En El Principio Fue La Diversidad

7/25/2019 En El Principio Fue La Diversidad

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En el principio fue la diversidad. La fe de Israel en el cruce de culturas milenarias.

Si nos ocupamos de revisar la gestación de las tradiciones literarias, que condensan de

manera incipiente la particular visión creyente del pueblo de Israel es porque consideramos

que dicha experiencia originaria, tiene algo de paradigmático para la conformación de un

clima de encuentro y de mutuo enriquecimiento entre las confesiones religiosas.

Actualmente estamos viviendo el fenómeno creciente de las migraciones mundiales. Como

bien sabemos, cuando stas ocurren sobrevienen desencuentros alentados por xenofobias y

pre!uicios rec"procos y hasta ocurren catástrofes humanitarias derivadas de las condiciones

de vulnerabilidad en que se reali#an dichos despla#amientos$ afortunadamente tambin

tienen lugar intercambios culturales benficos que desmontan pre!uicios y robustecen el perfil cultural de las sociedades inmersas en dichos movimientos de pueblos. %n ese flu!o

migratorio se movili#an personas que encuentran un espacio para la esperan#a en sus

creencias religiosas. Al migrar las poblaciones llevan consigo las prácticas y creencias

religiosas que desa!ustan y desaf"an el orden social y pol"tico de los pa"ses que atraen

mayor n&mero de migrantes.

'a pa# entre las naciones sigue siendo un reto comple!o y dif"cil de resolver. %n relación al

desaf"o que implica la b&squeda de la pa# mundial las religiones tienen una aportación

valiosa que cumplir, pues as" como en el pasado alentaron guerras expansivas y una

institucionali#aron una especie de imperialismo religioso, ahora están urgidas de reparar

dicho da(o histórico, apuntalando los cimientos del diálogo y la pa# mundial entre las

naciones. )ans *+ng ha compartido una formulación precisa del asunto -)e llegado a la

conclusión de que la religión es un asunto pol"tico y no un asunto acadmico. 'a religión

tiene varias dimensiones pol"ticas y no va a existir pa# entre las naciones sin que haya pa#

entre las religiones$ y nunca vamos a tener pa# entre las religiones, sin que haya diálogo

abierto y constructivoi.

Aunque ya conocemos el planteamiento de )ans *ung, pod"amos volver a citarlo porque

permite fundamentar y temati#ar la pretensión de esta modesta reflexión, a saber, indagar

los presupuestos históricos que posibilitaron la construcción identitaria de Israel en un



contexto de autoafirmación y a su ve# de asimilación cr"tica de los aportes literarios,

!ur"dicos y culturales de los pueblos y culturas vecinas$ Israel se metió como una cu(a entre

imperios y culturas con un alto grado de civili#ación y logró sobrevivir sin perder su propia

identidad. /ás a&n, podemos decir que más de alguna de esas culturas milenarias

solamente sobrevive en sitios arqueológicos y museos, mientras que la comunidad de

destino que es el !uda"smo, sigue dando -pruebas de una singular y admirable capacidad de

resistencia a travs de los siglos de pa# y de los siglos de persecución ii. Como planteara

Alain 0ouraine es posible ser iguales y diferentes, desde la afirmación de la propia

sub!etividad. Israel practicó el dialogo interreligioso, aunque los detractores del mismo no

lo reconocieran y se aferraran a la pretensión ingenua de postularse como los primeros y

&nicos beneficiarios de una revelación ba!ada exclusivamente del cielo, sin mediación

alguna de factores e influencias humanas derivadas de los pueblos vecinos. 1uienesconfesamos que el Se(or"o de 2ios ha resplandecido de manera singular en 3es&s, tambin

reconocemos -que el 2ios que aqu" se nos revela, no aparece !amás como posesión propia

ni salvación exclusiva, sino como %l que mantiene su trascendencia gratuita e

intr"nsecamente destinada a todosiii.

Cabe advertir que el diálogo no se da entre las religiones, stas no tienen concreción

histórica sino en la individualidad de los hombres y mu!eres que se confiesan seguidores de

un determinado credo. 4o hay cristianismo, sino cristianos, no hay budismo, sino budistas

y unos y otras confluyen cada ve# más frecuentemente en los espacios p&blicos, de

ciudades otrora provincianas como la nuestra, que sin embargo, se han ido paulatinamente

abriendo a la multiculturalidad.

Como escribe 3. /. 5igil con o!o atento -la mayor parte de nuestros abuelos pasaron su

vida sin tratar a ninguna persona de otra religión. )oy, en nuestras ciudades, cualquiera de

nosotros las encuentra en el traba!o, en la televisión, en la universidad, en la calle o hasta en

el propio bloque de viviendaiv



1. Introducción

A mediados del siglo 66 un autor tan renombrado como 7. 5on 8ad se animó a edificar

una s"ntesis de teolog"a b"blica del Antiguo 0estamento y en ese intento se(aló que el punto

de partida y el n&cleo germinal de las tradiciones b"blicas era el credo histórico que

cincelaba la identidad israelita con una confesión rotunda -mi padre fue una arameo

errante que ba!ó a %gipto 9. :osteriormente los avances de la cr"tica literaria aplicada a

los textos b"blicos mostrar"an que el famoso credo israelita era en realidad una composición

más bien tard"a, atribuible a la escuela deuteronomista y en manera alguna el n&cleo

originario de las tradiciones creyentes del antiguo Israel.

Sin embargo, no obstante el cambio de perspectiva, un dato permanece sólido, los

israelitas no eran originarios del territorio que finalmente ocuparon durante más de unmilenio, eran en realidad emigrantes avecindados recientemente en la tierra de Canaán$ fue

la marcha en pos de una tierra que posibilitara la consolidación de un sue(o y un proyecto

religioso;pol"tico, la que los hab"a puesto en camino, iniciando un peregrina!e a cientos de

<ilómetros de su destino final.

%fectivamente a mediados del siglo 65III tuvo lugar una oleada migratoria de poblaciones

asiáticas que arribaron al delta del 4ilo, fincando su capital en Avaris. %n el a(o =>?@ a. C.

-los extran!eros asimilaron la cultura egipcia y se adaptaron a sus formas de vida,

respetando las instituciones existentesv. %stos recin llegados son conocidos con el nombre

de hicsos, quienes en realidad eran un con!unto de poblaciones siro;palestinenses que se

infiltraron paulatinamente en %gipto huyendo de la dominación de los imperios asirio,

babilonio e hitita, que pretend"an mantener su hegemon"a en la #ona que mediaba entre

Siria y :alestina.

'os antepasados remotos de Israel no vivieron una gesta pica unitaria como refieren los

relatos fundantes del libro del xodo, que presentan a una multitud de -seiscientos mil

hombres de a pie, sin los contar los ni(os9cumplidos los cuatrocientos treinta a(os, el

mismo d"a, salieron de %gipto los escuadrones del Se(or B%x =?,>.D@;D=E. 4i todos los

antepasados de Israel ba!aron a %gipto, ni todos salieron expulsados o fugitivos del delta

del 4ilo hacia la tierra de Canaán. %l grupo que consolidó el n&cleo identitario a nivel



ideológico;religioso fue el que vivió la pascua y el paso del mar de las Ca(as, en dicha

comunidad se verificó el tránsito de una organi#ación tribal a una comunidad de destino$ en

adelante se concibieron como los herederos de las promesas hechas a los padres, los

protagonistas de la hu"da;expulsión de %gipto quedaron marcados y fuertemente

galvani#ados por esa experiencia liberadora$ ese grupo se asentó a finales del siglo 6III a.

C. en la fran!a que media entre el mediterráneo y el 3ordán, catali#ando as" un movimiento

emancipatorio entre algunos sectores de la población dominada de las ciudades;estado

cananeas. 'a experiencia salvadora y reveladora de Israel produ!o cierto efecto dominó

entre la población so!u#gada de Canaán.

%n =F>F 4. 7ottGald publicó su obra Las tribus de Israel , en la cual planteaba la hipótesis

arriba expuesta. %n ?@@H, lo reafirmaba de la siguiente manera -el antiguo Israel noestaba marcado en su inicio por una entidad tnica cohesionada pero s" estaba en un lento

proceso de desarrollo de tal identidad. %n otras palabras lo que vemos en el per"odo tribal

es un Israel en construcciónJ, como campesinos cananeos en las monta(as que comien#an

a identificarse como proto;israelistasJ. 'a matri# para el surgimiento de Israel fue una

combinación de elementos socioeconómicos y religioso;culturales, incluyendo el culto de

Kavvi. :artiendo de estos indicios podemos afirmar que los israelitas llegados de %gipto

documentaron la viabilidad de su experiencia de fe en el 2ios liberados. 'os antiguos

esclavos estigmati#ados con el peyorativo nombre de hapiru, es decir, parias asiáticos

indeseables, se hab"an encontrado con 2ios, y la &nica evidencia de tal revelación era su

condición de hombres y mu!eres liberados de la opresión egipcia. Cuando la fe en el 2ios

que libera se documenta como experiencia exitosa de emancipación, se propaga con cierta

rapide#, como bien puede apreciarse en los procesos independentistas de las colonias

espa(olas en el temprano siglo 6I6 o recientemente en la llamada primavera árabe. Cuando

la revelación, que no es otra cosa -que autoconciencia de la salvación que se verifica en la

historia, no modifica las condiciones en que viven los creyentes, no se acredita como

autntica revelación y no se posibilita una experiencia de ni un diálogo interreligioso.

'a instalación pac"fica y gradual de grupos de israelitas en base a alian#as con poblaciones

locales largo tiempo asentadas, está documentada en relatos b"blicos B3osu FE$ por su parte



el grupo que conoció la experiencia del xodo, sostuvo enfrentamientos militares para

lograr adue(arse de las #onas monta(osas del centro de :alestina, mientras que grupos de

campesinos cananeos se rebelaron contra sus amos, estimulados por la fe libertaria de los

clanes de Len!am"n, %fra"n y /anass recin llegados de %gipto. 'a instalación de los

israelitas en Canaán se vivió dentro de una triple modalidad alian#a, conquista y

revolución campesina.

:or otra parte, si revisamos algunos datos derivados de los vestigios arqueológicos

exhumados en la tierra de Canaán, aparecen informaciones que permiten atisbar una

constante presencia militar, y un intercambio comercial, cultural y religioso entre las

poblaciones de la llamada /edia 'una Mrtil. %se min&sculo espacio geográfico que se

extiende de 2an a Lersebá y de la costa oriental del mediterráneo a la estrecha depresiónque forma el r"o 3ordán, ;;la cual no supera de norte a sur los ?N@ <m en l"nea recta;; fue

escenario de incursiones de e!rcitos y mercaderes de %gipto, Asiria y Labilonia, que

simultáneamente lo consideraron su -patio trasero. :ara ilustrarlo podemos recordar que

en la llamada -ruta del mar que un"a a %gipto con /esopotamia, estaba una ciudad

fortale#a llamada /eguido, donde los arqueólogos encontraron una versión sumeria del

relato de 7ilgamesh, mientras que en Afeq, en la llanura del Sharon -se descubrió un lxico

triling+e sumerio;acadio;cananeo en un nivel de ocupación del siglo 6III. A. Cvii.

'os párrafos anteriores nos permiten afirmar que históricamente existieron las condiciones

propicias para el intercambio entre los israelitas que hab"an vivido la experiencia de la

opresión y la liberación egipcia y los cananeos que veneraban a Laal, y los invasores

norte(os que confesaban a todo un panteón polite"sta que podr"a incluir a /ardu<, 0iamat e

Istar.



2. Las perspectivas complejas de la coexistencia y el intercambio cultural y

religioso.

'os redactores que confeccionaron la edición definitiva de las obras historiográficas queconservaba la versión creyente de la historia de Israel, han sido identificados desde hace

tiempo como la escuela deuteronomista, que produ!o la as" llamada obra deuteronomista,

que abarca los libros que aparecen del 2euteronomio a ? 8eyes. %stos teólogos estaban

convencidos que la pol"tica de alian#as sostenida por los reyes de Israel y 3udá hab"a

favorecido el sincretismo religioso y que fue precisamente a partir de la coyuntura de

pactos de vasalla!e signados con los soberanos asirios y babilonios que se hab"an

introducido en Israel el culto a los dioses extran!eros. B3ue ?,==;=?E. 0ambin atribu"an el

comien#o de las prácticas idolátricas al contacto con los pobladores cananeos. %sta

comprensión del sincretismo inicial que denuncian los redactores deuteronomistas enca!a

dentro del paradigma de la exclusividad y el monote"smo.

4umerosos pasa!es b"blicos postulan la existencia de una degradación de la genuina fe

israelita. %ste proceso de fe hab"a arrancado a partir de la vivencia inicial marcada por la

-fe de los padres, que los clanes abrahamitas y !acobitas transmitir"an a sus descendientes,

consolidando una comunidad de destino, galvani#ada en torno de las promesas de la tierra y

la descendencia. 'a migración posterior a %gipto y la experiencia fundacional del xodo

suscitaron la identificación del 2ios liberador con el 2ios de Abrahán, Isaac y 3acob B%x

,HE. 'a revelación del nombre de Kav se enmarca dentro del relato de la misión de

/oiss, dando lugar a la fe yavhista. Consumada la liberación, se formali#ó una relación de

alian#a bilateral, enmarcada en el marco regulador del decálogo. Israel reconoce al Se(or

como su &nico 2ios y se constituye en el pueblo elegido que alcan#ará bendiciones y

promesas a condición de mantenerse fiel a la alian#a.

'os profetas de Israel ser"an los portavoces de los reclamos y exhortaciones divinasdirigidas al pueblo, cada ve# que la sociedad y sus dirigentes se apartaran del camino

acordado en la alian#a. %n sustancia, seg&n los autores deuteronomistas se visuali#a una

degradación de la fe de Israel, quien habr"a partido de una creencia y práctica de fe

autntica, que se habr"a ido deteriorando paulatinamente hasta llegar al pragmatismo puro

que ocasionó los dos grandes momentos cr"ticos la ruina del reino del 4orte en >?= y la



ruina del reino del sur en el NOH. :osteriormente gracias a las experiencias aleccionadoras

del exilio y la repatriación, los desterrados habr"an reformulado una nueva s"ntesis que

dar"a inicio al 3uda"smo, ba!o la gu"a de %sdras, y de la aceptación de la 0orah como

referente primario que los convertir"a en una religión del libro.

Sin abundar en más detalles de esta visión retrospectiva de la historia oficial de Israel,

podemos decir que la versión final que subyace en los textos b"blicos refle!a una

reconstrucción de la historia de la religión israelita un tanto simplista y maniquea, en tanto

que está marcada por un fuerte pre!uicio y un recha#o hacia todo tipo de influ!o proveniente

del entorno de las culturas vecinas. :ostular"a un Israel aislado del entorno, como si hubiese

interiori#ado todas sus creencias, prácticas, valores y rituales religiosos, solamente a partir

de experiencias sobrenaturales, epifan"as, teofan"as, sue(os y oráculos comunicados

directamente por parte de 2ios a profetas y mediadores. %n s"ntesis un conceptoextrincesista que postular"a la existencia de un 2ios fuera del mundo que invade al ser

humano con furtivas visitas repentinas al entramado histórico, que finalmente terminar"a

siendo una concepción deshumani#ada de la revelación divina.

%l advenimiento de la cr"tica histórica literaria aplicada a los textos b"blicos a partir del

siglo 6I6 fue desmontando esa visión ideali#ada de la evolución religiosa de Israel.

3. Un planteamiento ermen!utico distinto

:artiendo del planteamiento del teólogo gallego que reconoce que -cuando se examinan de

cerca las rique#as del budismo o de la tradición hinduista, cuando se admira la grande#a de

Paratustra y aun en tantos aspectos la de /ahoma, ya no se puede seguir creyendo, sin

lesionar el sentido com&n, que fuera de la Liblia todo son tinieblas9 en realidad las

religiones son totalidades comple!as de respuesta a lo divino con sus diferentes formas de

experiencia religiosa, sus propios mitos y s"mbolos, sus sistemas teológicos, sus liturgias y

su arte, sus ticas y estilos de vida, sus escrituras y tradiciones. %stas totalidades diferentes

constituyen diversas respuestas humanas, en el contexto de las diferentes culturas a la

misma realidad divina, infinita y trascendenteviii.



Como ya lo anotamos l"neas arriba los escritores b"blicos no !u#garon conveniente

reconocer el arraigo de algunos de sus motivos, fórmulas y conceptos de fe en tradiciones

religiosas a!enas. Ahora podemos advertir que dicho proceso de apropiación y

enriquecimiento efectivamente tuvo lugar, sencillamente porque los pueblos del Antiguo

Cercano Qriente ten"an ya en su haber dos milenios de historia. /ientras que los israelitas

estaban ciertos de que el lugar fundamental para la experiencia de la revelación, que es el

otro nombre de la salvación, no es otro que la historia. 'as otras naciones hab"an formulado

desde hac"a más de un milenio sus relatos cosmogónicos, sus tradiciones sapienciales y sus

ordenamientos !ur"dicos. 'os pastores semi;nómadas recin llegados consiguieron

sobreponerse a la presión de los imperios vecinos a comien#os del siglo 6 a.C. gracias a las

estrategias militares de 2avid y al debilitamiento de %gipto y Asiria. %n ese periodo

coyuntural favorable se asentaron como una cu(a incómoda.

'os pueblos cananeos que eran sus vecinos más próximos constitu"an una tradición mayor

cuantitativamente hablando porque eran la mayor"a, mientras que los recin llegados

constitu"an una tradición minoritaria y emergente. 'a coexistencia de ambas tradiciones

experimentó momentos de indiferencia, de lucha frontal y relativa cooperación. 3. '.

Cunchillos advierte que el pueblo de Israel -estaba compuesto en su gran mayor"a de

cananeos en sentido cultural y religioso. Solo en una perspectiva de penetración lenta, muy

lenta, del yahvismo se comprende que siglos más tarde los profetas sigan predicando el

yahvismo frente al baalismoix. 2esde esta perspectiva podemos decir que las religiones

cananeas no son pura y simple tentación y fuente contaminación, sino oportunidad y

desaf"o para que el yahvismo hebreo se actualice y se enrique#ca en contacto con el

baalismo de sus vecinos.

:ara documentar esta comprensión del fenómeno religioso que tuvo lugar en la tierra de

Canaán entre el siglo 6III y el siglo 5I a.C. asumiremos una perspectiva no exclusivista,

sino de inclusividad y relativo pluralismox, revisaremos la gestación de algunas tradiciones

religiosas importantes en la literatura b"blica.



3.1. La consolidación lenta de la fe en el "ios creador.

'a profesión de fe fundamental que recoge la experiencia religiosa de Israel está

condensada en el t"tulo %manuel. Israel vive la experiencia del 2ios cercano B %x ?, ?;

?NE atento al clamor de su pueblo. Israel sabe deletrear -el rumor de palabras con elcual 2ios se comunica y autodona en unas circunstancias históricas precisas las que

vive un grupo de esclavos que disponen de una sensibilidad peculiarmente fina, para

percibir que su indignación ante la brutalidad de los capataces, es el eco fiel del llamado

que les dirige el 2ios de Abrahám para que vivan en libertad. 7racias a la experiencia

de la salida de %gipto están ciertos que 2ios camina al lado de su pueblo. 4o es que se

desentienda de los demás pueblos, porque no podr"a ser confesado como verdadero

2ios Salvador si se desinteresara de unos y se ocupara de otros. 'a experiencia del 2ios

que se revela en la particularidad histórica que viven los hi!os de Israel a mediados del

siglo 6III en %gipto -podrá ser realmente universali#able, si llega a serlo desde una

particularidad histórica, asienta 0orres 1ueiruga.

Ahora bien, esa comunidad creyente que desarrolló una fina sensibilidad para captar la

presencia de 2ios en su historia, no dispon"a de relatos, cosmovisiones ni respuestas

contundentes que explicaran el origen y la hondura de las realidades naturales. :or otra

parte, sus vecinos lo deslumbraban con la recitación anual del Enuma Elish, poema

babilonio de la creación, que indudablemente conocieron en el periodo del destierro y

que probablemente los escribas ave#ados en las lenguas internacioales, conocer"an más

temprano que el resto del pueblo. %sta colección de > tabletas de =N@ versos fueron

redactadas por sacerdotes babilonios entre el siglo 66III y 66 a. C.

'os que compusieron los relatos b"blicos de la creación se apropiaron de motivos

m"ticos, temas literarios e intuiciones geniales extra"das de los textos mesopotámicos.

Si contrastamos el comien#o de 7n = con el inicio del poema babilonio de la creación,

aparecen las seme!an#as -cuando arriba el cielo no ten"a nombre, cuando aba!o la tierrano hab"a recibido nombre, fue Apsu el inicial, quien los engendró, la original 0iamat,

quien los dio a lu# a todos$ como sus aguas estaban me#cladas !untas9. %l autor del

texto b"blico desmitificará el relato babilonio haciendo que el caos primordial no sea

más que un elemento cósmico sometido al se(or"o de 2ios, y en manera alguna una

victoria de una divinidad sobre la otra.



Israel heredó las tradiciones comunes a los pueblos semitas del Antiguo Cercano

Qriente, pero su particularidad histórica giraba en torno de una certe#a que le sirvió

como un filtro preciso para acoger los aportes y las intuiciones asimilables de sus

vecinos. Israel está convencido de su singularidad, que finalmente es la construcción de

identidad y su alteridad. Israel no es como los otros, porque Israel no tiene más que un

2ios, el monote"smo irá siendo el -principio de su unidad profunda y el resorte de una

vitalidad invencible, hace que reaccione de una manera original y &nica contra la

herencia cultural que tambin l ha heredadoxi

3.2. "e la adulación cortesana a los profetas insumisos.

Si establecemos una especie de lectura comparada entre los as" llamados textos profticos

de /ari y los textos profticos del Antiguo 0estamento con el fin de percatarnos qu tipo de

interacción cultural y religiosa se dio en este ámbito podemos advertir la existencia de

numerosos puntos de contactos más bien formales y una serie de diferencias en lo relativo

al tono proftico y al contenido de los oráculos profticos. Cabe advertir que entre ambos

textos existe una diferencia de aproximadamente siete siglos, siendo posteriores los profetas

b"blicos.

Acercándonos primariamente al rubro de las seme!an#as, se percibe que en ambos hay

predominio de la formulación oral del mensa!e sobre lo escrito, tanto los emisores de los

textos de /ari, como los profetas b"blicos se conciben como mensa!eros y portavoces de la

divinidad, por lo cual utili#an la fórmula de mensa!ero -%sto dice 2ios9..

Sin embargo las diferencias son bastante notorias y las enumeraremos en seguida. /ientras

que en Israel la relación de los profetas con el culto es más bien escasa y salvo el caso del

relato de vocación de Isa"as BIs >E, no percibimos que los profetas realicen su misiónmediadora en el ámbito de los quehaceres del templo, en cambio en /ari los profetas

reciben los mensa!es durante las sesiones de culto o en momentos de xtasis o trance. %n

tanto que los profetas de Israel se dirigen lo mismo al pueblo que a sus dirigentes, entre los

que sobresalen reyes, sacerdotes y !ueces, encontramos que los mensa!es de los profetas de

/ari van casi exclusivamente dirigidos al rey, y aunque en relativas ocasiones formulan



se(alamientos cr"ticos hacia el rey, casi siempre stos giran en torno a la escasa cuant"a de

las ofrendas, y no formulan se(alamiento cr"tico alguno sobre su forma de e!ercer el poder

ni acerca de su comportamiento en el plano tico.

%n cierto sentido podemos decir que la profec"a fue un fenómeno marginal en /ari,

mientras que en el periodo de la monarqu"a israelita la profec"a fue una experiencia

fundamental que actuali#aba constantemente las exigencias de la alian#a. %l !esuita 3. /.

Abrego lo condensa de la siguiente manera -%l A0 opone una vigorosa tradición literaria

de origen proftico$ el impacto proftico israelita es mucho más vigoroso desde el punto de

vista doctrinal, descubriendo el pecado del pueblo y poniendo en !uego toda la existencia

humana$ tampoco encontramos en /ari una llamada a la conversión, ni rastro alguno de

esperan#a escatológicaxii.

'os comien#os de la profec"a en Israel muestran una gran diversidad de nombres y de

funciones. %n relación a la nomenclatura, encontramos cuatro trminos usados para

designar dicha función, en primer lugar está el clásico nabí, que significa profeta, hozeh,

que designa la función del visionario y ro’eh, que significa vidente, y finalmente

encontramos la expresión ‘is ha ‘elohim que significa hombre de 2ios, es decir, hombre

con poderes divinos, utili#ado en los casos de %l"as y %liseo. %n efecto, -la palabra hebrea

nabí , traducida al griego por profetes, de donde procede nuestro vocablo -profeta, es de

etimolog"a incierta. %n acádico, el verbo nabu significa -llamar, -anunciar. :or tanto,

nab", en sentido activo, significa -heraldo, -mensa!ero, -proclamador Bcf. Is DF,=$ Ag

=,=E, y, en sentido pasivo, -el llamado. %l nab" es llamado tambin muchas veces roRh

B-el videnteE porque ve a 2ios B= Sm F,FE. A menudo se le da simplemente el t"tulo de

-hombre de 2ios = Sm F,H;==$ = 8e =,=xiii.

%n cuanto a las funciones observamos que el profeta Samuel se ocupa de funciones

parecidas al adivino, puesto que dispone de saberes extraordinarios y logra dar con el

paradero de unas burras extraviadas al padre de Sa&l B= Sam FE$ el texto citado afirma que

el quehacer de Samuel era un oficio sacro retribuido por el solicitante del mismo. :or otra

parte el mismo profeta está asociado como un conse!ero del rey Sa&l y a su ve# reali#a

tareas relacionadas con el culto. :or otra parte, tambin apreciamos que existe la profec"a

extática reali#aba agrupaciones profticas llamadas bene hannebiim;; que viven



experiencias de trance a las no pueden oponer resistencia$ sin duda alguna, todos estos

perfiles un tanto a!enos al perfil clásico del profeta hebreo, finalmente desaparecerán y el

profeta clásico se convertirá en una figura carismática, que proclama de manera cr"tica e

independiente el designio de 2ios y cuestiona la in!usticia y la manipulación de la religión,

que ciertos israelitas reali#an en beneficio de programas pol"ticos y económicos contrarios

al proyecto originario contenido en la alian#a del Se(or.

%n pocas palabras, podemos advertir que en relación al surgimiento de la profec"a podemos

postular una especie de inculturación. 'os hombres y mu!eres Bse mencionan por lo menos

los nombres de 2borah y )uldaE que argumentaban haber sido llamados a comunicar un

mensa!e de parte de 2ios no inventaron de la nada el trmino, ni las funciones de dicho

quehacer. 'a seme!an#a entre el trmino hebreo y el trmino acádico usados para designar a

los profetas, permite postular que en Israel se vivió una especie de inculturación, quetomando pie de la noción y la práctica proftica de los pueblos vecinos, posibilitó que los

mediadores que experimentaron la -autoconciencia de la salvación y reclamaron ser

beneficiarios de una revelación divina destinada a todo Israel, se aprovecharan de las

categor"as y las prácticas religiosas del entorno. 'a profec"a adquirió indudablemente un

significado extraordinario en la historia de Israel, tanto por su mensa!e espec"ficamente

religioso, como por la propuesta utópica y la fuerte cr"tica social dirigida hacia el

militarismo, el pragmatismo y la opresión de los pobres, por no mencionar la honda

sensibilidad potica de escritores como Isa"as, Qseas o Amós.

3.3. Un ordenamiento jur#dico en perspectiva de alteridad.



%n el :entateuco encontramos una serie de colecciones de leyes entre las cuales, las más

importantes son las dos versiones del 2ecálogo B%x ?@,?;=>$ 2t N, H;?=E que se ubican en el

siglo 5III, el llamado Código de la Alian#a B%x ?@,??;?,=FE, datado hacia el siglo I6 y que

incluye tradiciones literarias que se remontan hasta /oiss$ por otra parte está tambin el

Código 2euteronómico B2t =?;?HE ubicado en la segunda mitad del siglo 5II y finalmente

el Código de Santidad B 'v =>;?HE ubicado en la poca del exilio, en el siglo 5I. Cada uno

de esos con!untos de leyes responden a necesidades manifiestas en distintos ordenamientos

sociales, desde los que presuponen una sociedad con instituciones pol"ticas muy dbiles y

en las cuales las orientaciones estrictamente religiosas son muy fuertes, hasta aquellos que

refle!an una sociedad sólidamente organi#ada y regida por una autoridad central cuyos

miembros se dedican al comercio y en menor medida a la agricultura como en el caso de 2t

=?;?H. %n el origen del 2ecálogo parecen haber estado distintas colecciones de prohibiciones apod"cticas, ampliadas de diversas maneras. %l n&cleo original proviene de

finales del segundo milenio, aunque algunas prescripciones responden más a la vida

sedentaria de Israel que a la poca del desierto. %l mandamiento central originario, com&n a

todos los decálogos, es el de la total exclusividad de K)T) -no tendrás otros dioses frente

a m".

%s sensato pensar que todo este con!unto de leyes no es atribuible directamente a la

revelación divina, como si fuesen una especie de dictado, pues esto las convertir"a

solamente en palabras divinas, pero no podr"amos hablar de la existencia una verdadera

palabra humana en la Liblia. Cabe recordar que solamente a partir del 5aticano II se ha

perfilado una nueva concepción de 2ios autor de la %scritura, puesto que la 2ei 5erbum ==

reconoce que -los hombres elegidos escribieron como verdaderos autores, considerando

as" la autor"a de 2ios en relación a los textos b"blicos -en sentido analógico, es decir, no es

escritor en sentido estricto y propio. Si 5aticano II sigue llamando a 2ios;Autor es un caso

de teolog"a impropia, hay que entenderlo en la l"nea de autor como origen o causa xiv.

Si comen#amos por abordar la singularidad del 2ecálogo dentro de una perspectiva

histórica de la revelación y de la composición literaria, apreciamos que tiene una

importante particularidad en relación a las colecciones de leyes del Cercano Qriente, puesto

que -la legislación mesopotámica y egipcia desconoce la Uin!erenciaR de 2ios en la vida



privada y p&blica por medio de la conciencia moralxv. 'a obligatoriedad interna de los

mandamientos y prohibiciones contenidas en los códigos b"blicos estriba en la dimensión

tica de los mismos. 2ios no es un legislador discrecional ni una especie de dictador

voluntarista que impone sus preceptos de manera vertical, sino alguien que dialoga con sus

fieles a travs de la mediación de la propia conciencia moral. A la conciencia moral no del

individuo aislado, sino de la comunidad creyente articulada es a quien 2ios se revela, y esta

toma de conciencia colectiva, se configura indudablemente a partir de las experiencias de

ciertos individuos avispados que compartieron su -autoconciencia de la salvación,

convirtindose en una especie de mayeutés, es decir, de parteros del alumbramiento de la

revelación en la conciencia de cada uno de los demás. 2ios no dictó a travs de /oiss una

serie de normas, stas fueron emergiendo en la conciencia de los mediadores que dispon"an

de una sensibilidad y una apertura al 0rascendente especialmente despierta.

Andrs 0orres 1ueiruga lo explica con suma precisión y claridad. -Cuando /oiss llama a

aquel pu(ado de israelitas a escapar de la opresión in!usta del Maraón, dicindoles

revelándolesVque eso es lo que quiere 2ios, no les habla de algo extra(o, sino de su propia

realidad. 2e la de /oiss y de la de ellos. :orque /oiss no -trae a 2ios desde fuera, sino

que lo descubre ya presente en él y en sus paisanos: como creador de su ser y como

interesado en su dignidad y en su reali#ación, está empu!ándolos hacia la rebelión y la

libertad. /oiss es quien lo descubre, pero descubre él lo que 2ios, que estaba con todos,

trataba de decirle a todos. 4o les habla, pues, a sus paisanos de algo extra(o o externo les

habla de lo que son y les está pasando a ellos mismos$ y por eso pueden reconocerlo. Con

su palabra, /oiss les ha ayudado a que tambin ellos caigan en la cuenta les ha hecho de

-partera para que den a lu# lo que llevaban en su interiorxvi. %sta forma de comprender la

revelación divina supera la visión elitista y extrincisista de la visión anterior, pues ahora

seg&n explica 0orres 1ueiruga -el oyente no queda entregado, sin recurso ni control alguno,

a lo que diga el -testigo$ el !ue# o el simple oyente ten"an que fiarse sin más de la

narración del hecho, sin posibilidad de acceso al hecho mismo.

Si aplicamos estas categor"as al proceso de gestación de los cuerpos legales de Israel

podemos postular que dentro de las condiciones históricas del pueblo, tendr"an contacto por

meras ra#ones de vecindad o residencia con los ordenamientos legales vigentes en las



ciudades amuralladas que encontraron ya establecidas en Canaán y que ese ordenamiento

derivado de otra cosmovisión y probablemente de otra fe religiosa, constituyó un material a

partir del cual, los escribas alfabeti#ados de Israel pudieron redactar aquellas normas que

les parec"a recog"an y condensaban los valores fundamentales derivados de su experiencia

de fe y de su encuentro con el 2ios que los hab"a sacado de %gipto.

0omando como e!emplo la llamada ley del talión, presente en tres pasa!es b"blicos B %x

?=,?;?N$ 'ev ?D,=>;?@$ 2t =F,?=E podemos advertir que dicho ordenamiento desde el

punto de vista civili#atorio es una avance fundamental, puesto que rempla#a a la dinámica

de la vengan#a desproporcionada y arbitraria por una norma básicamente !usta y además

universalmente aplicable para todos. -'a ley del talión estaba en vigor entre los babilonios

y el Códio de !ammurabi especifica hasta el caso en que la muerte del hi!o menor de una persona no se castiga en el homicida sino que se mata al hi!o del homicida en

compensación. Sin embargo, todos los indicios apuntan a que la ley del talión no se

aplicaba al pie de la letra, sino que serv"a para sentar el principio !ur"dico universal de que

un mal debe compensarse equitativamentexvii.

%n otras materias el Código de )ammurabi priori#a la defensa de la propiedad privada

castigando con la pena de muerte el latrocinio$ mientras que la Liblia no defiende la

propiedad privada a ultran#a, puesto que establece varias limitantes 2ios es el due(o B'v

?N,?E, el pueblo dispone del usufructo$ los pobres son copropietarios Bpara ellos está

destinado el rebusco y la pepenaE$ existe la posibilidad de retorno de las tierras a sus due(os

originarios Ben /esopotamia en cambio solamente exist"a la cancelación de las deudas,

pero no la devolución de las propiedadesE. %n los códigos de Israel se enfati#a la posesión

patrimonial tribal y popular. Con esto se lucha contra la tendencia a la cosificación de las

relaciones humanas.

Wna segunda comparación nos permite apreciar la singularidad y el nfasis de la legislación

israelita. %n el Código de )amnurabi si el herido es un a"ilu #propietario$ se aplica la ley

del talión, si es un mus<enu Bcampesino arrendador de tierrasE se imponen solamente

sanciones pecuniarias$ si el herido es un esclavo se resarcen los da(os al propietario, pero

en manera alguna a la v"ctima.



'a Liblia conoce dos clases sociales solamente Blibres y esclavosE y tiende a la superación

de stas. %l ex;esclavo debe ser provisto de medios para recomen#ar su existencia B%x ?=,?;

H$ 2t =N,=?;=OE. %n cuanto al esclavo fugitivo. %l Código de )ammurabi ordena ayudar al

patrón a recuperarlo, en cambio en la legislación deuteronomista no hay obligación de

regresarlo, sino de ofrecerle asilo B2t ?,=HE.

%n s"ntesis podemos apreciar que el derecho b"blico refle!a una conciencia social

progresiva y tendiente a la superación de las clases sociales, en cambio el derecho

mesopotámico tiende a proteger y consolidar las clases sociales existentes. Ahora bien si

tomamos en cuenta el principio alteridad entendido como -el reconocimiento y la acogida

de los otros, pero privilegiando a los otros subyugados, vencidos, humillados, a quienes hay

que ayudar a levantarse de su estado de postraciónxviii, podemos admitir que en laconformación de su ethos ideal, Israel fue afirmando su propia experiencia histórica de la

esclavitud egipcia, le"da de manera creyente y pedagógicamente recuperada en

formulaciones como sta -no oprimirás ni ve!arás al emigrante, porque emigrantes fueron

ustedes en %giptoB%x ??,?@E. Israel decidió singulari#arse y autoafirmarse en clave de

alteridad, recuperando su memoria de v"ctima sin resentimiento y traducindola en una

legislación de tipo humanista, particularmente visible en el Código deuteronomista, que ha

sido considerado -una verdadera revolución a favor del ser humano.

$. %onclusiones.



=. %ste recorrido mostró que el caso concreto de Israel fue un comple!o e!ercicio de

afirmación y diálogo cultural y religioso con sus vecinos, en ocasiones soterrado y

discreto, en ocasiones negado y perseguido por los defensores de los privilegios de

la elección de Israel. 'a reconstrucción de la formación de los textos y tradiciones

sagradas de Israel transluce una intuición capital, a saber -las religiones son

!ustamente los lugares donde la humanidad cae en la cuenta de lo divino. 'o divino

sale al encuentro de diversas culturas y comunidades creyentes, y en el caso

concreto de Israel, esta revelación no se dio de manera aislada, sino en interacción

con las religiones vecinas.?. Si bien advertimos diferencias de fondo y de mati# entre las cosmovisiones

antropológicas y teológicas de Israel y sus vecinos, podemos advertir que el -rumor

de palabras con que 2ios se comunica no ocurrió solamente en -el más peque(o de

todos los pueblos B2t >,>E, sino que los demás pueblos tambin fueron cobi!ados

por la mano de 2ios, como afirmara el mismo profeta Amos con inusitado

atrevimiento desde el siglo 5III - X4o son para m" como et"opes israelitasY Si

saqu a Israel de %gipto, saqu a los filisteos de Creta y a los sirios de 1uir BF,>E. 2esde los textos b"blicos podemos advertir el enriquecimiento y la ampliación del

hori#onte religioso de Israel, quien indudablemente aprendió a filtrar e incorporar

-las semillas del 5erbo presentes en sus vecinos. 4o estoy en posibilidades de

conocer si de manera rec"proca ocurrió este fenómeno, si cananeos, moabitas oedomitas asimilaron algunas tradiciones, creencias o fórmulas de Israel, escapa a mi

escaso conocimiento de las tradiciones de dichos pueblos.D. %stas páginas han pretendido reali#ar un reposicionamiento interior de quien las

escribe. Mueron un momento de activación de la inteligencia intrapersonal. Wn

esfuer#o de comprensión del trayecto recorrido en mi propia vivencia de la fe

eclesial, que obviamente conoció los rituales del paradigma exclusivista$ celebró

con el estreno de las misas en lengua vernácula el d"a de su primera comunión$

recibió una formación teológica desde el paradigma t"midamente inclusivista,

puesto que alg&n profesor hablaba ya de de los -cristianos anónimos y se encontró

a la hora que llega el demonio de mediod"a con el discurso del pluralismo y la

diversidad religiosa.N. 4o he tenido ocasiones reales de mantener un diálogo interreligioso, porque he

crecido en ambientes ideológica y religiosamente provinciales$ sin embargo, no



experimento mayores dificultades ideológicas ni espirituales para comprender las

bondades del paradigma teocntrico, que finalmente se identifica con la creencia

fundamental del :adre amoroso, que no solamente como afirma el 3es&s de /ateo

-hace salir el sol sobre buenos y malos, sino me!or a&n como postula el 3es&s de

'ucas, que es -bondadoso con los malos y desagradecidos.H. Como afirma 3. /. 5igil antes de establecer un sincero diálogo interreligioso es

necesario -crear primero las condiciones del diálogo, o del intradiálogo, seg&n

:ani<<ar.>. Wn cambio que no sea solamente de discurso, un cambio que no sea una versión

gatopardista del cambio, en la cual todo cambia para seguir igual, tiene que

reali#arse de manera personal, rastreando la propia ruta interior, lo cual implica

desmontar algunas pie#as, reacomodar otras e incorporar otras nuevas. A mediados

de los a(os sesenta yo participaba, como todos los ni(os de mi pueblo michoacano,

en las obras de la Santa Infancia, encend"a una vela en un reclinatorio, en el d"a

asignado de cada mes, re#aba un :adre nuestro y un Ave /ar"a por los ni(os no

bauti#ados de Zfrica y desli#aba una moneda en la ranura de aquella alcanc"a que

con letras blancas re#aba Qbra :ontificia de la Santa Infancia. 2icha obra -ten"a

desde =F=F como finalidad proporcionar el bautismo a los ni(os no cristianos.

Crec" y viv" mis primeros a(os en un paradigma eclesiocntrico y exclusivista. to en

aquella obra que piadosamente difund"a una devota mu!er que pasaba a recoger die#o veinte centavos para las obras de la Santa Infancia, establecidas por el papa

Lenedicto 65 en =F=F con estas palabras -8ecomendamos intensamente a todos

los fieles la Qbra de la Santa Infancia, que tiene como finalidad proporcionar el

bautismo a los ni(os no cristianos. )ácese esta obra tanto más simpática cuanto que

tambin nuestros ni(os tienen en ella su participación$ con lo cual, a la ve# que

aprenden a estimar el valor del beneficio de la fe, se acostumbran a la práctica de

cooperar a su difusión[. :ues bien, en mi pueblo, recorr"a casa por casa una

catequista veterana y clibe, mu!er apostólica que serv"a a dicha obra. que los ni(os

sacábamos de un bolsillo, donde cab"an variado

'as páginas que siguen se ubican dentro de las temáticas y discusiones propias de la

diversidad religiosa. 1uien esto escribe ha colaborado como docente en la asignatura de

%i&ersidad 'eliiosa en el mundo actual en esta Wniversidad , por eso mismo se pretenderá



ahondar en el alcance del concepto mismo, haciendo una revisión de los tres paradigmas

que han prevalecido sobre el particular en los dos milenios del cristianismo. %l aborda!e se

reali#ará desde el hori#onte particular de la exgesis b"blica, con el propósito de ahondar

en la autocomprensión de la propia experiencia cristiana en el marco de las diversas

experiencias religiosas actuales.

:odr"a resultar, si se me permite la paráfrasis, -acadmicamente correcto afirmar sin más

la urgencia de superar las posturas exclusivistas milenarias, echándonos en las bra#os del

pluralismo religioso vigente al menos en el terreno acadmico que no en la práctica

pastoral vigente en las iglesias locales de nuestro entorno;; sin ahondar en las

consecuencias y alcances de tama(o giro copernicano. /ás a&n, podr"a anto!arse una

especie de !usta reparación de da(os hacia los herederos de las v"ctimas de la conquistaespiritual del siglo 65I, el promover la deconstrucción y descoloni#ación cristiana y

afirmar la viabilidad de todas las experiencias religiosas pasadas y presentes.

Sin embargo, considero que conviene temati#ar las ra#ones y propósitos de este muy

reciente cambio de rumbo. Al parecer no es posible vivir la experiencia religiosa cristiana,

sobre todo a partir de la revolución tecnológica vivida en la segunda mitad del siglo 66,

sino en clave de diálogo interreligioso. %l diálogo y el encuentro en el que se ofrecen y se

acogen las rique#as de las otras experiencias salv"ficas es una me!or opción que la rancia

apologtica de quien se empecina a&n en afirmar la superioridad moral y religiosa de su

propio credo. 8econociendo que el verdadero diálogo interrreligioso acarrea un avance en

cuanto a la humani#ación, que es el otro nombre de la salvación, y confesando que el

ostracismo y el aislamiento empobrecen y deshumani#an, conviene reconocer que no

estamos exentos de incurrir en cierta neofilia acr"tica por afán de contempori#ar con las

macrotendencias de la cultura actual. 'a dialctica entre tradición y progreso, entre lo vie!o

y lo nuevo recorre los relatos evanglicos. 'os dichos de 3es&s se decantan

inconfundiblemente por la absolute# de lo divino, simboli#ada en el vino nuevo y

relativi#an la provisionalidad de todo intento de encapsular en ritos y fórmulas el misterio. ,

de la cual nos conserva un eco eclesial la glosa redaccional adosada por el tercer



evangelista al dicho sobre el vino nuevo - nadie acostumbrado al vino antiguo quiere uno

nuevo, pues dice Ubueno está el antiguoR B'c N,FE.

'os alcances de este cuaderno están circunscritos a la revisión de este asunto desde la

experiencia histórica de la revelación en el pueblo de Israel y en la iglesia primitiva.

0rataremos de rastrear el valor paradigmático que subyace en la genuina experiencia de

salvación que vivieron dichas comunidades. 4inguna de las dos se mantuvo en relaciones

tersas con los otras culturas y ofertas religiones próximas, tampoco se enclaustró en una

especie de ostracismo espiritual, como si todas las respuestas derivasen de un encuentro

inmediato con 2ios.

=.Sin embargo, conviene detenernos a revisar el principio y fundamento de esta elección,

simple y sencillamente porque en el corto pla#o de medio siglo hemos transitado del

paradigma del exclusivismo, al del inclusivismo y ahora al del pluralismo religioso.

Sin duda alguna podemos apreciar que subsisten grupos fundamentalistas activos y

beligerantes dentro de la iglesia católica, y que hace apenas poco más de media dcada que

apareció un documento oficial de la Iglesiaxix, que proclama a&n una postura exclusivista,

manifiesta sin ambig+edades en planteamientos como el siguiente -%s contrario a la fe de

la Iglesia considerar las diferentes religiones del mundo como v"as complementarias a la

Iglesia en orden a la salvaciónxx. %l concilio 5aticano II se mantuvo dentro de una visión

inclusivista y en la actualidad el debate sobre el diálogo interreligioso se mantiene entre la

postura inclusivista cr"tica, que defienden 0orres 1ueirugaxxi y el pluralismo religioso

postulado por 3. 2upuisxxii y el pluralismo asimtrico de 3os /ar"a 5igilxxiii.

vease a este propósito la notificación de la Congregación para la despus de haber

etiquetado las otras experiencias religiosas como meros engendros del demonio. %s cierto

que de manera un tanto monstruosa y narcisista mantuvimos, seg&n afirma 0orres

1ueiruga, afirmando impl"cita o expl"citamente nuestra pretensión de superioridad moral,

religiosa y salv"fica sobre las demás religiones. para estar a tono con el clima de apertura y

pluralidad vigente en la cultura occidental postsecular



Como que nos sacó apenas a los cristianos del eterno aislamiento - en que hemos vivido ?@

siglos de nuestra existencia



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Palabras cla%es en &eligión. Estella: 6erbo (i5ino.

H5ii 6EG0- 9,N+0NER 7. 7a 7e4

H5iii +090B, 8. 8. "#$$?& 7as religiones tras el 11 de septiembre: tareas 4 desafos; en 8.

8. +090B, Die$ palabras cla%es sobre pa$ y %iolencia en las &eligiones'. Estella: 6erbo

(i5ino.#)#.

HiH 6Case a este prop@sito NotiLcaci@n a prop@sito del libro del P. 8acMues (upuis. -. 8.

(acia una teolog)a cristiana del pluralismo religioso'* publicada por la 2ongregaci@n

para la (octrina de la fe en #$$1.

HH

NotiLcaci@n a 8. (upuis %.

HHi

7a postura de +orres ueiruga puede 5erse en TORRES QUEIRUGA, A., Dios y las religiones: inreligionación,

universalismo asimétrico teocentrismo jesuánico, capítulo 6 del libro Del terror de Isaac al Abbá de Jesús, VerboDivino, Etella, !""".

HHii

7a postura de (upuis puede consultarse en (UPU- 8. Le +erbe de Dieu* ,es-s hrist et

les religions du monde* Nou5elle Re5ue +heologiMue 1#A "#$$1& #*?%&.

HHiii 2f. VIGI$, %.&., Macroecumenismo: teología de las religiones latinoamericana, 'Alternativa( !) *+unio !""- "/0!6, &ana1ua.

http://www.verbodivino.es/hojear/2417/la-espiritualidad-de-los-profetas-de-israel.pdf


http://revistas.ucm.es/index.php/ILUR/article/viewFile/ILUR0404220119A/26316



http://revistas.ucm.es/index.php/ILUR/article/viewFile/ILUR0404220119A/26316

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