¿El Triunfo de La Libertad, Dylan Riley

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Título filosófico acerca de la idea de lLibertad.

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    El estudio de la democracia normalmente se confa a los politlogos, lossocilogos o los historiadores contemporneos, para quienes los orgenesantiguos de este sistema forman poco ms que un teln de fondo pinto-resco de la historia de su triunfo en el siglo XX. En sus estudios, las reasde asentamiento de la democracia tienden a ser noratlnticas: EstadosUnidos, Reino Unido y Francia. En cuanto al trmino en s, democraciase define por lo general como un conjunto de procedimientos electoralese instituciones representativas que legitiman el poder poltico. Dentro deeste campo hay espacio para una variedad de puntos de vista: el ala pro-gresista de la ortodoxia echa de menos una mayor participacin de losvotantes, mientras que la derecha pragmtica celebra la apata; pero am-bas consideran que el ciclo electoral regular es una condicin mnima.Hay tambin una explicacin histrica comn: desde los modestos co-mienzos basados en la propiedad, la democracia se ha ampliado con xi-to para incorporar primero a los obreros hombres y despus a las muje-res. Unida a la libertad, derrot al fascismo en Europa y, despus de1945, se enfrent a su enemigo, el totalitarismo, en el Este comunista.Desde mediados de la dcada de 1970, una tercera oleada de democrati-zacin elimin las dictaduras del sur de Europa Grecia, Espaa y Portu-gal antes de extenderse a la mayor parte del mundo despus de 1989.

    El libro de Luciano Canfora, titulado La democrazia. Storia di unideolo-gia, rompe con esta tradicin en casi todos los aspectos: conceptual, geo-grfico e histrico1. El propio autor no es politlogo sino fillogo clsico,formado en la Scuola Normale Superiore de Pisa en la dcada de 1960;intelectual ferozmente independiente, originalmente militante del PCI yms recientemente del PdCI, uno de los pequeos grupos que surgi trasel hundimiento del primero, por el que se present candidato a las elec-ciones parlamentarias europeas en 1999. En una obra prolfica, sus escri-tos incluyen estudios sobre Demstenes y Tucdides, un anlisis fundacio-nal sobre los principios narrativos de la historiografa clsica, una asombrosa

    1 Luciano Canfora, Democracy in Europe. A History of an Ideology, Oxford, 2006 [ed. cast.:La democracia. Historia de una ideologa, Barcelona, 2004]. Las referencias de la edicincastellana aparecen entre corchetes.

    ARTCULOS

    EL TRIUNFO DE LA LIBERTAD?La derrota de la democracia en Luciano Canfora

    DYLAN RILEY

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    S biografa de Julio Csar y tres libros sobre Togliatti, de quien sigue siendogran admirador; por no hablar de mltiples reflexiones sobre poltica con-tempornea. Notable entre sus habilidades ha sido el trabajo de detectivehistrico y de textos, que ha producido una serie de destacados descubri-mientos, entre ellos que Giovanni Gentile fue asesinado, al contrario de loestablecido por la leyenda oficial, por orden de la direccin del PCI en1944; que el clebre papiro atribuido al gegrafo Artemidoro de feso (si-glos II-III a. C.) es casi con seguridad una falsificacin, probablemente deun aventurero griego del siglo XIX; que una carta enviada en 1928 supues-tamente por Ruggiero Grieco, miembro de la direccin del PCI en el exi-lio a Gramsci, encarcelado en espera de juicio, fue una provocacin dela polica fascista. Lejos de separar el rigor clsico de la conviccin pol-tica, ha teorizado directamente sobre la conexin entre ambos. Su obrams reciente, Filologia e libert, est dedicada al argumento de que, his-tricamente, la pasin por la verdad precisa de los textos siempre ha exi-gido el rechazo de la autoridad canonizada, y una independencia de men-te que slo la libertad de pensamiento puede garantizar.

    La democrazia. Storia di unideologia combina estos antecedentes en unaobra intrigante y muy original. Conceptualmente, Canfora rechaza de pla-no el punto de vista habitual que considera la democracia como un con-junto de instituciones y procedimientos electorales. Respaldando la opininde Norberto Bobbio de que la esencia de la democracia es el igualitaris-mo, sostiene un anatema para la perspectiva dominante que puedevolver a afirmarse en el mbito de las ms diversas formas politico-cons-titucionales2. Siguiendo a Aristteles, Canfora procede a definir la demo-cracia como el predominio del demos, es decir, el dominio de las clasesms pobres, los desposedos3. Sobre esta base, propone un estudio histri-co centrado en la suerte de la democracia en Europa completamente distin-to a los anlisis convencionales. En lugar de una progresiva ampliacin yprofundizacin, Canfora slo ve breves momentos de avance democrtico,localizado e inmediatamente sitiado, entre ellos los primeros aos de la d-cada de 1790 en Francia, la dcada posterior a 1917 en Alemania y Rusiaun nivel mximo y finales de la dcada de 1940 en Francia e Italia. En sumayor parte, sin embargo, la de Canfora es una historia de, fracaso de lademocracia, en el sentido que l le da, y de cmo las elites dominantes hangestionado la amenaza igualitaria que supone el ampliar el sufragio paraconservar su propia libertad de accin. El periodo posterior a 1950 se re-presenta como un paisaje poltico sombro, que manifiesta la erosin de lasaspiraciones democrticas igualitarias tanto en Europa oriental como occi-dental, y el triunfo al fin de lo que Canfora denomina el sistema mixto unpoco de democracia y un mucho de oligarqua, que combina el princi-pio electoral con la realidad del predominio de la clase burguesa comofrmula de dominio poltico contemporneo4.

    2 Ibid., pp. 228, 250 [260, 288].3 Ibid., p. 250 [287-288].4 Ibid., p. 216 [248].

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    STambin geogrficamente Canfora invierte el argumento habitual. A lasrepblicas democrticas populares de Europa oriental les concede una se-ria consideracin crtica en cuanto experiencias democrticas5. De hecho,el sistema del Estado social occidental se considera una plida imitacin delmodelo oriental; y la cada del bloque sovitico, como algo paralelo a laderrota del igualitarismo poltico. Estados Unidos slo se menciona por suaportacin a la estabilidad de los sistemas de propiedad en el continenteeuropeo. Por el contrario, Francia es la que se convierte en nacin polticapor excelencia: lugar de nacimiento de la idea de sufragio genuinamenteuniversal, y que prob los mtodos por los cuales acabara siendo neutra-lizado a partir de 1850. La historia poltica francesa ocupa la mayor partedel libro de Canfora6.

    El ojo de Zeus todo lo ve

    La democrazia. Storia di unideologia es por lo tanto un ataque frontalcontra la ortodoxia intelectual as como contra la autoestima continental. Nosorprende que haya provocado fuertes reacciones. El libro se encarg ori-ginalmente como parte de una serie multinacional titulada La construc-cin de Europa, dirigida por el historiador francs Jacques Le Goff, jun-to con El renacimiento europeo, centros y periferias de Peter Burke, Lafamilia europea de Jack Goody, Las revoluciones europeas, 1492-1992 deCharles Tilly y una serie de ttulos ilustres, todos los cuales deban pro-ducirse en cinco idiomas por editoriales europeas de altos vuelos: Blackwllen Reino Unido, Seuil en Francia, Crtica en Espaa, Laterza en Italia yBeck en Alemania. Los editores de Beck, sin embargo, se negaron rotun-damente a publicar la colaboracin de Canfora, en apariencia por el infor-me escandalizado de un lector, el historiador Hans-Ulrich Wehler, eptomedel pensamiento derechista, que declaraba que no es ms que un pan-fleto comunista, que supera en estupidez dogmtica incluso a los produc-tos de la RDA; un absurdo, dada la sostenida perspectiva heterodoxa dellibro7.

    Ms que un sustancial combate con el argumento de Canfora, sin embar-go, sus crticos alemanes contendan con una serie de quejas equvocasdiseadas para impugnar la integridad intelectual del italiano tachndolode estalinismo. La acusacin ms concreta es la de que La democrazia.Storia di unideologia proporciona una interpretacin sovitica ortodoxadel Pacto Molotov-Ribbentrop. Pero como Canfora demuestra convincen-temente en su panfleto, Locchio di Zeus, en respuesta a los crticos, estose basa en una tergiversacin voluntaria. De hecho, tras analizar el pacto enel contexto del enfrentamiento entre la URSS y Hitler, Canfora pasa a re-

    5 Ibid., p. 188 [216].6 La ausencia de Estados Unidos tal vez se deba tambin a que la serie se centra en Europa.7 Citado en Luciano Canfora, Locchio di Zeus. Disaventure della Democrazia, Bari, 2006,p. 15.

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    S lacionarlo con la involucin nacionalista del experimento sovitico y ana-liza con cierta amplitud el trauma que caus. Quiz su comparacin delacuerdo entre Hitler y Stalin con el reconocimiento de la Francia de Vichypor parte de Roosevelt, y la cnica particin de Europa en Este-Oeste quese produjo en Yalta, tambin ayudase a irritar a los crticos alemanes. Perolo ms asombroso sobre la excesiva reaccin de stos es que no analizanen absoluto la concepcin de la democracia, la arquitectura o la coheren-cia estructural en general de la obra. La democrazia. Storia di unideolo-gia ha tenido por lo tanto una recepcin peculiarmente desequilibrada:aunque genera muchsimos comentarios, su tesis central sigue prcticamen-te sin analizarse. Es una lstima, porque la interpretacin bien fundamenta-da histricamente que Canfora hace de la democracia es un til correctivodel punto de vista habitual. Los problemas de su argumento, por otra parte,tocan cuestiones de enorme importancia intelectual y poltica, sobre todopara la izquierda.

    Debe admitirse que un obstculo para comprender plenamente el librode Canfora es la organizacin del texto en s. La democrazia. Storia diunideologia abarca desde la Atenas del siglo V hasta la Italia de Berlus-coni en unas 250 pginas densas, enrgicas y polmicas, combina la na-rracin histrica con la interpretacin, de un modo que cuestiona los es-quemas comparativos convencionales. Algunos lugares y periodos setratan con detalle minucioso, otros apenas se tocan. Tras un fascinanteanlisis filolgico sobre el significado de la democracia en la Grecia anti-gua, el estudio se traslada a Francia, donde hace un seguimiento del su-fragio universal desde 1789 hasta el segundo Napolen. Retrotrayndosea 1815, Canfora analiza a continuacin la aparicin del liberalismo entoda Europa. Despus vuelve a Francia, para seguir las evoluciones pol-ticas de la Tercera Repblica, desde la Comuna hasta 1914, y la consoli-dacin de los regmenes parlamentarios liberales en Europa antes de laPrimera Guerra Mundial.

    El periodo de 1914-1945 se trata como un todo unitario una convulsincontinental de 30 aos dentro del cual Canfora analiza la crisis del par-lamentarismo en la belle poque, las respuestas socialista y fascista a dichacrisis, la Gran Guerra y el nacimiento de la Unin Sovitica. Tras recons-truir la instalacin de los regmenes fascistas en Italia y Alemania, Canforaaborda la democracia progresista y la popular Italia y Checoslovaquia,antes de 1948, como casos comparativos que, sostiene, surgieron de unaestrategia de antifascismo en ambas partes de Europa. La derrota histri-ca de este antifascismo posfascista est sealada por el establecimiento dela Quinta Repblica por De Gaulle, caso tpico de constitucin mixta, en laque el pueblo se expresa, pero las que cuentan son las clases propieta-rias8. En opinin de Canfora, los gobiernos europeos contemporneosson en esencia regmenes oligrquicos engalanados con una maquinaria

    8 L. Canfora, Democracy in Europe. A History of an Ideology, cit., p. 227 [259].

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    Selectoral, diseada para legitimar el dominio de la elite y al mismo tiem-po descalificar a las minoras antisistmicas mediante el privilegio ejecu-tivo, mecanismos mayoritarios sistemas de escrutinio mayoritario, distritoselectorales uninominales, etctera control de los medios de comunica-cin de masas y coercin directa. Al final de este texto vigoroso y estimu-lante, muchos lectores tal vez sufran una sensacin de latigazo histrico-literario.

    El dominio del pueblo

    Una evaluacin inicial debe comenzar con el trmino clave del anlisis deCanfora: democracia. Qu quiere decir con l? De manera desconcertan-te, el prlogo comienza con una enrgica evocacin de la funcin popu-lar-dictatorial de Garibaldi como demcrata revolucionario, llegando a se-alar que, en la lengua poltica griega del periodo romano, demokrata ysu derivado, demokrator, poda hacer referencia a dominio sobre el pueblo.As, respecto al conflicto entre Csar y Pompeyo se dice, en las Guerrasciviles de Apiano, que ambos haban luchado disputndose la demokrata,mientras que Sila, predecesor de Csar como gobernante de la Repblicaromana, se describe en otra parte como un demokrator, un dictador, de he-cho. La incmoda cercana entre ambos trminos, sugiere Canfora, nos exi-ge superar la doctrina aceptada y recordar los elementos de clase que sub-yacen a los sistemas polticos; kratos, nos recuerda, denota la fuerza ejercidacon violencia. En Atenas, democracia era el trmino dado por los oposi-tores al gobierno del demos con la pretensin de destacar justamente sucarcter violento y el poder excesivo de los no propietarios cuando estvigente la democracia9. En su primer captulo, Canfora proporciona unaasombrosa interpretacin del famoso elogio de Pericles al sistema ate-niense en el epitafio. Lejos de la complacencia con la que por lo generalse cita incorrectamente en buena medida en el Prembulo del borrador deConstitucin Europea de 2003 Canfora ve un acto de sutil distanciamien-to por parte de Tucdides: Pericles explica que, aunque la palabra demo-cracia se usaba para describir la administracin de la ciudad, con relacina los muchos, no a los pocos, la vida privada ateniense se caracterizaba,de hecho, por la libertad. Se podran dar todas las vueltas que se quieraconcluye Canfora, pero en sustancia lo que hace Pericles es oponer de-mocracia y libertad10.

    El anlisis explcito ms completo del trmino se incluye en el penltimocaptulo del libro, Hacia el sistema mixto. Escribe Canfora:

    La democracia [] es de hecho un producto inestable, es el dominio (tempo-ral) de los desposedos a lo largo de un inagotable conflicto por la igualdad,

    9 Respectivamente, ibid., pp. 5, 8, 22 [14, 16, 32].10 Ibid., p. 8 [16].

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    S nocin que, a su vez, se ampla histricamente e incluye derechos nuevos ycada vez reivindicados de modo ms desafiante11.

    Para el fillogo italiano, por lo tanto, la democracia no es un sistema po-ltico o constitucional, sino un cambio histricamente poco duradero enla distribucin del poder social: una forma de relacin entre las clases in-clinada hacia el predominio del demos12. Su objetivo bsico es la igual-dad material. En una entrevista concedida en 2007 a Tageszeitung, Can-fora explicaba que su concepto haca referencia a la opinin aristotlica:La democracia es el dominio [Herrschaft] de los desposedos, la oligarquaes el dominio de los ricos13. La historia de la democracia, por lo tanto,no supone el estudio de sistemas constitucionales o polticos, sino de losmomentos de supremaca popular, pronto absorbidos por las fuerzas an-tidemocrticas.

    Paradjicamente, los orgenes de este uso en apariencia radical se encuen-tran en las crticas ms duras contra esta forma poltica. El estudio de Can-fora sobre la democracia debe mucho a los pensadores antiigualitarios yantidemocrticos. Esto es bastante obvio en el anlisis inicial sobre los or-genes del trmino entre las clases altas antidemocrticas de la Grecia clsi-ca. Pero tambin est fuertemente influido por una tradicin especficamen-te italiana de teora poltica elitista, en especial la obra de Gaetano Mosca,un gran intrprete de las dinmicas sociales14. Como Mosca, Canfora con-sidera que la democracia contempornea es en gran medida un conjunto deafirmaciones ideolgicas vacuas. En el sentido que l le da, las sociedadescapitalistas liberales son claramente antidemocrticas porque son profunda-mente desiguales, y su democracia es en esencia una frmula poltica parajustificar el dominio de la elite. Yo considero que esta definicin de la de-mocracia como igualdad de clases, el dominio (temporal) de los despose-dos15 se basa en una combinacin de poder social y poltico. Pero para en-tender por qu, primero hace falta observar con ms detalle los puntos deinflexin del relato de La democrazia. Storia di unideologia.

    1789 y despus

    Para Canfora, la Revolucin de 1789 [fue el] acontecimiento matriz de todala historia posterior de Europa; pero sus consecuencias distaron muchode ser directas16. El uso de las elecciones y de los parlamentos como me-

    11 Ibid., p. 228 [260].12 Ibid., p. 250 [287].13 As, para Canfora, la democracia es una forma de dominio, de soberana, no una formade gobierno [Regierungsform] ni un tipo de constitucin [Verfassungstyp]. Entrevista con Ul-rich Gutmair, Tageszeitung, 15 de diciembre de 2007.14 L. Canfora, Democracy in Europe. A history of an Ideology, cit., p. 228 [261].15 Ibid., p. 228 [260].16 Ibid., p. 20 [29].

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    Scanismos de gobierno pronto se separara del fondo de la democracia,que es la igualdad, y los regmenes europeos adoptaran el sufragio uni-versal, la tcnica clsica de la democracia, para legitimar el dominio de laelite. El concepto de sufragio universal lo encarn primeramente la Cons-titucin de Robespierre en 1793, que elimin el voto indirecto y las con-diciones censitarias. (Canfora rechaza los anteriores experimentos inglsy estadounidense con el sufragio porque estaban limitados por la raza ola religin, en contraste con la abolicin de la esclavitud por la Conven-cin jacobina.) Termidor destruy de inmediato este intento. A partir deentonces, las sucesivas constituciones incluyeron fuertes limitaciones alderecho de voto, hasta la Revolucin de 184817.

    El avance democrtico de 1848 tuvo resultados paradjicos, sin embargo.Las elecciones francesas de abril de ese ao, el primer sufragio universalen Europa, produjeron una Asamblea moderada que atacara el nivel devida de los obreros y ahogara en sangre su levantamiento de junio. LuisNapolen obtuvo entonces una victoria electoral aplastante en diciembre.Canfora proporciona una incisiva definicin del bonapartismo: el intercla-sismo demaggico, seductor, casi irresistible, respecto a las masas menospolitizadas y al mismo tiempo slidamente fijado en una relacin de mutuoapoyo con las clases propietarias. Ve poca diferencia entre el to y el so-brino: ambos son personificacin de la reaccin en formas modernas ypseudorrevolucionarias18.

    La victoria de Luis Napolen sirvi de modelo para el resto de Europa. Elsegundo emperador de los franceses, escribe Canfora, ense a la Euro-pa burguesa a no temer el sufragio universal sino a domesticarlo19. Pararesumir: la que introdujo en Europa el dominio parlamentario no fue la Re-volucin francesa, sino la Revolucin castrada por el bonapartismo. La prin-cipal innovacin de Luis Napolen, de acuerdo con Canfora, fue demostrarque el sufragio universal se poda manipular mediante cambios de lmites,circunscripcin uninominal, presin poltica de los prefectos o goberna-dores, la ayuda de la prensa, etctera, para garantizar la eleccin de losnotables locales. Adecuadamente controlado, el sufragio universal poda con-vertirse en un apoyo til al dominio por parte de los propietarios.

    Canfora aduce una amplia gama de pruebas histricas para respaldar suafirmacin. En primer lugar, all donde ha existido el sufragio universal,siempre se han impuesto otros mecanismos para garantizar que unas clasesobreras poderosas no pudieran amenazar el orden establecido cambian-do el personal poltico a travs de las urnas. La coercin era un medio:en Francia, la eliminacin despiadada de la Comuna de Pars. En la Ale-mania anterior a 1914, la hegemona militarista consecuencia de la ins-

    17 Ibid., p. 67 [83].18 Ibid., pp. 81-82 [99-100].19 Ibid., p. 101 [119].

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    S truccin y el restringido poder del parlamento hacan menos necesariala represin directa. En Italia o Reino Unido, donde un parlamento relati-vamente poderoso coexista con movimientos obreros organizados, la co-rrupcin electoral y el sufragio restringido, o un sistema mayoritario anti-democrtico, duraron hasta bien entrado el siglo XX.

    El establecimiento de la representacin electoral, por lo tanto, lejos de in-dicar un cambio de poder hacia las clases ms pobres, quiz sea la sealms segura de que no se ha producido dicho cambio. Esto se subraya me-diante una consideracin de los gobernantes que concedieron el sufragio:Bismarck en Alemania, Giolitti en Italia donde la ampliacin del voto sir-vi para sostener a una clase poltica dbil y aislada y, aunque no seanaliza aqu, Disraeli en Reino Unido. Todas estas figuras parecen enca-jar en el patrn bonapartista de lder fuerte apoyado por el consensoelectoral. Concedieron el sufragio universal con fines claramente antide-mocrticos (en el sentido de Canfora).

    La siguiente fase del anlisis se centra en el periodo de guerra civil eu-ropea, 1914-1945, interpretado como una lucha a tres bandas entre el so-cialismo, el fascismo y un tercer sujeto, la democracia liberal. Canforaachaca la responsabilidad de que estallase la Primera Guerra Mundial fir-memente a sta: Teniendo en cuenta que eran todos sistemas de rgimenparlamentario los que se lanzaron unos contra otros en aquel memorableagosto, se puede afirmar tranquilamente que precisamente al tercer su-jeto se le puede atribuir el mrito, no desdeable, de haber provocado ydesencadenado el infierno del siglo XX20. La Gran Guerra aportara lo queCanfora denomina el segundo fracaso del sufragio universal; pero susconsecuencias inmediatas fueron que Italia celebr sus primeras eleccionesefectivas por sufragio universal en diciembre de 1918, mientras que Ale-mania elega una nueva asamblea constituyente en enero de 1919.

    Sin embargo, en lugar de producir una democracia verdadera llevar alpoder a los desposedos el sufragio universal acab en ambos casos enfascismo: las clases que apoyaban a los partidos que hasta entonces ha-ban gobernado gradualmente perdieron la confianza en la democraciaparlamentaria y optaron por el fascismo21. Esta reaparicin de la frmu-la bonapartista, ms mortal que nunca, tuvo consecuencias de gran alcan-ce. No slo aplast los movimientos a favor de una democracia sustanti-va en Alemania, Italia y Espaa; Canfora sostiene que las presiones queprovoc en la Unin Sovitica donde en noviembre de 1917 se habancelebrado elecciones para la Asamblea Constituyente, y que inicialmentehaba sido pionera de una forma de democracia sovitica de mltiplespartidos tambin deformaron la evolucin de ese pas, con la complici-dad moral y material del resto de las democracias liberales occidentales.

    20 Ibid., p. 157 [183].21 Ibid., p. 158 [184].

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    SUna funcin importante en el resultado final de la guerra civil europealo desempea lo que Canfora denomina antifascismo. Considera que esun movimiento poltico que intent superar los viejos regmenes parla-mentarios y corregir los defectos de las democracias liberales, que habansido las parteras del fascismo22. El antifascismo fue tambin, por lo tanto,la lucha por una democracia sustantiva en Europa, que producira los Es-tados sociales y las democracias populares del periodo posblico. Canfo-ra sostiene que el ejemplo sovitico influy mucho a este respecto: se diceque las constituciones antifascistas de Italia (1948) y Alemania (1949) in-corporaban elementos de la Constitucin sovitica de 1936, formalmenteuna construccin jurdica modelo, aunque ridiculizada por las purgas ylos juicios espectculo que la acompaaron. As, el artculo tercero de laConstitucin italiana ordena a la Repblica eliminar todos los obstculoseconmicos y sociales que, limitando la libertad real y la igualdad de los ciu-dadanos, impidan el pleno desarrollo del individuo humano y la partici-pacin efectiva de todos los trabajadores en la organizacin econmica,poltica y social del pas. Adems, la funcin del antifascismo en la libe-racin de los pases de Europa central y oriental garantiz, sostiene Canfo-ra, a sus gobiernos de posguerra un cierto apoyo de masas real.

    El momento de la democracia antifascista tambin result poco durade-ro; pronto sera derrotado de nuevo por la consolidacin del sistema mix-to. El modelo para esta forma de gobierno fue la Quinta Repblica ins-taurada por De Gaulle, cuya importante innovacin fue la de reintroducirun sistema mayoritario, diseado para eliminar al PCF como alternativapoltica viable. Al final del siglo XX, el sistema mixto haba debilitado las de-mocracias progresistas en todo el continente. Fortaleca el ejecutivo, debi-litaba la representacin proporcional y seleccionaba los polticos de acuer-do con criterios de riqueza, para garantizar el dominio de las oligarquasno responsables ante el control legislativo. La democracia haba quedadoas reducida en sus territorios europeos de nacimiento a la legitimacinelectoral de las elites. Como escribe Canfora:

    El eplogo ha sido la victoria, que tiene perspectivas de larga duracin, de lallamada por los griegos constitucin mixta, en la que el pueblo se expresa,pero las que cuentan son las clases propietarias: traducido a un lenguaje msactual se trata de la victoria de una oligarqua dinmica y centrada en las gran-des riquezas pero capaz de crear el consenso y de legitimarse electoralmentemanteniendo bajo control los mecanismos electorales23.

    El resultado ha sido la derrota de la democracia en el sentido sustantivopor su anttesis, en trminos de Pericles: la libertad. No libertad para to-dos, por supuesto, sino de aquellos que en la competicin resultan ser losms fuertes (naciones, regiones, individuos), porque cualquier vnculo a

    22 Ibid., p. 174 [201].23 Ibid., p. 227 [259-260].

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    S favor de los menos fuertes sera precisamente una limitacin de la liber-tad de los otros24. Al citar el epitafio de Pericles, los redactores del Prem-bulo de la Constitucin Europea han recurrido sin saberlo al texto ms no-ble que podra utilizarse para decir no ya lo que deba servir de retricaedificante, sino lo que efectivamente haba que decir. Es decir, que ha ven-cido la libertad en el mundo rico con todas las terribles consecuenciasque ello comporta y comportar para los dems25. Pospuesta a una era futu-ra, la democracia ser inventada una y otra vez, aunque quiz, aade Can-fora, no por los europeos.

    Clase y partido

    se es el principal argumento de La democrazia. Storia di unideologia.Cmo debera evaluarse? Uno de los puntos fuertes de su perspectiva esla capacidad para explicar la recesin de la democracia sustantiva juntocon la expansin de la representacin electoral, un galimatas al que losestudios habituales de ciencias polticas no han proporcionado una res-puesta definitiva. La dura descripcin que Canfora hace de la oligarquaelectoral del sistema mixto es un vigoroso corrector de las autocelebra-torias explicaciones europeas. Su anlisis sobre la funcin del antifascis-mo en la posguerra en un til recordatorio de las aspiraciones igualita-rias que estaban en juego en la construccin del Estado social, y su estudiode la tortuosa historia del sufragio universal, sobre todo en Francia, siem-pre es interesante. Pero en su relato hay problemas conceptuales impor-tantes. Como ya se ha indicado, la definicin que Canfora ofrece de demo-cracia (el dominio de los desposedos) se basa en la combinacin del podersocial y el poltico, y por lo tanto tiende a restar importancia a la especi-ficidad de ambos. Aristteles, a quien Canfora apela a menudo, parecehaber sido mucho ms claro a este respecto. Para Aristteles, la democra-cia es un rgimen poltico en el que la condicin de ciudadana la compar-ten las distintas clases; no depende de que se eliminen las diferencias de cla-se, sino de que se construya una condicin poltica independiente de ellas.

    La idea de democracia planteada por Canfora concibe implcitamente eldemos como un cuerpo monoltico; de ah que un solo lder Garibaldipueda ser expresin de la voluntad poltica de dicho demos. Pero los des-posedos, sin excluir a los pequeos propietarios, tienen diferentes pro-cedencias y experiencias sectoriales, geogrficas, culturales y tnicas, ytienen una gama de partidos polticos histricamente construidos para ar-ticular sus necesidades. Hasta la repblica democrtica popular ms igno-rante reconoca la necesidad de un partido campesino dcil, junto con loscomunistas dominantes. Pero la funcin de los partidos est notablementeausente en La democrazia. Storia di unideologia. De manera igualmen-

    24 Ibid., p. 227 [288].25 Ibid., pp. 251-252 [289].

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    Ste extraa, Canfora muestra poco inters por las formas nuevas arrojadas pormomentos de democracia protosocialista: las improvisaciones de la Co-muna parisina, donde los jueces y los jefes policiales eran directamenteelegidos y deponibles; los soviets de partidos mltiples en los primerosdas del poder bolchevique.

    Aunque la insistencia de Canfora en los mltiples paralelos en la evolu-cin de ambos lados del Teln de Acero puede ser saludable, hubo diferen-cias importantes en la experiencia poltica de ambas partes del continentea las que en el libro no se da el adecuado reconocimiento. Tomando a Che-coslovaquia e Italia como paradigmas, Canfora considera que ambas po-tencias imperiales, Washington y Mosc, usaron una mezcla de ayuda ma-terial y amenaza de fuerza para establecer regmenes polticos afines ensus zonas de influencia, en el periodo inmediatamente posterior a la guerra.A este respecto, sostiene,

    En este escenario, que es bien conocido y que slo evocamos de pasada, elprincipio subyacente, lgico corolario de la divisin en zonas de influencia,era hacer cuanto antes elecciones para dotar de gobiernos representativos acada uno de los pases interesados; en cualquier caso, si las divisiones en reastienen un sentido, las elecciones las ganan los partidos que hacen referenciaa la potencia hegemnica en aquella rea26.

    Los procedimientos por los cuales llegaron al poder Klement Gottwald enChecoslovaquia y Alcide De Gasperi en Italia fueron fundamentalmentesimilares. Ambos ganaron unas elecciones relativamente libres en 1946, elKSC de Gottwald obtuvo una mayora de votos del 38 por 100, mientras quela Democracia Cristiana de Gasperi obtuvo el 35 por 100 (frente al 39 por100 del PCI y los socialistas sumados). Ambos volvieron a ganar en 1948,en enfrentamientos mucho ms comprometidos. En Checoslovaquia, Can-fora destaca la ayuda alimenticia recibida de la Unin Sovitica (en com-petencia con el Plan Marshall), que aument el prestigio de los comunis-tas despus de las batallas polticas que tuvieron lugar en febrero de 1948y la dimisin de los partidos no comunistas, y las elecciones manipuladasde cuatro meses despus, se dirigieron abiertamente para obtener un re-sultado unnime. Canfora considera que la victoria de los comunistas es-tuvo validada por el indudable apoyo que tenan de la clase trabajadora,una verdadera base de masas aunque sin llegar a constituir la mayora delelectorado; no obstante, la decisin del KSC e, inicialmente, de sus alia-dos de forzar el mecanismo electoral en el sentido de la construccin pre-ventiva del xito electoral no era, en aquel momento, una decisin obli-gada27. En Italia, el Plan Marshall se utiliz, por supuesto, como herramientapoltica para aumentar el prestigio de la Democracia Cristiana. Documen-tos recientes han demostrado que los estadounidenses estaban muy dispues-

    26 Ibid., p. 187 [215]27 Ibid., pp. 195-196 [225].

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    S tos a intervenir en caso de que se diera una victoria comunista en las urnasen 1948: un informe de la CIA detallaba planes de contingencia en los que Ita-lia sera dividida y se desatara una guerra de guerrillas.

    Las similitudes son sugerentes. Ambos pases estaban bajo la influencia deuna potencia imperial que se presentaba a s misma como un liberador. Perohay entre ambos diferencias fundamentales que Canfora no reconoce su-ficientemente. Al contrario que la oposicin a Gottwald, el PCI conservuna enorme presencia organizativa durante todo el periodo de posguerra,a pesar de lo acosado y vilipendiado que fuese. Ninguna oposicin organi-zada se permiti jams en Checoslovaquia, o en cualquier otra parte de laEuropa oriental del socialismo de Estado, una de las razones por las quela desestalinizacin no adopt la forma del pluralismo poltico sino de refor-ma dentro de los partidos polticos existentes. El segundo punto, obviamen-te, es que los regmenes de Europa central y oriental carecan de legitima-cin electoral. En Italia se producan elecciones peridicas, y los italianospodan al menos expresar la insatisfaccin con sus gobernantes, aunqueal partido ms grande, el PCI, se le prohibiese de hecho tomar el poder.Reconocer este hecho es crucial para cualquier interpretacin de los re-sultados polticos opuestos en ambos lados de la Guerra Fra en Europa.Canfora lo reconoce de manera indirecta, escribiendo que la debilidad alargo plazo de las democracias populares fue la conviccin de que el res-paldo popular, una vez alcanzado, tena validez para un tiempo infinita-mente largo, y que los controles y la renovacin peridica de la legitima-cin (tan hbilmente practicada en Occidente) eran del todo superfluos;pensaban que los logros sociales consolidaran los regmenes, cosa queevidentemente no ocurri28. Y nuevamente, en su anlisis del titismo y ladesmembracin de Yugoslavia:

    El carcter encarnizado (y en ltimo trmino suicida) del choque es una delas consecuencias de la visin que sostiene el inicio de las democracias po-pulares, es decir, que el consenso se adquiere una tantum, que el consensoque cuenta es el de la masa polticamente activa, y que en todo caso valepara toda una fase histrica29.

    No comenta la relativa escasez de movilizaciones nacionalistas en Europaoccidental en el mismo periodo, y las que ocurrieron se limitaron en granmedida a la franja mediterrnea y atlntica. Pero es al menos verosmil su-gerir que la trascendencia de dichos conflictos estuvo estrechamente co-nectada con el triunfo de la democracia electoral en esa zona. As, mientrasque la comparacin de Canfora evoca eficazmente cierto paralelo entreOriente y Occidente, la concepcin de que la democracia representa un giroigualitario en la distribucin del poder entre las clases puede impedirle cap-tar la especificidad poltica de cada experiencia. La fuerza de los rdenes

    28 Ibid., p. 188 [216].29 Ibid., p. 197 [225-226].

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    Spolticos del Occidente capitalista avanzado, y el carcter pacfico de susrelaciones interestatales, est inextricablemente ligado al hecho de que,en contraste con el Este, las elecciones por manejadas o manipuladasque estuviesen legitiman a sus elites polticas. Ninguna reconsideracinde la democracia, por radical o heterodoxa que sea, debera oscurecereste hecho bsico y las inevitables consecuencias surgidas de l.

    Leyes engaosas

    Y qu decir de la crtica de Canfora a la manipulacin principalmentecentrada en los sistemas de voto mayoritario y el manejo de las elec-ciones, en gran medida achacados a los medios de comunicacin de ma-sas? Esta acusacin es bastante familiar. Canfora sostiene que la propie-dad consolidada de los medios distorsiona el campo poltico y ayuda aformar un electorado despolitizado y fcil de dirigir, no necesariamentemediante una propaganda poltica explcita sino mediante un consumis-mo omnipresente y la adoracin de la riqueza. El aspecto genial e irresis-tible de este nuevo mtodo de conquista de la opinin, escribe, es quenunca se manifiesta de forma directamente poltica30. No es necesario co-nocer demasiado bien la televisin de la Italia de Berlusconi para simpatizarcon este argumento. Pasando a la manipulacin electoral, La democra-zia. Storia di unideologia organiza un ataque sostenido contra el sistemade escrutinio uninominal mayoritario, al que Canfora atribuye la supremacade los Conservadores en Inglaterra, la destruccin de los socialistas bajo elrgimen fascista en Italia, y la eliminacin de los comunistas con De Gau-lle. Las normas electorales mayoritarias, sostiene, estn inherentementesesgadas hacia los partidos del establishment y son fcil objeto de corrup-cin; los sistemas de escrutinio uninominal mayoritario estuvieron muchotiempo ligados a las poderosas clases terratenientes y al sufragio restringi-do; la representacin proporcional fue una exigencia fundamental de lasocialdemocracia europea, y las fuerzas derechistas la abolieron siempreque les fue posible. Es algo especialmente claro en la historia del pas deCanfora; muchos de los conflictos polticos ms tormentosos de Italia hanenfrentado a derecha e izquierda exactamente por este tema. Slo hay querecordar la importancia de la ley de Acerbo, en 1924, para consolidar elcontrol de Mussolini, o el fracasado intento de De Gasperi de instituir un sis-tema mayoritario mediante la legge truffa ley engaosa de comienzosde la dcada de 1950. Aunque se podra sealar algn ejemplo en contrala victoria de la izquierda en Espaa en 1936, por ejemplo no cabeduda de que los regmenes de escrutinio uninominal mayoritario favore-cieron a las fuerzas conservadoras.

    Para Canfora, los sistemas mayoritarios no slo producen una representa-cin sesgada, sino que introduce una nueva restriccin poltica del sufra-

    30 Ibid., pp. 225-226 [258].

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    S gio: en lugar de un hombre un voto, crea las categoras de votos tilesfrente a votos intiles, consignando stos al olvido. En ltimo trmino, estoconduce a la atrofia de las fuerzas polticas situadas fuera de un consen-so central de dos partidos. Canfora subraya custicamente de qu modo elPartido Comunista Francs se ha convertido en un anexo de los socialis-tas en el sistema electoral de doble vuelta establecido en la Quinta Rep-blica, que condena a los votantes del PCF a la categora de siervos; pron-to prefieren convertirse directamente en elector del partido al que de todosmodos acabar beneficiando con su voto o abstenerse31.

    Pero hay una contradiccin entre la definicin de democracia ofrecida porCanfora, el predominio del demos, que implica un grado de unidad igua-litaria, y su argumento a favor de la representacin proporcinal, al que de-fiende por razones de pluralidad y por la calidad de la cultura poltica. As,la fragmentacin de las fuerzas polticas no es una patologa, sino quees un hecho natural y puede constituir una riqueza32. El ataque de Canfo-ra a los mecanismos mayoritarios supone que los sistemas polticos debe-ran representar, de la manera ms estricta posible, la estructura real desus sociedades subyacentes; en ese sentido, por lo tanto, la democraciareflejara desigualdades, en lugar de superarlas necesariamente, como exi-ge su concepto. De hecho, el hincapi de Canfora en los procedimientoselectorales y en el poder de los medios sugiere otro problema en el fondode su crtica, al menos si nos tomamos en serio el igualitarismo. Porque elargumento de que la manipulacin electoral sistmica es la principal enfer-medad poltica de las democracias capitalistas avanzadas conduce al co-rolario obvio de que el sufragio universal efectivo e indistorsionado, conrepresentacin proporcional, tendra en s consecuencias revolucionarias.De hecho, sta parece ser la opinin de Canfora cuando escribe, citandoel anlisis de Marx en La lucha de clases en Francia, sobre una visin delalcance intrnsecamente subversivo del sufragio universal, que somete con-tinuamente a discusin el poder efectivo del Estado y se propone comonica fuente de autoridad y de poder33.

    Formas Estado

    La deduccin est clara. El sufragio universal, si se le permitiese operar demanera efectiva y libre, eliminara el Estado. Con permiso de Althusser, aeste respecto al menos, el muy joven Marx es mejor gua que el Marx demediana edad, porque el primero, con gran clarividencia y precisin, yahaba detectado el problema fundamental de la democracia parlamentariaen Sobre la cuestin juda como la separacin del burgus y el ciudada-no: el miembro de la sociedad civil y su piel de len poltico: en otras

    31 Ibid., p. 216 [247].32 Ibid., p. 219 [251].33 Ibid., p. 92 [110].

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    Spalabras, la separacin estructural entre la vida poltica y la vida en gene-ral34. Slo desde esta perspectiva queda claro que el propio acto de votar,en cuanto expresin aislada e individual de preferencia, lejos de cuestio-nar el poder estatal, reafirma la separacin entre la esfera poltica y la es-fera econmica que forma su base. Reconocer esto conduce ms all deltema de la manipulacin electoral.

    Cmo se explica la tendencia de Canfora a eludir la diferencia entre elEste y el Oeste, y la limitacin relacionada de su crtica a las institucionesparlamentarias occidentales? Asoman dos razones principales: una intelec-tual y cultural, y la otra poltica. La concepcin planteada por Canfora dela democracia como supremaca de las clases ms pobres se basa en unaelisin de la diferencia entre el poder poltico y el social profundamentearraigada en la cultura poltica italiana. De hecho, se podra sostener queel rasgo caracterstico de la tradicin italiana de teora social es su falta deuna firme concepcin de la estructura social, o de la economa poltica,como algo distinto del dominio poltico. Las razones histricas de esto sonsuficientemente obvias, dado que la riqueza y el poder poltico estn contoda probabilidad ms estrechamente ligados en Italia que en cualquierotra sociedad capitalista avanzada. En este contexto, el problema de la de-mocracia parece inseparable de cuestiones de desigualdad ms amplias.Pero hay tambin razones ms especficamente polticas para los fallosdel anlisis presentado por Canfora. Porque La democrazia. Storia diunideologia ejemplifica un punto muerto que la izquierda no ha podidosuperar adecuadamente. El problema podra expresarse del siguientemodo. Cualquier sociedad que superase el capitalismo tendra que basar-se en el logro histrico de la democracia parlamentaria en Europa occi-dental, y sin embargo necesitara una ruptura institucional fundamentalcon las formas de Estado preexistentes que podra no adoptar una formaexclusivamente electoral.

    El enfoque de Canfora oscurece este doloroso dilema de un modo que enotro tiempo se habra denominado eurocomunista. Porque al definir la lu-cha por la democracia como una lucha por la igualdad social, evita afron-tar directamente la relaciin entre ambos trminos. Desde este punto devista, la tarea principal del socialismo es cumplir y ampliar la democracia:crear, en expresin de Togliatti, una democracia progresiva35. (De hecho,Canfora tiene clidos elogios para la influencia de contencin ejercida porTogliatti en la resistencia italiana, a solicitud de la coalicin aliada; de ma-nera anloga, culpa al extremismo del MIR del derrocamiento de Allen-de en Chile)36. Por supuesto, la creacin de un tipo de democracia nue-

    34 Karl Marx, Early Writings, Londres, 1974, p. 221.35 Togliatti nunca dio ms que una vaga definicin de este concepto. Una formulacin tpi-ca fue la ofrecida en un discurso pronunciado en Roma en 1944: La democracia progresi-va es aquella que no mira hacia el pasado sino hacia el futuro. Vase el anlisis de AldoAgosti en Togliatti. Un uomo di frontiera, Roma, 2003, pp. 287-289. 36 L. Canfora, Democracy in Europe. A history of an Ideology, cit., pp. 191, 165 [219, 191].

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  • vo y mejor en la Italia contempornea y en el resto del mundo sera unaempresa loable. Mas para que fuese tambin un sistema igualitario harafalta una nueva forma Estado, no slo un rgimen parlamentario plagadode corrupcin y dotado de un sistema electoral justo. La lucha por la le-galidad bsica es necesaria, pero no debera definir el horizonte estrat-gico de la transformacin poltica. La palabra democracia por s sola esun significante vaco, y slo tiene significado progresista (o conservador)si est ligada a un proyecto social y econmico coherente. Definirla slode acuerdo con el inagotable conflicto por la igualdad37 es oscurecer supolivalencia poltica intrnseca. Democracia ya es un lema que deberatratarse con gran cautela.

    37 Ibid., p. 228 [260].

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