El problema epistemológico en la filosofía actual

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Astrada, Carlos, "El problema espistemológico en la filosofía actual", publicado en Revista de la Universidad Nacional de Córdoba, año 14, nº 5-6, 1927. Seguido por dos trabajos de Nimio de Anquín: "El problema epistemológico de la filosofía actual", "Continuidad y discontinuidad" y de "La realidad como función", publicados en el mismo número de la Revista de la Universidad Nacional de Córdoba.

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  • EL PROBLEMA EPISTEMOLGICO EN LA

    FILOSOFA ACTUAL Es caracterstica predominante en la filosofa de nuestro tiem-

    po la sostenida preocupacin por una sistematizacin integral de sus problemas; el esfuerzo por constituirse como esfera autnoma, partiendo de una rigorosa y comprensiva definicin de su peculiar esencia. Investigaciones de las que (concibiendo el problema como un proceso de exclusiones y esclarecimiento) puede sealarse el punto de arranque en la valiosa contribucin de Guillermo Dilthey; que, dentro de otro marco especulativo, pero favoreciendo una finalidad que dirasela implcita, se continan y encaminan con Simmel, y ga-nan hoy, a travs de la excepcional labor0 de Edmundo Hus~erl, consistencia y plenitud netas en los profundos trabajos de Max Scheler.

    Concorde con este proceso de fundamentacin e integracin, se desarrolla una labor -en cierto sentido complementaria de la primera y por sta supuesta- tendiente a una estricta y lcida de-limitacin de los diversos dominios particulares ,abarcados por la filosofa. Se plantea sobre nuevas y depuradas bases el problema inherente a estas diferentes disciplinas filosficas, se define con m-xima precisin su correspondiente objeto, adquiriendo, as, firme orientacin las respectivas investigaciones.

    Una de estas especficas faenas concierne a la inquisicin epistemolgica -tema propuesto que, despus de exponer los puntos de vista y ~onceptos que soslayan el problema, desarrollaremos en su faz actual.

    La epistemologa, tal como se la concibi en las indagaciones filosficas e incluso cientficas de los ltimos decenios del siglo XIX, estaba muy lejos de constituir, por s misma, ciencia. Era, con va-riantes inesenciales y escasas, la antes llamada "filosofa de las cien-cas", que estudiaba los objetos, mtodos y leyes de las ciencias par-

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    culares, estableciendo entre stos analogas y diferencias con un fin de clasificacin y exposicin.

    Tena en cuenta el proceso, el desarrollo histrico de las dis-tintas ciencias slo atenta a determinar el mtodo :;;eguido por stas, y las leyes que en tal proeeso se cumplen; pero sin entrar a inves-tigar, con criterio lgico preciso, el significado positivo de estos m-todos, es decir, sin preocuparse de la necesaria fundamentacin fi-losfica de las premisas que estn a la base ae los resultados veri-ficados por dichas ciencias.

    Sin duda, la epistemologa, si ha de ser una disciplina ple-namente vlida, no puede prescindir de esta tarea que por defini-cin le concierne. Precisa, pues, constituirse con rigor cientfico, o sea, ser una ciencia de las ciencias.

    I

    Las teoras de la ciencia, formuladas por algunos de sus cul-tores ms destacados, han eludido o, simplemente, no se han pro-puesto la exigible y necesaria elucidacin epistemolgica de los su-puestos bsicos de toda ciencia.

    La consideracin de las que han alcanzad-o mayor autoridad y difusin, incluso una ms amplia y sistemtica de elaboracin re-lativamente reciente, pondr de manifiesto el hecho apuntado.

    Veamos, pues, CO!J!() H. Poincar, E. Mach, P. Duhem, E. Meyerson han concebido la ciencia.

    Poincar, enfocando el problema d-esde el punto de vista de la ciencia misma, realiza un examen crtico de las leyes y postulados cientficos -de los de la geometra, la fsica, la mecnica, la ener-gtica, la fsica matemtica.

    La ciencia estara constituida por un conjunto de frmulas convencionales, con las que ella opera en vista de la consecucin de la verdad. El investigador las adopta porque le son cmodas; no se pregunta si son verdaderas o falsas, sino que las juzga por el valor instrumental que puedan poseer. Prefiere, elige, ciertos prin-cipios teniendo en cuenta slo la comodidad que su empleo reporta para la investigacin. As, los de la geometra euclidiana no son verdaderos ni falsos; simplemente, se recurre a ellos porque son ms

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    cmodos que los que pueden ofrecer otras geometras, igualmente po-sibles de:;;de el punto de vista terico. Otro tanto puede decirse de los postulados ms generales de la mecnica.

    Pero estas "convenciones", que la ciencia utiliza en su expli-cacin de los fenmenos, en su progresiva estructuracin de la expe-riencia, no son, para Poincar, arbitrarias. El espritu cientfico las crea, sin duda, pero bajo determinadas condiciones, dentro de ciertos lmites que le impone la experiencia y de los que no sabra hacer caso omiso sin desnaturalizar la finalidad que le es inherente.

    ''El espritu tiene la facultad de crear smbolos, y es as co-mo ha construido el continuo matemtico, que no es ms que un sis-tema particular de smbolos. Su potencia no es limitada nada ms que por la necesidad de evitar toda contradiccin; pero el espritu Rlo usa de ella si la experiencia le suministra una razn'' ( 1 ).

    La experiencia es, por consiguiente, la piedra de toque -ins-tancia definitiv- para las leyes e hiptesis cientficas. "La hip-tesis representa, pues, un papel necesario, que nadie jams ha ne-gado. Slo que ella debe ser siempre, lo ms pronto y frecuente-mente posible, sometida a la verificacin. ~e da por descontadB que si no resiste esta prueba se la debe abandonar sin reserva men-tal" (2 ).

    Poincar se opone resueltamente al nominalismo radical que algunos, en particular Le Roy, han derivado de este carcter de li-bre convencin que tendran los principios fundamentales de la cien-ciencia. "No, afirma, las leyes cientficas no so-p. creaciones artifi-ciales ; nosotros no tenemos ninguna razn de considerarlas como eontingentes, aunque nos sea imposible demostrar que no lo son'' (3 ).

    Si la ciencia slo consistiese en hiptesis y hechos forjados al azar, al margen de la experiencia, es decir, en convenciones del 1 odo arbitrarias, ella puede muy bien ser verdadera, pero perdera su valor, quedaria privada de la eficacia que define su finalidad in-mediata. lVIas es el caso que "la vemos cada da obrar bajo nuestros ojos. Esto no podra suceder si no nos hiciese conocer algo de la realidad; pero lo que ella puede alcanzar no son las cosas mismas,

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    nes entre las cosas; fuera de estas relaciones no hay realidad cognos-cible (4 ).

    No obstante lo afirmado en la ltima parte del prrafo pre-cedente, percibimos que subrepticiamente ha penetrado en el pensa-miento de Poincar la hiptesis de la existencia de una realidad ex-terior; es decir, lo que, inducido por la interpretacin francamente idealista que da a algunas de sus tesis fundamentales, haba querido precisamente excluir. Algunas veces en sus. expresiones est latente el supuesto ontolgico. As, nos llega a decir que siendo las relacio-nes verdaderas entre las cqsas la nica realidad que podemos alcan-zar, "la soJa condicin es que haya las mismas relaciones entre es-tos objetos que entre las imgenes que estamos obligados a poner en su lugar" ( 1 ). Como se ve, aqu est manifiesta la presuncin de que las leyes y correspondencias establecidas por la ciencia tra-ducen un orden ontolgico. ''y an ms entre ciertos fenmenos f-sicos se da un paralelismo -continuado hasta en el detalle- que "corresponde a una realidad profunda" ( 2 ).

    "tlach concibe la labor de la ciencia, y la actividad psquica en general, como una funcin de la vida orgnica, que tiene su antece-dente en necesidades biolgicas.

    Lo nico que nos es inmediatamente dado son las sensaciones. Por consiguiente, de stas arranca todo conocimiento. A ciertos conjuntos de bensaciones que se nos presentan con relativa constan-cia los designamos cQn el :r1()~bre de cosas.

    La ciencia trata de establecer entre estos datos sensibles o sensaciones -que lVIach llama tambin "elementos"- las posibles .relaciones de dependencia. Sobre esta base, la ciencia emprende la tarea de su propia sistematizacin. Para ello precisa adaptar las ideas a los hechos, y las ideas entre s. Lo primero tiene por resul-tado el acrecentamiento de la experiencia, y lo segundo la definicin de una finalidad teortica, de un ideal cientfico. "La adaptacin de los pensamientos entre s constituye el sistema de pensamientos, cla-ro, ordenado, simplificado y sin contradicciones que c1mtemplamos como el ideal de la ciencia" ( 3) . ( 4 ) La science et l'h>pothese, pg. 4, Intr., ed. cit. ( 1 ) La sciencie et l'hypot4ese, pg. 190. ( 2 ) Ibid. pg. 191. ( 3 ) Ernest :M:ach: La connaissance et l'errenr, pg. 32, trad. fr. de J\1:. Dufour, Pars,

    1922.

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    Al expresar este proceso, el hombre de ciencia ha de buscar, en el res:ultado, el mayor rendimiento con un mnimum de esfuerzo mental. Es la leyde la economa del pensamiento. Las proposicio-nes cientficas, para traducir los hechos y darles coherencia siste-mtica, necesitan simplificarlos, idealizarlos. Este carcter simpli-ficador, esquematizador, de los conceptos de la ciencia permite al espritu un ahorro de fuerzas y, a la vez, organizar, articular en forma clara y eficaz los conocimientos.

    La adaptacin de las ideas a los hechos y de las ideas entre s, operaciones que no son netamente separables, se resuelven en observacin y teora, respectivamente, las que tampoco se dan aisla-das, sin relacin recproca. ''La observacin est ya influenciada por la teora, y, si ella tiene suficiente importancia, ejerce, a su vez, una accin sobre la teora" (1).

    La ciencia as construida, ,qu v1ene a ser en su totalidad sistemtica~ ''La ciencia puede ser considerada como una especie de coleccin de instrumentos que nos permiten completar por el pen-samiento hechos que no nos son dados ms que en parte, o limitar, tanto como sea posible, nuestra espera en los casos que se ofrecern en el porvenir'' () . Slo persigue un fin de previsin y de accin. Debe, por lo tanto, limitarse exclusivamente a la exposicin de los hechos, sin arriesgar ninguna afirmacin que no pueda ser compro-bada por la experiencia.

    Sin embargo, Mach, quiz sin quererlo, restringe el alcance de tales enunciados y llega incluso a atribuir a la ciencia un prop-f'ito de explicacin. As, nos dice que ''el pensamiento cientfico se crea fines propios, trata de satisfacerse a s mismo y de suprimir todo tormento intelectual" (3 ). Esto ltimo no sera posible, cierta-mente, si el pensamiento cientfico no inquiriese tambin por el subs-trato de los hechos, si no aventurase, inconscientemente o a sabien-das, hiptesis sobre lo real.

    Duhern tambin se pronuncia contra la tendencia explicacio-

    ( 1 ) La conaissance et l'erreur, pg. 175, ecl. cit. ( 2 ) !bid. pgs. 376- 377 . .( 3 ) Ibid. pg. 13.

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    nista y, tomando como modelo la fsica, sostiene que el fin de la ciencia es resumir las leyes experimentales y llegar a una clasifica-cin lgica de las mismas.

    No cabe, cientficamente, preguntarse si existe una realidad distinta de los fenmenos, de las apariencias sensibles, porque tal cuestin no puede ser resuelta por el mtodo experimental y sera del todo trascendente a la fsica, concerniendo nicamente a la me-tafsica. De aqu que Duhem afirme que la parte explicativa de la ciencia es una excrecencia parsita.

    La nica exigencia que ha de tener presente el tsico en la eleccin y empleo de las hiptesis es que no haya entre stas contra-diccin. Los principios cientficos, derivados de las hiptesis, pre-cisan estar de acuerdo con la experiencia. Esta concordancia cons-tituira el criterio de verdad para las proposiciones y teoras fsicas.

    Pero sucede que las leyes fsicas pueden llegar a estar en des-acuerdo con los hechos observados. En esta refutacin de la estruc-tura legal por los nuevos contenidos de la experiencia reside la po-sibilidad de progreso y de nuevas y ms completas formulaciones

    .f;' tericas. "La fsica no progresa como la geometra, que agrega nue-vas proposiciones definitivas e indiscutibles a las proposiciones de-finitivas e indiscutibles que ya posea; ella progr~a, porque sin cesar, la experiencia hace estallar nuevos desacuerdos entre las le-yes y los hechos'' (1).

    La teora fsica se resuelve en un sistema de proposiciones ma-temticas, que han sido' derivadas de un nmero limitado de prin-cipios. Ella se propone una ordenacin, lo ms completa posible, de las leyes experimentales.

    Teniendo en vista una clasificacin exacta y comprensible de este conjunto de leyes, la teora fsica ha de realizar una labor es-quematizadora, debe necesariamente resumir dichas leyes. Como en JYiach, aqu tambin la tarea de la ciencia supone un propsito de simplificacin y economa.

    Aunque Duhem, de acuerdo a la finalidad que a:;igna a la ciencia, excluya de sta todo postulado ontolgico, no ha podido elu-dir la referencia, apenas disimulada, a una realidad oculta bajo los fenmenos. Explica que a medida que la teora fsica se desarrolla

    ( 1 ) P. Duhem: La thorie physique, son objet et sa structure, pg. 290, Pars, 1906.

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    y se completa, la clasificacin lgica, en que consiste, llegara a ser una clasificacin natural. As nos dice que las leyes establecidas por la teora ''corresponden a afinidades reales entre las cosas mis-mas" (1 ).

    Meyerson nos ha dado una interpretacin ontolgica de la ciencia doblada de una teora de la razn. Tiene prometida la obra en que examinar la: relacin de la epistemologa con la lgica, la base comn de ambas.

    Decidido sostenedo_r de la tesis explicacionista, sus conside-raciones parten de una crtica exhaustiva y eficiente de los postu-lados fundamentales del positivismo. En este sentido, ha realizado una labor altamente ponderable -que abonan libros como ''Identi-dad y realidad", "Sobre la explicacin en las ciencias" y ''La de-duccin relativista"-, labor centrada en aguda visin de conjunto, y cimentada en el anlisis del desarrollo histrico de las ciencias.

    Contra las teoras que asignan a la ciencia, en su tarea cons-tructiva, solamente un fin de previsin y de accin, MeyerSOI\ afir-ma que ella, sobrepasando el principio de legalidad, el cual, segn ese supuesto, asumira papel exclusivo, tiende incluso a la explica-cin de los ~enmenos, y que esta operacin finca en la identifica-cin del antecedente y del consecaente.

    La accin no constituye, pues, e:t nico objetivo de la ciencia, sino que sta trata tambin de "comprender la naturaleza", aspira, segn la e~presin de Le Roy, subrayada por Meyerson, a la '' ra-cionalizacin progresiva de lo real". De aqu que ella no pueda elu-dir el postulado ontolgico y anse inconfesadamente el ser. ''La ciencia no es positiva y tampoco contiene datos positivos, en el sen-tido preciso que ha sido dado a este trmino por Augusto Comte y sus sectarios, datos "despojados de toda ontologa". La ontologa forma cuerpo con la ciencia misma y no puede ser separada de sta" ( 2).

    El origen del error positivista est ''en la confusin entre la ley y la causa, en el desconocimiento de esta verdad, que explicando

    ( 1 ) P. Duhem: La thorie physique, son objet et sa structure, pg. 36. ( 2 ) Emile Meyerson: Identit et realit, pg. 438, 3. ed., Pars, 1926.

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    un fenmeno por una ley no hacemos ms que usar una sincdo que" (1 ).

    Meyerson, mediante un certero anlisis (2), distingue el prin-cipio de causalidad del de legalidad, que frecuentemente han corrido confundidos en las ideas de los hombres de ciencia. A partir de esta necesaria disyuncin, vincula el postulado causal al principio de identidad y, consecuentemente, al de la existencia de una realidad externa. Merced a tal asimilacin, percibe que la ciencia no se li-mita tan slo a un designio de clasificacin y previsin, sino que tiende a explicar los fenmenos por sus causas. En definitiva, pue-de decirse que la doctrina de Meyerson se concreta en un causalismo.

    En vista de este ltimo objetivo, que estara consubstanciado con ella, la ciencia exige el concepto de cosa. "La ciencia entera reposa sobre el soporte, poco aparente sin duda (ya que se ha tra-tado de negar la existencia de esta base), pero no menos slido y profundo, de la creencia en el ser independiente de la concien-cia" ( 3 ). An ms, la necesidad de explicacin, latente en la cien-cia, hace que sta cree nuevas cosas. As, por ejemplo, el fsico no puede considerar la dilatacin de una barra de acero sirvindose del criterio que le suministra el sentido comn porque '' evid~ntemente este fenmeno sera entonces inexplicable, mientras que l parece explicarse si suponemos a la barra compuesta de partculas separa-das por intervalos susceptibles de aumentar cuando la barra se di-lata" (4 ).

    La ciencia, en su marcha explicativa, se propone pues, racio-nalizar lo real. Para alcanzar esta estructura racional, que define su carcter terico, ha de poner en juego el principio de identidad, que le permite reducir lo otro a lo mismo, buscando siempre o idn-tico en la diversidad de los fenmenos. Por este procedimiento lle-ga a descubrir en el devenir algo permanente, una realidad inalte-rable.

    Pero su tendencia hacia una progresiva racionalizain en-cuentra el lmite, que se yergue irreductible y enigmtico, de lo irracional, expresado por toda la abstracta diversidad cuantitativa

    ( 1 ) "Identit et realit", pg. '445, 3. ed., Pars 1926. ( 2 ) Ibid. pg. 17 y sgs.; 38 y sgs. ( 3) Emile Meyerson: De l'explication dans les sc'ences, I, pg. 31, Pars, 1921. ( 4 ) Ibid. pg. 49.

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    y por lo cualitativo sensible. Y como, para comprender la natura-leza, la ciencia tiene que negar lo diverso, reducindolo constante-mente a lo idntico, resulta que lo irracional queda intacto y, en

    consecuencia, la explicacin no logra su objetivo, porque de la cam-bwnte multiplicidad de lo real slo consigue asir lo que no vara, lo eternamente inmvil.

    Aqu el pro~eso explicativo desemboca en un "impasse", se manifiesta aqu una flagrante contradiccin, expresada por lo que JYieyerson llama la paradoja epistemolgica: "Para explicar ten-demos a negar los fenmenos, en tanto que para guiarnos a travs del ddalo que ellos forman debemos, por el contrario, mantener su realidad" (1 ).

    Esta situacin contradictoria, lejos de invalidar la explica-cin, hace de piedra de toque de su ontologismo bsico, desde que, segn Meyerson -que as salva brillantemente 'la unidad y consis-tencia lgica, ciertamente notables, de su teora-, dicha contradic-cin es la necesaria consecuencia de la existencia de un mundo ex-terior, de "una naturaleza diferente de nuestro yo" (2 ).

    La conclusin ltima y medular de esta doctrina es que la razn humana es esencialmente uniforme a travs de la evolucin de las concepciones cientficas. Meyerson nos muestra los procedimien-tos que ella emplea en la explicacin de las cosas y los lmites que en esta tarea encuentra. No obstante los conflictos de que es teatru y la antinomia que le es esencial, la razn humana presenta un cua-dro inmutable, es una e invariable (*).

    *

    * *

    An nos resta referirnos someramente a la manera cmo con-

    ( 1 ) De l'explicatlon dans les sciences, t. II, pg. 348. ( 2 ) Ibid. pg. 349 \ * ) Una concepion antpoda de la de JYeyerson es la de Len Brunschvicg, expuesta

    con :r:igol~ SIStemtico y gran acopio de ideas. Brunschvicg, atento ante todo a dis-cernir los contenidos imprevisibles qu~ aporta el devenir , cientfico, lo radicalmente nuevo que se manifiesta en los sucesivos conceptos de las ciencias, nos muestra la l'azn humann. en proceso ele constante renovacin. As, al contrario de Meyerson, nos da una imagen plstica de ella. Ha expresado sus puntos de vista en obras de importancia, como "Les da pes de la philosophie mathematique", 2a. ed. Pars, 1922, y su ltna sobre 1 'L'experience humaine et la causalite physique", P~rs 1922, en que da vigoroso impulso a la tendencia metafsica de la filosofa francesa contempor~onea.

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    ciben la ciencia ciertas direcciones filosficas que, adoptando una posicin ante ella, no han logrado darnos, sin embargo, una estricta y clara fundamentacin epistemolgica.

    Excluiremos, desde luego, alguna sedicente teorizacin, vi-ciada en su punto de partida por inoperante dogmatismo, como la que nos ofrece Benedetto Croce, el entusiasta y difundido repre-sentante del mdico idealismo historicista (o empirismo absoluto), de raz hegeliana. No podemos considerar seriamente afirmaciones de este tenor: que las ciencias (las naturales) son construcciones de seudos conceptos, formaciones empricas de ndole prctica, es de-eir, que no tienen en vista la accin, sino que ellas mismas son ac-cin; que la ciencia no es sistemtica porque su universalidad es ar-bitraria ( !) ; que las ciencias matemticas son tambin seudos con-ceptos, pero abstractos, que se resuelven en artificios prcticos ( 1 ). Nada digamos de la peregrina nocin que Croce se ha forjado de la ley cientfica, solo explicable en quien, como l, no ha compren-dido el objetivo ni los lmites de la -ciencia ( 2 ). Una cosa es la fi-nalidad prctJCa, el rendimiento til de la ciencia, idea que cabe discutir y considerar en su verdadero alcance, y otra ... las "cosas" de Croce.

    Concretmonos, entonces, por va de ejemplo, a una de las tendencias que, aunque adscripta en lo fundamental a postulados especulativos del siglo XIX, ha tratado de orientarse en el sentido de los problemas actuales: la vinculada al nombre de H. Rickert, ltimo representante precipuo de la escuela de Baden.

    Rickert trata de determinar la relacin en que est la cien-cia con la realidad. Para ello precisa averiguar la naturaleza del conocimiento.

    Si queremos explicarnos satisfactoriamente la posibilidad del c-onocer cientfico, es fuerza que desechemos la teora que lo pre-senta como una copia, como una reproduccin de la realidad, porque dla nos aboca a un problema insoluble. An interpretada esta teo-ra como una descripcin de las cosas tales como estas son realmente, tampoco sera posible el conocimiento porque la realidad emprica se manifiesta como "muchedumbre incalculable" para nosotros, que

    ( 1 ) Benedetto Croce: Logica come scienza del concetto puro, pg. 229 y sigs., 235 y sigs., Bari, 1909.

    ( 2 ) Ibid., pg. 233 y sig.

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    va creciendo continuamente. Imposible, pues, aprehender en concep-tos la realidad "tal como ella es".

    El conocer cientfico slo es, pues, concebible como una trans-formacin. ''Si algo ya realizado y cumplido puede legtimamente ostentar la pretensin de ser un conocimiento, habremos de atenernos para el concepto inmanente de la verdad a la afirmacin de que el conocimiento no es una reproduccin, sino una transformacin y -podemos aadirlo- siempre una simplificacin comparado con la fealidad misma" (1 ).

    Desde el momento que no es posible aprehender en conceptos la realidad "tal cual es", surge la irra

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    gneo, y lo heterogneo se somete al concepto cuando podemos ha-cer cortes en l, cuando lo transformamos de continuo en discre-to"("!-).

    As se ofrecen a la ciencia dos caminos opuestos de conceptua-cin. Ella transforma la continuidad heterognea de lo real, o en continuidad homognea o en discrecin heterognea. El primer ca-mino es el que toma la matemtica, recorriendo el segundo las de-ms ciencias de la realidad, a las que aqu se concreta Rickert.

    DE:l lo dicho resulta, que slo en virtud de la transformacin en que consiste el conocer cientfico puede la realidad bacerse ra-cional. Racionalizar lo real es, pues, transformarlo y simplifiearlo.

    Ahora bien, el proceso de transformacin caracterstico de la conceptuacia cientfica no ha de efectuarse al azar, caprichosamen-te, sino que l supone un "a priori" que permita limitar recproca-mente las realidades, transformar la continuidad heterogena en discrecin. Se trata de un ''principio de seleccin'' con ayuda del cual las ciencias pueden separar lo esencial de lo inesencial. Tal principio, comparado con el contel!-ido de la realidad, tiene un ca-rcter formal. Desde este punto d.e vista formal, el conocimiento consiste, no en una reproduccin de dicho contenido, sino en el '.'con-junto de lo esencial''.

    El ''a priori'' enunciado constituye, segn Rickert, un crite-rio metodolgico decisivo. Corresponde, pues, a 1:; metodologa, co~ cebida aqu como teora de la eiencia, expresar conscientemente, de acuerdo a su carcter formaJ, los puntos de vista a los cuales se ajusta la formacin del "conjunto de lo esencial" que define al co-nocimiento cientfico; puntos de vista de los que, sin saberlo, de-pende el especialista en su t~rea expositiva.

    Por lo tanto, la teora de la ciencia nada tiene que hacer ron el contenido peculiar de las diferentes disciplinas, el cual con-cierne a los especialistas. Ella, ''si sus investigaciones han de te-ner una significacin propia, no puede partir ms que de distin-ciones generales del pensamiento, para luego, con los conceptos as adquiridos, ir poco a poco entrando en la aplicacin a lo particu-lar" (2 ).

    ( 1 ) Ciencia cultural y ciencia natural, pg. 36. ( 2 ) Ibid., pg. 6.

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    Como puede verse, en cuanto asigna a la ciencia un proce-dimiento de simplificacin, la teora de Rickert se emparenta con las ideas que tie~en origen en el empirio-criticismo, con las de Mach

    especia~ .

    li

    Las teoras que acabamos de exponer no contienen, evidente-mente, una fundamentacin epistemolgica de los principios bsi-cos y generales de la ciencia, en virtud de los cuales sta consti-tuye una unidad teortica.

    Los conceptos que en ellas se formulan, por referirse casi siem-plle a una materia singular de conocimiento, es decir, a los conte-nidos concreios de algunas ciencias particulares, estn lejos de dar-nos una explicacin satisfactoria sobre la posibilidad de la ciencia en general, a base de una determinacin precisa de las condiciones que definen la constitucin de la ciencia misma.

    Hemos tenido en cuenta dichas teoras nicamente por va de ejemplificncin y corroboracin de nuestro aserto inicial. De aqu que con un criterio estrictamente ajustado a la posicin al-can.zada por las indagaciones en el dominio que nos ocupa, consi-deremos dentro del marco de lo actual slo aquellas elaboraciones o conceptos epistemolgicos que tiene efectiva vigencia terica, o sea, que gravitan constitutivamente en el pensaniento que se est ha-ciendo, que participan, integrndolo como elementos vivos, de un proceso en ''devenir'' e incremento,~ hilo ste, a su vez, de la com-pleja urdimbre del saber filosfico de una poca determinada, la nuestra.

    Desde principios de la presente centuria, surge pujante en la filosofa alemana el empeo-en que hoy se centra la ms importante direccin film~fica- tendiente a esclarecer, al hilo de una rigurosa investigacin lgica, los principios fundamentales que posibilitan la ciencia en general y le otorgan esa contextura sistemtica que la caracteriza en grado eminente. Propsito explicable y que an ms

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    ~e justifica y potencia con la magnitud alcanzada en nuestra poca por el hecho enfocado: la ciencia. Necesariamente, pues, la especu-lacin actual deba tratar de descubrirnos la base y el esqueleto con-ceptual de esta gran fbrica, de revelarnos el mecanismo de f?U cons-truccin, y su interna unidad imponindose sobre la pluralidad de sus dependencias.

    Corresponde la iniciativa y el mximo esfuerzo en esta tarea -que hoy rinde ptimos frutos incluso en el dominio de las cien-"cias particulares, que por ella pueden adquirir plena conciencia de sus postulados y de sus mtodos- al eminente filsofo Edmundo Husserl cuya obra, excepcional por su valor intrnseco y fertilidad especulativa, lo acredita como una de las mentes de ms rango de la filosofa de todos los tiempos.

    Mediante una rigurosa determinacin de la esfera de la l-gica pura, :)iusserl echa las bases de una ciencia de las ciencias, de una Wissenschaftslehre (*).

    Tratndose de un anlisis de extremada sutileza ( **), segm-remos, para mayor claridad, su exposicin a travs de las etapas esenciales, al cabo de las cuales surge, fundamentada y neta, la idea de esta disciplma, que recin con Husserl cobra autntica m:istencia filosfica.

    Los resultados obtenidos por las ciencias tienen una induda-ble fuerza de conviccin racional, no slo para sus cultores, sino incluso para todos. Pero, a base de este hecho cierto, el hombre de cjencia no puede abrigar la pretensin de haber investigado las l-timas premisas, de las que deriva sus conclusiones demostradas, y

    ( * ) Emplearemos la palabra alemana en virtud del nuevo y pleno sentido que, desde Husserl, est adseripto a ella, y que difiere esencialmente de lo que antes y comn-mente se ha entendido por epistemologa.

    ( * *) N o se nos oculta la dificultad que entraa exponer en su estructura integral teora tan abstracta y con1pleja, Al hacerlo nos ceiremos estrictamente al texto original, citndolo en la n1edida necesaria e interpretndolo frecuentemente. No conocemos ninguna exposicin de la obra de II usserl en la parte pertinente a nuestro tema. La de Vctor Delbos ("Husserl, sa critique du psichologisme et sa conception d'une logique pure", inclu da en "La philosophie allemande a u XIX siecle", Pa-rs, 1912), se refiere en forma muy sucinta y general a la Wissenschaftslehr~ y a la lgica pura.

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    los principios en que finca la eficacia de los mtodos que emplea. Este fenmeno acusa, segn Husserl, el estado imperfecto de

    las ciencias, no 'querindose significar con esto los tropiezos, inevi-tables, y la insuficiencia, mayor o menor, con que ellas investigan las verdades de sus dominios particulares, sino su manifiesta falta de racionalidad y claridad internas. Condiciones que, independien-temente del desarrollo de la ciencia, son filosficamente exigibles, y a cuyo logro se endereza, en sntesis, la tarea de una verdadera W issenschaftslehte.

    La ciencia no es un informe conjunto de conocimientos ais-lados, sin trabazn conceptual, sino una unidad teortica, en la que estos conocimientos, ligados racionalmente, se nos presentan como verdades. ''Pertenece a la esencia de la ciencia la unidad conexa de fundamentos (die Einheit des Begrndungszusammenhanges), en la que las fundatnentaciones mismas y, con stas, los enlaces (Kom-plexionen) ms altos de fundamentacones, que llamamos teoras, mantienen con los conocimientos particulares una unidad sistem-tica" (1).

    Destaquemos el significado esencial y primario que la funda-mentacin tiene para la unidad de la ciencia.

    Tarea de la lgica, comprendida aqu como Wissenschafts-lehre, es indagar las condiciones que hacen posible la ciencia en genBral. Para ello, previamente ha de emprender una labor de fun-damentacin metdica de sus principios. Estos se nos imponen como verdaderos precisamente en virtud de haber sido as fundados. As-mismo se dan innmeras verdades que slo por igual procedimiento metdico pueden transformarse en un saber.

    Antes de la comparacin de las fundamentaciones de las dis-tintas ciencia.~ &olase considerar las formas de fundamentacin co-mo adscriptas a los dominios del conocimiento. No habra, pues, una fundamentacin vlida para todas las ciencias. Pero es el caso que existen conchu;iones que se pueden generalizar, concebir, "tan cla-ramente que E'llas llegan a estar libres de toda relacin esencial con un dominio concreto y limitado del conocimiento" ( 2).

    Esta circunstancia importantsima nos orienta en el sentido

    ( 1 ) Edmuml Husserl: I>ogische Untersuchungen, Bd. I, pg. 15. 3 Aufl Halle 1922. ( 2 ) !bid., pg. 19.

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    de la posibilidad de una ciencia y, an ms, de una Wissenschaf-tslehre:

    Pero no basta simplemente que existan fundamentaciones, si-uo que es imprescindible que a toda fundamentacin sea inherent~ una cierta "forma", sin la cual ellas careceran de unidad y de ley. Esta forma no es propia de esta o de aquella conclusin con-creta, sino que es tpica de un conjunto total de conclusiones. Pre-cisamente la exactitud de las conclusiones de esta serie total es garantida por su forma. Si no fuese as, si a las fundamentaciones no correspondiese una forma peculiar, no tendra sentido alguno ha-blar de un mtodo o de un progreso sistemticamente regulado de conocimiento a conocimiento. De aqu que sea absolutamente nece-saria y de utilidad trascendental la forma de los pensamientos te-ricos y de las. series de pensamientos.

    De lo ya expuesto se desprenden dos conceptos que, por su esencial signifi

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    La Wissenschaftslehre, tal como se viene delineando a travs de las consideraciones precedentes, no se propone meramente la in-vestigacin de las formas y legalidad de las fundamentaciones par-ticulares. Estas, que pueden existir an fuera de la ciencia, no definen, por s solas, una ciencia. Caracteriza a sta una cierta unidad de los encadenamientos fundamentales, una cierta unidad en la gradacin de las fundamentaciones, teniendo esta forma unitaria un esencia1 sentido teleolgico, en cuanto atae a la satisfaccin det ms elevado objetivo del conocimiento.

    Por consig~iente corresponder incluso a la Wissenschafts-lehre considerar las ciencias como unidades sistemticas, y, en tanto que ciencia de las que ella reputa ciencias, determinar la demarca-cin de stas, su interna articulacin en dominios y en teoras. ''A ella le corrsponde no slo distinguir fundamentaciones vlidas de las sin valor, sino tambin teoras y ciencias vlidas de las no v-lidas. La tarea que as le es sealada no es independiente, evidente-mente, de la anterior cuya precedente solucin ella presupone en gran parte; por lo tanto, la investigacin de las ciencias como uni-dades sistemticas no es imaginable sin la preliminar investigacin de las fundamentaciones'' ( 1 ).

    Por los conceptos enunciados se define la lgica, tomada aqu en el sentido de una Wissenshaftslehre, como una disciplina nor-mativa. En este carcter se propone indagar y determinar lo que constituye la idea de la ciencia, lo que a las ciencias vlidas, como tales, compete.

    Siendo las ciencias creaciones espirituales enderezadas a un cierto fin, debemos juzgarlas de acuerdo a este fin. Otro tanto nos es posible hacer con las teoras, fundamentaciones y mtodos. ''Si una ciencia es, en verdad, ciencia, si un mtodo es, en verdad, m-todo, depende de que ellos se conformen con el fin que se han pro-puesto" (2). Para saberlo no tenemos ms que comparar ciencia y mtodo a su correspondiente fin. Esta operacin nos permitir cer-ciorarnos si las ciencias empricas concuerdan o no con su idea.

    Tenemos, pues, presente dicho fin, con referencia a una ge-neral estimacin fundamental, para investigar cientficamente la

    ( 1 ) Logische Untersuchungen, Bu. I, pg. 25, ed. cit. ( 2 ) Ibid., pg. 26.

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    totalidad de los principios homogneos. ''De este modo surge la idea de una disciplina normativa. Toda disciplina semejante se caracte-riza por su norma fundamental, por la definicin de lo que para ella debe valet como lo bueno" (1 ).

    A la ciencia normativa, as constituida, concierne esencial-mente fundamentar principios generales en los cuales, con arreglo a una medida fundamental reguladora, se manifiestan determina-dos caracteres que afirman la conformidad o no conformidad con dicha medida. La Wissenschaftslehre no se propone darnos indi-caciones general~s sobre la manera de condicionar un objeto para que responda 3, la norma bsica; slo puede darnos y, de hecho, slo nos da criterios especiales. ''En tanto establece lo que en considera-cin al ms alto fin de la ciencia y a la constitucin fctica del es-pritu humano puede corresponder, y lo que respecto a stos y a los mtodos puede resultar .. : ella expresa principios de forma" (2). Fijando los principios posibles y vl~dos en s de la ciencia, logra erigir, siempre en forma de criterios especiales, una regla tpica para todo mtodo en general.

    Mas la Wisscnschaftslehre, en virtud de su esencial carcter de ciencia normativa, requiere una disciplina complementaria, de ndole prctica. ''Donde la norma fundamental es o puede llegar a ser un fin, surge de la disciplina normativa, por una ampliacin inme-diata de su tarea, una lgica como arte prctica, como tcnica (Kunstlehre)" (3 ). De ac~rdo a esto corresponde a la Wissens-chaftslehre, ya que en ella est totalmente implicada la lgica como arte prctica, investigar qu condiciones son requeridas para obte-ner mtodos vlidos, indicar cmo se debe proceder en la averigua-cin metdica de la verdad, en la edificacin y delimitacin de las ciencias, cmo se puede, por ltimo, evitar el error. Por consiguien-te, el fin de la lgica considerada como arte prctica no es el pen-sar, ni correlativamente el conocimiento, sino lo que es medio para el pensar mismo. ,

    Ahora bien, la lgica como disciplina normativa, aspecto en que hasta aqu la hemos tomado, no es toda la lgica, no se basta a s misma. Slo puede tener validez en tanto reconoce su fundamen,.

    ( 1 ) Logische Untersuchungen, Bd. I, pg, 27, ed. cit. (2 y 3) Ibid., pg. 27.

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    to en proposiciones tericas que poseen un valor en s, independien-temente de toda aplicacin a los hechos. Para esta y ulteriores dis-criminaciones, tengamos presente,, con Husserl, algo que es funda-mental: ''Es de decisiva importancia que toda disciplina normativa y parejamente toda disciplina prctica, estribe en una o ms disci-plinas teorticas si sus reglas han de poseer un valor terico sepa-rabl-e de la idea de reg{llacin (del deber ser), cuya investigacin cientfica precisamente incumbe a aquellas disciplinas teorti cas" (1 ).

    Cabe, entonces, preguntar qu ciencias suministran a la Wis-senschaftslehre sus fundamentos esenciales. No la psicologa, desde luego, sino la lgica pura. ,Cmo llega sta a constituirse~ Para indagado, reparemos en un hecho significativo: Nos es dable obser-var en la lgica tradicional gran nmero de verdades homognea:; que no pueden ser incluidas ni en el dominio de la psicologa, ni en el de otras ciencias particulares, dejando ellas adivinar, entrever, una esfera propia de la verdad. "Y eran precisamente aquellas verdades a las que toda regulacin lgica es, en ltima instancia, referida, y en las que, por lo mismo, se deba pensar con preferencia cuando se hablaba de verdades lgicas, pudindose fcilmente llegar a ve1' en ellas lo esencial de toda la lgica y denominar a su unidad te-rica lgica pura'' ( 2 ).

    La lgica pura, cindose a lo que constituye ciencia de la ciencia, tiene principalmente en cuenta, "no la serie psicolgica y en general la serie real en que los actos del pensar se ordenan, sino una cierta sene objetiva o ideal que los relaciona sistemtica y obje-tivamente, proporcionando a este conjunto validez ideal" (3 ).

    Para comprender la razn de ser de la discriminacin de es-tas dos series, precisemos sintticamente, y de paso, el objeto de la lgica, as concebida. Veamos lo que a este respecto nos dice Ale-jandro Pfander, que orientado en la teora de Husserl y prosi-guiendo las investigaciones iniciadas por ste, ha logrado la ms com-pleta y seria fundamentacin de la lgica como ciencia, que conoz-camos hasta ahora. Pfander distingue en forma clara y definitiva entre pensar, como funcin de la actividad psquica, y pensamiento,

    ( 1 ) Lgische Utersuchungen, Bcl. I, pg. 40, ecl. cit. ( 2 ) Ibicl., pg. 60, ( 3 ) Ibicl,, pg. 9,48.

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    como objeto ideal. Ambos se manifiestan en unin nti~a, pero son, por su significado y alcance, diferentes. "Mientras el pensar es un acaecer real, psquico, los pensamientos no son acaecimientos reales, psquicos, sino creaciones ideales, intemporales. Son produc-tos espirituales de la vida, que pertenecen a una esfera pura, ideal" (1). Esta esfera no es otra que la autnoma de la lgica. ''La lgica, como ciencia, es, como todas las otras ciencias, un sis-tema de pensamientos. Pero, al mismo tiempo tiene, a diferencia de las otras ciencias, los pensamientos como objeto de su conoci-miento" (2 ).

    Hecha esta digresin necesaria, destaquemos el significado que, con relacin a la unidad sistefi\tica de la ciencia, tiene la se-rie objetiva o ideal a que nos hemos referido. Esta serie objetiva, que penetra idealmente el pensar cientfico, dndole unidad, puede ser comprendida como serie de las cosas, a ia que se refieren inten-cionalmente las experiencias o vivencias del pensar (Denkerlebnisse), y como serie de las verdades, en la que la unidad positiva proviene de la validez objetiva. ''Ambas unidades, pensables slo abstracta-mente la una sin la otra -la unidad de la objetividad, por un lado, la de la verdad, por otro- nos son dadas en el juicio o, ms axac-tamente, en el conocimiento" (3 ).

    Las series de conocimientos corresponden a las series ideales de verdades. Se trata no slo de complejos de verdades, sino asmis-mo de verdades complejas, a las que pertenecen las ciencias, consi-deradas objativamente en el sentido de la verdad unificada. "En la eorrelacin general, existente entre verdad y objetividad, corres-ponde a la unidad de la verdad, en una y la misma ciencia, una unitaria objetividad: esto es la unidad del dominio de la cien-cia" ( 4 ).

    Ahora cabe inquirir qu determina la unidad de la ciencia y la del dominio. Vimos que caracteriza a la ciencia una cierta uni-dad de coherencia fundamental. Pero esta no basta a explicar la unidad teortica de la ciencia en su forma acabada; es necesario

    ( J ) Alexander Pfii.nder: Logik, pg. 142, in Jahrbuch fr Philosophie und phanomenolo gische Forschung, IV Bd. Halle 1921.

    ( 2) Ibid, pg. 159. ( 3 ) Logische 1!ntersnchungen, Bd. I, p,g. 229, ed. cit. ( 4 ) Ibid , pg. 230.

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    establecer qu especie de unidad de fundamentaciones hace ciencia. Conocimiento cientfico es conocimiento fundamentalmente; cono-cer la razn de algo equivale a reconocer su necesidad ; la necesidad, como predicado objetivo de una verdad, significa lo mismo que va-lidez legal del correlativo objeto de conocimiento (Sachverhalt). ''Por consiguiente, reconocer un objeto como legtimo o su verdad como necesariemente vlida, y tener un conocimiento del funda-mento del objeto, y respectivamente de su verdad, son expresiones equivalentes" (1).

    La unidad sistemtica del conjunto ideal de leyes es la uni-dad de la teora sistemtica y acabada. La legalidad orgnica cons-titutiva ( Grundgesetzlichkeit) puede consistir en una sola ley fun-damental o en una unin de leyes fundamentales homogneas. ''Esencial a la misma son las verdades de una ciencia, si su trabazn t:striba en lo que, ante todo, hace ciencia de la ciencia; y esto, como sabemos, es conocimiento fundamental, por lo tanto, explicacin o fundamentacin" (2 ). As, sintetizando, tenemos esta serie de tr-minos equivalentes, sinnimos: unidad esencial de las verdades de una ciencia = unidad de explicacin = unidad teortica = unidad homognea de la legalidad fundamentada = unidad homognea de principios explicados.

    Las ciencias en las que la unidad principal del dominio es determinada desde el punto de vista de la teora, toman la desig-nacin de ciencias abstractas o " nomolgicas ". Las ciencias que coordinan sus verdades -refirindose stas por su contenido, a una objetividad individual o a una especie emprica determina-das- desde el pu'nto de vista singular y accidental de la unidad. de las cosas, toman el nombre de ciencias concretas u ontolgicas, tambin llamadas descriptivas. Finalmente, tenemos las disciplinas normativas, en las que la homogeneidad positiva de las verd;:tdes, y, respectivamente, la unidad del dominio se determinan en virtud de otro principio accidental de unidad cientfica, el que resulta de un inters estimativo unitario.

    Las ciencias abstractas o nomolgicas son las ciencias propia-mente fundamentales. En consecuencia, de su efectividad o vigen-

    ( 1 ) Logische UnteTsuchungen, Bd. I, pg. 231, ed. cit, ( 2 ) !bid, pg. 23:3.

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    cia tedca tienen que tomar las ciencias concretas u. ontolgicas el carcter terico que las define como ciencias. Asmism'o las cien-cias normativas dependen de las nomolgicas, que determinan lo cientfico de aquellas, consistente precisamente en lo terico.

    Y a podemos referirnos a las condiciones ideales que rigen la posibilidad de la ciencia y de la teora en general. Estas condi-ciones "o son "noticas", a saber reposan en la idea del conoci-miento como tal, y ciertamente son a priori, sin ninguna referencia a la particularidad emprica del conocer humano en su condiciona-lidad psicolgica; o son lgicas puras, es decir, se fundan solamente en el contenido del conocimiento" ( 1 ). Estas ltimas son, pues, condiciones apriorsticas del conocimiento que pueden ser consi~eradas independientemente de toda referencia al sujeto pensante y, en general, a la idea de la subjetividad. Dicha:s condiciones lgicas se traducen por leyes tambin apriorsticas; leyes que, "en su con-tenido significativo, estn enteramente libres de tal referencia, no hablan, as fuese de modo ideal, del conocer, juzgar, concluir, con-cebir, fundar, etc. sino de verdad, concepto, proposicin, conclusin, premisa, consecuencia, etc. '' ( 2 ).

    De modo que para discernir las condiciones de la posibilidad de la ciencia, en general, y del conocimiento terico, en particular, debemos remontarnos a ciertas leyes fundadas puramente en el con-tenido del conocimiento, y referidas, por lo tanto, a los conceptos categoriales que dicho conteuh'I,Q supone. Estas leyes son leyes tan enteramente abstractas, que no contienen nada del conocimiento con-siderado como acto de un sujeto cognoscente. Ellas y los concep-tos categoriales a base de los cuales se elaboran determinan -en un sentido ideal objetivo- las condiciones de la posibilidad de la teo ra en general.

    Precisemos, para finalizar, las tres tareas que corresponden a la lgica pura, y la definen constitutivamente: La primera tie-ne por objeto la fijacin de las categoras puras de la significa-cin, que son conceptos primarios que hacen posible la coheren-cia del conocimiento, y, en particular la coherencia terica. Se tra-ta de los conceptos de formas elementales de unin en las que se

    ( 1 ) Logische Untersuchungen, Bd. I, pg. 237, ed. cit ( 2 ) !bid., pg. 238.

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    funda la unidad deductiva de las proposiciones. En relacin ideal y legtima con las categoras de la significacin se encuentran otros conceptos, correlativos de los primeros, y que son las categoras for-males objetivas. Las dos clases de conceptos son independientes de la singularidad de cualquier materia de conocimiento, y se originan solamente de la consideracin de las distintas funciones del pensar. Para determinar todos estos conceptos hay que investigar su origen, no el psicolgico, sino el origen fenomenolgico, es decir, lograr el conocimiento de su esencia.

    Concierne, en segundo lugar, a la lgica pura indagar las leyes y teoras que se fundan en dichas dos clases de conceptos ca-tegoriales. As, en lo que respecta a las categoras de la significa-cin, ha de considerar las teoras de las conclusiones (por ejemplo, la sil9gstica), y, con referencia a las categoras objetivas, la teora de la multiplicacidad, de los nmeros, etc.

    Corresponde, por ltimo, a la lgica pu~ ':1 establecer la teoria de las formas posibles de teoras. La elucidacin de los dos propsitos anteriores ha verificado suficientemente la idea de una ciencia de las condiciones de la posibilidad do la teora en general. AhQra, se

    1 propone, como objetivo complementario, considerar a priori las es-pecies o formas esenciales de teoras y de las leyes correlativas. Esta consideracin es posible porque existe una determinada ordenacin u8l procedimiento, merced a la cual construimos las formas posibles, contemplamos en conjunto sus conexiones legales y, por una varia-cin de determinados factores fundamentales, reducimos unas a otras. Realizacin pa:r_cial del ideal de una disciplina orientada en el pre-sente sentido es la matemtica formal.

    Una ampliacin de la idea de la lgica pura es, segn Hus-serl, la teora de la verosimilitud o probabilidad, definida tambin como teora del conocimiento emprico.

    *

    * *

    Posicin coincidente con la central de la lgica pura de Hus-serl es la que fundamenta la teora del objeto ( Gegenstandstheorie), de Alexius Meinong.

    Segn lVleinong, su teora del objeto no debe ser comprendi-da como una parte de la lgica, sino como base de la lgica. Demos

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    una idea sucinta de esta teora, ya que una consi~racin ms ex-tensa de la misma nos llevara, necesariamente al problema del co-nocimiento.

    Existen importantes grupos de objetos que no han encontrado lugar en las ciencias tradicionales. Estas se concretan exclusiva-mente al conocimeneto de lo real, sin tener en cuenta que lo irreal y hasta lo no posible pueden constituir objeto de conocimiento. De aqu que se imponga una manera terica peculiar de tratar estos objetos, aparentemente dispersos, sin adscripcin a ningn dominio eonocido. ''En contraste con ~al preferencia por lo real que hasta ahora, por principio, en ninguna ciencia ha sido de hecho quebran-tada, existe la indubitable necesidad de una ciencia que elabore sus objetos sin restriccin al caso particular de su existencia, de modo que ella, en este sentido, puede ser caracterizada como in-dependiente del ser" (1).

    Esta ciencia del puro objeto es la que JYieinong define con-cretamente como teora del objeto. Gran parte de esta teora, su base, es construccin de la lgica pura.

    "Pertenece a la teora del objeto todo lo que, sin tener en cuenta su existencia, puede ser determinado como objeto, por consi-guiente, todo lo que es conocer apriorstico de cosas, de modo que en esta aprioridad puede verse directamente una caracterstica que define el modo de conocimiento teortico del objeto" (2 ).

    El objeto concebido de esta manera es, pues, meta ideal del conocer, independiente del ser y del no ser de las cosas, especie de centro de relaciones puramente racionales y universales.

    III

    Con un contenido distinto, y enteramente al margen de la estructuracin precisa y rigurosa que le ha dado Husserl, se nos presenta la Wissenschaftslehre en el realismo crtico, particularmen-te en la posicin de uno de sus ms conocidos representantes actua-les, Augusto JYiesser, y asmismo en las ideas de Alois Riehl, pensador afin a dicha direccin.

    ( 1) A. Meinong: Zur Gegenstanitstheorie, pg. 13 (113), in "Die Philosophie der Ge genwart in Selbsdarstellungen, 2 aut, Leipzig, 1923.

    ( 2) Ibid., pg. 14 (114).

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    Indudablemente, aqu no se trata de una manera diferente de plantear y solucionar el mismo problema, de una fundamentacin sistemtica que, proponindose objetivo idntico (explicar la posibi-lidad de la ciencia en general), se lleve a cabo en forma diversa, des-de otro punto de vista; sino, simplemente, de que por W issenschafts-lehre se entiende algo muy distinto, emplendose la palabra con otro significado y alcance, en un sentido directamente relacionado con el que era inherente a la antigua filosofa de las ciencias.

    As, la \tl,iissenschaftslehre es concebida por esta tendencia como t~ora o s-:i .. ematizacin filosfica de las ciencias particulares, quedando, en resumidas cuentas, reducida la filosofa, en tanto acti-vidad terica, a mera Wissenschaftslehre. Ha podido operarse tal reduccin porque no se haba logrado distinguir claramente el objeto y tarea propios de la cienci~ de los que debe proponerse la filosofa., como disciplina autnoma. De aqu que, cuando se ha tratado de determinar las rdaciop.es entre filosofa y ciencia, se ha procedido de modo confuso y arbitrario.

    S!Jgn l\iesser, la 1Vissenschaftsleh1e, estara integrada por la teora del conocimiento, la lgica y la metodologa. Dentro d~ este marco, se asigna como tarea a la teora del conocimiento investigar ciertos principios "materiales" del conocer, que son de ndole ge-neral y estn fuera de la esfera de las ciencias particulares. De es-te m.odo, la teora del conocimiento tendra por objeto el conocer y el pensar cientfico. ,Qu funcin le corresponde, como disciplina de mayor radio, a la Wissenschaftslehre? "Mientras las ciencias particulares se aplican a sus peculiares objetos, la "Wissenschafts-lehre hace de ellas el objeto de su investigacin" (1 ).

    Para Riehl, la filosofa se resuelve en Wissenschaftslehre (en el sentido laxo en que esta tendencia emplea la palabra) desde que ella presupone la existencia de la ciencia, que le suministra su ob-jeto. Pregunta tl, al lado de las ciencias positivas y distinta de s-tas, existe una filosofa cientfica. Respondiendo afirmativamente, nos dice que puede haber una no menos exacta y determinada que cualquier otra disciplina cientfica. "La filosofa debiera ser cien-cia particular, de lo contrario quedara, en exactitud, a la zaga de las dems ciencias; y, al mismo tiempo debiera poder ser ciencia ge-

    ( 1 ) August :Messer: Einfuhrnng in die Erkenntnistheorie, pg. 3, 2 a uf., Leipzig 1921.

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    sin saberlo ni quererlo. Todo lo cual equivala, ,u resumidas cuen-tas, a negar valor de conocimiento a la filosofa, a declararla inexis-tente.

    Reconocido el escollo que semejante situacin po,ne en el ca-mino de la filosofa, las teoras que sucesivamente se formulan tien-den a salvarlo, a reconstituir sobre base apropiada la actividad filo-["1ica, llegada a un ''impasse''. Nietzsche, aunque no sospech la salida, vi bien que se trataba de un asunto de vida o muerte para la film~ofa -para el filsofo, segn concret l. Dilthey y Simmel percibieron tambin la dificultad, y las ideas que ellos enunciaron tuvieron la virtud de hacer ms patente el problema, que dej ver su punto vulnerable -posibilidad de solucin-, precisamente en el que vino a clav::trse la certera flecha de Husserl.

    La filosofa deba necesariamente esforzarse por salir de esta proscripcin a que el auge de las ciencias la haba condenado. To-cbale conquistM, para reemplazar el que haba perdido, un dominio propio, y acotarlo exclusivamente para s. Este dominio puramente filosfico existe, sin duda, y no es otro que el que est situado en-tre el de los hechos reales (los del mundo exterior y los psquicos) y el de la ficcin; l abar~a un mundo de objetos ideales.

    Dentro de un territorio as limitado haba el filsofo de re-cuperar su libertad de movimiento, retomar la plenitud de sus de-rechos, diferencindose, por la actividad que est llamaqo a cum-plir, tanto del hombre de ciencia, como del artista.

    Este dominio propiamente filosfico es el de las ideas, que existen y se justifican por s mismas. Cabe y urge, pues, distinguir-las rigurosamente de los hechos, correspondiendo a la filosofa, co-mo tarea peculiar, pensarlas en su integridad, en tanto que ideas. ''De este modo la filosofa reclama su independencia y establece su dominio soberano al lado de las otras potencias intelectuales. Frente al mundo, diferentes actitude; son posibles; cada una tiene su razn de ser en tanto que fundaba en la estructura misma del espritu hu-mano. No se sabra confundirlas sin arrebatarles sus caracteres pro-pios. As tambin del espritu filosfico,. que es necesario saber dis-tinguirlo bien de otras maneras de ver las cosas, a fin de compren-derlo en s mismo e interpretarlo segn sus propios datos" (1 ). ( 1 ) B. Groethuysen: Introduction a la pense philosophique allemande depuis Nietzsche,

    pg. 108, Pars 1926. - Adems de la referencia directa al texto de Husserl y

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    Para cumplir la tarea que le concierne, la filosofa precisa, pues, constituirse en ciencia, si es que ha de aspirar validez y exac-titud para sus ccnclusiones. A fundamentarla como tal se enderez el esfuerzo de Husserl, indagacin que luego Max Scheler haba de llevar a un mayor grado de precisin y claridad, desarrollando fr-uctferamente las ideas implicadas por la solucin primigenia.

    En un artculo memorable ( 1), Husserl, atento al objeto que debe proponerse la filosofa, considera a sta "como ciencia exacta", pero, a la vez, diferente de las dems ciencias. Y en efecto, ella se caracteriza, diferencindose en esto de las ltimas, por la manera cmo plantea los problemas, y por el objetivo a que tienden sus in-Yestigaciones metdicas.

    La filosofa ha de enfocar los datos del pensamiento tales co-mo ellos en s mismos se presentan. En tanto que todo pensamiento

    e~ una intencin, una tensin hacia algo, corresponde al filsofo asirlo en este estado de pura intencin para realizarlo como tal pensamiento. Nada tiene l, pues, que hacer con ese "algo", con el "hecho" a que alude, a que tiende el pensamiento y que se con-cibe y constrnye independientemente de este. "Un pensamiento es, en cierto moelo, una promesa que es necesario cumplir, una inten-cin que hay que precisar, acabndolo de pensar. El no es nada en tanto que "hecho", est todo entero en lo que l significa, en el sentido que nos revela cuando lo profundizamos hasta penetrar su esencia" ( 2 ) .

    A otro, que no al filsofo, incumbe en consecuencia apreciar el hecho, rigurosamente separable del pensamiento que, en tanto que tal, dirasclo un pequeo orbe concluso en s mismo. Esta dis-yuncin entre pensamiento y hecho comporta dos preocupaciones fundamentalmente distintas, que condicionan la actitud filosfica y la cientfica, respectivamente. ''Si para el hombre de ciencia el pen-samiento no vale siempre, sino en tanto le permite comprobar y abra-zar un conjunto de hechos, para el filsofo tiene su valor en s mis-mo" (3 ).

    Scheler, nos atenemos a esta exposicin, hecha en francs por un ex~p:rofesor aJe .. mn, en que se da cuenta, en fonna sucinta y accesible, de .la nueva posicin del problema filosfico.

    ( 1 ) Philosophie als strenge Wissenschaft, in Logos, I. 1910. ( 2 ) Introduction a la pense philosophique allemande depuis Nietzsche, pg. 102. ( 3 ) Ibid., pg. 103.

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    A la filosofa definida por los problemas y mtodos que le son propios, Husserl la ha denominado fenomenolQga, entendiendo por sta la ciencia de los datos originarios, tal como ellos son apre-hendidos por la pura ''visin'' filosfica. La primera y principal Pxigencia del mtodo fenomenolgico es que, apartando cualesquiera teoras e hiptesis, nos atengamos, con toda pulcritud, a lo que nos es dado "positivamente". Esta fidelidad al dato es, segn Husserl, condicin previa, principio bsico de todo autntico conocimiento. ''Ninguna teora imaginable puede desviarnos del principio de to-dos los principios: que toda intuicin, que se da originariamente, es una fuente legtima del conocimiento y cuanto se ofrece a nosotros originariamente en la intuicin (por decirlo as, en su corprea rea-lidad) ha de tomarse simplemente como se. da, pero tambin slo dentro de los lmites en que se da" (1).

    De aqu que, de acuerdo con el pensamiento de Husse:d, po-damos ver en la fenomenologa la instauracin de un nuevo positi-1'ismo, que cabra caracterizar como positivismo espiritual. El m-todo fenomenolgico, sobrepasando la concepcin exclusivista del hecho, filosficamente inoperante, nos enfronta a la ms amplia y precisa del dato, mediante la cual podemos reedificar, para la filo-sofa, el domimo de las ideas.

    Toca, por consiguiente, al fenomenlogo prestar cuidadosa atenc~n al dato e inquirir sus posibilidades, considerando como po-sitivamente dadas to.das las man.ifestaciones intelectuales y emotivas. Del dominio de las ideas l ha de excluir los hechos, ya sean stos psquicos o exteriores, para hacer lugar en aquel slo a los datos, que, siendo visiones originarias llevan en s mismos su justificacin.

    Una vez liberado del imperio autocrtico del recho, que du-rante el siglo XIX ha lastrado la especulacin filosfica, puede el filsofo entregarse libremente a su peculiar tarea, que no es otra que la ''visin'' de las ideas. Driase que tras largo y penoso extra-vo en la intrinc2dl't regin de los hechos llega empujado por inex-tinguible nostalgia a su pas de origen. '' ]'ilosofar es, pues, en cier-to modo, aprender de nuevo a "ver". Todo cuanto concebimos se retrotrae siempre a una visin, sea sta sensible o intelectual. El

    ( 1) Husserl: Iicleen zu einer reinen Phanomenologie und phimomenologischen Philoso phie, pg. 43, Halle 1913.

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    ver est en el origen de todas las cosas'' ( 1 ) . La ''visin'' intelectual se dirige a su correspondiente objeto,

    y ste no es otro que la esencia. Adems de la intuicin sensible, e igualm,ente inmediata, hay una intuicin esencial, una aprehen-sin de esenas. "La esencia (Eidos) es un objeto de una nueva especie. As como lo dado en la intuicin individual o sensible es un objeto individual, del mismo modo lo dado en la intuicin esencial es una pura esencia" (2).

    Es de advertir que cuando se habla de la esencia no se la considera un objeto simplem~nte por analoga, tomando la palabra cbjeto en un ;entido figurado. Como lo hace notar expresamente Husserl, ''no se manifiesta aqu una mera analoga externa sino una radical comunidad" (3 ). (Hier liegt nicht eine blosz auszerliche Analogie vor, sonder radikale Gemeinsamkeif).

    As como el objeto eidtica es cabalmente objeto, tambin la aprehensin, la "visin" de esencias es cabalmente intuicin, cons-tituyendo un acto anlogo a la percepcin sensible y no al acto de imaginar ( 4 ) .

    Hemos visto que Husserl, al fundamentar la filosofa, -defi nindola como cl.encia exacta-, S\l propuso restaurarla en su ca-rcter de conocimiento, reintegrarle la validez que la es inherente, atributos que le fueron insistentemente negados en el siglo XIX y que ella en realidad haba perdido. En consecuencia, de acuerdo a dicha definicin, l sostiene que el filsofo ha de proceder en la averiguacin de la verdad con criterio estrictamente metdico y de manera impersonal, tratando de que sus conclusiones estn libres de toda referencia a situaciones contigentes -condiciones que, como puede notarse, rezan tambin para el hombre de ciencia. No obs-tante, el filsofo difiere del investigador cientfico por el modo en que l plantea lor; problemas y el fin que. asigna a sus procedimien-tos metdicos. De aqu que la filosofa como ciencia sea diferente de las dems ciencias.

    Ahora bien, JYiax Scheler llega a establecer una separacin

    ( 1 ) Introduction a. la pense philosophique allemande depuis Nietzsche, pg. 96. ( 2 ) Ideen zu einer reinen Phanomenologie und phanomenologischen Philosophie, pg. 10. ( 3 ) Ibid., pg. 11. ( 4 ) Ideen zu einer reinen Phanomenologie und phanomenologische Philosophie, pgs. 11

    y 43, ed. cit.

    ,,

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    ms rigurosa entre la actividad filosfica y la cientfica. La filo-sofa y las ciencias difieren por sus puntos de partida y asmismo en cuanto a los objetivos que se proponen. .An ms, los fines y criterios del conocimiento se contraponen en ambas.

    La filosofa, explica Scheler, comienza, segn justa expresin de Aristteles, con la admiracin del nimo por la existencia de una cosa que ofrece ''en general'' una esencia constante. ''El movimien-to intelectual de la filosofa apunta siempre, en ltimo trmino, a la cuestin de cmo tiene que ser el fundamento y causa de la tota-lidad del mundo para que semejante cosa -en definitiva, semejante estructura esencial del mundo- sea en principio posible. Su objeto es, en la philoscphia prima, la estructura esencial apriorstica del mundo'' ( 1 ). Por el contrario la ciencia, actividad de rendimiento tiL toma origen, no en un movimiento admirativo del nimo, sino di' la necesidad de "esperar" que se produJ?;ca otra vez, para pre-verlo y poder provocarlo en la prctica, el hecho "nuevo", el su-ceso inslito que con la consiguiente sorpresa, vino a contrariar el curso regular de las cosas. ''Cuando lo nuevo y sorprendente ha sido incorporado a las ideas sobre el curso regular de las cosas; cuan-do las "leyes naturales" han sido definidas de manera que el su-ceso nuevo demuestre, bajo circunstancias exactamente determina-bles, ser "consecuencia" de dichas leyes, entonces la "ciencia" que-da plenamente satisfecha" (2). Con esto la ciencia logra compli-damente el objeto de previsin y experimentacin que presupone su derivacin hacia la prctica.

    P'ero precisamente donde remata la tarea de la ciencia "co-mienza el problema de la filosofa. Nada tiene sta que hacer con las leyes de las coincidencias temporales y espacial-es de los fenme-nos, en cantiuad numricamente mensurable. Justamente, por el contrario, su problema es el de la esencia constante y el de la causa y origen eficiente, as como el del sentido y fin de cuanto aparece; y le es indiferente por completo la cantidad y la conexin en el es-pacio y el tiempo" ( 3 ). De aqu que la filosofa comience con la Exclusin consciente de toda ambicin prctica y del principio tc-

    ( 1 ) Max Scheler: El saber y la cultura, pg. 70 trad. esp. de J. G. de la Serna y Fabre, ed. Revista de Occidente, Madrid 1926.

    (2 y 3) El saber y la cultura, pg. 71, ed. cit.

    ..

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    nico que selecciona el material del conocimiento de acuerdo a la po-sibilidad de domiuarlo.

    Toda actitud prctica respecto al mundo est vitalmente con-dicionada. En este sentido podemos decir que las posturas y con-cepciones que tiene en vista la accin se inspiran todas ellas en un relativismo vital; relativismo que ya en su forma originaria y na-tural necesariamente tiende a concebir todo conocimiento, todo sa-ber en funcin de la vida, desplegada en afn de dominio. La cien-cia no hace ms que desarrollar, perfeccionar, llevar a sus ltimas consecuencias (prcticas), atenta siempre a una accin ms com-pleta y eficaz y a un mayor rendimiento til, este relativismo na-tural, inherente al ser humano. ''Toda ciencia positiva, orientada hacia el dominio, aunque prescinda de la organizacin especial, sen-sorial y motora, del hombre sobre la tierra, no puede prescindir de la organizacin vital del sujeto cognoscente, con su voluntad de po-dero" (1 ).

    Pues bien, la filosofa, en razn de la ndole de su peculiar cbjeto, no est condicionada por este relativismo vital; su dominio comienza justamente donde ste encuentra su lmite. Ella intenta ''adquirir un saber cuyos objetos no son existencialmente relativos a la vida, ni relativos a los posibles valores de la vida'' ( 2 ).

    Como vemos, Scheler logra en la determinacin del objeto de la filosofa rigor y claridad mxima. Pero an, estrechando ms el ncleo de su problema, pondr de manifiesto que ella conoce con exactitud sus objetos, proporcionndonos un saber que tiene carc-ter de evidencia. As, definindola, nos dice que ''la filosofa es, ronforme a su e&encia, conocimiento exacto, evidente -vlido a prio-ri para todo lo que existe accidentalmente- de las quiddidades y encadenamientos esenciales de lo que es" (3 ).

    La filosofa es, pues, ''visin' ' de la esencia de las cosas, co-nocimiento de lo que en todo dato es independiente de las relaciones en que ste puede estar con el sujeto cognoscente. A ella no le in-teresa en modo alguno la existencia accidental de las cosas, condi-cionada siempre por circunstancias espaciales y temporales, sino el mundo en su estructura esencial apriorstica y las posibilidades que

    ( 1 ) Ibid., pg. 72. ( 2 ) :El saber y la cultura, pg. 73, ed. cit. ( 3 ) Vom Ewigen im Ill!ens~Ghen, pg. 121-122, Leipzig, 1921.

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    l contiene, consideradas stas independientemente de sus realizacio-nes.

    La ciencia, por el contrario, ha de prescindir de toda cues-tin acerca de la esencia de los objetos que investiga. ''Su objeto es, al mismo tiempo, el mundo de la "modalidad contingente" con sus ''leyes'' y la existen ca del mundo ''en relacin a la vida'' ( 1 ).

    Filosofa y ciencia se pro-ponen, por consiguiente, problemas radicalmente diferentes. "Los problemas qu~ no p~eden decidirse por observacin y medicin y por conclusiones matemticas, no son problemas de las ciencias positivas. Viceversa, un problema que sea soluble de este m9do; un problema cuya solucin dependa del quanturn de la experiencia inductiva, no es jams problema de esen-cia, y, por ende, no es jams problema primario de filosofa" (2 ).

    Concretemos, con Scheler, la finalidad que se pr()pone la cien-cia, en tanto actividad de rendimiento tiL "En sus ltimos resul-tados (Einstein), tiende incluso a que la determinacin de las su-premas constantes absolutas de la naturaleza valga para cualquier punto del espacio- tiempo e:-. que se coloque un espectador, esto es, incluso para los eventuales habitantes de otros astros. Aspira, pues, a un cuadro del mundo que hj;ga posible gobernar el proceso de este con arreglo a cualesquiera fines prcticos que pueda establecer un ser espiritual vivo y activo. Esta aspiracin es tan titnica como triunfadora; y lo conseguido hasta ahora ha mudado completamente las condiciones de existencia gel hombre. Discutir a la empresa su formidable valor, o bien opinar, de otra parte, que slo puede con-servrselo su vmdadero yalor si se pone en entredicho su finalidad originariamente prctica, enderezada a la posible elaboracin del mundo, y se la califica de ''puro'' saber absoluto o de nico saber accesible a nosotros hombres (lo que justamente no es), son dos acti-tudes igualmente daosas. La primera es el camino de un falso y claudicante romanticismo; la segunda, el de un falso y superficial positivismo o pragmatismo" (3 ).

    Diferenciadas estrictamente, en cuanto a sus orgenes y a sus fines, la actividad filosfica y la cientfica, se impone reconocer que la filosofa constituye una esfera autnoma desde que ella "busca

    ( 1 y 2) El saber y la cultura, pg. 73, e d. cit. ( 3 ) El saber y la cultura, pg. 75.

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    y encuentra su esencia, legitimidad y estabilidad exclusiva:rp.e!lte por s misma y en s misma'' (1 ).

    -., Desde el momento que la fenomenologa, como lo hemos de-jado establecido, investiga con riguroso criterio positivo los datos originarios que estn a la base de todo conocimiento, ella significa un aporte decisivo para la fundamentacin y estructuracin de to-das las ciencias.

    La filosofa fenomenolgica, cuidndose de atribuirles o ne-garles realidad, enfoca las cosas como puras idealidades. Toda cosa existente -que ella slo considera como fenmeno de conciencia, como ''dato'' - tiene su esencia cognoscible, que el fenomenlogo ha de tratar de determinar. De donde ''toda ciencia de los hechos (ciencia experimental) tiene fundamentos teorticos esenciales en la ontologa eidtica" (2). Esto vale asimismo para toda disciplina cientfica que investiga los hechos de la naturaleza fsica. "En tan-to a la natuFaleza fctica corresponde un puro Eidos aprehensible, la ''esencia'' naturaleza en general, a todas las ciencias naturales corresponde la ciencia eidtica de la naturaleza fsica en general (la ontologa de la naturaleza)" (3 ).

    Por. consiguiente la fenomenologa pura es fundamento de las ciencias que tienen por objeto la realidad; y, por cuanto todas las disciplinas cientfic:::s dependen de las ciencias esenciales, ella es ms ampliamente la nica base firme de todo conocimiento exacto, ri-guroso.

    As entendida, la f~nomenologa se concreta a describir, en forma precisa y completa, los fenmenos de conciencia concebidos como esencias. La conciencia como recinto de puras idealidades o quiddidades con&tituye el objeto de la indagacin fenomenolgica. Por lo tanto sta abarca tambin todo lo que a su vez es objeto de la conciencia, estando, pues, en este caso lo real de que se ocupan las ciencias e incluso estas ciencias mismas.

    La fenomenologa est contribuyendo poderosamente a la re-novacin de las ciencias que, inspirndose en la precisin de su m-todo, se reconstruyen sobre nuevas y amplias bases. En este sen-

    ( 1 ) Vom Ewigen im Menschen, pg. 61. ( 2) Ideen zu einer reinen Phanomenologie und phanomenologischen Philosophie, pg. 19, ( 3 ) Ibid., pg. 19.

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    tido ella es un erm~nto que acta, con consecuencias incalculables, en el saber cientfico vigente_ As ha llegado a influir profunda y eficazmente en las novsimas elabo~aciones de varias disciplinas, an de las ms dispares, como la psicologa y la ciencia del derecho, la neurologa y el derecho ~ivil ( *) _

    ( *) Recin a princirios de la presente centuria (1903) se impone en forma decisiva el nuevo tratamento de los problemas psicolgicos. La psicologa asociacionista, hasta entonces vigente, es arrumbada por la psicologa del acto, instaurndose, con Bren-tano, en lugar de una psicologa que desconoce el yo, la de la vivencia intencional. En este sentido se orintan las proficuas investigaciones de C. Stumf, cuya "Psico~ loga del sonido" constituS'e aporte esencial, y asimismo las de Husserl, de las que haba d,e surgir, cmno clave de mxima eficacia, el mtodo fenmnenolgico. Es de hacer notar tnntbin, en las ms recientes elaboraciones de la psicologa general y patolgica, el influjo ejercido por JYiax Scheler con su obra "Zur Phimomenologie und Theorie der Sympathiegefhle und von Liebe und Hasz", publicada en 1913 y refundida y ampliada bajo el ttulo "\Vesen und Formen der Sympathie", 2. ed. 1922, 3., 1926). El psiquiatra L. Binswanger, en su libro "Einfhrung in die Probleme der allgemeinen Psychologie", relata detalladamente los resultados de este nuevo sesgo de la investigacin psicolgica.

    Los primeros intentos de interpretacin fenomenolgica de la psiquiatra datan ele 1912. A este respecto se debe consignar la metodizacin ensayada por Jaapers. Por su p~>rte, Freud y Klages abren el camino a una psiquiatra que ahora va a referirse al hombre. Pero esta nueva psiquiatra, como ciencia particular, no puede desarrollarse al Inargen de una direccin espiritual. Jaspers, en su ensayo "Die phanomenologische Forschhungsrichtung in der Psychopathologie", procura estu-darla desde un punto de vista fenon1enolgico. Llaina a su. mtodo el "entender esttico'',. y con l se propone saber cmo algo. es dado a la conciencia de un en-fermo. Nos dice: "La tarea ele la fenomenologa es la representacin (Vergegen-wrtigung) de estados espirituales ele modo tal que su delimitacin y posicin siem-pre se pueda expresar con conceptos". N o le interesa, pues, el origen del estado espiritual, sino el "entender esttico".

    Se objeta a este intento. de J!lspers no coincidir con la fundamentacin ieno-nlenolgica de Iusserl, y quedarse en descripcionismo psicolgico. Pero fenomeno-loga no es psieologa descriptiva. Precisan1ente,' para destruir este ~quvoco, Hus-serl acentia la diferencia esencial entre amba_s, oponindose a toda tergiversacin psicologstica del mtodo fenomenolgico (Ideen, Intr.). Otros han tratado ele ate-nerse ms estrictmnente a ~ste. As' Knpfers, que se concreta a la neurologa: "Phanomenologie un el N eurologie", 1 924, ( ( Zeitschrift fr die gesamte N eurologie un el Psyclliatrie).

    J,a psicopatologa ha sido influida de modo considerable por las ideas de :Max Scheler, enunciadas en la obra a que nos hemos referido. Sobre el carcter y al-cance de este influjo informa A. Kronfeld: "Uber neme pathopsychisch- phanome-nologische Arbejten" (Rev. cit. 1922). El psiquiatra K. Schneicler se apoya en la fenon1enologa de la vida e1nocional de Scheler para probar que en la depresin endgena e imnotivada (por oposicin a la motivada) el estar triste no es experi-mentado con1o un sentimiento espiritual, sino como un sentimiento vital que parti-cipa de lo corporal. ("Die phanomenologische Richtnngen in der Psychiatrie".).

    En la ciencia del derecho est cobrando singular importancia el influjo ele la fenomnologa. Gerhart Husserl en una obra reciente, "Rechtskraft und Rechsgel-tung- Eine Rechtsdogmatische Untersuchung'', ensaya con xito la determinacin de los conceptos apriorsticos esenciales del de1echo.

    El el derecho civil hay que mencionar la fundamentacin realizada por A. Reinach: "Dil apriorischen Grundlagen des burgerlichen Rechts".

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    Con razn ha podido decirnos Ortega y Gasset con la auto-ridad de su palabra -frecuentemente "refutada", pero no com-prendida por los articulistas de Hispano - .Amrica- que la fenome-noioga es el acontecimiento especulativo de nuestra poca.

    CARLOS .ASTRADA

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  • EL PROBLEMA EPISTEMOLGICO E N LA F I L O S O FA A C T U !L

    (CHNTRIBUCION A SU ESTUDIO)

    ADVERTENCIA

    El tema propuesto: "el problema epistemolgico en la filo-sofa actual'', parecanos factible de ser estudiado de dos modos: 1", descriptivamente, es decir, esbozar la estructura de las diversas horas enunciadas hasta hoy, y, 2, siniticamente, o sea, indagar 1ma posicin central y polarizar en ella los problemas derivados. La consideracin descriptiva impona, en principio, una actitud impersonal y una er'ndicin imposible de organizar y formular me-

    t6d~camente en noventa das, salvo el caso de recurrir a informa-cianes indirectas, recurso incompatible con ttn ttabajo de esta n-dole. Debimos decidirnos, pues, por el seg'undo camino, no solamen-

    . te ms econmico en el sentido de una extensin, vecina a la super-ficialidad, sino tambin ms p1opicio para profundizar un aspecto, a partir del ctwl, una vez aclarado, sera posible asistir a los es-ftwrzos de las ciencias empeadas en superar su dominio propio.

    Previamente a esas ctwstiones nos fu necesario defini1 rigu-rosamente la epistemologa que, a nuestro juicio, no consiste en una EJtL

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    dr,l saber, sino de una disciplina intermediaria que c1ee1nos haber dctcnninado.

    La posicin escogida la designamos con el ttulo del segundo ca~tulo: "Continuidad y disc-ontinuidad. (Pensamiento y Expe-riencia)", a la que es aneja la tendencia explicativa de las ciencias criticada magistralmente por Pier,re Du1tem. Esta crtica sttstrae l!f teora fsica a todct utilizacin filosfica, y la erige en la esfera z,ura.mente matemtica o descriptiva. El divorcio se acenta en Bmile Meyerson quien, a partir del principio de Carnot- Clausins, postula la irreversibilidad de los fenmenos fsicos y la aproxima-cin incesante hacia la legalidad opuesta a la causalidad o sea a la identidad en el tiempo. Queda, as, determinado el lmite de las C;ncias fsicas, con lo cual asistimos a un verdadero drama entre el alcance justificativo de ellas y su ambicin explicativa.

    En el terce1 captulo_ exponernos el ms poderoso ensayo de dentificacin de la realA:cZad que se haya intentado. Tomarnos co-mo punto de vista principal la obra de Ernst ASSIRER, Substanz-begrjff und Funktionsbegriff, inspi1ada en el id,ealismo- crtico C'U-uas p1emisas fonnulara H etmann Cohen. La llave qtte nos a:Qre la zmerta del sistema, es la matemtica, pero no s.e aea que el idealis-mo ontdlogiza los conceptos abstractos, sino que, po1 el contra1io, pretende conservm la autonoma de las ciencias y explicar stas co-mo un proceso. El problema de lo ''a priori" consiste en la deter-minacin ~de un sistema de medidas, en la determinacin de las in-variantes de la experiencia, con lo cual el idealismo se desentiendn de las cuestiones pa1a l ininteligibles.

    Estndiadas las dos fases de la realidad - la fsica y la ma-temtica - que se juzgan vnlgannente opuestas peto qne cientfi-cmne'nte se complementan, nnestro progmrna quedaba cnmplido, en ctwnto se propona ofrecet nn esquema - desde lnego rnny incom-pleto - del problema epistemolgico .

    . N o nos forjamos ninguna ilusin respecto al valor de nnestnJ tmbajo y somos los prime1os en reconocer stts defectos: pero vlgan-1'ios de dismtlpa, en la pal'te no personal, las dificnltades con que he-mos tropezado, sobre todo el la1nentable atmso de nnestras biblio-tecas o/pblicas, en donde es imposible hallar nn libro til a las espe-wZ,aciones cientficas. Y es, ciertmnente, ttna satisfaccin, y ttno de los pocos rntitos de esta obra, el poder prescindir de ellas pues,

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    annque la adquisicin de los libtos de ciencia i'l'ltporta ttn sacri- ficio bastante costoso, la posibilidad y, si se quiere, la necesidad de esa prescin

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    ver en l simplemente una expres10n de las relaciones de las, co" sas (1). Esta concepcin tiene su rplica en el pensamiento mo-derno, aunque no debe pretenderse hallar una identidad absurda, pero la forma ideal del pitagorismo expresaba una relacin que po" da adquirir nueva vida.

    No est exenta de reflejos platnicos la geometra euclidiana. Proclo dice, que '' Eu;lides era platnico de opinin y muy familia-rizado con la doctrina del Maestro, a tal punto que se propuso como finalidad de sus "Elementos", la construccin de las figuras pla-tnicas (cuerpos regulares)" (2 ). Y, en fin, ninguna de las ma-nifestaciones del pensamiento griego est libre del reflejo que pro-yectaban las doctrinas de los filsofos. Quien conozca la historia conocer, tambin, las proporciones que alcanzara esta subordi-nacin, con el co~rer del tiempo traducida en un dialectismo cient-J'ico que tardara en caducar. Aun en el presente no faltan voces que protesten contra el racionalismo griego sobreviviente y que denun-cien sus paralogismos fundamentales.

    En ningn momento la historia de las ciencias est libre de derivaciones que exceden lo particular y cqntribuyen a un:a con-cepcin del mundo. Sobre todo en los orgenes, los extremos apa-recen confundidos y ciertamente existe reciprocidad entre el pro-greso especulativo y el desarrollo del saber concreto. Una visin parcial de fa gnesis cientfica, podra inducir, empero, en el error de postular su independencia en el desenvolvimiento del espritu humano, mas, el anlisis demuestra: en primer lugar, la totalidctd del progreso, y luego, la participacin que lo particular tiene de lo general. A pesar de que la psicologa de la invencin y descubri-miento cientficos nos ofrece el caso, ya vulgarizado, del sabio que llega sbitamente a la posesin de un principio o de un hecho nue-vos, la historia prueba que esa nueva luz ha sido precedida de una fermentacin que prepar el ambiente: en tal sentido debe aceptarse el determinismo.

    El descubrimiento del principio de inercia tiene antecedentes complejos, lo que no importa, sin embargo, el e~tablecimiento de un ( 1 ) Ed" ZELLER, Die Philosophie- dM Griechen in ihre. geschichtlichen Entwicklunj"

    Erster TeiL Erste Halfte. Sechste Auflage. Leipzig (1919), pg. 450. La inter" pretacin de Zeller, que aceptamos, no es la nica, como puede verse en el mismo tonw a partir de la pgina 445. "

    ( 2) V. G. LORIA, Le scienze esatte nell'Antica (!recia., :Milano (1904), pg. 189.

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    nexo causal en el sentido lato, pues, como veremos luego, la causa-lidad. cientfica admite una fundamentacin basada en la iden-tidad y en la eliminacin del tiempo. Fu necesari el nacimiento de la Filosofa Natural y la insurreccin contra el peripatetismo, para que despuntase un nuevo modo de afrontar los problemas. Era, se nos permitir decir figuradamente, un ''estado csmico'' que se comunicaba a Jos investigadores de la Naturaleza y animaba el esp-ritu de induccin. Galileo Galilei '' nd es ningn sistematizador de la filosofa o de la teora del conocimiento'' y las concordancias que descubre entre matemtica y Naturaleza y la harmona que halla de pensamiento y realidad estn en l ''antes que cualquier medi-i aein filosfica, como tma conviccin S1lb jetiva" ( 3 ). Su saber f-sieo, en que se condensaba la Filosofa Natural, que comienza con Telesio, se resiste a reconocer la validez de la silogstica de la Es-cuda. Trata con respeto a Aristteles y con menos a sus discpulos de la decadencia, a los' Simplici~s que, cuando se les plantea un pro-blema, consultan exclusivamente los textos del Estagirita, "quasi che questo gran libro del mondo non rosse scritto dalla natura per esser letto da altri che da Aristotile, e che gli occhi suoi avessero a vedere per tutta la posterita" (4 ). Los "Dilogos" son una requi-sitoria apremiante de la fsica peripattica, p~ro realizada cauta-mente: se conocen los lmites en que Galilei poda desplegar su pensamiento. Con todo y, aunque, hasta cierto punto, de una manera implcita, enuncia un QQncepto de la realidad a partir de 1a aplicacin de los principios geomtricos a la experiencia sensible: la esfera que toca una superficie solo en un punto, es una suposi-cin terica que no se cumple en la realidad misma. Advirtese qu un dualismo entre verdad y realidad, pero tanto la esfera co-mo el plano no poseen ninguna otra ''existencia'' que la verdad y determinacin que fluye de sus conceptos y sera ocioso y perni-

    ( n ) E. CASSIRER, Das Elcenntnsproblem in de. Philosophie und Wissenschaft der neueren Zeit. Erster Band. Dritte Auflage. Berln (1922), pg. 383. El subra-rado es nuestro.

    ( 4 ) Galileo GAT~ILEI, F1anwnenti e Lettere, con introduzione e note di G.. Gentile, se-conda edizione, Livorno ( 1925), pg. 82. La discusin de los principios fsicos del peripatetismo, se halla en la obra de GALILEI, I daloghi sui massini sstemi tole maico e copMnicano, ed. Fr. Costero, Milano (1925). Puede verse en E. MAQ,H, La Mcctnique; expos histo1'ique et critique de son developpement, trad. Bertrand, Pars (1904), pg. 119147, la exposicin de la dinmica de Galilei, y en el Apndice, un extracto de los Dilogos, relativo a la ley de la cada de los cuerpos.

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    cio&o contraponer a este ser de la ddinicin pura una otra forma de Existencia concreta. La ciencia es un sistema de principios condi-cionales y de relaciones puras, y de aqu el predominio del concepto matemtico. El objeto de la fsica consiste en la utilizacin de los conceptos matemticos relacionndolos con lo particular: ''el con-c-epto de materia no es ya la contraparte sino el correlato del con cepto de necesidad intelectual" ( 5 ). Ser logrado el legtimo ob-jeto de Naturaleza, solo cuando establezcamos en la mudanza y va-riedad de las percepciones propias, las reglas necesarias y de va-lidez general que les correspondan, porque la realidad de los cuerpos solo puede ser determinada por la matemtica. As llegamos a con-siderar el objeto real de la Naturaleza como unidad idntica y cons-tante y postulamos la conservacin de la materia. Idntico camino lleY a Galilei al descubrimiento de la ley de inercia. ( 6 ).

    Debemos remitirnos como una antecedente del pensamiento de Galilei, a las especulaciones ''De rerum natura juxta propria principia'' en que, a travs de los esquemas cosmolgicos, despunta el espritu antiperipattico. B. Telesio inaugura, no sin temor, la Filosofa Natural, aplicando su ingenio a la crtica de la teora de los cuatro elementos. Pero su obra deja la impresin, no tanto de una capacidad constructiva (admite el movimiento circular) cuan-to del deseo de repensar los principios de la Naturaleza, sin obli-garse a la fidelidad con la Escuela. Esta actitud, contra cuyas proyecciones no rigurosas se precaYe el Cosen tino (7), tiene un va-lor metdico, por ms que los derechos que aquel reconoce a los sentidos en relacin al primado de )a razn, los coloque en situa-cin particular. Las conjeturas cosmolgicas de Telesio de que los principios de las cosas sean tres: ~l calor y el fro, elementos acti-yos, y la materia que recibe las impresiones; qe de la conjuncin dd calor y la materia nazca el cielo, y del fro y la materia la tie-rra; y que de la lucha de estos dos primeros cuerpos se originen todos los dems cuerpos del mundo, caducaron pronto, y todo l es-fuerzo sinttico y explicativo de Quatromani no basta para conven-( 5 ) ASSIRER, obra cit., pg. 379, 384, 387, 388. ( 6 ) CASSIRI'R, obra cit., pg. 396397. Un cuadro d~ Jos principios de Galilei opuestos

    a los de Aristteles, trae R. PITONI, Storia della Fisica, Torino (1913), pg. 114-115.

    ( 7 ) Bernardini l'ELESIT, De Rerum Natum, a cura de Vincenzo Spampanato, Modena (1910), I, final del proemio.

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    eer de la sensatez que las inspiraba .. (8 ). Lo perdurable del telesia-nismo est indieado en elprimer eaptulo del "De Rerum Natura", "l\tlundi eonstruetionem eorporumque in eo contentorum magnitu-djnem naturamque non ratione, quod antiquioribus factum est, in-cruirendam, sed sensu percipiendam et ab ipsis habendam esse re-bus." (9 ). Preconizaba el estudio de la Naturaleza no tanto por la razn cuanto por los sentidos, y este sensualismo se desarrollara nc en su faz sistem~tica, sino met