El rol de víctima o

3
El rol de víctima o victimismo es la tendencia a considerarse víctima o hacerse pasar por tal. La persona que lo juega se disfraza por tanto de víctima consciente o inconscientemente, simulando una agresión o menoscabo inexistente; y/o responsabilizando erróneamente al entorno o a los demás. Es muy común que el sujeto adopta un rol de víctima a fin de culpar a otros de conductas propias, o para enarbolar la compasión de terceros como defensa a supuestos ataques. El rol de víctima o victimismo, consiste entonces en defenderme de posibles situaciones de malestar a través del no reconocimiento y la proyección externa de una determinada situación que no se desea afrontar o resolver sanamente, generalmente porque requiere esfuerzos personales y asunción de responsabilidad. Mostrándome débil y maltratado para encontrar el apoyo de otros y evitar tener que hacer lo que la situación de vida, natural o adquirida requiere. Este se origina de la practica de hábitos mentales, que en algún momento de nuestra vida observamos en otros o nos fueron enseñados, y que actualmente utilizamos para enfrentarnos a diferentes situaciones que nos provoquen malestar, o nos soliciten cambios o esfuerzos personales. En la Psicología Budista, a estos hábitos mentales se le llaman “Tres Perezas”. Estos hábitos mentales a su vez provienen de ideas no racionales, sobre las que el victimista basa su percepción del mundo. Todos en algún grado compartimos algunas de estas ideas, las cuales hacen que actuemos frente a la realidad a través del uso de mecanismos de defensa que mantienen las situaciones difíciles fuera de nuestra conciencia. Existen cuatro situaciones que pueden ayudar a que desarrollemos una actitud de víctimas: 1. La vulnerabilidad y dependencia de los niños. Debido a la edad, falta de conocimientos y habilidades,

description

El rol de victima

Transcript of El rol de víctima o

Page 1: El rol de víctima o

El rol de víctima o  victimismo es la tendencia a considerarse víctima o hacerse pasar por tal. La persona que lo juega se disfraza por tanto de víctima consciente o inconscientemente, simulando una agresión o menoscabo inexistente; y/o responsabilizando erróneamente al entorno o a los demás.

Es muy común que el sujeto adopta un rol de víctima a fin de culpar a otros de conductas propias, o para enarbolar la compasión de terceros como defensa a supuestos ataques.  El rol de víctima o victimismo, consiste entonces en defenderme de posibles situaciones de malestar a través del no reconocimiento y la proyección externa de una determinada situación que no se desea afrontar o resolver sanamente, generalmente porque requiere esfuerzos personales y asunción de responsabilidad. Mostrándome  débil y maltratado para encontrar el apoyo de otros y evitar tener que hacer lo que la situación de vida, natural o adquirida requiere.

Este se origina de la practica de hábitos mentales, que en algún momento de nuestra vida observamos en otros o nos fueron enseñados,  y que actualmente utilizamos para enfrentarnos a diferentes situaciones que nos provoquen malestar, o nos soliciten cambios o esfuerzos personales.  En la Psicología Budista, a estos hábitos mentales se le llaman “Tres Perezas”. 

Estos hábitos mentales a su vez provienen de ideas no racionales, sobre las que el victimista basa su percepción del mundo.  Todos en algún grado compartimos algunas de estas ideas, las cuales hacen que actuemos frente a la realidad a través del uso de mecanismos de defensa que mantienen las situaciones difíciles fuera de nuestra conciencia.

Existen cuatro situaciones que pueden ayudar a que desarrollemos una actitud de víctimas:

1. La vulnerabilidad y dependencia de los niños.

Debido a la edad, falta de conocimientos y habilidades, necesidad de depender de los adultos, las limitaciones que dichos adultos imponen, etc., todos los niños se sienten víctimas, en muchas situaciones.

Esto le sucede a cualquier niño, independientemente de que tenga una vida estable, protegida, feliz y llena de amor.Es parte de las características de la niñez.

Al crecer, los resultados de las diferentes experiencias que vivimos, la educación, ejemplos que recibimos, etc., hacen que se pierda o disminuyan este tipo de pensamientos y sentimientos o que aumenten y se establezca una actitud de víctima.

Page 2: El rol de víctima o

2. Haber vivido en un ambiente en donde se nos compadecía constantemente, escuchando comentarios como:

"Pobrecito se siente mal"."Pobre, le dejan tanta tarea"."Es injusto lo que le pasa, pero no puede hacer nada"."A ... siempre le pasa algo malo".

El niño escucha y aprende a pensar igual respecto a sí mismo.

3. El ejemplo de uno o ambos padres que tenían dicha actitud.

Los niños tienden a imitar, de manera inconsciente, las actitudes de los padres y de la gente importante en su vida.

4. Haber sido realmente víctimas, de algún tipo de abuso:

Físico, sexual, psicológico, emocional.

El impacto de estas vivencias puede ser tan intenso que repercuta a lo largo de toda su vida.Pero aun en estos casos, pueden y "deben" trabajarse las consecuencias, para tener una vida mejor.

No importa cuál fue la causa inicial.Al crecer, las experiencias que vivimos, los ejemplos que recibimos, etc., pueden debilitar, eliminar o fortalecer nuestra actitud ante la vida.

Desarrolla un plan de vida.

Cuando tenemos metas claras, podemos motivarnos con mayor facilidad y reconocer los pasos necesarios para lograrlas.Esto le da un sentido y un significado a nuestra vida, nos proporciona la sensación de control y aumenta nuestra autoestima.

Enfócate en los aspectos positivos de tu vida.Todos los tenemos, simplemente no estamos acostumbrados a verlos o a reconocerlos.