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61 NÓMADAS EL PERIODISMO CIVICO COMO COMUNICACION POLITICA Ana María Miralles C. * La autora retoma el ejercicio del periodismo cívico como el espacio en el cual la formación de la opinión pœblica adquiere características de un pro- yecto político dinÆmico en el que el ciudadano es el ente fundamental. * Coordinadora de Especialización en Periodismo Urbano de la Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín. Coordinadora de los Proyectos de Periodismo Cívico Voz y Voto (BogotÆ) y Voces Ciudadanas (Medellín).

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61NÓMADAS

EL PERIODISMO CIVICOCOMO COMUNICACION

POLITICA

Ana María Miralles C. *

La autora retoma el ejercicio del periodismo cívico como el espacio en elcual la formación de la opinión pública adquiere características de un pro-yecto político dinámico en el que el ciudadano es el ente fundamental.

* Coordinadora de Especialización en Periodismo Urbano de la Universidad PontificiaBolivariana. Medellín. Coordinadora de los Proyectos de Periodismo Cívico Voz y Voto(Bogotá) y Voces Ciudadanas (Medellín).

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La formación de opinión pú-blica como un proyecto político di-námico y no como un resultadocontingente de la información, esuna de las ideas centrales del perio-dismo cívico en su intento por esta-blecer conexiones reales entreperiodismo y democracia. Esto, queno es otra cosa que fortalecer el sen-tido de lo público, lo hace con uningrediente particular: el ciudadano.

Tradicionalmente se haconsiderado que el modeloinformativo genera opiniónpública, es decir, que es sufi-ciente con darle datos a lasaudiencias para que se con-sidere que en este modelounilateral quien está reci-biendo la información es unsujeto en capacidad de tenercriterios frente a los asuntosde interés público y de asumirroles activos. Sin embargo,son varios y contradictorioslos puntos de discusión queestán detrás de esta idea: 1)Son los medios y no los ciu-dadanos, los que indican cuá-les son los temas de interéspúblico; 2) Los ciudadanosson consumidores pasivos deinformación; 3) Aunque nohay una relación mecánicaentre la orientación de losmensajes periodísticos y lospensamientos de las audien-cias, los datos esenciales paratomar posiciones son losproporcionados por los medios; 4)En sociedades en donde no hay plu-ralidad de visiones desde diferentesmedios de comunicación, la forma-ción de criterios entre los ciudada-nos está peligrosamente homologaday es difícil hablar de opinión públi-ca; 5)Un modelo montado solamen-te sobre la idea de informar lo que

sucede, no proporciona las condicio-nes para conectar esos temas con losintereses de la gente, entre otras co-sas porque el ciudadano común seconecta por medio de valores, emo-ciones, opciones y, desde luego, tam-bién por medio de datos; 6)Losprotagonistas de los hechos en elmodelo exclusivamente informativocorresponden al perfil de los que ha-cen noticia: funcionarios o aquellaspersonas en capacidad de producir

hechos destacables, por lo general enel campo científico o en el deporti-vo, especialmente en este último. Elciudadano común aparece más en unrol de víctima y de espectador de loshechos.

Incluso desde la academia, hastahace poco el modelo �comunicativo�

que se enseñaba a los estudiantes enlos primeros cursos era el del emisor-mensaje-receptor. En esa trilogía quehoy intenta poner en tela de juicioel periodismo cívico, descansaba laformación de opinión pública. Peroaún sin tener en cuenta que no to-dos los sectores sociales tienen acce-so igual a los medios �algunos nisiquiera lo tienen�, la falla de eseplanteamiento consiste en pensar quela información por sí misma genera

opinión pública. Lo que re-sulta paradójico es que en laépoca en que hay más infor-mación disponible, esté másen cuestión el tipo de cali-dad de vida pública y de ciu-dadano que tenemos. Elpaso del sujeto informado alciudadano no era, despuésde todo, así de automático.

La corriente de la llama-da mediología francesa, seha ocupado de las transfor-maciones de la publicidadpolítica de una manera quesin contemplaciones allanael camino para que desde lospropios medios de comuni-cación el estrecho debate so-bre la profesión se amplíe alos marcos de la sociedad ala cual pretenden servirle,mostrando la evolución delconcepto de opinión públi-ca. �La �opinión pública� noes ya ese concepto hereda-do de la Ilustración, concep-

to normativo de una opinión(idealmente) formada con la razón.Designa más bien a la masasegmentada de opiniones particula-res en las que se expresan interesesdivididos y hasta conflictivos�; Ferrydice: �Se deduce que el carácter pú-blico de la opinión, es decir, su re-presentación institucionalizada en la

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prensa y el parlamento, ya no puedeser identificada como antes con algoasí como una �voluntad general� dig-na de ese nombre�1 .

Crear ciudadanos que en calidadde públicos2 asuman un más signifi-cativo perfil en la vida pública, esjustamente lo que el periodismo cí-vico pretende hacer. Esto no excluyea otros sectores como los expertos, lospolíticos profesionales y los funcio-narios oficiales. Es evidenteque ningún debate público sepodría dar sin ellos. Simple-mente, lo que el periodismocívico hace es poner el énfa-sis en la necesidad de que losciudadanos sean vinculadosa prácticas deliberativas me-diante las cuales puedan con-figurar posiciones que tenganvisibilidad e impacto en laescena pública, en la medi-da en que mediatizadas entrana hacer parte de la comuni-cación política3 .

Wolton4 habla de treslegitimidades constitutivasde la comunicación políti-ca, que también ocuparán laatención de los procesos deperiodismo cívico electoral:la política y la informaciónque se desarrollaron en el si-glo XVIII y la opinión pú-blica y la comunicación queson más recientes. Si bienella reconoce que la batallapor el sufragio universal era insepa-rable de la batalla por la libertad deexpresión, hoy, desde el periodismocívico, la democracia entendida mu-cho más allá de la reivindicación porel sufragio requiere de una concep-ción diferente de la información,que conduzca al periodismo a prác-ticas de corte comunicativo, porque

ahora la reivindicación es la del de-bate público que constituye la partesustantiva del proceso (el sufragio esahora un asunto procedimental).Para ello se necesita, más allá de lasgarantías procesales para el voto ypara la información, un amplio pro-ceso de educación cívica queinvolucre al poder estatal, a la so-ciedad política y de manera particu-lar al ciudadano.

Dar voz pública a la ciudadanía,pasa necesariamente por procesosdeliberativos de formación de opi-nión pública, que se constituyen entoda una práctica pedagógica, con unsentido renovado de la política queya no estará exclusivamente en ma-nos de los �políticos profesionales� yque no necesariamente tiene que pa-

sar por las instituciones creadas en elsistema representativo (tales como elparlamento, las asambleas o los con-cejos), sino que se mueve en espa-cios más abiertos y definidos desdeun punto de vista predominantemen-te cultural, más cerca de los sistemassimbólicos de la gente.

Justamente, los críticos de la de-mocracia deliberativa afirman que sumayor problema radica en que pre-

tende tomar el acuerdocomo punto de partida, porun lado, o bien el procesose concentra demasiado enla búsqueda del consenso,por el otro, lo cual puedeconstituirse en un modeloexcluyente porque privile-gia ciertos modos de habla,y enfatiza el pensamientoracional sobre otras formascomunicativas acerca de lostemas de interés ciudadano,postura desde la cual losciudadanos que manejendiferentes códigos y pers-pectivas serían dominadospor las lógicas tomadascomo más fuertes. Esto vaen contra de los principiosde igualdad que pretendenpromover los procesosdeliberativos.

Aún así, sin alejarse de-masiado del modelo de ladeliberación, Young5 propo-ne hablar de democracia

comunicativa para indicar la igualdadde condiciones de diferentes formasde interacción comunicativa (narra-tiva, retórica y coloquial) y añade queel argumento no es el único modo decomunicación política. �El ideal dela democracia comunicativa es másamplio que el de la democraciadeliberativa porque reconoce que

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cuando el diálogo político busca re-solver los problemas colectivos, jus-tamente requiere la pluralidad deperspectivas, modos diferentes dehabla y formas diversas de expresarla particularidad de la situación so-cial, al tiempo que admite laaplicabilidad general de principios�.

La democracia deliberativa asíenriquecida con una perspectiva cul-tural y comunicativa, base filosóficadel periodismo cívico, es un reto po-lítico y educativo frente alpredominio del sistema de larepresentatividad que ha hecho delciudadano un sujeto que delega enotros la iniciativa de los asuntos pú-blicos, y que tiene como punto máxi-mo de acción política el voto, tandesdibujado de sentido desde hace untiempo y tan salpicado en nuestrospaíses de prácticas clientelistas y demarketing.

Por eso el periodismo cívico debeinterpelar al ciudadano para que re-cupere el control de los temas y dejeatrás la idea, inculcada en buena partepor los propios medios de comunica-ción, de que lo público es igual a loestatal. Construir o reconstruir unsentido de lo público como un siste-ma de comunicación democrática,con la presencia de diversos actores,discursos, opciones y acciones para lavida colectiva, supone re-educar alciudadano, es decir, adelantar estra-tegias de pedagogía política que sibien no pasan solamente por los me-dios de comunicación, encuentran enellos uno de sus principalesescenarios.

Los proyectos electorales de pe-riodismo cívico son quizás los que másdirecta relación tienen con esa idea,a partir de la reanimación del debatepúblico encarando sin miramientos

la vieja propuesta de hacer pedago-gía política desde los medios de co-municación6 .

En Estados Unidos, varios me-dios de comunicación lo han veni-do experimentando desde hace diezaños, particularmente algunos vin-culados a la importante cadenaKnight Ridder. Hacia 1996, más de150 organizaciones periodísticas ha-bían desarrollado allí proyectos deperiodismo cívico. Lo que en ese paísya se conoce como un movimiento,está apenas comenzando en Colom-bia. El debate promete ser intenso,no solamente porque los contextosson muy diferentes, sino porque seavizora la posición defensiva queasumirán quienes están de parte dela cultura profesional periodísticapredominante.

El primero de esos proyectos de-sarrollados en Colombia fue el reali-zado en 1997 por el periódico El

Tiempo en Bogotá, con la asesoría dela Especialización en PeriodismoUrbano de la Universidad PontificiaBolivariana de Medellín. Se trata dela propuesta llamada �VOZ Y VOTO,participe y elija�, con el que se in-tentó hacer del proceso de elecciónde alcalde mayor de la ciudad de Bo-gotá, un diálogo público con la parti-cipación activa de la ciudadanía.

Temas de gobierno yagenda ciudadana

Los proyectos de periodismo cí-vico electoral trabajan con la siguien-te premisa: pasar de los temas decampaña a los temas de gobierno, en latarea informativa sobre las eleccio-nes. Con esto ya se plantea una tesisque, tal como está el panorama polí-tico en época de elecciones, parece-ría revolucionaria porque significaromper con la lógica que ha venidoimperando y que ha deteriorado el

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debate público de ideas y deprogramas.

Es preciso reconocer que la debi-lidad de ese debate no tiene su causaexclusivamente en las prácticascomunicativas (cubrimiento infor-mativo de las campañas y marketingpolítico, por ejemplo), sino que ellose debe a un conjunto de situacionesentre las que hay que destacar la cri-sis de los partidos políticos, la estre-chez de la definición del ciudadanoentendido solamente en su versiónpolítica clásica y peor, en su dimen-sión de depositante de votos, ademásdel predominio de los marcos simbó-licos de representación política, queponen entre paréntesis la delibera-ción ciudadana.

En los procesos electorales fácil-mente se ha ido aceptando la idea deque lo importante es ganar votos yno desarrollar un debate de propues-tas. Las tácticas del marketing políti-

co, de las estrategias de imagen y lasencuestas de popularidad de los can-didatos, se han convertido en la par-te central de lo que realmente no esmás que una espectacularización dela política. En este marco, el ciuda-dano es solamente una perspectiva devoto y por lo tanto un blanco de losconductores de campaña, pero no unsujeto político. Si el que ha de ganaren los actuales escenarios es el can-didato más popular, independiente-mente de sus propuestas y suscapacidades para gobernar, entoncesel ciudadano que está en el centro deesta estrategia es el consumidor deimágenes, jingles, y eslóganes. Ese estambién el tipo de ciudadano que seha propuesto desde los medios, alaceptar el juego de los conductoresde campaña.

Por ello, lo importante en el pe-riodismo cívico es involucrar al elec-tor en el proceso y no solamente enel paso final cuando debe depositar

el voto. ¿De qué modo lo hace? Ini-ciando un gran diálogo abierto entrelos ciudadanos y los candidatos so-bre los temas de gobierno, una espe-cie de foro mediático, que va más alláde las prácticas que algunos han con-siderado pseudo-democráticas, con-sistentes en llamadas telefónicas ypregrabados con preguntas de la gen-te de la calle para ser respondidas porlos candidatos en la televisión. Eldebate público planteado por el pe-riodismo cívico es más que una téc-nica: encierra toda una filosofía quepretende recobrar el sentido del pro-ceso electoral y de paso recordar quemás que de electores se debe hablarde ciudadanos que pueden construiruna agenda temática alrededor de lacual los aspirantes se pronuncian paraconectarse con los intereses y nece-sidades de la población y hacerles suspropuestas como candidatos. No esque el periodismo cívico pretendasustituir a la política. Se trata de ha-cer más viable la democracia en lassociedades masivas, al poner los me-dios a disposición del diálogo públi-co manejando una compleja relaciónentre tres agendas: la de los políti-cos, la de los medios y la de laciudadanía.

El rol de los sondeos, aceptadospor algunos como expresión de laopinión ciudadana en la democraciay en la construcción de opinión pú-blica, es bastante contradictorio. Loscandidatos las ponen en funciona-miento desde el momento mismo enque piensan lanzarse, para compro-bar sus índices de popularidad. Apartir de ahí se desencadena una se-rie de encuestas que marcarán el rum-bo del proceso electoral. En realidad,aunque las llamen �encuestas de opi-nión� y hablen de formación de �opi-nión pública�, las encuestas asíconcebidas no están interesadas en

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que se conozca la opinión del públi-co. Los propios candidatos acabanmontando sus intervenciones públi-cas y son entrevistados en los noti-cieros en razón de los resultados delos últimos sondeos. Así las cosas, laestrategia política pasa a ocupar el lugarde las ideas políticas, pues se actúa se-gún los resultados de la encuesta, conel objetivo de subir unos puntos enlos sondeos. Eso es lo que en elCharlotte Observer se ha conocidocomo el �horse race� 7 .

Pero, ¿se puede hablar de cons-trucción de opinión pública cuandola pregunta esencial que se formulaal ciudadano es �si las elecciones fue-ran hoy, por quién votaría�? Desdeluego que estos resultados ejerceninfluencia, probablemente, en la in-tención de voto. No se trata de cali-ficar su eficacia o no, sino de resaltarque no constituyen, así manejadas,ningún aporte para la formación deuna verdadera opinión pública pen-sante porque le restan toda posibili-dad de formular una agendaciudadana de temas para el debatepúblico que vaya más allá de las ex-pectativas a veces transitorias de lagente.

Desde el punto de vista de la co-municación política, no obstante, alos sondeos se les reconoce no sóloun rol importante, sino legitimidadcomo canales de expresión de la opi-nión pública. La validez que se lesreconoce es de orden científico y téc-nico, sin desconocer los errores quese pueden cometer en ellos. En otrotexto Dominique Wolton8 llega aplantear que de la trilogía de los ac-tores de la comunicación política enlas sociedades masivas (políticos, pe-riodistas y sondeos) el eslabón másdébil es el de la información, al decirque su legitimidad es más frágil por-

que la de los sondeos y la de los polí-ticos está vinculada a principios derepresentatividad.

Desde la perspectiva del perio-dismo cívico, los sondeos se convier-ten en la herramienta clave para laconstrucción de la llamada �agendaciudadana�. Es decir, en época elec-toral no se usan para medir las in-tenciones de voto de los electores einterpretarlas como sus expectativas,sino que directamente se indaga porlos temas que los ciudadanos consi-deran importantes para que los can-didatos desarrollen sobre ellos eldebate electoral, lo cual sin dudacontribuye a darle una nueva legiti-midad al periodismo.

La idea de poner como eje lostemas de gobierno propicia, comodirían los semiólogos, una rese-mantización del proceso. En estemarco la campaña ocuparía solamen-te un espacio del espectro y proba-blemente podría ser entendida como

mecanismo de difusión y no de cons-trucción de ideas. Lo problemáticode poner como centro del cubrimien-to electoral los temas de campaña, esque la opinión pública está cediendola iniciativa a quienes compiten porun puesto y con ello se les da el con-trol de un proceso que es eminente-mente del ciudadano, que en estecaso coincide con el elector. Lo quepropone el periodismo cívico es re-cuperar la iniciativa sobre los temasa partir de la re-estructuración detodo el esquema en torno a los temasde gobierno. Lo que puede ser vistocomo un juego de poder es tal vez másun juego de legitimidad de agendas.La agenda ciudadana entra entonces acompetir con la de los políticos e in-cluso con la de los medios de comu-nicación. Este es el aspecto crucialde la propuesta del periodismo cívi-co. Sin dejar de lado la informaciónsobre las campañas, pero sí des-centrando sustancialmente los espa-cios para su difusión, los medios ledan la iniciativa al votante desde el

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comienzo mismo del proceso, másque en su calidad exclusivamente deelectores, como ciudadanos.

¿Si no son los conductores decampaña los que ponen los temas,entonces quién? Para el periodismocívico, la respuesta es la ciudada-nía. El planteamiento es el siguien-te: si los candidatos están aspirandoa un puesto, entonces deben seguirel proceso que se requiere. Lo pri-mero es establecer el perfil del cargoy luego que los candidatos presen-ten sus hojas de vida para someter-las al escrutinio de quienes deberántomar la decisión de darle el empleoa uno de ellos. Esto, que suena abanalización del proceso, significauna recuperación de sentido. El vo-tante no es el convidado de piedra.Debe asumir el proceso desde el co-mienzo mismo y no dejarse condu-cir hasta la urna9 .

El periodismo cívico cambia elpropósito de las encuestas y por eso

está mucho más cerca de la forma-ción de opinión pública. Las pregun-tas que plantea al ciudadano son decarácter abierto. Son cuestionariosdispendiosos y difíciles de manejartanto para encuestados como paraencuestadores. No se pueden contes-tar por teléfono. Pero con ellos, elciudadano tiene la iniciativa de se-ñalar cuáles son los temas que a sujuicio deben discutirse. De los resul-tados de la encuesta sale una lista deasuntos que se constituye en la agen-da ciudadana para las elecciones. Porlo general se seleccionan los cincoprimeros, y todo el cubrimiento dela campaña electoral se monta sobreellos. Es decir, los informes periodís-ticos y la parte central de las inter-venciones de los candidatos, a pedidode los medios, debe concentrarse enestos temas.

Este es un juego de legiti-midades. ¿Por qué, después de tantotiempo de proceder así, deberían lospolíticos soltar la iniciativa? La ra-

zón para hacer esto cuando más lonecesitan es que la agenda ciudada-na, avalada por los medios en épocaelectoral, es un poderoso acicatepara aceptar en lo básico estas nue-vas reglas del juego. Ahí entran enconsideración las viejas relacionesde dependencia de los políticos fren-te a los medios, que se radicalizanen época de elecciones, pero con unnuevo ingrediente: si la propuesta esadelantar un diálogo público sobrelos temas que la ciudadanía propo-ne mediante un método aceptadosocialmente �las encuestas�, enton-ces negarse públicamente a aceptarlos temas y los procedimientos paraese diálogo podría traer consecuen-cias en términos de votos.

Surgen otros interrogantes: ¿elúnico peso posible de la agenda ciu-dadana consiste en que los medios ylos sondeos la respaldan? ¿Hasta quépunto esas ideas de la ciudadanía noestán influidas de antemano por loscontenidos que los propios mediossuelen difundir? ¿Está la ciudadaníaen condiciones de señalar esos temas?¿Nos enfrentamos ahora a la dicta-dura del ciudadano? Las respuestas aestas preguntas tienen todo que vercon el grado de cultura política denuestras sociedades.

Y aún hay más: ¿por qué habríael ciudadano de poner esos temasde gobierno? Pero al mismo tiem-po, ¿por qué lo harían los medios?Y aún: ¿por qué lo harían los polí-ticos que son los que están en lacompetencia? Examinemos en pri-mer lugar a los medios: manejanusualmente los asuntos de interéspúblico �al menos en teoría� y po-drían tener el buen juicio de colo-car los temas de la agenda enrepresentación de los intereses ge-nerales. De cierto modo lo han he-Parque Lourdes. 3:30 p.m. V. S.

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cho hasta ahora: al hacerle segui-miento a los programas de campa-ña, han sido determinantes en loque se plantea durante elecciones.Esto tiene su explicación en losmodelos difusionistas que cubrenlas acciones de quienes toman lainiciativa y en los nexos entre me-dios y políticos, que se acentúandurante las campañas.

Los políticos son los que hanpuesto los temas. ¿Es buenoeso para el proceso democrá-tico? En cierto modo sí.Ellos deben presentar suspropuestas públicamente,así como las razones por lasque creen que deben ser ele-gidos. Es indudable que unaparte de la iniciativa debenseguir tomándola ellos, sinque sus tácticas para conse-guir votos acaben dominan-do el panorama electoral.

¿En todo esto qué es loque ha estado haciendo fal-ta? El punto de vista ciu-dadano, el del votante, eldel gobernado. José Joa-quín Brunner10 afirma quehoy la política tiene queejercerse en el campo de lacomunicación. Los inte-rrogantes de los que partepueden resumirse así: dadoque las elecciones son pro-cesos discontinuos, ¿sobrequé telón de fondo se de-termina el voto que emi-ten los ciudadanos? ¿Qué ocurrecon las necesidades y opiniones dela gente durante los períodos entrelas elecciones? Por tanto para él sontres las funciones básicas de la co-municación en su relación con lapolítica: �1. Crear una comunidadinformada; 2. Representar a dicha

comunidad en la esfera pública; 3.Contribuir a la formación de laagenda de asuntos en torno a loscuales debe organizarse la política.�

Estas tres funciones recogen conclaridad lo que pretende el perio-dismo cívico, el cual, reforzando lasfunciones informativas trabaja al mis-mo tiempo sobre un modelo perio-dístico comunicativo.

La deliberaciónciudadana

Lo que el periodismo cívico pro-pone es un proceso de deliberaciónsobre la agenda de temas de la ciu-dadanía. Dos o tres meses antes deldía de las elecciones, convertir a los

medios y a la ciudad en escenariosdel debate público. Esta es la ideadel foro mediático. �Si la idea de lasoberanía popular puede todavíaencontrar una aplicación realista enlas sociedades altamente complejas,entonces debe desprenderse de lainterpretación demasiado concretade una encarnación en los miem-bros de un colectivo que (física-mente) asisten, participan ydeciden en conjunto�11 . Esta es la

idea del foro mediático y esahí en donde los periodis-tas, más que actuar con lalógica de las Ong�s, traba-jan sobre el espectro muchomás amplio de los diversossectores que buscan visibi-lidad en la escena pública.

Las piezas de esta delibe-ración son varias:

1. Investigaciones perio-dísticas sobre los temas dela agenda ciudadana. Eneste punto se despliega lomejor de la reportería paradar las visiones profundasy la información necesariacon el fin de que esa deli-beración tenga los elemen-tos necesarios. El propósitode las historias es detonary mantener esa delibera-ción proporcionando losinsumos necesarios paraello manteniendo un ritmotan delicado como la seda:demasiado satura al lector,

poco lo deja sin elementos. Porlo general, los temas de la agen-da ciudadana son problemasque aún no han sido resueltosy la contribución del periodis-mo cívico consiste en conver-tirlos en temas en lugar dedejarlos como problemas, que

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sólo dan lugar a quejas y al pa-pel de víctimas por parte de losciudadanos12 .

2. Informes periodísticos tipocrónica en los que los ciudada-nos cuentan sus experiencias po-sitivas en la resolución de esosproblemas. Esto es importanteporque revela al ciudadanocreativo y empoderado. Sin queel periodismo cívico pretendaeximir al Estado desus responsabilida-des, especialmentesobre los asuntos queson propios de la ges-tión oficial, hay ac-titudes ciudadanasque marcan la dife-rencia. Es indudableque la educación cí-vica es esencial parael buen funciona-miento de las ciuda-des13 .

3. No se trata de ha-cer �periodismo rosa�,sino de contar las his-torias reales de quie-nes están comportándose comociudadanos conscientes. Si losmedios están llenos de relatosdetallados sobre quienes actúanal margen de la ley, ¿por qué nohacer lo propio con quienes es-tán haciendo las cosas correcta-mente? Esto que parecería unprocedimiento conductista pue-de ser más bien un tratamientomenos espectacularizante y másequitativo de la información enla medida en que se hacen visi-bles otros protagonistas de unconcepto renovado de noticia.

4. Convocatoria de los medios aparticipar en foros ciudadanos.

Esta es una de las piezas más im-portantes del proceso porque esdonde se da la deliberación caraa cara. Es también la apuesta másconcreta del periodismo cívico enla formación de ciudadanía. Losforos convocados sobre los temasde la agenda ciudadana, son talvez el elemento pedagógico másimportante de los proyectos deperiodismo cívico electoral. Esallí donde se va decantando la

voz de la ciudadanía, al entrar encontacto con las ideas de otrosciudadanos. Con o sin una guíade discusión, los foros delibe-rativos promueven la reflexiónrazonada sobre los temas, asícomo la búsqueda y el diálogosobre el máximo de visiones quepuede haber sobre ellos. El pro-ceso se orienta hacia la discusiónsobre las posibles soluciones a losproblemas que requieren aten-ción en mediano y largo plazo,porque no es viable convocar ala deliberación ciudadana sobreasuntos que deben tener solucio-nes inmediatas y para los cualesya existen mecanismos previstos.

La moderación sólo busca facili-tar la deliberación y señalar lospuntos de acuerdo para ver si esposible un consenso. Si no hayconsenso, la sola deliberación esya un logro. La colectivización delos temas es importante porquecuando los ciudadanos tienen porcostumbre pensar y tomar deci-siones aisladamente sobre la vidaen comunidad, la posibilidad decrear tejido social es prácticamen-

te nula y la esfera públi-ca se ve afectada.

5. Petición expresa a loscandidatos de sus pro-puestas sobre los temasde la agenda ciudadana,además de contestar laspreguntas específicas quesobre ellos el medio haceen nombre de los ciuda-danos que las elaboraron.En lo tocante a la publi-cación de las propuestasy las respuestas a las pre-guntas sobre los temas,un criterio primordial ysólido del periodismo cí-vico consiste en darle a

cada candidato la misma canti-dad de espacio, sea que lo empleeo no14 . La idea es que la distri-bución sea simétrica. Es sabidoque en las preferencias tradicio-nales de los medios por algunoscandidatos, la manipulación delespacio se convierte en piezaclave15.

6. Configuración de paneles deciudadanos: los proyectos de pe-riodismo cívico contemplan laescogencia de un grupo de ciu-dadanos interesados en el pro-ceso, para convertirse en asesoresde los medios con el fin de man-tener el enfoque ciudadano para

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los temas y sostener algún en-cuentro con los candidatos, a finde formularles cara a cara pre-guntas hechas por ellos mismosy por sus conciudadanos pormedio de llamadas telefónicas almedio.

7. Neutralidad partidista: algu-nos han criticado anticipada-mente al periodismo cívicoporque según ellos supone rom-per la neutralidad del registro dela información y de paso irsecontra uno de los principios�mitos� sagrados del periodismo:la objetividad. El caso paradig-mático para demostrar lo que esel periodismo cívico, son justa-mente los proyectos electorales,en los cuales se mantiene la neu-tralidad frente a partidos o cau-sas políticas concretas. Si dealguna ruptura de la neutralidadpuede hablarse, es de tratar deluchar contra la apatía ciudada-na y la debilidad de la vida pú-blica. Esta idea está sustentadaen un proyecto político demo-crático mayor, no partidista yque por supuesto no intenta fa-vorecer a ninguno de los que es-tán aspirando al cargo deelección popular.

Así, la deliberación pública tie-ne lugar a partir de la configuraciónde textos periodísticos, propuestas delos candidatos, preguntas de los ciu-dadanos, llamadas telefónicas, forosy panel de ciudadanos. Todas estaspiezas constituyen los elementos deese diálogo social que tiene como es-cenario al medio de comunicación.Esta lógica supera las prácticas pseudodemocráticas de las llamadas telefó-nicas, hoy por hoy tan populares es-pecialmente en la radio y latelevisión, ya que en este caso sí es-

tán articuladas a un procesodeliberativo mayor.

Medios y política

Muchos podrían preguntarse silas elecciones son el mejor momen-to para intentar la construcción deciudadanía y hacer pedagogía políti-ca, cuando la gente está desencanta-da, cree poco en los partidos y en loslíderes políticos. La respuesta es quetal vez eso haga todavía más necesa-rio el periodismo cívico, porque es unintento de reconstrucción de otrosentido de la política, en el que laciudadanía tiene un rol amplio quecumplir, lo cual podría cambiar superspectiva de la política. Este es unproceso que apenas comienza en Co-lombia y por lo tanto es prematuroasegurar qué tanta continuidad po-drá tener en los medios y qué resul-tados podrá arrojar.

Al escepticismo frente a las clá-sicas relaciones de dependencia en-tre la política y el periodismo, habríaque oponer la idea de que en las so-ciedades contemporáneas los cambioshan sido tantos que si los medios notransforman sus visiones, lo harán ariesgo de seguir perdiendo audiencias.Algunos ya lo han comprendido yhoy se aprestan a afrontar los siguien-tes retos:

� Necesidad de un compromisomayor con lo público desde elperiodismo. La existencia deuna vida pública fuerte tienerelación directa con las pro-pias condiciones de existen-cia de los medios.

� Es imperativa la sintonía conla participación ciudadana de-bido a los cambios que se han

dado en la propia esfera polí-tica. Esta participación debe-rá hacerse extensiva a laelaboración de la agenda delos medios que, así sean algu-nos de ellos empresas priva-das, están cumpliendo unservicio de responsabilidadque se enmarca en el terrenode lo público. La polífonía devoces sólo será posible si hayapertura en la configuraciónde la agenda. La participaciónes la que genera el interés porla información, afirma Chris-topher Lasch16 .

� Cada vez se hace más eviden-te la necesidad de hacer trans-parente lo público. La luchacontra la corrupción requiereno solamente de la clásicaprensa fiscalizadora, sino deciudadanos participantes queno sólo denuncien sino queimpidan el fraude público. Eseciudadano participante tendráque contar con el respaldo delperiodismo, sin que ciudada-nos ni medios acaben usur-pando las funciones propias dela justicia.

� La comunicación entre lospolíticos y la gente, la forma-ción consensuada de las deci-siones 17 deben ocupar hoy unlugar destacado. Hay abun-dancia de información, peroes preciso reforzar las formascomunicativas: es cuestión degobernabilidad democrática.

La profundización del debate so-bre las relaciones entre periodismo ydemocracia tiene que salir de los lu-gares comunes en los que ha estadosumido. Lo que hace el periodismocívico es adoptar el punto de vistaarendtiano, al alimentar el concepto

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desde la práctica y tratar de compren-der mejor el trabajo de pedagogía po-lítica que deben ejercer los mediosmasivos.

El principal de esos retos puedeser el de enfrentar el desfase entre elexponencial desarrollo de las teleco-municaciones y la debilidad de loscontenidos de la comunicación po-lítica y ciudadana, que debe ser com-ponente irrenunciable de la calidadde vida.

Citas

1 Ferry, Jean-Marc. �Las trans-formaciones de la publicidadpolítica�. En El nuevo espaciopúblico. Edit. Gedisa.1992, Es-paña. p. 17.

2 Públicos entendidos no comoaudiencias, espectadores o ci-fras estadísticas de consumo demedios, sino como grupos depersonas que comparten temasy deliberan sobre ellos, inclu-so con posibilidades de pasara la acción cívica.

3 La escuela de la mediologíafrancesa se ha ocupado de de-sarrollar conceptualmente elámbito de la comunicaciónpolítica en las sociedades con-temporáneas, que ya no es en-tendida como el estudio de lacomunicación del gobiernocon el electorado, ni el inter-cambio de discursos entre po-líticos en el poder y en la opo-sición. Ahora se ha extendidoal estudio del papel de los me-dios de comunicación masivaen la formación de la opiniónpública y al trabajo por entender las di-ferencias entre las preocupaciones del ciu-dadano y de los políticos. Enfatiza �el pro-ceso de intercambio de discursos políti-cos, entre una cantidad cada vez mayorde actores políticos, con la idea implícitade que de modo progresivo lo fundamen-tal de la política moderna se organiza entorno de la comunicación política, a tra-vés del papel de los medios y de los son-deos�. Wolton, Dominique. �La comuni-cación política: construcción de un mo-

delo�. El nuevo espacio público. Edit.Gedisa. 1992, España. p. 29.

4 Ibid. p. 32.

5 Young, Iris Marion. Communication andthe other: Beyond deliberative demo-cracy. Interesting voices: Dilemmas ofgender, political phylosophy andpolicy. Princeton University Press. 1997,pp. 69 y 73.

6 Es necesario aclarar que aunque el perio-dismo cívico tiene más tradición en elcampo de los proyectos electorales, sus te-mas han sido tan variados que van desdela planeación económica hasta el uso del

suelo urbano y los asuntos relacionadoscon los jóvenes.

7 Este periódico de Carolina del Norte fueuno de los pioneros en materia de perio-dismo cívico electoral. El término hacereferencia a la manera en que se descri-ben las carreras de caballos.

8 Wolton,Dominique. �Los medios, eslabóndébil de la comunicación política�. El nue-vo espacio público. España, Edit.Gedisa,1992. p. 185.

9 La primera pregunta que surge es: ¿conqué elementos y con qué procedimientospuede la ciudadanía plantear los temas degobierno como detonante de todo un pro-ceso de deliberación pública? esto es,¿cómo se construye la agenda ciudadana?El Charlotte Observer fue el primero enhacerlo de forma sistemática. Cambian-do la racionalidad de las encuestas, enlugar de preguntar por la intención devoto, se interrogó a la ciudadanía por losque consideraba eran los asuntos más im-portantes para la ciudad. Lo mismo se hizoen El Tiempo con el proyecto Voz y Votosobre los temas de la ciudad de Bogotá,

con miras a la elección del alcaldemayor.

10 Brunner Ried, José Joaquín.�Comunicación y política en la so-ciedad democrática�. en: Contribu-ciones. #2, 1996. Konrad AdenauerStiftung. Buenos Aires. pp. 7-9.

11 Habermas,Jürgen. Historia ycrítica de la opinión pública. Prefacioa la edición alemana de 1990. Bar-celona, Gustavo Gili, 1990. p. 31.

12 Los temas de la agenda ciuda-dana de Voz y Voto fueron: seguri-dad, salud, educación, transporte,gobierno-administración de la ciu-dad. En El Tiempo se cubrieron esostemas en una doble dimensión: elestado del problema y su narracióndesde la perspectiva de la ciudada-nía, esto es, mostrando cómo esosproblemas afectan al ciudadano ypor qué son importantes de cara aldebate electoral.

13 El ejemplo más destacable deVoz y Voto fue el del transporte. Es-tudiantes de dos universidades pri-vadas de Bogotá nos contaron cómose ingeniaron unos clubes de trans-porte administrados por ellos mis-mos y en los que por medio de laracionalización de los automóvilesprivados se crearon además redes desolidaridad y amistad. El problemade las vías sigue siendo del Estado,pero los ciudadanos pueden haceralgo para reducir el impacto del

problema e incluso pueden tener una in-cidencia en la re-estructuración delproblema.

14 En el caso de Voz y Voto, las preguntaspara los candidatos a la alcaldía de Bogo-tá tuvieron peso público porque se cons-truyeron colectivamente en cada uno delos seis foros realizados. La elaboración decada pregunta significó todo un procesodeliberativo, además porque habiendonecesidad de preguntar muchas cosas, por

Iglesia de Lourdes. 4:30 p.m. V. S.

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razones de espacio del medio solamentese podía formular una pregunta por foro.La participación de los ciudadanos en esteaspecto, la percepción de su responsabili-dad pública en la formulación de la pre-gunta y su interés genuino por lograr es-tablecer un puente de comunicación conlos candidatos, son una muestra de que elpúblico no es apático por naturaleza. Talvez lo que ha faltado es respaldo para ha-cer pública esa voz.

15 En los focus groups que El Tiempo convo-có para evaluar Voz y Voto, uno de losaspectos que los ciudadanos evaluaronmás positivamente fue precisamente laasignación equitativa de los espacios, pordos razones: el periódico no mostraba fa-voritismo por ninguno de los candidatosen el espacio asignado al proyecto y el es-quema permitía conocer propuestas quede otro modo habrían sido ignoradas. Estoindudablemente les dio más elementoscomo electores, plantearon algunos de

ellos, además de que se constituyó en unfactor de credibilidad frente al medio.Fuente: Market de Colombia. Bogotá.1997.

16 Lasch,Christopher. �Journalism,Publicity,and the Lost Art of Argument�. en:Kettering Review. Spring 1995. p. 44.

17 Véliz,Gustavo. �Periodismo y política enlos noventa: tendencias, riesgos y opor-tunidades�, en: Contribuciones 2/1997.Konrad Adenauer Stiftung. Buenos Ai-res. p. 26.