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En la ciudad de La Plata a los 12 das del mes de di- ciembre de dos mil dos, reunidos en Acuerdo Ordinario, los Seores Jueces de la Sala Segunda del Tribunal de Casacin Penal de la Provincia de Buenos Aires, docto- res Fernando Luis Mara Mancini, Jorge Hugo Celesia y Eduardo Carlos Hortel, para resolver en la causa Q 8754 caratulada ³5(&8562 '( &$6$&,21 ,17(538(672 325 (/ 0,1,67(5,2 38%/,&2 ),6&$/ (1 &$86$ Q ´ el recur- so de casacin interpuesto a fs. 19/24; practicado el sorteo de ley, result que en la votacin deba obser- varse el orden siguiente: HORTEL ± CELESIA ± MANCINI A N T E C E D E N T E S Vienen los presentes autos a consideracin de este Tribunal como consecuencia del recurso de casacin in- terpuesto por los doctores GUSTAVO ADOLFO LAMBRUSCHINI y RUBEN MARIO SARLO, Adjuntos de Fiscal de Cmaras del Departamento Judicial LA PLATA, contra la resolucin dictada el 23 de actubre de 2001 por la que la Cmara Departamental, que sobresee a EDUARDO ARIEL CATALAN por el delito de LESIONES CULPOSAS, por encontrarse extinta la accin penal por prescripcin.

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En la ciudad de La Plata a los 12 d�as del mes de di-

ciembre de dos mil dos, reunidos en Acuerdo Ordinario,

los Se�ores Jueces de la Sala Segunda del Tribunal de

Casaci�n Penal de la Provincia de Buenos Aires, docto-

res Fernando Luis Mar�a Mancini, Jorge Hugo Celesia y

Eduardo Carlos Hortel, para resolver en la causa Q��

8754 caratulada ³5(&8562�'(�&$6$&,21�,17(538(672�325�(/�

0,1,67(5,2�38%/,&2�),6&$/�(1�&$86$�Q��������´ el recur-

so de casaci�n interpuesto a fs. 19/24; practicado el

sorteo de ley, result� que en la votaci�n deb�a obser-

varse el orden siguiente: HORTEL ± CELESIA ± MANCINI

A N T E C E D E N T E S

Vienen los presentes autos a consideraci�n de este

Tribunal como consecuencia del recurso de casaci�n in-

terpuesto por los doctores GUSTAVO ADOLFO LAMBRUSCHINI

y RUBEN MARIO SARLO, Adjuntos de Fiscal de C�maras del

Departamento Judicial LA PLATA, contra la resoluci�n

dictada el 23 de actubre de 2001 por la que la C�mara

Departamental, que sobresee a EDUARDO ARIEL CATALAN por

el delito de LESIONES CULPOSAS, por encontrarse extinta

la acci�n penal por prescripci�n.

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Practicado el correspondiente sorteo de ley, y en-

contr�ndose la causa en condiciones de ser resuelta, el

Tribunal decidi� plantear las siguientes:

C U E S T I O N E S

Primera: ¢(V�DGPLVLEOH�HO�UHFurso de casaci�n in-

terpuesto?

Segunda: ¢4Xp�SURQXQFLDPLHQWR�FRUUHVSRQGH�GLFWDU"

A la primera cuesti�n planteada, el se�or Juez

doctor Hortel dijo:

I. El presente recurso es interpuesto en tiempo

oportuno contra una resoluci�n dictada por la Excma.

C�mara de Apelaci�n y Garant�as del Departamento Judi-

cial LA PLATA, que reviste el car�cter de sentencia de-

ILQLWLYD�� HQ� ORV� WpUPLQRV� GHO� DUW�� ���� SiUUDIR� ���

C.P.P., han sido agregadas copias de la documentaci�n

de que intenta valerse y de la reserva de recurrir en

casaci�n; por lo tanto, cumple con los requisitos for-

males establecidos por los arts. 450 y 451 del C.P.P.

Tambi�n, y por imperio de lo dispuesto por el art.

����LQF�����GHO�PLVPR�WH[WR�OHJDO��HO�LPSXJQDQWH�VH�Hn-

cuentra legitimado para recurrir.

Por ello corresponde declarar admisible el recurso

intentado (Arts. 456 y 465 inc. 2 del C.P.P.).

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Voto por la afirmativa.

A la misma cuesti�n planteada el se�or Juez doctor

Celesia dijo:

Adhiero al voto del doctor Hortel en igual sentido

y por los mismos fundamentos.

As� lo voto.

A la misma cuesti�n planteada el se�or Juez doctor

Mancini dijo:

Adhiero al voto del doctor Hortel en igual sentido

y por los mismos fundamentos.

As� lo voto.

A la segunda cuesti�n planteada, el se�or Juez

doctor Hortel, dijo:

I. Sostienen los impugnantes que el decisorio ata-

FDGR�KD�DSOLFDGR�HUUyQHDPHQWH�ORV�DUWV�����LQF�����\����

SiUUDIR����&�3�

Se agravian porque, seg�n entienden, la C�mara

afirma sin fundamento legal que en la especie no han

existido actos con entidad de secuela de juicio que pu-

dieran acarrear la interrupci�n del curso de la pres-

cripci�n, sin considerar la requisitoria de elevaci�n a

juicio.

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Dicen que el proceso penal en el r�gimen adjetivo

actual, comprende la etapa de la investigaci�n penal

preparatoria y la etapa de juicio, que se integra no

s�lo por el juicio propiamente dicho o debate y el ve-

redicto consecuente, sin� tambi�n por otros actos pre-

liminares esenciales, conducentes al avance del tr�mite

hasta la audiencia de debate, siendo el primero de es-

tos actos la requisitoria a juicio (art. 334 C.P.P.),

demostrativo de la voluntad del representante del Esta-

do de impulsar el procedimiento hacia el acto especial

de juzgamiento, y muestra de ello es que el pedido de

elevaci�n a juicio puede ser el punto de partida para

el juicio abreviado (art. 397 C.P.P.), que puede ser

formulado desde el pedido de elevaci�n a juicio hasta

antes que se fije la audiencia de debate (art. 397 �l-

tima parte C.P.P.), por eso, la requisitoria es el acto

SURFHVDO� TXH� FRQWLHQH� HO� ³KHFKR� PDWHULDl de la acusa-

FLyQ´��DUW������&�3�3���

Contin�an, que la interpretaci�n de la palabra

³MXLFLR´�HQ�HO�&yGLJR�3HQDO��DUWV�����\����ELV���WLHQH�

dentro del nuevo sistema procedimental mayor amplitud

que en el r�gimen anterior (ley 3589), por lo que si

bien podr�a llegar a pensarse que pierde relevancia la

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doctrina de la Suprema Corte sostenida entre otros en

HO� IDOOR� ³&DQ]RQHLUR´�� H[LVWH� XQ� SDUDOHOLVPR� HQWUH� OR�

HQWRQFHV�VRVWHQLGR�HQ�FXDQWR�D�TXp�FRQVWLWXtD�³VHFXHOD�

GH�MXLFLR´�HQ�ORV�WpUPLQRV�GHO�DUW�����SiUUDIR����&�3���

esto es la acusaci�n fiscal, que hoy se resume en la

requisitoria de elevaci�n a juicio regulada por el art.

334 C.P.P.

Concluyen que el Tribunal ha incurrido en mani-

fiesta arbitrariedad porque no ha expresado jur�dica-

mente qu� motivos los llevaron a una interpretaci�n

contraria a la aqu� expuesta.

Finalmente solicitan se haga lugar a su reclamo

casando la resoluci�n atacada.

II. A fs. 29/30, se expide el se�or Fiscal de Ca-

saci�n doctor CARLOS ARTURO ALTUVE, propiciando se haga

lugar al reclamo y se case la resoluci�n dictada.

Discrepa el se�or Fiscal con el criterio adoptado

por la Excma. C�mara de Apelaci�n y Garant�as intervi-

niente, entendiendo que en la causa en examen no se ha

extinguido la acci�n penal por prescripci�n, cuyo curso

ha sido interrupdo por la concresi�n de la requisitoria

ILVFDO� GH� HOHYDFLyQ� D� MXLFLR� DFWR� TXH� FRQVWLWX\H� ³Ve-

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FXHOD�GH�MXLFLR´��FRQIRUPH�HO�FULWHULR�TXH�KD�VRVWHQLGR�

HQ�FDXVDV�Q�������³/ySH]´��Q�������³6RVD´��HQWUH�RWUDV�

Afirma que es la requisitoria fiscal de elevaci�n

a juicio, el primer acto que tiene por finalidad deter-

minar la imputaci�n, promoviendo fehacientemente la

persecuci�n y concentr�ndola objetiva y subjetivamente.

Manifiesta que la acusaci�n, como acto complejo

que es, tiene origen en el requerimiento de elevaci�n a

juicio y conclusi�n al momento de formular los alega-

tos; en consecuencia, en ese origen queda exteriorizada

de manera inequ�voca la intenci�n del Estado, represen-

tado por el Ministerio Fiscal, de llevar al imputado a

juicio. Agrega que as� lo ha entendido la Sala III de

este TriEXQDO�HQ�FDXVD�Q�������³/ySH]´�

Finalmente, y en funci�n de lo expuesto entiende

que en la causa seguida a Edgardo Ariel Catal�n por el

delito de lesiones culposas, han existido actos inequ�-

vocos de persecuci�n penal por parte del Titular de la

Acci�n P�blica, que interrumpen el curso de la pres-

cripci�n, tal el caso de la requisitoria fiscal de ele-

vaci�n a juicio efectuada el 8 de mayo de 2001, antes

de haber transcurrido el plazo establecido por el art.

���LQF�����FRQ�UHlaci�n al art. 94 C.P.

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III. Debe se�alarse como cuesti�n pervia, y como

ya lo he hecho en otras oportunidades (Confr. Causas

QURV� ����� ³&KD]DUUHWD�� 5DPyQ� $QWRQLR� V�UHF�� GH� FDVa-

FLyQ´��VHQW��GHO����������UHJ��1�������\������³0ROLQD��

+XJR�V�UHF��GH�FDVDFLyQ´, sent. del 19/4/01; reg. 349),

que las decisiones de la Suprema Corte de Justicia Pro-

vincial no resultan obligatorias para los tribunales de

las instancias inferiores.

Apel�bamos en los antecedentes citados para fundar

nuestra opini�n a lo argumentado por la propia Suprema

Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires con

relaci�n a la no obligatoriedad de los fallos de la

Corte Suprema de la Naci�n (S.C.B.A., causa P. 39.149,

sentencia del 29/9/92). Sostuvo el m�ximo tribunal pro-

vincial que "...La obligatoriedad general de las doc-

trinas de la Corte Suprema implicar�a introducir un

componente externo dentro del sistema del art. 31 de la

Constituci�n Nacional... Si las sentencias de la Corte

Suprema impusieran dependencia m�s all� de los procesos

en que se dictaren equivaldr�an, cuando interpretaran

leyes, a la ley misma, y cuando interpretaran a la

Constituci�n, a la propia Constituci�n. Pero el Poder

Judicial no puede ejercer poderes legislativos ni cons-

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tituyentes. Y no se advierte una zona intermedia: ni

bien la sentencia judicial fuese dotada de imperativi-

dad general, impersonal y objetiva resultar�a provista,

por ese solo hecho, de los caracteres que nuestro sis-

tema republicano reserva a la Constituci�n y a la ley.

La diferencia existente entre las normas constituciona-

les y legales y las sentencias judiciales es cualitati-

va y, en consecuencia, no puede obviarse, por alta que

sea la jerarqu�a institucional, moral y cient�fica de

un tribunal de justicia."

"Es de la esencia de la funci�n judicial el deber

de aplicar directamente la Constituci�n y la ley, sin

que estas normas deban ser previamente interpretadas,

con efecto vinculante, en otras sentencias judiciales

en su momento dictadas para resolver otros casos con-

cretos. Contra lo expuesto no pueden invocarse razones

de seguridad jur�dica, tranquilidad p�blica y paz so-

cial, ni de buen orden, necesidad y estabilidad insti-

tucional puesto que, precisamente, a la inversa, en el

sistema jur�dico argentino la satisfacci�n de tales ob-

jetivos se busca mediante la organizaci�n de divisi�n

de poderes que obsta al ejercicio de la jurisdicci�n

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m�s all� de los casos a que se refieren las sentencias

judiciales."

"Tampoco son atendibles supuestos motivos de eco-

nom�a procesal en tanto ellos no estuvieran receptados

por la Constituci�n y la ley; y por otra parte, en

nuestro r�gimen procesal no media la certeza de que los

Tribunales mantengan indefinidamente sus doctrinas."

Agreg�bamos a continuaci�n: "...opini�n que com-

partimos totalmente, desde la �poca en que no invest�a-

mos la funci�n jurisdiccional, y que nos sirve en cada

caso para decidir, acerca de la inobservancia o err�nea

aplicaci�n de la ley."

"Sin duda que en la gran mayor�a de los casos, la

sabidur�a de los fallos de la Suprema Corte nos conven-

cer�n de la aplicaci�n de la ley de tal manera inter-

pretada. Pero nos reservamos el derecho de decidir, en

cada caso, conforme nuestro leal saber y entender, de

acuerdo con el magistral fallo de la Suprema Corte al

que hemos hecho referencia. Al igual que lo que sucede

con las sentencias del Tribunal de Casaci�n Penal, res-

pecto de las cuales la ley no establece la obligatorie-

dad futura de sus antecedentes, �stos deben prevalecer

en cuanto convenzan de la bondad de sus afirmaciones y

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conclusiones, pero la uniformidad de la aplicaci�n de

la doctrina establecida por sus sentencias, se logra

simplemente por la mera interposici�n del recurso de

FDVDFLyQ�´

Sostenida, entonces, la no obligatoriedad de los

fallos de la Suprema Corte, cabe ahora evaluar los ar-

gumentos en los que se fundan cada una de las posicio-

nes respecto a la interpretaci�n de la expresi�n "se-

cuela de juicio" en el art. 67 del C�d. Penal.

Ya he tenido oportunidad de pronunciarme sobre la

cuesti�n en tratamiento al votar en el Plenario de la

Excma. C�mara Tercera de Apelaciones en lo Penal del

'HSDUWDPHQWR� -XGLFLDO� /D� 3ODWD� ³*RQ]iOH]� 0XHL´� -causa

Q��*-83.417, sent. del 20 de abril de 1995- oportunidad

en la que adhiriendo al voto de mi colega de Sala, el

doctor Soria, me manifestara en favor de llamada tesis

³DPSOLD´��SDUD�OD�FXDO�OD�H[SUHVLyQ��GHO�MXLFLR��FRQWe-

nida en el cuarto p�rrafo del art. 67 del C�d. Penal

incluye tanto la etapa de investigaci�n preparatoria o

sumario como la de plenario o juicio propiamente dicho.

Esta tesis fue sostenida por la mayor�a en el an-

tecedente de la Suprena Corte de Justicia Provincial en

OD�FDXVD�3���������³&DxyQ´��VHQW��GHO����������\�OXHJR�

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HQ� PLQRUtD� HQ� OD� FDXVD� 3�� ������� ³&DQ]RQHLUR�� &DUORV�

$UWXUR�� /HVLRQHV� FXOSRVDV´�� /RV� DUJXPHQWRV� HVJULPLGRV�

en esas oportunidades fueron los siguientes:

-Una interpretaci�n teleol�gica permite establecer

que la norma penal ha empleado la voz "juicio" en su

acepci�n amplia, pues de los antecedentes parlamenta-

rios de la ley 13.569 que sustituy� el art. 67 del C�-

digo Penal, surge que la misma ten�a por finalidad im-

pedir las maniobras dilatorias que en los procesos per-

segu�an el prop�sito de obtener la prescripci�n y, si

esta ha sido la voluntad de la ley, resulta claro que

ha querido referirse al "juicio" en su acepci�n amplia

pues tales maniobras dilatorias podr�an producirse en

ambas etapas del juicio.

-El sentido de la voz "juicio" debe extraerse del

C�digo Penal, pues constituye materia exclusiva del

Congreso de la Naci�n legislar sobre la prescripci�n de

la acci�n penal; de otro modo, en lo que ata�e a la in-

terrupci�n por "secuela del juicio" pasar�a a estar re-

gulado por las normas de procedimiento sancionadas por

las Legislaturas de las provincias.

-La interpretaci�n amplia no solamente emana de

los antecedentes de la ley sino de otras finalidades:

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"Lo que en realidad se pretende es que no se prescriba

la acci�n mientras est� en movimiento, cosa que ocurre

por igual en las dos etapas" (Voto del doctor Rodr�guez

Villar en causa Ca��n, citado tambi�n por el doctor La-

borde en causa "Canzoneiro").

-Para desentra�ar el significado del texto legal

debe acudirse a un m�todo interpretativo integral y

sistem�tico que, sin despreciar el meramente gramati-

cal, no se reduzca a �l. As� no pueden separarse las

expresiones "secuela" y "del juicio" porque el C�digo

no expresa que el curso de la prescripci�n es interrum-

pido por "el juicio" sino por su secuela. De otra mane-

ra, la conclusi�n no coincide "con un significado t�c-

nico admisible" porque si etimol�gicamente secuela es

"resultado o consecuencia de una cosa" si se la viera

como algo que el juicio genera para el futuro, la ex-

presi�n resultar�a un desprop�sito en tanto conducir�a

a negar la causal de interrupci�n, pues la consecuencia

del juicio es la sentencia y despu�s de que �sta est�

firme, no puede operar sino la prescripci�n de la pena

(Voto del doctor Mercader en causa "Ca�on").

Debo agregar a ello, en primer lugar, que no cabe

ninguna duda de que las �ltimas reformas al C�digo Pe-

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nal y la sanci�n de los nuevos c�digos procesales pena-

les de la Naci�n y de la Provincia de Buenos Aires uti-

OL]DQ� OD� H[SUHVLyQ� ³MXLFLR´� UHILULpQGRVH� DO� VHJXQGR�

segmento del proceso penal, esto es, la etapa contra-

dictoria, sin embargo no puede afirmarse con la misma

certeza, -o como derivaci�n de ello- que la reforma in-

troducida en el art. 67 del C�d. Penal en 1949 haya

utilizado la expresi�n en este sentido.

Entiendo tambi�n de utilidad reiterar lo sostenido

por mi colega el doctor Soria en voto al que adher� al

pronunciarme el Plenario "Gonz�lez Muei" ya citado,

quien en esa oportunidad expresaba que:

"...A�n cuando la palabra 'juicio' en el procesa-

lismo cient�fico se la reserva algunas veces para alu-

dir al juicio oral o plenario, en los mismos medios ju-

r�dicos -sean doctrinarios o pr�cticos- se la utiliza

como acepci�n m�s gen�rica de 'proceso' o 'causa'".

Y citaba a Blasco Fern�ndez de Moreda, quien en un

art�culo publicado sobre el tema (LL, t. 87, p. 19)

sosten�a: "los juristas de la lengua hispana vieron en

la voz 'juicio' un sin�nimo de 'proceso' o 'causa',

apreciando en el orden penal dos per�odos diversos, el

de instrucci�n sumarial o informaci�n y el de debate o

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contradicci�n entre las partes, a cada una de las cua-

les y al conjunto era aplicable el t�rmino, habl�ndose

as� de juicio sumario y de juicio plenario como de los

momentos del juicio penal en general".

Por ello tambi�n sostengo que el argumento que

apela a desentra�ar el significado de la expresi�n

"juicio" por remisi�n a otras normas del C�digo Penal

no tiene asidero pues en este cuerpo legal, claramente,

la expresi�n no se utiliza con un sentido un�voco en

todos los casos. Advi�rtase, por ejemplo, el contrasen-

tido que significar�a atribuir a la expresi�n "juicio"

una acepci�n restringida en el art. 271 del C�d. Penal.

¢3RGUtD�VRVWHQHUVH�YiOLGDPHQWH�TXH�HO�DERJDGo o manda-

tario judicial que representa a partes contrarias du-

rante la etapa de investigaci�n penal preparatoria no

comete el delito de prevaricato?

Adem�s, y puntualmente con relaci�n a la reforma

introducida por la ley 24.316 al art. 64 del C�digo Pe-

nal, que se ha sostenido como argumento, debo repetir

aqu� lo que expresara en el Plenario "Gonz�lez Muei":

si se hubiese querido asignar una exclusiva acepci�n a

la palabra juicio, de ello deber�a haberse dejado cons-

tancia en el art. 77 y no en el 64 del C�d. Penal.

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La expresi�n "juicio" tambi�n es utilizada en am-

bos sentidos en la Constituci�n Nacional, aunque la ma-

yor�a de las veces con un sentido amplio. As�, en los

arts. 18, 24, 45, 51, 52, 95, 100 y 102 (conf. texto

1853); y 18, 24, 53, 59, 60, 70, 114 LQF������SiUU�����

\���������\�GHFLPRFXDUWD�GLVSRVLFLyQ�WUDQVLWRULD��FRQI��

texto reforma 1994).

En el art. 18 de la Constituci�n Nacional, para

tomar un ejemplo, se utilizan conjuntamente los t�rmi-

nos "juicio" previo y ley anterior al hecho del "proce-

so", juez natural anterior al hecho de la "causa" y de-

fensa "en juicio", indicando que para el constituyente

tienen similitud conceptual. Pi�nsense en este caso,

las consecuencias que tendr�a asignar a la expresi�n

"juicio" un sentido restrictivo: las garant�as del de-

bido proceso no alcanzar�an al imputado en la etapa in-

vestigativa, quien reci�n podr�a gozar de ellas cuando

la causa fuera elevada a la etapa que t�cnicamente se

denomina juicio.

Por todo ello, entonces, no puedo sino acompa�ar a

quien fuera mi otrora colega en la Sala I de la C�mara

de La Plata, cuando al votar en el Plenario aludido se-

xDODED��³���FXDQGR�QR�VXUJH�FODUDPHQWH�HO�VHQWLGR�GH�XQ�

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concepto contenido en un cuerpo legal, dicho significa-

do debe ser indagado cada vez que aparece porque �ste

est� determinado por m�ltiples circunstancias y no ex-

clusivamente por su pertenencia a un conjunto que en

DOJXQD�SDUWH�OR�GHILQH´�

El alcance de la expresi�n debe ser tambi�n busca-

do en otras finalidades del instituto como las ya se�a-

ladas. Y como bien se�ala Ramayo -citado por el doctor

Rodr�guez Villar en su voto en causa "Ca��n"-:

"La acci�n penal que se origina en el mismo momen-

to en que se comete un delito tiene por objeto realizar

la pretensi�n punitiva del Estado. Vale decir, que has-

ta que la acci�n penal no se extingue...la pretensi�n

punitiva del Estado sigue en pie, y sus �rganos compe-

tentes tienen el deber ineludible de ejecutar todos los

actos tendientes a que esa pretensi�n punitiva pueda

concretarse. El bien jur�dico tutelado por la 'secuela

del juicio' como causa interruptora de acci�n penal

consiste en impedir que la acci�n penal pueda prescri-

birse mientras los �rganos judiciales...expresen su in-

equ�voca voluntad de reprimir al delincuente, actuali-

zando la pretensi�n punitiva del Estado".

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Cabr�a agregar, finalmente, que tampoco puede

asignarse relevancia alguna a la forma en que es utili-

zada la expresi�n "juicio" en el nuevo C�digo Procesal

penal, porque en ese caso, estar�amos atribuyendo a la

determinaci�n de los alcances de un concepto de una

norma de fondo a las legislaturas provinciales, en vio-

laci�n de lo establecido por los arts. 75 inc. 12 y 121

de la Const. Nacional.

Adem�s, y como bien se�ala el doctor Riggi al vo-

tar en el fallo "Patat" citado de la Sala III de la C�-

mara de Casaci�n Penal Nacional, con relaci�n a la re-

forma introducida al C�digo Procesal Penal de Naci�n:

"...seguir tal concepci�n nos llevar�a al absurdo de

pensar que en el r�gimen procesal anterior no pod�a

existir 'secuela de juicio' habida cuenta que en el

viejo c�digo de rito no se utiliza la referida palabra

'juicio' para denominar a la etapa contradictoria, a la

que se le adjudica el nombre de 'plenario'".

As�, entonces, y por todo lo expuesto, no cabe si-

no conclu�r que en el art�culo 67 del C�digo penal, la

expresi�n "juicio" tiene un alcance amplio que incluye

tanto la etapa de investigaci�n penal preparatoria, co-

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mo lo que hoy se denomina "juicio" en un sentido t�cni-

co estricto.

Debe ahora establecerse, para completar la res-

puesta al interrogante que nos convoca, qu� actos pue-

den considerarse "secuela" del juicio y, por lo tanto,

susceptibles de provocar la interrupci�n del plazo de

la prescripci�n.

En este sentido entiendo que deben inclu�rse en

esta categor�a aquellos actos con aptitud persecutoria,

es decir, los que mantienen la vigencia del reclamo de

quienes impulsan el ejercicio de la pretensi�n punitiva

contra una persona determinada, soluci�n que aparece

como sistem�tica con relaci�n a los principios y el

sistema establecido por el C�digo Penal Argentino.

De tal manera, el llamado a declaraci�n del impu-

tado ±no la declaraci�n misma que es, en esencia, un

acto de defensa- prevista en el art. 308 del C.P.P. y

la requisitoria de elevaci�n a juicio regulada en los

arts. 334/335 del mismo texto, en el nuevo ordenamien-

to, aparecen como ejemplos claros de actos impulsores

de la acci�n y por lo tanto susceptibles de ser consi-

GHUDGRV�³VHFXHODV�GHO�MXLFLR´��GXUDQWH�OD�HWDSD�GH�Ln-

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vestigaci�n penal preparatoria, conforme la posici�n

que hemos sostenido.

En la presente causa se investiga el hecho ocurri-

do el 10 de mayo de 1999, constitutivo del delito de

lesiones culposas (art. 94 C.P.), habi�ndo formulando

el se�or Fiscal requisitoria de elevaci�n a juicio el 8

de mayo de 2001, conforme se desprende del formulario

obrante a fs. 17, se han producido actos constitutivos

GH�³VHFXHOD�GH�MXLFLRV´��LQWHUUXSWLYRV�ORV�SOD]RV�HVWa-

EOHFLGRV�SRU�HO�DUW�����LQF�����&�3���SRU�WDQWR�QR�KD�

operado la extinci�n de la acci�n por la causal de

prescripci�n. Asimismo, corresponde agregar con rela-

ci�n a lo decidido por el se�or Juez de Garant�as a fs.

7/8, que la requisitoria fiscal de elevaci�n a juicio,

como lo dispone el art. 334 C.P.P., s�lo peticiona que

se celebre el juicio, por entender el Fiscal contar con

elementos suficientes para el ejercicio de la acci�n

penal, para acreditarlo en el juicio.

Por todo lo expuesto es que propicio declarar ad-

misible el recurso tra�do por los se�ores Fiscales Ad-

juntos y casar la resoluci�n de la Excma. C�mara de

Apelaci�n y Garant�as del Departamento Judicial LA PLA-

TA que sobresee totalmente a Eduardo Ariel Catalan en

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el delito de lesiones culposas por no haberse extingui-

do la acci�n penal, toda vez que se han producido actos

interruptivos del curso de la prescripci�n. Sin costas

�DUWV�����LQF���������LQF���������SiUUDIR��������&�3���

464, 465, 530, 532 y cc. C.P.P.)

As� lo voto.

A la misma cuesti�n planteada el se�or Juez doctor

Celesia dijo:

Adhiero al voto del doctor Hortel en igual sentido

y por los mismos fundamentos.

As� lo voto.

A la misma cuesti�n planteada el se�or Juez doctor

Mancini dijo:

Adhiero al voto del doctor Hortel por sus funda-

mentos, m�s a�n cuando por fuera de acompa�arlo en la

idea de que en el caso existieron actos interruptivos

del plazo de prescripci�n, adem�s de ello pienso que no

solamente tienen esa eficacia interruptiva los actos

persecutorios, sin� otros tantos cuya caracterizaci�n

es ocioso ahora mencionar.

As� lo voto.

Con lo que se termin� el Acuerdo, dict�ndose la

siguiente

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S E N T E N C I A

Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, la Sa-

la II del Tribunal

R E S U E L V E:

I. DECLARAR ADMISIBLE el recurso de Casaci�n in-

terpuesto a fs. 18/24 por los se�ores Adjuntos de Fis-

cal de C�maras, doctores GUSTAVO ADOLFO LAMBRUSCHINI y

RUBEN MARIO SARLO, contra la resoluci�n del 23 de octu-

bre de 2001, dictada por la Excma. C�mara de Apelaci�n

y Garant�as del Departamento Judicial LA PALTA que so-

bresee a EDUARDO ARIEL CATALAN por el delito de LESIO-

NES CULPOSAS, por encontrarse extinta la acci�n penal

por prescripci�n. SIN COSTAS (Arts. 421, 451, 530, 531

y concs., C.P.P.).

II. CASAR la resoluci�n del 23 de octubre de 2001

dictada por la Excma. C�mara de Apelaci�n y Garant�as

del Departamento Judicial LA PLATA, en virtud de haber-

se producido actos interruptivos del curso de la pres-

criSFLyQ��DUWV�����LQF���������LQF���������SiUUDIR�����

94 C.P., 464, 465, 530, 532 y cc. C.P.P.).

Reg�strese, notif�quese y oportunamente arch�vese.