El Sup - La Velocidad Del Sueño (Cartas)

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La velocidad del sueño (I): Botas No corre la madrugada en las montañas del sureste mexicano. Como si no tuviera prisa, se regodea en todos y cada uno de los rincones, como amante paciente y dedicada. La niebla le va de la mano, con su largo vestido de nube, y consigue asfixiar la luz más empecinada, le tiende cerco, la rodea de su nívea pared, la encierra en un aro difuso. Desde la mitad del cielo, la luna se bate en retirada. Una voluta de humo se confunde con la neblina, despacio, con la misma lentitud con la que la nube arropa, bajo el amplio vuelo de su nagua, las champas dispersas. Todos duermen. Todos menos la sombra. Todos sueñan. Sobre todo la sombra. Apenas extiende la mano y atrapa una pregunta. ¿Cuál es la velocidad del sueño? No lo sé. Tal vez es... Pero no, no lo sé... En realidad, acá, lo que se sabe, se sabe en colectivo, Sabemos, por ejemplo, que estamos en guerra. Y no me refiero sólo a la guerra propiamente zapatista, que no acaba de satisfacer las ansias de sangre de algunos medios de comunicación y de algunos intelectuales "de izquierda", tan afectos como son, los unos a las cantidades de muertos, heridos y desaparecidos, los otros a traducir muertes en errores "por no hacer lo que yo les decía". No sólo, también hablo de ésta a la que nosotros llamamos "IV Guerra Mundial", que se libra por el neoliberalismo y contra la humanidad. La que transcurre en todos los frentes y en todas partes, incluyendo las montañas del Sureste Mexicano. Lo mismo en Palestina que en Irak, en Chechenia o en los Balcanes, en Sudán o en Afganistán, con ejércitos más o menos regulares. La que, de la mano de éstas, el fündamentalismo de uno y otro bando lleva a todos los rincones del planeta. La que, asumiendo formas no militares, cobra víctimas en América Latina, en la Europa Social, en Asia, en África, en Oceanía, en el Lejano Oriente, con bombas financieras que hacen volar en pedazos Estados Nacionales enteros y organismos internacionales. Esta guerra que, según nosotros (insisto: tendencialmente). pretende destruir/despoblar territorios, reconstruir/reordenar las geografías locales, regionales y nacionales, y crear, a sangre y fuego, una nueva cartografía mundial. Ésta que, en el camino, va dejando su firma de identidad: la muerte. Tal vez la pregunta "¿Cuál es la velocidad del sueño?" debería ser acompañada de la pregunta "¿Cuál es la velocidad de la pesadilla?"

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Subcomandante Insurgente Marcos, EZLN.

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La velocidad del sueño (I): Botas

No corre la madrugada en las montañas del sureste mexicano. Como si no tuviera prisa, se regodea en todos y cada uno de los rincones, como amante paciente y dedicada. La niebla le va de la mano, con su largo vestido de nube, y consigue asfixiar la luz más empecinada, le tiende cerco, la rodea de su nívea pared, la encierra en un aro difuso. Desde la mitad del cielo, la luna se bate en retirada. Una voluta de humo se confunde con la neblina, despacio, con la misma lentitud con la que la nube arropa, bajo el amplio vuelo de su nagua, las champas dispersas. Todos duermen. Todos menos la sombra. Todos sueñan. Sobre todo la sombra. Apenas extiende la mano y atrapa una pregunta.

¿Cuál es la velocidad del sueño?

No lo sé. Tal vez es... Pero no, no lo sé...

En realidad, acá, lo que se sabe, se sabe en colectivo,

Sabemos, por ejemplo, que estamos en guerra. Y no me refiero sólo a la guerra propiamente zapatista, que no acaba de satisfacer las ansias de sangre de algunos medios de comunicación y de algunos intelectuales "de izquierda", tan afectos como son, los unos a las cantidades de muertos, heridos y desaparecidos, los otros a traducir muertes en errores "por no hacer lo que yo les decía".

No sólo, también hablo de ésta a la que nosotros llamamos "IV Guerra Mundial", que se libra por el neoliberalismo y contra la humanidad. La que transcurre en todos los frentes y en todas partes, incluyendo las montañas del Sureste Mexicano. Lo mismo en Palestina que en Irak, en Chechenia o en los Balcanes, en Sudán o en Afganistán, con ejércitos más o menos regulares. La que, de la mano de éstas, el fündamentalismo de uno y otro bando lleva a todos los rincones del planeta. La que, asumiendo formas no militares, cobra víctimas en América Latina, en la Europa Social, en Asia, en África, en Oceanía, en el Lejano Oriente, con bombas financieras que hacen volar en pedazos Estados Nacionales enteros y organismos internacionales.

Esta guerra que, según nosotros (insisto: tendencialmente). pretende destruir/despoblar territorios, reconstruir/reordenar las geografías locales, regionales y nacionales, y crear, a sangre y fuego, una nueva cartografía mundial. Ésta que, en el camino, va dejando su firma de identidad: la muerte.

Tal vez la pregunta "¿Cuál es la velocidad del sueño?" debería ser acompañada de la pregunta "¿Cuál es la velocidad de la pesadilla?"

Todavía unas semanas antes de los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 en España, un periodista-analista político mexicano (de ésos a los que les dan un dulce y se sueltan cantando loas ridículas) alababa la visión "de Estado" de José María Aznar.

El analista decía que, al acompañar a Estados Unidos y a la Gran Bretaña en la guerra contra Irak, Aznar había conseguido un campo promisorio para la expansión de la economía hispana, y que el único costo que tenía que pagar era el repudio de una "pequeña" parte de la población española, "los radicales que nunca faltan, incluso en una sociedad tan boyante como la española, dijo el "analista". Y más, señaló que entonces a los españoles sólo les tocaba esperar sentados a que el negocio de la reconstrucción de Irak se echara a andar, y entonces sí, a recibir carretadas de dinero. En suma, un sueño.

La realidad no tardó en pasar a cobrar la verdadera factura de "la visión de Estado" de Aznar. Esa mañana del 11 de marzo, se cumplía aquello de que Irak no está en Irak, quiero decir no sólo en Irak, sino en todo el mundo. En fin, la estación de Atocha como sinónimo de pesadilla.

Pero antes de la pesadilla estaba el sueño, pero el sueño neoliberal. Con holgada anterioridad a los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001 en territorio norteamericano, la guerra contra Irak se había puesto en marcha.

Para ir a ese inicio nada como una foto...

Suelo llano, rojizo. Se adivina duro. Tal vez arcilla o algo parecido. Una bota. Sola, sin su par. Abandonada. Sin pie que la calce. Algunos escombros esparcidos. De hecho, la bota parece un escombro más. Es todo lo que hay en la imagen, así que es el pie de foto el que aclara que se trata de Irak. ¿Fecha? 2004, septiembre.

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No se alcanza a discernir si es la bota de alguien que murió, que la abandonó en la huida, o que se trata, simple y llanamente, de una bota botada. Tampoco se sabe si es la bota de un soldado norteamericano o británico, o de un combatiente de la resistencia, de un civil iraquí o de otro país.

Sin embargo, a pesar de la falta de más información, la imagen da una idea de lo que es el Irak de la "post guerra" de Bush: violencia, muerte, destrucción, desolación, confusión, caos.

Todo un programa neoliberal. Si el falaz argumento de que la guerra contra Irak era una guerra "contra el terrorismo" se ha venido abajo, las verdaderas razones emergen ahora, más de un año después de que, ayudada por los tanques de guerra norteamericanos, fuera derribada la estatua de Hussein y un eufórico Bush se erigiera otra a sí mismo declarando el fin de la guerra. (Probablemente la resistencia iraquí no escuchó el mensaje de Bush: el número de soldados norteamericanos y británicos muertos y heridos no ha hecho sino aumentar desde que "terminó la guerra", y ahora se suman las bajas de civiles procedentes de varias naciones.)

La ideología neoconservadora en Norteamérica tiene un sueño: construir la "disneylandia" neoliberal. En lugar de una "aldea modelo", reflejo de los manuales de contrainsurgencia de los 60's, se trataba de edificar una "nación modelo". Se eligió entonces el territorio de la antigua Babilonia.

El sueño de la construcción de un "ejemplo" de lo que debe ser el mundo (siempre según los neoliberales), se nutrió de "(...) la más apreciada creencia de los arquitectos ideológicos de la guerra (contra Irak): que la codicia es buena. No buena sola para ellos y sus amigos sino buena para la humanidad, y ciertamente buena para los iraquíes. La codicia crea ganancias, las cuales crean crecimiento, el cual crea trabajos, productos y servicios, y cualquier otra cosa que alguien pudiera posiblemente necesitar o querer.

El papel de un buen gobierno, entonces, es crear las condiciones óptimas para que las corporaciones prosigan su codicia sin fondo, de modo que, a su turno, puedan satisfacer las necesidades de la sociedad.

El problema es que los gobiernos, aún los gobiernos neoconservadores, raramente tienen la oportunidad de probar lo correcto de su sagrada teoría: a pesar de sus enormes esfuerzos ideológicos, aún los republicanos de George Bush son, en sus propias cabezas, eternamente saboteados por entrometidos demócratas, obstinados sindicatos y alarmados ambientalistas. Irak iba a cambiar todo esto. En un lugar de la tierra, la teoría finalmente sería puesta en práctica en su más perfecta e incomprometida forma.

Un país de 25 millones no seria reconstruido como era antes de la guerra; sería borrado, desaparecido. En su lugar aparecería una deslumbrante sala de exposiciones para las políticas del laissez- faire, una utopía como el mundo jamás había visto. (Bagdad Año Cero. El pillaje de Irak tras una utopía neoconservadora. Naomi Klein, en Harper's Magcaine, Septiembre 2004. Traducción: Julio Fernández Baraibar).

PUBLICIDADEn lugar de eso, Irak es un ejemplo sí, pero de lo que le espera al mundo entero si los neoliberales ganan la gran guerra, la IV guerra mundial: desempleo de casi el 70%, la industria y el comercio paralizados, aumento exorbitante de la deuda externa, muros antiexplosiones por todos lados, crecimiento geométrico del fündamentalismo, guerra civil... y exportación del terrorismo a todo el planeta.

No voy a saturarlos con algo que sale a diario en las noticias: ofensivas militares de la coalición (ojo: en una guerra que "ya terminó"), movilización de la resistencia iraquí, atentados, ataques a objetivos militares y civiles, secuestros, ejecuciones, nuevas ofensivas de la coalición, nueva movilización de la resistencia iraquí, etcétera. Estoy seguro de que podrán encontrar abundante información en la prensa de todo el mundo. En castellano, sin lugar a dudas la mejor fuente es el periódico mexicano La Jornada, que cuenta entre sus colaboradores a algunos de los analistas más serios y documentados sobre el tema de Irak.

Lo cierto es que este video ya lo hemos visto antes en otras partes... y lo seguimos viendo: Chechenia, los Balcanes, Palestina, Sudán, son sólo ejemplos de esta guerra que destruye naciones para tratar de "reconvertirlas" en "paraísos"... y terminan convertidos en infiernos.

Una bota abandonada en suelos del Irak "liberado" resume el nuevo orden mundial: la destrucción de naciones, la desertificación de cualquier indicio de humanidad, la reconstrucción como el reordenamiento caótico de las ruinas de una civilización.

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Hay, sin embargo, otras botas, aunque sean unas...

Botas rotas. Sí, las botas de la insurgenta Erika están rotas. En la puntera derecha, la suela está desprendida y le da a la bota un aspecto de boca insatisfecha. Los dedos no son visibles aún, así que la Erika no parece haberse dado cuenta que sus botas, marcadamente la derecha, están rotas.

Desde los primeros días en la montaña, el mirar hacia abajo se me hizo costumbre. El calzado suele ser uno de los sueños/pesadillas del guerrillero (¿otros?: el azúcar, tener los pies secos, y otras obsesiones más bien húmedas), así que dedica a él buena parte de su atención. Tal vez por eso uno adquiere esa manía de mirar siempre a los pies del otro.

La insurgenta Erika ha venido a avisarme que ya acabaron de editar el cuento de "La Naranja Mágica" (última producción de Radio Insurgente que trata de..., bueno, mejor escúchenlo). Yo le respondo que tiene rota la bota. Ella baja la mirada y me dice "tú también". Saluda militarmente y se va.

La Erika va a cambiarse porque al rato juegan fútbol dos equipos de insurgentas, uno se llama "8 de Marzo" y el otro "Las Princesas de La Selva". No sé mucho de fútbol pero, a mi entender, las "princesas" juegan con un estilo bastante alejado de las buenas costumbres de la corte real, y las del "8 de marzo" lo hacen como si fuera el alzamiento del primero de Enero. O sea que buena parte de ellas termina en el puesto de salud insurgente. Es más, cada vez que van a jugar, las de sanidad tienen la camilla a un lado de la cancha. "Para no dar la vuelta", dicen.

Empataron. O sea que en el fútbol las insurgentas empataron. Se fueron a penaltis y llegó la hora de la formación sin que desempataran. A decirme eso viene la insurgenta Erika. La Erika es como la asesora sentimental de las insurgentas, pero esta vez no viene a contarme que a una compañera "le duele su corazón" por mal de amores, sino que ya acabó el partido y ella ya se va a dar plática a los pueblos, más en concreto, a las mujeres de los pueblos. Va de civil, o sea con ropa civil. Bueno, eso dice ella. Porque yo veo que trae unas botas hechas en talleres zapatistas y que tienen grabado un "EZLN" en un costado.

"Mmh, si vas a llevar esas botas mejor lleva el uniforme completo", le digo intentando ser sarcástico. Se va la Erika. Al rato regresa con el uniforme puesto. "¿A dónde vas?", le pregunto. "Al pueblo", responde. "Pero, ¿cómo se te ocurre ir de uniforme?, le pregunto- regaflo "Pues así me dijiste", dice que le dije. Entiendo que es inútil tratar de explicar las cualidades de la ironía sutil, así que sólo ordeno: "No, ponte de civil y quítate esas botas". Se va. Al rato regresa, con ropa civil... y descalza. Yo suspiré, ¿qué otra cosa podía hacer?No le crean a la Erika, mi bota no está rota. Está descosida, que no es lo mismo. Además, es un ojillo el que se ha desprendido, y por eso el entrecruce de las agujetas parece sistema político en el neoliberalismo, o sea que es un revoltijo y no se sabe a dónde va la derecha y a dónde va la izquierda.

Le estoy explicando esto a Rolando, cuando llega...

La Toñita Primera-Generación, o sea la Toñita I (la del beso negado porque "mucho pica", la de la tacita rota, la del olote de maíz habilitado como muñeca) tiene ya 15 años. "O sea que cumplió 14 pero entró en 15 o sea que ya va para 16" me dice su papá, un responsable zapatista de los más antiguos con nosotros.

Yo asiento sin confesar que nunca he entendido las altas matemáticas que rigen los calendarios en las comunidades rebeldes zapatistas (después de tratar de explicarme, inútilmente, el Monarca se resigna y sólo agrega: "creo que es porque así es nuestro modo, que de por sí es muy otro"),

El papá de la Toñita I (o sea la Toñita Primera-Generación) viene para que yo la mire, porque tiene más de 10 años que la vi por última vez. Diez años no pasan en vano, así que la Toñita I no sólo no me niega un beso, sino que, sin que yo alcance a decir nada, me abraza y me estampa un beso en la acolchada mejilla del pasamontañas y se pone de todos colores (la Toñita I, no el pasamontañas). Yo no digo nada, pero pienso "Mmh, ando mal este año... y eso que no me he quitado el pasamontañas ni para bañarme".

Entonces la Toñita I saca de una su mochila unas sus botas y se las pone. Yo voy a preguntarle por qué se pone las botas después de caminar descalza 6 horas desde su pueblo, en lugar de ponérselas para el camino y quitárselas al llegar, pero la Toñita I se adelanta y me pregunta si puede ir "allá" -y señala para donde están un grupo de insurgentas-. La Toñita I sabe lo que un beso, aunque sea sobre el pasamontañas, puede conseguir, así que no espera la respuesta y se va.

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Mientras la Toñita I corre a ver si la dejan jugar en el partido de fútbol de las insurgentas, su papá me cuenta de su pueblo (al que yo siempre he llamado, cuidando de que nadie me escuche, "Cumbres Borrascosas"). He alcanzado a ver la cicatriz de un rasguño en el brazo izquierdo de la Toñita I, así que le pregunto de eso.

Me cuenta el papá de la Toñita I que un joven del pueblo quería llevársela a la letrina. (Nota: Le aclaro al improbable lector de estas líneas, que la letrina en algunos pueblos no sólo cumple sus olorosas /unciones higiénicas, también suele ser lugar de encuentro de parejas. No son pocos los matrimonios en comunidades que tienen como origen el nada romántico sitio de la letrina. Fin de la Nota). El caso es que la Toñita I no quiso ir a la letrina. "O sea que no era su gusto", me confirma su papá. Y entonces el muchacho la quiso obligar y entonces, "como no era su gusto" - reitera su papá-, forcejearon. La Toñita I logró escaparse, pero, como luego dicen, se publicó y el asunto llegó a la asamblea del pueblo. Me cuenta su Papá de la Toñita I que la querían meter a ella a la cárcel. Yo interrumpo: "Pero, ¿por qué si a ella la atacaron y hasta trae rasguñado el brazo? " "Ah Sup, es que viera cómo quedó el joven... ", me dice el papá., "de plano quedó privado, y es que la Toñita es, como luego se dice, muy brava".

La Toñita I, además de un rostro agraciado, tiene un físico corpulento, o sea que... ¿cómo les explico?, bueno, para que me entiendan sólo les diré que Rolando quiere que juegue de defensa central en la selección zapatista de fútbol.

"Pero el equipo de las insurgentas ya está completo ", le digo a Rolando. El sólo agrega: "'Acaso es para el equipo de insurgentas, yo la quiero para el equipo de los hombrea. En eso pasan las de sanidad con dos insurgentas bastante golpeadas. La Toñita I está llorando porque por su culpa le marcaron dos penaltis a su equipo. Yo entiendo a Rolando y volteo hacia el papá y le pregunto "¿No ha dicho la Toñita si quiere ser insurgenta? "

La Toñita I se quitó las botas y las puso en una su mochila. Se va con su papá, caminando descalza.

No tiene mucho que se fue cuando aparece acompañando a su mamá.. la Toñita Segunda-Generación o sea la Toñita II.

La mamá de la Toñita II.o Segunda Generación, se llama Elena. Es teniente insurgenta de sanidad y cuenta en su haber que, en enero de 1994, salvó la vida de varios insurgentes y milicianos que salieron heridos de los combates de Ocosingo. En un más que modesto hospital de campaña, Elena operó heridas de bala y extrajo pedazos de metralla del cuerpo de zapatistas. "Se nos murió un compa", dijo cuando informó. No mencionó a los más de 30 combatientes, que hoy viven y luchan en estas tierras, a los que salvó.

La Toñita II tiene 3 años. "O sea que cumplió 2 y va para 4" me adelanto a la explicación de Elena. Ella ríe. Quiero decir, Elena ríe. Porque la Toñita II está pegando unos chillidos dignos de mejor causa. Y es que resulta que, asumiendo mi mirada coqueta (la número 7 de mi exclusivo "catálogo de miradas seductoras") le pedí un beso. La Toñita II ni siquiera dijo "mucho pica" (o sea que no es una versión mejorada), simplemente se echó a llorar con tal vehemencia que ya tiene a su lado a un grupo de insurgentas que le ofrecen caramelos, una bolsita con cara de conejo (aunque a mí me parece que tiene cara de tlacuache -la bolsita, se entiende-), y hasta le están cantando la del chivito, una rola que tiene inusitado éxito entre los niños y niñas zapatistas.

"No te quieren", me dice, lloviendo sobre mojado, la Mayor Irma. Yo respondo: "Bah, está loca por mí y hago como que no tengo roto el corazón.

Saliendo de la bodega. Rolando me da una de esas agujas llamadas "capoteras" y un rollo de hilo de nylon.

Ya en la champa de la comandancia general del EZLN dudo...

Si no sé cuál es la velocidad del sueño, tampoco sé si remendarme las botas o el corazón. (Continuará...)

Desde las montañas del Sureste Mexicano.Subcomandante Insurgente Marcos.

México, Septiembre del 2004, 20 y 10 ////////////////////// ////////////////////////////// ///////////////////////////// ///////////////////////////// ////////////////////// ///////////////////////

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La velocidad del sueño (II): Zapatos, tenis, chanclas, huaraches, zapatillas

Septiembre es el noveno mes el año, y arriba la luna trae una panza como si tal. Y hasta se ruboriza un poco cuando se deja caer sobre occidente. La lluvia y las nubes como que se asomaron, pero les dio pereza y se quedaron atrás de la montaña, ésa que se levanta al oriente. Abajo, en la grabadorita, Tania Libertad canta ésa que dice "no lo van a impedir (...}, a pesar del otoño creceremos". Confundida en las sombras, la sombra escribe una carta. Después del "Ejército Zapatista etcétera" y de la fecha, Septiembre del 2004, ya se lee...

A: Píerluigi Sullo.

Dirección del semanario Carta.

Italia, Continente Europeo, Planeta Tierra.

Pedro Luis, hermano:

Recibe un abrazo desde las montañas del Sureste Mexicano. Supongo que te extrañará el "Pedro Luis", pero es que se me ha contagiado el "modo" de los compás de "zapatizar" los nombres, asi que pongo "Pedro Luis" por "Pierluigi".Bueno, pues recibí la carta que escribiste y que no mandaste. O sea que recibí la carta en Carta, Me explico: resulta que primero me mandaron una fotocopia de la misiva aparecida en Carta (26 agosto-l Septiembre 2004, año VI, #31). Como mi italiano no alcanza siquiera a parecerse al "itañol" de los "turbineros y turbíneras" (que hace años trabajaron, y duro, para dar luz a la realidad), tuve que pedir que alguien hiciera el favor de traducirla. Y lo hicieron, pero en una neo lengua que acá llamamos "itazapañol" que, sí la memoria no me falla, inauguró la Vánessa cuando, siempre desobediente, tardó años viviendo en la realidad zapatísta. Así las cosas, tuve que recurrir a unos diccionarios que nos habían enviado hace tiempo (no muy me acuerdo, creo que fue Mantovani o Alfio). Para esto, antes hubo que buscar y encontrar los diccionarios, los cuales estaban, como Era de esperar, nivelando una de las patas de una de las mesas de una de las comandancias generales del único ezetaelene. O sea que me tardé en intuir, más que en saber, lo que decía la carta de Carta.

Tal vez me equivoque, pero alcancé a entender que el objetivo de tu misiva es saludarnos ...y plantear problemas.

El género epistolar es, según mi humilde opinión, uno de los mejores medios para el debate (otro, mejor todavía, es la práctica política)

No lo dices abiertamente, pero cualquiera podrá darse cuenta de que, en el fondo, tu carta plantea, ahora desde la Italia rebelde, el mismo problema de la velocidad del sueño. Y aunque tampoco lo declaras de manera explícita, desde la Italia que lucha, o sea que sueña, también respondes: "no lo sé ".

Bien, a los problemas que planteas yo podría responderte con el axioma del inefable y grande (de ego) Don Durito de La Lacandona: "No hay problema lo suficientemente grande como para no darle la vuelta”.

Aunque me parece una receta excelente (a mi me ha dado buenos resultados en más de una vez), creo sinceramente que lo que planteas no busca una solución, sino una discusión. El ¿qué hacer en Italia? es, en efecto, un problema. Y a mí manera de ver, forma parte del problema ¿qué hacer en el mundo?

Bien, la respuesta de nosotros los zapatistas es... "no lo sabemos”. Yo sé que no esperabas otra cosa de nosotros, conociéndonos tan bien como nos conoces. Sin embargo, de nuestro suelo y de nuestra lucha podemos decir lo siguiente:

Primero.- En el México de hoy, todos los políticos, aún aquellos que vayan arriba en las encuestas, en las principales de los noticieros o en el número de manifestantes, sin importar el color de la retórica que enarbolen o el signo de su organización partidaria, contarán con la hosca desconfianza de nosotros los zapatistas, con nuestro escepticismo e incredulidad. Basados únicamente en sus palabras, promesas, intenciones, cifras, estadísticas, estudios de opinión, no obtendrán absolutamente nada bueno de nosotros. Nada, ni siquiera el beneficio de la duda. Como el jefe del Ejército Libertador del Sur, General Emiliano Zapata, frente a Francisco I. Madero, nuestra hostilidad hacia los políticos del centro será norma invariable; y como Emiliano Zapata frente a la silla presidencial, seguiremos dando la espalda al Palacio

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Nacional y a quienes aspiran a sentarse en esa silla. Y lo mismo va para el autodenominado "Congreso de la Unión " y el circense Poder Judicial de la Federación.

Segundo.- En el caso específico de los partidos políticos que se autoproclaman de izquierda y que tienen registro en México (y que, no hay que olvidarlo, no son las únicas organizaciones políticas de izquierda que existen en nuestro país), no podemos dejar de sonreír con amargura cuando sus funcionarios de partido, gobernantes, diputados, senadores y jilguerillos a sueldo, le echan en cara a Vicente Fox el incumplimiento de su promesa de campaña de resolver el "problema" de Chiapas en 15 minutos. Nosotros no olvidamos que los que critican eso, fueron los mismos que votaron a favor de una ley que, además de incumplir con un acto de elemental justicia, contravenía fundamentalmente el clamor de los pueblos indios de México, y de millones de personas en nuestro país y en otras partes del planeta.

Son los mismos que alientan grupos paramilitares para hostilizar y agredir a las comunidades zapatistas. Son los mismos que se empeñan en parecer agradables a una derecha (llámese alta jerarquía eclesial o empresarial) que, hay que decirlo, no siente ninguna atracción por ellos. Son los mismos que, bajo el brazo, cargan los planes económicos y policíacos que han sido diseñados en los "board directory" de la codicia internacional.

Aún con todo esto, no podemos avalar, con nuestro silencio, las suciedades jurídicas con las que se pretende impedir que quien encabeza el gobierno en la Ciudad de México, se presente en el 2006 a competir por la presidencia del país. Nos parece que se trata de una acción ilegítima, mal arropada por falacias legales, que atenta contra el derecho de los mexicanos a decidir si uno u otra, o nadie, es gobierno. La concreción de una felonía de tal naturaleza significaría, ni más ni menos, la invalidación del artículo 39 de la Constitución Mexicana, el cual consagra el derecho del pueblo a decidir su forma de gobierno. Seria, para ponerlo en términos llanos, un golpe de Estado "blando".

Al señalar esto no nos ponemos del lado de una persona ni de un proyecto de gobierno, Mucho menos se traduce en apoyar a un partido que no sólo no es de izquierda y no es progresista, tampoco es republicano. Simple y sencillamente nos ponemos del lado de la historia de lucha de nuestro pueblo.

Tercero.- Las elecciones pasan, los gobiernos pasan. La resistencia queda como lo que es, una alternativa más por la humanidad y contra el neoliberalismo. Nada más, pero nada menos.

Sin embargo, consecuentes en la aversión que profesamos hacia los dogmas, siempre admitiremos que podemos estar equivocados y que pudiera ser que, en efecto, como predican ahora los cagatintas de moda, sea necesario, urgente, imprescindible, entregarse incondicionalmente en los brazos de quien, desde arriba, promete cambios que sólo se pueden conseguir desde abajo.

Podemos estar equivocados. Cuando nos demos cuenta porque la necia realidad se interponga en nuestro camino, seremos los primeros en reconocer esa equivocación delante de todos, afines y contrarios. Será así porque, entre otras cosas, nosotros creemos que la honestidad frente al espejo es necesaria a todos aquellos que, de palabra o de hecho, se comprometen con la construcción de un mundo nuevo.

En todo caso, nosotros ponemos la vida en nuestros aciertos y en nuestras equivocaciones. Creo sinceramente que, desde la madrugada del primero de enero de 1994, nos hemos ganado el derecho a decidir nosotros mismos nuestro paso, su cadencia, su velocidad, su compañía continua o esporádica, sus estaciones y, sobre todo, su destino. Ese derecho no lo cederemos. Estamos dispuestos a morir por defenderlo.

Cuarto.- Seguiremos haciendo lo que creemos es nuestro deber. Y esto sin importar el "rating" que tengan nuestras acciones, el lugar que ocupemos en los noticieros, o las amenazas y profecías que, desde uno y otro lado del espectro político, tienen a bien recetamos cada vez que no hacemos lo que quieren que hagamos o que no decimos lo que quieren que digamos (cosa que sucede todo el tiempo).

No nos sumaremos al griterío histérico de la clase política, y de sus "fans" en las columnas de "análisis político". Esos que pretenden imponer, siempre desde arriba, una agenda que nada tiene qué ver con lo que abajo sucede en nuestro país, a saber, el desmantelamiento implacable de los fundamentos de la soberanía nacional. Tampoco manotearemos sobre el calendario para que el 2006 adelante su incertidumbre, su feria de vanidades, su cínico derroche de recursos y de estupidez. Mucho menos será nuestra guía de acción la de quienes nos exigen que nosotros pongamos los nombres de presos, desaparecidos y muertos, mientras ellos ponen los nombres en las listas plurinominales.

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Quinto.- Esto no quiere decir que no escuchemos. Lo hacemos y lo seguiremos haciendo. De todas partes del mundo nos llegan palabras de aliento y de crítica, consejos y amonestaciones, adhesiones y repudios. Todo lo escuchamos y lo guardamos en el corazón colectivo que somos. Cualquiera en cualquier parte del mundo puede estar seguro que los zapatístas lo escucharemos.

Pero una cosa es escuchar y otra es obedecer.

Las "polémicas" sobres si los zapatistas somos revolucionarios o reformistas, "lights" o "heavys", ingenuos o maliciosos, buenos o malos, nos tienen sin cuidado y, como los mosquitos en las largas noches de las montañas del sureste mexicano, no son lo que nos desvela . En tierras zapatistas no mandan las trasnacionales, ni el FMI, ni el Banco Mundial, ni el Imperialismo, ni el Imperio, ni los gobiernos de uno u otro signo. Acá las decisiones fundamentales las toman las comunidades. No sé cómo se llama eso. Nosotros lo llamamos "zapatismo".

Pero el nuestro no es un territorio liberado, ni una comuna utópica. Tampoco el laboratorio experimental de un despropósito o el paraíso de la izquierda huérfana.

Éste es un territorio rebelde, en resistencia, invadido por decenas de miles de soldados federales, policías, servicios de inteligencia, espías de las diversas naciones "desarrolladas", funcionarios en función de contrainsurgencia, y oportunistas de todo tipo. Un territorio compuesto de decenas de miles de indígenas mexicanos acosados, perseguidos, hostigados, atacados por negarse a dejar de ser indígenas, mexicanos y seres humanos, es decir, ciudadanos del mundo.

Sexto.- En el resto del planeta, nuestra ignorancia es enciclopédica (de hecho ocuparía más volúmenes que las obras completas de la palabra externa e interna de los neozapatistas, la cual, dicho sea de paso, es abundante) y poco o nada podemos decir sobre organizaciones políticas de izquierda que luchan, o dicen luchar, bajo otros cielos.

Ahí, como en todos lados, preferimos mirar hacia abajo, hacia movimientos y tendencias de resistencia y de construcción de alternativas. Hacia arriba sólo volteamos a ver si una mano de abajo nos señala hacia allá.

Séptimo.- Con nuestras torpezas o aciertos, definiciones o vaguedades, estamos tratando, sólo tratando, pero poniendo la vida en ello, de construir una alternativa. Llena de imperfecciones y siempre incompleta, pero nuestra alternativa.

Si hemos llegado hasta donde hemos llegado no ha sido, sin embargo, por nuestra sola capacidad o decisión, sino por el apoyo de hombres y mujeres de todo el mundo que han comprendido que en estas tierras no hay un montón de menesterosos, ávidos de limosnas o de lástima, sino seres humanos que, como ellos y ellas, anhelan y trabajan por un mundo mejor, uno donde quepan todos los mundos.

Creo que un esfuerzo así, merece la simpatía y el apoyo de toda persona honesta y noble en el mundo.

Y creo que, las más de las veces, esa simpatía y ese apoyo encuentra su versión más afortunada en la lucha que emprenden o mantienen en sus respectivas realidades, cualquiera que sea su cultura, su lengua, su bandera, su tipo de calzado, zapato, tenis, chancla, huarache o zapatilla.

En este sentido, en nuestra geografía, están más cerca de las comunidades zapatistas realidades que los mapas señalan distantes.

Así, está más cerca nuestro la Europa de abajo: la Italia desobediente y autogestionaria; la Grecia que se comunica con señales de humo; la Francia de la chancla y de los sin papeles y sin techo, pero con dignidad; la España insurrecta y solidaria; el Euzkal Herría que resiste y no se rinde; la Alemania rebelde; la Suiza comprometida; la Dinamarca compañera, la Suecia perseverante, la Noruega consecuente, la Patria negada a los kurdos, la Europa marginal que padecen los inmigrantes, toda la Europa de los jóvenes que se niegan a comprar acciones en las bolsas del cinismo, ...y las mujeres mexicanas indígenas Mazahuas.

Rebeldías y resistencias que sentimos más cercanas que las interminables distancias que nos separan de la soberbia ciudad de San Cristóbal de Las Casas y de los partidos políticos que hablan con la izquierda y actúan con la derecha.

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Bueno, pues es todo por ahora, compa Pedro Luis. Créeme que no lamento sí, con lo que te escribo, corro el riesgo "de ser juzgado como uno que delira, que no ve la realidad". Como quiera que sea, sigue pendiente el problema fundamental, a saber, el de dilucidar cuál es la velocidad del sueño.

Mientras se resuelve, recibe un abrazo y para la próxima vez que escribas, manda, además de la carta en "Carta", una traducción, manque sea en "itañol".

Vale. Salud, y que el griterío de arriba no impida escuchar el murmullo de abajo.

(Continuará...)

Desde las montañas del Sureste Mexicano.Subcomandante Insurgente Marcos.

México, Septiembre del 2004. 20 y 10.

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La velocidad del sueño (III): Pies desnudos

El club de las caricias mutuas.

¿Cuál es la velocidad del sueño?

No lo sé.

"No lo sé", esas tres palabras deberían estar más presentes en el repertorio de todos, tan obligados como a veces nos sentimos a opinar acerca de todo, y a suplantar opiniones por dogmas y recetas ("verdades", dicen)

En el "Club de las Caricias Mutuas", es decir, en la selecta intelectualidad que, en y desde los medios masivos de comunicación de derecha (y algunos "de izquierda"), se mantiene ajena ("objetiva", dicen) a la realidad, hace tiempo que la crítica y el debate fueron suplantados por el escándalo mediático, por "neutralidades" (que, al fin de la edición, son más fündamentalistas que Bush-Bin Laden), y por profecías que no importan si no se argumentan ni se cumplen ("después de iodo, ¿a quién le importa la realidad? ").

Cortesanos versátiles en la periferia del Poder, esos intelectuales hablan de todo, son expertos en todo. En su filosofía instantánea y soluble ("salimos al aire- entrego mi colaboración en unos minutos, mi buen, no hay tiempo de pensar en lo que se va a decir- escribir"), estos neo filósofos de la postmodernidad, siguiendo las modas que se renuevan cada tanto, imitan las poses y el método de los "grandes" pensadores, es decir, abstraen y generalizan. O sea que suponen y crean un molde, y luego lo aplican. ¿Las sobras?, al basurero (o sea fuera de la programación o del índice del artículo).

Más aún, el intelectual y el comunicador que se desempeñan como analistas políticos de "derecha (y no pocos de "izquierda"), se erigen en jueces que dictan sentencia y esperan, sentados en la academia o en la sala de prensa, a que la realidad sea el verdugo que ejecute la sentencia.

Si el "éxito" de la filosofía política reaccionaria, es decir, la del analista de derecha, está en su capacidad de "justificar" una acción, el de los que predican desde el púlpito de los medios de comunicación está en trivializar la sinrazón. Proponiendo emociones reflejas y no razones, los comunicadores abordan la guerra, la pobreza, las catástrofes naturales, las arbitrariedades gubernamentales, los crímenes, y los cada vez más frecuentes brotes de descontento popular.

Después de todo, los sentimientos pueden ser tan fugaces como los temas "más importantes" de los noticieros. Así, se desesperan por la falta de videos.

Pero los hay, lo que pasa es que muchos de ellos provocan reflexiones, y digamos que la reflexión profunda no es el fuerte de la comunicación de masas.

La velocidad de la pesadilla.

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Y es con la reflexión teórica (que no es sinónimo de masturbación mental), el debate (que no es el ping-pong de calificativos), el intercambio de experiencias (que no es el intercambio de recetas), que, si no se puede saber cuál es la velocidad del sueño, se puede, en cambio, calcular la velocidad de la pesadilla. De nuestra propia experiencia y de lo que vemos en el globalizado piso de arriba, hemos aprendido que es la misma que tiene el bajar las manos, el rendirse, el resignarse, el asumir la cómoda y estúpida posición de espectador, el abandonar ideales en aras de un pragmatismo a final de cuentas estéril y deformante.

Si el Poder mundial rinde un culto morboso al 11 de septiembre y al 11 de marzo, es para traerlos como argumento de la pesadilla que globalizan, y nos quieren "vender" el sueño de que su poderío militar y policiaco evitará que se repitan más "onces" en el calendario... sembrando su terror en otras fechas y en todo el mundo.

Pero, frente a los "11" del terror de uno y otro lado, hay, por ejemplo, un "15", el de febrero del 2003. En esa fecha más de 30 millones de personas de más de 100 naciones del mundo, se movilizaron en contra de la guerra.

Muchos dirán que fue inútil, que como quiera la guerra se realizó. Pero se olvida que las cosechas de las siembras de abajo nunca son inmediatas.

Y no siempre las movilizaciones terminan cuando terminan los noticieros. Las más de las veces derivan en aprendizaje y organización. El Poder bien puede vivir con demostraciones masivas de repudio, que acaban cuando cambian de canal; pero no puede estar cómodo con la organización de ese repudio, mucho menos con su crecimiento.

Porque, abajo, aprender es crecer.

Las mentiras, por más "rating" que ostenten, suelen provocar indigestión y vómito. Las verdades, ciertamente, provocan dolor de estómago, pero éste se suele aliviar haciendo algo.

Porque, si bien las mentiras son irremediables, las verdades si tienen remedio.

Frente a la pesadilla, no basta despertar. La vigilia puede florecer en el sueño.

El impreciso sueño zapatista.

Pero, ¿cuál es la velocidad del sueño?

No lo sé.

En nuestro sueño, el mundo es otro, pero no porque algún "deux ex machina" nos los vaya a obsequiar, sino porque luchamos, en la permanente vela de nuestra vela, porque ese mundo se amanezca.

Nosotros, los zapatistas, sabemos a cabalidad que no tendremos, ni nosotros ni nadie, la democracia, la libertad y la justicia que necesitamos y merecemos, hasta que, con todos, la conquistemos todos.

Con los obreros, con los campesinos, con los empleados, con las mujeres, con los jóvenes.

Con aquellos que hacen andar las máquinas, que hacen producir al campo, que le dan vida a las calles y a los caminos.

Con aquellos que, con su trabajo, preceden al sol cada día.

Con aquellos que siempre producen las riquezas y hoy sólo consumen las pobrezas.

Nuestra lucha, es decir, nuestro sueño, no termina.Sin embargo, en la vigilia de todos los días nos esforzamos por no heredar, a quienes sigan, un espacio de rencor y afán destructivo.

A cada momento refrendamos nuestra decisión de no imponer a nadie (ni a nosotros mismos), - aún desde la impunidad de la ausencia definitiva (tocados por la varita mágica de la muerte, ésa que convierte en perfecciones lo que no son sino

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un montón de contradicciones)-, una serie de cinismos disfrazados de "razones políticas" o de fündamentalismos disfrazados de "neo filosofía" universal y eterna.

El zapatismo no es una guía para la acción.

Nos empeñamos cada minuto de cada hora de cada día, en no predicar ni promover el culto al "todo se vale", que sólo suele ser una coartada que justifica el que, en el "todo", vaya incluido el traicionar los principios.

La razón que nos mueve es una razón ética. En ella, el fin está en los medios.

Queremos, y por eso luchamos cotidianamente contra todo (nosotros mismos incluidos), "poner una piedra más en nuestra casa, la que queremos toda puertas y ventanas, por la que se pueda entrar, se pueda salir, mirar y ser mirado, sin más límite que las ganas de hacer una u otra cosa. Una casa donde no sea un dolor ser mujer, o niño, o anciano, o indígena, o joven, o gay, o lesbiana, o transexual, o trabajador del campo y de la ciudad. En fin, un lugar donde no sea una vergüenza pertenecer a la humanidad.

Queremos seguir luchando como lo que somos, como zapatistas. Así el mundo nuevo no nacerá sólo de nuestro paso, pero también de él.

Queremos, finalmente, desaparecer Para eso, y no para otra cosa, fue que aparecimos.

Por eso en nuestro sueño, nosotros no estamos. Pies desnudos.

¿Cuál es la velocidad del sueño?

No lo sé.

Pero ahora, en esta madrugada de septiembre, sin más compañía que un viento helado, con la lluvia tamborileando impaciente en el techo de la champa, y sumando la nube que porto a la que afuera reposa, se me ha ocurrido que, tal vez, es la misma velocidad con la que, en mi sueño, la sombra que soy se desvanece en la otra y amable sombra de la entrepierna de Ella, mientras con mis labios escribo promesas imposibles en las plantas de sus pies desnudos...

Desde las montañas del Sureste Mexicano.Subcomandante Insurgente Marcos.

México, Septiembre del 2004. 20 y 10.

P.D.- Aquí termina -este programa "científico" del Sistema Zapatista de Televisión Intergaláctica. Después de un corte anti-comercial, seguiremos con nuestra programación. No le cambie. (En la pantalla, o sea en la cartulina, aparece: "Huaraches Yepa-Yepa, el único huarache g-l-o-b- a-l-i-z-a-d-o lanza al mercado su nuevo modelo "Pozol agrio" -edición limitada- ¡ a un precio de sueño! No se aceptan tarjetas de crédito ni efectivo. Permiso de la Junta de Buen Gobierno número 69. Aplican restricciones").

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Cuento para niñas de uno a 100 años

Subcomandante MarcosLa Jornada

- Y es que resulta que de por sí no se cayen, parece que se cayen pero no se cayen -, le dijo Elías Contreras a la Magdalena cuando, sentados en una de las lomas que rodean La Realidad zapatista, vieron, en la madrugada de acá, una rápida línea de luz hiriendo la manchada pizarra de la madrugada.

Fue aquella vez en que La Magdalena acompañó a Elías, cuando su búsqueda del Mal y el Malo los trajo hasta las montañas del sureste mexicano.

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La historia me la contó después a mí Elías, y no la vine a recordar hasta que, en la tierra del Comca´ac, el Seri, en el noroeste del México de abajo, una lluvia de estrellas me refrescó la memoria.

Era madrugada allá. Como parte de la gira inicial de la Comisión Sexta del EZLN en La Otra Campaña, habíamos llegado hasta las amenazadas tierras de la Nación Comca´ac, o del pueblo indio Seri, que así también es conocido.Hablando con uno de los jefes, caminamos las orillas de la playa, frente a la majestuosa figura de la Isla del Tiburón, el corazón de ese pueblo digno.

El pueblo Seri es un pueblo guerrero. Durante siglos ha sido acosado, hostigado y perseguido por distintas tribus depredadoras.

La última de esas bandas de maleantes viste las ropas de marca que usan los gobernantes federales, estatales y municipales en Sonora, México, y pretende apoderarse de la Isla del Tiburón y convertirla en un centro vacacional de alto turismo. El Seri resiste y defiende su territorio, su cultura y su historia, frente a la ambición de siempre, aunque ahora disfrazada de modernidad.

Mientras en el cielo de cuando en cuando se colgaban retorcidos alambres de luz, iluminando esporádicamente el contorno sur de la isla, el jefe Seri y yo hablamos de los dolores de nuestros pueblos. Los relámpagos se fueron espaciando cada vez, al igual que nuestra palabra y llegó el momento en que el silencio fue una sombra en la noche y en nosotros.

Y la sombra de los dolores de nuestros pueblos se hubiera quedado ahí, a no ser porque, de pronto, una estrella abandonó su lugar fijo y corrió hacia el abajo de nuestro mundo, buscando besar la tierra. A la primera siguió otra, y otra. Y durante unos segundos pareció que las estrellas todas mudaban de casa y se pasaban a habitar el otro cielo, el de abajo, el nuestro.

El jefe Seri y yo nada dijimos. En silencio contemplamos la señal.

Yo encendí la pipa.

El jefe Seri encendió la palabra y dijo:- “Así dijeron nuestros abuelos: que iba a llegar la hora” -.Cuando la madrugada dejó su lugar a la mañana y, en lugar de una isla arropada en sombras, surgió un corazón gigante en medio del mar, el jefe Seri bailó y las mujeres de la tribu cantaron. No eran para nosotros ni el canto ni el baile. Eran para la tierra, la madre.

“Te cuidaremos”, prometía el mensaje. “Te defenderemos”, decía la promesa.

Fue entonces cuando, escuchando el canto guerrero de las Seris y mirando el baile del jefe indígena, recordé lo que me había contado Elías Contreras, Comisión de Investigación del EZLN, unos años antes.Tal vez algún extraviado, o extraviada, según, de quienes me escuchan, no sepa quienes son (o eran, según el caso o cosa) Elías Contreras y la Magdalena. O ignoren qué rayos hacían esos dos aquella madrugada de enero, hace algunos años, sentados en una pequeña colina de la zona tojolabal, en territorio zapatista.

Por ahora sólo les digo que Elías Contreras era un indígena zapatista, veterano de guerra, que tenía la Comisión de Investigación del EZLN para apoyar en algunos de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas. La Comisión de Investigación es, para los zapatistas, el equivalente a lo que los ciudadanos llaman “detective”. Y la Magdalena era un ciudadano homosexual que trabajaba la calle para conseguir dinero para operarse y cambiarse de sexo.

Elías y la Magdalena se conocieron en la Ciudad de México, también hace algunos años. La Magdalena se hizo nuestro compañero, o compañera, según, y fuera hombre, mujer, o ni una ni otra cosa, se convirtió en zapatista. Ella, o él, según, junto con Nadie y Elías Contreras, enfrentaron al Mal y al Malo en un desafío que le costó la vida a la Magdalena.

Pero esto que les narro, aunque ya ocurrió hace muchas lunas, se puede imaginar como que pasa ahora, en tiempo presente, y que somos espectadores privilegiados de cómo el amor, ese impertinente, también se puede esconder, y así mostrarse del lado de acá, en las palabras.

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Imaginemos pues…La madrugada en nuestro acá. Un largo y hondo cielo manchado de lucecitas. Dos figuras como sombras bajo la doble sombra de la noche y el árbol.

(La Magdalena ha recostado su cabeza en el hombro de Elías y, sin decir palabra alguna, ha levantado su mano para señalar la estrella fugaz que rompió la monotonía de un cielo harto de estrellas inmóviles.)

A pesar de la distancia de calendario que los separa, y del desconcierto que a Elías le causa el saber que la Magdalena es un hombre que no lo es y que es una mujer que tampoco es, el compañero Comisión de Investigación del EZLN, Elías Contreras, se ha auto adjudicado el papel de maestro-tutor-padre-hermano-mayor y admirador vergonzante de la Magdalena.

Además, Elías está en su cancha, y como tal se siente obligado a dar cuenta de todo lo que ocurre en estas tierras, así que empieza a contar una historia que, como todas las que inventa Elías para decirle o explicarle algo a la Magdalena, va construyendo paso a paso sin saber bien a bien en qué terminará. Así que dejemos que él continúe:- Cuentan nuestros más antiguos mayores que hubo antes un tiempo muy primero -.- Muy nuevito estaba ese tiempo, dicen nuestros viejos sabedores. Era como un pichito apenas y acaso sabía caminar bien -.(La Magdalena asiente en silencio y su imaginación evoca a una niña pequeña, tratando de dar sus primeros pasos.

Elías, a saber por qué causa, razón o motivo, también empieza a imaginar a una niña y sigue hablando)No sabía caminar todavía y andaba a los tumbos, tropezando andaba el tiempo. Como una cría que apenas está aprendiendo que eso que tiene en una de las orillas del cuerpo, las patas pues, sirven, además de para meterse los dedos a la boca, para caminar. Y ahí anda la criatura agarrándose de las nagüas de la mamá o de una silla o de una mesa o de nada, y ¡zaz!, al suelo pues.

(La Magdalena y Elías se imaginan, en estéreo, a una niña cayendo de sentón, mirando a ver si tiene testigos y haciendo un rápido cálculo de si vale la pena chillar o no. Sonríen los dos sin mirarse. Elías continúa su narración)Entonces, como no se caminaba todavía bien ese tiempo más primerito, pues todo iba como muy despacio.

No como ahora, que el tiempo ya está más mayor y anda a las carreras.

Ya ves que nomás un ratito y ya son más de 10 años de que nos alzamos en armas contra del maldito gobierno. Que sea más de una década.

Y “década” es una palabra nueva que aprendí y que quiere decir que son diez años, o sea que para no decir “diez años” se dice “década” y así parece que no son diez años pero sí son, bueno, según el caso o cosa. Porque, por ejemplo, si uno dice que ya tiene una década en la escuela y nomás no pasa de grado, pues duele menos que decir que ya tiene 10 años y nomás no aprende. Y aluego, por ejemplo…(La Magdalena ha volteado a ver a Elías con una evidente cara de “te-estás-dispersando-querido” y Elías ha comprendido que la Magdalena ya sabe qué cosa quiere decir “década”, así que da por terminado ese tema y prosigue)

Bueno, pues como todo iba muy lento, pues todo y todos tenían el modo y el tiempo para hacer muchas cosas.Por ejemplo para platicar.Que sea para hablar y escuchar.Ya ves tú, Magdalena, que los ciudadanos, o ciudadanas, según, acaso tienen modo y tiempo para platicar. Yo creo que por eso cuando encuentran a un zapatista, o a una zapatista, según, empiezan a hablar y pues aluego ya no hay forma de quitarles el micrófono…(La Magdalena mira a Elías con un gesto de reproche. Elías se defiende)

Bueno, yo acaso estoy diciendo nada. Es el Sup que así anda diciendo, que los ciudadanos agarran el micrófono y ya no lo sueltan, que como que le echan pegamento en las manos, y a mí una vez me pasó, en la ciudad, que iba a lavar mi diente y no va siendo que en lugar de pasta de dientes le eché pegamento al cepillo, y es que están igualitos los tubitos ésos y así anduve un buen rato con los dientes bien trabados y nada que no baja nada, si hasta me enflaquecí un buen y todos me dijeron que es por corajudo, que cuando uno se pone bravo hasta rechinan los dientes y no come, pero yo qué rechinar ni qué nada, si no los podía ni mover, o sea que mi diente estaba inmóvil…

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Y entonces, “inmóvil” es una palabra nueva que aprendí que quiere decir que no se mueve, que sea que se está así nomás, como que no pasa nada y entonces…

(Ahora no es la Magdalena quien ha exhortado a Elías a que se centre en el tema, sino él mismo)Bueno pues, entonces pues arresulta que los dioses primeros, los que nacieron el mundo, de por sí salieron muy platicadores.

Y como estaban en su platicadera, pues no se apuraban a hacer las cosas que el mundo necesitaba para que estuviera cabal, que sea, completo.Y entonces la tierra, nuestra madre primera, como tardaban los dioses en su quehacer, pues también se puso a darle a la platicadera.Y bueno, pues tampoco había muchos con quien hablar, así que la tierra se puso a platicar con las cosas que también se caminan pero en el cielo.

O sea con las nubes, el sol, la luna, las estrellas, y tal vez algunos pájaros, no muy se sabe porque no sabemos si ya habían hecho los pájaros los dioses primeros.

Entonces pues ahí estaban como comagreando la tierra y los que caminan el cielo. Y dale con la queja y queja.Y decía la tierra:“No, pos estos dioses serán muy primeros pero también son muy marmotas Apenas unas cuantas matitas me han puesto y unos cuantos ríos y lagos, y el mar ahí nomás lo aventaron y se rompió en siete partes y entonces pues ahora sí que, como luego dicen, me rompieron la madre, porque yo también quedé toda pedaceada. Y luego pues va a ser un despelote con la geografía y los intercontinentales”.

Y decían las nubes:“Sí pues, marmotas y malhechos que son. Míreme, a mí me hicieron muy gordita y a mi otra comagre la dejaron toda escurrida. Ahora van a andar diciendo que yo me zampo su comida. Y luego este color de ropa sucia que me pusieron. Y aquella tan blanca, que se cree muy pura, si bien que sabemos que nomás anda por ahí de tingolilingo.”

“Y luego –se hablaba la nube enflaquecida-, pues primero nos hicieron duras, que para que no nos aventara el viento pá donde fuera y no sé qué. Y entonces pues nomás nos estábamos cayendo, por pesadas pues. Y luego los pájaros se daban cada guamazo cuando topaban con nosotras, que olvídese comagre, una destrucción y una matazón que hasta parecía que el capitalismo neoliberal se había adelantado en el calendario. Y entonces pues de vuelta nos hicieron ligeritas, aunque algunas ya eran de por sí, como la comagre aquella que se las da de muy muy, y a ésa sí lo pesada no se le ha quitado”.

Y así estaban la tierra y quienes se caminan el cielo, en el puro comagreo y el chisme y la malhablada.

Y dicen nuestros más mayores, que la tierra, nuestra primera madre, no malhablaba, sino que nomás escuchaba, porque tampoco podía irse para otro lado, o sea que ahí estaba y ni modos de decir: “bueno comagres, pues ya me tengo que ir porque se me están quemando los frijoles”, si ni frijoles había, porque los dioses ésos, los más primeros, pos nomás no tenían apuro de nada, mucho menos de andar haciendo los frijoles.

Entonces pues la tierra se tenía que aguantar de oír tarugada y media, aunque también escuchaba cosas buenas e inteligentes, porque de todo había en la otra camp… perdón, en la intergalác… perdón, en el mundo pues, aunque todavía el mundo no era mundo, sino que era más bien una perspectiva desordenada, o sea que era un desmagre todo al mismo tiempo y en todos lados. Y eso de “perspectiva desordenada” te lo explico luego, Magdalena, orita no me interrumpas porque se me va la tonelada del cuento…

(La Magdalena pone ahora cara de “acaso estoy diciendo nada”. Elías se da por satisfecho y continúa…)

Bueno pues, entonces arresulta que la tierra también se platicó con los mames, que así le llamaban nuestros antiguos a los dioses hacedores de lluvia, que sea los dioses del trueno.

Y arresulta que, entre chismes y chisme, la tierra había echado trato con quienes caminaban el cielo.

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El trato era que, cuando los que caminaban nubes se cansaban, la tierra dejaba que en ella encontraran reposo, se descansaran pues, o que de plano se tumbaran nomás a ver las cosas ahora sí que desde el otro lado, o sea desde abajo.

A cambio de eso, la tierra, la madre más primera de todas, sólo pidió que los que caminaban el cielo le ayudaran cuando ella lo necesitara.Y no se llegó el día, porque los dioses todavía no habían hecho el día.Y no se llegó la noche, porque tampoco la habían hecho.Así que pues lo que se llegó fue la madrugada en que los dioses por fin entraron en razón de hacer ya, pues, a los hombres y mujeres.

Esa historia de cómo hicieron los dioses primeros a los hombres y mujeres, es otra historia y creo que ya la conté antes y si no, pues ahí en otra vuelta la cuento.

Y entonces los dioses hicieron a los hombres y mujeres de la tierra, o sea que le dieron encargo a la tierra que sea su mamá, o sea que los echa al mundo y los cría.

Entonces arresulta que los dioses éstos los hicieron a los hombres y mujeres pero ahí nomás los aventaron, sin ver si tienen una su comida para que no está triste el día.

Sin nada los hicieron, ni un pozolito les dieron a los hombres y mujeres primeros estos dioses.Y la tierra, como buena madre que es, pos no se iba a quedar así nomás viendo que ahí andan los hombres y mujeres de un lado a otro sin nada para meter a la panza.

Y entonces la madre tierra anda toda preocupada, bueno, no anda, porque de por sí la tierra no anda, sino que se está quieta en su lugar, aunque de repente como que le da fiebre o a saber qué, pero se tiembla y se retuerce y es un desgarriate. Pero bueno, en ese tiempo, como todo iba muy despacito, pues hasta cuando temblaba pos nomás ni se sentía nada.

Bueno, pues entonces la tierra, nuestra madre, ahí anda con su preocupadera de que no han comido los hombres y mujeres. Y ni modos de darles chiche, porque nomás no tiene pechos la tierra. Aunque claro que así no hacía gasto en portapechos. Ora que hay unos portapechitos que ya de balde, nomás como pintados.

Pero bueno, arresulta que la tierra, la mamá más primera, está nomás piensa y piensa que qué va a hacer.

Y entonces la tierra nuestra madre piensa que hay que hacer una investigación. Y entonces le encarga el trabajo a un caracol. Que sea que el primer Comisión de Investigación fue el caracol. Y entonces la madre tierra le dice al caracol:“Oí caracol, por ahí andan diciendo que hay una comida muy buena que se llama “maíz” pero no se sabe dónde mero está, entonces andáte a buscar y ya luego vienes y me dices dónde está, pero vete rápido porque mis niños y niñas nomás están esperando su comida”.

Y entonces el caracol se fue hecho la raya y de bolón-pin-pon recorrió todo el mundo, que tampoco era muy grande todavía, para qué es más que la pura verdad. Y ya luego regresó el caracol hecho la mocha y le dijo a la madre tierra:“Oí mamá Tierra, ya lo encontré ya el alimento ése que dices, pero está guardado en una piegra muy dura”.

Y entonces la Tierra, nuestra madre, llamó a todos los animales, que tampoco eran muchos, para que es más que la pura verdad, y les dijo:“Oigan, agarren todos sus tiliches y se me van como de rayo a donde les va a decir aquí el señor caracol y me rompen esa piegra y me traen lo que tiene dentro para darles de comer a mis hijas e hijos”.

Y ahí va toda la animalada, y dale y dale a la piegra y nada que se cuartea ni siquiera un tantito. Y ahí regresan todos desmayados y le dicen a la tierra que nomás no se puede, que está más dura que cabeza de político.

Y entonces, el caso, o cosa, según, es que había uno de los mames, que sea de los dioses del trueno, que se llamaba YALUC, que era el más grande y el más antiguo, que sea el más sabedor.

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Y el YALUC y la tierra, nuestra madrecita más primera, se llevaban muy bien, mucho platicaban de cosas importantes y que enseñaban y aprendían.

Y entonces la tierra, nuestra madre, lo llama al YALUC y le cuenta de la problema que tiene. Y entonces el YALUC salió buena gente y le avienta unos truenos a la roca ésa, que sea a la piegra, y ahí nomás el piegrón se arrugó como saladito y se abrió y el YALUC lo agarró el maíz y se lo entregó a los hombres y mujeres.

Y entonces los hombres y mujeres no saben qué hacer con el grano de maíz y lo dejan ahí botado nomás.

Y entonces nuestra madre la tierra, lo tapa al grano de maíz para que no pase frío y ahí nomás empieza a salir una plantita y se empieza a crecer y da unas sus buenas mazorcas y luego el YALUC lo avienta un trueno y ahí nomás fríe el grano de maíz y se hacen las palomitas de maíz, aunque un poco quemadas quedaron, eso sí, porque le echó mucha juerza al rayo que aventó. Y entonces los primeros hombres y mujeres lo más primero que comieron fueron palomitas de maíz y fueron con el tiendero a comprar una salsa Valentina, se llama, creo, y vieron película y se atascaron de palomitas y les dio chorrillo… y tan-tan

(La Magdalena voltea a ver a Elías entre intrigada y enojada. Elías sonríe y dice…)¡Éjele! No es así, pero nomás lo dije para ver si no te dormiste ya…

Bueno no, la historia es que sí salió la planta de maíz pero no era maíz palomero, sino maíz maíz, pero del bueno, o sea que no era transgénico. Y entonces la tierra, nuestra madre, le habló a los hombres y mujeres y ya les explicó cómo van a hacer el pozol y las tortillas y los tamales y el marquesote y ya no les dolió la panza, y tan, tan.(La Magdalena voltea a ver extrañada a Elías y le pregunta)¿Y todo eso qué tiene que ver con las estrellas que caen?¡Ah, sí cierto, ya se me había olvidado! -, responde Elías.

Bueno, pues arresulta que aquellos primeros hombres y mujeres, los originarios, que sea los pueblos indios, quedaron muy agradecidos con la madre tierra y dijeron que siempre la van a cuidar siempre. Y entonces los hombres y mujeres primeros pensaron que qué tal que se les olvida o se enamorran y se distrayen y no dan cuenta si la tierra tiene alguna problema y entonces hicieron una su asamblea con la tierra, nuestra madre, y con el YALUC y con quienes caminan el cielo, y todos sacaron un acuerdo.

Y el acuerdo es que unos hombres y mujeres van a quedar como guardianes de la tierra, que sea de la montaña, de los ríos, de los mares, de los valles, de los vientos. Y esos guardianes van a quedar quietos, como dormidos, y si la madre tierra tiene algún peligro o una problema, entonces quienes caminan el cielo les van a avisar a los hombres y mujeres originarios, a los guardianes, para que se pongan truchas y hagan algo.

Y el trato fue que el aviso se iba a dar cuando el YALUC y los dioses del trueno, revientan el hilo que sostiene a las estrellas que están colgadas del techo del mundo, y ya las estrellas van a bajar para avisarles a los hombres y mujeres que la tierra tiene peligro.

Y entonces las estrellas que cayen no se cayen, sino que están avisando a los guardianes que ya llegó la hora…La Magdalena, con una concreción que sería deseable en cualquier plenaria de la Otra o de la Intergaláctica, dice:Tengo dos preguntas:Primera: ¿Por qué dices que el caracol fue rápido a buscar el maíz si el caracol camina muy despacito?Elías sonríe y responde:Acaso camina despacio el caracol. Arresulta que en ese tiempo el tiempo iba muy despacito, entonces el caracol iba rápido en ese tiempo. Y lo que pasó es que, cuando el tiempo se cambió de tiempo, no le avisaron a tiempo al caracol. Entonces el caracol no camina despacio, lo que pasa es que tiene otro tiempo.

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La Magdalena aplaude y ríe. Después añade temblorosa:Bueno, la segunda pregunta es: dices que las estrellas que caen, bueno, que no caen, avisan a los guardianes de la tierra que ya llegó la hora, ¿la hora de qué?

Elías Contreras pone la voz grave y, señalando un largo y fugaz arañazo de luz en el cielo, dice:De despertar.Tan-tan.¡Libertad y justicia para Atenco!¡Libertad y justicia para Oaxaca!

Desde las montañas del Sureste Mexicano.Subcomandante Insurgente Marcos.

México, Enero del 2007.

P.D.- Ya no estamos, pero Elías Contreras y la Magdalena siguen sentados frente al horizonte de oriente. Es la Magdalena la que rompe el silencio:- Oye papá Elías, imagínate que sí puedo hacerme la operación y hacerme mujer. A lo mejor hasta puedo tener hijos. Si tengo una niña, le voy a poner puras minifaldas -.- Ni magres -, dice Elías de pronto, - mi hija nada de esas faldas rabonas que ya de balde. Puras nagüas hasta el tobillo. O pantalones, como las insurgentas -.La Magdalena lo mira entre sorprendida y halagada, y pregunta:- ¿Tu hija? -Y entonces el nombrado por el Sup como Comisión de Investigación del EZLN, el que resolvió los casos más complicados en territorios zapatistas, el que no se amedrentó al recorrer él solo la Ciudad de México, el que se enfrentó sin titubear contra el Mal y el Malo siempre que lo topó, Elías Contreras, veterano de guerra del EZLN, se sonrojó de tal forma que la sombras de la madrugada no lo ocultaron. Con trabajos alcanzó a decir:- Ya vámonos, ya está refrescando y el frío te puede hacer daño -.Al bajar la loma, de forma natural, la Magdalena toma de la mano a Elías Contreras. Llegan al pueblo ya con el sol asomándose en una orilla. La Magdalena se arropa más en su rebozo, Elías Contreras suda como nunca en su vida…Vale de nuez.El Sup sonriendo mientras una estrella corre al abrazo de la tierra.

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