—dijoAgnan,que,todohayquedecirlo,

    hablamuybien.PerocuandoAgnansacósusrudimentosanteChocho,Chocholomiróydespués

    se echó a reír, tocándose la frente con el dedo. Agnan estaba muy picado, peroChochoteníarazón.

    LuegonosenteramosdequeAgnanlecontócosassobresusastrequeeraricoysobreeljardíndesutíoqueeramásgrandequeelsombrerodesutía.¡EsteAgnanestáloco!

    Tocaronarecreoysalimostodos,salvoJoaquín,MajencioyClotario,queestáncastigados.Clotarioeselúltimodelaclaseynosabíasulección.CuandoaClotariolepreguntan,sequedasiempresinrecreo.

    Enelpatio,nospusimostodosarodearaChocho.Lehicimosmuchaspreguntas,

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  • pero todo lo que él hacía era enseñarnosmontones de dientes. Después se puso ahablar,peronoentendimosnada,sonaba«uanshuinshuen»,yesoeratodo.

    —Loquepasa—dijoGodofredo,quevamuchoalcine—esquehablaenversiónoriginal.Necesitasubtítulos.

    —Quizás podría traducirlo—dijoAgnan, que quería probar sus rudimentos unpocomás.

    —¡Bah!—dijoRufo—.¡Estáschalao!Esolegustóalnuevo,señalóaAgnanconeldedoydijo:—¡Bah!¡Chalaochalaochalao!Estaba encantado. Agnan se marchó llorando, Agnan llora todo el tiempo.

    Nosotros empezamos a encontrar estupendo a Chocho, y yo le di un trozo de michocolatedelrecreo.

    —¿Quédeportessehacenentupaís?—preguntóEudes.Chocho, claro, no lo entendió, continuaba diciendo «chalaochalaochalao», pero

    Godofredocontestó:—¡Miraquépregunta!Jueganaltenis.—¡Caradepayaso!—gritóEudes—.¡Noestoyhablandocontigo!—¡Cara pasayaso! ¡Chalaochalaochalao! —gritó el nuevo, que tenía pinta de

    divertirseconnosotros.PeroaGodofredonolegustólaformaenquelecontestóEudes:—¿Quiénesunpayaso?—preguntó;yestabaenunerror,porqueEudesesmuy

    fuertey le encantadarpuñetazos en lanarizyno falló el que ledio aGodofredo.Cuando vio el puñetazo, Chocho dejó de decir «chalaochalaochalao» y «carapayaso».MiróaEudesydijo:

    —¿Boxing? ¡OK! —se puso los puños delante de la cara y empezó a bailaralrededordeEudescomolosboxeadoresenlatelevisióndeClotario,porquenosotrosaúnnolatenemos,yamímegustaríaquepapácompraseuna.

    —¿Quélehadado?—preguntóEudes.

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  • —Quiereboxearcontigo,gordo—contestóGodofredo,quesefrotabalanariz.Eudesdijo«bueno»ytratódeboxearconChocho.PeroChochoselasarreglaba

    mucho mejor que Eudes. Le daba un montón de golpes y Eudes empezaba aenfadarse.

    —Sinodejasunarizquieta,¿cómoqueréisquepelee?—gritó.Y¡pam!,ChocholediounpuñetazoaEudesquelohizocaersentado.Eudesno

    estabaenfadado.—¡Eresforzudo!—dijoallevantarse.—¡Forzudo,chalao,carapayaso!—contestóelnuevo,queaprendeatodogas.El recreo terminó y, como de costumbre, Alcestes se quejó de que no le daba

    tiempodeterminarloscuatrobollosrellenosdemantequillaquetraedesucasa.Enclase,cuandoentramos, lamaestra lepreguntóaChochosi lohabíapasado

    bien.EntoncesAgnanselevantóydijo:—Señorita,leestánenseñandopalabrotas.—¡No es cierto, cochino embustero! —gritó Clotario, que no había salido al

    recreo.—¡Chalao!¡Carapayaso!¡Cochinoembustero!—dijoChocho,muyorgulloso.Nosotros no decíamos nada, porque veíamos que la maestra no estaba muy

    contenta.—Deberíaisavergonzaros—dijo—,deaprovecharosdeuncamaradaqueignora

    vuestra lengua.Y eso que os había pedidoque fuerais amables, ¡pero no se puedeconfiarenvosotros!¡Osportáiscomopequeñossalvajes,comomaleducados!

    —¡Chalao, cara payaso, cochino embustero, salvaje, mal educado! —dijoChocho,queteníapintadeestarcadavezmásencantadodeaprendertantascosas.

    Lamaestralomiróconlosojosmuyabiertos.

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  • —Pero…pero—dijo—,Jorge,¡nohayquedeciresascosas!—¿Love,señorita?¿Quéledecíayo?—dijoAgnan.—Sinoquieresquedartecastigado,Agnan—gritólamaestra—,¡guárdateparati

    tusreflexiones!Agnanseechóallorar.—¡Suciochivato!—gritóalguien,perolamaestranosupoquiénera,porquesino

    nomehabríacastigado.EntoncesAgnansetiróalsuelogritandoquenadieloquería,queeraespantosoyqueibaamorirse,ylamaestratuvoquesalirconélparaecharleaguaenlacaraycalmarlo.

    Cuando volvió la maestra con Agnan, tenía pinta de cansada, peroafortunadamente sonó la campana del final de la clase.Antes de irnos, lamaestramiróalnuevoyledijo:

    —Mepreguntoquévanapensartuspadres.—Suciochivato—contestóChocho,dándolelamano.Lamaestranoteníaporquéinquietarse,pueslospadresdeChochodebieronde

    pensarquehabíaaprendidotodoelfrancésquenecesitaba.LapruebaesqueChochonovolviómásalaescuela.

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  • Unramodefloresfenómeno

    Eselcumpleañosdemimamáyhedecididocomprarleunregalocomotodoslosaños,desdeelañopasado,porqueantesyoerademasiadopequeño.

    Cogílasmonedasqueteníaenmihuchayafortunadamentehabíamuchas,porqueda la casualidaddequemamámediodineroayer.Ya sabíayoel regaloque iba ahacerleamamá:floresparaponerenelgranjarrónazuldelsalón,unramoterrible,muy,muygrande.

    En laescuelaestabamuy impacienteporqueacabara laclaseparapoder irmeacomprarmiregalo.Paranoperdermismonedas,metílamanoenelbolsillotodoeltiempo,inclusoparajugaralfútbolenelrecreo,aunque,comonojuegodeportero,noimportabamucho.ElporteroeraAlcestes,unchavalqueesmuygordoyalqueleencantacomer.

    —¿Quétepasaquecorresconunasolamano?—mepreguntó.Cuandoleexpliquéqueeraporqueibaacomprarfloresparamimamá,medijo

    que él habríapreferido algode comer, unpastel, carameloso chorizoblanco, perocomoelregalonoeraparaél,nolehicecasoylemetíungol.Ganamospor44a32.

    Cuandosalimosdelaescuela,Alcestesmeacompañóalafloreríacomiéndoselamitaddelbollodechocolatequelequedabadelaclasedegramática.

    Entramos en la tienda, puse todasmismonedas en elmostrador, y le dije a laseñoraquequeríaungranramodefloresparamimamá,peronodebegonias,porquehaymontonesennuestrojardínynovalelapenairlasacomprarfuera.

    —Querríamosalgoqueestuvierabien—dijoAlcestes,ysefueameterlanarizenlasfloresquehabíaenelescaparate,paravercómoolían.

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  • Laseñoracontómidineroymedijoquenopodíadarmemuchas,muchasflores.Comoyo teníapintade fastidiado, la señoramemiró,medijoqueyo eraunniñomuymono,mediounaspalmaditasenlacabezaydespuésmedijoqueibaaarreglarla cosa. La señora eligió flores por aquí y por allá, y después puso unmontón dehojasverdes,yesolegustóaAlcestes,porquedijoqueesashojasseparecíanalasverdurasqueseponenenelpuchero.Elramoerafenómenoymuygrande,laseñoraloenvolvióenunpapeltransparentequehacíaruidoymedijoquetuvieracuidadoalllevarlo.ComoyoteníamiramoyAlcesteshabíaacabadodeolerlasflores,ledilasgraciasalaseñoraysalimos.

    Estaba muy contento con mi ramo cuando nos encontramos con Godofredo,ClotarioyRufo,trescompañerosdeclase.

    —¡MiraraNicolás!—dijoGodofredo—. ¡Quécaradecernícalo tieneconesasflores!

    —Tienessuertedeque lleve lasflores—ledije—,porquesino teganabasunabofetada.

    —Dame a mí las flores —me dijo Alcestes—, me encantaría sostenértelasmientrasledaslabofetadaaGodofredo.

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  • EntoncesledielramoaAlcestesyGodofredomediounabofetada.Nospegamosydespuésyodijequesemehacíatarde,yentoncesparamos.

    Perotuvequequedarmeaúnunrato,porqueClotariodijo:—¡MiraraAlcestes!¡Ahoraesélquientienepintadecernícaloconesasflores!EntoncesAlcestesledioungolpazoenlacabezaconelramo.—¡Misflores!—gritéyo—.¡Vaisarompermemisflores!¡Yeracierto!Alcestesdabamontonesdegolpesconmiramoylasfloresvolaban

    portodaspartesporqueelpapelsehabíaroto,yClotariogritaba:—¡Nomehacesdaño!¡Nomehacesdaño!CuandoAlcestesparó,Clotarioteníalacabezacubiertaconlashojasverdesdel

    ramo,yesciertoqueseparecíaunabarbaridadaunpuchero.Yoempecéarecogermisfloresylesdecíaamiscompañerosqueeranmalos.

    —¡Esverdad!—dijoRufo—.¡NoestábienloquehabéishechoconlasfloresdeNicolás!

    —¿Ya ti quién te ha llamado?—contestóGodofredo, y empezaron a darse debofetadas.

    Alcestes se habíamarchado por su lado, porque la cabeza deClotario le habíadadohambreynoqueríallegartardeacenar.

    Yomemarchéconmis flores.Faltabanalgunas,yanohabíaverdurasnipapel,peroaúnresultabaunbonitoramo;después,máslejos,encontréaEudes.

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  • —¿Juegasunapartidadebolas?—mepreguntóEudes.—No puedo, tengo que volver a casa para darle estas flores a mi mamá—le

    contesté.PeroEudesmedijoqueaúneratempranoyademásamímegustamuchojugara

    las bolas, juego muy bien, apunto y ¡bang!, casi siempre gano. Entonces dejé lasfloresenlaacerayempecéajugarconEudes,yesestupendojugaralasbolasconEudes,porquepierdeamenudo.

    El fastidio es que cuando pierde no estámuy contento yme dijo que yo hacíatrampasyledijequeeraunmentiroso,entoncesmeempujóymecaísentadoenelramo,yesonofuemuybuenoparalasflores.

    —Lediréamamáloquehashechoconsusflores—ledijeaEudes,yEudessequedómuyfastidiado.

    Entoncesmeayudóaescogerlasfloresqueestabanmenosaplastadas.YoquierobastanteaEudes,esunbuencompañero.

    Volvíaecharaandar,miramoyanoeratangordo,perolasfloresquequedabanpodíanpasar;unade lasfloresestabaunpocoaplastada,pero lasotrasdosestabanmuy bien.Y entonces vi llegar a Joaquín en su bici. Joaquín es un compañero deescuelaquetieneunabici.

    Enesemomentodecidínopegarme,porquesicontinuabapeleándomecontodoslosamiguetesqueencontraraenlacalle,prontonomequedaríanfloresparadarleamimamá.Y,además,despuésde todo,no les importanadaa loscompañerossiyoquieroonoregalarlefloresamimamá,estoyenmiderechoyademásyocreoqueestáncelosos,simplemente,porquemimamávaaestarencantadaymevaadarunbuenpostreyvaadecirquesoymuyamabley,además,¿porquétienentodosquemeterseconmigo?

    —¡Hola,Nicolás!—medijoJoaquín.—¿Quélepasaamiramo?—legritéaJoaquín—.¡Cernícaloserástú!Joaquínparósubicicleta,memiróconlosojosmuyabiertosymepreguntó:—¿Quéramo?—¡Este!—lecontesté,yletirélasfloresalacara.Creo que Joaquín no se esperaba encontrarse con las flores en la cara, y en

    cualquiercasonolegustó.Tirólasfloresalacalleycayeroneneltechodeuncochequepasaba,ysemarcharonconelcoche.

    —¡Misflores!—grité—.¡Lasfloresdemimamá!—Notepreocupes—medijoJoaquín—,cojolabiciyalcanzoalcoche.Esmuy amable Joaquín, pero no pedaleamuy deprisa, sobre todo cuando hay

    cuestas, aunque se entrena para el Tour de Francia, que ganará cuando seamayor.Joaquínregresóymedijoquenohabíapodidoalcanzaralcoche,quelohabíadejadoatrásenunpuerto.Perome traíaunaflorquehabíacaídodel techodelauto.Malasuerte,eralaqueestabaaplastada.

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  • Joaquínsemarchóatodaprisa;parairasucasatodoescuestaabajo,yyoregreséacasaconmi flor, todaarrugada.Teníacomounagranbolaen lagarganta.Comocuandollevomiboletíndenotasacasaconcerosdentro.

    Abrílapuertayledijeamamá:«¡Felizcumpleaños,mamá!»,ymeechéallorar.Mamámirólaflorconaireunpocoasombrado,ydespuésmecogióenbrazosymebesó montones y montones de veces, dijo que nunca había recibido un ramo tanbonitoypusolafloreneljarrónazuldelsalón.

    ¡Diréisloquequeráis,peromimamáesestupenda!

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  • Lasnotas

    Esta tarde, en la escuela, no anduvimos con bromas, porque el director vino aclaseadistribuirlasnotas.Noteníaunapintamuysatisfechaeldirector,cuandoentróconnuestrosboletinesbajoelbrazo.

    —Llevomuchosañosenlaenseñanza—dijoeldirector—ynuncahevistounaclasetandistraída.Lasobservacionesquesumaestrahaescritoenlosboletinesdanfedeello.Voyaempezaradistribuirlasnotas.

    YClotarioseechóallorar.Clotarioeselúltimodelaclaseytodoslosmeseslamaestraescribeensuboletínmontonesdecosas,yelpapáylamamádeClotarionoestánmuycontentosylodejansinpostreysintelevisión.Estántanacostumbrados,mehadichoClotario,queunavezalmessumamánoponepostreysupapásevaaverlatelevisiónacasadelvecino.

    Enmiboletíndecía:«Alumnoturbulento,amenudodistraído.Podríamejorar».EneldeEudesdecía:«Alumnodespistado.Sepegaconsuscompañeros.Podríamejorar».Rufotenía:«Persisteenjugarenclaseconsusilbato,confiscadoinnumerablesveces.Podría

    mejorar».ElúnicoquenopodíamejorareraAgnan.Agnaneselprimerode laclaseyel

    ojitoderechodelamaestra.EldirectornoshaleídoelboletíndeAgnan:«Alumnoaplicado,inteligente.Llegarálejos».El director nos ha dicho que teníamos que seguir el ejemplo de Agnan, que

    éramos unos golfillos, que acabaríamos en la cárcel y que eso apenaría mucho,seguramente,anuestrospadres,quedebíandetenerotrosproyectosparanosotros.Ydespuéssemarchó.

    Nosotrosestábamosbastantejorobados,porquelosboletineshandefirmarloslospadresyesonosiempreresultadivertido.Entonces,cuandolacampanatocóelfinaldelaclase,envezdecorrertodosalapuerta,deatropellarnos,deempujarnosydetirarnoslascarterasalacabezacomosolemoshacer,salimosmuydespacito,sindecirnada. Incluso la maestra tenía pinta de triste. Nosotros no le tenemos manía a lamaestra.LaverdadesqueestemeshicimosunpocoelpayasoyademásGodofredono habría debido tirar su tintero al suelo encima de Joaquín que se había caídohaciendomontonesdemuecasporqueEudes lehabíadadounpuñetazoen lanarizcuandoeraRufoquienlehabíatiradodelpeloaEudes.

    Por la calle no andábamos muy deprisa, arrastrando los pies. Delante de lapasteleríaesperamosaAlcestes,queentróacomprarseseispastelillosdechocolatequeempezóacomerdeinmediato.

    —Tengo que hacer provisiones, porque esta noche, de postre… —nos dijoAlcestes,ydespuéslanzóungransuspiro,mientrasmasticaba.

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  • HayquedecirqueenelboletíndeAlcestesponía:«Siestealumnopusieratantaenergíaensutrabajocomoenalimentarse,seríael

    primerodelaclase,puespodríamejorar».ElqueteníaunapintamenosfastidiadaeraEudes.—Yo—dijo—,notengomiedo.Mipapánomedicenada,lomirofijoalosojos

    yélfirmaelboletín,¡yyaestá!

    Tiene suerte,Eudes.Cuando llegamos a la esquina, nos separamos.Clotario semarchóllorando,Alcestes,comiendo,yRufo,pitandomuybajitoensusilbato.

    YomequedésoloconEudes.—Sitienesmiedodevolveratucasa,esmuyfácil—medijoEudes—.Venteala

    míaytequedasadormirconmigo.EsteEudesesunbuencompañero.NosmarchamosjuntosyEudesmeexplicaba

    cómomirabaasupapáalosojos.PerocuantomásnosacercábamosacasadeEudes,menoshablaba.Cuandonosencontramosantelapuertadelacasa,Eudesyanodecíanada.Nosquedamosallíunmomento,ydespuésledijeaEudes:

    —¿Qué?¿Entramos?Eudesserascólacabezaydespuésmedijo:—Espérameunmomentito.Volveréabuscarte.YdespuésEudesentróensucasa.Habíadejadolapuertaentornadayentoncesoí

    unabofetadayunavozgruesaquedecía:—¡Alacamasinpostre,pequeñoinútil!—yEudeslloraba.Creoqueenloquerespectaalosojosdesupapá,Eudesnodebiómirarmuybien.Lo jorobadoesqueahorayo teníaquevolveracasa.Empecéaandar teniendo

    cuidadodenopisarlasrayasdelaacera,yeramuyfácilporquenoibamuydeprisa.Sabíaperfectamenteloquemediríapapá.Mediríaqueélsiemprefueelprimerodesuclaseyquesupapáestabaorgullosísimodemipapá,yqueéltraíadelaescuelamontonesdecrucesydecuadrosdehonorquelegustaríaenseñármelos,peroquelosperdióenlamudanzacuandosecasó.Ydespuéspapámediríaqueyonuncallegaríaanada,queseríapobreyquelagentediríaéseesNicolás,elquesacabamalasnotasenlaescuela,ymeseñalaríanconeldedoysemoriríanderisa.Después,papámediríaquesematabaatrabajarparadarmeunaeducacióncuidadayparaqueestuviera

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  • preparado para la vida y que yo era un ingrato y que ni siquiera sufría con losdisgustosqueledabaaélyamamá,yquenotomaríapostreyque,encuantoalcine,esperaríamosalpróximoboletín.

    Vaadecirmetodoesopapá,comoelmespasadoyelanterior,peroloqueesyo,yaestoyharto.Voyadecirlequesoymuydesdichado,ycomoesasí,bueno,voyairmedecasaymarcharmemuylejosymeecharánmuchodemenosynovolveréenmontonesdeañosy tendrémuchodineroypapá seavergonzarádehabermedichoque nunca llegaría a nada y la gente no se atreverá a señalarme con el dedo parareírse, y con mi dinero llevaré a papá y mamá al cine y todos dirán: «Mirad, esNicolás, que tienemontones de dinero y le paga el cine a su papá y a sumamá,aunquenofueronmuyamablesconél»,y llevaré tambiénalcinea lamaestrayaldirectordelaescuela,ymeencontrédelantedemicasa.

    Pensandoentodoesoycontándomehistoriasestupendas,mehabíaolvidadodemiboletínyhabíaandadomuydeprisa.Teníaunagranbolaenlagargantaymedijequequizávaldríamásquemefueraenseguidaparanoregresarenmontonesdeaños,peroempezabaahacersedenocheyamamánolegustaqueyoestéfueracuandoes

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  • tarde.Demodoqueentré.Enelsalón,papáestabahablandoconmamá.Teníamontonesdepapelesantesí,enlamesa,ynoteníaunapintamuycontenta.—¡Es increíble—decíapapá—lacantidaddedineroquesegastaenestacasa!

    ¡Sediríaquesoymultimillonario!¡Miraestasfacturas!¡Esafacturadelcarnicero!¡Yladelatiendadeultramarinos!¡Oh,claro;quientienequebuscareldinerosoyyo!

    Mamátampocoestabamuycontentayledecíaapapáquenoteníaniideadelocaraqueestabalavida,yqueundíadeberíairconellaahacerlacomprayqueellavolveríaacasadesumadreyquenohabíaquediscutiresascosasdelantedelniño.Yo, entonces, le di el boletín a papá. Papá lo abrió, lo firmó y me lo devolvió,diciendo:

    —El niño no tiene nada que ver con eso. ¡Lo único que pido es que se meexpliqueporquélapiernadecorderocuestasemejanteprecio!

    —Subeajugaratucuarto,Nicolás—medijomamá.—Esoes,esoes—dijopapá.Subíamicuarto,meacostéenlacamaymeechéallorar.¡Laverdadesquesimi

    papáymimamámequisieran,seocuparíanalgomásdemí!

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  • Luisita

    Nomepusemuycontentocuandomamámedijoqueunaamigasuyavendríaatomareltéconsuhijita.Amínomegustanlasniñas.Sonbobas,nosabenjugarmásquealasmuñecasyalastiendasyllorantodoeltiempo.Claroqueyotambiénlloroaveces,peroesporcosasgraves,como lavezquese rompióel jarróndel salónypapámeregañó,yeraunainjusticiaporquenolohabíahechoapropósito,yademás,esejarrónerafeoyyaséperfectamentequeapapánolegustaquejueguealapelotaencasa,peroafuerallovía.

    —HasdeseramableconLuisita—medijomamá—,esunaniñitaencantadorayquieroqueledemuestresqueeresbieneducado.

    Cuandomamáquieredemostrarquesoybieneducado,mevisteconeltrajeazulylacamisablancaytengopintadepayaso.Ledijeamamáquepreferíairalcineconmis compañeros a ver unapelícula devaqueros, peromamápuso cara deno tenerganasdebromas.

    —Y te ruego que no seas brutal con esa niñita, si no tendrás que vértelasconmigo,¿entendido?—dijomamá.

    Alascuatro,laamigademamállegóconsuhija.Laamigademamámebesó,medijo,comotodoelmundo,queeraunchicomuygrandeymedijotambién:

    —YéstaesLuisita.Luisitayyonosmiramos.Teníaelpeloamarillo,entrenzas,ojosazulesynarizy

    vestidorojos.Nosdimoslosdedos,muydeprisa.Mamásirvióeltéylacosaestabamuy bien, porque cuando hay gente a tomar el té, hay pasteles de chocolate y sepuederepetirdosveces.Durantelamerienda,Luisitayyonodijimosnada.Comimosynosmiramos.Cuandoacabamos,mamádijo:

    —Yahora,niños,iradivertiros.Nicolás,llevaaLuisitaatucuartoyenséñaletusbonitosjuguetes.

    Mamádijoesoconunagransonrisa,peroalmismotiempomeponíaesacaraconlaquemásvalenoandarseconbromas.Luisitayyofuimosamicuartoyallíyonosabíaquédecirle.FueLuisitalaquehabló,medijo:

    —Tienespintademico.Lacosanomegustóyentonceslecontesté:—¡Y tú eres solo una niña! Y ella me dio una bofetada.Me entraronmuchas

    ganas de echarme a llorar, pero me contuve, porque mamá quería que fuera bieneducado,yentoncesletirédeunadelastrenzasaLuisitayellamediounapatadaeneltobillo.Entoncesnotuvemásremedioquedecir«¡ay,ay!»,porquemedolía.

    IbaadarleunabofetadacuandoLuisitacambiódeconversaciónymedijo:—¿Qué?¿Meenseñasesosjuguetes?

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  • Ibaadecirlequeeranjuguetesdeniño,cuandoellaviomiosodepeluche,elqueyohabíaafeitadoamediasunavezconlamaquinilladepapá.Loafeitésoloamediasporquelamaquinilladepapánoaguantómás.

    —¿Juegasalasmuñecas?—mepreguntóLuisita,ydespuésseechóareír.Yoibaa tirarledeunatrenzayLuisita levantabalamanoparadarmeunatorta,

    cuandoseabriólapuertayentraronnuestrasdosmamás.—¿Qué,niños?—dijomamá—,¿loestáispasandobien?—¡Oh,sí,señora!—dijoLuisita,conlosojosmuyabiertos,ydespuésmoviósus

    párpadosmuydeprisaymamálabesó,diciendo:—¡Adorable!¡Esadorable!¡Quémonadadeniña!YLuisitamovíalospárpadosatodomover.—EnséñaleaLuisita tus libros ilustrados—medijomamá,y laotramamádijo

    queéramosdosmonadas,ysemarcharon.YosaquémislibrosdelarmarioyselosdiaLuisita,peronilosmiróylostiróal

    suelo,inclusoelquetienemontonesdeindiosyqueesformidable.

    —Nomeinteresantuslibros—medijoLuisita—,¿notienesnadamásdivertido?Ydespuésmiróenelarmarioyviomiavión,esefenómeno,quetieneunelástico,

    queesrojoyquevuela.—¡Dejaeso!—ledije—.¡Noesparaniñas!¡Esmiavión!Ytratédequitárselo,peroLuisitaseapartó.—Soylainvitada—dijo—,ytengoderechoajugarcontodoslosjuguetes,ysi

    noestásdeacuerdo,llamoamimamáyyaveremosquiéntienerazón.Yonosabíaquéhacer,noqueríaquemerompieramiavión,peronoteníaganas

    ebookelo.com-Página54

  • dequellamaraasumamá,porqueibaaserunlío.Mientrasmequedabaquieto,pensando,Luisitahizogirarlahéliceparatensarla

    goma y después soltó el avión. Lo soltó por la ventana de mi cuarto que estabaabierta,yelaviónsemarchó.

    —¡Mira lo que has hecho!—grité—. ¡Mi avión se ha perdido!—yme eché allorar.

    —Nosehaperdido tu avión, animal—medijoLuisita—;mira,ha caídoeneljardín,nohaymásqueirabuscarlo.

    Bajamosalsalónylepreguntéamamásipodíamossalirajugaraljardínymamádijoquehacíademasiadofrío,peroLuisitaempezóamoverlospárpadosydijoquequeríaver las lindas flores.Entoncesmimamádijoqueeraunamonadadeniñaydijoquenosabrigáramosbienparasalir.Tengoqueaprenderesodelospárpados,¡eltrucotienepintadefuncionarestupendamente!

    En el jardín, recogí el avión, que afortunadamente no tenía nada, yLuisitamedijo:

    —¿Quéhacemos?—Nosé—ledije—,queríasverlasflores…Míralas,haymontonesallí.Pero Luisita me dijo que le importaban un pepino mis flores y que eran

    espantosas.Teníamuchasganasdepegarleen lanarizaLuisita,peronomeatrevíporquelaventanadelsalóndaaljardín,yenelsalónestabanlasmamás.

    —Notengojuguetesaquí—dije—,salvoelbalóndefútbolenelgaraje.Luisitamedijoqueeraunabuenaidea.Fuimos a buscar el balón y yo estabamuy fastidiado, teníamiedo de quemis

    compañerosmevieranjugandoconunaniña.—Vasaponerteentrelosárboles—medijoLuisita—ytratardepararelbalón.MehacíareírLuisita,perodespuéstomócarrerillay¡bum!,¡unchutfenomenal!

    Nopudepararlapelotayrompióelcristaldelaventanadelgaraje.

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  • Lasmadres salieroncorriendode lacasa.Mimamávio laventanadelgarajeycomprendióenseguida.

    —¡Nicolás!—medijo—.Envezde jugar a juegosbrutales valdríamásque teocuparasdetusinvitados,sobretodocuandosontansimpáticoscomoLuisita.

    YomiréaLuisita,estabaalgomáslejos,eneljardín,oliendolasbegonias.Por lanochemequedé sinpostre,peroesono importa, es estupendaLuisita,y

    cuandoseamosmayores,noscasaremos.¡Lanzaunoschutsterribles!

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  • Ensayamosparaelministro

    Noshicieronbajaratodosalpatio,yeldirectorvinoahablarnos:—Queridosniños—dijo—,tengoelgustodeanunciarosque,conmotivodesu

    pasopornuestra ciudad, el señorministronoshará el honordevenir avisitar estaescuela.Quizánoignoráisqueelseñorministroesunantiguoalumnodelaescuela.Esunejemploparavosotros,unejemploquepruebaquetrabajandobienesposibleaspirar a losmás elevados destinos. Quiero que el señorministro reciba aquí unaacogidainolvidable,ycuentoconvosotrosparaayudarme.

    YeldirectorcastigóaClotarioyaJoaquínporqueseestabanpeleando.Despuéseldirectorreunióatodoslosprofesoresyvigilantesasualrededor,yles

    dijo que tenía ideas formidables para recibir al ministro. Para empezar, íbamos acantartodosLaMarsellesa,yluegodespués,tresdelospequeñosseadelantaríanconflores y darían las flores al ministro. La verdad es que el director tiene ideasestupendas,seráunagransorpresaparaelministrorecibirflores,seguramentenoselo espera.Nuestramaestra tenía pinta de inquieta, y yome pregunto por qué.Meparecequelamaestraestánerviosaestaúltimatemporada.

    Eldirectordijoqueíbamosaempezarenseguidaelensayo,ynospusimoslamarde contentos, porque no íbamos a ir a clase. La señoritaVanderblergue, que es laprofesoradecanto,noshizocantarLaMarsellesa.Parecequelacosanosaliómuybien, aunque hacíamos bastante ruido. La verdad es que nosotros estábamos másadelantadosquelosmayores.

    Ellosaúnibanpor«eldíadegloriaquehallegado»ynosotrosyaestábamosenelsegundo«estandartesangrientoquesehaalzado»,salvoRufo,quenosesabelaletray hacía «lalala», y Alcestes, que no cantaba porque se estaba comiendo un«croissant».LaseñoritaVanderblerguehizograndesgestosconelbrazoparaquenoscalláramos,peroenvezderegañarlesalosmayores,queibanconretraso,nosregañóanosotrosqueleshabíamosganado,yesoesunainjusticia.QuizáloqueencolerizóalaseñoritaVanderblergueesqueRufo,quecantaconlosojoscerrados,nohabíavistoqueteníaquepararseycontinuóhaciendo«lalala».

    NuestramaestrahablóconeldirectoryconlaseñoritaVanderblergue,ydespuéseldirectornosdijoquecantaríansololosmayoresyquelospequeñosharíamoscomosicantáramos.

    Ensayamosylacosasaliómuybien,perohabíamenosruidoyeldirectorledijoaAlcestes que no valía la pena hacer semejantesmuecas para fingir que se canta, yAlcesteslecontestóquenofingíacantar,quemasticaba,yeldirectorlanzóungransuspiro.

    —Bueno—dijoeldirector—,despuésdeLaMarsellesa, seadelantarán tresdelospequeños.

    EldirectornosmiróydespuésescogióaEudes,aAgnan,queeselprimerodelaclaseyelojitoderechodelamaestra,yamí.

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  • —Lástima que no sean niñas—dijo el director—, podríamos vestirlas de azul,blancoyrojo,oporlomenos,tambiénsehaceaveces,ponerlesunlazodecolorenelpelo.Elefectoesestupendo.

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  • —Simeponenunlazoenelpelo,¡meloscomo!—dijoEudes.EldirectorvolviólacabezaenseguidaymiróaEudesconunojomuygrandey

    otropequeño,porquehabíabajadounaceja.—¿Quéhasdicho?—preguntóeldirector.Yentoncesnuestramaestradijomuydeprisa:—Nada,señordirector,hatosido.—No,señorita—dijoAgnan—,yoloheoído;dijoque…Perolamaestranolodejóacabar,ledijoquenolehabíapreguntadonada.—Exactamente,chivatoasqueroso—dijoEudes—,nadietehallamado.Agnan se echó a llorar y empezó a decir que nadie lo quería y que era muy

    desdichado y que se encontraba mal y que iba a hablar con su papá y que yaveríamos,y lamaestra ledijoaEudesquenohablara sinpermiso,yeldirector sepasó la mano por la cara como para secársela y preguntó a la maestra si laconversaciónhabíaterminadoysipodíacontinuar,ylamaestrasepusotodarojaylesentabamuybien,escasitanguapacomomamá,peroennuestracasaespapáquienseponerojo.

    —Bueno —dijo el director—, estos tres niños se adelantarán hacia el señorministroyleofreceránlasflores.Necesitoalgoqueparezcaramosdefloresparaelensayo.

    ElCaldo,queeselvigilante,dijo:—Tengounaidea,señordirector.Vuelvoenseguida.Y se marchó corriendo y volvió con tres plumeros. El director pareció

    sorprendidoyluegodijoquebueno,quedespuésdetodo,paraelensayoservirían.ElCaldonosdiounplumeroacadauno,aEudes,aAgnan,yamí.

    —Bueno—dijoeldirector—,ahora,niños,supongamosqueyosoyelministro,demodoqueadelantarosydadmelosplumeros.

    Hicimos lo que decía el director y le dimos los plumeros.El director tenía losplumerosenlosbrazos,cuandodeprontoseenfadó.MiróaGodofredoyledijo:

    —¡Usted, allí! Lo he visto reírse.Me gustaría que nos dijera qué es lo que lediviertetanto,paraquetodospodamosreírnos.

    —Loqueustedhadicho,señor;laideadeponerlazosenelpeloaNicolás,EudesyeseasquerosoniñitomimadodeAgnan—respondióGodofredo—.¡Esoesloquemedarisa!

    —¿Quieresunpuñetazoenlanariz?—preguntóEudes.—Sí—dijeyo,yGodofredomediounabofetada.Empezamosapegarnosy losotroscompañeros también sepusieronapelearse,

    salvoAgnan, que se revolcaba en el suelo gritando que no era un asqueroso niñomimado y que nadie lo quería y que su papá se quejaría al ministro. El directoragitabasusplumerosygritaba:

    —¡Basta!¡Bastaya!Todoscorríanportodaspartes,laseñoritaVanderblergueseencontrabamal,era

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  • formidable.Aldíasiguiente,cuandovinoelministro,todomarchóbien,peronosotrosnolo

    vimos,porquenoshabíanmetidoenellavaderoyaunqueelministrohubieraqueridovernosnohabríapodido,porquelapuertaestabacerradaconllave.¡Eldirectortienecadaidea!

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  • Yofumo

    Estabaeneljardínsinhacernada,cuandovinoAlcestesymepreguntóquéhacíayyolecontesté:

    —Nada.EntoncesAlcestesmedijo:—Venconmigo,tengoalgoqueenseñarte,vamosapasarlobomba.SeguíenseguidaaAlcestes,siemprelopasamosmuybienlosdos.Alcestesnosé

    sioslohedicho,esuncompañeroqueesmuygordoycomesinparar.Peroentoncesnocomía,llevabalamanoenelbolsilloy,mientrasíbamosporlacalle,mirabahaciaatrásparaversinosseguían.

    —¿Quéquieresenseñarme,Alcestes?—pregunté.—Todavíano—medijo.Porúltimo,cuandodoblamoslaesquinadelacalle,Alcestessacódelbolsilloun

    granpuro.—Mira—medijo—,esdeverdad,¡nodechocolate!Queno era de chocolate, no necesitaba decírmelo, porque si el cigarro hubiera

    sidodechocolate,Alcestesnomelohabríaenseñado,selohubieracomido.Yoestabaunpocodecepcionado;Alcestesmehabíadichoqueloíbamosapasar

    bomba.—¿Quévamosahacerconesepuro?,pregunté.—¡Quépregunta!—mecontestóAlcestes—.Noslovamosafumar,¡pardiez!Yonoestabamuysegurodequefueraunabuenaideafumarseelpuro,y,además,

    teníalaimpresióndequelacosanolesgustaríaapapáyamamá,peroAlcestesmepreguntósimispadresmehabíanprohibido fumarpuros.Yo reflexionéy tuvequeconfesar que papá y mamá me han prohibido pintar en las paredes de mi cuarto,hablarenlamesasinquemepreguntencuandohayinvitados,llenarlabañeraparajugarconmibarco,comerpastelesantesdecenar,batirlaspuertas,metermeeldedoen la nariz y decir palabrotas, pero nunca me han prohibido papá y mamá fumarpuros.

    —Yaloves—medijoAlcestes—.Detodasformas,paraquenohayalíos,vamosaescondernosenalgunapartedondepodamosfumartranquilamente.

    Yopropusequefuéramosalsolarquehaynomuylejosdecasa.Papánuncavaallí.AlcestesdijoqueeraunabuenaideayyaíbamosaatravesarlavallaparaentraralsolarcuandoAlcestessedioungolpeenlafrente.

    —¿Tienesfuego?—mepreguntó,yyolecontestéqueno.—Entonces—dijoAlcestes—,¿cómovamosaarreglarnosparafumarestepuro?Yopropusequelepidiéramosfuegoaunseñorenlacalle,hevistocómolohace

    mi papá y es muy divertido, porque el otro señor trata siempre de encender sumecheroynopuede,conelaire,yentoncesledasupitilloapapáypapáapoyasupitillo contra el del señor y el pitillo del señor queda todo arrugado y el señor no

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  • parecemuy satisfecho. PeroAlcestesme dijo que si estabamal de la cabeza, queningúnseñorquerríadarnosfuegoporqueéramosdemasiadopequeños.Lástima,mehabríadivertidoarrugarelpitillodeunseñorconnuestrogranpuro.

    —¿Ysifuéramosacomprarcerillasaunestanco?—dije.—¿Tienesdinero?—mepreguntóAlcestes.Yodijequepodríamoscotizarcomoafinaldeaño,enlaescuela,paracomprarle

    unregaloalamaestra.Alcestesseenfadó,dijoqueélponíaelpuroyqueerajustoqueyopagaralascerillas.

    —¿Haspagadotúelpuro?—pregunté.—No—medijoAlcestes—,loencontréenuncajóndelescritoriodemipadre,y

    comomipadrenofumapuros,nuncaseenterarádequeelpuroyanoestáallí.—Sinohascompradoelpuro,noveolarazóndequeyopaguelascerillas—le

    dije.Porfinaceptécomprarlascerillas,acondicióndequeAlcestesvinieraconmigo

    alestanco;yoteníaalgodemiedodeirsolo.Entramosenelestancoylaseñoranospreguntó:—¿Quéqueréis,ricos?—Cerillas—dijeyo.—Sonparanuestrospapás—dijoAlcestes.Laverdad es queno fuemuy astuto, porque la señora desconfió y dijo queno

    debíamosjugarconcerillas,quenoqueríavendérnoslasyqueéramosunosgranujas.Amímegustabamásantes,cuandoAlcestesyyoéramos«ricos».

    Salimosdelestancoyestábamosbienjorobados.¡Esdifícilfumarunpurocuandounoespequeño!

    —Yo tengo un primo que es boy-scout —me dijo Alcestes—. Parece que leenseñan a hacer fuego frotando dos trozos de madera. Si fuéramos boy-scouts,sabríamoscómohacerparafumarelpuro.

    Yo no sabía que a los boy-scouts les enseñaban esas cosas, pero no hay quecreersetodoloquecuentaAlcestes.Yonuncahevistoaunboy-scoutfumandopuros.

    —Yaestoyhartodetupuro—ledijeaAlcestes—,mevuelvoamicasa.—Sí—dijoAlcestes—;además,empiezoatenerhambreynoquierollegartarde

    acenar,haybizcochosborrachos.¡Yderepentevimosenelsuelo,enlaacera,unacajadecerillas!La cogimos a toda prisa y vimos que quedaba una cerilla. Alcestes estaba tan

    nervioso,queseolvidódesubizcochoborracho.¡YparaqueAlcestesseolvidedeunbizcochotienequeestarenormementenervioso!

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  • —Vamos,pronto,¡alsolar!—gritóAlcestes.Corrimos y pasamos la valla por donde falta una tabla. Es fenomenal el solar;

    vamos amenudo a jugar allí. Hay de todo: hierba, fango, adoquines, cajas viejas,latasdeconservas,gatosy,sobretodo,¡uncoche!Esuncocheviejo,claro,notieneruedas, ni motor, ni puertas, pero nos lo pasamos en grande allí dentro; hacemos«brom, brom, broom»y jugamos también al autobús: ring, ring, final del trayecto,completo.¡Esformidable!

    —Vamosafumaralcoche—dijoAlcestes.Entramos,ycuandonossentamos, losmuellesdelosasientoshicieronunruido

    increíble, como el sillón del abuelo en casa de la abuela, que la abuela no quierearreglarporquelerecuerdaalabuelo.

    Alcestesmordiólapuntadelpuroylaescupió.Medijoquelohabíavistohacerenunapelículadebandidos.Ydespuéstuvimos

    muchocuidadodenoestropearlacerillaytodosalióbien.Alcestes,comoelpuroerasuyo, era el que empezaba, chupaba haciendo un montón de ruido y salía muchohumo.LaprimerachupadasorprendióaAlcestes,lehizotoserymepasóelpuro.Yotambiénchupéytengoquedecirquelacosanomepareciótanbuena,ytambiénmehizotoser.

    —¡Nosabes!—medijoAlcestes—.¡Mira!¡Elhumo,porlanariz!YAlcestescogióelpuroytratódehacerpasarelhumoporlanariz,yesolehizo

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  • toserunabarbaridad.Yoensayéamivezymesaliómejor,peroelhumomepicóenlosojos.Lopasábamosengrande.

    Yallíestábamos,pasándonoselpuro,cuandoAlcestesmedijo:—Mepasaalgoraro,yanotengohambre.

    Alcestesestabaverdeydespués,depronto,sepusomalísimo.Tiramoselpuro;amílacabezamedabavueltasyteníaalgodeganasdellorar.

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  • —Me vuelvo con mi mamá —me dijo Alcestes, y se marchó sujetándose elvientre.Creoqueestanochenocomerábizcochosborrachos.

    También yo volví a casa. La cosa no ibamuy bien. Papá estaba sentado en elsalón,fumandosupipa,mamáhacíapuntoyyomepuseenfermo.Mamáestabamuypreocupada; me preguntó qué tenía, yo le dije que era el humo, pero no pudecontinuarelasuntodelpuro,porqueaúnmepusepeor.

    —¡Yaloves!—ledijomamáapapá¡Siempretehedichoqueesapipaapestaba!Ydesdequeyomefuméelpuro,papánotienederechoafumarsupipaencasa.

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  • Pulgarcito

    Lamaestranosexplicóqueeldirectordelaescuelaibaamarcharse,quecogíaelretiro.Parafestejarlosepreparancosastremendasenlaescuela,sevaahacercomoenelrepartodepremios:vendránlospapásylasmamás,sepondránsillasenlaclasegrande, sillones para el director y los profesores, guirnaldas y un tablado para larepresentación.Losactores,comosiempre,seremosnosotros,losalumnos.

    Cada clase prepara algo. Los mayores harán gimnasia: se ponen todos unosencima de otros y el que está más arriba agita una banderita y todos aplauden.Hicieronesomismoelañopasadoparaladistribucióndepremios,yerafenómeno,aunquealfinalseestropeóunpocolodelabandera,porquesecayerontodosantesdeagitarla.Laclasesuperioralanuestravaabailar.

    Irántodosvestidosdecampesinos,conzuecos.Sepondránencorro,golpearánel tabladoconloszuecos,peroenvezdeagitar

    unabanderaagitaránlospañuelos,gritando:«hop-lá».Tambiénelloslohicieronelañopasado,estabapeorquelodelagimnasia,pero

    nosecayeron.Hayunaclasequevaacantar«FrèreJacques»yunantiguoalumnoquerecitará

    una felicitación y nos dirá que como el director le dio buenos consejos se haconvertido en un hombre y en secretario delAyuntamiento. ¡Y lo nuestro va a serformidable!Lamaestranoshadichoqueíbamosarepresentarunaobra.

    UnaobracomoenlosteatrosyenlatelevisióndeClotario,porquepapáaúnnohaqueridocompraruna.

    Laobrase llama«PulgarcitoyelGatoconBotas»,yhoy,enclase,hacemoselprimerensayo;lamaestranosdiráquépapelesvamosarepresentar.Godofredo,porsi acaso, vino vestido de cow-boy, su papá esmuy rico y le compramontones decosas,peroalamaestranolehagustadomuchoeldisfrazdeGodofredo.

    —Yateloheadvertido,Godofredo—lehadicho—,quenomegustaquevengasdisfrazadoalaescuela.Además,nohaycow-boysenestaobra.

    —¿Que no hay cow-boys?—preguntóGodofredo—. ¡Y llama usted a eso unaobra!¡Vaaserunabirria!

    Ylamaestralocastigódepie.Lahistoriadelaobraesmuycomplicadaynolaheentendidomuybiencuando

    nos la contó la maestra. Sé que aparece Pulgarcito que busca a sus hermanos yencuentraalGatoconBotas,yapareceelmarquésdeCarabásyunogroquequierecomersea loshermanosdePulgarcitoyelGatoconBotasayudaaPulgarcitoyelogroesvencidoysevuelvebuenoycreoquealfinalnosecomealoshermanosdePulgarcito,ytodosestáncontentosycomenotracosa.

    —Veamos—dijolamaestra—,¿quiénvaahacerdePulgarcito?—Yo, señorita—dijo Agnan—. ¡Es el papel principal y soy el primero de la

    clase!

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  • EsciertoqueAgnaneselprimerodelaclase, tambiéneselpreferidoyunmalcompañeroquelloratodoeltiempoyllevagafasynoselepuedepegarporculpadeellas.

    —¡Si tú tienes cara de Pulgarcito, yo tengo cara de obispo!—dijo Eudes, uncompañero,yAgnanseechóallorarylamaestracastigóaEudesdepie,alladodeGodofredo.

    —Necesito un ogro, ahora —dijo la maestra—, ¡un ogro que tenga ganas decomerseaPulgarcito!

    Yopropusequeelogro fueraAlcestes,porqueesmuygordoycomesinparar.PeroAlcestesnoestabadeacuerdo,miróaAgnanydijo:

    —¡Nocomodeeso,yo!Es la primera vez que veo desganado a Alcestes; la verdad es que la idea de

    comerseaAgnannoesmuyapetitosa.Agnansepicóporquenoqueríancomerlo.—Sinoretirasloquehasdicho—gritóAgnan—,mequejaréamispadresyharé

    queteexpulsendelaescuela.—¡Silencio! —gritó la maestra—. Alcestes, tú harás la muchedumbre de los

    aldeanos y además serás el apuntador, para ayudar a tus compañeros durante larepresentación.

    Laideadeapuntaraloscompañeros,comocuandoestánenelencerado,legustóaAlcestes,sesacóunagalletadelbolsillo,selametióenlabocaydijo:

    —Tábien.—¡Vaya manera de expresarse! —gritó la maestra—. ¿Quieres hablar

    correctamente?—Tábien,señorita—corrigióAlcestes,ylamaestralanzóungransuspiro;estos

    díastienepintadecansada.Para el Gato con Botas la maestra escogió primero a Majencio. Le dijo que

    llevaríauntrajeprecioso,unaespada,bigotesyunacola.Majencioestabadeacuerdoconlodeltrajeprecioso,losbigotesysobretodocon

    lodelaespada,peronoqueríasabernadadelacola.—¡Pareceréunmono!—dijo.—Bueno,¿yqué?—dijoJoaquín—.¡Estarásmuynatural!YMajenciolediounapatada,Joaquínledevolvióunabofetadaylamaestralos

    castigóde pie a los dos ymedijo que elGato conBotas sería yo y que si nomegustabaledabaigual,porqueempezabaaestarhartadeestapandilladegranujasycompadecíaanuestrospadresportenerqueeducarnos,yquesilacosacontinuabaasíacabaríamosenlacárcelycompadecíaalospobresguardianes.

    DespuésdequeescogióaRufoparahacerdeogroyaClotarioparamarquésdeCarabás, lamaestranosdiounospapeles escritos amáquina, donde estaba todo loqueteníamosquedecir.LamaestravioquehabíaunmontóndeactorescastigadosdepieyentonceslesdijoquevolvieranparaayudaraAlcestesahacerlamuchedumbrede los aldeanos.Alcestesnoquedómuycontento,queríahacer lamuchedumbreél

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  • solo,perolamaestraledijoquesecallara.—Bueno —dijo la maestra—, vamos a empezar, leed bien vuestros papeles.

    Agnan,miraloquevasahacer:llegasaquí,estásdesesperado,eselbosque,buscasatus hermanos y te encuentras delante de Nicolás, el Gato con Botas. Vosotros, lamuchedumbre,decístodosjuntos:¡SiesPulgarcitoyelGatoconBotas!Vamos.

    Noscolocamosdelantedelencerado.YomehabíapuestounareglaenelcinturónparafingirqueeralaespadayAgnanempezóaleersupapel.

    —¡Mishermanos!—decía—.¿Dóndeestánmispobreshermanos?—¡Mishermanos!—gritóAlcestes—.¿Dóndeestánmispobreshermanos?—Perobueno,Alcestes,¿quéhaces?—preguntólamaestra.—¿Cómoquequé?—contestóAlcestes—.Soyelapuntador,¡puesapunto!—Señorita—dijoAgnan—,cuandoAlcestesapunta,melanzamigasdegalletasa

    lasgafasynoveonada.¡Mequejaréamispadres!YAgnansequitólasgafasparalimpiarlasyentoncesAlcestesaprovechóyledio

    unabofetada.—¡Enlanariz!—gritóEudes—.¡Daleenlanariz!

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  • Agnan se puso a gritar y a llorar.Dijo que eramuydesgraciadoy quequeríanmatarlo, y se tiró al suelo.Majencio, Joaquín y Godofredo empezaron a hacer demuchedumbre.

    —¡SiesPulgarcito—decían—yelGatoconBotas!Yomepeleaba conRufo.Yo tenía la regla y él una caja de lápices.El ensayo

    marchabafenómeno,cuandoderepentelamaestragritó:—¡Ya basta! ¡A vuestros sitios! ¡No representaréis esta obra en la fiesta! ¡No

    quieroqueeldirectorveaesto!Todosnosquedamosconlabocaabierta.¡Eralaprimeravezqueoíamosalamaestracastigaraldirector!

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  • Labici

    Papá no quería comprarme una bici. Siempre decía que los niños son muyimprudentesyquequierenhaceracrobaciasyrompensusbicisysehacendaño.Yoledecíaapapáqueseríaprudentey luego llorabay luegomeenfurruñabay luegodecía queme iba a ir de casa, y por último papá dijo que tendría una bicicleta siestabaentrelosdiezprimerosenelexamendearitmética.

    Poresoyoayerestabaencantadodevolverdelaescuela,porqueeraeldécimoenelexamen.Papá,cuandolosupo,abriómucholosojosydijo:

    —Hombre,muybien,muybien.Ymamámebesóymedijoquepapámecompraríaenseguidaunabonitabiciy

    queestabamuybienhaberaprobadoelexamendearitmética.Hayquedecirquetuvemucha suerte, porque solo estábamos once para el examen, los demás compañerosteníanlagripeyelundécimoeraClotario,quesiempreeselúltimo,peroensucasonoesgraveporqueyatienebici.

    Hoy,cuandolleguéacasa,viapapáyamamáquemeesperabaneneljardíncongrandessonrisasenlaboca.

    —¡Tenemosunasorpresaparanuestroniñogrande!—dijomamá,yteníaojosdeguasa,ypapáfuealgarajeytrajo,noloadivinaréis,¡unabici!

    Unabicirojayplataquebrillaba,conunfaroyuntimbre.¡Fenomenal!Yoechéacorrerydespuésbeséamamá,beséapapáybesélabici.

    —Tienes que prometerme que serás prudente —dijo papá—, y que no harásacrobacias.

    Yoloprometí,yentoncesmamámebesó,medijoqueyoerasuniñograndeyqueibaaprepararunasnatillasdepostreysemetióencasa.¡Mipapáymamásonlosmásformidablesdelmundo!

    Papásequedóconmigoeneljardín.—¿Sabes? —me dijo—. Yo era un buen campeón ciclista y si no hubiera

    conocidoatumadrequizámehubierahechoprofesional.Esonolosabíayo.Sabíaquepapáhabíasidouncampeónterribledefútbol,de

    rugby,denataciónydeboxeo,perolodelabicieranuevo.—Voyaenseñarte—dijopapá.Y se sentó enmi bici y empezó a dar vueltas por el jardín. Claro, la bici era

    demasiadopequeñaparapapáyteníaproblemasconlasrodillasquelesubíanhastalacara,perosedefendía.

    —¡Esunodelosespectáculosmásgrotescosalosqueheasistidodesdelaúltimavezquetevi!

    El que había hablado era el señorBlédurt, quemiraba por encima del seto deljardín.ElseñorBlédurtesnuestrovecino,yleencantatomarleelpeloapapá.

    —Cállate—lecontestópapá—,¡noentiendesnadadebicis!

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  • —¿Qué? —gritó el señor Blédurt—. Has de saber, pobre ignorante, que fuicampeón interregional de aficionados y que me habría hecho profesional si nohubieraconocidoamimujer.

    Papaseechóareír.—¿Campeóntú?—dijopapá—.¡Nomehagasreír!¡Sicasinosabessostenerte

    enuntriciclo!EsonoacabódegustarlealseñorBlédurt.—¡Vasaver!—dijo,ysaltóporencimadelseto.—Pásamelabici—dijoelseñorBlédurtechandomanoalmanillar,peropapáse

    negabaasoltarlabici.—Nadietehallamado,Blédurt—dijopapá—;¡vuélveteatumadriguera!—¿Tienesmiedodequeteavergüencedelantedetupobrehijo,eh?—preguntóel

    señorBlédurt.—Cállate,anda,medaspena,¡esoesloquemedas!—dijopapá.ArrancóelmanillardelasmanosdelseñorBlédurtyvolvióadarvueltasporel

    jardín.—¡Grotesco!—dijoelseñorBlédurt.�