El socialismo de chávez, paradoja inconclusa

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1 Elsy rojas parra

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Volver a Chávez es una necesidad impostergable para construir el Socialismo Bolivariano del siglo XXI mas aun en los momentos actuales cuando la burguesía transnacional y extranjerizante avanza sigilosa pero firme por los caminos de la Patria Grande. Es por ello que entregamos a ustedes el pensamiento político de Chávez, en su evolución y maduración, para el debate irreverente, el fortalecimiento de la conciencia y la lealtad en la acción revolucionaria.

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Diciembre 2015

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ÍNDICE

Pp

Dedicatoria ........................................................................ 6

Presentación ...................................................................... 7

El Socialismo de Chávez, paradoja inconclusa ................... 8

Epílogo ............................................................................... 32

Referencias ........................................................................ 33

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Su imagen viril me sorprendió aquella madrugada… Comprendí la osadía.

Escuché sus argumentos, coincidieron con los míos.

¡Retornaba la Historia!

Desde entonces vivimos en el frenesí de las multitudes,

en el milagro de la lluvia inclemente

cuando nuestras almas se fundieron en el UNO para siempre.

Una tarde, cuando sentimos su voz desfallecer, renació de repente…

Floreció hecha IDEA en el resplandor del infinito.

Ellas anuncian el Sol de un nuevo amanecer y necesitan multiplicarse…

Esa es la Misión que el Gigante les encomendó

a los espíritus nobles, revolucionarios.

¡Su testamento definitivo!

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PRESENTACIÓN

El fallecimiento del Padre Amoroso, el comandante Chávez, nos sumió en la desazón y

el desconcierto; la historia de la revolución bolivariana parecía haber llegado a su fin.

Muchas dudas agobiaron nuestras conciencias mientras las lágrimas surcaron las mejillas.

Nos preguntamos: ¿qué hacer? De tanto cavilar, resolvimos la incógnita: volver a Chávez,

a sus ideas, a su historia irreverente.

Emprendimos la hazaña. Con gran esfuerzo organizamos las fuentes originales y

referenciales sobre y desde Chávez, nada fácil dada la vastedad de su oralidad.

Intentamos una historia de vida, era repetir lo conocido; la reconstrucción de su legado

histórico, una empresa titánica. Resolvimos, entonces, transitar por sus lugares favoritos.

Visitamos el Mausoleo y nos tropezamos con Bolívar; fuimos a Sabaneta y lo sentimos

en todas partes; en Barinas reconstruimos parte de rebeldía. En esas andanzas su espíritu

retornó a nuestras almas; se secaron las lágrimas y nos dispusimos para el estudio, el

análisis y la síntesis que hoy compartimos con ustedes.

Chávez es el protagonista, nosotros los artesanos de la palabra para hilar la evolución

y maduración de su pensamiento político en función de una idea, su sueño desde niño: la

revolución bolivariana en sus afanes socialistas.

Compartimos el contenido de nuestras reflexiones con otros camaradas quienes

comentaron: “Es un texto muy profundo, muy sentido” dijo Ilich. “Me gusta, es una ráfaga

de ideas y sentimientos; el relato es muy emotivo” comentó Ernesto. Para Oswaldo “es un

hermoso parto de ideas” y para José, “un texto profundo y auténticamente chavista”; para

ellos nuestra gratitud y afecto. Otras compañeras y compañeros se unieron en este

recorrido hermoso: Iris, Edilio, Nayleth y su hija Andrea, Alfredo Aldana y muchos más con

quienes crecimos en nuestras profundas convicciones: Militantes de la causa socialista y

anticapitalista de Chávez.

Que esta ráfaga de ideas sirva para el debate irreverente y la lealtad en la acción. La

responsabilidad es sólo nuestra.

Colectivo Aurora de la Patria

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EL SOCIALISMO DE CHÁVEZ, PARADOJA INCONCLUSA

Finales de 2004, inicios de 2005. Pekín, Porto Alegre, dos lugares distantes, un enlace

definitivo: la Idea. Atrás quedaba el oscurantismo, la desideologización, el fin de la

historia. También la cobardía de revolucionarios timoratos, servidores del gran capital,

quienes escogieron el postmodernismo y no la osadía de develar los misterios de la

experiencia socialista soviética.

Fue ese 30 de enero cuando una voz disidente se escuchó desde el llano venezolano,

explanada de lo extenso e intenso de los espíritus libertarios, valientes batalladores contra

la explotación, la opresión y la pobreza. Una llanura de dulces silbidos, de pájaros y

especies salvajes revoloteando por el firmamento y espíritus sencillos bregando la tierra

para hacerla prodigiosa. Es el lugar de las tonadas, de la historia real y consciente de

mujeres y hombres que aún preservan su virginidad social.

La voz provino de ese pequeño terruño, Sabaneta, donde un niño de piel confluyente

y herencia legendaria, indígena, negra y blanca a la vez, síntesis de la rebeldía, la

resistencia y la sabiduría de tantos, increpó al universo con su llanto un 28 de julio de

1958, noche de luna llena y chubasco inclemente.

Miembro de una familia de …”campesinos sin bienes de fortuna ni propiedades”i,

creció y se creció en las andanzas por las calles negociando arañas y zamuras, faena de la

vida cotidiana y el vuelo alto en el patio de sus ensueños. Esas experiencias lo formaron en

el hacer, en el viaje hacia el amor y en su lucha contra los aparecidos. Llanero en esencia,

sorteó su precaria existencia con su peculiar espiritualidad porque para élii ser llanero es

…”Estar siempre dispuesto a asumir lo más grande de estas tierras”.

Se confundió con la sabana, los ríos y montañas, con los te puyes de las tierras

ancestrales y con otros seres como él, vivos, espontáneos, dotados de cuerpo y sentidos,

sensibles, activos e integrados a la naturaleza inorgánica que los parió para producir y

reproducirse conscientemente.

La rebeldía lo acompañó constantemente. Se rebeló en el quehacer cotidiano y en

la conducción de la política. Trasgredió límites, retó a los poderosos más no se acobardó

ante amenazas y agresiones. Modelaba a la mamá Rosa, rebelde silenciosa; a los llaneros

andantes como él; al enigmático Boconó, río diletante de su imaginario personal; también

a sus ancestros. De ellos aprendió el sentido de la osadía y la constancia.

Maisanta, el guerrillero rural y caudillo popular enfrentado a Juan Vicente Gómez y a

la oligarquía venezolana fue Pedro Pérez Delgado, su bisabuelo materno, habitante dilecto

de su espiritualidad inquietante, génesis de la historia familiar según Cháveziii:

…”Formamos una cadena pues; nuestros abuelos y nosotros, sus hijos, sus nietos, somos

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lo mismo: una sola sangre, un único espíritu, las mismas batallas, la misma bandera y la

misma causa. Todos combatientes de la libertad”. Lo buscó afanosamente en el relato de

las luchas sabaneras y buscándolo se hizo histórico, apasionado por los diálogos con

héroes y filósofos de la cotidianidad con quienes profundizó en el devenir de las

circunstancias.

Hugo Rafael fue un hombre paradójico, vivo y actuante, creador de la historia

consciente, real, viva, en un momento de contradicciones de la sociedad venezolana

subyugada por la dominación y la explotación de la burguesía transnacional y

extranjerizante, en plena fase de transnacionalización del capital.

Vivió entre sus iguales, campesinos sin tierra, humildes desprotegidos y humillados

por los poderosos y mujeres dispuestas a protagonizar su propia historia. …”yo soy un

campesino –declaróiv-, yo soy un soldado, yo soy un hombre comprometido con este

proyecto alternativo de un mundo mejor, posible y necesario para salvar la tierra”. Nunca

renegó de este compromiso.

La redención de los humildes fue su sueño; la saboreó en el regazo de la mamá Vieja,

mujer de raíces indígenas, pródiga en las mieles de la fecundidad de la tierra y en lo

auténticamente femenino. Ella recreó en la mente febril del nieto la zaga del realismo

mágico, las hazañas del general Zamora, el caudillo de la revolución campesina.

Clamó por la justicia y la libertad desde muy niño, un clamor tan antiguo como el

sufrimiento de la humanidad. Dijov: …”aprendí de ese cura –además de lo que ya había

aprendido de mi abuela-, a estar del lado del que caía en una desgracia, del lado de quien

estaba en situación de dolor; en suma, del lado de los pobres”. Era el padre Velásquez,

cura de ideas atrevidas, responsable de su sentir comunitario como los cristianos

primitivos, la historia inconclusa de Cristo, el redentor; y de tanta heroína y héroe

anónimo quienes gritan desde el llano su cantar sombrío.

Aquel grito se escuchó intenso, profundo. Era un 30 de enero de 2005 y en el

Gimnasio Gigantinho de Río Grande Do Sur en Porto Alegre se había congregado un

público heterogéneo y escéptico. Participaban en el Foro Social Mundial “El Sur, Norte de

nuestros pueblos” cuando Chávez exclamó: ¡Debatamos! ¡A la humanidad y al planeta le

queda poco tiempo! Su grito encendido avivó pasiones, rasgó el velo de la ignominia,

despertó los siglos del silencio; fue la voz del reto, de la conciencia vivaz.

Habló de lo inconcluso y temerario en un momento de unipolaridad y avanzada

guerrerista. Propusovi el Socialismo del siglo XXI:

…Negar los derechos a los pueblos es el camino al salvajismo, el capitalismo es salvajismo. Yo, cada día me convenzo más, capitalismo y socialismo, no tengo la menor duda. Es necesario, decimos y dicen muchos intelectuales del mundo, trascender el capitalismo, pero agrego

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yo, el capitalismo no se va a trascender por dentro del capitalismo, no. Al capitalismo hay que trascenderlo por la vía del socialismo, por esa vía es que hay que trascender el modelo capitalista, el verdadero socialismo. ¡La igualdad y la justicia!

Su propuesta encendida se escuchó en las almas, resonó en las conciencias

adormecidas. Otras voces lejanas despertaron, la de los viejos y viejas tipas quienes desde

la ultratumba aprobaron su propuesta. Martí, en las entrañas del monstruo gritó:

¡Humanidad y más nada! El Che develó la pócima milagrosa del humano erguido.

Mariátegui, la originalidad del socialismo latinoamericanista. Y Rodríguez, el Robinson, la

clave del riesgo: ¡Sólo en sociedad se salva a la especie humana! Renacía la épica, el

romanticismo. Había retornado la Historia.

Chávez habló del Socialismo del siglo XXI para diferenciarlo de otras experiencias

fallidas. Desde entonces la palabra socialismo retumbó en los océanos y sabanas: los

pájaros entonaron su suave melodía, los briosos caballos la pasearon por la inmensa

llanura, allí, donde la tierra y el cielo se confunden en un mismo mar. …”El socialismo -

para Chávezvii- es como la llanura venezolana: todo un horizonte, todo un camino, como

nuestra voluntad, como nuestro empeño”, una invención que necesita ajustarse a la

singularidad de Venezuela en el concierto de América Latina y el Caribe.

El debate había comenzado, tímido, apagado; muchas telarañas enturbiaban las

conciencias. La tarea no era sencilla; el desmontaje de los viejos dogmas, valores

burgueses y estructuras mentales anquilosadas requería mucho esfuerzo y dedicación. Era

tarea para los revolucionarios, mujeres y hombres amorosos, estudiosos de la vida y la

historia, de la praxis revolucionaria y las leyes de la dialéctica. También, para los humildes

rebeldes y sensibles comprometidos con el sol de un nuevo amanecer.

Chávez fue un ejemplo. Desde niño transitó por caminos sinuosos; su avidez

intelectual fue el signo de su vida. Apasionado por la lectura, autodidacta disciplinado,

escudriñó con metodología propia las referencias escritas, orales y gráficas que llegaron a

sus manos.

Estudió sin horario alguno todo tipo de documentos sin descartar alguno, por más

complicado que pareciese. Esa información la debatió con compañeros, amigos y

maestros. Les increpó respuestas a sus inquietudes y angustias mientras se paseaba con

mirada escrutadora por el pensamiento de muchos, con quienes dialogó incesantemente;

en su biblioteca personal hoy reposan más de tres mil títulos.

Conversó con Rómulo Gallegos, con el poeta sabaneteño Eduardo A. Rangel, con

Arturo Uslar Pietri, en quienes descubrió la ensoñación llanera. José León Tapia y José

Esteban Ruiz Guevara le develaron algunas verdades sobre el bisabuelo Maisanta. Junto a

Alejandro Magno, Escipión el africano, Aníbal, Julio César, Napoleón, Clausewitz, Mao Tse

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Tung y Simón Bolívar se paseó por los recovecos de la historia militar.

Conoció algo del marxismo con Ilich Vladimir Ulianov -Lenin-, Carlos Marx, Federico

Engels, Ernesto Che Guevara y Jorge Plejanov. De doctrinas económicas supo junto a

Walter Montenegro y John K. Galbraitch y de la relación entre marxismo y cristianismo

con Theilard de Chardin.

Otra versión de la historia de Venezuela y América Latina se la brindaron José Martí,

José Carlos Mariátegui, Federico Brito Figueroa, José Rafael Núñez Tenorio, Américo

Martí, Diego Salazar, Miguel Acosta Saignes, Domingo Alberto Rangel, entre otros.

Los horizontes del conocimiento y de la sabiduría universal no se agotaron para su

inquieta mente. Se apasionó con Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Francisco de Miranda,

Antonio José de Sucre, Ezequiel Zamora. Se embriagó con sus tesis originales ampliándolas

con Juan Jacobo Rousseau, Nicolás Maquiavelo, Indalecio Liévano Aguirre, Francisco

Pividal, Germán Carrera Damas, Francisco Herrera Luque.

Contrastó la teoría con la práctica de experiencias latinoamericanas nacionalistas-

antiestadounidenses como las de Juan José Torres en Bolivia, Juan Velazco Alvarado en

Perú y Omar Torrijos en Panamá y las experiencias rebeldes e ideas de Hugo Trejo,

Douglas Bravo, Alfredo Maneiro, Fabricio Ojeda. Los avatares de la política y del estado

los descubrió en tesis de Jorge Giordani, Carlos Matus, Maurice Duverger, Paul Claval,

István Mészáros, Toni Negri, Enrique Dussell, Norberto Ceresole.

Ese diálogo y muchos más fructificaron en su pensamiento y la policromía de sus

ideas configuró el arco iris sincrético de sus concepciones. Chávezviii regó su mensaje por

doquier: …”El mundo tiene que ser del hombre, de la justicia, de la dignidad, de la

igualdad, de la paz, y eso sólo es posible en el socialismo”. Desde entonces se confundió

con los humildes de todos los lugares y colores. Enamoró a otros con su propuesta y su

ejemplo se multiplicó en millones de conciencias.

El debate se bañó de praxis revolucionaria; la abstracción era asunto de eruditas.

Mientras conducía la política del estado capitalista agónico, Chávez guió a los humildes

por un proceso inédito, la transformación total de la realidad social venezolana según el

devenir de las contradicciones. La dialéctica azuzó el crecimiento de ambos.

El socialismo era viejo y nuevo a la vez, según Kohanix: …”El socialismo del siglo XXI, el

nuevo socialismo, es el heredero contemporáneo de ese antiquísimo reclamo de

emancipación radical. Retoma y actualiza ambas tradiciones entrecruzadas y

entrelazadas”. Viejo en sus ideas de justicia, emancipación, dignidad e igualdad y en las

luchas de los oprimidos en contra de la desigualdad social que el pueblo venezolano y

latinoamericano retomó de nuevo.

El horizonte apenas asomó en su frondosidad. De antaño renació el amaos los unos a

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los otros de Cristo, el galileo; la unidad integradora de Bolívar, el libertador de América

que Martí reeditó en la dimensión ¡Patria es Humanidad! Y la vieja lucha antiimperialista

contra los antiguos romanos, los europeos de la modernidad y los capitalistas imperialistas

de hoy -estadounidenses, chinos y rusos- responsables de las lágrimas y el dolor de la

especie viva.

El socialismo no es cualquier teoría, tampoco el pragmatismo de algunos para

encubrir sus falencias e imposturas. Es un modo de vivir distinto, humano. La manera de

producir de una hermandad donde todos aportan según sus capacidades y se reparten

justamente lo producido, según sus necesidades.

Las raíces son milenarias. Otros vivieron, produjeron y se reprodujeron como

hermanos y hermanas en las catacumbas cristianas, en los chabonos aborígenes y en el

paraíso terrenal, lugar celestial donde se cometió el primer y más indigno pecado, privar al

hombre de la mujer, expulsar injustamente a la mujer de aquel lugar encantado donde

Caín se erigió en el rey del individualismo y la nulidad cuando asesinó a su hermano Abel.

Fue el pecado de la apropiación del uno sobre el otro, de los pocos sobre el suelo de

tantos, de lo producido en provecho de unos pocos. Una afrenta que condenó a la especie

humana y a la naturaleza a un destino incierto, a su probable extinción.

La resistencia a tal deslave ha sido eterna: los oprimidos han retado a los poderosos y

cuando divulgan sus hazañas, derriban las montañas de lo prohibido. Se agigantan ante el

mundo como lo hicieron Espartaco en la Roma antigua, Túpac Amaru en América del Sur y

Guaicaipuro en Venezuela. Otros como Platón, Tomás Moro, Campanela recrearon en sus

ensayos literarios, los sueños utópicos de miles.

Graco Babeuf fue otro ejemplo. Republicano y comunista francés, lideró en la Francia

de 1789 la conspiración de los iguales, primer ensayo comunista de realización del

socialismo. Saint Simon, Owen, Fourier, Cabet, Flora Tristán entre otros, extrajeron de sus

experiencias, ideas y modelos de cooperativismo, falansterios y algunos esbozos de los

derechos de la mujer y los obreros.

Esta historicidad la retomaron Marx y Engels para profundizarla con el estudio de las

teorías de mediados del siglo XVIII. Involucrados políticamente con la clase trabajadora

sobreexplotada por la burguesía, en plena fase de Librecambismo, polemizaron con los

filósofos hegelianos, con los sociólogos de la Francia revolucionaria -Thierry, Mignet,

Guizot y Thiers- y con David y Ricardo, economistas ingleses.

Sin descuidar el proceso de organización y concientización del proletariado, Marx y

Engels estudiaron las relaciones sociales entre hombres y mujeres en sus contradicciones

históricas y desde la visión de la sociedad como totalidad; superaron así la concepción

mecanicista y lineal de la historia. Con el descubrimiento del plus valor explicaron, en

parte, la causa de la explotación del hombre por el hombre y la subsiguiente acumulación

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de capital; su visión trascendió la linealidad del economicismo de Smith y Ricardo.

Transformaron el idealismo hegeliano cuando develaron que las ideas existen porque

existe la materia; la conciencia no tiene vida propia, la existencia tampoco; la conciencia

social es un parto del ser social.

Con estas teorías, la Concepción Materialista de la Historia, la Filosofía de la Praxis y la

Ciencia Crítica de la Economía Política del Capitalismo, el socialismo utópico se transformó

en socialismo científico, marxista, herramientas fundamentales para la lucha política y

social de los trabajadores a través de sus asociaciones internacionales y nacionales.

La teoría social marxista fundante del socialismo de Marx y Engels sufrió

modificaciones; es su esencia dialéctica. Sendas polémicas se suscitaron por doquier en el

seno de los movimientos de los trabajadores, en el terreno de la práctica concreta y en el

plano de la teoría. Nacieron otras corrientes ideológicas como el anarquismo, el

reformismo, el revisionismo y sus consiguientes efectos en la unidad de los

revolucionarios. Kohanx lo explica así:

La cientificidad de la teoría social marxista reside en su capacidad de crítica. Su cientificidad no reposa en la postulación de todo un catálogo de sentencias (o “leyes de hierro”) universales, absolutas y a históricas -supuestamente válidas para todo tiempo y lugar, al margen de la historia, las subjetividades y los conflictos sociales- sino en su enorme capacidad para desarmar, desmontar y demoler los dogmas que legitiman el orden social capitalista como natural, inmodificable absoluto y eterno.

La transformación del capitalismo en otra sociedad, la socialista, fue, es y será la

médula alrededor de la cual se teje cualquier proceso revolucionario. No ha sido así. Otras

corrientes ideológicas se desmembraron de la Asociación Internacional de los

Trabajadores, ente aglutinador del proletariado a mediados del siglo XIX de tal manera

que durante el siglo XX y principios del XXI dos corrientes ideológicas impregnan el

desarrollo de los procesos sociales y políticos de transformación de la sociedad capitalista:

La corriente moderada, reformista, evolucionista y gradualista que propugna el cambio

lento del capitalismo, bien para maquillarlo o para transformarlo lentamente; y la

corriente radical y revolucionaria comprometida con la transformación cualitativa y total

del capitalismo en socialismo.

Rosa Luxemburgo, Lenin, Leon Bronstein -Trosky- y el Che Guevara fueron socialistas

radicales. Revolucionarios en su esencia, discreparon con Marx y Engels en algunas de sus

tesis pero las enriquecieron en la práctica concreta con la frustrada revolución alemana de

los primeros años del siglo XX, la Revolución Bolchevique de 1917 dirigida por Lenin,

Trostky y Stalin y su proyección en la Revolución China de Mao Tse Tung en 1949, la larga

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guerra de liberación del pueblo vietnamita guiada por Ho Chi Minh y la Revolución Cubana

de 1959 encabezada por Fidel Castro y Ernesto Che Guevara.

El Chexi Guevara, socialista radical revolucionario, fue más lejos. A sus convicciones

teóricas agregó interpretaciones genuinas del latino americanismo de Mariátegui y su

empeño en no copiar otros modelos; la política conducida por Lenin y el humanismo

sembrado en sus entrañas al enunciar una de sus irreverentes tesis: “Déjeme decirle, a

riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes

sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta

cualidad”. La objetividad racionalista del viejo mundo se trastocó con la subjetividad

sublime del sueño ancestral: el retorno de mujeres y hombres al paraíso perdido para

sanar, en el amor, su separatidad.

Fue éste el escenario de los pugilatos, desconciertos y convicciones profundas donde

Chávez inscribió el debate sobre el Socialismo del siglo XXI, debate enrarecido y turbio

por el sinfín de argumentos neoliberales, postmodernistas y posmarxistas alojados en las

confusas y débiles conciencias de humildes y revolucionarios.

Los argumentos sobre el socialismo, unos elásticos, otros difusos, se esparcieron

como el viento. El pragmatismo de algunos, el reformismo de muchos, el racionalismo de

otros desdibujaron lo que aún no tenía definición pero sí horizonte. El Socialismo del siglo

XXI era el camino, según Chávezxii para …”la dignificación del ser humano, de la sociedad

humana, de la Patria humana”; necesitaba inventarse, moldearse en la piedra milenaria de

los ejemplos rebeldes, en la historicidad de los pueblos.

La revolución venezolana, proceso inédito ideado por Chávez, sus compañeros de

armas y algunos civiles militantes de izquierda fue el signo de los tiempos diferentes. Un

proceso pacífico y democrático alimentado por el pensamiento de los viejos y viejas tipas

que Chávezxiii concibió así: …”una revolución requiere un gran esfuerzo dialéctico de

teoría, sin duda, pero también de praxis. Es más, mi convicción es que la praxis

definitivamente, es lo que hace o no hace que una revolución lo sea en verdad. Es la praxis

transformadora lo que cambia una realidad”.

La ideología se perfiló al calor del debate de las ideas y la planificación de las acciones

conspirativas. Chávez arribó a ella después de un largo trajinar con su conciencia y su

paradójica existencia; siempre lo atormentaron conflictos y dudas. Cuando su mente

dudó, su corazón le respondió con certezas; en su alma e imaginario reposaban el amor

puro e ingenuo de la primera infancia, el tierno sabor de los pechos que amamantaron sus

sueños, la imagen de los caballos trajinando por la sabana y la mariposa amarilla volando

alto, guiando su escabroso destino.

Se había entrenado en la práctica rebelde con los amigos barineses, el hermano Adán

y el maestro Ruiz Guevara a quienes acompañó en las protestas callejeras, las pintas y los

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acalorados debates políticos. Junto a Alí Primera, Cecilia Todd, Lilia Vera y tanto cantador

del llano aprendió cuán útil era el canto irreverente para la subversión. Con otros amigos y

amigas de la universidad, de la vida militar y las barriadas caraqueñas comprendió la

necesidad del compromiso profundo: trastocar su sueño en rebeldía concreta.

Transcurrían los años 1970 a 1980, época de fluctuaciones en la política mundial y

nacional cuando Chávezxiv tomó decisiones de vida:

…Empecé a tener contacto con distintos jóvenes que andaban en la política, y sentía ya una inclinación por la política, por la izquierda, por las ideas de izquierda. No hay duda. Yo tenía un sentido de la justicia, un sentido del equilibrio natural de la sociedad, y me daba cuenta de que, en definitiva, ser de izquierda es querer la justicia, la justicia social.

Esa decisión la transformó en querencia, pensamiento, conciencia revolucionaria,

acción militante de gobierno.

Era la izquierda de los viejos ideales, del compromiso real con el cambio en favor de la

igualdad y la justicia de las mayorías sociales, herencia de la Declaración de los Derechos

del Hombre y el Ciudadano de la Francia Revolucionaria de 1789; una izquierda

quebradiza ideológicamente por el débil desarrollo de la teoría social marxista.

En América Latina habían penetrado las primeras ideas marxistas y anarquistas a

mediados de 1920. Sus portadores, obreros inmigrantes del viejo continente, las

esparcieron en naciones dominadas por el neocolonialismo, la dependencia y la presencia

de una clase obrera desorganizada y con frágil conciencia. En Venezuela arribaron más

tarde, a mediados de 1926, gracias al empeño de jóvenes exilados por la dictadura

gomecista.

Mientras las conciencias maduraban y se elaboraban otras tesis, la izquierda

latinoamericana utilizó el nacionalismo, el antiimperialismo y el nacionalismo

revolucionario, concepciones ideológicas autóctonas de comprobada utilidad política,

para enfrentar al conservadurismo y liberalismo burgués.

Fue en Cuba, Argentina y Perú donde germinaron las primeras ideas marxistas.

Hombres como Julio Antonio Mella, José Carlos Mariátegui y Aníbal Ponce, preocupados

por sus realidades nacionales, elaboraron alternativas de desarrollo genuinas. Abrieron el

sendero para la lectura latinoamericanista de la teoría social marxista.

A mediados de 1930 la producción intelectual tomó otro giro; las contradicciones

sociales y políticas se agudizaron entre las potencias capitalistas imperialistas y de éstas

con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas -URRS–. El fascismo avanzó en Europa y

las fuerzas progresistas se adhirieron a los frentes populares antifascistas. Además, desde

la Tercera Internacional o Internacional Comunista se impuso a los partidos comunistas

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del orbe, la interpretación científica de las obras de Marx, Engels y Lenin. Desde entonces

imperó el dogmatismo en los debates ideológicos y en la práctica revolucionaria.

La ortodoxia soviética de Stalin se impuso, pero el flujo del pensamiento dialéctico no

se detuvo. En México, Cuba, Chile, Colombia, Uruguay, Perú, Argentina y Bolivia la teoría

social marxista siguió madurando. Asuntos de política, filosofía, epistemología y ontología

ocuparon a los intelectuales y revolucionarios quienes elaboraron otras ideas sobre el

humanismo en Marx, las luchas históricas de los pueblos latinoamericanos frente a la

dominación, el fenómeno del desarrollo desigual, la interpretación histórica del devenir

socioeconómico de América Latina, los fundamentos del socialismo, el materialismo

histórico y el materialismo dialéctico, la vía violenta o pacífica para acceder al poder, entre

otros.

En Venezuela las circunstancias fueron otras; el pugilato de la dominación oligárquico-

burguesa entre sistemas políticos aparentemente diferentes, esto es, dictadura o

democracia, dominaron el escenario del devenir de la izquierda. Vanos intentos se

hicieron desde el exilio político para divulgar la teoría social original de Marx y Engels y

organizar partidos consustanciados con sus fundamentos. El Partido Comunista de

Venezuela –PCV-, afiliado a la Internacional Comunista, a la ortodoxia del Partido

Comunista de la Unión Soviética –PCUS- y a su dogmatismo ideológico, fue la expresión de

la izquierda venezolana hasta 1960.

Mientras esto ocurría en la Patria de Bolívar, el cielo resplandeció el 1 de enero de

1959 en la patria de su discípulo preferido. Desde la Sierra Maestra bajaron los valientes

guerrilleros acompañados por sus líderes, Fidel, Raúl, el Che; juntaron sus manos y

corazones con el pueblo ansioso de igualdad y justicia. Sintieron el retorno de Martíxv

desde la Ensenada para susurrarle al líder del Moncada: “Hijo: Espantado de todo, me

refugio en ti. Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la

virtud, y en ti”.

Fue el rebelde pueblo cubano y sus guías quienes ennoblecieron la lucha libertaria de

los oprimidos; su ejemplo se regó como pólvora por toda Latinoamérica. Contagió a

Farabundo Martí, a Augusto César Sandino, a Eloy Alfaro, a Simón Bolívar y Antonio José

de Sucre, a José Artigas y miles más quienes resolvieron tomar el cielo por asalto y

posibilitar el socialismo.

Las rebeldías con sentido tomaron nuevos bríos; integraron lo novedoso en lo viejo. El

Frente Sandinista de Liberación Nacional -FSLN-, los Tupamaros, el Frente Farabundo

Martí de Liberación Nacional -FMLN-, las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional –FALN-

y otros grupos rebeldes de Chile, Argentina, Colombia, Guatemala, Perú emularon a sus

hermanos cubanos; optaron por la vía violenta para acceder al poder político y construir el

socialismo.

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En Venezuela las circunstancias eran propicias. Las fuerzas populares entrenadas por

casi diez años en la lucha clandestina para derrocar la dictadura de Pérez Jiménez fueron

traicionadas por sus aliados, los firmantes del Pacto de Punto Fijo en 1958, militantes de

los partidos socialdemócratas Acción Democrática -AD- y Unión Republicana Democrática

-URD-; del socialcristiano Comité de Organización Política Electoral Independiente -Copei-

y el PCV. La crisis socio-económica se había agudizado y las tensiones de la Guerra Fría se

trasladaron aún más hacia territorios del Tercer Mundo.

Fue a mediados de 1960 cuando jóvenes disidentes de AD y PCV empuñaron las

armas y se desplegaron en batalla en campos y ciudades. Acompañaron a los jóvenes

militares insurrectos responsables de los hechos violentos en Carúpano y Puerto Cabello.

La lucha armada se prolongó, con altibajos, por casi quince años. Mujeres y hombres

de diferente credo ideológico se sumaron al combate pero fracasaron en su empeño de

redimir a los humildes. El poder político-militar del Estado democrático burgués aliado con

las fuerzas retrógradas del imperialismo capitalista hizo mella en su fuerza y en sus

conciencias.

Al amparo de la política oficial de pacificación, los guerrilleros y guerrilleras

sobrevivientes retornaron a la vida pública a mediados de 1970; se sumaron a las reglas

democráticas del juego electoral. Fundaron otros partidos de izquierda como el

Movimiento al Socialismo -MAS- partido marxista-leninista antidogmático, comunista de

nuevo tipo encaminado a crear una vía venezolana hacia el socialismo, según reza su

doctrina, y la Causa Radical -Causa R- organización política anti dogmática, marxista tenue,

dispuesta a impulsar la democracia radical; ambos desprendimientos del PCV. Y la Liga

Socialista, partido marxista-leninista-maoísta derivada del MIR, entre otros.

El resto de los rebeldes insurrectos, ajenos a esta política hegemónica, resistieron en

silencio esperando una nueva oportunidad. Todos habían demostrado el espíritu indómito

descrito por Bolívarxvi cuando se dirigió a los habitantes de la Villa de Tenerife a orillas del

río Magdalena en Colombia, el 24 de diciembre de 1812:

La guerra que habéis sostenido contra ellos, además de haberos cubierto de una ignominia eterna, os ha hecho probar todas las aflicciones que son capaces de inventar los tiranos para asolar, y anonadar si es posible, a los que tienen la estolidez de presentarles la cerviz a su yugo opresor.

El ejemplo rendiría sus frutos en futuras batallas. La lucha armada también fracasó en

toda Latinoamérica y la democracia liberal burguesa, con su juego electoral

embrutecedor, se impusieron. Estados Unidos logró su cometido: su patio trasero estaba

garantizado, la posibilidad socialista se postergaba de nuevo, no así, el flujo de las ideas y

las acciones rebeldes.

La Cuba revolucionaria brilló nuevamente, a pesar del bloqueo económico criminal

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propinado por los imperialistas capitalistas. La burguesía temió su ejemplo de dignidad y

solidaridad internacionalista más no pudo impedir la propagación de las teorías martianas-

marxistas del Che y Fidel. Ambos estudiaron exhaustivamente las obras de Marx, Engels y

Lenin y ajustaron sus categorías y tesis fundamentales a la realidad transicional de la

sociedad cubana, dependiente y neocolonial.

En 1956 el mundo conoció la misteriosa vida detrás del telón de acero. La ortodoxia

soviética y el dogmatismo marxista sufrieron un duro revés, no así las corrientes

ideológicas heterodoxas. El pensamiento marxista se enriqueció en el debate; sus

principales tesis se estudiaron en el claustro universitario. Por pasillos y jardines circularon

por primera vez las ideas irreverentes de Gramsci, Trotski, Rosa Luxemburgo, Sartre,

Althusser y muchos más. La Rosa Roja se deshojó otra vez; la ideología de la dominación

podía derrotarse en la conciencia.

América Latina propagó otra lectura de la teoría social marxista desde la diferencia y

la vinculación con el viejo pensamiento; genuina, en ocasiones, en otras, no tanto. La

dialéctica, la concepción materialista de la historia, la teoría del conocimiento, la

dependencia, el imperialismo, la democracia, el subdesarrollo y otros asuntos de historia,

antropología, sociología y sicología fueron los asuntos abordados por sabios y novatos,

nativos e importados como Adolfo Sánchez Vásquez, Gabriel Vargas Lozano, Pablo

González Oramas, Eli de Gortari, Adolfo Gilly, Enrique Dussell, Agustín Cueva, Shafic

Handall, Tomás Borge, Sergio Ramírez, Orlando Fals Borda, Ludovico Silva, Domingo

Alberto Rangel, José Rafael Núñez Tenorio, Theotonio Dos Santos y muchos más.

Sobre la teoría social marxista Chávezxvii conoció poco, siendo joven; en Venezuela la

profusión de estas ideas fue relativa. Leyó de forma dispersa y con método propio el

“Manifiesto Comunista” de Marx y Engels; “¿Qué hacer?”, “Imperialismo, fase superior del

capitalismo”, “El Estado y la Revolución” de Lenin; “Guerra de Guerrillas” del Che Guevara

y el Libro Rojo” de Mao Tse Tung, entre otras obras documentales. En 1998 reconoció:

…”Yo no puedo adueñarme del pensamiento marxista y declararme como tal, porque del

marxismo no conozco. Yo nunca leí El Capital. He leído elementos pero de forma

superficial. Para yo decir: soy marxista, debería conocerlo a fondo”.

Valoró el marxismo como ciencia, filosofía, política, pensamiento y método y a Marx y

Engels como sus creadores pero creyó inapropiado el uso de sus categorías y tesis para

fundamentar la revolución en una sociedad atípicamente capitalista como la venezolana;

no descartó su integración a un sistema ideológico propio. Para entonces era impensable

concebir la teoría social marxista como lo que es, una concepción dialéctica de la vida, del

hombre y de la sociedad, una teoría crítica, la filosofía de la praxis. En su imaginario

preservó vivencias e ideas.

En la academia militar, centro de otras luces y luchas, tropezó de nuevo con las raíces

de la historia patria. Retumbaron en su conciencia las voces del eco libertario, del

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antiimperialismo incompleto y en su corazón se deshojaron las lágrimas de tantos

oprimidos. Maisanta, el bisabuelo de su sangre, otra vez; Zamora, el recuerdo inefable de

la valiente Rosa. Y Bolívar, Sucre, Miranda, Rodríguez, todos juntos gritándole con fuerza:

¡Ve, desenvaina la espada! En pos de ti irán multitudes. Esperan la vendetta. La revolución

no ha terminado todavía. No puedes fallar. ¡Iremos junto a ti!

Bolívar, el más elocuente, le ilustró sobre la Patria Grande y la integración postergada.

Rodríguez, en sus aforismos, le enseñó el sentido filosófico de la vida en sociedad.

Zamora, el más conocido, le develó la receta del mazato, clave mágica de los hacedores de

la tierra en sus afanes abolicionistas.

En su fuero interno Chávez dudó y en la duda cabalgó sin desenfreno por los caminos

de la oscuridad y la luz. Retó al estado decadente mientras cumplía sus deberes militares.

Descubrió cuán osado era definirse bolivariano más no temió. El alma le latió al ritmo del

sentimiento popular y la acompasó con los riesgos para fundirse en el mismo sueño: la

rebeldía sin causa caminó por el desfiladero de la rebelión con causa.

Vivió la descomposición de la lucha armada en 1977; sintió en sus entrañas el

sinsentido y los abusos. Decepcionado, resolvió organizar un movimiento cívico-militar

capaz de incursionar contra lo viejo. La primera célula germinó como Ejército de

Liberación del Pueblo Venezolano -ELPV-. Se multiplicó entre la oficialidad joven hasta

conformar el Ejército Bolivariano Revolucionario -EBR- luego, Movimiento Bolivariano

Revolucionario 200 -MBR-200- cuando los comandantes Hugo Chávez Frías, Raúl Isaías

Baduel, Jesús Urdaneta Hernández y Felipe Acosta Carles juraron frente al Samán de

Güere: “No descansar nunca, inmolarse si fuese necesario hasta conquistar la liberación

del humano de la lógica del capital”.

La conspiración creció. Entre escondrijos y pasillos, silencios y complicidades,

delaciones y adhesiones, se integraron otros al MBR-200: Hugo Trejo y su gente, William

Izarra y el movimiento Revolución 83 -R83- luego ARMA, Douglas Bravo y el Partido

Revolucionario Venezolano -PRV-Ruptura- y Alfredo Maneiro y la Causa R. La conspiración

abrió su camino; urgían las definiciones.

La ideología fue un área neurálgica. Tesis divergentes desataron los demonios y los

miedos inconscientes inoculados por la cultura de la dominación. Mientras los civiles

proponían ideas fundadas en el marxismo, los militares recelaron de ellas, según Chávezxviii

porque …”era lo más opuesto a la esencia de la Fuerza Armada, resultaba imposible hacer

una síntesis de Marx o Lenin y la idiosincrasia prusiana de nuestra formación militar”.

Otras diferencias alrededor de la estrategia y la táctica de la conspiración tensó el

ambiente de la unidad. Bravo, por ejemplo, era partidario de la insurrección cívico-militar;

Maneiro, en cambio, defendió la tesis de la gran huelga general con fines insurreccionales.

Los militares rechazaron ambas propuestas; la tesis del “brazo armado” de Mao Tse Tung

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subordinaría la fuerza militar al poder de los políticos. La unión cívico-militar se resintió

momentáneamente para proyectarse en el futuro.

Los conjurados se concentraron en el estudio colectivo de Bolívar, Miranda, Sucre,

Zamora y Rodríguez en quienes encontraron argumentos suficientes para sustentar

ideológicamente la rebelión. Sintetizaron las principales ideas, aún vigentes, en el Árbol de

las Tres Raíces, trazo indeleble del bolivarianismo, sistema ideológico articulador de la

revolución bolivariana.

Para Chávezxix el bolivarianismo enlazó a Bolívar con Rodríguez y Zamora, tres

gigantes oteando desde el Chimborazo la Tierra de Gracia para redimirla junto al discípulo

sabanero. …”Cuando decimos tres no son en verdad fuentes, hablamos de tres raíces, de

tres figuras. Porque del marxismo hay que beber, del planteamiento liberal, del

estructuralismo hay que beber, de muchas corrientes. Del cristianismo hay que beber, de

los pensadores clásicos de la antigüedad. Son fuentes”. Una lectura síntesis de lo mejor

del pensamiento universal, latinoamericano y venezolano, el lienzo polícromo del

pensamiento de la nueva sociedad venezolana.

Armados de razones, ideología y objetivos, los conjurados desenvainaron sus espadas

la madrugada del 4 de febrero de 1992. Desde el Olimpo bajaron los gigantes para

acompañarlos y así traspasar la barrera de lo imposible. A pesar de delaciones y traiciones,

apresuraron el paso y ocuparon sus puestos de comando; algunos no se presentaron.

Sabían que la cita era con la Historia Real y no podían perder un segundo más; los

trescientos años de calma llegaban a su fin.

Las multitudes sintieron el relámpago amilanados como estaban por tanto reclamo

insatisfecho. Veían derrumbarse la Patria de Bolívar por la descomposición del estado

desde 1983 cuando el signo monetario se desgajó en pedazos; en 1989, cuando los más

pobres se deslizaron por los cerros del dolor; en 1992, cuando los jóvenes militares,

asqueados de tanta podredumbre, inmolaron su estabilidad individual, familiar y social y

cuando, al fin, en 1993, el símbolo de tanta decadencia, el presidente en funciones, fue

separado de su cargo.

Acompañaron a los comandantes bolivarianos, se identificaron con ellos. Sabían quién

era el artífice de tal osadía: el Padre silenciado por la historia de las élites, habitante

preferido de sus altares y luchas. Pero sus corazones latieron con intensidad por aquel

comandante, el del Por Ahora, por su valiente y osada intervención televisiva; él les

devolvió la esperanza, la posibilidad de la redención y decidieron adoptarlo para sí

eternamente.

La rebelión del 4F falló militarmente pero desató la revolución bolivariana, proceso

pacífico y democrático reñido con los mecanismos objetivos y subjetivos de la hegemonía

burguesa. La conspiración y la rebelión cedieron su espacio a la formalidad y el 6 de

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diciembre de 1998 fue electo, por mayoría, Hugo Rafael Chávez Frías como Presidente de

la República de Venezuela.

Los bolivarianos organizados sucesivamente en círculos patrióticos, electorales y

bolivarianos desde 1994 y con el fogaje en la lucha de clases, conocedores del Proyecto

Nacional “Simón Bolívar” y el Árbol de las Tres Raíces, se desplegaron en combate en el

marco de la legalidad burguesa. Conquistaron su primera victoria, la Asamblea Nacional

Constituyente y la subsiguiente aprobación de la Constitución de la República Bolivariana

de Venezuela –CRBV- el 15 de diciembre de 1999. Derrotaron así a los antibolivarianos,

oligarcas de mentalidad y conciencia, defensores a ultranza del modo de vida burgués y su

sistema democrático representativo.

La República Bolivariana se refundó en los términos del nacionalismo revolucionario,

concepción teórica autóctona subyacente al alma popular. Su historicidad develó el

verdadero significado de las luchas libertarias en contra de los efectos perversos y

disgregadores de la transnacionalización del capital.

Chávezxx lo invocó como antípoda del tradicional nacionalismo burgués del viejo

mundo europeo, chauvinista en su esencia: …”Las fuerzas nacionales de identidad, que

nos transfiguran o nos desfiguran la identidad, surgen de nuevo, empujadas por fuerzas

históricas que van quedando en las raíces del pueblo. Yo creo estar inserto en una de esas

corrientes: un nacionalismo latinoamericano, hacia lo nuestro, volver a lo nuestro”.

Es el nacionalismo revolucionario de la Patria Grande, el mismo del Incanato de

Mirandaxxi cuando declaró:

…Rompamos las cadenas y hagamos ver al mundo que no somos tan degradados como la España piensa. Sigamos las huellas de nuestros hermanos los americanos del Norte *…+ Seremos libres, seremos hombres, seremos nación *…+ Pues que todos estemos injuriados del mismo modo, unámonos todos en la grande obra de nuestra común libertad.

Y de la postergada Integración Hispanoamericana de Bolívarxxii cuando afirmó: …”Yo

deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo,

menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”.

La República Bolivariana refundada constitucionalmente como Estado democrático y

social de Derecho y de Justicia vivió, desde 1999, una etapa de transición. Mientras se

construían las nuevas estructuras bajo la conducción de Chávez, Jefe de Estado,

Presidente de la República y Líder de la Revolución Bolivariana, las viejas formas de hacer

política, de producir, vivir, pensar y sentir, se resistieron. La misma CRBV preservó,

jurídicamente, los valores del capitalismo clásico -libertad, igualdad, justicia, solidaridad,

democracia, paz internacional, soberanía- y la lógica del capital asentada en la defensa de

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la propiedad privada de los medios de producción, la iniciativa privada, la libertad de

trabajo, de empresa, de comercio e industria.

La ambigüedad, herencia legítima de siglos de conciencia subyugada gracias a la

trilogía escuela, familia e iglesia, se expresaron en la acción de gobierno y en el pugilato

pacífico y violento entre bolivarianos y anti bolivarianos. Tanto es así que entre 1999-

2001, Chávezxxiii condujo la transición en los primeros tres años de la revolución

bolivariana en los términos de:

…la tercera vía que propone Tony Blair, el primer ministro británico. Un modelo que no sea socialista ni comunista, pero tampoco el neoliberalismo salvaje que genera desempleo e inestabilidad. Que haya empleo, trabajo, salario justo, seguridad social. Un modelo económico humanista, esa es la solución.

Fue su interés preservar los equilibrios naturales entre los intereses individuales y

sociales, las fuerzas y los factores del Proyecto Nacional “Simón Bolívar” en los planes y

resoluciones concretas.

Este equilibrio se interrumpió finalizando el 2001 cuando Chávez aprobó y divulgó las

cuarenta y nueve leyes habilitantes atentatorias de la lógica del capital. El poder

hegemónico de la burguesía extranjerizante y transnacional convencida que la

irreverencia y osadía del Presidente en funciones y líder de los “descamisados” había

llegado muy lejos, accionaron sus alarmas desestabilizadoras.

Las marchas y contramarchas de bolivarianos y anti bolivarianos plenaron calles y

avenidas de la capital caraqueña hasta el 11 de abril de 2002 cuando la emboscada de

Puente Llaguno y el deceso de diecinueve venezolanos y venezolanas activó el golpe de

estado. Chávez fue separado ilegalmente de sus funciones de gobierno. La estadía de los

golpistas en el Palacio de Misia Jacinta fue breve, pero sangrienta; demostró cuán terrible

actúa el sector de los privilegiados cuando se les separa del poder hegemónico.

Chávez recuperó sus funciones el 14 de abril gracias a la fuerza del poder popular y de

algunos militares progresistas; optó por el diálogo. El ala militar derechista y los políticos

pro capitalistas activos entre los bolivarianos, salieron derrotados; no así la corriente

reformista la cual ocupó los espacios decisorios de la política gubernamental.

El diálogo entre los sectores en disputa contó con la mediación de la Organización de

Estados Americanos –OEA-. No prosperó y el 3 de diciembre de 2002 la industria petrolera

fue saboteada salvajemente; sabotaje que se prolongó hasta febrero 2003 y ocasionó

severos desajustes sociales y económicos. Los meritocracia saboteadora fue expulsada de

Petróleos de Venezuela, empresa que sufrió importantes cambios, entre otros, la

reorientación de la renta petrolera hacia los sectores más empobrecidos de la sociedad.

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Triunfó la unión cívico-militar y las fuerzas retrógradas y contrarevolucionarias se

replegaron aparentemente. Eventos de violencia, de pugilato electoral, de agresiones

diplomáticas coparon el escenario de la confrontación entre bolivarianos revolucionarios y

contrarevolucionarios anti bolivariano; estas contradicciones impulsaron la reorientación

de la política del gobierno bolivariano.

En el año 2003 Chávez adoptó medidas trascendentales; había descubierto los

misterios de la lucha de clases. Creó las Misiones Sociales, pozo generador de la

hermandad y de la posibilidad socialista, germen del Estado democrático y social de

Derecho y de Justicia. Junto a Fidel, delinearon estratégicamente el horizonte; entre ellos

se estrechó el abrazo de la complicidad revolucionaria. El Che los auxilió y desde entonces

el internacionalismo impregnó el transcurrir de la revolución bolivariana.

Los sanadores de las dolencias del cuerpo, espíritu y mente viajaron presurosos desde

la Isla de Martí para encontrarse con sus hermanos; recorrieron y recorren el camino de la

sanación posible. Penetraron el Barrio Adentro, bebieron en el tarro de la salud y la

enfermedad y comprendieron juntos el valor de la vida, del dolor y la alegría, de la tristeza

y la esperanza. Desde Amotape los acompañó el Robinson y con su sabiduría ingeniosa

borraron de las mentes de mujeres y ancianos, jóvenes y campesinos, indígenas y miles,

siglos de estulticia y enajenación; Ribas y Sucre se sumaron al empeño.

Los misioneros del internacionalismo repitieron otras hazañas: cultivaron a los

jóvenes y niños en el cuerpo y la mente sana; a los más viejitos, en la emoción de sentirse

útiles; y por doquier regaron danzones y poesías. El milagro de Cristo también se sintió en

barrios y caseríos, allí, donde los panes y peces se multiplican a diario en las casas de

alimentación y abrigo. Y en los ranchos de hojalata y zinc, dignificados en hogares bonitos,

se derrumbó, definitivamente los signos del desprecio y la exclusión.

La justicia social fue posible; atrás quedaron los siglos de la vileza. Chávez aprendió la

lección que Fidelxxiv le enseñó:

Se hizo justicia social con mano firme a lo largo y ancho del país. Por primera vez en la historia de nuestro país, el Estado y el gobierno dejaron de estar al lado de los ricos y se pusieron al lado de los pobres. Cuando la inmensa mayoría de nuestra población vio que el gobierno, decididamente, afectaba a los intereses de los ricos y de los burgueses para apoyar al pueblo, poco a poco se fueron derrumbando, como castillos de naipes, todas aquellas mentiras, toda aquella campaña anti socialista y anticomunista, y así se fue creando un nuevo pensamiento político, una verdadera cultura política de nuestro pueblo.

Los humildes venezolanos supieron entonces que no se habían equivocado cuando

adoptaron a Chávez; habían leído en su alma y su conciencia, sus propios sentires y

sueños. Se impuso la práctica de la cotidianidad y por primera vez lo ajeno y extraño

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inundó hogares, vidas, a la sociedad toda. La teoría se transformó con la práctica concreta

y el bolivarianismo sumó otros pilares a sus nociones originales.

La palabra socialismo adquirió un sentido diferente para la masa bolivariana. No le

temieron, antes bien, la tiñeron de multicolores de la mano de Chávez. Miraron lejos y

descubrieron la intensidad de los dolores continentales de la humanidad sufrida. Se

volcaron en el sí mismo, escudriñaron en sus conciencias egoístas, responsables de la

separatidad y la insania y avanzaron; el sentimiento de la hermandad y la fraternidad

curaría las viejas heridas.

Chávez adquirió nuevos bríos; en su mirada brilló la ilusión de lo posible. Desafió, aún

más, con sus definiciones, a los capitalistas imperialistas. Se sentía fuerte; el abrazo de los

suyos lo acompañaban en los retos. Declaróxxv en mayo 2004:

…nunca como ahora desde aquí desde esta revolución nosotros habíamos señalado al imperialismo como lo estamos señalando, es decir, lo ratifico aquí, la revolución bolivariana después de cinco años y tres meses y un poco más de gobierno, y después de haber pasado por varias etapas, ha entrado en la etapa antiimperialista, esta es una revolución antiimperialista (subrayado nuestro) y eso la llena de un contenido especial que nos obliga, si, que nos obliga al pensamiento claro y a la acción no sólo en Venezuela sino en el mundo entero.

El mundo conoció el compromiso de vida de Chávezxxvi con la masa empobrecida, su

lugar en la trinchera de la lucha de clases. En el pleno de la Asamblea General de las

Naciones Unidas, en septiembre del 2004, denunció sin remilgo alguno, la voracidad del

capitalismo: …”El hambre y la pobreza son los resultados más lacerantes del orden

económico mundial impuestos por la globalización neoliberal. Transformar ese orden que

fabrica pobres y hambrientos es la acción más efectiva que pudiéramos hacer”. *…+

Propuso: …“Si queremos eliminar la pobreza, necesitamos darle poder a los pobres”.

Declaró así la naturaleza anticapitalista de la revolución bolivariana, la cual tomó su

rumbo definitivo, el socialismo.

El nacionalismo revolucionario de los primeros momentos se integró,

cualitativamente, en el nuevo pensamiento y en la acción antiimperialista y

anticapitalista en su opción por los pobres. Chávez había aprendido otra lección del Che,

Fidel y de tantas viejas y viejos tipos sembrados en su imaginario personal: la conciencia se

mueve según el movimiento de la existencia y la existencia social es el reflejo de la

conciencia del deber social.

En su soledad laberíntica se entregó con pasión y esfuerzo desmedido a la

construcción del socialismo bolivariano del siglo XXI. El eco de su grito, procedente del

Gigantinho de Río Grande do Sur, apenas si se escuchó en el palacio de Misia Jacinta, en

los elegantes salones ministeriales y en las oficinas burocráticas. Los semblantes de

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compañeras y compañeros, contraídos por el terror, develaron sus miedos ancestrales. En

murmullo tenue rumoraron: ¿Cómo se le ocurrió a Chávez proponer un debate sobre el

socialismo en plena época posmodernista? ¿Acaso nos engañó cuando nos propuso

refundar la república con algunos cambios cosméticos de la democracia representativa?

¿Qué sentido tiene resucitar las viejas tesis de Marx, Engels, Lenin, el Che, si el muro de

Berlín y la URSS se desplomaron sin disparar un solo tiro?

En el resto del mundo y de América Latina los comentarios fueron similares. Los

correos y mensajes electrónicos se entrecruzaron por doquier. Desde Moscú a Buenos

Aires, desde Londres a La Habana, de Ciudad de México a París, las voces de la sabiduría

revolucionaria replicaron en silencio: ¿Cómo se atreve un militar golpista, un putchista

carapintada hablar de socialismo? ¿Qué puede saber este hombre de marxismo,

leninismo, trotkismo, en fin, de socialismo, si sólo invoca tesis nacionalistas de Bolívar?

¿Cree realmente que liderará una revolución en pos del socialismo cuando se asemeja

cada vez más a un fanático monje tibetano? Sólo Fidel había comprendido la hazaña

cuando lo esperó en la escalerilla del avión aquél 17 de diciembre de 1994, un honor de

jefe de estado. Su abrazo afectuoso selló la complicidad para siempre. El mensaje llegó sin

dificultad a los destinatarios.

El debate propuesto por Chávez sobre el socialismo bolivariano del siglo XXI no fue

un invento casual, una ocurrencia de su innata rebeldía. Fue el resultado de la

maduración de la praxis revolucionaria. Su acervo e imaginario personal en favor de la

justicia social databa de la niñez, de la juventud protestante, del estudio meticuloso, de la

lucha de clases. A Chávezxxvii le urgía avanzar y por eso instó a sus seguidores,

reflexivamente:

…Nosotros estamos en una Revolución, ahora el tema en este momento, el reto es que esa Revolución pase a ser una Revolución Socialista, y eso no es cualquier cosa, en cuanto a procesos sociales se refiere no hay tarea más compleja que construir el Socialismo *…+ El veneno del capitalismo lo llevamos por dentro, Fidel lo dijo un día: “cuidado con los reflejos condicionados”; despojémonos de ese veneno y sencillamente seamos útiles a la Patria, útiles al pueblo, trabajemos para la Patria no para hacernos ricos, esa es una maldición.

Ciertamente, el capitalismo es el habitante predilecto de los espíritus y conciencias

egoístas. Se le ignora, se le alimenta con la voracidad del consumo, la competencia

malsana, el irrespeto a la madre naturaleza partera del género vivo y de las relaciones

fraternas. Tiene siglos viviendo allí y apenas si se le percibe como el único causante del

desgajamiento y la fragmentación social.

El socialismo bolivariano del siglo XXI brotó en la historia de las ideas, del

sentimiento y la acción de los pueblos milenarios. Los textos bíblicos son prolijos en

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evidencias como las parábolas del profeta Isaías cuando satanizó la explotación de unos

hombres a otros y criticó la acumulación de riquezas; se anticipó a Marx y a su categoría,

la lucha de clases. En los Hechos de los Apóstoles se reveló el misterio de la convivencia

entre los cristianos primitivos ocultos en las catacumbas: la propiedad y lo producido era

destinado a cada cual según su capacidad y a cada quien según su necesidad. Los

aborígenes y campesinos venezolanos fueron prolijos en esfuerzos comunitarios y sana

convivencia entre sí y con la naturaleza.

En el Árbol de las Tres Raíces Chávezxxviii concibió la Utopía Concreta Robinsoniana,

antesala del socialismo de lo posible. Preocupado por las miserias individuales de las

mujeres y hombres venezolanos relacionados en la competencia y el individualismo,

describió el escenario ideal de largo aliento, el modelo original de convivencia humana

impregnado de solidaridad y vida decantada en el devenir de las contradicciones:

Es decir, la sociedad existe para abrir a los hombres el cauce hacia la liberación de sus fuerzas internas, de manera tal que salga de lo meramente individual, para potenciar su capacidad de pensar, de inventar y de crear sus propios modos de existir, en interacción constante y solidaria con sus semejantes.

Chávez apresuró el paso de las definiciones impregnando de contenido amoroso el

debate irreverente. El socialismo es y debe ser una construcción colectiva, original, con

profundas raíces históricas, ajeno al utopismo de los clásicos y soñadores. Afirmóxxix:

El socialismo es científico o es nada. El Socialismo científico es como una redundancia pero hay que decirlo, el Socialismo no puede ser un anhelo, un sentimiento; el Socialismo debe tener cuerpo, músculo, esqueleto, nervio, carne, vida en la realidad. El Socialismo tiene elementos fundamentales que no se pueden obviar, que son esenciales, y con ellos iremos construyendo la fórmula del Socialismo venezolano.

Es el socialismo de Marx, Engels, Lenin; el socialismo radical y humanista del Che

Guevara fundado en profundos sentimientos de Amor, símbolo y valor inalienable de la

nueva espiritualidad socialista sanadora del sinsentido, partera de lo humano en las

venezolanas y venezolanos.

Chávezxxx había aprendido otras lecciones de las experiencias socialistas fallidas.

Ocupadas y preocupadas por la materialidad efímera, desatendieron lo profundo y

esencial, lo sustancial para la vida y la relación social en sociedad, el espíritu y la

conciencia. Insistió:

…La verdadera lucha es por cambiar el espíritu, los valores, el espíritu deformado por el capitalismo, el individualismo, el egoísmo, la explotación de unos por otros, todo eso hay que transformarlo y crear un nuevo espíritu, el del Socialismo, el espíritu de la solidaridad, de la

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fraternidad, de la cooperación, de la igualdad verdadera, del amor. Ahí está la médula, el verdadero problema de una sociedad en transformación.

La nueva espiritualidad, la nueva ética socialista reñida con la ética del capitalismo,

está sedimentada en el Amor, llave secreta para desprender el cerrojo de las soledades

aprisionadas, de la separatidad angustiante y crear, en la equidad, la solidaridad y la

justicia social, la suprema felicidad social.

Es el amaos los unos a los otros de Cristo, el redentor de los pobres en la sufrida

Palestina, el amor revolucionario del Che, redentor de los oprimidos vejados por el gran

capital. En palabras de Chávez:xxxi “Los valores del Socialismo, el amor, lo dijo Cristo,

amaos los unos a los otros. Pero eso no es de la boca para afuera, es aquí, en el corazón. El

amor por el pueblo, el amor por la patria, el amor desbordado por los más necesitados”.

El socialismo bolivariano del siglo XXI se inspira y ratifica en el cristianismo primitivo,

el mismo de la teología de la liberación de Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Ignacio

Ilacuría, Camilo Torres y muchos más, creadores de la iglesia rebelde y progresista

protectora de los oprimidos, antítesis de la iglesia católica, apostólica y romana y su

estado, el Vaticano, capitalista e imperialista.

Chávez había descubierto con el padre Velázquez al Cristo hombre, hijo de José el

carpintero, líder de un movimiento antiimperialista, anti hegemónico y clasista afincado

en las mejores tradiciones de los movimientos proféticos y apocalípticos de la historia del

pueblo de Israel. La creación del Reino de Dios fue su proyecto revolucionario integral,

reino de las mujeres y los hombres en relación fraterna, parteros de la economía solidaria

y la distribución equitativa de lo producido; por eso se ganó la animadversión de los

poderosos.

Fue el Cristo radical, en la palabra y en la acción: bondadoso, indulgente y protector

de los pobres, hambrientos y sufridos e implacable y cruel con los poderosos, ricos y

abusadores. Para Chávezxxxii fue …”un rebelde radical, un justiciero, y por eso lo

crucificaron los capitalistas de entonces, los imperialistas”. Copió su ejemplo sin saber

sufriría igual destino.

Este esbozo de espiritualidad signada por profundos sentimientos de amor, negaba

los cimientos de la materialidad del sistema productivo rentístico, sostén de la sociedad

parasitaria de la renta petrolera. El capitalismo en Venezuela en relación de dependencia

neocolonial del capitalismo transnacional e imperialista, era inmaduro; sus relaciones de

producción, atípicas, y las fuerzas productivas, deformes. La transformación de las bases

materiales para conjugarlas con la espiritualidad amorosa fue el gran reto.

La redistribución de la renta petrolera hacia los sectores empobrecidos y los primeros

cambios introducidos en las relaciones sociales de producción mediante la expropiación

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de empresas improductivas, la desestructuración del latifundio y la creación de

cooperativas y empresas de producción social fueron los primeros atisbos de la política

económica del gobierno de Chávez en función del socialismo.

La lenta y complicada transición entre las viejas formas de conducir la economía y las

novedosas propuestas se impuso, máxime, si la corrupción y la burocracia, vicios

deformantes de cualquier proceso renovador, apenas si pudieron corregirse. Tanto fue así

que en junio 2012 Chávezxxxiii reconoció:

No nos llamemos a engaño: la formación socioeconómica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y rentista. Ciertamente, el socialismo apenas ha comenzado a implantar su propio dinamismo interno entre nosotros. Éste es un programa precisamente para afianzarlo y profundizarlo; direccionado hacia una radical supresión de la lógica del capital que debe irse cumpliendo paso a paso, pero sin aminorar el ritmo de avance hacia el socialismo.

La supresión de la lógica del capital era un asunto de acción política, también de

conciencia. Los siglos de la enajenación habían mellado cualquier posibilidad integradora;

en los intersticios del subconsciente colectivo reposaban cómodamente la noción de

propiedad y el sentimiento egoísta. Ameritaba un arduo trabajo de Moral y Luces, máxime

si la masa estuvo abstraída de los misterios del gobierno y de la administración del estado.

La democracia como sistema de gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo fue

más una ficción que realidad.

Chávez intentó trastornar su sentido asignándole otro significado, la participación y el

protagonismo, términos redundantes para una masa de mujeres y hombres escindidos en

su más elemental condición humana. Pese a ello, crecieron, se adelantaron a los tiempos,

aprendieron secretos importantes de la política y junto al padre amoroso, violentaron la

hegemonía burguesa para dignificar su existencia. Fidelxxxiv lo refiere así: …”Hay veces que

los pueblos van delante de los líderes señalando el camino, y hay veces que los líderes ven

un poco más lejos y trazan una pauta determinada”.

El 15 de diciembre de 1999, el 13 de abril de 2002, diciembre 2002 a febrero 2003, 15

de agosto de 2004 y tantos momentos más, reafirmaron la posibilidad de lo imposible: la

democratización de la democracia, la elevación de la existencia social más allá de lo

minúsculo, la afirmación de la dignidad social, la mirada de los unos en los otros y de

todos al misterioso mundo natural.

Fue el parto del poder popular el cual creció y crece con dificultades bajo los efectos

de la opresión, la explotación y la dominación. Agrupaciones diferentes de ciudadanas y

ciudadanos intentaron y crean otras formas de relacionamiento social en los consejos

comunales, las comunas y las grandes misiones. Ocupados en tanta tarea administrativa,

herencia de viejas y renovadas corrientes anarquistas, desatienden el llamado de los

Page 29: El socialismo de chávez, paradoja inconclusa

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pescadores expertos en el fino tejido de la gran red social y así asumir la honorable tarea

de alta política, la transformación del Estado. Chávezxxxv encomendó debatir, con fuerza

crítica y autocrítica, lo siguiente:

Entonces, venimos con el tema de la democracia, el socialismo y su esencia absolutamente democrática, mientras que el capitalismo tiene en su esencia lo antidemocrático, lo excluyente, la imposición del capital y de las élites capitalistas. El socialismo no, el socialismo libera; el socialismo es democracia y la democracia es socialismo en lo político, en lo social, en lo económico.

La liberación en socialismo es posible. Otra hegemonía cultural es necesaria; ella se

construye en la praxis revolucionaria con luces y virtudes sociales. La luz que arroja la

lectura, el estudio, el conocimiento, formadores todos de la conciencia del deber social; y

la virtud del desprendimiento del sí mismo, de la entrega incondicional a los otros, a

todos. Para Chávezxxxvi esas debilidades del poder popular y la democracia socialista tiene

una explicación:

…Tenemos fallas en el trabajo de la conciencia, ahí está lo más difícil, quiero insistir en eso, el alma humana, el espíritu humano está lleno de virtudes pero también de vicios *…+ Cómo se neutralizan los vicios, las tendencias a la degeneración, sólo a través de la conciencia, sólo a través de los valores, sino todo lo demás se lo lleva el viento.

La transformación del modelo económico rentista lo asumió Chávez acompañado por

algunos espíritus y conciencias egoístas. Un modelo afincado en la lógica del capital,

plagado de vicios y deformaciones, de contradicciones entre la generosidad de la Tierra de

Gracia y la mendicidad de los usufructuarios y apropiadores de la renta petrolera, fuente

de la riqueza desigualmente distribuida.

Chávezxxxvii comprendió la complejidad de la tarea y ordenó:

…La transformación del modelo económico es fundamental si queremos construir un verdadero socialismo. Entonces, hay que socializar la economía, el modelo productivo, crear un modelo verdaderamente nuevo que privilegie el trabajo sobre el capital, que coloque el acento sobre la propiedad social, que genere nuevas relaciones de producción, que oriente el esfuerzo productivo a satisfacer las necesidades de todo el pueblo.

La socialización de la economía implicó para Chávez y los bolivarianos revolucionarios

otro desafío. Se concentró en lo medular, en la desestructuración de la lógica del capital

en cuanto a la definición de la propiedad, el sentido del trabajo, de las relaciones de

producción y el destino final de la producción; también en otros aspectos

complementarios.

Page 30: El socialismo de chávez, paradoja inconclusa

30

El modelo productivo socialista coexiste en el viejo modelo rentístico. Algunos

esfuerzos se han hecho para cambiarle el significado al trabajo, factor de la producción de

vital importancia. Chávezxxxviii lo concibió de esta manera: “El Socialismo se diferencia del

capitalismo en cuanto al tratamiento al trabajador como ser humano, no lo explota, y,

además debe buscar solución integral al problema del trabajador y su familia *…+ Ustedes

son dueños de su trabajo y el trabajo es para el servicio de la sociedad”. Priorizar el

trabajo y no el capital, es la meta para que el trabajo acumulado, en lugar de preservar las

condiciones mínimas de vida de los trabajadores, propenda a la facilitación, ampliación y

enriquecimiento de sus vidas.

Otras relaciones de producción intentan construirse, una vez resuelta la ambigüedad

entre la propiedad privada y estatal sobre los medios de producción. El capital es un

producto colectivo apropiado por pocos, apropiación generadora del carácter clasista de

la sociedad. Chávezxxxix lo comprendió y propuso la transformación de esa dualidad en

propiedad social sobre los medios de producción, la tierra y las industrias, sin menoscabar

la propiedad personal adquirida por el trabajo individual de mujeres y hombres, fuente de

su libertad e independencia individual:

El capitalismo, el poder concentrado en la burguesía expropió al pueblo, le quitó todo al pueblo: las tierras, las minas, el dinero, el capital que es de todos, viviendas, bienes y servicios. Es el capitalismo el que expropia al pueblo todo, el Socialismo al revés, convierte al pueblo en propietario, es un gran propietario social. Entonces hay que reflexionar permanentemente sobre estas cosas: la Propiedad Social y la Propiedad Privada familiar, personal.

La propiedad social de los medios de producción es y debe ser la fuente sanadora del

desencuentro del hombre con su interioridad altruista, solidaria, sublime. Es la propiedad

que define la conciencia de pertenencia a la sociedad, a la asociación, parafraseando a

Marx, donde el libre desenvolvimiento de cada individuo es la condición del libre

desenvolvimiento de todos. Un universo de relaciones sociales de producción diferente,

carente de jerarquías y divisiones entre quienes trabajan la tierra o en la industria, se

esfuerzan físicamente o usan su intelecto para producir nuevas ideas; sólo así la

producción llegará a su destino, la satisfacción de las necesidades de toda la población.

Chávez también comprendió cuán inútiles eran los esfuerzos de construcción del

socialismo en un solo país: Convencido del internacionalismo de la Patria Grande recorrió

caminos antes vedados para gritar, casi en solitario, las verdades de Miranda, Bolívar,

Martí, el Che. Se le sumaron otros, Fidel, Evo, Daniel, Rafael, Lula, Néstor con quienes

emprendió la odisea de la integración necesaria. Su objetivo, debilitar la unipolaridad del

imperialismo estadounidense y sus aliados con el fortalecimiento de la multipolaridad y el

multicentrismo.

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Con el fortalecimiento de la OPEP preservó la estabilidad de los pueblos caribeños y al

crear PETROCARIBE fomentó el ejemplo de Petion. La ALBA fue la jugada estratégica para

acrecentar las posibilidades socialistas. Recurrió a Rusia, China y el BRICS y estimuló la

creación de la UNASUR y la CELAC para fragmentar y debilitar, aún más, las deterioradas

relaciones de Estados Unidos con “su patio trasero”. Los pueblos comprendieron, en

parte, con cuánta urgencia debían mirar hacia el Norte desde el Sur, y desde la

separatidad hacia la integración ecosocial con la humanidad entera y con el planeta tierra.

Todo no está dicho. El socialismo bolivariano del siglo XXI apenas si se avizora en el

horizonte de lo posible. Creyó Chávezxl que:

No es que está hecho el socialismo, no caigamos a mentiras, hemos tomado el camino hacia el Socialismo y lo vamos construyendo, pero hay que tener la mente clara y el corazón, con mucho fuego, la pasión ardiendo y la voluntad férrea como el acero para construir el Socialismo, sin miedo, con un plan científico.

Chávez viajó al Chimborazo; allá lo esperaban otros gigantes, majaderos como él,

quienes reclamaron informe minucioso de su misión. Les relató la odisea; también lo

inconcluso de sus sueños. Miraron todos hacia la Patria Grande; recordaron aquel 8 de

diciembre cuando Chávezxli le ordenó a los suyos, además de brindarle un voto de

confianza a uno de sus compañeros, que:

…en cualquier circunstancia nosotros debemos garantizar la marcha de la Revolución Bolivariana, la marcha victoriosa de esta Revolución, construyendo la democracia nueva, que aquí está ordenada por el pueblo en Constituyente, construyendo la vía venezolana al socialismo, (subrayado nuestro) con amplia participación, en amplias libertades.

Desde entonces, los Gigantes Majaderos vigilan la conclusión de la paradoja

inconclusa de Chávez.

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CUENTA LA LEYENDA QUE

EN UNA TARDE CREPUSCULAR,

DE TERNURA ENTRE AMANTES,

LA MARIPOSA AMARILLA DE

MARIÁTEGUI

SE POSÓ EN EL BALCÓN DE LOS

ENSUEÑOS

PARA SUSURRARLES:

¡VOLEMOS ALTO!

DESCUBRAMOS EL MISTERIO DE LA

ORUGA

EN LA INMENSIDAD DEL

UNIVERSO, DONDE

LOS SUEÑOS NO SE DERRITEN

Y EL AMOR SE TORNA INTENSO.

¡SENTIREMOS AL HUMANO

ERGUIRSE DE NUEVO!

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REFERENCIAS

i Ramonet, I. Mi primera vida. Vadell Hermanos Editores, Caracas, 2013, p. 144.

ii Ramonet, op. cit., p. 83.

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v Ramonet, I. Mi primera Vida. Vadell Hermanos Editores, Caracas, 2013, p. 196.

vi Chávez Frías, H. Selección de Discursos del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. “2005: Año del Salto Adelante. Hacia la construcción del Socialismo del Siglo XXI”. Ediciones de la Presidencia de la República, Caracas, Tomo /, 2005, p. 90.

vii Ramonet, I. Mi Primera Vida. Vadell Hermanos Editores, Caracas, 2013, p. 588.

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ix Kohan, N. Introducción al pensamiento socialista. “El Socialismo como ética revolucionaria y teoría de la rebelión”. Ocean Sur, Colombia, 2007, p. 5.

x Kohan, N. Nuestro Marx. Misión Conciencia, Caracas, 2011, 1ª. Ed., p. 93. xi Guevara, E. Che. Manifiesto. Tres textos clásicos para cambiar el mundo. “El Socialismo y el

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xii Rangel, J.V. De Yare a Miraflores el mismo subversivo. Entrevistas al comandante Hugo Chávez Frías (1992-2012). MINCI, Caracas, Colección Tilde, 2012, p. 369.

xiii Ramonet, I. Mi Primera Vida. Vadell Hermanos Editores, Caracas, 2013, p. 587.

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xv Martí, J. Obra Literaria. “Ismaelillo”. Biblioteca Ayacucho, España, Tomo 40, 1989, p. 3.

xvi Bolívar, S. Doctrina del Libertador. Fundación Biblioteca Ayacucho, Caracas, Tomo I, 1985, p. 18.

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xviii Ramonet, Mi Primera Vida, Vadell Hermanos Editores, Caracas, 2013, p. 20.

xix Blanco Muñoz, A. op. cit., pp. 74-75.

xx Blanco Muñoz, A. op. cit. p. 322.

xxi Rumazo González, A. Francisco de Miranda. Protolider de la Independencia Americana (Biografía). CONATEL, Caracas, 2006, p. 214.

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xxii Bolívar, S. Doctrina del Libertador. Fundación Biblioteca Ayacucho, Caracas, Tomo I, 1985, p.

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xxiii Rangel, J.V. De Yare a Miraflores el mismo subversivo. Entrevistas al comandante Hugo Chávez Frías (1992-2012). MINCI, Caracas, Colección Tilde, 2012, p. 193.

xxiv Castro, F. Fidel Castro y la historia como ciencia. Centro de Estudios Martianos, La Habana, Ediciones Especiales, Tomo II, p. 76

xxv Chávez Frías, H. Discurso pronunciado en la marcha realizada por la paz y contra el paramilitarismo en la avenida Bolívar, 16 de mayo de 2004. Ministerio de Energía y Minas, Caracas, s/f., p. 41.

xxvi Chávez Frías, H. Discurso pronunciado en las Naciones Unidas, septiembre 2004. “En apoyo a

la propuesta de Lula: ¿Queremos acabar con la pobreza? Demos poder a los pobres (la experiencia venezolana). Ediciones Presidencia de la República, Caracas, s/f, pp. 4, 17.

xxvii Chávez Frías, H. Aló Presidente No. 331 en conmemoración de los 10 años de transmisión, (fragmentos). Debate Socialista junio 2009, Año 2, Número 57 (extractos), p. 8.

xxviii Chávez Frías, H. El Libro Azul. MINCI, Caracas, s/f, (presentación tabloide), p. 5.

xxix Chávez Frías, H. Discurso en acto de conmemoración de los 150 años de la Guerra Federal, (fragmentos), Falcón, 20 de marzo de 2009. Debate Socialista, Caracas, Año 2, Número 47 (extractos), p. 8.

xxx Chávez Frías, H. Acto de lanzamiento del plan de lectura. Nueva sede de la Galería de Arte Nacional, Bellas Artes, (fragmentos), Caracas, sábado 25 de abril de 2009. Debate Socialista, Caracas, Año 2, Número 53, (extractos), p. 8.

xxxi Chávez Frías, H. Discurso pronunciado en el acto de presentación de los candidatos del PSUV en el Estado Falcón, (fragmentos), 11 de julio de 2008. Debate Socialista, Caracas, agosto 2008, Año 1, Número 21, (extractos), p. 8.

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xxxiii Chávez Frías, H. Plan de la Patria. Programa del Gobierno Bolivariano 2013-2019. Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, Caracas, 11 de marzo de 2013, edición tabloide, p. 3.

xxxiv Castro, F. Fidel Castro y la historia como ciencia. Centro de Estudios Martianos, La Habana, Ediciones Especiales, Tomo II, p. 12.

xxxv Chávez Frías, H. Golpe de Timón. I Consejo de Ministros del nuevo ciclo de la Revolución Bolivariana. Ediciones Correo del Orinoco, Caracas, 2012, Colección Claves, p. 10.

xxxvi Chávez Frías, H. Aló Presidente No. 343, (fragmentos), Portuguesa, 8 de enero de 2009. Debate Socialista, Caracas, Año 2, Número 79, p. 9.

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xxxvii Chávez Frías, H. Propuesta sobre el Partido Socialista Unido de Venezuela. Discurso Histórico

15 de diciembre de 2006. MINCI, Caracas, Ediciones “Socialismo del Siglo XXI”, Separata de la Revista Chimborazo, 2007, pp. 36-37.

xxxviii Chávez Frías, H. Aló Presidente No. 327, (fragmentos), Estado Sucre, 15 de marzo de 2009. Debate Socialista, Caracas, Año 2, Número 49, p. 9.

xxxix Chávez Frías, H. Aló Presidente No. 343, Portuguesa, 08 de noviembre de 2009 (fragmentos). Debate Socialista, Caracas, noviembre 2009, Año 2, Número 79, p. 9.

xl Chávez Frías, H. Comandante Hugo Chávez en inauguración del centro de acopio “San Francisco Sur” (fragmentos), Estado Zulia, 18 de marzo de 2010. Debate Socialista, Caracas, 9 y 11 de abril de 2010, Año 2, Número 93, p. 8.

xli Chávez Frías, H. Alocución Presidencial en el Palacio de Miraflores, sábado 8 de diciembre de 2012. Caracas, mimeografiado.