El viaje del número pi

2
EL VIAJE DEL NÚMERO PI Era una noche de verano, y Andrew, un profesor de matemáticas, dormía tranquilamente, aunque con un ojo bien abierto. Debía de ser muy precavido para que no le quitaran su mayor tesoro, aquella caja que contenía en número pi. Él fue el descubridor de ese número, pero como le darían mucho dinero por ese descubrimiento, un viejo amigo suyo al que le comentó su descubrimiento, llevaba semanas intentando robarle la caja. Una mañana Andrew se despertó, notaba una extraña sensación. Se levantó de golpe y abrió la caja fuerte donde guardaba la caja, no estaba. Dentro de la caja fuerte había una nota: Querido Andrew: No intentes buscarme, porque no me vas a encontrar. Me voy a un sitio que siempre he querido ir, allí abriré la caja y después de saber cúal es el número pi y su fórmula, se lo comunicaré a todos los medios. ¡Ciao! Christopher Se puso a pensar, estaba claro que en esa carta había muchas pistas indicando a dónde se había ido. Por la palabra “Ciao” sabía que se habrían ido a Italia, ¿pero a qué sitio en concreto? Recordó que hace años le comentó que le gustaría ir a Venecia. Así que claramente a estas alturas estaría viajando allí. Se preparó y salió corriendo hacia el aeropuerto. Compró un billete de avión a última hora y cogió el premier vuelo que había hacia Venecia. Al llegar allí comenzó a dar vueltas por todas partes, y a preguntar en todos los hoteles por Christopher Graham. En el hotel Giorgione le dijeron que acababa de salir hacía una media hora, y que había preguntado la ubicación del Palacio Ducal. Rápidamente corrió hacia el Palacio. Lo vio pasar por el Puente de los Suspiros, se dirigía hacia las celdas. Entró y después de cruzar todo el palacio, llegó a las celdas. Christopher lo estaba esperando: - Hay, amigo… sabía que caerías en la trampa de venir hasta aquí. No tienes de qué

Transcript of El viaje del número pi

Page 1: El viaje del número pi

EL VIAJE DEL NÚMERO PI Era una noche de verano, y Andrew, un profesor de matemáticas, dormía tranquilamente, aunque con un ojo bien abierto. Debía de ser muy precavido para que no le quitaran su mayor tesoro, aquella caja que contenía en número pi. Él fue el descubridor de ese número, pero como le darían mucho dinero por ese descubrimiento, un viejo amigo suyo al que le comentó su descubrimiento, llevaba semanas intentando robarle la caja. Una mañana Andrew se despertó, notaba una extraña sensación. Se levantó de golpe y abrió la caja fuerte donde guardaba la caja, no estaba. Dentro de la caja fuerte había una nota: Querido Andrew: No intentes buscarme, porque no me vas a encontrar. Me voy a un sitio que siempre he querido ir, allí abriré la caja y después de saber cúal es el número pi y su fórmula, se lo comunicaré a todos los medios. ¡Ciao! Christopher Se puso a pensar, estaba claro que en esa carta había muchas pistas indicando a dónde se había ido. Por la palabra “Ciao” sabía que se habrían ido a Italia, ¿pero a qué sitio en concreto? Recordó que hace años le comentó que le gustaría ir a Venecia. Así que claramente a estas alturas estaría viajando allí. Se preparó y salió corriendo hacia el aeropuerto. Compró un billete de avión a última hora y cogió el premier vuelo que había hacia Venecia. Al llegar allí comenzó a dar vueltas por todas partes, y a preguntar en todos los hoteles

por Christopher Graham. En el hotel Giorgione le dijeron que acababa de salir hacía una media hora, y que había preguntado la ubicación del Palacio Ducal. Rápidamente corrió hacia el Palacio. Lo vio pasar por el Puente de los Suspiros, se dirigía hacia las celdas. Entró y después de cruzar todo el palacio, llegó a las celdas. Christopher lo estaba esperando: - Hay, amigo… sabía que caerías en la trampa de venir hasta aquí. No tienes de qué

Page 2: El viaje del número pi

preocuparte, a estas horas todo el mundo sabrá ya quién soy yo, y me recordarás por mi descubrimiento del número infinito. Te he hecho venir hasta aquí para que veas cómo aprovecho mi dinero. Por cierto, ¿sabes dónde estamos? - ¿Dónde? - Delante de la celda de Casanova, un buen sitio para morir.

Diciendo esto, sacó la pistola del bolsillo y… ¡PUM! Todavía hay gente que sigue creyendo que el descubridor fue Christopher Graham, pero la mayoría de gente como yo, bisnieto de Andrew Cavinsqui, sabemos la verdadera historia sobre éste número infinito: 3,14159265358979322846264338327950288

41…

NEREA PEÑA (2ºB)