En la Isla (nº1, Julio 2011)

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    Lorca y Miguel de Molina: la rma perdida

    Lota Espaa: poeta isla

    ARTCULOS

    NARRATIVA

    POESA

    FOTOGRAFA

    ILUSTRACIN

    n1

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    Mes de publicacin: Julio 2011

    En la Isla, arte y literatura, nmero piloto rmado por: Alejandra Bergman, Alejandro Carrin,Alejandro Cerezo Ortigosa, Alejandro Salade, Arbreo Sugras, Donald Vagueman,Eoin OShea, Gloria Garca, Laura Barroso, Laura Zorilla, Luismi Jimnez, Miguel Tom,Nidia Rodrguez, , Rubn Camacho Zumaquero, Salvador Marn Hueso.

    Diseo y maquetacin: Brainstorming.

    Ilustracin portada: David Yuste.

    Email: [email protected]

    www.eldesvandelasletras.comwww.eldesvandelasletras.com [email protected]@gmail.com

    DISEO GRFICO&FOTOGRAFADISEO GRFICO&FOTOGRAFA

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    EditorialNace "En la Isla". Una isla compuesta por varias, tantas como autores isla, perdidos y reencon-trados entre letras y smbolos. Voces que dicen pero no predican. Lneas ausentes del deseo dela pgina del suplemento dominical. Sencillamente, arte y literatura.

    En la Isla nace como revista de arte y literatura digital, escaparate no para difundir obras oautores, sino para textos o material grco (sea en ilustracin, fotografa o diseo grco). Slouna pequea porcin de la obra. Slo lo que los autores isla han querido mostrar. Un murmullolejano, a veces incomprensible, que dice que tras un ocano imposible de ponderar se encuen-tran autores ajenos a un mercado, a un movimiento, a una corriente, ya que estn atrapados ensu propia isla; la isla de la creacin espontnea, sincera y sin grandilocuencias. Ellos crean, yEn la Isla les recoge como un lugar comn para todos, a pesar de los distintos estilos y estticasque garantizan las islas personales y solitarias.

    En este ejemplar, que es piloto, encontrars poesa, narrativa, fotografa, artculo y diseo. Letrase imgenes. No existe el deseo por publicitar autores, vender personalidades o crear corrientes.Cada isla es un trozo de tierra, y all no hay corrientes, sino que es un hogar alejado de ellas; lascorrientes circulan alrededor pero no puede atrapar esa precisa tierra. Estas pginas entonces

    estn hechas por sus autores. Todos distintos e independientes. En la Isla es como un manuscritoque abandona la tierra para atravesar un ocano, con el nico deseo de ser mostrado.

    Gracias a cada una de las personas que han publicado en este primer intento expresivo, en cual-quiera de sus modalidades. Ellos son los autores colectivos de estas primeras pginas. La revistaes suya, como del equipo de BrainStorming, que han dado forma fsica (nalmente digital) yorden a todo ese montn de palabras e imgenes.

    Damos tambin la bienvenida a los autores de "El Desvn de las letras", centro de formacinliterario que ofrece servicios integrales para el escritor. El prximo nmero y los siguientes tienenabiertas sus puertas para vuestra publicaciones, bien sea en artculo, narrativa, poesa, ilustra-cin, fotografa o diseo; en denitiva, arte visual y literatura.

    Para cualquier comentario personal, deseo de publicacin o colaboracin, En la Isla abre una

    pequea va de comunicacin, de tierra a tierra, aguas aparte:

    [email protected]

    Vuelta de pgina. Los isleos tienen algo que decir.

    En la Isla.

    Con la Vista

    Fuera de la Isla

    Poesa

    Artculo

    Narrando

    porCaos Gloria Garca 4

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    porRonroneo Luismi Jimnez

    porBirds in da jed David Yuste

    porUna de Piratas David Yuste

    Alejandra Bergman

    Salvador Marn Hueso

    Donald Vagueman

    La frma perdidaporAlejandro Salade

    Lota Espaa, poeta isla

    porLculus Arbreo Sugras

    Laura Zorrilla

    Nidia Rodrguez

    Eoin OShea

    Little by Littlepor Rubn Camacho Zumaquero

    por Rubn Camacho Zumaquero

    Cromatismo de GranadaAlejandro Cerezo Ortigosapor

    Vuelo Laura Barrosopor

    Lnea ocupadaAlejandro Carrinpor

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    CaosPor Gloria Garca Daz

    Gloria. Extremenia en Alemaa. Tengo tantos idio-mas entre mis manos en el da a da que a veces nome comprende ni mi madre. Uno de esos idiomases la fotografa. Un idioma que abandono a veces,o ella me abandona a m. Supongo que mi foto-grafa es como yo: a veces clara y a veces confusa,a veces pura y a veces oscura, a veces racionalpero casi todo el tiempo: catica.

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    5. EN LA ISLA Poesa

    Alejandra Bergman

    Tu imagen arrogantees la que me arropa.Las imgenes todascrean en m identidad imposible.Si caminas con despreciomis ojos se conmueven.Si me das penuriame rebelo contra la pena.Me construyes porque no tengoidentidad propia.Y la imagen que me vespara m no existe.

    ImgenesSlo tengo ojos

    No existe en m la atadura,el cerco o lmite, ni un instante sometida;la barrera de mi qumica no impideel fulgor de mi aire disperso.Soy mis ojos;puros inslitos (tambin insolentes),que te miran y me miran.Pobres todos,que necesitis que os cerquen.

    No tengo demonios,pues no permito si quiera lugar donde habiten.Me desnudo de todo,hasta de mi identidad fatua,temporal.Inhumana.

    Soy mis ojos;que slo sirven para mirarlos andrajos con que te vistes,pesadas telas hechas de nada.

    Y no siento pena de nadasalvo de m.Que no tengo ropay slo observo.

    De m dicen balbuceos, y yo slo me digo lo queveo afuera. Quiero ser espejo, moverme y ser sloreejo. Y no entiendo por qu todo siempre se rom -pe. Nac en cualquier parte, y no tengo nada, sal -vo lo que me enseas.

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    EN LA ISLA6. Poesa

    Nac en una aldea gala de lluvia inmisericorde.Por dentro y por fuera. Me licenci en FilologaRomnica porque a mi alma no le quedaba msremedio. Vivo de fado, gin-tonic y poesa ajena.Yo la escribo pocas veces, cuando me despisto. Ocuando no puedo ms.

    Vuelvo a ser, sin serlo,un sueo apaciguado,un murmullo que caminaen calles con lmites exactos.Y vuelvo a ser.Pero no soy.Las cosas a las que vuelvoson ceniza despierta,y yo observo mi infanciaen las sombras de los muebles.Me duele una lgrima antigua,tu recuerdo, mis ansias;y la forma de los besoscuando slo eran soados.Es verdad que he crecidopero no s hacia dnde.Vuelvo a ser.

    Recuerdo.Y nada es lo mismo.

    Laura Zorrilla

    Vuelvo a serIslas

    La distancia entre dos islasse mide por la cantidad de olas que me invento.Para apagar mi sed de marconstruyo pequeos barcosy los lanzo a las noches de esta ciudad tristeque me vigila.Pero aqu no hay mareasni pleamares.Nada nos mueve ni nos golpeaen nuestros lmites bien denidos.No conocemos el arrullo inciertode las voces belicosas de los titanes,ni la esperanza febril y puraque traen los cadveres de las caracolas.Somos tan slo un cielo plomizo de miedos pequeosperfectamente etiquetados.Por eso, para inventar una ola,

    necesito acordarme tanto de tique las casas detienen sus sombras, temerosasde esta fuente de luz y de innito,explosin de vida incierta y de caricias,que sube desde mi pecho hasta mis manosretorcindose, saltando, explicndotey encrespndose de espuma,como una amenaza cierta de que t existesy yo te necesito.Y as es como mido la distanciaentre tu isla legtimay mi delirio de sombras amarradas:cuento las olashasta que t respondes.

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    La frma perdida

    Miguel de Molina, padre de la Copla y artista multidisciplinar, era un artista Isla porque suyoseran los designios de su viento, como dueo era absoluto de su arte y xito. Guardaba sus teso-ros con astucia, y apenas los mostraba con cuentagotas en los tablones de los teatros. Su arteera tan grande que una escasa gota de su ocano bastaba para hidratar de estmulo a losasistentes. Entre ellos, estaba Lorca, genio que regalaba todas sus marismas sin dilacin. Amboseran Islas, a su manera respectiva, y ambos ocultaban secretos que permanecieron y perma-necern como un core enterrado, protector de tesoros inimaginables. En la relacin entre elcantante, bailarn y creador y el poeta se vislumbra uno de esos tesoros, testigo de una pocay condicin.Las docenas de frmas apiladas en los libros de Miguel, castigado cruentamente por un rgimeny la catadura moral de un pas por aquel entonces invlido para comprender el signifcadode su fgura, lidian con una frma perdida, borrada para siempre de entre sus pginas: la deLorca; porque era la frma del poeta granadino universal la perseguida, tanto como el cuerpode Miguel. Uno, por sus ademanes artsticos, era ultrajado en su propia piel. Otro, poeta isla,nico y genial, era violentado a travs de la ejecucin de sus trazos.

    Alejandro Salade, director de la Fundacin Miguel de Molina y sobrino nieto del artista ma-

    lagueo de nacimiento y bonaerense de adopcin, nos trae esta ancdota nica, no antescontada, sobre el impacto que tuvo sobre Miguel la impresin de la frma de su amigo Federicosobre uno de sus cuadernos; frma robada por l mismo y su miedo, que jams pudo ser con-templada de nuevo.

    Miguel de Molina y Lorca, dos genios Isla. Arte y Literatura.Dos conquistadores unidos por los araazos de una frma perdida.

    Miguel de Molina utiliz, en una de nuestrastantas interminables tardes de charla y relatos, unallamativa frase, que dado el personaje de que setrataba me caus una enorme intriga: fue unade las pocas cosas que me arrepent en mi vida,rerindose a una inquietante historia que paso acontarles.Sac un libro de un maletn de cuero y me dijo:te voy a mostrar parte de la historia de Espaay Argentina, importantsimas guras con las quecompart inolvidables momentos y otras a las queadmir profundamente. Era su libro de rmasfamosas. Este importante libro que rene a escrito -res nveles, compositores, empresarios, polticosy artistas.

    Lo abra su querido Federico Garca Lorca. Comopor aquellos aos la sola letra manuscrita del poe-ta causaba ciertas incomodidades le recomenda-ron a Miguel quitar esas palabras, procedindosea eliminar con una hoja de afeitar la rma ydedicatoria del escritor granadino, utilizndoseese espacio para que se dibujase el rostro del intr-prete de La Bien Pag, cubriendo as los rasgosdel extenso autgrafo.Momentos de tensiones habrn sido aquellos paraque Miguel de Molina aceptara tan terrible suge -rencia. Alejado ya de esos escabrosos momentoshistricos, recordaba con gran pesadumbre este

    hecho.

    Esta Fundacin, que cuida su legado, ha hechotodo lo posible para que pueda apreciarse elprofundo signicado de este libro de oro y asi-mismo dar a conocer este episodio mostrando lahoja donde se aprecian las marcas de las lneaseliminadas, disimuladas por los colores del dibujo.Hemos puesto en manos de expertos este manus-crito con la triste noticia que nada puede hacersepara recuperar la dedicatoria de Lorca.Una historia triste, incomprensible, pero que deno-ta la realidad de una poca complicada de enten-der an hoy.Huellas y ms huellas en este no sencillo caminode descifrar a un personaje sensible y provocadorque vivi experiencias similares al autor del Ro -

    mancero gitano, pero con un nal ms feliz.

    Miguel de Molina y Lorca,

    Arte y Literatura. Dos Islas

    Alejandro SaladeSobrino-nieto de Miguel de MolinaDirector Fundacin Miguel de Molina

    www.fundacionmigueldemolina.org

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    EN LA ISLA8. Narrando

    Little by littlePor Rubn Camacho Zumaquero

    Sufra un evidente problema de comunicacin. La raz del problema consista, precisamente, en que pen-saba que su sistema era perfecto e incuestionable. Un sistema ancestral, compuesto por gestos, sonidos,intuiciones y miradas penetrantes. Ella lo deca todo, pero nadie comprenda nada. No poda ser culpasuya. A travs de los ojos deca lo que necesitaba. Pocas miradas eran tan claras, profundas, incluso inso-lentes. Muchos le decan que eso no era necesario, especialmente l: eres demasiado hermosa, no tienesla necesidad de ser tan insolente. Con su cuerpo daba noticias de sus deseos: aproximaciones leves, unafecto distante, esquivo pero creciente; el deseo de regodearse en la soledad ms absoluta. Por eso tanpocos la entendan: solitaria, fra, distante, insolente, incapaz de comunicarse... extraa! Misteriosa. Sufro, sin embargo, era cticio. Era el calor, disipado en unas entraas etreas y simblicas, el que no en-contraba una va di recta para expresarse, para salir afuera, para acabar con ese hermetismo tan pesado.Ella no poda comunicar nada de eso. Segua pensando que la culpa era de los dems. En realidad sesenta sencilla y deseaba comunicar todo aquel calor.

    Ciertamente, los dems tenan una parte de culpa, aunque tampoco es til buscar culpables para explicarun hecho comn y perdurable en el tiempo. Un hecho tan comn como tedioso: cuando dos seres se gritana travs de un cristal a prueba de ondas; buscar luz sin ojos, querer tocarse sin manos. Querer hablarsin boca. El hecho de la comunicacin desafortunada, que no imposible. Ella tena que aprender poco

    a poco. Los dems tambin. Ellos, siempre crearon una imagen de ella muy distorsionada acerca de supropia realidad. La vean como un eje con dos polos, opuestos y duales. Segn la parte positiva, ella eraesencialmente buena (aunque la censuraran tan a menudo a causa de su tendencia a los apetitos, a sa -ciarse con la comida o a dormir en exceso), bella y elegante. l la amaba por estos detalles, y tambin porla ternura que le despertaba su problema de comunicacin. La miraba cada da y ansiaba comunicarsecon ella, con desesperacin. Sus esfuerzos eran colosales pero rara vez recogan un fruto. Por el contrario,ella se marchaba nuevamente ofendida por otro desastre ms en su intento comunicativo. Pensaba que laculpa era suya, de l, que no la entenda. En estos detalles consista la parte negativa que haban creadosobre ella: insolente, terca, inmadura, fra, inexpresiva... un muro de hielo, una diatriba constante, unanegativa tan instaurada en su mente que pareca haber nacido para decir no, para rechazar, para consi-derarse por siempre una intil y a todos los dems unos intiles con ella. l tambin la amaba por estosdetalles. Todo le pareca tierno. Ella no se crea nada.

    Poco a poco, que es como todo se tercia, fue comprendiendo dnde estaba realmente el error. La razn de

    su xito se encontraba en que esta comprensin no tuvo lugar a travs del raciocinio, de un pen-

    Cold is when the heat cant come out

    Mi insatisfaccin es recurrente, como la de los pe-rros muertos de hambre. Nobles y complicados,pero muertos de hambre. Mi literatura a veces pue -de ser complicada y parece estar muerta de ham -bre, pero creo, es noble. Me gusta escribir sobreperros y gatos, porque en su imagen est todo loque necesitamos. Escribo por la breve satisfaccinde hablar a solas. A veces quiero aullar muy fuerte. A veces, me callo. Soy natural de Mlaga, peroeso no importa nada. Autor del poemario De razrebrotada (concluso) y de la novela Los perrosperegrinos (en revisin). Me gusta dar todo lo quetengo, porque slo para eso me sirve.

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    9. EN LA ISLA Narrando

    samiento lgico, de nada que podamos considerar exclusivo de los seres humanos. Surgi a travs dela intuicin, un mecanismo sin explicacin ni posibilidad de cuanticacin, pero no por ello irreal oinvlido. La intuicin slo funciona para quien cree en ella y la contempla como una posibilidad ms, yella, que no crea en nada, tampoco tena motivos para desconar sobre una nueva va. Todas le eraniguales. As fue cmo, mediante su intuicin, comprendi el error: ella no era fra, ni sus emocioneseran tan planas. Su rostro era esttico, s, no expresaba emociones ni se mostraba sensible hacia las delos dems, pero esto no quera decir, en absoluto, que su realidad interna obrara segn esta imagen.No, ella verdaderamente senta un calor interno, intenso y volcnico; luego no poda ser fra. El errorconsista en que su sistema de comunicacin no contemplaba esas emociones. No las utilizaba, no eranparte del juego, no formaban smbolos dentro del cdigo. As, era imposible entenderla. Tena motivospara hacerlo as.

    En ciertos momentos, en el pasado, las utiliz. Las consecuencias fueron desastrosas. Se apeg emocio -nalmente a seres que la abandonaron tras manipularla. Su propia familia (aparentemente gregarios,luego indmitos e indiferentes), sus amistades, todos los vnculos que haba conocido. Determin prot-gerse y desech las emociones como va expresiva. Ahora, l la quera y ella tena miedo. No podancomprenderse. Todas esas muestras de afecto para ella eran grandes mentiras, porque siempre las

    comprob as. El afecto era una trampa. Una caricia suave en el pelo poda signicar que, tarde otemprano, se lo agarraran para zarandearla.

    l dorma. Se haba quedado dormido en el sof, como tantas veces. Ella le miraba a lo lejos, contanta curiosidad como desconanza. Desde el principio, su curiosidad se despert como un minsculoestallido controlado; como si, dentro de ella, una breve chispa de calor hubiera agitado sus aguas msestancas. l, que s era puro fuego, transmut rpidamente esa curiosidad inicial que tambin sintial principio en ternura, poco a poco en deseo, y ms tarde, mecido por la seguridad de una intuicinclara y profunda, en un amor limpio y despejado de dudas. La amaba. Tanto a su calor oculto comoa su insolencia; a su belleza, sus poses distinguidas y tambin a esa incapacidad para comunicarse.Tambin amaba, paradjicamente, a sus acusaciones. Ella le miraba, le rea de tanto en cuanto, y consus mltiples gestos y sonidos se lo deca todo: eres miedoso, no eres claro, cobarde, inferior, incapaz.En realidad, le acusaba mirndose al espejo, depositando en l todas sus taras y complejos. Complejosque fue superando, nuevamente, poco a poco. l amaba tambin sus defectos, ante los que se enterne -

    ca. Y all estaba, nuevamente dormido, y ella mirndole a lo lejos, catica, confusa y perdida. Poco a

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    poco toda esa maraa de experiencias guardadas en el inconsciente fueron naciendo hasta ubicarseen su pensamiento, anclando conexiones nerviosas que crea perdidas y construyendo otras nuevas.Record que l, con su esttica, fomentaba su libertad. Una libertad que, por supuesto, prcticamentenadie entenda.

    Era libre porque nada la ataba a nada. Su abanico de opciones era casi innito. Sus emociones estabanguardadas con llave en un cofre del interior, para as no caer en el error de la atadura. Sala de casasin aviso y con frecuencia, no volva en das, coma a deshoras, a veces dorma por largos periodos y enotras pasaba noches enteras sin dormir, suba donde todos teman, y dejaba caer parte de su cuerpo alvaco simplemente porque se le apeteca hacerlo. Nadie comprenda esta libertad. Todos la censurabany la limitaban, para protegerla de una muerte hipottica. l, por el contrario, disfrutaba observandocmo se zarandeaba contra las barreras y se meca en los planes imposibles. Ella haca lo que quera,a cada instante, con cada impulso, y su mente se complaca con cada nueva posibilidad que explo -raba. Su mente siempre estaba cambiando, creando nuevas rutas hacia lo desconocido, destruyendoconceptos sobre s misma y sobre los restantes, duea nica de un camino liberado. Todo era capaz dedestruirlo y de cambiarlo, salvo su maltrecho sistema de comunicacin, que ella pensaba como perfecto,pero era intil e incapaz. l continuaba dormido, y ella pensaba en cmo resolver el entuerto.

    En ocasiones pensaba que todo sera mucho ms fcil si contara con otros atributos. Un rabo de perro,por ejemplo, o sus orejas. Su expresin sera tan dinmica que al n se sentira comprendida. Consus expresiones tan hermticas nadie saba cundo se senta herida, triste o agotada. As, todo lo quemostraba era caos, confusin y contradiccin; un aire disgregado en mil elementos distintos, todos endesorden, libres pero azarosos. Un manto de aire glido que tocaba todo pero no se concentraba ennada. Le miraba. l dorma. l disfrutaba observando ese aire. Observaba su libertad y disfrutaba. Dis -frutaba al verla comportarse como ese aire que no poda atraparse. Disfrutaba de su brisa esquiva, enlos escasos momentos donde decida tocarle. Disfrutaba, en su ausencia de expectativa, de su esenciams pura e inalterable. Poco a poco, segua comprendiendo.

    No se trataba de comunicar de una forma u otra, de niveles, superciales o profundos. Se trataba deaprender sistemas nuevos. Mirar a los ojos cuando unos se posan en los tuyos, sin que necesariamentesignique un desafo; atender a la voz que te llama por tu nombre, su tono, su volumen, su discurso

    en proceso ms que el resultado en s mismo. Tocar y ser tocada, en el momento preciso, en la dosis

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    EN LA ISLA12. Narrando

    Rubn Camacho Zumaquero

    [email protected]://rubencamachozumaquero.wordpress.com

    http://sobreperrosyperegrinos.blogspot.comhttp://www.ameliteraria.com

    tanto la atemorizaba. Pero ya est bien, ya no hay ms, ya no hay de qu temer. Va siendo hora. Pocoa poco, poquito a poco.Se acerc con sigilo. Su respiracin, masculina pero orientada a la niez del sueo, indicaba un pro-fundo estado de letargo. Se sent cerca de su costado y le mir jamente. Era imperfecto. Errneo,absurdo. Pero a pesar de sus mltiples falsas seales, de sus acometidas equvocas, haba construidoun puente de comunicacin indirecta, blanca y limpia, donde mostraba un afecto incondicional, el asus escapadas, a sus riendas propias; a su libertad y a sus designios. Era besado slo cuando ella seacercaba. La besaba slo cuando ella se dejaba. Estaba cerca, alerta, pero distante. Ahora dorma,y era ella la que se acercaba. Basta de tanta demora. Ha sido suciente. Se acerc ms y comenz aolerle. Limpio. Imperfecto, pero limpio. Repos la cabeza sobre su trax. Se senta cmoda. Nada po -da pasarle. Acerc el rostro a su cuello, para olerle, para notar cmo respiraba. l se mova, pero nodespertaba. Era la hora de abrir los cofres, de dejar salir el calor; de abandonar ese fro.

    Pos las palmas en el pecho. Las agitaba. Le tocaba, para sentirle, para notar el calor, para saber quhaba dentro. Incluso, hinc sus uas en el pecho, en un impulso enrgico que no era ms que el signi -cado de su calor roto. El calor estaba fuera, y todo ahora era bueno.

    Comenz a ronronear.Abril 2011,escrito con un gato encima, mientras ronroneaba.

    FIN

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    Lo cierto es que de pequeo nunca estuve intere -sado en la fotografa. Fui creciendo sin entenderladel todo, pues para m no era ms que una obse-sin, que sufra la gente, por guardar recuerdos enpapel, ordenados en lbumes de fotos que acaba-ban guardados en armarios olvidados que slo seabran cuando venan visitas a casa...

    Unos aos despus de esto empec a buscar algoque me interesase estudiar. Pese a la opinin quetena con respecto a la fotografa, siempre me ha-ba llamado la atencin la pintura, el diseo gr-co y el mundillo audiovisual. Casi sin saber muybien dnde me meta, me decant por esto ltimo.Y en este proceso de formacin fue cuando tom uncontacto real con la fotografa, que, a decir verdad,me cautiv desde el primer momento. Me fascina-ba escuchar a mi profesor (un fotgrafo entusiasta)explicando las reglas de composicin, hablandode los contrastes, el funcionamiento y la tcnicade la cmara o cmo se revelaba un carrete en elcuarto oscuro, algo que me sigue pareciendo puramagia. A medida que avanzbamos con la teoracomenzamos con la prctica, y fue entonces, mien-tras disparaba por primera vez con una cmararex y un carrete en blanco y negro de 400ISO,cuando entend en qu consista este arte, que meacab interesando mucho ms que la produccinaudiovisual.

    Actualmente me sigue apasionando la fotografa yes a veces un hobby y otras veces un complementoa mi trabajo, ya que soy diseador grco.

    Me gusta capturar con mi objetivo objetos cotidia-nos, la gente que tengo cerca, los animales de micasa, en denitiva el mundo que me rodea. Hacerfotos es una manera de relajarme y desconectar, esalgo me llena por dentro, pero, siendo sincero, no

    le dedico todo el tiempo que se merece.

    RonroneoPor Luismi Jimnez

    http://www.luismijimenez.es

    [email protected]

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    EN LA ISLA14. Poesa

    Acera de la tarde

    Un pjaro en la mano y cien ofensas,un sudario sin cruz deshilachado,un agravio sin rma en el enfado,un ensayo de doma a tus expensas;

    un naufragio sin hambre en las despensas,un villano de almuerzo edulcorado,un sicario sin puesto en el mercado,un serrallo de colchas indefensas,

    adelantan su trazo cada tardeal trazo de mi mente si camina.Y al salto de mi sombra por la acera

    sabr si toda cera es la que ardeal plpito de trenzas de tu esquina,al sol de tu cada y su ceguera.

    Salvador Marn Hueso

    Sobran las manos

    Si las manos me sobran,acrcame tus dedos, convnceme del aire.

    Si mis piernas tropiezan,atraviesa las selvas, sorprende a los caminos.

    Si la lengua me miente,inndala de espumas, de olas y de espadas,

    y no dejes mi cama a solas en Adviento:sobre el techo, crepitan ratas recin paridas,hambrientas si te marchas,y no puedo calmarlas con restos de tu nombre,con migas de tu pelo,con briznas de tu aliento prendido en los armarios,y ellas siguen reptando sobre el techo crujiente,ajenas a mis splicas,

    y muerden la madera, y acercan sus hocicosa un palmo de mi vista,

    por eso dime, amor, dmelo, dnde ests,

    para que as las ratas nos devoreny las manos me sobren para siempre.

    El Jueves Santo de 1982, mi madre rompa aguas,y no fue hasta la madrugada del viernes al sba-do que acab por soltarme. Se me ocurre pensarque hered de aquella larga jornada mi tendenciaa la preez irresuelta, a los empachos que, comomucho, se resuelven en algn leve eructo. Creo hon-radamente que mi literatura es justo eso: el cclicosopor, amodorrado y narctico, de la digestin dela boa. As pues, lector, ruega al Seor por la cura -cin de mis intestinos, en la que an confo con lafe del zampabollos en su almax.

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    15. EN LA ISLA Poesa

    Nidia Rodrguez Borobia, nacida en Mlaga en diciembre de 1986. Su gusto por losidiomas la conducen a cursar sus estudios universitarios en Traduccin e Interpretacin, sin dedicarse posteriormente a dicha profesin, ejerciendo en la actualidad como pro-fesora.

    Desde que el uso de razn le estrecha la mano con recelo, y las caligrafas y eladorable Micho irrumpen en su vida, dedica gran parte de su tiempo libre, y no tanlibre,a una actividadque probablemente y hasta el momento constituyen su rincn fa-vorito sobre la tierra: la escritura. Describe su escritura, sin estilo denido y totalmentelibre,como un paraso ms all de lo humano, la ciencia y la metafsica, un arte dela vida, como todas las cosas conocidas, que en su caso, fue engendrada indudable-mente en lo ms hondo de su corazn: la luz, la tierra sin frontera, los sueos de losque nunca duermen, el poder del olvido, la cura de las enfermedades del alma y enocasiones, su peor enemigo.

    Nidia Rodrguez Borobia

    Si te he dicho que me quedocontigo hasta que el mundo se consuma.Si te he dicho que me muerosi arrancas tu bandera de mi suelo.

    Si te he dicho que me quedocontigo hasta que no me queden das, contigo hasta que se me agote el tiempo,hasta que t me olvides,yo me quedo.

    Si te he dicho que me quedo,que contigo lo peor no me da miedo.Si hasta la guerra es menos mala con tu beso,si haces ms dulce los inernos.

    Si te he dicho que contigo los agujeros.

    no son tan profundos ni tan negros, si te he dicho que cuando te marchastodo me sabe a menos...

    Si te he dicho que he venidoa quedarme contigo y a guardarte,para ser la sombra de tu risay el amor de tu verbo.

    Si te he dicho con mi lenguaje mudo que a donde vayasyo te sigoque si tropiezas, yo me quedoyo me caigo contigo.

    Si te he dicho que no habr amanecer en que te falte,que no habr noche fraen que no te abrigue,si te lo he dicho.

    Si me quedo contigo,que se evapore el mundo,Y se disuelvan sus dilemasSi te he dicho que tus ojos son mi luz.Que tu risa es mi alegre condena.

    Si te he dicho que me quedo,contigo hasta que no me queden das,contigo hasta que se me agote el tiempo.Hasta que t me olvidesyo me quedo.

    En verano, tras los das ms ridos y despejados,

    tambin hay tormentas ras y violentas... Al fnal aprend a darle ventaja

    Como nos mata la muerte,y de ventaja la vidanos da para jugar suerte.

    Y en las horas ms perdidasvacas para nunca y siempre,supe de un sbito golpecuando el tiempo adoleca,

    que la desventaja mame estaba haciendo ms fuerte.

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    Lota Espaa, poeta IslaPor Rubn Camacho Zumaquero

    Entre documentos olvidados tambin podemos encontrar a poetas isla. Lota Espaa era una isla porquenadie poda acercarse a ella. Su personalidad y geografa se mantena oculta, y la historia, que no laha olvidado tanto como perdido, mantendr por siempre un enorme halo de misterio sobre la poeta ma-laguea. Esta poeta isla, cuya ltima lnea se pierde al comenzar la guerra civil (no existen datos acercade su nal), tiene en su haber un extrao honor: ser la ltima persona en publicar antes del estallido dela guerra civil espaola en 1936. El texto fue un poema homenaje al anarquista Buenaventura Durruti. Loque ocurri despus permanece siendo un misterio debido a la quema de archivos durante la guerra civilen ayuntamientos, bibliotecas e Iglesias. Es pues tan desconocida que merece el apelativo de poeta isla,ya que nadie sabe dnde encontrarla pero conocemos breves huellas sobre su obra. An as, Lota Espaacomenz a publicar mucho antes.

    Con el nombre real de Lolita Gonzlez Prez, Lota Espaa comenz a publicar en 1927. El marco principalfueron las revistas "La unin ilustrada", "La cruz roja" (donde aparece publicado su nico relato corto, "Laecha lanzada") y "Vida nueva". En aquella poca convivan dos maneras de entender la poesa. La viejaescuela y la nueva, la poesa dirigida por la forma y la costumbre y la poesa dotada de conceptos. El 98,poesa vieja, y la nueva del 25 (Manuel Altolaguirre, Emilio Prados y Jos Mara Hinojosa principalmenteen Mlaga). La breve visita de Rubn Daro a Mlaga, que inuye sobre Salvador Rueda, deja tambin un

    estigma sobre la poeta olvidada. En sus comienzos, Lota Espaa perteneca a este primer tipo de poesa.Lota Espaa no era una poeta original ni innovadora. No era afn a nuevas tendencias y se mantenaapegada al costumbrismo. Poeta dechada en versos de arte mayor y rima consonante, cultista, de inuen-cias y similitudes con Becquer, Manuel Machado, Rubn Daro o Salvador Rueda. Intentaba usar todoslos recursos posibles, pero dentro de su isla, cuyos lmites fueron ensanchndose poco a poco, como unamarea baja que daba luz a nuevas tierras.

    Y ser hoguera;y ser luna;y ser espino y ser ala...

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    Poema Solitaria:

    La poeta sufre una transformacin paulatina, que la lleva desde un inicio con poemas religiosos, conven-cidos pero a la vez ingenuos, hasta nalmente presentar las dudas caractersticas de una crisis religiosa.La esttica contina siendo tradicional, pero su evolucin personal la lleva a una radicalizacin poltica ya un mayor compromiso social.

    Crepuscular:

    En la revista La unin ilustrada, Lota Espaa publica poesa antigua y retrica, cargada de exaltacionesreligiosas. A pesar de que este tipo de poesa sola tacharse de retrgrada, tena secciones jas en las revis-tas. La unin ilustrada, titulada revsta artstico-literaria, perteneci al grupo de La unin mercantil, unode los diarios de mayor tirada en la provincia. Este diario, que era tambin una revista grca, naca conideas liberales y progresistas y termin por desaparecer al llegar la Repblica. Lota Espaa comienza en -tonces a publicar en La cruz roja, de distribucin gratuita. Su ltimo poema es publicado en Vida nueva,subtitulado Diario republicano de izquierdas. Este diario se mantiene hasta la cada de Mlaga ante lastropas franquistas. Lota Espaa viva su transformacin personal y potica a travs de estas publicaciones. Suconicto entre las formas tradicionales y progresistas se solucionaba con una gran valenta personal.Poemade exaltacin anarquista, publicado un mes antes de que las tropas franquistas llegaran a Mlaga:

    Si tienes nia un querer,no se lo entregues al mar.

    Sabes si podr volverlo que dejastes marchar?

    Nuestro verso es el perfume de un amor de lejana;hora plida es la hora que nos unge de ideal,rima bien con el paisaje nuestra azul melancola,

    es el alma una vibrante citarina de cristal.

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    La nica novela reconocida de Lota Espaa es La voz del terruo. La fecha aproximada de publicacin es1930 y narra la hi storia de una pareja de jvenes en un pequeo pueblo de Cantabria. No se conocen lasinuencias de Cantabria en Lota, o si alguna vez estuvo all. En la novela, se volva a apreciar un conictoentre las ideas progresistas y tradicionales.

    Su obra qued perdida, como la de tantos autores isla, ocultos bajo su reserva, su independencia, o enel caso de Lota Espaa, perdida y olvidada a causa de una guerra que tambin atac a la literatura. Losescasos documentos que hoy da conservamos sobre Lota Espaa fueron investigados por Mar a DoloresGutirrez Navas, catedrtica de Lengua Castellana y Literatura y Doctora en Filologa Hispnica (Universi-dad de Mlaga). Su investigacin se centr en la recuperacin y el estudio de los textos poticos apareci-dos en las publicaciones peridicas malagueas del siglo XX, y all estaba Lota Espaa. Con la ayuda delGrupo de Investigacin Recuperacin del patrimonio literario andaluz (Universidad de Mlaga, 2004) ,

    su libro sobre Lota Espaa, Lota Espaa, poesa y prosa de una malaguea olvidada (2004) ve la luz.

    Porque am sin ser amada:

    Tengo el alma cristalina porque am sin ser amaday en la frente llevo el ritmo de una estrella palpitante Lota Espaa se encontraba perdida en documentosolvidados, pero estaban all, como estn todos los manuscritos que an no han visto la luz, y que quiz a

    da de hoy se resisten a verla. Enviar su obra a travs del tiempo, cintada dentro de una botella y lanzada

    Trabajadores de Iberiasabrn llorarte sin voz,con llanto de dinamitasobre el fascismo traidor.

    Porque am sin ser amada llevo el sol en los inernos,en mi pecho que acarician los armios de mi talma:hay tormentas en la vida que nos hacen ser eternos,y recuerdos que nos llenan de belleza todo el alma.

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    Fuente:

    Lota Espaa. Poesa y prosa de una malaguea olvidada. Estudio intro-ductorio y edicin de Mara Dolores Gutirrez Navas. AEDILE, Mlaga,2004. ISBN: 84-921919-8-8.

    desde su isla personal, es el hecho nal para denirla como poeta: valiente y expresiva, como as fue sultimo poema, la ltima publicacin antes de estallar la guerra; el poema Hombres de gesta, dedicadoal anarquista Durruti, tiroteado en aquellos das.

    Hombres de gesta

    Durruti:

    Durruti:

    Mente, brazo y corazn:Llamarada de un petardoque supo alzarse hasta el sol:Aguilucho rojo y negroque cay,para que se levantarams alto el Pueblo espaol!

    dentro de tu coraznlos anarquistas de Espaaperdieron su ardiente voz!Compaeros libertarios!Hijos del pueblo espaol!Que no quede un buitre de esossin un plomo vengador!La bandera roja y negraque l tan alto coloc, zms roja est de su sangre;

    ms negra es nuestro Dolor!

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    tienen nada que decir. Lculus, explicaba la noticia, haba conseguido entrar en la universidad gracias a lamodalidad de ingreso para mayores de veinticinco aos, ya que, por su condicin, no haba podido estudiarun bachillerato, ni siquiera unos estudios elementales. Tras muchos meses de burocracia, papeleos intiles,vueltas y revueltas entre despachos, consigui que, a pesar de tener slo nueve aos, se le considerara una

    edad equivalente a los veinticinco, adulto pues era adulto- y preparado para estudiar una carrera. Nohabra sido capaz de no haber llegado su caso a odos de ciertos polticos de va estrecha esto no lo decael peridico- que, viendo una oportunidad de destacar y salir en la foto, movieron los hilos necesarios paraque Lculus se matriculara en la universidad. Ms tarde, cuando nos hicimos amigos, supe que la eleccinde la carrera de veterinaria tena que ver con la muerte de su madre, cuya desgracia fue caer en manos deun albitar alcohlico e incapaz que no supo resolver en la mesa de operaciones lo que deba haber sidouna operacin sin importancia.

    Al verle ah, ante los tablones de anuncios y como perdido, no pude evitar acercarme a l y hacer un co-mentario sin importancia que me permitiera entablar una conversacin. Sin duda agradeci esa muestrade buena voluntad por mi parte, ya que probablemente yo era el primero en acercarme a l y ofrecerle algoms que una mirada de curiosidad. Sus ojos me lanzaron una de esas miradas grandes y llenas de penaque slo he llegado a ver en l, y algo dentro de m se conmovi. La sensacin fue extraa, pero muy pla-centera. Sin darme cuenta haba adoptado a Lculus, le haba tomado como amigo, y eso haba creado,tan de repente que casi no me lo creo, un vnculo de amistad ms fuerte que el que nunca tuve con nadiems. Desde entonces, y a pesar de su independencia, buscaba mi compaa ms que la de los otros. He deconfesar que tambin yo buscaba la suya, y que me inquietaba si al llegar a clase no le vea.

    En el aula se pona al nal del todo, tratando de no molestar con su enorme cuerpo la visin de nadie, yse mantena callado, todo lo quieto que era capaz, procurando pasar desapercibido si es que eso era posi -ble. Todava recuerdo las burlas que tuvo que soportar cuando un da en plena clase de qumica su cuerpodecidi que era el mejor momento para una ereccin, situacin que no pudo controlar y que provoc suvergenza y la de muchos de los que le queramos. El silencio del profesor, las risas crueles de los chicos, lasrisas nerviosas de las chicas, los chistes, la comidilla que sigui los das posteriores, los corrillos que callabanpara estallar en carcajadas a los pocos segundos de haber pasado l. Nadie merece semejante crueldad,pero as se portan los ignorantes ante el dbil, ante el diferente, ante el que no puede defenderse, ante quienpuede ser aprovechado como pantalla para huir de la propia estupidez. A esas risas siguieron muchas ms.

    Sus dicultades para enfocar el microscopio en clase de biologa, su torpeza para moverse entre las sillas

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    del aula, del saln de actos, de los diversos laboratorios: todo estaba en su contra. A las pocas semanasempezaron las primeras quejas contra l. Algunos alumnos empezaron a decir que atraa las moscas, locual no slo no era cierto, sino que consciente de las reticencias que iba a encontrar, extremaba su higienepersonal y el cepillado de cada maana. Otros se quejaban de su aliento, de que sus resoplidos distraan

    cuando de las explicaciones del profesor. Otros, yendo ms all, decan que al ocupar ms sitio que losdems, tambin debera pagar ms matrcula que los dems. Y l nunca deca nada. Soportaba las burlas,las quejas, las provocaciones con una admirable entereza. Slo en su mirada triste, en su andar cabizbajoy meditabundo poda adivinarse lo duro que le estaba siendo todo aquello.

    Un domingo, en una casualidad bien calculada y forzada por m, y vencido por la curiosidad, me acerqual lugar donde viva. Consciente de que mi amistad con Lculus no necesitaba trucos como ese, me sentaruin acercndome a espiarle, como si le estuviera traicionando, como si yo no fuera digno de su conanza.Quizs fuera as en realidad.

    Le encontr en unos prados en las afueras de la ciudad, junto a la carretera que lleva a la montaa, en unanca de unas cuatro o cinco hectreas rodeada de rboles, con un enorme casern lleno de desconchones yun pequeo estanque seco frente a la entrada, lleno de hojas muertas y maleza devorando el recuerdo de loque alguna vez debi ser una casa palaciega. Un escudo de piedra sobre la puerta de sillares, comido porlos aos y el cierzo, aseguraba que alguna vez as haba sido. Entre un montn de potros y potrancas quecorreteaban por la nca, jugando a asustarse unos a otros, estaba Lculus, un Lculus como nunca le habavisto. La estampa de tristeza, de abatimiento, de terrible lucha interior que le acompaaba en la facultad notena nada que ver con la majestuosa estampa que ofreca.

    Un cuerpo poderoso, fuerte, gil, de tremenda potencia, de vigor descontrolado galopaba de un lado aotro de la nca. Se le vea feliz, exultante, lleno de vida. Sus crines negras abofeteando el viento, su grupabrillante relampagueando al sol, toda su juventud volcada en un magnco desafo a la escarcha y al barro.Daba gusto mirarlo, tan distinto de lo que hasta el momento conoca de l. No me atrev siquiera a hacerleuna sea para saludarle, pues no me hubiera perdonado a m mismo el pecado de romper la fascinacinde ese momento. Fue l quien me vio, acercndose en un trote rpido hacia m como si fuera lo ms normalencontrarme en ese lugar. Ambos estbamos contentos de encontrarnos, de vernos. Algo en nuestro interiornos deca que estbamos unidos por una relacin directa de alma a alma, algo que no sera capaz de ex -plicar por mucho que lo intentara. Lstima que aquella amistad no fuera a durar mucho.

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    Tras el revuelo que se haba montado en la facultad con el ingreso de Lculus y las ancdotas que su presen -cia provocaba casi a diario, vinieron los problemas. Las ancdotas pasaron a ser incidentes, los incidentesproblemas, y los problemas escndalos. Las quejas contra l arreciaban. Algunos alumnos de mal perdercuyos resultados en los exmenes de diciembre no haban sido precisamente buenos empezaron a acusar

    a la facultad en general y a algunos profesores en particular de favoritismo haca Lculus. Todos tenamosasumido que Lculus era diferente, que no tena las facilidades que los dems tenamos para estudiar unacarrera, y quizs por simple simpata, todos tenamos asumido como normal que los profesores tuvieranciertas deferencias hacia l. Sin embargo, pronto se supo que sus resultados reales en sus exmenes no secorrespondan con los que se publicaban en los tablones de anuncios del vestbulo, que el favor que estabarecibiendo iba mucho ms all de una ayuda en sus dicultades. Su naturaleza se revelaba como una barre -ra insalvable que no justicaba de ninguna manera los esfuerzos del decano, y del rectorado, por que Lculussacara adelante al menos el primer curso.

    El escndalo salt a los peridicos. Los que antes hablaban de las bondades de la mezcla, del intercambio,de la integracin, ahora acusaban abiertamente la idea de permitir un alumno de esas caractersticas. Losperiodistas, siempre al acecho de carne que llevar a las rotativas, hicieron del caso una especie de circo. Nohubo comprensin, no hubo indulgencia de ningn tipo, slo intolerancia, intransigencia y verborrea fcil.Los enemigos polticos de quienes haban facilitado la entrada de Lculus en la universidad tenan la cenaservida. La verdadera vctima de todo el proceso fue precisamente la que ms tuvo que sufrir.

    Tras su desaparicin all por febrero, ninguno volvimos a saber ms de l. Aunque me acerqu ms de unavez a la nca donde en das ms felices le haba visto correr, no volv a verle. Unos decan que se haba idode la ciudad. Otros incluso que del pas. Algn bromista de macabro sentido del humor llevaba sus groserashasta el matadero municipal. Creo que todos le echamos de menos. Yo todava no s por qu al menos nose despidi de m.

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    Donald Walterson naci el 18 de noviembre de 1981 en Olympia,Washington, Estados Unidos.

    De padres Catlicos. Su padre un Psiquiatra y su madre Bibliotecaria.En el 2002 con veintin aos, mientras vagabundeaba por una colinaen las afueras de Washington (cerca de un pueblito aserradero que sellama Green Elk) vio unas emanaciones que salan de una rajaduraen la roca al pie de la elevacin, Donald inhal esta especie de gas yse qued recostado. All en medio del sopor, con los ojos abiertos y enun estado de genuina intuicin pudo leer en el aire la memoria de la

    naturaleza. En ese momento estuvo seguro que haba descubierto elcomponente de lo que est hecho la eternidad, (el gas que emanaba delas montaas) una especie de ter que contiene la h istoria, los eventos ylos smbolos que explican las leyes del universo. Al otro da, las emana-ciones haban desaparecido pero Donald Walterson haba cambiado.

    Donald dej la Universidad y sus estudios Hispanos y se dedic aescribir poemas en un intento autosuciente de recordar y descu-brir el mundo sin la ayuda de ningn libro o losofa, apoyado solopor su experiencia que calica de Regalo prodigioso de la Tierra.

    Donald cambi su apellido Walterson por Vagueman. Vague: quieredecir vago, indenido, impreciso, ha dicho: desde el momento que dejaquella colina, cerca de Green Elk, siento un estado de indenicin por

    todo lo que me rodea que no se si llamarle a eso maldicin o buena suerte.

    Donald Vagueman en lugar de escribir en ingls, su lengua na -tal, escribe en espaol para conservar el sentimiento de extrae-za que l mismo experimenta cuando lee sus propios poemas.

    Tiene un libro de Poemas indito, se llama "El Hombre Invisible des -aparece"

    Actualmente vive en Vancouver, Canad.

    Fin de la resea

    Juego a ser poetaEs difcilYa le he escrito al mar, al sol, a las mujeres, a la naturaleza, a DiosY la Inmortalidad no llegaA modo de carnadaEstoy pensando escribirle una Oda bien larga y leerla en voz alta por toda la ciudadY cuando me persiga,Loca por escuchar(Que yo sepa que est tras mis pasos)A la vuelta de cualquier esquina

    Rompo el papel y lo tiro a la basura.Ese grito que se va a escuchar a mis espaldasEse alarido eterno que va a rajar cielo y tierraYo tengo que orloTengo que orlo!

    Donald VaguemanTrampa

    Euoria con uegos artifciales

    Puede que caminando en las calles de la ciudad haya perdido la vergenzaPero solo es probable, no estoy seguro que haya sido en la calleHe estado en tantos lugares que no sabra denir donde la extravi, junto con ella estaba mi caraEl rostro que me caracteriza tampoco lo tengo enganchadoSiempre me descuid

    Y en mi vida me lo advirtieron mil vecesQue iba a perder el rumboQue iba a perderlo todoHasta el camino a casa, que uno lo tiene esculpido en la memoriaY tem tantas veces por mi vida que eso me sucedieraQue ahora (para regocijo de los que me advirtieron) por n me ha ocurrido.Y qu perdido estoy!Qu extraviado est mi espritu!Tanto, que no siento la tristeza ni la angustia proclamada por tantas bocas sabiasSiento alegra, la alegra de estar soloY no el pice demoledor de miedo que anunciaronY si hubiese intuido esto de jovenHoy estuviera ms perdido en la vida,En la ma, que no es de nadie msY no en la vida triste de los que no se pierden

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    Eoin OShea

    Written by the bus stopIf life was a different song,wed sing and dance,with no crutch to bear no hidden cross.

    The life we live is our song,just sing along.Not all the words are good,not all the words are burnt,Someday it will stop,so try and enjoy till the trance.

    Realization Written by the bus stop

    Sitting on a seat,after a day in the sun.where I was is not, what is,but now I see the real.

    Not hidden in the insincerity of life,but in the hidden me.

    For all along I thought it was them,that dictated the way,now I know that it is only me thatcan show the way.

    I am a person, who tries to nd the meaning ofexistence, in the little things. Dont worry if youdont understand everything I write because eitherdo I.

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    EN LA ISLA Fuera de la Isla28.

    Soy Alejandro Cerezo Ortigosa. No estoy licencia-do en nada, aunque anso hacerlo en Historia al-gn da. Casi sin querer, ejerzo de forma graciosael periodismo, que no periodismo gracioso. Nac

    en el 83. Mi temtica es cerrada y limitada: Anda -luca. Intento hallar una descripcin del alma queguarda las tierras que piso y conozco, detenindo -me en las cosas que me apasionan especialmente:arte, antropologa, estas. Detenerse en estas face -tas huyendo de lo tpico y lo carca es difcil, perose intenta. Escribo a rachas y como lector soy unsincero iniciado. Mi condena y personalidad es noser metdico. Qu le vamos a hacer.

    Por Alejandro Cerezo Ortigosa

    El gris mojado de guijarros y arquetas. El verde oscuro de cus siseantes. El casi negro metlico de las re -jas. El blanco roto de las palomas. El plata mate de los monumentos que despliegan sus plazas, como si seabriese una caja de sorpresa. El amarillo del Realejo caluroso. El marl de Puerta Real y Casino. El rojo delCastillo nal. El celeste del trinar de pajaritos. El azul embarrado del Darro. El rosa del cu de los patos. El

    negro de calle Elvira. El arco iris de pintadas y graftis. El azul noble de la Universidad. El verde del mantode la Pursima de Cano. El oro de la salas de la Alhambra. El encarnado de sus ptreas poesas. El violetadel atardecer. El naranja de la Catedral iluminada. El marrn de la bruma nocturna. El ocre del musgo enlas cuestas. El beige del humo de un porro. El amarillo miel de los ojos de un gato. El sepia del Paseo delos Tristes. El prpura de los Reyes Catlicos. El marmreo de las Angustias. El barnizado de las tabernas.El blanco loza de sus tapitas. El carbn del Corral. El pan del Corpus. El blanco de la piel del Cristo delSilencio. El verde mar de los llantos de Mora. El turquesa de los de Risueo. El verde claro de los crmenes.El rojo vivo de dos labios en San Nicols. El lienzo de una Mezquita. El blanco del almuecn. El multicolorde las Chas. El marrn pobre de Fray Leopoldo. La plata de San Antn. La luz de San Juan de Dios y colorhueso de los toldos del Corpus.

    Cromatismo de Granada

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    VueloPor Laura Barroso

    Siempre he soado con volar. Cada ao que cumplo y en ms de una ocasin; no importa la edad a lahora de soar. Gracias a esas noches he podido sobrepasar los ms altos edicios, sortear los cables detelfono o burlar las vallas que dividen los campos. Con o sin alas, lo que quera era, simplemente, volar.Pero, aun siendo fantstico, no puede compararse con la realidad (como sucede con todo). No suelen fal-

    tarme las palabras a la hora de describir, mas, esa vez, me qued inconsciente y no pude ar ticular ni unamsera vocal al contemplar una maravilla de tal calibre. Al principio estaba confusa, y no era para menos.La luz que se reejaba en las espesas y blancas nubes me ceg unos instantes pero, pasados unos segun-dos, consegu ver el espectculo. Eran icebergs volantes (tan peligrosos como los de verdad ya que la faltade visibilidad podra costar un accidente) que otaban en una nada de color ail. Poco a poco fueronmenguando hasta adoptar la forma de unas palomitas de maz, aliadas con sal. Pero eso no era todo, lomejor siempre es para el nal. Sobrevolamos primero los inconfundibles minifundios espaoles, tierras deherederos distribuidas de la manera ms irregular posible. Las alas de la gran gaviota mecnica siguieronbatindose en lnea recta hacia su destino, Londres. El Loira, escuch a mis espaldas. Sent un impulsoen mi interior que me invit a asomarme, otra vez. No era un roBueno, s, lo era, pero no lo pareca.Yo habra dicho, ms bien, que se asemejaba a una carretera estructurada en ramas o a una maqueta atamao macroscpico de las venas de mi mueca pero, bueno, los franceses lo llamaron as. En seguidame dispuse a analizar la orogenia de el gran pentgono. Como ya me explicaron en clase de francs,las calles se dividan en secciones circulares entorno a un epicentro, Pars. Conforme nos alejbamos, lascasas estaban cada vez ms salpicadas hasta que, al desaparecer los ltimos fragmentos de ciudad, pudeapreciar con claridad los tatuajes que construan los campos franceses en la piel de la Tierra. No eran,para nada, suelo espaol. Estaba un poco ms organizado, mostrando formas redondeadas, pero nadams, los colores se parecan mucho a los de mi patria. Campo, campo, campo Como en el poema deMachado, slo se vea campo. Yo soy una mujer de costa, un alma marinera. Dnde estaba mi Atlntico?En mi ltimo (y primer) vuelo fui a Madrid con mis padres, as que no tuve la oportunidad pero, todo lobueno, dicen, se hace esperar. Pas unos treinta minutos mirando el catlogo que nos dieron al sentarnos.Colonias, comida, bebidasTantas cosas y yo slo poda portar quince kilos de equipaje! Lo que hayque verDe vez en cuando, sin que se diese cuenta, miraba de reln a la muchacha que se sentaba ami lado. Diosque no se desmaye, que no se desmaye me deca a m misma. Se dieron detalles quecapt enseguida: tena las uas demasiado bonitas como para ser naturales, era rubia y, como cierre, nole apasionaba volar. Qu por qu lo s? Pregntenle a la circulacin de mi mano. Ms adelante, cuandotuvimos la ocasin de conocernos, descubr muchas cosas de ella, cosas que jams habra imaginado y es

    que, en ese metro sesenta de chica, duea de ojos chocolate con menta, vive una gran persona con unos

    Me llamo Laura Mara Barroso Rodrguez y nac,dicen, el 21 de mayo de 1993. Suelen ponermems aos de los que tengo cosa que, cuando lle -gue a la edad adulta, no me entusiasmar dema-

    siado. Podra continuar diciendo que calzo un 36,que tengo mal genio por la maana, que vivo enFuengirola o que me gustara estudiar enfermerapero, la verdad, creo que es innecesario. Quienquiera conocerme que me lea.

    EN LA ISLA Narrando

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    atributos impropios de lo que su aspecto reejaba. As pues, mi experiencia me sirvi para contrastar eldicho: No juzgues a un libro por su cubierta. Despus de mi apasionante lectura de propaganda y dedesarrollar mis capacidades de anlisis-express decid curiosear un ratito ms por la ventana. De no serporque s que la gravedad nos atrae hacia el centro de la Tierra podra haber pensado, perfectamente,

    que volbamos cabeza abajo. Todo azul, del mismo azul. Hacia la derecha, hacia la izquierda, en dia-gonalTodo empapado en el mismo color. Es aqu, queridos lectores, cuando una servidora se quedasin nada que agregar, sin nada que aadir salvo que as como de las rocas surge el agua de los ros,slo de algo tan puro son capaces de nacer los cnticos de los pjaros, la risa de los bebs o las propiasalmas. Hijos de la solitaria inmensidad, una enorme masa egocntrica que se reeja continuamente ensus propias lgrimas. Algo tan bello que hasta contemplarlo duele. Algo tan bueno que te hace sentir cul-pable, de qu?, de todo, hasta de estar viviendo. Mir para abajo, casi sin creerme nada, y me pareciver algo. Un lunar, s, pequeo y blanco, justo en ngulo con el ala derecha del avin. Me concentr enl yvaya! si haba ms! A partir de ese momento las aguas comenzaron a envejecer, adornndose lacabeza con toques de azcar glas. Bueno, ser sincera, eran barcos, nada ms. Mis ojos quisieron tornara esos grandiosos campos plantados por los ngeles, sin poder. De acuerdo, continuaba viendo el cielo,pero tambin se distingua el horizonte y, ya puestos, un trozo de tierra, un fragmento de Inglaterra. Conla misma facilidad y prisa que tiene la juventud o el cenit de un eclipse, con el mismo apuro que aguar-dan los amantes al besarse, como la piedra que se desprende del acantilado para perderse en el oleaje,mi Paraso se esfum para no regresar. Supongo que no se puede descender dos veces al mismo ro,pens. Perdimos altura y la luz de los cinturones de seguridad se prendieron de rojo marcando que prontotocaramos tierra. Atravesamos un suelo de nubes ylisto. Queridos pasajeros, gracias por conar enRayaner Fuera cinturn. Dnde qued la mochila? Uqu dolor de rodillasAl salir Dios de mivida, quin me mandara a ponerme pantalones cortos?.

  • 8/6/2019 En la Isla (n1, Julio 2011)

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    Lnea ocupadaPor Alejandro Carrin

    Algoritmos inalterables se fusionaban sin cesar en el tumulto de sus neuronas. La incapacidad de reso -lucin del mecanismo mantena abierta an la esperanza. Aejos rayos luminosos iluminaban la habi-tacin. Una sucesin de unos y ceros, una ordenada secuencia de bits, procesan la frecuencia de cadasonido audible en el interior de su cabeza. Sobre sus manos, un universo de tomos encerrados en un

    paraleleppedo metlico.

    La presin de ondas de baja frecuencia sobre su sien marcan el devenir de sus latidos. Extraas gurasaparecen etreas ante su incapacidad de distinguir la realidad ms all de su pared craneal. Lentosgolpes, que parecan luchar contra la inercia, sacudan su menguante cuello en dispersas asociacionesrtmicas. Cerraba sus ojos y el rpido relucir de cientos de pantallas encendidas emergan tmidas, comolucirnagas abandonadas.

    Sus membranas celulares estaban siendo alteradas con iones. Todo recuerdo inicial de temor fue sistemti-camente eliminado. Un hbrido multiobjetivo diseado para optimizar la precisin y la sensitividad estabasiendo instaurado en su lugar. Interminables espirales aoraron en el corazn de sus bastones impidiendoubicar el plano dimensional correcto. Mientras miles de clulas pilosas se agitaban nerviosas, algo seestremeca en la habitacin.

    Sinuosas fumarolas ascendan hasta empaar las gafas cuadradas, negras, tras las que parapetaba suspensamientos de huda. Sus amarillentos dedos se esforzaban incesamente esquivando la clida cariciade la terracota esmaltada que humeaba sobre la mesa. El ardiente caf resquebrajaba el an dbil traba-jo de sus plaquetas en su labio inferior. La sangre, an fresca, volva a caer sobre unas papilas gustativassedientas de ilusin. Beba despacio, inmutable ante sus reabiertas heridas, tranquila. Esta vez, otra vez,el carmn de sus labios no era quien tea de fogosidad el borde de la taza sino su, aparente, ausenciade maldad.

    Alejandro se esconde en una vida marcada por elazar, el mar y el trnsito intercontinental. Curiosopor naturaleza, gato por asignacin. Un refugio deideas en una bsqueda perpetua de nuevas vas de

    expresin y asimilacin de conceptos ajenos paratrazar nuevas sendas en las que borrar el pasadoy construir permamentemente una revuelta de sue-os e ilusiones.

  • 8/6/2019 En la Isla (n1, Julio 2011)

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    Aqu concluye el nmero piloto de En la Isla. Los isleos se retiran, pero vendrn otros. Los auto -res de El Desvn de las Letras tienen abiertas sus puertas para el prximo nmero, pero tambincualquier autor que nos lea y quiera publicar, en cualquiera de sus modalidades: artculo, narrativa,poesa, fotografa, ilustracin, diseo, o incluso con alguna nueva propuesta de seccin. Suele serhabitual que cada nmero de una revista literaria tenga una temtica determinada. El prximo n-mero de En la Isla, entonces, tendr una temtica, pero sta no vendrn determinada por un estilonarrativo o una imposicin de idea. Simplemente ser una palabra.

    La temtica para el siguiente nmero de En la Isla depende de esta palabra: Sonido.

    Esperamos vuestras colaboraciones.

    Volveremos a aparecer.

    En la Isla

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    (e-mail para enviar propuestas de colaboracin,material, comentarios, sugerencias, etc.)