EL REGRESO DEL AZUL RUSO AL PATIO TRASERO DE LOS ESTADOS UNIDOS

EDWIN GIOVANNI PEREZ OSORIO

UNIVERSIDAD DEL CAUCAFACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES

INSTITUTO DE POSGRADOSMAESTRÍA EN ÉTICA Y FILOSOFÍA POLÍTICA

SEMINARIO II TEORIAS DEL PODER Y DEL ESTADO

EL REGRESO DEL AZUL RUSO AL PATIO TRASERO DE LOS ESTADOS UNIDOS

EDWIN GIOVANNI PEREZ OSORIO

PROFESOR: POS-DR EDGAR VELASQUEZ RIVERA

UNIVERSIDAD DEL CAUCAFACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES

INSTITUTO DE POSGRADOSMAESTRÍA EN ÉTICA Y FILOSOFÍA POLÍTICA

SEMINARIO II TEORIAS DEL PODER Y DEL ESTADO

CONTENIDO

PAG

1. INTRODUCCION

2. ANTECEDENTES

3. DESARROLLO

4. CONCLUSIONES

5. BIBLIOGRAFIA

El regreso del Azul Ruso al patio trasero de los Estados Unidos

“ Delante de la imagen de Sandino, delante de la memoria de los héroes y mártires de Nicaragua, América Latina y de toda la humanidad, pongo mi mano sobre la bandera roja y negra que significa Patria Libre o Morir y juro defender con las armas en la mano, la dignidad nacional y luchar por los oprimidos y explotados. Si cumplo esta promesa de liberación de Nicaragua y la de todos los pueblos será mi logro”.

(JURAMENTO DE INGRESO AL FRENTE SANDINISTA)

1. Introducción

Las transiciones políticas y sociales han sido fenómenos enmarcados en ciclos viciosos que mutan de acuerdo a las necesidades del contexto geopolítico de las potencias del momento, generando acontecimientos drásticos a las directrices “autónomas” de naciones en vía de desarrollo.

América Latina ha sido un continente que ha vivido los procesos de dominación política y económica desde su colonización de forma directa, hasta las incidencias de los proyectos transnacionales de los Estados Unidos. Geográficamente las primeras naciones en presenciar el yugo norteamericano fue Centroamérica incitado por una neo colonización de tierras y mercado liderado por la multinacional United Fruit Company que acaparo y monopolizo el sector del banano, acompañado de la presión del gobierno de los Estados Unidos frente a las política de aquellas naciones embrionarias indefensas a este monstruo capitalista que inserto <<virus>> de dictadura en territorios emancipados por la apología comunista del siglo XX, pero no basto solo Centroamérica sino que continuo su camino por América del Sur.

Actualmente nos cuestionamos sobre la injerencia ajena del sujeto enmarcado en un instrumento que es la democracia, el cual ha jugado un rol vital en los horizontes imaginarios de una población golpeada por la corrupción y regímenes coercitivos durante el siglo XX. Por tal motivo hay razones para reflexionar sobre la democracia y la ciudadanía en América Latina; las circunstancias actuales, sin embargo, hacen más prioritarias este ejercicio. Ha habido ya demasiados casos en los que el proceso democrático ha peligrado y la insatisfacción con los resultados económicos y sociales tiende a dirigirse contra el sistema político.

Para analizar hoy la democracia tenemos la visión que da la experiencia de dos decenios de su constitución y consolidación en las naciones, así como la consideración de las aceleradas mutaciones globales que están dando forma al mundo actual.

Parece útil agregar un trazado de más largo plazo; la del cumplimiento de los objetivos que tuvieron nuestros países al independizarse, hace ya dos siglos. Cómo entonces nos colocamos a la altura de las mejores ideas de esos tiempos, cómo nos extraviamos de ese camino y cómo podemos retomar hoy los mejores recorridos que nos señalan nuestros tiempos.

Desde un horizonte del proceso histórico enmarcado en contrastes y tradiciones las democracias latinoamericanas han estipulado un modelo de consolidación de Estado, nación y ciudadanía en un plano de la representación política y la sociedad civil. El proyecto de la democracia es, en efecto, parte inescindible de nuestra historia y, por lo tanto, va forjando, mediante innumerables acciones, un cartabón que permite medir éxitos y fracasos, avances y retrocesos.

Esta disputa entre proyectos y resultados han germinado en nuestras naciones una matriz original en la cual cohabitan en conflicto formas ideales de estructura social y realidades mucho más oscuras, manchadas de un repetido sentimiento de frustración. Si la democracia es una forma de organización social, parece necesario apuntar que al abarcar las múltiples dimensiones vinculadas con la ciudadanía, el régimen político, el Estado y la sociedad– esa definición también toma en cuenta el juicio temporal y normativo emanado de los actores.

El concepto de democracia desde la edad antigua hasta nuestros días se ha forjado como un instrumento que ha sido utilizado de acuerdo a las necesidades de gobierno en implementar estrategias de dominación, que camuflado en un marco legal de participación oculta el fin verdadero que pretende este mecanismo que hace parte de proyectos económicos globales. Este fenómeno de gobierno en América Latina ha implementado un juego geopolítico determinante en las naciones que liberaron su yugo de la explotación económica y dominación de los colonizadores, cayendo luego en las redes de un proyecto norteamericano expansionista que incidió y continúa permeando las políticas de las repúblicas independientes de nuestro continente.

Centroamérica es un territorio estratégico y muy tentativo para las potencias mundiales, donde la necesidad de minimizar tiempo y costos en rutas interoceánicas genero una disputa que incidió en la independencia de Panamá de Colombia y la apropiación de la construcción y administración del canal de este territorio, en la que esbozaré un punto de comparación partiendo de los acontecimientos del siglo XX con hechos actuales respecto al análisis de las transiciones de los fenómenos de gobierno en Nicaragua que plantearé en este ensayo.

2. Antecedentes

La historia de Nicaragua, desde el proceso de su independencia, al igual que la de muchas naciones Latinoamericanas, ha estado sujeta a políticas periféricas de los Estados Unidos. Desde la década de los cuarenta del siglo XIX los norteamericanos recibían beneficios de este país centroamericano por medio de sus travesías por el rio San Juan y el lago de Nicaragua, con el objetivo de transportar carga y pasajeros norteamericanos que se desplazaban desde la Costa Atlántica hasta el estado de California en busca del preciado mineral el <<oro>>. Posteriormente con la intervención de filibustero William Walker a mediados del siglo XIX, se corroboraría el interés de los Estados Unidos sobre el territorio nicaragüense, debido a su ubicación geo-estratégica la cual establecía una posibilidad de la construcción de un canal interoceánico1.

1 Cuadernos Políticos, número 20, México, D.F., editorial Era, abril-junio de 1979, pp. 105-115.

El despertar bélico del siglo XX coincide en Nicaragua con la administración en el gobierno del general José Santos de Zelaya (1893 – 1909), gestor de la famosa revolución liberal, en la que planteo y agudizo la separación entre la Iglesia y el Estado. Además se estableció la presencia directa de los Estados Unidos en el campo fluvial, minero y explotación del banano y la madera. Pero no solo basto con la intervención económica sino en un campo político y multinacional, incidiendo en la financiación y logística de disputas civiles que generaron a hechos de coacción, emanados en un marco de dictadura, donde se impuso una hegemonía de la dinastía Somoza corrupta y benevolente con la política estadounidense2.

Luego de varias décadas de estar en manos el poder en la familia Somoza y la presencia de ideas de cambio encarnado en las postulaciones de Sandino, encontramos una administración apuntando hacia una directriz de izquierda en Ortega.

3. Desarrollo

“El análisis de la cultura política nicaragüense no puede obviar el hecho de que este país en su historia reciente ha vivido en un corto periodo procesos de cambio con orientaciones contradictorias. De un proceso orientado a una transición a un modelo de sociedad socialista y sus valores consecuentes impulsado en el periodo 1979 a 1990, con la derrota electoral del FSLN en 1990 se pasó a una nueva transición a una economía de mercado, el rediseño del sistema político y a la promoción de nuevos valores funcionales”3.

Reafirmando los intereses geopolíticos de los Estados Unidos en Nicaragua, en 1909 el dictador José Santos Zelaya fue derrocado, estableciendo el imperio norteamericano una intervención militar y financiera aludiendo a una justificación de una inestabilidad que el país afrontaba incitada por la clandestinidad de las organizaciones políticas y militares norteamericanas. Durante este tiempo los Estados Unidos apoyó a los conservadores, los cuales querían construir un canal, pero el General César Augusto Sandino luchó en contra de la acción de los

2 Memorias, Revista Digital de Historia y Arqueología desde el Caribe, vol. 6, núm. 10, julio, 2009, pp. 231-264.3 Cfr, Manuel Ortega Hegg. Valores éticos y desarrollo. El caso de Nicaragua. Fórum Mundial de las Culturas, Barcelona, 2004.

Estados Unidos desde 1927 hasta su retirada en 1933, obstaculizando dichos intereses.

La intervención norteamericana llevada a cabo en 1912, por iniciativa del presidente nicaragüense Alfonso Díaz, es el primer escaño para iniciar el fenómeno alternativo y de cambio, postulado en un planteamiento militar que perpetua una transición democrática en autoritaria opuesta a todo lo que percibiera los sentidos a fenómenos emancipatorios y revolucionarios con aroma a socialismo. La ocupación estadounidense permanecería hasta 1925, donde un año más tarde (1926) se realizaría una nueva intervención militar.

Augusto César Sandino, sería el gestor de la contrarreforma a toda vulneración de la soberanía nicaragüense, consolidando un ejército integrado por la otredad explotada y permeada en una miseria proporcionada por las multinacionales, debido a salarios insuficientes para mantener una calidad de vida mínima.

La hegemonía somocista conllevo a la consolidación de un gobierno constitucional, amparado en unas elecciones periódicas y un referente de reformas constitucionales que fundamentaban la continuidad y legitimidad del ejecutivo, fortalecido por victorias <<democráticas>> en las contiendas electorales. El aparato militar jugo un papel determinante en la <<legitimidad>> que aparentemente ejercía un gobierno por convicción, pero que en la realidad hacia uso de la coacción para someter y aplacar la resistencia de la oposición a la dictadura, donde la Guardia Nacional4 fue el instrumento para respaldar el ejercicio del ejecutivo y las decisiones administrativas que realizo el jefe de gobierno. El contacto tentador de Somoza con el banco central nicaragüense, corrompió la ética del mandatario, desviando los recursos estatales a fines distintos y particulares que establecieron la chequera personal de los Somoza y el enriquecimiento ilícito de esta familia.

Continuando con las estrategias de la dictadura de Somoza en el plano político, la institucionalización de la dictadura militar somocista se genera a partir de la reorganización del Partido Liberal Somocista como el Órgano político que permitirá a la dictadura un control absoluto sobre los poderes del Estado y las instituciones públicas. Sin embargo, la institucionalización de la dictadura militar no será del todo completa mientras la estructura de dominación ya descrita no adquiera

4 Un legado militar de los norteamericanos, antes de abandonar territorio nicaragüense.

legitimidad ante la población. Por lo que el somocismo alude en una estrategia del congelamiento del juego político a través de una forma bipartidista excluyente de otras fuerzas políticas que le concede al Partido Conservador (un sector de la oligarquía) "representación política" en los poderes del Estado. A través del bipartidismo, la dictadura pudo sortear durante algunas décadas sus crisis político-económicas por medio de pactos políticos, reformas a la Constitución y elecciones fraudulentas que le permitieron tener un mínimo de consenso entre la burguesía, Para tratar de proyectar una defectuosa ficción de democracia que encubría su verdadero carácter de dictadura militar represiva y antipopular5.

Al anclar el tema en un horizonte anti-populista, hay que afirmar que América Latina presenciaba el fervor de esta oleada en países como Brasil y México que añadían un condimento muy particular y crítico a la desigualdad que afrontaba el conglomerado latinoamericano, lo que genero un impacto, como cuando de niño arrojaba piedras al lago y observaba las ondas que este generaba, así mismo empezó a suceder en nuestro continente, una repercusión que compartió un espacio geográfico con las ideologías socialistas occidentales e imperialistas imponentes de una nación reinante en el norte de América, pero a su vez compaginaba el surgimiento de un semillero de guerrillas ideológicas y pos- campesina con intereses mancomunados en la equidad social pero distantes en sus intenciones y aspiraciones de poder.

La estirpe de la dinastía Somoza ha dejado una huella tan profunda que es tan complejo medir la arteria abierta que durante más de dos décadas ocasiono el desangrado de la riqueza de una nación posada en la pobreza, debido a la corrupción incesante de un pensamiento fascista y especulador.

El legado patriótico – guerrillero y anti-imperialista de Augusto Cesar Sandino, consolido en la población nicaragüense el surgimiento del Frente Nacional Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), donde esta organización estableció una organización política, socialdemócrata y de izquierda que fue fundada en 1961 por Carlos Fonseca Amador, Santos López, Tomás Borge y Silvio Mayorga. El FSLN lideró la lucha armada contra la dictadura de la familia Somoza en Nicaragua. Desde su nacimiento, estuvo influido por la Revolución Cubana.

5 Cuadernos Políticos, número 20, México, D.F., editorial Era, abril-junio de 1979, pp. 105-115.

Dentro del mismo contexto geopolítico el desarrollo de las guerras mundiales genero elementos contundentes en la consolidación como potencia mundial de la naciente América del Norte e importancia en los proyectos neo colonizadores liderados en décadas anteriores por las potencias europeas, al igual agrego un picante muy particular durante el periodo de la Guerra Fría al contexto geopolítico en Centroamérica en especial en Nicaragua, pero antes en este espacio y en un tiempo previo a los hechos desatados en Europa, la historia nos demuestra que a partir de 1900 los Estados Unidos y el Reino Unido llegan a un acuerdo definitivo sobre los alcances del Tratado Clayton-Bulwer sobre los derechos de construcción y control de Estados Unidos del futuro canal de Nicaragua. Donde la potencia europea renuncia a su derecho de opinar sobre los asuntos del canal, eliminando la cláusula del control dual. Frente al anterior hecho quiero tomarlo como el eje de inicio de los intereses de naciones extranjeras en un dominio geográfico de la región de Centroamérica y en especial en Nicaragua y Panamá, ya que simultáneamente en el Istmo de panamá evidenció un proceso geopolítico y económico con la intervención de los Estados Unidos.

En el desarrollo del periodo entre guerras, germina y se consolidan cautelosamente dos tendencias económicas e ideológicas en busca de nuevos adeptos a estos dos proyectos con modelos distintos pero con un común denominador homogéneo en sus recorridos a la expansión geopolítica. Estos tentáculos del comunismo y el capitalismo llegan a Centroamérica, donde el comunismo encuentra un momento emancipatorio enmarcado en grupos guerrilleros que fundamentan sus ideologías en el devenir de la lucha de estos movimientos.

Nicaragua no fue ajena a estas incidencias de los modelos reinantes durante el contexto previo a la Guerra Fría, ya que vivió la temible presencia militar y financiera norteamericana en busca de exterminar cualquier forma de resistencia al proyecto hegemónico norteamericano. Como lo había mencionado anteriormente el legado de la Guardia Nacional, fue aquel instrumento que perpetuo en la legitimidad los periodos <<democráticos>> de la dictadura previos a la década de los cincuenta y pos del siglo XX. El Frente Nacional Sandinista de Liberación Nacional fue un movimiento paciente que desde una organización vista de la oposición como desorganizada por estar liderada por <<muchachos>> y estar apoyada por armamento bélico colonial iba hacer solo una escaramuza, pero que en el trascurrir del tiempo tomo más adeptos y fuerza logística, ideológica y militar que contagio a un sin número de compatriotas nicaragüenses a alzarse en

armas contra un gobierno arrodillado al imperio norteamericano y un gobierno enmarcado en un retroceso de una época feudal, ya que la mayor cantidad de tierras estaba en las pocas familias terratenientes nicaragüenses y empresas multinacionales.

En el espectro de la Guerra Fría Nicaragua vivencio los rapaces intentos ideológicos de los Estados Unidos y la Unión Soviética, que lo sometió a un collage de tendencias ideológicos y un comodín geo-estratégico de ataque al imperio norteamericano, lo que puede explicar el estancamiento de los procesos revolucionarios debido a intereses foráneos, pero que irónicamente repercutían en Nicaragua. El patio caribeño es un lugar importante en los proyectos de las potencias mundiales y en el contexto de la misma Guerra fría, los intereses de estas naciones se colocaron sobre la mesa ocasionando conflictos políticos en el territorio centroamericano, aunque Cuba fue un ejemplo que contrasto en el sector del caribe, debido que por medio de la fuerza lograron imponerse en el poder y establecer una proyección opuesta a la implantada, esta nueva iniciativa irradio una voz de aliento a los grupos guerrilleros que se originaron por la inconformidad social.

Luego de haber finalizado la Guerra Fría, vuelve de nuevo los intereses de Estados Unidos y Rusia, debido a que muy pacientemente Nicaragua ha ido expandiendo su mar y soberanía territorial, dejando interrogantes especulativos respecto a la intención de esta nación, pero no solo fue Colombia el país afectado por el fallo de la Haya, sino que en curso continúan otros procesos con países vecinos como lo es Costa Rica, lo cual refleja un interés demoledor por parte del presidente Ortega en obtener un dominio marítimo sobre el caribe. Lo más cuestionable se presentó pocos días, cuando el presidente Ortega enuncio la participación de la fuerza naval norteamericana y rusa en las aguas nicaragüenses, con un argumento de la lucha contra el narcotráfico, lo cual en la imagen internacional puede ser cierto pero de fondo se puede decir que encontramos de nuevo la presencia de intereses de las dos potencias archienemigas de la Guerra Fría, pero deja un sabor agridulce lo acontecido debido a que el presidente Ortega en sus alusiones radiales e ideológicas deja entre ver un proyecto de izquierda, ¿pero cuál es el proyecto de izquierda de este gobierno?, es un planteamiento muy polémico, ya que las transiciones democráticas han mutado, para cambios a favor pero esta mutación ha estado contagiada del virus del capitalismo.

Recientemente el gobierno de Ortega ha venido realizando acuerdos y convenios con Venezuela y Rusia, en aspectos de explotación minera y militar pero no solo son estos derroteros, sino que regresa de nuevo la intención de construir el canal interoceánico que desde inicios del siglo XX ha estado en proyecto y al parecer China es el tigre-mutado vencedor en la ejecución de este megaproyecto, donde podemos evidenciar un nuevo ingrediente en la sopa caribeña. China actualmente ha aprovechado el sistema de la globalización y ha sacado ventaja con su mano de obra barata, para llegar a nuevos mercados e ir plasmando la presencia asiática en el patio trasero de los Estados Unidos, una presencia bastante <<hostil>> para el imperio norteamericano ya que este tigre ha permeado el mercado estadounidense y actualmente está cambiando de dueño el patio trasero de los Estados Unidos. Paulatinamente China ha ido invadiendo comercialmente a América Latina y ahora con la construcción del canal interoceánico imponiendo su estrategia política y económica.

Nicaragua ha vivido periodos de décadas transitorios en las transformaciones de la democracia y articulaciones mutadas por virus, bacterias y antibióticos, lo que lo hace un territorio <<pluri>> y <<multi>> en la constitución de un Estado Social de Derecho.

Para comprender la realidad actual política de Nicaragua hay que retroceder en el tiempo a la década de los 70 cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) vence en una guerra corta al gobierno fascista de la familia Somoza, quien se mantuvo en el poder por más de cuatro décadas. Para finales de la década de los ochenta los sandinistas inspirados en las conjeturas de la revolución cubana, derrocan a Anastasio Somoza donde desde este año hasta la década de los 90, los sandinistas realizaron un derrotero de reformas políticas y sociales de índole social-demócrata, entre las que se encontraba la mejora del sector de salud pública, al igual como la inversión en la educación, por lo que logro disminuir el analfabetismo. En medio de esta oleada de cambios, el sector rural vivencio una reforma agraria parcial, ya que se distribuyó una parte de la torta territorial de los latifundios de los terratenientes a los campesinos.

Sin embargo, la década de los ochenta estuvo marcada por la violencia instaurada por la “contra”. Este movimiento luchaba contra la revolución sandinista por medio de una ofensiva terrorista, el cual colocaba a Nicaragua en una instancia de vulnerabilidad de su gobierno frente a una mano invisible de la inteligencia

norteamericana, lo cual llevo a esta nación a un caos desatado por la violencia. Hay un periodo de transición con la administración de Violeta Barrios de Chamorro de la Unión Nacional Opositora.

Durante la década de los noventa estuvo bajo una política amistosa y benefactora por los Estados Unidos, debido a que el imperio norteamericano levanto la barrera comercial y económica que había plantado durante el gobierno de Daniel Ortega. Tanto Violeta Barrios, al igual que Arnoldo Alemán, impusieron durante sus gobiernos una política económica liberal y conservadora que origino chispas de optimismo al país. Esta etapa de <<esperanza>> económica fue opacada por la infinidad de casos de corrupción política, por lo que entro en una crisis institucional que finalizo con la administración de Arnoldo Alemán, la población nicaragüense continuo apoyando la tendencia conservadora, abriendo camino a la legislatura de Enrique Bolaños.

Para inicios del siglo XXI, Nicaragua da un giro de 360 grados en retomar de nuevo las tendencias políticas de cambio, pero el panorama político de los años ochenta es muy distinto al del 2006, lo cual hace que Daniel Ortega establezca una estrategia diferente al mismo objetivo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Pero Ortega adopta de nuevo estrategias que ocasionaron rupturas internas en la política nicaragüense. En este nuevo paradigma adhiere a su política de gobierno una alianza estratégica con el gobierno naciente de la izquierda Venezolana y el ALBA, donde tenía acceso a la chequera chavista para incentivar y desarrollar la económica de la fraccionada Nicaragua.

4. Conclusiones

No basto la sangre derramada en los procesos de descolonización en el imaginario de las naciones Latinoamericanas en pro de una libertad del individuo, económica, política y cultural, sino que continuamos ciegos frente a los proyectos hegemónicos de las tendencias capitalistas e híbridos que nos han llevado a un cauce turbulento, donde no hemos logrado erradicar este virus, al igual de postular nuevos planteamientos a la salida de la problemática social, política y económica que afronta América Latina. Donde uno de los desafíos es devolver el prestigio a la política, para así lograr que un ciudadano crea en ella, al igual redimensionar el Estado en una esfera de lo público, donde se recobre el espacio que hoy de

manera significativa le despojan los poderes facticos, además subordinar la economía a la política, reconciliando el mercado con el Estado, en el que se escuche la voz del pueblo en la ejecución de un modelo de desarrollo humano6.

En este marco de reflexión enuncio un fragmento de Gabriel García Márquez, en la que “Los Latinoamericanos seguimos existiendo, aumentamos en número y mantenemos la esperanza, esa que nos permite replantear nuestro camino cada cierto número de años”. Este fragmento nos da una voz de aliento a continuar y hacer partícipes de los procesos de cambio, de encontrar el camino correcto en una equidad mancomunada que promueva transformaciones coyunturales.

América Latina ha presenciado en las últimas décadas un re afianzamiento parcial en los sistemas democráticos y, como consecuencia un miserable crecimiento económico que solo ha alcanzado a mantener el producto por habitante con una redistribución inequitativa del ingreso. Los efectos negativos de este proceso son bastantes preocupantes, debido al debilitamiento de la confianza en el funcionamiento del sistema de libertades y en sus instituciones, al tiempo que los partidos tradicionales están siendo desplazados7.

Los acontecimientos del siglo XX y XXI en la mayoría de los países de América Latina han estado cobijados por el choque bipolar de la desigualdad, donde legislaturas han llegado al poder por elecciones que en la mayoría de los casos han terminado posicionándose bajo un marco legal de la legitimidad y la aceptación de la oposición. Afirmo, la mayoría de los casos para excluir a Nicaragua, ya que la oposición no acepta el proceso democrático de esta nación debido al cuestionamiento en entorno internacional; al igual la última elección venezolana, ya que en las anteriores administraciones la oposición había aceptado los resultados electorales.

6 La democracia en América Latina, Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Septiembre 2004, pp 20.7 La democracia en América Latina, Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Crisis de la política: causas y respuestas eficientes, Felipe Gonzales Septiembre 2004, pp 41.

Casi en la totalidad de los países de América Latina, la gigantesca deuda social ha tenido un impacto político, donde una incipiente participación ciudadana o en otras desorganizada y barrial, ha tenido que enfrentar la represión pública8.

En resumen, América Latina, habiendo superado dictaduras y guerras civiles, debe aún conquistar la gobernabilidad. Para ello, los ciudadanos necesitan recuperar la fe en la democracia y la confianza en las instituciones Políticas como vehículo idóneo para expresar sus necesidades, exigir su satisfacción y calificar a sus gobernantes. Fundar una sociedad con partidos políticos que funcionen, con un sistema electoral transparente, con una di-visión efectiva de los poderes del Estado, con medios masivos de comunicación libres e independientes, con fuerzas de seguridad bajo control y con una sociedad civil comprometida y vigilante de la actuación gubernamental, a la que demande transparencia y rendición de cuentas, es para los latinoamericanos, el gran desafío de la primera década del siglo XXI.

5. Bibliografía

La democracia en América Latina, Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Septiembre 2004

Evolución de las Ideas Políticas, Edward rozo Acuña, 1996

Transición y lucha de clases en Nicaragua (1979-1986), Orlando Núñez soto.

América Latina y Estados Unidos: historia y política país por país, James D. Cockoroft.

Iglesia, dictaduras y democracia en América Latina, edit Univ Católica Perú

La dictadura de nuevo tipo en América Latina, Diego Borja, ediciones Pucallpa, 1990

Partidos Políticos de América Latina. Centroamérica, México y Republica.. Editado por Manuel Alcántara Sáez Flavia (eds) & Freidenberg.

8 Muestras de esto las encontramos en la efervescencia popular tanto en el Perú pos Fujimori comoen la Bolivia actual, donde el 80% de la población vive en condiciones de pobreza extrema, a lo quese suma la violencia registrada en 2003, como consecuencia del ajuste propuesto por el gobierno nacional que estuvo a punto de derrocar al flamante presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. Tampocodebería extrañar que el descontento popular y las manifestaciones callejeras mantuvieran parte desu fuerza en Venezuela y en Argentina.