EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ 1910 …

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EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ 1910-1930 MANUEL ANTONIO MORALES FONTANILLA TESIS DE MAESTRÍA EN HISTORIA DIRIGIDA POR: JOSÉ RICARDO ARIAS TRUJILLO Palabras clave: Deporte, boxeo, golf, intelectuales, Bogotá. UNIVERSIDAD DE LOS ANDES FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DEPARTAMENTO DE HISTORIA BOGOTÁ D.C. 6 DE JULIO DE 2011

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EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ

1910-1930

MANUEL ANTONIO MORALES FONTANILLA

TESIS DE MAESTRÍA EN HISTORIA

DIRIGIDA POR:

JOSÉ RICARDO ARIAS TRUJILLO

Palabras clave:

Deporte, boxeo, golf, intelectuales, Bogotá.

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

DEPARTAMENTO DE HISTORIA

BOGOTÁ D.C.

6 DE JULIO DE 2011

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A la memoria de

Maritza Bermont

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AGRADECIMIENTOS

La culminación de este trabajo fue posible gracias a los consejos de Ricardo Arias, a él le

debo mi aprendizaje de los últimos años, su ayuda me hizo crecer como persona y su

inspiración me permitió comprender que la profesión de historiador está llena de sutiles

detalles. Al profesor Renán Silva le agradezco la lectura que hizo del trabajo, sus

observaciones y aportes consolidaron y mejoraron el texto, es un privilegio aprender de los

mejores.

También agradezco al departamento de Historia de la Universidad de los Andes, mi casa

fuera de casa, y a toda su gente. A mis alumnos y compañeros del Instituto de Humanidades

de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, gracias por tanto cariño, nunca olvidaré los

cuatro maravillosos años que pasé con Uds. A mi familia y amigos, con el afecto de

siempre.

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TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................. 1

1. ENTRETENIMIENTO “SANO”, DEPORTE Y EDUCACIÓN. .............................................. 8 1.1 El entretenimiento “sano” .................................................................................................. 11 1.2 Deporte y entretenimiento. ............................................................................................... 16 1.3 El papel de la educación – El Gimnasio Moderno ....................................................... 24

2. EL DEPORTE EN BOGOTÁ Y EL DEBATE INTELECTUAL DE LOS AÑOS 20 .......... 32 2.1. El papel de las mujeres .............................................................................................................. 33 2.2. Deporte y espacios urbanos .................................................................................................... 39 2.3. Deporte, trabajo y productividad .......................................................................................... 45 2.4. Deporte, raza y nacionalismo ................................................................................................. 48 2.5. Deporte y salud. ........................................................................................................................... 54

3. El DEPORTE, LOS GUSTOS Y EL ESPECTÁCULO. .......................................................... 59 3.1. Deporte e intervención estatal ............................................................................................... 60 3.2. La élite bogotana y el golf ......................................................................................................... 63 3.3. Boxeo y cultura popular ............................................................................................................ 75

CONCLUSIONES ........................................................................................................................... 88

BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................ 92

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INTRODUCCIÓN

Esta investigación examina diferentes prácticas y discursos deportivos para reconocer las

condiciones que permitieron el surgimiento del campo deportivo, entendido como un

espacio de interacción entre posiciones sociales y la manera en que diversos agentes

intelectuales, políticos y sociales, reaccionaron frente al deporte en el escenario público de

Bogotá entre 1910 y 1930. Analiza la forma en qué, al interior de ese incipiente campo de

actividad social, se estructuró un sistema embrionario de posiciones en el que distintos

agentes sociales pugnaron por capital económico, cultural y social.

Hasta mediados de los años 70 del siglo XX, el deporte como fenómeno moderno no

contaba con un marco conceptual con el cual estudiar su influencia en la vida social1. La

falta de categorías conceptuales impidió que la sociología, la historia y la ciencias sociales

en general, analizaran la preponderancia que el deporte organizado tuvo en el proceso que

consolidó el orden capitalista moderno. Jean Marie Brohm propuso, en respuesta a esa

marginalidad dentro de las ciencias sociales, la elaboración de un sistema en el cual el

centro del análisis girara sobre lo que llamó “el principio de rendimiento”, un elemento que

consideró constitutivo del deporte como fenómeno social. Dicho principio, para el autor,

explica la manera en que las prácticas deportivas acumulan aficionados, consumidores,

capitales y en últimas se relacionan con el mundo del trabajo: “[…] la propia evolución

histórica es la que ha producido la categoría abstracta del deporte en tanto que reflejo de la

sociedad capitalista industrial, de la misma manera en que el trabajo abstracto y simple del

maquinismo industrial es el que ha producido la categoría de trabajo en general”2.

1 El deporte moderno es parte de las actividades físicas. Si bien tiene relación con el arte, la ciencia, el trabajo

o el folclor, es diferente, en principio, de esos campos. Tiene varias características, entendibles en el marco en

el que surgió, siendo elemento de la modernidad como “ser” secular, burocrático, igualitario, especializado,

racional, cuantificable, competitivo y parte integral de la educación. “Todo género de ejercicio o de actividad

física que tenga como meta la realización de una marca y cuya ejecución se base esencialmente sobre la idea

de lucha contra un elemento definido: una distancia, una duración, un obstáculo, una dificultad material, un

peligro, un animal, un adversario, y por extensión, uno mismo”. G. Hebert citado en Jean-Marie Brohm,

Sociología política del deporte (México, D.F., Fondo de Cultura Económica,1982), 32. 2 Jean-Marie Brohm, Sociología política..., 28.

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2

Uno de los dispositivos fundamentales para la transición al “orden” del nuevo sistema

capitalista fue el movimiento3. El movimiento del cuerpo, entendido como el flujo y reflujo

de un conjunto de bienes culturales y físicos, constituyó un escenario importante de la

transformación social de Bogotá en los 204. La educación física a través del deporte, el

juego, la recreación y otras tecnologías de gobierno, fue un elemento central del proceso

“civilizatorio”. Ese proceso, tuvo que ver con dinámicas culturales y sociológicas que

emergieron en la sociedad moderna y afianzaron el “nuevo paradigma capitalista” a través

del deseo y la emulación. En el escenario descrito anteriormente, se presentaron

transformaciones que atravesaron procesos sociales como: la cuestión de género, la

importancia del tiempo libre, el culto del cuerpo, las relaciones políticas y sociales, la vida

cotidiana, el incremento de la población urbana, los inicios de la industrialización, la

organización de actividades recreativas, la salud, la diferenciación social, el debate sobre la

raza, el nacionalismo, la educación, etc.

El movimiento, su relación con el trabajo y la influencia del ethos moderno configuraron el

escenario del que emergió el tiempo libre, uno de los conceptos fundamentales de este

trabajo, al que Norbert Elias definió como el tiempo que usan los seres humanos por fuera

del trabajo ocupacional5. Es su oposición a la “obligatoriedad” del trabajo, la que hace del

tiempo libre un elemento fundamental del ocio. Aunque no todas las sociedades usan de

igual manera el tiempo libre, varios autores han reflexionado sobre el tema para indicar

que, en general, se pueden ubicar dos tiempos de uso del tiempo libre; uno que esta

3 “<<Moverse>> significa romper con los códigos legados por la tradición, abandonar las seguridades

ontológicas, dejar atrás el abrigo de las esferas primarias para salir tras la conquista de una exterioridad que

siempre mueve sus límites más allá. Mientras que en una formación social precapitalista la movilidad

permanente no era sinónimo de libertad sino de inmoralidad, el capitalismo declara, por el contrario, a la

inmovilidad como su enemigo principal. Lo que no se mueve hacia el futuro debe ser relegado al olvido de la

historia”. Santiago Castro-Gómez, Tejidos oníricos movilidad, capitalismo y biopolítica en Bogotá 1920-1930

(Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana,2009), 13. 4 Aunque es cierto, como lo indica Gumbrecht, que esa importancia cambia de acuerdo a variables de tiempo,

modo o lugar: "En primer lugar, si la importancia de la representación y la presencia varía entre las diferentes

culturas históricas, entonces se deduce que las experiencias de movimiento del cuerpo, como el deporte deben

haber variado constantemente con el tiempo. No sólo (y quizás ni siquiera principalmente) en el sentido de

que las culturas con fuertes componentes presencia pueden haber tenido una mayor afinidad por los deportes.

La posibilidad inversa también existe (probablemente nuestro tiempo es ejemplo de ello): la escasez de

componentes de presencia en la vida cotidiana puede producir un deseo abrumadoramente fuerte por ver el

mundo desde un ángulo de presencia. Por que lo que más deseamos es casi siempre lo más difícil obtener".

Hans Ulrich Gumbrecht, In praise of athletic beauty (Cambridge – Massachusetts, London – England, The

Belknap Press of Harvard University Press, 2006), 38. 5 Norbert Elías y Eric Dunning, Deporte y ocio en el proceso de la civilización (México, D.F.:FCE,1992), 88.

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mediado por la relajación y la realización de actividades completamente voluntarias y otro

que convierte al tiempo libre en una extensión del tiempo de trabajo, de manera que, las

actividades laborales exceden los tiempos legales de ejercicio profesional. Sin duda en

sociedades como la colombiana, para el periodo estudiado, es difícil pensar que la gente no

“trabajara” en su tiempo libre6. Elias y Dunning clasificaron el tiempo libre en cinco

categorías diferentes: trabajo privado y administración familiar, descanso, satisfacción de

las necesidades biológicas, sociabilidad, actividades miméticas o de juego7.

A finales de los 70, el sociólogo francés Pierre Bourdieu planteó el análisis del deporte

como fenómeno moderno y urbano a través de una de sus categorías conceptuales más

importantes: el campo8. Afirmó que en el interior del campo deportivo existe una relación

entre la clase social y las practicas y consumos de los agentes que interactúan en él. Esa

relación, se convierte en un espacio de conflicto, cuando el deporte deja de ser una

actividad exclusiva de las élites para convertirse en un fenómeno con amplia demanda

social9. En su intervención en el Congreso de Historia del Deporte y la Educación Física de

1978, Bourdieu se preguntó por las condiciones sociales que permitieron al deporte

emerger como fenómeno moderno: “Me parece que, antes que nada, habría que analizar las

condiciones históricas y sociales de posibilidad de ese fenómeno social que damos tan

fácilmente por sentado, el <<deporte moderno>>”10

. Igualmente reflexionó sobre cómo

alrededor del deporte se construyó un sistema de valores, una ética y una estética modernas

que articularon la relación de distintos agentes sociales con las practicas y consumos

deportivos, y cómo esa articulación contribuyó a constituir un escenario de confrontación y

dominación cultural, económica y social11

.

6 Para un excelente análisis de la categoría tiempo a principios de siglo XX en Colombia mirar: Delvi Gómez

Muñoz, El tiempo en la formación del sujeto trabajador moderno, Bogotá, 1880-1934 (Universidad de los

Andes, 2009) 7 Norbert Elías y Eric Dunning, Deporte y ocio…, 90. 8 Pierre Bourdieu, “¿Cómo se puede ser deportista?”, en Sociología y cultura (México, D.F.:Grijalbo,1990),

193-213. 9 “Pienso que, sin forzar demasiado la realidad, es posible considerar al conjunto de estas prácticas y

consumos deportivos que se ofrecen a los agentes sociales –rugby, fútbol, natación, atletismo, tenis o golf-

como una oferta dirigida a coincidir con cierta demanda social.” Pierre Bourdieu, ¿Cómo se puede…, 193. 10 Pierre Bourdieu, ¿Cómo se puede…, 194. 11 La dimensión estética del deporte es poco valorada por los científicos sociales, dice Hans Ulrich Gumbrecht

al respecto: "Todos sabemos que los fanáticos del deporte con entusiasmo califican a una rutina de patinaje,

un jonrón, o un juego de baloncesto como algo hermoso. Pero la mayoría de las personas que aplican esta

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Bourdieu planteó que el campo deportivo, fundamentalmente en Europa y especialmente en

inglaterra, se consolidó con la transición que experimentó el “juego” en las “public

schools” durante el siglo XIX. Para él, la educación fue un espacio en el que las prácticas

deportivas permitieron la “formación” de los participantes a través del aprendizaje de un

ethos particular, relacionado esencialmente con la modernidad y los valores burgueses: “Me

parece que lo que está en juego en esta discusión (que va mucho más allá del deporte) es

una definición de la educación burguesa”12

. Es en el espacio de la educación y la escuela

donde las prácticas deportivas adquirieron su función social, se convirtieron en ejercicios

saludables y parte integral de un sistema de pensamiento que se desarrolló con base en los

ideales de las elites capitalistas. Bourdieu menciona en su obra La Distinción lo siguiente:

“[…] el universo de las prácticas y los espectáculos deportivos se presenta anta cada nuevo

participante como un conjunto de opciones enteramente preparadas, de posibles

objetivamente instituidos, tradiciones, reglas, valores, equipos, técnicas, símbolos, que

reciben su significación social del sistema que constituyen, y que deben una parte de sus

propiedades, en cada momento a la historia”13

. El capital cultural adquirido en las

“escuelas burguesas” fue fundamental para cultivar la relación que existió entre educación

y deporte durante el decenio entre 1910 y 1930 en Bogotá. A mayor capital cultural mayor

relación con agentes, prácticas, símbolos, discursos y consumos deportivos.

En los colegios, escuelas y establecimientos educativos en donde se usó el deporte como

parte del desarrollo pedagógico, se educó a una generación de políticos y pensadores que

emergió, en el escenario público nacional, como parte de un conjunto de prácticas y

dinámicas sociales con las que se consolidó el discurso moderno, durante la segunda década

palabra a los deportes dudaría, en principio, asociar su "discurso" con una experiencia estética. Si le preguntas

a los intelectuales por qué creen que los eventos deportivos atraen a tantos miles de espectadores, en lugar de

invocar la estética, es más probable que acudan a lugares comunes de la psicología popular. "Los perdedores

en la vida adoran identificarse con los ganadores en el estadio", o "vitorear en voz alta un equipo es una

manera fácil de desfogar frustraciones", o "la competitividad es un fenómeno generalizado en nuestra

sociedad de consumo capitalista." Aparentemente, no sólo encuentran difícil elogiar los deportes, también les

resulta difícil admitir que la fascinación por ellos puede tener raíces respetables en el ámbito de la estética ". Hans Ulrich Gumbrecht, In praise of athletic beauty (Cambridge – Massachusetts, London – England, The

Belknap Press of Harvard University Press, 2006), 38. 12 Pierre Bourdieu, ¿Cómo se puede…, 199. 13 Pierre Boudieu, La distinción, criterios y bases sociales del gusto (Madrid, Taurus, 2006), 206.

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del siglo XX en Colombia. El contacto entre distintos colegios y escuelas, así como otras

organizaciones sociales y sus múltiples agentes, definió el avance de los deportes

organizados en la ciudad. Con la existencia de mayor contacto entre instituciones se avanzó

en la construcción de un conjunto de reglas que estimularon la interacción alrededor de la

experiencia deportiva14

. Juegos Olímpicos, matchs amistosos, tardes culturales, deportivas

y universitarias se apuntalaron como espacios de intercambio de ideas, capitales y

subjetividades en una época de cambios sociales y culturales que incluyó a las prácticas y

espectáculos deportivos como una de sus principales innovaciones.

La periodicidad escogida para este trabajo tiene en cuenta la importancia que la celebración

del centenario de la Independencia tuvo en Bogotá. 1910 es un año en el que empezó un

proceso de transformación que impulsó la mentalidad y las dinámicas del proceso

capitalista moderno en el país. Es a partir de ese año que distintos medios escritos

publicaron información relacionada con las prácticas y los consumos deportivos. Se escogió

como fecha limite del trabajo el año de 1930 por ser el punto final de una década signada

por debates intelectuales y sociales en los que se incluyó al deporte como tema de

controversia relacionado fundamentalmente con la participación de las mujeres, el espacio

urbano, el trabajo, la raza, el nacionalismo, la educación y la salud.

El periodo estudiado es rico en fuentes de prensa. El Gráfico, Cromos, Revista Patria y El

Tiempo son algunas de las publicaciones que dedicaron espacio en sus páginas a las

prácticas y consumos deportivos. El Gráfico, fundada por Alberto Sánchez y Abrahám

Cortés M, publicada por primera vez el 24 de julio de 1910, en el marco de las

celebraciones por el centenario de la independencia, fue la publicación cultural más

relevante de la ciudad. Pretendía ser una revista “verdaderamente moderna”, en la que la

divulgación de la cultura y el desarrollo intelectual del país fueran de la mano. El Gráfico

es la fuente de información más importante del trabajo. La reunión del corpus documental

14 Bourdieu menciona que una de las razones para que el campo deportivo goce de cierta autonomía es el

hecho que para su sobrevivencia necesita de un conjunto de reglas universales aplicables para todos los casos

de intercambio entre instituciones deportivas, dice al respecto el sociólogo francés: “En cuanto se establecen

“intercambios” entre diferentes instituciones escolares y luego entre diferentes regiones, etcétera, se impone la

necesidad de reglas fijas de aplicación universal”. Pierre Bourdieu, ¿Cómo se puede…, 198.

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demostró que la información deportiva ganó espacio en la publicación, poco a poco, hasta

contar con una sección propia fundada en los años 20.

Otro de las fuentes utilizadas es la revista Cromos, que desde su fundación en 1916 se

dedicó a presentar distintos aspectos de la cultura convirtiéndose en un “semanario de

actualidad y entretenimiento”, fundada por Miguel Santiago Valencia y Abelardo Arboleda

fue útil para analizar la importancia de los deportes en el periodo entre 1916 y 1924. Patria.

Revista de Ideas, publicación fundada y dirigida por el liberal Armando Solano, intelectual

reconocido de la época, literato, periodista, escritor y miembro de la “generación del

centenario” indicó en su primera edición del 4 de febrero de 1924 con respecto al deporte:

“[…] porque le atribuimos a ese ramo una singular importancia no solamente desde el

punto de vista higiénico y de educación física, sino también por el aspecto de la cultura

general y por el más interesante todavía del fomento de la vida clara, alegre y expansiva”15.

Patria pretendía exaltar las diversas manifestaciones culturales, intelectuales y artísticas de

la época16

. La revista fue base para analizar el debate intelectual de mediados de la década

de los 20 en relación con el deporte. A pesar de su corta existencia, de sus páginas se

extrajeron valiosos documentos entre los que se cuentan reproducciones de caricaturas de

Ricardo Rendón dedicadas al deporte. Por último se usó el periódico El Tiempo, importante

a la hora de concretar datos puntuales o eventos específicos, su carácter de diario impidió

una revisión exhaustiva.

El uso y la escogencia de las fuentes mencionadas presupone una dificultad metodológica

que tiene que ver con el público al que estaban dirigidas pues no se puede obviar el hecho

de que la población colombiana no sabía leer: “[…] hacia 1915 más o menos un tercio de la

población colombiana declaraba saber leer y escribir y un tercio de los niños iba a las

15 Armando Solano, “Deportes”, Patria. Revista de Ideas I:1 (1924): 17. 16 “Queremos eso si patrocinar – perdónese la palabra si parece inmodesta- un renacimiento artístico y

literario que le restituya al país, pero especialmente a su capital, el viejo prestigio de que se ufanaron y que,

confesémoslo con humildad, ha venido bien a menos. Poetas y prosadores que aún no se han visto forzados a

profanar el rincón del alma en donde le rinden culto amoroso y trémulo a la belleza, darán en estas páginas la

traducción de sus meditaciones y de sus ensueños. Entre los aglutinantes que han de solidarizarnos para que

un alma nacional recia y armoniosa surja por fin del caos en que se agitan nuestros vagos anhelos, es

indispensable el florecimiento de un arte propio, que no rechace la influencia extraña sino que incorpore en si

mismo cuanto encuentre en su inquieta peregrinación.” Armando Solano, “Editorial”, Patria. Revista de Ideas

I:1 (1924): 6.

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escuelas. Si los niveles de alfabetismo registrado no fueron mayores, la razón se encuentra

en que las madres enseñaron a leer a una proporción considerable de la población”17

. El

carácter elitista de la información, sin embargo, no significó consenso o homogeneidad de

opiniones, por el contrario, es en los múltiples debates que suscitó el deporte en estos

sectores que se puede comprender ampliamente su importancia social en el periodo que va

de 1910 a 1930.

En el primer capítulo me pregunto por la forma en que el deporte se insertó en los discursos

de la modernidad en Bogotá y la manera como sus prácticas se convirtieron en escenarios

de entretenimiento “sano”. Muestro de qué forma el deporte fue presentado como esencial

para el “buen uso” del tiempo por parte de obreros y trabajadores urbanos fuera de la

fábrica. Analizo el papel definitivo de los deportes en las discusiones sobre la educación y

uso como ejemplo la fundación del Gimnasio Moderno que, en su momento, fue

considerada la institución de educación básica más progresista del país.

En el segundo capítulo me dedico al análisis de los debates que generó el deporte en la

ciudad. En una época de profunda agitación intelectual y conflicto social, incipiente

secularización, avance y crecimiento económico la llegada de nuevas prácticas sociales

suscitó polémicas que tuvieron impacto público por ser definitivas en la consolidación del

“discurso moderno”. El papel de las mujeres, los espacios urbanos, el trabajo, la raza, el

nacionalismo y la salud son los principales temas que se relacionaron con las prácticas y los

consumos deportivos que estudio en esa parte de la monografía.

En la primera parte del tercer y último capítulo analizo la ley 80 de 1925, pues su redacción

da cuenta de la manera en que el Estado pretendió reaccionar frente a un hecho notorio

como lo fue el avance en la popularización del deporte moderno. En la segunda parte me

concentro en el golf y sus prácticas sociales entendiéndolas parte del gusto de las élites.

Examino como alrededor de ese deporte se construyeron escenarios de sociabilidad e

intercambio de capitales económicos y culturales, que fueron ejemplo de distinción y

17 Marco Palacios, Entre la legitimidad y la violencia Colombia 1875-1994 (Bogotá: Grupo editorial

Norma,2001), 109.

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diferenciación. En la tercera parte me concentro en el análisis del boxeo siendo éste el

primer “deporte-espectáculo”. Muestro cómo las veladas de “box” convocaron una masa de

espectadores que se convirtieron en los primeros consumidores deportivos de la ciudad.

Analizo el impacto y los debates que el “boom” de la actividad produjo en distintos círculos

sociales e intelectuales, y la manera en que el boxeo fue la primera actividad deportiva que

se institucionalizó en Bogotá.

1. ENTRETENIMIENTO “SANO”, DEPORTE Y EDUCACIÓN.

En este capítulo me pregunto por la forma en que el deporte se insertó en los discursos y

prácticas de la modernidad en Bogotá y la manera como su ejercicio público se convirtió en

un escenario de “uso” del tiempo libre en la ciudad entre 1910 y 1930. Este decenio del

siglo XX en Colombia estuvo marcado por un proceso de transformación que incluyó

cambios sociales, culturales, educativos, políticos y económicos. El tiempo, sus usos; el

tiempo libre, y el deporte como parte de él; la educación, la religión y el mundo laboral,

entre otras cosas, confluyeron, en un espacio social en el que periodistas, empleadores,

trabajadores, intelectuales, clérigos, educadores y ciudadanos se insertaron en las dinámicas

de la modernidad y transformaron, al menos en parte, su mentalidad y actividades.

Diferentes agentes sociales, entendidos éstos como sujetos antagónicos que compiten por

capital, contribuyeron al resquebrajamiento del “status quo tradicional colombiano” de la

mano de la influencia de los valores modernos, Gilberto Loaiza Cano sobre este periodo

indica:

Fue un periodo de enfrentamientos entre nuevas clases sociales y de choque entre

las ideologías anunciadoras de una revolución socialista entonces triunfante y la de un

régimen anclado en un espíritu religioso que rememoraba los patrones culturales de la

Colonia española. Incipiente modernización técnica y cultural, aparición de tipos sociales

modernos, pero también prolongación de los atavíos de una sociedad regida por la ideología

oficial de la Iglesia católica, influyente en el control social y en los más altos asuntos del

estado.18

18 Gilberto Loaiza Cano, Luís Tejada y la lucha por una nueva cultura (Colombia, 1898-1924) (Bogotá:

Tercer Mundo Editores,1995), 19.

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A la incipiente ruptura con la sociedad tradicional que experimentó la sociedad colombiana

durante esos años, contribuyó, al menos en parte, la formación de un ethos moderno que

exigió variaciones en la forma de ver el mundo social y relacionarse con él. El crecimiento

económico, el aumento demográfico, la incipiente secularización, la formación del régimen

burocrático, el debate intelectual, la agitación social, el avance de la cultura y el

entretenimiento fueron definitivos en la constitución de un habitus moderno, es decir, las

disposiciones para desenvolverse en un mundo social distinto al que representó el orden

tradicional.

Ese “mundo social” en paulatino proceso de transformación estaba signado por los rasgos

de un pasado todavía no superado. En materia de paisaje urbano no existían mayores

avances puesto que, como en la colonia, los edificios más importantes seguían siendo las

iglesias y los eventos religiosos los “marcadores” del ritmo citadino: “La vida bogotana

transcurría en la Carrera Séptima, llamada en ese entonces pomposamente “Calle Real”,

una pequeña y modesta vía que se extendía entre la Plaza de Bolívar y la Plaza de

Santander. La composición social tampoco presentaba novedades significativas: los

artesanos, los religiosos, los comerciantes y empleados constituían los principales grupos

urbanos”19

. En materia de crecimiento demográfico, sin convertirse en una ciudad grande,

Bogotá aumentó su población al ritmo, hasta ese entonces, más rápido de la historia:

Este cuadro conoció ciertas alteraciones en las primeras décadas del siglo XX.

Bogotá estaba creciendo demográficamente: si al despuntar la nueva centuria contaba con

tan sólo unos 100.000 habitantes, en 1920 ya eran más de 140.000 y, al finalizar la década

su número sobrepasaría ligeramente los 240.000 habitantes; es decir, la población bogotana

estuvo cerca de triplicarse en treinta años, debido, en particular, al proceso migratorio que

había conducido a muchos campesinos de diversas regiones a la capital del país, la cual,

convertida en centro bancario, comercial e industrial, ofrecía alternativas laborales más

amplias y atractivas de las que brindaba el sector agrario. No obstante el crecimiento urbano

que se dio en Bogotá y en otras cuantas ciudades, como Medellín y Barranquilla, Colombia

seguía siendo un país eminentemente rural: de los más de seis millones de habitantes que

había en 1920, alrededor del 80% vivían en el campo. El crecimiento de Bogotá, sin

embargo, resulta casi insignificante cuando se miran las cifras de otras ciudades del

continente: hacia 1920, la capital mexicana contaba con seiscientos mil habitantes, y

Buenos Aires, con casi un millón y medio.20

19 Ricardo Arias,“Los Leopardos” Una historia intelectual de los años 1920 (Bogotá: Uniandes, 2007), 12. 20 Ricardo Arias,“Los Leopardos…, 12.

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Durante el decenio que va de 1910 a 1930 se reconoció la necesidad de impulsar

transformaciones mentales que acompañaran el cambio material que empezó a

experimentar la sociedad colombiana. La paulatina transformación en la “mentalidad” tuvo

renovadoras consecuencias. Eduardo Posada Carbó menciona en el prólogo al libro 1910 y

2010: Dos momentos y cien años:

Para los contemporáneos, el centenario parecía marcar el principio de <<una nueva

era>>. Así lo expresaba la revista El Gráfico el 6 de agosto de 1910, un día antes que se

posesionara Carlos E. Restrepo en la Presidencia: la nación entraba entonces en <<un

segunda juventud>>, cuando empezaba a <<revaluar los actos de muy agitada y poco fértil

existencia, lamentando la pérdida de tiempo, riqueza y energías>>. Se mezclaban allí

sentimientos de vergüenza y esperanza. Quienes como Germán Arciniegas asistieron de

niños a esas conmemoraciones quedaron <<llenos de un ímpetu>> que vivió con ellos en

las décadas siguientes. <<Todo en Colombia se movía, buscándole nuevos rumbos al

estado>>, recordó Arciniegas casi un siglo después. <<Para nosotros, 1910 fue el año de

partida>>.21

Los habitantes de Bogotá se convirtieron en sujetos que se apropiaron del entorno, sus

prácticas y discursos, de una manera distinta al orden, las tradiciones y las estéticas del

pasado. La lenta mutación que experimentó la ciudad alteró poco a poco los ritmos de vida

tradicionales. El ambiente, los recuerdos y el señorío del pasado colonial empezaron a ser

lenta y parcialmente desplazados por nuevas rutinas sociales. El proceso estuvo signado por

las ambigüedades:

La imagen de Bogotá a comienzos del siglo XX resultaba, como vemos, bastante

ambigua. Mientras que para unos era una ciudad muy pobre y atrasada, llena de melancolía

y de conventos, para otros representaba un mundo de oportunidades y de riqueza. Había

otra imagen de Bogotá: la de una ciudad en transición, que estaba saliendo del viejo

cascarón colonial que la envolvía física y culturalmente, y empezaba a adoptar un nuevo

rostro, más acorde con los afanes de la modernidad.22

Con la llegada de la modernidad, algunos sectores de la ciudad empezaron a reclamar

nuevos espacios de sociabilidad: “La creación de clubes sociales, teatros, cafés,

restaurantes, y otros centros de diversión buscó desdemonizar la noche y ampliar las salidas

vespertinas a otros lugares que no fueran las casas de los familiares o conocidos”23

. Por

estos años se fundaron varios periódicos y revistas, se construyeron teatros, se instalaron

21 Eduardo Posada Carbó, “Prólogo 1910 y 2010: dos momentos y cien años”, en Colombia 1910-2010, eds.

María Teresa Calderón e Isabel Restrepo (Bogotá: Taurus, 2010), 25. 22 Ricardo Arias,“Los Leopardos…, 11. 23 Germán Rodrigo Mejía Pavony, Los años del cambio. Historia urbana de Bogotá, 1820-1910. (Bogotá:

Centro Editorial Javeriano CEJA, 2003), 477.

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teléfonos, se crearon colegios y escuelas universitarias, sociedades de embellecimiento y de

mejoras, edificios y parques públicos, es decir una gama de nuevos lugares, herramientas y

actividades que reconfiguraron, al menos parcialmente, el paisaje urbano de la ciudad:

Los procesos de industrialización y de urbanización, por limitados que fuesen,

contribuyeron a alterar en las ciudades patrones culturales de muy vieja data, que cobijaban

desde las formas de esparcimiento hasta las ideologías, pasando por los valores éticos y

creencias religiosas. El espacio urbano ofrecía una forma de vida novedosa, muy diferente

de la cotidianidad tradicional del campo. Las diversiones eran más variadas y, sobre todo,

tendían a alejarse de las normas impuestas por el clero: cafés, tabernas, chicherías,

prostíbulos o clubes, según los gustos y el bolsillo de cada quien, ofrecían nuevas formas de

socialización, así como pasatiempos “paganos”, muy distantes de las “entretenciones”

tradicionales, relacionadas casi todas con celebraciones religiosas (Misas, peregrinaciones,

procesiones, Semana Santa, Ascensión, Navidad, etcétera). Las fiestas cívicas y, sobre todo,

los carnavales juveniles constituían también otra forma de diversión.24

El crecimiento económico, el aumento demográfico, la acumulación de capital, la

transformación urbana y el avance de la cultura contribuyeron al cambio que experimentó

la ciudad durante los primeros 30 años del siglo XX. El status quo tradicional, que

representaban la religión católica y el orden político decimonónico se resquebrajaba poco a

poco. La diversión y el entretenimiento contribuyeron al proceso cuando se insertaron a las

dinámicas sociales como parte de la vida pública.

1.1 El entretenimiento “sano”

Uno de los elementos que mayor transformación experimentó con el arribo de la

modernidad fue el tiempo. Estudiado desde la antigüedad y permeado por las concepciones

clásicas sobre él, el tiempo siempre ha sido difícil de definir. Norbert Elias señala:

Pero al tiempo no se puede ni ver ni sentir, ni escuchar ni gustar ni olfatear. La

pregunta sigue flotando sin obtener respuesta: ¿Cómo puede medirse algo que los sentidos

no pueden describir? Una hora es invisible. Pero, ¿acaso los relojes no miden el tiempo? Sin

lugar a dudas, miden algo; pero ese algo no es, hablando con rigor, el tiempo invisible, sino

algo muy concreto: una jornada de trabajo, un eclipse de luna o el tiempo que un corredor

emplea en recorrer 100 metros.25

Intangible y atrapado entre la imaginación y lo material, como categoría social, el tiempo es

definitivo en la comprensión del mundo. Una utilidad que por años ha puesto su definición,

como parte del mundo social, en el centro del debate sobre sus usos:

24 Ricardo Arias, “Los Leopardos”…, 19. 25 Norbert Elías, Sobre el tiempo (México, D.F.: Fondo de Cultura Económico, 1989), 10.

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12

En el centro de la larga discusión filosófica sobre la naturaleza del tiempo

estuvieron – y quizás persisten aún- dos posturas enfrentadas. Por un lado, se encuentra uno

con la opinión según la cual el tiempo es un hecho objetivo de la creación natural. Por su

modo de existir, el tiempo, según los defensores de esta visión, no se diferencia de otros

objetos naturales más que por su cualidad de no ser perceptible. Newton fue quizás el más

eminente adalid de esta corriente que en la Edad Moderna empezó a declinar. En el campo

contrario dominaba la visión del tiempo de una manera de contemplar los eventos que se

basan en la peculiaridad de la conciencia humana (según los casos, espíritus o razón) y que,

en consecuencia, subyace como condición de toda la experiencia humana.26

Para el sociólogo alemán el tiempo adquiere nuevas dimensiones, en el sentido de que éste

puede relacionarse con las formas en que su uso ha sido aprendido: “Tal vez logremos

avanzar un poco más, si relacionamos el tiempo con una herramienta, esto es, con algo que

los hombres han hecho en el decurso del tiempo, como suele decirse, y que desempeña para

ellos funciones del todo concretas”27

. Es pues el tiempo una herramienta que se usa y se ha

usado como medio de orientación, un “saber aprendido” que usamos simbólicamente para

ubicarnos en el mundo.

Delvi Gómez en su trabajo sobre el sujeto trabajador moderno, indica que una de las

características fundamentales del proceso de consolidación del nuevo orden capitalista

burgués en Colombia, fue la que tuvo que ver con lo que ella denomina “valor social del

tiempo”, es decir, el tiempo visto como un elemento que “está mediado por variables al

modo de producción capitalista, tales como la productividad, la puntualidad y el ahorro”28

.

Plantea la contradicción que existió en las concepciones del tiempo como “progreso y

sucesión” para indicar que ambas fueron importantes en la modernización del país:

En este punto es necesario mencionar que si bien el tiempo entendido como

sucesión parecía eliminar la idea de progreso sólo posible mediante intervención humana,

lo cierto es que ambas visiones se conjugaron y animaron el proceso de modernización en

Colombia […] que tuvo lugar durante el periodo que va de 1860 a 1930. El proceso de

modernización, impensable en sus inicios sin la idea del trabajo como mandato divino, y

que básicamente se refiere a los mecanismos conducentes “al establecimiento de una

estructura económica con capacidad de acumulación constante, y en el caso de Colombia,

capitalista”, se inscribió durante dicho periodo en el marco de esas dos maneras de

percepción del tiempo: como progreso y como sucesión.29

26 Norbert Elías, Sobre el tiempo…,13. 27 Norbert Elías, Sobre el tiempo…,21. 28 Delvi Gómez, El tiempo en la formación…, ii. 29 Delvi Gómez, El tiempo en la formación…, 5.

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13

La modernización se convirtió en el escenario desde el cuál se pretendió racionalizar el uso

del tiempo. Éste adquirió un valor más allá de lo simbólico, relacionado con las

industrialización y la economía capitalista burguesa. Materialmente, el tiempo valía, dice

Zandra Pedraza:

La gran ansiedad por un empleo intensivo y racional del tiempo, ilustra un

momento culminante de la civilización burguesa: el obsesivo registro contable de las

actividades destinadas a llenar cada minuto del día y del consumo de energía expandida en

forma de dinero, actividad sexual o sentimientos, exacerbó la necesidad de aplicar un

método para transmutar el tiempo, por medio de una administración adecuada, en oro.30

El valor material del tiempo condicionó su existencia al mundo del trabajo. Con las nuevas

éticas sociales, se afianzó una posición hegemónica que puso a la fábrica en el centro de la

vida social, el tiempo se ató a las circunstancias de los trabajadores industriales:

Este recorrido por la definición del trabajo, por la formación del trabajador ideal y

por los centros de instrucción popular creados para este fin, es fundamental en términos de

la instrucción sobre el valor del tiempo. Por un lado, porque los intentos por organizar el

mundo del trabajo, eran también intentos por instruir a los trabajadores bajo una modalidad

temporal regular, homogénea y constante, semejante al mecanismo de un buen reloj. Dado

que la discusión sobre la modalidad de trabajo que era realmente útil a la sociedad aun

estaba ocurriendo durante el periodo en cuestión, también lo era, como veremos, la idea de

que el tiempo de trabajo que no condujese de manera directa a un desarrollo material era un

tiempo muerto, un tiempo perdido y ociosamente empleado. 31

El paulatino aumento del tiempo de no-trabajo se convirtió en una preocupación por parte

de las clases dirigentes. Alrededor del “correcto uso” del tiempo se construyó una ética

social, en la que sectores de las élites dirigentes y la iglesia católica, enseñaron a los

ciudadanos y obreros las ventajas de su uso metódico. El ocio infecundo era un flagelo y

como tal debía ser combatido:

Ociosidad […] era entonces indicio de dos aspectos complementarios. Por un lado,

de esa actitud de “inacción” o “pasividad histórica” con la que Renán Silva define el

término ocio en el contexto del Papel Periódico ilustrado y que era necesario reemplazar, al

menos de parte de los más “ilustrados” y “patriotas”, por una nueva actitud que tuviera

como norte ideológico la prosperidad que prometían los “nuevos tiempos”. Por otro lado, de

un trabajo asalariado no esforzado que, en efecto, no conduciría al progreso ni a la

prosperidad y que, por el contrario, además de ser una pésima manera de invertir los dineros

públicos, implicaba la conversión de los Agentes del Gobierno en meras “figuras

decorativas que pasan por el escenario público”[…]32

30 Zandra Pedraza, En cuerpo y alma: visiones del progreso y la felicidad (Bogotá: Universidad de los Andes,

Corcas Editores Ltda.,1999), 83. 31 Delvi Gómez, El tiempo en la formación…, 47. 32 Delvi Gómez, El tiempo en la formación…, 63.

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Qué hacer con el tiempo “no productivo”, es decir, con el tiempo fuera de la fábrica se

convertía en una preocupación novedosa en una ciudad que experimentaba la llegada tardía

de la modernidad y que todavía no sabía con exactitud en qué emplear los momentos de

ocio. El descanso debía ser una actividad regulada y controlada. “Perder tiempo” no era, al

menos en principio, algo bien visto. El columnista de la revista Cromos conocido con el

seudónimo de El Dr. Mirabel, quejándose por el carácter “invaluable” que los “moralistas”

le atribuían al tiempo, escribía:

La humanidad se ha puesto de acuerdo en poquísimas cosas: una de ellas, que el

tiempo es, entre los valores conocidos y por conocer, el más alto valor. Proverbios y reglas

mil se han emitido, se adoptan sistemas varios y se hacen esfuerzos de todo orden para

enseñar la utilización de tan precioso elemento. Pierda usted todo, nos dicen los moralistas

respectivos, pierda todo que con tiempo lo puede recobrar, pero no pierda el tiempo, que

eso no retoña.33

Mirabel, que se reconocía él mismo como perdedor de tiempo, en la crónica reflexionaba

sobre las dificultades que la ciudad, en tránsito a la modernidad, tenía en relación con la

movilidad de los ciudadanos. Pensaba que había quienes no se resignaban, en medio del

desorden y el caos, a olvidar el “proverbio sajón de que el tiempo es oro” y que como tal,

según ellos, todo debía ser productividad porque “perder tiempo” era peligroso: “Son muy

pocos: repetiré, los que viviendo para perder sus horas como el pez en el agua no simulan

hacer lo contrario, y contadísimos los que alardean más o menos enfáticamente de tener

aquel vicio”34

. Un “vicio” que limitaba las posibilidades de producir lo suficiente y

moverse “hacia delante”, en últimas una amenaza contra la moral ciudadana y un obstáculo

para el progreso de la sociedad.

El entretenimiento sano fue una preocupación importante de políticos y educadores

colombianos en los primeros 30 años del siglo XX. Ya para mediados del siglo XIX un

sector de la sociedad, fundamentalmente de pensadores y políticos se preguntaba por la

importancia de las diversiones públicas y las fiestas populares; sin embargo, sus

inquietudes obedecían a los ritmos de vida coloniales. El siglo XX y la velocidad implícita

en sus transformaciones, cambiaron el contexto de la discusión:

Hacia comienzos del siglo XX las actividades de recreo y esparcimiento habían

tomado una dinámica completamente desconocida para los letrados decimonónicos. La

33 El Dr. Mirabel, “Los perdedores de tiempo”, Cromos IX:217 (1920): 395. 34 El Dr. Mirabel, “Los perdedores…, 396.

Page 19: EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ 1910 …

15

cinética del capital había provocado que el “entretenimiento” comenzara a definirse con

relación al trabajo productivo, marcando así la división entre tiempo de trabajo y tiempo de

no-trabajo. Esto ocurre, desde luego, cuando el trabajo empezó a convertirse en el marcador

central de todos los ritmos de la vida, haciendo que todas las demás actividades girasen en

torno a él. Divertirse se convierte en sinónimo de “descanso”.35

El descanso era necesario para construir una sociedad más productiva y con voluntad de

trabajo. Un sustituto del impúdico alcohol. Un paliativo para la rebeldía. Una práctica sobre

la que el Estado y las clases dirigentes “debían” tener control, para así, evitar desmanes

morales por parte de la masa trabajadora. Entre otras cosas, la multiplicación de espacios

para “distraerse”, se relacionó con la necesidad elitista de luchar contra el “ocio infecundo”,

la ignorancia, la rebeldía y la enfermedad dice El Gráfico en 1922:

La iniciativa que puede suscribirse sin reatos ni vacilaciones y que merece una

entusiasta y cordial adhesión es la de hacer nuestro Teatro Municipal una bella escuela de

educación popular tornando la sala en sitio de recreo y enseñanza accesible a todas las

fortunas y a todos los gremios. Multiplíquense los salones de agradable y barato

divertimento, propéndase por difundir el baile al aire libre, dótese a las clases obreras de

casas de habitación cómodas e Higiénicas que lo hurten a la taberna sombría, hallen los

jóvenes lugares de esparcimiento apropiados a su cultura y a sus medios y acaso tal vez sea

esa labor más eficaz que la de un aparatoso alarde de fuerza y falso puritanismo.36

Mas que una necesidad escrupulosa de proceder o una forma policiva de controlar

moralmente a la ciudadanía, el descanso debía hacer parte de una conciencia social nueva.

Una población obrera joven, sana y con ánimos de “producir”, era una cosa deseable en un

momento en el que “el tóxico dañino”– el alcohol- era usado por los sectores más pobres de

la sociedad para reponer energías perdidas en la fábrica. Ante esa perspectiva, las élites,

que se veían a ellas mismas en un estadio superior del desarrollo, se preocupaban por la

suerte de los “miserables” que acusaban del “atraso” de la sociedad. La pobreza era reflejo

de la incapacidad del pueblo, que no entendía que las exigencias de la modernidad

planteaban una nueva relación con las distracciones, el ocio y el tiempo de no-trabajo. Para

la “burguesía”, la “híbrida idiosincrasia indio-española” era la razón por la que la

“humanidad débil” caía en la tentación “atávica” de la borrachera37

. La necesidad de

promover el entretenimiento “sano” se reflejó en la apertura de espacios en los que

35 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…, 228. 36 Sin autor, “Un grave problema social”, El Gráfico XII:605 (1922): s.d. 37 Sin autor, “Un grave problema…, s.d.

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diversiones como el baile, el cine, el teatro, el circo, la música y los deportes se unieron a

otras formas de distracción ya arraigadas como las fiestas religiosas o los toros.

Las transformaciones en los usos del tiempo, y su entendimiento como valor y condición de

la modernidad, trajeron nuevas preocupaciones a la sociedad de Bogotá a principios del

siglo XX. El esparcimiento sano se convirtió en la forma como los ciudadanos podían usar

el tiempo por fuera de su trabajo. Los peligros que representaban el alcohol, las “ideologías

extranjeras” y la agitación social fueron el eje fundamental sobre el que giró la discusión.

La cultura fue la respuesta de sectores intelectuales, políticos, eclesiásticos y empresariales

que entendieron el entretenimiento como parte de un proceso que pretendió consolidar el

espíritu del trabajador moderno que avanzaba hacia adelante. Parte de esa dialéctica del

progreso se consolidó con el arribo de una actividad cultural novedosa: el deporte moderno.

1.2 Deporte y entretenimiento.

Los deportes han sido una expresión de la cultura moderna desde su constitución como

actividad burocrática y organizada. Sus valores fundamentales: el espíritu de equipo, la

voluntad de vencer y la disciplina del entrenamiento son considerados parte de la sociedad

capitalista. El deporte, en últimas, es una disciplina relacionada con otras tantas que

representan los valores burgueses: la educación, el trabajo, la urbanidad. Si bien es una

actividad física, debe ser claramente diferenciado de la educación física por una parte y del

ejercicio físico por otra38

. El deporte es un hecho social total, es decir, su campo se cruza

con otros campos de actividad como la política, la economía, la ideología, la educación y la

estética. Su relación con el capitalismo y el avance de las ideas industriales modernas y

burguesas es innegable. Durante todo el siglo XX el deporte logró racionalizar sus

prácticas, más allá del Agon de la competición, de tal manera que su campo de actividad se

38 “Un cartero rural, un guardia al efectuar su ronda, un hombre caminando y conservando siempre el mismo

paso, etcétera, están sencillamente andando. Por el contrario, si un señor trata de disminuir el tiempo

empleado en hacer un mismo recorrido o emula con un compañero, entonces hace deporte: un nadador que va

y vuelve en una piscina por el solo placer de pasarlo bien, simplemente practica la natación. Otro nadador que

mida la duración de sus recorridos, sus zambullidas, con idea de mejorarlas, o bien compite con un amigo en

estos ejercicios, hace deporte. Un jinete que recorra un trayecto cualquiera con la sola idea de tomar el aire

practica la equitación. Otro jinete que trata de franquear obstáculos cada vez más difíciles, o compite en

velocidad con otros, hace deporte”. George Hebert, Le sport contre l‟éducation physique, en Jean-Marie

Brohm, Sociología política..., 14.

Page 21: EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ 1910 …

17

convirtió en un escenario de lucha de distintos y variados agentes sociales39

. En su práctica,

el uso del cuerpo como instrumento de trabajo, refleja la relación de la actividad con el

proceso de producción capitalista burgués, en ese sentido, es inseparable de sus estructuras

y funcionamiento. Como espectáculo es, desde el propio momento en que se organiza, un

lugar de esparcimiento, distracción y entretenimiento. En esta parte del capítulo presento la

forma como el deporte se convirtió en un escenario de uso del tiempo de esparcimiento en

Bogotá entre 1910 y 1930, y la forma como sus prácticas fueron promovidas por diversos

sectores intelectuales de la ciudad.

Para el caso de Bogotá, autores como Zandra Pedraza y Santiago Castro-Gómez han

analizado el deporte como expresión moderna y su relación con el campo social en las

primeras décadas del siglo XX. Santiago Castro-Gómez plantea que con el trabajo

asalariado nació una necesidad especial de adaptar los espectáculos deportivos a la

estructura capitalista. Es decir, construir alrededor de sus prácticas y consumos una

tecnología de gobierno y un disciplinamiento para que obreros y clases emergentes

aprovecharan los “valores deportivos” y evitaran la holgazanería, la agitación política, la

indisciplina o el consumo alcohólico:

[…] el deporte –y el “tiempo de descanso” en general- pasó a convertirse en un

elemento ligado a la producción. El aumento no solo de los deportistas sino también de los

espectadores era visto por la élites dirigentes como un síntoma inequívoco de

“modernidad”. Se esperaba que las clases populares asumieran el deporte como una práctica

de normalización social, evitando que en su tiempo libre vivieran conforme a reglas

diferentes a las vigentes en la sociedad del trabajo. La unificación del tiempo de trabajo y el

tiempo de no-trabajo conforme a una misma norma de conducta era, entonces, la gran

ventaja que muchos intelectuales vieron en la ampliación a las masas del deporte y de los

espectáculos deportivos.40

Como parte del “entretenimiento sano” y la diversión, el deporte irrumpió en la sociedad

colombiana a partir de 1910. Antes, se pueden mencionar algunos antecedentes como la

práctica de la equitación, la gimnasia militar, el atletismo o la llegada del fútbol, aún

discutida por los estudiosos del tema, por el sur del país o por los puertos sobre el Mar

Caribe41

. Desde 1910 en adelante el deporte se practicó regularmente en escenarios urbanos

39 Jean-Marie Brohm, Sociología política..., 14. 40 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…, 232. 41 Federico Benninghoff, ¿Cuánta tierra civilizada hay en Colombia? Guerras, fútbol y élites en Bogotá

1850-1910 (Pregrado en Historia, Universidad Nacional de Colombia, 2001)

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de Bogotá como el ground de la Magdalena, el Luna Park, el ground del Polo, el campo de

Santa Ana, el Circo de San Diego, el Estadio de la Salle, el campo la Merced, el

hipódromo, el ground del América Sports Club y el ground del Country Club lugares donde

se compitió en disciplinas como hípica, fútbol, tenis, boxeo, esgrima, polo, golf, ciclismo,

atletismo, baloncesto y en general todos los deportes organizados que por esos años

consolidaron su práctica en la ciudad.

Durante los años 20 el deporte organizado se desarrolló y amplió su penetración. Desde

principios de la década se jugaron campeonatos, copas y torneos. Se disputaron peleas,

duelos, partidos amistosos y “torneos olímpicos”, de tal manera que en 1926 se realizaron,

como parte de la celebración de la Independencia, los primeros “Juegos Olímpicos

Nacionales”, patrocinados por el Ministerio de Instrucción Pública42

. La expectativa por los

juegos permitió augurar la reunión de aficionados y público en general:

Es necesario mirar con viva complacencia, como patriotas y como hombres

modernos, este ensayo de disciplina juvenil que augura triunfos no imaginados para el

futuro de Colombia. Nuestro país ha vivido hasta ahora demasiado sujeto a las tareas de

simple imaginación y nuestras jóvenes generaciones no han llegado a interesarse, como

cumple el presente momento del mundo, en el desarrollo de esa cultura complementaria del

entendimiento que es el deporte en todas sus manifestaciones del día. 43

Con motivo de la celebración de los juegos olímpicos de Ámsterdam, el hombre de letras,

historiador, geógrafo, gramático, director de la Escuela Militar de Cadetes de Bogotá,

fundador de la “Asociación Deportiva Colombiana” y consagrado deportista, Jorge Wills

Pradilla, escribió cómo el Comité Olímpico holandés invitó a Colombia a participar en la

competencia orbital. La Asociación recibió la invitación y en compañía de un reducido

grupo de deportistas pensó enviar un equipo de fútbol, tres tenistas y un corredor de

resistencia con el objetivo de aprender de los grandes atletas del mundo porque “somos

demasiado jóvenes en el deporte”. Para Wills Pradilla, las críticas a la participación

42 Dice la revista El Gráfico en una nota gráfica, no sin antes lamentarse por la falta de espacio para presentar

más información: “Nunca como este año se había presenciado en Colombia una manifestación deportiva tan

entusiasta como los juegos olímpicos que, patrocinados por el Gobierno, se han venido verificando este mes

con motivo de las fiestas patrias. Todas las entidades deportivas de la capital y muchas de provincias han

acudido a la palestra con un entusiasmo nunca antes visto en el país, en términos que el número de deportistas

inscritos pasa de 1.500”. Sin autor, “Los Juegos Olímpicos”, El Gráfico XV:791 (1926): 2089. 43 Sin autor, “Los Juegos Olímpicos”, El Gráfico XV:790 (1926): 2036.

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colombiana: No estar preparados, la posibilidad de la derrota o el alto costo del traslado,

eran injustificadas. Ir a las justas en Holanda era una cuestión de honor:

Actualmente se sigue trabajando en la ciudad con entusiasmo por la participación

olímpica. El comité provisional se dirigió a todos los directores de educación nacional de

los departamentos y a las reinas de los estudiantes para interesarlos en la consecución de

fondos por medio de suscripción popular. Es indudable que todos, el gobierno nacional y

los departamentales así como el público apoyarán tan bella idea. Si el deporte no es una

bella mentira que sostenemos con patriotismo y terquedad unos cuantos, Colombia estará

representada en Holanda y tendremos la satisfacción de ondear nuestra bandera en el estadio

de Ámsterdam. Sería triste que fracasáramos en tan gloriosa empresa.44

Bogotá en “movimiento hacia delante” como decía Marco Fidel Suárez, fue un escenario en

el que el deporte despertó entusiasmadas reacciones. Para algunos sectores intelectuales era

útil para avivar la disciplina y “los instintos” del “animal humano”: la agilidad, la audacia,

la fuerza, la flexibilidad, la astucia y la resistencia, todas cosas deseables en un hombre útil

y laborioso. Néstor Forero Morales escribió en la revista El Gráfico sobre los beneficios del

deporte: “El desarrollo de los sports es por lo común beneficioso, porque despierta y

disciplina los instintos fundamentales del animal humano: la audacia, la astucia, la

resistencia, la crueldad. Mediante el ejercicio de sus músculos, el individuo se convierte en

una unidad útil, puesto que se hace temible”45

.

Otros escritores de la época dedicaron positivas líneas a la actividad deportiva. Mario

Rivarola con motivo de la realización en Bogotá de los primeros “juegos olímpicos” dijo:

“Al fin parece que se ha iniciado en Colombia el espíritu deportivo. Tras una larga campaña

de unos pocos escritores y de algunos deportistas, se ha logrado obtener el primer triunfo

del nuevo criterio educacionista”46

. Max Grillo, un reconocido periodista liberal decía sobre

la práctica deportiva:

Los griegos, que tuvieron el más alto concepto de la salud y de la fortaleza de su

raza, diéronles a los ejercicios atléticos grande importancia en el desarrollo y florecimiento

de su civilización. Hase dicho que la serenidad helénica, la gracia de las estatuas de sus

artistas y la sana alegría que respiran el arte y el pensamiento griegos, nacieron de

adiestrarse en los juegos olímpicos.47

44 Jorge Wills Pradilla, “Colombia y los juegos olímpicos de Amsterdam”, El Gráfico XVII:867 (1928): 750. 45 Néstor Forero Morales, “La gloria del sport”, El Gráfico XIII:619 (1922): 302. 46 Mario Rivarola, “Reseña deportiva”, El Gráfico XV:701 (1924): 5. 47 Max Grillo, “Juegos Olímpicos y fiesta de la bandera.”, Cromos XII:269 (1920): 70.

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Para Grillo era necesario el desarrollo físico como forma de medir el conocimiento y el

desarrollo: “A medida que avanza la especie en los dominios del conocimiento, los

gobiernos y los pueblos dan al desarrollo físico del hombre una importancia mayor, porque

se hace necesario para la conservación de la armonía entre el músculo y la inteligencia,

entre el cuerpo y el espíritu, fortalecer a los individuos en provecho de la raza humana”48

.

El intelectual centenarista Armando Solano defendió los deportes y se opuso vehemente al

prejuicio que enfrentaba su práctica con la inteligencia49

. Por esos años, fue un lugar común

afirmar que los deportes eran expresión de la brutalidad y que se oponían al desarrollo de la

cultura. Solano en respuesta a esa percepción escribió: “Alguien dijo con frase terrible:

<<Un verdadero hombre de sport, y sin embargo inteligente…>> Pues bien, nuestra edad

ya no reconoce ni tolera esa división arbitraria”50

. El tedio, el aburrimiento, la quietud eran

enemigos de la “época moderna”, las “unidades productivas” del “presente” debían estar

“bien equipadas” cerebral y físicamente: “La economía del presente y del futuro no estará

edificada sobre el solo desgaste nervioso ni sobre el solo volumen muscular”51

. La nueva

dinámica social requería el avance y popularización del deporte:

Pero aunque sólo fuese como sistema para combatir el hastío, para matar el tedio,

entre cuyas sombras nacen los malos pensamientos, el deporte debería merecer apoyo

caluroso. <<Un imbécil no se aburre nunca. Se contempla>>. En cambio, la mayoría de las

gentes que viven en ciudades quietas como la nuestra, ciudades sin alegría y sin

distracciones, hacen bien, extraordinariamente bien, en dedicar los ratos perdidos a uno de

esos juegos campestres que dilatan los poros y los pulmones, vigorizan los lazos sociales,

serenan la conciencia, y dan una lección constante de confianza en sí, de tenacidad en el

perfeccionamiento, y de simpatía expansiva para con el prójimo. ¿Podría alguien decir, en

compensación, a quien perjudican los deportistas? A nadie. Yo no conozco un gremio más

inofensivo.52

Para Solano había que combatir el ocio infecundo porque era el lugar de los malos

pensamientos. Su visión moralizante convocaba a sus lectores a la práctica deportiva, con

48 Max Grillo, “Juegos Olímpicos…, 70. 49 Bourdieu al respecto menciona que: “Y lo mismo que una historia de las prácticas deportivas de la clase

dominante conduciría sin lugar a dudas a lo más profundo de la evolución de las disposiciones éticas, de la

representación burguesa del ideal humano y en particular de la manera de conciliar las virtudes corporales y

las intelectuales, consideradas como inclinadas al sentido de lo femenino, de igual modo el análisis de la

distribución en un momento dado del tiempo de las prácticas deportivas entre la división del trabajo entre los

sexos y la división del trabajo de dominación”. Pierre Bourdieu, La distinción…, 216. 50 Armando Solano, “Deportes”, en Glosario Sencillo (Bogotá: Ediciones Colombia 1925), 84. 51 Armando Solano, “Deportes”…, 84. 52 Armando Solano, “Deportes”…, 86.

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ella, era posible generar solidaridades para de esa forma estimular el movimiento “fecundo”

y el altruismo. El deporte debía ser apoyado por todos aquellos que fueran creyentes del

progreso y la intelectualidad. Sólo la mezcla correcta de fuerza y disciplina mental

aseguraría el avance de la sociedad en general. El intelectual conservador Silvio Villegas

coincidió en la importancia del deporte como elemento moralizador y civilizador, “El

Leopardo” afirmó: “La república del futuro está en las ciudades del occidente colombiano,

con sus automóviles, sus fábricas, su espíritu mercantil, su afán por las realizaciones

materiales […] El deportista busca afanosamente la cuarta dimensión: es el hombre

representativo de nuestro tiempo, la figura simbólica”53

. Como se observa, la importancia

del deporte como parte de la nueva era y el discurso del progreso fue aceptada por los

intelectuales de varias generaciones y tendencias políticas que manifestaron en los medios

escritos su voluntad de contribuir al desarrollo de la actividad deportiva. Cesar Julio

Rodríguez anunció el nacimiento de lo que él consideraba “la nueva era” así:

Es cierto que en Colombia ha empezado la era de los deportes -el movimiento que

hoy se siente en el mundo entero está reflejándose ya entre nosotros- ya tenemos avidez,

necesidad de estar enterados de lo que con estos achaques acontece por el mundo.[…] Si el

joven, el muchacho, el niño actual son fervientes cultivadores de los deportes, obedecen a

un mandato interior, impuesto por las condiciones actuales de vida, que reclama seres

fuertes con un caudal de energías suficientes para considerar la vida como el más

comprometedor de los deportes, que no son, en suma, sino el entrenamiento regular de la

energía para que llegue ésta al punto más alto de la vibración.54

Germán Arciniegas, quien por esa época era un reconocido líder estudiantil, escritor y

periodista, y que con el tiempo se convertiría en uno de los más destacados hombres de

letras de la historia del país, reconocía las bondades del deporte como los otros intelectuales

pero le asignaba a éste un valor estético que era poco explorado por sus compañeros:

Nosotros pensamos en el porvenir del deporte y unimos toda perspectiva amable a

esa frase que tan fácilmente fluyó de los labios de poetas antiguos: era un cuerpo de bellas y

armoniosas proporciones. […] Y pensamos en esa gimnasia que supera todas las

posibilidades artísticas, en el rito supremo y único que suma las más altas emociones y

logra realizar hasta el más escondido de los matices y la más esquiva de las curvas sutiles,

en la danza, en la danza que es la metafísica del arte, que es el deporte donde comulgan

todas las teorías divinas y todos los sentimientos humanos.55

53 Silvio Villegas, Universidad s.d.:129 (1929): 396, en Santiago Castro-Gómez, Tejidos oníricos…, 233. 54 Cesar Julio Rodríguez, “Los deportes”, Cromos XVIII:419 (1924): 129. 55 Germán Arciniegas, “El deporte”, Cromos XVIII:419 (1924): 131.

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Arciniegas no compartía la relación que se le atribuía al deporte con el trabajo, usó las

palabras de José Ortega y Gasset en “El tema de nuestro tiempo”, para decir que el trabajo

nació de la imposición, en cambio, el deporte era una manifestación espontánea: “El ha

puesto de relieve la antítesis que existe entre el trabajo y el deporte, y trata de sugerir cómo

el rasgo característico de nuestro tiempo surge de una manifestación libre, espontánea, que

invade todos los órdenes de nuestra vida”56

. Sin llegar a ser crítica su visión difería de la de

la mayoría de los intelectuales con excepción del escritor y periodista Luís Tejada,

conocido como “el príncipe de los cronistas colombianos” quien afirmó:

Una persona sabia y consciente no debe caminar más de tres a cuatro cuadras al día,

sin contar los cortos paseos que se dan de vez en cuando en el cuarto de trabajo y que son

para mí los únicos paseos agradables; lo demás, subir cuestas, saltar cercas, correr

carreteras, trillar montes, es querer sentar profesión de gimnasta, de sportsman, el tipo más

odioso y brutal del mundo moderno. ¿Para qué agitarse tanto? Los músculos se desarrollan

por sí solos convenientemente, como convenientemente crecen las lechugas; no creo en los

sports ni los amo; puede suceder, que al fin, el tenis, el balompié, el boxeo, produzcan un

tipo biológico ideal, aun cuando eso es discutible. En todo caso, el placer perfectamente

animal de sentirse fuerte, ¿puede compararse al placer espiritual y exquisito de sentirse

decadente? ¡Yo quisiera vivir en un mundo dormilón y complicado, perezoso e intelectual;

quisiera ser como uno de aquellos abates decrépitos, galantes, empolvados, concupiscentes,

socarrones, eruditos, que hacían un epigrama mientras tomaban rape; así, sentado en un

sillón abacial, sonriente y débil, me pasaría la vida saboreando la voluptuosidad de la

decadencia!57

Profundamente irónico y hedonista, Tejada se rebelaba contra la modernidad y los nuevos

ritmos que ésta impuso. Su odio por lo que llamaba “las cadenas del trabajo” era un reflejo

del aire anti-sistema que le daba sentido a sus escritos. Antes que alarmarse por el alcohol,

estimulaba su consumo como forma de liberación. Un tanto iconoclasta propendía por el

desorden. El deporte, sinónimo de disciplina, ejercicio y trabajo en el tiempo de no-trabajo,

no podía ser el paradigma de idealidad de un hombre amante de la decadencia.

Al igual que los sectores intelectuales, algunas expresiones de la cultura empezaron a tener

en cuenta el avance del deporte y el desarrollo del gusto por el mismo. Caricaturas, dibujos,

fotografías y poemas adornaron la información deportiva de las principales publicaciones

culturales de la época. Varios poetas publicaron, durante el decenio estudiado, obras sobre

56 Germán Arciniegas, “El deporte”…, 131. 57 Luis Tejada, “Elogio de la inactividad”, en Mesa de redacción, eds Miguel Calle (Medellín: Universidad de

Antioquia, 1989), 280.

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atletas, sportsman, carreras o fútbol. En 1919 José Umaña Beltrán publicó en la revista El

Gráfico:

SPORT.

La ágil raqueta columpiarse miro,

tu talle en leve languidez se inclina,

y el suave impulso de tu mano fina

lanza el volante caprichoso giro;

Al verlo huís, revelador suspiro

Te agita el núbil seno; en la divina

faz florecen las risas; e ilumina

claro fulgor tus ojos zafiro.

El brazo apoyas con gentil escorzo

en la inviolada doncellez del torso

y hacia mi vuelves el perfil risueño…

Tu juego el ritmo de mi vida inquieta:

es tu desdén la mágica raqueta,

y es el volante vagador mi sueño.58

La metáforas tenísticas resultaban útiles a la hora de resaltar la belleza de las mujeres que

ejercían su práctica. El juego de la raqueta era fino y ágil. Poseedor del ritmo propio de la

vida inquieta. Jorge Matéus, mucho más tardío que su antecesor, escribe diez años después

en 1929 un poema titulado Diatriba del Sportman. Unos rabiosos y violentos versos sobre

sus maneras de despreciar la vida. Una vida, a la que el poeta solo le encontraba un poco de

placer en los campos de fútbol:

DIATRIBA DEL SPORTMAN

Si desprecio la vida

no es por snobismo ni por comedia,

pues me importa un comino

que nadie me lo crea:

es por sport. Y sábelo, vecino

de reblandecida médula.

Orillas del mar, casinos

playeros, ocultas tabernas

donde a las mujeres entregamos

honor y oro que se juegan;

Honolulu, armoniosos

Jardines de onomatopeya;

Trópico: montañas o ríos

con caimanes, dantas, ciervas

58 José Umaña Bernal, “Sport.”, El Gráfico VIII:182 (1919): 214.

Page 28: EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ 1910 …

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al alcance de nuestra carabina

belga;

ferales yoshiras

de blancas, amarillas y morenas;

velocidades del motor,

regatas, músculo, carreras,

natación al borde del Niágara,

focas del Pacífico, perlas, vecinas rubias de a bordo,

rojos yankys de sobremesa

para jugarles al poker diez mil acciones petroleras

sobre el porvenir;

turismo

entre los salvajes de mi misma tierra!...

Todo eso lo viví sin saber cómo

ni cuando. Recorrí la esfera

en un goce de los sentidos,

en un orgasmo de bohemia

elegante. Y ahora,

solamente quisiera

jugar foot ball con la luna llena,

en un campo de margaritas

que simularan ser estrellas. 59

Las prácticas deportivas, en ascenso partir de 1910, movilizaron a ciertos sectores

ilustrados de la sociedad bogotana constituyéndose en alternativa valida de descanso y

cultura. La consolidación del deporte como parte del entretenimiento fue estimulada por

diversos círculos intelectuales que parecieron coincidir en la importancia de éste como

parte de la vida social y el nuevo orden moderno. Un orden que requería ciudadanos

educados que supieran combinar la fuerza física y el intelecto. Para formar las “maquinas”

productivas del futuro era necesario que el deporte se insertara por completo en las

dinámicas sociales que pretendían transformar la ciudad.

1.3 El papel de la educación – El Gimnasio Moderno

Uno de elementos fundamentales de la constitución del campo deportivo en Bogotá fue el

que tuvo que ver con la relación entre deporte y educación, y la manera en que dicha

relación fue clave para la adopción del deporte como “entretenimiento sano”. Uno de los

59 Jorge Matéus, “Diatriba del sportman”, El Gráfico XVII:913 (1929): 1961.

Page 29: EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ 1910 …

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principales escenarios de difusión del deporte en el decenio entre 1910 y 1930 fue la

escuela, dice Marcos García Reyes en Patria Revista de Ideas:

Educación armónica: ni atletas, ni sibaritas. Amor intenso a la pureza del ideal, la

aspiración apolínea de azul, audacia de investigación, sed de saber. Pero también vigor en el

músculo, pujanza y salud en todos los órganos, equilibrio constante entre ambos géneros de

cultura, y, como resultado de esta unión: el carácter diamantino, puro como el cristal y

firme como la roca.60

Frente al prejuicio que oponía la inteligencia a la fuerza física, García Reyes propuso una

educación en la que se supiera mezclar con exactitud ambas cosas. La escuela era para él,

un lugar en el que se podía combatir el “negro pesimismo” y el afán “desmedido de lucro”

que “enfermaba” a las ciudades modernas por culpa de la dicotomía entre riqueza y

hambre. La solución era educar hombres nuevos en los que la unión de esas “bondades”

humanas constituyera un equilibro sanador: “Para males constitutivos, para llagas del

corazón gastado y del carácter corrupto, no existen ni playas marinas, ni fuentes

medicinales, ni tratamientos artificiosos; es necesaria una educación viril que arranque

desde la infancia. Ejercicio para el músculo, enseñanza austera para modelar virtud”61

. El

deporte como fenómeno cultural empezaba a superar el prejuicio que lo oponía a la

actividad intelectual:

La incompatibilidad entre el deporte y la inteligencia es hoy un prejuicio totalmente

abolido, como que nadie acepta a estas horas el funcionamiento de un cerebro potente sino

en un cuerpo limpio, ágil y fuerte. En Europa, como en los Estados Unidos, los pensadores,

los estadistas, los grandes trabajadores del bufete, los próceres de la tribuna y del libro,

consagran religiosamente algunas horas del día a su deporte favorito. Y el Uruguay, la más

avanzada y culta de las naciones de nuestra América, no fue también la única que presentó

en la magna olimpiada de París un núcleo de atletas maravillosos de gracia y radiantes de

energía. Precioso auxiliar para el desenvolvimiento armónico de todas las facultades, el

deporte, lejos de ser el enemigo de la mente es su estimulo y su sostén.62

Ante la intensificación de la actividad deportiva, los círculos intelectuales e ilustrados

empezaron a preguntarse por la importancia del deporte como parte esencial de la

educación integral, dirigida especialmente a las nuevas generaciones: “Los que amen el

esfuerzo deportivo y muscular de hoy, gustarán de encontrar, en todas las edades, incluso

en la niñez, aquellas inclinaciones y preocupaciones que les son queridas. Los que por el

60 Marcos García Reyes, “Educación Armónica”, Patria. Revista de Ideas II:50 (1925): 50. 61 Marcos García Reyes, “Educación Armónica”…, 50. 62 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:1 (1924): 17.

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contrario, prefieran la espiritualidad de las almas y la sencillez de los corazones, echarán

muy de menos evidentemente, aquella época en que reinaba el nene dulce y cariñoso, que

se pasaba las horas pensando en los libros de cuentos de hadas y dejaba volar su infantil

imaginación, como una blanca mariposa, por el jardín de los ensueños”63

.

Armando Solano señalaba la necesidad de desarrollar adecuadamente la relación entre

educación y deporte: “Es preciso desarrollar todavía los deportes para los estudiantes y para

los hijos del pueblo, y el Estado por medio de alguno de sus órganos debería preocuparse

de algunos campos apropiados al efecto. Los juegos olímpicos recientemente celebrados,

demostraron que hay aficiones y capacidades que no se deberían desaprovechar”64

. Para

formar a masas trabajadoras y estudiantiles, el gobierno debía estimular el deporte, era la

forma como se podía responder a los desafíos de la nueva era. El avance de las prácticas y

los consumos deportivos, como parte del surgimiento del campo deportivo, determinaba la

necesidad de una respuesta estatal que incluyera proyectos y programas pedagógicos

adecuados para tal fin. Como algunos planteles educativos tardaban en institucionalizar la

práctica de los deportes en sus aulas, Max Grillo lamentaba: “Hay institutos en nuestro país

en donde se teme la enseñanza de los deportes que vigorizan al alumno, porque dizque esas

son idolatrías del cuerpo”65

. Su queja respondía al desarrollo de la nueva ética capitalista

burguesa que rezaba el “mente sana en cuerpo sano”.

Mario Rivarola Concebía el deporte como parte del “espíritu de la época”, una alegoría a la

educación integral. Rivarola pensaba que si la educación del régimen antiguo había sido

capaz de producir grandes hombres, una de tipo moderno y con menos prejuicios, alentaría

el desarrollo de individuos más completos y progresistas. El nuevo sistema, para él,

garantizaba una concepción racional y estética de la realidad, una evolución con respecto a

un forma de pensar antigua y dominada por el “oscuro silencio” del pensamiento clásico:

El espíritu de los antiguos sistemas excluía, como distracciones inconvenientes las

expansiones del ánimo y los ejercicios corporales. La memoria debía desarrollarse en

perjuicio del espíritu de observación, y las disciplinas de la dialéctica excluían sin

misericordia el desarrollo corporal. Así este criterio unilateral iba encaminado a hacer del

63 Sin autor, “Los niños y los deportes”, Patria. Revista de ideas III:55 (1925): 27. 64 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:1 (1924): 17. 65 Max Grillo, “Juegos Olímpicos y fiesta de la bandera.”, Cromos XII:269 (1920): 70.

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escolar un ejemplar monstruoso de la especie y no el ser razonador y bello, inteligente y

vigoroso, que persigue el ideal educacionista moderno.66

En este punto vale la pena recordar a Pierre Bourdieu quien menciona la importancia

radical de la educación para la constitución del campo autónomo del deporte. Para el

sociólogo francés, fue en el espacio de la escuela donde se desarrolló con mayor vigor la

consolidación de las prácticas deportivas:

En realidad, el desarrollo de la práctica misma del deporte hasta entre los jóvenes de

las clases dominadas se debe probablemente en parte a que el deporte estaba preparado para

llenar en una escala más amplia las mismas funciones, que habían constituido el principio

de su invención en las public schools inglesas de fines de siglo XIX: incluso antes de ver en

él un medio para “formar el carácter” (to improve character), según la vieja creencia

victoriana, las public schools, como instituciones totales en el sentido de Goffman, que

deben cumplir con su tarea de dirección 24 horas al día y siete días a la semana, encontraron

en el deporte una forma de mantener ocupados al menor costo a los adolescentes que tenían

a su cargo de tiempo completo; como lo observa un historiador, cuando los alumnos están

en el campo deportivo son fáciles de vigilar, se entregan a una actividad “sana” y descargan

su violencia en contra de sus compañeros en lugar de hacerlo contra los edificios o

alborotando la clase.67

La extensa cita contribuye a mostrar porqué los deportes fueron presentados como una

forma “ideal” de educar a jóvenes trabajadores y estudiantes. Esas “nuevas” generaciones

eran testimonio claro de una época innovadora y compleja: “Ser buen deportista es algo

difícil. No se improvisa, por lo general, ni se encuentra a cada paso el individuo que sabe,

que ha penetrado el espíritu del deporte. No hablamos del juego, en lo que a la habilidad se

refiere. Queremos aludir a la parte espiritual de ellos, a la mayor o menor galanura con que

se observen las prescripciones deportivas y se sepa ser gentil, suave, discreto, tanto en la

victoria como en la derrota”68

.

La educación moderna se empezaba a consolidar en Colombia de la mano de proyectos

educativos que pretendían preparar a la juventud colombiana para la nueva era. La

educación, que hasta ese entonces estaba dominada por las ideas clericales, se

transformaba, y los colegios eran escenarios de renovadoras corrientes ideológicas, que si

66 Mario Rivarola, “Reseña deportiva”, El Gráfico XV:701 (1924): 5. 67 Pierre Bourdieu, ¿Cómo se puede…, 205. 68 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:4 (1924): 18.

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bien en principio tardaron en consolidarse, a la larga se convirtieron en verdaderos agentes

de cambio:

Dentro de los sistemas educativos que hasta ahora habían imperado en el país, el

Gimnasio[Moderno], sin ser una reacción violenta, es la transformación en los métodos y la

orientación definida hacia mejores y más fecundos campos educacionistas. El niño deja de

ser allí un objeto frío, sin espíritu, sobre el que el maestro trabajaba como sobre un hierro

inanimado para moldearlo artificialmente y se convierte en un ser consciente del cual se

estudian todas las modalidades, así las del cuerpo como las del alma, para nutrirlo, para

guiarlo, para desarrollarlo en un ambiente propicio.69

Durante la década de 1910 se hablaba de la importancia de implantar un “sistema

pedagógico” importado del extranjero, se mencionaban entre otros: el sistema francés, el

alemán y el español. El Gimnasio Moderno, fundado por Agustín Nieto Caballero, Tomás

Rueda Vargas y los hermanos Samper, fue ejemplo de una transformación pedagógica

relacionada no sólo con los avances en materia “científica”, sino también con la actividad

física. Ya no se trataba únicamente de la educación recibida dentro del aula sino también

por fuera de ésta en campos de “sport” o excursiones geográficas70

. En ese sentido,

“avanzar” en la modernización de las instalaciones locativas, fue muy importante. El

deporte era clave en ese proceso; de hecho, indicaba la revista El Gráfico con respecto a la

construcción de las nuevas instalaciones del Gimnasio Moderno: “Vista de conjunto de los

edificios que para el Gimnasio Moderno han comenzado a construirse en Chapinero […] El

área total es de 10 fanegadas y tendrá todo el confort moderno: campos para juegos,

tanques de natación, etc. Los edificios principales serán inaugurados el 7 de agosto de

1919”71

. Lo mismo sucedía en otros planteles educativos de la época, como la Escuela

Ricaurte, colegio fundado por Luis Gómez Brigard que estaba dirigido a estudiantes

bogotanos que no tenían medios para matricularse en el Moderno72

, y al que asistieron

personajes como Alberto Lleras Camargo y Guillermo Abadía Morales entre otros:

En la parte occidental de Chapinero se construyen actualmente, sobre planos del

ingeniero Dr. Ernesto González Concha, los nuevos edificios para la Escuela Ricaurte. El

área total que ocuparán será de 12 fanegadas y la construcción comprende: capilla,

dirección, enfermería, salones de clase y laboratorios, comedores y dependencias, 14

pabellones para dormitorio, salones de estudio y baños. En el centro quedará el campo de

69 Sin Autor, “El Gimnasio Moderno”, El Gráfico IX:485-486 (1919): 283. 70 En esos años, dentro de los colegios, eran muy importante los viajes de exploración o el desarrollo de

grupos de scouts que en ese momento eran considerados como un actividad deportiva. 71 Sin Autor, “Notas Gráficas”, El Gráfico IX:388-389 (1918): s.d. 72 Ricardo Arias ,“Los Leopardos”…, 63.

Page 33: EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ 1910 …

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foot-ball y deportes. Habrá además pista de carreras y ejercicios militares, campo de tennis,

jardines, etc., de acuerdo a los últimos adelantos en construcciones de esta clase.73

En los colegios, no sólo estaba en juego un proyecto pedagógico, sino que también se

formaron los futuros dirigentes del país, un elemento que no era exclusivo de las escuelas

burgueses sino de toda la educación ya que ésta era profundamente elitista74

. En años

decisivos para la consolidación del proyecto moderno, los colegios fueron escenarios

definitivos; la conciencia de esa importancia era clara para los fundadores de esas

instituciones, escribe Agustín Nieto Caballero:

Repetidas veces hemos hablado del ideal que entraña este instituto de educación. Lo

inspira el anhelo de ver una generación de hombres que dé lustre al país; lo guía un espíritu

científico que huye del irrespeto; y es nervio de él la voluntad, el entusiasmo y la fe. El

Gimnasio intenta la formación de hombres rectos y viriles, de ideales altos, de mentalidad

cultivada, capaces de impulsar el naciente progreso del país. Se huye aquí del frío

utilitarismo y no se limita la acción del maestro a la sola instrucción. Intentamos salvar las

almas de los futuros ciudadanos de la vulgaridad, del pedantismo, del mariposeo que mata

en flor bellas esperanzas. Todo lo que expande la vida y le da noble sentido –sentimientos

morales, religión, emoción artística- encuéntrase diluido en nuestro programa de educación

completa. Da fuerza y realce a esta idea el fondo de convicción que entraña. Nada es hecho

aquí por fórmula o rutina. Queremos educar con conciencia y con sinceridad. Un fondo

ético domina el motivo de nuestra acción.75

Dentro de las transformaciones educativas y en pos de constituir una educación

completamente “integral” dueña de una ética moderna, muchos planteles y programas

cambiaron adaptándose a los nuevos tiempos, el deporte jugó un papel importante en ese

proceso puesto que empezó a ser parte de las actividades académicas, dice El Gráfico

refiriéndose a la Escuela Militar: “Se ejecutaron también trabajos de gimnasia en iguales

condiciones de habilidad, y llamaron principalmente la atención: subida en la cuerda

simple, subida en doble cuerda, subida con ayuda de las piernas, ejercicios en la barra,

ejercicios en las escalas y asalto de muros o escalamientos.”76

Lo anterior, con motivo de

una “revista”, que los directores de la escuela, los Mayores Díaz y Charpín, habían

73 Sin Autor, “Notas Gráficas”, El Gráfico IX:437-438 (1918): s.d. 74 El problema de la educación durante el periodo estudiado es complejo. Aunque la educación pública en

general era deficiente, lo anterior no aplicaba en todos los casos y en algunas ocasiones era todo lo contrario

puesto que la enseñanza era de buena calidad: “En una sociedad con unos niveles de analfabetismo como los

que afectaban a Colombia a comienzos del siglo XX, frecuentar un plantel educativo era poco común, y llegar

a la universidad, y graduarse, era toda una proeza. […] Las tasas de escolarización también dejan al

descubierto el carácter elitista de la educación: durante el primer tercio del siglo XX, tan sólo el 30% de los

niños entre los siete y los catorce años estaban matriculados en algún plantel educativo de primaria, de los

cuales la inmensa mayoría (90%) estudiaba en el sector público […]”. Ricardo Arias, “Los leopardos”…,52. 75 Agustín Nieto Caballero, “El Gimnasio Moderno – La fiesta de hoy”, El Gráfico XLIV:437 (1918): 298. 76 Sin Autor, “Ejercicios Militares”, El Gráfico II:19 (1910): s.d.

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convocado para informar a la población sobre los adelantos que en materia de educación

recibían los aspirantes a oficiales del ejercito. Las revistas eran eventos comunes, se

realizaban en distintos lugares de la ciudad y ponían de manifiesto la manera en que la

educación militar avanzaba. Sobre una “revista” realizada en Marly, dice El Gráfico

“Desde las dos de la tarde empezó el gran desfile de los carruajes en que iba la high life, de

los jinetes, de los ciclistas y de los peatones. A las cuatro todos los lugares cercanos al

campo de las maniobras estaban atestados de gente. El aspecto de Marly y de los

alrededores nunca había sido tan pintoresco, tan animado, durante una fiesta militar”77

.

Los enfrentamientos deportivos se empezaron a presentar entre representantes de las

distintas instituciones y colegios. Las carreras de atletismo, los ejercicios gimnásticos y el

fútbol fueron los primeros deportes en los que se compitió: “Carreras y foot-ball. Una

instantánea de las animadísimas carreras del sábado último en el hipódromo de La Merced.

Dos eventos interesantes y vista de la concurrencia durante la reñida partida de foot-ball

que para disputarse la Copa de la junta de Festejos se jugó el domingo entre los equipos

Bartolino y Del Centenario, y en la que salió vencedor el último”78

. Los estudiantes se

reunían a conmemorar fiestas patronales o nacionales como el día de la raza, la celebración

de la Independencia o la conmemoración de la fundación del colegio: “El día 29 del mes

pasado celebró el Gimnasio Moderno su fiesta anual, con la alegre cordialidad y el

entusiasmo, que siempre han sido la nota característica del simpático plantel de educación

en los días de regocijo, jugáronse partidas de tenis, y una muy interesante de foot-ball entre

el equipo del Gimnasio y el de la Escuela Ricaurte, quedando vencedor el último”79

.

Para Hermann Ermet, profesor diplomado en Gimnasia y deportes, que escribió en la

edición de julio 17 de 1926 de la revista El Gráfico, Colombia poseía un núcleo deportista

que le permitiría competir con otras naciones y desarrollar la “cultura física” en un nivel

que no se había visto hasta ese entonces. Para el educador, el deporte desarrollaba “la

fuerza de voluntad, el sentimiento del deber y de la responsabilidad, el sentido social y de

orden, la obediencia respecto a la ley y a la disciplina, la confianza en sí mismo y la

77 Sin Autor, “La Revista en Marly”, El Gráfico I:2 (1910): s.d. 78 Sin Autor, “Notas Gráficas”, El Gráfico XI:551 (1921): 104. 79 Sin Autor, “Notas Gráficas”, El Gráfico, IX:485-486(1921): 276.

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independencia, la presencia de espíritu y la fuerza de resolución”80

. Todos valores

burgueses y modernos; parte de una ética industrial con la mira puesta en el futuro y en el

progreso. Características que se podían desarrollar sólo si se estimulaba la creación de

programas educativos acordes con las necesidades de la educación moderna. En el contexto

de un fuerte debate político sobre el futuro de la educación en el que participaron

intelectuales, clases dirigentes y estudiantes, el deporte era un denominador común y un

referente sobre el que se debían sentar las bases del país que progresaba: “El país ha venido

sufriendo desde hace apenas dos lustros escasos una fiebre de renovación en todos los

ramos de la vida pública que hace pensar en días futuros de bienestar para Colombia. Esta

fiebre, este estremecimiento innovador se ha hecho sentir de una manera bien marcada en

todo aquello que se relaciona con el ramo de la educación nacional”81

. La comprensión de

los “síntomas” de la época era necesaria para entender porque: “Ya han pasado los tiempos

en que se hablaba de la cultura física como de una <<cultura de huesos>>. Las autoridades

más famosas de la Pedagogía y de la Medicina y los gobernantes están decididamente a

favor de que se complete la educación por una cultura física, científica y espiritualizada”82

.

El deporte se insertó en los discursos y prácticas de la modernidad que impactaron la

sociedad bogotana entre 1910 y 1930 a través de distintas estrategias, entre las que vale la

pena mencionar: el mundo del trabajo y lo que se llamó “esparcimiento sano”, que no

fueron otra cosa que escenarios y tecnologías de control social para alejar a la masa

trabajadora del “ocio infecundo”. Lugares de dominación en los que había limitado espacio

para la espontaneidad o el simple placer. De igual manera, la influencia del deporte se

sintió en el escenario público, que hasta ese entonces apenas contaba con la iglesia, las

fiestas religiosas, los toros y algunas obras musicales y teatrales como espacios de

sociabilidad, de tal forma que distintos agentes y actores de la ciudad reaccionaron,

debatieron y se preguntaron por su importancia, promoción y futuro. La educación fue uno

de los escenarios de penetración del deporte, el papel de las escuelas y colegios en

transición a la pedagogía moderna, resultó esencial para entender su importancia como

parte de la mentalidad capitalista.

80 Hermann Ermet, “El problema de la educación física en Colombia”, El Gráfico XV:791 (1926): 2088. 81 Silvino Segura, “Observaciones sobre la educación pública”, El Gráfico XVI:822 (1927): 808. 82 Hermann Ermet, “El problema de la…, 2088.

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2. EL DEPORTE EN BOGOTÁ Y EL DEBATE INTELECTUAL DE LOS AÑOS 20

En este capítulo muestro cómo el deporte hace parte de un debate ideológico mayor sobre

la participación de las mujeres, el espacio urbano, el trabajo y la productividad, la raza, el

nacionalismo y la salud que se presentó en los círculos intelectuales de Bogotá durante los

años 20 y de qué manera su auge contribuyó al proceso de transformación cultural que

experimentó la sociedad capitalina en esos años. Carlos Uribe indica sobre la relación entre

deporte y cultura en los 20: “Incuestionablemente, el deporte es un elemento importante

dentro de la cultura. Y la evolución del deporte es un capítulo señalado de la evolución de

la cultura. Los 20 marcan el inicio de los deportes-espectáculo-de-masas en el país, o por lo

menos una ampliación considerable de la afición por ellos […]”83

. En un principio el

fenómeno estaba relacionado con la élite burguesa capitalista, nacional y extranjera, que fue

la primer capa de la sociedad que desarrolló gusto por las prácticas deportivas. La continua

exposición de los deportes en los medios de comunicación, una mayor visibilidad, hace

pensar que la actividad vivía un auge que no se había experimentado en el pasado con

implicaciones en la lucha por capital social, cultural y económico:

Hasta 1924, la información deportiva es predominantemente clasista, por cuanto los

deportes que se reseñan son los practicados a título exclusivo por las clases altas: golf, tenis,

hípica. Las competencias tienen lugar frecuentemente en el Country Club de Bogotá, y

muchas veces la mayoría de los participantes son norteamericanos o extranjeros de otras

nacionalidades […] sin embargo, en el mismo año de 1924 se empieza a percibir un interés

creciente en competencias deportivas de diversa índole. El triunfo de la selección paraguaya

en las Olimpiadas de París consagra la actualidad del fútbol entre nosotros y pronto se

convertirá en el deporte popular por excelencia. Para él, 1927 es el año de propagación y

1928 el de su auge y prosperidad.84

Los deportes vivieron durante la segunda mitad de la década de 1920 un auge que, asociado

a su discusión dentro de los principales debates ideológicos de la época, dotó a sus

prácticas, consumos y agentes de distintas dimensiones sociales, políticas, económicas y

83 Carlos Uribe Celis, Los años veinte en Colombia. Ideología y Cultura. (Bogotá: Ediciones Aurora,1985),

41. 84 Carlos Uribe Celis, Los años veinte…,42. Uribe Celis se equivoca, la selección triunfadora en las

Olimpiadas de París fue la uruguaya que venció en el partido final 3-0 a Suiza.

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33

culturales que contribuyeron al surgimiento del campo deportivo como espacio autónomo

de la actividad social.

2.1. El papel de las mujeres

En la década de los años 20 un sector de las mujeres colombianas experimentó algunas

bondades del incipiente proceso de secularización que se presentó en el país. Su irrupción

en la vida pública fue de la mano de una compresión social de su capacidad creativa y de

trabajo. Fue una época en la que las mujeres empezaron a acceder a campos

tradicionalmente dominados por los hombres, una realidad que despertó un sinnúmero de

reacciones por parte de sectores de la sociedad que discutieron su impacto en el mundo del

trabajo, la educación y la cultura. Las mujeres ganaban terreno en el ámbito social. Su

visibilidad se ampliaba y el feminismo hacía aparición como elemento de emancipación.

Ese movimiento de “liberación” no estuvo exento de críticas: “Y no es solamente en el

campo intelectual en donde las mujeres ganan terreno; es también en el físico y aquel que

creíamos el sexo débil, se convierte en el presente siglo en sexo fuerte, quizá más fuerte que

el masculino. ¿A dónde iremos?”85

.

Durante el decenio estudiado la cultura física se convirtió en un escenario válido para la

actividad de las mujeres. En su desarrollo se conquistó un espacio público que se articuló

con las prácticas deportivas. En un principio la oferta de actividades se restringió a las

clases más favorecidas de la sociedad. Zandra Pedraza presenta la cuestión de género en

relación con el cuerpo y la clase social así:

Antes que los intereses eugenésicos desembocaran en las campañas de los años

treinta y se empezara a tener en cuenta la protección materno-infantil, sólo las mujeres de

las clases más acomodadas tenían la opción de la cultura física. Las cavilaciones de los

higienistas al respecto habían partido del supuesto de que el cuerpo de las mujeres estaba

definido por su debilidad e irritabilidad innatas. Tal era el dictamen del pensamiento médico

de la época y la incipiente ginecología, con cuyos argumentos se componían categorías

científicas explicativas de las diferencias entre los sexos. 86

85 Sin autor, “Deportes”, El Gráfico XIV:682 (1924): 9. 86 Zandra Pedraza, En cuerpo y alma…,228.

Page 38: EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ 1910 …

34

Como menciona Pedraza, solo un sector de la mujeres colombianas, las de las clases

“directoras”, tenían las posibilidad de aprovechar “adecuadamente” el tiempo usándolo

para promover la cultura física y los deportes: “¿Saben ustedes por qué a las ricas se les

suele llamar <<clases directoras>>? Porque tienen el deber de estudiar el camino, para

guiar a los que, obligados a ganarse la vida, no tienen tiempo de aprenderlo. Ustedes tienen

tiempo: el tiempo es un tesoro; pero no de ustedes, de la patria!”87

. Fue esa posibilidad de

usar el “tiempo” con total libertad, sumado a un mayor capital cultural para comprender los

“beneficios” físicos y “espirituales” de la “cultura corporal”, lo que permitió que en los

distintos clubes sociales de la ciudad las mujeres de las élites participaran notablemente de

distintas actividades deportivas. Una mayor compresión de lo anterior, se puede encontrar

en Bourdieu quien dice sobre la distribución de las prácticas deportivas en las clases

sociales que:

Basta en todo caso con tener conciencia de que las variaciones de las prácticas

deportivas según las clases obedecen tanto a las variaciones de la percepción y de la

apreciación de los beneficios, inmediatos o diferidos, que se supone proporcionan, como a

las variaciones de los costes económicos, culturales y también, si puede decirse, corporales

(riesgos más o menos grandes, desgaste físico más o menos importante, etc.), para

comprender en sus grandes líneas la distribución de las prácticas entre las clases y las

diferentes fracciones de clase. Todo ocurre como si la probabilidad de practicar los

diferentes deportes dependiera, en los límites definidos por el capital económico (y cultural)

y por el tiempo libre, de la percepción y de la apreciación de los beneficios y de los costes

intrínsecos y extrínsecos de cada una de las prácticas con arreglo a las disposiciones del

habitus y, con mayor precisión, de la relación con el propio cuerpo que es una de las

dimensiones de aquel.88

Los primeros deportes que practicaron las mujeres en Bogotá fueron tenis y golf que tenían

un carácter elegante y elitista. Desde 1916 esas actividades fueron defendidas por su perfil

distinguido y chic: “El deporte endurece los músculos, suaviza las articulaciones, impide la

nefasta gordura. Es cierto que estropea la piel (entiéndase el verdadero deporte, al aire libre,

practicado en todo tiempo, a la inglesa; el golf, el tennis, el hockey); pero sus dichosas

apasionadas no buscan sino el placer saludable del esfuerzo, y se preocupan poco del aire

fuerte o del viento frío”89

. Otras actividades deportivas más “varoniles” no eran vistas como

deseables para practicantes femeninas: “La mujer no se detiene un momento en su afán de

invadir los dominios masculinos. Posesionada ya del taller y la oficina, dueña de los

87 G. Martinez Sierra, “A las mujeres ricas”, El Gráfico VIII:388 (1918): 300. 88 Pierre Bourdieu, La distinción…, 209. 89 Francette, “El footing, el golf, el skating”, Cromos I:10 (1916): 159.

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secretos de la ciencia y del arte, va en persecución de su rival hasta donde nadie lo pudo

imaginar”90

, decía Patria al comentar críticamente una fotografía en la que dos mujeres

subían al ring a transarse en un “Match” de boxeo, deporte típicamente calificado como de

hombres. El deporte es considerado aún hoy, un territorio sexuado en el que hombres y

mujeres distribuyen su práctica de manera desigual: “Mostrar o ejercer fuerza, entregarse a

un combate, asestar o recibir golpes, asumir riesgos físicos, son otros tantos atributos que

las mujeres parecen no poder hacer suyos, puesto que pertenecen a la masculinidad”91

.

Aunque no fue exclusiva de los deportes, una de las críticas más comunes sobre la

presencia de las mujeres en éstas prácticas sociales giró en torno a su participación en

actividades consideradas “masculinas” por que “desfeminizaban” el sexo y las despojaba de

algunas de sus cualidades innatas como la prudencia, la suavidad y el decoro. Esa visión,

que era compartida por un sector conservador de la sociedad, condenó a las mujeres que

intentaban igualarse a los hombres. Era un cuestión de pudor: “[…] es ya evidente que las

mujeres exceden los limites de la lógica en materia de gimnasia y deportes, y se adentran en

el campo masculino, abandonando su encantadora posición en el mundo”92

. Patria decía

que las mujeres eran más “emocionales” y que cuando se entregaban al entrenamiento

físico y profesional corrían el riesgo de “engolfarse en menesteres ajenos a su

idiosincrasia”93

.

La deportista colombiana Rubi Gutiérrez escribió en 1923, especialmente para la revista El

Gráfico y desde Nueva York, un artículo en el que sintetizó la discusión sobre la

participación de las mujeres en deportes típicamente masculinos: “Los <<sports>> son

factores necesarios al desarrollo físico perfecto de mujeres y hombres; pero estos

<<sports>> deben ser seleccionados en cada caso para que den resultados racionales”94

.

Para Gutiérrez “natura dotó” a las mujeres de una sensibilidad especial que no se podía

contradecir mediante la práctica de deportes “masculinos”:

90 Sin autor, “La mujer sube al ring”, Patria. Revista de ideas III:69 (1925): 27. 91 Catherine Louveau, “Cuerpos socialmente deseables”, en Deportes – selección de artículos de Le Monde

diplomatique, ed. Víctor Hugo de la Fuente (Santiago de Chile: Aún creemos en los sueños, 2004), 33-39. 92 Sin autor, “Los deportes y la espiritualidad”, Patria. Revista de ideas III:63 (1925): 20. 93 Sin autor, “Los deportes y la espiritualidad”, Patria. Revista de ideas III:63 (1925): 20. 94 Rubi Gutiérrez, “Mis ideas sobre „sport‟ ”, El Gráfico XIII:644 (1923): 702.

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¿Qué objeto tendría yo al pretender ser boxeadora dada mi condición de mujer, si

Natura me negó el atributo de la fuerza bruta con que dotó al hombre? Aún suponiendo en

la mujer fuerza física suficiente para ser un Jack Dempsey, ¿agregaría el boxeo alguna

ventaja a las atribuciones que la mujer tiene como hija, como esposa o como madre? ¿Es

compatible este <<sport>> brutal con esos delicados atributos? En mi concepto, no; nunca.

No he sido, no soy ni seré boxeadora, y creo que las mujeres latinas, casi en su totalidad

piensan como yo. 95

Si bien para Gutiérrez el boxeo no era un deporte “ideal” de las mujeres latinas, otras

prácticas eran deseables por su capacidad de desarrollar las más íntimas cualidades

femeninas. El tenis, el ciclismo, la equitación, la natación y el baile eran ejercicios validos

puesto que estimulaban la “delicadeza moral” de la mujer:

Y el baile…el baile es, en mi concepto, el mejor de todos los <<sports>>; ejercita

moderadamente el cuerpo, da elegancia y majestad a los movimientos, fomenta la cultura

social, aguza la inteligencia con el intercambio de ideas entre los individuos de uno y otro

sexo: modifica la frivolidad bien entendida y necesaria, de la cual toda mujer debe poseer

una pequeña dosis, como antídoto o lenitivo para las realidades de la vida.96

La práctica regular de estas actividades lograría superar el prejuicio “arraigado” entre los

suramericanos que enfrentaba la práctica de cualquier deporte a los valores femeninos: “En

resumen: los <<sports>> compatibles con la fisiología femenina no sólo son útiles, sino que

son factores principalísimos y necesarios para la educación física de la mujer y su

desarrollo intelectual. Los <<sports>> brutales como el boxeo, etc., no se han hecho para la

mujer; son sencillamente ejercicios <<contra natura>>”97

.

La articulista de la Revista El Gráfico conocida como Filina consignó con gran optimismo,

en uno de sus artículos sobre la mujer y el hogar, el avance de los deportes en Suramérica.

Crítica de la visión que señalaba la práctica de los deportes como una entretención

exclusiva de las mujeres sajonas, celebró la manera como en el Perú, una nación “igual a

nosotros en raza”, se intensificaba la práctica del atletismo y el voleibol: “Hasta hoy se

creía en Bogotá que la mujer deportiva sólo se daba entre razas distintas a la nuestra.

Sacando el tennis, y últimamente el golf, los juegos de ejercicio estaban en la mente de las

colombianas, reservados a los hombres, y las informaciones publicadas principalmente en

EL GRAFICO sobre muchachas aficionadas a tales juegos, parecían rarezas de gentes

95 Rubi Gutiérrez, “Mis ideas sobre…, 702. 96 Rubi Gutiérrez, “Mis ideas sobre…, 702. 97 Rubi Gutiérrez, “Mis ideas sobre…, 703.

Page 41: EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ 1910 …

37

excéntricas, cuando no cuentos curiosos o exagerados”98

. El eco de practicantes “iguales” a

las mujeres colombianas en raza, tradiciones, “concepto de vida” e idioma, le pareció

fundamental para “aspirar” al desarrollo de una “mujer [que] aspira a ser integral, es decir,

a cultivar el entendimiento, el sentimiento, y el cuerpo”99

.

Filina consideró que el papel de la mujer en la práctica deportiva no había sido “bien

definido” porque era comúnmente presentado entre extremos antagónicos. Por una lado

estaban los que con “exageración” consideraban que las mujeres debían desarrollar sus

fuerzas físicas de la misma forma que los hombres y, por el otro lado, estaban quienes

clamaban contra las “deformaciones” que los ejercicios “violentos” introducían en la

delicada contextura femenina. Ella proponía una solución intermedia:

Al hablar de la mujer atleta, como representación del ideal en materia de educación

física, no debe pensarse en una gigantona, capaz de las más descomunales proezas, con un

par de brazos nervudos como los de un púgil, unas piernas llenas de protuberancias, un

tórax que parezca un mapa en relieve. Pero huyendo de semejante monstruo, tampoco hay

que caer en la triste languidez de las niñas pálidas, delgaduchas, enclenques, de ojos

moribundos, mejillas transparentes, y otras boberías de esta clase, so pretexto de defender la

dulce feminidad de la mujer.100

Los deportes femeninos debían ser aquellos en los que el cuerpo se agitara de “manera

armoniosa” y sin peligros: “Precisamente porque creo que la más subyugante manifestación

de vuestro encanto mujeril es la salud, el color de la vida, la flexibilidad del cuerpo, la

frescura de las carnes, la perfección de las líneas, la armonía de las formas, por eso os

recomiendo el ejercicio físico al aire libre”101

.

La participación de las mujeres en actividades deportivas generaba comparaciones

constantes con los Estados Unidos. Por ese entonces sectores intelectuales del país

discutían la hegemonía del país del norte como dominador de la política del hemisferio.

Luego de la etapa de antiamericanismo que despertó la perdida de Panamá, los letrados

lamentaban la continua pérdida de los valores latinos frente a los anglosajones. Dice El

Grafico con respecto a las deportistas estadounidenses: “Cada día nos da cuenta de lo que

98 Filina, “La mujer y el atletismo”, El Gráfico XV:703 (1924): 19. 99 Filina, “La mujer y…, 19. 100 Filina, “La mujer y…, 19. 101 Filina, “La mujer y…, 19.

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hacen las mujeres en los Estados Unidos y cada vez es mayor el asombro nuestro al pensar

en el avance conquistador del bello sexo. Las mujeres invaden todos los campos de la

actividad humana; se tornan parlamentarias, estadistas, negociantes, y nosotros – latinos de

los trópicos- todavía idealizando a las mujeres y pensando que ellas vinieron al mundo para

cumplir únicamente sacratísimos deberes domésticos, quedamos espantados ante estas

corrientes avasalladoras de feminismo. Así vemos, atónitos, que juegan foot-ball; que

boxean; que luchan y por último, que se entrenan en el difícil arte de la esgrima”102

.

A parte de la discusión que generó la participación de las mujeres en las prácticas

deportivas. Las mujeres fueron definitivas en el surgimiento del campo deportivo en dos

aspectos fundamentales: ser espectadoras de todos los torneos, campeonatos y “juegos

olímpicos” y ser consumidoras de una gran variedad de productos deportivos. En las

fuentes revisadas abundan secciones, anuncios y avisos publicitarios en los que se

promocionan una gran variedad de mercancías para “sport”. Los avisos están acompañados

de información como:

Ofrecemos hoy a nuestras lectoras tres encantadores modelos de sweaters para los

días de sport. Hoy día en que la cultura física ha adquirido una importancia tan esencial en

la vida misma de la mujer, los sports han venido a crear una nueva moda, implantando los

colores claros y las telas ligeras que permiten una mayor agilidad en los movimientos.

Como hay que atender al calor desarrollado por el ejercicio, los vestidos usados para el

juego deben ser lo más ligeros posibles, pero los sweaters deben ser de lana o de alguna otra

materia abrigada, ya que ellos están llamados a proteger el cuerpo después del ejercicio.103

La discusión sobre el papel de las mujeres en las prácticas deportivas permite sugerir que el

deporte empezó por estos años a surgir como un campo autónomo de la vida social. Las

mujeres, que en otros espacios sociales veían restringida su actividad, debido a la

continuidad de patrones culturales religiosos y el avance lento del proceso de

secularización, encontraron en el deporte un espacio en el cuál desarrollaron regularmente

actividades públicas. Aunque restringido a las élites, a las clases dirigentes y la pequeña

burguesía, las prácticas y los consumos deportivos mostrados anteriormente, son un buen

ejemplo de la manera como las mujeres contribuyeron al avance de los deportes modernos

en la ciudad.

102 Sin autor, “Deportes”, El Gráfico XIV:682 (1924): 9. 103 Sin autor, “Sweaters de sport”, Patria. Revista de ideas I:19 (1925): 23.

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2.2. Deporte y espacios urbanos

Es durante la década de los 20 que los espacios urbanos para la recreación y la movilidad

emergieron como lugar de interacción social104

. Su conexión con el deporte se articuló en

clubes y campos deportivos como escenarios de relación entre público y practicantes: “Los

campos de deporte invitan con su risueña verdura al olvido de las inquietudes ciudadanas, a

la desinteresada contemplación de la naturaleza, a una sana emulación, a un alto orgullo

que no se realizan infiriéndole heridas al contendor, sino arrebatándole la victoria por la

exaltación de la destreza, del valor y de la agilidad”105

. El deporte era visto como un

ejercicio para estimular la mente, un vehiculo para agilizar el contacto de los ciudadanos

con su entorno, en últimas, una manera de habituarse a una ciudad en fase de cambio y

transformación.

Los clubes fueron uno de los primeros espacios en los que el gusto moderno se desarrolló.

En un principio lugares exclusivos de la élite, tanto bogotana como extranjera, los clubes

contribuyeron al avance de la mentalidad capitalista. Nacieron por una necesidad de

distinción y diferenciación; en ellos, y alrededor del deporte, se empezaron a reunir las

clases altas y los sectores dirigentes del país: “Las carreras de caballos, la equitación y el

polo eran deportes asociados con la fundación de clubes exclusivos para los criollos más

ricos: el Club del Comercio en 1843, el Gun Club en 1882 y el Jockey Club en 1902. Al

hipódromo de Bogotá –Construido en el exclusivo sector de Teusaquillo, en un terrero

aledaño al ya desaparecido almacén “Sears” del barrio Galerías- asistía todos los domingos

la crema y nata de la aristocracia bogotana”106.

Por esa época también se fundaron el Anglo-American Club -dedicado al golf-, La

Magdalena Sport Club -fundado en 1924 y dedicado principalmente al tenis y la hípica-, El

104 “Para mediados de los años veinte los espectáculos deportivos; el baile, los paseos turísticos, el cine y los

carnavales se habían posicionado en Bogotá como actividades de entretenimiento masivo. Desde luego que

las diversiones públicas eran algo ya conocido en Bogotá desde antaño, pero estas se enmarcaban en una

sociedad cuyos tiempos venían dictados por los ritmos del campo, de la hacienda y de la iglesia. Una vida

relativamente quieta y rutinizada, que apenas era interrumpida por las fiestas patrias y religiosas, las corridas

de toros y las verbenas populares. De vez en cuando algún baile, algún paseo, alguna serenata, alguna tertulia,

ponían en suspenso los ritmos normales de una vida en la que el trabajo productivo ocupaba una posición

apenas marginal en la vida de sus habitantes.” Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…, 228. 105 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:1 (1924): 17. 106 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…, 231.

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40

Polo Club -primer lugar en el que se practicaron deportes como el polo, la hípica y el tenis-,

el Paper Chase Club, el América Sport Club y el Campo de la Merced, un lugar donde se

realizaban actividades lúdicas y deportivas, como el fútbol, la hípica, las revistas aéreas y

automovilísticas107

. Parece ser que la construcción del campo de la entretención fue, al

menos en principio, resultado de la necesidad de movimiento por parte de la élites. Son

ellas las que constituyeron un escenario en el cual, los lugares y espacios urbanos para la

diversión “legítima”, el movimiento y la práctica deportiva, empezaron a ser parte

fundamental del paisaje urbano y su cultura:

El Polo Club rayó a grande altura, como que es uno de los centros en que la cultura

bogotana tiene su mejor representación. En el atrio de Las Nieves fueron situadas bajo los

elegantes pabellones del Polo las principales autoridades, el Cuerpo Diplomático, las damas

invitadas y las delegaciones departamentales que iban a ofrecer coronas. El Ejército

formaba largas calles de honor. El Presidente González Valencia llegó escoltado por los

ginetes (sic) de la Escuela Militar y por los simpáticos clubmen que lucían a caballo su

vistoso uniforme sportivo. 108

El Polo llamado por sus socios “principal escenario deportivo del país”, fue el primer lugar

en el que se practicaron organizadamente deportes como polo, hípica y tenis, éste último,

desde una etapa muy temprana, practicado por mujeres y hombres. Se disputaban copas que

tenían trascendencia social, incluso los trofeos a los ganadores los entregaba el Presidente

de la república109

. El club participaba en escenarios de la política nacional; de hecho su

director, Emilio Cuervo Márquez, en un discurso con motivo de la donación de una estatua

hecha para la ciudad dijo:

Por hermoso contraste, que enaltece a la distinguida entidad que me ha honrado con

su representación en este acto, es el Polo Club de Bogotá, primer centro de sport de

Colombia, el que levanta una estatua a un hombre de pensamiento. Ni él empuña la espada,

ni su frente ostenta los laureles de sangrientas victorias. Las generaciones futuras se

descubrirán reverentes ante ésta magnífica obra de arte. Ella simboliza lo que es aurora y

lumbre, incendio de almas y germinar de soles: la idea! He dicho.110

107 Bogotá no era la única ciudad del país que vivía el fenómeno de la fundación de clubes deportivos. En

Cúcuta existía el Club Deportista: “Cada día se generaliza más, afortunadamente, la afición a los deportes en

todas las ciudades del país; la fotografía muestra la junta directiva y secciones de foot-ball, tennis, baseball y

ciclismo del Club Deportista de Cúcuta.” Sin autor, “Los deportes en Cúcuta”, El Gráfico, VIII:376 (1917):

s.d. Barranquilla, Mariquita con el Railway y Ropway Golf & Country Club y Medellín con el Club de Golf. 108 Sin autor, “Sucesos de la semana”, El Gráfico I:4 (1910): s.d. 109 “Ante la numerosa concurrencia, el domingo último tuvo lugar el juego final del torneo de Tennis de 1910.

El match de las señoritas fue jugado por las señoritas Julia e Inés Uribe Brigard. Venció la última. El señor

Presidente de la República entregó el premio correspondiente.” Sin autor, “En El Polo Club”, El Gráfico II:20

(1910): s.d. 110 Emilio Cuervo Márquez, “Discurso en nombre del Polo Club de Bogotá”, El Gráfico I:3 (1910): s.d.

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41

Los del Polo Club se enfrentaban a otros competidores en distintos eventos deportivos

como partidos de fútbol contra la escuela militar, o partidas de tenis contra miembros del

Tiro Club. De igual manera, los miembros del ejército celebraban encuentros con los

miembros de los clubes en disciplinas como tiro o hípica. Los encuentros se realizaban en

el “ground” de La Magdalena, el escenario más importante para la práctica deportiva

durante esos años: “Para decidir el campeonato de la “Copa Stronge” el Polo Club de

Bogotá organizó el domingo pasado una bella fiesta en el ground de La Magdalena, en

honor de las misiones especiales para la transmisión del mando. En las fotografías: tres

aspectos de la concurrencia y panorama durante el elegante té, servido en el ground de

tennis”111

. En los “festejos” realizados en el Campo de la Magdalena, participaba lo más

“exclusivo” de la incipiente clase alta bogotana, incluidos los “ministros”, es decir

embajadores de las distintas misiones diplomáticas estacionadas en Colombia. Dice El

Gráfico: “El domingo llevóse a cabo en el ground de la Magdalena con gran animación la

partida final para adjudicación de la Copa Stronge. En las fotografías aparecen: arriba los

jugadores: en el centro una instantánea durante la partida y abajo la Señora Urquhart,

esposa del Sr. Encargado de Inglaterra, entregando la copa a los vencedores, Sres, de la

Torre, Valenzuela, Santamaría y Samper.”112

Otro de los escenarios de sociabilidad de notable importancia en esos años fue el Country

Club de Bogotá, fundado en 1917 por Joaquín Samper, y que desde su constitución fue

escenario de reunión de sectores elitistas de la sociedad. Nos dice Patria sobre su fundador:

“Es don Joaquín Samper uno de los hombres más ocupados de la ciudad. A su cargo, bajo

su dirección están empresas de enorme volumen. La Empresa Eléctrica, una de ellas, da

idea de la importancia de los negocios que lo ocupan”113

. Samper era el encargado de

dirigir los destinos del club y tenía como meta el progreso, el avance y el

perfeccionamiento de las prácticas allí realizadas: “No se le escapa un detalle que pueda

influir en el progreso del Country y del golf en sí. Gracias a eso todos alaban la hora en que

se le puso a la cabeza del club y esperan y confían en que allí se quede muchos años en la

111 Sin autor, “Notas Gráficas”, El Gráfico IX:428 (1918): s.d. 112 Sin autor, “Notas Gráficas”, El Gráfico IX:456 (1919): 56. 113 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:2 (1924): 17.

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42

seguridad de que con él, día por día el Real y antiguo juego [el golf] progresará

inconteniblemente en esta ciudad”114

.

Alrededor del golf, empezó a construirse una afición deportiva que involucró a varios de

los más destacados protagonistas de la vida social bogotana. Desde su sede original,

ubicada en la calle 53, el Country se convirtió en el Club más exclusivo de la ciudad basado

en la promoción de la práctica del deporte de los palos:

Cada día, afortunadamente, se acentúa entre nosotros el gusto por los deportes al

aire libre, de tan benéficos resultados para quienes los practican. Últimamente se ha

desarrollado la afición por el golf (el juego predilecto del Presidente Wilson) y hoy son

muchas las personas, damas y caballeros, que dedican algunos ratos a tan atrayente y

saludable juego. Agrupamos en esta página algunas instantáneas tomadas en estos días en el

ground del Country Club, donde se han jugado interesantísimas partidas.115

Muchos personajes de la élite bogotana empezaron a ser reconocidos por su afición al golf,

un ejemplo excelente de lo anterior es el de Alfonso Villegas Restrepo, destacado periodista

de la época que, entre otros cargos, ocupó la dirección del periódico El Tiempo, del que

fuera fundador. En celebración de su afición, Ricardo Rendón le realizó una caricatura que

El Gráfico reseñó como: “Alfonso Villegas Restrepo- Quien ha demostrado que es tan hábil

114 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:2 (1924): 17. 115 Sin autor, “Notas Gráficas”, El Gráfico CLVIII:471 (1919): 166.

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43

en los deportes físicos como en las labores de prensa. Vencedor de un match de golf, ganó

la copa <<Enrique Reyes>> y fue obsequiado por diversos grupos de amigos con

espléndidos banquetes”116

.

Dentro de los espacios de sociabilidad que adquirieron mayor importancia, y en los que se

desarrolló una cierta demanda social a favor de los espectáculos deportivos, debe

mencionarse a los grounds de la Merced y de la Magdalena; que aparte de cumplir su

función principal como hipódromos, eran utilizados para practicar otros deportes como el

fútbol. Las carreras de caballos no eran una novedad en Bogotá, de hecho existían desde la

colonia; en cambio sí era novedoso que alrededor de ellas se racionalizaran y sofisticaran

reglamentos, asociaciones, consumos, agentes y prácticas de una manera burocrática y

organizada.

La racionalización de las prácticas deportivas implicó el desarrollo de una transformación

en el paisaje urbano; el hipódromo y la construcción del parque Luna Park impulsaron el

avance de los deportes organizados en la ciudad:

116 Ricardo Rendón, “Alfonso Villegas Restrepo”, El Gráfico XLVII:466 (1919): 123.

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44

Bogotá, la urbe melancólica y grave, tan falta de sitios de diversión, contará muy

pronto con uno muy elegante, “Luna Park” el extenso y hermoso parque de recreo que

actualmente construye la compañía de desarrollo urbano en la parte sur de la ciudad, y en el

cual habrá campos especiales para “foot-ball”, “Tenis,” “Polo,” etc., fuera de un pintoresco

lago para el deporte del remo. 117

El lugar no sólo servía para la práctica de los deportes, también se convirtió en un espacio

para la celebración y la diversión. El 20 de julio de 1921, en sus instalaciones, se desarrolló

la fiesta de Independencia, con una batalla de flores patrocinada por la compañía de

desarrollo urbano, en ella participaron carruajes adornados y carros particulares: “Más de

ochenta automóviles y coches tomaron parte en el concurso abierto por los organizadores

de la batalla de las flores para premiar al vehiculo mejor adornado. El numeroso y selecto

público que asistió a la fiesta aplaudió entusiasmado los elegantísimos arreglos de los

vehículos”118

. Bourdieu indica que el desarrollo de “los gustos” tiene que ver con la

existencia de bienes que se pueden clasificar entre “bonitos” y “feos” o “exclusivos” y

“Vulgares”, y que al mismo tiempo sirvan como clasificantes y jerarquizantes119

. Para el

caso del Luna Park, el bien antecedió al gusto, que es en general lo que ocurre:

Así, comprender los gustos, hacer la sociología de lo que tiene la gente, de sus

propiedades y de sus prácticas, es conocer las condiciones en las cuales se producen los

objetos que se ofrecen, por un lado, y por otro, las condiciones en las que se producen los

consumidores. Así, para entender los deportes que la gente practica, hay que conocer sus

disposiciones, pero también la oferta, que es producto de invenciones históricas. Esto

significa que en otra situación de la oferta el mismo gusto habría podido expresarse

fenoménicamente con prácticas muy diferentes aunque fueran equivalentes desde el punto

de vista estructural.120

Las temporadas de carreras hípicas que se realizaban en febrero y en agosto, eran un

espacio de reunión de espectadores, practicantes y aficionados: “Varias instantáneas

tomadas en las carreras del domingo con las que se inicia la nueva temporada que promete

ser muy atrayente. El público salió muy satisfecho y la fiesta resultó de una elegancia y

aristocracia extraordinaria”121

. Tal era el lucimiento y la elegancia que se respiraba en el

“evento social” que era posible usar metáforas hípicas para cortejar:

117 Sin autor, “Notas gráficas”, El Gráfico LIV:542 (1921): s.d. 118 Sin autor, “La batalla de flores”, El Gráfico XI:560 (1921): 152. 119 Pierre Bourdieu, “La metamorfosis de los gustos”, Sociología y cultura (México, D.F.:Grijalbo,1990), 181. 120 Pierre Bourdieu, “La metamorfosis…, 186. 121 Sin autor, “Notas gráficas: Las carreras del domingo”, El Gráfico LII:515 (1920): 233.

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45

EN LAS CARRERAS

(A Dulcinea del Hipódromo)

Por el hípico afán estremecida

treme la tierra, y tú, bella señora,

vibras, cuando pareja pifiadota

parte, en pos del laurel, a lid reñida.

Al afanoso ritmo de la brida

muévese tu ansiedad y al potro implora…

Todo en la tarde cálida y sonora

Alienta en sacra plenitud de vida.

¡Cómo en fervor enciéndese el torneo

ante la palidez de tu semblante!

Mas ya la lid frenética no veo

Ni ayuda a la carrera mi deseo,

Pues aunque mi corcel llegue triunfante

Tuya será su gloria y su trofeo.122

Los clubes , hipódromos y campos deportivos fueron un escenario prioritario para el avance

de los deportes y el surgimiento del campo deportivo en la ciudad. La necesidad de

movimiento, la cinética y la velocidad sumados a la racionalización de las prácticas

deportivas convirtió a la “diversión de las élites” en los campos de “sport” en algo mucho

más complejo; un incipiente escenario de confrontación entre agentes. Un campo en el que

empezaba a gestarse un espacio de competencia y distinción social.

2.3. Deporte, trabajo y productividad

La tercera faceta importante del deporte durante los años 20 es la asociada a la economía y

la productividad. En especial de los sectores obreros y trabajadores. El trabajo asalariado

urbano impactó las dinámicas sociales de la ciudad. La fábrica se convirtió en un escenario

de control de los cuerpos. El deporte debía servir para alejar a las masas de trabajadores de

los perjudiciales “vicios”:

Pero con el nacimiento del trabajo asalariado se hizo evidente la necesidad de

adaptar los espectáculos deportivos a la estructura capitalista. El deporte podía servir como

elemento importante de una tecnología de gobierno dirigida hacia el disciplinamiento de los

cuerpos, sobre todo de los obreros y de la emergente clase media urbana. Tal vez los valores

del fair play podían servir ahora como práctica educativa de las masas, evitando que los

obreros emplearan su tiempo libre en la holgazanería o en el consumo de chicha, al mismo

122 Alfonso Quijano, “En las carreras”, El Gráfico IL:493 (1919): 276.

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tiempo que se capacitaba a los más jóvenes en las reglas de la “sana competencia” que

demanda la economía de mercado.123

Aunque en general se puede pensar que los discursos del trabajo moderno lograban

consenso, no todos los sectores sociales compartían una visión optimista con respecto al

mismo124

. En algunos casos, había desacuerdo frente a la visión que presentaba el trabajo

urbano como la salvación de los hombres y el camino seguro al progreso y desarrollo.

Patria, compartía la visión de algunos miembros de la sociedad conservadora, pensaba que

el trabajo en la fábrica estaba lleno de miserias melancólicas y que provocaba

“aturdimiento”:

Hay una evidente confusión en lo que llamamos actividad del hombre. Por todas

partes encontramos movimiento, prisa, pero no quiere decir que se encierra en estos actos lo

que la vida exige. […] Las urbes producen, además del desgaste nervioso, aturdimiento; en

el ajetreo de la absorbente ciudad se pierde el animo y las pasiones se inflaman. Los que se

suponen de una envergadura perfecta, triunfante de todo, no son más que aturdidos y

agitados. La política, el amor, la riqueza, la gloria engendran en el aturdimiento y en la

barahúnda. Por eso, cuando se sale de las multitudes urbanas al silencio de los campos el yo

recobra su imperio. El trabajo de la ciudad es como un trasegar mecánico, rudo y cruel;

nadie hallará en su orbita, ni alegría, ni retozo; por él la humanidad no alcanzó jamás

conquistas magnas.125

La nueva dinámica del capitalismo burgués redimensionó el papel de sectores excluidos,

dándoles otro carácter y otra identidad asociada al trabajo en la fábrica. Los obreros eran

ciudadanos con necesidades novedosas. Para poder trabajar adecuadamente había que

tomarse horas de descanso apropiadas. La “vida sana” era un eslabón más de la “cadena

productiva”. Patria, en su sección sobre cultura física126

, decía: “Cuando el cuerpo está

desfallecido, cansado y perezoso debe tenerse en cuenta que éstos son los primeros

síntomas del envenenamiento orgánico. Es que la sangre está viciada y ya no contiene los

123 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…, 232. 124 El trabajo no fue el único tema de discusión y debate público. Muchas cuestiones de la vida nacional se

discutían, lo que era comprendido como parte del proceso de dinamismo y cambio de la sociedad: “El

dinamismo actual está produciendo choques inevitables. En el mundo entero y en todo orden de

manifestaciones se están enfrentando las modalidades nuevas a las instituciones viejas Qué será de un país

como el nuestro en donde están éstas consagradas con el prestigio de la vejez. Ya que estos conflictos son

inevitables, que no son sino una manifestación natural, considérese con reflexión, con serenidad; resuélvanse

con equidad; a cada cual lo suyo. Así contemplados, lejos de ser un mal, generan en bien: el incalculable del

avance. Lo esencial es resolverlos en el sentido más acorde con lo que el país necesita, con lo que tienda a su

mejoramiento.” G.J. Rodríguez, “Por los estudiantes”, El Gráfico LIV:535 (1922): s.d. 125 Sin autor, “El hombre deportista”, Patria. Revista de ideas III:56 (1925): 24. 126 Una sección dedicada, entre otras cosas, a presentar ejercicios de “gimnasia femenina”, consejos sobre

alimentación, actividad física y salud.

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47

elementos necesarios para mantener vivo el espíritu y alimentar el vigor y la energía del

cuerpo. Trabajar en estas condiciones viene a ser un verdadero sacrificio”127

. Una expiación

para la que los obreros se debían preparar en cuerpo y espíritu: “No hay función más

interesante para el progreso, que el descanso”128

.

El desarrollo y el progreso económico estaban relacionados con el aporte de las clases

proletarias y obreras. Las obras sociales para los trabajadores, la construcción de barrios

obreros, la regularización de las horas de trabajo, el mejoramiento de la vida material y la

educación eran motivo de preocupación para algunos sectores dominantes:

Al mejoramiento de la vida material del obrero, conseguida con la dotación de

habitaciones sanas, con la elevación equitativa de los salarios, con la humanitaria

disminución de las horas de trabajo, es preciso que corresponda un armónico desarrollo de

sus capacidades que le permite no solamente aprovechar éstas hasta el máximo de eficacia,

sino hacer para el patrón más productiva su labor uniendo en uno solo, intereses que

siempre han debido marchar paralelamente.129

La eficacia era un elemento fundamental. Las visiones sobre los trabajadores giraban sobre

la idea del “mejoramiento” de la capacidad productiva. Solo cuando se estaba en plenitud

de condiciones, y se disfrutaba de una calidad de vida superior, se podía trabajar de una

forma adecuada, es decir, rendir: “Creo que el reposo no merece tal nombre ni produce sus

efectos, sino cuando va del trabajo a la distracción, al juego, al deporte, a un movimiento

sin finalidad práctica, que no sea de manera alguna obligatorio, y que podamos suspenderlo

en cualquier instante”130

. Casi simbiosis, la relación entre descanso y productividad, estaba

mediada por la eficacia de las estrategias y tecnologías de gobierno. Para tener buenos

obreros había que darles, al menos en teoría, la mejor calidad de vida posible.

La relación con el trabajo es un ejemplo de la forma en que la clases dirigentes de la

ciudad, aceptaron el deporte como un mecanismo apropiado para mejorar la vida de los

obreros. Mediante el desarrollo de actividades físicas y espacios “adecuados” para la

recreación, se podía, al menos en teoría, fortalecer el proceso productivo de las nacientes

fábricas urbanas.

127 Sin autor, “Cultura física”, Patria. Revista de ideas II:52 (1925): 14. 128 Armando Solano, “El descanso anual”, Patria. Revista de ideas III:55 (1925): 19. 129 Jack, “Por los obreros”, El Gráfico XIV:669 (1922): s.d. 130 Armando Solano, “El descanso anual”, Patria. Revista de ideas III:55 (1925): s.d.

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2.4. Deporte, raza y nacionalismo.

La cuarta dimensión del deporte en los años 20, es la que se establece en conexión con los

debates sobre la raza y la nacionalidad. A menudo los intelectuales que hablaban sobre el

deporte lo hacían refiriéndose a estos dos aspectos. Solano, sobre la raza, dice: “Los

deportes embellecerán nuestras razas, agotadas por la inacción, deprimidas por el

raquitismo, agobiadas por una adiposidad antiestética. Las colonias extranjeras y una parte

numerosa de nuestra mejor sociedad, frecuentan asiduamente los terrenos deportivos y

encuentran allí un sitio de ameno y útil compañerismo”131

. El debate sobre la raza era

central en la época, no sólo en los círculos intelectuales, sino también en los políticos y en

los médicos en los que la discusión sobre el mejoramiento de la raza estaba vigente y

atravesaba la mayoría de las discusiones. El campo intelectual fue escenario privilegiado de

esa disputa. En ese momento había al menos dos clases de discursos diferentes sobre el

tema. Un sector de la intelectualidad que incluía a personajes como Laureano Gómez,

Miguel Jiménez López, Aquilino Villegas, Carlos E. Restrepo, Luis López de Mesa, Jorge

Eliécer Gaitán y Armando Solano sostenía que la “degeneración racial” era la principal

causa que explicaba el “atraso” de la sociedad. Por otra parte, había quienes no compartían

esa idea: “No todos compartían el mismo concepto. Un articulista de El Gráfico invertía el

argumento: la pobreza no era el resultado de las deficiencias raciales; por el contrario, era

ella la <<causa de las causas de toda degeneración y de todo decaimiento>>”132

.

El deporte se prestaba para promulgar la unión de las razas y los pueblos pero también para

estimular las diferencias entre ellos. Patria, al comentar una competencia de baile de

resistencia, decía con respecto a la diferencia entre los pueblos latinos y los pueblos

anglosajones:

A pesar de que no han escaseado los comentarios sobre el espectáculo lamentable

que hemos tenido y que concluyó con la caritativa intervención de unas almas piadosas, que

hallaron el modo de impedir que cinco parejas de bailarines se suicidaran danzando, vale la

pena dejar constancia de la penosa impresión que produjo en Bogotá, que es por lo menos

una ciudad sentimental, esa fiesta inculta, de pura fortaleza física, que carece del prestigio

de la gracia, de la belleza y de la habilidad. No puede haber armonía, ritmo ni cadencia de

ninguna clase; no puede haber atracción ni deleite espiritual en un trabajo como éste, no

solamente duro sino cruel, no solamente desapacible sino antiestético y grotesco. Para

131 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:1 (1924): 17. 132 Ricardo Arias, “Los leopardos”…, 163.

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quienes piensan que esta vieja tesis que algunos sostenemos, acerca de la incompatibilidad

fundamental entre la índole sajona y la de los pueblos de filiación latina más o menos

remota, ahí está, este ejemplo impresionante. El baile de resistencia es un deporte, una

distracción o un negocio de marcada fisonomía norteamericana. En los Estados Unidos el

temple de las almas se juzga por la resistencia a lo monstruo, a lo exagerado, en el mundo

físico. 133

La cita permite ver como Solano presentaba a los pueblos latinos “espirituales” en clara

oposición a los anglosajones que considerada herederos de una tradición basada en la

fuerza, algo que se enfrentaba a “nuestra” raza de una manera física y moralmente

peligrosa134

. Continúa el mismo artículo: “Siéntese el hombre no sajón, es decir, no

contaminado por la manía de lo gigantesco, de lo enorme, como un huésped extraño,

desamparado, en una vasta y fastuosa construcción, hecha para fines mercantiles o para dar

una sensación de fuerza, de riqueza, de poderío, deslumbrante”135

. El pasaje constituye un

ejemplo del carácter puritano, confidencial e íntimo que le atribuía un intelectual

centenarista como Solano a los “ideales” del hombre latino: “El rascacielos no será nunca

nuestro ideal arquitectónico, así como el atleta no será nuestro ideal de hombre”136

.

El toreo, tradicional diversión española con aire colonial, que contaba con una feria urbana

que se realizaba en el mes de mayo, era un espectáculo tradicional de esparcimiento y

entretención. La fiesta brava perdía importancia a principios de la década de los veinte, al

menos en parte, por el desarrollo de otras actividades como el pugilato, las carreras, el tenis

y el fútbol: “Aquí, aun la afición por los toros, que ha sido muy fuerte, que reside en la

sangre misma y ha perdurado a través de muchas vicisitudes, parece estar en inminente

peligro de ser desalojada por la pasión exótica del boxeo”137

. Esa “pérdida” de espectadores

frente a las disciplinas mencionadas, fue vista despectivamente y provocó uno de los

debates más intensos e interesantes en relación con el deporte y la raza:

La corrida de toros es cruel con los animales, pero es brillante; llámase fiesta con

razón: Fiesta española, fiesta nacional. Fiesta del valor es el grito con que la saluda

“Escamillo” en su famosa canción. En cambio del boxeo, en que los luchadores ciertamente

despliegan mucho valor y presencia de ánimo ¿quién se atrevería a decir que es una fiesta?

En los toros el sol, la alegría de la concurrencia, la forma de circular de la plaza, el paseo

133 Armando Solano, “El baile de resistencia” Patria. Revista de ideas II:43 (1925): 19. 134 Ricardo Arias, “Los leopardos”…, 163. 135 Armando Solano, “El baile de resistencia”…, 19. 136 Armando Solano, “El baile de resistencia”…, 19. 137 El Dr. Mirable, “Su excelencia el Musculo”, Cromos XIII:303 (1922): 246.

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triunfal de la cuadrilla con todos sus adláteres, las vestiduras de los toreros, la elegancia de

las ceremonias, la salida del toro, la gracia de las suertes, los diversos aspectos de la lidia,

descontados los tormentos del animal, son poderosos elementos de belleza que hacen del

conjunto un verdadero juego olímpico lleno de esplendor.138

La fiesta brava, más cercana a la “raza colombiana” por su herencia española, resultaba una

diversión que representaba verdaderamente el espíritu nacional. Era una entretención válida

y no una muestra del “fastidioso extranjerismo”, que era la forma como algunos

intelectuales consideraban al deporte. Ricardo Arias muestra como la llegada de capitales

extranjeros y la perdida de Panamá generaron en sectores intelectuales del país inquietud

por la posible “perdida de identidad” frente a los Estados Unidos, que se reconocía como la

potencia hemisférica pero que era mirado con recelo por su actitud imperialista139

. El

“nacionalismo criollo”, común en la economía, el gobierno y la política exterior, también se

manifestó en el campo deportivo donde algunas prácticas eran comúnmente relacionadas

con la pérdida de las costumbres nacionales. Irónicamente nos dice la revista El Gráfico,

refiriéndose a las airadas protestas que la llegada del toreo despertó en Francia:

Las corridas van a hacer olvidar su hermosa lengua a los franceses, porque ya no

dicen ellos “taureaux sino toros, ni amateurs sino aficionados, y pronto se curarán de

llamar toreadors a los toreros y de exclamar ¡Ollé, ollé! en vez de ¡Olé! al referirse a

España” Desgracia grande que estas cuatro miserables palabras españolas consigan lo que

aún no han logrado match, round, pitch, hit, goal, ready y otros mil terminachos ingleses

importados por los boxeadores y los deportistas, sin hablar de monstruos como stopper,

verbo forjado a la francesa del británico to stop! ¡Oh, el mal que España está causando en el

mundo civilizado es inmenso al infestar a la Francia boxeadora y angliparlante con los toros

y con cuatro palabras castellanas!140

Con ocasión de la tradicional Fiesta de los Estudiantes, realizada en septiembre de 1922,

los cronistas consignaron con una mezcla de altivez y prejuicios la alegría “sonora” del

carnaval y la celebración. Consideraban un ejercicio de “noble caballería” y “excelso”

nacionalismo que los estudiantes dedicaran tiempo a un festejo verdaderamente “patrio” y

138 Sin Autor, “Toros y Boxeo”, El Gráfico XI:565 (1921): 234. 139 “En el continente latinoamericano, la hegemonía norteamericana se hizo sentir en todos los planos,

sustentada, en muchas ocasiones, en una política imperialista. Para los países de la región, Washington se

había convertido en el primer socio comercial y en el principal inversionista, pero presentaba, además, una

gran amenaza: si sentía que sus intereses estaban amenazados, el gobierno norteamericano no dudaba en

recurrir a la “diplomacia del gran garrote” (big stick diplomacy), bajo el amparo de la cual se llevaron a cabo,

sobre todo en la segunda y tercera décadas del siglo XX, numerosas intervenciones en el Caribe, en

Centroamérica y, como ya lo sabían de sobre los colombianos, en Panamá, en la primera década.” Ricardo

Arias, “Los Leopardos”…, 150. 140 Sin autor, “Toros y Boxeo”, El Gráfico XI:565 (1921): 234.

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lleno de color en una ciudad tan gris como Bogotá. En últimas, era darle un poco de alegría

a la ciudad melancólica mediante el culto al valor típico de la raza latina y la herencia

española, que para el caso específico de esas festividades se expresó mediante el toreo:

Como un culto al valor y a la raza, este año los deportes sajones cedieron su puesto

a las corridas de toros. Nuestra sangre española que gusta dejarse dominar por la atracción

exaltadora de la fiesta cálida y dócilmente cede al ancestral legado de los conquistadores,

gritó con viril ardor en los corazones juveniles y sobre las arenas del circo la tropa

estudiantil demostró que la estirpe gloriosa de los hijos de Santiago de Compostela y

Salamanca, florece vigorosamente en los nietos ultramarinos que saben, como sus abuelos,

lo mismo consumirse en largas vigilias sobre los textos que rondar a las mozas y desafiar

las fieras.141

Una de las discusiones más interesantes que se presentó en la década de los veinte en

relación con el deporte y la raza fue la que generó la pelea por el campeonato mundial de

boxeo entre Jack Dempsey y George Carpentier. Realizada frente a 91 mil personas en el

Boyle’s Thirty Acres de Jersey City, cerca de Nueva York, la pelea fue presentada como

una batalla de “civilizaciones” en ambos lados del Atlántico. El francés Carpentier, que

había sido héroe durante la primera guerra mundial y era calificado por personajes de la

talla de Bernard Shaw como el “más grande boxeador del planeta” cayó derrotado en el

cuarto round. La pelea fue presentada por la revista El Gráfico así:

Lucha de razas, lucha de hombres, lucha de pueblos o afán de lucro, el torneo de

hoy no es en ningún caso una bella manifestación de cultura. Cuan lejos de los nobles

torneos medievales, cuando los caballeros, calada la visera entraban al circo con los labios

florecidos de risas y los ojos encendidos de fuego por una dama cuyo corazón era el único

premio. Ahora los pugilistas de Atlantic City, terminada la lucha, tendrán como sola

recompensa un cheque por unos cuantos miles de dólares. 142

Para la prensa colombiana Dempsey era un “salvaje”, típico representante del gusto y la

estética estadounidense: “Viendo los retratos de los dos contendores, se piensa acaso el

único lecho digno del hombre que lleva en sus espaldas el honor y el prestigio yankis, no

puede ser otro sino una de aquellas amplias sabanas americanas donde el salvajismo

civilizado extirpó traidoramente a los pieles rojas”143

, mientras que Carpentier representaba

lo apolíneo, grácil y gentil de la raza latina: “En cambio Carpentier, el efebo boxeador,

141 Sin autor, “La fiesta de los estudiantes”, El Gráfico XIII:616 (1922): 252. 142 Sin autor, "La gran lucha de hoy por el campeonato mundial de boxeo", El Gráfico XI:557 (1921): 106.

Aunque la mayoría de las fuentes de la época hablan de Atlantic City, la pelea en realidad se realizó en Jersey

City muy cerca de Nueva York. 143 Sin autor, "La gran lucha de hoy por el campeonato mundial de boxeo", El Gráfico XI:557 (1921): 106.

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podría reposar tranquilamente sus fatigas sobre el regazo de una midinette frágil y

graciosa”144

. La lucha de “razas” era entre el “gallo galo” fino y pulcro, y el “búfalo”

norteamericano tosco y fanfarrón.

Ante la contundente derrota de Carpentier, el boxeador argentino Luis Ángel Firpo se

convirtió en la esperanza de la raza latina. El “toro salvaje” de las pampas, fue el primer

boxeador latinoamericano en pelear por un título mundial el 14 de septiembre de 1923. En

una famosa y controvertida pelea realizada ante 90 mil personas en el Polo Ground de

Nueva York, considerada una de las mejores de la historia, Firpo sacó del ring a Dempsey

quien se recuperó y posteriormente lo noqueó: “El encuentro Dempsey-Firpo, eclipsará el

esplendor que aún queda del match Dempsey-Carpentier, porque será la lucha de dos razas,

impelidas otra vez a chocar, como dos rocas, en la personalidad de sus bruscos

campeones”145

. Como se ve, la batalla de las razas era algo inevitable. El intervencionismo

norteamericano había logrado despertar un furor nacionalista en toda América latina. Firpo

era considerado por los cronistas el “campeón de las razas ibero-americanas”, para los

latinoamericanos que se informaron de la pelea fue motivo de un inmenso orgullo:

<<Salve pujante macho, vigor de primavera>>. Con este verso áureo de Guillermo

Valencia pueden hoy saludar los pueblos de Latino-América a su invicto campeón Luis

Angel Firpo […] ¿Y qué dirán de esto los yankis, los todopoderosos ciudadanos yankis, al

ver caer así, en dolorosa sucesión, sus más esforzados púgiles ante el poder naciente del hijo

de la América Latina? […] Glorioso sería para la América de Colón salir definitivamente

avante en el más sensacional torneo de los tiempos que corren. Ella presentará a la lucha su

noble campeón, ya blasonado por la gloria de sus magníficos triunfos, y con él realizará

sobre el improvisado palenque, quizá el último esfuerzo, el más trascendental de todos, para

arrebatar de manos de la raza sajona el cetro de la fuerza.146

El resultado de la pelea fue publicado por la revista El Gráfico tan sólo un día después, el

15 de septiembre de 1923. Vía “cable” se comunicó a los lectores la derrota del argentino.

Carlos Puyo Delgado sirvió como corresponsal en la pelea, el 6 de octubre de 1923 la

revista publicó su reseña titulada “El encuentro Dempsery – Firpo” en la que resalta una

foto en compañía del “campeón” latinoamericano y una narración muy completa de todos

los pormenores del “match”147

. “The battle of the Century” como la calificó Puyo,

144 Sin autor, "La gran lucha de hoy por el campeonato mundial de boxeo", El Gráfico XI:557 (1921): 106. 145 G.P.C., “Campeonato mundial de boxeo”, El Gráfico XIII:651 (1923): 809. 146 Sin autor, “Panorama mundial”, El Gráfico XII:652 (1923): 823. 147 Carlos Puyo Delgado, “El encuentro Dempsey – Firpo”, El Gráfico XIV:664 (1923): 1020.

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contribuyó a aumentar el furor por el boxeo que por esos días se encontraba en el apogeo de

su llamado “boom”.

Una de las primeras peleas que se realizó en Bogotá entre el campeón nacional Rafael

Tanco y el norteamericano Benjamin Brewer también provocó manifestaciones de

nacionalismo y reflexiones sobre el carácter de las razas. Personajes como Mario Rivarola

consideraban que “Es un postulado nacional el que la primera y más urgente medida que

debe adoptarse para conjurar el desfallecimiento de nuestra agrupación étnica, es la

fortificación de su organismo por medio de un sistema de educación física que vigorice el

cuerpo y lo haga más apto para la convivencia social”148

. De ahí que la derrota del

“campeón bogotano” fuera recibida con decepción:

El latino siente, el yanqui calcula; el latino idealiza, el yanqui multiplica; el latino

tiene vanidades del corazón y vibraciones tremulentas de los nervios; el yanqui presiente las

consecuencias de la vida y es impasible ante los veleidosos bamboleos de las situaciones; el

latino vive por dentro; el yanqui por fuera; en un alma vibran cuerdas de violoncelo y notas

suaves y tibias de primavera; en la otra, secas resonancias de bombo y ateridas divagaciones

de invierno; dentro de éste palpita Edison con su cortejo de fórmulas físicas, y dentro de

aquél bulle Lamartine con sus fragantes guirnaldas de rosas; aquel organismo espiritual

tiene miras precisas, inequívocas; sus versos son ecuaciones y sus palabras de amor,

puñados de águilas de oro; este otro es optimista, metafísico; sus triunfos llevan un ujier que

es el corazón y van sobre un corcel fugitivo, que es el pensamiento. Aquí hay un alma, allí

un método; aquí palpita la vida en una apoteosis de misticismo y poesía; allí también palpita

pero con turbulencias de gigante y con la exactitud de lo premeditado y de lo consciente.149

La raza fue un tópico fundamental de las discusiones sobre el deporte y su importancia. El

afán de conseguir triunfos que tuvieran “trascendencias de raza” y que sacudieran al país y

el continente del domino estadounidense implicó que, en algunas ocasiones, el deporte

fuera visto como un escenario en el cual la raza latina podía demostrar su valía y

superioridad frente a la sajona. En otras ocasiones, la discusión se planteó en otros

términos; no había necesidad de triunfo, la prioridad era evitar que las “odiosas”

costumbres de los norteamericanos se impusieran a las tradiciones y herencias latina y

española.

148 Mario Rivarola, “Reseña deportiva”, El Gráfico XV:701 (1924): 5. 149 Carlos E. Ortiz, “El triunfo del yanqui”, Cromos XII:282 (1921): 276.

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2.5. Deporte y salud.

La salud y su relación con el deporte fue motivo de reflexión por parte de periodistas,

intelectuales, comerciantes y médicos. Temas como la educación de los jóvenes y los niños,

la higiene, el cuidado del cuerpo y la belleza son notorios en las publicaciones de la época.

El deporte era exaltado por sus cualidades físicas, higiénicas y morales. En un artículo

titulado “Los deportes y el mal humor”, Patria dice: “Para la juventud no se conoce nada

más sano ni ennoblecedor que el cultivo oportuno de los deportes. Ellos preparan los

cuerpos robustos en que las almas y las mentes del mañana podrán ser también sanas. Así

las sociedades y los pueblos se harán más fuertes y por consiguiente más felices”150

. La

práctica deportiva se presentaba como un elemento fundamental de la nueva vida social, se

hablaba de emulación, de sana competencia, de ideal de juventud:

Es innegable que la afición a los ejercicios corporales reglamentados hábilmente y

practicados con método, mejora el tipo humano. Tienen, además, los deportes, la ventaja de

distraer a los jóvenes en una actuación agradable que les pone al margen de peligros de

orden moral inherentes a la juventud. Pero todas esas consideraciones y ventajas no pueden

justificar el hecho de dar a los bellos ejercicios otra significación que la que tienen, esto es:

la de construir una educación física que estimulada por pundonores puramente deportivos,

contribuya al bien social y no sea en manera alguna motivo de antagonismos violentos o de

enconos lamentables. El encono y la violencia son absolutamente contrarios al sentido y al

espíritu del verdadero deporte, donde la emulación ha de ser un valor armónico.151

Bogotá era una ciudad que aumentaba sus índices de crecimiento demográfico, en

incipiente transformación urbana y con crisis sanitarias difíciles de resolver. Las teorías

médicas indicaban que la mejor manera de vivir era haciéndolo sanamente y para eso había

que usar el descanso y el deporte como forma de cultivar la salud: “Hacer poco ejercicio es

malo; hacer demasiado, también. Cada persona posee una capacidad deportiva que

conviene satisfacer; pero no rebasar, si se aspira a que no se convierta en causa de crueles

dolencias”152

. Para Néstor Forero Morales “el sport” era una práctica común de las

sociedades sanas, las sociedades enfermas, a pesar de todas las bondades de la actividad

muscular no encontrarían en ella ninguna cura:

Se cree que el sport cura a las personas y reforma las razas. Es posible: la moda del

sport ha sacrificado a muchos infelices, para los cuales el atletismo significaba tuberculosis.

150 Sin autor, “Los deportes y el mal humor”, Patria. Revista de ideas III:60 (1925): 27. 151 Sin autor, “Los deportes y…, 27.

152 Sin autor, “La alimentación y el ejercicio”, Patria. Revista de ideas III:72 (1926): 28.

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Hay casos en los que la higiene mata. La opinión de que los griegos fueron grandes por

hacer gimnasia resulta pueril. Al contrario: hacían gimnasia porque les sobraba vitalidad. La

barra y el disco son para los robustos; la salud individual o colectiva, como la inocencia, no

se recobran nunca del todo, y el sport es una cataplasma poco eficaz para torcer el destino

de los pueblos.153

El deporte era una preocupación de fisiólogos, psicólogos, higienistas y hombres de Estado

que en su labor de mejorar la salud, estimulaban sus prácticas. La “formación de los nervios

y los músculos” necesitaba primero una alimentación sana, saludable y ligera que se sumara

a la práctica de distintos deportes. La industria de la salud y los medicamentos fue la que,

en primera instancia, reconoció la importancia del deporte como vehiculo comercial y

como pedagogía del cuerpo.

A mediados de los años 20, el deporte espectáculo se usó como publicidad para promover

la salud y la vida sana, además de estimular las ventas de alimentos y medicinas154

. Decía

un anuncio de Cafiaspirina de Bayer publicado en Patria: “Hay deportes que exigen hasta

el último átomo de energía. A veces, después de un esfuerzo así, sobrevienen

153 Néstor Forero Morales, “La gloria del sport”, El Gráfico XIII:619 (1922): 302. 154 “La emulación, el estímulo, los grandes premios, los laureles gloriosos, han desarrollado cada vez más las

actividades físicas, hasta llegar a una época como la nuestra, que bien pudiera calificarse de era deportiva.

Para la juventud no se conoce nada más sano ni ennoblecedor que el cultivo oportuno de los deportes. Ellos

preparan los cuerpos robustos en que las almas y las mentes del mañana podrán ser también sanas. Así las

sociedades y los pueblos se harán más fuertes y por consiguiente más felices”. Sin autor, “Los deportes y el

mal humor”, Patria. Revista de ideas III:60 (1925): 27.

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perturbaciones de la circulación y del sistema nervioso que se traducen en dolor de cabeza,

malestar y agotamiento. Una dosis del admirable „analgésico de los atletas‟ Cafiaspirina es

perfectamente ideal en esos casos” 155

. Varias de las pautas van un poco más allá del

discurso sobre la salud, de tal forma que mencionan la competencia como un valor

fundamental de la práctica deportiva: “En los momentos culminantes de un deporte, el

entusiasmo nos enloquece y el deseo de vencer nos ciega”156

. La victoria del equipo

uruguayo en las Olimpiadas de 1924 fue consignada por la publicidad del „analgésico de los

deportistas‟, así:

El Uruguay sabe lo que es foot-ball porque ganó de gloriosa manera el Campeonato

Mundial, y Alfredo Foglino, considerado allí como la más alta autoridad en cuestión de

deportes, tiene que saber lo que un atleta necesita. Y Foglino ha dicho lo siguiente: -Para

resfriados contraídos en la cancha, no hay nada mejor que la Cafiaspirina Bayer. Tomando

una dosis después del juego, hasta puede evitarlos experimentando al mismo tiempo un

bienestar general.- Además, la Cafiaspirina alivia rápidamente los dolores y el estropeo

normaliza la circulación, devuelve las fuerzas y no afecta el corazón. Por eso se llama -el

analgésico de los atletas-157.

Ese equipo uruguayo marcó un hito en la historia deportiva del continente, fue el primero

en derrotar a las principales potencias europeas en fútbol, un juego que ellos mismos habían

155 “Publicidad de Caifaspirina”, Patria. Revista de ideas II:49 (1925): 26. 156 “Publicidad de Cafiaspirina”, Patria. Revista de ideas III:72 (1926): 29. 157 “Publicidad de Cafiaspirina”, El Gráfico XV:748 (1925): 11.

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57

traído a finales del siglo XIX a tierras americanas. La publicidad del laboratorio alemán

consignaba otras actividades y eventos; estos avisos siempre estaban acompañados de

grabados con escenas de los deportes populares del momento y frases para estimular el

cuidado del cuerpo, la salud y la “vida sana”.

La publicidad ayudó a popularizar el deporte moderno durante la década de los 20. La venta

de artículos y productos a través de los avisos en periódicos y revistas, fue una práctica

consuetudinaria de las empresas. La publicidad estaba dirigida a un público amplio y poco

especializado: “La publicidad es, pues, una tecnología que busca afectar las maneras de

sentir con el fin de movilizar las maneras de vivir. Es un gobierno sobre los estilos de

vida”158

. Los discursos de la publicidad contribuyeron a reforzar las visiones sobre el

deporte, el cuerpo y la salud. Estar en forma era la manera de vivir sanamente: Decía la

publicidad del suplemento alimenticio alemán Ovomaltina: “En el football, como en toda

clase de deportes, el <<training>> es la base del éxito. Para la formación de nervios y

músculos no bastan solamente los ejercicios. Hace falta, antes que nada, una alimentación

158 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…, 197.

Page 62: EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ 1910 …

58

escogida, saludable, ligera y fácilmente asimilable, para el máximo desenvolvimiento de las

fuerzas físicas y mentales”159

.

La publicidad deja ver que los eventos y las prácticas deportivas estuvieron relacionadas

con la salud, la higiene, la moral y la belleza. Los practicantes y espectadores deportivos

eran agentes dispuestos a participar del ciclo comercial al comprar mercancías diseñadas

por expertos médicos, dietistas e higienistas. Los productos que se vendieron a través del

deporte tuvieron en común la idea del rendimiento, el triunfo, la superación de las

dificultades y la promoción de la higiene, la salud y la “vida sana” como únicas vías para

desarrollar el verdadero espíritu del “hombre moderno”.

159 Sin autor, “Ovamaltina”, El Gráfico, XIX:952 (1929): 1450.

Page 63: EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ 1910 …

59

3. El DEPORTE, LOS GUSTOS Y EL ESPECTÁCULO.

En la primera parte del capítulo presento la forma cómo el Estado, a través de la ley 80 de

1925, pretendió intervenir en el emergente espacio del campo deportivo, con el objetivo de

estimular sus prácticas para responder de esa manera, a las exigencias sociales que el auge

del deporte impuso. En la segunda parte del capítulo me dedico a explorar la relación entre

el Golf y las élites de Bogotá; el “real y antiguo juego”, como era llamado en los veinte, es

un ejemplo ideal de la forma como el deporte fue escenario de sociabilidad e intercambio

de capitales sociales por parte de las élites. En esa parte muestro cómo se desarrolló el

gusto por el golf y la forma en que su práctica y consumo por parte de las élites y los

extranjeros fue presentada como una signo de diferenciación y distinción social. En la

tercera parte me concentro en el boxeo, el primer deporte que gozó de una destacada

exposición mediática y que atrajo una masa considerable de espectadores; muestro el boom

de la actividad y la manera en que las „peleas‟ fueron escenario de confluencia de distintos

sectores sociales que convirtieron al pugilismo en el primer deporte popular y de consumo

masivo.

La relación entre deporte y ciudadanía es una, entre otras tantas relaciones sociales, que

ilustra la forma como la cultura ocupa un lugar central en el desarrollo del pensamiento

capitalista moderno. Néstor García Canclini menciona que el consumo es decisivo para

entender la manera como se organizaron las clases sociales y se articularon sus diferencias;

mediante el uso de distintos bienes, se puede comprender la manera como las

contradicciones sociales, especialmente en el campo de lo simbólico, contribuyen al avance

de la cultura moderna y los intereses asociados a ella160

. En la definición de los gustos y el

avance de la institucionalización deportiva está en juego el reconocimiento autónomo del

campo deportivo. Bourdieu es enfático en este punto, puesto que reconoce la importancia

radical de esos procesos:

160 Néstor García Canclini, “Introducción: La sociología de la cultura de Pierre Bourdieu”, en Sociología y

cultura (México, D.F.:Grijalbo,1990), 17.

Page 64: EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ 1910 …

60

El campo de las prácticas deportivas es sede de luchas, donde está en juego, entre

otras cosas, el monopolio para imponer una definición legítima de la actividad deportiva y

de su función legítima: amateurismo contra profesionalismo, deporte-práctica contra

deporte-espectáculo, deporte distinguido –de elite- y deporte popular –de masas-, etcétera;

asimismo el campo está inserto en el campo de las luchas por la definición del cuerpo

legítimo y del uso legítimo del cuerpo, y en esas luchas se oponen, además de los

entrenadores, dirigentes, profesores de gimnasia y demás comerciantes de bienes y servicios

deportivos, los moralistas y en especial el clero, los médicos y sobre todo los higienistas, los

educadores en el sentido más amplio –consejeros conyugales, dietistas…-,los árbitros de la

elegancia y el buen gusto, modistos, etcétera.161

El campo deportivo no existe a menos que sus distintos agentes luchen por capital y ocupen

posiciones distintas que despierten interés. Si no hay debate, si la definición y uso de las

prácticas es monopolizado por un sector de la sociedad, no hay sistema de posiciones, ni

relaciones entre posiciones, dos condiciones básicas para la existencia misma de los

sistemas autónomos.

3.1. Deporte e intervención estatal

La relación entre Estado y cultura física en Colombia empezó durante el auge del

liberalismo radical162

, para 1870 había conciencia sobre la importancia del cuerpo y su

aporte a las ideas del progreso: “La idea de incorporar el cultivo físico a la formación

escolar y generalizarlo entre la población colombiana se divulgó en la segunda mitad del

siglo XIX con la lectura y recepción de los pensadores clásicos, los humanistas y los

filántropos alemanes”163

. Es a partir de ese momento que la educación física se incorpora a

los proyectos pedagógicos y modernizadores estatales. Zandra Pedraza que trabaja la

relación entre los discursos pedagógicos-estatales, los deportes, la gimnasia y los ejercicios

físicos dice: “En 1904 se legisló por primera vez sobre la implantación de la educación

física en escuelas y colegios. Como resultado de las reformas que introdujera el gobierno de

Rafael Reyes en materia de educación, confluyeron los intereses higiénicos con la

necesidad de fortalecimiento físico que empezaban a detectar las élites y el gobierno”164

.

161 Pierre Bourdieu, ¿Cómo se puede …,200. 162 “La reforma radical, interesada en la instrucción como vehículo para alcanzar el progreso, emitió en 1870

el Decreto Orgánico de Instrucción Pública, cuyo Artículo 35 se refería al papel de la gimnasia y la calistenia

en el desarrollo de la salud y las fuerzas del niño.” Zandra Pedraza, En cuerpo y alma…, 200. 163 Zandra Pedraza, En cuerpo y alma…, 199. 164 Zandra Pedraza, En cuerpo y alma…,198.

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61

La pedagogía activa, los congresos médicos y pedagógicos, los tratados de higiene, así

como el desarrollo de una cultura física son fundamentales en la constitución de los saberes

modernos sobre el cuerpo y la productividad. Dentro de ese escenario de intervención, se

desarrollaron niveles en los cuales el Estado medió la discusión alrededor de las diferentes

prácticas físicas que se ejecutaron a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX. El

momento definitivo de ese proceso de apropiación del discurso deportivo por parte del

Estado es la expedición de la ley 80 de 1925. La ley tuvo antecedentes importantes entre los

que se pueden mencionar: el Decreto Orgánico de Instrucción Pública de 1870; la Ley 89

de 1892 y su Decreto reglamentario 349 que fueron mejor conocidos como el plan Zerda; la

ley 39 de 1903 y su Decreto reglamentario 491 de 1904, y el Acuerdo No 13 de 1911. La

consolidación de ese proceso institucional se presenta en 1925 con la redacción y

aprobación de la ley que se denominó: “Sobre educación física, plazas de deportes y precio

de las becas nacionales”165

.

En la exposición de motivos del proyecto, el ponente Carlos Uribe Echeberri, mencionó

como el prejuicio que oponía el desarrollo corporal a la inteligencia estaba “superado”. Para

el congresista, el país tenía la clara necesidad de reconocer la importancia de la cultura

física como parte fundamental del desarrollo:

El admirable progreso de las ciencias biológicas ha colocado la educación física entre

los primeros factores de progreso de los pueblos y de bienestar y felicidad de los individuos.

Ha imperado, al menos entre nosotros, la errada creencia de que los ejercicios físicos sólo

logran acrecentar el vigor muscular, y por esa razón no se les ha concedido toda la

importancia que tienen en el desarrollo de las modalidades de la inteligencia y sobre ciertas

facultades esenciales del carácter.166

Para Uribe Echeverri era “imposible” hablar de “educación integral”167

sin que se tuviera

en cuenta a la educación física. Para él, la relación entre las dos “culturas”, estaba

ampliamente demostrada y consolidada en los lugares que consideraba “ejemplos

165 Congreso Nacional de la República de Colombia, Ley 80 del 18 de Noviembre de 1925, sobre educación

física, plazas de deportes y precio de las becas nacionales. 166 Congreso Nacional de la República de Colombia, Ley 80 de 1925. 167 La relación entre “educación integral” y cultura física fue bien explorada por un sector de la intelectualidad

colombiana a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX. Desde Simón Rodríguez

que en 1840 se pronunció sobre el asunto hasta Luis López de Mesa a mediados de los 1920 y pasando por

Miguel Jiménez López, Eduardo Arboleda, Max Grillo, Pablo García Medina y Silvio Villegas.

Page 66: EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ 1910 …

62

relevantes” en la comunidad internacional:

En nuestros días los deportes que se cultivan en Suecia nos han enseñado los efectos

extraordinarios en la regeneración de ese país, por medio de los ejercicios científicamente

dirigidos. La organización gimnástica de los alemanes ha tenido una influencia poderosa en

todo lo que en esa raza es unidad, fuerza, orden disciplina. En Inglaterra los deportes han

fijado también las características del pueblo, y así lo dice la expresión consagrada: "En los

partidos de foot-ball, de rugby de Eton, fue desarrollado el valor y la tenacidad que cambió en

Waterloo la derrota por la victoria". En este Continente, fuera de los Estados Unidos, han

aplicado extraordinariamente los deportes con fines educacionales, los países del Sur, el

Brasil, Chile, la Argentina y el Uruguay, y en el Norte Méjico. Mas ninguno igual al

Uruguay, por la organización que ha dado a la educación física, a tal punto que de Chile y de

la Argentina han ido allá a estudiar los métodos, y particularmente lo que se relaciona con las

plazas de deportes.168

Más adelante el representante mencionaba la importancia que se le “debía” dar a los

escenarios para el avance de las prácticas deportivas. Los parques eran claves en el

desarrollo y promoción de la cultura física propuesta por la ley:

La plaza de deportes es el medio más eficaz que se ha ideado para dar

desenvolvimiento a los planes sobre educación física. La plaza de deportes tuvo su origen en

Alemania, por iniciativa de Basedow que contó entre sus discípulos a muchos de los que más

tarde llegaron a ser los guías de la educación física moderna, entre ellos Salzman, Gutz,

Mutz, Pestalozzi, Fallembog, Nachtegal, Ling. En la actualidad las plazas de deportes en

Alemania persiguen fines estrictamente educacionales. En Inglaterra todavía subsisten las

diferencias de clases, y es por eso por lo que hay plazas de deportes para el pueblo y otras

para la gente distinguida, para la aristocracia. Los Estados Unidos han alcanzado un progreso

tan extraordinario en esta materia, que sin duda alguna se han situado, con Alemania, a la

cabeza del movimiento educacionista por medio de los ejercicios físicos.169

El deporte, las transformaciones que generaba y su aporte a la salud, la higiene, la

moralidad y el control social, eran vistos como atributos necesarios para el desarrollo de la

cultura. No se podía aspirar a vivir en una sociedad civilizada, por lo menos para el ponente

del proyecto, si no se imitaba el ejemplo de los países que habían desarrollado

transformaciones urbanas, así como políticas públicas, para la promoción del deporte y la

educación física:

En síntesis, puedo decir que no debemos aspirar a llamarnos pueblo culto si no

entramos decididamente en esta corriente, si no seguimos el ejemplo de los países que van

adelante de nosotros, particularmente en esta materia. La profunda pena que sentía cuando

en Chile, en la Argentina y en el Uruguay, me pedían datos sobre las plazas de deportes en

Colombia, y sobre los planes de la educación física entre nosotros, me ha inspirado este

proyecto, que insinúo respetuosamente a la honorable Cámara.170

168 Congreso Nacional de la República de Colombia, Ley 80 de 1925. 169 Congreso Nacional de la República de Colombia, Ley 80 de 1925. 170 Congreso Nacional de la República de Colombia, Ley 80 de 1925.

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Pierre Bourdieu en ¿Cómo se puede ser deportista? afirma que la institucionalización y la

regularización de las prácticas deportivas, por parte del Estado, es fundamental para

explicar por qué el campo deportivo goza de una cierta autonomía con respecto a otros

campos sociales paralelos. La redacción de la ley es la confirmación de la importancia que

tanto en las principales discusiones intelectuales de la época, así como en las prácticas y los

consumos, tuvo el deporte. Si bien la propuesta legislativa no diferencia claramente lo que

se denominó educación física de los deportes, es posible afirmar que lo plasmado en la ley

80 de 1925 tiene como principal motivación el desarrollo social de una estructura

burocrática que permitiera la institucionalización del deporte y su consolidación como

fenómeno social relevante de la vida urbana.

3.2. La élite bogotana y el golf

Para la mitad de la década de los 20, el golf se consolidó como uno de los deportes con

mayor notoriedad en los medios de comunicación. Su práctica estaba asociada a la élite y

en muchos casos, eran miembros de la élite los que escribían las principales reseñas sobre

los distintos torneos que se realizaban en la capital del país. Zandra Pedraza afirma que es

en la década de los 30 donde se afianzó la idea de deportes de élite en contraposición a

deportes populares: “En la tercera década del siglo se afianzó la idea de que algunos

deportes eran típicos de las élites: “match” de golf en el Country Club de Bogotá, partida de

jockey femenino en el Polo Club y el domingo, corrida de toros en San Diego”171

. Sin

embargo, las fuentes consultadas muestran que desde su propio arribo, el golf se distinguió

como una entretención exclusiva de las élites. Esa “calidad” de “exclusivo” fue

fundamental en el desarrollo de las actividades deportivas en los clubes de Bogotá,

Bourdieu menciona que “[…]no hay duda de que la práctica de deportes como el tenis, la

equitación, los yates y el golf tiene “intereses” no sólo por su origen, sino también en parte

por las ganancias de distinción que procura (no es una casualidad que la mayoría de los

171 Zandra Pedraza, En cuerpo y alma…, 213.

Page 68: EL SURGIMIENTO DEL CAMPO DEPORTIVO EN BOGOTÁ 1910 …

64

clubes más selectos, es decir, más selectivos, se organicen en torno a actividades

deportivas, que son ocasión y pretexto para reuniones electivas)”172

.

El golf llegó a Colombia en 1917 y desde su adopción estuvo ampliamente ligado al

Country Club, donde su fundador, Joaquín Samper, lo cultivó de una manera apasionada:

“[Samper] Es de este juego un apasionado de todas las horas. Ha estudiado el golf bajo

todos sus aspectos y sabe cuantos beneficios de él se derivan”173

. Uno de los elementos que

entró en juego en esos espacios de sociabilidad fue el tiempo. Para jugar al golf había que

tener libres unas horas a la semana. Lo anterior era difícil para un personaje de la

importancia del presidente de la compañía de energía eléctrica. Con un poco de ironía decía

Patria sobre Samper: “Desde la fundación del Country Club es su presidente, gracias al

tino, al acierto de los socios. <<tiene tiempo>> para dirigir el club y para jugar al golf”174

.

El club se convirtió en un lugar donde los miembros de la élite se reunían y socializaban, en

unos casos alrededor del juego, en otros con el juego como excusa: “Pero el total, en golf,

es secundario. Somos muchos los que no jugamos para batir récords. Hay otros aspectos

más interesantes. Bah…. Y uno de esos aspectos, el del buen compañerismo, lo domina el

gerente de la Energía, a maravilla”175

. Se trataba de reunirse, disfrutar de tiempo al aire

libre, hablar con los demás miembros de la sociedad capitalina, se compartía en familia

puesto que muchos de los golfistas fomentaban el juego en niños y mujeres. El articulo

continúa: “Su familia es toda de hábiles golfistas y no está de más añadir que la familia es

numerosa. Todos ellos poseen el <sentido del golf> y cultivan el favorito juego paternal

con fervor y comprensión deliciosos”176

.

A mediados de los años 20 se jugaban anualmente al menos 35 torneos de distinta índole

como el campeonato femenino de golf de Colombia, el campeonato masculino, el

campeonato de amateurs, el torneo de damas contra caballeros, el torneo de equipos, el

torneo de profesionales, el campeonato de niños, el “Medalla anual” que reunía a los

172Pierre Bourdieu,“¿Cómo se puede…, 202. 173 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:2 (1924): 17. 174 Sin autor, “Deportes”…, 17. 175 Sin autor, “Deportes”…, 17. 176 Sin autor, “Deportes”…, 17.

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65

ganadores de los otros torneos y copas patrocinadas por los diferentes clubes deportivos177

.

Estas competencias contaban con la participación de hombres, mujeres y niños de las clases

más pudientes de la ciudad y en promedio tenían una bolsa de premios cercana a los 350

pesos por fin de semana178

. Dice El Gráfico sobre un campeonato aficionado:

El domingo último en el Country Club de Bogotá, se jugó la partida de calificación

del campeonato en la cual compitieron 36 golfistas colombianos, ingleses, norteamericanos

y un boliviano, el señor Humberto Linares. El Campeón de 1922, Mr. P. Boucicault, entró a

defender su título. Calificaron 17 jugadores, 7 colombianos y 10 ingleses. Las partidas

definitivas se jugarán mañana y el martes entre los 17 afortunados. Ocupó el primer puesto

Mr. Boucicault y el segundo, el señor Camacho L. 179

La información estaba acompañada por una serie de fotografías en las que se puede apreciar

a los jugadores, sus familias en la casa del club, pequeños niños familiarizándose con

elementos deportivos y socios que, por no haber aprobado el curso de golf, todavía no

podían participar de los torneos “oficiales". En los primeros años de existencia del golf

como deporte organizado fue vital el aporte que hicieron los extranjeros. Embajadores,

técnicos de misiones financieras y pedagógicas, trabajadores de grandes compañías y

turistas contribuyeron al fortalecimiento de las prácticas, mejoramiento de las instalaciones

y aumento de la afición al deporte por parte de los colombianos. A pesar de las muestras de

“nacionalismo criollo” y anti-imperialismo los “sajones” eran muy bien recibidos en las

instalaciones de los clubes. Fácilmente eran admitidos como socios y con rapidez se

convertían en personajes reconocidos por los miembros de la “alta sociedad” bogotana. De

hecho uno de los torneos importantes en la ciudad era el que se denominaba “Torneo

Internacional de Golf” una competencia realizada en el Country Club en la que tres

equipos, uno de colombianos, uno de ingleses y otro de norteamericanos se disputaban el

triunfo. Los colombianos nunca habían podido vencer a los extranjeros; sin embargo, la

importancia del torneo era reconocida por los socios y las directivas del club como

escenario de confluencia y amistad entre razas y países:

Es el estímulo, la competencia, la rivalidad sana entre los diferentes jugadores de

países diversos, lo que constituye una de las fases más agradables y recomendables del

deporte. El contacto, el intercambio de amistades y la camaradería en general, que logran

estos encuentros, tienen, de hecho, un alcance que va mucho más allá del deportivismo. Se

177 Sin autor, “Country Club de Bogotá – Programa para la temporada de Golf de 1925”, Patria. Revista de

Ideas I:22 (1925): 29. 178 350 pesos era una cifra considerable si se tiene en cuenta que una libra de azúcar vendida al pormenor

tenía un precio de 17 centavos. Patria. Revista de ideas I:1 (1924): 20. 179 Sin autor, “Página de deporte”, El Gráfico XIV:655 (1923): 873.

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66

logra por este sistema el acercamiento, la penetración entre las razas y los caracteres. Por

eso el Country da primer orden a estos juegos.180

La distinción asociada al golf se reflejó en revistas como Cromos que desde muy temprano,

1916, atribuyó a su práctica las más elevadas y elegantes bondades, en especial para las

mujeres:

Ahora, las damas juegan golf, pertenecen a un club; y ponen todo su orgullo en

hallarse, después de un adiestramiento relativamente corto, en pie de igualdad con el

feminismo deportista de allende la Mancha. Es verdad que este deporte es el más Higiénico

y atrayente. Se tiene el espíritu tan ocupado en la lucha y es tan grande el deseo de recorrer

el trayecto de nueve huecos con el menor número de golpes, que se hace un paseo de una

decena de kilómetros sin sentir la menor fatiga.181

El artículo era firmado en Paris y aparte de la reflexión sobre el golf, hablaba del footing y

el skating. Según Zandra Pedraza la intención de la revista era dotar la actividad deportiva

de un aire más elegante y chic, al mostrar las prácticas parisinas los deportes eran

despojados de cualquier connotación corriente y vulgar182

.

Había muchas deportistas destacadas, por ejemplo Doña Queenie de la Torre era una devota

del golf: “Muchas de sus horas las pasa en el Country Club. Ha tomado parte en

muchísimos torneos y aunque su habilidad le hubiera permitido ganar en mayor número de

180 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:12 (1924): 23. 181 Francette, “El footing, el golf, el skating”, Cromos I:10 (1916): 160. 182 Zandra Pedraza, En cuerpo y alma…, 211.

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ocasiones, sus victorias no son tan numerosas como deberían serlo”183

. De la Torre era

favorita en los distintos torneos que se realizaban en los clubes de Bogotá. Era dueña de un

juego suelto, rítmico y preciso. A pesar de todas las cualidades, sus triunfos, no eran tan

abundantes, sin embargo, ella era capaz de mantener su compostura: “[…] cuando apenas

falta un escalón para el triunfo, sobreviene la mala suerte o el momento de debilidad, y

pierde. Nadie se lo explica. Pero ella sigue sonriente y no concede –así debe hacerse-

ninguna importancia al hecho de ganar o perder. A ella le interesa jugar y jugar; nada

más”184

. De la Torre participó activamente en distintos torneos, entre los que destacan el

campeonato femenino de 1921 en el que fue coronada campeona por encima de María

Helena Samper y el campeonato mixto de 1923 donde se destacó por ser la única mujer que

logró vencer a un hombre.

La práctica del golf estaba matizada por la incapacidad de algunos miembros de la élite

bogotana para jugar de manera adecuada. La llegada del profesor Thomas Trendall como

instructor del Country Club pretendió acortar las diferencias entre los que sabían jugar y los

que no. Su arribo directamente de Inglaterra, cuna del golf, hace pensar en la incipiente

elaboración de un sistema deportivo en el que empezaron a aparecer agentes especializados

en prácticas como la enseñanza y el entrenamiento: “El profesor Trendall ejerce en el

Country Club de Bogotá el cargo de enseñar golf, labor por demás difícil e interesante.

Tiene de todo: fases aburridas, fases de grandísimo interés, oportunidades para confirmar

uno mismo el uso de las reglas y, sobre todo, la experiencia eterna: el convencimiento de

que aquellos que no observan las reglas no pueden pasar jamás de un modestísimo

juego”185

. Trendall estimulaba a los jugadores, pretendía perfeccionarlos, convertirse en su

guía y principal maestro: “Trendall es el médico de los eternos e incurables enfermos del

mal golf. A más de médico es una especie de confidente, de confesor laico”186

. Casi un

evangelizador que venía a tierras lejanas a predicar: “No por estar distante de los centros de

grandísima actividad golfistica deja de empaparse de los sistemas y variaciones que van,

183 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:4 (1924): 18. 184 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:4 (1924): 18. 185 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:3 (1924): 18. 186 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:3 (1924): 18.

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68

día tras día, haciéndose al golf”187

. Trendall era un personaje popular del incipiente campo,

había llegado en 1921 y era reconocido por el círculo de los golfistas como uno de los

miembros más selectos y preparados.

La misión del profesor Trendall era la de enseñar a los “chambones”, forma como se

identificaba a los poco hábiles en el arte y la estética del golf. El instructor extranjero era

una prenda de garantía, cualquier “chambón” que se pusiera bajo su tutela, producto de su

enseñanza, abandonaba para siempre los senderos del “mal golf”. Era dueño del “sentido

del golf”, una habilidad calificada como “[…] indescriptible, impenetrable, indispensable

como nada para adelantar en el juego y llegar a dominarlo hasta donde los imperfectos

humanos han sido capaces de lograrlo”188

. La revista El Gráfico, en una de sus “notas

deportivas”, acompañada de tres fotografías, publicada en marzo de 1921, consignó la

llegada de Trendall al país así: “El Country Club de Bogotá contrató en Londres los

servicios de un hábil profesor de golf para el perfeccionamiento en este deporte de los

numerosos socios del club. Hace algunos días que llegó a Bogotá Mr Trendall quien

comenzó ya sus lecciones. Las instantáneas presentan al profesor en tres posiciones durante

una lección”189

. La llegada de Trendall no sólo aportó en el desarrollo de las habilidades

golfísticas de los socios; su colaboración también se sintió en el diseño del campo de juego:

“El terreno le debe mil reformas, mil mejoras. Tiene el don de jugar con la tierra como lo

hiciera un hábil escultor con el bloque de barro”190

. El ingles removía, cambiaba, estiraba,

transformaba todo el terreno del club de acuerdo a las necesidades y exigencias del juego y

los practicantes.

Mr. Trendall pronto se convirtió en un referente en cuanto a la práctica del golf se refiere.

A parte de entrenar, se convirtió en un embajador deportivo. Continuamente era retado por

los golfistas colombianos, que ante la superioridad del británico, hacían equipo contra él:

“El domingo pasado se celebró en este centro deportivo una interesante partida de golf,

entre los señores John Clarihew, José Camacho Lorenzana y Jaime Uribe de Brigard, contra

187 Sin autor, “Deportes”…, 18. 188 Sin autor, “Deportes”…, 18. 189 Sin autor, “El profesor de golf”, El Gráfico LIV:541 (1921): s.d. 190 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:3 (1924): 18.

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el señor Thomas Trendall, a 36 hoyos. Resultó vencedor el señor Trendall, profesor de golf

en el Country”191

. Su juego era reconocido como de los “más notables”, lleno del “más

lindo de los estilos”, reflejo de las más clásicas prescripciones, a parte de profesor y

diseñador del campo era una autoridad a la hora de evaluar la calidad de los deportistas que

participaban en los distintos torneos de golf que se realizaban en la ciudad192

. Trendall viajó

por varias partes del país tratando de promover el deporte; fue a Medellín y participó en la

fundación del cuarto campo de golf que existió en Colombia:

El entusiasmo golfistico cunde en todo el mundo fácilmente. Entre nosotros su

desarrollo no es tan numeroso, tan vistoso como debería serlo. Pero algo se hace. Además

del enrolamiento diario de nuevos golfistas, atacados de un incurable microbio, ya son

cuatro los centros donde se practica devotamente, en el país. A la fundación del de

Mariquita y del de Barranquilla, se agrega en la actualidad la del centro de la capital

antioqueña, donde el entusiasmo de varios evidentes deportistas ha logrado la culminación

de una imperiosa necesidad de Medellín, que es la fundación del club de golf193.

Para el caso de Medellín fueron los señores Davidson, gerente del Banco de Londres y

América del Sud, y Gustavo Pradilla Pinto, gerente de la agencia Ford, los que acogieron la

idea de fundar un club exclusivamente dedicado a la práctica del golf. Después de reunir el

dinero necesario para la compra de un terreno apto para la construcción de 18 hoyos, se

dirigieron al Country Club de Bogotá con la intención de reunir reglamentos, sistemas,

consejos y demás ítems que fueran útiles para la consolidación burocrática e institucional

de la nueva institución. Llevar a Trendall no era sino el paso final, su misión era propagar

la “palabra sagrada”, revelar los secretos del juego, perfeccionar el campo y estimular a los

neófitos.

Las ciudades que contaban con club de golf tenían en común un incipiente desarrollo

industrial y la presencia de extranjeros que influenciaron para que se construyeran los

campos deportivos. La construcción de estos lugares fue útil en la transformación de las

mentalidades citadinas. Patria dice sobre los campos deportivos: “Y no son de extrañar

191 Sin autor, “En el Country Club”, El Gráfico XV:704 (1924): 55. 192 “Si no fue por un cierto diablillo se le mete (sic) a la cabeza y le hace perder por momentos el control de sí

mismo, Mr. Duke, en el concepto del professor Trendall, sería el mejor golfista de la ciudad. Pero la

impaciencia, la desesperación explicable que produce un pequeño desacierto, le resta belleza a sus totales

agregándoles unos cuantos puntos que no estarían allí caso de dominarse.” Sin autor, “Deportes”, Patria.

Revista de ideas I:5 (1924): 20. 193 Sin autor, “El viaje de Trendall”, Patria. Revista de ideas I:6 (1924): 20.

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70

estos legítimos progresos porque ya todo el mundo vive convencido o está convenciéndose

de que por todos lados resulta evidente aquella verdad famosísima de que <no sólo de pan

vive el hombre>; hoy está plenamente comprobado que necesita, además de pan, aire,

ejercicio y un poco de sana alegría, todo lo cual lo encuentra en los campos de sport”194

.

Las ciudades en plena transformación durante los 20 necesitaban de campos deportivos en

que los que las élites pudieran dedicar parte de su “tiempo” a la práctica del “real y

antiguo” juego.

La revista Patria elaboró entre 1924 y 1925 una serie de reportajes completamente

dedicados al Golf y sus practicantes. Las crónicas, adornadas con caricaturas de Ricardo

Rendón195

, resaltaban la figura de distintos personajes importantes del deporte. La mayoría

de ellos eran socios activos del Country Club. Las obras de Rendón adornaban las

instalaciones ubicadas en la calle 53 y aún permanecen en poder del club:

194 Sin autor, “El viaje de…, 20. 195 Ricardo Rendón en su labor como caricaturista se destacó ampliamente en periódicos como El Tiempo, El

Espectador y La República. Su activismo lo convirtió en uno de los principales críticos del régimen

conservador colombiano que fue hegemónico en la política nacional desde la Constitución de 1886 y hasta

1930. A parte de su éxito como caricaturista, sus trabajos publicitarios son parte de la cultura popular

colombiana, su diseñó de la marca de cigarrillos Pielroja se ha convertido en uno de los logos publicitarios

más reconocidos del país. Se suicidó en la cafetería “La gran vía” ubicada en el centro de Bogotá el 28 de

octubre de 1931.

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71

[Ricardo] Rendón, quien desconoce el juego, pero al mismo tiempo penetró, como

buen artista, su misterio, no encontró en el movimiento de Trendall sino armonía

incaricaturable y por eso eligió otro momento, el que antecede al golpe, en el que se mira

hacia lo desconocido, hacia lo que va a pasar en el próximo hoyo, y puso también la sonrisa

confiada del buen deportista que sabe tomar el juego como un juego, no como una

tragedia…196

Rendón caricaturizó a varios de los miembros del club. Una de las caricaturas que, en los

círculos golfísticos, más conmoción causó fue la que le realizó a Joaquín Reyes, quien era

una personalidad del Country Club, poseedor de un estilo único que lo identificaba y

distanciaba de los demás:

El arte de Rendón en este caso, como en muchos otros, consiguió la perfección. El

caricaturista despreció la cara, hizo inútil toda expresión fisonómica y se abalanzó a retratar,

a estampar a don Joaquín Reyes, mediante la posición al preparar el golpe. Desde el día en

que la caricatura está colocada entre la colección, el caricaturizado inició un proceso de

cambio para desvirtuarla, ha tratado en vano de sacar la cabeza de entre los hombros al

jugar. Su intento no era hacer mala la caricatura sino mejorar el apunte, desde luego. Este

último deseo lo ha logrado plenamente. Sus apuntes se reducen todos los días, sobre todo en

las épocas de constante práctica 197.

La serie de artículos y caricaturas publicada por Patria menciona aspectos fundamentales

para comprender la relación entre el golf y las élites en la década de los 20 en Bogotá. La

196 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:15 (1925): 18. 197 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:5 (1924): 20.

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serie es generosa en elogios para los practicantes del deporte, eran presentados como

dueños de una vocación, pasión y afición sin igual. Jugaban por el placer de jugar, por

gusto. Pierre Bourdieu menciona sobre los gustos los siguiente: “[…] los gustos,

comprendidos como el conjunto de prácticas y propiedades de una persona o un grupo, son

producto de una confluencia (de una armonía preestablecida) entre ciertos bienes y un gusto

(cuando yo digo “mi casa es de mi gusto”, estoy diciendo que he encontrado una casa que

conviene a mi gusto, donde mi gusto se encuentra a sí mismo, se reconoce)”198

. Dice Patria

refiriéndose al señor Carlos Vengoechea: “Por otro aspecto, don Carlos no comprende a

aquellos que juegan por higiene, o por el simple ejercicio. Sabe que el golf es grande, por sí

mismo, no por sus resultados. Jugar golf por jugar golf, por darse gusto, por gozar

intensamente. Es natural que admita sus beneficios para la salud, etc., pero él, por ningún

motivo jugaría, por otra cosa que no fuera el juego en sí”199

La serie de artículos y caricaturas publicada entre el 4 de octubre de 1924 y el 8 de enero de

1925, sin firma, aunque en teoría escrita por José Camacho Lorenzana, no se limitó a la

cuestión del “buen gusto” por el golf, también contenía información sobre administración,

198 Pierre Bourdieu, “La metamorfosis de los gustos”…, 202. 199 Sin autor, “Un golfista”, Patria. Revista de ideas I:6 (1924): 20.

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educación, política, higiene, salud, entre otros temas. Uno de los elementos más

importantes que aporta el análisis de la serie es el que tiene que ver con el conocimiento

técnico del deporte. Empezaba a haber, por ese entonces, un circulo de agentes que se

concentraban en el desarrollo de las actividades deportivas. Refiriéndose a Álvaro Uribe

dice: “Es un técnico en todos los asuntos deportivos. Se le consulta para todo. Sabe de

tennis y golf, y aunque su actividad deportiva actual se limite al consejo, no por eso se le

deja de considerar una unidad indispensable”200

. Uribe era un entrenador empírico de los

principiantes. No sólo conocía la técnica más depurada del golf sino que también era un

experto en tenis, conocía el “abecedario” de las disciplinas con amplio detalle: “El deporte

nacional le debe mil transformaciones y adelantos. Fue uno de los fundadores del Polo Club

de Bogotá, fue uno de los fundadores del Country Club de Bogotá y en actividades

deportivas entre los departamentos su iniciativa ha sido siempre atendida y acatada”201

.

Dentro de los practicantes al deporte, había los que gracias a su mal juego eran conocidos

como los “chambones”. Éstos se resistían a las reglas impuestas por los demás golfistas

técnicos; eran los golfistas “nuevos”. Una especie de rebeldes de la actividad, que se

200 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:7 (1924): 23. 201 Sin autor, “Deportes”…, 23.

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oponían a las dinámicas propias de los clubes y habían decido formar una liga aparte.

Autónomamente los “Chambones” delinearon su propio reglamento que tenía sólo dos

condiciones: 1) nadie puede usar el vestido especial para jugar golf y 2) se pueden violar

todas las reglas del juego. Menciona Patria:

Los chambones son así felices. Se proporcionan ratos deliciosos! Se sienten

innovadores, revolucionarios, bolshevikis del golf, y con eso tienen. Están jugando a la

transformación. Hay que apoyarlos. Todo aire nuevo merece atención, por lo menos. Todo

mundo ha tomado a los chambones como deben ser tomados. Con aplauso, sonrisa y cariño.

Ellos forman en todo el mundo golfista la legión más abundante. Sus derechos deben, pues,

ser cuidadosamente respetados.202

En los partidos donde se enfrentaban los “Chambones” no había ganador, no era necesario

completar los 18 hoyos de juego, el encuentro se podía suspender en cualquier momento y

nadie era nunca desclasificado. “Todo el mundo” podía dar consejos: “En fin. Hay algunas

otras reglas similares, por demás interesantes. La legislación para chambones no ha sido

detalladamente perfeccionada todavía, pero es seguro que se enviará a expertos en St.

Andrews y de la U.S.G.A. para que la aprueben y la adopten”203

.

El golf fue, desde su llegada al país en 1917, un deporte en el que las élites de Bogotá, tanto

nacionales como extranjeras, encontraron un espacio de esparcimiento, distracción,

diversión y competencia. Incorporado desde muy temprano a su gusto, el “real y antiguo”

juego fue escenario privilegiado de distinción y diferenciación. Los círculos intelectuales

dedicaron en sus publicaciones páginas enteras a reflexionar sobre sus bondades y estilos.

El golf era “bueno” e “indispensable”, debía ser la actividad para ocupar las tardes libres,

los sábados y los domingos. Para los días fuera del trabajo, el clube era un espacio

“distinguido” y “saludable”. Un lugar en el que las preocupaciones del banco o de la

dirección de la empresa se dejaban a un lado para disfrutar, para darse el gusto de jugar por

jugar.

202 Sin autor, “Deportes”, Patria. Revista de ideas I:10 (1924): 23. 203 Sin autor, “Deportes”…, 23. Las siglas U.S.G.A significan “United States Golf Association”.

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3.3. Boxeo y cultura popular

El boxeo es, sin temor a equivocaciones, el más corporal de todos los deportes modernos.

Su espíritu es el de la cinética y el movimiento. La herramienta de trabajo es el cuerpo, es a

través de su uso que se comprenden con exactitud los límites de la fortaleza y el espíritu

humanos204

. El primer deporte que se vendió como espectáculo en Bogotá fue el boxeo.

Pierre Bourdieu sobre el deporte-espectáculo dice: “El deporte-espectáculo aparecería aún

más claramente como una mercancía masiva, y la organización de espectáculos deportivos

como una rama más del show Business […]”205

. En ese sentido, la primera mercancía

deportiva de la ciudad es la organización de masivas veladas boxísticas en lugares como el

Luna Park, el Salón Olimpia o el circo de San Diego. Las primeras peleas de boxeo que

vieron los ciudadanos de Bogotá fueron observadas en las pantallas de cine y no

despertaron buenas reacciones: “Cierta noche –y apenas hace años de esto- proyectaron en

el Olympia una película de no sé qué famosa partida de boxeo, jugada por no recuerdo qué

célebres campeones, en un lugar cuyo nombre tampoco recuerdo. El público, muy chiflado

todavía con el cine, oyó las palabras match de boxeo como quien oye llover, llenó el salón,

atendió por unos dos minutos a la lucha, pero no encontrando ninguna gracia en aquello, se

sintió defraudado y pegó la gran rechifla”206

.

Zandra Pedraza, María Teresa Garzón y Santiago Castro-Gómez muestran cómo la pelea

entre George Carpentier y Jack Dempsey inauguró una nueva etapa en la popularización de

las actividades deportivas en Bogotá. Los medios escritos dieron un amplio cubrimiento a

la que, en su momento, fue conocida mundialmente como la pelea del siglo207

: “A la

popularidad del boxeo contribuyó, sin lugar a dudas, la inmensa propaganda que la prensa

local hizo del <<match>> por el campeonato mundial de peso pesado entre el

norteamericano Jack Dempsey y el púgil francés George Carpentier. Esta pelea, que tuvo

lugar en la ciudad de Jersey City el día 2 de julio de 1921, es considerada aún hoy día como

el inicio del deporte como espectáculo de masas en el siglo XX”208

. El periódico El Tiempo,

204 Loïc Wacquant, Entre las cuerdas – cuadernos de un aprendiz de boxeador (Madrid, Alianza

Editorial,2004) 205 Pierre Bourdieu,“¿Cómo se puede…, 202. 206 El Dr. Mirabel, “Su excelencia el músculo”, Cromos XIII:304 (1922): 246. 207 La pelea fue el primer evento deportivo de la historia transmitido en vivo vía radiófono. 208 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…,235.

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el viernes primero de julio de 1921, publicó en primera página con el título “El gran match

de boxeo de mañana” un artículo sobre la “Historia de las luchas por los campeonatos

mundiales” acompañado de dos fotografías a cuerpo completo de los peleadores que

empezaba con “Ningún acontecimiento sportivo ha despertado en el mundo mayor

expectación”209

.

A pesar de la expectativa y entusiasmo que generó la pelea Carpentier-Dempsey, en

principio las visiones sobre el boxeo no fueron positivas debido a su origen anglosajón. Fue

una época en la que los círculos intelectuales desarrollaron un incipiente “nacionalismo

criollo” que veía todas las expresiones norteamericanas como parte de la “exageración” y

“extravagancia” típicas de su cultura. La élites bogotanas, al menos en principio, no

reconocían el boxeo como una entretención “sana”: “Cierto que esta actividad ni siquiera

era considerada un deporte por las élites más tradicionales de la capital, quienes a pesar de

alabar las virtudes “estéticas” de las corridas de toros, consideraban el boxeo como una

pura y simple manifestación de salvajismo, típica del materialismo anglosajón”210

.

Entre las diversas reacciones que la pelea despertó, en la prensa de la ciudad, vale la pena

mencionar lo publicado en El Gráfico: “Un inteligente escritor anotó ya que el desafío que

tendrá hoy lugar en Atlantic City, entre el francés Georges Carpentier y el norteamericano

Jack Dempsey, es quizá un síntoma definitivo que demuestra que estamos asistiendo a la

bancarrota de la cultura y la civilización”211

. Era la negación del deporte como expresión de

la cultura, la oposición del intelecto a la “fuerza bárbara”. Los púgiles eran por esos días,

personajes populares en el mundo entero y Colombia incorporándose lentamente al nuevo

sistema mundo no podía ser la excepción. Sin embargo, para El Gráfico, no eran más que

profesionales del “matonismo” y Dempsey no otra cosa que el representante más puro de

“yankilandia”, un pintoresco “trompadachín”, que cargaba en su espalda y anchos bíceps, la

209 Sin autor, “El gran match de boxeo de mañana”, El Tiempo, Bogotá, 1 julio,1921, 1. 210 Santiago Castro-Gómez, Tejidos Oníricos…, 235. 211 Sin autor, “La gran lucha de hoy por el campeonato mundial de boxeo”, El Gráfico XI:557 (1921): 106.

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fanfarronada y exageración “típicas” de la cultura estadounidense212

. Un conjunto de

condiciones que demostraba el rumbo “decadente” hacia el que se dirigía el mundo.

En general, los círculos intelectuales, periodísticos e ilustrados, sostenían un debate sobre

lo que era la cultura y las formas en que ésta se manifestaba impulsada por los valores de

los “nuevos tiempos”. Fue una época de contradicción entre “tradición” y “modernidad”.

Las distintas generaciones de letrados se enfrentaban por el dominio de la definición de las

principales categorías sociales213

. Patria decía refiriéndose a la popularidad del boxeo:

“Antaño el artista, por ejemplo, era el tipo del espíritu perfecto y del hombre superior a

quien la humanidad rendía pleito homenaje como un ser privilegiado: Mas la vida ha

cambiado, y en vez del talento, lo que cautiva la impersonalidad de las multitudes son

aquellos espectáculos en que no se fatiga la inteligencia, sino antes bien la emoción ligera

del acontecimiento, al cual tiene fácil acceso su endémica sensibilidad”214

. La visión elitista

de la revista ejemplificaba la reacción de un sector de la sociedad frente a los nuevos

intereses culturales que desarrolló parte del público de la ciudad. Es bastante significativo

en este aspecto la manera en que los defensores del toreo -la “tradición”- presentaban el

boxeo:

El boxeo, con ese adusto tablado que llaman ring; con la muchedumbre

salvajemente excitada por los golpes que presencia, y con los bruscos e insolentes

movimientos y actitudes de los combatientes, no tiene más belleza, fuera de alguna que otra

postura de los luchadores y en contadas ocasiones quizás sus atléticos cuerpos

semidesnudos, que la vulgar pelea entre dos ganapanes que se disputan primitivamente

algún derecho real o pretendido.215

Para un sector de los círculos intelectuales de la ciudad, el “box” era una expresión

demasiado salvaje e injustificable. Una actividad que se oponía con claridad a la “beldades”

212 Las visiones sobre Dempsey dos años después de su famosa pelea lo declaraban el hombre más rico,

famoso y amado del mundo: “ Porque ha de saberse que Dempsey es el hombre más amado de la tierra. No

obstante su figura vulgar de cow-boy americano, el campeón se ve acosado constantemente por sugestivas

declaraciones amorosas, y pudiera decirse que el verdadero representante del sexo fuer es, al presente, el

blanco a donde se dirigen las punzantes saetas que a millares envía el sexo débil. Y no es raro que, aun en

apartadísimos rincones del globo, más de un corazón femenino haya latido con violencia al pensar en el

invicto campeón… Y cuántos suspiros se habrán escapado por él, vagando por el mundo con una nostalgia

infinita de amor…” Sin autor, “Dempsey derrotado”, El Gráfico XIII:654 (1923): 861. 213 Ricardo Arias, “Los leopardos”…, 15. 214 Sin autor, “El boxeo”, Patria. Revista de ideas I:35 (1925): 22. 215 Sin autor, “Toros y Boxeo”, El Gráfico XI:565 (1921): 234.

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de la inteligencia, la cultura y el intelecto. Un ejemplo de la contradicción entre la

inteligencia y la fuerza:

El deporte del box era hasta ayer no más desconocido para nosotros. Más aún: lo

considerábamos como algo brutal, bárbaro, indigno de gentes civilizadas. Se nos hacía

difícil admitir que en la lucha entre dos hombres que se dan puñetazos hasta que uno de

ellos rueda casi exánime por tierra, hubiese algo más que un necio alarde de fuerza

muscular y agresividad animal. Las páginas admirables en que Maeterlinck hace el elogio

del box demostrando como la conciencia del propio vigor físico, en vez de estimular los

instintos feroces que hay en el ser humano, los atempera y doma, parecíanos una paradoja

del filósofo de El Doble Jardín.216

Francisco Wiesner, un articulista de la revista Cromos, al menos en principio, también se

mostró crítico del origen sajón del boxeo y el discurso moderno que implicaba su práctica.

En un artículo publicado en 1921 titulado “Carpentier y Dempsey” afirmaba que conocer

sobre boxeo no necesariamente implicaba ser “chic” o “civilizado” como aseveraban los

“rastacueristas”:

Si alguno cree que es el más civilizado, el más moderno, el más chic porque sabe

mucho de Dempsey y de Carpentier, habrá que convenir en son igualmente civilizados,

modernos, chic los que van a vociferar a la gallera, los que ponen el hombro para llevar por

las calles un torero y los que sudan entusiasmo a la vista de aquellas estúpidas películas

llenas de hazañas de cow-boys con que ciertos empresarios ejercen lo que llaman acción

civilizadora del cinematógrafo.217

La crítica, que se ampliaba a otras expresiones de la cultura estadounidense como el cine,

muestra la manera como el nacionalismo permeó los discursos sobre el deporte, sus

consumos y prácticas. Para Wiesner “sólo” podían disfrutar del boxeo los norteamericanos

y de “cierta clase”: “El entusiasmo que esta clase de torneos despierta entre los

angloamericanos no lo puede comprender ni sentir quien no lleve, en su sangre y en su

alma, impresa y viva la señal de esa raza”218

. La cultura física era una práctica deseable y

útil pero el “ideal” no se debía buscar en los “círculos norteamericanos” sino en el “estadio

griego”.

Muy rápido, para noviembre de 1921, la mayoría de las críticas había desaparecido de las

páginas de las revistas culturales y se experimentaba el “boom” del boxeo. El discurso

216 Eduardo Castillo, "El match Tanco-Van Hoorde", Cromos XII:269 (1921): 68. 217 Francisco Wiesner, “Carpentier y Dempsey”, Cromos XI:264 (1921): 390. 218 Francisco Wiesner, “Carpentier y…, 389.

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cambió en tanto se comprendió que el boxeo podía ser útil como parte de la cultura física y

el desarrollo de la salud; así como un buen negocio y una entretención válida para las clases

obreras y trabajadoras:

Ya para noviembre último, la fiebre pugilista se hallaba en su apogeo y algo así como

cuarenta por ciento de los habitantes andaba pegando. So disculpa del entrenamiento,

numerosos amantes y maridos propinaban –hoy se sabe- a sus consortes en el sagrado del

hogar una o más tundas de bofetadas al día para saldar cuentas que no había podido ser

comprobadas, evitando así recriminaciones y alegatos enojosos.219

El Dr. Mirabel, con su descripción machista, deja ver la manera en que el boxeo se

popularizó rápidamente en la ciudad “[…] ni la situación más peliaguda, ni el más grave

problema, ni la cuestión más apasionante se han comentado y discutido en esta ciudad con

tanto frenesí como se discute si los golpes y contragolpes de una lucha fueron científicos o

chambones, legales o aviesos”. Decía que la lucha Dempsey-Carpentier y la “desgraciada”

derrota de éste último habían elevado el entusiasmo por el boxeo de tal manera que se

“infundió en los bogotanos prodigiosa y repentinamente la locura por el boxeo”.

Manifestaba, ante la posibilidad de prohibición del espectáculo por parte de la asamblea de

Cundinamarca, que “peligraría la paz pública” si eso “llegará” a suceder y concluía: “De

seguir como han venido las cosas, dentro de poco tiempo ciudadano y boxeador serán

sinónimos”220

.

Era la época del “boom”, se empezó a hablar de ciencia, de buen boxeo y mal boxeo: “Pero

llegó la ciencia, recibió el comercio todos los chismes necesarios para cultivar ese deporte,

resultó que había campeón nacional, se improvisaron matchs con boxistas de pan llevar, se

fundaron clubes, apareció el delirio”221

. Néstor Forero Morales fue un ácido crítico del mal

boxeo. Para él, los bogotanos eran testigos de “pobres espectáculos” sin ninguna calidad

Pujilística:

Y la ola invasora llega hasta Bogotá. La fiebre del box, impuesta por la moda se

desvanece. Un instinto púnico se apodera de los boxeadores que llegan y contagia a los

naturales de la meseta andina. La tramoya se impone como un requisito de la profesión

misma. Se engaña al público, se simulan victorias, se ensayan derrotas. La comandita es un

precepto y la clave del ring es inviolable. Para un psicólogo, el público es el espectáculo. El

ejercicio loado por Maeterlinck en una hora de miedo o esnobismo, ha degenerado en la

219 El Dr. Mirable, “Su excelencia el músculo”, Cromos XIII:304 (1922): 246. 220 El Dr. Mirable, “Su excelencia…, 246. 221 El Dr. Mirable, “Su excelencia…, 246.

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más repugnante pantomima. Las piltrafas de los rings tropicales se presentan como ases de

un arte que desconocen y sin embargo explotan, y nuestros ingenuos boxeadores aborígenes

son adiestrados prematuramente en la artimaña y la sorpresa.222

Para él, Bogotá, en transición de una gris atonía a un colorido cosmopolitismo, era un

ciudad capaz de aguantar los más paupérrimos espectáculos: “La farándula despliega su

lona; la ópera bufonesca y silbante, recibe en el Colón el aplauso de los sordomudos; el

toreo impúber hace vibrar con sus desplantes y la canzonetista desmirriada y afónica, se

hace arrojar flores. Bogotá todo lo soporta, sonreída y benévola”223

. La caricatura boxística

a la que el público asistía, no era mas que la confirmación del arribo y la irrupción de la

“era de la antropofagia” puesto que la calidad del espectáculo era paupérrima: “La única

mira de estas temporadas cinematográficas es la explotación del público. Asistimos

doloridamente a la bancarrota del boxeo. Su reino fugaz ha terminado por la decrepitud de

sus sacerdotes. Y Bogotá, que todo lo soporta y comprende, sonríe sutilmente ante la

farsa”224

. Una “farsa” que, para ese entonces, ya tenía muchos practicantes, aficionados y

espectadores.

Boxeadores de muchos lugares del país y del extranjero, compitieron por la supremacía

pugilística en la ciudad: “Aquí todo puño nacional o extranjero que se salga de las

proporciones habituales ejerce una sugestión irresistible y aun puede generar

acontecimientos de mucha trascendencia”225

. Renato Van-Hoorde, Benjamin Brewer,

Ricardo Jordán, Luis E. Garníca, Rafael Plata, Raúl Ansel, King Salomón, Ramón

Rodríguez, Nicolás Cabral, Gabriel Maldonado, Víctor Vásquez y el héroe local Rafael

Tanco son algunos de los que participaron del espectáculo:

Sin embargo, hay que conceder al deporte favorito del pueblo norteamericano, una

relativa belleza, pues resulta innegable que cuando un pugilista de origen latino logra

equilibrar simultáneamente la plenitud de la fuerza con la gracia de la línea y la elegancia,

como Carpentier, por ejemplo, la emoción que deja en el ánimo tiene que ser estética. De

ahí que Bogotá esté entrando por el boxeo y vea en Rafael Tanco el verdadero exponente de

tal deporte como figura perfectamente apolínea, digna de estar esculpida en los antiguos

mármoles, conmemorando el símbolo de las victorias olímpicas.226

222 Néstor Forero Morales, “La ciudad y el sport”, El Gráfico XIII:646 (1923): 731. 223 Néstor Forero Morales, “La ciudad y…, 731 224 Néstor Forero Morales, “La ciudad y…, 731 225 El Dr. Mirable, “Su excelencia el músculo”, Cromos XIII:304 (1922): 246. 226 Sin autor, “El boxeo”, Patria. Revista de ideas I:35 (1925): 22.

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Tanco fue el primer boxeador popular que tuvo la ciudad y uno de sus primeros héroes

deportivos. Elegido de manera sui generis Campeón Nacional, Tanco enfrentó a Rene Van-

Hoorde en agosto de 1921; con motivo de la pelea, el “especialista” en materia de “box”

Mayor Carlos Padilla, quien actuaba como juez, crítico y periodista de los combates,

escribió: “Quien ha sido como el señor Van-Hoorde, asiduo asistente a la sala Desmet, no

puede menos de ser un buen boxeador. El señor Tanco es ampliamente conocido entre

nosotros como boxeador de primer orden para que tengamos necesidad de detenernos a

analizar sus conocimientos técnicos”227

. El de Padilla es un caso especial, era un verdadero

agente del campo deportivo, era activo en la organización de las peleas, parecía ser dueño

de un capital cultural que le permitió ser reconocido desde el “amanecer boxístico” como

un “verdadero” experto en la materia: “El señor Mayor Carlos Padilla, sin duda el mejor

técnico en estas materias actuará como juez”.228

La pelea Tanco vs Van-Hoorde gozó de un amplio cubrimiento en las revistas culturales de

la ciudad. Los boxeadores, de la noche a la mañana, se convirtieron en personajes públicos

con destacada exposición mediática. El Tiempo, Cromos y El Gráfico dedicaron páginas

227 Carlos Padilla, “El match de boxeo Tanco-Van Hoorde”, El Gráfico XI:561 (1921): 172. 228 Carlos Padilla, “El match de boxeo…, 172.

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enteras a la promoción del “match”. Eduardo Castillo, al inicio de un amplio reportaje con

los dos peleadores decía:

Necesaria fue la honda repercusión emocional que tuvo en el mundo entero el

match Carpentier-Dempsey para que nos interesásemos primero, y nos apasionáramos luego

por aquel deporte sano y varonil que se traduce en pujanza y hermosura corporales para los

pueblos que lo aman y lo practican. Tal es la causa que ha producido en Bogotá un

entusiasmo tan vivo por el encuentro entre el señor Rafael Tanco, nuestro campeón nacional

de box, y el señor Renato Van Hoorde, ciudadano belga de nacimiento pero colombiano de

corazón, que también es un pugilista de escuela.229

Después de la pelea Tanco-Van-Hoorde las veladas boxísticas se hicieron cada vez más

comunes. Ya se podía hablar de “expertos” y el interés creció. Los asistentes también

aumentaron; del pequeño Olympia, se pasó al Luna Park y de ahí al circo de San Diego con

capacidad para 3.000 espectadores. La pelea entre Tanco y Benjamín Brewer230

, que el

primero perdió al recibir un solo golpe, quedó en los anales deportivos de la ciudad. Años

después, con motivo de otra derrota de Tanco frente al norteamericano Reid, Armando

Solano recordó:

Recuerdo la noche en que un boxeador también norteamericano, derribó a nuestro

campeón del primer golpe. Pasaron los segundos, los minutos, y el cuerpo admirado del

229 Eduardo Castillo, "El match Tanco-Van Hoorde", Cromos XII:269 (1921): 68. 230 “El señor Brewer es norteamericano, ejerce de minero en el Chocó y es hombre de gran fortaleza, aunque

se halla lejos de las características del atleta clásico que Tanco ostenta gallardamente.” Sin autor, “El match

Tanco-Brewer”, Cromos XII:281 (1921): 261.

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deportista, que produjo al caer sobre el tablado un golpe seco, no recobraba el movimiento.

Cundió en el público la sensación del pánico, del espanto, que luego se trocó en la del dolor,

y después en la de una ira incontenible y homicida. Gran trabajo le costó al vencedor

escapar a la cólera popular, y la casa en donde se refugió tuvo que ser vigilada por largas

horas con un cordón policial.231

La antesala a la primera pelea con Brewer estuvo marcada tanto por reflexiones sobre el

carácter y la raza de los peleadores, como por lo que significaba para el mundo moderno el

enfrentamiento a puños entre dos hombres: “El hombre primitivo, dominado aún por los

apetitos de la selva, y el hombre superior, refinado por luengos siglos de cultura,

concuerdan en parecida admiración por el campeón gallardo […]”232

. Carlos Padilla en la

previa de la pelea mencionó la forma como ésta era esperada por toda la ciudad: “Nuestra

vieja urbe se halla conmovida en estos días por el combate de box que se efectuará el 29 de

los corrientes en el salón Olimpia. En las plazas, en las calles, en los cafés y aún en las

casas mismas, todo el mundo pregunta: <<¿Qué tal resultará el americano? ¿encontrará

Tanco un rudo adversario esta vez? ¿Sabe boxear Brewer o no sabe?>>”233

231 Armando Solano, “Campeón vencido”, Patria. Revista de ideas III:58 (1925):19. 232 Sin autor, “El próximo encuentro Tanco-Brewer”, Cromos XII:280 (1921): 244. 233 Carlos Padilla, “Match Tanco-Brewer”, El Gráfico XI:573 (1921): 358.

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Los triunfos de Tanco fueron recibidos como de la ciudad, era un favorito sentimental del

pueblo, un héroe popular; por eso al momento de perder, el público no lo perdonó y

reaccionó de manera violenta234

. Dice Solano:

Y ahora cae. Cae con la tristeza, con el abandono, con el indolente fatalismo de

todos los vencidos. Quienes lo aclamaron gritan contra él y lo punzan con crueles dicterios.

Oye al descender del ring la rechifla en vez de las palmas, y ve que la policía no lo rodea

para moderar el entusiasmo de la multitud que anhela estrecharlo y ponerlo sobre sus

hombros, sino para defenderlo de una turba congestionada que trata de herirlo. Es el fracaso

clásico, teñido con los lívidos colores de la más profunda y deprimente tristeza. Es el final,

es el ocaso, es el desastre, el aniquilamiento, la extinción, cuadro perennemente

desgarrador, que ensombrecen, si posible fuera, todavía más, las balbucientes explicaciones,

las tímidas protestas, que le roban grandeza a todo hundimiento. Hablo, como nadie dejara

de comprenderlo, del aspecto sentimental de este golpe. Yo ignoro si profesionalmente

tendrá o no remedio. Solo me preocupa ahora la crisis que transforma súbitamente el

admirador en perseguidor vociferante, y al pedestal en picota. Es el drama sombrío del arte,

de la ciencia, de la política. El insuceso nos asecha. El fracaso ronda en torno del campo de

todas nuestras batallas.235

Solano reclamaba por lo variante de los tiempos, lo efímero del triunfo y lo limitado de la

gloria: “Nuestros contemporáneos son descontentos, demoledores, iconoclastas, y miran

toda consagración como una irradiante desigualdad. La capacidad admirativa se disminuye

todos los días, lo cual debe hacernos pensar con terror si será que está restringiéndose la

facultad de comprender. Pero aunque el derrumbamiento de los ídolos sea suceso cotidiano

ahora, nadie pretenderá que carezca de una amarga emoción que nubla los ojos y anuda la

garganta”236

. La crítica estaba dirigida a la fragilidad de la victoria, a la amargura de la

derrota, sentimientos que lograba despertar un deporte incipientemente masivo pero que

sobresalía por su público: “Grandes campos de juego, panoramas pintorescos elegidos para

que el gran público sienta la curiosidad de ver disputarse una prueba a los atletas; rings

levantados en el circo taurino o en el amplio teatro donde pueden presenciar miles de

aficionados, son la fórmula única de iniciarse primero a la masa, interesándola,

proporcionándola tal vez un espectáculo a ratos cruel, convirtiéndola luego en aficionada y

sacando finalmente un numero limitado de creyentes <por si> que será el verdadero efecto

234 “Careciendo aquí de convicción y de escuela deportivas, no teniendo, gracias a Dios, la dureza sajona,

nuestra gente va al boxeo, en busca, ante todo, de un rasgo de elegancia y de gentileza. De ahí que Tanco

fuese durante varios años un favorito, y que sus triunfos fueran saludados siempre como triunfos de la

ciudad.” Armando Solano, “Campeón vencido”, Patria. Revista de ideas III:58 (1925): 19. 235 Armando Solano, “Campeón vencido”, Patria. Revista de ideas III:58 (1925): 19. 236 Armando Solano, “Campeón vencido”…, 19.

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útil de una labor tan ardua y prolongada”237

. El boxeo fue el primer deporte que movilizó al

pueblo, el primero al que asistieron de manera masiva los bogotanos y el primero que

despertó sus pasiones de manera irrefrenable.

Para responder a la necesidad de consumo que impuso la popularización del boxeo, la

revista El Gráfico publicó el elogio del pugilismo de Maeterlinck; el premio Nobel era un

referente para los defensores del boxeo238

. Dice el pequeño editorial: “Con motivo del

desafío de pugilato que ha de celebrarse esta noche en el Olimpia entre el campeón

colombiano Rafael Tanco y Ben Brewer, púgil americano, ha habido enorme entusiasmo,

sobre todo entre los jóvenes, por el desarrollo de los músculos. Nada más oportuno en este

momento que el artículo que va enseguida, de Mauricio Maeterlinck, y que hemos

traducido tomándolo de uno de sus preciosos libros”239

.

El entusiasmo por el boxeo convocó a más publico y más practicantes: “Son pocos los días

que trae de instalado el boxeo entre nosotros y ya hemos podido apreciar algunas de sus

ventajas sociales. Muchos de nuestros elegantes han abandonado la sala de café por el

<<ring>> y han trocado su antigua disipación por una completa austeridad”240

. Decía El

Gráfico, al resaltar la figura de los señores Ricardo Jordán y Luis E. Garnica,

santandereanos, que se empezaban a dedicar al boxeo. Sobre Jordán el artículo aseguraba

que tenía la figura de un Hércules moderno, algo “raro” por su condición de alumno de la

Facultad de Derecho, lo que era un motivo para refutar la tesis sobre la incompatibilidad

entre fuerza e intelecto.

237 “Boxeo espectacular” Patria. Revista de ideas III:60 (1925): 27. 238 “Y cuan hermosa selección, ordenada al sentido exacto de las voluntades de la naturaleza, no traería

consigo las práctica intensiva del pugilato, en el que se concentrarían todas las esperanzas de la gloria militar

y la selección es, después de todo, la única cosa realmente importante de que tengamos qué preocuparnos; es

el primero, más vasto y más eterno de nuestros deberes para con la especie.” Mauricio Maeterlinck, “Elogio

del pugilato”, El Gráfico XI:574 (1921): 374. 239 Sin autor, “Elogio del pugilato”, El Gráfico XI:574 (1921): 374. 240 Sin autor, “El entusiasmo por el boxeo”, El Gráfico XI:580 (1921): 475.

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A finales de 1922 las veladas se realizaban cada 15 días en el circo San Diego. Había una

empresa, dirigida por Jorge Wills Pradilla que se dedicaba a la promoción del espectáculo.

Pradilla fue el primer personaje público que apostó por la institucionalización del deporte y

contribuyó de una manera significativa al surgimiento del campo deportivo en Bogotá. En

la preparación de las peleas no escatimaba en gastos, era común que el circo se

“desbordara” de gente. La velada empezaba a las 3:30 de la tarde, cuando se realizaba en el

circo de San Diego se vendía el aforo de 3.000 espectadores por completo, acostumbraba

tener 3 preliminares, la pelea central podía generar apuestas del orden de los 1.700 pesos

oro y una de las reglas era que el “Knock Out” se daba antes del sexto round241

. La boleta

costaba “veinte duros”, más costosa que para los toros o el teatro. Las mujeres no pagaban

y los niños entraban dos por uno. El boxeo contó desde 1922 con un comité departamental

encargado de vigilar que se cumpliera el reglamento. Su secretario era el mismo Wills

Pradilla. Entre las funciones del Comité estaban: ratificar el campeón nacional en distintas

categorías, aprobar la realización de “matchs” entre boxeadores del ranking, nombrar los

241 Vale la pena poner en perspectiva la cifra de 1.700 pesos oro. Una colección completa de la Constitución

Política y todos los códigos nacionales valía 6 pesos empastada en cuero. Una docena de cervezas 1.20. pesos.

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“referee” para las peleas y matricular a los boxeadores para llevar una estadística de los

practicantes242

.

El boxeo fue el primer deporte que gozó de una organización institucional que no dependió

de los clubes o los colegios. Formada con espíritu burocrático, la organización es el primer

ejemplo de autonomía del campo deportivo en Bogotá. El boxeo fue el primer deporte

masivo y con arraigo popular. En las veladas organizadas durante la década de los 20 se

consolidó el proceso que insertó el deporte, de manera definitiva, en el panorama social de

la ciudad. Nunca antes se había vivido un “boom” de ese tipo.

242 Sin autor, “Reglamentación del boxeo en Colombia” El Tiempo, Bogotá, 28 de noviembre, 1922, 7.

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CONCLUSIONES

Los años entre 1910 y 1930 son definitivos en el surgimiento del campo deportivo en

Bogotá. Durante esos años el ejercicio público de prácticas y consumos deportivos

constituyó un escenario social en el que el deporte se insertó en las dinámicas de uso del

tiempo libre en la capital. Las transformaciones sociales, culturales, educativas, políticas y

económicas que vivió la ciudad, así como su relación con la educación y el mundo del

trabajo permitieron que se constituyera un escenario desde el que emergió el deporte como

un espacio de la vida social. Por esos años el esparcimiento “sano” era una preocupación de

las clases dirigentes que reconocían los peligros que representaban el alcohol, las ideologías

extranjeras y la cuestión social. Frente a esas “amenazas” la cultura física irrumpió como

respuesta de sectores intelectuales, políticos, empresariales y estatales que vieron en el

deporte y sus expresiones un medio para consolidar el discurso capitalista.

La influencia del deporte se sintió en el escenario público donde compitió y en algunos

casos reemplazó espacios tradicionales de sociabilidad como la iglesia, las fiestas

religiosas, las corridas de toros, obras musicales y presentaciones de teatro. Uno de los

principales escenarios de penetración del deporte fue la escuela donde, como parte de la

pedagogía moderna, se insertó en las dinámicas educativas de la “nueva era”,

convirtiéndose en un valor necesario de todos los proyectos educativos de la época. El caso

del Gimnasio Moderno es paradigmático puesto que el colegio fundado por Agustín Nieto

Caballero fue líder en la promoción del deporte como parte de la “nueva” ética ciudadana

que estaba reservada a dirigir los destinos de la república.

El rico debate intelectual de los años 20 en Colombia fue un espacio de controversia en el

que existió lugar para la discusión sobre la importancia del deporte. Es precisamente

durante esa década que los deportes experimentaron un auge que, asociado con la discusión

de sus bondades y problemas, convirtió sus consumos y prácticas en una actividad de

notable visibilidad social. El surgimiento inicial del deporte como campo autónomo de la

vida social, permitió que las mujeres, que en otros espacios comunes veían restringida su

actividad, disfrutaran las bondades del incipiente proceso de secularización que

experimentó el país por esos años. Aunque restringido a las mujeres de la élite y la alta

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89

sociedad el deporte fue, sin duda, un espacio en el que la actividad femenina compitió

directamente con el dominio y control masculinos.

El debate intelectual de los años 20 en Colombia está permeado por las discusiones sobre la

secularización y el problema social. Estas dos dimensiones permitieron que dentro de

algunas discusiones de los intelectuales de la época se incluyeran varios aspectos de la

sociedad como la cultura, la religión, la economía y la política. La relación entre deporte y

los aspectos anteriormente mencionados fue un ejemplo de la forma en que en Bogotá

existió una preocupación por los obreros y sus modos de vida. Cómo controlar el tiempo

libre de los obreros y hacer de su trabajo algo más “productivo” es el eje sobre el que giró

la controversia puesto que el deporte se consolidó como una herramienta para “mejorar la

vida” de los sectores populares.

El “nacionalismo criollo” y la defensa de la raza “latina” se relacionaron directamente con

el avance de los deportes en Bogotá. La popularización de las prácticas y los consumos

deportivos fue vista con ambigüedad. Por una parte, había un sector de la sociedad y la

intelectualidad que veía en los deportes muestras claras de un “fastidioso extranjerismo”

que pretendía imponer las costumbres de los “sajones”. Por otra parte, había quienes

entendían los deportes como un escenario ideal para demostrar la superioridad de las razas

“latinas” e “hispanas”. En una época de profundo antiamericanismo y de influencia cultural

francesa, la “lucha de las razas” se experimentó con bastante intensidad en los campos

deportivos. Fue en ellos donde la amargura de la derrota se sintió con mayor dureza. Basta

recordar a Armando Solano que lamentó la derrota del campeón nacional Rafael Tanco así:

“El descalabro ensaya su mueca sarcástica, mientras suena la hora de lanzárnosla en pleno

rostro”.

La salud, la higiene y la belleza fueron temas de debate y preocupación durante los años

veinte en Colombia. Cómo promover la cultura de la “vida sana” en las clases populares era

uno de los objetivos fundamentales del Estado. Tener una población sin problemas de salud

era asegurar trabajadores “rendidores”. En una ciudad en proceso de completar su

transición moderna, la insalubridad, la falta de espacios de esparcimiento y la lucha contra

el alcohol marcaron los derroteros por los que se promovió el deporte como una alternativa

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necesaria para la “decadencia”, la “miseria” y la “melancolía” propias del “ocio infecundo”

por fuera del trabajo en la fábrica. La publicidad es una de las herramientas de control más

importantes. En su labor de promover la salud y el cuidado del cuerpo nada fue más

efectivo.

La respuesta estatal al aumento y popularización de las prácticas y los consumos deportivos

fue la confirmación de la importancia del deporte. La ley 80 de 1925 fue la primera

iniciativa legislativa que pretendió involucrar al Estado directamente en la promoción de

una estructura burocrática que permitiera la institucionalización del deporte y su

consolidación como fenómeno social relevante de la vida urbana. Es a través de la ley que

el Estado comienza a intervenir en la vida deportiva del país. Si bien es cierto que la

mayoría de las iniciativas estatales para promover el deporte, aún hoy, se mantienen en el

papel, la importancia de la ley no puede ser subestimada como ejemplo del surgimiento del

campo deportivo.

En los primeros e incipientes años de la actividad deportiva el golf fue el deporte por

excelencia de las élites. Aunque había otros deportes practicados por los estratos altos de la

sociedad como el tenis o la hípica, es evidente que el “real y antiguo juego” fue el que se

destacó por ser un elemento de distinción y diferenciación social. La presencia de

extranjeros y de representante exclusivos de nuestra sociedad fue valorado, promovido y

respetado por las distintas publicaciones culturales de la ciudad que veían en el golf un

“juego ideal” para promover la unión de las “razas y los pueblos”. Si bien se puede aceptar

que en algunos casos son los mismos golfistas los que escriben sobre su actividad, es

innegable que durante los 20, el campo de golf y sitios como el Country Club se

constituyeron en espacios de sociabilidad que antes no existían y que ayudaron a que un

sector de los habitantes de la ciudad se relacionara con el deporte de una manera distinta,

burocrática y organizada.

El boxeo fue el primer deporte que gozó de una burocracia institucional propia e

independiente de cualquier otro tipo de organización como clubes o colegios. El boxeo fue

el primer deporte popular en la ciudad de Bogotá. Como espectáculo fue el primero que se

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ofreció “profesionalmente” y para el que se organizaron jornadas especiales. Las veladas

boxísticas organizadas durante la década de los 20 consolidaron el proceso que insertó el

deporte, de manera definitiva, en el panorama social de la ciudad. El “boom” del boxeo fue

el escenario en el que, por primera vez, un deporte se puso de moda en la capital de la

república. El Dr. Mirabel en Cromos lo sintetizó así: “Ningún espectáculo ha sido aquí de

tanta sensación como estas luchas; ninguno ha tenido tan enorme público ni se ha pagado a

tan subidos precios”. Muchos practicantes participaron de ese auge que convirtió al

pugilismo en una diversión favorita del público de Bogotá.

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