El Señor sólo acepta casos perdidos

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1 Boletín informativo de living stream ministry: RADIODIFUSIóN Número 27, marzo 2005 “Aquel, pues, que os suministra abundantemente el Espíritu ... ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?” Gálatas 3:5 La FE Oímos que U na vez conocí a un hermano en Chefoo, que había venido de Man- churia y había sido médico en el ejér- cito más de diez años. Algunos hermanos lo habían conducido al Señor mientras estaba en Manchuria. Después de creer en el Señor, se mudó a Chefoo donde ejerció la medicina durante más de un año. Un día se acercó a mí en forma desesperada y me preguntó si era posible tener una charla conmigo a la mañana siguiente. Él tenía el aspecto de un hombre militar; era alto y fornido. Fijamos una cita para encontrarnos en la casa del hermano Lee. Llegué antes de las nueve y él ya estaba esperándome. Me contó también que había vencido muchos pecados y que había abando- nado todos los que había cometido mientras estuvo en el ejército. Pero había solamente una cosa que no podía vencer. Al escuchar esto, me regocijé. He aquí nuevamente “una cosa”. Siempre existe “una cosa”. Nadie puede decir que no le falta “una cosa”. Le pregunté: “¿Cuál es esa cosa de la que habla?”. Me mostró sus manos y me dijo que era el cigarrillo. Me dijo que había vencido toda clase de pecados graves y viles, pero que no conseguía vencer este pecado. Se quejó diciendo: “Fumar en este lugar es un gran sufrimiento para mí. Chefoo es un pueblo tan pequeño, y hay muchos hermanos aquí. Si ellos se enteran de que yo fumo, sería desastroso. Así que sólo puedo fumar en secreto. No puedo fumar en la casa, porque mi esposa también es una her- mana en el Señor y constantemente me vigila. Y si fumo fuera de mi casa, temo que los hermanos y las hermanas me vean. No puedo fumar en público, así que tengo que esconder los cigarrillos en mi bolsillo. Si estoy en el hospital, puedo fumar en mi consultorio, pero tampoco puedo hacerlo públicamente. El Señor sólo acepta casos perdidos Durante mi último año en Chefoo, he sufrido demasiado por causa del cigarrillo. No me gusta fumar, pero no logro dejarlo; no impor- ta cuánto lo intente”. Él estaba sentado frente a mí. Su elevada estatura y su talla robusta refle- jaban la imagen perfecta de un soldado. Sin embargo, mientras hablaba lloraba como un niño pequeño. Yo le dije que esto era motivo de regocijo y que debía darle gracias al Señor y alabarlo por esto. Él respondió: “Usted no me entiende. Otros logran dejar de fumar, pero yo no puedo”. Le respondí: “Doctor Shi, usted es un médico y ha alcanzado gran fama en su profe- sión. Sin embargo, usted no tiene nada que ver conmigo, porque yo soy una persona sana. Usted es el mejor doctor de Chefoo y yo soy la persona más saludable de Chefoo; yo no lo necesito a usted, y usted tampoco me necesita a mí. Si usted pudiera dejar de fumar hoy, usted sería para el Señor lo que yo soy para usted; usted no lo necesitaría a Él. Pero si yo soy débil y enfermizo, y ningún doctor puede salvarme, yo vengo a usted, dado que es un doctor famoso, entonces usted tendrá la opor- tunidad y la posibilidad de demostrar su habi- lidad. Doctor Shi, ¿se atrevería usted a colgar un aviso al frente de su clínica que dijera: ‘Sólo se atienden casos desahuciados’?”. Él dijo:“Por supuesto que no. ¿Qué sucedería si no puedo solucionarlos?”. Así que le dije: “Sin embargo, el Señor Jesús no acepta ningún caso que no sea un caso perdido. El Señor Jesús sólo sana casos imposibles. ¿Es usted un caso imposible? Creo que dejar de fumar es un caso imposible para usted”. Él estuvo de acuerdo que era un caso perdido: “Durante cuatro años he inten- tado dejar de fumar siete u ocho veces al año. (continúa en la página 2) “JESÚS, MIRÁNDOLE, LE AMÓ, Y LE DIJO: una cosa TE FALTA...” (mR. 10:21). Nadie puede decir que no le falta “una cosa”. PARA DIOS TODO ES POSIBLE (V. 27). El Señor Jesús sólo sana casos imposibles.

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B o l e t í n i n f o r m at i v o d e l i v i n g s t r e a m m i n i s t r y : R A D I O D I F U S I ó N N ú m e r o 2 7 , m a r z o 2 0 0 5

“Aquel, pues, que os suministra abundantemente el Espíritu ... ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?” Gálatas 3:5

LaFEOímos

que

Una vez conocí a un hermano enChefoo, que había venido de Man-churia y había sido médico en el ejér-

cito más de diez años. Algunos hermanos lohabían conducido al Señor mientras estaba enManchuria. Después de creer en el Señor, semudó a Chefoo donde ejerció la medicinadurante más de un año. Un día se acercó a míen forma desesperada y me preguntó si eraposible tener una charla conmigo a la mañanasiguiente. Él tenía el aspecto de un hombremilitar; era alto y fornido. Fijamos una citapara encontrarnos en la casa del hermano Lee.Llegué antes de las nueve y él ya estabaesperándome. Me contó también que habíavencido muchos pecados y que había abando-nado todos los que había cometido mientrasestuvo en el ejército. Pero había solamente unacosa que no podía vencer. Al escuchar esto, meregocijé. He aquí nuevamente “una cosa”.Siempre existe “una cosa”. Nadie puede decirque no le falta “una cosa”. Le pregunté: “¿Cuáles esa cosa de la que habla?”. Me mostró susmanos y me dijo que era el cigarrillo. Me dijoque había vencido toda clase de pecadosgraves y viles, pero que no conseguía vencereste pecado. Se quejó diciendo: “Fumar eneste lugar es un gran sufrimiento para mí.Chefoo es un pueblo tan pequeño, y haymuchos hermanos aquí. Si ellos se enteran deque yo fumo, sería desastroso. Así que sólopuedo fumar en secreto. No puedo fumar en lacasa, porque mi esposa también es una her-mana en el Señor y constantemente me vigila.Y si fumo fuera de mi casa, temo que loshermanos y las hermanas me vean. No puedofumar en público, así que tengo que esconderlos cigarrillos en mi bolsillo. Si estoy en elhospital, puedo fumar en mi consultorio,pero tampoco puedo hacerlo públicamente.

El Señor sólo acepta casos perdidosDurante mi último año en Chefoo, he sufridodemasiado por causa del cigarrillo. No megusta fumar, pero no logro dejarlo; no impor-ta cuánto lo intente”. Él estaba sentado frente amí. Su elevada estatura y su talla robusta refle-jaban la imagen perfecta de un soldado. Sinembargo, mientras hablaba lloraba como unniño pequeño.

Yo le dije que esto era motivo de regocijo yque debía darle gracias al Señor y alabarlo poresto. Él respondió: “Usted no me entiende.Otros logran dejar de fumar, pero yo nopuedo”. Le respondí: “Doctor Shi, usted es unmédico y ha alcanzado gran fama en su profe-sión. Sin embargo, usted no tiene nada que verconmigo, porque yo soy una persona sana.Usted es el mejor doctor de Chefoo y yo soy lapersona más saludable de Chefoo; yo no lonecesito a usted, y usted tampoco me necesitaa mí. Si usted pudiera dejar de fumar hoy,usted sería para el Señor lo que yo soy parausted; usted no lo necesitaría a Él. Pero si yosoy débil y enfermizo, y ningún doctor puedesalvarme, yo vengo a usted, dado que es undoctor famoso, entonces usted tendrá la opor-tunidad y la posibilidad de demostrar su habi-lidad. Doctor Shi, ¿se atrevería usted a colgarun aviso al frente de su clínica que dijera: ‘Sólose atienden casos desahuciados’?”. Él dijo: “Porsupuesto que no. ¿Qué sucedería si no puedosolucionarlos?”. Así que le dije: “Sin embargo,el Señor Jesús no acepta ningún caso que nosea un caso perdido. El Señor Jesús sólo sanacasos imposibles. ¿Es usted un caso imposible?Creo que dejar de fumar es un caso imposiblepara usted”. Él estuvo de acuerdo que era uncaso perdido: “Durante cuatro años he inten-tado dejar de fumar siete u ocho veces al año.

(continúa en la página 2)

“JESÚS,

MIRÁNDOLE,

LE AMÓ,

Y LE DIJO:

una cosa

TE FALTA...”

(mR. 10:21).

Nadie puede

decir que

no le falta

“una cosa”.

PARA DIOS

TODO ES

POSIBLE (V. 27).

El Señor

Jesús sólo

sana casos

imposibles.

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Pero no lo he conseguido. Si esto no es un caso perdido,no sé lo que es”. Le dije: “Muy bien, en tal caso, el Señorpuede sanarlo. ¿No es esto algo por lo cual regocijarse?Usted debe darle gracias al Señor porque llena los requi-sitos para ser Su paciente. Su caso es un caso perdido.Usted tiene que decirle al Señor Jesús: ‘Señor, no puedodejar de fumar y me es imposible dejar de hacerlo. SeñorJesús, te entrego mi ser a Ti’. El Señor aceptará talpaciente. Es por eso que usted debe regocijarse”. Él medijo: “Hermano Nee, no se burle de mí. Usted tiene queentender que soy completamente incapaz de hacer esto”.En ese momento comenzó a llorar nuevamente.

Entonces le leí 2 Corintios 12:9 y después lo retédiciéndole: “¿Puede usted acudir al Señor Jesús hoy ydecirle: ‘Señor Jesús, he estado fumando por más de diezaños. Te agradezco porque no puedo dejar de fumar;Señor Jesús he tratado de abandonar este vicio durantecuatro años y he fracasado completamente. Te doy graciasy te alabo porque traté de dejar de fumar siete u ochoveces el año pasado sin ningún éxito. Te agradezco porqueno puedo hacer nada. Te agradezco porque soy débil.Te agradezco porque no puedo lograrlo. Señor Jesús teagradezco porque fumo. De ahora en adelante reconoceréque no puedo dejar de fumar y tampoco intentaré hacerlo.Ahora te pido que Tú dejes de fumar por mí. Si tu no dejasde fumar por mí, yo no podré hacerlo por mi cuenta. Nousaré más mi propia fuerza para dejar de fumar.Simplemente dejaré que Tú hagas esto en mi lugar. Teagradezco y te alabo porque Tu poder se perfecciona en midebilidad’. ¿Qué le parece si nos arrodillamos para orar eneste momento?”.

Él estuvo de acuerdo y dijo: “Está bien, oremos”. Comoel soldado que era cayó abruptamente al suelo sobre susrodillas. Al terminar la oración se sintió muy contento. Sepuso de pie y tomó su sombrero. Cuando estaba a puntode salir le dije: “Espere un momento. Tengo algo másque decirle. ¿Va a seguir fumando?”. Él me dio unabuena respuesta: “Sí. Por supuesto que seguiré fumando.

Yo, Tsai-lin Shi seguiré fumando,pero el Señor Jesús dejará de fumarpor mí”. Después de estas palabras,salió.

Al escuchar esto, quede tran-quilo. Comprendí que el asuntohabía quedado resuelto. Este hom-bre se conocía a sí mismo yconocía a Dios. También sabía queel cambio no provenía de él, sinodel Señor Jesús.

(Tomado del libro La vida que vence, porWatchman Nee)

el seÑor jesÚs sÓloacepta casos perdidos(continuación de la página 1)

lA VIDA QUE VENCE

# Cat. 07-061-002

El principio dela oración

Necesitamos considerar la oración del Señor en Juan 17y las dos oraciones del apóstol Pablo en Efesios (1:17-23; 3:14-19). Necesitamos leer estas oraciones para

aprender el principio de la oración, pues esto nos ayudará aentender cómo el Señor oró en el espíritu y cómo el apóstolPablo oró en el espíritu. En Juan 17:1 el Señor ora al Padre,diciendo: “Glorifica a Tu Hijo, para que Tu Hijo te glorifique aTi” (v. 1). El Señor empezó Su oración con la gloria de Diosdesde el Lugar Santísimo. En el versículo 11 el Señor se dirige alPadre llamándole “Padre santo”. Esto indica que Él ha salido delLugar Santísimo y está en el Lugar Santo. Al final de estaoración, en el versículo 25, llama al Padre “Padre justo”. Al prin-cipio de Juan 17 tenemos al Padre glorificado, en el medioencontramos al Padre santo, y al final vemos al Padre justo. Estoindica la gloria de Dios, Su santidad y Su justicia. El Señorempezó Su oración en el Lugar Santísimo y pasó por el LugarSanto al atrio para introducir a la gente en el Dios Triuno.

La oración apropiada debe empezar en el Lugar Santísimo,en el lugar donde está la gloria de Dios, el lugar donde el Padrepuede glorificar al Hijo y permitir que el Hijo le glorifique a Él.Luego, del centro donde empezamos la oración, podemos pasara la circunferencia, o sea a partir del lugar de gloria pasamospor el lugar de santidad al lugar de justicia para llevar a laspersonas pecaminosas al lugar de Su gloria, por Su justicia ymediante Su santidad. Debemos aprender cómo orar desde elinterior del Lugar Santísimo ejercitando nuestro espíritu paratocar al Señor, pasando por el Lugar Santoy entrando en el atrio, el lugar de justicia,para introducir a la gente en el DiosTriuno. Al orar de esta manera, bebere-mos de Él, nos alimentaremos de Él y lerespiraremos para mezclarnos con Él demanera más profunda, y seremos fortale-cidos, nutridos y refrescados por Él.Aprendamos a tocar a nuestro maravi-lloso Dios Triuno de esta manera.(Tomado del libro El árbol de la vida, porWitness Lee)

el Árbol de lA VIDA

# Cat. 07-018-402

Page 3: El Señor sólo acepta casos perdidos

Sabemos que cuando una personasalva es despertada por el Espí-ritu Santo y comienza a seguir

al Señor, surge en ella un anhelo, ydebido a que la que busca al Señortiene hambre y sed, espontáneamentedice: “¡Oh, si él me besara con besos desu boca!”. Ella no dice quien es “él”.Pero en su mente hay sólo una per-sona: “él”, aquel a quien ella busca.Antes su relación con el Señor erageneral y ella estaba profundamentesatisfecha con esto. Ahora desea teneruna relación más personal con Él. Porlo tanto, ella desea un “beso”, que esuna expresión personal de amor. Nadiepuede besar a dos personas al mismo

tiempo. Un beso es la expresión deuna relación exclusivamente personal.Además, éstos no son besos en la meji-lla, como fue el de Judas (Mt. 26:49), nien los pies, como fueron los de María(Lc. 7:38, 45). Son “besos de su boca”,una señal de afecto personal. Ella ya noestá satisfecha con una relación gene-ral y desea una relación personal quenadie más tiene. Esta urgencia internaes el comienzo de todo progreso espiri-tual. La edificación espiritual nuncapuede estar separada de una búsquedaque esté basada en el hambre y la sedpor Él. Si el Espíritu Santo no hapuesto una verdadera insatisfaccióncon la relación general del creyente ni

ha puesto una búsqueda por un afectopersonal en él, el creyente no podrátener una relación íntima con el Señor.Esta búsqueda esla base de todaexperiencia futu-ra. Si no tenemoshambre y sed,solamente ten-dremos un cantopoético y no elCantar de loscantares.(Tomado del libroEl Cantar de loscantares, porWatchman Nee)

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La vida eterna implica unaesperanza. Ninguna especie devida temporal conlleva una

verdadera esperanza, pero la vidaeterna sí tiene una esperanza. Puestoque la vida eterna perdura parasiempre y es indestructible, ella nosda esperanza.

En Tito 1:2 Pablo dice además:“En la esperanza de la vida eterna,la cual Dios, que no miente, prome-tió desde antes de los tiempos de lossiglos”. Pablo era apóstol no sola-mente conforme a la fe y al cono-cimiento de la verdad, sino tambiénen la esperanza de la vida eterna, lacual Dios, que no miente, prometióen la eternidad. Esto corresponde ala frase “según la promesa de vida”,mencionada en 2 Timoteo 1:1. “En laesperanza de la vida eterna” significasobre la base de la vida eterna,supeditada a la vida eterna o con-tando con la esperanza de la vida

eterna. La vida eterna, la vida increa-da de Dios, no solamente tiene comofin que nosotros participemos deella y la disfrutemos hoy, sino tam-bién que la heredemos (Mt. 19:29)en toda su plenitud por la eternidad.Lo que experimentamos de la vidaeterna hoy, nos hace aptos paraheredarla en el futuro. El disfruteque tenemos de la vida eterna hoy esun anticipo, mientras que la vidaeterna que heredaremos en la eravenidera y en la eternidad será el dis-frute pleno. De ahí la expresión laesperanza de la vida eterna. Ésta esla esperanza bienaventurada que serevela en Tito 2:13, la cual incluye lalibertad de la gloria de la plena filia-ción, la redención de nuestro cuerpo(Ro. 8:21-25), la salvación que serárevelada en el tiempo postrero (1 P.1:5) y la esperanza viva de la heren-cia incorruptible, incontaminada einmarcesible reservada para nosotros

en los cielos (1 P. 1:3-4). Ésta es labendición espiritual, divina y celes-tial de la vida eterna, que disfrutare-mos tanto en el milenio como en elcielo nuevo y la tierra nueva (2 P.1:11; 3:13; Ap. 21:6-7), a la cual serefiere 1 Timoteo 4:8. Pablo asumiósu apostolado y cumplió su ministe-rio apostólico basándose en estaesperanza como una condición, y noen algún beneficio de esta vida, nitomando algún privilegio basado enla ley. Esto indica que, con respectoa su apostolado, Pablo contaba conla vida divina y confiaba en ella contoda la esperanza de la misma. Éstaes la vida que Dios prometió enla eternidad y que nos fue traída pormedio del evangelio (2 Ti. 1:10).(Tomado del Estudio-vida

de Tito, por Witness Lee, y

la nota 21 de Tito 1:2 de la

Versión Recobro del Nuevo

Testamento)

EL CANTAR DE

LOS CANTARES

# Cat. 07-048-002

LA ESPERANZA DELA VIDA ETERNA

LA ESPERANZA DELA VIDA ETERNA

El beso

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La vida botánica, la vida animal y lavida humana no son la vidaverdadera; son sombras, figuras o

cuadros de la verdadera vida. Muestrandiferentes aspectos de la vida única, la vidadivina. La belleza de ciertas flores señala labelleza de la vida divina, la cual es en reali-dad la más bella de todo lo que se puedever en la vida botánica. Los muchos árbolesfrutales que dan muchas clases de fruta sonsolamente sombras que nos muestran cuánfructífera es la vida divina. El bosque, llenode árboles, es un cuadro de la abundanciade la vida divina. Además, la vida humanatiene la semejanza de la vida divina. Lasabiduría del hombre en sus empeños cien-tíficos nos muestra la sabiduría de la vidadivina. Todos los atributos, rasgos y aspec-tos positivos de la vida vegetal, de la vidaanimal y de la vida humana son sombras,o cuadros, de la vida divina. Conformeal concepto divino, si no tenemos la vidadivina, no tenemos la vida. Nuestra vidahumana no es la verdadera vida; es sólouna figura, una sombra, de la vida.Necesitamos la vida que lo es de verdad(1 Ti. 6:19). Por esto 1 Juan 5:12 nos diceque si tenemos al Hijo, tenemos la vida, y sino tenemos al Hijo, no tenemos la vida.

Ahora necesitamos preguntar qué es lavida. La vida es Dios mismo; es Dios enCristo; es Dios en Cristo mediante elEspíritu; es Cristo con Dios; y también esel Espíritu junto con todas las riquezas deCristo en toda la plenitud de la Deidad.Juan 1:4 dice: “En El estaba la vida”.La Persona en la cual hay vida es la que enel principio era el Verbo, quien estaba conDios, quien era Dios y por medio de quientodas las cosas llegaron a existir. En estaPersona estaba la vida. Esta vida era la luzde los hombres (Jn. 1:4). Juan 10:10b nosdice que el Señor Jesús vino para quetuviéramos vida y para que la tuviéramos

en abundancia. Éste es el propósito de lavenida de Cristo. En 1 Timoteo 1:15 diceque “Cristo Jesús vino al mundo para sal-var a los pecadores”. Él vino al mundo parasalvarnos de nuestros pecados, para elimi-nar el lado negativo (Mt. 1:21). No obs-tante, el propósito positivo de la venidade Cristo consiste en que tengamos vida yque la tengamos en abundancia.

Esta vida es la vida que tiene el poderde la resurrección. La vida que recibimosde Dios por medio de Cristo es una vida deresurrección. Tenemos que distinguir entrela vida y la resurrección. La resurrección esuna vida que ha sido probada al pasar porla muerte. La vida que poseemos es unavida con el poder de resurrección. Esta vidaha sido probada al morir y al pasar por lamuerte. Cristo es la resurrección y la vida(Jn. 11:25). Debido a que Cristo es la resu-rrección, era imposible que Él fueseretenido por la muerte (Hch. 2:24). Lamuerte no puede retener la vida de resu-rrección. Si tenemos al Hijo, tenemos estavida. Si no tenemos al Hijo, no tenemosesta vida. Debido a que recibimos al Hijo,podemos declarar que tenemos esta vida.Podemos decir: “Cristo es nuestra vida”(Col. 3:4a).

Romanos 5:10 dice: “Porque si siendoenemigos, fuimos reconciliados con Diospor la muerte de Su Hijo, mucho más,estando reconciliados, seremos salvos enSu vida”. Los dos puntos principales de esteversículo son la muerte del Hijo de Dios yla vida del Hijo de Dios. Además de lamuerte y la vida del Hijo de Dios, hay dosasuntos: la reconciliación y la salvación. Lareconciliación se obtiene mediante Sumuerte; la salvación se obtiene en Su vida.La reconciliación con Dios medianteCristo ya se ha cumplido, pero ser salvos enSu vida de las muchas cosas negativas siguesiendo un asunto de la vida diaria.

LA VIDA Vla vida divi

Estoy muy agrade-cido por permitir el libreacceso a los mensajes delhermano Lee. Soy maes-tro de adultos jóvenesen una iglesia denomi-nacional. Sin embargo,mediante los mensajes delhermano Lee (además dela lectura de los libros)he sentido que Diosme ha despertado a sumover actual. La clase quedoy ha causado una revo-lución en los estudiantes,ha conmovido su reli-gión, ha removido con-ceptos, y sé que muypronto esto afectará laiglesia donde están.

Comparto con todoslas enseñanzas del her-mano Lee y Nee. Les doyla dirección del Internetpara que puedan accederlos mensajes, e inclusiveadquirir sus libros.Gracias por bendecirnos.

Puerto Rico

La dirección electrónica es:

www.lsm.org

ustedesnos

dicen

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VERDADERA,

También en este versículo necesitamosprestar atención a las palabras “muchomás”. Fuimos reconciliados, pero muchomás, seremos salvos en la vida del Señor.Podemos decir que hemos sido salvos dellago de fuego y de la condenación de Diosmediante la sangre redentora de Cristo.Pero según Romanos 5:10 todavía necesi-tamos ser salvos en la vida de Cristo, lacual es la vida divina, la verdadera vida.

Después de ser salvos de la conde-nación de Dios y del lago de fuego,primero necesitamos ser salvos de la leydel pecado. La ley del pecado es el poderdominante del pecado. Romanos 8:2 diceque la ley del Espíritu de vida nos libra dela ley del pecado. La carne es la segundacosa de la cual necesitamos ser salvos.La muerte es la tercera cosa negativa de lacual necesitamos ser salvos. La muerteincluye todo lo negativo. Nuestro des-cuido, nuestra falta de disciplina, nuestradebilidad, nuestros pensamientos nega-tivos y nuestras fallas pertenecen a lamuerte. Es menester que seamos salvos dela ley del pecado, de la carne y de lamuerte. La ley del pecado, la carne yla muerte son cosas negativas, prevale-cientes y muy poderosas que nos moles-tan aun después de ser regenerados con lavida divina. Si queremos conocer lo quees ser salvos en Su vida, tenemos que sersalvos de estas cosas negativas.(Tomado del libro La revelación crucial de la vida hallada enlas Escrituras, por Witness Lee)

Para que Pablo pudiese llevar acabo el mandato de Diosjunto con todos sus requisi-

tos, los cuales son extremadamentealtos, él necesitaba otra vida. Estavida es en realidad la vida de Dios,la vida de Aquel que da el mandato.Aun más, esta vida es el propio Diosque nos manda y exige hacer cosas.Primero, Dios nos exige hacer algo,y luego Él mismo viene y nos sumi-nistra lo necesario para que poda-mos cumplir lo que Él nos haexigido hacer. Él nos comunica Susexigencias por medio de mandatos,y luego nos imparte el suministrosiendo vida para nosotros. CuandoPablo recibió el mandato de Dios,de que llevara a cabo Su economíaneotestamentaria, quizás dijo:“Señor,¿quién soy yo para ejecutar talmandato? Yo no puedo cumplir esterequisito”, a lo cual, el Señor proba-blemente le respondió: “Hijito Mío,no seas necio. Yo entraré en ti y tesuministraré lo que necesitas. Si estásdispuesto a obedecer Mis requisitos,Yo entraré en ti, a fin de cumplirlos.Yo seré en ti la vida que tiene elpoder para cumplir lo que te exijo”.

Ahora sería provechoso compa-rar 1 Corintios 15:10 con Gálatas2:20. En 1 Corintios 15:10 Pablodice: “Pero por la gracia de Dios soylo que soy; y Su gracia para con-migo no ha sido en vano, antes hetrabajado mucho más que todosellos; pero no yo, sino la gracia deDios conmigo”; y en Gálatas 2:20dice: “Ya no vivo yo, mas vive Cristoen mí”. La gracia que estaba con

Pablo y que lo capacitó para traba-jar más que los demás, era nadamenos que el propio Dios. El Diosque estaba en Pablo era la vida eter-na, la cual lo abasteció y sostuvopara que llevara a cabo Su eco-nomía neotestamentaria. Por lotanto, el Dios que había dado elmandato era también el Dios queimpartía el suministro.

En Tito 1:1 Pablo hace notarque esta fe es la fe de “los escogidosde Dios”. Nosotros no escogimos aDios; fue Él quien nos escogió anosotros. Por consiguiente, el hechode que hayamos creído en Cristodepende de la elección de Dios, y node nosotros. Dios nos escogió enCristo antes de la fundación delmundo. Debemos alabarle y ado-rarle por habernos escogido. Hoyestamos en el recobro del Señorporque Dios nos escogió. Fue Élquien tomó la iniciativa. ¿Cómopuede explicar el hecho de queusted cree en el Señor Jesús cuandootros, quizás los mismos miembrosde su familia, rehúsan creer en Él?La única explicación es que Diosnos escogió. Yo puedo testificar quesencillamente no tengo más opciónque creer en Cristo. Si no creyese enÉl, no tendría paz. Si no creyese enCristo, mi vida no tendría sentido.No podría comer ni dormir bien.No importa cómo otros me tratenni cuáles sean mis circunstancias,siento que no tengo otra alternativaque creer en el Señor.

(Tomado del Estudio-vida de 1 y 2 Timoteo, Titoy Filemón, por Witness Lee — # Cat. 10-199-002)

ina

la revelaciÓncrucial de

la vidahallada en

las escrituras# Cat. 07-004-002

Page 6: El Señor sólo acepta casos perdidos

El Señor dijo que habrá un finpara este mundo. ¿Qué pasará alfinal de este mundo? Veamos

Mateo 13:41-43. “Enviará el Hijo delHombre a Sus ángeles, y recogerán deSu reino todo lo que sirve de tropiezo,y a los que hacen iniquidad, y losecharán en el horno de fuego; allí seráel llanto y el crujir de dientes. Entonceslos justos resplandecerán como el solen el reino de su Padre. El que tieneoídos para oír, oiga.”

Al final del siglo el Señor recogeráde Su reino todas las cosas que causentropiezo y a los que hacen iniquidad.Ésta es una palabra excelente. Élabolirá todo aquello que causetropiezo. El problema racial causatropiezo; éste será terminado. La luchapor el poder internacional es tambiénun elemento de tropiezo; éste tambiénserá removido. Solamente habrá unreino: el reino de Cristo. No habrá másconflictos internacionales. Todos losproblemas que causan tropiezos talescomo la explotación de las clases y lalucha ideológica serán arrancados.

Esto no es todo. Todo lo que causainiquidades será también removido.Nunca más encontraremos mesas dejuego ni bares. Todos los canales queguían a pecar, serán borrados. Aun siustedes deseen pecar, no podrán hacer-lo, ya que todos los medios para come-ter transgresión se habrán terminado.Pero esto solamente pasará en lasegunda venida de Cristo. Es en esetiempo que todos estos problemasserán resueltos.

Entonces el reino de Dios seráestablecido sobre la tierra. Todos lossalvos llegarán a ser los justos ya quetodos sus pecados serán removidos.Todos estos justos brillarán en Sureino; reinarán sobre Su reino. Su pre-sencia será como el sol, cuyos rayosalcanzan los rincones más lejanos ycuyo poder se ve a través de toda la

tierra. Pero todo esto pasará en lasegunda venida de Cristo.

En el siglo XIX, hubo una mujerbritánica política llamada ChristobelPankhurst. Ella era la líder del movi-miento del voto de la mujer. Antes de laprimera guerra mundial, ella hizo todolo posible para detener la guerra. Perola astucia y la maldad de los políticosdurante ese tiempo pronto desencade-naron la catástrofe. Entonces ella hizotodo lo posible por terminar la guerra.Pero sus esfuerzos fueron en vano; la

guerra no terminó sino hasta despuésde cuatro amargos años. Ella pensó queobteniendo el poder sería capaz dehacer reformas políticas. Pero al finalse convenció de que no había honesti-dad en la política. Ser honesto nunca lepermite a uno prosperar en la arenapolítica. Ella empezó a perder la fe enlos sistemas del mundo.

En una ocasión, ella fue a una viejalibrería en Londres a buscar algunoslibros. De un montón, sacó unpequeño libro escrito por un cristiano.Éste decía que la situación mundial ibaa empeorarse y que no mejoraría. Lasolución final llegaría solamente cuan-do Cristo viniese de nuevo. Ella fuetotalmente capturada por este mensaje.Preguntó por el precio del libro, y el

dueño, reconociendo que ella era unapersona famosa en la política, se loregaló.

Este libro había sido publicadoalgunas décadas antes de ese tiempo, yel autor ya había fallecido muchos añosatrás. Pero ella llegó a conocer que loque el libro decía acerca de la situacióndel mundo era absolutamente correcto.Otros libros hablaban solamente de laapariencia externa; pero éste exponía laraíz de la situación. Decía que el SeñorJesús vino la primera vez a salvar a lospecadores. La segunda vez que venga,cambiará los sistemas políticos. Elpequeño libro mencionaba tambiénalgunas profecías de la Biblia con-cerniente al fin del mundo. Por causade este libro, ella empezó a leer laBiblia y aceptó al Señor Jesús para quefuese su Salvador y su Rey. Más tarde,ella renunció a su carrera política yescribió algunos buenos libros con-cernientes a la obra de Cristo y Susegunda venida.

Lo que necesitamos hoy día es sercristianos apropiados. No necesitamoscambiar las instituciones o reformar lasociedad. Toda nuestra esperanza des-cansa en la venida de nuestro Señor.Cuando Él venga, todos los problemasserán resueltos. Hoy día, buscamossolamente a Dios. Esperamos la venidade Su Hijo y confiamos que en ese díareinaremos con Él en Su gloria.(Tomado del libro La fe cristiana normal, por Watchman Nee)

6

EL FIN DEL MUNDO

He aquíYo vengo

pronto ... Si,vengo pronto.Amén. ¡VenSeñor Jesús!

(Apocalipsis 22:12, 20)

lA FE CRISTIANA NORMAL# Cat. 11-010-402

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La victoria de CristoL

a Biblia nos dice que tenemostres enemigos: (1) la carne,la cual está dentro de nosotros,

(2) el mundo, el cual está fuera denosotros, y (3) Satanás, quien estápor encima y por debajo de nosotros,ya que frente a la iglesia ascendida,Satanás se halla debajo.

La carne, el mundoy Satanás

La carne se opone al Espíritu (Gá.5:17); el mundo se opone al Padre:“Si alguno ama al mundo, el amordel Padre no está en él” (1 Jn. 2:15);Satanás se opone a Cristo, y Cristovino para destruir a Satanás (3:8).Por lo tanto, al someternos al espírituobtenemos la victoria sobre la carne;al amar al Padre, vencemos almundo; y al poner la fe en Cristo,derrotamos a Satanás.

Lo primero que se levanta es lacarne. Un día, el arcángel, por mediodel yo, trató de elevarse hasta sersemejante a Dios, y de esa manerael yo entró en el mundo. Este fue elprincipio del pecado, del mundo y deSatanás.

Satanás tiene su familia y sureino. Él captura a los hombres paraque sean miembros de su casa y ciu-dadanos de su reino a fin de poderregirlos.

Después de que Satanás engañó alhombre y lo hizo pecar, su obra fueconfinada a la tierra y al mundo, y yano se extiendía a todo el universo. Élquedó bajo esta maldición: “Sobre tupecho andarás, y polvo comerás todoslos días de tu vida” (Gn. 3:14). Élquedó limitado a moverse solamenteen la tierra y su único alimento era elhombre, el cual procede del polvo.Ésta fue una gran derrota paraSatanás. La caída del hombre es unagran victoria para Dios.

Satanás estableció un sistema enla tierra, y su organización es elmundo actual. Él es el rey de estaorganización, y el mundo entero estáen sus manos. Nosotros debemosvencer este sistema y organización.

Jesús dijo: "La copa que el Padreme ha dado, ¿no la he de beber?".Aceptar la cruz es una victoria. Venceres no tener nada de la carne interior-mente, nada del mundo que nosatraiga exteriormente, y nada deSatanás que nos tire hacia abajo.Mientras el Señor vivió en la tierra,nunca le permitió a la carne expre-sarse. Siempre puso su carne a unlado. Él fue el primero del que Satanásno pudo obtener nada. Ni la carne niel mundo tuvieron lugar en Él.

Dios salvó al hombre para librarlode la carne, del mundo y de Satanás.Él desea que rechacemos todo loque sea del mundo, de la tierra,del yo, de la carne y de Satanás.Satanás nos ataca valiéndose delmundo y de la carne. Solamenteataca directamente a quienes sonabsolutamente espirituales, y hanrechazado completamente el sistemadel mundo y las concupiscencias dela carne.

La victoria de Cristo se ve en (1) lacrucifixión, la cual puso fin a la antiguacreación, (2) la resurrección, que traeun nuevo comienzo, y (3) la ascensión,la cual le da la posición de victoria.

El fracaso de la iglesiaLa iglesia se halla en la tierra con

el fin de mantener la victoria queCristo obtuvo en la cruz y para atara Satanás en cada localidad, como elSeñor lo ató en el Calvario. El Señorcondenó en la cruz a Satanás enconformidad con la ley, y ahoraDios desea que la iglesia ejecute estejuicio en la tierra.

Satanás sabe que la iglesia oca-sionará su derrota, y por eso la per-sigue y trata de engañarla con susestratagemas. Él es homicida y men-tiroso. La iglesia no le teme a susemblante enojado, sino a su carasonriente. Los Hechos de losApóstoles narran la manera en que laiglesia pasó de muerte a vida. Diosusó el ataque de Satanás para exhibirla victoria de Cristo. Sin embargo, laiglesia se fue degradando lenta-mente. Por ejemplo, la mentira deAnanías y Safira, la codicia de Simón,la administración de los hermanosfalsos, la preocupación por susintereses personales y el hecho deque muchos abandonaran a Pablocuando estuvo en la cárcel.

Dios buscavencedores

Después de que la iglesia fracasó,Dios buscó en ella un remanente paraque fuesen vencedores, quienes habíande llevar la responsabilidad que la igle-sia debió haber tomado y no lo hizo.Dios desea un pequeño grupo de fielesen representación de la iglesia paraque ellos mantengan la victoria deCristo. En las siete eras de la iglesia,Dios llama personas a vencer. Laestirpe de vencedores nunca ha dejadode existir. Los vencedores no son per-sonas especiales.Los vencedoresque Dios buscason un grupo depersonas que seunen incondi-cionalmente alpropósito origi-nal de Dios.

(Tomado del libroLos vencedores queDios busca, porWatchman Nee)

lOS VENCEDORES

QUE DIOS BUSCA

# Cat. 07-067-002

Page 8: El Señor sólo acepta casos perdidos

Marcos 12:30 dice: “Y amarás

al Señor tu Dios con todo tu

corazón, y con toda tu alma,

y con toda tu mente y con todas tus

fuerzas”. La función del corazón es amar.

El corazón es un órgano que ama y se

nos dice que amemos al Señor nuestro

Dios con todo nuestro corazón.

La parábola del sembrador en

Marcos 4 presta atención al corazón

humano. El corazón humano es la tierra

donde el Salvador-Esclavo siembra la

semilla. Marcos 4:14 dice: “El sembrador

siembra la palabra”. El sembrador es

Cristo y la palabra también es Cristo.

Esto significa que

el Señor Jesús

vino a sembrarse

en nosotros. Él

mismo es el sem-

brador así como

la semilla de la

vida.

(Tomado del libro

El árbol de la vida,

por Witness Lee)

8

LA FE QUEOÍMOS

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el ÁrbOl de la vida

# Cat. 07-018-402

El hombre interior

Dice en 1 Pedro 3:4: “Sino el del

hombre interior escondido

en el corazón, en el inco-

rruptible ornato de un espíritu manso

y sosegado, que es de gran valor

delante de Dios”. En nuestro corazón

hay un hombre escondido. El hombre

escondido en el corazón es el espíritu

manso y sosegado. Si un hombre está

escondido en una casa, es obvio que el

hombre y la casa son dos entidades

distintas. El espíritu está escondido en

el corazón y es el hombre interior

escondido en el corazón. El adorno de

las esposas delante de Dios debe ser su

ser interior: el hombre interior escon-

dido en su corazón, el cual es su

espíritu, en mansedumbre y tranquili-

dad. Éste es el ornato incorruptible, el

cual está en contraste con el pelo, el

oro y los vestidos corruptibles (3:3).

Este adorno espiritual es de gran valor

ante los ojos de Dios. Una persona

puede vestirse con ropa buena, la cual

es el adorno del hombre exterior, pero

al mismo tiempo es posible que tenga

un espíritu orgulloso. Exteriormente,

esta persona está adornada, pero inte-

riormente no hay adorno espiritual.

Pedro les exhortó a las hermanas que

no prestaran mucha atención a su

adorno exterior, sino al hombre inte-

rior escondido en su corazón, el cual

es un espíritu manso y sosegado.

Nuestro espíritu debe adornarse de

mansedumbre y tranquilidad.

(Tomado del libro El árbol de la vida, por

Witness Lee)

escondido en el corazón

Debemos amar al Señorcon todo nuestro corazón

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