El Referencista No. 13

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1 Segunda época. No. 13, Octubre-Diciembre de 2011 - Xalapa, Veracruz El Referencista Boletín electrónico de la Dirección General de Bibliotecas de la Universidad Veracruzana C HICAGO, Illinois. 22 de agosto de 2011 - Para un visitante, la biblioteca principal de la Universidad de Illinois en Chicago puede ser difícil de encontrar. Las instrucciones que recibí de un par de em- pleados de la cooperativa de crédito, en el Centro de Es- tudiantes, probaron no ser fiables. Ahora, me encuentro a la deriva entre fresnos y geométricos edificios gri- sáceos. Finalmente, hago una lla- mada para obtener ayuda. Firouzeh Logan, un bibliote- cario referencista local, pron- to aparece y me da indicacio- nes de hacia donde tengo que ir. Luego de caminar por pasillos sin señalización y tras un corto recorrido por una escalera mecánica, estoy en un cubículo en el segun- do piso de la biblioteca, ro- deado por bibliotecarios dis- puestos a responder a mis preguntas. La mayoría de los estu- diantes nunca llega tan lejos. Esta es una de las alec- cionadoras verdades que es- tos bibliotecarios, un grupo representativo de las univer- sidades de Illinois, han a- prendido a lo largo de un período de dos años, con el estudio etnográfico realiza- do en cinco campus para examinar cómo los estudian- tes ven y utilizan las biblio- tecas de sus respectivos cam- pi: los estudiantes rara vez solicitan apoyo a los biblio- tecarios, incluso cuando lo necesitan. La idea del biblio- tecario como un experto aca- Illinois Academic Libraries, o Investigación Etnográfica en las Bibliotecas Universita- rias de Illinois) consistente en una serie de estudios lle- vados a cabo en la Illinois Wesleyan University, la Uni- versidad DePaul y la North- eastern Illinois University, así como en la Universidad de Illinois, campus Chicago y campus Springfield, es un meta-ejercicio para los bi- Lo que los estudiantes NO SABEN Steve Kolowich, para Inside Higher Ed* Inside Higher Ed Inside Higher Ed Inside Higher Ed Inside Higher Ed Inside Higher Ed informa de un estudio etnográfico en las bibliotecas universitaras informa de un estudio etnográfico en las bibliotecas universitaras informa de un estudio etnográfico en las bibliotecas universitaras informa de un estudio etnográfico en las bibliotecas universitaras informa de un estudio etnográfico en las bibliotecas universitaras del estado de Illinois, que revela qué piensan los universitarios de sus bibliotecas del estado de Illinois, que revela qué piensan los universitarios de sus bibliotecas del estado de Illinois, que revela qué piensan los universitarios de sus bibliotecas del estado de Illinois, que revela qué piensan los universitarios de sus bibliotecas del estado de Illinois, que revela qué piensan los universitarios de sus bibliotecas Alfabetización informacional y mediática son Alfabetización informacional y mediática son Alfabetización informacional y mediática son Alfabetización informacional y mediática son Alfabetización informacional y mediática son cada día más indispensables (e ignoradas) cada día más indispensables (e ignoradas) cada día más indispensables (e ignoradas) cada día más indispensables (e ignoradas) cada día más indispensables (e ignoradas) A nte la ausencia de fuentes confiables, expeditas, objetivas, veraces y bien publicitadas de información (requisitos que muchos medios masivos de comunicación han dejado de reunir, por razones económicas o políticas), la sociedad recurre actualmente, con el apoyo de Internet, (y particularmente de las redes sociales: Twitter y Facebook, entre otras), a medios de autoinformación que, a pesar de lo veraces, loables y eficientes que puedan resultar, no están exentos de errores, abusos y, por ende, de riesgos. Recientemente se dió el caso de dos personas -una de ella relacionada con un medio de comunicación- que, a través de Twitter, difundieron información no corroborada sobre un caso de violencia e inseguridad en la ciudad y puerto de Veracruz. El asunto, por parte de las autoridades locales, culminó con la realización de investigaciones y la detención de esas personas, con cargos de ciberterrorismo. Si los ciudadanos todos, desde la educación básica fuéramos alfabetizados en información, sabríamos que, efectivamente, hay consecuencias de caracter ético, y legal asociadas al uso y difusión de información, y tendríamos conocimientos, así como un criterio fundamentado, sobre los alcances y limitaciones de las leyes que garantizan, o amparan, los derechos humanos a la información y a la expresión libre de las ideas, en un marco de respeto. En las sociedades totalitarias del pasado -que se creían superadas- efectivamente, la difusión de ideas que ponían en descrédito a los tiranos en turno, implicaban no sólo la cárcel, sino también en muchos casos el exilio, o la ejecución extrajudicial. ¿Por qué es tan inquietante, entonces, el caso de los internautas acusados de ciberterrorismo en nuestro estado? Porque revela una grave patología, que hace crisis en el punto donde convergen, simultáneamente: una situación palpable de ausencia de legalidad, originada en el proceder corrupto de un número significativo de autoridades en distintos niveles (como ocurre, por Continúa en la pág. 5 «Los estudiantes rara vez solicitan apoyo a los bibliotecarios, incluso cuando lo necesitan» démico que está disponible para hablar sobre las tareas y para brindarles apoyo a través del proceso de inves- tigación es, en realidad, aje- na a la mayoría de los estu- diantes. Los que aún mantie- nen la palabra "bibliotecario" en su vocabulario, a menu- do piensan que el personal de la biblioteca sólo es bue- no para dar orientación so- bre las diferentes secciones de la estantería. El proyecto ERIAL (siglas de Ethnographic Research in bliotecarios; la puesta en práctica del tipo de investi- gación profunda en la que son líderes. En lugar de con- fiar en encuestas, las biblio- tecas enrolaron a dos antro- pólogos, junto con los miem- bros de su propio personal, para recopilar datos utilizan- do entrevistas abiertas y ob- servación directa, entre otros métodos. El objetivo era generar da- tos que, en lugar de ser estadísticamente significati- Continúa en la pág. 2 Kaniwa.wordpress.com Kaniwá Dgbuv

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Segunda época. No. 13, Octubre-Diciembre de 2011 - Xalapa, Veracruz

El ReferencistaBoletín electrónico de la Dirección General de Bibliotecas de la Universidad Veracruzana

CHICAGO, Illinois. 22de agosto de 2011 -Para un visitante, la

biblioteca principal de laUniversidad de Illinois enChicago puede ser difícil deencontrar. Las instruccionesque recibí de un par de em-pleados de la cooperativa decrédito, en el Centro de Es-tudiantes, probaron no serfiables. Ahora, me encuentroa la deriva entre fresnos ygeométricos edificios gri-sáceos.

Finalmente, hago una lla-mada para obtener ayuda.Firouzeh Logan, un bibliote-cario referencista local, pron-to aparece y me da indicacio-nes de hacia donde tengoque ir. Luego de caminar porpasillos sin señalización ytras un corto recorrido poruna escalera mecánica, estoyen un cubículo en el segun-do piso de la biblioteca, ro-deado por bibliotecarios dis-puestos a responder a mispreguntas.

La mayoría de los estu-diantes nunca llega tan lejos.

Esta es una de las alec-cionadoras verdades que es-tos bibliotecarios, un gruporepresentativo de las univer-

sidades de Illinois, han a-prendido a lo largo de unperíodo de dos años, con elestudio etnográfico realiza-do en cinco campus paraexaminar cómo los estudian-tes ven y utilizan las biblio-tecas de sus respectivos cam-pi: los estudiantes rara vezsolicitan apoyo a los biblio-tecarios, incluso cuando lonecesitan. La idea del biblio-tecario como un experto aca-

Illinois Academic Libraries,o Investigación Etnográficaen las Bibliotecas Universita-rias de Illinois) consistenteen una serie de estudios lle-vados a cabo en la IllinoisWesleyan University, la Uni-versidad DePaul y la North-eastern Illinois University,así como en la Universidadde Illinois, campus Chicagoy campus Springfield, es unmeta-ejercicio para los bi-

Lo que losestudiantesNO SABEN

Steve Kolowich, para Inside Higher Ed*

Ins ide Higher EdIns ide Higher EdIns ide Higher EdIns ide Higher EdIns ide Higher Ed informa de un estudio etnográf ico en las b ib l iotecas univers itaras informa de un estudio etnográf ico en las b ib l iotecas univers itaras informa de un estudio etnográf ico en las b ib l iotecas univers itaras informa de un estudio etnográf ico en las b ib l iotecas univers itaras informa de un estudio etnográf ico en las b ib l iotecas univers itarasdel estado de I l l ino is , que revela qué piensan los univers itar ios de sus b ib l iotecasdel estado de I l l ino is , que revela qué piensan los univers itar ios de sus b ib l iotecasdel estado de I l l ino is , que revela qué piensan los univers itar ios de sus b ib l iotecasdel estado de I l l ino is , que revela qué piensan los univers itar ios de sus b ib l iotecasdel estado de I l l ino is , que revela qué piensan los univers itar ios de sus b ib l iotecas

Alfabetización informacional y mediática sonAlfabetización informacional y mediática sonAlfabetización informacional y mediática sonAlfabetización informacional y mediática sonAlfabetización informacional y mediática soncada día más indispensables (e ignoradas)cada día más indispensables (e ignoradas)cada día más indispensables (e ignoradas)cada día más indispensables (e ignoradas)cada día más indispensables (e ignoradas)

A nte la ausencia de fuentes confiables, expeditas, objetivas, veraces y bien publicitadasde información (requisitos que muchos medios masivos de comunicación han dejadode reunir, por razones económicas o políticas), la sociedad recurre actualmente, con el apoyo de

Internet, (y particularmente de las redes sociales: Twitter y Facebook, entre otras), a medios de autoinformaciónque, a pesar de lo veraces, loables y eficientes que puedan resultar, no están exentos de errores, abusos y, porende, de riesgos.

Recientemente se dió el caso de dos personas -una de ella relacionada con un medio de comunicación-que, a través de Twitter, difundieron información no corroborada sobre un caso de violencia e inseguridaden la ciudad y puerto de Veracruz.

El asunto, por parte de las autoridades locales, culminó con la realización de investigaciones y la detenciónde esas personas, con cargos de ciberterrorismo.

Si los ciudadanos todos, desde la educación básica fuéramos alfabetizados eninformación, sabríamos que, efectivamente, hay consecuencias de caracter ético, ylegal asociadas al uso y difusión de información, y tendríamos conocimientos, asícomo un criterio fundamentado, sobre los alcances y limitaciones de las leyes quegarantizan, o amparan, los derechos humanos a la información y a laexpresión libre de las ideas, en un marco de respeto.

En las sociedades totalitarias del pasado -que se creíansuperadas- efectivamente, la difusión de ideas queponían en descrédito a los tiranos en turno, implicabanno sólo la cárcel, sino también en muchos casos el exilio,o la ejecución extrajudicial.

¿Por qué es tan inquietante, entonces, el caso de losinternautas acusados de ciberterrorismo en nuestro estado?Porque revela una grave patología, que hace crisis en el puntodonde convergen, simultáneamente: una situación palpable deausencia de legalidad, originada en el proceder corrupto de unnúmero significativo de autoridades en distintos niveles (como ocurre, por

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«Los estudiantes rara vez solicitanapoyo a los bibliotecarios, incluso

cuando lo necesitan»démico que está disponiblepara hablar sobre las tareasy para brindarles apoyo através del proceso de inves-tigación es, en realidad, aje-na a la mayoría de los estu-diantes. Los que aún mantie-nen la palabra "bibliotecario"en su vocabulario, a menu-do piensan que el personalde la biblioteca sólo es bue-no para dar orientación so-bre las diferentes seccionesde la estantería.

El proyecto ERIAL (siglasde Ethnographic Research in

bliotecarios; la puesta enpráctica del tipo de investi-gación profunda en la queson líderes. En lugar de con-fiar en encuestas, las biblio-tecas enrolaron a dos antro-pólogos, junto con los miem-bros de su propio personal,para recopilar datos utilizan-do entrevistas abiertas y ob-servación directa, entre otrosmétodos.

El objetivo era generar da-tos que, en lugar de serestadísticamente significati-

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vos, pero poco profundos,dieran cuenta de manera di-recta y profunda de lo quelos estudiantes, biblioteca-rios y profesores, piensan dela biblioteca, y unos de otros,en las cinco instituciones. Eltrabajo resultante está pro-gramado para ser publicadopor la American LibraryAssociation (ALA), en esteotoño, bajo el título: "Biblio-tecas y Cultura del Estudian-te: Lo que ahora sabemos".

Una cosa que los bibliote-carios ahora sabemos es quelos hábitos de investigaciónde los estudiantes son peo-res de lo que pensábamos.

En la Illinois Wesleyan

desempeño a los propios es-tudiantes. Los bibliotecariosy los profesores también sonparcialmente responsables,por el abismo que se haabierto entre los estudiantesy los bibliotecarios, que su-puestamente sirven paraapoyarlos, dicen los investi-gadores de ERIAL. Los bi-bliotecarios tienden a sobre-estimar la capacidad de in-vestigación de algunos delos alumnos, lo cual puederesultar en una interaccióndonde los estudiantes sesientan intimidados y alie-nados. Algunos profesoreshacen supuestos similares, yno requieren que sus estu-diantes se entrevisten con un

apremios económicos, mu-chos de los estudiantes tie-nen un tiempo limitado paradedicar a sus investigacio-nes." Mostrar a los alumnosla alberca y meterlos a em-pujones en la parte más pro-funda, tiene más probabili-dades de promover la deses-peración que la autosuficien-cia, escribió Thill. "Ahora,más que nunca, las bibliote-cas universitarias deben tra-tar de ahorrarle tiempo allector".

Antes de lograr lo anterior,por supuesto, es precisoconseguir que los estudian-tes realmente empiecen apedir ayuda. Eso significaentender por qué los estu-diantes no están pidiéndola,así como saber qué tipo deayuda necesitan, dicen losbibliotecarios.

"Este estudio ha cambia-do, profundamente, la formaen que veo mi papel en launiversidad, y mi compren-sión acerca de quiénes sonnuestros estudiantes", diceLynda Duke, una biblioteca-ria académica de extensiónen la Illinois Wesleyan. "Estoha implicado un cambio devida, en verdad."

Dinamitando el mito delos nativos digitales

El hallazgo más inquietan-te en los estudios ERIAL fuequizás el más predecible:cuando se trata de encontrary evaluar las fuentes de in-formación en la era de In-ternet, los estudiantes sonfrancamente ineficientes.

Sólo siete. de los 30 estu-diantes que los antropólogosobservaron en la IllinoisWesleyan, "llevaron a cabo lo

que un bibliotecario podríaconsiderar una búsquedarazonablemente bien ejecu-tada", escribieron Duke yAndrew Asher, antropólogode la Universidad de Buck-nell, a quien el consorcioIllinois invitó a dirigir el pro-yecto.

A lo largo de las entrevis-tas, los estudiantes mencio-naron Google 115 veces -más del doble de veces quecualquier otra base de datoscitada. La prevalencia deGoogle en las investigacio-nes de los estudiantes estábien documentada, pero losinvestigadores de Illinoisencontraron algo más, algoque no esperaban: que losestudiantes no eran muybuenos en el uso de Google.Los estudiantes no tienen lamás mínima idea de la lógi-ca subyacente a la forma enque el motor de búsquedaorganiza y presenta sus re-sultados. En consecuencia,los estudiantes no sabencómo construir una búsque-da que les devuelva las me-jores fuentes. (Por ejemplo:limitar una búsqueda a artí-culos periodísticos, o consul-tar bases específicas, talescomo Google Books o Goo-gle Scholar).

Duke y Asher dijeron queestaban sorprendidos por "elgrado en que los estudiantesparecían carecer, además, dealgunas de las habilidadesde alfabetización informa-cional más básicas, que asu-mimos que deben dominardesde la escuela secundaria."Incluso los estudiantes quefueron alumnos de alto ren-dimiento en la escuela se-cundaria sufren de éstas de-

ficiencias, dijo Asher a Insi-de Higher Ed, en una entre-vista.

En otras palabras: los es-tudiantes universitarios dehoy podrán haber crecidocon el lenguaje de la era dela información, pero no ne-cesariamente conocen sugramática.

“Creo que realmente sedinamitó el mito de los 'na-tivos digitales'", dijo Asher."El hecho de que has crecidobuscando cosas en Google,no quiere decir que sepascómo usar Google como unabuena herramienta de inves-tigación”.

Aún cuando los estudian-tes se enfocaron a recursosmás académicos, no necesa-riamente resolvieron susproblemas para allegarse in-formación. Muchos parecíanconfundidos sobre a cuál, dela constelación de bases dedatos que les ofrece la biblio-teca, deben recurrir para lo-calizar las fuentes en torno asu tema de investigaciónparticular: la mitad terminócon bases de datos que unbibliotecario probablementeno recomendaría para sustemas. Por ejemplo, "Los es-tudiantes utilizan regular-mente JSTOR para tratar deencontrar investigacionesactuales sobre un tema, sindarse cuenta de que JSTORno proporciona acceso a losartículos publicados más re-cientemente ", escribieronDuke y Asher en su trabajo,señalando que "los artículossuelen aparecer en JSTORdespués de 3 a 5 años de sufecha de publicación, depen-diendo de sus editores."

«Los hábitos de investigaciónde los estudiantes son peores

de lo que pensábamos.»University, "La mayoría delos estudiantes de todos losniveles -mostraron grandesdificultades a través de casitodos los aspectos del proce-so de búsqueda de informa-ción", según los investigado-res. Tienden al abuso deGoogle, y subutilizan las ba-ses de datos y el Google Aca-démico. Prefirieron búsque-das sencillas en bases de da-tos, en vez de otros métodosde descubrimiento de infor-mación, y en general exhibie-ron "una falta de compren-sión de la lógica de la bús-queda", lo que a menudofrustra sus intentos de en-contrar buenas fuentes.

Sin embargo, los investi-gadores no adjudican toda laresponsabilidad de ese bajo

bibliotecario antes de embar-carse en sus proyectos de in-vestigación. Tanto los profe-sores como los bibliotecariosson responsables de proyec-tar a los estudiantes una vi-sión idealizada del procesode investigación, y una talque a menudo éstos no estándispuestos a -o no son capa-ces de- concretar.

"Si, calladamente, espera-mos convertir a todos los es-tudiantes a los ideales libe-rales de la educación supe-rior, podemos perder la o-portunidad de entablar con-tacto con un cuerpo estu-diantil esencialmente prag-mático", escribió Mary Thill,bibliotecaria de humanida-des en la Northeastern Illi-nois University. "Hoy, por

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AlfabetizaciónAlfabetizaciónAlfabetizaciónAlfabetizaciónAlfabetizacióninformacional,informacional,informacional,informacional,informacional,

clave de laclave de laclave de laclave de laclave de lademocraciademocraciademocraciademocraciademocracia

Ahora que, en el contextoeducativo, se hacen lar-gos tirajes sobre el desa-rrollo de competencias, almismo tiempo que seeliminan la lógica y lafilosofía de la curricula delbachillerato, y se intro-duce a fortiori el curricu-lum oculto de la sumisióne indefensión ante laviolencia y las balaceras,independientemente de sison obra de la delin-cuencia organizada o unoperativo del Estado,debe alarmar a toda lasociedad el hecho de queno existen, concurren-temente, acciones am-plias, efectivas y decidi-das para alfabetizar eninformación -entre otrasurgentes y necesariasalfabetizaciones- a lasnuevas generaciones.Sin ciudadanos alfabe-tizados en información (ysin bibliotecas), la demo-cracia, es decir el gobier-no del pueblo por y parael pueblo, es una quimera.

FE DE ERRATASFE DE ERRATASFE DE ERRATASFE DE ERRATASFE DE ERRATASEn el número anterior (12) deEl Referencista, omitimosseñalar que fue nuestra com-pañera bibliotecaria, Guada-lupe Hernández Argüello, quienseleccionó el fragmento de “Ladama oval”.

Lo que los . . .Lo que los . . .Lo que los . . .Lo que los . . .Lo que los . . .

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(JSTOR fue la segunda basede datos mencionada conmayor frecuencia en las en-trevistas con estudiantes,con 55 menciones).

Años de condicionamien-to en Google no han habili-tado a los estudiantes de laIllinois Wesleyan University,con estrategias para realizarbúsquedas, que sean dignasde mención, sino que les haninfundido una burda nociónacerca de cómo ajustar conprecisión una búsqueda, conel fin de arribar a las fuentesinformativas más utilizables,concluyeron los investigado-res de ERIAL.

Independientemente delas capacidades de búsque-da avanzada, de la base dedatos que se consulta, "losestudiantes generalmentetratan todos los campos debúsqueda como si fueran elequivalente de un campo debúsqueda de Google, y rea-lizan búsquedas “al estiloGoogle”, con “Cualquier tér-mino en cualquier parte”como opción por defecto,escribieron.

De los 30 estudiantes queDuke y Asher observaronhaciendo investigación, 27no estrecharon, o limitaron,nunca sus criterios de bús-queda, aun cuando al hacer-lo el resultado obtenido ha-bría sido considerablementemás útil.

Como era de esperarse, losestudiantes que usan estemétodo elemental obtienenresultados de búsqueda odemasiado grandes o dema-siado pequeños. Con fre-cuencia, los estudiantes que-dan tan desanimados por

ésto, que acaban por cambiarsu tema de investigación,por otro más susceptible deabordarse mediante búsque-das simples.

"Muchos estudiantes des-cribieron tener experienciasde ansiedad y confusión du-rante la búsqueda de recur-sos de información, una ob-servación que parece estarmuy extendida entre los es-tudiantes de las cinco insti-tuciones que participan eneste estudio", escribieronDuke y Asher.

Estos resultados se pue-den considerar también bajouna luz positiva: a medidaque el edificio de la bibliote-ca ha ido cediendo su lugarcomo la meca del campus,los bibliotecarios han tenidoa menudo que combatir laidea de que las herramientasen línea están haciéndolosirrelevantes. La evidenciareunida durante ERIAL le dapeso a su contra-argumento:los bibliotecarios son másrelevantes ahora que lo queya han sido alguna vez,puesto que los estudiantesnecesitan de guías para quelos orienten por el vasto de-sierto de la web. De hecho,los estudiantes que atendie-ron las orientaciones recibi-das en la biblioteca, o quesiguieron sus tutoriales mos-traron ser más eficientespara hacer las búsquedas,que los que no lo hicieron.

Sólo que hay un problema,señalaron Duke y Asher:"Los estudiantes mostraronuna casi completa falta deinterés por solicitar ayuda,de parte de los bibliotecarios,durante el proceso de bús-queda." De todos los estu-

diantes que observaron -muchos de los cuales lucha-ron, para encontrar buenasfuentes de información, has-ta el punto de la desespera-ción- NINGUNO solicitó, aun bibliotecario, que le ayu-dara.

hacer ésto y aquéllo?’", dijouna estudiante de los últi-mos semestres de psicología,a los investigadores. "Yo nolos veo de esa manera. Losveo más como: ¿dónde que-da el baño?". "Otros estu-diantes imaginan que los bi-

nes de los estudiantes con lasbibliotecas", escribieron Mi-ller y Murillo. "En ausenciade una estructura estableci-da que asegure que los estu-diantes construyen relacio-nes con [las bibliotecas ycon] los bibliotecarios, a lo

"Las relaciones [de los estudiantes] con losprofesores ... determinan las relacionesde los estudiantes con las bibliotecas"

En un estudio separado,con los estudiantes de De-Paul, de Illinois en Chicagoy la Northeastern IllinoisUniversity, otros investiga-dores de ERIAL dedujeronvarias razones posibles deello. El más básico es que losestudiantes eran tan incons-cientes del alcance de su pro-pio analfabetismo informa-cional, como el resto de suscompañeros. "Algunos estu-diantes no identificaban queestaban teniendo dificulta-des, para superar las cualespodían solicitar ayuda", es-cribió la antropóloga SusanMiller y Nancy Murillo,coordinadora de formaciónde usuarios en la North-eastern Illinois. "Algunossobreestimaron su capaci-dad o sus conocimientospara buscar información."

Otra posible razón es quelos estudiantes buscan laayuda de las fuentes que co-nocen y en las que confían,y que no conocen a los bi-bliotecarios. Muchos ni si-quiera saben para lo que losbibliotecarios están ahí. "Nocreo que pueda ir a verlos ydecir: 'Bueno, esta es mi in-vestigación, cómo puedo

bliotecarios sí tienen másconocimientos de la bibliote-ca orientados a la investiga-ción, pero seguían pensandosobre ellos más como unoscustodios glorificados”.

"Se cree que los biblioteca-rios hacen un trabajo que notiene nada que ver con ayu-dar a los estudiantes", escri-bieron Miller y Murillo, "Otrabajo que, aunque está po-siblemente relacionado conla investigación, no le da de-recho a los estudiantes a es-tablecer relaciones con ellos".

La cooptación dela influencia de los

profesoresEn lugar de acudir con los

bibliotecarios, cuya relacióncon cualquier estudiante de-terminado está, en lo gene-ral, mal definida, los estu-diantes que buscan ayudarecurren con frecuencia auna fuente más lógica paraellos: la persona que les en-comendó la investigación(resumen o ensayo, etc.) -yquien, en última instancia, ledará la calificación a su tra-bajo-. "Las relaciones [de losestudiantes] con los profeso-res ... determinan las relacio-

largo de sus carreras univer-sitarias, los profesores jue-gan un papel crítico al fo-mentar/inhibir las relacio-nes de los estudiantes con[las bibliotecas y] los biblio-tecarios", escribieron.

Debido a que los bibliote-carios tienen poca influenciaentre los estudiantes, sólopueden -cuando mucho- re-habilitar algunos hábitos delos estudiantes. Los bibliote-carios necesitan la ayuda delos profesores.

Desgraciadamente, losprofesores no son necesaria-mente más conocedores delos recursos de la biblioteca,que sus propios estudiantes."Los profesores pueden te-ner bajas expectativas sobrelos bibliotecarios, y por lotanto los estudiantes no sepueden conectar con los bi-bliotecarios, o ver por qué eltrabajo con los bibliotecariospuede serles útil", escribie-ron Miller y Murillo.

Varios estudios recientesrealizados por la organiza-ción no lucrativa Ithaka S+Rhan puesto de relieve ladisyuntiva entre cómo losprofesores ven la biblioteca

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¿Carece de¿Carece de¿Carece de¿Carece de¿Carece defundamento lafundamento lafundamento lafundamento lafundamento lahipótesis dehipótesis dehipótesis dehipótesis dehipótesis de

los esti los delos esti los delos esti los delos esti los delos esti los deaprendizaje?aprendizaje?aprendizaje?aprendizaje?aprendizaje?

Mucha tinta ha corrido,proyectos de tesis, tesisy presupuestos de in-vestigación y desarrollohan sido aprobados a lolargo y ancho del sistemaeducativo estadouniden-se -y su pobre reflejomexicano-durante losúltimos 30 años, con baseen la hipótesis de losestilos de aprendizaje,hasta la creación de ma-teriales educativos que seadecúan a los postuladosde la misma, a saber: quecada individuo desarrollaun estilo de aprendizajepredominante, ya seavisual, auditivo, kines-tésico o táctil, y queestos estilos son relati-vamente estables a tra-vés del tiempo y diversascircunstancias.

Sin embargo, un grupode psicólogos encabe-zados por Hal Pashler, dela Universidad de San Di-ego, advirtió años atrásque las evidencias empí-ricas sobre diferenciassignificativas entre losdistintos estilos, soninsuficientes para darlesustento a esa hipótesis.

A la fecha, Google loca-liza 402 documentossobre el tema, en el do-minio .uv .mx.uv .mx.uv .mx.uv .mx.uv .mx

Pashler et al. Learning styles:

concepts and evidence. Psycho-

logical Science in the Public Inter-

est. Vol. 9 No. 3, Diciembre 2008.

Lo que los . . .Lo que los . . .Lo que los . . .Lo que los . . .Lo que los . . .

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y cómo la biblioteca se con-sidera a sí misma: los direc-tores de bibliotecas ven labiblioteca como puesta alservicio, principalmente, dela función docente; los pro-fesores la ven, sobre todo,como agente de compras.Miller y Murillo escuchanecos de lo anterior en su es-tudio. "Creo que lo que su-cede es que los bibliotecariossaben cómo buscar y locali-zar las fuentes, pero a vecesno saben cómo hacer inves-tigación", les dijo un profe-sor de antropología.

Los profesores suelen es-tar dispuestos a tratar deponer a los estudiantes en elcamino correcto. Sin embar-go, "el estudiante no necesa-riamente tendrá éxito en lainvestigación, si él o ella seapoya tan sólo en el profe-sor", escribieron Miller yMurillo. "... [Algunos] acadé-micos parecen asumir quelos estudiantes han aprendi-do cómo hacer investigaciónen la biblioteca, o que una

sola sesión instructiva al res-pecto (que, a veces, los pro-fesores asumen -tambiénerróneamente- que los estu-diantes han tomado con an-terioridad) es suficiente."

Este hallazgo resonó conlos bibliotecarios reunidosaquí en Chicago. "Los estu-diantes hacen lo suficientepara sobrevivir, para pasar",dice Lisa Wallis, una biblio-tecaria de servicios web dela Northeastern Illinois. "Sino se les dice que hagan usode tales o cuales bases dedatos específicas de su bi-blioteca, no lo harán." Y mu-chos profesores, al igual quemuchos bibliotecarios, so-breestiman la habilidad parainvestigar de sus estudian-tes. Por ejemplo, un profesorpuede decirles a los estu-diantes que localicen "fuen-tes académicas" sin tener encuenta que los estudiantesno saben realmente qué esuna "fuente académica”, diceLogan, bibliotecario refe-rencista en Chicago.

En DePaul, "uno de los

profesores, dijo, ¿quieres de-cir que vienen a la bibliotecasin tener clara la tarea?'", yPaula Dempsey, coordinado-ra de servicios de referenciaresponde: "Sí. Así es."

Heather Jagman, un coor-dinador de formación deusuarios en DePaul, descri-bió lo anterior como la "mal-dición de los conocimientosprevios" -un fenómeno alque tanto los profesores

sobre investigación.

Pragmatismo frente aidealismo

Una parte de los retos deaprendizaje para el profeso-rado, para poder servir conmayor efectividad a sus es-tudiantes, es sobre cómoajustar sus expectativas a larealidad de lo que los estu-diantes efectivamente cono-cen -y de lo que se puede es-

tensión entre el pragma-tismo de la biblioteca -el de-seo de satisfacer los requisi-tos mínimos de un trabajo deinvestigación- y el idealismode la biblioteca, que glorifi-ca al tedioso descubrimien-to y el estudio, más que mi-nucioso, de los textos. Comoera de esperar, la mayoría delos estudiantes se inclinanhacia el pragmatismo, mien-tras que "los bibliotecarios y

«Sólo el 6 por ciento de los estudiantesuniversitarios merecen un título, porque

‘gustan de aprender por aprender’."como los bibliotecarios sonvulnerables-. El personaldocente y bibliotecario de laFacultad, probablemente,fueron investigadores excep-cionalmente hábiles cuandoestudiantes. A los académi-cos de carrera les puede re-sultar muy difícil ponerse enlos zapatos de un estudian-te, que entra en la bibliotecasin saber prácticamente nada

perar, razonablemente, queson capaces de aprender- enel espacio y tiempo de unaencomienda académica da-da, dice Thill, bibliotecariade humanidades en la North-eastern Illinois University.

En su contribución al vo-lumen de ERIAL, llamado"El pragmatismo y el idealis-mo en la biblioteca académi-ca", Thill escribió sobre la

profesores [repetidamente]desean que los estudiantespuedan dedicar más tiempoa la contemplación y el des-cubrimiento, pintando unretrato idealizado de los es-tudiantes que caminan pla-centeramente entre el acer-vos o meditan sentados enun rincón de la biblioteca, ala espera de inspiración."

Sus hallazgos, basados en

entrevistas abiertas con 30miembros del personal do-cente y nueve bibliotecariosde la Northeastern Illinois yDePaul, apuntan a la tensiónentre la visión idealizada dela investigación académica ylos aspectos prácticos de losplazos, y otras limitaciones -una tensión que los bibliote-carios, a menudo, tienen queresolver-. Si un estudiantenecesita fuentes de informa-ción sobre un tema, pero nosabe cómo recuperarlas ¿elbibliotecario debe buscar lasfuentes para él? ¿O debeimpusarlo y orientarlo en ladirección correcta, pero ase-gurándose de que las en-cuentra por sí mismo? Losbibliotecarios a menudo tie-nen que cruzar esa línea di-fusa, entre dar a una perso-na un pescado, o enseñarlea pescar, hablando pro-ver-bialmente, dice Thill. Y larespuesta bien puede variaren función de la rapidez conque se necesita el pescado,así como de si el estudiantetiene las habilidades y la co-ordinación para manejarcompetentemente la caña depescar, o de si su objetivo fi-nal es llegar a ser él mismoun excelente pescador.

"Obviamente no estoy di-ciendo que sólo tenemos queser acarrea-papeles -simple-mente cargando de aquípara allá lo que sea que elestudiante solicite", diceThill. "Creo sin embargo que,en general, los bibliotecariostomamos decisiones asu-miendo que todos son uni-versitarios de carrera".

Esto demarca un terrenopeligroso, y Thill lo sabe. El

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debate sobre si los bibliote-carios deben ser cómplicesde los esfuerzos de los estu-diantes para "satisfacer" asus profesores -es decir, ha-cer todo lo posible para queterminen sus estudios y segraduén, no más- estableceuna cuestión polémica, queatraviesa por su centro elcorazón de lo que la biblio-teca -y la educación superioren general- es.

"Para ser sincera, estabacasi atemorizada de escribireste trabajo", dice ella, sen-tada en una sala de conferen-cias en la biblioteca de laNortheastern Illinois Uni-versity. "Cuando hablé con lagente acerca de lo que trata-ba mi ensayo, tuvieron susreservas."

Thill dice que no cree que"satisfacer" debe ser conside-rada una mala palabra. En suartículo, señala un estudiode 2008 de la FundaciónNASPA, que indica que sóloel 6 por ciento de los estu-diantes universitarios mere-cen un título, porque "gustande aprender por aprender."De vuelta en la Universidadde Illinois en Chicago, Loganmenciona el hecho de queuna creciente proporción deestudiantes son alumnosadultos y estudiantes de pri-mera generación con pues-tos de trabajo y obligacionesfamiliares; si estos estudian-tes están tratando desde aho-ra de "satisfacer" a sus pro-fesores, probablemente in-vestigar por curiosidad no eslo que van a querer hacercuando tengan más tiempopara holgazanear, dijo.

También está el hecho,

algo disonante, de que a pe-sar de lo que ahora sabemosen las instituciones de Illi-nois, acerca de las escasashabilidades de alfabetiza-ción informacional de susestudiantes, muchos de esosestudiantes han conseguidoaprobar sus cursos y gra-duarse, con el tiempo. "Creoque finalmente nos estamosdando cuenta de que los es-tudiantes están lograndoegresar sin el nivel de habi-lidades para la investigaciónque nos gustaría ver en e-llos", dijo Asher a InsideHigher Ed.

"No se trata de brindarleatajos a la enseñanza, se tra-ta de enseñarles a los estu-diantes a no tomar el cami-no más largo hacia un obje-tivo", dice Elisa Addlesper-ger, una bibliotecaria re-ferencista e instructora en laDePaul. "Se están llevandomucho tiempo, rutas indirec-tas a sus objetivos [académi-cos]... creo que ello les amar-ga y les hace odiar el apren-dizaje". Enseñar la eficienciano es un compromiso de labiblioteconomía, añade Jag-man, es un valor.

Los bibliotecarios y losprofesores, sin duda, tienenla obligación de fomentar lasbuenas prácticas para la in-vestigación, y que ésta serealice a fondo, dice Thill,pero también tienen la res-ponsabilidad de servir a losestudiantes, y eso significaentender las limitaciones delos ideales de la biblioteca yel idealismo de los bibliote-carios en la práctica, y de ac-tuar pragmáticamente cuan-do sea necesario.

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“El libro es más importanteque el audiovisual, en tanto quees una puerta abierta a laensoñación, en tanto que per-mite elaborar un mundo propio,dar forma a la experiencia”.

***“Creo que no nos hemos

liberado del miedo a los libros,el miedo a la soledad del lectorfrente al texto, el temor decompartir el poder simbólico.”

***“...la lectura es tanto un

medio para elaborar su sub-jetividad [la del lector joven enparticular] como un medio paraacceder al conocimiento.”

***“En ‘Una historia de la lec-

tura’ (París, Actes Sud, 1998),Alberto Manguel recuerda queel látigo, a la par del libro, fuedurante siglos el emblema dequienes enseñaban a leer.

“Y podemos recordar entrenosotros el conocido dicho ‘laletra con sangre entra’”.

***“...en todas las épocas se

temió el acceso directo a loslibros y a la soledad del lectorante el texto.”

***“No obstante, nunca se puede

estar seguro de dominar a loslectores; incluso cuando lospoderes de todo tipo se aplicana controlar el acceso a lostextos.”

***.”..no debe establecerse una

oposición entre la llamadalectura instructiva y la que in-duce a la ensoñación. Tantola una como la otra, la una juntoa la otra, pueden suscitar el pen-samiento, el cual pide espar-cimiento, rodeos, pasos fuera delcamino.“

***“Esos muchachos... Nos re-

cuerdan que siempre es pormedio de la intersubjetividadcomo se constituyen los sereshumanos. Y que el lector no esuna página en blanco donde seimprime el texto: introduce sufantasía entre líneas, la en-trelaza con la del autor. Laspalabras del autor hacen surgirsus propias palabras, su propiotexto.“

Juventud y lecturaPensamientos de Michèle Petit

Extracto de la reseña: González yOrtiz, Francisco Xavier. Nuevosacercamientos a los jóvenes y lalectura. Investigación biblio-tecológica. Vol. 19, No. 39, México.Jul./Dic. 2005.

E l Referenc is taE l Referenc is taE l Referenc is taE l Referenc is taE l Referenc is ta.Segunda época.

Universidad VeracruzanaDirección General de BibliotecasCoordinación de Automatización BibliotecariaEditor: Biól. Carlos A. Sánchez VelascoAv. de las Culturas Veracruzanas No. 1,Zona Universitaria, Xalapa, Ver. C.P. 91010

Tel. (228) 1411041, 1411042

http://www.uv.mx/dgbuv/Referencista.html

Alfabetización informacional y mediática.. .Alfabetización informacional y mediática.. .Alfabetización informacional y mediática.. .Alfabetización informacional y mediática.. .Alfabetización informacional y mediática.. .

ejemplo, con el caso de los casi-nos en Nuevo León), una si-tuación social y económica de-primente, que resulta de la a-plicación omnímoda de políticasenmarcadas en el neoliberalismo(como la transferencia de deudasprivadas a deuda pública, la faltade transparencia en la admi-nistración pública, la extensión delos privilegios fiscales, la carestíay la contención de salarios ,y laespeculación con y/o el saqueo derecursos públicos).

A ello se suma el clima deinseguridad y de violencia, que esla cosecha de 40 años de políticasprivatizadoras, de libre mercado,que privilegian el enriqueci-miento de unos pocos, a costa dela depauperización de muchos,generando un ejército intermina-ble de ladrones, narcomenudistas,secuestradores, extorsionadores ysicarios.

Para completar el panorama, laubicuidad y accesibi-lidad cada vez mayora Internet (un datoreciente habla de 40millones de usuarios),que se convierten enun foro público degrandes proporciones,permite que todos es-tos asuntos afloren deuna forma u otra.

Lo anterior, deberíaobligar a los gobiernosy a la sociedad a alfabetizarse entodas las dimensiones posibles(ambiental, científica, financiera,

jurídica, para la salud, etc.).De todas ellas, dos alfabe-

tizaciones fundamentales son laalfabetización informacional y laalfabetización mediática, que sonpreocupación constante de unnúmero creciente de bibliote-carios y educadores.

De no tomarse pronto medidasefectivas contra el analfabetismoinformacional y mediático, lasociedad entera sería víctima deabusos, o se volvería cómplice delos mismos, en tanto que cual-quier expresión de descontento enlas redes, podría ser intepretadacomo un acto “ciberterrorista”.

La ausencia de una verdaderademocracia, de una democraciaparticipativa e incluyente, queponga orden en el ejercicio de lafunción pública, devuelva elpoder y la soberanía al pueblo, yrestablezca la legalidad y la jus-ticia, será fuente de enormesdesigualdades e ineficiencias, que

desembocarán tarde o tempranoen distintas formas de descom-posición.

* Traducido de: Kolowich,Ste-ve. What students don’t know.En? News, de Inside Higher Ed.Septiembre 21, 2011

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Nota: El 21 de septiembre de 2011, el gobierno estatal se desistirá de lasacusaciones de ciberterrorismo contra dos internautas, según El Universal.