el poeta és el mateix poble. L'artista és el mateix poble ... · Al día siguiente, Hugo se...

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El poeta naix del seu poble, després treballa i estudia, però després retorna al poble i li amostra allò que ha guanyat i el seu poble ho mira en silenci i reconeix en ell el poble (…) Són versos de Vicent Andrés Estellés que he volgut fer servir, amb el seu permís, per encetar este acte de lliurament de premis del certamen literari escolar 'Poble de Benetússer'. He volgut fer meues les paraules de l'Estellés per adreçar-me hui a les persones del meu poble que escriuen, però que podria fer extensives a les persones que creen. A través de les arts en general, les persones expressem la vida, amb les seues emocions, inquietuds...i a través de l'escriptura en particular la podem anar esbrinant paraula a paraula. A través de l'Art, les persones artistes, us 'despulleu' i a les persones que som espectadores ens doneu l'oportunitat de conéixer-vos. Com a ser humà, com a persona individual, sent la importància que té expressar els sentiments i les inquietuds per a traure de dins allò que necessitem traure perquè sol butllir-nos en la pell però, com a regidor de cultura d'este Ajuntament sóc conscient que he d'anar més enllà. Sé que podem conéixer la indiosincràsia de la nostra gent a través d'allò que expressa i com ho expressa i a partir d'ahi continuar la construcció cultural i identitària del meu poble que evoluciona cada dia amb el passar del temps. Per això he volgut citar dur ací a l'Estellés, per a remarcar que: ''el poeta és el mateix poble. L'artista és el mateix poble Ai d'aquell que no pensa així!!!!!!.'' Ricardo Sánchez Felipe (Regidor de Cultura i Patrimoni)

Transcript of el poeta és el mateix poble. L'artista és el mateix poble ... · Al día siguiente, Hugo se...

El poeta naix del seu poble,després treballa i estudia,

però després retorna al poblei li amostra allò que ha guanyati el seu poble ho mira en silencii reconeix en ell el poble (…)

Són versos de Vicent Andrés Estellés que he volgut fer servir, amb el seu permís, per encetar este acte delliurament de premis del certamen literari escolar 'Poble de Benetússer'.He volgut fer meues les paraules de l'Estellés per adreçar-me hui a les persones del meu poble queescriuen, però que podria fer extensives a les persones que creen. A través de les arts en general, les persones expressem la vida, amb les seues emocions, inquietuds...i através de l'escriptura en particular la podem anar esbrinant paraula a paraula. A través de l'Art, les persones artistes, us 'despulleu' i a les persones que som espectadores ens doneul'oportunitat de conéixer-vos. Com a ser humà, com a persona individual, sent la importància que té expressar els sentiments i lesinquietuds per a traure de dins allò que necessitem traure perquè sol butllir-nos en la pell però, com aregidor de cultura d'este Ajuntament sóc conscient que he d'anar més enllà. Sé que podem conéixer laindiosincràsia de la nostra gent a través d'allò que expressa i com ho expressa i a partir d'ahi continuar laconstrucció cultural i identitària del meu poble que evoluciona cada dia amb el passar del temps.Per això he volgut citar dur ací a l'Estellés, per a remarcar que:

''el poeta és el mateix poble. L'artista és el mateix pobleAi d'aquell que no pensa així!!!!!!.''

Ricardo Sánchez Felipe (Regidor de Cultura i Patrimoni)

ÍNDEX

Títols Pàgina

Los trabajos de Hugo ….................................................................................. 2segon premi 2n cicle PrimàriaLucas y el verdadero tesoro ….......................................................................... 5primer premi 2n cicle PrimàriaAba i el Hembas …................................................................................................ 9segon premi 3r cicle PrimàriaPerdido en la ciudad …………………………………………………………………… 12primer premi 3r cicle PrimàriaCamino incorrecto ……………………………………………………………………… 162n premi 1r cicle ESOUn misterio burbujeante ………………………………………………………………. 181r premi 1r cicle ESOLa paisajista ………………………………………………………………………………. 222n premi 2n cicle ESO Ceniza ……………………………………………………………………………………. 251r premi 2n cicle ESOLa isla de lobos ……………………………………………………………………………. 292n premi 1r cicle EPAEl paraíso ……………………………………………………………………………………. 321r premi 1r cicle EPASentiments………………………………………………………………………………….. 362n premi 2n cicle EPADies Rojos ………………………………………………………………………………….. 391r premi 2n cicle EPA

LOS TRABAJOS DE HUGO

Hugo Monleón TriviñoNtra. Sra. del Socorro

2n Premi 2n cicle Primària

Érase una vez un muchacho llamado Hugo, que vivía con su madre en una pequeñacabaña situada en el bosque, a las afueras del pueblo de Matet. Como eran muy pobres la madre de Hugo tenía que trabajar mucho: se pasaba muchashoras del día cosiendo y arreglando la ropa de sus vecinos. Mientras tanto Hugo sepasaba los días aburrido sin nada que hacer en este pueblo. Durante el invierno sepasabea el día sentado en frente de la chimenea para calentarse y durante el verano sesentaba fuera de la cabaña a disfrutar del sol en el jardín. Y era así como Hugo pasabalos días hasta que un día su madre, cansada de llevar toda la carga del trabajo le dijo:

-¡Quien no trabaja no come en esta casa! Tienes que comenzar a trabajar y dejar devaguear todo el día en casa sin nada que hacer.

Así fue como Hugo comenzó a trabajar. El rpimer empleo que Hugo encontró fue en unagranja, alló le pagarían un euro por cada día de trabajo en el campo. Hugo recogía lasvacas y las ovejas y se las llevaba a pastar.

El granjero quedó muy contento con el trabajo realizado por Hugo, así que le dio larecompensa prometida: un euro, que Hugo guardó en el bolsillo de su camisa. De regresoa casa, Hugo, tropezó con una piedra con tan mala suerte que la moneda se le cayó al ríocercano. ¡Pobre Hugo! ¿Cómo le explicaría a su madre lo que había pasado?

– ¡Pareces tonto! ¿Por qué no te guaraste la moneda en tu mochila, en luigar de enel bolsillo de la camisa? - le dijo su madre

– ¡Te prometo que es lo que haré la próxima vez! - le contestó Hugo cabizbajo.

Al día siguiente, Hugo se volvió a marchar de nuevo a trabajar a una granja vecina, dondele mandaron llevar el rebaño de ovejas a pastar a las montañas. Y así fue otra vez.

Como hizo muy bien su trabajo le pagaron, pero esta vez en vez de una moneda, Hugoobtuvo un enorme cántaro de leche fresca recién ordeñada de una de las ovejas delrebaño. Entonces pensó: ¿cómo llevaría este enorme cántaro de leche?

Entonces recordó lo que le había dicho su madre y decidió guardarlo en la mochila quellevaba a su espalda.

Y así fue como Hugo regresó hacia su casa. Pero, a cada paso que daba, se lederramaba un poco de leche al suelo.

Cuando Hugo llegó a su casa no quedaba ni una gota de leche en el cántaro.

– ¡Pero Hugo! ¿no sabes que debías haber traído el cántaro de leche en la cabeza? -le dijo su madre que no salía de su asombro.

A lo que Hugo contestó: te prometo que la próxima vez lo traeré en la cabeza.

Al otro día se marchó también a trabajar, y le pagaron de otra forma: le dieron un granqueso fresco.Tal como le había proimetido a su madre. Hugo pensó que tenía que llevar el queso en lacabeza. Este día hacía mucho calor con lo que el queso se le derritió por su cabeza.

Cuando llegó a su casa y su madre lo vio, le dijo boquiabierta:

– ¿Pero qué voy a hacer contigo? ¿Por qué no trajiste el queso en la mano en vez deen la cabeza

A lo que Hugo de nuevo contestó:

– No te preocupes mamá, la próxima vez así lo haré

Al siguiente día Hugo se fue a ayudar al panadero del pueblo a preparar el pan para lagente que vivía en Matet ¿Y qué pensáis que recibió a cambio esta vez? ¡Pues unprecioso gato!

Feliz de la vida , Hugo cogió el animal entre sus manos y se puso de camino hacia sucasa. Pero, resultó que el gato era muy inquieto por lo que empezó a arañarle y amorderle las manos, la ropa y todo lo que se ponía a su alcance. Hugo lo sujetó con todassus fuerzas pero el gato terminó por escapársele de sus manos y salió huyendo. A pesarde lo mucho que corrió Hugo para alcanzarlo, no tuvo ninguna oportunidad de podercogerlo ya que el gato era muy rápido.

Una vez más, Hugo llegó con las manos vacías a casa y su madre no podía creerlo.

- Hugo ¿sabes lo que tenías que haber hecho? Debías haberlo atado con una cuerday traerlo con ella.

Hugo le dijo a su madre una vez más: 'Así lo haré la próxima vez, mamá!

La carnicería del pueblo fue el siguiente destino de Hugo para trabajar. Después de unadura jornada de trabajo, Hugo recibió como recompensa un magnífico jamón.

-¿Cómo lo puedo llevar para casa? Se preguntó Hugo rascándose la cabeza, Atado conuna cuerda y arrastrándolo detrás de mi.

Lo que le había parecido una buena idea, resultó ser un desastre, ya que, cuando llegó acasa, el jamón estaba tan lleno de polvo que nadie lo podía comer.

– ¡Hugo, tenías que haber cargado el jamón a la espalda!

– Lo siento mami, así lo haré la próxima vez – contestó Hugo resignado.

Pasaron un par de días antes de que Hugo volviese a trabajar. Y esta vez fue a la casa deun campesino, donde le pagaron con un burro por su buen trabajo. Y a pesar de que elburro era mucho más pesado de lo que Hugo se podía imaginar consiguió cargar alanimal a sus espaldas tal y como le había prometido a su madre.

De camino a casa, el muchacho pasó por delante de la casa del Señor Hipólito quer era elhombre más rico del pueblo. Este señor tenía una hija muy guapa pero que tenía unproblema: nadie conseguía hacerla reir.

Tal era la desesperación de este seór porque su hija María sonriera que había prometidoque aquel que la hiciese reir sería el que se casaría con ella y se llevaría todo el dineroque él tenía.

¡Y eso fue lo que pasó! María estaba asomada a la ventana de su cuarto como todos losdías, cuando de repente vio pasar a Hugo muy cansado con pinta de que no iba a sercapaz de dar un paso más sin caerse, cargando con burro a sus espaldas.

Tal fue la sorpresa de María que una enorme carcajada inundó toda su cara, llamando laatención de todos los habitantes que se asomaron para ver lo que estaba ocurriendo.

Unos años más tarde, Hugo y María se casaron como había prometido el Señor Hipólito yvivieron felices, porque María seguía divirtiéndose y riendo con las sorprendentesocurrencias y riendo con las sorprendentes ocurrencias de Hugo.

Pseudónimo: Gargamel

LUCAS Y EL VERDADERO TESORO

Nacho Bueno BerbelNtra. Sra. del Socorro

1r premi 2n cicle primària

Érase una vez, en una colina cerca de un pueblecito de Tarragona, vivía un niño deaspecto robusto y de pelo castaño como una nuez llamado Lucas.

Lucas vivía junto a su madre Pilar y su abuelo materno. Su madre era delgada, de pelonegro como el azabache y con una gran sonrisa siempre en la cara aunque las cosas nole fueron demasiado bien. El abuelo de Lucas era también delgado y muy alto. Lucas lequería muchísimo porque siempre le había cuidado y era la persona que más cosas leenseñaba y con la que más tiempo pasaba, a parte de sus amigos. El padre de Lucas novivía con ellos desde hacía tiempo porque se había tenido que ir a cuidar a su madre, laabuela de Lucas, que estaba enferma en un hospital. Vivían en una casa de maderabastante vieja y algo insegura pero muy coqueta.

A Lucas le encantaba estar con sus cuatro mejores amigos: Pedro, Mónica, Lorenzo yVerónica. Les conocía desde la guardería y siempre iban juntos pues tenían muchascosas en común. Les daba igual qué hacer siempre que siempre que fueran actividadesde misterio, aventura o de exploración, como ir a cazar bichos, hacer campamentos,construir trampas, descubrir senderos, etc...Era raro que se quedaran en casa jugando ala consola, no como el resto de compañeros de su clase que estaban muy enganchados alos videojuegos.

Una mañana de verano mientras Lucas hacía sus deberes de vacaciones en suhabtiación, oyó un ruido como un ligero silbidito. Como no podía concentrarse por el ruidointentó averiguar de dónde venía. Lo primero que hizo fue revisar las ventanas peroestaban cerradas. Se dio cuenta que el silbidito venia de detrás del mueble grande dondeguardaba toda su ropa y algunos trastos. Intentó mover el mueble pero no podía porqueera de madera muy gorda y pesaba mucho. Como estaba solo en casa se las tuvo queapañar por sí solo, primero quitó los cajones y después se ayudó de una cuerda paramoverlo. Cuando por fin lo consiguió vio que el silbidito venía de una puerta pequeña quese escondía tras el mueble. Lucas nunca había oído hablar de esa puerta y estaba comoloco por entrar pero un segundo antes de abrirla pensó en sus amigos y decidió enviar asu grupo de whatsapp el siguiente mensaje:

EXCURSIÓN CANCELADA. TENGO UNA AVENTURA MEJOR PARA HOY. VENID A MICASA URGENTEMENTE

Cuando llegaron los cuatro amigos, Lucas les explicó lo que había pasado y que sería unaaventura muy emocionante abrir la puerta para ver qué se escondía detrás. Como todoseran muy aventureros nadie se negó así que abrieron la puerta muy decididos aunquebastante tensos. Nada más abrir la puerta se dieron cuenta de que aunque estaba muyoscuro y no se veía nada, parecía que conducía a un lugar del interior de la montañadonde estaba la casa de Lucas. Los niños no tardaron ni un minuto en reaccionar,cogieron una mochila y metieron una linterna, unas bolsas de basura grandes, doscantimploras, una cuerda, un botiquín, una grabadora y un bloc de notas y un bolígrafopor si acaso tenían que apuntar alguna curiosidad interesante.

Lucas era el que estaba más ilusionado

– ¡Mira que si encontramos un tesoro! Mi abuelo siempre me ha dicho que por estastierras vivió un monstruo que guardaba un tesoro muy valioso. Incluso tengo unmapa de la zona que lo indica, aunque siempre he pensado que era falso.

Apuntaron con la linterna y vieron que era una gruta que iba hacia abajo. Cogieron lacuerda de la mochila, la ataron a la pata del mueble y descendieron hasta tocas tierrafirme, bueno, mejor dicho, tierra fangosa porque el suelo estaba lleno de agua y barro.

– Deberíamos haber cogido las botas de agua – dijo Pedro mientras intentaba nopisar el barro.

– ¡Y también un impermeable! - añadió Mónica casi muerta de frío.

Lucas dijo con mucha tranquilidad:

– ¡Tranquilos! Sólo es agua. Sigamos el mapa, parece que es por aquí

Verónica alumbró con la linterna y se dirigieron hacia dentro de la gruta que se ibahaciendo cada vez más grande. Después de un rato caminando llegaron a una especie delago subterráneo.

– Mirad, es un río subterráneo, igual que al que fuimos de excursión cuando íbamosa 4º – dijo Pedro – pero, ¿cómo lo vamos a cruzar para seguir el mapa?

– Tengo una idea – dijo Lorenzo – En un capítulo de 'El último superviviente' vi cómohacía una balsa con unas bolsas grandes. Las hinchó y las ató con cuerdas¡Vosotros hinchad las bolsas y yo las ataré! Tu, Pedro, ¡usa las cantimploras parafabricar unos remos!

En unos minutos fabricaron la balsa y se dispusieron a cruzar el río subterráneo. Pedrotomó el mapa y dijo:

– Mirad chicos, estamos cerca de la cruz que indica dónde está el tesoro.

Lucas dejó los remos y entonces...¡Booooooom! La balsa chocó contra la orilla. Mónica segolpeó contra un remo al parar bruscamente y se hizo sangre. Lucas fue el primero enatenderla `por su error de soltar los remos. Cogió el botiquín y le puso agua oxígenada,una gasa y betadine.

Siguieron andando por un camino estrecho hasta que de repente oyeron un ruido¡ztsssssss! Mónica y Lorenzo empezaron a temblar del miedo que tenían. Lo escucharonotra vez ¡ztssssssss!

– ¿Quién anda ahí? - dijo Lucas con un hilo de voz.– Soy el monstruo – dijo una voz desde lejos– ¡Aaaaaaaaaaaaah! - Dijeron todos sincronizados

Y corrieron como si se acabara el mundo. Verónica alumbró al monstruo y eraexactamente como contaba la leyenda: peludo, enorme y con unas garras muy afiladas.El monstruo no corría demasiado así que pronto lo dejaron atrás.

Siguieron andando hasta que les ocurrió algo impresionante. A los niños se les apagó laluz de la linterna y a alguno se le mojó el calzoncillo al no ver nada. Y lo peor viene ahora:cientos de ojos rojos empezaron a brillar en el techo de la gruta. Lucas dijo con voztemblorosa:

– Son, son, son ¡muricélagos! ¡Qué asco! ¡No me digas que tenemos que pasar pordebajo de todos esos murciélagos!

Lucas empezó a temblar como una batidora

– Esto da mucho miedo – dijo Lorenzo muy asustado– ¡No me lo puedo creer! - dijo Verónica Hemos bajado por un túnel atados a una

cuerda, hemos cruzado un acuifero y casi somos devorados por un monstruo yahora ¿os asustáis por eso? Además, según el mapa del tesoro, debe estar justodetrás de esa roca.

Verónica cogió las riendas del grupo y se dispuso a cruzar la primera por debajo de sosbicharracos de ojos relucientes. Los demás le siguieron con ganas de encontrar el tesoro.

Verónica tenía razón. El tesoro se hallaba muy cerca de donde estaban los murciélagos.Los cinco amigos llegaron a la vez a la roca bajo la que estaba el tesoro y allí lo vieron.Era un cofre viejo, de madera de abedul, con dibujos de piratas grabados. No teníacandado ni cerradura sino un pestillo de hierro muy oxidado. Lucas lo cogió y abrió elpestillo emocionado, esperando encontrar cosas valiosas como monedas de oro, lingotesde plata, collares y otras joyas, etc...

Sin embargo al coger el cofre se dio cuenta que casi no pesaba y al abrirlo sóloencontraron un medallón de madera normal y corriente. Todos se quedaron sorprendidosy decepcionados. En ese momento antes de que nadie dijera nada ocurrió algoinesperado. El monstruo que habían dejado atrás volvió a aparecer a sólo unos metros deellos. Pensaron que les iba a devorar pero el monstruo se paró y de un movimientobrusco...¡se quitó la cabeza! Los cinco amigos no se lo podían creer, el monstruo enrealidad era el abuelo de Lucas.

Cuando se les pasó el susto el abuelo de Lucas se acercó y les explicó:

– Todo ha sido un plan mío. Quería que aprendieráis que el tesoro no está en el cofresino que el verdadero tesoro es la experiencia que habéis vivido, porque habéosaprendido a ayudaros mutuamente, a confiar los unos en los otros, a compartir y asacar lo bueno que tenéis.

Todos estaban contentos de la experiencia que habían vivido. Le dieron las gracias alabuelo y se abrazaron todos. Al volver a casa todos habían reforzado su amistad.

Pseudónimo: Vegeta777

ABA I ELS HEMBAS

Elisa Moreno ArceCP Blasco Ibáñez

2n premi 3r cicle primària

Hi havia una vegada en un lloc molt llunyà del sud-oest d'Àfrica, una tribu en la que viviauna xiqueta anomenada Aba. Aba era una una xiqueta molt alegre i divertida. Vivia en unabarraca amb els seus pares i els seus germans, Sisoko que era més gran que ella eramolt habilidós amb una pilota de bàsket que li regalaren uns europeus quan van passarpel poblat en un viatge i Daye la seua germana menuda a qui Aba estimava especialment.Encara que no tenien moltes coses vivien feliços i alegres perquè estaven tots junts enfamília i respectaven l'entorn i gaudien de la naturalesa. Pertanyien a una tribu nativa quees deia Hemba, al nord de Namibia i que encara conservava l'original estil de vida quetenia fa uns segles. El poblat estava constituït per unes vint-i-cinc famílies que sumavenen total unes dos-centes persones.

Els Hemba eren caçadors i complementaven la seua alimentació amb la recol·lecció delsproductes que la Terra els oferia al seu voltant. Tenien un cap que era el seu líderespiritual i a més administrava justícia, així que, tenia un gran poder.

Per a les dones Hemba era molt important l'estética. Portaven grans i pesats braçalets alvoltant dels turmells, els braços i el coll. S'untaven la pell amb uns pols que els oferien unsingular color roig a la pell, i així espantaven als mosquits i els protegien del sol, però elmés complicat era el pentinat que estava molt elaborat, ple de trenes i de decoracions quecada vegada que havien de refer-ho podien estar dos dies per completar-ho. Però, lesdones Hemba tenien algunes coses prohibies com la caça.

Aba era una xiqueta molt curiosa, li agradava molt aprendre coses i furonejar per tot arreu.S'arrimava molt als grups de talladors de ferramentes, preguntava per tot i era una xiquetamolt volguda pels majors, per la seua amabilitat i el seu encant.

A l'Aba li apassionava molt vore caçar i volia participar però ningú la deixava perquè erauna dona i les dones havien de cuidar de la família, de la barraca i tenien assignada larecol·lecció dels aliments. Ella li preguntava a sa mare per què elles no podien caçar i samare li responia que les coses eren així i havia d'acceptar-les. Doncs, Aba quan els seuspares estaven fent una altra cosa, ella se n'anava de la casa a caçar amb les ferramentesde caçar del seu pare prop del llogaret i quan es feia de nit se'n tornava al poblat. Alprincipi no solia agafar cap ni una presa, se li feia molt difícil aprendre sense l'ajuda delsmajors.

Passava molt de temps amagada per vore com feien els demés i anar aprenent. Teniamoltes idees en el cap i només calia posar-les en pràctica. Ella anava amb molt decompte perquè en aquella selva hi havia molts animals salvatges com ara el tigres, lleons,hienes i panteres. A poc a poc anà guanyant destressa i habilitat. Com que les pressess'anaven a perdre perquè no podia portar-les al poblat i no anaven a valdre ni per aaliments, ni tan sols podia utilitzar la pell, va decidir caçar només animals perillosos per alpoblat, bé perquè podien atarcar o bé perquè furtaven els aliments de les persones. Alprincipi es va centrar en presses xicotetes com ara furons i rossegadors o que esmenjaven les provisions del poblat.

Va agafar un gran domini amb la fona, una ferramenta molt senzilla que si la fas servir bépot resultar molt efectiva. Poc a poc va anar caçant animals més grans i detestavaespecialment les hienes.Un dia que Aba estava experimentant amb la fona un xiquet anomenat Chena va eixird'uns matolls on havia estat amagat observant-la. Aba es va portar un bon ensurt, es vaficar molt nerviosa perquè pensava que l'anava a delatar. Cheda vivia al seu poblat il'havia seguit perquè sentia una gran admiració per ella. Cheda quan era xicotet haviasigut atacat per un lleó i l'havia causat una minusvalidesa al braç esquerre que l'impediafer moltes coses i ella era l'única que el tractava amb respecte i que no es burlava d'ell.Els xiquets es burlaven perquè en comptes d'aprendre a caçar, anava amb les dones arecol·lectar aliments.

Cheda li va dir que no es preocupara, que no anava a dir res a ningú i sols volia aprendrea caçar per a que els demés xiquets no es burlaren d'ell. Des d'aquell dia es van fer moltamics i Aba li va ensenyar amb paciència i dedicació tot el que ella sabia amb l'esperançad'aconseguir ajudar-lo. Quan estaven al poblat eren el centre de les bromes pesadesd'alguns xiquets. A pesar que ella li agradava molt el que feia, de vegades la culpa quesentia l'envoltava en una gran tristesa.

Un dia es va trobar el seu germà molt enfurunyat perquè li havien confiscat la pilota debàsquet ja que deien que l'apartava de les seues obligacions. Aba no entenia perquè lescoses havien de ser tan difícils i pensava que algunes coses havien de canviar.

Aba i Cheda van seguir caçant amagats dels demés, van descobrir noves tècniques i vanagafar molta presició. A Aba li resultaven un poc incòmodes els braçalets i tota laparafernària que portava damunt, però va tindre que acostumar-se.

Poc a poc van anar creixent i es van convertir en adults joves.

Un dia d'estiu que feia molta calor, molts habitants del poblat estaven al riu; uns banyant-se, uns altres assecant-se al sol. De sobte una hiena va aparéixer al riu i es va emportaruna xiqueta xicoteta i Aba sense pensar-s'ho va anar corrent darrere de l'animal amb lafona i la va matar rescatant després la xiqueta menuda.

A pesar d'aquest gest heroicm el cap va decidir que havia de rebre un càstig però, quanestava a punt de donar el veredicte, Kaba, la mare de la xiqueta agredida va agafar un arci es va ficar davant i va dir: 'Akuna Paseile', que vol dir 'jo també sóc caçadora'. A poc apoc s'anaren alçant totes les dones una a una i van donar suport Aba, repetint la mateixafrase. Llavors el cap no va tindre més remei que tirar arrere i no sols lliurar-la del càstigsinó que també hagué de permetre que les dones pogueren caçar.

Aba va ser cada volta més i més respectada i més i més volguda. Per la seua generositat ila seua dedicació al grup. Tant és així que quan va morir el cal la van anomenar entre totsla lider del grup, convertint-se així en la primera dona cap de la tribu.

Quan es va convertir en cap, tots els xics la rondaven però ella, va triar el seu amic icompany de sempre Cheda i junts, treballaren per una convivència més igualitària i justa amés de treballar per defendre els seus drets com a tribu front al govern de Namibia.

Actualment moltes coses han canviat; els esports formen part de la vida diària, inclós elbàsquet. L'indumentària de les dones, encara que guarda el seu estil original i tradicional,

és molt més lleuger i ells s'anomenen els Hemba 'Aribiru Mongata' això vol dir: el Hemba,el poble on les dones cacen.

PERDIDO EN LA CIUDAD

Noelia Bueno BerbelPatronato Ntra.Sra. del Socorro

1r `premi 3r cicle primària

Mi nombre es Luck y tengo 6 años. No sé leer ni escribir. No voy al colegio ni voy en bici ojuego al fútbol. Puede que parezca raro y lo entiendo, pero más raro sería que puedierahacer todas esas cosas porque soy un perro.

Sin embargo sí que sé hablar aunque mi familia no lo sepa. Yo veo en blanco y negro poreso me veo antiguo en el espejo. Soy un perro mestizo entre cocker y otra raza pero nosé cuál es porque aunque veo a mis padres nunca me lo han dicho.

Un familia me cogió de un centro de adopción canino cuando tan solo tenía tres meses ymedio. Durante un tiempo viví en Madrid pero nos tuvimos que mudar a Benetússer. Megusta esa ciudad y más si vivo con las personas que más quiero: mi familia. Con mifamilia no me refiero a mis padres, sino a mis dueños, que lo son todo para mí. El hombrede la casa, al que yo tengo el honor de llamarle papá, se llama Roberto, su mujer, otromiembro y un poco el gran pilar que sostiene a la familia: Amelia. Noel y Natalia son losniños de la casa que son tan buenos y tan cercanos a mí que les llamo tetes. Todos mequieren muchísimo y yo a ellos más aún. Del día que me adoptaron recuerdoperfectamente la alegría de toda la familia y también las lágrimas de las personas quetrabajaban allí porque ya no iban a estar conmigo.

Nuestra casa está en Benetússer. Tiene dos pisos y a mí me encanta porque tengo miespacio y un trocito de jardín que hizo Natalia para mí. Allí escondo mis huesos de juguetey escarbo en ese trozo de tierra. También tengo allí mi plato de comida con pienso y micuenco con agua.

Los quiero mucho pero hay cosas que hacen los humanos que me parecen raras y muycomplicadas. Por ejemplo, no entiendo por qué usan los vasos con lo bien que se bebe enel suelo de tu cacharrito; igual que, no sé por qué usan cubiertos para comer si tambiénse come genial en el suelo. ¡Es que no lo entiendo! Y ¿por qué se dan dos besos y unabrazo para saludarse? ¡Si es que con olerse el culo ya basta! ¡Lo hacen tan difícil todo!

¡AH, si! También cuando tienen que comprarse cosas usan papeles de colores o tambiéncosas metálicas raras con la cara de un señor dibujado. También tienen un hombre quegobierna. A ver...nosotros tenemos a Perruno Canino que es el que gobierna en el barriopero no nos cuesta tanto elegirlo. Hay muchas cosas más que no entiendo; por ejemplo,cuando los humanos se duchan, se secan con toallas distintas, una para el pelo y otrapara el cuertpo en vez de hacer como nosotros: sacudirse y ya está. Bueno, es que estome indigna. Pasemos a la historia de verdad que me ocurrió hace unos cuantos meses.

Para mí un día normal comienza con la salida de mi familia por la mañana para irse atrabajar y a la escuela. Me quedo solo en casa hasta la hora de comer y en ese tiempoduermo o juego yo solo a algo. Luego viene mi familia a jugar conmigo, aunque megustaría que no estuvieran tanto tiempo con los deberes pero bueno, si les sobra tiempolo primero que hacen es jugar conmigo por el pasillo. Nuestra casa es grande perosiempre se nos hace pequeña con todas las carreras. Eso es lo que sería para mí un díanormal.

Pero ese día fue bastante peculiar porque se fueron antes de tiempo y yo me quedé unpoco despagado jugando con mi hueso de juguete en mi trasportín, que es como unacasa, pero pequeña y para mí sólo cuando de repente oí un extraño ruido procedente dela puerta de entrada de la casa. Olía raro, era un aroma como de ropa húmeda; yo seguíaen mi trasportín porque no ni caso a aquel ruido. Después se oyó un golpe en lahabitación donde duerme Noel, seguidamente lo oí en la cocina y por último en elcomedor, que era donde yo estaba. Cada vez el olor a ropa húmeda estaba más cerca yempecé a asustarme. Algo o alguien entró en el comedor y yo estaba aterrorizado. Loprimero que hizo fue coger unas cuantas cosas metálicas y papeles de colores de esosque usan para pagar. El instruso llevaba unos guantes y algo raro en la cara que le cubríatoda la cabeza excepto los ojos. Se metió todo lo que había cogido en un gran maletín.También cogió un jarrón de cristal de una estantería y al hacerlo tiró todos los libros quehabía en ella. Yo, en ese instante procuraba no llorar para no hacer ruido y salí de mitrasportín sin que me viera y, como se había dejado la puerta abierta, salí en busca deayuda bien de la policía o bien de algún vecino del barrio.

Salí pitando por la calle principal, que era anchísima y muy larga. Corrí sin rumbo nidirección, pero quería encontrar algún vecino. No me di cuenta y me fui alejando hastaque ya no sabía muy bien dónde iba. ¡Oh, no, me había perdido! No encontraba mi casaporque me había alejado y como había muchísimas más no me decidía. Ya,definitivamente, tenía que quedarme donde estaba porque iba a ser peor si me movía, nohabía salida. Me tumbé en un rinconcito al lado de un contenedor. Era un poco más tardepero seguía siendo por la mañana y yo estaba asustadísimo. No sabía aún lo que me ibaa pasar. Era un barrio peligroso y no tenía fuerzas para seguir, pero, en ese mismoinstante, se me acercó un pequeño gato que estaba escondido en el contenedor. Melevanté y me alejé un poco de él. Me dijo:

- No quiero hacerte daño.- ¿Quién eres? - pregunté- Me llamo Clip ¿y tu, amigo?- Yo, Lu, Lu, Luck.- No me tengas miedo Luck.¿Por qué estás aquí?- Es que entró alguien a mi casa. Yo me asusté, salí corriendo y me perdí. Sólo quiero ir ami casa. Mi familia habrá llegado ya y estarán preocupadísimos por mí. Bueno y tambiénespero que hayan denunciado a ese delincuente.- Yo te ayudaré compañero. Pese a lo que piensan la mayoría de personas, nosotros losgatos tenemos un olfato igual o mejor que el de muchos de vosotros. Vamos a ver,empezaré por olerte a ti a ver si encuentro algún rastro.

Clip y yo nos dirigimos hacia la calle por donde yo ya había pasado. Pasamos loscontenedores verdes que vi y costó un montón porque él olía pero yo no era capaz deencontrar mi olor y no pude colaborar. Y eso que eso de olfatear es mi especialidad.

Por fin llegamos a mi casa pero no había nadie allí y eso que ya habrían terminado detrabajar ¿Habrían salido a buscarme o se habrían ido a algún sitio y me habrían dejadoaquí?

- Clip, amigo, no están aquí. Vete tú a saber por dónde estarán. Si pudiéramos viajar deuna forma más rápido por la ciudad...Ya lo tengo, ¿por qué no nos subimos a eseautobús? Tengo entendido que da una buena vuelta por toda la ciudad.

-Puff! Tendremos que subirnos al techo, porque no podemos entrar dentro, no sé porquepero está prohibida la entrada a los animales.

- Pues vamos allá – le dije

Subimos al tejado por una extraña y pequeña escalera que estaba en un extremo delautobús. No salió a la hora que tocaba y lo sé porque oí que un chico joven se lo decía asu amigo. Porque los perros no tenemos noción del tiempo...Bueno, eso no os importa¿no? Vale, sigamos.

El autobús tenía dos pisos cubiertos para que cuando llueva no se mojen. Sus ruedaseran impresionantemente grandes. Eran similares a las de un tractor. Seguro que si sepinchara una rueda tardaría dos días en dishincharse del todo. Bueno, que, con todo elretraso y eso al fin, salimos tarde.

Por el camino estábamos muy atentos para encontrar a mi familia. Una de las cosas quemás me gustan de Benetússer es la Plaza del Ayuntamiento donde, lógicamente, seencuentra el Ayuntamiento. En ese trozo del camino me empecé a marear muchísimo. Miamigo estaba medio dormido y no había ni agua ni comida. Es que no podía ser peor. Elcaso es que le vomité encima a mi amigo. La parte buena es que lo desperté, pero lamala que me arañó con su feroces garras. Luego nos pedimos perdón, yo por vomitarleen toda la espalda y él por arañarme.

Yo tenía el estómago vacío y necesitaba comer pero me tuve que aguantar. Por ahora nohabía ni rastro de mi familia. ¿Y si no los encontraba? ¿Me separaría de ellos parasiempre? No podía pensar en eso porque me pondría a llorar.

De repente Clip me dijo:

- Estoy oliendo algo que me recuerda muchísimo a tu olor. Es por la derecha, creo.- Pero Clip, me temo que no podemos bajar de aquí hasta que no pare.- Tranquilo, estamos muy cerca de tu parada.

Pasados dos minutos el autobús se paró y Clip y yo salimos corriendo. Yo también podíaolerlos, estaban cerca de aquí.

- Están a dos calles – dijo Clip corriendo como si no hubiera un mañana.- Ahí, ahí. No me lo puedo creer. Están ahí, ¿poniendo carteles con mi foto? ¿qué pasa,que ahora soy supermodelo perruno? - dije

Clip y yo corrimos hacia ellos. Mis papis me cogieron y me abrazaron. Todos lloraban dela emoción. Yo les pegué un susto y ellos a mi otro. Pero ya estaba solucionado. Bajé delos brazos de Natalia y le di un abrazo a Clip.

- Muchas gracias amigo, te debo una.- Bueno, los amigos se ayudan mutuamente ¿no?- Si, ¡je je je! Ya puedes volver con tu familia- Es que, bueno...Yo...no tengo dueños. Soy un gato callejero … - dijo Clip entre lágrimasy con la voz temblorosa.- ¡Ah! ¡Lo siento mucho! No quería ponerte triste, lo siento. Se me ocurre una idea.

Clip se puso delante de mi familia y puso ojitos de pena. A mi familia le llegó al corazón ylo adoptaron. Ese mismo día fue el día más feliz para Clip y para mi también, porquehabía hecho un amigo. ¡No estaria solo nunca más en casa! Y además, Clip y yoescribimnos un cuento con nuestra aventura y, ¿sabéis qué? Acabáis de leerlo.

CAMINO INCORRECTO

Claudia Ruiz MatosesIES María Carbonell i Sánchez

2n premi 1r cicle ESO

Jiley Prescott es una chica de catorce años con su vida hecha perfección, sus padres sonserios cristianos con problemas de homofobia y racismo, pero ella sólo intenta olvidarlo,pues, al fin y al cabo, siguen siendo sus padres. La joven, en sus catorce años de vida,solamente se ha dado un capricho, y ese capricho tiene nombre y apellido, AndrewLeonard, un joven de quince años y, lamentablemente, un psicópata sin remedio.

Líder de la mayor banda de narcotraficantes del país, hijo de uno de los asesinos de lazona, el cual mantuvo esclavizados a pueblos y ciudades, hermano mayor de dospequeñas almas inocentes que sufren cada día de los desprecios de la sociedad y unaalma perdida que cree que la única opción para sobrevivir, es matar.

Jiley estaba tumbada en su cama, a su lado, su amiga Anne le contaba cómo había ido sudía, pero la joven solamente escuchaba: “Bla, bla, bla… parroquia… bla, bla, bla…Jesús… bla, bla, bla…”. El término de amigas era bastante cuestionable, pensaba Jiley amenudo, pues, siempre que veía a Anne, era como ver a su madre –la cual sólo era sumadre por cuestión genética, porque, en verdad, odiaba a Jiley–, siempre diciéndole loque hacía mal y recordándole lo inútil que era.

La joven se levantó, hastiada, y comenzó a caminar fuera de la habitación.

–¿¡Jiley!? ¡Jiley! ¡Vuelve aquí ahora mismo! –chillaba Anne a sus espaldas, con suchillona e irritante voz, que solo lograba hacer que Jiley caminara más rápido–. ¡JILEYELISABETH PRESCOTT! –gritó de nuevo, consiguiendo que Jiley rodara los ojos–.

Si su madre le hubiese visto en ese preciso instante, se encargaría, con bofetones ypalabras hirientes de que Jiley se comportara, pero Rose no estaba ahí, eso era lo queimportaba.

Anne salió corriendo tras su “amiga”, la cual caminaba bajo la incesante lluvia y se alejabaa grandes zancadas.

–¡Jiley! ¡Esto es peligroso! –gritó Anne, preocupada. La lluvia era cada vez más fuerte yapenas podía ver un palmo más allá de su nariz–.

–¡Déjame en paz, Anne! –bufó molesta Jiley–.

–¡No seas infantil…! –Jiley no pudo escuchar la frase al completo, no estaba segura si porel ensordecedor sonido de la lluvia sobre ella o si porque ya se hallaba demasiado lejosde su amiga–.

Jiley siguió caminando, intentando disipar su enfado entre las tristes gotas de lluvia, perode nada servían estas. Lo que sí funcionó a la perfección fue el hermoso –y empapado–rostro de Andrew Leonard a apenas unos metros. Un Flashback del primer día quehablaron irrumpió en los pensamientos indebidos de Jiley, haciéndola tragar saliva.

Jiley caminaba apresurada por los pasillos de Westfield High School, el profesor dehistoria le había demandado que fuese a por los exámenes finales al departamento dehistoria, la joven había obedecido rápidamente, temiendo enfadar al Sr. Adams, unhombre joven con una espléndida melena, pero con un carácter fiero e impaciente.

Al llegar al departamento tomó los exámenes, no había tenido que buscar mucho, puesestaban en una carpeta en la que se leía, en letras gigantescas, EXÁMENES FINALES.Jiley, sin poder retener su curiosidad, hojeó las notas. Como siempre, la castaña habíaobtenido un sobresaliente, pero su emoción decayó al ver la nota de Andrew, un triste0’25.

Jiley no era tonta, sabía que si Andrew suspendía el examen le sacarían del equipo delacrosse, y no estaba dispuesta a permitir eso. Amaba ir todos los viernes a la cancha enla que el equipo entrenaba y esconderse tras un árbol a observar a su adorado Andrewcorrer y sudar –por muy acosador y raro que eso sonara–.

Jiley, dubitativa, tomó un bolígrafo y cambió todas las respuestas, soltando risitas bajas alver las respuestas de Andrew “La reina Isabel murió porque era fea como ella sola y sumarido le había puesto los cuernos”, “Juana la loca no fue encerrada, lo que pasórealmente es que bebió hasta perder la consciencia y murió por coma etílico”, todas lasrespuestas eran de ese tipo.

Al volver al aula, entregó los exámenes y se sentó rápidamente en su lugar, al lado deAnne, mientras, el Sr. Adams miraba los exámenes por encima hasta que de golpe, sedetuvo en uno, frunciendo el ceño, a Jiley no le fue difícil saber que acababa de dar con elremodelado examen de Andrew. El Sr. Adams tomó su bolígrafo rojo y tachó algo,escribiendo una nueva nota en una de las esquinas de la hoja.

El timbre había sonado hacía doce minutos, Jiley cerraba su taquilla en ese momento, conuna gigantesca sonrisa, pero ésta se desvaneció en el momento en el que una manoapresó su garganta e hizo que su espalda chocara contra las taquillas, separando suspies del suelo y, a pesar de la situación, Jiley no pudo evitar sentirse estúpidamenteprotegida al ver los ojos negros de Andrew.

–Sé que cambiaste las respuestas de mi examen, Prescott, yo no soy tan imbécil comoMathew –escupió con ira–, la pregunta es, ¿por qué? –masculló entre dientes–.

Jiley casi tenía ganas de reír, él realmente esperaba una respuesta, cuando ella no podíani respirar. Él pareció entender, por lo que la soltó con brusquedad, dejándola caer alsuelo mientras ella respiraba con dificultad. Andrew se agachó y murmuró, con baja vozronca:

–No te conviene acercarte a mí, Jiley Prescott. Ni a ti ni a nadie.

Y entonces, cuando Jiley recuperó el aliento y alzó la cabeza para rebatir soberanaestupidez, él ya no estaba.

UN MISTERIO BURBUJEANTE

Paula Ochando García Ntra. Sra. del Socorro1r Premi 1r cicle ESO

Querida Elsa:

Me preguntas cómo he llegado a convertirme en un detective con tanto prestigio. La clavede mi éxito estriba en disfrutar con mi profesión, que es a la vez, mi gran pasión. Peroempezaré contándote mi historia desde el principio, aunque debo advertirte que, al finalde la misma, igual me tachas de ingenuo o lo que es peor, de lunático.

Gotemburgo era una ciudad realmente gélida. Sus inviernos eran helados y monótonos.En sus rtardes blancas sólo apetecía taparse con una calentita y acogedora manta,siempre cerca de la agradable y candente chimenea. Normalmente sólo los vehículos ylos alegres turistas recorrían los pasadizos empedrados de la metrópoli. De no ser porestos últimos, las calles hubiesen sido verdaderamente silenciosas en esta fría estacióndel año.

Sus veranos seguían frescos, eso sí, con pequeños pero confortantes reflejos de luz.Gracias al brillo deslumbrante del sol, la clara y transparente agua de los ríos y maresparecía mágica. Sobre ella navegaban barcos y veleros sin rumbo fijo, perdiéndose en elhorizonte.

Mi barrio era el típico barrio sueco, a las afueras de Gotemburgo. Casas corrientes yrústicas a orillas del cristalino río lo componían. Su gente, usualmente, salía muy poco apasear. Sólo en verano se podía admirar a la multitud deambulando por la estrechacalzada.

En aquel entonces, yo era un niño con una vida muy, muy aburrida; todos los días hacía lomismo. En mi vida sólo destacaba mi gran vocación: ‘’de mayor quería ser detective’’. Mepasaba los días buscando algún caso que resolver, quizá un asesinato o algún robo, perotodo era realmente normal e inactivo en mi ya mencionado tedioso barrio.

Sólo me dedicaba a pequeños e insignificantes casos (¡si se pueden llamar casos!). Unintento mediocre fue cuando, en la época más cálida del año, fui a la campestre y sencillagranja de mis abuelos, en primera línea del grandioso lago Vattern. Sus aguas solían serpacíficas, reposantes y, como no, ‘congeladas’. Me encantaba pasar las vacaciones enaquella apacible casa. Era mi diminuto refugio. Entre los mantos esmeraldas corría de unlado a otro pensando, si algún día, podría resolver algún misterio. Imagínate, un día,intenté averiguar cómo habían desaparecido las margaritas del bonito y colorido parterre.Tras arduas investigaciones llegué a una conclusión:¡se las habían comido las glotonas ysimpáticas ovejas de la preciosa finca! Con esta corta anécdota, te lo acabo de contarabsolutamente todo.

Lo cierto es que hubo una época en la que estaba tan cansado de fracasar siempre que,con el tiempo, me olvidé de mi verdadera afición. Pero un día, la magia y el entusiasmo,de nuevo, volvieron a mí.

Estaba asomado a la ventana del agradable salón de mi casa, tan aburrido como siempre.Contemplaba, despreocupadamente, el trajín del puerto donde se hallaban varias barcas

de madera desembarcando diminutas cajas cuando, súbitamente oí a mi madre gritardesde el segundo piso de mi hogar lo mismo que decía constantemente:

- ¡¿Dónde, dónde están los calcetines?! ¡Siempre meto dos y sólo aparece uno!

Imagínate lo aburrido que debía estar esa tarde para que me entrara curiosidad por unoscalcetines. Habitualmente, oía a mi madre quejarse sobre que le desaparecían calcetinespero a mí, sinceramente, las tareas de casa me daban igual y no les hacía el mínimocaso.

Esa noche, cuando todos en la vivienda estaban durmiendo, me levanté dispuesto aencontrar las piezas perdidas. Rápida y sigilosamente, cogí una linterna y me fui directo ala habitación donde se hallaba la misteriosa lavadora.

Sin pensarlo dos veces, metí mi cabeza dentro del aparato que tanto usaba mi madre yque tanto odiaba yo. Después de ponerle mucho empeño lo conseguí pero me di un buengolpe en mi necia cabeza.

…………..

Al abrir los ojos, me ví en un extraño e insólito lugar. Un lugar que sólo se puede observaren las películas e imaginar en los sueños y fantasías.

El cielo estaba lleno de burbujas de jabón multicolores que flotaban de un lado a otro,parecían auténticas cascadas de sueños que vagaban buscando dueño. Los translúcidoscolores de éstas te hacían sentir en el paraíso.

En vez de un brillante sol, un gran botón amarillo destacaba entre las peculiares nubesque coronoban el hermoso cielo.

Los ríos y el mar estaban llenos de un agua nítida y reluciente. Su tan agradable sonidorelajaba y tranquilizaba, verdaderamente hipnotizaba y transportaba.

Las colinas eran esponjas tan suaves como la seda, las cimas de las cuales estabanllenas de espuma blanca que me recordaba a mi precioso y nevado país en la época másfría del año.

Las personas eran realmente misteriosas y fantásticas, parecían salidas de verdaderoscuentos de hadas. Los pelos de las mujeres estaban recogidos y acicalados con unossingulares adornos, pompas. Gracias a éstos, sus cabellos resplandecían a la luz del sol yla luna. Los hombres, no muy diferentes, vestían originales sombreros de burbujas y seles veía orgullosos de poder portarlos. Tanto ellos como ellas, podían volar (si, si...hasleído bien, ¡podían volar!) Esto lo conseguían gracias a unas espectaculares y hermosasalas. Las movían con gran sigilo y, como por arte de magia, sus pies se despegaban delsuelo.

Para finalizar, las casas eran muy coquetas y alegres, sus ventanas y puertas eran detodas las formas posibles que te puedas inventar: círculos, cuadrados, triángulos...y lostejados de las mismas eran montones y montones de calcetines de todos los colores ytamaños. ¡Espera! A mí algunos me sonaban...entre la multitud...¡estaban los calcetinesde nuestra familia! ¡Ya sabía dónde estaban los dichosos calcetines! ¡Por fin habíaresuelto un buen caso!

Toda esa imagen me producía una sensación indescriptible y fascinante. Me sentía flotaracompañado de las pompas, sumido en mis pensamientos de ser detective. En esemismo instante, experimenté una gran felicidad e insatisfacción. Tantos años y añosintentando averiguar algo interesante...¡no me creía lo que acababa de pasar! Aquel lugarera admirable e irreal, un minúsculo rincón, en un mundo de ilusión e imaginación, que seabría ante mis pies.

A paso dudoso, me fui adentrando en ese bonito pueblo, ciudad, reino o lo que fuese. Vi amuchas personas o hadas.

Unas se hallaban en la orilla del río bañándose o jugando con todo lo que teníanalrededor, otras pintaban las fachadas de sus divertidos hogares, algunas portaban cubosrepletos de calcetines, otras se dedicaban a coger burbujas del cielo… Parecía que teníanunas vidas llenas de júbilo y, como no, sin ningún tipo de aburrimiento.

Algo verdaderamente extraño fue que una niña, de más o menos mi edad, se acercó a miy me saludó.

- ¡Hola! Soy Bublina y vivo aquí. Y tu ¿cómo te llamas?

Sin saber muy bien qué debía contestarle, opté por la verdad. Aquellas joven con alasparecía muy sincera y yo debía corresponderla así que me presenté:

- ¡Hola! Encantado de conocerte, mi nombre es Mathias. Y...no sé dónde estoy.

- Estás en mi mundo, un mundo muy distinto al tuyo - me respondió Bublina

- Pero...¿cómo es que nadie me ha preguntado? Ni se han fijado en í, excepto tu. Ver aalguien diferente ¿no les extraña? - preguntaba yo muy desconcertado.

- Lo que pasa es que esetamos muy acostumbrados a ver personas como tú por aquí.Vienen de todos los lugares de la Tierra. No eres el primero que vemos – explicó ella conclaridad.

- Y me … - intenté hablar

- ¡Acompáñame! - expresó mientras me agarraba del brazo. - ¡Te enseñaré algo!

Ràpidamente llegamos a la cima de una colina. Allí se podía divisar, desde las alturas ycon mejor claridad, la imagen descrita con anterioridad. Después de admirar el entornonos tumbamos sobre la sedosa espuma.

- Aquí sólo tienes que tener cuidado de una cosa: de la lluvia. Hay fuertes diluvioscontinuamente – me previno Bublina

No sabía qué daño me podían hacer unas lágrimas cayendo de ese maravilloso cielo,perlas lanzadas desde las estrellas. Pero, en un abrir y cerrar de ojos, aquel comentariose fue de mi cabeza.

Me pasé todo el día y la noche paseando por las colinas, nadando en el mar, explotandoburbujas, pensando que sí podía llegar a ser un gran detective...En definitiva ¡fue la nochemás divertida de mi vida, acompañado de mi nueva amiga!

Entonces se divisó en el horizonte un maravilloso amanecer coronado con pompasflotando entre los reflejos de luz. Pero, de pronto, todo se torció.

Sonó una campana y todas las ‘’personas’’ se pusieron a cubierto. En cambio, yo no sabíaqué hacer y me quedé atónito, donde me encontraba.

Inmediatamente, empezó a caer agua a raudales y yo comprendí, mientras me mojaba,que mi madre acababa de poner en marcha aquella odiosa máquina ¡Tenía que haberhecho caso a Bublina! ¡No quería volver a casa! En Gotenburgo todo era aburrido,mientras que allí todo era…

Abrí los ojos y, de nuevo, me encontraba en casa, tumbado en el frío suelo de lahabitación de la lavadora con mi ‘encantadora’ madre al lado, toqueteando los botones delaparato. Nada más despertar pensé que había sido un alucinante sueño pero...me puseen pie y descubrí que...¡estaba mojado de arriba abajo! Me quedé asombrado yestupefacto. ¿No había sido un magnífico sueño? ¿Lo había vivido realmente?

Aunque me llevé una mayúscula reprimenda por parte de mi madre, fue mi primer grancaso resuelto y me dotó de la inspiración, motivación, magia y fantasías necesarias paradescifrar todos y cada uno de los misterios resueltos en mi larga trayectoria profesional.Creer ‘’posible’’ lo ‘’imposible’’ siempre ha sido, sin duda alguna, mi gran acierto.

De verdad, no sé si fue un sueño o una realidad. Lo único que sé, es que, tras el paso delos años, aún recuerdo esa fascinante historia, la historia de las burbujas de colores quesiempre, siempre...me dibujan una divertida y burbujeante sonrisa.

Atentamente

Mathias MunsonDetective privado

LA PAISAJISTA

Mar Mascarrell LópezNtra. Sra. del Socorro2n premi 2n cicle ESO

Tras dar una última pincelada, la joven viajera profirió un sonoro y poco disimuladosuspiro que había reservado para cuando acabara su próxima gran obra, como llamabaarrogantemente a ese pequeño pedazo de lienzo en el que los colores se mezclaban pararepresentar el paisaje costero que tenía ante ella.

Tenía talento, y lo sabía, pues desde que era tan solo una niña se acostumbró a que lallamasen genio. Muchos vecinos del pueblo, demasiado pobres como para pagarse unfotógrafo, llamaban a su puerta para pedirle un retrato familiar o individual y, al acabar, leobsequiaban con pequeños pasteles rellenos de crema o desgastados juguetes y unasonrisa agradecida que a la pequeña se le quedaba grabada en la memoria hasta el díasiguiente en el que, nuevos gestos ocupaban su lugar. Pero en el momento en que lamuchacha ganó sus primeras monedas, descubrió el verdadero poder que tenía con susmanos. Podría hacerse rica, famosa, obtener un nombre en la alta sociedad, serreconocida mundialmente. Así que con estos pensamientos en la cabeza, sacó delcarcomido armario la maleta vieja de su padre, la llenó con un par de mudas limpias y suspinturas y sus pinceles, y se marchó a recorrer el mundo.

Su plan era pintar paisajes o escenas de la vida cotidiana de la gente, vender sus obras ysacarse una fortuna. Y durante los dos primeros años, le funcionó con pocos problemas.Las gentes de los lugares que visitaba se quedaban hipnotizados al observar su agilidadcon el pincel y maravillados, más tarde, cuando terminaba ante sus ojos un cuadro tanbello con una sonrisa de suficiencia en el rostro. Ganaba tanto, que se permitíahospedarse en las posadas más caras, y lucía ropas tan refinadas que todo el mundo sepreguntaba cómo era posible que todavía no le hubieran asaltado.

Pero con el tiempo, a medida que recorría más pueblos, descubría nuevas ciudades y sealejaba de su hogar, se dio cuenta de que no era, ni mucho menos, la única artista quevivía de manera semejante y tampoco, la más entendida. De pronto, se encontró a lasombra de reconocidos autores de los que ella apenas había oído hablar, por culpa, sinduda, de su mala educación por sus raíces humildes y de su arrogancia al creerse laúnica capaz de representar una imagen con unas simples pinturas.

Pasó un corto período de depresión e incertidumbre, debatiéndose entre volver a casacon la vergüenza de haber fracasado o vagar por las calles de las lujosas ciudades en labúsqueda de alguien dispuesto a pagar unas monedas a una pintora del montón. Peropronto, se dio cuenta de que en la vida nada era blanco o negro, como ella irónimcamentese dijo a sí misma y se propuso un objetivo: sobresalir por encima de los demás autores yabandonar ese sentimiento de derrotismo.

Es por eso que sentada en una pequeña roca, con los pies llenos de arena, una fría brisadesarreglando sus claros cabellosy sujetando en sus manos ese trozo de lienzo queacababa de decorar, lo único que acudía a su mente optimista eran los posiblescomentarios de los críticos cuando enseñara su obra en la exposición del día siguiente.Obra maestra, belleza, o destreza eran los términos más modestos que podría citar enese momento.

Con la sensación de satisfacción por haber terminado a tiempo recogió sus instrumentos,descuidadamente desperdigados por la arena, y marchó hacia la posada dispuesta adisfrutar de la cena más cara que pudiera comprar (sentía que se lo merecía), queconstaba de un poco de pan acompañado de un guiso con exceso de ajo y mucho aceite.Tenía la esperanza de que esa fuera la última vez que degustara un plato tan sencillo.Cuando regresó a su habitación, colocó sobre la mesa de madera el cuadro y se metióentre las sábanas, ásperas y frías pero que al menos la ayudarían a pasar la noche.

Todavía no había acudido a ella el sueño cuando escuchó unos ligeros pero insistentesgolpes llamar a la puerta. Como los que daría una persona que realmente necesita ayudapero no pretende molestar a nadie. Intrigada, per a la vez molesta, se levantópesadamente y abrió el cerrojo. Tras tirar de la puerta hacia un lado, la imagen de un niño,al que reconoció como al hijo del dueño de donde se encontraba, le saludó tímidamente,sin mirarle en ningún momento a los ojos.

- ¿Qué haces despierto a estas horas niño? Y ¿qué llevas ahí escondido? - dijo trasobservar que portaba un sobre algo arrugado.

El chiquillo, intimidado por el tono frío de la joven, apenas pudo pronunciar palabramientras le entregaba el sobre. Después, murmuró una ininteligible disculpa y se marchótan rápido como había llegado. En cuando el pasillo volvió a quedarse en silencio, lamuchacha, que resultaba tener los ojos celestes que brillaban a la temblorosa luz de lasvelas, se metió de nuevo en su alcoba. No tenía ningún interés en ponerse a leer cartasmisteriosas que llegaban en mitad de la noche, por muy urgentes que parecieran ser.Pensaba bajar a hablar con el posadero sobre el comportamiento de su hijo más tarde,cuando hubiera obtenido su merecido descanso.

Pero a pesar de que aún se encontraba molesta con la inesperada visita del niño, cuandose despertó a la mañana siguiente estaba demasiado nerviosa y distraída como paraocuparse de un tema con tan poca importancia. Se preocupó más de arreglar susdesgastadas (pero aún así caras) ropas que ya poco tenían de relucientes, y de pulir susmejores botas aunque poco tenía donde elegir. En cuanto consideró que estabapresentable, agarró el cuadro y, sin molestarse en molestar a nadie, se encaminó hacia elevento que tendría lugar en el centro del pueblo.

Poco le duró la esperanza de ser admitida en el círculo de los grandes artistas, sinembargo, ya que a pesar de sus quejas, ruegos e incluso amenazas, no logró el permisopara exponer su obra. A pesar de que muchos coincidían en que era muy buena, nopodían permitir que una pintora acabada se inmiscuyera en un mundo que estaba yafuera de su alcance.

‘Tuviste tu oportunidad y la malgastaste por tu arrogancia. Yo ya no puedo hacer nada’.

La joven no lo entendía. Si su arte era bueno, ¿por qué no ayudarla? Durante todo el díaestuvo rondando por la zona, buscando a cualquiera que quisiera apreciar su trabajo, peronadie se dignaba ni siquiera a mirarlo.

Fue cuando volvió aquella noche a su cuarto, derrotada por no haber hecho ningúnprogreso, que reparó en el amarillento sobre que había dejado la noche anterior en lamesa. Con actitud desganada y ayudándose de una pequeña daga, lo abrió y sacó de suinterior un papel doblado que contenía una petición para la elaboración de un cuadrosobre un paisaje en concreto. Venía descrita cuidadosamente la vista de un pueblo, en el

que destacaba una alta iglesia, rodeada de montañas. A la pintora de ojos azulados leextrañaba el hecho de que no estuviera firmada la carta porque de esa forma le sería muydifícil localizar al que fuera que le hubiese hecho el encargo. Pero dado que habíadesperdiciado aquella oportunidad de volverse famosa una vez más, no vio elinconveniente de desplazarse hacia aquella villa y buscar desde allí al misterioso cliente.

Tardó tres semanas en llegar, durante las cuales fue víctima de numerosos asaltos porparte de ladrones que se aprovechaban de los viajeros desprotegidos y de ataques deanimales salvajes que no gustaban de ver pasar humanos tan cerca de sus escondites.Pero a la muchacha no le importaba, poco le quedaba ya a parte de sus pinturas y aquellacarta.

En cuanto puso un pie en aquel pueblo lo único que hizo fue buscar al cliente,preguntando a todos los residentes de ese bello pueblo, aunque con la poca informaciónde la que disponía ninguno supo responderle, pero sí que le indicaron el camino hacia loalto de una colina, desde donde se podía ver el paisaje tal y como estaba explicado en lacarta.

Movida por su curiosidad ni siquiera se paró a buscar una posada o algún lugar dondepudiera curar sus heridas. Quería ver con sus propios ojos el motivo por el cual habíarealizado un viaje tan peligroso. Y lo que vio la dejó sin palabras. Ante ella y a sus pies,uno de los paisajes más hermosos que había visto jamás, a pesar de todo lo que habíaviajado en su corta vida. Las casas de los residentes eran todas pequeñas, distintas yparecían estar ubicadas aleatoriamente, y el contraste que hacía con la alta iglesia, con elcampanario más prominente que había visto nunca, tan solo lo hacían aún más bello. Lasmontañas que hacían de fondo creaban un efecto especial con el cielo en aquel momentoen que estaba oscureciendo, y los magníficos cipreses llenos de vida parecían llamarlapara que se quedara y no volviera a marcharse nunca.

Sin ni siquiera pararse a pensarlo, sacó del zurrón sus pinceles y pinturas y un viejocuaderno que siempre acompañaba, y se dispuso a hacer más y más bocetos de todoaquello. Se moría de hambre y sus heridas quemaban, pero eso era lo último que lapreocupaba en aquel momento. Se sentía hipnotizada por todo aquello y lo único quetenia en mente era plasmar tanta belleza en su libreta. Se olvidó de su arrogancia, tanpequeña como se sentía en ese momento, y también del encargo y del dinero que podríaconseguir. Se sentía enormemente feliz de haber recibido aquella carta, porque le habíadado la oportunidad de poder contemplar aquel paisaje.

Durante el resto de su vida se dedicó a pintar el mismo paisaje una y otra vez, variandolos colores y jugando con las formas y la luz, llegando muchos de sus cuadros a serconsiderados las mejores obres de arte jamás creadas, pero la muchacha, que ya no eratan joven, nunca se enteró, tan preocupada como estaba pintando.

CENIZA

Cristina Romero SantaisabelIES María Carbonell i Sánchez

1r premi 2n cicle ESO

Esta noche los ángeles no saldrán y surcarán el cielo, rozando sus alas con las nubes.Esta noche los grillos no cantarán con su propio instrumento. Esta noche el viento noazotará las copas de los árboles con esa melódica fuerza. Esta medianoche ella no selevantará sudando y chillando porque no oirá a los grillos cantar; no oirá cómo se agitanlas hojas de los árboles del jardín; no sentirá como los ángeles surcan el cielo.Pero ella lo ha hecho.Suda con nerviosismo y respira acelerada y acaloradamente. Escucha como el vientomueve las cortinas a través de su ventana medio abierta; con el deseo de escuchar lossonidos que caracterizan cada noche.Pero ese sonido, no es normal.El vidrio de su ventana chirría a medida que aprecia una fina y larga línea que se extiendedesde un extremo a otro, de derecha a izquierda, en su ventana.Se abraza a sí misma, temblando y tiritando. Sus labios se han teñido de morado y susdientes castañean entre sí. Acerca la manta de su cama y se arropa con ella, intentandoresguardarse del frío que se filtra por la ventana abierta. La puerta de su habitación encambio, está cerrada; sin embargo, da débiles golpes contra el marco de la puerta.Cada vez se siente más perdida. En un ataque de ansiedad, empieza a gritarfrenéticamente los nombres de sus padres, una y otra vez. Pero no responden. Brusca yrepentinamente, se deshace del calor de las mantas y salta de la cama. Descalza, seaproxima a la puerta y acerca su mano al pomo para girarlo y abrir la puerta. Justo en eseinstante, los pequeños trozos de vidrio de su ventana estallan y se despegan entre ellos,como mil piezas de un puzle. Ella contempla como su ventana se rompe en mil pedazos,como los cristales caen sobre ella como misiles y aterrizan en el suelo produciendochirriantes sonidos en el suelo de su habitación. Aterrizan sobre ella, sobre su cuerpo,sobre su piel, desgarrando su fino pijama. Algunos se le clavan en la piel y se arrastransobre ella, abriendo grandes abismos en su piel. Siente como la sangre brota de ella,como se mancha el desgastado pijama. Contempla su cuerpo teñido de rojo aterrorizada,impactada. Con un grito ahogado en su garganta, mira hacia lo que era su ventana. Y ahíestá. Quiere gritar y chillar pero las palabras no le salen y sus cuerdas vocales noresponden. Quiere salir corriendo, marcharse y desaparecer de ahí pero no puede. Laspiernas tampoco le responden y le fallan, le tiemblan y siente que en cualquier momentose desmayará.A medida que Helena se acerca a ella, siente como todo su cuerpo se acalora. Daliaolvida por completo toda la sangre que cubre su cuerpo, todas las heridas que lo adornan,el pijama roto que viste. Lo olvida todo. Olvida su miedo y que las piernas le fallan, yentonces echa a correr. Escaleras abajo corre frenéticamente, con miedo de tropezarse ycaer, dándole a Helena la posibilidad de alcanzarla. Pero no puede pasar. Dalia no puededejar que eso suceda. Cuando llega a la primera planta de su casa se queda inmóvil en elcentro del pasillo sin saber hacia dónde ir. Acerca sus dedos a los dientes y sin quererlo,se muerde las uñas a la vez que sus dientes castañean contra su uña. A pesar del ruidoque producen sus dientes, puede escuchar la voz de Helena diciéndole:-Sé que estás ahí…Dalia se sobresalta y sin mirar muy bien hacia dónde ir, se dirige a su derecha y entra enla última habitación de su casa. Una vez abre y cierra la puerta, se respalda en la pared yrespira algo más tranquila con los ojos cerrados. De todas formas, el corazón aún legolpea el pecho y siente que se lo partirá; sobre todo con la cantidad de heridas que tiene

ahora. Deja arrastrar su espalda por la pared y cuando se sienta en el suelo, abre los ojostanto como puede y contempla la cama de sus padres. Cuando los ve a ambos abrazadosen la cama, juntos, se dibuja una sonrisa en su rostro. Se levanta con cuidado del suelo yse acerca a la cama, cojeando. Cuando llega junto a ella, le roza con el dedo índice ellateral del rostro de su madre. Está de espaldas y la obliga a girarse, sacudiendo un pocosu brazo. Y cuando le mira, le gustaría no haberlo hecho.Dalia se hecha hacia atrás y cae al suelo, impactada. Su madre y su padre… no respiran.La sangre recorre sus rostros, manchando las sábanas que su madre siempre lavaba. Nopuede creer que todo eso esté sucediendo, no puede creer que todo eso le estéocurriendo a ella. No tenía que pasarle. Con la mano junto al cuello, sobre su clavícula ysintiendo como su corazón quiere desgarrarle la piel de tanto palpitar, se levanta a duraspenas del suelo y vuelve a acercarse a la cama, y los vuelve a observar. Son ellos, sí. Losmira con melancolía en su mirada y un translúcido brillo en sus ojos. Una lágrima salta desu ojo derecho, seguida de otra. Y mientras llora, abraza a sus padres.-No, no… - murmura desconsolada –No me hagáis esto… Os… necesito…Ella solloza sin límite, acunando a sus padres entre sus brazos, dedicándoles besos quenunca les ha dado. Llorándoles como nunca ha llorado a nadie.-Enternecedor – susurra una voz a sus espaldas.Dalia, reconociendo esa voz como solía hacer, se vuelve a sus espaldas.Helena descansa su espalda en el marco de la puerta. Dos alas negras sobresalen de suespalda, una mira hacia Dalia y otra hacia el pasillo. Dalia la mira sin saber qué decirexactamente, solo sabe que tiene ganas de irse de allí, pero ante todo de alejarse deHelena.-Por favor, Helena, márchate… - susurra Dalia apretando los ojos, con lágrimasescapando de ellos.Helena se acerca a ella lentamente. Camina a su alrededor y en ocasiones sus alas rozanel cabello de Dalia y la espalda, produciéndole cosquillas.-¿Qué creías cuando hicimos el juramento? – Helena acerca su boca al oído de Dalia.Dalia se estremece al sentirla tan cerca y su cuerpo se tensa.-¡Responde! – le grita ella a la vez que posa sus dedos sobre la espalda de Dalia,clavándole las uñas entre los omoplatos y Dalia grita de dolor. - ¿Ya tenías planeadoalejarte de mí en aquel entonces? – a Dalia le parece que Helena suaviza un poco su vozcuando aparta su boca y sus dedos de su espalda-N-no – tartamudea – Yo no te he traicionado, Helena. Sabes que yo nunca lo haría…Pero Dalia no sigue hablando porque Helena vuelve a clavarle las uñas en la espalda yesta vez puede sentir como se le desgarra la piel.-Por favor… Para.-Me lo estaba pasando muy bien. ¿No quieres seguir jugando, como en esos momentostan agradables que pasamos juntas? – pregunta Helena con cierta sorna, situándosefrente a Dalia.Dalia voltea su mirada y cabizbaja responde:-Todo eso ya es historia.-¿Cómo? No te he escuchado bien. ¿Puedes alzar la voz?Dalia grita. Helena intenta hundirse dentro de ella para hacerla sufrir, sin necesidad decontacto.-Ya nada volverá a ser igual – Dalia mira a Helena, desafiante, mientras se aparta unmechón de pelo que aparece entre ella y Helena.Helena, sin responder, alza la barbilla. Vuelve a caminar alrededor de Dalia.-No sé qué es lo que pretendes apareciendo en mi casa. – replica Dalia, pero Helena noresponde – Vete.-¿Quieres que me vaya? – pregunta mientras acaricia la espalda de Dalia.Ella asiente, paralizada.

-¿No quieres que me quede un poquito más? ¿No me invitas a cenar?-Es tarde – responde Dalia – y no quiero verte.-Es cierto que una elección puede cambiarnos. Tú has cambiado.-Yo no he cambiado. Soy la misma.-Mírame – Helena obliga a Dalia a mirarla, alzando su barbilla y se da la vuelta,mostrando su espalda con sus alas negras - ¿No quieres unas así?-Ya las tuve – protesta Dalia – y eran blancas; igual que las tuyas cuando nos conocimos.-Siempre me ha gustado el negro – responde girándose.-Quiero que te vayas. No quiero verte.-Pero, Dalia – dice Helena ignorando las palabras de la humana - ¿dónde te has dejadolas alas?-Ya lo sabes. Sé que jamás debí mentir de esa manera, me merezco este castigo deseguir con esta vida pero… No tengo ganas de que tú irrumpas en ella.-Es fácil decirlo.-Vete.Helena sigue caminando por la habitación.-Quiero que salgas de aquí. – pero Helena sigue ignorándola - ¡YA!Pero Dalia no es consciente del tornado de llamas que la rodea. Un subidón de adrenalinase introduce en su cuerpo sin previo avisa. Siente como todo le quema, sin arder. Alprincipio piensa que va a morir, que esto es el final, pero no lo es. Es el principio.-Da…Dalia ¿qué estás haciendo? Tú no… No deberías hacer eso.Por un instante, Helena parece aterrada. Se sienta acuclillada en el suelo, rodeada porsus alas. Tiene miedo. A medida que Dalia se acerca a ella, en primera apariencia normal,rodeada de ese tornado de fuego, Helena se cubre el cuerpo con sus alas. Ésta últimaintenta alejarse de ella, sintiendo como el calor que mana de las llamas está cada vezmás cerca. Finalmente, acorralada en la habitación y sin escapatoria alguna, se veintimidada ante la escalofriante y acusadora mirada de Dalia.-Ya me iba… - susurra Helena.Pero Dalia, sin escucharla si quiera, sigue caminando hacia ella con la mirada clavada enHelena. Plumas negras aterrizan en el suelo junto a Helena, rodeándole y entonces, se mira lasalas. Las acaricia suavemente, con dolor, y las nota chamuscadas y calientes. Si Dalia nose hubiera acercado tanto…-¿Te arrepientes de no haberte ido? – pregunta Dalia con su habitual tono.Helena no responde y cada vez está más asustada. Siente que todo da vueltas. Quieremarcharse, abrir las alas y echar a volar; pero ahora no puede. No tiene el espaciosuficiente para salir de esa habitación. De todas formas, sus alas se descomponen a unavelocidad vertiginosa y le aterra pensar que Dalia es capaz de hacer que sus alasdesaparezcan para siempre. -No eres un ángel, Helena.Helena solloza en la oscuridad de la habitación, iluminada por las llamas que adornan elcontorno de Dalia.-Sí lo soy… - musita ella con un hilo de voz, desviando la mirada.-No – Dalia se acerca más a Helena mientras ella grita el nombre de Dalia -, ya no lo eres.Eres un demonio.-No, Dalia, no…-Lo siento, Helena.Sin esperar más, Dalia se deshace de ese tornado de llamas. Al principio tenía lasensación de que ella también se quemaría con él. Pero no. Aquel tornado de llamas haaparecido para protegerla de Helena y de cualquier Ángel Oscuro. Pero Helena ya no esun Ángel Oscuro; ahora es un demonio.

Dalia, con la máxima concentración dentro de ella, se deshace del tornado, dirigiéndolohacia Helena.-¡DALIA!Pero Dalia ya no responde. Ella observa como las llamas consumen a Helena, dejandosus cenizas bajo los pies de Dalia.

LA ISLA DE LOBOS

Mª Dolores Ferrero Mestre2n premi 1r cicle EPA

Era el mes de mayo. Ese año tenía las vacaciones en julio, pues en la empresa enla que trabajo hacían turnos. Un día, se me ocurrió la idea de planear unas vacacionesmuy deseadas desde hacía largo tiempo. Eso, precisamente tiempo es lo que me faltabamuchas veces para hacer muchas cosas.

Trabajaba y trabajaba. Estaba separada y el exceso de trabajo y deresponsabilidades hacían que no pudiera dedicar a mis hijas ,Julia y Carmen, dosadolescentes de 13 y 16 años, el tiempo que quisiera.

Eran unas chicas encantadoras, pero... en fin, adolescentes... Decidí que ese era elaño que les iba a dedicar unas vacaciones especiales. Tenía unos ahorrillos y una de miscompañeras de trabajo me había hablado de un lugar que había visto en una revista en lapeluquería. La isla de Lobos... la isla de tus sueños, decía en la revista.

Con tranquilidad, conecté el ordenador y me puse a buscar información. Claro, conesta introducción: "¿ Alguna vez has soñado con una isla paradisíaca en medio delocéano?. ¡ Pues claro! Si cierras los ojos y visualizas el azul turquesa del mar, unafinísima arena blanca y un paisaje casi virgen...¡Sí , por favor!... Sin duda estaràssoñando con la Isla Canaria de Lobos en Fuerteventura...

Esa noche, durante la cena le pregunté a mis hijas:– ¿ Qué os parecería si nos fuésemos de vacaciones a la Isla de Lobos?– ¿ Y dónde está esa isla?- dijo Julia, la pequeña.– Está en Fuerteventura, en las islas Canarias.– ¿ Nos estás diciendo que nos vamos de vacaciones a Canarias? Pero, mamá, ¿va

a ser posible?- dijo Carmen.Ella, al ser la mayor, era más consciente de mis problemas. Tanto económicos,

como de organización. Ahora, después de cinco años de estar separada, ya me habíaacostumbrado a unos cambios que tuvieron que ser muy radicales en mi vida.

.– Efectivamente. Ya es hora de que nos demos un pequeño lujo...– ¿ Cuántos días estaremos?, ¿ podremos nadar?, ¿ y bucear?, ¿cuándo nos

vamos?... dijo Julia.– Para pequeñaja que nos estás mareando – dijo Carmen. Mamá, ¿cuándo nos

iríamos?– Mirad, como este año tengo las vacaciones en julio, buscaremos unos días en ese

mes. – ¿ Y por qué se llama la isla de Lobos?- dijo Julia.– Pues, según he leído , es un islote que se llama así por los antiuos lobos marinos

que habitaban en sus costas. Se trata de una pequeña isla virgen que está apocos kilómetros al norte de Fuerteventura.

– Cuando se lo diga a mis amigas, no se lo van a creer...dijo Carmen.

Yo sabía que la idea de coger un avión les entusiasmaba, pues todavía no lohabían hecho. Claro, de paso me aproveché y les dije que tenían que estudiar mucho yno suspender ninguna asignatura para julio porque si no... De todas formas, ellas lollevaban bien, y menos mal, porque con el poco tiempo que yo tenía para ellas.

Y así, sin darnos cuenta llegó el mes de julio. Todo estaba a punto, maletas, casacerrada, las llaves a la vecina para que nos regara las plantas durante nuestra ausencia...

Nos dirigimos al aeropuerto . Mi hermano se empeñó en llevarnos. Las niñasestaban emocionadas.

– Mamá, parece como en las películas – decía Julia cuando nos hicieron quitarnos elcalzado y desprendernos de todo lo metálico.

– ¡ A que sí cariño!

Una vez llegamos a Fuerteventura en el mismo aeropuerto nos esperaba unapersona de la agencia de viajes para llevarnos al hotel. Eran las seis de la tarde, yteníamos hambre. Comimos algo en el mismo hotel y nos informamos de los viajes a laisla de Lobos, que en realidad es un islote. Averiguamos que había varias formas de ir,pero normalmente la gente lo hace en ferry. Así que, esa tarde , después de informarnos ,nos fuimos a la piscina del hotel. Allí , mis hijas y yo disfrutamos de lo lindo. Habíamosprogramado la excursión a la isla para el día siguiente.

Efectivamente, a la mañana siguiente cogimos el ferry que llevaba a la isla. Cuandobajamos, aquello era un paraje maravilloso, un oasis natural de paisajes volcánicos. Mishijas irradiaban felicidad por todas partes. Yo estaba emocionada de verlas. Habíanmerecido la pena los veinte minutos de trayecto y , por qué no decirlo, el precio.

Lo primero que vimos fue una pequeña cabaña de madera , que era informativa yuna estatua en recuerdo de los lobos marinos que poblaban la isla en el pasado.

Todo lo demás era naturaleza salvaje y espectaculares parajes vírgenes.Cuando vi a mis hijas corriendo por la arena blanca y disfrutando... era una sensación deplenitud y felicidad.

El guía nos dijo que siguieramos todo el rato los senderos y que no nos saliéramosde ellos, pues estaban señalizados para mantener la pureza del islote. Teníamos hastala hora de comer para recorrer las maravillosas calas que recorren el islote, y parazambullirnos en sus cristalinas aguas.

Yo, no paraba de poner crema a mis hijas. No sé si había visto alguna vez unasaguas más transparentes. Nos hicimos un montón de fotos. Pero, mi preferida es una quehice a mis hijas, sentadas en la arena, divisando el mar, una apoyada en la otra, con labrisa agitando sus melenas.

Habíamos tenido en cuenta que no debíamos tardar para ir a comer, pues solohabía un restaurante en toda la isla que era de la familia del antiguo farero de Lobos yademás, la única familia que vivía actualmente en el islote.

Después de comer y de descansar un ratito, fuimos con el grupo y el guía a ver elvolcán de La Caldera, el punto más alto de Lobos, volcán que según nos dijo el guía "parió " el islote. Nunca había visto a mis hijas más emocionadas. La subida era un pocopesada, pero al llegar al cráter del volcán , las vistas eran ... no tengo palabras.

Desde allí, podíamos divisar hasta la isla de Lanzarote.Volvimos al hotel. Vuelta a coger el ferry. Después de cenar,en una de las terrazas

del hotel, todo rodeado de velas, con el ruido del mar de fondo, mis hijas me preguntaron:– ¿Qué haremos mañana?– Podemos ir a bucear. Bueno, a que nos enseñen un poco. He hablado con el guía y

me ha dicho que muy cerca hay una reserva marina. Lo que pasa es que hemos decoger otro barco.

– ¡No nos importa!- dijeron las dos a la vez.Nos fundimos las tres en un abrazo.

Después de esa excursión, nos dedicamos a descansar en la playa y a visitar laisla de Fuerteventura. Fueron unos días maravillosos y nos pasaron sin darnos cuenta ysin pensar en el día de vuelta.

Por fin, había podido quitarme esa "espinita" que me atormentaba. Habíadedicado una semana entera a mis hijas. Y todavía me quedaba medio mes paracolmarlas de atenciones.

Aficionada

EL PARAISO

Mª Luisa Martínez Teruel 1r premi 1r cicle EPA

– ¡ Muévete... pasmarote!

La tal " pasmarote" es Susana. Quien la llama al orden es Jaime -jefe de personal-.Ambos, entre otros, empleados del restaurante EL PARAÍSO.Que hoy, precisamente,tiene la oportunidad de afirmar su pomposo nombre como local a disfrutar por secciones.La ocasión es comparable a una espectacular corrida de miuras por aquello del eventoque supone el alto riesgo de satisfacer al numeroso grupo de pensionistas y jubiladoslocales – y de pueblos aledaños- que festejan " su día".

El reducido -según la ocasión- salón de EL PARAÍSO se ha ido llenando demadrugadores comensales. Eso les permite elegir mesa y reservar sillas para tener gratacompañía. Los ya llegados, como los por llegar pasan por el control de "derechos".Ineludile presentar el justificante de haber pagado, con antelación, el deseo de participaren la "fiesta". El control es realmente férreo-casi obsceno- pero los tiempos que corren, yla picaresca de ciertos "mayores", obliga a esa medida en evitación de pequeñas pérdidaspor aquello de que todo grano hace granero.

Susana, la "pasmarote" es una eventual camarera. Definirla como joven, a loscuarenta años, es falsa apariencia. Se la ve ágil y dispuesta. De mediana estatura;arregladilla en general. Cabellos castaño claro, recogidos en la nuca. Ojos castaños;vivarachos al respaldo de pobladas pestañas y perfiladas cejas. En su ovalada cararesaltan prominentes pómulos. Los labios carnosos de agraciada perfección. Tambiéndestaca su delantera de sostenible firmeza, que ayuda a la sensación de un cuerpolambrijo. En realidad, toda ella, ha venido a generar un rezumo de lamentable murria.

Ante la advertencia , Susana retorna al movimiento. Vuelve a la cocina y recargamanos y antebrazo con platos del entremés. Que colocará a razón de un plato para cuatropersonas. Las mesas situadas en horizontal con respecto al ancho del salón quedan aderecha e izquierda, dejando un aciago espacio en el centro.

Lo que momentos antes había distraido a Susana ha sido el hecho de emitirse-pormegafonía- el himno regional, y el resorte con que todos los presentes se ponen en piecomo acto de respeto a su simbolismo. Las vibrantes notas de José Serrano y letra deMaximiliano Thous siempre logran ese sentimiento de orgullo por la patria chica. Sonmuchas las bocas que gesticulan las entrañables palabras:

Per a ofrenar noves glòries a Espanya tots a una veu, germans vingau, ja en el taller i en el campo remoregen càntics d'amor, himnes de pau!

Tras la última nota musical suena un atronador aplauso, que pone fin a la reprimidaeuforia que preside los ánimos de cada congresista en "su día". Elegidointencionadamente el segundo domingo de junio, por aquello de un tiempo no muycaluroso y los "abuelos" libres de los colegios de los nietos – e inversa-. Tras junio, llegajulio y agosto.Tradicionales meses para las vaciones. Y ante éstas están... hijas... hijos...nueras... yernos... que confrontan presupuestos... lugares y dónde y cómo aparcar a los"complicavacaciones." ( Los abuelos). "Chapeau" si dejar. Tristeza si quedar.

A Susana le habían advertido de que el carácter valenciano es tan alegre comoabierto; dicharachero y burlón. Tales características las había buscado en el recuerdo deunas fallas vividas años atrás. Entonces ella estaba con el preñado de conseguir fama ygloria a cualquier precio. Ni en la remembranza, ni en la veintena de semanas que llevatrastabillando por la Valencia capital, ha encontrado pensión de mala muerte (inmigrantesy desahuciados). E ir tras algún jornal por bares de triste zona.

Verse en EL PARAÍSO ha sido una bocanada de alivio y esperanza. Esperanza derepetir trabajo, y alivio al poder reducir, por unos días, el angustioso estirar y estirar eurotras euro. La sensación de desahogo y optimismo (precario) lo había experimentado trasla propuesta de Antonio. Asiduo cliente del Bar Gómez, donde cada tarde -tras salir deltrabajo- toma su botellín de fresca cerveza. Tan pronto Antonio apreció la presencia de lanueva camarera, buscó entablar conversación con ella. Susana, ni sí, ni no. El milagro dela insistencia de Antonio vino a dar un palique inocuo. Susana veía a Antonio conapariencias fiables ya que no manifestaba insinuación alguna sobre sexo. Su fumar esimpulsivo, que contrasta con alguna de sus " in albis" . Viste pantalón vaquerosumamente raído donde destacan huellas de manchas de grasa, igual que en laszapatillas de deporte. Antonio es mecánico de motos. Asalariado resignado y patrónfrustrado. Los malos tiempos para crear nueva empresa han aguado su anhelo deprogreso. Además, el abandono de su novia le tiene en la ciénaga del pesimismo mástenebroso. Esa apatía y decorosa actitud han sesgado el recelo de la inmigrantemadrileña.

Las causas de Susana para abandonar su Madrid natal son una cobarde huída desu vergonzoso fracaso. Su lucha interior había sido tan atroz como la de Dante en elsegundo círculo de su Divina Comedia. Su ofuscación le impedía aceptar el daño causadoa sus padres, por haberles esquilmado los ahorros de toda su vida, en pagarle sudesquiciada "mejoría " física. Tampoco soportaba la estrechez con que vivían;obligados auna jubilación anticipada del padre, tras un infarto de fracasado óbito.

Los sostenidos años creyéndose víctima de todo el mundo, podían llegar a su fin sisu caletre despierta y deja que el mensaje que el destino le ofrece, por mediación de lainocente mano de Antonio, quien se ha limitado a ofrecerle un sobrecito vacio de azúcar.Uno de esos sobrecitos de azúcar que se sirven en los bares. Una menguada sonrisa sonlas gracias que Antonio recibe de Susana. Lo leerá en la pensión tras recogerlo del suelo.

La filosofía no es el fuerte de Susana. Pero una inesperada reacción de congoja leinsta a ser considerada con su gesto, por aquello de verlo mascullar su dolor y desengañosin protesta audible, optando por una lectura con máxima atención . El texto del sobrecitovacío de azúcar afirma: "Si no sueltas el pasado, con qué mano sujetas el futuro?".

Tendida sobre la cama Susana regurgita: " Pasado... futuro". Una mezcolanza deideas y sentimientos la fuerzan a la distracción que le ofrece el rayo de luna que se filtra através del roto de la cortina que protege la ventana de mirones. Por instintivo juegoasocia: Luna es luz; luz es claridad; claridad es ver; ver es salir de la obscuridad;obscuridad es ceguera; ceguera es ... Se duerme.

El derroche de luz, del rey Sol, ha reforzado el admitido presagio nocturno de :¡ Alfin suerte! Con esa sensación en el cuerpo, Susana repara en la alegre satisfacción conque los pensionista y jubilados ( los viejos) van entrando al restaurante. Prácticamente, enpareja de uno con una. Alguna que otra pareja de una con una. El porcentaje de viudas nofalla. Ni tristeza eterna tampoco. Que la vida sigue, entre otros detalles, se manifiesta enel acicalamiento externo, que, en ellos es camisa de manga corta- bien planchada- sinabotonar cuello, o corbata. Pantalón con raya más bien reciente. Ellas... ¡ ellas!... Blusa yfalda. De muy variados modelos, estilos y percha. Los complementos a la virulé. En ellos,sin meción. En ellas, "aquí las traigan", collares... pulseras... anillos... relojes... zapatos...bolsos... de todo tipo y condición... A la que le gusta destacar lo consigue. Incluso las

propias las delatan. El salón de EL PARAÍSO es un "bullebulle" de apasionadasconversaciones y risotadas a todo trapo. Hay ambiente. ¡ Y qué ambiente!

La mañana, a Susana, le está resultando de inesperadas sensaciones. Cierto queestá realmente centrada en su ir y volver de la cocina a las mesas. Las suyas, penúltima yúltima-al final del salón- derecha cocina. Total, 32 comensales a servir por barba. ¡Piernaspara qué os quiero!La alegría ajena se le infiltra taimada dando salida al cadencioso andarde las pasarelas, por donde sostuvo férrea lucha por emular a la Claudia Schiffer. Ademásde no conseguirlo por falta de talla, le inpidió aceptar el amor de un buen hombre que delmatrimonio deseaba hijos. Los hijos son embarazo y ella no estaba por alterarar susemiesquelética figura.

Tales recuerdos pesan; amargan; pero no hasta el punto de perder la oportunidadde aquello que precisa para la supervivencia más elemental. Con ojos de halcón haestado observando cómo dejan, los participantes del "festín" sus sobras. Los hay queengullen. Las hay melindrosas... tiquismiquis... que como el perro del hortelano:"Ni come,ni deja". A esa situación había llegado Susana, tras su decisión de perder escrúpulos a losrestos de comida, donde quiera que quedasen a la mano.

Con esa satisfacción en el cuerpo, Susana se enfrenta al clímax del festín dejóvenes viejos. Suena la música. La megafonía, predominante por su bestial volumenllama al movimiento. Los aludidos ni se resisten ni se demoran. Las primeras parejas,impulsadas por el ansia, ocupan el centro de la pista al son de "Toda una vida". Laspiezas musicales se encadenan, dando la sensación de querer recuperar un tiempoperdido.

Susana, mientras los festivaleros bailan, se permite unos instantes de relajadodescanso, que aprovecha para desentrañar qué sentido tiene la vida para cada uno deellos. Durante la comida había podido escuchar:" un mes viudo y ya viene con unapareja", "que no la tuviera antes", "dos meses viudo y ya lo han pescado", "las hay que notienen vergüenza"... Contra la insidiosa pulla femenina los intachables varones sesalvaguardan afirmando: "La vida sigue".

Pareja a pareja, la pista de baile se ha ido saturando. Llegando a exigir el airefresco de la refrigeración ;que para que funcione se tienen que apagar todas las luces delsalón.

Susana se siente apabullada ante tantos bailongos, que desgranan su graciazarandeando el esqueleto. Un esqueleto rechoncho y trasegado en virtud de no tenersentido del ridículo. Que en modo alguno impide que un flujo eufórico recale en todos lospresentes.

Susana también lo vive llevándola a centrar su atención en una nariz. Que suya(idéntica) y la perdió por tozudez contra buenos consejos. De idéntica desgracia es sudelantera. Cambió sus primeras tetas por unos promontorios muertos.Un tercer error deobcecada juventud, ¡casualmente! También está presente en la pista. Sobre unos labiosrebosantes de carmín, una nariz semiaguileña franqueada por prominenetes pómulos plan" aquí estamos". Aún sin acentuarlos con maquillaje, se aprecia que están de sobra en suemplazamiento.

A Susana se le hace imposible no admitir las evidencias de tales equivocaciones.Traga saliba amarga. La música reverbera en su conciencia hasta impulsar unas lágrimasa los ojos. Los lleva a una esquina del salón. ¡Dios mío! Hay un grupo de hombresformando círculo. Seis o siete. Bailan a la vez, cada cual a su aire. Sumamenteparlanchines. Hay quien mueve los brazos simulando la gracia que tiene un gorrioncillocaído del nido y se esfuerza en aletear. Otros, las piernas las accionan como cayendo depisar algo desagradable. Los hay que se mueven yendo de derecha a izquierda, eizquierda a derecha.

Las parejas... parejas... las parejas de una con una son ejemplo de vida. Viven latarde con sonrisas de complacencia. La misma que manifiestan los que abandonan ELPARAÍSO dando por finalizado "el día".

Esas sonrisas y frases de satisfacción son la semilla que el dueño del local creehaber sembrado para una nueva cosecha.

Luchadora

SentimentsMarta Suárez Fernández

2n premi 2n cicle EPA

Sara tenia el cos envaït d'una mena de melsa que feia que aquell matí només la idea deposar el peu a terra per alçar-se del llit li semblara una acció només comparable ambl'esforç d'haver de barallar-se amb la peresa i la desídia. Encara que no hauria deromandre per més temps en aquella situació, l'estat d’ànim que les circumstàncies duien lihavien fet sentir que mai ho poguera assolir, tal vegada, per la pena i l'angúnia de veureperdre tot eixe afany.I a més a més un sentit d'oportunitat que enfrontat a la indiferència i a la culpa li feiaúnicament que la fressa dels pensaments feien que la dissort burxara en un allau ajornanti cofoi per un parany on la tristor es passejava molt ampla a l'espera de cobejar la calma.

A poc a poc un desori de fils entreteixien les seues idees fregant per casualitat la

causalitat del moment present i senzillament el mateixos fils es transformaren en unes

tènues tenebres i térboles teranyines on difícilment s’aconseguia veure el punt d’unió

d’eixos fils. Tal confusió es manifestava enutjosa espentant-la i sotmentent-la evintant

furgar el desvari emprat pel deliri contingut.

Unes ombres descobertes li van fer passar d’ un moment a un altre i com una bufa

desfeta , la ment li donà un xicotet respir. Estes ombres salvadores van ser produïdes per

les cortines ; un gran finestral sempre obert al sol del matí, i estes jugaven mandroses

amb la llum que sense ser convidada entrava desvergonyida en la cambra, i la pols li feia

un pols on ningú guanyava perquè com si d'imants es tractaren s'acostaven i s’allunyaven

amb el mateix moviment, quasi en perfecta harmonia i entrega.

El sol de febrer omplia el finestral obert al patí de davant, i el turment ensopegava

amb la feixuguesa i s’enfonsava amb la raó i l'espera al lloc on la tortura no té propòsit. La

llum li va sotmetre a la sensatesa de la distància i amb cura es va envoltar per la

compassió i el perdó.

Superada la malaptesa dels primeres instants i mantenint una raonable passivitat

sens dubtes per no caure de nou amb la incertesa i el trauma de descobrir-se una altra

vegada immersa en un fang on l’aposta és el motiu de l’ansietat i el menyspreu, i amb

l’únic desig de la recuperació del coneixement adquirit , va esquitllar-se per tal com, al

lloc on la comprensió juga cartes amb la tolerància.

Els seus pensaments estomacaven sense pietat el cervell distret manifestant el valor

necessari per traure del desànim la por i la ràbia de vores de colp abatuda per la pèrdua

de la passió fragmentada i com si d’un nàufrag narcisista es tractara va omplir satisfet el

seu orgull reaccionant obert a la xerinola flotant fluix de l’enteniment il·lusionat amb un

hàlit d’esperança.

L’angoixa continuà uns moments més mentres cadascuna de les idees pesaroses

formaven files i el dolor aconsellava donar descans a la ment ferida pel suplici patit però

esvaïda i trencada per l’experiència suportada, creixia perseverant la utopia nomenada.

Sara es va donar la volta en el llit com si l’efecte de rodar sobre si mateixa haguera

de fer-li un canvi a l’ànim malferit i amb la fantasia de tornar a l’ estat inicial que mai es

recupera, de la mateixa manera, que cada instant al temps transcorregut no es pot repetir

de igual forma. Amb el desig novament transformat va eixir d’ eixe mal anomenat deler de

trobar-se millor amb la companyia d’ un altre somni més distret que el fins ara obtingut i

l’anhel conservat de tornar a trobar-se dins de un nou pensament menys caòtic i més

propens a l'alegria de cerciorar-se que el bucle a què estava sotmesa es podia véncer

amb atreviment i coratge.

Una mica de malenconia va creuar subtilment els pensaments novament perduts en

l’ànsia de trobar sentit al moment viscut però no va ser possible i amb la responsabilitat d’

acostar-se a la realitat subjugada va ser plenament conscient que el moment ja havia

passat deixant darrere seu el rastre d’un boig aldarull martiritzat.

Una remor sorda i continuada es va fer present en aquest moment al seu cap, un

zum-zum seguit i constant que en un principi no va saber molt bé identificar, un brunzit

feliç i complagut que omplia de plaer l’espai, un xiu-xiu carregat d’amor i rialles que a

vegades alegre regressava, un murmuri que travessava l’aire complet de satisfacció i li va

fer espavilar d’aquell estat d’inconsciència que el despertar d’aquell matí de diumenge

ompliren la seua ment .

Es va adonar que Josep Lluis no es trobava amb ella, no l'havia escoltat alçar-se, no

havia notat que el despertador havia sonat, estava confusa i amb els pensaments

borrosos, el sol entrava per la finestra i ara els ulls eren conscients que veien tot al voltant,

amb tendresa el silenci li feia una agradable companyia. Es trobava a soles en la cambra

però se sentia acompanyada de tots eixos sentiments.

El temps cadenciós passa lentament sense tindre consciència certa d’eixe

transcórrer però cada vegada d'una manera més lúcidament desperta la ment del son,

s'oblida i amb un caminar content contínua el seu deambular passiu cap al despertar. Els

sons més concisos, la mirada més confiada, les olors més precises, tots els sentits alerta,

tot més real, més present.

Els renous es feien evidents, quotidians, podia intuir que Josep Lluis estava

distraient a les bessones i les rialles s’escoltaven com la remor de la mar en un dia

tranquil d’estiu, va mirar el despertador, el temps honest va mostrar la seua cara més

amable i càlida, donant l'hora descuidadament perversa, -només les huit i cinc, no és

possible- va pensar, i els pensaments baixaren l’escala per anar amb les filles volgudes i

l’amant còmplice.

Amb tossudesa i pràcticament obsessiva el cap tornava a caure en les idees de

dissort continua, però ara amb la ment clara, els foscos pensaments eren esborrats amb

promptitud i eficiència.

De sobte, els llençols volaren per l’aire, la galvana i la mandra van eixir del seu cap,

una renovada energia sorgia aprimorada com si mai haguera desaparegut i amb l’ànima

plena de bons propòsits, va posar els peus a terra i caminà confiada amb el cor ple

d’amor i afecte. L’ esperança mai torna orada la ment atabalada, la il·lusió arriba a l'esperit

descobert. Els sentiments a vegades son bons companys de viatge.

Llum

DIES ROJOS

Miriam Cuadros Mira1r premi 2n cicle EPA

La vaig conèixer un dia roig. Aquell matí em vaig alçar amb una por que m’estrangulava laboca de l’estómac i em feia impossible menjar o respirar amb normalitat. Aquella sensacióformava ja part de mi, i encara que la rebutjava amb totes les meues forces, l’acceptava.La angoixa durava unes hores, hores que em feien tremolar y tindre por de qualsevolcosa: posar un peu al carrer, agafar el metro, entrar a classe... però jo li plantava cara ifeia la meua vida, intentant assemblar ser una persona normal. Mai li havia parlat a ningúd’aquesta por infundada, ni tan sols als meus pares. Simplement existia, i em consolavapensant que dins de la meua covardia era valenta. Va ser Holly Golightly, interpretada per una jove Audrey Hepburn, la que va posar nom alsmeus dies. Per a ella un dia roig era terrible, de sobte es tenia por i no se sabia per què i lúnica cosa que aconseguia tranquil·litzar-la era agafar un taxi i anar a Tiffany’s. La joierias’havia convertit en el seu temple. Ma mare em va posar la pel·lícula fa ara cinc anys i desde' aleshores somie amb ella i amb trobar un lloc que em faci estar en pau, el meu propiTiffany’s. Quan tancava els ulls i imaginava aquest lloc sempre concebia un lloc allunyatdel soroll i segur, on tenia la certesa que ninguna persona o circumstància podia fer-memal. En ocasions estaven els meus pares amb mi, altres només era jo amb la meuagossa. Però el que em feia realment feliç de tota aquesta fantasia era la seguretat que emrecorria el cos sencer, des de la punta del dits dels peus fins al cap. El que mai m’hauriaimaginat, mai en la vida, era que aquest lloc es materialitzaria en forma de persona,concretament d’una xica. Encara recorde el dia exacte que la vaig veure per primera vegada. Era hivern i faltavenpocs dies per a les vacances de Nadal. El meu despertador no havia sonat i vaig haverde córrer per arribar a temps a classe. Aquell dia la por era més intensa que mai. Recordeque la idea d’ entrar a l’aula i que tots es girassen a l escoltar-me entrar feia que el cor embategara com si tinguera mil pardals entrexocant al pit. No m’agradava que la gent emmirara i menys encara que el meu seient prop de la porta estiguera ocupat; per això feiacada matí l’esforç inhumà d’alçar-me a les sis, encara que les classes començaven a lesnou. Havia de ser la primera i esperar com una bona amfitriona els meus companys, enaquell silenci que tant m’agradava. Però eixe matí no seria la primera i la mera ideam’ofegava. Anava en el metro intentant controlant els meus agitats pensaments quanaquest va frenar violentament a la parada de Xàtiva. Aquest recolp em va fer alçar la vista,trobant-me amb ella de sobte. La vaig veure primer a través del cristall. Esperava queles portes del meu vagó s’obriren i la seua cara d’avorriment i somni em van fer somriure.Portava un gorro de llana de molts colors i un abric d’un vermell molt viu. Es va quedar depeu, no havia seients lliures, i jo la vaig contemplar tota la resta del trajecte, com obria laboca quan badallava, com es pentinava el curt cabell amb els dits o com mirava el seureflex als foscos cristalls. No va mirar el mòbil en cap moment i això em va agradar.Tampoc s’aïllava del seu entorn escoltant música com molta gent feia al nostre voltant.Anava callada i serena, inclosa en el seu propi món. Mirar-la em feia oblidar-me del meu,agitat i convuls. Aquell 18 de desembre vaig arribar tard a classe, no per culpa deldespertador, sinó perquè no vaig baixar a la meua parada. Després d’aquell dia vaig deixar d’alçar-me a la sis del matí. Agafava el metro de les huit icatorze per poder trobar-me amb ella i des del meu silenci i discreció l’observava. Vestiaamb colors vius, sense preocupar-se de si combinaven o no entre ells, i al poc vaigdescobrir que era una fervent devoradora de llibres. Cada tres o quatre dies portava unllibre diferent entre les mans, que llegia com podia mentre s’esforçava per no perdrel’equilibri en aquell vagó que bambolejava com un vaixell en plena tempestat. Portava unamotxilla i encara que semblava ser molt jove no s’aturava a la parada de Facultats. Tots el

dies em baixava del metro sense conéixer el seu destí i amb el desig de tornar a veure-la.Desconeixia per què aquella xica tenia aquell poder sobre la por, dominant-la i reduint-lafins al no-res. La seua presència em calmava i el seu record perdurava tot el dia, coml’efecte d’alguna píndola màgica. Volia i no volia acostar-me a ella, com si es tractara d’unmiratge que s’esfumara si m’aproximava massa. Va passar el temps i amb ell va créixer la necessitat de conèixer-la. Mirar-la de gaidó noera suficient, tampoc imaginar-la. Havia representat en la meua ment tot tipus de videspossibles, de veus, de somriures i de mirades agraïdes dirigides a la meua persona. Nosabia posar nom al que m’estava passant però tampoc volia, a l'igual que no em feia faltabuscar l’origen de la meua por ni de compartir-la amb ningú. Quan em gitava al llit ho feiaamb el convenciment que al dia següent seria el dia, aniria a ella i li parlaria, del que fora:li preguntaria l’hora, pel llibre que estava llegint o d’on era aquell abric que havia fet delvermell el meu color preferit, però al despertar la meua seguretat s’esfumava tan ràpidque pareixia que mai l’haguera sentit. Em va faltar valor i al final va desaparèixer comhavia aparegut, de sobte i sense esperar-lo, sense oportunitat de creuar mirada o paraula.Recordi aquell any com un any de canvis. Vaig acabar la carrera de periodisme, vaigdeixar de sentir por i crec que em vaig enamorar per primera volta. Els anys i la distànciahan fet que els intensos sentiments es temperen, quedant en el fons un càlid record queem fa somriure a voltes, rememorant la innocència d' aquell temps amb nostàlgia. Ara visca França, escrivint com a crítica de cine per un periòdic que em proporciona els dinerssuficients per a viure modestament en una ciutat com París. Es curiós, odiava anar afrancés, sempre obligada per ma mare i la seua mà ferma a l’hora d’educar a les seuesdos filles. Ara, gràcies a ella i a la seua passió pel cinema tinc treball i una vida que, si béno perfecta, considere prou digna. Les meues pors també han canviat, ara són més reals, més normals. Tinc por de noarribar a fi de mes i haver d’escriure amb la llum d’una vela, tinc por de volar i de nadarfins al fons, on els meus peus no toquen terra, i tinc por de quedar-me sola. Però no solaen el sentit romàntic o sentimental, sinó sola, completament sola. Al bloc de pisos on vischi ha una dona molt anciana anomenada Marie. És tot amor i dolçor. La classe de donaque tot el món vol com àvia, generosa amb el dinar i la butxaca. Però està sola. No ténebots a qui malcriar ni marit amb el qui passejar. Em té a mi, a les nostres reunions delsdiumenges per la vesprada i a la seua gata, que encara no s’acostuma a la meuapresència després de tants anys a soles amb la seua ama. Tinc por d’eixa classe desoledatParadòjicament, la meua vida a París podria definir-la com solitària i es que la senyoraMarie conforma la meua principal i única amiga. No és aquesta una situació que desitjacanviar. Estic tranquil·la i serena, estic bé així. L adrenalina i la' emoció la deixe per alspersonatges de les meues pel·lícules. A més, aquesta quietud em permet concentrar-meen els meus pensaments, analitzar-me a mi mateixa, descobrir què necessite i a on hed’anar per a aconseguir-ho. De moment el meu lloc està ací, escrivint, passejant pelscarrers sense buscar ningú i somiant en el meu pròxim destí. Sento que abans de creararrels he d’aprendre a volar. Es diria que he canviat molt però hi ha coses que, encara que passen anys i vivències, nos’alteren. Continue gaudint de la pel·lícula “ Desayuno con diamantes” (fa poc vaigdescobrir que el guió està basat en una novel·la del talentós Truman Capote), el vermellencara és el meu color preferit i quan vaig en metro no puc evitar pensar-hi en ella. Comper exemple ara, en aquest moment. Vaig en metro a treballar, com cada dia. M’agradaobservar la gent però encara no m’he trobat ningú com ella... Espera. Entre el silencidels passatgers una paraula en castellà ha captat la meua atenció. Busque a lapropietària d’aquella veu . És una dona i no puc veure-li la cara perquè està d’esquena.M’alce i vaig darrere seua. No estic pensant amb claredat. S’ha baixat en Ópera (setparades abans del meu destí) i ara camina amb seguretat cap a l’exterior. Camine a un

par de metres de distància. Tal vegada estic fent el ridícul. Estic a França, molt lluny decasa, i han passat molts anys. A més, he d’anar a treballar. Eixim fora i un dia nuvolat ensdona la benvinguda. Porte la jaqueta a la mà i encara que es hivern no tinc fred. Ja ésquasi Nadal i es pot notar en l’ambient. Pense a tota velocitat, sense esclarir què li vaig apreguntar, com li vaig a parlar. De sobte estic nerviosa. La nostra distància es tornaescassa i mentre un bufit d’aire fa que els seus cabells curts s' arremolinen en el coll delseu abric em prepare per a fer la major gesta o la major vergonya de la meua vida.