EL SERVICIO EN LA IGLESIA DEL NUEVO …Bajo la dirección del Espíritu Santo, la Iglesia creció...

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EL SERVICIO EN LA IGLESIA DEL NUEVO TESTAMENTO Lección 9 para el 31 de agosto de 2019

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EL SERVICIO

EN LA IGLESIA

DEL NUEVO

TESTAMENTO

Lección 9 para el 31 de agosto de 2019

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El servicio dentro de la Iglesia.

El servicio fuera de la Iglesia.

El servicio entre congregaciones.

El servicio como forma de vida:

El servicio enseñado por Pablo.

El servicio enseñado por Santiago.

Jesús nos comisionó a predicar el Evangelio en todo el mundo, haciendo discípulos y bautizándolos.

Siguiendo el ejemplo de Jesús, desde sus mismos comienzos la Iglesia unió la predicación del evangelio con el servicio a los necesitados dentro y fuera de ella.

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Bajo la dirección del Espíritu Santo, la Iglesia creció exponencialmente. Los nuevos creyentes eran “de un corazón y un alma” (Hechos 4:32).

El que tenía mucho, compartía con el que no tenía, hasta que no hubo entre ellos ningún necesitado.

Con el tiempo, el problema del reparto entre los necesitados obligó a la Iglesia a organizarse, nombrando siete diáconos para que realizasen esa tarea.

Aunque el sistema de tener todo en común no perduró más allá de la comunidad de Jerusalén, sirvió como base para que la Iglesia se preocupase por los necesitados.

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La ciudad de Jope fue grandemente bendecida por el ministerio de una mujer cristiana: Dorcas.

Ella arreglaba y preparaba ropa para aquellos que la necesitaban. A esto añadía obras de caridad en forma de limosnas para satisfacer las necesidades de los pobres.

No limitó su ministerio a los miembros de su iglesia, sino que beneficiaba con él a todo aquel que lo necesitara.

Cuando llamaron a Pedro, tras la muerte de Dorcas, le mostraron cómo eran ayudadas por ella las viudas y los pobres.

Ayudar a otros desinteresadamente no es fácil. Aunque una vida de servicio requiere abnegación por nuestra parte, el impacto en los demás puede tener consecuencias eternas.

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Cuando el Evangelio comenzó a predicarse y ser aceptado ampliamente entre los gentiles, surgieron algunas discrepancias. Se convocó un Concilio para resolverlas (Hechos 15).

Junto a las propuestas doctrinales, se le pidió a Pablo que enseñase entre los gentiles a que recordaran a los pobres (Gálatas 2:10).

Cuando la iglesia en Jerusalén tuvo problemas a causa de una hambruna, Pablo propuso una recaudación especial entre las iglesias gentiles para ayudarles.

Esto nos enseña que las congregaciones locales no deben centrarse solo en sus propias necesidades, sino que deben también ayudar a suplir las necesidades de otras congregaciones.

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E.G.W. (El ministerio de la bondad, pg. 36)

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En Romanos 12, Pablo muestra cómo debe ser la vida de aquellos que están dispuestos a presentarse como “sacrificio vivo” (v. 1), y cómo deben relacionarse con los demás:

Si tienes el don de servir, sirve (v. 7)

Si tienes el don de repartir, hazlo con liberalidad (v. 8)

Sé misericordioso, pero con alegría (v. 8)

Ama sin fingimiento (v. 9)

Aborrece lo malo y haz lo bueno (v. 9)

Ama con amor fraternal (v. 10)

Da la honra a los demás (v. 10)

Sé diligente, no perezoso (v. 11)

Comparte para las necesidades de los santos (v. 13)

Practica la hospitalidad (v. 13)

Gózate con el que se goza y llora con el que llora (v. 15)

Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer (v. 20)

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Santiago, hermano de Jesús y una de las columnas de la Iglesia (Gálatas 2:9), era considerado un hombre santo y justo por todos los habitantes de Jerusalén.

En su epístola, nos muestra cómo debemos servir a los demás:

Poniendo en práctica nuestra fe (1:22)Ayudando a los necesitados (1:27)Evitando el trato desigual entre las personas (2:1-4)Vistiendo al desnudo y dando de comer al hambriento (2:15-16)Actuando con justicia (5:4)

Nuestro servicio a los demás es una manifestación visible de nuestra fe (2:14-17)

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“Cristo conservará los nombres de todos

aquellos que consideran que no hay

sacrificio demasiado costoso para serle

ofrecido sobre el altar de la fe y el amor…

Cuando el egoísta y el orgulloso sean

olvidados, ellos serán recordados; sus

nombres serán inmortalizados. A fin de

que nosotros seamos felices, debemos vivir

para hacer felices a otros. Será para

nuestro beneficio ceder nuestras

posesiones, nuestros talentos y nuestros

afectos en devoción agradecida a Cristo, y

encontrar así felicidad aquí y en la gloria

inmortal del más allá”

E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 3, pg. 277)