EL USO DE LOS ADVERBIOS CON DIMINUTIVOS EN ANDALUZ€¦ · verdadera tarea de investigación....

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EL USO DE LOS ADVERBIOS CON DIMINUTIVOS EN ANDALUZ UNA COMPARACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA ENTRE SEVILLA Y GRANADA Aantal woorden: 29.694 Tessa Feys Studentennummer: 01506012 Promotor: Prof. dr. Miriam Bouzouita Masterproef voorgelegd voor het behalen van de graad master in de Taal- en Letterkunde: Frans Spaans Academiejaar: 2018 2019

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EL USO DE LOS ADVERBIOS CON

DIMINUTIVOS EN ANDALUZ UNA COMPARACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA ENTRE SEVILLA Y

GRANADA

Aantal woorden: 29.694

Tessa Feys

Studentennummer: 01506012

Promotor: Prof. dr. Miriam Bouzouita

Masterproef voorgelegd voor het behalen van de graad master in de Taal- en Letterkunde: Frans –

Spaans

Academiejaar: 2018 – 2019

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Agradecimientos

Escribir una tesina de maestría es un proceso duro y lento, pero indudablemente educativo

que ya empieza en el tercer año de la formación cuando aprendemos a elaborar una

verdadera tarea de investigación. Durante estos últimos años, mi competencia de escritura y

mis conocimientos lingüísticos se han desarrollado y enriquecido muy rápido, pero todo esto

no fuera posible sin el apoyo de algunas personas importantes.

Por ello, querría ante todo agradecer la asistencia de la profesora Bouzouita, quien me ha

enseñado todas las competencias para escribir una tesina lingüística, y quien siempre ha sido

disponible para ayudarme y para responder mis preguntas. Además, gracias a esta profesora

teníamos en el tercer año la oportunidad de participar en un viaje a las Canarias donde

entrevistamos gente canaria para el proyecto del corpus COSER. Durante esta experiencia,

he aprendido mucho sobre las técnicas de la elaboración concreta de corpus lingüísticos. Así,

me ha inspirado a realizar por mi propia parte un estudio de corpus.

Junto a ello, me gustaría expresar mi agradecimiento a todos los profesores de español

que durante los cuatro años de la formación han contribuido a mi afición por la lengua

española, y particularmente los de lingüística que han encendido mi interés lingüístico.

Finalmente, hace falta dar las gracias a mis padres y a mis amigos que siempre me han

apoyado y escuchado durante los momentos pesados, que siempre han tenido paciencia y

que eran capaz de hacer olvidar el estrés por un rato en los momentos de diversión.

Muchas gracias a todas y todos,

Tessa Feys

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Índice de materias

Agradecimientos .................................................................................................................... 3

Índice de materias ................................................................................................................. 4

Lista de abreviaturas ............................................................................................................. 6

Lista de tablas ....................................................................................................................... 7

Lista de figuras ...................................................................................................................... 9

Introducción ..........................................................................................................................11

Parte I: Marco teórico sobre el adverbio y el sufijo diminutivo español .................................15

1. El adverbio ....................................................................................................................15

1.1. Definición y caracterización .....................................................................................15

1.1.1. Las características morfológicas .......................................................................15

1.1.2. Las características sintácticas ...........................................................................18

1.2. Tipología adverbial ..................................................................................................20

2. El sufijo diminutivo.........................................................................................................25

2.1. El contexto gramatical: la derivación apreciativa .....................................................25

2.2. Las características generales de los diminutivos españoles ....................................28

2.2.1. El contexto histórico y el inventario de los sufijos diminutivos ...........................28

2.2.2. Las características morfológicas .......................................................................30

2.2.3. Las características semántico-pragmáticas .......................................................33

3. El adverbio y el sufijo diminutivo: una derivación particular ...........................................39

4. La variación geográfica del diminutivo español .............................................................43

4.1. El diminutivo en el mundo hispánico: España vs. América Latina ...........................43

4.2. El diminutivo en España: el andaluz ........................................................................48

Parte II: Estudio sociolingüístico comparativo de los diminutivos adverbiales en el andaluz de

Sevilla y de Granada ............................................................................................................53

5. Metodología y corpus ....................................................................................................53

5.1. Objetivos y preguntas de investigación ...................................................................53

5.2. La selección de los corpus ......................................................................................54

5.3. La selección de los datos ........................................................................................56

5.4. Aclaraciones previas ...............................................................................................58

6. Estudio empírico: análisis sociolingüísticos ...................................................................61

6.1. Los factores extralingüísticos ..................................................................................61

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6.1.1. La variación diatópica .......................................................................................61

6.1.2. La variación diastrática .....................................................................................63

6.1.2.1. El nivel sociocultural ...................................................................................63

6.1.2.2. La edad.......................................................................................................65

6.1.2.3. El género ....................................................................................................69

6.1.2.4. El entorno del habla: urbano vs. rural .........................................................71

6.1.3. Conclusiones sobre la variación extralingüística ...............................................73

6.2. Los factores intralingüísticos ...................................................................................79

6.2.1. El sufijo diminutivo ............................................................................................79

6.2.2. El lexema ..........................................................................................................81

6.2.3. La clase semántica ...........................................................................................84

6.2.4. Los adverbios simples y complejos ...................................................................87

6.2.5. El valor semántico-pragmático ..........................................................................89

Conclusiones ........................................................................................................................95

Bibliografía ...........................................................................................................................99

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Lista de abreviaturas

ALEA Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía

ASALE Asociación de Academias de la Lengua Española

COSER Corpus Oral y Sonoro del Español Rural

df degrees of freedom (grados de libertad)

DLE Diccionario de la Lengua Española

E Encuestador

EHUS Encuestas del Habla Urbana de Sevilla

Gen. Generación

H Hombres

I Informante

M Mujeres

p probability (probabilidad)

PRESEEA Proyecto para el estudio sociolingüístico del español de España y de

América

RAE Real Academia Española

rur. rural

urb. urbano

χ2 Chi-square (Chi-cuadrado)

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Lista de tablas

Tabla 1: Las características principales de los morfemas apreciativos según Zacarías (2008:

233-234) ...............................................................................................................................27

Tabla 2: El inventario de los sufijos diminutivos en España según Lázaro Mora (1999: 4648) y

la RAE y la ASALE (2010: 166) ............................................................................................29

Tabla 3: La clasificación de los valores semántico-pragmáticos principales de los diminutivos

españoles según Reynoso Noverón (2005: 81) y Jani (2009: 80) .........................................35

Tabla 4: La comparación de los porcentajes de categorías en la base del apreciativo en la

Ciudad de México y Madrid (adaptada de Martín Butragueño 2018: 18) ..............................46

Tabla 5: Los diminutivos según valores semánticos según Company (2002: 53) .................47

Tabla 6: La frecuencia de apariciones de los sufijos diminutivos en Andalucía (adaptada de

Uritani y Berrueta de Uritani 1985: 213) ...............................................................................49

Tabla 7: La frecuencia de apariciones de los sufijos diminutivos en Andalucía por provincia

(adaptada de Uritani y Berrueta de Uritani 1985: 213) ..........................................................50

Tabla 8: La repartición de entrevistas analizadas de las EHUS ............................................55

Tabla 9: La repartición de entrevistas analizadas del PRESEEA ..........................................55

Tabla 10: La repartición de entrevistas analizadas del COSER ............................................56

Tabla 11: La cantidad de palabras investigadas de las EHUS ..............................................57

Tabla 12: La cantidad de palabras investigadas del PRESEEA ............................................57

Tabla 13: La cantidad de palabras investigadas del COSER ................................................57

Tabla 14: La cantidad de ejemplos encontrados en los corpus lingüísticos ..........................58

Tabla 15: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo en Sevilla y

Granada ...............................................................................................................................62

Tabla 16: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo según el nivel

sociocultural .........................................................................................................................64

Tabla 17: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo en Sevilla según

la edad .................................................................................................................................66

Tabla 18: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo en Granada

según la edad .......................................................................................................................67

Tabla 19: Las frecuencias de uso de los diminutivos en el habla popular de Sevilla según la

edad (adaptada de Palet Plaja 1990: 30)..............................................................................68

Tabla 20: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo según el género

.............................................................................................................................................69

Tabla 21: Las frecuencias de uso de los diminutivos en el habla popular de Sevilla según el

género (adaptada de Palet Plaja 1990: 31) ..........................................................................70

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Tabla 22: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo en Sevilla según

el entorno del habla ..............................................................................................................72

Tabla 23: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo en Granada

según el entorno del habla ...................................................................................................72

Tabla 24: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo en Sevilla según

el nivel sociocultural, la edad, el género y el entorno del habla ............................................74

Tabla 25: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo en Granada

según el nivel sociocultural, la edad, el género y el entorno del habla ..................................76

Tabla 26: La frecuencia de apariciones de los sufijos diminutivos ........................................80

Tabla 27: La frecuencia de apariciones de los lexemas adverbiales con sufijo diminutivo ....82

Tabla 28: La frecuencia de apariciones de los lexemas adverbiales sin sufijo diminutivo .....83

Tabla 29: La frecuencia de apariciones de los lexemas cerca, poco, poco a poco y un poco

con y sin sufijo diminutivo .....................................................................................................84

Tabla 30: Los lexemas de los adverbios con sufijo diminutivo en Sevilla según la clase

semántica .............................................................................................................................85

Tabla 31: Los lexemas de los adverbios con sufijo diminutivo en Granada según la clase

semántica .............................................................................................................................85

Tabla 32: La frecuencia de apariciones de los adverbios con sufijo diminutivo según la clase

semántica .............................................................................................................................86

Tabla 33: Los lexemas de los adverbios simples y complejos con sufijo diminutivo en Sevilla

.............................................................................................................................................87

Tabla 34: Los lexemas de los adverbios simples y complejos con sufijo diminutivo en Granada

.............................................................................................................................................87

Tabla 35: La frecuencia de apariciones de los adverbios simples y complejos con sufijo

diminutivo .............................................................................................................................88

Tabla 36: Los valores semántico-pragmáticos y los lexemas diminutivos correspondientes en

Sevilla ..................................................................................................................................90

Tabla 37: Los valores semántico-pragmáticos y los lexemas diminutivos correspondientes en

Granada ...............................................................................................................................90

Tabla 38: La frecuencia de apariciones de los adverbios con sufijo diminutivo según el valor

semántico-pragmático ..........................................................................................................92

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Lista de figuras

Figura 1: Los sufijos diminutivos en España y Portugal según Hasselrot (1957: 264)...........44

Figura 2: Los sufijos diminutivos en América Latina según Hasselrot (1957: 269) ................44

Figura 3: La frecuencia de uso de los diminutivos por variantes (andina, bonaerense,

madrileña y mexicana) según Reynoso Noverón (2001: 87).................................................45

Figura 4: El área de las hablas andaluzas y las zonas de tránsito según Moreno Fernández

(2009: 153) ...........................................................................................................................48

Figura 5: El diagrama de las ocurrencias de los adverbios con sufijo diminutivo según la clase

semántica .............................................................................................................................86

Figura 6: El diagrama de las ocurrencias de los adverbios simples y complejos con sufijo

diminutivo .............................................................................................................................89

Figura 7: El diagrama de las ocurrencias de los adverbios con sufijo diminutivo según el valor

semántico-pragmático ..........................................................................................................93

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Introducción

Los sufijos diminutivos constituyen recursos lingüísticos fundamentales en cualquier lengua:

lo usamos todos, más de lo que a veces pensamos, y tienen para todo el mundo “los mismos

límites y alcances” (Náñez Fernández 1997-1998). Para colmo, en la lengua española tienen

aún más importancia con su compatibilidad flexible y su amplia gama de connotaciones tanto

objetivas como subjetivas. Efectivamente, si oímos “Mamita, ¿quiere cafecito? ¿Con

lechecita? Ahoritica se lo preparo.” (Haensch 2002: 57), el hablante no solo “diminutiviza” las

unidades sustantivas y adverbiales refiriendo a su pequeñez, sino que también les atribuye

valoraciones afectivas. Gracias a estas particularidades del diminutivo, se incluye en todas las

grandes gramáticas españoles (Bosque y Demonte (1999), Alarcos Llorach (1999), RAE y

ASALE1 (2009, 2010), etc.) y forma el objeto de estudio por excelencia en muchas

investigaciones lingüísticas tales como la de Uritani y Berrueta de Uritani (1985), la de

Reynoso Noverón (2001, 2005), la de Jani (2009), etc. Junto a ello, no solo inspira a muchos

lingüistas sino también a literatos. Así, Rodríguez-Izquierdo y Gavala (1980: 29-30) refiere al

famoso poeta granadino García Lorca, quien escribió en su Impresiones lo siguiente sobre el

diminutivo español:

“Diminutivo asustado como un pájaro, que abre secretas cámaras de sentimiento y revela

el más definido matiz de la ciudad. El diminutivo no tiene más misión que la de limitar, ceñir,

traer a la habitación y poner en nuestra mano los objetos o ideas de gran perspectiva. Se

limita el tiempo, el espacio, el mar, la luna, las distancias y hasta lo prodigioso: la acción.

No queremos que el mundo sea tan grande ni el mar tan hondo. Hay necesidad de limitar,

de domesticar los términos inmensos.”

Como es fascinante lo que el diminutivo puede expresar, esta tesina también se centra en el

uso de estos morfemas “disminuidores” en la lengua española. Puesto que la mayoría de los

estudios anteriores abordan en mayor medida los diminutivos más comunes, es decir los que

se usan con sustantivos, el objetivo de este estudio consiste en examinar el uso de los sufijos

diminutivos con una categoría gramatical que se considera normalmente “invariable”: los

adverbios. Asimismo, estos trabajos ya existentes sobre el diminutivo español tratan más

frecuentemente el uso en América Latina de una manera puramente lingüística, de modo que

parece interesante abordar en nuestro estudio el uso de los adverbios con diminutivos en el

español peninsular, y particularmente en andaluz, comparando Sevilla y Granada desde un

punto de vista más bien sociolingüístico.

1 En la tesina siempre usamos las abreviaciones RAE y ASALE para referir a la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.

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Generalmente, la tesina se divide en dos grandes partes: la parte I teórica en que

exponemos las características principales del adverbio y del sufijo diminutivo español, y la

parte II empírica en que se aplica la teoría al análisis sociolingüístico de corpus del uso de los

diminutivos adverbiales en el andaluz de Sevilla y de Granda desde un punto de vista tanto

extralingüístico como intralingüístico. Desde la perspectiva extralingüística trataremos de

responder a preguntas como: ¿existe una diferencia de frecuencia en el uso de los adverbios

con y sin sufijo diminutivo entre el andaluz occidental de Sevilla y el andaluz oriental de

Granada?, ¿encontramos una diferencia geográfica llamativa? y ¿existen algunos factores

sociolingüísticos que influyen en el uso concreto de los diminutivos? En otras palabras, ¿hay

variación diatópica y diastrática? Referente al análisis intralingüístico, intentaremos formular

respuestas a las preguntas siguientes: ¿cómo se caracterizan los diminutivos adverbiales en

el habla andaluza? En concreto, ¿qué sufijo diminutivo es más frecuente?, ¿a qué adverbios

se añaden los morfemas diminutivos más fácilmente?, ¿qué valores semántico-pragmáticos

denotan las formas diminutivas encontradas? y, por último, ¿existen diferencias en las formas

concretas comparando la provincia de Sevilla con la de Granada?

Concretamente, la parte teórica incluye cuatro capítulos. En el primero se aborda el

adverbio caracterizándolo y definiéndolo en § 1.1. a partir de sus características morfológicas

(§ 1.1.1.) y sintácticas (§ 1.1.2.) fundamentales. Junto a ello, se propone en § 1.2. una posible

tipología adverbial al clasificar los adverbios según su significado semántico y la naturaleza

gramatical. El segundo capítulo se centra en el sufijo diminutivo español y comienza en § 2.1.

con describir el contexto gramatical de los morfemas apreciativos en general. A continuación,

la sección 2.2. trata las características generales de los diminutivos españoles. En específico,

situamos primero el uso diminutivo en su contexto histórico y presentamos un inventario de

los sufijos existentes (§ 2.2.1.) para después exponer las características morfológicas (§

2.2.2.) y semántico-pragmáticas (§ 2.2.3.) principales. Con respecto al tercer capítulo,

juntamos en cierta medida la teoría expuesta en los dos primeros capítulos examinando la

combinación del sufijo diminutivo con el adverbio. Finalmente, conviene dedicar el capítulo 4

a la variación geográfica que presentan los diminutivos españoles en el sentido de que el uso

en España varía del uso en América Latina (§ 4.1.). Para colmo, el apartado 4.2. demuestra

las diferencias internas dentro de España centrándose en un dialecto peninsular particular: el

andaluz.

A partir de este estado de la cuestión, se investiga en la parte empírica el uso de los

adverbios con y sin diminutivos en el andaluz de Sevilla y de Granada mediante un análisis

de corpus incluyendo las Encuestas del Habla Urbana de Sevilla (EHUS), el Corpus del

proyecto para el estudio sociolingüístico del español de España y de América (PRESEEA) y

el Corpus Oral y Sonoro del Español Rural (COSER). Antes de revelar los resultados, hace

falta explicar en el capítulo 5 la metodología concreta. Así, después de exponer en § 5.1. los

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objetivos y las preguntas de investigación, se aborda en § 5.2. la selección de los tres corpus

lingüísticos consultados. A continuación, el apartado 5.3. incluye la selección de los datos

concretos y el método de búsqueda para finalmente terminar el capítulo con aclarar algunos

aspectos que hay que tener en cuenta sobre el estudio (§ 5.4.). En el sexto y último capítulo

de la tesina se presentan los análisis sociolingüísticos concretos y los resultados. En la

sección 6.1. comenzamos por investigar la posible influencia de algunos factores

extralingüísticos a fin de determinar si hay una diferencia diatópica entre Sevilla y Granada (§

6.1.1.) y una diferencia diastrática (§ 6.1.2.) con respecto al uso diminutivo adverbial en

Andalucía. En concreto, las variables sociolingüísticas incluyen el nivel sociocultural del

hablante (alto o bajo) (§ 6.1.2.1.), la edad (§ 6.1.2.2.), el género (§ 6.1.2.3.) y el entorno del

habla (urbano o rural) (§ 6.1.2.3.). Con el objetivo de recapitular las principales observaciones

relativas a la variación extralingüística de los diminutivos, se presentan en § 6.1.3. algunas

conclusiones intermedias. Por último, en la sección 6.2. se analizan algunos factores

intralingüísticos que permiten demostrar las características principales de los sufijos

diminutivos y los lexemas adverbiales encontrados. Así, el apartado 6.2.1. trata las distintas

formas sufijales que aparecen en los corpus sevillano y granadino. Además, cabe examinar

los lexemas adverbiales específicos que admiten los morfemas a partir de un análisis de las

formas diferentes encontradas (§ 6.2.2.), de la clase semántica a que pertenecen (§ 6.2.3.) y

de los adverbios simples en comparación con los complejos (§ 6.2.4.). Al terminar el estudio

empírico, se investiga en el apartado 6.2.5. los valores semántico-pragmáticos que expresan

estos diminutivos adverbiales. Por medio de esta investigación, intentaremos responder a las

preguntas de investigación y sacar algunas conclusiones fundamentales, resumidas al final

del trabajo, con respecto al uso de los adverbios con diminutivos en el andaluz de Sevilla y de

Granada.

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Parte I: Marco teórico sobre el adverbio y el sufijo diminutivo

español

1. El adverbio

“El adverbio ha sido considerado la clase de palabras más heterogénea y hasta confusa, difícil

de delimitar y clasificar” (Brondal 1948: 52, ápud Kovacci 1999: 722). Efectivamente, el grupo

adverbial constituye una de las categorías gramaticales más complejas, de ahí que sea

indispensable explicar en qué consiste esta complejidad de los adverbios. Así, iniciamos la

tesina con abordar sus rasgos principales. En primer lugar, en § 1.1. se define y se caracteriza

el adverbio a partir de sus características morfológicas (§ 1.1.1.) y sintácticas (§ 1.1.2.)

fundamentales que permiten distinguirlo de otras clases de palabras. En segundo lugar, se

propone en § 1.2. una posible tipología según la cual los adverbios se dividen en distintos

subgrupos en función de su valor semántico y de su naturaleza gramatical.

1.1. Definición y caracterización

1.1.1. Las características morfológicas

Primero, cabe definir el concepto del adverbio a partir de sus rasgos morfológicos principales.

Generalmente, desde la perspectiva morfológica se describen los adverbios como palabras

invariables (Kovacci 1999: 707). En otros términos, no admiten alteración ni flexión en su

forma, lo que comparten con las preposiciones (2), las conjunciones (3) y las interjecciones

(4) (Seco 1971: 104, Kovacci 1999: 708, RAE y ASALE 2009: 2286):

(1) Mi padre cocina bien.

(2) He comprado un regalo para mi amiga.

(3) El perro de los vecinos es agresivo y ladra mucho.

(4) ¡Ah! Ahora lo entiendo.

En efecto, estas formas no aceptan variabilidad morfológica, por lo que tanto los adverbios

como las preposiciones y las conjunciones se consideran, según Kovacci (1999: 708),

pertenecientes al mismo grupo tradicional de las ‘partículas’. De esta manera, la ausencia de

flexión permite distinguir los adverbios de otras clases de palabras que sí presentan variación,

entre ellas los sustantivos (5) y los adjetivos (6), que varían de género y de número (Torner

2016: 380):

(5) el niño, la niña, los niños, las niñas

(6) rojo, roja, rojos, rojas

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(7) lejos, *lejo, *leja, *lejas

Comparando estas secuencias de palabras, se constata que, contrariamente al sustantivo el

niño y al adjetivo rojo, el adverbio lejos en (7) no varía ni de género ni de número, sino que

solo aparece en esta forma fija. No obstante, en algunos casos particulares el adverbio sí

admite alteración formal, como ocurre, entre otros, en los procesos de derivación que permiten

la adición de sufijos apreciativos (véanse los capítulos 2 y 3), incluyendo en específico los

diminutivos (8) y los aumentativos (9), o de superlativos (10) (Alarcos Llorach 1999: 135,

Kovacci 1999: 708):

(8) despacio > despacito

(9) arriba > arribota (ápud Alarcos Llorach 1999: 135)

(10) tarde > tardísimo (ápud Kovacci 1999: 708)

Dadas estas excepciones al carácter invariable de los adverbios, se asimilan en cierta medida

a los sustantivos y los adjetivos, lo que confirma la complejidad de la clase adverbial.

A continuación, basándose en estas características morfológicas principales, Torner (2016:

382) distingue tres grupos distintos de adverbios: (i) los adverbios simples, (ii) los adverbios

en -mente y (iii) los adjetivos adverbializados o los adverbios adjetivales.

(i) Referente al primer grupo, no presenta muchos problemas. En concreto, como explican

la RAE y la ASALE (2009: 2288) y Torner (2016: 382), incluye los adverbios que no han sido

construidos por procedimientos derivativos, y que así se componen de una sola unidad

(véanse arriba los ejemplos (1), (7), (8), (9) y (10)). Por consiguiente, se oponen a los

adverbios dicho complejos que, evidentemente, se construyen a partir de dos o más unidades,

y que se llaman las ‘locuciones adverbiales’. De acuerdo con la definición de la RAE y la

ASALE (2009: § 30.15a) son “expresiones fijas, constituidas por varias palabras, que

equivalen a un adverbio”, como los ejemplos (11) y (12):

(11) a pedazos (ápud Alarcos Llorach 1999: 133)

(12) al rato

Como afirma Alarcos Llorach (1999: 133), las locuciones parecen estar compuestas por una

preposición acompañada por un sustantivo, adjetivo o adverbio, pero sí funcionan en su

conjunto como adyacente circunstancial y, así, como adverbio pleno. De este modo, difieren

de los adverbios simples en relación con su forma, pero sintácticamente desempeñan la

misma función.

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(ii) Merece la pena dedicar las líneas siguientes a la serie más numerosa de los adverbios

españoles: los adverbios en -mente (RAE y ASALE 2009: 2288, Torner 2016: 382). En lo

referente a esta clase, consiste particularmente en la combinación ‘adjetivo (femenino) +

-mente’ que, a su vez, se caracteriza por la conservación del acento propio de cada

componente (Alarcos Llorach 1999: 129). Los ejemplos (13) y (14) lo ejemplifican:

(13) cuidadosamente

(14) amablemente (ápud Kovacci 1999: 709)

Con respecto al género del adjetivo, aparece en su forma femenina si admite variación de

género, como ocurre en (13). En caso contrario, el adverbio se construye simplemente a partir

de la única forma existente en singular del adjetivo, como ilustra (14).

En realidad, esta combinatoria deriva de un proceso de gramaticalización a partir del

sustantivo femenino latín originario mens ‘mente’, ‘ánimo’ (Kovacci 1999: 708, Torner 2016:

383), lo que explica asimismo el género femenino del adjetivo (RAE y ASALE 2009: 571). Aun

así, existe un desacuerdo sobre el origen morfológico de estos adverbios: mientras que

algunos los consideran como palabras compuestas, otros afirman que proceden de un

proceso derivativo, de manera que Torner (2016: 383-384) los aborda como formas híbridas

que se sitúan entre la composición y la derivación.

A continuación, los adverbios en -mente presentan algunas restricciones en el sentido de

que no admiten cada categoría adjetival, como por ejemplo los adjetivos relacionales que

denotan origen (15) y los diminutivos (16) (RAE y ASALE 2009: 573, Torner 2016: 385):

(15) *inglesamente

(16) *pequeñitamente

Sin embargo, veremos en el capítulo 3 que en algunas zonas hispanoamericanas sí aparecen

adverbios en -mente con un sufijo diminutivo.

(iii) Finalmente, el tercer grupo que se distingue según la morfología comporta los adverbios

adjetivales, también llamados ‘adjetivos adverbializados’, ‘adverbios cortos’ o ‘adjetivos

desnudos’ (Torner 2016: 385). Como revela el nombre, esta clase adverbial particular se

presenta en forma de un adjetivo que, contrariamente a los adverbios en -mente, aparece en

masculino singular si admite flexión de género (Kovacci 1999: 712). En otras palabras, el

adjetivo con función adverbial se caracteriza, al igual que los demás adverbios, por la

invariabilidad, así que su forma es igual a la del adjetivo correspondiente en su forma

masculina singular (RAE y ASALE 2009: 2295). De este modo, la (in)aceptabilidad de

variación y el funcionamiento sintáctico permiten distinguir el adverbio (17) del adjetivo (18):

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18

(17) hablar alto (ápud Torner 2016: 380)

(18) el muro alto

En efecto, estas dos construcciones demuestran claramente la distinción. Por un lado, la

posible variación de género y de número en (18) confirma el carácter adjetival de alto (la

montaña alta, los muros altos vs. *hablar alta). Por otro lado, al modificar el verbo hablar, la

palabra alto en (17) cumple una función adverbial, mientras que en (18) funciona como

adjetivo pleno calificando el sustantivo muro (véase § 1.1.2. para los rasgos sintácticos

concretos de los adverbios).

Por lo demás, es preciso destacar el uso más frecuente de adverbios adjetivales en el

español americano, así como la posibilidad de añadir sufijos diminutivos (RAE y ASALE 2009:

2296):

(19) cantar lindo (ápud Torner 2016: 385)

(20) hablar cortito (ápud RAE y ASALE 2009: 2296)

Así, aparecen en América Latina construcciones como (19) que, según Torner (2016: 385),

son extrañas en España. Junto a ello, el ejemplo (20) ilustra el uso de estos adverbios con

diminutivos (véase más adelante § 2.2. para las características de los sufijos diminutivos).

Encima de sus características morfológicas, el adverbio se destaca asimismo por algunos

rasgos funcionales en relación con su función sintáctica que se abordan en la sección 1.1.2..

1.1.2. Las características sintácticas

Como se ha revelado en el apartado anterior, el carácter invariable de los adverbios constituye

el rasgo formal distintivo por excelencia. Para colmo, la clase adverbial se distingue, en

segundo lugar, de las demás categorías gramaticales por un rasgo sintáctico primordial: su

función modificadora.

Generalmente, se considera el adverbio como modificador de verbos y, de esta manera,

como adyacente circunstancial, puesto que determina y caracteriza el sintagma verbal al

acompañarlo en la oración (Alarcos Llorach 1999: 128, Torner 2016: 386). Así, al igual que el

rasgo formal, la característica funcional permite distinguir adjetivos (21) de adverbios (22)

(véanse arriba los ejemplos (17) y (18)):

(21) Pedro llegó bueno. (ápud Seco 1971: 104)

(22) Pedro llegó bien. (ápud Seco 1971: 104)

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A partir de nuestro conocimiento lingüístico, sabemos que bueno es un adjetivo que varía de

género y de número, y que bien es un adverbio invariable. Concretamente, si comparamos

sus usos, se constata una función sintáctica diferente: mientras que en el ejemplo (21) el

adjetivo calificativo determina la cualidad de Pedro, el adverbio en (22) califica el verbo llegar.

Así, coincidimos con la teoría de Seco (1971: 104) cuando afirma que bueno y bien son “dos

palabras modificativas que indican una misma cualidad”, pero modifican una clase gramatical

diferente: un nombre y un verbo.

No obstante, los adverbios muchas veces cumplen su función sintáctica fuera de la

categoría verbal. En este sentido, la RAE y la ASALE (2009: 2285) destacan en su definición

su carácter heterogéneo afirmando que “es una clase de palabras invariables cuyos miembros

presentan cierta heterogeneidad”. En concreto, el adverbio también puede funcionar como

adyacente de un adjetivo (23) o incluso de otro adverbio (24) (Alarcos Llorach 1999: 128):

(23) extremadamente contento

(24) muy lejos

Así, como modificadores, el adverbio extremadamente califica el adjetivo contento al que

precede y el adverbio muy determina otro adverbio, lejos, que a su vez sigue al adverbio

modificador.

Para colmo, Torner (2016: 387) menciona otra posibilidad: un adverbio es también capaz

de modificar una oración o un enunciado completo, como ilustra la frase (25):

(25) Afortunadamente, nos hemos dado cuenta a tiempo. (ápud Torner 2016: 387)

En este contexto, el alcance del adverbio es diferente en el sentido de que, contrariamente a

los ejemplos precedentes, el adverbio no califica una palabra o un sintagma en particular, sino

que, separado por una coma, cumple su función sobre la oración entera. Por consiguiente, los

lingüistas suelen considerar este tipo adverbial como grupo aparte: los ‘adverbios oracionales’

(RAE y ASALE 2009: § 30.2o, Torner 2016: 387).

A continuación, teniendo en cuenta esta heterogeneidad sintáctica, la RAE y la ASALE

(2009: 2291) subdividen los adverbios en tres clases según sus relaciones de modificación:

(i) los argumentales, (ii) los atributivos y (iii) los adjuntos.

En realidad, la diferencia consiste en la “facultatividad” del adverbio en la oración. Por

decirlo de otra manera, mientras que el primer grupo de los argumentales “están

seleccionados por algún predicado como parte esencial de su significación”, el último grupo

de los adjuntos se definen como “modificadores no seleccionados” (RAE y ASALE 2009:

2292). Los ejemplos siguientes permiten visualizar esta distinción:

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20

(26) Los hijos se portaron mal. (adaptado de RAE y ASALE 2009: 2292)

(27) Caminamos lentamente. (adaptado de RAE y ASALE 2009: 2292)

En específico, el adverbio mal en (26) funciona como argumento exigido por el verbo mismo,

dado que su presencia es necesaria para completar la significación expresada por el verbo

portarse. En cuanto al adverbio lentamente en (27), no constituye una parte esencial del verbo,

sino que simplemente califica la manera de caminar. En este sentido, Alarcos Llorach (1999:

130) afirma que en (26) el adverbio tiene un vínculo más fuerte con el núcleo verbal que el

adverbio en (27).

Por lo que se refiere al segundo grupo, los atributivos, son los adverbios que desempeñan

una función de atributo (28) o de complemento predicativo (29) (RAE y ASALE 2009: 2292):

(28) La universidad está cerca.

(29) Las bebidas se quedaron arriba. (ápud RAE y ASALE 2009: 2292)

Además, la RAE y la ASALE (2009: 2292) añaden que los atributos representan la mayoría

de los adverbios, incluyendo en particular los que modifican predicados verbales, adjetivos y

otros adverbios.

En síntesis, el adverbio se caracteriza morfológicamente por la invariabilidad y sintácticamente

por su función modificadora. Además, según estos criterios fundamentales es posible dividir

la clase adverbial en algunos subgrupos. Junto a ello, en § 1.2. se proponen dos

clasificaciones suplementarias importantes.

1.2. Tipología adverbial

Aparte de las clases morfológicas (cf. § 1.1.1.) y sintácticas (cf. § 1.1.2.), existe asimismo la

posibilidad de subdividir los adverbios en grupos distintos según su significado semántico, así

como según su naturaleza gramatical.

A pesar de que todavía no hay consenso sobre una clasificación semántica “correcta”,

generalmente se distinguen siete subclases adverbiales: (i) adverbios de lugar, (ii) adverbios

de tiempo o temporales, (iii) adverbios de modo o modales, (iv) adverbios de cantidad o

cuantificativos, (v) adverbios de afirmación, (vi) adverbios de negación y (vii) adverbios de

duda (Alarcos Llorach 1999: 129, RAE y ASALE 2009: 2289, Torner 2016: 381).

En lo referente a los dos primeros grupos, según la RAE y la ASALE (2009: § 30.2e)

presentan características análogas: si los adverbios de lugar expresan una localización

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espacial (30), los temporales sitúan esta ubicación en el tiempo (31). A modo de ilustración,

se comparan los enunciados de abajo:

(30) No tenemos agua aquí.

(31) Ahora no tenemos agua.

En concreto, en el ejemplo (30) el adverbio aquí sitúa el discurso en el espacio, mientras que

ahora en (31) describe la misma situación en relación con el tiempo.

Por lo que se refiere al subgrupo (iii), la RAE y la ASALE (2009: § 30.2f) señalan que los

modales describen el modo o la manera de situaciones. Consideremos el ejemplo (27)

anteriormente mencionado en § 1.1.2. en que el adverbio lentamente expresa la manera de

caminar. Respecto a estos adverbios en -mente, se reconoce que la mayoría pertenece a los

adverbios modales (RAE y ASALE 2009: § 30.2f).

Por lo demás, los adverbios de cantidad constituyen un grupo más complicado, dado que

no solo se refieren simplemente a una cantidad, como revela el nombre, sino que denotan

otros sentidos tales como el grado, la frecuencia o la intensidad (RAE y ASALE 2009: § 30.2h).

Los ejemplos (32), (33) y (34) aclaran estos significados diferentes:

(32) La habitación es bastante limpio. (adaptado de RAE y ASALE 2009: 2301)

(33) Visito mucho a mi abuela.

(34) Hay que trabajar más. (ápud RAE y ASALE 2009: 2301)

Concretamente, los adverbios en estas oraciones expresan respectivamente el grado de

limpieza (32), la frecuencia del acto de visitar (33) y la intensidad de trabajar (34). Por ello, es

frecuente que lingüistas suelan usar el término ‘adverbios de grado’ en un sentido más amplio

a fin de referir al subgrupo de los adverbios cuantificativos (RAE y ASALE 2009: § 30.4a).

Finalmente, los tres últimos subtipos (v), (vi), (vii) no necesitan mucha explicación, puesto

que las nociones ya representan el significado semántico de estos adverbios: el grupo (v)

comporta adverbios con sentido afirmativo, el grupo (vi) contiene adverbios con sentido

negativo y el (vii) incluye adverbios que expresan una duda. Las frases siguientes permiten

ejemplificarlo:

(35) Sí, esta respuesta es correcta.

(36) Tampoco vive mucha gente aquí.

(37) Quizás esté enfermo.

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Específicamente, en (35) se observa que el adverbio sí introduce una oración afirmativa. Al

contrario, el ejemplo (36) demuestra una frase negativa introducida por tampoco. Por último,

el uso del adverbio quizás en (37) causa un sentimiento de duda.

En realidad, esta clasificación presenta algunos problemas. En otros términos, Torner

(2016: 381) afirma que “agrupa en una misma subclase unidades con un comportamiento

gramatical diverso”, o que “se tratan como pertenecientes a grupos distintos unidades que

participan de propiedades gramaticales comunes”. Por esta razón, algunos lingüistas como

Kovacci (1999) suelen clasificar los adverbios según la naturaleza gramatical o, mejor dicho,

el ‘modo de significar’2, lo que parecería menos controvertido (Torner 2016: 381). Así, Kovacci

(1999: 707) distingue dos grandes subgrupos: (i) los adverbios léxicos y (ii) los adverbios

pronominales o, según la RAE y la ASALE (2009: § 30.2j) y Torner (2016: 381), los

gramaticales o funcionales.

(i) Al primer grupo pertenecen los adverbios que tienen un significado léxico en sí y que así

constituyen una clase abierta, como por ejemplo la mayoría de los adverbios en -mente (RAE

y ASALE 2009: 2290, Torner 2016: 381).

(ii) Contrariamente a los léxicos, los adverbios gramaticales expresan un sentido gramatical

o funcional dependiente del contexto, de modo que representan paradigmas más bien

cerrados (RAE y ASALE 2009: 2290, Torner 2016: 381). Junto a ello, este grupo adverbial se

clasifica por su parte en otras subclases: (a) los deícticos o demostrativos, (b) los

identificativos o referenciales3, (c) los cuantificativos (cf. supra), (d) los relativos, (e) los

interrogativos, (f) los exclamativos y (g) los adverbios de foco o focales4 (RAE y ASALE 2009:

§ 30.2j).

Referente a la primera subclase (a), incluye los adverbios con una interpretación deíctica

a través de relaciones anafóricas, entre ellos muchos adverbios de lugar y de tiempo (cf.

ejemplos (30) y (31) supra) (Torner 2016: 381). De esta manera, tienen función analógica a

los determinantes y a los pronombres demostrativos (este, ese, etc.). Por lo tanto, la RAE y la

ASALE (2009: § 30.2k) los analizan juntos. Además, el grupo de los deícticos coincide con el

tipo (b) dadas sus características pronominales al “referirse a tiempos o lugares” (RAE y

ASALE 2009: 2291).

No resulta necesario definir todos los subtipos gramaticales de los adverbios, pero sí falta

una definición importante relativa al subgrupo (g) en el sentido de que “su interpretación tiene

propiedades de alcance, es decir, realzan un constituyente de la oración, que constituye su

foco” (Torner 2016: 382). Así, es posible analizar la frase siguiente:

2 Esta noción fue introducida por Alcina y Blecua (1975). 3 Este subgrupo no se incluye en la clasificación de Torner (2016: 381-382), sino que lo considera como parte de los demostrativos o deícticos. 4 Esta subclase se llama los ‘identificativos polares’ en la clasificación de Kovacci (1999: 707). Además, incluye en su clasificación los numerales.

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(38) Solo lo dijo una vez. (ápud RAE y ASALE 2009: § 30.2m)

En este caso, el adverbio solo funciona como adverbio focal en relación con el complemento

circunstancial una vez, que constituye su foco, de ahí que en realidad se pueda reformular la

oración como Lo dijo solo una vez (RAE y ASALE 2009: § 30.2m, Torner 2016: 382).

En resumidas cuentas, de las características y clasificaciones principales de los adverbios

deducimos que siguen constituyendo una clase gramatical complicada y heterogénea, lo que

se manifiesta sobre todo en su función sintáctica de modificador de varias categorías

gramaticales (verbos, adjetivos, adverbios, etc.). Junto a este rasgo funcional, el adverbio se

caracteriza también por su rasgo formal principal: la invariabilidad. No obstante, como ya se

ha señalado, en algunos casos sí es posible la variación. En concreto, en algunos contextos

el adverbio admite sufijos apreciativos, incluyendo más específicamente los diminutivos y los

aumentativos. Por ello, dedicaremos el segundo capítulo al concepto del sufijo diminutivo

español.

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2. El sufijo diminutivo

Indiscutiblemente, los diminutivos desempeñan un papel importante en español, así que

resulta necesario explicar sus rasgos lingüísticos principales. En concreto, en § 2.1. se sitúa

el uso de los sufijos diminutivos en el contexto gramatical general de la llamada ‘derivación

apreciativa’ para después presentar en § 2.2. las características de los diminutivos españoles

en particular.

2.1. El contexto gramatical: la derivación apreciativa

Formando parte del conjunto de los sufijos apreciativos, los diminutivos proceden de un

proceso derivativo particular: la ‘derivación apreciativa’. Así, antes de abordar las

características principales de los sufijos diminutivos españoles, conviene explicar en qué

consiste este procedimiento morfológico.

Primero, es importante resaltar que los apreciativos derivan de un proceso de sufijación

(García 2016: 416) en que el tipo del sufijo permite distinguir tres grupos distintos aceptados

tradicionalmente por las grandes gramáticas (cf. Lázaro Mora 1999: 4648, RAE y ASALE

2009: § 9.1b):

(i) los diminutivos: -ito/ -ita, -illo/ -illa, -ico/ -ica, etc.

(ii) los aumentativos: -azo/ -aza, -ón/ -ona, -ote/ -ota, etc.

(iii) los despectivos o los peyorativos: -aco/ -aca, -acho/ -acha, -ajo/ -aja, etc.

Concretamente, cada grupo incluye una serie extendida de sufijos determinados que varían

de género con la base léxica a la que se unen. Sin embargo, no constituye una clasificación

completamente exhaustiva, dado que los despectivos representan también morfemas que son

a la vez diminutivos o aumentativos (RAE y ASALE 2010: 164).

Segundo, tomando en cuenta que palabras derivadas son “aquellas en que podemos

reconocer un elemento primitivo y un elemento intercambiable derivativo” (Seco 1971: 119),

se puede considerar las palabras formadas con uno de estos sufijos apreciativos como

resultados de la morfología derivativa. Los ejemplos siguientes lo confirman:

(39) chico > chiquito, chicazo (ápud RAE y ASALE 2009: 628)

(40) animal > animalito, animalazo (ápud Seco 1971: 122)

Efectivamente, si una misma palabra (chico) acepta sufijos de formas distintas (-ito, -azo),

estos mismos morfemas pueden a su vez añadirse a otro radical (animal). Para colmo, no solo

es típico de los apreciativos que un mismo lexema admite sufijos diferentes, sino que también

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es posible “encadenar varios morfemas apreciativos con idéntico significado dentro de la

misma palabra”, lo que suele definirse como la ‘recursividad’ (RAE y ASALE 2009: § 9.1g).

Las palabras en (41) y (42) permiten ilustrar este fenómeno:

(41) grande > grandotote (ápud RAE y ASALE 2009: 628)

(42) ahora > ahoritita/ ahoritica

En concreto, se constata que o bien es el mismo sufijo que se añade dos veces

consecutivamente al mismo radical (-ot-ote, -it-ita), o bien se trata de dos morfemas

apreciativos de formas distintas, pero de un mismo valor (-it-ica). Asimismo, los lexemas

anteriormente mencionados demuestran que los sufijos apreciativos son compatibles con

distintas categorías gramaticales: en (40) se unen a un sustantivo (animal), en (41) a un

adjetivo (grande) y en (42) se añade siquiera a un adverbio (ahora). En § 2.2.2. indagaremos

la compatibilidad de los sufijos diminutivos.

A continuación, otros factores prueban que los apreciativos forman parte de las palabras

derivadas, entre ellos el hecho de que expresan significados semánticos específicos, puesto

que la derivación se considera un proceso morfológico léxico (RAE y ASALE 2009, 2010: 21,

163). No obstante, tanto Zacarías (2008: 221) como la RAE y la ASALE (2010: 163) afirman

que el sufijo apreciativo se acerca también a la flexión, el procedimiento morfológico de

naturaleza gramatical que contribuye a variantes de una palabra y que, así, se opone a la

derivación (RAE y ASALE 2009: § 1.5b). Comparemos los términos de abajo:

(43) abuelo > abuela, abuelos

(44) leer > lectura (ápud RAE y ASALE 2009: § 1.5c)

(45) libro > librito

Aunque en todos estos procesos morfológicos es posible distinguir una raíz y sus afijos, el

carácter lingüístico es diferente (RAE y ASALE 2009: 22). En concreto, al formar en (43) las

variantes abuela y abuelos a partir de la base abuelo, los sufijos flexivos -a y -s solo añaden

información gramatical, en estos casos con respecto al género y al número. Al contrario, en

(44), lectura derivada del verbo leer se destaca por su significado léxico, así que no constituye

una variante de la forma originaria sino simplemente una voz diferente (RAE y ASALE 2009:

§ 1.5c). Para colmo, mientras que las palabras flexivas mantienen la categoría gramatical de

la base (sustantivo abuelo > sustantivos abuela, abuelos), es posible que la derivación

engendre un cambio categorial (verbo leer > sustantivo lectura). Junto a ello, si observamos

(45), se comprueba que librito comparte rasgos tanto de la derivación como de la flexión. Por

un lado, se caracteriza por su significado semántico específico ‘un libro pequeño’ expresado

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por la presencia del morfema diminutivo -ito (cf. infra). Por otro lado, al igual que los morfemas

flexivos, la adición del sufijo diminutivo no cambia la clase de palabras. Así, al comparar todos

los rasgos lingüísticos principales de los apreciativos con las características de los flexivos y

derivativos, Zacarías (2008: 234) concluye que los morfemas apreciativos constituyen una

categoría fronteriza entre la derivación y la flexión (véase abajo la Tabla 1).

APRECIATIVOS

Características

flexivas

Características derivativas Características

propias

No cambian la

categoría de la base.

Opcionales. Posible irregularidad

semántica.

Alta productividad.

Mismo concepto,

matizado.

No son cumulativos. Significado más

concreto: disminución.

Muy iterativos.

No son núcleos. Inducen alomorfia en

la base (interfijos).

No relevantes a la

sintaxis.

Entre flexión y

derivación.

Tabla 1: Las características principales de los morfemas apreciativos según Zacarías (2008: 233-234)

A pesar de este carácter híbrido, la mayoría de los lingüistas suelen analizar los apreciativos

dentro de la morfología derivativa y más particularmente dentro de la derivación apreciativa,

dado que las características correspondientes a la derivación predominan.

Finalmente, cabe aclarar por qué se llaman morfemas ‘apreciativos’. Según Lázaro Mora

(1999: 4647), en la lengua española es posible expresar valores afectivos o apreciativos a

través de varios medios: (i) prosódicos (la entonación), (ii) léxicos (el uso de exclamaciones e

interjecciones), (iii) sintácticos (el uso de lítotes, repeticiones, etc.) y (iv) morfológicos.

Evidentemente, este último procedimiento se refiere al uso de los sufijos apreciativos:

diminutivos, aumentativos y despectivos (cf. supra). Tradicionalmente, el significado

semántico de estos morfemas consiste en la referencia a la dimensión: el tamaño o la cantidad

(Zacarías 2008: 224, García 2016: 421). Así, los aumentativos y los diminutivos expresan

respectivamente un tamaño superior e inferior, como ilustran las palabras siguientes derivadas

del lexema perro:

(46) perrazo ‘perro grande’ (ápud García 2016: 421)

(47) perrito ‘perro pequeño’ (ápud García 2016: 421)

En concreto, manteniendo el significado de la base (perro), el sufijo aumentativo -azo añade

un sentido de ‘aumentación’ en (46), mientras que en (47) el diminutivo -ito denota por su

parte un valor de ‘disminución’. Sin embargo, además de estas connotaciones más bien

objetivas relativas a la dimensión, los apreciativos se caracterizan semánticamente sobre todo

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por valoraciones subjetivas relacionadas con la apreciación (García 2016: 420-421). Dada la

importancia de estos valores, dedicaremos el apartado 2.2.3. a las características semánticas

y pragmáticas de los diminutivos en particular.

En definitiva, los morfemas apreciativos se consideran, por una parte, como procedentes de

la flexión y, por otra, como sufijos derivativos. Además, se distinguen tres grupos distintos

(aumentativos, diminutivos, despectivos/ peyorativos) que se destacan por sus características

semánticas determinadas: la dimensión (solo con los aumentativos y diminutivos) y la

apreciación. Como objeto de estudio principal de nuestra investigación, los diminutivos

españoles se abordan en la sección siguiente.

2.2. Las características generales de los diminutivos españoles

No cabe duda de que los sufijos diminutivos y sus palabras disminuidas correspondientes

desempeñan un papel esencial en la lengua española, sobre todo en el habla oral. La cita de

Walsh (1944: 11) lo confirma:

“Los sufijos diminutivos en español son probablemente más frecuentes, y presentan una

mayor variedad de significados, que en otras lenguas europeas. […] el mundo hispánico

ha usado diminutivos constantemente, no solo en su sentido literal, sino también con

connotaciones de afecto, intimidad, exactitud, humildad e incluso con fuerza intensiva.” (la

traducción es nuestra)

Efectivamente, los diminutivos denotan funciones y valores diversos, de modo que resulta

necesario aclarar estas características fundamentales. En este apartado comenzamos

primero con situar el uso diminutivo en la historia hispánica y proponemos un inventario de los

sufijos principales (§ 2.2.1.). Después, continuamos con tratar las características morfológicas/

formales de los diminutivos españoles (§ 2.2.2.) para terminar en § 2.2.3. con sus valores

semántico-pragmáticos.

2.2.1. El contexto histórico y el inventario de los sufijos diminutivos

Antes de exponer las características principales de los diminutivos españoles, es preciso

exponer la evolución de estos sufijos desde los principios de la lengua española hasta el

español en el mundo hispánico actual.

En realidad, el uso de sufijos diminutivos ya conoce una larga historia. En concreto, según

Uritani y Berrueta de Uritani (1985: 204) se usaron en el siglo XV tres formas recurrentes para

expresar disminución:

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(i) -i(e)llo (< -ellus)

(ii) -uelo (< -olu)

(iii) -ejo (< -ic(u)lus)

A partir de esta época, otros sufijos aparecieron, entre ellos -ito e -ico, dos formas muy

comunes en el español actual, mientras que el sufijo habitual -ino “no era originariamente un

sufijo diminutivo en latín, sino que se utilizaba para la formación de adjetivos” (Uritani y

Berrueta de Uritani 1985: 204). En cuanto a este origen histórico, hay que destacar su

importancia al haber influido en la distribución geográfica de los morfemas diminutivos en

España actual, como por ejemplo en la región de Aragón donde aparecen muchas variantes

diminutivas procedentes de un mismo sufijo etimológico (Uritani y Berrueta de Uritani 1985:

223-224). De igual modo, el uso histórico de los diminutivos ha desempeñado un papel

importante en la evolución del diminutivo en Andalucía (cf. § 4.2.).

Por lo que se refiere a la evolución global de los sufijos diminutivos, a pesar de la variación

regional, los lingüistas suelen proponer el inventario siguiente de sufijos actualmente

existentes en la península:

DIMINUTIVOS ESPAÑOLES

Masculino Femenino Masculino Femenino

-ito -ita -ín/ -ino -ina

-ico -ica -ejo -eja

-illo -illa -uelo -uela

-ete -eta -uco -uca

-iño iña

Tabla 2: El inventario de los sufijos diminutivos en España según

Lázaro Mora (1999: 4648) y la RAE y la ASALE (2010: 166)5

De esta serie de morfemas diminutivos, se considera el sufijo -ito/ -ita como más extendido

hoy en español, contrariamente a la lengua medieval y la clásica en las que predominaba el

sufijo -illo/ -illa (cf. supra). Ya señalamos brevemente que dentro de la península existe

variación regional referente al uso concreto de los diminutivos, pero también hay variación

geográfica más global. Es decir, el uso de los sufijos en España varía del uso en América

Latina donde, a su vez, aparecen variantes diferentes según la zona (por ejemplo, en la parte

oriental de Bolivia donde se usa -ingo/ -inga) (RAE y ASALE 2010: 166). Se aclararán estas

posibles variaciones diatópicas en el mundo hispánico más adelante en el capítulo 4.

5 En cuanto a esta tabla, representa una combinación de los inventarios propuestos por Lázaro Mora (1999) y la RAE y la ASALE (2010): mientras que el primero no incluye los sufijos -uco/ -uca y -iño/ -iña, el segundo no menciona el uso de -uelo/ -uela. Así, combinándolos, nuestra tabla demuestra un inventario más o menos completo de los sufijos diminutivos españoles, sin tener en cuenta la variación regional.

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Situados los diminutivos españoles en su contexto histórico y presentadas las formas

diminutivas más recurrentes en el español actual, continuamos en § 2.2.2. con abordar los

rasgos formales principales de estos diminutivos.

2.2.2. Las características morfológicas

En § 2.1. ya se ha explicado que los sufijos diminutivos proceden morfológicamente de un

proceso derivativo, aunque comparten también algunos rasgos con los morfemas flexivos.

Junto a ello, los sufijos en sí presentan variación formal relacionada con (i) el género de la

base, (ii) la categoría gramatical y (iii) la terminación del sufijo mismo.

(i) Los sufijos diminutivos suelen variar de género en función del género de su base léxica,

lo que según Lázaro Mora (1999: 4656) los singulariza de otros morfemas derivativos con

moción genérica. Comparemos las variantes siguientes:

(48) a. (el) caballo > caballito

b. (la) casa > casita

(49) (el) libro > librero, librera (ápud Lázaro Mora 1999: 4656)

Concretamente, mientras que los sufijos diminutivos en (48) se adaptan al género del lexema

al que se unen, las palabras derivadas de libro en (49) admiten tanto la forma masculina como

la femenina. Esta diferencia se explica por la naturaleza lingüística de ambos morfemas. Dicho

de otro modo, Lázaro Mora (1999: 4656) afirma que, como procedentes de un proceso

derivativo pleno, los sufijos -ero y -era se intercambian simplemente por la necesidad de

distinguir el referente masculino del femenino, así que la variación cumple más bien una

función léxica correspondiendo a la naturaleza de la derivación (cf. § 2.1.). En contraste, la

moción genérica de los sufijos diminutivos se relaciona con el principio de la concordancia a

un nivel gramatical, por lo que se confirma el carácter parcialmente flexivo de los morfemas

apreciativos (Lázaro Mora 1999: 4656).

No obstante, aparte de esta variación prototípica del género de los sufijos diminutivos, en

algunos casos el sufijo simplemente copia el final del radical (García 2016: 419). En efecto, al

acompañar sustantivos masculinos en -a o sustantivos femeninos en -o, el sufijo no concuerda

con el género de la base léxica, sino que adopta su terminación (Lázaro Mora 1999: 4656). A

modo de ilustración, se incluyen los ejemplos siguientes:

(50) (el) planeta > planetita (ápud García 2016: 419)

(51) (la) foto > fotito (ápud Lázaro Mora 1999: 4657)

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Pese a que el conjunto no cambia de género manteniendo el artículo definido correspondiente

(el planetita, la fotito), contrariamente a los diminutivos en (48), la forma del sufijo en (50) y

(51) no indica el género del lexema originario. Sin embargo, parece difícil establecer reglas

gramaticales precisas debido a algunas excepciones. Concretamente, la concordancia del

sufijo diminutivo depende también de la forma del morfema mismo, como ilustran los

diminutivos en (52) con base problema:

(52) (el) problema > problemita/ problemín (ápud RAE y ASALE 2010: 167)

En efecto, mientras que el sufijo -ito/ -ita aplica la segunda regla imitando la terminación del

lexema básico, -ín/ -ina sigue la primera regla prototípica al concordar con el género masculino

de problema.

(ii) Asimismo, las palabras diminutivas presentan por su parte variación formal según la

categoría gramatical del radical. Hasta ahora abordamos sobre todo ejemplos de sufijos

diminutivos con bases sustantivas por ser los más frecuentes. No obstante, como ya se ha

señalado en § 2.1., el uso del diminutivo se extiende a otras clases de palabras tales como

los nombres propios (53) y los adjetivos (54), pero incluso los adverbios6 (55), los participios

(56), los gerundios (57), los pronombres (58), algunas interjecciones (59), ciertos

cuantificadores7 (60) o posesivos (61), aunque estos últimos aparezcan con menor frecuencia

(García 2016: 419). Los enunciados siguientes incluyen cada uno un ejemplo de estas formas

diminutivas (sin el sustantivo):

(53) […] para verlo mejor Teresita se paró (Vargas: 138, ápud Reynoso Noverón 2001:

90)

(54) bueno es flaquita/ porque es muy delgadita (<ME-308-12M-07> turno 381, ápud

Martín Butragueño 2018: 29)

(55) Bájale tantito. Alejarte de las golosinas de la cooperativa ayuda… (TU 15, ápud Jani

2009: 91)

(56) te dejaban arrestaíllo si no te aprendías la lección de memoria (COSER-3814-01,

Sevilla: Constantina)

(57) pues otra vez andandito/ hacia/ hacia el Albaicín (PRESEEA, GRAN-H31-051)

(58) Mi abuela, ellita es muy amable.

(59) adiosito amigaaa (ápud Mariottini 2006: 115)

6 Véase capítulo 3. 7 La RAE y la ASALE (2009) y García (2016) los consideran como categoría gramatical aparte, mientras que en esta tesina se suele tratar los cuantificadores como subclase de los adverbios (adverbios cuantificativos), puesto que los cuantificadores sin función adverbial se excluyen de nuestro corpus.

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(60) Fíjese usted qué bien pensao lo tenía todico (García Pavón, Reinado; ápud RAE y

ASALE 2009: § 9.2d)

(61) Lo único cierto, amable lector, es que cada uno defiende lo suyito (Tiempos

22/10/2008, ápud RAE y ASALE 2009: § 9.2f)

A pesar de esta libertad, la compatibilidad con estas categorías gramaticales distintas

demuestra también algunas restricciones. Así, por ejemplo, con respecto a los participios y

los gerundios, con los que en general la formación diminutiva es muy poco productiva, los

diminutivos se limitan a los participios con función adjetival y a los gerundios con significado

lexicalizado como adverbios (García 2016: 420). Junto a ello, la productividad del diminutivo

depende también de la región geográfica en el sentido de que en el español americano son

más frecuentes diminutivos con adverbios, gerundios, etc. que en el español europeo (RAE y

ASALE 2010: 165). Véase más abajo el capítulo 4 para la variación geográfica del diminutivo

en el mundo hispánico.

(iii) Finalmente, los sufijos diminutivos presentan variación morfológica relativa a su

terminación. Dicho de otro modo, si observamos los diminutivos de abajo formados con el

sufijo -ito8, se constatan algunas variantes:

(62) a. árbol > árbol-ito (ápud Lázaro Mora 1999: 4663)

b. gato > gat(o)-ito (ápud García 2016: 418)

(63) a. camión > camion-cito (ápud Ambadiang y Camus 2012: 1)

b. camión > camion-c-ito

(64) a. sol > sol-ecito (ápud García 2016: 418)

b. sol > sol-ec-ito

(65) a. pie > pie-cecito (ápud Lázaro Mora 1977: 115)

b. pie > pie-cec-ito

Aunque no existen reglas consistentes con respecto a estas distintas formas morfológicas,

García (2016: 418) asume que -ito/ -ita presenta en total cuatro variantes (-ito, -cito, -ecito, -

(e)cecito) de las que la primera tiene dos posibilidades de formación: por un lado, el sufijo se

añade a la base sin cambio (62a) o, por otro, -ito se une al radical cuya vocal final se elide en

su forma diminutiva (62b). Al contrario, la RAE y la ASALE (2009: 9.4b) y Ambadiang y Camus

8 Se aplica de igual modo a los demás sufijos diminutivos, pero a fin de explicar este fenómeno nos centramos en el sufijo -ito por ser el más universal.

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(2012: 1) solo distinguen tres variantes morfológicas (-ito, -cito, -ecito), puesto que la cuarta

se limita a la palabra pie (cf. ejemplo (65)). De hecho, la incoherencia de las teorías lingüísticas

se refleja también en la interpretación de estas varias formaciones. Como resume García

(2016: 419), la tradición gramatical y los estudios más recientes (cf. RAE y ASALE 2009,

Ambadiang y Camus 2012, etc.) consideran las variantes como alomorfos, mientras que otros

lingüistas tales como Lázaro Mora (1977, 1999) los tratan como resultados de la adición del

interfijo (o infijo9) -c-, -ec- o incluso -cec- a la forma básica -ito. Por consiguiente, se analizan

las estructuras morfológicas de los diminutivos de maneras distintas, como demuestran los

ejemplos (63b), (64b) y (65b).

En lo referente a estas variantes del sufijo diminutivo, cabe añadir que las teorías se basan

en la morfología y la fonología de los lexemas. De acuerdo con Ambadiang y Camus (2012:

2), la formación de los diminutivos depende de características morfológicas (categoría

gramatical, flexión de género) o/ y fonológicas (diptongos), así que en este contexto se ha

introducido el término de la ‘morfofonología10’. Sin embargo, a pesar de que ya existen varias

reglas teóricas complejas, todavía no hay consenso completo con respecto a la formación

exacta de los diminutivos y la selección de los alomorfos.

En fin, de este apartado recordamos esencialmente que los sufijos diminutivos presentan

algunas restricciones relativas a su estructura morfológica a tres niveles: (i) el género, (ii) la

categoría gramatical y (iii) la terminación. Aunque los lingüistas intentan proponer algunas

reglas morfológicas principales, ninguna teoría parece completa y, además, demuestran

todavía una gran complejidad. Continuando el capítulo, abordamos en el apartado siguiente

una característica aún más peculiar de los diminutivos: sus significados semánticos y

pragmáticos.

2.2.3. Las características semántico-pragmáticas

El término de los ‘diminutivos’ ya revela su función semántica principal: expresan disminución,

es decir, un tamaño pequeño, pero ¿es realmente su valor primordial? Como ya señalado en

§ 2.1., los sufijos apreciativos constituyen también recursos morfológicos importantes a fin de

denotar afectividad (cf. Lázaro Mora 1999: 4647). De este modo, han surgido discusiones

entre los lingüistas sobre la importancia de cada uno de estas valoraciones fundamentales del

diminutivo: mientras que algunos destacan los valores afectivos, otros afirman que los

diminutivos españoles se caracterizan sobre todo por su significado objetivo respecto al

9 Lázaro Mora (1977) considera estos segmentos como infijos, pero en realidad la interpretación varía según las teorías gramaticales (cf. RAE y ASALE 2009: § 1.5p). Así, es difícil evaluar qué término es correcto en este contexto y se aceptan generalmente los dos. 10 En realidad, Rojas (1977) fue el primero a proponer una teoría sobre el carácter fonológico (y morfológico) de la formación de los diminutivos, y refirió en su estudio al concepto de la ‘morfonología’.

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tamaño (García 2016: 421). Con la finalidad de aclarar en cierta medida estas dos

interpretaciones diferentes, hace falta explicar en qué consisten exactamente los dos sentidos

principales de los diminutivos al exponer las visiones más importantes de algunos lingüistas.

En primer lugar, el uso de los sufijos diminutivos atribuye una inferioridad a la dimensión

expresada por la base léxica (García 2016: 421). En otras palabras, estos morfemas indican

un tamaño más pequeño al “disminuir en su significar lo que expresa el término positivo, no

derivado”, lo que se asocia con el dominio nocional y objetivo de la palabra (Náñez Fernández

1997-1998: 174). De hecho, esta interpretación aminorada del diminutivo corresponde a la

visión general del primer grande gramático Nebrija que declara lo siguiente en su Gramática

Castellana de 1492:

“Diminutivo nombre es aquel que significa diminución del principal de donde se deriva,

como de ombre ombrezillo que quiere dezir pequeño ombre, de muger mugerzilla pequeña

mujer; en este género de nombres nuestra lengua sobra ala griega i latina por que haze

diminutivos de diminutivos, lo qual raras vezes acontece en aquellas lenguas, como de

ombre omhrezillo ombrezico ombrezito, de mujer mugerzilla mugerzica mugerzita.” (ápud

Náñez Fernández 1997-1998: 174)

Así, se comprueba que en esta época los lingüistas se centraron en el significado “disminuidor”

del sufijo diminutivo sin tener en cuenta los posibles valores subjetivos, oponiéndose así a los

aumentativos que denotan superioridad (cf. ejemplos (46) y (47) en § 2.1.). No obstante, esta

interpretación objetiva cambia a lo largo del tiempo, sobre todo cuando aparecieron los

estudios lingüísticos de Amado Alonso11 en que defiende la importancia de los valores

afectivos.

Efectivamente, en segundo lugar, los sufijos diminutivos atribuyen a las palabras

contenidos relativos a la apreciación (García 2016: 421). En este contexto, Alonso comenzó

a reaccionar contra el predominio de la función “disminuidora” y a subrayar que el afecto

constituye “el rasgo distintivo fundamental de la función del diminutivo” (Alonso 1951: 197,

ápud Hummel 1997: 191). De esta manera, Alonso ha inspirado a muchos otros lingüistas

que, hasta hoy en día, defienden su idea de la importancia de lo valorativo en vez de lo

nocional. Así, Lázaro Mora (1999: 4650), entre otros, comparte esta interpretación del

diminutivo refiriendo al argumento de Alonso de que existen otros recursos para referir a la

pequeñez:

(66) una cajita pequeña (Alonso 1951: 198, ápud Lázaro Mora 1999: 4650)

11 (1930): “Para la lingüística de nuestro diminutivo”, Humanidades 21, 35-41.; (1951): “Noción, emoción, acción y fantasía en los diminutivos”, en: Estudios lingüísticos. Temas españoles, Madrid: Editorial Gredos, 195-229.

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(67) una cosita de nada (Alonso 1951: 198, ápud Lázaro Mora 1999: 4650)

En efecto, al añadir adjetivos como pequeña u otros sintagmas como de nada, ya indican el

tamaño reducido del sustantivo al que siguen (cajita, cosita), de manera que en este sentido

no es necesario recurrir a formas diminutivas.

Por lo que se refiere a las valoraciones afectivas o apreciativas, existen numerosas

connotaciones distintas procedentes de procesos de ‘subjetivización’, dado que el uso de

diminutivos en español permite al hablante expresar sus intenciones comunicativas, a saber,

sus propias interpretaciones del discurso, así como sus sentimientos (Reynoso Noverón 2005:

79). Proponemos abajo una tabla que representa los valores subjetivos principales del

diminutivo a partir de las clasificaciones de Reynoso Noverón (2005: 81) y de Jani (2009: 80),

sin incluir el valor de ‘tamaño pequeño’:

1. Descentralizador

2. Centralizador/ Intensificador

3. Valoración negativa/ peyorativa

4. Valoración positiva/ Cariño/ Tema de niños

5. Ironía/ Sarcasmo

6. Amortiguar/ Minimizar/ Suavizar

7. Respeto

Tabla 3: La clasificación de los valores semántico-pragmáticos principales de los

diminutivos españoles según Reynoso Noverón (2005: 81) y Jani (2009: 80)12

No obstante, cabe resaltar que el estudio de Jani (2009: 85) demuestra que estos valores no

siempre aparecen solos, sino que en algunos contextos un mismo diminutivo cumple más de

una función. En las líneas que siguen explicamos y ejemplificamos cada valor semántico-

pragmático.

(i) Reynoso Noverón (2005: 81) afirma que un diminutivo puede indicar elementos

periféricos. En otros términos, al añadir un sufijo diminutivo a una palabra, la forma diminutiva

representa en este contexto el peor ejemplo del dominio semántico expresado por la base

léxica. El discurso en (68) permite ilustrar este valor descentralizador:

(68) En el corredor me platicó que trabajaba en Houston en una fábrica de plásticos,

“como muy pronto se va a hacer el balance de la bodega aproveché para regresar a

mi patria y pasarme con mi familia unos diítas”. (Loaeza: 65, ápud Reynoso Noverón

2005: 81)

12 Esta tabla representa en realidad una combinación de las clasificaciones de Reynoso Noverón (2005) y Jani (2009), dado que en cierta medida coinciden.

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En vez de simplemente utilizar el término días, el hablante recurre en (68) al diminutivo a fin

de “debilitar o disminuir las características inherentes a la entidad marcada”, así que diítas

significa ‘menos que días’ y se refiere al ‘peor ejemplo de un día’ (Reynoso Noverón 2005:

81).

(ii) Por el contrario, en algunos contextos los diminutivos marcan también entidades

centrales al intensificar el significado del lexema básico (Reynoso Noverón 2005: 81-82).

Como ejemplifica la frase (69), esta función intensificadora es frecuente con adjetivos “que ya

por sí mismos indican pequeñez, escasez, etc.” (Palet Plaja 1990: 35):

(69) es una Hermandad muy chiquitita (P1H4, 201; ápud Palet Plaja 1990: 35)

Así, en efecto, la adición del sufijo diminutivo (en realidad, dos sufijos recursivos -it-ita, cf. §

2.1.) refuerza las características del radical chica atribuyéndole el significado de ‘menos que

chica’. De hecho, esta minoración del sentido ‘pequeño’ equivale a “la intensificación de la

cualidad” y, además, es común en estos casos el uso suplementario del adverbio reforzador

muy (Palet Plaja 1990: 35). De igual manera, el valor centralizador se aplica a los adverbios

(véase el capítulo 3).

(iii)/(iv) Las valoraciones negativa y positiva de los diminutivos tienen un alto grado de

‘subjetivización’ por la participación del locutor. Por decirlo de otro modo, el hablante puede

usar diminutivos con el objetivo de expresar su propia emoción negativa o positiva hacia una

cierta entidad, y establece, de este modo, una relación más íntima con su interlocutor

(Reynoso Noverón 2005: 82-83). Comparemos los dos discursos siguientes:

(70) A mí me gusta todo lo contrario. Hacer gimnasia, aprender… este… idiomas; todo

menos estar haciendo cositas manuales. (Lope Blanch 1971, ápud Zacarías 2008:

231)

(71) No olvides que…papás, mamás, novios y abuelitas no podrán entrar a la expo… .

(QaV 8, ápud Jani 2009: 88)

En concreto, con un mismo sufijo el locutor puede atribuir diferentes connotaciones a las

palabras según el contexto. Así, mientras que en el ejemplo (70) el hablante expresa su

desprecio hacia el trabajo manual, en (71) refiere con cariño a su abuela. Además, con

respecto a este valor cariñoso, Jani (2009: 96) señala que aparece muchas veces en

contextos que apelan a los niños o los jóvenes. Igualmente, en su estudio sobre la adquisición

de diminutivos en español, Marrero, Aguirre y Albalá (2007: 155) destacan por su parte la

importancia de diminutivos en child-directed speech.

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(v) La valoración despectiva a menudo va acompañada de la quinta función afectiva: la

ironía o el sarcasmo. En este sentido, el diminutivo constituye el vehículo de la burla por parte

del hablante hacia la entidad disminuida (Reynoso Noverón 2005: 83), como ilustra (72):

(72) Sí, muy graciosilla ella. (ápud Maíz-Arévalo 2018: 35)

(vi) Una forma diminutiva también es capaz de manipular un discurso minimizando el

choque de una realidad desagradable y, así, produciendo un enunciado eufemístico (Reynoso

Noverón 2005: 84). De esta manera, el hablante intenta evitar una amenaza o un insulto contra

sí mismo, contra su oyente o contra ambos (Maíz-Arévalo 2018: 42). Para colmo, del estudio

de Jani (2009: 94) sobre el uso y las funciones pragmáticas del diminutivo en las revistas para

jóvenes mexicanas se desprende que con un 40,79 % esta connotación suavizadora se

manifiesta más frecuentemente, sobre todo si se trata de sujetos delicados, entre ellos la

apariencia física:

(73) …que le quedan súper bien con su tono de piel morenita. (BT 40, ápud Jani 2009:

94)

Así, los jóvenes abordan temas de que normalmente no suelen hablar hasta que el tema se

hace mucho más tolerable y aceptable (Jani 2009: 94-95).

(vii) Por último, Reynoso Noverón (2005) añade en su clasificación otro valor importante

del diminutivo: el respeto. Es decir, con la disminución de un término que se refiere a un

interlocutor de una jerarquía social distinta, el locutor quiere obtener la simpatía de esta

persona (Reynoso Noverón 2005: 84). Se incluye el discurso (74) como ilustración:

(74) -Ahí cuando queremos dinero, vamos y le hablamos al patroncito, nos oye lo que

pedimos; nos da animales, nos da dinero, lo que queremos nos da (Zona náhuatl,

Puebla: 42; ápud Reynoso Noverón 2005: 84)

Concretamente, existe una distancia entre el hablante y otra persona más alejada del discurso

(el patrón), y al usar el diminutivo en este contexto, el locutor se muestra respetuoso con este

patroncito.

Aclaradas y ejemplificadas las valoraciones subjetivas distintas que pueden expresar los

diminutivos españoles, se comprueba que el uso del diminutivo desempeña un papel

imprescindible no solo dentro de la semántica sino también dentro de la pragmática. Así, en

este contexto, ha surgido el término de la ‘morfopragmática’, introducido originariamente por

Dressler y Merlini (1994), refiriéndose al “área en la que una regla morfológica produce efectos

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pragmáticos regulares” (d’Angelis y Mariottini 2006: 365). En efecto, como morfemas

procedentes de un proceso morfológico, la derivación, los sufijos atribuyen valores

pragmáticos y, entonces, más subjetivos a las bases léxicas, encima de su función semántica

básica y objetiva de la disminución.

En definitiva, los sufijos apreciativos constituyen recursos morfológicos importantes en

español compartiendo rasgos con, a la vez, la derivación y la flexión. Con respecto a los

diminutivos, siempre han sido muy importantes en la lengua española, desde el siglo XV hasta

el día de hoy. Morfológicamente, se caracterizan sobre todo por la variación formal, dentro de

la clase general de los morfemas (-ito, -illo, -ico, etc.) y dentro de un solo sufijo (-ito, -ita, -cito,

etc.). Además de sus rasgos morfológicos, son aún más peculiares sus características

semántico-pragmáticas en el sentido de que los diminutivos expresan, por un lado, un sentido

nocional y objetivo de ‘tamaño pequeño’ y, por otro, numerosas connotaciones apreciativas y

subjetivas (ironía, intensificación, eufemismo, etc.). Hasta ahora se han abordado todos los

diminutivos, es decir, los que se forman tanto con sustantivos como con adjetivos y otras

categorías gramaticales. Puesto que nuestro estudio se centra en el diminutivo adverbial, se

dedica el tercer capítulo al sufijo diminutivo en combinación con el adverbio.

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3. El adverbio y el sufijo diminutivo: una derivación particular

Ya ha sido señalado en § 1.1.1. que la clase adverbial se caracteriza morfológicamente por

su invariabilidad, pero que en algunos casos sí admiten sufijos en procesos derivativos. Por

ello, resulta imprescindible examinar en qué contextos es posible una derivación adverbial, y

particularmente una derivación apreciativa con sufijos diminutivos. Veremos en este capítulo

qué adverbios aceptan estos morfemas y qué valores expresan.

Generalmente, se acepta que son sobre todo los adverbios que presentan cierta gradación

los que admiten sufijos diminutivos (García 2016: 420), como el ejemplo (8) en § 1.1.1.. Sin

embargo, parece que en el español americano aparecen diminutivos con, entre otros,

adverbios deícticos (75) y otras clases no graduables (76):

(75) aquicito (ápud RAE y ASALE 2009: § 9.2b)

(76) apenitas (ápud García 2016: 420)

En contraste, la categoría particular de los adverbios en -mente normalmente rechazan los

sufijos diminutivos (cf. § 1.1.1.), pero la RAE y la ASALE (2009: § 7.14n) añaden que sí

aceptan estos morfemas en algunos países latinoamericanos, aunque su uso queda

restringido. Así, en el habla hispanoamericana no es extraña la forma (77):

(77) rapiditamente (ápud RAE y ASALE 2009: § 7.14n)

De estos usos excepcionales se desprende entonces que, como ya mencionado en § 2.2.1.,

existe efectivamente una variación notable del diminutivo entre el español europeo y el

español americano donde se habla siquiera de un “abuso” de los diminutivos (véase más

abajo la sección 4.1.).

A continuación, los sufijos diminutivos también atribuyen a los adverbios algunas

connotaciones semántico-pragmáticas importantes, puesto que un adverbio carece del

significado objetivo de ‘tamaño pequeño’. Ya señalamos en § 2.2.3. que los diminutivos

adverbiales expresan muchas veces una intensificación del sentido denotado por la palabra

básica (cf. Tabla 3, valor 2). Según Jani (2009: 92-93), este valor se asocia con la naturaleza

sintáctica de un adverbio en el sentido de que, como modificador, no expresa una idea

completa, contrariamente a los sustantivos que representan algo concreto. De este modo,

sustantivos se “subjetivizan” más fácilmente, mientras que los adverbios se usan con sufijos

diminutivos solo con el objetivo de intensificar la modificación en sí (Jani 2009: 92-93). Esta

función centralizadora se manifiesta muy claramente con los diminutivos del adverbio de lugar

cerca y del adverbio deíctico temporal ahora:

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(78) Mira, cuando Bernal esté muy cerquita de la portería como que distraes al portero

italiano (Loaeza: 38, ápud Reynoso Noverón 2005: 82)

(79) […] mientras el padre de la iglesia de Covadonga estaba en la elevación de la hostia,

sonó el teléfono celular del señor que se encontraba a su lado. “Ahorita no puedo

hablar mano, llámame más tarde”, escuchó que decía muy quedito (Loaeza: 83, ápud

Reynoso Noverón 2001: 7)

En cuanto al ejemplo (78), usando el sufijo -ita, se refuerzan las características inherentes de

la base cerca, de modo que el diminutivo cerquita ya no significa simplemente ‘cerca’, sino

que el hablante refiere a un lugar que está ‘mucho más que cerca’ (Reynoso Noverón 2005:

82). Junto a ello, se observa que, al igual que el ejemplo (69) en § 2.2.3., el diminutivo va

precedido del adverbio intensificador muy. Asimismo, en el caso de ahorita en (79), el morfema

diminutivo -ita intensifica el significado temporal de la entidad básica ahora, así que “la

referencia temporal es aún más estricta que ‘en este preciso momento’” (Reynoso Noverón

2001: 7). Igualmente, dado que también aceptan sufijos diminutivos, las locuciones

adverbiales indican en su forma disminuida una intensificación del significado básico (RAE y

ASALE 2009: § 9.6ñ). El ejemplo (80) lo ilustra:

(80) al ladito suyo (ápud RAE y ASALE 2009: § 9.6ñ)

Aunque es más bien el sustantivo que admite el sufijo diminutivo, se considera como un

conjunto adverbial (cf. § 1.1.1.). Así, no expresa objetivamente un tamaño pequeño, sino que

añade una valoración subjetiva y pragmática a la base. En efecto, del mismo modo que los

diminutivos anteriormente ejemplificados, el sufijo -ito refuerza el sentido originario

significando ‘muy cerca de él o de ella’ (RAE y ASALE 2009: § 9.6ñ).

Junto al valor intensificador, un diminutivo adverbial puede también atenuar o suavizar un

mensaje desagradable evitándose una posible amenaza hacia el locutor mismo o hacia otra

persona (cf. § 2.2.3.). El discurso (81) ejemplifica esta función atenuadora (cf. Tabla 3, valor

6):

(81) U1: Muy bien [U2] hay que pulir un poco , pero guayyy

U2: un poco?.... Madre mía con que buenos ojos leeis....jajaja....

U1: Sii ,un poquito nada más !!!

(ápud Maíz-Arévalo 2018: 42)

Si tomamos en cuenta el contexto real (U2 acaba de colgar su propuesta de una canción que

están intentando componer), se observa que, al recurrir a la forma diminutiva de la locución

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adverbial un poco, el usuario U1 quiere minimizar la crítica que hace contra su oyente U2 y

evitar que éste se siente ofendido (Maíz-Arévalo 2018: 42). Asimismo, García Platero y

Castillo Carballo (2018: 79) subrayan en su estudio sobre las funciones de los afijos en el

habla popular de Sevilla la función atenuadora con respecto al empleo de (un) poquito:

(82) I: ¿qué pasa? / ¿que la que esté un poquito más gorda no puede vestir bien? (ápud

García Platero y Castillo Carballo 2018: 80)

En efecto, el diminutivo en (82) contribuye a la atenuación del discurso que trata un tema

bastante delicado (el hecho de ser gordo) evitando al mismo tiempo un posible insulto (cf. Jani

2009). De todos modos, estos dos valores semántico-pragmáticos, el intensificador y el

atenuador, constituyen los más fundamentales expresados por los diminutivos adverbiales, lo

que confirmará nuestra investigación empírica del habla andaluza en que son muy frecuentes

los diminutivos (un) poquito y cerquita.

En resumidas cuentas, los sufijos diminutivos no solo aparecen con sustantivos, sino que

también se unen a adverbios denotando, sobre todo, connotaciones intensificadoras o

atenuadoras. Como ya se ha subrayado anteriormente, hay variación geográfica en el sentido

de que los diminutivos adverbiales serían más frecuentes en el español americano. En

realidad, esta abundancia en América Latina va aún más allá y, además, la variación se

manifiesta también dentro de España misma. Por tanto, resulta imprescindible abordar en el

capítulo que sigue estas diferencias diatópicas en el uso diminutivo.

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4. La variación geográfica del diminutivo español

Como segunda lengua más hablada del mundo, el español es una lengua internacional

(Moreno Fernández y Otero Roth 2016: 23) que se caracteriza por una diversidad múltiple de

realizaciones (Reynoso Noverón 2001: 97). Concretamente, no solo es lengua oficial de la

península ibérica en el continente europeo, sino que también se habla en la mayoría de los

territorios americanos. De esta manera, se distinguen en general dos grandes tipos del

español, el español europeo/ peninsular y el español americano, que presentan cada uno

diferencias lingüísticas en el plano fonológico, léxico y morfosintáctico. De igual modo, la

lengua española presenta variación más interna dentro de España, así como dentro del

continente americano. Así, existen distintas variedades dialectales del español en el mundo:

la castellana, la andaluza y la canaria en España; la caribeña, la andina, etc. en América Latina

(Moreno Fernández y Otero Roth 2016: 36), que a su vez se difieren lingüísticamente.

Asimismo, la variación diatópica se aplica al uso de los diminutivos, así que resulta preciso

abordar en este cuarto y último capítulo del estado de la cuestión la variación global de los

diminutivos entre España y América Latina (§ 4.1.), así como la variación interna dentro de la

península centrándose en la variedad andaluza (§ 4.2.).

4.1. El diminutivo en el mundo hispánico: España vs. América Latina

Con respecto al uso diminutivo en el mundo hispánico, Reynoso Noverón (2001: 43) constata

una diferencia importante entre el español peninsular y el español americano: “mientras que

el dialecto de la Península Ibérica en su modalidad castellana registra un uso escaso de

diminutivos, los dialectos americanos parecen “abusar” de la marcación”. Además de esta

“variación cuantitativa”, se distinguen asimismo a un nivel cualitativo relativo a los valores

semántico-pragmáticos (Reynoso Noverón 2001: 2, 8). Así, el objetivo de este apartado será

indagar estas diferencias.

Ante todo, conviene recapitular que en § 2.2.1. ya incluimos un inventario de los distintos

sufijos diminutivos principales en español, sobre todo de España. Asimismo, se ha señalado

que en el español americano no aparecen tantas variantes, y que el uso se limita normalmente

al sufijo más universal -ito (a excepción de algunas zonas). A modo de ilustración, se exponen

abajo dos mapas geográficos que representan los morfemas diminutivos usados en,

respectivamente, España y Portugal (Figura 1) y América Latina (Figura 2):

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Figura 1: Los sufijos diminutivos en España y Portugal según Hasselrot (1957: 264)

Figura 2: Los sufijos diminutivos en América Latina según Hasselrot (1957: 269)

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Comparando los mapas, observamos que las formas de los sufijos diminutivos en la península

presentan efectivamente una mayor variedad con seis/ siete variantes (-iño/ -in(o), -illo, -uco,

-ito, -ico, -et(e)) en contraste con la zona latinoamericana donde el uso del diminutivo se limita

a cuatro formas (-illo, -ito, -inho, -tico). Referente al sufijo -inho, ni siquiera pertenece al habla

española, sino que se usa en portugués en la región brasileña. Además, se constata una

repartición más equilibrada de los distintos sufijos en España, mientras que en América Latina

(aparte de -inho) el morfema -ito predomina obviamente. No obstante, estos usos concretos

no corresponden completamente con el inventario en la Tabla 2 (cf. § 2.2.1.), puesto que éste

también incluye otros sufijos posibles tales como -uelo y -ejo. Junto a ello, la Figura 2 no

menciona el uso de -ingo/ -inga que, según la RAE y la ASALE (2010: 166), se utiliza en la

parte oriental de Bolivia por influencia del sufijo portugués fronterizo -inho. Probablemente,

esta ausencia de ciertas formas se deba a que su uso es demasiado restringido y limitado a

una zona pequeña.

Ahora bien, muchos lingüistas subrayan el uso distinto de los diminutivos entre España e

Hispanoamérica. Company (2002: 52), entre otros, destaca por su parte el llamado “abuso”

del diminutivo en el español americano frente a la “austeridad” en el español peninsular. A fin

de confirmar esta diferencia, incluimos la Figura 3 en que se reflejan algunos resultados

sacados del estudio dialectológico comparativo de diminutivos españoles de Reynoso

Noverón (2001):

Figura 3: La frecuencia de uso de los diminutivos por variantes (andina, bonaerense, madrileña y mexicana)

según Reynoso Noverón (2001: 87)

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Si se compara el dialecto madrileño con el mexicano, se comprueba una mayor cantidad de

diminutivos en esta última variedad con 3721 formas diminutivas por 697.000 palabras

analizadas del corpus mexicano (el 0,53%), frente al porcentaje reducido de un 0,17%

(548/315.000) en el español de Madrid (Reynoso Noverón 2001: 85). Según esta

investigación, existe efectivamente una gran diferencia cuantitativa entre el uso de sufijos

diminutivos en España y el uso en América Latina, pero en realidad el empleo concreto en

España depende también de la región específica en que aparece. Así, como señala Haensch

(2002: 57), en Andalucía y las Canarias cuyos dialectos han desempeñado un papel primordial

en el desarrollo del español americano, los diminutivos parecen ser más frecuentes (véase

abajo la sección 4.2.). De hecho, Reynoso Noverón (2001: 43, 66) añade en este contexto

que el diminutivo español se considera un importante marcador dialectal distinguiendo el

español europeo de las variantes hispanoamericanas pertenecientes al conjunto del “español

americano”.

A continuación, el uso “excesivo” de los diminutivos en América Latina se manifiesta

también en su compatibilidad extendida con varias clases de palabras. Como señalamos en

§ 2.2.2., los morfemas diminutivos se unen a distintas categorías gramaticales, pero las

frecuencias varían en realidad según el dialecto. Dicho de otro modo, mientras que en el

español europeo son más recurrentes los diminutivos sustantivos y adjetivales, en el español

americano el uso diminutivo se extiende incluso a clases gramaticales tales como los

adverbios (cf. cap. 3). A modo de ilustración, la Tabla 4 demuestra algunos resultados

extraídos del estudio de Martín Butragueño (2018) sobre el uso de los apreciativos en -ito en

la Ciudad de México:

Categoría léxica

Ciudad de México

(todos los casos

de -ito; N= 5212)

Madrid (todos

los apreciativos;

N= 3868)

Nombre común 37,7 56,8

Nombre propio 1,5 3,0

Adjetivo 23,4 22,2

Adverbio 30,1 6,0

Determinante --- 5,9

Pronombre 0,4 3,4

Verbo 0,0 ---

Participio 1,1 1,5

Locución 5,8 1,3

Tabla 4: La comparación de los porcentajes de categorías en la base del apreciativo en la

Ciudad de México y Madrid (adaptada de Martín Butragueño 2018: 18)

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Así, se deduce en primer lugar que los diminutivos se usan más frecuentemente con

sustantivos, tanto en México (el 37,7%) como en Madrid (el 56,8%). Junto a ello, se nota una

diferencia llamativa con respecto a los adverbios: en el español mexicano se constata un

30,1% de diminutivos adverbiales, mientras que en el madrileño solo representan un 6,0%.

Finalmente, en § 2.2.3. exponemos los valores semántico-pragmáticos principales que

pueden expresar los diminutivos en la lengua española. Por un lado, denotan un significado

objetivo de ‘tamaño pequeño’ y, por otro, presentan connotaciones apreciativas más

subjetivas (cf. Tabla 3). Ahora bien, desde el punto de vista cualitativo, Company (2002: 52-

53) argumenta que estas valoraciones pragmáticas relacionales son más presentes en los

diminutivos del español americano (en este caso el mexicano) que en el español europeo en

que los diminutivos suelen referirse más bien al valor objetivo y referencial del tamaño. La

tabla siguiente ilustra esta distinción valorativa:

Valor referencial

tamaño

Valor relacional

pragmático

Español peninsular 58% (338/586) 42% (248/586)

Español mexicano 28% (397/1434) 72% (1037/1434)

Tabla 5: Los diminutivos según valores semánticos según Company (2002: 53)13

Concretamente, en el mexicano los valores pragmáticos apreciativos predominan con el 72%,

en contraste con el escaso 28% de diminutivos que expresan simplemente la dimensión

reducida de la base léxica. Al contrario, los españoles de España recurren con mayor

frecuencia a diminutivos a fin de referir a la disminución (el 58%). Según Walsh (1944: 11),

esta distinción se debe ante todo a la influencia indígena dado el uso igualmente abundante

de diminutivos en las hablas amerindias:

“En Hispanoamérica, estos significados extendidos del diminutivo son aún más frecuentes

que en España, en parte dado su uso extenso por indios y mestizos hispanohablantes.” (la

traducción es nuestra)

Junto a ello, Company (2002: 55) añade que este fenómeno se explica por las diferentes

visiones del mundo: mientras que los mexicanos tienden a hablar más de sus propias

interpretaciones de la realidad, en el español peninsular se suele describir la realidad misma.

De esta manera, en América Latina el hablante da una impresión de “indiferencia, rechazo o

enfriamiento de las relaciones humanas” si no usa diminutivos de manera recurrente (Haensch

2002: 57).

13 Los datos de los diminutivos proceden del estudio de Reynoso Noverón (2001).

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En suma, se concluye que el uso del diminutivo en España difiere en gran medida del uso en

América Latina, tanto al nivel cuantitativo como cualitativo. Para colmo, como ya señalado,

existe también variación dentro de España. Así, dedicaremos el apartado 4.2. a estas

diferencias internas centrándonos en el dialecto andaluz, que será la variedad que

examinaremos empíricamente en la parte II de esta tesina.

4.2. El diminutivo en España: el andaluz

Siempre han existido discusiones sobre el estatuto de la variedad andaluza del español

peninsular, y todavía no se ha alcanzado un acuerdo: ¿se considera como una verdadera

lengua?, ¿es más bien un dialecto? o ¿es simplemente una modalidad/ variedad regional del

español? (Mondéjar 1986, ápud Alvar 1996: 233) Generalmente, se suele definirla como

dialecto del español peninsular dada la conciencia regional de sus diferencias lingüísticas

dialectales (Fernández-Ordóñez 2016: 387). En efecto, del mismo modo que el español

europeo difiere lingüísticamente del español americano, las variedades internas de España

también se distinguen. Para colmo, el dialecto andaluz mismo presenta por su parte

distinciones ‘intradialectales’. En otros términos, se divide la zona andaluza en la Andalucía

occidental y oriental desde un punto de vista geográfico, socioeconómico e histórico (Moreno

Fernández 2009: 153) que se distinguen entre sí en relación con algunos aspectos

lingüísticos, entre ellos el uso del diminutivo. Así, exponemos en esta sección un panorama

general de los diminutivos usados en Andalucía comparando la zona occidental y la oriental.

Concretamente, la región de Andalucía se sitúa en el sur de España e incluye las ocho

provincias más meridionales: Córdoba, Sevilla, Huelva, Cádiz, Málaga, Granada, Almería y

Jaén (véase abajo la Figura 4), de las que las cuatro primeras constituyen la Andalucía

occidental y las demás la Andalucía oriental (Moreno Fernández 2009: 152-153).

Figura 4: El área de las hablas andaluzas y las zonas de tránsito según Moreno Fernández (2009: 153)

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Además, en cuanto al andaluz occidental, según muchos sociolingüistas forma parte del

llamado ‘español meridional’ o del ‘español atlántico’14 junto con el canario y el español de

América, puesto que comparten varios rasgos lingüísticos (López Serena 2011: 48-49). De

este modo, las similitudes explican el hecho de que en Andalucía y las Canarias se usan más

diminutivos que en el resto del país (cf. Haensch 2002: 57).

Por lo que se refiere al uso diminutivo en la península, la Figura 1 (cf. § 4.1.) ya ha revelado

la variedad de los sufijos diminutivos usados en el español europeo según las diferentes zonas

regionales. Si observamos la región andaluza, se comprueba que en la parte occidental

predomina el morfema -illo, mientras que en la parte oriental de Andalucía se utiliza sobre

todo -ico. Comparemos esta constatación con los resultados del estudio de Uritani y Berrueta

de Uritani (1985) presentados abajo en la Tabla 6:

-ito -illo -ico -ete -ino -uelo TOTAL %

Andalucía

occidental

530 677 12 10 51 33 1313 40,8

Andalucía

oriental

244 1243 253 65 2 102 1909 59,2

TOTAL 774 1920 265 75 53 135 3222 100

% 24,0 59,6 8,2 2,3 1,6 4,2 100

Tabla 6: La frecuencia de apariciones de los sufijos diminutivos en Andalucía (adaptada de Uritani y

Berrueta de Uritani 1985: 213)

Esta investigación dialectológica de los diminutivos en el andaluz, que se basa en el Atlas

lingüístico y etnográfico de Andalucía (ALEA)15, revela en primer lugar una proporción más

elevada de diminutivos en la zona oriental de Andalucía (el 59,2%). Referente a esta misma

región, el sufijo que se utiliza más frecuentemente es -illo, seguido por -ico. Aunque el mapa

presentado en la Figura 1 demuestra un predominio pleno de -ico en Andalucía oriental, sí es

llamativo el número de diminutivos con -ico (253/1909) superior al número en Andalucía

occidental donde solo se han encontrado 12 ejemplos de los 1313. Por lo demás, al igual que

en Andalucía oriental, es más frecuente el morfema -illo en el occidente, pero su cantidad

exacta de casos encontrados (677/1313) revela un equilibrio en relación con la proporción de

usos de -ito (530/1313), que a su vez es más elevada que en la zona oriental (244/1909). De

todos modos, no cabe duda de que el sufijo diminutivo más común en andaluz es -illo, como

revela también este estudio en que representa el 59,6% de todos los diminutivos. Como ya se

ha señalado en § 2.2.1., el uso de los diminutivos en español se explica también a partir de

su contexto histórico. De este modo, es probable que la extensión del sufijo -illo se deba a su

14 término propuesto por Catalán (1956-1957) 15 Alvar, Manuel / Llorente, Antonio / Salvador, Gregorio (1961-1973): Atlas lingüístico y etnográfico de Andalucía, Granada: Universidad de Granada.

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compatibilidad con distintos lexemas ya muy flexible en el siglo XV (Uritani y Berrueta de

Uritani 1985: 215). Junto a ello, la frecuencia de -ico en Andalucía oriental se explica, según

Uritani y Berrueta de Uritani (1985: 217), por la influencia aragonesa durante la Reconquista,

dado el arraigo histórico de -ico en Aragón. Por consiguiente, se considera hoy en día como

morfema típico de España oriental (Aragón, Navarra, Murcia, Andalucía oriental).

Así, el uso concreto de diminutivos depende efectivamente de la región en que aparece,

pero encima de las diferencias entre el occidente y el oriente de Andalucía, existen asimismo

variaciones más internas. En otras palabras, dentro de una misma región geográfica, las

provincias también se distinguen entre sí. Comparemos las frecuencias de los sufijos

diminutivos en las provincias andaluzas detalladas en la Tabla 7:

Andalucía occidental Andalucía oriental

Huelva Sevilla Cádiz Córdoba Málaga Jaén Granada Almería

-ito 115 203 144 68 115 38 50 41

-illo 138 222 89 228 240 283 467 253

-ico 1 6 0 5 10 59 107 77

-ete 2 3 0 5 3 36 16 10

-ino 36 11 1 3 1 1 0 0

-uelo 4 9 3 17 19 28 45 10

TOTAL 296 454 237 326 388 445 685 391

% 9,2 14,1 7,4 10,1 12,0 13,8 21,3 12,1

Tabla 7: La frecuencia de apariciones de los sufijos diminutivos en Andalucía por provincia (adaptada de Uritani y

Berrueta de Uritani 1985: 213)

Lo primero que llama la atención es, evidentemente, la mayor frecuencia de los diminutivos

en las provincias de Granada (el 21,3%) y de Sevilla (el 14,1%), que respectivamente forman

parte de Andalucía oriental y occidental. Asimismo, se observa que la mayoría de los

diminutivos en -ito aparecen en Sevilla (203/454) y la mayoría de las formas en -illo en

Granada (467/685). Referente a estos dos sufijos más comunes en la región andaluza, se

constata en todas las provincias un predominio de -illo, a excepción de Cádiz donde

predomina -ito (144/237). De esto se desprende entonces que la aparición de un sufijo

determinado depende en gran medida de la provincia en que está utilizado, sobre todo en lo

relativo a los demás morfemas diminutivos. En efecto, los resultados demuestran un uso más

extendido de -ico en la provincia de Granada con 107 apariciones. Con respecto a los tres

sufijos menos comunes (-ete, -ino y -uelo), la Tabla 7 revela que las cantidades son más

elevadas en, respectivamente, Jaén (36 ejemplos de -ete), Huelva (36 ejemplos de -ino) y

Granada (45 ejemplos de -uelo), en contraste con su uso bastante limitado en las demás

provincias andaluzas.

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Dada la mayor frecuencia de diminutivos en las provincias de Granada y de Sevilla, se

investigará en nuestro análisis de corpus el uso concreto de los diminutivos en estas zonas

andaluzas (cf. infra). Cabe reconocer que es una pena la escasez de estudios lingüísticos

anteriores sobre este fenómeno en el andaluz, a excepción de las investigaciones sevillanas

de Rodríguez-Izquierdo y Gavala (1981), de Palet Plaja (1990) y de García Platero y Castillo

Carballo (2018) cuyas conclusiones se usarán a fin de compararlas más adelante con nuestros

resultados. Por lo que se refiere a este último estudio, cabe añadir que, aunque los diminutivos

adverbiales abundan sobre todo en América Latina, García Platero y Castillo Carballo (2018:

86) destacan el uso bastante frecuente del adverbio (un) poquito en andaluz, que implica

muchas veces un valor atenuativo “orientado a la autoprotección del informante” (recuérdense

los ejemplos (81) y (82) en capítulo 3). Además de este valor semántico-pragmático, el mismo

lexema cumple en algunos contextos una función intensificadora:

(83) Pero ahora le hemos dejado un poquito de manos abierta, y el niño sigue igual, en el

mismo plan (P2H1, 316; ápud Palet Plaja 1990: 35)

Como ya ha sido explicado en § 2.2.3., el sufijo diminutivo puede expresar una intensificación

de las características internas del lexema básico (cf. Reynoso Noverón 2005). De este modo,

en (83) un poquito significa ‘mucho menos que un poco’. Asimismo, confirma lo anteriormente

dicho por Palet Plaja (1990: 35) de que esta connotación centralizadora es común con

adjetivos y adverbios que ya expresan un sentido de ‘pequeñez’ (véase el ejemplo (69) en §

2.2.3.).

Terminado el estado de la cuestión, recapitulamos que, aunque el adverbio se caracteriza

morfológicamente por su invariabilidad, sí acepta en algunos casos sufijos apreciativos, y

particularmente diminutivos. Evidentemente, la compatibilidad de estos morfemas se extiende

también a otras categorías gramaticales (sustantivos, adjetivos, etc.) expresando valores

semántico-pragmáticos específicos. No obstante, aparte de estas características principales

del adverbio y del sufijo diminutivo, también conviene tener en cuenta la variación geográfica

del uso diminutivo en español. Así, por un lado, existen diferencias cuantitativas y cualitativas

entre el español de España y el español de América y, por otro, incluso hay distinciones dentro

de la península misma en el sentido de que cada región tiene su preferencia por un sufijo

diminutivo determinado. Referente al andaluz, ya presentamos algunos rasgos fundamentales

de los diminutivos en esta región distinguiendo la zona occidental de la oriental. A partir de

estas informaciones básicas, investigaremos en la parte II el uso concreto de los adverbios

con y sin sufijo diminutivo en el habla andaluza comparando el andaluz occidental de Sevilla

con el andaluz oriental de Granada.

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Parte II: Estudio sociolingüístico comparativo de los diminutivos

adverbiales en el andaluz de Sevilla y de Granada

5. Metodología y corpus

5.1. Objetivos y preguntas de investigación

Antes de revelar la metodología concreta del análisis y los corpus que se han consultado,

resulta necesario señalar los objetivos del estudio y las preguntas de investigación principales.

Concretamente, el objetivo principal de esta investigación lingüística consiste en examinar el

uso de los adverbios con y sin sufijos diminutivos en el habla andaluza desde un punto de

vista sociolingüístico. Dado que tenemos datos tanto de Sevilla como de Granada, es

asimismo un estudio comparativo entre el andaluz occidental de Sevilla y el andaluz oriental

de Granada. Generalmente, la investigación empírica se subdivide en dos grandes partes en

que se analizan, respectivamente, variables extralingüísticas e intralingüísticas. Referente a

estos factores que pueden influir en el uso concreto de los diminutivos, proponemos algunas

preguntas de investigación:

(i) Desde el punto de vista extralingüístico:

a. ¿Existe una diferencia de frecuencia en el uso de los adverbios con y sin sufijo

diminutivo entre el andaluz occidental de Sevilla y el andaluz oriental de Granada?

¿Encontramos una diferencia geográfica llamativa? Dicho de otro modo, ¿hay

variación diatópica?

b. ¿Existen algunos factores sociolingüísticos que influyen en el uso concreto de los

diminutivos? En otras palabras, ¿hay variación diastrática? Y, además, ¿difieren los

resultados de Sevilla de los de Granada?

(ii) Desde el punto de vista intralingüístico:

¿Cómo se caracterizan los diminutivos adverbiales en el habla andaluza? En concreto,

¿qué sufijo diminutivo es más frecuente?, ¿a qué adverbios se añaden los morfemas

diminutivos más fácilmente? y, por último, ¿qué valores semántico-pragmáticos denotan

las formas diminutivas encontradas? Junto a ello, ¿existen diferencias en las formas

concretas comparando la provincia de Sevilla con la de Granada?

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A partir de estas preguntas fundamentales, se examinará la influencia extralingüística (cf. §

6.1.) e intralingüística (cf. § 6.2.) respecto a los adverbios con diminutivos en el andaluz de

Sevilla y de Granada. Sin embargo, en los apartados siguientes presentaremos antes del

análisis concreto los corpus lingüísticos que han sido consultados (§ 5.2.), así como los datos

que se han seleccionado (§ 5.3.) y algunas aclaraciones previas que hay que tener cuenta (§

5.4.).

5.2. La selección de los corpus

Puesto que la investigación consiste en un análisis sociolingüístico con datos tanto

extralingüísticos como intralingüísticos, hace falta un corpus en que se puede compilar estas

informaciones. En concreto, se trata de un estudio del uso diminutivo con adverbios en el

habla andaluza en que se compara al mismo tiempo el andaluz occidental de Sevilla y el

andaluz oriental de Granada. Así, han sido consultados corpus lingüísticos que contienen

datos orales de estas regiones. Dada la importancia del hablante en el uso de los diminutivos

al atribuir varios valores apreciativos a estas formas (cf. § 2.2.3.), el análisis se centra en el

habla oral. Además, con la finalidad de examinar factores sociolingüísticos tales como el nivel

sociocultural, la edad, el género y el entorno del habla, se han seleccionado datos de

informantes de diferentes edades (jóvenes, adultos de edad media, adultos mayores) tanto

masculinos como femeninos que pertenecen tanto al nivel más bajo de la sociedad como al

nivel más alto (no se incluye el nivel medio), y que provienen de la ciudad o del campo.

Teniendo en cuenta estos criterios, hemos seleccionado tres corpus lingüísticos distintos que

todos incluyen entrevistas sobre temas cotidianos (p.ej. la familia, la agricultura, los viajes,

etc.), de modo que sea posible analizar el habla oral bastante espontánea de los informantes

y así, en específico, el uso de los diminutivos adverbiales.

En primer lugar, se han consultado las Encuestas del Habla Urbana de Sevilla (EHUS)

elaboradas, por un lado, por Lamíquiz y Pineda (1983) referente al nivel alto y, por otro, por

Lamíquiz y Ropero (1985) con respecto al nivel bajo. En concreto, cada corpus (habla culta y

popular) comprende un total de 24 entrevistas subdivididas en tres generaciones en que la

cantidad de informantes masculinos y femeninos se reparte de manera igual. A modo de

ilustración, la tabla siguiente demuestra la repartición de entrevistas analizadas de las EHUS:

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SEVILLA

Generación 1

(< 30 años)

Generación 2

(30 – 45 años)

Generación 3

(> 45 años)

TOTAL

Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres

Nivel alto 4 4 4 4 4 4 24

Nivel bajo 4 4 4 4 4 4 24

TOTAL 8 8 8 8 8 8 48

Tabla 8: La repartición de entrevistas analizadas de las EHUS

Como se puede ver en la Tabla 8, el habla urbana de Sevilla ha sido investigada a través de

48 informantes sevillanos, 24 de un nivel sociocultural alto y 24 de un nivel sociocultural bajo.

En segundo lugar, referente al andaluz urbano hablado en Granada, extraemos entrevistas

realizadas por el Proyecto para el estudio sociolingüístico del español de España y de América

(PRESEEA) y coordinadas en particular por Moya Corral (2007, 2009). Al igual que las EHUS,

el PRESEEA divide sus encuestas en tres generaciones distintas con una representación

equilibrada de hombres y mujeres. Sin embargo, las edades exactas que marcan cada

generación difieren, como ilustra la Tabla 9:

GRANADA

Generación 1

(20 – 34 años)

Generación 2

(35 – 55 años)

Generación 3

(> 55 años)

TOTAL

Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres

Nivel alto 3 3 3 3 3 3 18

Nivel bajo 3 3 3 3 3 3 18

TOTAL 6 6 6 6 6 6 36

Tabla 9: La repartición de entrevistas analizadas del PRESEEA

Así, concretamente, se han usado datos lingüísticos de 36 informantes granadinos

provenientes de la ciudad de Granada a fin de analizar el habla culta y popular. Asimismo, la

cantidad de las entrevistas consultadas se reparte en número igual con respecto al nivel

sociocultural: 18 informantes del nivel alto, 18 del bajo. Por lo demás, cabe señalar que las

entrevistas han sido realizadas entre los años 2005 y 2009, y que entonces datan de un

período posterior a las EHUS.

Por último, incluimos encuestas realizadas por el proyecto del Corpus Oral y Sonoro del

Español Rural (COSER) que comprenden datos del habla popular tanto de Sevilla como de

Granada. En cuanto a estas entrevistas, es importante tener en cuenta que, como indica el

nombre, se limitan al lenguaje rural. Dicho de otro modo, los informantes del COSER

provienen de diferentes pueblos de las provincias de Sevilla y de Granada, contrariamente a

las EHUS y el PRESEEA que tratan la lengua oral urbana. Además, es preciso destacar que

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la edad mediana de la gente entrevistada para el COSER es 73 años, y que entonces

pertenece a la tercera generación. En concreto, han sido examinadas ocho encuestas, cuatro

de Sevilla y cuatro de Granada, con un número igual de hombres y mujeres:

SEVILLA GRANADA TOTAL

Hombres 2 2 4

Mujeres 2 2 4

TOTAL 4 4 8

Tabla 10: La repartición de entrevistas analizadas del COSER

La inclusión de este corpus rural nos permite realizar una breve comparación entre el habla

popular rural y urbana, aunque solo aborda la tercera generación de adultos mayores.

Finalmente, cabe señalar que las encuestas del COSER datan de un período aún más

posterior a las del PRESEEA, puesto que se han realizado en los años 2012 y 2013. De este

modo, es posible que influyan también factores diacrónicos, pero no los tenemos en cuenta

en nuestro estudio que es más bien de índole sociolingüística.

Una vez elegidos los corpus lingüísticos, se ha analizado el uso de los adverbios con y sin

sufijos diminutivos. En § 5.3. se explica cómo se desarrolla este análisis y cómo

seleccionamos los datos útiles para elaborar el corpus.

5.3. La selección de los datos

Dada la disponibilidad de las entrevistas en documentos de Word y Pdf, es fácil leerlas e

indicar las formas diminutivas de los adverbios que encontramos. Además, después de cada

lectura se buscan los adverbios sin sufijo diminutivo mediante la opción ‘buscar’ que permite

fácilmente realizar las búsquedas léxicas. No obstante, conviene subrayar que estas palabras

sin diminutivos se limitan a los lexemas cerca, poco, poco a poco y un poco, puesto que, como

revelará el análisis concreto, éstos admiten más frecuentemente un sufijo diminutivo en

nuestro corpus andaluz. De esta manera, observamos si existen diferencias en el uso del

adverbio con y sin un morfema diminutivo, y si efectivamente hay una evolución llamativa.

A continuación, resulta necesario mencionar la cantidad de palabras examinadas en los

corpus. Como ya señalamos, se trata en parte de un estudio extralingüístico en que se

investigan y se comparan algunos factores sociolingüísticos, así que, para un análisis

representativo y exhaustivo, es importante tener un corpus equilibrado con una proporción de

palabras bastante igual entre el habla culta y popular, entre las generaciones, así como entre

los hombres y las mujeres. Junto a ello, con el objetivo de contrastar el andaluz occidental de

Sevilla y el andaluz oriental de Granada, hace falta un número proporcionado de palabras

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investigadas del corpus sevillano (EHUS), por un lado, y del corpus granadino (PRESEEA),

por otro. Las tablas de abajo representan de manera esquemática la cantidad de palabras

investigadas de cada corpus lingüístico consultado, respectivamente de las EHUS (Tabla 11),

del PRESEEA (Tabla 12) y del COSER (Tabla 13):

SEVILLA

Generación 1

(< 30 años)

Generación 2

(30 – 45 años)

Generación 3

(> 45 años)

TOTAL

H M H M H M H M

Nivel alto 10.260 9811 9471 10.289 11.235 8404 30.966 28.504

20.071 19.760 19.639 59.470

Nivel bajo 21.535 17.495 20.778 20.077 22.004 17.944 64.317 55.516

39.030 40.855 39.948 119.833

TOTAL 31.795 27.306 30.249 30.366 33.239 26.348 95.283 84.020

59.101 60.615 59.587 179.303

Tabla 11: La cantidad de palabras investigadas de las EHUS

GRANADA

Generación 1

(20 – 34 años)

Generación 2

(35 – 55 años)

Generación 3

(> 55 años)

TOTAL

H M H M H M H M

Nivel alto 14.125 12.072 18.274 17.116 13.021 14.298 45.420 43.486

26.197 35.390 27.319 88.906

Nivel bajo 16.902 21.227 15.911 17.503 21.004 18.338 53.817 57.068

38.129 33.414 39.342 110.885

TOTAL 31.027 33.299 34.185 34.619 34.025 32.636 99.237 100.554

64.326 68.804 66.661 199.791

Tabla 12: La cantidad de palabras investigadas del PRESEEA

SEVILLA GRANADA TOTAL

Hombres 19.329 23.789 43.118

Mujeres 25.772 21.688 47.460

TOTAL 45.101 45.477 90.578

Tabla 13: La cantidad de palabras investigadas del COSER

Así, las proporciones de palabras analizadas entre los criterios sociolingüísticos son similares,

así como entre las provincias estudiadas. Sin embargo, se observa una proporción menos

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equilibrada entre los distintos niveles socioculturales (alto y bajo), puesto que las entrevistas

del habla popular son más largas que las del habla culta.

Finalmente, leídas las entrevistas y analizados los adverbios con y sin sufijo diminutivo, se

ha encontrado un total de 618 ejemplos que se recogen en nuestro corpus. En la Tabla 14 se

detallan las cantidades de los ejemplos encontrados en los corpus lingüísticos consultados

del andaluz de Sevilla y de Granada:

EHUS/

PRESEEA

COSER TOTAL

Sevilla 243 55 298

Granada 297 23 320

TOTAL 540 78 618

Tabla 14: La cantidad de ejemplos encontrados en los corpus lingüísticos

5.4. Aclaraciones previas

Antes de revelar los resultados de nuestro análisis de corpus, hay que aclarar algunas

particularidades con respecto a los datos que se han estudiado.

(i) El estudio se limita al discurso de los informantes en las encuestas. En otras palabras,

no ha sido analizado el discurso producido por los encuestadores, dado que generalmente se

desconocen sus datos sociales, y que su discurso es mucho menos espontáneo. Así, por ser

irrelevante, tampoco se incluye en las cantidades de palabras investigadas. Es decir, se han

eliminado los discursos de los encuestadores de las entrevistas a fin de obtener una

proporción más exhaustiva de palabras analizadas. Puesto que las encuestas se encuentran

en documentos de Word y de Pdf, es bastante fácil suprimir estas partes no esenciales.

(ii) En el análisis no solo incluimos los adverbios simples, sino que también han sido

considerados como pertinentes los adverbios complejos, a saber, las locuciones adverbiales

tales como un poco, poco a poco, a pedazos y al rato. En § 6.2.4. se examinará la posible

diferencia entre el uso del diminutivo con adverbios simples y adverbios complejos.

(iii) Como ya se ha señalado, los lexemas sin sufijo diminutivo no incluyen todos los

adverbios, sino que se limitan a las formas que también han sido encontradas con sufijo. Sin

embargo, solo se trata de las palabras que aparecen más frecuentemente con sufijo (cerca,

poco, poco a poco y un poco), dado que las demás se encuentran no más de dos veces con

diminutivo.

(iv) No han sido consideradas como formas separadas las repeticiones. Dicho de otro

modo, cuando un informante repite una palabra, una o más veces, inmediatamente después

de la primera, como en (84), se incluye solo una vez en nuestro corpus.

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(84) Entonces la pongo poquísimo, vamos, la radio poco, poco, poco, casi nada (EHUS,

214N2H)

En concreto, se observa que el lexema poco se repite tres veces consecutivamente, pero

analizamos solo una forma. Así, las demás se excluyen del análisis y no se han considerado

como ejemplos apartes.

(v) Puesto que nuestra investigación consiste en el estudio de los diminutivos con

adverbios, solo han sido seleccionadas palabras con verdadera función adverbial, es decir,

cuyas características corresponden a las que se han explicado en el primer capítulo de este

trabajo. Por lo que se refiere a las formas poco y un poco, encontramos a veces algunas

dificultades, dado que pueden cumplir funciones variadas. Concretamente, no solo

constituyen adverbios de cantidad, sino que también son capaz de funcionar como adjetivos

(85) o pronombres (86) formando parte del grupo de los ‘indefinidos cuantitativos’ (RAE y

ASALE 2009: § 30.4b). Por ello, se excluyen de nuestro corpus ejemplos como los de abajo:

(85) a. Yo Ahora, a mí lo que me llamó la atención es que tiene muy poco tráfico,

poquísimo. (EHUS, C2V3)

b. […] para que coja también un poquito de color y piñones luego también se le añade

un picadillo con la carne ya hervida/ y un poquito de sangre frita si hay/ y y está

muy buena. (PRESEEA, 33M-GR17)

(86) a. E2: ¿Y cuánto se le pagaba a un maestro entonces más o menos?

I1: Muy poco. Hombre, poco, lo que había.

(COSER-1838-01, Granada: Ventorros de San José)

b. Queda un poquito. Pues, luego ya, cuando paséis ya a ya cogéis la general y ya

es esa a la derecha. (COSER-3809-01, Sevilla: Alanís)

En estos enunciados poco y un poco no funcionan como adverbios: por un lado, en los

ejemplos de (85) poco y un poquito de son adjetivos modificando a un sustantivo y, por otro

lado, en (86) cumplen una función pronominal refiriéndose a un sintagma sobrentendido (poco

dinero, un poquito de tiempo). Así, nuestro corpus solo incluye poco como verdadero adverbio

y un poco como locución adverbial. De hecho, pertenecen ambos a la clase de los ‘adverbios

de cantidad’ o los ‘cuantificativos’, pero, como señalado en § 1.2., su significado se extiende

también al grado, a la frecuencia y a la intensidad (cf. ejemplos (32), (33) y (34)). De esta

manera, nuestro análisis se limita a las formas que denotan estos valores semánticos

correspondientes a las definiciones siguientes del Diccionario de la Lengua Española (DLE

2014):

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poco

9. adv. indef. En grado insuficiente. Es poco trabajador.

10. adv. indef. Con fuerza o intensidad insuficiente. Podemos salir porque llueve poco.

11. adv. indef. Con frecuencia escasa o insuficiente. Viene poco por aquí

un poco

3. loc. adv. En grado no elevado, en pequeña medida. Está un poco sucio.

4. loc. adv. Con baja intensidad. Llueve un poco.

En realidad, el DLE (2014) incluye asimismo la definición temporal, puesto que normalmente

poco y un poco pueden también referirse a un ‘corto período de tiempo’. Sin embargo, tales

formas quedan fuera del corpus por ambigüedad: parecen funcionar más bien como

pronombres con un uso elíptico de de tiempo. Así, ejemplos como el siguiente se excluyen

del estudio:

(87) lo único que pasa es que hay que esperar un poco y si Dios quiere nos casamos para

el verano. (EHUS, C1H4)

Al igual que el ejemplo (86b), se sobrentiende en realidad el sintagma completo un poco de

tiempo, de manera que cumple más bien una función pronominal en vez de adverbial.

Destacados los objetivos principales de la investigación, así como la metodología y los corpus

consultados, se analiza en el capítulo siguiente el uso concreto de los adverbios con y sin

sufijo diminutivo en el andaluz de Sevilla y de Granada a partir de algunos factores

extralingüísticos (§ 6.1.) e intralingüísticos (§ 6.2.).

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6. Estudio empírico: análisis sociolingüísticos

6.1. Los factores extralingüísticos

En primer lugar, investigamos si hay variables extralingüísticas que influyen en el uso de los

diminutivos. Por una parte, se analiza en § 6.1.1. la frecuencia de apariciones de los adverbios

con y sin sufijo diminutivo en el habla andaluza comparando el andaluz de Sevilla y de

Granada para determinar si hay una diferencia geográfica llamativa y, así, variación diatópica.

Por otra parte, examinamos la posible influencia de algunos factores sociolingüísticos para así

evaluar si hay variación diastrática (§ 6.1.2.). Al final de este apartado, se recapitulan en

§ 6.1.3. las influencias de todos estos factores extralingüísticos y se presentan algunas

conclusiones intermedias.

6.1.1. La variación diatópica

Como ya se ha subrayado en § 4.1., el diminutivo se considera un marcador dialectal

imprescindible (cf. Reynoso Noverón 2001). En efecto, en capítulo 4 ha sido demostrada la

variación geográfica del diminutivo español desde un punto de vista teórico general y

constatamos, a través de algunos estudios anteriores, que no solo existe una diferencia entre

el español europeo y el español americano sino también dentro de España. Generalmente, el

diminutivo se usa más frecuentemente en América Latina, pero en realidad depende de la

región específica. Así, dadas las similitudes entre el andaluz y el latinoamericano, los

diminutivos son más frecuentes en la zona andaluza que en las demás regiones peninsulares

(cf. Haensch 2002). Para colmo, existen también distinciones dentro de Andalucía misma, por

ejemplo, entre la parte occidental y oriental, así como entre las provincias individuales.

Efectivamente, como han revelado las tablas 6 y 7 (cf. § 4.2.) del estudio dialectológico de

Uritani y Berrueta de Uritani (1985), los diminutivos parecen aparecer más en la Andalucía

oriental, y particularmente en la provincia de Granada. Junto a ello, Sevilla, que forma parte

de la zona occidental, es la segunda provincia donde se constata un uso más elevado de

sufijos diminutivos. Así, en este apartado se investiga las frecuencias de uso de los adverbios

con y sin sufijo diminutivo comparando estas provincias andaluzas. De este modo, se

determinará si hay una diferencia de frecuencia entre los dialectos, si encontramos una

diferencia geográfica significativa y, así, si hay variación diatópica.

Comenzamos entonces por presentar y analizar las frecuencias de uso que se recogen en

la Tabla 15. En concreto, representan los números absolutos de los adverbios con y sin sufijo

diminutivo en Sevilla y Granada, así como las proporciones totales. Junto a ello, a fin de

realizar un estudio comparativo representativo, se han calculado las frecuencias según la

cantidad de palabras analizadas en las entrevistas de los corpus, así que la tabla incluye

asimismo los números de adverbios con y sin sufijo diminutivo por 100.000 palabras.

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Provincia

Adverbios

con sufijo

diminutivo

Adverbios

sin sufijo

diminutivo

Cantidad

de

palabras

Frecuencia de uso

por 100.000

palabras

(con sufijo)

Frecuencia de uso

por 100.000

palabras

(sin sufijo)

SEVILLA 60 238 224.404 26,74 106,06

GRANADA 82 238 245.268 33,43 97,04

TOTAL 142 476 469.672 30,23 101,35

(χ2 = 2,63; df = 1, p = 0,105/ p > 0,05)16

Tabla 15: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo en Sevilla y Granada

De la Tabla 15 se desprende en primer lugar que en general los adverbios aparecen más en

su forma simple, es decir, sin sufijo diminutivo con una frecuencia de 101,35 frente a la

cantidad más baja de 30,23 de las formas con diminutivo. Segundo, comparando las dos

provincias, se constata una frecuencia de diminutivos adverbiales en Granada superior (33,43)

a la de Sevilla (26,74), lo que, aunque la diferencia es escasa, corresponde a los resultados

del estudio de Uritani y Berrueta de Uritani (1985) (cf. supra). Por consiguiente, el número de

adverbios sin morfema es más elevado en Sevilla (106,06) que en Granada (97,04). A pesar

de estas ligeras distinciones, el cálculo del Chi-cuadrado revela que no hay diferencias

significativas entre el uso en Sevilla y el uso en Granada, puesto que el número de χ2 es muy

bajo (2,63) y de la probabilidad p es superior a 0,05 (p = 0,105).

No obstante, si se comparan nuestros resultados con frecuencias de uso provenientes de

estudios anteriores sobre los diminutivos en otras regiones, sí deducimos una diferencia

llamativa entre el andaluz, el madrileño y el mexicano. Entre otros, el análisis sociolingüístico

y dialectológico de Reynoso Noverón (2001: 93) revela que en Madrid no ha sido encontrado

ningún adverbio con sufijo diminutivo, mientras que en el español de México 516 diminutivos

del total de 3721 son adverbios. Si lo calculamos por la cantidad de palabras analizadas, se

constata una frecuencia de uso de 74,03 por cada cien mil palabras. Para colmo, en el estudio

de Broodcoorens (2014: 44) los adverbios con diminutivo abundan aún más en el habla

mexicana con una frecuencia de 140,47 por 100.000 palabras. Así, se comprueba que el habla

andaluza, según estos estudios, se sitúa entre dos extremos: la ausencia de diminutivos

adverbiales en Madrid y la abundancia en México.

En resumen, se concluye que en general hay un predominio de adverbios sin sufijo diminutivo,

tanto en Sevilla como en Granada, pero que no existe una diferencia pertinente entre las dos

provincias andaluzas. Aunque son un poco más frecuentes los diminutivos adverbiales en el

andaluz oriental de Granada, no hay variación diatópica llamativa.

16 Por medio de estos cálculos, se puede medir el grado de ‘representatividad’ de los lazos entre los resultados estadísticos. Los

símbolos correspondientes χ2, df y p se refieren respectivamente al Chi-cuadrado (Chi-square), a los grados de libertad (degrees of freedom) y a la probabilidad (probability) (cf. http://www.physics.csbsju.edu/cgi-bin/stats/contingency).

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6.1.2. La variación diastrática

Encima de su estatuto de marcador dialectal presentando así variación geográfica, el

diminutivo constituye también un recurso imprescindible en la “codificación de la interacción

social” (Reynoso Noverón 2001: 101). Por ello, hace falta examinar la posible influencia de

algunos factores diastráticos, es decir, sociolingüísticos relativos a los hablantes mismos.

Concretamente, bajo este apartado se estudian cuatro variables: el nivel sociocultural, la edad,

el género y el entorno del habla. De esta manera, intentaremos responder a preguntas como:

¿existe una diferencia en el uso de los diminutivos entre el nivel más alto y el nivel más bajo

de la sociedad?, ¿en qué generación se utilizan más frecuentemente los diminutivos, y en qué

generación son menos común?, ¿existe una diferencia significativa estadísticamente

hablando entre el uso de diminutivos de hombres y de mujeres? y, finalmente, ¿hay una

diferencia de uso entre el habla urbana y rural? A partir de estos análisis se examina si hay

influencias llamativas de estos aspectos sociolingüísticos en el uso de los diminutivos

adverbiales, en otros términos, si hay variación diastrática. Junto a ello, se investiga si existen

diferencias pertinentes entre la provincia de Sevilla, por un lado, y de Granada, por otro.

6.1.2.1. El nivel sociocultural

Como primer factor sociolingüístico tenemos en cuenta el nivel sociocultural o socioeconómico

del hispanohablante, que se asocia también con el nivel de instrucción. En concreto, el

hablante puede pertenecer a tres niveles en la sociedad: bajo, medio o alto. La pertenencia a

uno u otro nivel puede influir en la realización concreta de la lengua en la medida en que los

hablantes de un nivel bajo utilizan un habla popular con rasgos lingüísticos más radicales,

mientras que los españoles de un nivel alto usan un habla culta que corresponde más a la

norma. De igual modo, parece afectar el uso diminutivo en español. Así, resulta interesante

examinar si efectivamente hay una diferencia entre los niveles sociales y, además, si los

resultados de Sevilla difieren de los de Granada. Finalmente, cabe destacar que en este

estudio queda excluido el nivel medio, solo se comparan el nivel más bajo y más alto.

En concreto, se han analizado los adverbios con y sin sufijo diminutivo en las hablas

popular y culta de Sevilla y de Granada. En la Tabla 16 se reflejan las frecuencias concretas

que comprenden los números absolutos y la proporción calculada por 100.000 palabras,

divididas según el nivel sociocultural, alto y bajo, así como según la provincia correspondiente.

En lo referente al nivel bajo, conviene señalar que se hace distinción entre el habla rural

(corpus COSER) y el habla urbana (corpus EHUS y PRESEEA).

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Entorno

del

habla

Nivel

socio-

cultural

Provincia

Adverbios

con sufijo

diminutivo

Adverbios

sin sufijo

diminutivo

Cantidad

de

palabras

Frecuencia

por 100.000

palabras

(con sufijo)

Frecuencia

por 100.000

palabras

(sin sufijo)

Urbano

Nivel alto

(EHUS y

PRESEEA)

Sevilla 4 105 59.470 6,73 176,56

Granada 29 138 88.906 32,62 155,22

TOTAL 33 243 148.376 22,24 163,77

Nivel bajo

(EHUS y

PRESEEA)

Sevilla 30 104 119.833 25,03 86,79

Granada 48 82 110.885 43,29 73,95

TOTAL 78 186 230.718 33,81 80,62

Rural

Nivel bajo

(COSER)

Sevilla 26 29 45.101 57,65 64,30

Granada 5 18 45.477 10,99 39,58

TOTAL 31 47 90.578 34,22 51,89

(χ2 = 44,0; df = 2, p = 0,000/ p < 0,05) (χ2 = 14,9; df = 2, p = 0,001/ p < 0,05) (χ2 = 37,8; df = 2, p = 0,000/ p < 0,05)17

(χ2 = 11,8; df = 1, p = 0,001/ p < 0,05) (χ2 = 6,70; df = 1, p = 0,010/ p < 0,05) (χ2 = 4,42; df = 1, p = 0,036/ p < 0,05)18

Tabla 16: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo según el nivel sociocultural

Lo primero que llama la atención es que, en general, el uso diminutivo parece ser más común

con hablantes de un nivel social más bajo. Si observamos las cantidades de cada provincia,

se constata la misma tendencia, aunque la diferencia entre el nivel alto (6,73) y el nivel bajo

urbano (25,03) en Sevilla es más grande que en Granada. En efecto, en la zona granadina

los diminutivos adverbiales son, contrariamente a la provincia sevillana, bastante frecuentes

en el habla culta con una frecuencia de uso de 32,62 por 100.000 palabras y, así, no difiere

mucho del uso en el habla popular donde se constata una frecuencia de 43,29. A continuación,

las cifras del total no revelan una gran distinción entre el habla rural (34,22) y urbana (33,81)

del nivel bajo. En cambio, las proporciones por provincia sí demuestran variaciones. En

concreto, los sevillanos del habla popular y rural parecen usar más diminutivos que los de un

nivel alto y bajo de la ciudad con una cantidad de 57,65 por cada cien mil palabras. Para

colmo, es extraña la frecuencia reducida de 10,99 de adverbios con sufijo diminutivo en el

habla rural y popular de Granada. Por consiguiente, los hablantes del nivel más alto siguen

usando más frecuentemente adverbios sin sufijo diminutivo (163,77), seguido por el nivel bajo

del habla urbana (80,62) y, finalmente, por el nivel bajo del habla rural en que la frecuencia de

uso de adverbios en su forma básica es mucho menos elevada (51,89).

Si tomamos en cuenta los cálculos del Chi-cuadrado, se deduce que las diferencias entre

los niveles socioculturales son significativas, tanto en Sevilla como en Granada.

Efectivamente, los números de χ2 son en cada caso bastante altos, sobre todo en Sevilla

(44,0), y las cantidades de la probabilidad p son (casi) iguales a 0,000. No obstante, se

observa que las variaciones en el habla granadina son un poco menos relevantes que en el

17 Comparaciones de las frecuencias entre los niveles socioculturales en Granada, en Sevilla y en total, respectivamente 18 Comparaciones de las frecuencias entre las provincias del nivel alto, del nivel bajo urbano y del nivel bajo rural, respectivamente

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65

habla de Sevilla, dado el número más bajo de χ2 en Granada (14,9). Junto a ello, se han

calculado las diferencias entre las dos provincias dentro de cada nivel social. Así, se

comprueban algunas particularidades significativas, sobre todo con respecto al nivel alto. En

efecto, los resultados en la Tabla 16 revelan una mayor frecuencia de diminutivos en el habla

culta de Granada. Esta distinción parece además pertinente, puesto que el cálculo del Chi-

cuadrado demuestra una probabilidad p casi igual a 0,000 (p = 0,001). Por lo que se refiere a

los niveles bajos, urbano y rural, las diferencias entre las provincias son significativas en

menor medida con cantidades más bajas de χ2 (6,70 y 4,42) y más elevadas de p (0,010 y

0,036).

Por último, resulta útil comparar nuestros datos con resultados de otras investigaciones

sociolingüísticas. Al igual que este análisis, la investigación de Reynoso Noverón (2001: 137-

138) confirma también la tendencia a un mayor uso de diminutivos en el nivel sociocultural

más bajo. En concreto, sus resultados revelan una frecuencia relativa de uso de un 0,70% de

diminutivos en la norma popular del mexicano frente a una frecuencia menos elevada del

0,46% en la norma culta. Sin embargo, otros estudios anteriores que traten el diminutivo

español demuestran conclusiones contrarias. Concretamente, en el trabajo de Rodríguez-

Izquierdo y Gavala (1981: 25) sobre el diminutivo de Sevilla y de Paredes García (2011: 3715-

3716) que aborda el diminutivo madrileño, se comprueba una proporción dominante de formas

diminutivas en el habla culta.

En resumidas cuentas, concluimos que el nivel sociocultural concreto de los hablantes influye

efectivamente en el uso de los diminutivos adverbiales, tanto en Sevilla como en Granada, en

el sentido de que los andaluces de un nivel bajo los utilizan más frecuentemente. Por lo

demás, existen también algunas particularidades dentro de cada nivel comparando las dos

provincias. Así, en el habla culta de Granada el uso diminutivo es más común que en Sevilla.

6.1.2.2. La edad

Aparte del nivel sociocultural de los hablantes, también hace falta tener en cuenta su edad.

Generalmente, los estudios sociolingüísticos distinguen tres generaciones: (i) la primera

generación de jóvenes, (ii) la segunda generación de adultos de edad media y (iii) la tercera

generación de adultos mayores. Así, la generación a la que pertenece el hablante mismo

puede tener influencia en el habla concreta y, asimismo, en el uso de los diminutivos. Al igual

que el criterio del nivel sociocultural, existe también una tendencia general en lo relativo a la

edad: parece que la última generación de mayores recurre más a formas diminutivas. Es

probable que este fenómeno se deba a que las personas de una edad elevada tienden más a

mantener el verdadero dialecto que, al mismo tiempo, es una lengua menos cuidada. Veremos

más adelante si nuestra investigación corresponde con esta hipótesis.

Page 66: EL USO DE LOS ADVERBIOS CON DIMINUTIVOS EN ANDALUZ€¦ · verdadera tarea de investigación. Durante estos últimos años, mi competencia de escritura y mis conocimientos lingüísticos

66

Primero, hay que señalar que en este estudio también se distinguen tres generaciones.

Como se ha explicado en § 5.2., las edades exactas que corresponden a cada generación

difieren según la provincia. En otras palabras, los corpus de Sevilla subdividen las

generaciones de la manera siguiente:

(i) Generación 1: < 30 años

(ii) Generación 2: 30-45 años

(iii) Generación 3: > 45 años

mientras que para Granada la división es distinta:

(i) Generación 1: 20-34 años

(ii) Generación 2: 35-55 años

(iii) Generación 3: > 55 años

Por ello, presentaremos los resultados relativos a la edad de los hablantes en tablas

separadas por provincia. Además, cabe señalar que la tercera generación del corpus COSER

se separa de las demás, puesto que se trata de un habla diferente, el habla rural.

En las tablas de abajo se indican las frecuencias de uso de los adverbios encontrados con

y sin sufijo diminutivo según la generación a la que pertenece el hablante de, respectivamente,

Sevilla (Tabla 17) y Granada (Tabla 18):

SEVILLA

Entorno

del

habla

Edad

Adverbios

con sufijo

diminutivo

Adverbios

sin sufijo

diminutivo

Cantidad

de

palabras

Frecuencia

por 100.000

palabras

(con sufijo)

Frecuencia

por 100.000

palabras

(sin sufijo)

Urbano

Generación 1

(EHUS)

5 70 59.101 8,46 118,44

Generación 2

(EHUS)

5 98 60.615 8,25 161,68

Generación 3

(EHUS)

24 41 59.587 40,28 68,81

Rural Generación 3

(COSER)

26 29 45.101 57,65 64,30

(χ2 = 60, df = 3, p = 0,000/ p < 0,05)19 (χ2 = 1,31; df = 1, p = 0,252/ p > 0,05)20

Tabla 17: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo en Sevilla según la edad

En primer lugar, los resultados de Sevilla parecen corresponder a la tendencia de que los

mayores usan más frecuentemente formas diminutivas, aún más en el habla rural. Con

19 Comparación de las frecuencias entre todas las generaciones 20 Comparación de las frecuencias entre las dos generaciones de la tercera edad

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67

frecuencias de 40,28 y 57,65 por 100.000 palabras, la diferencia en relación con la primera y

segunda generación es relativamente grande. En efecto, se constatan en estas generaciones

proporciones limitadas de 8,46 y 8,25 y, por consiguiente, cantidades más elevadas de

adverbios sin sufijo diminutivo: 118,44 y 161,68. En cambio, referente a la tercera generación

del habla rural, el número de adverbios con sufijo diminutivo es casi igual al número de

adverbios sin morfema (64,30). Tomando en cuenta el Chi-cuadrado, se deduce que las

variaciones son estadísticamente relevantes, puesto que χ2 es 60 y la probabilidad p equivale

a 0,000. Sin embargo, la ligera diferencia entre las frecuencias de las dos generaciones de

adultos mayores no resulta significativa dado el número muy bajo de χ2 (1,31) y el número

superior a 0,05 de la probabilidad p (p = 0,252). De todos modos, generalmente existe una

diferencia pertinente entre el uso de adverbios con y sin diminutivo y la edad del hablante

sevillano en el sentido de que las personas de más de 45 años tienden a recurrir con mayor

frecuencia a los diminutivos.

No obstante, en segundo lugar, las frecuencias del habla de Granada revelan otra

tendencia:

GRANADA

Entorno

del

habla

Edad

Adverbios

con sufijo

diminutivo

Adverbios

sin sufijo

diminutivo

Cantidad

de

palabras

Frecuencia

por 100.000

palabras

(con sufijo)

Frecuencia

por 100.000

palabras

(sin sufijo)

Urbano

Generación 1

(PRESEEA)

26 70 64.326 40,42 108,82

Generación 2

(PRESEEA)

19 88 68.804 27,61 127,90

Generación 3

(PRESEEA)

32 62 66.661 48,00 93,01

Rural Generación 3

(COSER)

5 18 45.477 10,99 39,58

(χ2 = 7,26; df = 3, p = 0,064/ p > 0,05)21 (χ2 = 1,29; df = 1, p = 0,255/ p > 0,05)22

Tabla 18: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo en Granada según la edad

En concreto, los resultados en la Tabla 18 demuestran un uso igualmente elevado de

diminutivos con los jóvenes. A pesar de la frecuencia de adverbios con sufijo diminutivo más

alta en la Generación 3 (48,00/100.000 palabras), la diferencia con la primera generación

(40,42) es limitada. En cuanto al habla urbana de Granada, se concluye entonces una menor

21 Comparación de las frecuencias entre todas las generaciones 22 Comparación de las frecuencias entre las dos generaciones de la tercera edad

Page 68: EL USO DE LOS ADVERBIOS CON DIMINUTIVOS EN ANDALUZ€¦ · verdadera tarea de investigación. Durante estos últimos años, mi competencia de escritura y mis conocimientos lingüísticos

68

frecuencia de diminutivos adverbiales en la segunda generación de personas entre 35 y 55

años con la cantidad de 27,61. Finalmente, lo que llama la atención es que, contrariamente a

Sevilla, el número de adverbios con diminutivo es muy reducido con los mayores del campo

de Granada (10,99). Sin embargo, las diferencias que presentan las frecuencias de los

adverbios con y sin sufijo diminutivo no son significativas en Granada, ni entre todas las

generaciones, ni entre las dos generaciones de la tercera edad. En específico, los cálculos

del Chi-cuadrado revelan cantidades de χ2 reducidas (7,26 y 1,29) y de p superiores a 0,05

(0,064 y 0,255).

En general, el estudio sociolingüístico relativo al uso diminutivo en relación con la edad de

los hablantes distingue dos tendencias principales: o bien son los mayores que usan más

diminutivos, o bien son los más jóvenes que los utilizan más frecuentemente. Tres

investigaciones anteriores parecen confirmarlo. Por un lado, los análisis de Rodríguez-

Izquierdo y Gavala (1981) y de Palet Plaja (1990), que tratan ambos los diminutivos de Sevilla,

corresponden a la primera tendencia, como demuestra la tabla siguiente:

1ª generación (< 30) 2ª generación (30 – 45) 3ª generación (> 45)

# % # % # %

89 36,17 50 20,32 107 43,49

Tabla 19: Las frecuencias de uso de los diminutivos en el habla popular de Sevilla según la edad

(adaptada de Palet Plaja 1990: 30)

Efectivamente, la Tabla 19 revela una mayor frecuencia de diminutivos con los sevillanos de

más de 45 años (el 43,48%). Por otro lado, la investigación del diminutivo en Madrid realizada

por Paredes García (2011: 3715) demuestra un resultado contrario, puesto que son los

jóvenes madrileños entre 20 y 34 años que usan más los morfemas diminutivos con un 39,7%,

frente a una menor frecuencia de 29,2% relativa a la tercera generación de personas de 55

años en adelante. De hecho, no es extraña esta última conclusión, dado que los jóvenes

hablan en contextos más familiares una lengua que se aleja de la norma, y que así, al igual

que la lengua de los mayores, es menos cuidada.

En síntesis, constatamos dos tendencias válidas en el uso del diminutivo español con respecto

a la edad del hablante, pero los resultados concretos parecen depender de la región

geográfica específica. Así, en Sevilla se constata un claro predominio de diminutivos en la

tercera generación, mientras que en Granada también hay una frecuencia elevada de

diminutivos adverbiales en la primera generación. Sin embargo, solo en Sevilla son relevantes

las diferencias entre las generaciones, contrariamente a la provincia de Granada donde las

variaciones no son estadísticamente significativas.

Page 69: EL USO DE LOS ADVERBIOS CON DIMINUTIVOS EN ANDALUZ€¦ · verdadera tarea de investigación. Durante estos últimos años, mi competencia de escritura y mis conocimientos lingüísticos

69

6.1.2.3. El género

Además del nivel sociocultural y de la edad, resulta imprescindible comparar el uso de los

adverbios con y sin diminutivo en relación con el género del hablante. Generalmente, se

admite que existe una diferencia entre el habla femenina y el habla masculina, lo que se

manifiesta también en el empleo de los diminutivos en español. En este contexto, Haensch

(2002: 57) afirma que, en España, las mujeres utilizan más formas disminuidas que los

hombres, puesto que el uso abundante de sufijos diminutivos podría causar dudas con

respecto a la virilidad. En cambio, añade que la situación en América Latina difiere en el

sentido de que la frecuencia de los diminutivos entre los hombres y las demás personas es

bastante similar (Haensch 2002: 57). Por ello, nos parece interesante comparar el uso

diminutivo de los hombres con el uso de las mujeres para determinar si hay efectivamente una

diferencia y, además, si existe una distinción entre Sevilla y Granada.

Entonces, se presentan en la Tabla 20 las frecuencias concretas relativas al uso de los

adverbios con y sin sufijo diminutivo, por un lado, de los hombres sevillanos y granadinos y,

por otro, de las mujeres. Los números incluyen las proporciones absolutas, así como la

frecuencia calculada por 100.000 palabras.

Género

Provincia

Adverbios

con sufijo

diminutivo

Adverbios

sin sufijo

diminutivo

Cantidad

de

palabras

Frecuencia

por 100.000

palabras

(con sufijo)

Frecuencia

por 100.000

palabras

(sin sufijo)

Hombres

Sevilla 25 124 114.612 21,81 108,19

Granada 35 126 123.026 28,45 102,42

TOTAL 60 250 237.638 25,25 105,20

Mujeres

Sevilla 35 114 109.792 31,88 103,83

Granada 47 112 122.242 38,45 91,62

TOTAL 82 226 232.034 35,34 97,40

(χ2 = 2,09; df = 1, p = 0,149/ p > 0,05) (χ2 = 2,57; df = 1, p = 0,109/ p > 0,05) (χ2 = 4,61; df = 1, p = 0,032/ p < 0,05)23

(χ2 = 1,22; df = 1, p = 0,269/ p > 0,05) (χ2 = 1,45; df = 1, p = 0,228/ p > 0,05)24

Tabla 20: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo según el género

Si se comparan las frecuencias por 100.000 palabras, se constata en total una ligera diferencia

entre el uso diminutivo de los hombres y el uso de las mujeres. En concreto, las mujeres

andaluzas parecen recurrir más a sufijos diminutivos con una frecuencia de 35,34 frente al

número menos elevado de 25,25 diminutivos encontrados en el habla andaluza masculina.

Igualmente, observamos una tendencia similar dentro de las provincias individuales donde

23 Comparaciones de las frecuencias entre hombres y mujeres en Sevilla, en Granada y en total, respectivamente 24 Comparaciones de las frecuencias entre las provincias, respectivamente, de los hombres y de las mujeres

Page 70: EL USO DE LOS ADVERBIOS CON DIMINUTIVOS EN ANDALUZ€¦ · verdadera tarea de investigación. Durante estos últimos años, mi competencia de escritura y mis conocimientos lingüísticos

70

también hay un mayor empleo de diminutivos con las mujeres. Específicamente, por una parte,

la Tabla 20 demuestra una cantidad de 31,88 en el habla femenina de Sevilla frente a la

frecuencia de 21,81 con los hombres. Por otra parte, las mujeres en Granada revelan un uso

mayor de 38,45 diminutivos por cada cien mil palabras, mientras que los hombres los utilizan

con una frecuencia de 28,45. Finalmente, comparando el uso diminutivo de Sevilla y de

Granada dentro de un mismo grupo genérico, se comprueba en general una mayor frecuencia

de diminutivos en el habla de Granada.

No obstante, de los cálculos del Chi-cuadrado resulta que las diferencias encontradas no

son estadísticamente significativas. Ni en Sevilla, ni en Granada hay una variación pertinente

del uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo entre el habla femenina y masculina, puesto

que los números 2,09 y 2,57 de χ2 son muy bajos y que las probabilidades de 0,149 y de 0,109

son superiores a 0,05. Aunque la comparación de las frecuencias del total sí revela una

diferencia relevante entre los hombres y las mujeres con p inferior a 0,05 (p = 0,032), se

concluye que, generalmente, no hay variación diastrática con respecto al género del hablante.

Para colmo, si se comparan los resultados de cada provincia dentro de un grupo genérico,

tampoco encontramos particularidades pertinentes. En concreto, el grupo de los hombres en

Sevilla no difiere de los hombres en Granada, como demuestra el χ2 de solo un 1,22 y la

probabilidad p de 0,269. Igualmente, el Chi-cuadrado tampoco revela una diferencia entre las

mujeres sevillanas y granadinas (χ2 = 1,45; p = 0,228).

Por último, resulta útil una comparación de nuestro análisis con resultados de otros

estudios que traten el uso diminutivo en español. Por lo que se refiere al español europeo, los

análisis sociolingüísticos de los diminutivos en el habla de Sevilla, por un lado, de Rodríguez-

Izquierdo y Gavala (1981) y, por otro, de Palet Plaja (1990) confirman ambos que no existe

una diferencia pertinente entre los hombres y las mujeres. La Tabla 21 lo ilustra:

Hombres Mujeres

# % # %

120 48,78 126 51,21

Tabla 21: Las frecuencias de uso de los diminutivos en el habla popular de

Sevilla según el género (adaptada de Palet Plaja 1990: 31)

Aunque estos resultados representan una diferencia escasa, no es relevante para sacar

conclusiones significativas. En cambio, Reynoso Noverón (2001: 140) declara en su estudio

dialectológico y sociolingüístico de los diminutivos españoles que sí existen variaciones

pertinentes entre el habla femenina y masculina, sobre todo en el mexicano donde se constata

una diferencia de 28 décimas porcentuales (el 0,66% de diminutivos con las mujeres frente al

0,38% de diminutivos con los hombres). En este sentido, se confirma el papel importante de

los sufijos diminutivos como “herramienta de discursiva de afectación” que resulta más típica

Page 71: EL USO DE LOS ADVERBIOS CON DIMINUTIVOS EN ANDALUZ€¦ · verdadera tarea de investigación. Durante estos últimos años, mi competencia de escritura y mis conocimientos lingüísticos

71

del habla de las mujeres (Alonso 1951, ápud Reynoso Noverón 2001: 140). Finalmente, cabe

añadir que la afirmación de Haensch (2002: 57) de que en España sería una diferencia entre

el uso diminutivo en el habla femenina y el uso en la masculina, mientras que en América

Latina el empleo sería similar (cf. supra), resulta dudosa.

En resumen, parece que podemos concluir que generalmente no existen diferencias

significativas en el uso de los diminutivos en relación con el género del hablante. En otras

palabras, el habla masculina no difiere del habla femenina, ni en Sevilla ni en Granada. Junto

a ello, los dos grupos de hombres, sevillanos y granadinos, tampoco se distinguen, al igual

que los dos grupos de mujeres.

6.1.2.4. El entorno del habla: urbano vs. rural

En el estudio sociolingüístico de los diminutivos no solo tenemos en cuenta variables relativas

al hablante mismo sino también con respecto al habla concreta que usan los hablantes. Por

decirlo de otro modo, como cuarto y último factor se investiga en este apartado el entorno del

habla en el sentido de que las personas viven en la ciudad (entorno urbano) o en el campo

(entorno rural).

Concretamente, para nuestro análisis se ha consultado, por una parte, el corpus COSER

que solo incluye entrevistas de gente que vive en pueblos de las provincias de Sevilla y de

Granada. Por otra parte, han sido utilizados los corpus EHUS y PRESEEA que,

contrariamente al COSER, comportan encuestas de personas que provienen de la ciudad de

Sevilla y de Granada, respectivamente. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que los

informantes entrevistados por el proyecto del COSER se limitan a la tercera generación. Es

decir, son todos personas mayores y, además, pertenecen todos al nivel más bajo de la

sociedad. Así, con el fin de realizar un análisis representativo y exhaustivo solo se compara

el habla urbana con el habla rural de los sevillanos y granadinos de la generación más vieja y

de un nivel sociocultural bajo. Las tablas estadísticas 22 y 23 demuestran las frecuencias de

los adverbios con y sin sufijo diminutivo en relación con el entorno del habla. Fíjense que

tratamos las dos provincias separadas dada la repartición distinta de las edades concretas

dentro de la tercera generación (cf. § 6.1.2.2.).

Page 72: EL USO DE LOS ADVERBIOS CON DIMINUTIVOS EN ANDALUZ€¦ · verdadera tarea de investigación. Durante estos últimos años, mi competencia de escritura y mis conocimientos lingüísticos

72

SEVILLA

Entorno

del

habla

Adverbios

con sufijo

diminutivo

Adverbios

sin sufijo

diminutivo

Cantidad

de

palabras

Frecuencia

por 100.000

palabras

(con sufijo)

Frecuencia

por 100.000

palabras

(sin sufijo)

Urbano 20 19 39.948 50,07 47,56

Rural 26 29 45.101 57,65 64,30

(χ2 = 0,147; df = 1, p = 0,702/ p > 0,05)

Tabla 22: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo en Sevilla según el entorno del habla

De los resultados de Sevilla recogidos en la Tabla 22 se desprende obviamente que no hay

diferencias pertinentes al comparar las frecuencias por 100.000 palabras de los adverbios con

y sin sufijo diminutivo en el entorno urbano (50,07 y 47,56) con las frecuencias en el entorno

rural (57,65 y 64,30). Esta ausencia de variación significativa se confirma también por los

cálculos del Chi-cuadrado que revelan un número muy bajo de χ2 (0,147) y una probabilidad

p superior a 0,05 (p = 0,702).

En contraste, las estadísticas de Granada sí demuestran una distinción:

GRANADA

Entorno

del

habla

Adverbios

con sufijo

diminutivo

Adverbios

sin sufijo

diminutivo

Cantidad

de

palabras

Frecuencia

por 100.000

palabras

(con sufijo)

Frecuencia

por 100.000

palabras

(sin sufijo)

Urbano 17 18 39.342 43,21 45,75

Rural 5 18 45.477 10,99 39,58

(χ2 = 4,24; df = 1, p = 0,039/ p < 0,05)

Tabla 23: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo en Granada según el entorno del

habla

Concretamente, si se observan las frecuencias de los diminutivos adverbiales calculadas por

100.000 palabras, constatamos un uso mayor en el habla urbana de Granada con una

proporción de 43,21 por cada diez mil palabras, frente a un número restringido de 10,99 en el

habla rural. De hecho, esta conclusión es bastante extraña, dado que generalmente se espera

una mayor frecuencia de diminutivos en el entorno rural del habla. Por lo que se refiere a los

resultados de los adverbios sin morfema diminutivo, no se observa una diferencia llamativa al

comparar el habla urbana (45,75) y el habla rural (39,58). Aunque el Chi-cuadrado señala que

las variaciones son significativas, se concluye que en general el uso diminutivo en el habla

urbana no difiere mucho del uso en el habla rural, puesto que el valor χ2 sigue siendo muy

bajo (4,24), y que el valor p es casi igual a 0,05 (p = 0,039).

Page 73: EL USO DE LOS ADVERBIOS CON DIMINUTIVOS EN ANDALUZ€¦ · verdadera tarea de investigación. Durante estos últimos años, mi competencia de escritura y mis conocimientos lingüísticos

73

Finalmente, la comparación con el estudio de Reynoso Noverón (2001: 139-140) revela

una constatación similar en el habla mexicana. En concreto, sus resultados demuestran un

uso igual de diminutivos en la norma rural y urbana con una frecuencia de 0,53%.

En suma, concluimos que no existe una diferencia pertinente entre el habla urbana y rural con

respecto al uso de los adverbios con y sin diminutivo en andaluz, aunque en Granada la

variación parece ser un poco más significativa. En realidad, serían necesarios más

investigaciones relativas a este factor extralingüístico para obtener resultados más

representativos, puesto que nuestro corpus solo incluye datos de la tercera generación y del

nivel bajo del entorno rural.

6.1.3. Conclusiones sobre la variación extralingüística

A lo largo de esta sección se han analizado algunos factores extralingüísticos interesantes

con relación al uso concreto de los adverbios con y sin sufijo diminutivo. En específico, se ha

investigado si hay variación geográfica/ diatópica en las frecuencias de uso de los diminutivos

comparando el andaluz occidental de Sevilla y el andaluz oriental de Granada. Junto a ello,

examinamos si existe variación social/ diastrática en el sentido de que podrían influir algunos

factores sociolingüísticos concretos en el uso de los diminutivos, entre ellos el nivel

sociocultural, la edad, el género y el entorno del habla. Entonces, se han examinado todas

estas variables extralingüísticas individuales, pero en este último apartado las juntamos en

tablas recapitulativas con el objetivo de resumir las conclusiones principales con respecto a la

variación extralingüística en general.

Así, en las tablas 24 y 25 se resumen esquemáticamente las frecuencias absolutas, así

como las frecuencias calculadas por 100.000 palabras de los adverbios encontrados con y sin

sufijo diminutivo en relación con el nivel sociocultural, la edad, el género y el entorno del habla.

La Tabla 24 incluye los resultados de Sevilla y la Tabla 25 expone los de Granada.

Comenzamos por la tabla de Sevilla para después abordar la tabla de Granada y comparar al

final las dos provincias.

Page 74: EL USO DE LOS ADVERBIOS CON DIMINUTIVOS EN ANDALUZ€¦ · verdadera tarea de investigación. Durante estos últimos años, mi competencia de escritura y mis conocimientos lingüísticos

74

SEVILLA

Nivel alto

Adverbios

con sufijo

diminutivo

Adverbios

sin sufijo

diminutivo

Cantidad de

palabras

Frecuencia por

100.000 palabras

(con sufijo)

Frecuencia por

100.000 palabras

(sin sufijo)

Género H M H M H M H M H M

E

D

A

D

Gen. 1

(urb.)

- - 29 10 10.260 9811 - - 282,65 101,93

- 39 20.071 - 194,31

Gen. 2

(urb.)

- - 28 16 9471 10.289 - - 295,64 155,51

- 44 19.760 - 222,67

Gen. 3

(urb.)

- 4 8 14 11.235 8404 - 47,60 71,21 166,59

4 22 19.639 20,37 112,02

TOTAL - 4 65 40 30.966 28.504 - 14,03 209,91 140,33

4 105 59.470 6,73 176,56

Nivel bajo

Adverbios

con sufijo

diminutivo

Adverbios

sin sufijo

diminutivo

Cantidad de

palabras

Frecuencia por

100.000 palabras

(con sufijo)

Frecuencia por

100.000 palabras

(sin sufijo)

Género H M H M H M H M H M

E

D

A

D

Gen. 1

(urb.)

3 2 19 12 21.535 17.495 13,93 11,43 88,23 68,59

5 31 39.030 12,81 79,43

Gen. 2

(urb.)

3 2 22 32 20.778 20.077 14,44 9,96 105,88 159,39

5 54 40.855 12,24 132,17

Gen. 3

(urb.)

7 13 11 8 22.004 17.944 31,81 72,45 49,99 44,58

20 19 39.948 50,07 47,56

Gen. 3

(rur.)

12 14 7 22 19.329 25.772 62,08 54,32 36,22 85,36

26 29 45.101 57,65 64,30

TOTAL 25 31 59 74 83.646 81.288 29,89 38,14 70,54 91,03

56 133 164.934 33,95 80,64

Tabla 24: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo en Sevilla según el nivel sociocultural, la

edad, el género y el entorno del habla

En primer lugar, tomando en cuenta todos los factores sociolingüísticos, se deduce que en

Sevilla los diminutivos adverbiales se usan más frecuentemente en la tercera generación que

incluye las mujeres del habla urbana y de un nivel sociocultural bajo (frecuencia de 72,45 por

100.000 palabras). Por lo que se refiere al nivel social, en § 6.1.2.1. los resultados han

revelado un mayor uso de diminutivos en el habla andaluza popular. Igualmente, analizando

el nivel socioeconómico de los hablantes sevillanos en la Tabla 24, constatamos una clara

diferencia entre el nivel más bajo y el más alto: un número elevado de 33,95 diminutivos por

cada cien mil palabras en el habla popular frente a una cantidad muy restringida de solo 6,73

en el habla culta de Sevilla. Además, llama la atención que en el nivel alto solo han sido

encontrados datos de diminutivos con mujeres mayores (47,60/100.000), mientras que los

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75

adverbios sin sufijo diminutivo aparecen en el habla culta de todos los informantes de cada

generación, incluso con frecuencias superiores a las de los adverbios sin morfema en el habla

popular. En lo referente a la edad de los sevillanos, es claro que el uso diminutivo es más

común en la tercera generación de personas de más de 45 años (véase también § 6.1.2.2.).

Si se observan las frecuencias por 100.000 palabras en el nivel bajo, se comprueba

efectivamente un empleo limitado en las primeras dos generaciones (12,81 y 12,24) frente a

las proporciones más elevadas de 50,07 y 57,65 en la Generación 3 del habla urbana y rural,

respectivamente. Así, se revela también una ligera diferencia relativa al entorno del habla en

el sentido de que aparecen más diminutivos en el habla rural, pero en realidad la distinción es

demasiada escasa para ser pertinente (cf. § 6.1.2.4.). Finalmente, en § 6.1.2.3. se ha

concluido que no hay una diferencia significativa entre el habla femenina y masculina, aunque

se constata en general un mayor uso de diminutivos con las mujeres, como revela también la

Tabla 24 con una frecuencia total de 38,14 diminutivos adverbiales en el habla popular

femenina frente a la 29,89 en el habla popular masculina. Sin embargo, en la Generación 1,

2 y 3 (rural) del nivel bajo se constata una tendencia contraria: los hombres usan más

diminutivos que las mujeres con frecuencias de, respectivamente, 13,93 (vs. 11,43), 14,44

(vs. 9,96) y 62,08 (vs. 54,32). De todos modos, resulta correcto concluir que, generalmente,

el habla masculina no difiere del habla femenina.

Continuamos con los resultados de la provincia de Granada presentados en la Tabla 25:

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76

GRANADA

Nivel alto

Adverbios

con sufijo

diminutivo

Adverbios

sin sufijo

diminutivo

Cantidad de

palabras

Frecuencia por

100.000 palabras

(con sufijo)

Frecuencia por

100.000 palabras

(sin sufijo)

Género H M H M H M H M H M

E

D

A

D

Gen. 1

(urb.)

1 9 15 26 14.125 12.072 7,08 74,55 106,19 215,37

10 41 26.197 38,17 156,51

Gen. 2

(urb.)

- 4 31 22 18.274 17.116 - 23,37 169,64 128,53

4 53 35.390 11,30 149,76

Gen. 3

(urb.)

8 7 24 20 13.021 14.298 61,44 48,96 184,32 139,88

15 44 27.319 54,91 161,06

TOTAL 9 20 70 68 45.420 43.486 19,82 45,99 154,12 156,37

29 138 88.906 32,62 155,22

Nivel bajo

Adverbios

con sufijo

diminutivo

Adverbios

sin sufijo

diminutivo

Cantidad de

palabras

Frecuencia por

100.000 palabras

(con sufijo)

Frecuencia por

100.000 palabras

(sin sufijo)

Género H M H M H M H M H M

E

D

A

D

Gen. 1

(urb.)

6 10 17 12 16.902 21.227 35,50 47,11 100,58 56,53

16 29 38.129 41,96 76,06

Gen. 2

(urb.)

9 6 18 17 15.911 17.503 56,56 34,28 113,13 97,13

15 35 33.414 44,89 104,75

Gen. 3

(urb.)

9 8 9 9 21.004 18.338 42,85 43,63 42,85 49,08

17 18 39.342 43,21 45,75

Gen. 3

(rur.)

2 3 12 6 23.789 21.688 8,41 13,83 50,44 27,67

5 18 45.477 10,99 39,58

TOTAL 26 27 56 44 77.606 78.756 33,50 34,28 72,16 55,87

53 100 156.362 33,90 63,95

Tabla 25: Las frecuencias de uso de los adverbios con y sin sufijo diminutivo en Granada según el nivel sociocultural, la

edad, el género y el entorno del habla

Así, en segundo lugar, con una frecuencia de 74,55 adverbios con sufijo diminutivo por

100.000 palabras, la tabla recapitulativa de las variables sociolingüísticas revela en Granada

un mayor uso en la primera generación de mujeres entre 20 y 34 años de un nivel sociocultural

alto, seguida por la tercera generación de hombres del mismo nivel con una frecuencia de

61,44. De hecho, es llamativo que las mayores cantidades de diminutivos aparezcan en el

habla culta de Granada a pesar de la tendencia general a un mayor uso en el habla popular.

Asimismo, si observamos las proporciones totales de diminutivos adverbiales con respecto al

nivel sociocultural, se constata que, contrariamente a Sevilla, la frecuencia por cada cien mil

palabras en el habla culta (32,62) no difiere mucho de la frecuencia correspondiente en el

habla popular (33,90). Por lo que se refiere a la edad, aunque la proporción más elevada de

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adverbios con sufijo pertenece a la primera generación de mujeres de un nivel social alto, sin

tener en cuenta el factor genérico se comprueba una mayor frecuencia de 54,91 en la tercera

generación del habla culta. En contraste, los resultados del nivel bajo demuestran números

de diminutivos similares en cada generación (41,96 vs. 44,89 vs. 43,21), a excepción de la

tercera del habla rural en que se constata una frecuencia más reducida de 10,99 por cada

cien mil palabras. Como ya se ha analizado en § 6.1.2.4., llegamos efectivamente a una

conclusión bastante extraña en relación con el entorno del habla de Granada en el sentido de

que el uso diminutivo en el habla rural es inferior al uso en el habla urbana. Por último, en lo

referente al género de los informantes granadinos, cabe señalar que no han sido encontrados

diminutivos adverbiales en el habla masculina de la segunda generación del nivel alto.

Además, exceptuando la Generación 3 del habla culta y la Generación 2 del habla popular, se

deduce en general un uso de diminutivos de las mujeres superior al uso de los hombres. Esto

se confirma sobre todo en el nivel alto con una frecuencia total de 45,99 frente al 19,82,

mientras que las proporciones totales de adverbios con sufijo diminutivo entre el habla popular

masculina y femenina casi no difieren (33,50 vs. 34,28).

Para terminar, hace falta una comparación sociolingüística entre las conclusiones

principales de Sevilla y las de Granada. Generalmente, los diminutivos adverbiales aparecen

un poco más frecuentemente en el habla de Granada, aunque la diferencia geográfica no

parece relevante (véase arriba § 6.1.1.). Sin embargo, sí hay variación en cuanto a los niveles

altos, puesto que en Sevilla casi ningún adverbio se ha encontrado con sufijo diminutivo. Junto

a ello, el habla granadina se distingue de la sevillana en el sentido de que en Granada son

más frecuentes los diminutivos en la primera generación de mujeres de un nivel sociocultural

más alto, contrariamente a Sevilla donde las formas disminuidas son más comunes en la

tercera generación (del habla rural) de mujeres de un nivel social más bajo. Por lo que se

refiere a la variable generacional de los hablantes, se observa en Sevilla una clara preferencia

por los diminutivos más extendida con los mayores, mientras que en Granada las frecuencias

entre las generaciones, sobre todo del nivel bajo, son bastante equilibradas. A continuación,

el factor genérico no revela diferencias llamativas. En otras palabras, en ambas provincias se

comprueba en general una mayor frecuencia de diminutivos en el habla femenina, pero en

realidad la variación depende de la generación y, así, no es significativa. Finalmente, el

entorno del habla solo demuestra una particularidad en Granada en la medida en que los

granadinos del habla rural parecen usar menos diminutivos.

En definitiva, las variaciones extralingüísticas no parecen revelar particularidades muy

llamativas. Aunque el uso diminutivo es un poco más común en Granada, no hay variación

diatópica. Por lo que se refiere a la variación diastrática, solo los resultados relativos al nivel

sociocultural y la edad presentan algunas diferencias significativas en el sentido de que los

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diminutivos se usan más frecuentemente en el habla popular y en la tercera generación de

adultos mayores, sobre todo en Sevilla. En cambio, los análisis de los adverbios con y sin

sufijo diminutivo según el género y el entorno del habla no demuestran distinciones relevantes.

En la sección 6.2. se investigarán algunos factores intralingüísticos en que se compara de

igual modo el andaluz occidental de Sevilla con el andaluz oriental de Granada.

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6.2. Los factores intralingüísticos

En segundo lugar, investigamos el uso de los diminutivos adverbiales en el habla andaluza a

partir de algunas variables intralingüísticas. En concreto, se analizará en § 6.2.1. qué formas

de sufijos diminutivos encontramos y qué sufijo se usa más frecuentemente. Junto a ello,

examinaremos con qué adverbios en específico los morfemas diminutivos se utilizan: ¿qué

lexemas encontramos? (§ 6.2.2.), ¿a qué clases adverbiales pertenecen según la clasificación

semántica? (§ 6.2.3.) y ¿existe una diferencia entre los adverbios simples y los adverbios

complejos (locuciones adverbiales)? (§ 6.2.4.) Finalmente, estudiaremos en § 6.2.5. qué

valores semántico-pragmáticos denotan las formas diminutivas encontradas. Al mismo tiempo

se comparará el uso lingüístico en el dialecto sevillano y el uso en el granadino.

6.2.1. El sufijo diminutivo

Como han revelado las figuras 1 y 2 (cf. § 4.1.), existen numerosas formas de sufijos

diminutivos en el mundo hispánico, pero el uso concreto de uno u otro morfema depende de

la zona geográfica y, así, del dialecto en que está utilizado. En otras palabras, cada variante

dialectal se caracteriza por algunas formas determinadas que son más recurrentes que otras.

En lo referente al español andaluz, en § 4.2. la Tabla 6 adaptada del estudio dialectológico

de Uritani y Berrueta de Uritani (1985) ha demostrado que en Andalucía los diminutivos se

forman más frecuentemente con el sufijo -illo, seguido por el sufijo -ito más universal en

español. Junto a ello, dentro de esta región misma existen algunas diferencias en el uso

diminutivo: mientras que en Andalucía occidental la proporción entre el uso de -ito e -illo es

bastante equilibrada, en Andalucía oriental el número de los diminutivos con -illo es

claramente más elevado en relación con los demás sufijos y, asimismo, se observa un uso

recurrente de -ico. Para colmo, la Tabla 7 ha indicado que el tipo del sufijo varía también según

la provincia en que aparece. Así, existe una diferencia entre los sufijos diminutivos usados en

Sevilla y los utilizados en Granada. Aunque en ambas provincias el morfema -illo es más

frecuente, en Sevilla su uso compete con -ito (cf. Andalucía occidental). En cambio, la

diferencia entre el uso de -ito y de -illo en Granada es más grande y, además, se constata una

proporción más elevada del sufijo -ico (cf. Andalucía oriental), lo que se debe a la influencia

aragonesa (cf. § 4.2.). Finalmente, se constata asimismo una frecuencia de 11 apariciones del

sufijo -ino en Sevilla, mientras que queda ausente en la provincia de Granada. En cambio, los

resultados de nuestra investigación demostrarán lo contario (cf. infra).

Con respecto a nuestro corpus, se han encontrado cuatro formas distintas: -ito/ -ita, -illo,

-ico e -ín. A modo de ilustración, presentamos un ejemplo de cada sufijo:

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(88) luego, pues con la otra carne, que es un poquito menos magra, que lleva pringue,

pues haces el chorizo. (COSER-3809-01, Sevilla: Alanís)

(89) Bueno, uno de ellos ha variado un poquillo más, pero ... en particular, el Antonio, eso

es horroroso (EHUS, 213N2H)

(90) Oh, que cerquita estás, en Alemania… Lástima. ¡Qué lejicos! (COSER-1834-03,

Granada: Los Tablones)

(91) pero mi infancia desde que nací/ o de cómo/ de… o ya un poquitín más mayor// dónde

nací/ o ¿cómo es eso? (PRESEEA, GRAN-H31-050)

De estos ejemplos se desprende que una misma palabra o locución (un poco) puede aceptar

sufijos diminutivos de distintas formas (un poquito, un poquillo, un poquitín). Para colmo, en

(91) se observa que la base admite dos morfemas distintos: -it(o)- e -ín. Como hemos

mencionado en § 2.1., los sufijos apreciativos se caracterizan efectivamente por la posibilidad

de ‘recursividad’ según la cual dos morfemas del mismo valor se unen a un mismo radical.

Por lo que se refiere al uso concreto de los diminutivos y sus varias formas posibles en

Andalucía, incluyendo particularmente Sevilla y Granada, se presenta abajo la Tabla 26 en

que se detallan estadísticamente los resultados cuantificativos relativos a la frecuencia de

apariciones de los cuatro sufijos encontrados:

Sufijos

SEVILLA GRANADA TOTAL

# % # % # %

-ito/ -ita 47 78,33 52 63,41 99 69,72

-illo/ -illa 13 21,67 27 32,93 40 28,17

-ico/ -ica - - 1 1,22 1 0,70

-ín/ -ina - - 2 2,44 2 1,41

TOTAL 60 100 82 100 142 100

(χ2 = 4,86; df = 3, p = 0,182/ p > 0,05)

Tabla 26: La frecuencia de apariciones de los sufijos diminutivos

En primer lugar, los resultados revelan generalmente un uso mayor de -ito/ -ita (el 69,72%),

seguido por -illo/ -illa con un 28,17%, lo que se difiere de las frecuencias según el estudio de

Uritani y Berrueta de Uritani (1985) que demuestran un número más elevado del sufijo -illo.

Asimismo, al comparar las dos provincias, llegamos a la misma conclusión: una clara

abundancia del sufijo diminutivo -ito/ -ita, tanto en Sevilla (el 78,33%) como en Granada (el

63,41%). Sin embargo, el uso diferente de -illo sí corresponde en parte a las tablas 6 y 7 (cf.

supra) en la medida en que aparece más en Granada (el 32,93%) que en Sevilla (el 21,67%).

Finalmente, de las cuatro formas encontradas en nuestro corpus, solo dos se usan en Sevilla,

mientras que los granadinos también recurren a -ico e ín (aunque con frecuencia escasa).

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Efectivamente, la aparición de -ico en Granada confirma su carácter oriental, puesto que es

frecuente en regiones orientales de España (cf. supra). No obstante, aunque los diminutivos

admiten distintas formas según la zona geográfica en que están utilizados, el cálculo del Chi-

cuadrado revela que las diferencias no son representativas. En concreto, el valor χ2 es muy

bajo (4,86) y el valor p superior a 0,05 (p = 0,182).

En suma, se concluye que en Andalucía son más recurrentes los sufijos -ito e -illo, con una

preferencia por -illo en la zona oriental. Junto a ello, es común el morfema diminutivo -ico en

el andaluz oriental por su origen histórico aragonés. En el siguiente apartado veremos que no

solo la forma del sufijo mismo presenta cierta variedad sino también los lexemas a los que se

añade.

6.2.2. El lexema

Como señalado en § 2.2.2., los sufijos diminutivos son compatibles con varias clases de

palabras, desde los sustantivos y los adjetivos hasta incluso los adverbios y formas verbales

como los gerundios. Además, los estudios relativos al uso diminutivo en América Latina, en

particular en México, revelan que los diminutivos adverbiales son más frecuentes en este

continente hispánico que en España misma (cf. § 4.1.). De este modo, la variedad de lexemas

encontrados es limitada en relación con la variación en los corpus mexicanos, por ejemplo, en

el estudio de Reynoso Noverón (2001: 283-284) cuyo corpus incluye 27 adverbios diferentes

que aparecen con un sufijo diminutivo.

Por lo que se refiere a nuestra investigación del andaluz, se han encontrado nueve lexemas

distintos que admiten el diminutivo: a pedazos, al rato, cerca, despacio, lejos, poco, poco a

poco, temprano y un poco. Por poner un ejemplo de cada lexema diminutivo, se incluyen abajo

enunciados extraídos de nuestro corpus (el ejemplo (90) ya mencionado en § 6.2.1. es el único

encontrado del adverbio lejos):

(92) Era cebada, trigo y todas esas cosas, molido, que lo molían y después, pues resulta

que también le daban algarrobas, y eran las algarrobas, se las partían a pedacitos y

las echaban en el mismo pienso. (EHUS, 220N3V)

(93) Romances cantan pero yo pa eso tengo mu mala memoria, yo oigo una cosa ahora

y al ratillo ya no me acuerdo. (COSER-3814-01, Sevilla: Constantina)

(94) pues no/ se podía uno ir de viaje lejos/ entonces pues lo típico de// de por aquí

cerquita (PRESEEA, GRAN-M21-046)

(95) estás mirando para los lados a ver si ve algo y en los pueblos no en los pueblos hay

que vivir siempre andando hacia delante y despacito (PRESEEA, GRAN-H21-043)

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(96) El Canijo, sí, sí toca, toca poquito, pero toca, también se enrolla allí ... bastante.

(EHUS, 201N1V)

(97) Pues el carbón ya, como estoy diciéndolo, barriéndolo poquito a poco. (COSER-

3809-01, Sevilla: Alanís)

(98) Un día normal entre semana, pues mira, […], me levanto tempranito todos los días,

a las ocho y media o nueve. (EHUS, 203N1V)

(99) Y si te ven un poquillo levantaillo, van y te pisan el pescuezo pa que te agaches, allí

no, aquí hay mucha envidia, allí, pero allí no. (COSER-1823-01, Granada: La

Calahorra)

Junto a ello, cabe notar que en cuanto al adverbio poco y la locución adverbial un poco,

aparecen en el corpus formas distintas según el tipo concreto del sufijo diminutivo usado. En

concreto, poco admite dos morfemas distintos, -illo e -ito, y un poco añade -illo, ín o -ito (cf. §

6.2.1.) al formar su equivalente diminutivo.

Ahora bien, si analizamos las frecuencias de los lexemas adverbiales con sufijo diminutivo

(cf. Tabla 27), se comprueba que en general los diminutivos de la locución un poco son más

comunes, y en específico la forma un poquito (el 49,30%).

Lexemas

SEVILLA GRANADA TOTAL

# % # % # %

a pedacitos 1 1,67 - - 1 0,70

al ratillo 1 1,67 1 1,22 2 1,41

cerquita 4 6,67 12 14,63 16 11,27

despacito - - 2 2,44 2 1,41

lejicos - - 1 1,22 1 0,70

poquillo - - 2 2,44 2 1,41

poquito 2 3,33 1 1,22 3 2,11

poquito a poco 2 3,33 4 4,88 6 4,23

tempranito 1 1,67 - - 1 0,70

un poquillo 12 20 24 29,27 36 25,35

un poquitín - - 2 2,44 2 1,41

un poquito 37 61,67 33 40,24 70 49,30

TOTAL 60 100 82 100 142 100

Tabla 27: La frecuencia de apariciones de los lexemas adverbiales con sufijo diminutivo

Por lo demás, hace falta notar que los diminutivos a pedacitos y tempranito solo aparecen en

el corpus sevillano, y que las formas despacito, lejicos, poquillo y un poquitín se limitan al

habla de Granada. Además, comparando las dos provincias, se observan también algunas

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particularidades, entre ellas el hecho de que cerquita es un poco más frecuente en Granada

(el 14,63%) que en Sevilla (el 6,67%). Junto a ello, mientras que los sevillanos usan más la

forma disminuida en -ito de un poco (un 61,67%) en contraste con el 40,24% de Granada, los

hablantes granadinos recurren más al diminutivo en -illo con un 29,27% frente al 20% en

Sevilla.

A continuación, como ya mencionado, también hemos investigado el uso de los lexemas

sin sufijo diminutivo, en particular los que aparecen con sufijo diminutivo en más de dos

ejemplos (cerca, poco, poco a poco y un poco). Como se ha analizado en § 6.1.2, la

preferencia por la forma diminutiva o la forma simple puede depender de factores

sociolingüísticos. Asimismo, desempeñan un papel primordial los sentimientos propios del

hablante que atribuyen al diminutivo valores semántico-pragmáticos específicos (véase más

abajo § 6.2.5.). Los ejemplos siguientes permiten ilustrar el uso de los adverbios sin sufijo

diminutivo:

(100) incluso mucha gente sale a pueblos de por aquí cerca. (EHUS, 207N1H)

(101) antes ha trabajado muy poco tampoco porque// trabajó con el padre// en…/ en un

negocio que puso/// (PRESEEA, GRAN-M31-053)

(102) Hombre, a una, las cogían poco a poco ellas. Hoy no, hoy hay fardos, se tiende un

fardo y caen allí, no hay que… (COSER-1838-01, Granada: Ventorros de San José)

(103) Un poco tonta sí que es verdá, a mí no me gustan, ¿eh? (COSER-3814-01, Sevilla:

Constantina)

Por lo que se refiere al análisis cuantitativo, la Tabla 28 representa las frecuencias de estos

adverbios/ estas locuciones adverbiales sin morfema:

Lexemas

SEVILLA GRANADA TOTAL

# % # % # %

cerca 40 16,81 30 12,61 70 14,71

poco 41 17,23 31 13,03 72 15,13

poco a poco 5 2,10 11 4,62 16 3,36

un poco 152 63,87 166 69,75 318 66,81

TOTAL 238 100 238 100 476 100

(χ2 = 5,68; df = 3, p = 0,128/ p > 0,05)

Tabla 28: La frecuencia de apariciones de los lexemas adverbiales sin sufijo diminutivo

De estos resultados se desprende de nuevo la abundancia del lexema un poco, tanto en

Sevilla (el 63,87%) como en Granada (el 69,75%). Sin embargo, dado que estas estadísticas

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no son muy representativas (χ2 = 5,68, p > 0,05), parece más interesante comparar el uso de

estos adverbios con y sin sufijo diminutivo:

Lexemas

con sufijo

diminutivo

sin sufijo

diminutivo

TOTAL

# % # % # %

cerca 16 18,60 70 81,40 86 100

poco 5 6,49 72 93,51 77 100

poco a poco 6 27,27 16 72,73 22 100

un poco 108 25,35 318 74,65 426 100

(χ2 = 14,5; df = 3, p ≈ 0,000/ p < 0,05)

Tabla 29: La frecuencia de apariciones de los lexemas cerca, poco, poco a poco y un poco

con y sin sufijo diminutivo

Evidentemente, las palabras se usan más frecuentemente en su forma básica, pero sí se

constatan algunas diferencias según el lexema mismo. En concreto, es bastante llamativo el

contraste entre la disminución de la locución un poco y del adverbio simple poco en el sentido

de que un poco aparece más con morfema diminutivo (el 25,35%) que poco (el 6,49%).

Además, de los 22 ejemplos encontrados del lexema poco a poco, un 27,27% (6/22) aparece

con sufijo, lo que es un número relativamente elevado. Contrariamente a los resultados

cuantitativos en Tabla 28, esta tabla estadística sí demuestra variaciones significativas, puesto

que el valor χ2 de 14,5 es más alto y que la probabilidad p se aproxima a 0,000.

En resumen, el sufijo diminutivo admite varios lexemas adverbiales a que puede unirse. Dada

esta variedad, cabe imprescindible analizar más en detalle las características de estas formas.

Así, en § 6.2.3. se investigará el uso diminutivo de los adverbios según su valor semántico.

6.2.3. La clase semántica

En el primer capítulo de esta tesina se han abordado la clase adverbial y sus características

morfosintácticas principales. Junto a ello, en § 1.2. incluimos una clasificación de los adverbios

según su significado semántico. De este modo, el grupo adverbial se subdivide en siete

subgrupos: (i) los adverbios de lugar, (ii) los adverbios de tiempo, (iii) los adverbios de modo,

(iv) los adverbios de cantidad, (v) los adverbios de afirmación, (vi) los adverbios de negación,

(vii) los adverbios de duda. Así, en este estudio se ha investigado a qué clases semánticas

pertenecen los diminutivos adverbiales encontrados en los corpus.

Primero, se constata que la división se limita a los cuatro primeros grupos semánticos: los

adverbios de lugar, los temporales, los modales y los cuantificativos. Las tablas 30 y 31

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clasifican los diminutivos de nuestro corpus según la clase semántica a que cada uno

pertenece, respectivamente en Sevilla y en Granada:

SEVILLA

Clase semántica Lexemas diminutivos

Cantidad poquito, un poquillo, un poquito

Lugar cerquita

Modo a pedacitos, poquito a poco

Tiempo al ratillo, tempranito

Tabla 30: Los lexemas de los adverbios con sufijo diminutivo en Sevilla según la clase semántica

GRANADA

Clase semántica Lexemas diminutivos

Cantidad poquillo, poquito, un poquillo, un

poquitín, un poquito

Lugar cerquita, lejicos

Modo despacito, poquito a poco

Tiempo al ratillo

Tabla 31: Los lexemas de los adverbios con sufijo diminutivo en Granada según la clase semántica

En § 5.4. se ha aclarado la particularidad del adverbio poco y su locución un poco en el sentido

de que no solo funcionan como adverbios de cantidad, sino que también son capaz de cumplir

una función adjetival o pronominal. Por ello, nuestro corpus se limita a poco y un poco como

verdaderos adverbios con un sentido cuantificativo de ‘grado’, ‘intensidad’ o ‘frecuencia’. Dada

la mayor frecuencia de estos lexemas, y sobre todo de la locución adverbial un poco, se

presentan abajo tres ejemplos de sus formas diminutivas expresando estos valores

semánticos:

(104) En verano hace mucho calor, demasiado, y en invierno quizás lo encuentre un

poquito húmedo también. (EHUS, C3H4)

(105) Y cuando ya se quemaba un poquillo, como estaba preparado, pues se caía la tierra

y se quedaba ya eso tapado. (COSER-3809-01, Sevilla: Alanís)

(106) allí en/// y en el Rocío/// pero vamos que/// que viajar/ viajar la verdad es que he salido

poquito (PRESEEA, GRAN-M21-046)

Concretamente, estos adverbios diminutivos significan respectivamente ‘un grado no elevado’,

‘una baja intensidad’ y ‘una frecuencia escasa’ (cf. definiciones DLE 2014 en § 5.4.) y, además,

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86

cumplen una función adverbial plena modificando un adjetivo (húmedo) o un verbo (quemar,

salir).

En la sección anterior (§ 6.2.2.) han sido analizadas las frecuencias de uso de cada lexema

diminutivo. Asimismo, hace falta demostrar las apariciones cuantitativas de los diminutivos

según su clase semántica. Así, la Tabla 32 representa los números absolutos y los porcentajes

exactos de los subgrupos semánticos de los diminutivos adverbiales que aparecen en nuestro

corpus (cantidad, lugar, modo, tiempo) divididos en el uso de Sevilla, de Granada y el uso

total. Junto a ello, se incluye un diagrama en la Figura 5 que visualiza estas ocurrencias.

Clase

semántica

SEVILLA GRANADA TOTAL

# % # % # %

Cantidad 51 85 62 75,61 113 79,58

Lugar 4 6,67 13 15,85 17 11,97

Modo 3 5 6 7,32 9 6,34

Tiempo 2 3,33 1 1,22 3 2,11

TOTAL 60 100 82 100 142 100

(χ2 = 3,85; df = 3, p = 0,278/ p > 0,05)

Tabla 32: La frecuencia de apariciones de los adverbios con sufijo diminutivo según la clase semántica

Figura 5: El diagrama de las ocurrencias de los adverbios con sufijo diminutivo según la clase semántica

Dada la abundancia de los lexemas poco y un poco, no es extraño el predominio de los

adverbios de cantidad (el 79,58%). Los adverbios de lugar siguen con un total de 11,97%,

pero si comparamos las provincias se constata un mayor uso en Granada con el 15,85%, lo

que se debe a la frecuencia mayor del diminutivo cerquita en esta zona andaluza. Por lo que

se refiere a los temporales, son muy escasos en el habla andaluza con un total de solo un

2,11% limitándose a los lexemas tempranito y al ratillo. Esta aparición muy restringida de los

adverbios de tiempo se contrasta con el uso diminutivo en América Latina donde ahorita es

85%

6,67% 5%3,33%

75,61%

15,85%7,32%

1,22%

79,58%

11,97%6,34%

2,11%

Cantidad Lugar Modo Tiempo

Sevilla Granada Total

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una de las formas más comunes en el habla hispanoamericana. El estudio de Casier (2014:

74) lo confirma en el sentido de que los adverbios temporales abundan en su corpus mexicano

con un 91,73%, frente al número limitado de un 5,17% de los adverbios cuantificativos. No

obstante, el cálculo del Chi-cuadrado demuestra que las diferencias que presenta nuestro

análisis no son estadísticamente representativas, dado el valor χ2 bajo de 3,85 y dada la

probabilidad p superior a 0,05 (p = 0,278).

Analizados los significados semánticos de los diminutivos, se concluye un predominio de los

adverbios de cantidad. El apartado siguiente se centrará en la forma del diminutivo en la

medida en que pertenece a los adverbios simples o a los adverbios complejos, es decir, las

locuciones adverbiales.

6.2.4. Los adverbios simples y complejos

Como ya subrayado, el análisis no solo incluye los adverbios simples sino también los

complejos, es decir, las locuciones adverbiales que se componen de más de una unidad.

Aunque se forman muchas veces a partir de un sustantivo, su conjunto funciona como

verdadero adverbio (cf. § 1.1.1.). Al igual que los adverbios simples, las locuciones también

admiten sufijos diminutivos, de modo que parece útil comparar el uso de los diminutivos con

los simples, por un lado, y los complejos, por otro.

En primer lugar, las tablas siguientes exponen los lexemas concretos de los diminutivos

según su forma simple o compleja, respectivamente en el habla de Sevilla y de Granada:

SEVILLA

Lexemas diminutivos

Adverbios simples cerquita, poquito, tempranito

Adverbios complejos a pedacitos, al ratillo, poquito a

poco, un poquillo, un poquito

Tabla 33: Los lexemas de los adverbios simples y complejos con sufijo diminutivo en Sevilla

GRANADA

Lexemas diminutivos

Adverbios simples cerquita, despacito, lejicos,

poquillo, poquito

Adverbios complejos al ratillo, poquito a poco, un

poquillo, un poquitín, un poquito

Tabla 34: Los lexemas de los adverbios simples y complejos con sufijo diminutivo en Granada

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Ya hemos presentado ejemplos de cada lexema encontrado en nuestro corpus (cf. § 6.2.2.),

pero lo que hace falta destacar es la formación disminuida de la locución poco a poco. En

concreto, el análisis de los diminutivos revela que en todos los casos el sufijo diminutivo se

añade al primer poco, como ilustra (107):

(107) sí// pero bueno// poquito a poco// mm Roma no se construyó en un día/ así que// a

poquito a poco me lo sacaré todo (PRESEEA, GRAN-H11-037)

En cambio, la investigación de Casier (2014: 78) demuestra que, en el mexicano, el morfema

diminutivo se une al último poco (poco a poquito) o a ambas palabras (poquito a poquito). El

discurso (108) permite ejemplificar esta primera forma:

(108) I: A lo mejor consigo alguien, que me lo cuide, el tiempo que sea necesario. Ahora yo

lo educaré de una manera que fuera autosuficiente e independiente, que no fuera tan

demandante de mi presencia, y que poco a poquito, conforme a su edad, él

aprendiera (CSCM, entrevista 9; ápud Casier 2014: 78)

Así, se podría afirmar que existe una diferencia diatópica con respecto a la locución poco a

poco en su forma diminutiva en el sentido de que en el español europeo aparece como poquito

a poco, mientras que en el español americano se usan poco a poquito o poquito a poquito. No

obstante, para confirmarlo necesitaríamos una investigación más elaborada de este

fenómeno.

Segundo, se han estudiado cuantitativamente las frecuencias concretas de los diminutivos

con adverbios simples y complejos. La Tabla 35 resume estadísticamente los números

absolutos, así como los porcentajes. Junto a ello, la Figura 6 incluye un diagrama que

demuestra gráficamente estas ocurrencias, respectivamente, en Sevilla, en Granada y en

total.

SEVILLA GRANADA TOTAL

# % # % # %

Adverbios

simples

7 11,67 18 21,95 25 17,61

Adverbios

complejos

53 88,33 64 78,05 117 82,39

TOTAL 60 100 82 100 142 100

(χ2 = 2,53; df = 1, p = 0,112/ p > 0,05)

Tabla 35: La frecuencia de apariciones de los adverbios simples y complejos con sufijo diminutivo

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Figura 6: El diagrama de las ocurrencias de los adverbios simples y complejos con sufijo diminutivo

De este diagrama deducimos que generalmente los sufijos diminutivos se unen más

fácilmente a las locuciones adverbiales con el 82,39% frente al número reducido de un 17,61%

de los diminutivos con adverbios simples. Evidentemente, este predominio de los adverbios

complejos se explica por la frecuencia abundante del lexema un poco. En cuanto a su

equivalente simple poco, hemos visto que éste aparece menos con sufijo que la locución (cf.

§ 6.2.2.). A continuación, se determina en Granada una proporción de diminutivos adverbiales

simples superior a la de Sevilla (21,95% vs. 11,67%) y, por consiguiente, una cantidad inferior

de diminutivos adverbiales complejos en relación con la provincia sevillana (78,05% vs.

88,33%). Aunque las estadísticas revelan estas particularidades, los valores χ2 y p

demuestran que las variaciones no son estadísticamente significativas (χ2 = 2,53; p = 0,112/

p > 0,05).

En síntesis, hasta ahora los análisis de los lexemas diminutivos han revelado que pertenecen

en mayor medida a los adverbios de cantidad (los cuantificativos), y que presentan en la

mayoría de los casos una forma compleja, lo que se debe a la abundancia de la locución un

poco. En el siguiente y último apartado investigaremos los valores semántico-pragmáticos

específicos que expresan estos diminutivos adverbiales.

6.2.5. El valor semántico-pragmático

Una de las características peculiares de los diminutivos consiste en el hecho de que, aparte

de su valor semántico de ‘tamaño pequeño’, expresan connotaciones afectivas de naturaleza

pragmática (cf. § 2.2.3.) dado el papel importante del hablante que, al usar diminutivos, “da

cuenta de su visión de mundo y de las circunstancias específicas del evento” (Reynoso

Noverón 2001: 146). Por lo que se refiere a los adverbios disminuidos, en el tercer capítulo se

ha señalado que principalmente denotan una valoración intensificadora o atenuadora que Jani

(2009: 92-93) asocia con la función sintáctica principal del adverbio: la modificación. Tomada

11,67%

88,33%

21,95%

78,05%

17,61%

82,39%

adverbios simples adverbios complejos

Sevilla Granada Total

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como base la Tabla 3 (cf. § 2.2.3.) que resume los principales valores subjetivos de los

diminutivos españoles, se han analizado los significados de los diminutivos adverbiales de

nuestro corpus.

En primer lugar, se desprende del estudio que tanto el corpus sevillano como el granadino

revelan tres valores semántico-pragmáticos distintos de los que comparten dos: la función

amortiguadora/ minimizadora/ suavizadora y la función centralizadora/ intensificadora. La

diferencia consiste en los valores ‘tamaño pequeño’ e ‘ironía/ sarcasmo’: el primero solo se

ha encontrado en el habla de Sevilla y el segundo en el habla de Granada. A modo de

ilustración, las tablas 36 y 37 demuestran las diferentes connotaciones y los lexemas

diminutivos correspondientes por cada provincia:

SEVILLA

Valor semántico-

pragmático

Lexemas diminutivos

Amortiguar/

minimizar/ suavizar

un poquillo, un poquito

Centralizador/

intensificador

al ratillo, cerquita, poquito, poquito a poco,

tempranito, un poquillo, un poquito

Tamaño pequeño a pedacitos

Tabla 36: Los valores semántico-pragmáticos y los lexemas diminutivos correspondientes en Sevilla

GRANADA

Valor semántico-

pragmático

Lexemas diminutivos

Amortiguar/

minimizar/ suavizar

un poquillo, un poquitín, un poquito

Centralizador/

intensificador

al ratillo, cerquita, despacito, lejicos, poquillo,

poquito, poquito a poco, un poquillo, un poquitín,

un poquito

Ironía/ sarcasmo cerquita

Tabla 37: Los valores semántico-pragmáticos y los lexemas diminutivos correspondientes en Granada

Obviamente, la mayoría de los lexemas expresan una minimización o una intensificación de

su significado básico. Referente a los diminutivos de la locución un poco, se constata que

pueden denotar ambos valores, según el contexto concreto. Los ejemplos siguientes permiten

ilustrar estos usos amortiguador (109) y centralizador (110):

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(109) a. los catalanes quizás sean un poquito mejor que los andaluces ... pero a los

andaluces nos van ... nos van a fastidiar. (EHUS, 220N3V)

b. mi infancia en la escuela// pues era un poquillo rebelde/// (PRESEEA, GRAN-H31-

051)

(110) a. después, había muchos árboles, aunque ahora ya donde está, los árboles han

crecido un poquito (EHUS, 215N2H)

b. Exactamente/ tienen que cocer un poquito/ que no// que no sean estrictamente

fritas/ estrictamente fritas ya no sale la la tortilla de esa manera// tiene que ser

como un poquito cocida// y un poquito frita. (PRESEEA, 33H-GR13)

Por lo que se refiere a la función de ‘amortiguar/ minimizar/ suavizar’, o también llamada la

atenuación, ya se ha explicado que consiste concretamente en evitar una posible amenaza

hacia el interlocutor, hacia otra persona u otro grupo de personas, o incluso hacia el hablante

mismo (cf. Maíz-Arévalo 2018: 41-42). Si observamos los ejemplos de (109), el hablante

quiere, efectivamente, minimizar el efecto chocante del discurso usando la forma diminutiva

del adverbio un poco. Concretamente, en (109a) el diminutivo un poquito contribuye a la

amortiguación del enunciado que podría insultar a los andaluces. Referente a (109b), el

hablante refiere más bien a sí mismo reduciendo mediante un poquillo el choque de su

afirmación sobre su infancia rebelde. Además, los ejemplos bajo (110) ilustran el valor

centralizador de la locución adverbial que es, según Palet Plaja (1990: 35), una connotación

frecuente con diminutivos de adverbios que ya indican pequeñez (cf. § 4.2.). En concreto,

consiste en la intensificación de las características básicas del adverbio sin sufijo y, así, de la

función modificadora del adverbio mismo (cf. Jani 2009). En efecto, modificando un verbo

(crecer, cocer) o un adjetivo (cocida, frita), el diminutivo un poquito intensifica en todos los

casos de (110) aún más el sentido de un poco, de modo que significa ‘mucho menos que un

poco’.

Junto a ello, la valoración intensificadora no solo se manifiesta con la forma diminutiva de

un poco, sino que también aparece con otros diminutivos adverbiales, como ejemplifican los

enunciados siguientes con cerquita:

(111) Pos yo me liaba en mi casa, y había una costurera aquí cerquita, y yo decía: "Mira,

que te vengo con la bata la niña, […] (COSER-3806-01, Sevilla: Almadén de la Plata)

(112) Pues// sí// llevo un par de veranos teniendo que estudiar/ una asignatura// y// y bueno

me voy al parque de La Paloma/ que está muy cerquita de mi casa/// (PRESEEA,

31M-GR06)

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Al igual que las frases intensificadoras anteriores con un poco, el sufijo diminutivo -ita refuerza

el significado básico del adverbio cerca, de modo que no simplemente denota el valor de

‘cerca’, sino que se refiere a un lugar que está ‘mucho más que cerca’ (cf. cap. 3). Además,

como ilustra (112), es frecuente en estos casos el uso suplementario del adverbio reforzador

muy que aún intensifica el sentido del diminutivo cerquita (véase § 2.2.3.).

A continuación, el corpus de Granada incluye un ejemplo de cerquita con otra connotación:

la ironía. El discurso (113) permite ilustrarla:

(113) E2: Yo trabajo también en la universidad. Estoy en Alemania.

I1: Ah, que cerquita.

(COSER-1834-03, Granada: Los Tablones)

En concreto, mediante el diminutivo, el hablante añade a su enunciado un valor irónico/

sarcástico. No quiere afirmar objetivamente que Alemania es cerca, sino que con el diminutivo

cerquita expresa en realidad el contrario: ‘Alemania es lejos’.

Por lo que se refiere a la valoración de ‘tamaño pequeño’, se ha encontrado solo una vez

en el corpus de Sevilla con el diminutivo a pedacitos (cf. ejemplo (92) en § 6.2.2.) y, en

realidad, se trata simplemente del valor objetivo de los diminutivos.

Por último, resulta necesario presentar la frecuencia de apariciones de los diminutivos

adverbiales clasificados según su valor semántico-pragmático. Así, la Tabla 38 incluye los

números absolutos y los porcentajes correspondientes, y la Figura 7 visualiza estas

ocurrencias en un diagrama.

Valor semántico-

pragmático

SEVILLA GRANADA TOTAL

# % # % # %

Amortiguar/

minimizar/ suavizar

30 50 41 50 71 50

Centralizador/

intensificador

29 48,33 39 47,56 68 47,89

Ironía/ sarcasmo - - 2 2,44 2 1,41

Tamaño pequeño 1 1,67 - - 1 0,70

TOTAL 60 100 82 100 142 100

(χ2 = 2,83; df = 3, p = 0,418/ p > 0,05)

Tabla 38: La frecuencia de apariciones de los adverbios con sufijo diminutivo según el valor semántico-pragmático

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Figura 7: El diagrama de las ocurrencias de los adverbios con sufijo diminutivo según el valor semántico-pragmático

Concretamente, los resultados cuantitativos confirman que los diminutivos adverbiales

denotan en mayor medida un valor amortiguador o centralizador, con un predominio ligero de

la primera connotación que representa la mitad de los ejemplos. En cuanto a la intensificación,

las proporciones no revelan diferencias llamativas entre las dos provincias andaluzas, puesto

que se sitúan ambas alrededor del 48%. La única distinción consiste en, como ya mencionado,

los valores de ‘ironía/ sarcasmo’ y de ‘tamaño pequeño’, pero de todos modos los datos

estadísticos no presentan grandes diferencias, lo que confirma también el cálculo del Chi-

cuadrado (χ2 = 2,83; p = 0,418).

En resumidas cuentas, se concluye en general que la variedad de connotaciones afectivas de

los diminutivos en andaluz no es tan extendida que en el español americano (cf. § 4.1.).

Concretamente, los valores se limitan sobre todo a la atenuación o la intensificación, dos

funciones recurrentes con diminutivos adverbiales. Con esta característica semántico-

pragmática fundamental de los diminutivos, terminamos el análisis empírico. En las últimas

páginas que siguen, se presentan las principales conclusiones que ha revelado esta tesina.

50%48,33%

1,67%

50%

47,56%

2,44%

50%47,89%

1,41%0,70%

Amortiguar/minimizar/suavizar

Centralizador/intensificador

Ironía/ sarcasmo Tamañopequeño

Sevilla Granada Total

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Conclusiones

De todo lo expuesto con anterioridad, se desprende que el adverbio en combinación con

sufijos diminutivos es un fenómeno particular, sobre todo en el español europeo donde

generalmente no es muy frecuente. Con el propósito de resumir las particularidades que

encontramos a lo largo del estudio, se exponen abajo las conclusiones principales.

Por lo que se refiere al adverbio mismo, constituye una clase de palabras heterogénea

difícil de clasificar (cf. Brondal 1948: 52, ápud Kovacci 1999: 722) que se caracteriza por dos

rasgos lingüísticos fundamentales: morfológicamente, se considera como categoría

gramatical invariable y, sintácticamente, desempeña el papel de modificador de varias clases

de palabras (adjetivos, verbos, etc.). A pesar de esta heterogeneidad, sí es posible establecer

una tipología adverbial que permite clasificar los adverbios según, entre otros, su significado

semántico y su naturaleza gramatical. En teoría, la clase adverbial se destaca entonces por

su invariabilidad, pero en la práctica sí admite en algunos contextos sufijos, entre ellos

diminutivos. Estos sufijos diminutivos forman parte del grupo más global de los ‘morfemas

apreciativos’ que contribuyen a la formación de palabras mediante un proceso derivativo. No

obstante, parece que los apreciativos comparten a la vez rasgos con los morfemas flexivos,

de manera que en realidad se sitúan entre la flexión y la derivación (cf. Zacarías 2008).

Con respecto a los diminutivos españoles, ya conocen una larga historia desde el siglo XV

a partir del cual se constata una evolución de tres sufijos (-i(e)llo, -uelo, -ejo) hasta una gran

variedad de morfemas diminutivos que se utilizan hoy en día en español (-ito, -illo, -ico, -ete,

etc.). Encima de estas variantes, los diminutivos presentan asimismo variación morfológica

relativa a (i) el género (-ito/ -ita, -illo/ -illa, etc.), (ii) la categoría gramatical a la que se unen

(sustantivo, adjetivo, adverbio, gerundio, etc.) y (iii) la terminación (-ito, -cito, -ecito, -(e)cecito).

Así, el sufijo diminutivo español se destaca por algunos rasgos morfológicos, pero son sobre

todo sus características semántico-pragmáticas que permiten distinguirlo de otros morfemas.

En otras palabras, los diminutivos no solo expresan objetivamente el tamaño pequeño de la

base léxica, sino que también denotan subjetivamente numerosas valoraciones afectivas

(intensificación, cariño, ironía, etc.). De hecho, esta variedad de valores semántico-

pragmáticos se aplica también al diminutivo adverbial expresando muchas veces una

intensificación o atenuación de las características de la unidad básica, relacionada con la

función sintáctica modificadora del adverbio (cf. Jani 2009: 92-93).

Sin embargo, los diminutivos adverbiales no parecen tan comunes en todo el mundo

hispánico. Concretamente, el uso diminutivo demuestra variación geográfica constituyendo

así un importante marcador dialectal (cf. Reynoso Noverón 2001). Por un lado, existen

diferencias cuantitativos y cualitativos entre el español europeo y el americano en el sentido

de que los diminutivos, y particularmente los adverbiales, y sus valores pragmáticos abundan

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más en América Latina, de manera que se habla siquiera de un verdadero “abuso” diminutivo

en este continente americano. Por otro lado, también hay variación más interna dentro de

España en la medida en que el uso concreto de las formas sufijales depende de la zona en

que están utilizadas. Para colmo, dentro de una misma región, las partes más limitadas se

diferencian entre sí. Así, en Andalucía se distinguen dos zonas principales, la Andalucía

occidental y oriental, que presentan cada uno un uso distinto de los diminutivos reflejando a

la vez variaciones entre las provincias individuales.

Por interés en esta región andaluza, se ha analizado mediante un estudio de corpus el uso

de los diminutivos adverbiales en dos de sus provincias, Sevilla y Granada, que

respectivamente forman parte del andaluz occidental y oriental. Al examinar factores

extralingüísticos con respecto a la variación diatópica y diastrática, así como variables

intralingüísticas relativas a las formas de los sufijos, de los lexemas, y a sus valores

semántico-pragmáticos, llegamos a unas conclusiones particulares importantes. Cabe señalar

que también se han incluido los adverbios sin sufijo diminutivo a fin de determinar si hay

efectivamente una evolución pertinente.

Aunque estudios anteriores como el de Uritani y Berrueta de Uritani (1985) revelan

variaciones pertinentes dentro de Andalucía, las frecuencias de uso de los adverbios con y

sin sufijo no han mostrado una diferencia geográfica llamativa entre Granada y Sevilla. En

otras palabras, a pesar del ligero predominio de diminutivos adverbiales en Granada, no hay

variación diatópica. Sin embargo, no solo importa la región geográfica en que se usan los

diminutivos sino también la identidad del hablante mismo. Por ello, han sido investigados

algunos aspectos sociolingüísticos, entre ellos el nivel sociocultural, la edad, el género y el

entorno del habla, que pueden influir en el uso concreto del diminutivo. Así, se han encontrado

algunas tendencias relevantes referente a la variación diastrática.

Con respecto al nivel sociocultural, el análisis sociolingüístico ha revelado una mayor

frecuencia de diminutivos adverbiales en el nivel más bajo de la sociedad, es decir, en el habla

popular, tanto en Granada como en Sevilla. No obstante, constatamos en Granada una

diferencia en el nivel más alto en el sentido de que en el habla culta granadina el uso diminutivo

es superior al uso en el habla culta de Sevilla.

Tomada en cuenta la edad de los hablantes, generalmente ha sido comprobado un uso

más elevado de adverbios con sufijo diminutivo en la tercera generación que incluye adultos

mayores, pero en Granada se ha constatado un equilibrio con la primera generación de

jóvenes. No obstante, los cálculos estadísticos del Chi-cuadrado han revelado que solo las

diferencias encontradas en el habla de Sevilla parecen significativas. De todos modos, existen

en general dos tendencias válidas: (i) la tendencia a un mayor uso de diminutivos con los

mayores y (ii) la tendencia a un mayor uso con los jóvenes.

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A continuación, ha sido estudiado el criterio del género a fin de confirmar la hipótesis de

que las mujeres recurren más a diminutivos que los hombres. Al contrario, el estudio de corpus

ha demostrado que las pocas diferencias entre el habla femenina y masculina no revelan nada

particular, ni en Sevilla ni en Granada. En otras palabras, la diferencia no es significativa y no

hay variación diastrática relativa al género de los hablantes.

Como último factor sociolingüístico, se ha investigado el entorno del habla en el sentido de

que es rural o urbano. Debido a que la comparación se limita al habla popular y la tercera

generación, los resultados no han demostrado variaciones llamativas entre el habla urbano y

rural. De este modo, la variación diastrática solo parece reflejarse en el factor del nivel

sociocultural y de la edad.

Aparte de las variables extralingüísticas, hace falta examinar algunos factores

intralingüísticos relativos a las características concretas de los sufijos, de los lexemas

adverbiales y de los valores semántico-pragmáticos.

Así, por lo que se refiere a la forma de los morfemas encontrados, se ha comprobado una

mayor aparición del sufijo -ito, seguido por -illo, aunque estudios anteriores demuestran un

predominio de este último sufijo en Andalucía (cf. Uritani y Berrueta de Uritani 1985). Sin

embargo, el uso de -illo sí parece un poco más elevado en Granada que en Sevilla. Junto a

ello, han sido encontrados en Granada los sufijos -ico e ín.

Además de la variedad de sufijos diminutivos, los diminutivos adverbiales también

representan varios lexemas (a pedazos, al rato, cerca, despacio, lejos, poco, poco a poco,

temprano y un poco) con una proporción abundante de un poco, seguido por cerquita,

apareciendo con distintas formas sufijales: un poquillo, un poquitín, un poquito. Dada la

abundancia de esta locución adverbial, otros análisis han revelado una mayor presencia de

adverbios que expresan cantidad (frente a los adverbios de lugar, de modo y de tiempo) y de

adverbios complejos (en oposición con los simples).

Como último factor intralingüístico han sido tomadas en cuenta las valoraciones que

expresan las formas diminutivas. Así, el estudio ha mostrado que la mayoría de los diminutivos

adverbiales denotan una connotación amortiguadora o intensificadora, lo que corresponde

con lo expuesto en el estado de la cuestión. Junto a ello, en el corpus de Granada ha sido

encontrado el diminutivo cerquita con valor irónico y en el corpus de Sevilla el diminutivo a

pedacitos con valor simplemente objetivo de tamaño pequeño.

De cualquier modo, a fin de llegar a resultados más representativos y exhaustivos

necesitamos más investigaciones dialectológicas y sociolingüísticas con respecto a los

diminutivos españoles. Indudablemente, como recursos morfológicos imprescindibles en el

habla oral de los hispanohablantes merecen la pena estar examinados minuciosamente para

obtener más visiones relativas a su uso concreto en el mundo hispánico.

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