elpoemaseminal 125

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n125 [15.08.08] elpoemaseminal gottfried benn: problemas de la poesía lírica (III) QUINTO ANIVERSARIO a a a t t t i i i s s s b b b o o o s s s P P P R R R O O O B B B L L L E E E M M MA A A S S S D D D E E E L L L A A A P P P O O O E E E S S S Í Í Í A A A L L L Í Í Í R R R I I I C C CA A A ( ( ( I I I I I I I I I ) ) ) G G G o o o t t t t t t f f f r r r i i i e e e d d d B B B e e e n n n n n n V V V e e e r r r s s s i i i ó ó ó n n n y y y e e e d d d i i i c c c i i i ó ó ó n n n d d d e e e J J J o o o s s s é é é M M Ma a a n n n u u u e e e l l l R R R e e e c c c i i i l l l l l l a a a s s s (El oscuro sendero del hombre. Antología conmemorativa, de próxima aparición en Ediciones Alforja) Qué tiene todo esto que ver con la poesía lírica? –me dirán. ¡Tiene muchísimo que ver con ella, tiene todo que ver con la poesía lírica! El poeta lírico nunca sabe demasiado, nunca trabaja suficientemente, debe estar en contacto con todo, debe poseer una idea del punto en el que se halla hoy el mundo, qué hora pasa en este momento meridiano sobre la Tierra. 28 Necesita combatir con el toro a corta distancia, afirman los grandes matadores, entonces tal vez llegue la victoria. Nada puede ser casual en un poema. Lo que Valéry escribió de Moltke: “Para este frío héroe el verdadero enemigo es el azar”, vale para el poeta lírico; él debe aislar herméticamente su poesía contra irrupciones, posibilidades de perturbación, herméticamente gracias a la lengua, y él mismo debe limpiar sus propios frentes. Debe tener narices ―mi genio está en mis narices, dijo Nietzsche―, narices en todos los puntos de partida y de ensillamiento, en el intelectual, allí donde la dialéctica material y la ideal se mueven en direcciones opuestas como dos monstruos marinos, lanzándose encima espíritu y veneno, libros y huelgas y es allí donde la más reciente creación de la Schiaparelli preanuncia un cambio de dirección en la moda con el modelo de lino ceniciento y organdíes amarillo-ananás. De todas partes vienen los colores, los imponderables matices, los valores de todo viene la poesía. De todo esto viene la poesía que acaso recoge una de estas horas laceradas –: la poesía absoluta, la poesía sin fe, la poesía sin esperanza, la poesía que no se dirige a nadie, una poesía de palabras que van montadas en sí mismas para fascinar. Y, para decirlo una vez más, quien tras esta formulación tan sólo ve nihilismo y lascivia, ignora entonces que detrás de la fascinación y de la palabra aun hay ocultos suficientes enigmas y abismos del ser como para satisfacer al alma más profunda; que en toda forma fascinante hay suficiente sustancia hecha de pasión, naturaleza y experiencia trágica.29 Pero esto naturalmente es una decisión, se abandona la religión, la colectividad 28 Referencia al pasaje inicial de la ya citada Roman des Phänotype, “El dios de la hora”. 29 Sin duda, su más célebre formulación teórica, que sin embargo suele ser comprendida fuera de contexto debido al desconocimiento a la poética del autor. La perfección a la que hace referencia es la formulación final de una evolución poética que conduce a la autonomía definitiva del lenguaje y a su autogeneración, y que en muchos sentidos, anticipa la muerte del autor barthesiana y no pocos de los postulados teóricos de Derrida y la teoría crítica literaria posmoderna, según lo demuestra Susan Ray. En esta declaración se funden todos los conceptos expresados y desarrollados desde la década de 1910. Sin embargo, este largo proceso de formulación teórica aquí expuesto y considerado como definitivo, no fue siempre similar, e incluso no pocos de sus planteamientos iniciales se hallaban en las antípodas. Para una exposición más puntual al respecto, cfr. A. Manyoni, op. cit., en particular el primer capítulo, “Probleme der Lyrik: Benn’s ars poetica” y su primer sub-apartado, “Some misunderstandings”. ¿

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n125 [15.08.08]

elpoemaseminal gottfried benn: problemas

de la poesía lírica (III)

QUINTO ANIVERSARIO

aaatttiiisssbbbooosss

PPPRRROOOBBBLLLEEEMMMAAASSS DDDEEE LLLAAA PPPOOOEEESSSÍÍÍAAA LLLÍÍÍRRRIIICCCAAA (((IIIIIIIII)))

GGGooottttttfffrrriiieeeddd BBBeeennnnnn VVVeeerrrsssiiióóónnn yyy eeedddiiiccciiióóónnn dddeee JJJooosssééé MMMaaannnuuueeelll RRReeeccciiillllllaaasss (El oscuro sendero del hombre. Antología conmemorativa, de próxima aparición en Ediciones Alforja)

Qué tiene todo esto que ver con la poesía lírica? –me dirán.

¡Tiene muchísimo que ver con ella, tiene todo que ver con la

poesía lírica! El poeta lírico nunca sabe demasiado, nunca trabaja

suficientemente, debe estar en contacto con todo, debe poseer una

idea del punto en el que se halla hoy el mundo, qué hora pasa en este

momento meridiano sobre la Tierra.28

Necesita combatir con el toro a

corta distancia, afirman los grandes matadores, entonces tal vez llegue

la victoria. Nada puede ser casual en un poema. Lo que Valéry

escribió de Moltke: “Para este frío héroe el verdadero enemigo es el

azar”, vale para el poeta lírico; él debe aislar herméticamente su

poesía contra irrupciones, posibilidades de perturbación,

herméticamente gracias a la lengua, y él mismo debe limpiar sus

propios frentes. Debe tener narices ―mi genio está en mis narices, dijo

Nietzsche―, narices en todos los puntos de partida y de ensillamiento,

en el intelectual, allí donde la dialéctica material y la ideal se mueven

en direcciones opuestas como dos monstruos marinos, lanzándose encima espíritu y veneno, libros y

huelgas – y es allí donde la más reciente creación de la Schiaparelli preanuncia un cambio de dirección

en la moda con el modelo de lino ceniciento y organdíes amarillo-ananás. De todas partes vienen los

colores, los imponderables matices, los valores – de todo viene la poesía.

De todo esto viene la poesía que acaso recoge una de estas horas laceradas –: la poesía

absoluta, la poesía sin fe, la poesía sin esperanza, la poesía que no se dirige a nadie, una poesía de

palabras que van montadas en sí mismas para fascinar. Y, para decirlo una vez más, quien tras esta

formulación tan sólo ve nihilismo y lascivia, ignora entonces que detrás de la fascinación y de la

palabra aun hay ocultos suficientes enigmas y abismos del ser como para satisfacer al alma más

profunda; que en toda forma fascinante hay suficiente sustancia hecha de pasión, naturaleza y

experiencia trágica.29 Pero esto naturalmente es una decisión, se abandona la religión, la colectividad

28

Referencia al pasaje inicial de la ya citada Roman des Phänotype, “El dios de la hora”. 29

Sin duda, su más célebre formulación teórica, que sin embargo suele ser comprendida fuera de contexto debido

al desconocimiento a la poética del autor. La perfección a la que hace referencia es la formulación final de una

evolución poética que conduce a la autonomía definitiva del lenguaje y a su autogeneración, y que en muchos

sentidos, anticipa la muerte del autor barthesiana y no pocos de los postulados teóricos de Derrida y la teoría

crítica literaria posmoderna, según lo demuestra Susan Ray. En esta declaración se funden todos los conceptos

expresados y desarrollados desde la década de 1910. Sin embargo, este largo proceso de formulación teórica aquí

expuesto y considerado como definitivo, no fue siempre similar, e incluso no pocos de sus planteamientos iniciales

se hallaban en las antípodas. Para una exposición más puntual al respecto, cfr. A. Manyoni, op. cit., en particular el

primer capítulo, “Probleme der Lyrik: Benn’s ars poetica” y su primer sub-apartado, “Some misunderstandings”.

¿

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y se marcha por campos desiertos. ¿Pero qué sentido tiene este

eterno hablar de crisis de los fundamentos y de catástrofes de

nuestra búsqueda cultural a que estamos constreñidos a sufrir de

forma tan insoportable, si no desean ver de qué se trata

verdaderamente y si no toman ninguna decisión?

¡Pero ustedes deben tomar esta decisión! Las especies que no

obedezcan su ley y en su orden interno pierden su tensión formal y

perecen. Nuestro orden es el espíritu, su ley tiene como nombre

expresión, cuño, estilo. Sea abstracta, sea atonal, sea surrealista, es

la ley de la forma, la ananké de la creación expresiva que está sobre

nosotros. Esta no es una opinión privada, un hobby del Yo lírico, la

han dicho todos los que han trabajado en estos campos – “¡Una

palabra pesa más que una victoria!” Aun este poema sin fe, aun este

poema sin esperanza, aun este poema dirigido a nadie es

trascendente, es, para citar a un pensador francés sobre estos

problemas: “El cumplimiento de un devenir que está siempre referido

al hombre, a quien no obstante lo sobrepasa.”

Me he enterado que incluso en los círculos literarios de los poetas modernos se elevan voces

que incitan una inversión de sentido. Es Eliot, en un ensayo aparecido en Merkur,30 quien sostiene que

esta tendencia debe detenerse, o sea que el proceder de la autoconciencia, esta extrema exasperación

de la conciencia de la lengua y de los esfuerzos en torno a ella son exagerados – pero Eliot combate

incluso la televisión y quiere oponérsele. Sostengo que él se equivoca en ambos casos. Creo que se

engaña radicalmente. Soy de la opinión que los fenómenos de los que hablamos son irreversibles y que

más bien anuncian el inicio de una evolución. Me permitiré entonces realizar una breve digresión en

otro campo, que arrojará nueva luz sobre nuestra tesis. Es la genética, la ciencia sobre el origen del

hombre. Se puede ser perfectamente escéptico sobre sus teorías tan varadamente mutables a

propósito de la naturaleza y origen del hombre, sobre interpretaciones tan variables y hábiles que

proporciona sobre fósiles y repertorios de estadios intermedios, pero su punto de inflexión actual es

que el hombre no ha evolucionado sino que desde el inicio fue hombre y que él representa una nueva

fase de la creación.31 La esencia de esta fase es conciencia y espíritu. Los trabajos de Gehlen,

Portmann, Carrel, tratan esta idea de forma sistemática. El hombre, dice Gehlen, es el animal aún no

endurecido, abierto a las impresiones, capaz de desarrollo, incluso al inicio del destino de su especie.

Ahora casi todo está concluido por la construcción del cuerpo, ahora son las cosas inmateriales las que

se ramifican, se transmiten y se conservan. La plasticidad del devenir se dirige a una nueva dimensión,

la emancipación del espíritu avanza a tientas en un nuevo espacio que se abre. No puede hablarse de

una pérdida del “centro”, deducimos a propósito del tema: el “centro” es absolutamente inagotable, en

las civilizaciones superiores apenas se presentaron sus primeros síntomas. Pero la dirección de este

“centro” aparece hoy día con absoluta claridad, se dirige hacia las esferas de tensión: conciencia y

espíritu, no en la dirección de instinto, calor de sentimiento, idilio interior botánico-zoológico cultivado

en invernadero, sino en la de una concatenación de conceptos afinados, de una superación del

elemento animal hacia construcciones intelectuales, en la dirección de un desplazamiento del

misticismo interior hacia formas diáfanas e intramundanas – es la dirección hacia un mundo que desea

conciencia y expresión y que deviene conciencia y expresión, en una palabra: hacia la abstracción. Lo

que vendrá no podemos preverlo. Pero probablemente el hombre no terminará como desearían los

actuales hipocondríacos de la civilización; si él se comporta según su especie, entonces se comporta

según leyes creativas que se hallan más allá de la bomba atómica y de los yacimientos de mineral de

30

Merkur. Deutsche Zeitschrift für europäisches Denken es la revista mensual sobre temas de política y estética

más antiguo del continente europeo desde hace 57 años. Es editado en la actualidad por Klett-Cotta, Stuttgart. 31

Benn fue siempre un abierto opositor a las teorías darvinistas. Esta forma de oposición intelectual se

manifestará a través de un recurso muy típicamente suyo, la aparición de conceptos opuestos por partes, como

naturaleza-arte. En la exposición subsiguiente es posible hallar justamente la elaboración de esa autonomía a que

aspira el arte en su sentido nietzscheano, como última actividad metafísica del hombre.

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uranio. Aun el hombre occidental, según este tipo de razonamientos, no sucumbirá; ha sufrido, es

estable, y podría desplegar desde su parcial destrucción insospechadas fuerzas creativas. No porque

necesite de un apoyo sino sólo porque estimulan, el Yo lírico sostiene esta teoría. Ella coincide con sus

sustancias, y éstas sustancias del momento, obra de las Moiras, y ellas las conducen – puesto que para

éste no existen más ni Meca ni Getsemaní, y aun el bajorrelieve del templo Khmer en Angkor Vat no

se halla en sus latitudes – lo conducen hacia los senderos que llevan al Olimpo de la apariencia – donde

sea que halla hombres, morarán también dioses.

Ahora algunas irradiaciones sobre el Yo lírico y habremos acabado con él. Un rayo cae sobre los

tiempos de transición – pensar en términos de épocas de transición se ha convertido en un cliché

científico. No digan apocalíptico, escribí en Drei alter Männer [Tres viejos], no digan apocalíptico,

“siempre ha existido la bestia de siete cabezas que viene del mar y la bicórnea que viene de la tierra”.

El poema absoluto no tiene necesidad de épocas de transición, está en condiciones de operar sin

tiempo, como desde hace mucho lo hacen las fórmulas de la física moderna. A propósito de esto es

también de la opinión que la espuria unidad planetaria que la técnica extiende sobre la Tierra carece

de significado existencial. Siempre hubo la técnica, sólo que los más no han estudiado suficiente para

saberlo. Después de todo, ya César viajaba cómodamente en litera de Roma a Colonia en seis días, y el

faro de Coruña, construido hace dos mil años, brilla aun hoy sobre Vizcaya. Si en la Roma imperial

abrían el grifo, el agua del Mar Ligúrico, distante cuarenta kilómetros, fluía hasta sus piscinas – hoy no

hemos sido capaces siquiera de llegar a tal punto. La primera embarcación hecha con un tronco, sobre

la cual se pudo superar un curso de agua sin mojarse, fue un hecho mucho más sensacional para la

civilización y para la historia de los pueblos que todos los sumergibles, y el instante en que por

primera vez una flecha salió de una cerbatana y mató a un animal que ya no había necesidad de aferrar

y abatir con las manos, dio al curso del tiempo un vuelco verosímilmente más brusco que los isótopos.

Para el Yo lírico ni siquiera nuestro sentido de la vida es hoy más universal de lo que fue en las

ciudades de Alejandro, cuando el helenismo se extendía desde Atenas hasta la India, o sobre las naves

en las cuales los genoveses y españoles atravesaron por vez primera el Atlántico.

Y ahora también este Yo lírico tiene otra impresión del todo heterodoxa, que la confiesa a sí

mismo sólo con cautela. A veces no puede sustraerse a la impresión de que incluso los filósofos

actuales querrían, en el fondo, ser poetas por medio de sus meditaciones. Ellos sienten que por el

momento el pensamiento discursivo y sistemático ha concluido, desde el momento en que la conciencia

soporta solo algo que piensa de manera fragmentaria, las meditaciones de quinientas páginas sobre la

verdad, por cuan exactas puedan resultar sus frases, son equilibradas por un poema de tres estrofas –

los filósofos advierten este silencioso terremoto, pero en ellos la relación con la palabra ha sido

turbada o jamás ha estado viva, y por eso es que se volvieron filósofos, pero en el fondo desearían ser

poetas – todos desearían escribir poemas.

Todos desearían escribir el poema moderno, cuyo rasgo monológico está fuera de toda duda. El

arte monológico, que se eleva del vacío verdaderamente ontológico que impera sobre todas las

conversaciones y sugiere la pregunta si alguna vez la lengua ha tenido un carácter dialógico en un

sentido metafísico, ¿está en condición de establecer relaciones, aporta superación y transformaciones,

o es sólo material para conversaciones de negocios y en lo demás símbolo de una trágica decadencia?

Coloquios, discusiones – no más que murmuraciones en una poltrona, un indigno enarcarse de estados

de excitación privados, mientras en lo profundo está, inquieto, lo Otro, lo que nos ha hecho pero no

vemos. Toda la humanidad vive de algunos auto-encuentros, ¿pero quién se encuentra a sí mismo?

Solo pocos, y siempre en soledad.

Estoy ya por concluir. Temo no haber podido decir mucho de nuevo. Frente a una facultad que,

como he visto por la guía a los programas de estudios, tiene a su vez cursos sobre la poesía lírica

alemana desde Klopstock a Weinheber, sobre exégesis poética y génesis de la expresión, y que

organiza ejercicios de recitación de poesía moderna, frente a una facultad que en resumen está a tal

grado up to date en cuanto a la poesía lírica, no puedo agregar nada interesante. Podría hacer al menos

una observación que no me corresponde formular, pero que por mor de conclusión no deseo pasar por

alto, y esto es que personalmente sostengo que el poema moderno es refractario a la recitación, sea

en el interés del poema o en el del escucha. La lectura del poema facilita su recepción. El receptor

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adopta por completo una actitud distinta

hacia el poema si ve cuán extenso es y

de cuántas estrofas consta. Cuando hace

años recité poemas delante de la ex

Academia Prusiana de las Artes, de la

que soy miembro, decía antes de cada

lectura: ahora viene un poema de, por

ejemplo, cuatro estrofas de ocho versos

cada una – según yo, el cuadro óptico

favorece la capacidad receptiva. Un

poema moderno exige tanto la impresión

sobre el papel como su lectura; exige

caracteres negros, adquiere mayor

plasticidad si se puede ver su estructura

externa, y se torna más íntimo cuando el lector se inclina silenciosamente sobre sus versos. Este

inclinarse sobre el poema será necesario, y cito a propósito un ensayista francés que escribió

recientemente sobre la poesía lírica francesa moderna. Él afirma: no hallo otra expresión para

caracterizar a estos autores en su conjunto si no que son todos poetas difíciles.

En esto que precede me he expresado quizá en términos un poco demasiado racionalistas, con un

poco de excesiva claridad sobre ciertos vínculos, quizá también con un poco de excesiva dureza. Como

sea, lo he hecho con deliberada intención. Según yo, no hay absolutamente ningún campo en el cual

dominen tantos equívocos como a propósito de la poesía lírica. He observado cómo personas

inteligentes, o críticos importantes en un artículo de un suplemento literario, han demostrado

comprensión y han dedicado instructivas consideraciones a un poeta lírico verdaderamente grande, y

en el siguiente han dedicado la misma atención y buena voluntad a un epígono más que mediocre. Se

tiene la misma impresión de cuando alguien no es capaz de distinguir porcelanas de la dinastía Ming de

esos platos irrompibles que ahora circulan en las familias numerosas bajo el nombre de Mepal. Los

motivos de este comportamiento no deben buscarse en consideraciones de tipo exterior, sino en una

ausencia de criterios internos de medida. Este crítico seguirá a tientas en torno a la concepción según

la cual un poema trataría de sentimientos y debería difundir calor – como si un pensamiento no fuese

sentimiento, como si la forma no fuese el calor por excelencia. Este crítico profundiza aún más en el

anciano, con su cavilar y sutilezas a expensas de la poesía pura.32 Para el autor un poema nuevo

significa cada vez domar un león, y para el crítico mirar a los ojos al león, cuando probablemente

preferiría encontrarse con un asno. Pero también hay muchos atenuantes para estos críticos, lo admito,

un poema es una estructura tan compleja que es en verdad muy difícil abarcarla en todas sus

reacciones en cadena.

Pero también en otro sentido mis palabras tienen un sonido demasiado severo y absoluto.

Supongo que sobre una de estas bancas se halla sentado un joven que ha comenzado a escribir poemas

y a quien ahora, por mis palabras, le ha caído escarcha33 sobre su lírica noche primaveral. Debo

decirle que no fue esa mi intención. Sólo unos cuantos comienzan ya en estado de perfección, y para

consolarlo deseo despedirme de él con una anécdota personal. Tenía dieciocho años cuando comencé a

32

Benn hace referencia a su propia circunstancia; no obstante esto, el lector no debe pasar por alto, como ya se

indicó previamente, que sus postulados estéticos se modificaron con el paso del tiempo. Sin duda su testamento

lírico, en el sentido más cercano a la poesía pura, es su volumen de 1948, Statische Gedichte, pero también, como

señala apropiadamente G. Baioni, su ensayo Altern als Problem für Künstler, Envejecer como problema para el

artista, y el volumen de poemas Aprèslude, en donde el tono de despedida, anunciado ya en el volumen precedente

a través del poema Abschied, Despedida, está ya presente. 33

Nuevamente Benn hace una referencia oblicua a su propia obra. En efecto, uno de sus primeros dos poemas de

1910 lleva por título Rauhreif, Escarcha, y se trata de un ejemplo más, aunque el autor no lo haya mencionado

cuando habló del saber callar, de la paciencia para utilizar recursos líricos previos. En efecto, la imagen de la

nieve que cae, descrita en el poema, se transformará, en sus años de madurez, en la portentosa y memorable de la

transfigurada avalancha de nieve que describe su célebre Sils-Maria, incluido en Statische Gedichte.

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estudiar aquí en Marburgo. Estábamos en la primera década de este siglo. Entonces estudiaba filología

y asistía a un curso del profesor Ernst Elster, curador [herausgegeber]34 de la primera gran edición

de Heine; su curso se intitulaba “Poética y metodología de la historia literaria”. Se trataba de un curso

estimulante y, para los criterios actuales, incluso moderno. Hoy los métodos de la ciencia literaria

resultan ciertamente más sublimes, y adicionalmente son increíblemente sublimes, particularmente en

lo relativo a la prosa, en el sentido del análisis estilístico y de la exégesis lingüística; si uno deviene

personalmente objeto de estudio, como me ha sucedido, en una tesis de grado en Bonn en donde se

analiza mi prosa juvenil, entonces se tiene la sensación de ser viviseccionado. Entonces, frecuentaba

las lecciones de Elster, las del profesor Wrede sobre la poesía lírica medieval, y a muchas otras me

inscribí; y mi gran deuda por los dos semestres cursados en esta Alma Mater Philippina, tan

fundamentales para mí, deseo pagarla con esta conferencia. Pero retornemos al señor que está

sentado en su banca. Entonces estaba aquí, vivía en la Wilhelmstraße 10, y en Berlín-Lichterfelde

había una revista que se llamaba Romanzeitung. Tenía una sección en la que se comentaba poemas

enviados de manera anónima. Entonces envié algunos poemas y por algunas semanas permanecí en

vilo en espera del juicio. Finalmente llegó, y tenía el siguiente tenor: “G.B. – serena la inspiración,

débil la expresión. Envíe algo de vez en cuando.” Ha transcurrido mucho tiempo, y ahora ven que,

después de decenios de trabajo, soy colocado entre los llamados poetas de la expresión, mientras por

el contrario mi inspiración a menudo es definida de cualquier forma menos serena. Un talento se puede

expandir a través del trabajo, y un talento se puede agotar.35 Mi enseñanza es: arribar tarde, tarde a

sí mismo, tarde a la fama, tarde a los festivales. Por tanto, continúe escribiendo tranquilamente

poemas, si cree poder recorrer el nuevo sendero jamás recorrido que lo llevará a los seis poemas de

los que hablé. Recoja la lanza donde la dejamos, para utilizar esta imagen de Flaubert. Le aseguro

fracasos exteriores, destrucciones internas, días en los cuales casi se desconocerán del todo, noches

en las cuales no alcanzarán a ver más allá de sí mimos. Pero vayan por su camino, y acojan como

despedida y consuelo – usted y todos los que han tenido la bondad de escucharme – una grandiosa

frase de Hegel, una frase verdaderamente occidental que, pronunciada hace cien años, abraza ya todas

las complicaciones de nuestro destino en esta mitad de siglo. Hegel dice: “No la vida que tiene miedo

de la muerte y se mantiene pura ante la devastación, sino la que la soporta y en ella sabe conservarse,

ésa es la vida del espíritu”.36 Fechado 4 VII 51, y firmado G.B.

Leído en la Universidad de Marburgo el 21 de agosto de 1951

34

Aunque la palabra herausgegeber suele traducirse como editor, en términos reales es mucho más que ésta.

Entre nosotros, E. Ocaña así lo traduce, en tanto S. Gallardo y E. Bulygin usan el término compilador. Por su parte

L. Zagari lo traduce como curatore, término que entre nosotros se aplica más en un contexto museográfico que

literario, pero que resulta más próximo al verdadero sentido del término alemán. Sigo, por tanto, el criterio de mi

amable colega italiano. 35

Referencia, nuevamente sesgada, a su ensayo de 1930 Das genieproblem, El problema del genio, en donde

expone, en el mismo tenor, una de sus concepciones fundamentales sobre el desarrollo de la personalidad

creadora y su relación con el medio social en que vive: “No se nace genio, sino que se deviene tal; esto es, no son

suficientes ni la disposición biológica ni el talento, ni siquiera el éxito, para convertirse en genio, sino por el

contrario es necesario agregar algo más, y ese algo más es la recepción en un grupo humano, el pueblo, la época,

y muy a menudo por una época subsecuente. El genio debe ser vivido. Entonces se debería hablar no tanto de

genio como de un devenir genio, pues es un proceso totalmente sociológico, el cual tiene poco que ver con una

indefinida maduración metafísica de la época con respecto a personalidades e ideas; es un fenómeno colectivo de

transformación, pues al principio está la figura histórica y al final el genio”; cito de acuerdo a la traducción aquí

incluida. Este pasaje aparece, con ligeras variantes, en mi traducción Aforismos. La palabra es el falo del espíritu,

Verdehalago, México, 1999, p. 44. 36

Esta frase de Hegel está tomada del “Prólogo” a la Fenomenología del espíritu. Traducción de Wenceslao Roces.

Fondo de Cultura Económica, México, 1973, p. 24. Debo la referencia a Evodio Escalante.

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ttteeessstttiiimmmooonnniiiooosss

OOLLÍÍMMPPIICCOO

SEPÁRATE AHORA DE LA

FILA de las mujeres que llenan

de flores el país entero,

sales, llevas la

consagración

de los llamados a lo alto

al fuego del amor.

Sepárate de la estirpe y

de los tiempos,

de ancestros, pueblos, mezcla y extinción,

ahora eres tú la figura -serenidades,

expectativa, reclamo llevas tú, pero, ¿a quién

esperas para tu escalofrío?,

¿quién te bebe así y quién te reconoció

en tu eternidad de placer y tristeza? -

¿esperas al dios -? Espérame.

PPAALLAABBRRAASS

SOLO: TÚ Y LAS PALABRAS, y solo de verdad,

clarines y arcos de triunfo

no están en este ser.

Tú les miras el alma,

su primer rostro buscas

años y años - mátate,

no vas a encontrar nada.

Y allí lucen antorchas,

en aquel dulce hogar

donde moran los hombres,

y de labios rosados,

cuelga, de labios húmedos,

cual perla, inofensiva, la palabra.

Mas tus años se ajan

de un modo diferente,

hasta los sueños: silabas -

mas tú, callado, te vas yendo.

PPOOEEMMAA

¿QUÉ SIGNIFICAN ESTAS COMPULSIONES, palabra, imagen, cálculo -a medias?,

¿qué hay en ti?, ¿de dónde estos impulsos

de un callado sentir entristecido?

Confluye en ti desde la nada todo,

viene de cosas sueltas, de un potpourri;

coges allí cenizas, allí llamas,

las esparces, apagas y proteges.

Sabes bien que no puedes abarcarlo,

rodéalo, el verde seto

en torno a aquello y esto; relajado,

pero también proscrito en el recelo.

Estás en juego día y noche,

también te esculpes en domingo

y en la juntura incrustas tú la plata,

la dejas luego, es ella: es el ser.

PPOOSSTTLLUUDDIIOO

TIENES QUE SUMERGIRTE, QUE APRENDER, unas veces es dicha, otras oprobio,

no te rindas, no debes alejarte

cuando a la hora se le fue la luz.

Aguantar, aguardar, estando hundido,

desbordado unas veces, otras mudo,

es una ley extraña, no hay centellas,

no estás solo, mira a tu alrededor:

La tierra quiere dar sus fresas

en abril, aunque tenga pocas flores,

mantiene sus pepitas,

callada, hasta que lleguen buenos años.

De dónde se alimentan las semillas

nadie lo sabe ni si alguna vez

va a echar flores la copa -

aguantar, aguardar, no reservarse,

oscurecer, envejecer, postludio.

ÚÚLLTTIIMMAA PPRRIIMMAAVVEERRAA

TOMA EN LO HONDO DE TI LA CAMPANITA

CHINA y cuando llegue la lila, mezcla ésta también

con tu sangre, tu dicha y tu miseria,

con el oscuro fondo del que dependes.

Lentos días. Todo superado.

Y no preguntas si principio o fin,

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luego tal vez te llevarán las horas

todavía hasta junio, con sus rosas.

Versión de Eustaquio Barjau

VVEENNIIDD

VENID Y CONVERSEMOS, quien habla no está muerto,

mas se agitan ya llamas

junto a nuestra penuria.

Venid, "azul" digamos;

venid, digamos "rojo",

oímos, escuchamos, miramos,

quien habla no está muerto.

Tú solo en tu desierto,

en el espanto de tu Gobi -

te vuelves solitario, sin un busto,

sin nadie a quien hablar y sin mujeres,

y cerca del rompiente

tú conoces la barca,

débil y vacilante; -

venid, moved los labios,

quien habla no está muerto.

Versiones de Eustaquio Barjau

SSÓÓLLOO DDOOSS CCOOSSAASS

A TRAVÉS DE MIL FORMAS TRANSIDO -nosotros, tú, yo- sólo sé

que en todas hemos sentido

la eterna cuestión: -¿Para qué?

Pregunta pueril que no oíste,

pues sólo tarde supiste

que dado te fue padecer

-o razón, o locura, o mito-

tu estigma fatal: el deber.

Del árbol, la nieve y el mar

nacer y morir es el sino;

dos cosas habrán de quedar:

la nada y mi propio destino.

Versión de Otto de Greiff

zzzooonnnaaasss

FFEERRNNÁÁNNDDEEZZ GGRRAANNAADDOOSS,, UUNN PPOOEETTAA

CCIIEENNTTÍÍFFIICCOO

JJeessúúss AAlleejjoo

Foto: Omar Meneses

A Ghosts of de Palace of Blue Tiles, título de su

primer

libro

traducido

al inglés.

inicios del siglo XX, uno de los padres de la

física cuántica, el alemán Werner Heisenberg,

aportó a la investigación científica el llamado

“Principio de incertidumbre”, que habla de la

imposibilidad de llegar a una certeza en el

estudio del comportamiento de la materia.

“Si uno quiere ver qué hay adentro de un

átomo, ese sólo acto lo altera, de manera que

nunca podremos ver a ciencia cierta lo que hay

adentro: al acercarse a la vida de una persona,

uno termina cambiando la vida de esa persona y

la propia, porque interactúan ambos seres.”

La explicación viene de Jorge Fernández

Granados, autor del poemario Principio de incertidumbre (Ediciones Era, 2008), término que

deja de pertenecer al ámbito de la física cuántica

para convertirse en una manifestación “de

nuestra manera de conocer las cosas”.

“Mi vocación literaria siempre estuvo muy

cercana a la ciencia. Si no hubiera sido escritor

me habría encantado ser físico o químico: mi

manera de entender las cosas se aviene muy

bien con la ciencia, me gusta ese método de

exploración, de investigación, esa mentalidad

racional y lógica que debe ser imaginativa y

curiosa.”

El poeta se muestra seguro de que, en los

últimos 100 años la ciencia nos ha cambiado la

visión del mundo: Einstein la forma de entender

el tiempo, “la gran astronomía nos transformó la

idea que tenemos de las dimensiones, la química

los conceptos que tenemos de la vida”.

De ahí provino su manera poética de

acercarse a la vida por medio de Principio de

incertidumbre, título que vino a ratificar su

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elpoemaseminal 125/ 15 agosto, 2008/8

convicción de que todo poema debe tocar una

verdad humana, una desnudez última de la

condición humana.

“Ahí se encuentra la verdadera poesía, la que,

además, parte de lo particular para convertirse

en colectivo, porque no se trata de contar la vida

de uno, sino de encontrar aquello que toque la

vida de todos: la fragilidad del cuerpo, el dolor,

la muerte, pero también el asombro, los procesos

de aprendizaje, la memoria como una forma de

conocimiento, la presencia de los ancestros, la

sensación de lo invisible.”

Traducido al inglés

Autor de poemarios como Resurrección o El

cristal, así como del volumen de cuentos El

cartógrafo, Jorge Fernández Granados por vez

primera es traducido al inglés bajo el título

Ghosts of de Palace of Blue Tiles –Los fantasmas

del Palacio de los Azulejos- (Tameme

Chapbooks, 2008)

“Tengo la convicción de que en un mundo

globalizado, donde las fronteras políticas pierden

importancia frente a la tecnología y a la

comunicación, un texto que pueda ser leído por

otros lectores, en otra lengua, permite ingresar a

otra dimensión.

“Y la traducción es un trabajo de coinvención

o de segunda creación, que de ninguna manera

hay un autor y sus traductores, sino son varios

autores que crean el texto en otro código: un

buen traductor puede hacer que un texto viva y

uno malo lo puede matar para siempre.”

El volumen es resultado de una selección de

poemas de los libros Los hábitos de la ceniza y

de El arcángel ebrio, a cargo de John Oliver

Simon (también encargado de la traducción).

“La relación entre ambos países es como la de

dos hermanos que han tenido muchas

dificultades, que se necesitan y, al mismo tiempo,

están distanciados, por eso me parece

importante que se produzca este diálogo

mediante la poesía.”

La literatura, en general las artes, tiende a ser

como la parte menos política del asunto, lo que

puede contribuir a salvar el gran conflicto

existente entre los latinoamericanos y Estados

Unidos: “si algo nos puede salvar es el

intercambio cultural, si algo nos pierde es la

economía y los conflictos sociales”.

Fernández Granados apuesta por establecer

un puente en el cual se puedan atrapar ciertos

rasgos de la poesía estadounidense, donde la

vanguardia es una tradición y ser experimental y

rebelde es uno de sus principales flancos.

“Me he dado cuenta de la importancia de

aprender la enorme capacidad y rebeldía de los

poetas estadunidenses, esa era una fuente

inagotable que le hacía mucha falta a la poesía

mexicana. Por mi parte, aunque no creo que sea

una aportación sólo mía, puedo llevar una poesía

con una carga muy grande de historia, con siglos

de tradición.”

Ghosts of de Palace of Blue Tiles y Principio de incertidumbre se presentan hoy, a las 19:00

horas, en la Casa Refugio Citlaltépetl con los

comentarios de María Baranda, Josu Landa, John

Oliver Simon y Jorge Volpi.

Milenio Diario, 12 de agosto de 2008

DDIIAARRIIOOSS ÍÍNNTTIIMMOOSS,, CCAARRTTAASS,, FFOOTTOOSS YY

TTEESSTTIIMMOONNIIOOSS DDEE IIDDEEAA VVIILLAARRIIÑÑOO

JJoorrggee BBooccccaanneerraa

Una memoria repartida en

diarios íntimos,

testimonios, cuadernos,

cartas y fotografías

resuena en las páginas de

un libro-álbum de la poeta

uruguaya Idea Vilariño La vida escrita, que acaba de

distribuirse en librerías de

Buenos Aires.

Trascendiendo el mero

espacio biográfico, el libro publicado por la

editorial uruguaya Cal y Canto conjuga el

registro de imágenes sugerentes en una

valoración múltiple de ensayos, entrevistas y

textos diversos que alumbran la obra de una de

las poetas vivas más relevantes de la poesía

hispana.

Concurren en «La vida escrita», además de los

textos de Idea, diversos escritores y críticos,

entre ellos Eduardo Galeano, Hugo Achugar,

Mario Benedetti, Elena Poniatowska, Juan

Gelman y Ana Inés Larre Borges, ésta última

editora de Cal y Canto y responsable del libro.

El volumen bien podría tomarse como

homenaje a 50 años de publicados sus Poemas de amor: «El tipo de homenaje que injustamente

se tributa a los grandes poetas cuando mueren,

quisimos hacerlo antes. Además de homenaje es

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elpoemaseminal 125/ 15 agosto, 2008/9

testimonio, cosas antes

no dichas», comenta

Larre Borges en

diálogo con Télam.

El título «La vida

escrita» -registro

iconográfico y

autobiografía- da idea de cruce de escritura y

vida: «En una carta, Emir Rodríguez Monegal le

dice a Idea que sus poemas perdurarán no por la

técnica ni la felicidad de las imágenes, sino

porque muestran ’la persona que usted es’ y que

solo por serlo pudo escribirlos».

«Este libro -expresa Larre Borge- es un poco

sacrílego porque vuelve presente el tiempo de

Idea, las circunstancias que dieron lugar a los

poemas, su historia».

Esa constelación de materiales funciona como

el «costado iluminado» de sus poemas. La gran

poesía nace de circunstancias precisas,

experiencias personales, historia y tiempo, pero

precisamente porque es gran poesía, olvida todo

eso y como lo olvida permite que cada vez que

alguien lee un poema sienta que sobre distancias,

tiempo, circunstancias, habla de él, del lector».

«La vida escrita», al recuperar un murmullo

que circula en papeles, ¿devela una intensidad

secreta?: «Sí -dice la compiladora- mientras lo

hacíamos le decía a Idea: tiene gusto a poco.

Algún día se publicarán sus diarios y

correspondencia completos. El libro parece una

culminación, pero es siempre un inicio. Si alguien

lo lee, querrá ir a los poemas. Es una promesa,

una invitación a descubrir algo».

A Idea se la vincula siempre al poema de

amor. «Bueno, muchos nos enamoramos y

desenamoramos con sus poemas. Es inevitable.

Tiene ese raro privilegio hoy de no ser una

poeta de poetas. Los poetas la admiran, la

respetan, pero ella escribe por todos». No cabe

duda que en esta obra el amor es un núcleo

fundamental. Ella misma señala que en el amor

está en juego «la potencia total del ser».

Según Larre Borge: «Idea escribe del amor

pasión y su efímera intensidad, por eso toca los

límites y la angustia; puede decir el éxtasis, no la

paz. La paz solo la encuentra, a veces, en el

paisaje, en el mar». En la relación amorosa entre

la poeta y el narrador Juan Carlos Onetti subyace

un tema que les es común: la soledad, el

desamparo, esa «sed de absoluto que se sabe

perdida». «Son unos escépticos sin remedio;

escritores nihilistas y, a la vez,

profundamente morales,

sombríos, desesperados. Y

ambos, tal vez a consecuencia

de todo eso, en el amor, unos

jugadores de póker», compara

Larre Borge.

Por último, la ensayista

habla del erotismo en esta

poesía: «Se ha dicho que fue audaz para su

época: aquel verso ’un pañuelo con sangre

semen lágrimas’. Yo diría que sigue siéndolo aún

hoy. La veo en la línea de las grandes poetas del

eros sombrío, como Delmira Agustini, la audacia

está en que el deseo no espera, toma». Y

concluye el tema: «Perturba porque no termina

en el cuerpo, llama al amor, le exige todo. ’Te

estoy llamando amor, como a la muerte’, eso

nada menos».

Por su parte la indagación existencial de

Vilariño tiene que ver con un viaje a Francia en

los ’50 y la frecuentación de obras de Sartre y

Simone de Beauvoir.

Las claves de la poética de Idea, que son sus

obsesiones, la crítica uruguaya las resume así:

«Solo la intensidad y la verdad pueden salvar

algo en un mundo fútil, sin ninguna esperanza. A

eso, a no mentirse y a vivir sin concesiones creo

que Idea ha ofrendado su vida y sus versos y la

manera antirretórica y el laconismo con que

administró cada palabra, cada edición, y también

cada silencio».

En palabras de la propia poeta, ella escribe

siempre al borde: «en el colmo del dolor o la

desesperanza», motorizada por los opuestos:

escepticismo y pasión, una vida entre el

«siempre» y la mentira. www.eldiariodeparana.com.ar/textocomp.asp?id=151514

BBRRIINNDDIISS PPOORR EELL PPOOEETTAA AALLEEJJAANNDDRROO AAUURRAA

((11994444--22000088))

EEdduuaarrddoo VVáázzqquueezz MMaarrttíínn

Alejandro Aura, como

muchas personas de vida

prolija y sustanciosa, no fue

uno sino muchos: un hijo

del barrio de San Rafaél que

escapó de la rutina de una

escuela triste para hacerse

hombre y recorrer las

calles sin un peso; un joven

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elpoemaseminal 125/ 15 agosto, 2008/10

poeta que asistió a la

Casa del Lago para

aprender de Juan José

Arreola a pasearse por

la lengua cada verso;

un rebeldeque en el año

de 1968, con la camisa

abierta, el pecho al

descubierto y ampliada

su voz por un

megáfono, llamaba a su

generación a defender la vida y la alegría del

odio de las armas, mientras en los muros de

algunas fachadas universitarias los estudiantes

reproducían sus versos; un mexicano curioso a

quien su primera mujer, la poeta Elsa Cross,

invitó a conocer el mundo; un escritor joven que

recorría los cafés literarios de la Zona Rosa sin

dinero para el capuchino, pero que ganaría el

Premio Nacional de Poesía Aguascalientes,

porque se declaraba desde el verso “Listo para

vivir/ a todo viento,/ libre de la desdicha y de la

dicha”, y había confesado que los suyos, los de

su generación, los de la plaza del 2 de octubre,

los del pelo largo y las canciones de protesta, los

del amor libre y las utopías fecundas, no eran la

amenaza beligerante que la paranoia

diazordacista inventaba, sino personas “libres/

como el zorro;/ aguzados,/ famélicos a veces,/

perdedizos/ y con suaves y ondulantes colas/

para menear el viento.”

Aura fue también el actor y dramaturgo del

Salón Calavera, maestro de ceremonias en la

noche del drama y el deseo, en la fiesta de la

vida que bailan rumberas y homicidas, y junto a

Enrique Lizalde, Claudio Obregón y otros

compañeros se embarcó en la aventura de fundar

un sindicato de actores independiente de las

mafias que han asolado ese gremio –como tantos

otros en nuestro país. Pero fue además el

ciudadano que abrió un bar en el centro de

Coyoacán para convocar a sus contemporáneos

al diálogo entorno a la mesa, en libertad, en su

tinta, con la copa llena y un inagotable menú de

intereses y curiosidades. En las dos casas que

albergaron a El Cuervo y el Hijo del Cuervo,

Alejandro, junto a su gran cómplice, la escritora

Carmen Boullosa, ejerció de noctámbulo, y

acompañó, de ambos lados de la barra –con

tacuche de galán y sonrisa de pájaro– las nieblas

y los amaneceres de elocuentes dipsómanos y

mujeres encantadoras.

Recuerdo también a Aura en Veracruz, habano

de San Andrés entre los dedos, a punto del

danzón y el entusiasmo, bailando y cantando a

Agustín Lara; y al dóberman, como él mismo se

definía, que agarraba el micrófono con la avaricia

de un perro por su hueso; y al que miraba a la

cámara buscando tras ese ojo inexpresivo los

ojos verdaderos de todos nosotros.

Además de un padre enamorado, generoso y

libertario –le debo para siempre los ojos de

María y Juan, y la amistad de Pablo y Cecilia–,

Aura fue un lector gozoso, que despilfarraba las

palabras y que fundaba, acompañado por Pablo

Boullosa y Arturo Beristáin, cofradías de lectores

para abrir las puertas de los libros a todo el

vecindario. Fue divulgador de la cultural por

vocación –así en el oficio como en el vicio–, y

recuerdo con especial admiración y cercanía, al

servidor público, al lúdico e irreverente: hasta

donde me alcanza la memoria, el mejor

funcionario cultural que la ciudad se haya dado a

sí misma, y que renunció a la dirección de su

política cultural cuando la autoridad mostró

desinterés por el arte y la cultura, porque él

deseaba, como su querido amigo Efraín Huerta,

un mundo más justo, más libre y más generoso, y

para luchar por eso no le era imprescindible un

puesto en ningún gabinete.

También compartí un Alejandro que vivía en el

barrio madrileño de las musas, vecino de Lope,

Cervantes, Góngora y Quevedo, donde no

perdonaba el fino de Jerez del viernes en La

Venencia, con la fotógrafa Valentina Siniego, y

que del brazo de Milagros Revenega, su última y

amada compañera, participaba con desenvoltura

en la zarzuela cotidiana que sucede a diario en

las aceras de esas calles, donde divulgó con

entusiasmo la diversidad de la cultura mexicana

y fue capaz de transformar la rutinaria y rígida

vida de embajada, en una continua

conmemoración de

los lazos y los

afectos, y las

desavenencias

también, que unen

las culturas de

México y España –

todo ello gracias, en

un primero momento,

al apoyo de Gerardo

Estrada y al de su

estimado amigo

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elpoemaseminal 125/ 15 agosto, 2008/11

Gabriel Jiménez Remus, entonces embajador de

México en España, hoy en Cuba, así como al

interés y solidaridad, después, de Amalia García,

gobernadora de Zacatecas, quien invitó al poeta a

promover a ese estado, tan querido por él, en

tierras españolas.

Aura no podía dejar de conversar, y si en los

primeros años en España echó a andar el

programa de radio Hora México en la estación

del Círculo de Bellas Artes de Madrid, y más

tarde volvió a sus tertulias literarias de

sobremesa transmitidas aquí por canal 22, ya

menguada su salud por la enfermedad, abrió en

el ciberespacio una ventana para contarnos lo

que estaba viviendo, para compartirnos su lucha

contra la muerte, sus poemas y reflexiones. Fue

desde ahí que se despidió este verano con las

palabras justas, con valor y dignidad, pero

sobretodo, amablemente, amantísimamente.

Todos estos rostros, y mucho otros, tuvo

Alejandro Aura, porque como él mismo dijo en

Volver a casa: “Las máscaras/ que supimos

hacer/ no eran para ocultar/ sino para que

resaltaran/ nuestros rostros/ verdaderos”.

Para Alejandro Aura, la palabra fue presencia:

su poesía no evocó solamente: convocó, nos

convocó. Fue su manera de pertenecer al mundo,

de descubrirlo, de hacerse de él. Porque Aura es

un poeta que nos hizo oír su voz no para imponer

su punto de vista, ni su gusto, ni su poética, sino

para participar, por el profundo placer de

convivir. Su poesía es elocuente y a veces

teatralmente exaltada, mas non tropo, porque su

alma es de jardinero y cocinero: terrenal,

doméstica, inaugural, interior y fraterna: pura

afirmación del hecho sorprendente de la vida.

En sus últimos poemas, como en sus últimos

días, Aura se impuso un rigor formal, una

conciencia crítica de su escritura, lúdica y

contenida a la vez,

donde le ofreció al

dolor del cáncer

clases magistrales

de humor y de

estoicismo. Nada

de autocompasión

frente a las

sombras de la

muerte: Aura nos

dejó de

testamento, como

su amigo y colega

Víctor Hugo Rascón Banda, la heroica, por

sencilla y cotidiana, defensa de la vida.

Nadie como Aura para salir a cosechar los

frutos del mar y de la tierra en los mercados,

para batirse en el fuego de las cocinas y regalar

a sus amigos la fe en los alimentos, el culto al

vino y los mezcales, su inquebrantable lealtad a

la amistad. Para Alejandro, el banquete

comenzaba debatiendo el precio del pescado y

solo terminaba cuando la conversación se hacía

ceniza y se apagaban las colillas del tabaco, tras

el desfile de las palabras en las pasarelas del

humo.

Aura amaba conversar casi con cualquiera, y

ser saludado por todos, incluso por los insulsos,

a los que agradecía con una sonrisa bien

interpretada. Pero el verdadero placer narcisista

de Alejandro era ser reconocido en los portales

de Veracruz, en el zócalo de la ciudad de México,

en el malecón de la Habana, por el camarero del

café, por la vendedora de verduras, por los

músicos de la orquesta, por el bodeguero del

vino y el afilador de cuchillos: amaba el ágora

de las calles, las que son de todos, las que no

tienen más dueño que el que las camina, el que

las goza y padece, el que las vive y enamora.

Aun cuando compartí con Aura su alegría de

andar por las calles y las plazas, y tomados del

brazo trabajamos, junto con tantos otros (Enzía

Verduchi, Andrea González, Crisanto Cacho,

Jorge Legorreta, Roberto Vázquez, Marcos

Rascón, Víctor Meza –quien nos dejó apenas unos

días antes de que Alejandro se marchara, y fue el

arquitecto que hizo realidad el deseo de Aura de

construir una red de mil Libro-Clubs en la

Ciudad de México–, Inti Muñoz, Benjamín

González, Agustín Estrada, Fabrizio Mejía,

Conrado Tostado, Ernesto Lumbreras, Jorge

Lépez, Magali Tercero, Marcos Deli, Evangelina

Ocio, y muchos, pero muchos, más), convocados

todos por Cuauhtémoc Cárdenas para hacer de la

democracia recién inaugurada en la ciudad una

fiesta de renovación para la cultura, y demostrar

así que es posible una política cultural de

izquierda para México, pensada para integrar y

no para excluir, libre de la dictadura comercial

que venda los ojos del gusto y deforma la

sensibilidad, defensora de las libertades, de la

diversidad, del libro y la lectura, de las altas

manifestaciones del espíritu humano, que lo

mismo se producen en las aulas y los

conservatorios, que en los barrios, los pueblos y

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elpoemaseminal 125/ 15 agosto, 2008/12

las comunidades; aún cuando creo que fue justo

entonces cuando lo vi más feliz, más pleno, más

convencido de lo que estaba haciendo mientras

bailaba a Celia Cruz en el Zócalo, recorríamos el

Faro de Oriente en construcción o

inaugurábamos un Libro-Club en la colonia

Guerrero, tengo que reconocer que nada me ha

dado tanto placer de su persona como compartir

con él la mesa, y verlo disfrutar del gozo que su

oficio cocinero procuraba a sus invitados.

Confieso que durante años pasamos del plato al

digestivo, y que gocé muchísimo escucharlo leer

en la sobremesa sus poemas –incluso los que no

me gustaron–porque su amor a la poesía, a la

oralidad de la poesía, le devolvía a ésta su valor

ritual, civil, colectivo, familiar.

Me disculpo si la siguiente imagen transgrede

alguna nueva ordenanza contra los fumadores;

pero yo siempre voy a recordar a Alejandro

fumando un puro y con una copa de ron o de

mezcal, con esos ojos cargados de picardía,

humor e inteligencia, y no encuentro una forma

más precisa de darle las gracias al amigo que el

brindis, que levantar la copa para desearle:

buena viaje, poeta.

Puerto de Veracruz, 1 de agosto 2008

DDEESSPPEEDDIIDDAA sí pues, hay que en algún momento cerrar la

cuenta,

pedir los abrigos y marcharnos,

aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo

y en las que cada uno pusimos nuestra identidad;

se quedarán los demás, que cada vez son otros

y entre los cuales habrá de construirse lo que

sigue,

también el hueco de nuestra imaginación se

queda

para que entre todos se encarguen de llenarlo,

y nos vamos a nada limpiamente como las

plantas,

como los pájaros, como todo lo que está vivo un

tiempo

y luego, sin rencor, deja de estarlo.

¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres,

allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas

esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra,

eternamente? Así es el cielo al que aspiro. Un

cielo

con mis fauces y mis garras. O el cielo de las

garzas

en el que el tiempo se mueve tan despacio

que el agua tiene tiempo de bañarse y retozar en

el agua.

O el cielo carnal de las begonias en el que nunca

se apagan

las luces iridiscentes por secretear con sus

mejillas

de arrebolados maquillajes. El cielo cruel de los

pastos,

esperanzador y eterno como la existencia de los

dioses.

O el cielo multifacético del vino que está siempre

soñando

que gargantas de núbiles doncellas se atragantan

y se ríen.

Lo que queda no hubo manera de enmendarlo

por más matemáticas que le fuimos echando sin

reposo,

ya estaba medio mal desde el principio de las

eras

y nadie ha tenido la holgura necesaria para

sentarse

a deshacer el apasionante intríngulis de la

creación,

de modo que se queda como estaba, con sus

millones,

billones, trillones de galaxias incomprensibles a

la mano,

esperando a que alguien tenga tiempo para ver

los planos

y completo el panorama lo descifre y se pueda

resolver.

Nos vamos. Hago una caravana a las personas

que estoy echando ya tanto de menos, y digo

adiós

SSOOLLOO YY MMII AALLMMAA s tan grato el silencio de la noche, alma mía,

a solas tú y yo sin que interrumpa nadie,

en íntimo coloquio de cómplices armados,

tú tan inexistente como mi pobre cuerpo

del que nada de nada quedará ya en breve,

alma mía tan lábil, sutil, resbaladiza

que me haces renegar de ti a todas horas

y que junto conmigo te habrás de evanescer

en tan pequeña proporción del tiempo.

¿Te imaginas que fueras inmortal,

que tuvieras la facultad de prevalecer sin mí

en una dimensión distinta, sin arraigo?

A

E

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elpoemaseminal 125/ 15 agosto, 2008/13

¡Qué honor! ¡Qué privilegio para nosotros dos!

Y quién no se ha de imaginar tan alta gloria

y pensar que es la primera, la inaugural, la uno,

cuando ve que su vida es peculiar y ha dado

tales productos que no son banales o comunes:

un poema, un gol, una estrategia, una severa ley.

Pero alma mía, tú y yo sabemos, no sé por qué,

que ni tú ni yo tenemos prevalencia en el espacio

y que el tiempo nos guardará como comprobación

de que no hay nada que pueda perdurar

sobre la muerte.

LLAA RROOSSAA AAMMAARRIILLLLAA e encendió la rosa fulgurante

afuera de la ventana,

ha estallado una rosa,

parecemos las víctimas del incendio,

azorados, ávidos de su belleza.

Ahora todo tiene

color, contraste, vuelo.

Vengan a ver la rosa, vengan,

tiene un grito amarillo despiadado,

es un lujo, es una enhiesta vara

para golpear el cielo,

vengan a la rosa amarilla

que nos dejó perplejos

vengan a ver la rosa mía.

TTRRIISSTTEE o se puede escribir si se está triste,

el oficio se atasca, predomina la línea

pedregosa

por la que no puede fluir ni una palabra cierta,

el paisaje es escombro de nombres sin sentido

y los ojos erráticos no se pueden fijar en cosa

alguna,

transcurre un coche despacio por el siglo pasado

de la ventana

y se lleva arrastrando la poca magia que la

imaginación,

sirvienta remolona del deseo, estaba queriendo

construir

y queda sólo un tiradero de añicos vidriosos y

salados,

no hay nada tan triste como un poeta triste

tratando de escribir en su tristeza.

www.alforjapoesia.com/virtual/gaceta_more.php?id=

711_0_7_0_M

____________________________________________ Comité editorial luis alberto alfaro (costa rica)/ cruz benítez/ fabienne bradu/ sergio cárdenas/ luis cortés bargalló/ miguel jorge castillo/ evodio escalante/ julio césar félix/ alfredo giles-díaz/ jesús gómez morán/ armando gonzález torres/ ricardo hernández echávarri (eu)/ saúl ibargoyen/ josé kozer (eu)/ eduardo langagne/ hernán lavín cerda/ lucía de luna/ floriano martins (brasil)/ josé manuel mateo/ santiago montobbio (españa)/ angelina muñiz-huberman/ jorge ortega (españa)/ armando oviedo/ george reyes (ecuador)/ manuel silva acevedo (chile)/ felipe vázquez/ óscar wong/ elsa zeferino/ editor web: ignacio simal (españa)/ coordinador: leopoldo cervantes-ortiz

elpoemaseminal es un proyecto independiente de divulgación sin afanes de lucro ni de promoción de una sola línea estética o cultural.

no está vinculado a ningún grupo o institución, por lo que abre sus puertas a todos los autores/as de México y de cualquier parte del mundo. reconoce que los espacios para la poesía, con todo y que ahora son muchos dentro y fuera de la red cibernética, siguen siendo reducidos. el criterio de selección es únicamente la calidad poética, debido a lo cual se aceptan aportaciones en todos los sentidos. se

citará siempre la fuente original. invitamos a los lectores/as y amigos/as a compartir poemas, libros, presentaciones, novedades y todo lo relacionado con la poesía, así como nuevas direcciones.

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