EL Sátiro Mordaz Nº 1 Octubre 2012

 

 

 

 

Galería: Gonzalo Borondo / Iguacel Asín

Entrevista: David Yáñez

Opinión: CRISIS

Joaquín Quiralte Jacobo Ayensa Marta Gimeno Aarón Sanromán Eva Pérez Juan S. Roser Iñigo R. de la Rubia Alberto Baños Lucía Escudero Eleazar Salas Federico Contín Daniel Acirón

Directores: Juan Ruiz / Irene Baños  

Editorial Hemos llegado, somos la excusa perfecta para los que quisieron armarse de paciencia y esperar el momento adecuado. Somos el soporte idóneo para las ideas que se pierden en el consciente del fallido emprendedor. Hoy nos hemos reunido aquí para compartir el aliño de la próxima era, y zurcir los jirones de nuestras costumbres pasadas.

Sin importar la ideología, raza, sexo, condición, o extravagancias cualesquiera, queremos ser el nexo de unión de todos aquellos “inquietos y sanos curiosos”, creyentes de que lo que fluye al final se hace corriente.

Ahora, igual que fue ayer y lo mismo que será mañana, las condiciones son ideales y sólo faltan algunos factores que pongan en marcha el mecanismo. La casualidad dejará paso a la causalidad y de la causa pasaremos al efecto. El nuestro, es el estímulo natural de la comunicación. Ahora que las redes están viciadas y los contenidos han perdido su valor, necesitamos crear un espacio en el que cada visitante recoja lo que quiera de cada perspectiva, y deje la voluntad en forma de propuesta.

No hemos venido a vender nada, no costamos dinero, no tenemos ningún trasfondo político, ni llevamos caretas que escondan ansia de poder o de control. Sólo buscamos la armonía que se sintetiza a través de la disonancia. Y sobre todo, apostamos por el nervio de la juventud. Por ello, a través de la sátira y la crítica social, sacaremos su rostro más valioso; de la cultura y el arte recuperaremos su vitalidad; y con la mejor intención mostraremos las vivas entrañas del gran escenario sobre el que se mueve cada día.

Bienvenidos a….

El Sátiro Mordaz

Entrevista: David Yáñez “Dicen que el cine tradicional está muriendo, ¡pues que se muera! Podemos evolucionar hacia algo mejor”

En bici y con camiseta de Star Wars, David Yáñez hace una pausa entre escena y escena del rodaje de su película Side-B, para conversar con nosotros. Con un té sobre la mesa, empieza a darle forma a nuestro guión y nos deja con ganas de ver el resultado final de nuestra charla, y sobre todo de su proyecto cinematográfico. Así nos pone la miel en los labios: “Espero que mi película haga disfrutar y sobre todo se vea desde un punto artístico. Eso es el cine real, cuando es algo personal, cuando nadie podría venirte a reemplazar. Nadie puede plagiar el cine de Won Kar Wai o la fotografía de Christopher Doyle, en lo que hacen dejan parte de ellos. Los cineastas ante todo han de ser reconocidos y presentados como artistas, no como fabricantes de películas.” Si esto fuera una reunión para hablar sobre un nuevo proyecto cinematográfico, ¿cómo empezaríamos? Pues si la parte creativa la trajera yo, presentaría primero el guión y la idea que tengo al respecto. Pero siempre teniendo en cuenta a quién se lo estoy vendiendo y lo que esto va influenciar, es decir, si puedo hablar claramente o me van a intentar

meter un palo en la rueda. Y luego llegaría la parte más tensa, que es la de las necesidades materiales: dinero, gente, días … ¿Y si fuera tu proyecto actual, Side-B, el que intentaras vender? Esto es la historia de tres extranjeros que aterrizan en España por distintas razones, y a través de diferentes circunstancias se acaban juntando, ayudando y enfrentando. Muestra el aquí y el ahora, gente joven sin otra oportunidad que se ve forzada a ir a buscar algo mejor a otro país. Igual que nos está pasando ahora a nosotros. Esta gente muestra otra visión de las situaciones actuales, desde la distancia. Por eso podemos mostrar esas pequeñas cosas de nuestro país que sólo aprecias siendo extranjero, pequeñeces que me hacen gracia de cuando viajo fuera como que el muñequito verde del semáforo corre más en un sitio que en otro (risas). Un punto de vista diferente, pero también un tipo de cine diferente, alejado del cine convencional. Sí, además tampoco es cine social como podría parecer, porque el tema principal es el amor. Pero sí muestra una situación actual, una reflexión sobre el quién soy y dónde estoy, y lo que hay en la calle, ni más ni menos. Queríamos alejarnos del cine social que al final se reduce a reproducir folletos del Estado, que es quien paga. ¿Es una libertad que otorga la autoproducción, el no estar supeditado a grandes poderes? Para hacer cine en España, bueno igual que para ser periodista, terminas tus estudios y luego haces pasillo en millones de productoras esperando que te toque algún cachito. Cuando te toca, lo que haces es la típica película de verano que da hasta vergüenza sólo con ver los carteles. Es gente que hace buenos cortos, gana premios, y desea hacer algo bueno y propio, pero a la que encasquetan un guión de esos de El diario de carlota o Mentiras y gordas. Pero, ¿por qué tendemos constantemente a asociar cine comercial o éxito con mala calidad artística? No es el éxito, pero detrás de cualquier parte cultural que triunfa, hay grandes industrias que lo que hacen es fabricar, hacer algo en serie. Por eso si algo tiene riesgo, nadie quiere apostar por ello, porque no representa dinero seguro. La parte cultural y artística no existe, si está alejada del negocio no funciona. Por eso tenemos tantas pelis iguales y malas, y si triunfan, tendremos segundas y terceras partes hasta que se agote el beneficio. Exacto, triunfan. ¿Entonces, culpamos a la industria o al público consumidor? Claro, la gente quiere eso. Todo el mundo dice, ‘¡Qué mala Avatar!’ pero vamos a verla, o Prometheus, incluso a sabiendas de que va a ser mala, y es gracias a una arrolladora publicidad. Moon, la última película de Duncan Jones, el hijo de Bowie, era buena, pero no la vio ni Dios, porque no había ni un cartel anunciándola. Ahora tenemos la ciudad forrada de la de Oliver Stone (Salvajes), las críticas dicen, ‘arráncate los ojos antes de ver esto’ y aun así la gente se va al cine. Nos venden cualquier cosa.

Y si es una cuestión de base cultural del público, ¿qué esperanzas se pueden tener? Porque no vale con luchar contra las grandes industrias… No, pero todo es el modelo de negocio. Por ejemplo mi peli, tendrá los miles o con suerte millones de espectadores que sean, pero si tuviese cuatro millones de euros para publicidad la vería todo el mundo. ¿Me estás diciendo que si tu película tuviera la misma publicidad que Avatar, tendría el mismo éxito? Sí, sería Avatar. Todo es cuestión de mercado. Las seis u ocho películas europeas que aparecen en España, sólo llegan tras haber sido un bombazo en el mundo. La última película de Wong Kar Wai tardó un año y medio prácticamente en llegar aquí, y sin embargo, es quizá el cineasta más relevante culturalmente; cada vez que saca una película gana Cannes, el festival más importante del mundo. Por tanto la importancia que damos en España a la cultura es mínima. Bueno pero, y si a ti te dieran una financiación increíble, ¿no dejarías de ser denominado ‘director de cine independiente’ y pasarías a ser otro vendido más al servicio del cine comercial? ¿Dónde está el límite? Sí, es verdad que hay esa visión de que uno se vende porque su película triunfa. Pero creo que lo importante es permanecer fiel a un mundo propio. Es decir, por mucho que Almodóvar antes corriera delante de la policía porque no pedía ni permisos para rodar, y ahora tenga gran éxito y le den subvenciones, nadie le considera un vendido. Y sin embargo, sí consideramos a Amenábar a alguien que juega con la industria y actúa según las modas. ¿Cómo puedes entonces apostar por Crowdfunding (financiación social) para tu película si a la gente no le interesa la cultura? Como en todo hay un mercado. Aunque el 90% esté manejado por las grandes industrias, hay un 10% repartido entre millones de estilos. Todo tiene su mercado aunque sea pequeño. Está claro que a la gente que ve Telecinco no le interesará mi película. Así que no podrá ser el futuro del cine, siempre será minoritario. Depende también de la repercusión en otros medios, a los famosos que lo han usado les ha funcionado, pero si nadie te conoce es difícil que partas la pana. Y tampoco puedes arriesgarte a hipotecarte y que luego no funcione. Y minoritaria parece también la presencia de los guionistas, siempre los más olvidados. Realmente en España tiene muy poco peso esta figura porque en el cine no hay casi guionistas que sean exclusivamente eso, que no sean también directores. Hay sólo seis plazas para conseguir la ayuda del Estado o tienes que ir con tu guión peregrinando por las productoras. Los buenos guionistas como J.J. Abrams, acaban siendo directores. Hay un conflicto de autorías incluso en EEUU donde sí hay una cultura pura de guionistas.

¿Pero es posible hacer una buena película con un pésimo guión y una gran dirección? Yo creo que no, el guión es el 80% de la película. Volviendo al Crowdfunding, posible gracias a las nuevas tecnologías, a Internet. ¿El cine representa los cambios sociales? En este caso la fuerza de Internet, capaz de producir hasta una película. Sí, desde luego. Quizás nuestra peli no sea el ejemplo ideal porque es un proyecto pequeño, pero sí que están saliendo ya pelis grandes gracias a la fuerza de Internet, como el proyecto español El Cosmonauta. Pero el hecho de que el cine sea tan accesible a través de Internet tanto a la hora de producir como de consumir… A mí me parece genial. Dicen que el cine tradicional está muriendo, ¡pues que se muera! Podemos evolucionar hacia algo mejor. No seguimos yendo en carro por muy bonito que nos parezca. Si la gente no quiere ir al cine, por algo será; yo tengo una pantalla brutal en casa y es la misma experiencia que ir al cine, de hecho mejor porque puedo parar para ir al baño. No eres nostálgico No, me da igual. La verdad es que si me dan a elegir entre estrenar la peli en cien salas en España o en todo el mundo en Internet, está claro que en Internet, sin ningún dolor. Si no eres nostálgico, ¿cómo es que el ya olvidado cassette de música es central en tu película? Porque lo que sí extraño es la transmisión del mano a mano o boca a boca. Cuando algo te gustaba se lo grababas a los amigos porque era importante para ti. Un día me compré un disco que pensaba que era rarísimo y acababa de salir, fui a recomendarlo a un amigo y ya se lo había descargado. Ya no puedes prestar el disco y disfrutar enseñándolo. Hoy en día que hablamos tanto de crisis, ¿quizá la más grave se esté produciendo en las relaciones humanas? Sí, se les da poco valor. Tenemos tanto acceso a todo y de manera tan fácil a través de las tecnologías, que nos olvidamos de la gente. También se le da poco valor a las cosas materiales, es todo de usar y tirar. Y esta palabra ‘crisis’, es inevitable asociarla con el cine español. Y con el espectador o la gente, que desprecia lo que producimos aquí, porque, claro, comparamos con lo que hacen, una vez más, las grandes productoras americanas y nos parece el modelo a seguir. Es el mito de la caverna, si sólo se ve cine americano, cuesta entender otro tipo de cine. Incluso mis alumnos de realización audiovisual, me cuentan que las últimas películas que han visto son Mercernarios 2 y Harry

Potter 7. Y por supuesto, no les preguntes por documentales que no sabrán decir nada. El documental precisamente, parece ahora la manera más pura de hacer crítica social o de veracidad informativa. Sí, sí. Además en España tenemos grandes documentalistas, creadores bestiales, que ganan premios Sundance pero que nadie se molesta en sacar a la luz. Esa parte no interesa venderla. Gente que va a los Oscar, pero que tampoco salen. Igual ocurre con otros géneros, la última vez que fuimos a Cannes sí salió porque era Almodóvar, pero antes fue Serra y no apareció en los medios. ¿Y qué parte de todo esto se llevan los cambios políticos y la intervención del Estado en la cultura? Ahora que tanto se quejan todos de que la falta de subvenciones va a acabar con el cine, yo creo que nos va a hacer bien que se acaben. Por un lado porque las subvenciones de cine se daban a las productoras, aunque de manera enmascarada diciendo que eran para los directores noveles. Por eso el 90% de los directores desaparecen tras la primera película pero las productoras siguen siendo las mismas año tras año. Además, vemos que se las dan a Médemo a Amenábar, bueno pues si se las dan a quien sí puede conseguir el dinero, prefiero que hagan hospitales. Estará bien que se acaben porque quien quiera hacer cine tendrá que arriesgar e invertir dinero, como en cualquier actividad empresarial, si te vas a la mierda pues mala suerte, pero al menos será real, no habrá gente que siempre haga cine gracias al Estado. Como la familia Trueba, que están padre, hijo y nieto haciendo cine con subvenciones, ¿qué pasa llevan el cine en la sangre? ¿O más bien el dinero? Si no puedes hacer cultura sin dinero del Estado, pues no la hagas, yo sí la haré con mi dinero. Si quieres crear, crearás como sea, como Bukowski o como Van Gogh. No será una cultura o un arte tan puro cuando sin dinero no pueden crear.

Por El Sátiro Mordaz http://sidebfilm.com http://www.davidyanez.net  

Opinión

CRISIS

Superar una crisis, o cómo cambiar las reglas del juego

En nuestra casa siempre se ha jugado a un juego muy divertido. Recuerdo que el día de mi quinto cumpleaños mi hermano mayor me enseñó con ilusión cómo jugar y durante cuatro o cinco años nos enfrentábamos cada día. Era divertidísimo, pero él siempre ganaba y día tras día yo me motivaba pensando en esforzarme al máximo al día siguiente para poder hacerme con una victoria. Las reglas del juego son las siguientes: se disponen 20 lápices en una mesa y por turnos, cada uno de los dos jugadores elige uno, dos o tres lápices y se hace con ellos. Luego es el turno del otro jugador y así sucesivamente. Pierde el jugador que se lleva el último lápiz. Mi hermano, por ser el mayor, puso una regla extra: siempre empezaría el juego él. Después de cuatro años jugando (y perdiendo) me di cuenta de que mi hermano era un tipo listo y que la única forma de conseguir salir victorioso, era cambiar las reglas del juego: ya nunca más empezaría él. Crisis es la palabra grandilocuente que utilizamos para referirnos a un problema, un conflicto, o una situación delicada. Aislada es una palabra vacía. Se habla de crisis financiera, crisis económica, crisis social, crisis científica o crisis de valores, por ejemplo. Algo está en crisis cuando sus resultados o su puesta en obra no nos satisface: las finanzas, la economía, la sociedad, la ciencia o los valores. Las disciplinas son lo que son en cuanto a cómo están definidas. Sus bases, su axiomática, lo que podríamos llamar las reglas del juego vinieron fijadas por ciertos individuos antes o después. Los problemas, las crisis, no son por lo tanto más que una consecuencia de lo creado, un efecto más, inesperado en el momento del diseño, pero determinado desde ese mismo momento. El problema no es más que un efecto. ¿A qué viene entonces tanto dramatismo? Viene, porque como no somos seres plenos de saber, no todos podemos conocer las reglas del juego y sus consecuencias con la misma precisión. Los habrá más informados, los habrá más listos y los habrá más hábiles que conozcan todo el laberinto que se construye a partir de las reglas básicas. Y conocerán los caminos al éxito mejor que nosotros, igual que el hermano mayor sabe cómo ganar al juego de los lápices. Caminos que no necesariamente nos van a satisfacer al conjunto al máximo, sino quizás al máximo en conjunto (ojo con la sutileza). A veces, si esa gente es desconsiderada, o en lenguaje moderno, unos cabronazos sin escrúpulos, puede que ni siquiera piensen en optimizar en términos colectivos, sino individuales. La crisis financiera, sin ir más lejos, no es un problema tal, sino la consecuencia evidente de que nadie sabe más que un directivo de un banco, cómo rentabilizar y gestionar sus activos. Ante este fenómeno sólo hay una salida posible: cambiar las reglas. Tratar de crear unas reglas que no sean tan fácilmente explotables o utilizables por los expertos, o,

al menos, que podamos aventurar que no nos lleven a corto plazo a una situación inaceptable o inaceptada socialmente. A principios del siglo XX, Bertrand Russell, afamado filósofo y matemático, provocó una crisis de dimensiones mastodónticas en la matemática moderna, al descuartizar de un plumazo toda la teoría de conjuntos. Si C es el conjunto de conjuntos que no se pertenecen a sí mismos, entonces (pensadlo bien), simultáneamente C pertenece a sí mismo y C no pertenece a sí mismo. Vamos a traducirlo con su célebre historia: “En un lejano poblado de un antiguo emirato había un barbero llamado As-Samet diestro en afeitar cabezas y barbas, maestro en escamondar pies y en poner sanguijuelas. Un día el emir se dio cuenta de la falta de barberos en el emirato, y ordenó que los barberos sólo afeitaran a aquellas personas que no pudieran hacerlo por sí mismas. Cierto día el emir llamó a As-Samet para que lo afeitara y él le contó sus angustias: - En mi pueblo soy el único barbero. No puedo afeitar al barbero de mi pueblo, ¡que soy yo!, ya que si lo hago, entonces puedo afeitarme por mí mismo, por lo tanto ¡no debería afeitarme! Pero, si por el contrario no me afeito, entonces algún barbero debería afeitarme, ¡pero yo soy el único barbero de allí! El emir pensó que sus pensamientos eran tan profundos, que lo premió con la mano de la más virtuosa de sus hijas. Así, el barbero As-Samet vivió para siempre feliz” ¿Qué demonios está pasando aquí? ¿Están las matemáticas condenadas al fracaso? ¿Son una construcción de locos? ¿Nos tenemos que tirar los matemáticos desde encima de un puente? Eso mismo se preguntaron los contemporáneos de Russell, que ante semejante rompecabezas, no dudaron en “reinventar” las matemáticas, añadiendo un axioma, casi artificial, que evitaba el diseño de conjuntos definidos de forma circular. Y así fue como, cambiando las reglas del juego, todos los matemáticos se quedaron más tranquilos y superaron la crisis. Por supuesto, años más tarde, nuevos matemáticos encontraron nuevos problemas y las matemáticas fueron redibujadas. Igual que, tras la crisis económica de 1929 y tras la de los años ochenta, se le dio una vuelta de tuerca a los principales dogmas económicos. Es ley de vida: el problema, la crisis, es intrínseco desde el momento del diseño. La única solución es cambiar las reglas del juego. La pregunta es: ¿Queremos hacerlo? ¿Quiere el hermano mayor dejar de asegurar su victoria en el juego de los lápices? A veces la sociedad no es como una gran familia…

Por Jacobo Ayensa

 

Remake or not remake Las salas de cine avanzan cada día más en técnica y retroceden en contenidos. A la última moda de remasterizar las películas, que en su día tuvieron éxito con la esperanza de repetir éxito de público sin repetir gastos, se une la fiebre por el remake. Esa revisión del antiguo taquillazo, contado con las técnicas, lenguaje y ritmo actuales. Es decir, el exiguo uso de la imaginación en pro de la tecnificación del medio. Aunque está muy extendida la idea de que “la original siempre es mejor”, no todos los remakes han sido errores en la historia del cine. “Ben-Hur”, por ejemplo, ganadora de once Oscars, es un remake de una versión anterior de 1925. Curiosamente, se ha realizado uno nuevo de este título, aunque se trata de una serie para televisión. A pesar de existir excepciones, soy de los que piensan que cualquier versión anterior siempre fue mejor, y Hollywood se empeña en enrocarme en esta idea cada vez más. Es conocido que la Meca del cine no pasa por su mejor momento de creatividad, a pesar de que hoy, los gastos de producción han disminuido a la hora de realizar una película. La razón: el costoso gasto de ambientación, localización o recreación de escenarios, es suplido por lo digital, que si bien también tiene su precio, permite no salir del croma para viajar a mundos increíbles, imaginarios o no. Sin embargo, este aparente universo visual infinito no ha redundado en un mayor riesgo a la hora de realizar producciones nuevas y más originales. Las grandes compañías ya no apuestan por nuevos directores, nuevos actores o nuevos formatos, y dejan este mercado para las compañías independientes. Su poco afán de riesgo ha derivado en una insulsa cartelera que coincide (o hace un remake) de las de hace veinte años. “Juez Dredd”, “Total Recall”, “Conan”, la serie de Stieg Larsson completa, “El Cuervo”, etc. han resucitado junto con personajes ya muertos (Freddie Cruger) u olvidados (Viernes 13). Vuelven personajes como Cortocircuito, Sherlock Holmes, el Hombre Lobo, Tron, y hasta Alicia en el país de las maravillas. Todo esto sumado al afán de convertir en película géneros propios de teleserie como “Sexo en Nueva York”, “Los Pitufos” o “El equipo A”, que no demuestran sino que la apuesta ahora es vivir de tranquilo en la nostalgia en vez dar el salto al futuro. Supongo que cualquier guionista de Hollywood siente una enorme frustración cuando el productor de una gran compañía le dice “Mírate todas las temporadas de “Los Simpson” que vamos a dar un taquillazo”. Por fortuna, la moda de los remakes, versiones o adaptaciones no ha llegado todavía a nuestro país, donde la falta de liquidez obliga a estrujarse el cerebro y ser originales para competir. Nuestro cine deslumbra con pequeñas joyas costumbristas, pero cuidadas y sorprendentes. Existen excepciones a no abrir el melón de los remakes y las adaptaciones, como “Águila Roja”, que pueden tentar a los directores de las compañías, y hacerles descubrir el filón de no gastarse un duro

en hacer un producto que se conozca por ser bueno, sino que ya sea conocido. Podríamos llegar al absurdo de ver un remake de “Cateto a babor” interpretado por Mario Casas, o la adaptación de “Verano azul” con final alternativo en el cine. ¿Imposible? “Alien versus Predator” prepara ya la tercera entrega… Sólo hay algo peor que un remake, una adaptación o una mala secuela: una precuela. Pero este es un género del que hablaremos otro día.

Por Federico Contín  

No la llames moda, llámala ropa No olvidemos que, aunque la moda es negocio, también es arte. Puede que esta industria no haya sido de las más azotadas por la crisis: LVMH, el conglomerado empresarial de lujo, no para de engordar; H&M e Inditex registran cifras de ganancias cada vez más altas y las webs de venta de moda, como Net a porter, cosechan grandes éxitos entre los ricos avergonzados que se “solidarizan” con el contexto económico llevando a cabo las llamadas “compras sigilosas”. Pero la creatividad que caracteriza a esta disciplina artística por la que han paseado grandes nombres como Coco Chanel, Elsa Schiaparelli o Cristóbal Balenciaga, ahora se ve minada y rumbo hacia una muerte lenta y dolorosa. ¿Es la moda quien ha encargado su propio ataúd? Precisar cuándo sería complicado, y culpar al prêt à porter sería elitista y tremendamente falso –la moda es para todos–. Quizá se debería empezar hablando sobre su concepción de negocio. Vivir del arte no es malo, al contrario, se debe valorar a los artistas y a su trabajo; pero en el momento en que el éxito en la moda reside en lo que una marca invierta en publicidad, la carrera no la ganan los mejores, sino los estrategas. Y ese es el motor del mundo editorial; unas revistas cuyas páginas venden los productos del mejor postor, y sí, también algo de moda. La situación actual de las publicaciones se ha transformado en una lucha continua con el anunciante, que exige contenido por menos dinero y amenaza con largarse si no se le mima. Así, las revistas supuestamente prescriptoras de moda, proponen firmas y productos que aborrecen y que “maquillan” con las tendencias auténticas. Por otro lado, el mass market tampoco ayuda demasiado si su producción plagia –con peores materiales y procesos– las creaciones de las grandes firmas de las semanas de la moda. Aunque su objetivo de democratizarla sea loable –es más reconfortante pensar que lo hacen por eso–, el resultado es un puñado de gente uniformada con estampados militares, cuero y tachuelas; como los que llegan este invierno. Tampoco puede decirse que las grandes firmas de lujo hagan los deberes cada temporada. Estamos cansados de ver sobre las pasarelas autohomenajes hacia la propia marca y revisitaciones de sus iconos en lo que ellos presentan como una manera de permanecer en contacto con los orígenes, pero que mejor podría llamarse “vivir de las rentas”. Aceptamos que Chanel gire en torno al universo de las perlas, las camelias y el blanco y negro –son símbolos con los que ha jugado, a través de diferentes formas, durante todas sus épocas–; pero presentar el new look y las faldas Corola de Dior cada vez que hay una crisis en la maison y necesitan reafirmarse, demuestra una evolución muy limitada, poco riesgo e inseguridad. Y, aunque algunos gigantes ni se hayan enterado, la crisis económica sí que ha afectado a la moda. ¿Cuántos diseñadores de MBFW Madrid –antigua pasarela Cibeles– tienen una tienda física? Este tipo de marcas, de poca producción y precio elevado, han tenido que cerrar sus espacios, relegarse a la compra por Internet y, lo

que es peor, ceder en la creatividad de sus diseños a favor de un enfoque más comercial y, claro, impersonal. El intrusismo que está viviendo ahora el diseño de moda también evidencia lo poco que se espera de él. Cualquiercelebrity, ya sea actriz, cantante o modelo, se lanza a crear su propia marca o, por qué no, a diseñar una colección cápsula para alguna ya existente, como Topshop o H&M. ¿En serio todas estas súpermujeres también han nacido con el don del diseño? Desde luego que, si se sigue adoptando esta actitud con respecto a la moda, tendrá que dejar de llamarse moda. Sus cada vez menos desfiles de Alta Costura y las iniciativas de dotarle de prestigio e historia llevándola a los museos, no son suficientes si el resto de los agentes que conforman esta industria se siguen comportando como mercenarios. 3,2,1…El tiempo se acaba.

Por Lucía Escudero

No hay mal que por bien no venga El otro día acudí voluntariamente a una concentración. No, no estaba trabajando, estaba manifestándome. Allí me encontré con un compañero, llamémosle J. J ha trabajado en prensa y ha sido responsable de gabinete de un Ministerio. Ahora trabaja para una conocida agencia de noticias. No sé en qué condiciones. El caso es que me encontré con J. En una mano llevaba la libreta y en la otra el teléfono. Intentaba hacer su trabajo. Y digo intentaba, porque en realidad estaba más pendiente del teléfono que de la noticia. La empresa, esa conocida agencia de noticias, acababa de culminar la lista negra de su próximo ERE. Si el teléfono sonaba estaría literalmente despedido, si no podía estar tranquilo, por lo menos de momento. No he vuelto a cruzarme con él, así que no puedo contaros cómo termina su historia pero sí la de muchos otros, porque éste no es un caso aislado. Según estimaciones de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), un total de 8.000 periodistas han perdido su puesto de trabajo desde el inicio de la crisis; 5.000 en lo que va de año. Ha habido despidos individuales, colectivos, masivos, reducción de salarios, de jornadas, cierre de medios… Y las previsiones para los próximos meses son igual de funestas. La precariedad laboral seguirá escalando en un sector que ya de por sí es precario, con jornadas de trabajo infinitas, salarios ridículos y donde las horas extras no existen, porque quienes deben pagarlas, dicen que son contrarias a la vocación. La vocación, cabe recordar, es indispensable pero no alimenta. Una profesión con la mayor tasa de intrusismo laboral, con 3.000 licenciados nuevos al año, en la que cubres noticias que no lo son y recibes insultos por cubrir noticias que sí lo son; con ruedas de prensa sin preguntas y noticias que se venden y fabrican como churros. Una profesión con buena base y mala cúspide, necesaria y vital pero tremendamente desprestigiada. Un gremio en donde afloran las ofertas de trabajo que piden becarios-freelance que trabajen gratis y donde hay empresas que pagan 75 céntimos por artículo. Así es como se obtiene información sesgada, pobre y mediocre. Y así es como se consiguen profesionales desmotivados y alienados. Porque la crisis del periodismo no sólo es económica, sino de contenido, de miedos e inmovilismo. Porque para mantener nuestro puesto, somos capaces de saltar por encima de los principios que aprendimos y porque detrás de un periodista, hay cien esperando su oportunidad. Y eso, repito, da miedo. Ahora bien, esto no significaba que el periodismo haya muerto o vaya a hacerlo, que tengamos que dejarnos llevar por presiones y escenarios apocalípticos. No hay que perder de vista el compromiso social y el sentido de esta profesión. Y hoy, más que nunca, cuando nos golpean por todos lados, es importante que no olvidemos

ciertas cosas. Hay que estar vigilantes, no podemos ser meros walkie talkies o altavoces de políticos de turno. Debemos dar batalla e información de calidad. Porque la información, como el buen vino, debe reposar. Debemos analizar rigurosamente aquello que contamos, contrastarlo y sólo entonces lanzarlo. Si no, no estaremos contando nada o más bien aquello que contemos no servirá para nada. Y en todo esto, juegan un papel importantísimo las nuevas plataformas y canales de comunicación, reductos de libertad de compañeros periodistas que, cansados de líneas editoriales e intereses empresariales, partidistas y casi dictatoriales, deciden emprender proyectos enérgicos, proyectos de verdad. Aunque no necesariamente rentables. Cooperativas periodísticas, radios y televisiones on-line donde tienen cabida reportajes crudos pero reales, de esos que no es fácil encontrar en un informativo. Canales donde una noticia no tiene por qué contarse en 40 segundos y donde todavía hay hueco e interés por el periodismo social, el de calle. Bitácoras de gente, desocupada u ocupada, que terminada su jornada escribe sin miramientos lo que le apetece o le parece, lo que ha vivido. Sin pudor, sin que le atormente la llamada del director de turno o la pérdida de anunciantes. Sin censura. Unos firman con sus nombres y otros con pseudónimos, pero todos, todos tienen un denominador común: informan, que no es poco en estos tiempos que corren. Así que, hagamos uso del “no hay mal que por bien no venga” e intentemos cambiar las cosas aunque sea en nuestros ratos libres.

Por Marta Gimeno  

La obscena modernidad del dinero Hemos despertado del eterno letargo y la realidad no es todo lo placentera que habíamos imaginado. Pusimos como medida del hombre el dinero y fue una equivocación. El hombre orientó toda su actividad vital hacia la consecución de dinero. Ahora el dinero ha desparecido, todos sus valores han sido destruidos. El hombre se encuentra perdido y asustado. Perdido porque todo en lo que había creído se ha venido abajo. Asustado porque no sabe qué camino tomar, ha sufrido tal modificación en su pensamiento y comportamiento que no sabe ya ni quién es ni qué hace aquí. De un tiempo a esta parte, el sistema, a través de sus instituciones y de los medios de comunicación, nos ha ido alejando de nuestro ser, creando hombres a su medida, en los que el consumo, la apariencia, lo efímero han tomado un papel relevante. Nos han ido moldeando poco a poco, haciéndonos cada vez más ignorantes, más aislados, más dependientes, creando necesidades materiales del todo ajenas al hombre. Nos han despojado de cualquier sentimiento humano. Vivimos sin vivir, vivimos muertos, vivimos una vida impuesta. Vivimos en un mundo dominado por el miedo y bien se han encargado de que sea así. El miedo es un medio eficaz para conseguir los fines de dominación. El miedo paraliza el pensamiento. Hay que despojarse de este miedo que nos atenaza, porque este miedo que pretenden hacernos ver como real no lo es, sólo es real en nuestra mente. El mundo necesita hacer una reflexión profunda, observarse sin tapujos, sin engaños, contemplarse y ver qué somos. La solución partirá del interior de todos y cada uno de nosotros. Las soluciones que se están planteando en la actualidad no son más que parches a un sistema corrupto. Cuando una fruta se pudre se arroja a la basura. Escucho a los hombres hablar de crisis, de déficits, balances, primas de riesgo y los veo ciegos. ¿Realmente no se dan cuenta que el único riesgo es no haber vivido, no haber amado, no haber soñado?

Por Iñigo R. de la Rubia

 

La crisis de ideas Hace ya algún tiempo, de cuánto no tiene importancia, un amigo me contó la conversación que tuvo con una personalidad muy importante. Con importante quiero decir que posee en su quehacer, o llamémosle currículum: Doctorado creo que en un par o tres maratones, numerosos premios, muchos, según creo entender cuando me lo cuenta, ha escrito demasiados libros hasta para que él los recuerde; organiza eventos culturales de “alto standing”; impartió clase en Universidades y Escuelas de gran prestigio Nacional, e internacional no lo sé, pero seguro que también; se codea con lo mejorcito de la farándula intelectual, política, empresarial, contemporánea e histórica, española, pese a que no es tan mayor, aunque por como habla mi amigo de él creo que conoció al mismísimo Pieter Bruegel “El viejo”,… y otras muchas cosas que intimidarían hasta al mismísimo José Mª Aznar, para los que no lo conozcan, el 2º tío del bigote. Durante el monólogo, salió el tema de que hacían falta ideas nuevas, que solucionasen los nuevos problemas, que era lo que se pagaba hoy en día, y que era la única opción para salir de esta crisis…y luego que la juventud era la que tenía que emerger, aunque acto seguido, dio por hecho que los que tenían el poder eran los mayores y que no estaban por la labor. Bueno, esta persona de la que hablo, le sugirió a mi amigo al final de la conversación, como moraleja, que dejase de luchar por su sueño “QUE YA ESTABA TODO INVENTADO”… ¿¡Que ya estaba todo inventado!? Mi amigo no entendió a que se refería con “inventado”, aunque para invento su ocurrencia, y menos todavía con “todo”, porque dudo que su capacidad, al igual que la del resto de los seres vivos que poblamos este planeta, sea capaz de abarcar ese todo que lo que sí llenaba era su boca. En ese momento, se dio cuenta que vivimos en un mundo de superficie, donde mucho es lo que sentimos y poco lo que nos apasiona. Mi amigo había acudido a este hombre por una oferta de trabajo que le reportase ya no sólo dinero, sino algo de confianza a su difunta autoestima, más que nada para poder proseguir con ese sueño que, aconsejo, todos deberíamos tener. Por supuesto no le dio el trabajo. En aquella época entró en CRISIS, porque las decepciones y los crochés le habían dejado KO,… estaba en depresión, apartado de la sociedad, sin dinero, su novia de toda la vida le había dejado, su madre le seguía queriendo y su abuela roncaba. Había terminado sus estudios y debía labrarse un futuro para criar una buena familia, en una buena urbanización, con una buena casa, con un buen coche, o dos, o mejor siete, uno para cada día de la semana, o uno por cada pecado capital; con hijos suficientes para no aburrirse sólo de uno, y así tener uno preferido… y sobre todo, tener dinero en el BANCO. Yo personalmente debo confesar, como buen aficionado a las tragedias griegas, que he vivido muchas crisis. Y cada día, desde que creo saber usar mi conciencia, pienso en ello y en los tipos de crisis que padezco según la época: ya sea la económica, la nerviosa, la abusiva, la de ideas, la edad del pavo, la de los 30´s, 40´s, 50´s, la de los

60´s no existe. El Time Crisis. Y como decía creo que Noel Gallagher, o era su hermano, o Axel Rose..: “La crisis es el resultado de habernos acomodado en una fase del pasado y no querer salir de ese pasado supuestamente mejor”. También decía Leo Davinci, creador del código homónimo: “La crisis económica es el resultado de una suma que debería haberse hecho con una resta”. Aunque para frase la de una tía que conocí una noche: “La crisis de ideas nos hace sentirnos aburridos de la vida porque todo nos parece repetitivo” Esta deducción nos lleva a entender por qué todo el mundo cree que los mejores discos de la mayor parte de los grupos son los primeros, o por qué a los 27 deben morir los genios, o la filosofía de vida “carpe diem”, o por qué si tienes un Iphone molas más que con un Galaxy o por qué si pagas 500€ por una botella VIP de garrafón molas mucho más que bebiendo una cerveza en un parque, o ¿por qué cojones no bailar reggeatton con una gótica que a la vez sea pija, de las de “Montepríncipe” y chony? Y que los 80’ fueron mejores que los 90’ pero no que los 70’, pero los Beatles sí que los Rollings, lo digo totalmente en serio, y que Jorge Javier Vázquez es primo de Jesús Vázquez. Y como dijo Einstein, que ese sí que fue un inventor: “Cuando aprieta el hambre nacen las mejores ideas” o algo así, o fue Eisenstein…, o Van Gogh. Por eso llevo sin comer 16h y 27min, y por eso recemos y hagamos caso sólo a Dios y a sus sagradas escrituras: “Más vale pájaro en mano que cerdos volando”.

Por Aarón Sanromán  

La crisis como origen de oportunidades: democracia

Tenía previsto escribir sobre algo menos impulsado por mis sentimientos y quizás más por la reflexión, pero al final la vida te empuja y te lleva al límite de lo que tus capacidades pueden soportar. Yo había comenzado el día leyendo las palabras de Stefan Zweig sobre la barbarie que impera en el mundo a través de la biografía de Montaigne, y de repente, me ví inmerso en la barbarie del mundo real cuando un grupo enfurecido asaltaba el pleno del Ayuntamiento de Zaragoza. La política, para aquellos que tenemos vocación y que amamos implicarnos en los acontecimientos de nuestra comunidad, es un acto de servicio público y de solidaridad. La mayor parte de los políticos que conozco sacrifican sus vidas en favor de la de los demás, y en muchos casos, sin recibir compensación económica por ello. Son, desde mi punto de vista, héroes del siglo XXI que luchan contra el individualismo reinante en nuestra sociedad dando lo mejor de sí mismos. Es por ello que me abochorna y repugna la actitud de ciertos políticos (que por desgracia todos conocemos), que manchan la imagen de los honrados y que son los causantes de la desafección política que sienten los ciudadanos. Los ciudadanos tenemos gran parte de responsabilidad en la crisis democrática que vivimos. Durante años, muchos de los que ahora se dejan la garganta gritando y despotricando ante cualquier político que ven por la televisión, han aceptado benévolamente, sin protestar por ello, que el sistema mostrase fallo tras fallo. Todos hemos asistido a las sinrazones de determinadas Comunidades Autónomas o a la creación de Ministerios sin contenido, que han despilfarrado el dinero y denostado la política a lo largo de estos últimos años, sin que la mayoría de los que ahora claman contra la mal llamada “clase política” alzase ni un mínimo la voz. Y así, con el aparentemente tranquilo fluir de los años, hemos presenciado inmóviles la desaparición del carisma político casi en su totalidad y fomentado a su vez, la existencia de una creciente egolatría. El terrible resultado es la inexistencia de esperanza en pro de un renacer del noble oficio, y sí digo oficio, de la política. Sólo nos queda una imagen nefasta perpetuada, y el olvido absoluto para aquellos que aún soñamos con trabajar en beneficio del interés general, y que, sin embargo, hemos de resignarnos con entrar en el mismo saco de la decadencia política y ser apaleados. Pero si buscamos causas, por no decir culpables, deberíamos remitirnos a la gran crisis de fondo de España: la base formativa de un sector de los ciudadanos. Ya no sólo el doloroso 24% de la población entre los 15 y los 29 años que ni estudia ni trabaja, sino la falta de educación democrática en general.

Cuando nos comparamos día tras día con Francia o Alemania, olvidamos que hay otros elementos previos que deberíamos observar relacionados con la cultura política. Sirva como ejemplo que, mientras que en España los programas basura tienen enormes índices de audiencia, en Francia o Alemania aprovechan esos espacios para retransmitir debates políticos o programas culturales de reflexión. Es decir que, mientras que aquí se aplaude y defiende a sujetos que se jactan de su analfabetismo, en los países referentes de Europa escuchan a algún catedrático de prestigio en un intento, al menos, de construir una sólida opinión pública. Así mismo, una persona con estudios superiores en España, no ha estudiado nunca, a lo largo de su periplo académico, lo que es un Ayuntamiento (la institución más cercana al ciudadano) en sentido operativo y cómo esto influye en su día a día. ¿Cuántas personas saben quienes les gobiernan y por qué cauces? Hay quienes creen que viven en una democracia porque cada cuatro años depositan un voto (en muchos casos el mismo elección tras elección) en una urna, pero en realidad mientras no asuman y se molesten en conocer a sus representantes y los mecanismos por los que éstos optan a representarles, la democracia seguirá siendo una ilusión o un mito que, por ese pésimo uso que se hace de ella, está cayendo, si no ha caído ya, en un absoluto descrédito. Y la verdad, es que estoy temiendo que esta crisis general que vivimos nos aleje de la democracia y acabemos en manos de unos bárbaros invasores que impongan la ley del más fuerte. Pero también conservo un palpitante deseo: que estas convulsiones nos impulsen a sentir que ha llegado la hora de replantearnos quiénes somos y a dónde vamos, la hora de que la política sea el instrumento y no el fin en sí mismo, de que los ciudadanos se impliquen con la sociedad de manera activa y tomen conciencia de su enorme poder. Es la hora de que entre todos construyamos un futuro mejor, y la esencia de ese futuro es que el ciudadano asuma su papel político y el político trabaje al servicio del ciudadano. Es trabajo de todos conseguir que la democracia resurja con esplendor, y sobre todo con pureza, de entre las cenizas de la crisis.

Por Alberto Baños

 

Informar, formar y entretener

La actualidad no espera a nadie. El bombardeo de noticias no cesa. Internet parece haber declarado una guerra contra la desinformación. Cada iPhone es una ventana al mundo y cada blog es un foco de expresión. Y en mitad de esta tormenta digital, los medios tradicionales se debaten entre la adaptación y la muerte. Por si fuera poco, los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) vuelan por doquier. Atravesamos una ‘crisis’, dicen algunos, y se preguntan qué pasara en el futuro con esta profesión conocida como periodismo. Efectivamente, creo que el periodismo atraviesa una crisis. Sin embargo, lo que no creo es que esa crisis se limite a factores como los soportes o la financiación. Es algo mucho más básico. Lo plantearé sin rodeos: ¿Los medios están haciendo bien su trabajo? Que ¿cuál es su trabajo?, supuestamente (esto lo enseñan en la Facultad) informar, formar y entretener. De la primera hay en todas partes y de lo último, también. Pero ¿qué pasa con la formación? Porque, a pesar de la abundancia de información, a veces me pregunto si las personas tenemos una mínima idea de lo que ocurre en realidad; de qué se cuece mientras el tiempo pasa y pensamos que controlamos las riendas de todo. Por poner un ejemplo, cuando hice prácticas, me di cuenta de que las personas ‘de a pie’ no tenemos ni idea de economía, pero todos hablamos sobre ella. Estamos informados sobre qué hace o deja de hacer el Banco Central Europeo, pero desconocemos lo que es la prima de riesgo. Una persona me lo decía hace poco: “Todos los periódicos hablan de la prima de riesgo, pero ¿quién sabe lo que es?”. Y no digo que la función de educar sea exclusiva de los medios, en absoluto, pero sí que tienen o deberían tener una buena parte de responsabilidad. Y, hablando de formación, otra cosa que descubrí al hacer prácticas es que la Facultad no nos prepara para enfrentarnos al mundo real. Entre sus muros he estudiado cosas variopintas como las teorías de la comunicación (que no digo que no sean interesantes), pero hace poco en un lugar me pidieron que escribiese una noticia basándome en una nota de prensa de la policía y, sinceramente, no sé si lo hice bien o mal. Sin intención de restar valor al paso por la universidad, he sentido que la verdadera preparación para el ejercicio del periodismo la dan la experiencia y el paso del tiempo. Y si la Facultad no nos forma para ejercer y después, cuando ejercemos, nosotros no contribuimos a formar a los demás, pues ‘adiós, muy buenas’. Mi intención no es hacer una crítica barata del periodismo y de sus profesionales. Yo, como Sócrates, “sólo sé que no sé nada” y ni siquiera soy periodista todavía. Pero esto es lo que pienso cuando miro alrededor y veo que nos impacta que un determinado día mueran casi 300 personas en Siria, pero en cuestión de minutos lo hemos olvidado; cuando compruebo lo fácil que es opinar sin tener ni idea; cuando veo que pasamos de todo y de todos. El 2 de octubre Rosa Montero decía en un artículo: “la responsabilidad ante el creciente sufrimiento no es sólo del Estado.

Además de criticar al Ministerio de Sanidad y de dar la bronca contra el Gobierno, ¿qué estoy, qué estamos haciendo?”. ¿Qué hacen los medios? ¿Forman, además de informar y entretener? y ¿qué hacemos los estudiantes de periodismo? ¿Nos preparamos para el día de mañana luchar no contra la desinformación, sino contra la ignorancia? No lo sé. Espero estar equivocado, pero me da la impresión de que no. Y esa es la verdadera crisis del periodismo hoy.

Por Eleazar Salas

 

Infiele$

¿Cómo has podido hacerme esto? ¿Affaire amoroso? O quizás… ¿económico? Los tiempos han cambiado y con ellos han cambiado las infidelidades. Hace ya más de cuatro siglos que se dio la inmersión de la mujer en el trabajo, lo que provocó un cambio en los estándares económicos de la antigua Europa. Gracias a ello y, entre otras tantas cosas, el hombre ya no es quien dirige las cuentas y la mujer ya no es la que se queda en casa al cuidado de los hijos. Ahora, y más que nunca, gracias a la igualdad de género, son ambos quienes por lo general, aportan poder adquisitivo común a la pareja o a la familia. Debido a esto, y a la crisis que asola nuestro país, ya no sólo existen infidelidades amorosas sino también económicas. El pintalabios rojo en la camisa, las llamadas a deshoras o incluso las “cenas que se alargan hasta altas horas de la madrugada con compañeros/as de trabajo” se han trasformado en tickets de compra rotos, cuentas bancarias encubiertas y gastos propios sin tener en cuenta a la pareja. En los últimos cien años hemos alimentado una sociedad individualista y de consumo en la que, a golpe de talonario, se cercena el bien común por el bien propio. Si bien entendemos el compromiso como una alianza con la pareja, esta queda rota, descuidada y escondida tras la mentira. Estudios emitidos por la revista Forbes y National Endowment for Financial Education (NEFE) revelan que el 80% de las parejas oculta asuntos referidos a las finanzas. Estos datos son desoladores puesto que el 35% de las parejas que descubren que su cónyuge les ha sido infiel económicamente, acaba en divorcio. ¿Cuáles son las razones por las que se cometen tales infidelidades? Las razones de la infidelidad económica son más bien variadas; aun así, entre ellas y la más sonada es la “CRISIS actual”. Dicha crisis ha generado un sentimiento de inseguridad entre los individuos, lo cual ha sido trasladado a la pareja. Es frecuente a día de hoy, encontrarnos que uno de los dos miembros encubre el abono de dinero a otra cuenta por el renombrado “esto, por lo que pueda suceder”, ocultando tal acto por pensar que es la mejor opción, por pensar que el cónyuge o pareja pueda enfadarse o simplemente por pensar que uno está en su legítimo derecho. Otro de los casos habituales del encubrimiento económico en la pareja, se produce por la desconfianza que uno de estos tiene hacia la capacidad del otro para llevar a cabo las cuentas comunes o familiares, cometiendo el gravísimo error de mentir a la pareja o al grupo familiar.

Desgraciadamente, otro de los aspectos por los que se puede producir el encubrimiento es que, en la actualidad, hay una mayor conciencia de la fragilidad de la relación en pareja o en el matrimonio, y por lo tanto, una menor confianza en que dicha unión sea para toda la vida… En consecuencia, en la mayoría de los casos, se opta por realizar una cuenta ajena/personal encubierta por la posibilidad de una viable ruptura. Por otra parte, ese mismo encubrimiento del que hablamos, se puede producir debido a una pauta cultural a la que la sociedad occidental está sometida. El dinero siempre ha lindado con el poder, con el control y con el estatus, y por lo tanto la gente inmersa en dicha concepción no está dispuesta a abandonarlo “yo trabajo más, yo gano más y por lo tanto yo tengo el derecho a gastar más”, reduciendo a la pareja a un mero segundo plano. ¿Cómo podemos solucionarlo? Lo primordial es tener claro que una vez descubierta la infidelidad, esta, por sí sola, engendrará una ruptura en la confianza en la pareja. Bien es cierto que cada individuo tiene una concepción distinta del dinero según el aprendizaje que haya desprendido de su uso; posiblemente sea una simple mera asociación “dinero-poder”, un aprendizaje vicario del funcionamiento monetario en la familia o bien el propio reflejo hecho realidad de una sociedad consumista: “somos lobos y cada vez quedan menos corderos”. Por ello es importante y necesario el establecimiento de reglas para que así, se evite el caer en la tentación de la infidelidad económica o en caso de haber caído en ella, poder llegar a un mutuo acuerdo y solucionarla. Aspectos a tener en cuenta: 1) Analizar el origen de la desconfianza que nos condujo a la infidelidad económica. Sincerarnos con el otro y con uno mismo así como también buscar soluciones, alcanzar consensos y evitar caer en mentiras usuales e inocentes. Debemos entender que: esconder, mentir o engañar no hace más que alejarnos de la realidad que hemos creado junto a estas personas, y nos encierra en una sub-realidad que cada día será mas complicado mantener. 2) Recapacitar sobre el concepto de “lealtad y compromiso”. Formar parte de alguien o de un grupo familiar implica tener en cuenta a las personas que tienes a tu lado, hacerlas partícipes de tu vida, formar parte de la suya, respetar sus necesidades y tener la capacidad de poder resolver los problemas en común sin tener que ocultar, mentir o engañar a quienes en un principio pensaste que serían tus compañeros de vida. 3) Actuar en equipo. Es necesario hacer partícipe al cónyuge, a la pareja o al grupo familiar de las necesidades financieras del conjunto. Una vez instaurado el

concepto de equipo, es recomendable que cada miembro tenga derecho a una cantidad mensual particular, sin importar si se trabaja o no se trabaja. Es necesario mantener el concepto de individualidad y de autosuficiencia pero siempre haciendo partícipe al grupo de lo realizado con el dinero. 4) Entender que estos tiempos son difíciles. Muy posiblemente hemos pasado de un estatus alto a uno medio o uno bajo y deberemos aceptarlo, ya que vivir en una realidad a la que no nos podamos sujetar muy posiblemente acarreará problemas. Por ello, y más que nunca, hay que mantener unido al grupo/familia/pareja o cónyuge, ser sinceros y elaborar un cambio al respecto si es necesario. Perder no tiene porque implicar algo negativo. “Sé fiel contigo mismo sobre todo, y seguiráse, cual la noche al día, que no podrás ser falso con ninguno” –Shakespeare

Por Juan S. Roser

 

¿Crisis por dónde y hacia qué?

El ser humano es gregario, es seguidor de conductas sencillas, entusiasta con los patrones bien definidos. Seres bípedos racionales que necesitamos líderes, eso somos. Lloramos con mártires de nuevo cuño y levantamos estatuas a quienes parecen hacer todo lo contrario a nuestras rutinas. En el mundo de la música popular la adoración aumenta y se visten los fieles con chapas, pegatinas y camisetas. La crisis, palabra que por repetida ya no despierta ningún interés, es aliada de esta jerarquía de facto. Arriba en lo más alto de la pirámide se sientan las grandes estrellas, no hablo de los Stones ni de Pavarotti, hablo de aquellas de las que solo tú conoces los nombres, las fechas de nacimiento, las fechas de sus conciertos y todos sus cortes de pelo. No existe un sometimiento a la masa por parte de los creativos creadores, son los consumidores, esclavos de su deseo de sentir, quienes pertenecen a uno u otro culto sacando brillo a su calzado. La palabra que tiempo atrás funcionaba como antesala de la revolución, como antecedente de la ruptura hacia lo nuevo, hoy es denostada por su inclusión normativa en telediarios mediocres: oír decir crisis es como ver un anuncio de turrón navideño. Por esto no diremos que la industria musical está en crisis, diremos que los soportes digitales salen gratis y que clavar la aguja sobre oro negro no volverá a ser mayoritario. No hablaremos tampoco de que el poder legislativo no reconoce el valor cultural en la difusión del arte vía subirse a un escenario, mejor diremos que una lata de cerveza cuesta un “eulo” y ver a unos apasionados desgañitarse sobre una tarima puede desplumar con un solo bis tu presupuesto de la semana. Por supuesto que tampoco vamos a hablar sobre la poca credibilidad de comunicadores especializados que basan toda su cultura musical en la contemplación postuniversitaria de discos promocionales enviados por compañías desorientadas que hacen llegar el último álbum de Bustamante a un programa de métal, casi mejor nos vamos a quedar con litros y litros de gasolina para que arda el poniente en los cogotes de burócratas metidos a periodistas musicales. Ahora más que nunca es momento de que recuerdes quienes son los que con sus canciones te han hecho sentir diferente. Recuerda quien te ha dado argumentos para seguir, sonreír y defenderte. Profeses el culto que profeses, sé partícipe, haz de tu identificación algo violento e inusual. Si por el contrario crees que todo esto de la música es puro divertimento, desde mi tribuna yo, con nombre y apellidos, me enorgullezco de llamarte: ¡Tonto!

Por Daniel Acirón

 

¡Viva la crisis!

La crisis está por todas partes, en la mente de todos, en toda Europa. Los jóvenes temen por su futuro y los ancianos por sus hijos. Nada que comer, ningún lugar donde trabajar, represión policial; la economía parece manejar el futuro precario de todos. Pero sigue habiendo una temática sobre la que la crisis no da que hablar. Un área donde todos los recortes son posibles. Un área a donde los políticos de todas partes acuden para tapar los agujeros financieros. La cultura sigue siendo el último vagón del presupuesto del Estado. La cultura no da de comer. Así que la cultura debe vender. Ningún problema en otorgar miles y millones de euros a proyectos culturales convertidos en productos comerciales que no nutren ninguna exigencia intelectual, sólo un entretenimiento un tanto imbécil. Lo que los productores de tales productos no han visto es que el público, los clientes, los consumidores, no se dejan engañar tan fácilmente, pero es cierto que necesitan recibir las informaciones adecuadas… Hace unos días, en un apartamento parisino se reunían varios personajes del mundo cultural francés: periodistas, escritores, videastas, músicos, fotógrafos…. Un grupo underground y mainstream reunido allí para el lanzamiento de un nuevo magazín cultural en Internet, Le Rideau (La Cortina). La edad media, unos 30 años. Todos dan su punto de vista sobre la dirección a tomar para esta nueva publicación. Pronto llega el turno de Françoise. Françoise tiene unos 70 años y es productora de cine, trabajó con algunos maestros de la Nouvelle Vague francesa y sobre todo con Eric Rohmer, director hoy fallecido de algunos clásicos del cine galo. «La cultura es política, tenéis que tener una alta exigencia, decir la verdad de la mierda que nos sirven. Hablar del arte de verdad. Hoy pasan cosas, pero no las encontraréis en los medios de comunicación globales. Os hemos dejado un mundo hecho un asco pero tengo fe en vuestra generación. Vosotros podéis ser la diferencia.» La crisis económica no tiene por qué ser sinónimo de crisis artística. Los actores culturales, hartos de ser tomados por vacas lecheras se amparan en el discurso y la creación. Puede que esta crisis reavive las brasas de una inspiración artística de calidad. Puede que esta crisis sea lo mejor que le haya pasado a una producción cultural dormida. Puede que esta crisis despierte a un público dormido durante décadas de mediocridad mercantil. ¡Viva la crisis!

Por Eva Pérez

 

Recomendaciones

[R*]

[R*] The Corporation Aquí está escrita la verdad sobre los grandes reyes de nuestro mundo. Entes que ostentan y concentran el poder, fantasmas de otro tiempo salidos de cuentos para no dormir. Las corporaciones, son titanes, ogros, gigantes, capaces de aplastar todo a su paso y consumir todo recurso latente.

Este documental canadiense analiza la conducta social de estas instituciones modernas, y la comparan, según criterios psiquiátricos, con el perfil base de un psicópata clínicamente diagnosticado. Muestra cómo han ido evolucionando estos monstruos comerciales a lo largo del último siglo, y cómo han llegado a fortalecerse por medio de su constatación como persona jurídica. Es decir, imagina el poder de una empresa de empresas multinacionales, con derechos propios de un ser humano. El documental cuenta con un elenco de lujo: entre los personajes principales encontramos a las archiconocidas “Coca-cola”, Nike, IBM, etc., y entre los presentadores a los no menos conocidos Noam Chomsky, Michael Moore y Milton Friedman. La pregunta que te lanzan es: Corporaciones, ¿Instituciones o psicópatas?

 

[R*] Black Mirror: El futuro es ahora ¿Creías que la época en la que vives es plana? ¿Que todo lo que sucede hoy no tiene repercusiones mañana? De igual manera que pensamos que aquellas atrocidades que vemos nunca nos van a pasar a nosotros, creemos que la única lectura de los hechos se hace hacia el pasado. Pero eso es un error, porque el presente se deja ver y tiene consecuencias inmediatas. No puede pasar inadvertido porque cuando queramos hacer una lectura del ayer, será demasiado tarde para nuestro ahora.

Este es el mensaje que queremos transmitir recomendando Black Mirror. Una miniserie británica creada por Charlie Brooker, que explota las consecuencias directas de las nuevas tecnologías y de los tópicos sociales contemporáneos, para ofrecer una visión dramática de lo que podría estar gestándose entre nosotros. Redes sociales, microchips, el futuro de la publicidad y los medios de comunicación; todo ello en capítulos independientes de ciencia ficción cargados de simbolismo.

Hay que darse cuenta, hoy más que nunca, de cómo pueden afectarnos los avances, teniendo en cuenta que debido la velocidad con la que se desarrollan se escapan a nuestro entender. El futuro no es un juego.  

[R*] Debajo del sombrero ¿Quién dijo que una mente sana tiene algo que ver con la inteligencia? Nos equivocaríamos profundamente al tratar una discapacidad mental como una enfermedad. No lo es; es una condición humana, y como tal debe ser tenida en consideración y estimulada desde sus inicios. Hay que asumir que cada uno tiene sus posibilidades y que absolutamente todos tenemos limitaciones de algún tipo. Sólo nos queda saber aprovechar las capacidades de cada uno e integrarlas adecuadamente en un sistema abierto.

Lo que recomendamos aquí, es una asociación sin ánimo de lucro que pretende aunar los esfuerzos de un sector de la población que durante muchos años ha estado infravalorado. Se trata de los discapacitados intelectuales y de su capacidad innata para la creación. Debajo del sombrero pretende crear un espacio para el origen y la difusión del arte, de la mano de estos grandes artistas. Un escenario donde se puedan intercambiar perspectivas y donde se pueda aprender, disfrutar y convivir. He aquí un lugar donde se piensa a lo grande para lo pequeño. Y lo puedes ver reflejado en sus iniciativas y proyectos, tanto individuales como colectivos. Acércate un poco a este mundo tierno y lleno de gracia, para darte cuenta de que no se encuentra en otra dimensión, sino en esta, en la nuestra, en la que vivimos. Te abrimos dos puertas para que puedas verlo con tus propios ojos: una a la asociación y otra a una porción de un trabajo documental llamado ¿Qué tienes debajo del sombrero? La cinta cuenta la vida de Judith Scott y su arte internacional, y es una reflexión acerca del aislamiento que puede provocar una discapacidad y de cómo, a través del arte, se consigue restaurar la comunicación.

Galería

Iguacel Asín Gonzalo Borondo

Mapas · Iguacel Asín El proyecto Mapas son representaciones cartográficas en las que recojo experiencias personales que forman parte de un continuo viaje. Este viaje se desarrolla en lugares desconocidos en el que trazo nuevas rutas o en mi vida cotidiana cuando sin pretensión ninguna camino sola a la deriva, reconociendo y redescubriendo lugares que forman parte de mi rutina y encontrando a los personajes que están en la misma esquina cada día.

Berlin

“Una de las palabras alemana que significa experiencia, Erfahrung, proviene del alto alemán antiguo, irfaran: viajar, salir, atravesar o vagar.” (1*) A lo largo de la historia el viaje ha sido siempre un hecho relacionado con la madurez. Los Indígenas Australianos crean “The songlines” ,los trazos de los cánticos, como representación de su pensamiento nómada. Al andar se dibujan las líneas que describen el territorio aborigen. Cada montaña, cada río y cada salto de agua están marcados por estas líneas que forman la historia de los orígenes de la humanidad. Este ritual es un ejercicio de memoria, de construcción de identidad que me recuerda la cita de Louise Bourgeois: “el espacio no existe, es solo una metáfora para la estructura de nuestras existencias” 2*

Estambul

En la misma línea Los Situacionistas crearon La Psicogeografía basada en la relación entre el espacio y las emociones, y esto es exactamente lo que yo estoy tratando en mi proyecto. Siempre llevo conmigo un libro de viaje en el que apunto mis vivencias diarias más banales y anécdotas que considero significativas. Más tarde en mi estudio con un bolígrafo 0,3 transcribo toda la información en un mapa compuesto de símbolos con formas geométricas que se repiten de una forma compulsiva y en muchos casos automática. Realmente la parte más interesante del trabajo es la que no queda registrada, que sería el hecho propio de caminar. Tal y como hicieron los artistas de los años 60 defendiendo “el andar como práctica estética” y como los Dadaístas en sus Excursiones Urbanas a lugares banales o el posterior viaje errático de Paris a Blois que realizaron los Surrealistas.

Roma

Madrid

Zaragoza

En italiano existe la expresión “andare a zonzo” que describe a la perfección el hecho de andar sin objetivo, de errar y perderse a la deriva. Hecho que actualmente nadie recomienda y raramente experimenta. “Ya no somos capaces de otorgar un valor o un significado a la posibilidad de perdernos. Cambiar de lugares, confrontarnos con mundos diversos, vernos obligados a recrear con una continuidad los puntos de referencia, todo ello resulta regenerador a un nivel psíquico, aunque en la actualidad nadie aconsejaría una experiencia de este tipo.” 3*

Página web: http://www.iguacel.com/ *1 Erich J. Leed, The mind of the Traveler. From Gilgamesh to Globarl Tourism, Basic Books, New York, 1991 *2 Louise Bourgeois. “Adios a la Casa de Muñecas” Memoria y Arquitectura. Museo Nacional de Arte Reina Sofía. Madrid, 2000. 3*Franco La Cecla Perderse, l’uomo senza ambiente. Bari 1988

Intervenciones Urbanas · Borondo Outdoor Festival Intervenciones realizadas dentro del festival “Outdoor” llevado a cabo en Roma el

pasado mes de Julio. www.out-door.it

Mi cometido fue el de intervenir las dos fachadas exteriores del centro de cultura

homosexual “Mario Miele”. Para ello escogí dos temas diversos pero siempre

con relación a las actividades del centro.

Retomé el mito platónico del origen del hombre en el cual los seres humanos

venimos al mundo unidos por la espalda, sea hombre-hombre, hombre-mujer o

mujer-mujer. Los humanos se sienten muy poderosos y deciden retar a los dioses,

quienes los dividen y alejan. Según este mito, las personas vagaran toda su vida

buscando su mitad perdida. No es que comparta este pensamiento convencional del

amor, la existencia de una mitad complementaria, etc., pero el tema

me parecía apropiado para el lugar, sobre todo por la parte inicial del mito.

En este caso me encontré ante una fachada dividida por unos grandes ventanales,

los cuales dejaban espacios verticales entre ellos. Decidí realizar una decoración a

través de siete enormes figuras de “mujeres” que se encontraban en un acto de

desvelamiento, todas poseen un tejido que cubre sus rostros y el mural representa el

momento antes del descubrimiento de estos.

Al llegar al muro me encontré con que habían plantado un enorme cartel

publicitario (billboard), el cual no tuve más remedio que introducir en la obra (con

gusto por otro lado), sólo que en este caso invertí su sentido en relación al resto de

figuras.

Punto de vista. Punto de mira Esta instalación se encontrará durante todo el verano a la orilla del río Tevere.

Roma.

Mi intención con esta obra era buscar que el espectador se encontrara en la

necesidad de posicionarse ante la obra. Desde el exterior encontramos una serie de

figuras encerradas en un cubo de cristal y que, de algún modo, aparentan observar

curiosas lo que sucede afuera, digo aparentan porque la capacidad de visión de estas

figuras se ve entorpecida por una neblina que las envuelve, unida a unas manchas

rojas que cubren sus rostros. A continuación encontramos una apertura en la parte

central que nos invita a entrar, una vez dentro distinguimos con claridad a estos

individuos representados, sólo que en este caso la situación del espectador se

invierte y este se encuentra en el interior del cubo observado por una treintena de

figuras.

Se pretende llegar a una reflexión entre el dentro y fuera, la comodidad de la

distancia a su vez nos impide una visión clara de la realidad. Cuánto queremos

implicarnos y hasta dónde queremos que llegue nuestra curiosidad.

Cristal Proyecto que utiliza el cristal del espacio público como soporte y el rayado como

método pictórico.

El sistema es sencillo, pintar cristales durante la noche, en espacios abandonados

preferiblemente, y a lo largo del día siguiente raspar con distintas herramientas la

pintura aplicada buscando crear así la imagen.

Página web: http://borondo.blogspot.com.es/