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Héctor y Laura Teme

Entrenamiento en Liderazgo y Desarrollo Personal

basado en el Método CC

EL PODER BASADOEN PRINCIPIOS

El poder en si no es ni bueno ni malo, es neutro. Nuestra relación con el es lo que puede generar bendición o no. Está en nosotros ver cómo lograr el resultado extraordinario con la bendición de Dios y disfrutando el pro-

ceso haciendo un buen uso de la herramienta.

MANUAL TEMÁTICO 11B

PODER BASADO EN PRINCIPIOS Los principios que lo rigen crean el mundo en que usted vive; si cambia esos principios cambiará el mundo. Estamos en pleno camino hacia la cima. Pa-sando por los ACTOS LINGÜÍSTICOS y LOS ESTADOS DE ÁNIMO Y EMOCIONES vemos que para cruzar la brecha entre mi compro-miso y mi visión requiero de una manera de ser poderosa y un fuerte compromiso con el otro.

Pero ¿de qué manera? Puedo generar espa-cios de bendición, de respeto, de alineación voluntaria, de enrolamiento o puedo generar relaciones en donde la influencia del otro o la mía no sea de bendición. O peor aún, puedo saber mucho acerca de actos lingüísti-cos, de contextos conversacionales pero elegir hacer uso de un tipo de poder que no me lleve a una relación pura y duradera. Necesitaremos desarrollar un “poder hac-er” o dicho de otro modo solo pensar que necesitamos “poder”.

El PODER DESDE LAS ESCRITURASEn general, los expertos en este campo con-cuerdan en que el poder es «la capacidad de ejercer influencia», y que esta se puede ejercer en forma directa o indirecta, de modo que produzca un cambio de compor-tamiento o actitud en otra persona o grupo. Dice la Biblia que «Nimrod llegó a ser el primer poderoso en la tierra». Edificó var-

ias ciudades, lo cual significa que tenía gran influencia sobre las personas para que lo siguieran e hicieran lo que él se proponía. El rey Uzías «hizo lo recto» por un tiempo. Pero «cuando ya era fuerte, su corazón se enal-teció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová» (2 Cró 26.16). Samuel advirtió al pueblo cómo se comportarían los reyes que ellos deseaban que los gobernaran, ejempli-ficando lo que es el poder en la esfera políti-ca (1 Samuel 8.1–18).

La Biblia dice asimismo que Jesús fue «poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo»; que empleó su poder para andar «haciendo bienes y sanan-do a todos los oprimidos por el diablo». Dice también que, ante Satanás, rechazó el empleo del poder político; y enseñó a sus discípulos que su labor en el mundo iba por otra vía, por lo cual recibirían poder del Es-píritu, predicarían la Palabra y harían señales para bien de las personas así como para confirmar la existencia de Dios y de su reino (Génesis 10.8; Lucas 24.19; Mateo 4.8–11; Hechos 10.38; 1.8; Marcos 16.20).

El empleo del poder es evidente en la obra de Dios. Esto no podemos negarlo, y mucho menos ignorarlo, por lo que es urgente com-prender que hay un constante uso de poder en CADA ACCION DE LA VIDA. Y los que servimos a Dios debemos estar muy consci-entes cada día acerca del uso que le damos, así como también necesitamos discernir las fronteras que separan uno de otro.

¿El poder reside en la fuerza? Muchos te dirán que la clave del poder resi-de en la fuerza, en la negociación, la exigen-cia o el compromiso. ¡Se equivocan!

Aunque estas tácticas quizás te ayuden a ob-tener lo que deseas a corto plazo, no crearán un poder duradero.

corpora” los principios crearás prácticas efectivas. Tu entendimiento y capacidad para aplicar lo que aprendes trascenderá situa-ciones, problemas y personas específicos. Si subestimas tu poder, obtienes inactividad; si lo sobreestimas, adquieres conflicto y an-tagonismo. Si tienes una visión clara de tu poder, puedes aumentarlo y disfrutar tanto tú como los otros de tu relación del poder en tu vida.

Estamos en una etapa del METODOCC donde ya sabemos hacia dónde ir, con quien ir y como ir. El resultado extraordinario ya no es un sueño sino una manera de mirar el mun-do. Y sabemos algo más grande aún: que en ese caminar podemos reconocer cuando Dios bendice, cuando Dios unge.

Cada módulo y cada minuto invertido te han hecho “poderoso”. Pero la clase de “poder” que elegirás está en tus manos. La manera “poderosa” en que te relacionarás con otros, disfrutando o no de ese andar victorioso, y haciendo o no disfrutar a otros, está en tus manos. A través de los años Laura y yo hemos visto personas que se comprometieron a cambiar su manera de observar, se dispusieron al aprendizaje constante y se hicieron protago-nistas responsables de sus propias vidas y de sus circunstancias. Eligieron también su misión, su llamamiento y su visión. Salieron raudos a elevar sus vidas e incorporaron he-rramientas lingüísticas. Pero al buscar poner esto visto todo junto en la relación con otros a su cargo o en autoridad sobre ellos, falla-ban en la manera poderosa, en la clase de poder que usaban en la relación interper-sonal. Y por más que tenían distinciones, el mantener un paradigma limitado su “ejerci-cio o influencia” sobre otros se convertía en un sufrimiento para ellos y para los otros. Por eso es fundamental que hablemos de “poder”.

¡La honradez es poder! Cuando otros te res-petan, entonces tienes influencia perenne sobre ellos. Tal es el principio del Poder.

En este Manual buscaremos darte algunas pautas de cómo desarrollar la vida en el “poder basado en principios”. Un poder que inspira lealtad y devoción y trasciende en el tiempo y el espacio. Esta manera de re-lacionarse con otro se basa en la confianza y el respeto, perdura mucho después de la muerte de quien lo posee y anima y motiva a los que son afectados por él.

Para transformar el mundo en el que vivimos debemos comenzar por nosotros mismos. Es un buen momento recordar las palabras de Gandhi cuando nos desafió a convertirnos en el cambio que buscamos en el planeta. Y esto es un cambio cotidiano. No es solo algo que se hace una vez, sino algo que se hace todos los días, a cada instante. Y en cuanto al ejercicio e influencia sobre otros, otro, o dominios específicos debemos ser bien claros: cada día eliges ser poderoso o impotente. Y aunque suene feo es tan simple como eso. Pero lo maravilloso es que podemos desarrollar los principios para elegir.

Lo bueno de la mirada que le estamos dando al poder es que de lo que hablamos se basa en principios y no en prácticas. Si uno “in-

El poder puede ser enigmático y tentador. Pero también tiene facultades de ser utiliza-do para ayudar a los demás a lograr cosas maravillosas.

¿Qué sentimientos tienes cuando piensas en poder? Para algunos significa control, algunos se consideran sólidos con el e impotentes sin él. Invencibles si lo poseen y vulnerables con su carencia, cómodos cuando lo tienen o asustados cuando les falta. Otros piensan que tenerlo es malo, que es nocivo en sí mismo.

Sin embargo, el poder no es bueno ni malo en si mismo, es neutro. Por sí mismo no es negativo ni positivo, aunque si lo son nuestros sentimientos hacia él.

El poder es el potencial para influir sobre los demás para bien o para mal y puede ser una bendición o un azote.

¿Quién es poderoso?Si le diera una lista a un grupo de personas para elegir quién es el más poderoso y el menos poderoso probablemente veremos como la gran mayoría de las personas coin-ciden con quien está en la cima y quien en la parte inferior. Se capta con facilidad quien es poderoso.

Puesto que no tenemos instrumentos físicos para medir el poder interpersonal que mo-tiva este acuerdo cuando se pide a las per-sonas que clasifiquen a quienes son más o menos poderosos. Es entonces un buen momento para pregun-tarnos por qué es poderoso. Déjame darte varias opciones:

OPCIÓN 1 ¿Es poderoso porque puede lastimar a los demás, ponerlos en ridículo, humillarlos, im-ponerles sanciones, despedirlos o quitarles algo?

OPCIÓN 2 ¿Una persona puede ser poderosa por lo que puede hacer por ellos? ¿Posee la capaci-dad de hacer algo que los demás desean?

OPCIÓN 3 ¿Es poderosa porque es alguien en quien los demás creen, honran y respetan? No impor-ta si está allí vigilándolas o pagándoles. Cree en ellos y ellos creen en esa persona. Esta persona tiene poder con otros y no sobre otros.

Cuando llegamos a esta parte del Entrena-miento nos encontramos con muchos que incorporaron distinciones y herramientas, que tiene una visión poderosa y que están comprometidos con ella, pero que todavía “no pueden hacerlo”.

Lo mismo que la energía nuclear, sirve para proporcionar electricidad a una ciudad o combustible para la bomba que la destruye.

Quizás no lo pienses así. Pero el poder está en cualquier aspecto de tu vida. En la in-terrelación de unos con otros influimos o somos influidos constantemente. Y en el relacionarnos con cosas o dominios también estamos “pudiendo hacer” algo solo posible dado “el poder” que cada uno tenga.

Hablaba con un importante empresario Latinoamericano. Él me decía en sesión de coaching: “Ya lo incorporé, lo veo, pero no puedo llevarlo a mi vida cotidiana. Cada vez que busco hacerlo me sale de otra forma”.

¿No será que se relacionan con el poder de una manera que no trae bendición sobre el-los?

¿Cuándo eres poderoso? Recuerda un momento en tu vida en el que te sentiste particularmente poderoso. Piensa en una situación o grupo sobre la que ejer-ciste influencia. ¿En relación con qué tipo de grupo, proyecto en particular o misión, optaron los demás por seguirte? ¿Por qué te escucharon? ¿Por qué ejerciste influencia sobre ellos?

Considera las mismas tres opciones para este análisis. ¿Cuál de los tres tipos de poder fue el que lo caracterizó en la situación que recuerda? Es posible que hubiera una combinación. ¿Pero cuál predomina?

¿CÓMO SE SIENTE CON RESPECTO AL PODER E INFLUENCIA CON LA O LAS PERSONAS QUE HAY EN SU VIDA?En cualquier situación elegimos ser podero-sos o impotentes. ¿Optaremos por actuar o que actúen sobre nosotros? ¿Qué tipo de poder podemos desarrollar? Creemos que la mayoría de las personas generan una de tres opciones.

Cada una de las opciones antes menciona-das es una de las formas de poder que usa-mos para relacionarnos con otros. En ellos veremos el fundamento, la definición y el tipo de relación que genera.

El poder coercitivo Cuando tememos que algo no salga bien, que no cumpliremos con un plazo o que los

demás no nos respondan, con frecuencia re-currimos al PODER COERCITIVO. El mismo es la capacidad de hacerle algo a alguien. Nos atemoriza el fracaso, de modo que intimi-damos a los demás para que cooperen con nosotros. Podemos amenazarlos, golpearlos, castigarlos o hacer lo que sea necesario para lograr obediencia inmediata. Cuando utilizamos este poder, controlamos la con-ducta de los demás, pero solo mientras los obliguemos ya que si eliminamos las amena-zas no cumplirán nuestros deseos. Aunque podemos obtener el resultado inmediato, di-cho resultado a la larga puede ser negativo. Aquellos a quienes forzamos serán incapaces de actuar por cuenta propia y en vez de ello, esperarán nuestras instrucciones. También estarán resentidos por nuestros métodos y sabotearán nuestros esfuerzos. Es una rel-ación de dependencia.

El poder utilitario A veces vamos más allá de la fuerza y uti-lizamos el regateo para obtener lo que an-helamos. EL PODER UTILITARIO se basa en lo

que los demás pueden hacer por mí y lo que hago por los demás. Es el poder de realizar algo para alguien. Juntos decidimos lo que es justo para llegar a un acuerdo. Esta tal vez sea que uno pague al otro por efectuar un trabajo, o que cambiemos algo por otra cosa que deseamos. Nuestro pacto está siempre en la cuerda floja porque siempre se buscan

otras opciones. Tal vez hallemos a alguien mejor calificado para hacer el encargo o quizás decidamos que lo que se nos ofrece no es suficiente. El poder utilitario funciona produciendo resultados a corto plazo. La desventaja es que desaparece cuando ya no tenemos lo que el otro quiere. Mientras re-ciba lo que el desee y uno crea que lo que se da a cambio es justo se llega a un acuerdo. Cuando para alguna de las partes ya no hay justicia, la relación termina o puede tender al poder coercitivo.

El poder utilitario está centrado en la inde-pendencia en cuanto a que cada persona tiende a buscar sus propios intereses.

El poder basado en principios El poder basado en principios se centra en el respeto que los demás le profesan y con el que usted les corresponde. Sus resultados duran períodos prolongados e incluso puede ser más duradero que la persona de quien emana. Cuando las personas se respetan el uno al otro, existe una confianza establecida que conduce a la sinergia, la interdependen-cia y a un profundo acuerdo. Ambas partes toman decisiones en base a lo mejor y lo que más se valora.

PROFUNDIZANDO MÁS CADA UNA DE LAS OPCIONES

El poder coercitivo Se basa en una premisa de control y utiliza el temor como instrumento. Cuando utilizamos este poder no es para influir en los demás sino para obligarlos a obedecer. Logramos el cumplimiento mediante amenazas intimida-ciones o fuerza física, lo que sea necesario para producir temor en aquellos a quienes deseamos controlar.

Cuando elegimos el poder coercitivo como camino hacia el poder decidimos “obligar a hacer”.

¿En qué momento o situación los demás se sienten obligados a que hagan lo que uste-des quieren?

¿Y en qué circunstancias? Estas incluyen me-didas de seguridad, cumplir con plazos, evitar amenazas potenciales o reales a la propia vida o a la propiedad, impedir transgresio-nes morales o éticas y tratar con alguien que tiene una capacidad limitada de actuar.

¿Por qué tanta gente usa tanto poder coerci-

tivo? Creemos que es eficiente porque es la solución rápida. Hacemos lo que parece más directo o lo que requiere la menor cantidad de energía, planificación o preparación. Y durante el siglo pasado, mientras las perso-nas estaban más comprometidas al resul-tado que a la relación, el poder coercitivo era la mejor forma que creían los ayudaría a lograr sus propósitos. Esto obviamente, sin medir las consecuencias que luego pro-duciría.

El poder coercitivo trae muchas veces im-plicada la fuerza. Y a veces justificamos la fuerza porque sentimos que hay demasiado en juego, sea urgente o no. Provocamos temores en los demás al decirles lo que les sucederá si no cumplen. Se lo decimos con nuestro lenguaje corporal, con nuestras pal-abras y nuestros actos.

Como dice el dicho popular: “aquel que maneja bien el martillo tiende a verlo todo como un clavo”. El poder coercitivo se funda en el miedo. Y recordemos que en el otro extremo del miedo está el amor. ¿Por qué Dios tiene un poder duradero, eterno? Porque Dios es amor. ¿He tenido que estar encima de la gente para que las cosas sucedan? ¿Fue duradero el resultado o tuve que constan-temente seguir actuando desde ese tipo de poder para que el logro no se desvanezca?

Qué aplicamos cuando somos coercitivos: Las maneras y los espacios que aplicamos para llevar a cabo el poder coercitivo es variada. Algunas veces con un enfoque más duro, en otros con uno más blando, pero siempre con un paradigma de control, gene-rando o buscando la dependencia.

En el enfoque duro: Represión, Fuerza, Con-trol, Intimidación, Amenazas, Temor, Menos-precio, Prohibir, Ridiculizar, Castrar, Invalidar. En el enfoque blando: Confundir, Distor-

sionar, Engañar, Seducir, Disuadir, Entristecer, Desalentar, Inhibir, Hacer trampa.

Qué ganamos: Un adversario, Una pelea, Obediencia, Oposición, Dependencia, Ries-gos, Venganza, Control externo negativo, Sabotaje, Obediencia maliciosa, Descon-fianza, Soluciones rápidas, Resultados transi-torios, Rebelión.

El poder utilitario En vez de atemorizarnos unos a otros con mayor frecuencia utilizamos la negociación para obtener lo que queremos.

Damos y tomamos, comerciamos e inter-cambiamos y aspiramos a lograr lo que nos parece justo. Establecemos acuerdos con nuestros hijos, parejas, amigos y colegas y obtenemos logros. Ingresamos en el mundo del poder utilitario. El mismo se basa en el potencial del intercambio.

Su fundamento es lo justo. Ambas partes sienten que la transacción valió la pena. Imagínate ingresando en un local de comi-das rápidas. En el acto de solicitar una hamburguesa y pagar por ella tú tienes “el poder” sobre la transacción. Pagas por tu comida y si la misma no te satisface podrás solicitar su cambio, que te devuelvan el dinero o que te mejoren el servicio. Pero solo eso. Su ejercicio o influencia sobre el otro está enmarcada en el acuerdo comer-cial. Y allí termina.

La independencia es la característica princi-pal. Quienes están en una transacción pu-eden cancelar el trato si no les gusta lo que está sucediendo.

Con el poder utilitario hacemos: Negociar, Regatear, Discutir, Intercambiar, Acordar, Conceder, Debatir, Contender, Luchar, Comprometernos.

Resultados: Un acuerdo, Una transacción, Un compromiso, Bajo riesgo, Relaciones inde-pendientes, Soluciones temporales, Acuer-dos laborales, Relaciones parciales.

deren honrados, honestos, rectos, sinceros y fieles con nuestra causa, propósito y creen-cia. Somos leales a nuestro deber y a lo que se espera de nosotros; somos genuinos fi-ables. Tenemos absoluta credibilidad, buena reputación, somos nobles y puros.

El poder basado en principios parte de lo que usted pueda hacer con los demás.

Se manifiesta en: Ser pacientes, Amables, Enseñar, Aceptar, Ser generosos, Amar, Aprender, Disciplinar, Ser coherentes, Vivir con integridad. Los re-sultados son: Socios y sociedades, Una trans-formación mutua, Sinergia, Mayor capacid-ad, Relaciones interdependientes, Confianza, Relaciones a largo plazo y profundamente satisfactorias.

Caminando con paso firme hacia el resul-tado extraordinario, con la visión y misión clara, debemos hacer un alto y preguntarnos qué tipo de poder estaremos dispuestos a ejercer en cada dominio. Que no sea que elijamos una manera de relacionarnos que nos esclavice por su tener que estar siempre encima, o que nos haga sufrir a nosotros y a otros, o que solo se pueda sostener con dinero.

Amados líderes… Podemos elegir ser una posibilidad para otros y generar espacios y contextos de influencia basada en principios donde caminemos juntos por amor, por convicción, por compromiso y no por temor o por transacción.

Y seguro lideraremos un mundo distinto, porque elegimos ser protagonistas de una mirada más sublime de ser en el otro.

El poder basado en principios Es la clase de influencia que está arraigada en el honor y cuando vivimos con él, nuestro poder crece.

¿Qué es el honor? Es poseer un gran res-peto. Cuando honramos a los demás los apreciamos, confiamos y creemos en ellos; tenemos en gran estima a quienes son rec-tos y manifiestan integridad en sus creencias y acciones. Un hombre o una mujer hono-rables poseen integridad y fiabilidad fuera de toda duda.

Podemos honrar a nuestras familias, em-presa o país cuando somos fieles a lo mejor que representan. Somos honorables cuando aceptamos y reconocemos la responsabili-dad personal de nuestras acciones y cuando lo hacemos somos dignos de que nos consi-