El Sueño de un Chico

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    Captulo 1:

    El Chico y su Padre

    rase una vez, hace mucho tiempo, un chico bastante entusiasta. l, junto con su padre,

    viva en una gran casa rodeada de una extensa pradera, en un lugar alejado de otras

    aldeas, en realidad, la ms cercana estaba a bastantes horas en vehculo.

    El chico tena un sueo: ser como su padre, y un da, salir a tener una aventura visitando

    muchos lugares. Su pap era conocido por mucha gente por su gran habilidad en la

    espada, era el mejor. No poda hacer nada ms que mirarlo y desear poder alcanzarlo.

    Por eso es que ellos siempre pasaban el tiempo haciendo muchas cosas juntos; iba con l

    a la aldea, compraban, hacan las tareas de la casa. Puede no ser algo muy impresionante,

    pero igual lo disfrutaba bastante, siendo las cosas as, al menos no en todo momento

    porque, por supuesto, tambin hacan lo que el chico ms amaba: entrenar. De esa forma

    siempre aprendera.

    Captulo 2:

    El Pasar del Tiempo

    A pesar de ser tan entusiasta, el chico tena un problema con su actitud en la que varias

    veces terminaba decepcionndose cuando no lograba dominar algo rpido, y es que le

    frustraba bastante cuando una cosa le resultaba mal. Pero su padre estara ah para

    recordarle que deba esforzarse y ser paciente.

    En una de sus prcticas, el chico usaba una pequea espada de madera que haban hecho

    juntos. Tena que entrenar golpeando con ella a un mueco (que era ms grande que l),pero cuando lo intent corriendo en un resbaladizo suelo de madera de una habitacin

    que los dos ajustaron y limpiaron slo para ese propsito, el pequeo espadachn acab

    tirado sosteniendo su rostro con ambas manos.

    Haba cado y golpeado con el mueco antes de poder siquiera asestar la primera

    estocada.

    -Ha ha ha! Deberas ser ms cuidadoso, hijo.

    Le dijo su pap intentando intilmente contener su risa.

    Cmo es que poda pasar? l estaba molesto, y hasta pens en dejar de entrenar, pero

    en ese momento la misma voz que rea se detuvo, tom de su brazo, todava con una

    ligera sonrisa.

    -Ven, levntate. Es lo que haces cuando te equivocas. Vuelve a intentarlo.

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    Eran tan fcil como lograba animarlo. Ese era su querido pap, una persona que siempre

    le inspiraba confianza y orgullo, evitando que cometiera malas decisiones.

    Captulo 3:

    Peticin

    A veces, despus de almorzar una de las, aunque simples, comidas que su padre

    preparaba, ellos entrenaban durante horas hasta anochecer. Una de esas veces

    practicaron especialmente tarde.

    Estaban en el patio trasero de la casa; una alta cerca de rejas metlicas que delineaba los

    terrenos de la casa, una mesa de madera sobre un suelo de pasto, un poso de agua y un

    par de espadas de madera, una al lado de cada uno; eso era lo que los rodeaba mientras

    yacan en el csped, muy cansados y sudorosos. Era una noche fra y tranquila, el cielo

    luca hermoso y vasto, con miles de estrellas frente a sus ojos.

    Esa vez haba ocurrido algo asombroso. Su padre, como parte del entrenamiento, ret alchico a detener sus estocadas mientras intentaba defenderse de sus ataques, la mayora

    del tiempo terminaba fallando, eso lo decepcionaba

    No, esa vez no. Esa misma tarde lo hizo, pudo detener los ataques de su padre, y durante

    varios minutos (si consideramos que era bastante rpido). Por eso estaba tan exhausto,

    pero igual se encontraba feliz.

    Eso le traa a su mente que por fin daba un paso para ser ms fuerte. S, eso era, ya

    avanzaba.

    Entonces le cont lo que ms deseaba: que algn da pudieran ir a visitar muchos lugares,siendo los mejores espadachines de todos.

    Mirando al cielo nocturno, con unos ojos que brillaban llenos de esperanza, escuchaba.

    -Es una promesa. Algn da, t y yo, seremos los mejores.

    El chico voltea a verlo desconcertado y le dice ya lo considera el mejor, lo ha sido todo el

    tiempo para l.

    -Vamos, que siempre se puede mejorar, incluso para m.

    Cerr los ojos un momento.

    -Slo tienes que dar lo mejor cada da.

    Le aconsejaba con una gran sonrisa en su rostro.

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    -Sabes, yo deseaba volverme muy bueno con la espada a tu edad. Lo intentaba muy duro,

    entrenando y entrenando. Era travieso a veces, pero mi padre Tu abuelo, siempre me

    lo dejaba pasar.

    Esa vez fue grandiosa, el saber que era como l aun siendo joven. As terminaron la noche,

    viendo el cielo nocturno.El chico recuerda felizmente como terminaron ambos enfermos al siguiente da, seguro

    haba sido por el clima.

    Captulo 4:

    Antiguo Compaero

    El tiempo pas y ese chico se amaestr ms el uso de la espada, practicando todo el

    tiempo, aprendiendo lo ms que poda. Sin embargo, haba algo que le molestaba cada

    vez que se preguntaba qu tanto haba mejorado, a pesar de los aos que haban

    transcurrido, an estaba algo que lo perturbaba Algo que no lo dejaba sentirse

    satisfecho consigo mismo.

    Era otoo, l limpiaba las hojas de los rboles del patio trasero. Fue entonces cuando oy

    un ruido que provena del otro lado de la casa, en la entrada. En el momento quiso

    completar su curiosidad yendo a ver, encontr a su padre peleando contra otro hombre

    adulto, de cabello largo. La pelea concluy con la victoria de su padre y la espada de su

    contrincante en el suelo.

    -Kjhhh! Algn da

    Dejndolos con esas palabras, el hombre huyo.

    Ocurra muy a menudo durante aquellos das. l vendra, desafiara a su padre y

    terminara de la misma manera.

    Lo nico que saba es que era un antiguo amigo con el que su pap comparti un gran

    lazo, pero que un da los dos tuvieron un problema. Aparentemente el hombre no lo poda

    perdonar por un error que cometi y por eso lo odia, hablando de venganza. Siempre que

    el chico intentara cuestionarlo sobre el tema, l lo evitaba no dndole forma de hacer

    ms, decidi que lo mejor era no presionarlo sobre ello.

    Captulo 5:

    Decepcin

    Con una de esas batallas, su padre result mal herido. Al parecer aquel hombre estaba

    casi a su nivel.

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    El chico intent defenderlo cuando su pap estaba debilitado, para su asombro, no logro

    mucho, ese antiguo amigo lo apart sin mucho esfuerzo, e incluso cuando lo intent de

    nuevo destrozo una espada metlica que haba estado usando desde hace un tiempo (lo

    hizo con la suya, que era an ms grande). Pero entonces su padre se recuper y logro

    batir al hombre antes de que algo ms ocurriera.

    -No te preocupes, lo hiciste bien, aunque l era bastante fuerte.

    Su hijo saba que trataba de animarlo como haca en cada una de sus equivocaciones, pero

    cmo poda decir eso? Patticamente haba perdido, y l lo saba tambin. Entonces era

    eso pensaba el chico al ver la sonrisa comprensiva de quien lo haca sentir mejor en

    muchos momentos (pero no en ste). De verdad, soy un tonto, palabras como esas lo

    invadan, no he podido. Entonces era eso, de nuevo. Lo que senta que le faltaba era

    aquello: experiencia, todava no estaba listo para, no era tan fuerte como l crea.

    Estuvo tan deprimido que no practic durante das o semanas.

    Captulo 6:

    Debes Esforzarte

    Hubo un tiempo en el que el padre del chico sala de casa cada semana, no sin antes

    despedirse con una suave sonrisa y con la frase Sigue esforzndote, pero hasta esos das

    no poda superar aquel evento. Tambin le deca que iba a hacer algo con lo que

    recompensara a su hijo por sus esfuerzos.

    Todo ese tiempo le comentaba que, sin importar qu, debera seguir entrenando y no

    dejar. Que vera el fruto de sus esfuerzos pronto.Pero cundo, cunto ms tendra que esperar? Le pareca muy difcil que algnda consiguiera mejorar lo suficiente, se senta muy lejano.

    Captulo 7

    Una maana se despert desconcertado. Haba ido a la concina esperandoencontrarlo cocinando como acostumbraba cada da, pero no se encontraba enningn lado, estuvo buscando por todos lados.

    Adnde fue? Se supone que esa semana no sala.

    Decidi esperarlo, pero no lleg en todo el da. Al siguiente pensaba Y si medej porque soy dbil?, estaba muy preocupado, Quiz l no me considerabadigno de ser su hijo.Su vista se nublaba cada vez ms con esos sentimientos.

    Consider ir en su busca a los tres das, pero luego recordaba lo que le deca supadre: Sigue entrenando. S, eso es lo que deba hacer, y seguramente un da,cuando sea ms fuerte, l regresara y ya entonces podran salir a ver muchos

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    lugares del mundo. S, eso, como los mejores espadachines, unos que pudieranhacer frente a cualquiera que se les pusiera en frente

    Pasan semanas, todava no hay rastro de su regreso o de dnde podra estar.

    El chico entre ese tiempo se volvi muy independiente, poda entrenar por s

    mismo (su padre le haba dejado unos libros que usaban mucho), limpiaba la casa,hasta se cocinaba cuando lo necesitaba. Por una extraa razn, el amigo oenemigo de su padre dejo de visitarlo justo despus de la partida de ste ltimo.Nadie iba ni a casa ni su nico husped sala, era como si el mundo enterohubiera olvidado ese lugar, se senta muy solitario.

    No importaba mucho, l poda soportarlo hasta cuando fuera necesario, tena quevolverse fuerte.

    Tambin adquiri la costumbre de pasar la mayor parte del tiempo fuera, casisiempre practicando, en el patio trasero. Ah continuaba sintindose tranquilo,

    jugaba, usaba un columpio que logr hacer con mucho esfuerzo que haba atadoen un brazo del rbol grande del patio, a veces miraba el poso de agua y tirabauna moneda al fondo.

    Que pap regrese pronto deca cuando cerraba los ojos y deseaba desde elfondo de su corazn, aunque no poda evitar sentirse muy infantil dicindolo.

    Muchas veces coma sobre la mesa de madera que estaba al lado del rbol ymiraba haca lo lejos a travs de la alta cerca metlica. l pensaba que llegara elmomento en el que desde lo alto de una de las lomas que expresaban la pradera,vera a su padre llegando y entonces el chico estara muy feliz, y le dira lo mucho

    que ha mejoradoEra l y su espada de madera todo el tiempo, entrenaba y la tiraba al suelocuando se senta muy cansado, luego se quedaba mirando las nubes durante elda o las estrellas en la noche. Bueno, as fue primero.

    Un da encontr un pequeo animal que merodeaba alrededor del rbol cuandopor accidente dejo caer un pedazo del emparedado que estaba comiendo, steestaba curioseando mientras vea el pan y se mova de forma astuta. Era unapequea ardilla, seguramente ni siquiera era adulta, lo saba por su actitud tmiday lo pequea que era.

    Hola, pequea. Y tus padres? Por qu no ests con ellos?, pregunt el chicoinclinndose haca el animal y doblando sus rodillas para acercarse ms.

    Pero no pareca haber una sola ardilla ms por ah, sta slo se quedabavindolo, curiosa.

    Ya veo No tienes padres. Te dejaron?. Esas palabras, sus propias palabras,se sentan muy distantes, como si fueran dirigidas ms bien para l. Una punzada

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    de melancola atravesaba por su cuerpo. Sin darse cuenta se estaba deprimiendoa l mismo solamente dicindolo.

    Te comprendo A m me pas algo igual. El chico sonri.

    Pero yo s que algn da regresar, por eso entreno cada vez que puedo.

    Aquella vez se sinti muy alegre, era como tener un nuevo amigo, as ya no sesentira tan solo.

    Cada maana, el chico se despertaba muy temprano para ver a la ardilla y darlede comer un poco del pan que tena (pareca gustarle), la mayora del tiempoestaba bajo el rbol en el que tena colgado el columpio, porque ah era dondetena su hogar.

    Al menos durante ese periodo de tiempo no lamentaba estar desolado.

    Recuerda vagamente que un hombre extrao haba dejado una carta, si era para

    su pap no quera verla, porque si lo hace tal vez se ponga triste, y l no quiereeso.

    Tena que subsistir, de esa forma, esperando su llegada. Al final no estara solo,ahora que tiene un amiguito que literalmente vive en su patio trasero.

    Pas un da, luego otro y otro hasta que se hicieron semanas, despus meses. Elchico nunca dejo de entrenar duro, se volvi muy fuerte, mucho. Como hacaantes, practicaba durante horas hasta que anocheciera; era cansado pero podamantenerse gracias a aquellas palabras en mente, Sigue esforzndote.

    Hasta que

    Cierta tarde, l estaba intentando arreglar los daos del uso continuo a su espada,sentado sobre la mesa en el csped miraba a lo lejos sin dejar de concentrarse enlo que haca.La pequea ardilla lo observaba detenidamente desde una rama en el rbol.

    Tienes hambre? le preguntaba al animalito al darse cuenta de su presencia.Pero sta ya no tena sus ojos posados sobre l, ahora volteaba a otro lado.El chico hizo lo mismo, y lo que mir caus que se olvidara por completo de loanterior. Se puso de pie y acerc a las rejas de metal.

    Un hombre caminaba cargando una mochila, pero no cualquier hombre.El corazn le empez a latir fuerte.Sin pensarlo, el chico empez a correr a la entrada de la casa, abri la puerta ysigui observando a quien vena.

    No haba duda, ese rostro Era su padre.

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    Emocin, felicidad; era difcil describir la cantidad de emociones que sentpia, laalegra era imposible de contener.

    Corri lo ms rpido que poda, el camino le pareca infinito. Entonces salt sobrelos brazos de su padre.Padre, padre. Te extra tanto sollozaba el chico.

    -Haz hecho muy bien, esperndome todo este tiempo, pero ms importante, hazcumplido tu palabra.S lo mucho que entrenaste. S lo fuerte que eres ahora.

    S, me esforzar an ms para tambin poder serlo tanto como t volva a decirquien no lo dejaba de abrazar.

    -Eso tambin lo has hecho ya, todo este tiempo. No lo sabas? sa era tuprueba, y ya viste cmo es la diferencia. Saba que seras capaz.Yo igual, he estado preparndome para ello.

    Para qu? cuestionaba el confundido joven que ahora miraba hacia arribaintentando seguir detenidamente sus palabras.

    -Hehe, lo has olvidado? Tu sueo, lo que siempre habas querido. Si as lodeseas, podemos ir a una aventura, visitando muchos lugares. Despus de todo,es una promesa, verdad?

    Era tan feliz, lo era. Ta que podra cumplir con lo que esperaba. Toda la tristeza seiba, como si fuera un sueo, s, un sueo que pareca haberse vuelto realidad.

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    Haz llegado al final de esta historia,no obstante, ello depende de tu criterio.

    Lo reconoces?Aceptas esta verdad?

    De verdad deseas continuar?

    Captulo anterior:

    Fantasa,

    el ref le jo de los deseos

    Captulo 8:Verdad

    ..? Ehh? Qu estaba?..

    Ah, s, ya recuerdo. Mi padre y yo..

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    Los dos bamos a. l llegaba y...

    Con sus dos brazos sobre sus ojos, el chico empez a soltar lgrimas.

    -Padre

    No poda contenerlas, por supuesto sera as cada vez que recordara.Pero l ya estaba acostumbrado, de vez en cuando tendra ese sueo, y todas lasveces acabara en el mismo momento, obligado a permanecer en el mismo lugar.Era como si nunca podra alcanzarlo.Se pona a pensar eso mientras miraba al techo de su silenciosa habitacin,todava tratando de evitar llorar.

    Cunto tiempo ya haba pasado? No lo sabe, slo pensaba en que el recuerdode aquella persona era ms y ms distante, como si algn da. Lo olvidara.

    Al pasar unos minutos y que el efecto se le pasara, el chico sali de su cama, laarregl y se dirigi a la cocina.

    La mayora de sus maanas eran as, despertar, desayunar y entrenar.En realidad intentaba hacerlo lo ms parecido a cuando su padre estaba con l,sin embargo, esta rutina entraba al punto de ser cansada, en especial en lasoledad.Por dentro, l saba que slo era una forma de evadir la realidad que cada vez lolastimaba ms: se senta abandonado.Nadie vena, nadie sala, nada ms un chico en su vaco hogar.

    Hoy se dio cuenta de que se quedaba sin alimento. Lo que era un almacn con

    una vasta cantidad de comida ahora no contena nada ms que un par de cajascon pan y otras cosas.l ya lo esperaba, eventualmente pasara, aunque tratara de comer lo menosposible para optimizar su tiempo, la comida se agotara.

    Entr por la puerta al almacn que est en la cocina y abri una de las cajas.Apestaba, toda la comida dentro no tena buen aspecto, es que es obvio que no lapodra utilizar.Revis la otra y para su fortuna, tena buen aspecto; un poco de arroz, latas y mscosas.

    De cualquier forma, eso no durara mucho, pero ms afortunado era que l yaestaba listo para tal evento, en consecuencia se prepar para partir hacia la aldeams cercana a buscar recursos.

    -Espero que lo puedas comer, pequea. Mira, te dejo suficiente para unos das.No s cunto tiempo durar en llegar, mientras tanto esprame, entendido?

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    El chico deca al animalito ajustando un tazn con el pan que se habadescompuesto, que esperaba, la ardilla pueda comer.

    -No, no. No puedes ir. Qudate aqu a esperar, alguien tiene que cuidar la casamientras no estoy. A mi pap no le gustara

    sta slo miraba esperando a que el chico caminara para seguirlo.

    -No, no debes. T Bien, pero ser peligroso, as que ten cuidado.

    Aceptaba resignado con un suspiro.

    -Por favor, que todo vaya bien.

    Al tirar una moneda al pozo y con esas palabras se despidi de su hogar antes deempezar su camino, en conjunto con una ardilla que sorprendentemente habatomado un nuevo lugar entre el abrigo que llevaba el chico, preparado para elfuerte frio de la temporada.

    Como ya saba que el viaje sera largo, l se alist con una mochila llena con lacomida que an le quedaba, ropa y otros instrumentos necesarios para cualquiernecesidad, Tambin haba tomado la empolvada carta que guardaba.

    -Si lo encuentro tal vez se la pueda dar.

    Por supuesto, tampoco se olvid de su espada de madera.

    Una ltima mirada al frente del lugar en el que, hasta ahora, haba pasado toda suvida, y con paso decidido empez su camino hacia una aldea varios kilmetros alnorte.

    En el pasado, ya haba ido con su padre, pero la verdad era que se sentainseguro recorriendo por s mismo.

    Estuvo caminando por todo un da hasta que acab la extensin de la pradera,luego lleg a una zona con muchos rboles.

    -Aqu debe ser la entrada al bosque. Supongo que puedo quedarme a pasar lanoche.

    Pensaba en la atardecer en que se avecin a una parte donde la frecuencia en laque aparecan rboles aumentaba.

    Baj su mochila y se sent en el suelo, la ardilla que hasta ahora haba pasadotodo el tiempo tranquilamente dentro de la ropa del chico, asomndose, sali y sequed al lado del chico mientras lo vea moverse.

    -Qu fro hace Debera hacer una fogata.

    Despus de juntar todas las ramas y troncos que su fuerza le permita, y de conmucho esfuerzo crear el juego, se acost sobre una manta que traa consigo.

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    -Toma, pequea, puedes comer esto.

    Dijo antes de darle a su acompaante la mitad de una rebanada de pan.

    Le costaba mucho conciliar el sueo con todos aquellos ruidos que se escuchabandetrs de muchas hojas y arbustos entre el extenso y oscuro bosque. Por alguna

    razn, senta que unos ojos lo observaban, pero al final logr dormir.

    No percibi cunto tiempo, pero lleg a escuchar algo, era como el sonido demuchas hojas rompindose, y pisadas, muchas.

    Abri los ojos. Lo que vio lo hizo soltar un pequeo chillido.

    Estaba rodeado de una manada de feroces lobos, todos lo miraban con cautela,como si esperasen a atacar en cualquier momento. La ardilla tambin se habapercatado pues se ocultaba dentro del abrigo sin dejar de observar a todos lados.

    Eran demasiados, estaba muy asustado.Qu iba a hacer? Qu pasara si muere en ese lugar, quin estara en casaesperando a la llegada de su pap?

    El terror que lo invada no le permita pensar correctamente, esos lobosempezaban a avanzar hacia el pobre chico.

    No le era posible utilizar su espada ya que en ese momento yaca a unos metrosdebajo de la pata de uno de los lobos, realmente no fue buena idea dejarla lejos.

    Entonces rpidamente se acerc a la fogata y tom una de las ramas prendidasen fuego.

    Apunt con una temblorosa mano a ellos, pareca funcionar, se alejaban de l.

    Mientras recoga su mochila, buscaba alguna apertura por la que pudiera escapar,en verdad lo tenan rodeado.Haba salida?

    S pens. Tuvo una idea. Mir al lobo que en ese instante tena la espada bajo lapata. Sin dejar de cuidarse de los otros comenz a acercarse esperando poderalejar. Para su suerte el fuego en la rama haca dudar al animal.Sin pensarlo ms, se lanz sobre la espada al tiempo que se deshaca de la ramatirndola sobre los lobos detrs.

    Corra y corra, forzando sus piernas a resistir los minutos que pasaba huyendo, l

    saba que an lo seguan porque poda percibir la gran cantidad de pisadas que sele acercaban a sus espaldas.El corazn le lata muy rpido, tropezaba varias veces, pero l se levantabarpido. Cada vez le estaba ms convencido de que lo alcanzaran, perocontinuaba corriendo.

    -Ah-!

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    Inesperadamente un brazo sali desde uno de los rboles y tir de l a un lado. Elmismo brazo le tap la boca y otro ms sostuvo su cuerpo.

    -Silencio, te encontraran si gritas.

    Le susurr una voz adulta.

    No saba el chico qu estaba pasando, slo se daba cuenta de que la manada quele persegua estaba despistada cuando miraron que su presa desapareci.Pasaban a un lado, pero no parecan darse cuenta.

    -Ahora, vamos.

    Le volvi a susurrar la voz adulta cuando el ltimo lobo se alejaba a lasprofundidades del bosque.

    Uno de esos brazos ahora lo traa por un camino. Al pasar por una parte libre delas hojas de los rboles y que la luz de la luna los cubriera, el chico alcanz a

    apreciar el rostro de su salvador, era un hombre con cabello largo. l conoca esacara.

    -Por aqu ya no deberan encontrarnos.

    Dijo el hombre con una voz exhausta, cuando llegaron donde estaba una granroca.Ms cansado estaba el chico con el tiempo que llevaba corriendo, le dolan mucholas piernas, entonces dijo acusadoramente:

    -A ti, a ti te conozco. Eras amigo de mi padre. Qu es lo que haces en estelugar?

    -Eso es lo que yo debera preguntar, nio. Adems, as es como agradeces aquien te salv la vida?

    Respondi el hombre con una voz sarcstica.

    -Bueno, yo

    Contestaba el chico, confundido.

    -No le des importancia ahora. Busquemos otro lugar, lo ms lejos posible.

    Lo interrumpi aquel hombre mirando a los lados. Luego mir el pequeo animal

    que se asomaba por el cuello del chico.

    -Viene contigo?Vamos, nio!

    Volvi a tomar al chico de la mano cuando vio venir algo a lo lejos.

    Sin embargo, la manada de lobos corran tan rpido que los alcanzaron en pocotiempo, y antes de que pudieran hacer algo ya estaban siendo rodeados.

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    -Maldicin! No te alejes de m.

    l se puso en guardia cuando en un instante ocurri.

    Uno de los lobos se haba lanzado sobre el hombre, con un movimiento fugaz sterespondi golpeando al animal con una espada metlica que llevaba detrs.

    Cay en el suelo sin moverse ms, aunque no pareca muerto, slo aturdido.

    -Impresionante.

    Lo alab el joven detrs suyo con la boca muy abierta.

    -Sigamos!

    Lo aluda el hombre percatndose de que sus atacantes retrocedan ante el armaque llevaba en mano.

    -S. Uwahh!

    Sin que ninguno lo viera llegar, una de las feroces criaturas clav sus colmillos enla pierna del aterrorizado chico, haciendo que callera de cara al suelo.El agresivo animal trataba de jalarlo a donde estaban los dems.Cuando ya crea que no tendra esperanza, la ardilla en su abrigo se desprendide l y salt sobre la cara de la bestia para empezar a araar los ojos.Inmediatamente lo solt.

    -Vamos, levntate!

    Le gritaba el hombre cuando le obligaba a pararse y llevarlo lejos de ah.

    -Espera! Ella an est.-No puedes, si no huimos ahora

    -No me importa, es mi amiga!

    Antes de siquiera correr de regreso, el chico miraba cmo sus pies se desprendandel suelo y empezaba a moverse a la direccin contraria.

    Despus, lo que mir lo hizo arrepentirse de haber dejado a su valiente amigofuera en su ayuda.El lobo que estaba siendo araado se sacuda muy fuerte, hasta que lanz a la

    ardilla por el aire para que golpeara contra un rbol. Vea que varios de los lobosse juntaban en donde yaca el cuerpo del animalito.

    -E Espera, no. Detente, sultame, si la dejamos

    El chico se quedaba sin palabras para protestar ms al pensar en lo que seavecinaba. Ya empezaba soltar lgrimas.

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    No pudo ver mucho, pero lo que s not fue que una de las hostiles criaturas seabalanz sobre el lugar en que haba cado la ardilla.

    l slo cerr sus ojos en reaccin. No se permitira mirar ms.

    Decepcionado y todava soltando lgrimas, el chico dejo de forcejar sobre los

    brazos del hombre que continuaba cargndolo en hombros.

    Cercano a ese lugar haba un pequeo rio, se detuvieron frente a l.

    -Por aqu, pisa con cuidado. Oye, hay que apresurarse.

    Pero el afectado chico permaneca sin moverse, mirando el suelo mientrassollozaba.

    Entonces el hombre atravesaba el rio saltando sobre unas grandes piedras.

    -Por este lado ya no deberamos estar en peligro.

    Comentaba calmado cuando le daba la mano para ayudar al joven a cruzar laltima piedra, a quien muy a fuerzas pudo convencer de que siguiera avanzando.

    -Y bien, qu hacas solo en medio del bosque? Para este momento ya deberassaber que es peligroso

    -En este momento ya estoy solo de verdad.

    Le contest el chico intensamente mientras frotaba sus ojos con su brazo parasecar las lgrimas.

    -No podamos hacer nada

    Deca el otro en un tono obstinado.

    -Tu amiga fue muy valiente por sacrificarse por ti.

    Deca l mirando la luna llena que esa noche habitaba un estrellado cielo.

    -No creo que lo mejor sea quedarse a llorar, haz un esfuerzo y sigamos.Ibas a la aldea?

    Asinti con la cabeza apuntando al suelo.

    -Bien, igual yo. Te acompaar hasta que arribemos all.

    Por esta noche deberamos descansar. Ests bien, verdad?Como medida de seguridad, decidieron no encender ms fogatas que pudieranatraer problemas. A pesar de que parecan estar seguros al otro lado del rio, elchico no sinti que el antiguo amigo de su padre durmiera mucho. Quiz estabasiendo precavido.

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    A la maana siguiente, oblig al hombre a que regresaran al lado del rio, lo mscercano a donde fueron atacados.

    -Ojal hubiera sido lo suficiente fuerte para haberte protegido Si slo te hubieraobligado a quedarte No habras acabado as.

    Se lamentaba al mirar la pequea tumba de madera sobre un monto de tierra quel mismo hizo hecho.

    -Fue bastante valerosa, esa ardilla.

    Dijo el hombre acercndose tambin.

    -Si

    Respondi el chico con una profunda mirada triste.

    -Llevaba un largo tiempo conmigo

    -Comprendo. Bien, apresurmonos. No querramos que la noche vuelva aatraparnos antes de llegar.

    El chico no respondi nada. Tom sus cosas y la mochila sobre sus hombros paraempezar de nuevo el camino a la aldea, ahora en compaa de quien menosesperaba que, remplazando a su vieja compaera, lo ayudara a llegar a dondeestaba.

    Nunca olvidara el recuerdo del pequeo ser que representaba aquella tumba, queen su interior no contena nada ms que piedras porque, claro, ni siquiera sabansi haba quedado algo.

    Captulo 9:

    Verdad, segunda parte

    -Entonces, dices que t solo te dirigas a la aldea por comida? Bueno, t y laardilla.

    Cuestionaba el viejo amigo de su padre al chico rascando su cabeza contranquilidad.

    -Aunque no creo que fue la mejor idea, supongo que no tenas opcin...

    Ahora ellos estaban en una habitacin, haba dos camas y una ventana al lado deuna de ellas.

    Antes de eso, despus de haber salido del bosque y de que hubieran retomado elcamino, al pasar poco tiempo se encontraron con un pueblo muy pequeo conapenas un cantidad de casas que era fcil de contar.

    -Falta mucho para llegar? Pensaba que ste era el lugar.

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    Se quejaba el chico observando las pequeas casas.

    -No, an nos queda alrededor de un da ms de camino, pero ya que llegamos,creo que nos quedaremos aqu esta noche, as evitaremos ms peligros.

    Deca con indiferencia el hombre cuando pasaban frente a una posada de aspecto

    muy viejo.

    -Tiene una habitacin disponible para dos personas?

    Pregunt l a un anciano detrs del mostrador dentro de la posada.

    -Oh, s, s. Son viajeros, verdad?

    Responda el anciano quisquillosamente.

    Lo que nos lleva al momento en el que el hombre y el chico conversaban en uncuarto de madera en un segundo piso, que rechinaba con cada pisada que daban.- Supongo que no tenas opcin

    -S..

    Contestaba el chico con un halo de tristeza y dejadez mientras miraba al otro ladode la ventana, en ella miraba a un grupo de nios jugando a lo lejos. El solempezaba a meterse.

    -Debes de haberte sentido solo

    Volva a hablar el hombre con tranquilidad.

    Pero el chico no respondi nada. Efectivamente, se arrepenta de no haber podido

    proteger a su amigo si a eso se refera, si slo fuese ms fuerte.-Y sin mi pap. Creo que las cosas cambiaron.

    No dejaba de ver la ventana mientras hablaba.

    -Tu padre Ha de ser duro.

    Responda con serenidad su acompaante en la habitacin.

    -S y Pero cmo es que? Bueno, desde hace un tiempo l sali. No s adnde y no me dijo cundo regresara. Espero que pronto ya que

    -Qu dijiste?-He estado solo en casa, hay cosas que todava quiero decirle

    El chico segua hablando cuando ignor o no escuch la pregunta del hombre, apesar de que ste pareca interesado repentinamente. Supongo que se diocuenta de que mi padre ha salido, es obvio si no est a mi lado, pensaba el chico.

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    - Tambin hay una carta que le dejaron, no s de quin pero supongo que espara l, tiene su nombre

    Sacaba de su mochila el sobre que no haba dejado desde que empez su viaje,aparentemente lo cuidaba mucho.

    -. Procurar entregrsela pronto cuando lo vea, por eso es que no la he abiertoy trato de que no se dae. Espero que no pase mucho ms, no s qu habrahecho si la pierdo en aquel bosque, hehe.

    Comentaba con una muy pequea sonrisa nerviosa pero triste al mismo tiempo.Ya ni siquiera se molestaba en escuchar, hablaba para l mismo. Continuaba sinver al antiguo amigo de su padre a la cara, en realidad se concentraba ms viendoel sobre.

    -S, eso har Cuando nos veamos, hehe, sAh, voy al bao, regreso en un instante.

    Sin ms, se levant de su cama y fue a la puerta de la habitacin. Sin querer, dejocaer el sobre al suelo cuando lo dejo en un borde de la cama.

    El hombre la mir y de dispuso a levantarla, cuando la mir.

    -Para su padre dice.! Este sobre

    Dijo a nadie en particular con un suspiro de sorpresa abriendo ms los ojos.

    -Ese chiquillo

    No dijo nada ms, pensaba mientras presionaba el papel entre sus dedos.Minutos despus el chico se sentaba silenciosamente en su cama luego deregresar, la persona en la otra no deca nada, aparentemente se hallaba muyconcentrada en un libro que no saba de dnde haba sacado.

    Estuvieron en ese silencio un corto periodo.

    -Bueno, y ya que sabes lo que haca, para dnde te dirigas?

    Pregunt el chico rompiendo la atmosfera.

    -Iba a visitar a alguien.

    No dijo nada ms.

    -Ya veo

    Quera preguntar ms pero pens que no servira de nada.

    -Es un amigo.

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    Dijo el hombre con tranquilidad.

    -Ah

    Con esas palabras terminaron la noche.

    Al da siguiente, dejaban la posada, cada uno cargando una mochila, el hombrecon su espada metlica en una funda en su espalda y el chico con la suya en lamochila.

    Al rato pasaban frente al mismo grupo de nios jugando frente a una casa. Elchico los miraba con determinacin.

    -Te agradara jugar con ellos, cierto?

    Esas palabras de su acompaante lo sacaron de su ensimismamiento, a lo querespondi negativamente.

    -As estoy bien.

    Desde la noche pasada, el chico presenta una mirada diferente del hombre, delstima por alguna razn.

    -Te gustara desayunar algo?

    Recomendaba l.

    Slo asinti con la cabeza.

    Despus de eso dejaron el pequeo pueblo. Durante todo el viaje se senta unaextraa sensacin de incomodidad, de todas formas el chico no pensaba que

    haba una razn para sentirse as.La mayor parte del tiempo la pasaban en silencio al caminar a su destino.

    Finalmente, al da de estar caminando completaron el viaje.

    -Oh

    Solt el chico en una expresin de asombro cuando llegaron a la aldea, que comol saba, estaba consideradamente poblada en comparacin a la anterior, aunqueno tanto como mirara en una zona todava ms desarrollada.

    Aquel da era especialmente helado y el cielo no era ms que un espesa capa grisde nubes.

    -Y bien, te quedars parado ah? Vayamos.

    Le dijo el hombre.

    -He? A dnde?

    -La razn por la que vienes hasta aqu, la comida, qu otra cosa?

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    Las cosas por la que se estaba concentrando anteriormente no hicieron ms sinodistraerlo de su objetivo inicial.

    -Iremos a un lugar que conozco.

    Y en efecto, minutos despus se encontraban frente a lo que pareca ser un

    almacn, all guardaban bastas cantidades de alimentos.En fin, el chico compr todo lo que pudo con la considerable cantidad de dineroque haba llevado proveniente de lo que encontr entre las pertenencias de supadre que, presuntuosamente, eran para en caso de emergencias.

    -Necesitars buscar a alguien que te ayude a llevar todo esto a tu casa. Pero no tepreocupes por ello por el momento, quiero que antes visitemos un lugar paracomer, has de estar hambriento.

    Volva a decir el hombre en un tono de voz tranquilo y un tanto fro mientrasmiraba las cajas que haban apartado en el almacn.

    Al acabar de comer en un restaurante que se encontraba no muy lejos de ah, elhombre le dijo al chico que lo esperara pues tena un asunto que resolver.Por eso es que ahora l se hallaba en la mesa del restaurante solo, viendo atravs de la ventana la gente que transcurra por la calle.

    Fue entonces cuando una mujer joven adulta, aparentemente una trabajadora,lleg a recoger la vajilla. Cuando se percat del chico.

    -Pequeo, ests esperando a tus padres?

    Le espet con dulzura.

    -A un amigo.

    Respondi l secamente. Por qu le habla como si fuera un nio? l ya no eratan pequeo.

    -Ah, amiguito tuyo De casualidad, era quien sali hace un momento delrestaurante?

    Cuestion ella poniendo un dedo en su barbilla.

    -S, l.

    Continuaba con el tono cortante.-Ya veo, se conocen desde hace mucho?

    Segua ella con las preguntas a la vez que recoga los platos sucios.

    - No, slo Slome acompaa. Mientras visito la aldea.

    -Mmmm No entiendo realmente. Pero me sorprende.

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    -Te sorprende qu?

    A pesar de tratar de seguir con el tono cortante, sa ltima pregunta demostr unpoco de inters por parte del chico.Ella reaccion con una repentina sonrisa.

    -Parece que no te has dado cuenta. Bueno, veamos.

    Tom asiento al lado contrario del chico. Era su imaginacin o ella lo estabatratando como si fuera un nio tonto?

    -l es una persona un tanto fra, no lo crees?

    No respondi pero se puso a pensarlo. Aquel hombre s era un tanto indiferente ensu forma de hablar por hasta donde l haba visto. Al menos no actuaba como supap, quien siempre se preocupaba por l y dedicaba tiempo a escucharlo.Realmente tena ganas de verloLa mujer continu hablando.

    -Normalmente lo miro solo. l suele venir aqu, sabes, lo miro muchas veces. Yhasta ahora eres de los pocos que he mirado junto a l, o quiz el nico.

    -El nico?

    -S, por eso es que me sorprende ver que te acompae.

    Luego la mujer se qued un momento en silenci.

    -Por lo poco que me ha contado, s que no tiene muchos amigos. Un da me dijoque hace tiempo se llevaba muy bien con una persona, pero que por alguna

    circunstancia se dejaron de ver.-..

    -Qu era.? Dice Mmm.Que pas algo que los hizo separarse, pero l mecuenta que al final se dio cuenta de que era su error o algo as. No conozco muybien los detalles, pero ahora l se arrepiente

    -De De qu se arrepiente?

    El chico formul rpidamente esa pregunta gracias a que en realidad s seguamuy de cerca la conversacin.

    -Bueno

    En ese momento regresaba el hombre de donde sea que fue, llevaba algo en lamano. Antes de llegar a la mesa, observaba cmo el chico se despeda de unamujer.

    -Vaya, duramos un rato hablando. No te preocupes, a estas horas del da noacostumbramos a que nos visite mucha gente. Te deseo suerte, pequeo.

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    Qu irnico. Y pensar que l llamaba justamente as a alguien tan slo unos dasatrs

    -Estabas platicando con ella?

    Preguntaba el hombre cuando dejaban el restaurante.

    El chico asinti con la cabeza.

    -Qu te dijo?

    -Que te conoce, noms eso.

    El hombre se volteaba al chico con una mirada penetrante, senta que vea atravs de sus pensamientos.

    Entonces realiz lo que llevaba su acompaante en la mano: una caja larga demadera.

    -l est arrepentido de que ahora ya no podr disculparse, que es el culpable delo que ocurri. Y sabes, s que es por eso que ahora se le dificulta hacer nuevosamigos.

    Esas palabras resonaban en su cabeza. No lograba entender una sola de ellas.Ellos se conocen?

    -Eso es todo con lo que podr ayudarte. Este hombre te llevar lo que comprastehasta tu casa.

    Pronunciaba el hombre para despedirse del chico. Resulta que contrat a unapersona que llevara con una carreta todas las cajas de comida hasta el hogar del

    chico, no era la mejor manera pero seguro s ms rpida que llevarlas a pie (algoque obviamente no lograra). Era un hombre viejo al que en su cabello oscurorelucan varas canas.Esa carreta estaba posicionada frente al almacn junto con ellos.

    -No te preocupes, tengo experiencia con los viajes largos. A tus cosas no lespasar nada.

    Adverta el viejo hombre, su voz demostraba muchos aos de sabidura.

    -E-espera, a dnde vas?

    Preguntaba el chico, sorprendido, ignorando el comentario del hombre por larepentina despedida.

    -Se supone que te acompaara hasta que llegues a la aldea, eso era todo.

    Repona el hombre en su repetido tono fro. Sin detenerse a hablar, agitaba sumano dndole la espalda en un camino contrario al que apuntaba la carreta.

    -Dime, vas a visitar a tu amigo?..... S, verdad? Quiero ir contigo.

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    Por una extraa razn tena el presentimiento de que deba ir.

    -No, no puedes.

    Cort ste, esta vez con palabras bastante firmes. Se haba detenido para decirlo.

    -Por qu?Dijo el chico, indignado.

    -No es de tu incumbencia, slo eso.

    Reanud la marcha.Pero para ese momento el chico ya iba caminando a su lado, pareca decidido a ir.

    Aunque el hombre no actuaba como si le molestar, s demostraba muchaseriedad con el asunto.

    -Detente, no tienes razn para venir.

    -Por qu?-Porque no son asuntos tuyos.

    -Pero si t no tienes amigos.

    Las ltimas palabras hicieron que se detuviera al instante. Dio vuelta y mir alchico para detrs de l haciendo fuerza en sus manos.

    -De dnde dices eso?

    -Ahora s me dejas ir contigo?

    Ignor la pasada pregunta y se mostr firme de nuevo con su deseo deacompaarlo.

    -Te lo dijo esa mujer, verdad? Bien, sgueme si tanto lo quiero

    -Mmm?

    -No, nada.

    Por alguna razn el hombre se qued callado al mirar directamente a los ojosaquel pobre nio.

    -Hemos llegado.

    -Y en dnde est tu amigo?

    -Pero si t mismo dijiste que no tengo amigos. Bueno, si quieres saberlo

    Se acercaron a un lugar

    -Nos llevbamos bien un tiempo, luego fuimos enemigos por una tontera, al finalnunca me pude disculpar. Entonces

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    Volte a ver al chico.

    -Tienes razn, una vez fue diferente pero ahora no tengo ningn amigo, el nicoque pudo serlo est aqu.

    Una rfaga de viento invadi el cementerio, las pocas hojas que quedaban en las

    ramas de los rboles cayeron sobre la tumba que se encontraba a los pies de unhombre que alguna vez pudo decir que era compaero de la persona que seencontraba ah. Sin embargo, nunca ms lo sera.

    -Ya que estamos aqu, quisiera saber Quisiera saber por qu no has abierto esacarta, si el destinatario eres t.

    El chico no pensaba, este nio no poda comprender, no poda pensar en nadapues su mente era incapaz de comprender la escena frente s.

    Llev su mano al bolsillo y extrajo un papel que para entonces ya se habaarrugado a pesar del mucho cuidado que le daba, claro, era muy difcil que noocurriera en todo un ao.

    Cuando la mir, no pudo leer lo que tena escrito, le era imposible. Slo vea letrasborrosas que por alguna razn saba que significaban algo importante. Lo que spoda distinguir era el nombre de su pap escrito all.

    -Todo este tiempo lo has estado negando, ya es hora de que lo aceptes, nioNo, chaval, ya es hora de que dejes el pasado. Lo que tienes en tus manos es

    -No

    -Un testamento.

    -No. No lo digas

    -Me pareci raro la primera vez que lo vi; porque hablabas con tanta tranquilidadsobre buscar a tu pap, porque de todo el mundo, eres el nico que no se entera.

    Mir framente al nio frente a l. Entonces ste volvi a intentar leer la carta. Depronto, el sello que l mismo haba puesto sobre la carta, la cosa que causaba esaborrosidad desapareci.Era verdad, el destinatario era su nombre y el asunto la muerte de s u padre, poreso el nombre escrito. Dentro explicaba todo lo que le haba dejado, pero ello no

    era lo importante sino un ltimo regalo que se le haba dejado que sera entregadoexactamente en la aldea actual.

    Segn la descripcin de la carta, su pap fue asesinado por unos bandidos queacostumbraban a asaltar gente a las afueras de las pequeas aldeas, l fue unade las vctimas. Como sea, ya quera entrar ms en detalles y termin dejandocaer el papel al fro suelo al mismo tiempo un par de lgrimas que al final seconvirtieron en los sonidos de un nio que sollozaba.

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    Lloraba. El tiempo que haba sido detenido para l finalmente volvi a moverse.

    -Y ahora qu har, estoy totalmente solo, nadie, nadie

    -No eres el nico.

    Gir su cabeza hacia la lpida a su lado.-El da que me enter, inmediatamente fui a ver. Ya que nadie respondi por sucuerpo, yo decid que lo sepultaran aqu. No vayas a despertar un sentimiento devenganza en tu corazn Yo ya cargu con eso

    -Pap

    Segua dejando caer sus lgrimas, intilmente trataba de evitarlo con sus manos.

    En ese instante el hombre abri la caja de madera en sus manos y extrajo lo quehaba dentro: un ramo de flores.

    -Ven, puedes ponerlas t.-No, no quiero hacerlo!

    -Tienes que, porque si no nunca podrs aceptarlo. Entindelo, tu padre hamuerto!

    -No!

    Fue ah cuando el viejo amigo de su padre trataba de moverlo sujetndolo de unbrazo. Y a pesar de todo, l se resignaba a mover un pie, ya que si lo haca esosignificara encarar la imagen de su nombre inscrito sobre la tumba.

    Todo esos das, ese tiempo que haba pasado con la persona que ms apreciabaen el mundo se haba perdido, ya no haba manera de que volver a aquel tiempo.No haba ms entrenamientos, jams volvera a escuchar su voz dicindole lo bienque lo haba hecho, nunca ms.Pero por qu tena que ser as? Por qu tena que haber muerto? Osimplemente no poda seguir de la misma manera antes de venir, no podrasimplemente olvidarlo?

    -Te equivocas...

    Rindindose a moverlo ms, el hombre empez a hablar.

    -Si tratas de olvidarlo como habas hecho hasta ahora realmente jams volvers aser feliz, nicamente continuars perdido en tu propia fantasa. Llevas todo estetiempo esperndolo, verdad? Es as, verdad?! No eres el nico al que todoesto le afect, pero aun as no me vers lamentndolo por el resto de mi vida.

    Ahora vamos, ven y toma estas flores, hazlo por tu pap.

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    Temblando, el nio tom las flores en sus manos, apenas pudiendo caminar seacerc a la tumba y lo mir. Definitivamente en ese lugar estaba inscrito el nombrede su padre y la fecha en que muri, ya hace ms de un ao que estaba viviendosolo entonces

    Coloc el ramo al lado de donde ya haba otro puesto ah, quiz desde hace unasemana. No pudiendo sostenerse ms dej caer ambos brazos sobre sobre latierra volviendo a soltar lgrimas ms fuerte.

    -S, ya lleva un tiempo aqu, pero no es nada. La he cuidado perfectamente.Esperen y la traigo.

    Ahora estaban en una armera, exactamente en un gimnasio donde solapracticarse el uso de la espada. El amigo de su padre lo haba trado dondepresuntamente se encontraba el ltimo regalo que se le haba entregado.

    -Aqu est.

    Lleg el hombre con un objeto alargado en su mano.

    -Desde el da en que me lo dejaste la he guardado con mucho cuidado, por lo bienque est hecha seguro un ao no le habr hecho nada a la hoja, incluso lleva lanota encima todava.

    El chico mir al a la otra persona a su lado.

    -Tmala

    Es lo que dijo.

    S, era una espada, y no del tamao disminuido al que estaba acostumbrado, sinouna ms grande como la del tamao que usaba su padre. Atada al mango, habauna pequea nota que inmediatamente desprendi y ley.

    Felicidades. Gracias a todo tu esfuerzo por fin eres capaz de merecerte esto. Esteda debe ser especial, y por eso, te entrego este obsequio que es prueba de tus

    capacidades. Con esto seremos capaces de cumplir tu sueo, maana mismosaldremos de viaje e iremos al lugar que t desees.

    Feliz cumpleaos, Eduard.

    Una semana antes de que partiera, aquel da. Era su cumpleaos.

    Y l pensaba que ya haba llorado lo suficiente.

    Ese da sali con el fin de traer algo en celebracin para l, ms sin embargonunca regresara.

    Ms lgrimas salan.

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    Era gracioso que en la carta dijera sobre el viaje, cuando seguramente para esemomento ya le habra propuesto la idea, as que estara dicindolo dos veces. Esgracioso, pens el chico.

    -Me impresion mucho cuando supe que la persona que me ayud a forjar estaespada haba muerto. Tu padre era muy buena persona, l haba estadopreparando esta arma durante meses. No puedo creer la manera en la queocurri, lo siento mucho por la prdida.

    Fue lo que dijo el seor de la armera.

    Horas ms tarde estaban sobre la carretilla del otro seor, quien en ese momentolos llevaba a la casa que una vez estuvo habitada por dos personas.

    -Slo volveremos a tomar lo necesario y luego iremos a otro lugar. Ests seguro?

    Dijo el amigo de su padre.

    -S, se supone que debo de olvidar. Esa casa la recordar nicamente, pero nocreo que sera capaz de seguir viviendo all incluso si vienes conmigo Ya no mesiento bien de seguir de la misma forma.

    Respondi el chico mirando la basta cantidad de rboles a su alrededor puesacababan de entrar en la zona. Esta vez, por supuesto, no habra nada de qupreocuparse.

    -S t lo dices.

    Respondi el hombre.

    -Tal vez de ahora en adelante te lleve conmigo, pero eso no significa que latendrs fcil, hay cosas que debers aprender por ti mismo.

    Volvi a decir pero en un tono cmico.

    -S

    La luz pasaba por sus ojos una y otra vez, el espesor de las hojas daba una lindasensacin al recorrido.

    -E-esperen! Pare, por favor!

    Dijo el chico apurado. Inmediatamente el hombre de mayor edad detuvo el

    vehculo.

    Mirando frente a s, el chico pudo notar el cuerpo de algo movindose frente a l alo lejos. Era un algo pequeo que ahora bajaba de un rbol y por alguna razn seacercaba a l.

    Pero no haba nada raro en eso, despus de todo.Entonces sonri.