El poder de la mente AUTOPROGRAMACION·HIPNOSIS·PERCEPCION EXTRASENSORIAL

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EL DE LA MENTE AUTOPROGRAMACION · HIPNOSIS · PERCEPCION EXTRASENSORIAL de nuestra enerSla . EDICIONES NUEVA LENTE

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EL

DE LA

MENTE AUTOPROGRAMACION·HIPNOSIS·PERCEPCION EXTRASENSORIAL

de nuestra enerSla . EDICIONES NUEVA LENTE

EL PODER DE LA MENTE

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ABRIL 1985

- nol\o deS8 _ óe la

Ínteligenci! y el

autOCOntrol

EL

PODER

Tensión 'V emociones

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Economía de nuestro capital energético ¡Amas la vida? Pues no malgastes el tiempo, que es

el tejido de la vida .

Franklin

Nuestro h;I"ll's(lIr dept!mh' de 11/1lI Jahia l'('01/0mífl de ,wP .~lm cl/pital (' IIl'rgéti('o .

Si tuviesen que asociar diez concep­tos a la palabra economía, es · casi seguro que muchos incluirían ener­

!?w y capital en la lista . La energía se trans­forma en trabajo, el trabajo en bienes que a su vez producen otros bienes. Ambas cosas de terminan nuestro pa tró n econó mico. Curiosamente, estas dos palabras tienen do­bles signi ficados que ilustran por sí mismos la importancia de los procesos mentales en la administración de nuestros recursos. Ca­pita l se utiliza como adjetivo para referirse a la cabeza. Energía designa cmllidades psí­quicas como la fuerLa de voluntad y la ente­reza de carácter. Sin esfuerzo racional no puede habe r prudente administració n de bie nes ni un Irabajo bien hecho y el lenguaje se encarga de expresarlo en estas asociacio­nes tan significa tivas . Nuestro bienestar, nuestra supervivencia misma depende de

una sabia economía que empiece por nues­tros recursos mentales y físicos para poder luego crear con nuestro trabajo los bienes que necesitarnos, administrarlos correcta­mente y disfrutarlos a plenitud .

La energía necesaria para que podamos pen­sar y actuar a lo largo del día nos llega de diversas fuentes . Una parte se convierte en trabajo y o tra queda depositada como re­se rva . Esta reserva constituye nuestro capi­ta l eller¡;:ér;co . la ga rantía de que sin dispen­dios irracionales o pato lógicos, no vendrá a sorprendernos nunca el agotamiento.

Para pode r administrar sabiamente nuestros recursos y contar siempre con esa rese rva, es necesario conoce r las fuentes que nos sumi­nistran la energía, planear los egresos y ata· jar rápidamente cualquier despilfa rro que ponga en pe ligro el balance .

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Economía de nuestro capital energético

HAl!tll

Tt-""",os qllt' plallijh;ar pl/ traJos y ,mUdl/s di' f'II"r1-:ía (,(ni t'I mismo c/lidadu n m q/le admi"istramO.f la ('('(mamía domésl ;n l .

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Fuente de Gastos Saldo ingresos

Nutrición correcta Trabajo físico capital

energético

Cuando existe un equilibrio correcto entre la die ta y el trabajo fís ico, queda siempre un sa ldo positivo que pasa al capita l de reserva. U na nutrición adecuada es todo cuanto ne­cesitamos para suministra r a nuestro cuerpo la energía que requie re para fu ncionar bien. E l trabajo físico excesivo puede consumir toda la e ne rgía dispo nible ca usand o la muerte. Pero este tipo de extralimitación no tiene por qué ocurrir en nuestra sociedad. Aun e l trabajo intenso que pueda rea lizar un o brero en doce ho ras no agota sus reservas energé ticas si está sano y come lo necesario. La energía que ha perdido vuelve a recupe­ra rla durante e l reposo y no tiene por qué sentir cansancio tras las ho ras de sueño. En cuanto a la leyenda según la cual el trabajo menlal es mucho más agotador que e l tra­bajo físico, es sólo eso, una leyenda sin co­rrobo ración a lguna por parte de la realidad. La energía que consume un hombre tras su escritorio es tan pequeña que ni siquie ra

merece considerarse aun cuando pase ho ras rea lizando ecuaciones complicadísimas. ¿Po r qué ento nces muchos se quejan de ago­tamiento tras un esfuerzo mental a pesar de no haberse movido de su despacho? ¿Por q ué se queja tanta gente de fatiga cró nica levantándose por la mañana con e l mismo cansancio con que se fueron a la cama? En ambos casos se trata de una mala admi­nistración. Muchos descuidan la die ta por exceso o po r defecto. C uando se consume en el trabajo físi co más energía de la que se ingresa, e l cuerpo tiene que echar mano de la reserva depauperando la salud . En cuanto al «agotamiento mental», se trata en realidad de un agujero abie rto po r la hipertensió n emocional. Corregir hábitos alimenticios e rró neos insta­lados por fa lta de conocimientos no requie re o tro esfuerzo que e l de infonnarse sobre la nutrición correcta e incorpo rar a la dieta los a lime ntos necesarios . Corregir e l agota­miento mental exige, po r su parte, conocer la influencia de las emociones en nuestro o rganismo, pro fundizar en las causas de esos co nflictos que provocan la hiperte nsió n emocional, desear auténticamente el equili­brio y dedicar el esfuerzo necesario para conseguirlo.

Entradas y salidas de

, energl3

E l sol est" de moda. La necesidad de alte rnativas que sustituyan combus­tibles cada vez más escasos ha he­

e o que el hombre medio eleve a su concien­cia la enorme importancia de la energfa solar. Las plantas extraen del sol la energía que necesitan para sus procesos químicos. A par­tir del bióx ido de carbono y el agua, sinteti­zan los hidratos de carbono que nuestro cuerpo utiliza luego como combustible . Du­rante este proceso, liberan a la atmósfera oxíge no qu e es a su vez utilizado como fu ente de energía. E l sol es, po r lo tanto, e l que suministra la energía que luego nos llega a través de los alimentos. Pero además de su importancia en nuestra nutrición, juega un papel en nuestros procesos psíquicos del que muchos no están plenamente conscientes . Al re visar nuestras pérdidas energéticas, debemos em­pezar po r esta primera fuente de capital. Las grandes ciudades, con sus edificaciones cada vez más altas y la niebla permanente de contaminantes, parecen sumergir al hombre en un mundo subterráneo. Este hombre pé.Í­

lido busca de la manera que puede ese idí­lico «lugar al so(,) al que tiene derecho por naturaleza. Sabe que la tierra y todas sus criaturas le pertenece n porq ue explíci ta­mente se lo ha dicho su Biblia si es creyente o porque se lo dice su conciencia en cuanto comprende la abismal diferencia que ex iste entre él y e l animal más inmediato. No se resigna a la estrechez de las calles y al cho­que continuo contra paredes limitantes, as­fa lto y humo. Sabe o presiente de algún modo que el sol es necesario para el mante­nimie nto sano de esa unidad indivisible que fo rman su mente y su cuerpo . Desgraciada­mente, relaciona al sol con el verano y con ese lugar que elige para pasar las vacaciones durante el tiempo que le permite su bolsillo. E l resto del año , vive en los compartimien­tos grises de su vida cotidiana sin pensar en otra solución que el verano siguiente. Su cuerpo dispone de la energía necesaria y sin embargo se cansa. El rebote continuo contra las paredes del piso, de la oficina, de la fábrica, de l coche, del metro le exige un derroche de energía. Sus músculos mantie­nen una tensió n e xcesiva en respuesta a infi­nidad de estímulos agobiantes y hacen que al cabo de la jornada el cuerpo acuse un can­sancio que la actividad realizada no justifica. La primera medida para tapar ese agujero po r el que se nos va la energía recortando

Basla jUl[?ar bien para obrar bien y juzgar lo mejor que se pueda para obrar también de la mejor manera posible.

NlIt'stm fut'tllt' directa de e"ergía SO" los alime"tos,

nuestra capacidad de disfrutar la vida es bus­car ese lugar al sol que nos correspo nde cada , día, aunque s610 sea durante unos minutos e n algún parque o en cualquier espacio abierto. Las dictas y el reposo no bastan para eliminar un cansancio que le viene al cuerpo de la mente. El sol tampoco, desde luego . cuando las causas provienen del des­gaste que provocan los conflictos internos. Pero e n cualquier caso es necesario empezar

Descartes

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Entradas y salidas de energía

por asolearse para seguir luego con las medi­das necesarias para corregir el déficit. Nuestra fuente directa de energía son los alimentos. Hay que programar la dieta si se quiere desarrollar la mente y el cuerpo al máximo de sus capacidades. Conviene preferir alimentos naturales lll/fI ­

que sin caer en el fanatismo que hace d(!cir a a/¡':lInos que somo.\' ¡o,\' que ('omemos y desarrollar una manía oh,\'{'s ivlI por /a n/I/ri­ción. Es imprescindible reducir e l consumo de grasas cuyo exceso produce enfermedades card iovasculares y, supuestamente , algunas formas de cáncer, prefiriendo en todo caso las grasas vegetales a las anima les. Tenemos que incluir en nuestra dieta ciertas verduras y cereales ricos en fibras que facili­tan e l trabajo de los intestinos y eliminar el exceso de azúcar responsable de la obesidad con sus secuelas de hipertensión arterial y diabetes . Las proteínas, indispensables en la construc­ció n de las cél ulas, se encuentran en la carne magra, en los cereales integrales y en ciertas legumbres: judías, guisantes, lentejas. Se ha insistido mucho sob re las ventajas de una dieta vegetariana rechazando el consumo de proteínas animales. Contra esta corriente han salido algunos especia listas defendiendo la cualidad omnívora del hombre . No existe en realidad prueba concluyente sobre la no­cividad de las carnes. sr es necesario evitar las grasas y los excesos buscando garantías de higiene y prefiriendo , donde sea posible . animales sacrificados en casa. Las hortalizas y las frutas frescas aportan las vitaminas y minerales que nuestro cuerpo necesita. por lu que no deben faltar en la dieta diaria . La vitamina D la suministran la leche . el pescado, los huevos y el mismo sol cuya luz se sintetiza hajo la piel.

La realidad pa.fa /lna ('lIen/(¡ demasiado t'/('vada por 10,\' exC't' ,ws.

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Trastornos psicomáticos del aparato digestivo.

Ciertos trastornos del aparato digestivo tienen c!n realidad causas psíquicas que deben fra · tarse al mismo tiempo que los sintomas fisicos para e liminar la enfermedad. e ntre los más com unes se encuentran los siguientes : Anorexia. La pérdida del apetito pUl..'dc..· ohe· decer el diferentes causas. entre L'lla$ '.1 lIa· mada anorl'xia nerviosa que acostumhru il ata· car prefcrent~ml!nte a 1m. auoll!scentes , Obe.\'idtld , Lo.! compulsión de comer ocuha generalmente trastornos emodomdcs , Sus se· cuelas físicas suden ser graves por 14J acumula­ción de grasas que afectan al sistema cardio· vascular y un exceso de hidratos de carbono que puede conducir a la diabetes. V ómiw.'i . Este sfntoma responde en ocasio­nes a serios trastornos psíquicos que pueden altera.r gravemente el organismo de no tratarse a tiempo. Ulcera.". Se trata de una llaga localizada en la mucosa gástrica y en duodeno que produce serias molestias es el trastorno que con más frct.: ue n ci~1 se asochl a perturbaciones psicoso· máticas.

No es necesario sacrificar el paladar y llevar una dieta espartana pan! mantenerse sano como no es necesario realizar ejercicios complicados para mantenerse «e n forma •• , Una de las conquistas de la inteligencia hu­mana ha sido el descubrimiento de diversos mé todos para rea lzar el 'sabor de los alimen­tos transformando en un refinado placer lu que para el resto de los seres vivos es un simple acto automático que sirve a la conser· vaciú n de su organismo. Sacrificar el gusto a extrañas dictas supune, en todo caso , un retroceso. Puede satisfacer las necesidades esenciales del cuerpo. pero priva a la mente de uno de esos alicientes que condimentan nuestra existencia. Saber disfrutar de la mesa racionalmente es uno de los síntomas dc 4uilihrio interior reservado a aquellos que se han instalado en la felicidad , Nuestra raz()n nos dice que el exceso en la co mida y en la bebida produce desagratia­bies resacas y secuelas . Que la cuenta que la realidad nos pasa por esos excesos es un precio demasiado elevado por una comilona o una borrachera que sólo un ente irracional estaría dispuesto a pagar de buen grado . No hace falta siq uiera que un hombre que piensa se imponga moderación, El hábito de pensar, tic plantearse racionalmente sus ac­tos , destierra de su ámbito psicofísico la ne­cesidad de desbocarse que es propia del es­clavo de las emociones. Este hombre se ocu· pllrá de su cuerpo adquirie ndo los conoci· mientas necesarios para nutrirlo y ejerci­tarlo debidamente, pero no se preocupará volcando su atención en dietas, ejercicios y

CALORIAS

3.900

3.600

3,300 ,

3.000

2700

2.400

2,100

1.800

1,500-

EDAD 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60

HOMBRES --- MUJERES

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Gráfico dl'l {'ur/sumo d(' ('(dudas ( ' f/ n'ladó" COll ,,, ,.dad y ,.1 s('xo .

Proporción t' IIfN' (' I/w.'w y la ,,,1111 ,./1 /a m/~in.

Proporciún ('I/(r(' ('/ /)('SU y 111 ((/1111 en el homh/'('.

métodos que someten la mente a un culto desmesurado por el cuerpo . Las necesidades d ieté ticas del cuerpo están claramente establecidas y comprobadas, Pueden suplirse med iante una gran variedad de alimentos que a su vez permiten una atractiva variación en el menú . Los facto res a tomar en cue nta pa ra alimentarnos co rrec­ta mente son los siguientes: Calorías que se han de ingerir diariamente de acuerdo con la estatura y el sexo , Alimentus esencia les que dehemos incl uir en la dicta d iaria , El exceso en la com ida. sobre todo si sc abusa de l azúcar y las grasas. prod uce la ohesidlld y ésta . a su vez. trastornos ca rdio­vascul ares. diabetes. deformadones en el aparato locomotor, fatiga , dificultades respi­raturias y una larga lista de molestias gene­ral es que sus víc timas conocen bien . Una vez se ha dete rminado que la obesidad obedn:e a excesos más o menos voluntarios y no a una enfermedad orgánica. se impone, por supuesto. un u dicta que en todo caso debe superv isa r un médico . El prob le ma del obeso. si n embargo . no suele acabar con una drástica disminución de ca lorías. Muchas ve­ces la compu lsión de comer desmesurada­mente obedece a necesidades psíquicas que huscan satisfacerse enga ii.osa mente dentro de la nevera . La dicta de ade lgazamiento requ erirá en estos casos una depuración si­multánea de la mente que ayude al proceso de recuperar el peso idóneo y. lo que es aún mús important e. gara ntice la posterior con­se rvaciún de las medidas. El trastorno opuesto a la obesidad, la {lf/Ore-

EII /111 pal' t'O frtlllqllilo f.'i) II ,n lmimos (' 1/

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xia es menos frecuente y suele atacar con prefe rencia a los adolescentes. En los casos más graves , la imposibilidad de cumcr es total y requiere la hospitalización del pa­ciente , Pero existe una anorexia parcial que casi todos hemos experimentado en algún momento de nuestras vidas. Es esa falta de apetito que a veces podemos relacionar fá­cilmente a un disgusto o a un estado de hipertensión emocional , y que desaparece

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Entradas y salidas de energía

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si n dejar rast ro en cuanto se borra la causa de la alteración. No deben preocuparnos es­tas faltas temporales de apetito siempre y cua ndo o<.:urran muy esporádicamente y po­damos determinar la causa exacta que las provocó. Un negocio pendiente , un examen, la enfermedad o muerte de un ser querido. por ejemplo, alteran nuestras emociones e inciden lógicamente en nuestro aparato di­gestivo. En circunstancias de este tipo. no debemos forzarnos ni forza r a nadie a comer dando al o rga nismo un tiempo prudén'cial para repo ne rse . U n poco de ca ldo . una ye ma de huevo y leche evitará n la pérdida energética e n esos días e n que no «cntra» la ¡.;omiua . La falta de apetito debe preocupar al cabo

En un paSl'O ('n bicicleta durante Ulla hora, nm:mmimos 355 ('(l /orías aproximudufnl' "f(' , Remando. (" consumo ('s de 270 calorí(1.~ por horu .

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de tres días. como máximo una sema na , en cuyo caso se impone una revisión médica o una revis ión de conciencia si no exis te n C(lll­

~a~ estrictame nte orgúnicas . Debemos tomar en cue nta que e l aparato diges ti vo e s una de las primeras víctimas de la hipertensión ~m()ci()na l , procura ndo h<J ­c~r de las comidas momentos agradables y distendidos, Una discusió n e n la mesa o un a mbie nte tenso en tre los l:omc nsa lcs es la ca usa más común de trastornos digestivos. De mida sirve cuidar escrupulosamente la die ta si no se procura a la vez cuid ar e l a mbiente en que comemos . Las prisas de nuestro tiempo hacen que se descuide cada ve z más la mesa estética y socialme nte . Am ­hos factures son sumamen te importa ntes y

Régimen equilibrado.

Alimentos esenciales.

1. H idl'll to.\· di' (' lIrhOlw : pan . pasta , arroz y otros cerea les. 2. l.as prulf!Ímu: lentejas. judías y guisan­tes. cereales integrales. 3. Grasas : margarinas y acei tes vegetales.

Dieta.

Dl'.Hlyww: Zumos nat urales ut: frutas. ce rea lt:~ inlc.!!rah ... , . fru tas, leche. cafe o te. tostadas d\.' P ¡Ul mI\.' gral con margarina y mcrmdada .

Comida : Carne o pescado (no más de ·150 gnTl~ . ) . hue­vos (no ueben consumirse más de J a 1<1 ,c­mana). hortalizas. ensalada verdc. queso. fruta. un vaso de vino.

e f!lIll :

Caldo, panaché de legumbres. judías. Zan ilhtl­

rias. espinacas. 1 loncha de jamón cuciuo. fruta. 50 grms. de tarta lit...' manzana o I.:hoco­late. queso seco.

usualme nte se paga e n anti¡jcidos e.I precio por ignora rlos. E n cin co minutos se puede ar reglar una mesa de modo que predisponga a disfrutar plenamente de la cOI1l id a Y la compañía . Otros cinco minutos ~On suficientes para dar a un plato la apariencia ape titosa que esti­mula los se ntidos. Estos diez minutos se ga­na n con creces cuando cada comida se trans­forma e n una auté ntica celebración que a todos dej¿¡ satisfechos me ntal y física mente . Po r supuesto. esto sólo ocurre cuando los comensales tienen algo que celebrar y sólo tienen algo que celebrar aquellos que disfru­tan la vida sin miedo, sin culpa. por derecho propio de su esfuerzo. Pero, ¿qué ocurre si una persona así se ve obligada él comer con otros que provoca n situaciones contlictivas a menazando la digestión de los demás?

Lot'aljz.addn mds frf' C1f(· fltt· de' las líkl'rlll' c/(, estómll/.:().

Aparato digestivo. 1. Boca. Glándulas salivales. La saliva es secretada por las glándulas salivales. Humedece los ali­mentos y los transforma en el bolo alimen­ticio.

2. Faringe y esófago. Faringe y el'ój'ago. Son tubos por donde ba­jan los alimentos hacia el estómago. El esófago acelera el transporte del bolo ali­menticio poi medio de contracciones.

3. Estómago. Est6mago, E n el estómago se rcaliza la pri­mera etapa de la digestión del bolo alimen­ticio. Las glándulas gástricas Secretan mucus, ácido clorhídrico y pepsinógeno.

4. Intestino delgado. Int estino delgado. Es un tubo de 6 a 9 m. de largo y de 3 a 4 cm. de diámetro. Se divide en tres segmentos: el duodeno, el yeyuno y el íleon. E l jugo intestinal está constituido por agua, sales minerales , mucus y enzimas. La función más importante del intestino del­gado es la absorción intestinal.

5. Higado y vías biliares. Hígado. Es una glándula de un kilo y medio de peso aproximadamente. Entre sus lóbulos se encuentra la vesícula biliar. La secreción de la vesícula contiene agua, mu­cus. la hilirrubina y las sales hiliares. Las sale~ biliares emulsionan las grasas y contrihuyen a la absorción de los ácidos grasos.

6. Colon. Colon. Es un tubo ancho de forma cuadran­gular. Almacena y transporta las materias fe ­cales.

7. Recto. ReCIO. Es un depósito oval. que acaba en el canal anal. Defeca una vez o dos cada 24 horas.

Evidentemente. debcrú manifestar Su dcsco d~ comer en paz o marcharse a otro sitio. pero la solución no resulta tan sencilla en el caso de los niños, dependiendo exclusiva­mente del sentido común de los padres. Ami:trgar la <.:omida a los hijos con discusio­nes agrias o aburrírsela enfrascándose en conversaciones de adultos, puede causarles se rios trastornos digestivos. Casi la totalidad de las anorexias y vómitos de origen psic.:oso­mático en los niii.os provienen del ambiente desagradable que sufren habitualmente a la hora de las comidas. Sacrificar a las prisas unos momentos tan importantes para la salud física y mental no tiene contraprestación 4ue lo justifique, Por lo menos una de las comidas debe realizarse diariamente con las personas con quienes se convive para rcforzét r las relaciones y, por supuesto . no debe compartirse con elemen-

Comparlir la." comida." conlrihuye a fúrmar 10.\' fa zo.\' afectivo.\'.

tos aislantes como el televisor o el periódico. La mesa puede y debe ser un placer. Como todos los demás placeres. sólo puede disfru­tarse auténticamente con la conciencia alerta y receptiva para poder percibir e inte­grar cuanto de agradable nos ofrece el mo­mento. Como en todos los demás placeres, hay un antes y un después: la preparación que exige haberse merecido lo que viene, la constancia en continuar me reciendo que esos momentos se repitan. Con el mismo esmero con que cuidamos el ingreso de energía, debemos cuidar su con­se rvación. La salida que supone el trabajo físico debe recuperarse mediante el reposo adecuado. De seis ét ocho horas de sueño diario son suficientes para que una persona sana se reponga de cualquier trabajo que haya realizado, siempre y cuando sus noches no se vean amenazadas por esos fantasmas de la mente que impiden el descanso. Se ha utilizado muchas veces la imagen de quitarse las preocupaciones de encima y col­garlas con la ropa a la hora de irse a la cama.

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Entradas y salidas de energía

VENA PORTA

vENA CAVA INFERIOA

VESICULA BILIAR

CANAL HEPATlca

I HEPATICA

VELLOSIDADES DEL INTESTINO DELGADO

48

VALVULA CONNIVANTE

, UCQSA

1;.'1/ la pared del intf' .\,til/o df'lKlIlJO. n ':!.guardadas por lo.\' pliegue:. di' fa f"'U'O.\'lI, .I'e !¡a/lal/ las vel/(I.\'idlldes illft,.\,tilll¡{es. Sil f Uflddll t'S llllmt' nlaf la sup('l:fkif' dl' absorción. Exu,,,dida.\' de fJ//Illa ti pUllla , la supf'f:lide qm' alc:ollUlI/ es de I.{)()() m~ (/{m}x;mada"wIIle .

No es tan sencillo y eso lo saben bien aque­llos que deben recurrir a métodos mucho mús comp licados para poder dormir . Trata­re mos de estas complicaciones más ade­lante .

El equilibrio de nuestras entradas y sa lidas de e nergía depende tanto de los alimentos y el reposo, como de la huena o mala « forma )~ en que se encuentre nuestro cuerpo. Nueva­mente desaconsejamos ft'Jrmulas cOl11plü;a· das para poner e l cuerpo a punto . Por regla general. el entusiasmo que despiertan cier­los sistemas de ejercicios se apaga al <.:abo de unos días en cuanto nos cansa su dificultad u otras ocupaciones exigen nuestro tiempo .

Aun los eje n.:idos más se ncillos y <.:o no(,.cidos dejan de hace rse por pereza un día y no vue lven íI reemprenderse hasta que el ex· ceso de peso II otro malestar nos recuerdan su necesidad. Necesarios. lo son y no vale engañarse , sobre todo para aquellos que tie­ne n trabajos sedentarios . Múscu lo que no se e jercita, se atrofia. La mayoría de las pcrso· nas que viven en ciudades y no rea lizan tra­bajos que exige n la utilización de sus I11lISCU­

los ven reducido su cuerpo a menos uel50 % uc sus capacidades . Esta inactividad como norma habitual es <..:ausa uc <..:ardiopatías e im.:lusivc de haja operatividad sexual.

C ueste lo q ue cueste hay que hacer c jcn .: icio cada mañana por lo que vale. Conviene qui. tal' hierro a esos momentos que a la mayoría le resultan pesados y una fo rma de conse­guirlo es procurando int.eresar a una o varias personas de la familia para compartirlos. O se hace un esfuerzo co nscie nte compren­diendo la importancia de otorgarle diez mi­nutos a los ejercicios y poniéndonos a e llo cun el mismo sentido de responsabilidad t:on que realizamos cualquier acto necesario que nu nos resulta agradable (} procuramos , si nos es posible , transformar esos minutos en una diversión familiar en cuyo caso se logra un nuevo y reconfortante placer para agre· gar a la cuenta diaria. Lo que no podemos es prescindir si queremos ohtener e l máximo rendimiento de nuestro cuerpo y d isfrulé.Irlo e l mayor tiempo posible a plena capacidad .

La combinació n equilibrad" de nutrición , cjL rdcios, tra bajo y reposo supone una sa­bia economía no só lo del capital energético sino de l melúlico. Si contamos el ahorro en factura s de médico y farmacias y el incre­mento de nuestra capacidad de trabajo físico y mental , e l cuidado ue estos [actores no nos costarú ningún esfuerzo desagradable .

Vivir puede ser una tortura y lo es para quien no sabe o no quiere extraer a la vida todas sus posibilidades de felicidad. Vivir bien depende de entender que las compen­saciones superan y ameritan los esfuerzos que exigen y actuar en consecuencia.

APARATO DIGESTIVO

ESOFAGO

ESTOMAGO

P,A,NCREAS

INTESTINO GRUESO

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Entradas y salidas de energía

Con f¡) ,~ ph',\' JI/litO,\' y I(/ .~ l1/al/O,\' (' 11 /tI !"in/lira . rt' cdi:.an'U/os 1/11 {'('(/II(I';O .wlw .\"I!parando las piernll.\', M elllU' fúelldo 111/ ritmo , .\'t' rt'pl· t iró veinte L't'(' t'.\',

Ahora ell poslIIra er¡(/(ida , n'a/h '(' IUI

movimiell1o di' ha/al/n'o I/(Ida ,,'ráj' ('01/ los brazos. Vl/e/v(I a la postUTll i"id"l repitiendo el l'jC'rcicio diez v(·ct's .

Cal/ IlIs pianas sepurmlm', Pe/St' los bruzos ('",rt' lImha ... . E . .,tirt' los brazo ... /raria atrá ... JO cm, aprox.

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Suj"(t' con IlIs dos nWI/OS la rodilla izquierda flexionada. llevándola hacia e/ pecho. Realice p/ ejercicio diez vecn por rodilla.

Pit'.\" .\·t'p(lrtldll.~. hr,, :.o,\' (J.rl(,1/d;d(l.~ t'e rtil'(¡JuU'l/fl',

Re'(ilin.' 111/ 1fI00: imiellto

circular, ('01/ los bra;:.o.\", (//'fJfllpllfiado <1('/ Irol/co \' la cuh(':.u . Lil.\' f1IllIWS dt'ht;/1 dí' r":'{fr el 3'11(' /0 al dirigirltu huci" el ('o.\' tado 0PUl' SIO , Repelir 20 veC'eJ ,

POl/ga las manos e" la dnlUra . Ine/ínese hac ja la izquierda . JlteRo ti la dt'r('c!w , Repo,w' 1111

illsll/llle e" la posiC'iúll ()ri~illlll. Comience el ejudcio reali:tllldo diez j1t' x;ufles por ( 'fl,Hado .

Salte ell una misma !utld(J!i(/, ('(mw .fi eJf/w;('I'{/ corriendo dl/ral/fe 1m minuto.

Salle sobre tillll misma baldosa. como .~; (,.'¡tuviera corril' IItlo duraflle 1111

millulo ,

-~~-{;¡;¡br?'=:--::-----;\J--

Boca abajo, con 1m palmas ,w bre el suelo. Flexione el trOI1CO levilntándolo JuU'fa que /05 brazos queden reCIO.L Relllic:e dií'l, flexüme.L

I

Sin flexio nar las rodillas. estire 1'1 brazo derecho. llcomplliillndo elmovimienlo co" IrOI/(:o \' cabeza. hasta locar el pie' izquierdo.

Sihlteu con los brazos extendido.\' y las piernas llhier/(Is y rec((I.\'.

y ahora será el brazo izquierdo y el pie derecho ...

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El agujero de las emociones Una política de emotividad .vin riendas.

necesariamente conduce a un homhre al desastre y acaha por hacale temer sus emocione:¡ como Jitentes de peligro y de ctllpa .

S e habla co n mucha frecuencia de energía psíqU ica Unas veces se qUlcre sigl1lficar la energía que su­

puestamente se tl ansfo rma en trahajo men­ta l y otras una energía desconocida que se re lacio na con la pcrccpl'ió n extrasensoria l. En ambos casos se utiliza e l término inco­rrectamente . La energía que utiliza nuestro cuerpo y que puede ser medida es una sola y la misma pa ra realizar los procesos físi cos y los proce­sos mentales . No se ha descubierto científi­came nte otro tipo de energía que la yue nos sum i.nistran las fuent es que acaba mos ele co nsiderar. El trahajo mental no consume e nergía. La misma pérd ida energé ti ca sufre al cabo de una hora una persona preparán­dose para unas difíciles o posiciones que otra con la mente en bahia . ¿A qué se debe entonces que la primera acuse ulla gran fatiga a l cabo del mismo tiempo que la otra ha visto discurrir sin no­tar cambio a lguno? Evidentemente , la cul­pab le es la hipertensión cmocional. El es­fuerzu pur conce ntrarnus produce la con­tracción tic las cejas y oc los músculos de la ca ra . La respo nsabi lidad , la dificultad y hasta e l aburrimierilo que podemos experi-

Nathaniel Branden

mentar al realizar un trabajo mental , hace que inconsl'icnteme ntc se tensen diversos músculos del cuerpo consumiendo tanta o m {l s energía que si huhiésemos estado ca­vando tierra durante e l mismo tiempo. No so n los procesos mentales los que han consu­mido nuestra energía sino esos movimientos bruscos y repetidos los que han exigido un au té nt ico de rroche. La ma no aprieta inconscientemente la pluma con q ue escribimos, las piernas se balancean o se agarrotan . los músculos del cue llo se te nsan como las cuerdas de un ins­trumento recién afinado. Cuando nos levan­tamos de la silla , nos molesta todo e l cuerpo y experime ntamos la misma fatiga que un ohrero Lras un duro día de trabajo. La solu­ción a l problema es la misma para ambos ya que e l pro blema es e l mismo: reposo. Es, po r supuesto, mucho más conveniente observar medidas profilácticas para dismi­nuir e l co nsumo energético, múxime siendo tan scnci lla:-; corno bostezar y estirarse tantas veces cuantas caigamos en cuenta de la hi­pertensió n de nuestros músculos. E l problema se complica l:uando el reposo no es suficiente para reponer la energía per­dida y comienza a abrirse un auténtico agu­jero en e l capital energético que amenaza toda nuestra economía psicofísica. Leva ntarse ca nsado por la inañana e ir arras­tra ndo e l cansancio e l resto del día es una señal de a larma que debe indicar la pronta visita al médico por si ex iste alguna causa o rgÚnica . Si la causa es psicosomática hay que ponerse a dar con ella cuanto antes sin escatimar esfuerzo. El cansancio injustifkado es el primer sínM

toma de una posible depresión. Dc no aten­derlo él tiempo, la víctima puede encontrarse e l día menos pensado en un pozo del que , en e l mejor de 10:-; casos, le costará salir y en el peor, no podrá, quedándose instalada en la oscuridad perpetua o acabando en e l sui­cidio .

EillSfl>ill d('SCl/brifÍ po.,·ibilidmles inswipl'clwdas ('n la {'I/{' I/.tia .

La fatiga psicosomática obedece a la influen­cia de las respuestas emocio nales sobre todo e l o rganismo. Sabemos los efectos generales que produce la secreción de adrenalina . Una incidencia excesiva de las 'emociones man­tiene los músculos en hipertensión co nsu­miendo ene rgía y, por su puesto , fatigando. Si es habitual , puede acabar con nuestro capital energético produciendo un serio de­sequilibrio. E l agotamiento co nco mitante afecta por igual a nuestro cuerpo y a nuestra mente .

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El término «agotam iento mental» se puso de moda hace algunos años junto con la «cura de reposo», pero só lo puede tomarse en sen­tklo metafórico. La mente no se agota, se embota . Puede llenarse ue objetos en una capr ichosa desorganización a l estil o de aquellos almacenes de las películas del oeste donde se vende de todo y el gé ne ro se ago lpa por estan terías y rim;ones en espera de mejor si tio. El desorden va de menor a mayor según el dueiio del almacén. Hay quien tiene la cabeza tan llena de obje­tos y tan mal organizada que apenas puede encontrar lo que precisa en un momen to determinado . Según el grado de pereza en el que se haya instalado su mente , irá renun­ciando paulatinamente a lo que no encuen­tra hasta que su concie ncia acaba por insta­larse en el caos de las circunstancias. Es la p(' rSOIUl que compra lo l/If(' no 11(' (·(' .\·ita, qm' rnira y UYí' lo que 1I0!t' il/teresa. que trahaja en lo que nu le g US/(I , qUl' )jus/a l'/1 lo que l/O quiere. que rinde culto II lo que /lO cree. que soporta lo que no anw . que vi ve porque l/O S(' ha muerto . El esfuerzo emocional que req uiere vivir a un ritmo que no es el propio , a merced de imprevistos fuera de contro l. esclavo de lo que el momento siguiente quiera imponer, supone una carga para lodo el organismo que lu nuturu leza del hombre no puede so­portar. Cuando sobreviene la sensación de agotamiento , no hay reposo que va lga por­que la pérdida de la energía cs sólo un efecto de una causa mucho más grave . El que renuncia a elegir consciente o incons­cientemente los valores que co nvienen a su existenciu delega en otro ¡;sa responsabili­dad y se queda con su yo, con el núcleo de su conciencia , desmoronado, disminuido . Re­nunciar a elegir es aceptar, consciente o in­conscientemente , la incapacidad propia para determinar el propio criterio. Es decir, mi­nusvalorarse, desvalorizarse uno mismo ante sí mismo. Las consecuencias inmediatas o a largo plazo son la frustración, la sensa­ción de vida fracasada que muchos arrastran sin motivo aparente ; el resentimiento contra aquellos que toman las decisiones que les afectan; la envidia y I ya en un avanzado grado de descomposición. el odio ; el miedo de que los demás Ics vean como ellos se ven; la angustia de tener que fingir y fingirse con­tinuamente para evitar el asedio de una rea­lidad que detestan . El desgaste físico que tal hipertensión emo­cional exige conduce , desde luego, al agota-

miento; el caos emocional arrastra la mente a la depresión como antesala de una nada que, por contraposición, se le ha hecho de­seable. El agotamiento físico puede curarse en estos casos con un reposo absoluto que incluya técnicas para dejar de pensar , para atur­dirse , para ignorar lo que pasa . La depre­sió n, desde luego, no se curará con ese rc­poso y volverá a aparecer en cuanto el pa­ciente vuelva a mirarse y a mirar el mundo que le rodea. La única cura eficaz y definitiva consiste en poner en orden la cabeza. Hacer trabajar a la conciencia para hacerle a cada cosa un sitio. Desechar aquello que no sirva. Elegir nuevo material según el propio criterio in­formado por un razonamiento responsable. Barrer el polvo viejo y limpiar los cristales para poder contemplar la realidad en lodo el esplendor que se presenta a aquel que ver­daderamente ama al mundo porque se ama e n primer lugar a s( mismo.

SEGUNDA PARTE. FASE PRACTICA

Análisis de las represiones_ Tabla de valoración energética

El hombre tiene que analizar la informacic>n que recibe de su entorno para que sus res­puestas resulten adecuadas, es decir, benefi­ciosas para su vida. Los valores, firmemente arraigados y archi­vados en el subconsciente, ueterminan esas respuestas; no sólo las intelectuales, pensa­das y sopesadas, sino también las emociona­les, aparentemente automáticas, aparente­mente inconscientes. Es fácil perderse cuando se recibe continua­mente del entorno información contradicto­ria y no se posee referencia alguna que per­mita discernir lo verdadero de lo falso y determinar la respuesta correcta. La única refe rencia posible son los valores.

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El agujero de las emociones

UIl" illff.llu: ;a .~i" rf'f"PSüJIlPs cUlll rilmye a IIml madurez ,\';" cOl/fliclos.

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Una pe rsona sin valores se encuen tra deso­rientada, sin mapas ni seriales que le ind i­quen t:I ca mino a seguir. Como una barca en medio del mar, su rumbo lo dete rminan e le­mentos extraños e incontro lables. ya, por lo tanto , a me rced de l viento y de las marcas sin llegar a ninguna parte , amenazada siem­pre por la posibilidad de un naufragio defini­tivo. Una pe rsona que por miedo o pe reza ha e legido conscientemente valores incorrectos no encuentra e l camino hacia la plena reali· zació n de su condición humana. Va , po r lo tanto , dando vueltas absurdas o se dirige directamente por e l camino opuesto hacia la a niquilación de sí misma. . U na persona que por miedo o pereza cede a otros la responsabilidad de e legir sus valo­res, circula por parcelas ajenas y tiene que pagar continualúente el peaje. El precio es muy a lto: inseguridad porque no reconoce e l camino como suyo ; dependencia como efec­to directo de la inseguridad: desvalorización de sí misma como efecto de las dos cosas y, fin a lmente. tod a una tropa de demonios in­te riores con el resentimiento a la cabeza . i.Cómo sa be r qué valores son correctos y cuáles no'! La fó rmula es muy sencilla. Só lo req uie re responde r a una pregunta: Esre objeto. este ( ·Oll(.'{,pto . (',\'/(1 resp ll eS I Il.

es /a decisión . ¿contribuye al desarrollo dt' mi vida en cuerpo y mente? La respuesta debe ser claramente afirmativa antes de decidirnos por lo que estamos con­siderando . C ualquie r duda . cualquie r sub­te rfugiu que busque nuestro capricho debe reconocerse con valentía y descartarse . E laboremos un poco más el ejemplo de los niños y los pe rros que vimos con ante riori­dad. El miedo con que reaccionaba uno de e llos ante un pe rro seguía e l siguiente pro­ceso:

imagen del perro -+ peligro -+ miedo ~ llanto (visió n) (va loració n)(respues- (rcac-

la emo- ción don al) final

S upo nga mos que esa valoración le viene dada a l niño por una expe riencia negativa ante rio r con un perro que intentó morderle o, en efecto , le mo rdió. Al llegar a la edad en que su razón ya puede y debe controlar sus actos y sus emociones, podrá librarse de ese trauma infantil volunta riamente corri ­giendo e l proceso con un aná lisis previo : «No todos los perros muerden. No me han mordido todos los perros que me he encon­trado en mi vida . Luego no hay motivo al­guno para que reaccione con miedo». Puede que llegue a desarrollar a fici ,," po r los perros" puede gue no le inte rese n. En e l último caso, la reacción será la siguiente.

Imagen del perro ~ V(lloración nula __ lndife-(v i ~ ió n ) renda

¿ Qué habrá ganado programándose volun­tari amente para e rradicar esa manía'! Habrá e liminado descargas innecesarias de adre nalina evitando procesos fisi o lóg icos que restan energía . Hab rá obtenido la satisfacción de poder con­trolar reaccio nes indeseables y de obrar con crilcrio independiente . Supongamos q ue po r razones de seguridad un día necesita un perro . Podrá dar, sin ma­yor dificultad , otro paso ade lante . «Necesito un pe rro. Es de utilidad para mi vida . Nu hay nada que temer. Es muy ex­lraño que un pe rro ataque a su amo si le tra ta bien . Conviene gue me lleve bien con él. Es un hechu que estos animales son fieles y resultan compañeros simpáticos . Proceso:

Imagen del perro - Agradable - Simpatía útil (valoración)

T~l(.t as las llagas abie rtas por experiencias infantiles negat ivas pucucn curarse así defi­niti vmn ente sin de jar siquiera cicat riz. como pueden alt e rarse a volunt ad de l mismo modo todas las respuestas emocionales q li t::

no conviene n a nuestro bienestar fís ico y ment a l. Ana licemos. sin embargo, la misma situa­ción resue lta dc o tra mane ra . El l1i i10 teme a los perros porque su madre . que teme y detesta a los perros, le ha incul­cado e l mismo temor irracional. U n día cua l­quiera se le acerca un pe rro especialmente simpático que. sin hace r caso de su temor. insiste en gracias· y zalamerías. El nii10 com­prend e de a lgú n modo que su miedo no tiene justi ficació n. Sien te e l deseo de acariciarlo y juga r con él. E l traum a está a punto de desa pa recer l'uando de pronto se interpone un valor in­co rrecto. «Mi madre me está mirando. A mi madre no le gustan los pe rros. Se disgustará si le aca­ricio.» ¿ Oué ocurre en tonces?

Perro -+ a mi madre no le gU$tan -+ represión -­del deseo de acariciarlo

-+ disgusto. angustia

Para obtener la aprobació n de su madre. e l niño repr;,n e un deseo . La represián viene

,!e ,,·:ada cual/do sometemos 1111 deseo a In va/oraciól/ ajena. Si el niño pudiese plan­tea rse a nive l consciente la conveniencia o no de la elección, tendría que pregunta rse: «(·,Contribuye al desarrollo de mi vida actuar

de acuerdo con los temores de mi madre?» La respuesta es evidente . A Iguien podrá pensar que ·una renuncia de este tipo es intrascendente y que conviene hace rl<J para no disgustar a una persona que amamos ya que nos va tan poco en el1o. Aquel que ha sido durante mucho tiempo víctima de las decisiones ajenas compren­derú que en algo de tan poca importancia apare nte nos puede ir la vid<1. Por no perder la aprobación de la madre, se renunci a a un pequeño placer correcto , luego puede venir otro y otro. La mente se habitúa a cede r ante valores ajenos. Buscará, por hábito . la aprob<Jción de la madre primero, de los ami­gos o vecinos después, de toda la sociedad en último término. Irá reprimiendo sus de­seos confiando en que desaparezcan por el sólo hecho de ignorarlos, pero no es así. Los deseos reprimidos se v,m acumulando en el subconsciente como la basura en un verte­dero. De vez en cuando los residuos de to­dos ellos se empujan hacia .la superficie, en form a de reacciones neuróticas que la misma víctima no puede explicarse. Ejemplo:

Una niña prefiere jugar canicas con los chi­cos del barrio a jugar muñecas con otras niñas . Los paun:s le manifiestan su desapro­bación y la niña se somete. Inconsciente­mente empieza a comerse las uñas cada vez que reprime el deseo de jugar con los chicos. Pronto des<Jparecerá ese deseo relegado al v¡; rteucro del subconsciente, pero quedar[¡ d húbito de morderse las ui'las como grito de rehcliÚn . Al cabo de los años, se rá incapaz de recordar el motivo que provocó la instala­¡,; ión de l hábito, Sus dedos romos seguirán ~ufriendo las consecuencias de su angustia. Cada deseo reprimido , cada situación que desestabiliza su equilibrio emocional. le luH.:c llevarse lus dedos a la boca sin qU¡; pueda evitarlo. Al tormento de la represión. se agregará la vergüenza que le hace ocultar las manos, El'remedio en reacciones de este tipo sólo puede ponerlo una revisión a conciencia uc las represiones, del sacrificio de los valores a los valores ajenos; la decisión responsable y constante de rescatar la libertad de criterio; el esfuerzo cotidiano por someter a la razón cualquier juicio. cualquier decisión, cual­quier respuesta , "S ignifica esto ir contra corriente , negarse por sistema a aceptar el criterio de los demás? Significa, ni más ni menos, contrastar con la realidad toda la información que recibimos antes de emitir un juicio y de actuar en con­secuencia, Aceptar información correcta no es rendir el propio criterio. Es nuestro crite­rio el que nos ha llevado al reconocimiento de la verdad. Su aceptación no nos exige renunciar a nuestra facultad racional vio-

Los dese(J.~ rl'primido.\' S(' van acumulando en l'I .wbeonscil'nll' eomo la basura en IlII Vf' rlt-dero .

landa nuestra naturaleza, sino todo lo con­trario . Sólo el hombre cuyv códiRO moral le exiRe el ejercicio permanente, responsahle y ho­nesto de su razón es capaz de aceptar que se ha eqllivocado callndv la realidad se Iv demuestra. Aceptar un error y corregirlo no es repre­sión. Una persona cuyos valores responden afir­mativamente a la pregunta: ((¿conviene al desarrollo de mi vida?»), rechaza con repug­nancia todo aquello que amenace su bienes­tar físico y mental. Sabe que entre los peli­gros más nefastos que amenazan al hombre racional, la mentira ocupa el primer puesto. Esta persona puede desear algo que le reco­mienda n como bueno . Descubre, tras el análisis, que en realidad no lo es. No re­prime el deseo , sino que lo descarta total­mente y puede hacerlo sin ningún conflicto porque tiene un deseo , un valor, superior a todos los demás. Ese valor es su vida; el deseo ~ vivir, desarrollar su mente y su cuerpo al máximo posible, no dar un paso atrás en el camino hacia su meta: la plena evolución de su naturaleza racional. Sabe que así se encuentra la única felicidad posi­ble , reconOce su derecho a ser feliz y hará gozosamente cualquier esfuerzo por conse­guirlo. Para esta persona , renunciar a un deseo que puede hace rle daño no es un sa­crificio. Sacrificio sería lo contrario. Invirtamos. por ejemplo, la situación del niño . "Me ha dicho mi madre que todos los perros muerden. No es cierto. Este perro no hace daño .» En lugar de aceptar una mentira , engañán­dose a su vez sobre su auténtico deseo. lo manifiesta libremente acariciando al perro. No quiere privarse de una sensación que

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El agujero de las emociones

""---""'P'-~'--:~-=':-:·-:' _____ iil ___ •• 1IIÍ H ay que saber renunciar a lo que no pod(Jmos (efler .

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enriquece rá Su viLla . Este niño IH) {e nuria dificultaJ a lgun a ~ n ace plar 1..:1 ~i g ui L' nt é' pro­ceso : «Mi madre dice q ue los L'scorpionL's son ve ­nenosos. Lo po ne e n mi libro de la l~sc uel a . D eseo toca r un cs(,:'orpión pCfn no qu ie ro morirme. No lo tocú." y I.: n el caso de la niila : ~( Di c.:cn mis pad res qu e las niñas no debe n jugar con c.micas sino con mui'lecas . No sa­be n decinll l' por llué . Las dos cosas son un juego. Ninguna de las dos me puede hac..:c r daño, » E n luga r dc acept ar una imposición arbit ra­ria e irracio na l sacrificando su propio juicio . m a nifiestil explícit am c.: nt c su d esacuerdo in­te nta ndo CO ll vc m :¡':f a los padn:s . Si no lo consigue. no le qucda rú mús remedio tille someterse jisiClI II /(! llIe a la prohihil: iún de jugar , pe ro m ellw lm('II!(' no se somete . no renuncia y. po r lo ta nto , no reprime nada . No se sie nte culpab le por seguir tlcseando a lgo que sabe que es correcto . En todo caso. se percata de que sus padres no razo nan cua ndo no lo desean . Su crite rio queda lihrc , su camino se habrá ahorrado una zancadilla futura del subconscie nte. No te ndrüt d ificultad algun a en aceptar e l siguie nte proceso: «M is padres me ex ige n que no vea ta nto la td e . La te lc me tluita tiempo y tengo tlue levantarme de madrugada a hace r los debe­res. No me convie ne ve r la te le tanto rato . No la veré .)) Estos procesos tlue o frece mos a modo de e je mplo no se desarro lla n, desde luego, de esta forma co nce ptuaHzada. E n todos e llos existe una respuesta e mocional que , como he mos visto e n capítulos ante riores , queda a cargo del subco nscie nte . Estos nilios no se pl a ntearían e n la realidad sus proble mas a base de co nce ptos y siguie ndo un o rde n ló­gico. Lo que he mos expresado e n palabras llega a la conciencia e n fo rma d e se nsacio­nes. E l niño sie nte que el pe rro es agrada­ble. Sie nte la desaprobación de la madre. Sie nte la angustia de l deseo reprimido o la libe ració n de l deseo satisfecho. Pero todas

estas se nsru.:ioncs parte n de lí:t información previa qut: posee e l subconsc.iente y que le hace re spo ndt; r de una fo rma y no de o tra . U n niño pa ra quie n su razón es un valor se afe rra n'! a lo que su razó n le d ice a unque te nga a todos los adul tos de su e nto rno en contra . E s d ifícil que es to ocurra , desde luego, aun ­q ue no imposible . So n los adultos los que van traspasa ndo sus va lo res a l nirio. E l niño t ie ne que sufri r , más o me nos pasivame nte , todns las ¡rraciona li ­dades de los adultos tlue le rodea n po r no te ner su cri le rio suficientemente fo rm ado . Estas irraciona lidades va n de jando un poso e n e l subconscie nl e que informará las res­pu estas e mocio na les de ese ni ño cua ndo deje de serlo. Será e nto nt:es cuando conscie nte me nte de­be rá plantea rse la e lecL'ió n de finiti va: vivi r o no vivir , es decir . pe nsar o pensar. Si se decide por lo prime ro, tendrá que exterm i­nar los restos de todas sus represiones. E sos deseos que se enterraron en e l subconscie nte fu e ron en su mome nto emociones agrada­bles que no se de jaro n vivir. Sus fantasmas ha n co ntinuado sa li endo , como e l padre de Hamle t , a exigir su reivindicación. Cada una de estas apariciones surge en forma de emo­ció n nega ti va : angustia , do lo r , miedo. Cada una de e llas se co bra su tribu to en ene rgía . Las emocio nes provocadas por represiones a nte ri ores so n mucho más po tentes que cua lquie r o t ro tipo de respuestas e mocion al. Ade más de In que restan a la me nte de sus fa cultades , extraen una parte importante de nuestru ene rgía física . Los músculos , cróni­came nte hipe rte nsos , de lo que se lla ma un a pe rsona re primida, consume n más e nergía que e l más rudo de los trabajos físicos. Nue­vame nte re pe timos que se rán inútiles dictas y e je rcicios si e l hi perte nso emociona l no resue lve simul t¡J neame nte sus conflictos in ­te rnos. So n las e mociones las que abren e l aguje ro po r do nde se cue la la energía. De no cerrarlo, por ese mismo agujero continua rá n salie ndo todas las medidas que aplique mos pa ra corregir nuestra fo rma física . Pro pone mos ti continuación una ta bla que puede servir dI.: [ ('.\'1 para tille cada cua l va­lo re su econo mía psicolísicn. U n repaso diario nos ayudará a comprobar e l es tado gene ra l de nuestra capacidad para disfruta r la vida. Hay que te ne r presente que todo cansancio injustificado es un aviso de l cuerpo pa ra que afinemos nuestra s emocio­nes. Cada noche , an tes de do rmi rse , co n­vi e ne re pasar esas cue rdas que se han ten­sado y diste ndido d urante el día para aflo ja r aque llas que se hayan quedado de masiado te nsas. Algunos mé todos propone n hace rlo me­dia nte la re lajació n. Antes de rela jarse , le pro po ne mos un a ná lisis consciente . C iertas escue las sostienen que e l a utoaná li-

sis conduce a una introspección ne uró tica . Esto ocurre con pe rsonas que en lugar de razonar, racio nalizan, o dicho e n té rminos más comunes, le b uscan tres pies a l gato . Si e l a ná lisis nos angustia, señal de q ue nos estamos perdiendo e n un labe rinto de racio­na lizacio nes pa ra autocomplace rnos . Los procedimientos de la razón son claros. senci­llos, con límites bien definid os, precisos, re­conocibles y hasta predecibles . Si algo es redondo, no puede ser cuadrado. Para reco­nocer la fo rm a auténtica hasta n la honesti ­d ad, la vale ntía y sobre todas las cosas , cl a uté ntico deseo de vivir.

Reacondicionamiento de los hábitos alimenticios

Insistimos en la importa ncia de l ambiente a la hora de las comidas. La mayoría de los tras to rnos digestivos obedecen a dos causas muy comunes: dieta inadecuada con exceso de grasas y dulces ; hábitos incorrectos e n la mesa . La prisa se ha adueñado de la vida fa miliar. Los pequeños de ta lles que alegraban la rea­lidad doméstica ha n ido cayendo uno tras o tro. Mie ntras se e numeran las ventajas de la simplificación moderna , se o lvida e l pre­cio que se va pagando e n deshumanización. Arregla rse a ntes de senta rse a comer pa rece hoy un lujo ridículo . ¡.Cómo cali fica r lo q ue pa rece e l comedor de una familia típica a la ho ra de la ce na , con todos exhibiendo los estragos de un d ía laboral, llevá ndose los cubiertos a la boca mecán ica mente, mie·n­t ras los ojos se fijan de un modo hipnútico e n e l te le visor'! Este apa ra tu, que debería se r un instru­me nto de d iversión y cultura , se t ransforma e n muchos casos e n un pretex to para evadir la responsabilidad de pensar y comun icarse , pe ro además e mpieza a afectar la digestión fa miliar sin que la mayoría se pe rcate . Di­ve rsas pruebas de la bo rato rio ha n demos­t rado los cambios fisio lógicos que experi ­me ntan los espectadores mie ntras ubservan un espectáculo. E n las e 'cenas viulentas, de te rro r o de suspe nse. e l espectador sufre descargas de adre na lina al ide ntificarse con lo q ue está vie ndo . Es evidente que esta re :.lcciÓn resul ta incom patible con una buena di,ges tiÓn. Sin e mhargo, un gran número de fa milias come y cena mientras mira y oye las no ticias recibie ndo e n esos mome ntos e l im­pacto de toda la tensió n mundial. E l prime r há bito que debe insta larse para e l bue n fun cionamie nto de l apara to digest ivo y de las relaciones familiares. es mante ner e l te levisor apagado durante las comidas. La tccno logía moderna permite grabar e n e l vi­deo los programas q ue se tra nsmite n a esas ho ras y que podrán verse luego en ci rcuns­tancias más adecuadas . H ace r de la mesa un lugar de re unión agra-

dable es un paso fundame ntal hacia la bue na digestió n sin e l cua l és ta no es posible . Los mie mbros de la familia de ben planea r e l me nú de la semana e n un mome nto reser· va tio a este efecto. T ratándose del pa ladar y la sa lud de todo~ . es lógico que todos " po r· te n su o pinió n sobre lo que se va a comer. En e l me nú no de be n fa ltar los <'Ilim entm, esencia les y la mode ración . Dentro de es tos a mplios límites. le queda al gusto un a sc lcc· ció n que puede ser todo lo vari ada y d ivc r· tida que la irn aginaciú n lo permita . Este es un aspecto de la vida que se presta a l juego y el juego es uno de los medios más e fi caces de evita r la hipcrtc nsiú n. La participac.: iú n de todos los mie mbros de la fa milia e n la p re pa ració n de l me nú . la confección de los pla tos y e l arreglo de la mesa propo rcio na la o po rtunidad de cstrcc.:har los lazos afec ti vos evi tando e l pa ulatino e nfriamiento q ue pro· tlu<.:c la incomunicación. Ningún e lemento e xtraño debe romper la cohesión e ntre los come nsales de una mesa. Só lo es aconseja­ble a la hora de las comidas una suave mú­sica de fon do que result e re la ja nte . La e fi cacia de la música como terapi a, puede aprovecha rse ó ptimarnc nt t: a la hora de co-

La t!'ll'visión en muchol' {'(/ sos s(' rrwuforma l' l! un preteslO para evadir ((1

r('splU/sabilidad di' p(' f/SlIr )' l'Oflll ln icar sl'.

mer ayuda ndo e n e l tra tamie nto de pertur· bac io ncs digesti vas . E l p rocedimi en to e s mu y sencillo y de pe nde de la im aginación . E l paciente debe e legir una me lodía re la­jante asociúndola me nta lme nte con su cura­ció n . No se trata de prescindi r de los medi· ca me ntos que ha rece tado e l méd ico ni de espe rar curacio nes milagrosas. Se t rata de e limina r la te nsión 4ue sobrepasa e l nivel no rm a l facilita ndo las condiciones para la rec upe ració n de l ó rgano e nfe rmo. U na vez se haya e legido la me lodía , se debe escuchar po r la noche antes de irse a la cama, cómodame nte re la jado e n un sillón y

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El agujero de las emociones

dejando que la música inunde todo e l cuerpo COn sus ondas relajantes. Las experiencias de este tipo , on ¡;,cilmente absorbidas y pro­gramadas por e l subconsciente . El proceso se transforma en un rdlejo condicionado. Cada vez que e l paciente escuche la música , volverá a experimentar la misma sensació n de re lajación asociándola inconscientemente a la curació n de su trastorno. Ev idente­me nt.e. la hora de las comidas pueden apro­vecharse para recibir este mensaje sublimi­nal ponie ndo la misma música de rondo . Debe rch.lcio nar conscientemente el sonido que escucha con la sensación de tener el apetito bien satisfe cho. Al cabo de una se­mana, inve rtirá e l hora rio escuchando la misma música antes de sentarse a la mesa y siempre que sufra un ataque de apet ito fuera de las ho ras de comer. Se debe evitar cual­quie r csfucrLo o hipertensión emocional en este proceso. La voluntad funcion arú cons­cie nteme nte a la hora de e legir la música y realiza r la asociación necesaria para trans­fo rmarla en un estím ulo condicionante . Una vez asimilado por e l subconsciente, e l estí­mulo detona automáticamente la respuesta condicionada. E n caso de anorexia, debe seguirse el mismo procedimiento preparando el acondiciona­mien to en los momentos en que se siente a lgo de apetito y relacionando la mú, Íca con e l hambre. A l pone rl a de fondo antes y du­rante las comidas se conseguirá estimular el apetito. Los vómitos requie ren e l mismo procedi­mi ento que las úlce ras . música asociada w nscientemen te a la relajación y la buena asimilació n de los a limentos . Durante la e tapa de aco ndicionamie nto . puede reforzarse e l estímulo auditivo con a lguna lectura. E l obeso satisfecho lograr;' un acondicio namiento más rápido leyéndo 'dl.:rnpre la misma descripción d~ una comida pantagrué li t:a . Llegará pronto a aburrirle e Incluso le producirá asco haciéndo le recha­Lar e l exce'o. E l anoréxico puede leer des­aipciones de comidas moderadas o menús Llue le estimulen e l apetito . E l pacie nte con úlceras. vóm itos. hiperacidez y trastornos relacionados procurará una lectura que le ayude a la re lajació n l:ollsciente . En lodos estos casos. sin embargo. se im­po ne tratar las causas psíquicas al mismo tiempo, solos o con la asistencia de un profe­sional, pero participando siempre consciente y activamente en la solución de los propios confli ctos. Esta técnica resulta particula rmente eficaz en el tratamiento de vómitos, anorexia y obesidad de origen psicosomático. Puesto que todos e llos son respuestas emocionales a una situación de con nieto , pueden reacondi­donarse mediante la modificación de estí­mulos.

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SUEÑO

J)ÜPII.\' j· f'itln PI/ro d/l'llJwjo

Trobajo

RI'¡I/l'io-/11 ' .\

Prohh'-"'/I ~'

N llllh"

S. ',1'IIIIfj· dlll/ .

Fm ·II /IfI · dl·.\' ;11(('/", '-/m¡/,'s

Tabla d. valoración psicofísica

ESlil thJ de illcrta 20 15 111

Se despierta por la ma- Tiene la sensa- Se: t.lcspiertn ngo-ñanadcscansado. Sc= le- ciÓn de no habe r biado , con la SCIl-van! .. con ánimo de vi- deM:unsudo lo sación de SOJ)(Jrtar vir a plenitud un nuevo suficiente , pe- un peso q ue le dia . rose lev¡tnt;t sin o prime y le difi-

lllayMes proble- culta levant¡use. m'lS.

Está deseando empezar Dispuesto para Se ~ic tll c obligado para ganarSt: Id nuc=vo empezar a tntba- CI cumplir con su dia ron su esfuerzo. jaro ,~m sin c=s- tarea. pero le

pedal entu- cue:Sla un gran es-siasmo. fue: rl ll.

Entregil lo mejor de sus Trabaja lI1 iis Se fa tiga rápida-fa('ultudes por lo que bie:n mecánica· mente . No rind~ . rindc pICUitll1 t! I1I t! . Sólo mcnte rindiendo A mitad de la jor-se sie nte cnnsndo al fi- lo juslo . nada yu nu pu..:,.II.: nal del día en propor- m;',l'I .

ciÓn con la ene rgía con-sum ida .

Disfrut l! de Iu l'ompu- Rc1acionc~ bue- irrit llbilidlld. Can-ñfa de aque llos que nlls en ge neral. nictos en el medio elige. No tie nc t·onnic· pero no le pro- familiar y laboral. tos con los demas. ducen sa t i~fac-

eión.

Analiza los pro blemas Va superando Le cuesta mucho racionalme nte y los va los probl~mus encontra r solucio· super¡mdo. con una sen~a - nes.

cit}n de flll iga.

Excelente sentido del Ajustll su S4;! n· Le cuesta soportar humor y ~ntido lú- tido del humo r a e l huen humor de dice. Disfruta jugando los requerimic= n- los ¡Jemás. como un niño. tos sociales para

no desento nar,

Exeelentc . Variat:Ínne:s es· Responde a In 5e-por(¡diclls del in- xualidad muy es-teres sexual. porftdicarnente y

por cumplir.

Excelente capacidad: Capacidad de l)isminUl.:ión de las de concentración. ab!;- percepción ~ll is- facullades en tracción y memoriza- filctoria . Dismi- general. ción . nuye lu capaci-

dad de concen-tración. Lc=ves perturbaciones de la memoria .

5 De presión ()

Se sicnte in· Incapaz de capaz de le- Icvanturse . vantarsc y sólu lu (1)nsi-glle despucs de un gran esfuerzo.

Falta~ contí· Incapm: de nUllS al Irn_ ir al trabajo. bajo.

Siente qu~ Incapaz dI! no puede InlOitjar, cumplir (1ln su Intbajo.

Se aIsla pau- Incapuz de l ¡tlil\amenl~ . relacio-delos demás. narse. Se siente in-capaz de re-lacio narse .

Desborda-do Int"l.lpaz de por los pro- resolver blemllS. problema~ .

Le invade la Deprimido. tristC= Z;I.

Desinlerc~ Desinterés sexual. tolal .

Serinmente Penurbadas disminui-dos.

El reflejo se condiciona durante los minutos de relajación escuchando la música que se ha elegido personalmente y procurando, mediante la imaginación, asociar el sonido con la curación del lrasto~o. Un obeso que sufre de un apetito descontro­lado podrá evitar el uso·de pastillas anoréxi­cas, escuchando la misma música durante unos días inmediatamente después de haber comido mucho. Oebe relacionar conscientemente el sonido que escucha con la sensación de tener el apetito bien satisfecho. Al cabo de una se­mana, invertirá el horario escuchando la misma música antes de sentarse a la mesa y siempre que sufra un ataque de apetito fuera de las horas de comer. Se debe evitar cual­quier esfuerzo o hipertensión emocional en este proceso. La voluntad funcionará cons­cientemente a la hora de elegir la música y realizar la asociación necesaria para trans­formarla en un estímulo condicionante. Una vez asimilado por el subconsciente, el estí­mulo detona automáticamente la respuesta condicionada. En caso de anorexia, debe seguirse el mismo procedimiento preparando el acondiciona­miento en los momentos en que se siente algo de apetito y relacionando la música con el hambre . Al ponerla de fondo antes y du­rante las comidas se conseguirá estimular el apetito. Los vómitos requieren el mismo procedi­miento que las úlceras, música asociada conscientemente a la relajación y la buena asimilación de los alimentos. Durante la etapa de acondicionamiento, puede reforzarse el estímulo auditivo con alguna lectura. El obeso satisfecho logrará un acondicionamiento más rápido leyendo siempre la misma descripción de una comida pantagruélica. Llegará pronto a aburrirle e incluso le producirá asco haciéndole recha­zar el exceso. El anoréxico puede leer des­cripciones de comidas moderadas o menús que le estimulen el apetito. El paciente con úlceras, vómitos, hiperacidez y trastornos relacionados procurará una lectura que le ayude a la relajación consciente. En todos estos casos, sin embargo, se im­pone tratar las causas psíquicas al mismo tiempo, solos o con la asistencia de un profe­sional, pero participando siempre consciente y activamente en la solución de los propios conflictos.

Viaje de exploración por el Sistema Nervioso Central y el Aparato Digestivo

Poseemos suficientes conocimientos sobre el mecanismo de las emociones y las represio­nes, sobre la influencia de la respuesta emo­cional en el consumo de energía y en las funciones digestivas como para que todos

estos procesos no resulten predecibles y, por lo tanto, controlables. Recordemos la in­fluencia del hipotálamo y la hipófisis en la respuesta emocional al activatr la secreción de una serie de glándulas que a su vez alte­ran nuestra fisiología. Las contracciones in­voluntarias de los músculos provocados por la adrenalina pueden perturbamos seria­mente si nos mantenemo's hipertensos. Cómodamente relajado donde mejor se en­cuentre, vuelva al ámbito del cerebro que ya le resulta familiar. Usted está haciendo un esfuerzo responsable por adquirir conoci­mientos más amplios sobre el funciona­miento de su mente y de su cuerpo que le permite un mayor control sobre sí mismo y el pleno desarrollo de sus capacidades psico­físicas. Esos conocimientos se han ido archi­vando aquí para su posterior utilización . El mero hecho de haber llegado a esta segunda fase indica que usted ha elegido valores que en este momento están en su subconsciente esperando ser reclamados cuando hagan falta . Esos valores son la razón, la realidad, la verdad, la vida. Usted quiere vivir a plenitud y esas dos par­tes que forman el todo que es usted partici­pan por igual de ese deseo de vivir. La elec­ción de valores para .la vida ha sido una decisión libre de su mente que a través de diferentes vías se le comunica a todos los rincones de su cuerpo. Su cuerpo quiere es­tar sano porque lo quiere su mente. Deje que los ojos de su imaginación se desli­cen por ,esos dos tubos, faringe y esófago, que llevan sus alimentos al estómago. Esa región próxima al diafragma que separa el tó rax del abdomen es un punto débil fre­cuentemente atacado por las respuestas emocionales debido a las redes nerviosas que allí se encuentran. Tal vez en algún mo­mento haya confundido el dolor provocado por contracciones bruscas de los músculos creyendo tener una hernia. Otras veces la fuerte tensión emocional le habrá hecho sen­tir una punzada en ese punto que llamamos comúnmente la boca del estómago. Si se ha hecho usted una revisión y el médico no ha encontrado ninguna causa orgánica de esos dolores, ya sabe que sus emociones son las responsables y que usted las puede con­trolar. Relaje conscientemente los músculos abdo­minales. Contráigalos. Vuelva a relajarlos. Como ve, le responden siempre que usted lo desee. Claro que no siempre pueden estar esos músculos en el campo de su conciencia y si tiene usted el hábito de mantenerlos contraídos, volverán a esa contracción habi­tual en cuanto usted les quite su atención. Aproveche'3hora para ordenar a su subcons­ciente que le avise cada vez que sus múscu­los se empiecen a contnler por encima de su tensión normal sin su permiso.

No hasta ('O" qtl(' al¡.tuien IlOS

JiRll pur (lhí se va . sólo uno mismo plU'de "echar.H' a ""dar.

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El agujero de las emociones

LtI rt'{JIIJ.!IWlldll que 110,( (,fIIl .WI/ 11II(' $Iro$

('XCe$US SO" "Ut·.~lro nlf'jor I'.w'ndo contra la.li {(' IIlaócH/('S ;rrtldontlle.\".

60

No hay motivo alguno para que sus múscu­los estén hipertensos. Este exceso de tensión viene provocado por circunstancias que no convienen a Su vida. Usted quiere vivir , luego rechaza aquello que le perjudica y se mantiene alerta para corregir con su volun­tad esos hábitos nocivos que quedaron insta­lados por pasadas irracionalidades. Procure a lo largo del día sacar unos segun­dos para echar un vistazo con su conciencia a esta zona de su cuerpo. Si la nota contraída, relájela y siga trabajando o descansando sin darle más importancia. Cada orden de su voluntad para que sus músculos se relajen se va registrando en su subconsciente , ocu­pando el lugar de las órdenes contrarias que se recibieron y de las cuales usted segura­mente no se percataba. Su organismo funciona ahora bajo la vigilan­cia de su mente y funciona bien sin "Iue usted tenga que dedicarle su atención continua. El subconsciente le hace de centinela mientras usted está enfrascado en la tarca de mejorar su vida consciente. Tal vez es un poco tarde y ya una úlcera le ha estropeado los tejidos de su estómago. Una úlcera no es más que una llaga que puede cicatrizar con la ayuda de medica­mentos, reposo, dieta y de su voluntad. Exija tranquilidad en sus comidas . No se permita a sí mismo ni a los demás ventilar problemas o comentar cosas desagradables e n la mesa. Sus alimentos pasan por el estómago por una serie de reacciones químicas que los transformen en sustancias nutritivas, energía y desechos. Estos procesos requieren condi­ciones normales y se ven seriamente afecta­dos por súbitas intrusiones de adrenalina. Dele a su digestión el tiempo y las condicio­nes que necesita.

El páncreas, que ya había visto como glá· dula de secreción interna , interviene tam­bién en la digestión mediante el jugo pan­creático . Es un órgano callado que no se hace notar más que cuando sabemos que hay algún problema en la insulina. Pare a su derecha, en ese órgano cuya forma se conoce muy bien por se muy similar al de los animales que de vez en cuando consumi­mos. El hígado sí se hace notar con bastante frecuencia si el dueño se permite excesos. La vesícula es delicada y se resiente de tal forma que a veces requiere el bisturí. No hay fórmula más eficaz para erradicar esos exce­sos nocivos que el auténtico deseo de vivir. Procure recordar el último trastorno que su­frió a raíz de una comilona o los efectos de la última resaca. Reviva los síntomas en lodos los desagradables detalles que tuvo que su­frir . La repugnancia que le causen ahora son su mejor escudo contra tentaciones futuras de abandonarse a la irracionalidad. Si tiene un problema más o menos grave de alcoholismo, no intente enunciar consciente­mente decisiones drásticas. Tal vez ya sabe por experiencia que en algunos arranques de desesperación se promete ue jar la bebida para sufrir luego la angustia ante la botella y la vergüenza ante 1" recaída . No sirve de nada que se prometa dejar de beber. Sirve de todo que tenga usted auténticas ganas de vivir. El hígado y todo su cuerpo se rebela­rán ante una botella con repugnancia y sin exigirle ningún esfuerzo angustioso en el momento en que su mente conscientemente y sin engaño se haya decidido por la vida. Los intestinos, como el estómago, nos re­cuerdan su existencia cada día de una u otra forma . Es conveniente evacuar los desechos a una hora fija y ese tiempo puede aprove-charse para otra actividad útil: leer. '. No se puede permitir que la prisa nos per­siga hasta el baño. El estreñimiento y las hemorroides ameritan reducir la marcha du­rante unos quince minutos al día y sentarnos tranquilamente él leer algo que nos guste mientras los intestinos realizan su función de expulsar lo que no sirve. Nuestro organismo tiene unas funciones que requieren el silencio y la paz del ámbito interno sin intromisiones que vengan a alte­rar su ritmo. Esas condiciones idóneas para funcionar bien dependen de nuestra volun­tad. Al estar conscientes de la imponancia del cuerpo hacemos lugar y tiempo en nues­tra vida diaria para permitirle realizar ciertas funciones que requieren condiciones am­bientales adecuadas. Al alegir valores co­rrectos evitamos respuestas emocionales ne­gativas que puedan perturbarle . Al desear conscientemente la vida como máximo va­lar, el cuerpo participa del bienes lar que nuestro esfuerzo obtiene para cada una de las partes que forman la unidad que llama­mos por el nombre más nuestro : yo.

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