Mohernando, Guadalajara | 27, 28 feb, 1 de mar

CENTRO JUVENIL ATOCHA 

EJERCICIOS ESPIRITUALES 2015   SAMUEL SEGURA VALERO, SDB 

 

EN QUIEN CREEMOS

  

2Contenido  

CLAVES DE LA EXPERIENCIA ..................................................................... 4 Los complementos indirectos ................................................................................................... 4 Los complementos directos ...................................................................................................... 5 

ORACIÓN DE COMPLETAS ........................................................................ 6 LECTIO DIVINA JUAN 4: “Jesús y la Samaritana” ...................................... 9 

1.‐ ¿Qué dice el texto? ........................................................................................................ 10 2.‐ ¿Qué me dice Dios en el texto? ..................................................................................... 11 3.‐ ¿Qué le digo yo a Dios, desde lo que me dice en el texto? ¿A qué me compromete?.. 15 

PROPUESTA I ........................................................................................................................... 15 PROPUESTA II .......................................................................................................................... 17 PROPUESTA III ......................................................................................................................... 18 

LECTIO DIVINA JUAN 9: “Jesús y el ciego de nacimiento" ....................... 20 1.‐ ¿Qué dice el texto? Elementos: ..................................................................................... 22 2.‐ ¿Qué me dice Dios en el texto? ..................................................................................... 23 3.‐ ¿Qué le digo yo a Dios desde lo que me dice Él en el texto? ¿A qué me compromete?30 

PROPUESTA I: Reflexión personal ........................................................................................... 31 PROPUESTA II: Reflexión en grupo .......................................................................................... 33 

LECTIO DIVINA LUCAS 18, 18‐30 ............................................................ 34 1.‐ ¿Qué dice el texto? ........................................................................................................ 35 2.‐ ¿Qué me dice Dios en el texto? ..................................................................................... 36 3.‐ ¿Qué le digo yo a Dios desde lo que me dice en el texto? ............................................ 38 

PROPUESTA I ........................................................................................................................... 39 PROPUESTA II .......................................................................................................................... 41 PROPUESTA COMÚN ............................................................................................................... 42 Examen de conciencia como preparación a recibir el sacramento de la Reconciliación .... 42 

CELEBRACIÓN DE LA RECONCILIACIÓN .................................................. 44 Canto ................................................................................................................................... 44 PALABRA DE DIOS: ............................................................................................................... 44 Sentido del Sacramento: ..................................................................................................... 44 Petición de perdón: ............................................................................................................. 44 

LECTIO DIVINA II DOMINGO DE CUARESMA .......................................... 46 (Trabajo por grupos) .............................................................................. 46 1ª lectura ................................................................................................................................. 46 Lectura del libro del Génesis 22,1‐2. 9‐13.15‐18 ................................................................ 46 

2ª lectura ................................................................................................................................. 47 Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 31b‐34 ................................... 47 

Evangelio ................................................................................................................................. 48 Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 2‐10 ...................................................... 48 

2.‐ ¿Qué nos dice Dios en estos textos? (Homilía)..................................................................... 49 3.‐ Liturgia de la Eucaristía ...................................................................................................... 50 

 

  

3EJERCICIOS ESPIRITUALES >> Del 27 de febrero al 1 de marzo de 2015 >> Samuel Segura Valero, SDB

HORARIO PREVISTO: § Viernes,27 de marzo

--.-- Salida de Madrid 20:00 Llegada y acomodo 21.00 Cena 22.00 Presentación del tema claves de la experiencia oración compartida: Completas 23.00 Organización, Buenas noches, y descanso

§ Sábado, 28 de marzo 08.30 Levata 09.15 Desayuno 10.00 PRESENTACIÓN: Lectio Divina Jn 4: ‘‘Jesús y la samaritana’’ 11:00 Tiempo de reflexión personal Propuestas 13.00 Momento voluntario para compartir y orar 14.00 Comida 16.00 PRESENTACIÓN: Lectio Divina Jn 9: ‘‘Jesús y el ciego de nacimiento’’. 17:00 Tiempo de reflexión personal Propuestas 18:30 PRESENTACIÓN: Lectio Divina Lc 10, 25-37; 18, 18-30: ‘‘¿Qué tengo que hacer?’’ 19:00 CELEBRACIÓN DE LA RECONCILIACIÓN -Inicio de la celebración -Examen de conciencia y reconciliación personal -Final de la celebración 21:00 Cena 22.30 Oración, buenas noches y descanso

§ Domingo, 8 de febrero 08:30 Levata 09:15 Desayuno 10:00 PRESENTACIÓN: Lectio Divina lecturas del Domingo de la II Semana Propuesta I: Trabajo grupo sobre Gn 22, 1-2. 9-13. 15-18 Propuesta II: Trabajo grupo sobre Rm 8, 31b-34 Propuesta III: Trabajo grupo sobre Mc 9, 2-10 11:30 Tiempo de reflexión personal: atando cabos y recogiendo velas… ¡concretando! 12.30 Descanso-preparación de la Eucaristía 13:00 Celebración de la Eucaristía 14.00 Comida 15.30 Regreso a Madrid 

   

  

4CLAVES DE LA EXPERIENCIA Noche del primer día de llegada

Los complementos indirectos ¿Para quiénes? (coordenada personal) … la identidad personal: seguidores de Jesús … la identidad físico-psicológica: edades y experiencias vitales diversas … la identidad “salesiana” ¿Dónde? (coordenada espacial-presencial) … el entorno natural que nos rodea: naturaleza, condiciones atmosféricas … el entorno residencial: la casa que nos acoge … el entorno personal: quienes nos rodean, grado de amistad-conocimiento, espacios compartidos de vida y convivencia ¿Cuándo? (coordenada temporal) -Tiempo cronológico-atmosférico: invierno apuntando primavera. -Tiempo litúrgico: Estamos en Cuaresma, en el camino a la Pascua. Un camino en el que queremos acompañar a Jesús que se encamina a Jerusalén, donde será entregado a la muerte, crucificado y glorificado. -Tiempo vital: ¿Qué tal me pilla esta experiencia en el momento personal en que me encuentro? ¿Cómo? … con diversas experiencias …

Charlas desde la Palabra de Dios, dinámica Lectio Divina Reflexión personal Comunicaciones de grupo en clima de oración Celebración de la Reconciliación Celebración de la Eucaristía

… en régimen de convivencia y actitud de comunicación:

respetar, compartir, ayudar con nuestra actitud a que los demás vivan la experiencia; compartir con sinceridad cuando se ofrece la ocasión.

… en clima de oración y silencio:

oración como actitud, y no sólo como actos o momentos concretos de oración o celebración. Todo lo que hacemos, lo vivimos en clima de oración, de reflexión, de silencio interior... y exterior; a la escucha de la voz de Dios que habla en nuestro interior. Dejar que Dios te hable, escuchar mucho y hablar poco. Silencio interior y exterior.

… organizándonos

y siendo fieles, ágiles, puntuales: la campana, “la voz de Dios”. Y establecer con Dios una relación continuada, intensa, de 24 horas al día en un dialogo ininterrumpido.

  

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Los complementos directos ¿Qué? -El objetivo: Vivir una experiencia espiritual, en el encuentro con Dios Padre, para el discernimiento personal de la propia vida desde Cristo y su evangelio. ¿Quién o quienes? -Dios y tú, tú y Dios

Lo más importante es el camino personal que tú debes hacer durante estos días. Lo demás son ayudas exteriores. No son días de descanso, aunque podrás descansar y relajarte. No son días de atolondramiento o de pasividad, dejando que te marquen el ritmo. Son ejercicios, no físicos sino espirituales, pero ejercicios que requieren esfuerzo, lucidez de mente, ardor de corazón, capacidad de discernimiento... Ahora eres tú, somos cada uno de nosotros los protagonistas absolutos de estas jornadas. Aprovecha hasta el fondo este maravilloso regalo que Dios te hace al traerte aquí durante estos días. Olvida otras preocupaciones. No estés "para nadie", sino para tí mismo y para Él en ti. “Entra en la nube", déjate cubrir por la gloria de Dios, ríndete a la experiencia de su presencia. Vive con intensidad estas jornadas. Dios te las regala. Sabes muy bien con quién vas: haciendo camino con Cristo, el Hijo elegido de Dios, a quien crees, escuchas, de quien te fías. Sabes adónde vas: subiendo a Jerusalén, a medio camino de esta Cuaresma, donde Cristo va a consumar su vida en la Pascua. No sabes del todo qué te deparará este camino: qué dificultades, qué encuentros, qué experiencias o descubrimientos... ni tú, ni yo. Pero en cualquier caso, te invito a iniciar este camino con alegría y serenidad.

-El predicador y el acompañante: … estarán siempre a vuestra disposición, y… … procurarán “estorbar lo menos posible” a la acción de la gracia de Dios en cada uno de vosotros.

ELEMENTOS DE TU VIDA QUE EN ESTOS DÍAS DEBES REVISAR: 1.- Tu oración personal 2.- Tu experiencia de grupo de fe 3.- Tu acompañamiento espiritual 4.- La asistencia y vivencia de la Eucaristía y la práctica del sacramento de la Reconciliación 5.- Tu experiencia de la presencia de Dios en tu vida de cada día 6.- Tu breve examen diario de conciencia 7.- Tu proyecto de vida EXPERIENCIAS QUE NO PUEDES PASAR ESTOS DÍAS SIN VIVIRLAS La reflexión, el silencio, la oración personal La charla con alguien significativo en tu vida La confesión y participación en la eucaristía

  

6La concreción de tu camino de mejora después de los Ejercicios

ORACIÓN DE COMPLETAS V/. Dios mío, ven en mi auxilio. R/. Señor, date prisa en socorrerme. V/. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R/. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos: Llegados al fin de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos humildemente nuestros pecados. Tras el silencio se continúa V/. Señor, ten misericordia de nosotros. R/. Porque hemos pecado contra ti. V/. Muéstranos, Señor, tu misericordia. R/. Y danos tu salvación. Se concluye diciendo: V/. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R/. Amén. HIMNO Antes de cerrar los ojos, los labios y el corazón, al final de la jornada, ¡buenas noches!, Padre Dios. Gracias por todas las gracias que nos ha dado tu amor; si muchas son nuestras deudas, infinito es tu perdón. Mañana te serviremos, en tu presencia mejor. A la sombra de tus alas, Padre nuestro, abríganos. Quédate junto a nosotros y danos tu bendición. Antes de cerrar los ojos, los labios y el corazón, al final de la jornada, ¡buenas noches!, Padre Dios. Gloria al Padre omnipotente, gloria al Hijo Redentor, gloria al Espíritu Santo: tres Personas, sólo un Dios. Amén.

  

7SALMODIA Antífona: Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia

Salmo 85 Oración de un pobre ante las adversidades

Bendito sea Dios, que nos alienta en

nuestras luchas. (2Co 1,3.4) Inclina tu oído, Señor, escúchame, que soy un pobre

desamparado; protege mi vida, que soy un fiel tuyo; salva a tu siervo, que confía en ti.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a ti te estoy

llamando todo el día; alegra el alma de tu siervo,

pues levanto mi alma hacia ti; porque tú, Señor, eres bueno y clemente,

rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha

mi oración,

atiende a la voz de mi súplica. En el día del peligro te llamo, y tú me

escuchas.

No tienes igual entre los dioses, Señor, ni hay obras

como las tuyas. Todos los pueblos vendrán

a postrarse en tu presencia, Señor, bendecirán tu nombre: «Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios.»

Enséñame, Señor, tu camino, para que

siga tu verdad; mantén mi corazón entero en el temor de tu nombre.

Te alabaré de todo corazón, Dios mío; daré gloria a tu

nombre por siempre, por tu gran piedad para conmigo, porque me salvaste del abismo profundo.

Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí, una banda de

insolentes atenta contra mi vida, sin tenerte en cuenta a ti Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico

en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí.

Da fuerza a tu siervo, salva al hijo de tu esclava; dame una señal propicia, que la vean mis adversarios y se avergüencen, porque tú,

Señor, me ayudas y consuelas.

  

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Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de

los siglos. Amén.

Antífona: Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia

LECTURA BREVE Tú estás en medio de nosotros, Señor; tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos abandones, Señor, Dios nuestro. (Jr 14,9) RESPONSORIO BREVE V/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V/. Tú, el Dios leal, nos librarás. R/. Encomiendo mi espíritu. V/. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

Nunc dimittis, Lc 2, 29-32 Cris to , lu z de las n aci on e s y gl ori a de Is r ae l

Ahora, Señor , se gún tu promesa, puedes dejar a tu siervo i rse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador . a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las nacio nes y g loria de tu pueblo Israel . Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos para que velemos con Cristo y descansemos en paz. V./ Oremos: Señor, Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, le imitemos también resucitando a una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.

  

9El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa. Antífona final a la Virgen María  

LECTIO DIVINA JUAN 4: ‘‘Jesús y la Samaritana’’ Del evangelio según San Juan

N.- En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaría llamado Siquem, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José: allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaría a sacar agua, y Jesús le dice: S.- Dame de beber. N.- Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice: S.- ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? N.- Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó: J.- Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva. N.- La mujer le dice: S.- Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados? N.- Jesús le contestó: J.- El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna. N.- La mujer le dice: S.- Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla. Él le dice: J.- Anda, llama a tu marido y vuelve. N.- La mujer le contesta: S.- No tengo marido. Jesús le dice: J.- Tienes razón, que no tienes marido: has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad. N.- La mujer le dice:

  

10S.- Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte, y vosotros decís que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén. N.- Jesús le dice: J.- Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre. Vosotros dais culto a uno que no conocéis; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad. N.- La mujer le dice: S.- Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo. N.- Jesús le dice: J.- Soy yo, el que habla contigo. N.- En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo: "¿Qué le preguntas o de qué le hablas?" La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente: S.- Venid a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será éste el Mesías? N.- Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él. N.- En aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en él por el testimonio que había dado la mujer: S.- Me ha dicho todo lo que he hecho. N.- Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron muchos más por su predicación, y decían a la mujer: P.- Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo. 1.- ¿Qué dice el texto? -Breve excursus histórico sobre Samaria y los samaritanos, y la valoración que la religión judía ortodoxa tenía de ellos. -Samaria, paso incómodo y evitable para un judío, para ir de Galilea a Judea-Jerusalén, o viceversa. En lugar de bordear por el “camino del Jordán” o por el “camino del mar”, Jesús se atreve a atravesar Samaria cruzando su territorio y haciendo parada en sus poblaciones, pero eso sí, para no escandalizar mucho, acampando a las afueras.

  

11-El pozo de Jacob en Siquem, que aún hoy está localizado es un pozo profundo, cuyo nivel de agua nunca llega hasta arriba. Tiene unos 23 m de profundidad y unos 2,5 m. de diámetro, aunque se va estrechando en la parte superior. Debido a que suele estar seco aproximadamente desde finales de mayo hasta las lluvias de otoño, se cree que las aguas de este pozo provienen de la lluvia y la filtración, pero también hay quien cree que además recibe agua de un manantial y que por lo tanto podría llamársele asimismo una fuente. La Biblia no dice específicamente que Jacob excavó el pozo. Sin embargo, sí indica que tenía un campo en esas inmediaciones, donde posteriormente fueron enterrados los restos de José, el hijo de Jacob, traídos desde Egipto por Moisés y Josué (Gé 33:18-20; Jos 24:32). Es probable que Jacob lo excavase o hiciese que lo excavaran con el fin de abastecer de agua a su gran casa y sus muchos rebaños, y así evitar así problemas con sus vecinos, quienes ya debían poseer las otras fuentes de agua que había en la región. -La samaritana, por mujer y por samaritana, era lógico que se extrañara de que un hombre, y encima judío le dirigiera la palabra. La extrañeza de los discípulos, cuando vuelven, también es lógicamente muy grande. -Jesús usa la doble realidad de pozo (con agua de lluvia) y manantial (que alimenta el pozo), para “profundizar” en la conversación de la samaritana. -Jesús llega a quedarse “dos días” en la población samaritana, anunciando su verdad al pueblo supuestamente “infiel y hereje”, antes de continuar su camino. Dos días: es un tiempo incompleto, imperfecto… porque el anuncio todavía no es definitivo: sólo lo será cuando llegue a Jerusalén y a Jesús “le llegue la hora de ser glorificado”. Es una pequeña meta volante su estancia en Samaria. 2.- ¿Qué me dice Dios en el texto? Allí donde pone 'Jesús y la samaritana", pon "Jesús y N." Conviértete tú ahora en el protagonista de esta historia. En el interlocutor de Jesús. Él quiere realizar contigo un encuentro, quizá inesperado, fortuito, nada premeditado, causal; como lo hizo con la samaritana. ¿Estás preparado para iniciar la conversación con Él? ¿Te da miedo hasta dónde puede llegar, o qué consecuencias puede traer este diálogo? Sé sincero y valiente contigo mismo, y comienza esta mañana, con y como la samaritana, la aventura de tu encuentro en Jesús. Porque más que un encuentro con Jesús es un encuentro en Jesús. La samaritana encontró y descubrió a Jesús, ciertamente. Pero sobre todo se descubrió a sí misma, se miró tal como era, en el espejo de Jesús. Descubrió la realidad de su vida, y la necesidad de cambio, a partir del encuentro con ese desconocido que le dijo "todo lo que había hecho". Si Jesús quiere encontrarse contigo hoy, es fundamentalmente para que tú te encuentres contigo mismo. Para que descubras, hoy y siempre, que Cristo te conoce; y para que en Él te descubras a ti mismo. Cada persona somos un misterio, incluso para nosotros mismos. Y Cristo te quiere descubrir a ti mismo, te quiere ayudar a

  

12desvelar ese misterio que eres. Basta que quieras ayudar a desvelar ese misterio que eres. Basta que quieras continuar el diálogo que El va a iniciar contigo, como una vez lo inició con la samaritana, en el brocal del pozo de Jacob. La ocasión del encuentro con la samaritana, nos la narra Juan con detalle: “Jesús, cansado del camino”, sentado junto al pozo, los discípulos que habían ido al pueblo a comprar provisiones y El que estaba solo. Se acerca una mujer, era mediodia y hacia calor. La mujer va a sacar agua, y Jesús inicia la conversación pidiéndola de beber. Es Jesús quien inicia el encuentro. Jesús toma la iniciativa de encontrarse contigo. No pienses que has sido tú quien ha decidido buscar a Jesús, venir a estos Ejercicios. Toda nuestra vida es fruto de la gracia y la providencia de un Dios que nos ama, que nos llama y nos pone en las mejores ocasiones para encontrarnos con El. Estar en estos Ejercicios es una gracia de Dios, un don suyo. 'No sois vosotros los que me elegisteis; soy yo quien os elegí a vosotros, y os he llamado y os he destinado a que deis fruto, y a que vuestro fruto dure". El Señor Jesús nos ha rodeado de multitud de circunstancias para poderle conocer y amar: familia, cultura, educación, Iglesia, familia salesiana... y continuamente (hoy una vez más), nos invita a encontrarle y encontramos con El. ¡Ay de nosotros si no sabernos aprovechar todas estas ocasiones! Nuestro juicio será mucho más severo, porque al que mucho se le dio, mucho se le pedirá. "Era mediodía", señala el evangelista Juan. El encuentro de Jesús con la samaritana tiene fecha y hora concretas. ¿Y tu encuentro con Jesús? ¿Tiene fecha, día, hora, circunstancias o personas concretas? ¿Cuándo, dónde, cómo fue que tú sentiste la presencia de Cristo en tu vida? ¿Quizá te espera el Señor, para que sea hoy uno de esos momentos importantes? Seguro que la samaritana no olvidó el día y la hora en que se encontró con Jesús, y las circunstancias de ese encuentro, ni siquiera ni una sola de las palabras que Jesús le dijo. También tú debes atesorar esos momentos, esos encuentros. Su recuerdo puede ser fundamental para saber superar los malos momentos. Jesús inicia el diálogo: "Dame de beber..." Toma la iniciativa de encontrarse junto a nosotros, junto al pozo profundo de nuestra vida, en el abismo de nuestra existencia. Y nos pide de beber. Nos espera para 'calmar su sed’. En realidad, como en el caso de la samaritana, para descubrir nuestra sed, y darnos sed de Él. Para que, como la samaritana, descubramos todas las aguas que sólo nos sacian momentáneamente, y para que busquemos en nuestro interior el manantial de agua que no se agota y que agota toda sed. Jesús toma la iniciativa para complicarte la vida, para hacer que salgas de la superficialidad, para descubrirte en profundidad tal como eres, y para que descubras tu propia profundidad y aprendas a vivir en profundidad. Para que rompas tus esquemas, tu lógica, tus prejuicios,

  

13y por encima de lo exterior y lo superficial, llegues al encuentro contigo mismo. Que te descubras en la profundidad de ese pozo que es tu existencia, del que Cristo puede hacer brotar agua viva. Jesús ha tomado la iniciativa de entrar en diálogo con nosotros desde el momento de nuestro Bautismo. Se ha ido progresivamente haciendo presente en nuestra vida. Y quiere hacerlo esta vez, esta mañana, en profundidad, como un encuentro entre personas adultas. Comienza el dialogo, el intercambio de preguntas y respuestas entre Jesús y la samaritana Ella habla desde la lógica desde el sentido común y práctico de la vida: "¿Cómo tú, siendo judío...? ¿Cómo vas a sacar agua...? ¿Quién te crees que eres...?” Jesús habla y contesta desde el símbolo, desde el misterio. Y habla al fondo de la persona, apunta al centro. Se dirige al núcleo de la persona, a lo profundo del pozo de la intimidad de la mujer: "¿Conoces el don de Dios?... Pide y te daré agua viva; no esa agua que sólo quita la sed momentáneamente, sino un manantial que nazca en tu interior y que te dará la felicidad, la vida eterna". Parece inicialmente un diálogo de sordos: ninguno de los dos parece escuchar al otro. Y sin embargo, Jesús afirma que el agua que Él promete calma toda la sed de la persona, porque origina dentro de ella un manantial permanente que evita toda sed. La samaritana lo interpreta como una ventaja práctica: ¡qué bien, así no tengo que venir a buscar agua una y otra vez a las afueras del pueblo, en este pozo! Como la samaritana buscaba saciar su sed acudiendo a diario a sacar agua del pozo de Jacob a las afueras del pueblo, así también nosotros también buscamos saciar nuestra sed fuera de nosotros, “en nuestras afueras”, y nos llenamos de inquietudes, tareas, cosas, relaciones, intereses,... y descuidamos beber del manantial subterráneo (o subcutáneo) que cada uno de nosotros lleva dentro, puesto por Dios. La felicidad (que es la ausencia de toda sed o deseo, en la opinión de Buda), no está fuera, sino dentro de nosotros. Dentro, en lo más profundo de nuestro pozo personal (como en el corazón de las montañas) brota, al mandato de la Palabra de Dios, el manantial de la felicidad. La clave es descubrirlo, dejar que Cristo nos lo descubra. Es decir, descubrirse a uno mismo, conocerse, pacificarse con uno mismo, aceptarse tal como se es, quererse. Beber, por tanto, de ese manantial interior de felicidad puesto por Dios en cada uno de nosotros. Llevamos dentro la felicidad. Por eso nos cuesta tanto encontrarla fuera. Es como buscar unas gafas que llevas encima de las narices. Es realizar el camino que vivió y experimentó San Agustín. El buscó la felicidad en teorías, doctrinas religiosas, experiencias amorosas... y tarde (nunca lo suficiente, si la dicha es buena y auténtica), descubrió ese manantial alimentado por Dios, que llevaba dentro de su corazón. "Estabas dentro de mí, y no lo sabía... y obsesionado como estaba, te buscaba en tus criaturas, tan bellas y tan maravillosas, que has creado”. Y Agustín compraba la felicidad en forma de bebida enlatada, en filosofías baratas y en amores pasajeros, sin darse cuenta del magnífico manantial que había dentro de él y que estaba desaprovechando. Por eso puede exclamar finalmente” “¡Tarde te

  

14encontré, hermosura siempre antigua y siempre nueva, tarde te encontré!". La samaritana también era una buscadora de felicidad, no sólo de agua en el pozo. Y si no, que se lo pregunten a los cinco o seis "maridos" que conoció y dominó. Buscó en esos encuentros, en esas relaciones, la felicidad fuera de ella misma. Y ahora se encuentra con un hombre, Jesús, al que no conoce de nada, pero que la conoce mucho mejor que la conocieron (en el sentido bíblico del término) todos esos hombres. Con la afirmación de Jesús: "cinco maridos has tenido, y el que vive ahora contigo no es precisamente otro marido", la samaritana se convence de que la cosa va en serio. El diálogo es algo más que un cruce de afirmaciones burlescas por su parte o simbólicas por parte de Jesús. La samaritana se da cuenta de que Jesús habla en serio. "Señor, veo que eres un profeta... me has adivinado todo lo que he hecho". Jesús ha desnudado a esta mujer más en profundidad que lo hicieron los cinco o seis hombres que ha conocido. La ha dejado en carne viva, completamente indefensa. Y ella descubre que esto es algo más que palabras bonitas. Y descubre algo más: que no era feliz. Y que sólo alcanzará la felicidad por el camino que este hombre le propone: desde el descubrimiento de sí misma, desde la pacificación interior, desde el conocimiento y aceptación de su verdad desnuda delante de Jesús. Y por supuesto, desde el cambio de vida que debe realizar. La samaritana marchará al pueblo a proclamar: "Me ha dicho todo lo que he hecho: ¿no tendrá este hombre el secreto de la felicidad? ¿No será el Mesías, el Salvador? El camino de la samaritana es hoy tu propio camino. Descubrir tu verdad ante Dios, descubrirte como eres ante Cristo, verte como Él nos ve: esa es nuestra auténtica verdad. Ante los demás podemos disimular; ante Dios, no. La samaritana no podía disimular ante Jesús, aunque cambiara de conversación, cuando Jesús le sacó el tema de su vida irregular. Ante Él no puedes ocultarte, no puedes disimular. Ya no vas a poder "tener contento a Dios rezándole en éste o en otro Templo". El único templo definitivo para el encuentro con Dios es tu propio ser, tu persona, tu cuerpo también, que esTemplo del Espíritu Santo, en el que Dios habita en lo más profundo, y donde, descubriéndole a Él, te descubres a ti mismo en la verdad o mentira que eres y que haces. Entonces, si realizas esta tarea de descubrirte cómo eres ante Dios, es cuando "adorarás a Dios en Espíritu y verdad". No tendrás que disimular tu encuentro con Dios en unas prácticas exteriores. El culto que Dios quiere de ti es el de la propia vida, el de la propia conversión a la verdad ya las necesidades de los demás. Te invito a encontrarte con Jesús y en Jesús, como la samaritana. Te invito a escuchar, como dirigida a ti, la invitación que hizo a los de su pueblo; "Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Mesías?" Ponte en camino y dirígete hasta el pozo donde Jesús te espera para iniciar un diálogo contigo. La samaritana te invita a experimentar en tu propia carne, como ella lo hizo, el encuentro con Jesús, y en Él, contigo mismo, desde la verdad de lo que eres. Te invito, con la samaritana, a encontrarte contigo

  

15mismo en el diálogo con Jesús. Siéntate junto al brocal del pozo de tu vida; mira al fondo, y ayudado por Jesús, busca el manantial interior de la felicidad que Él ha depositado allá en el fondo. Imagínate a Jesús a tu lado: ¿Qué te dice? ¿Qué le respondes? Pregúntate ante ÉI, y sobre todo, escúchale. 3.- ¿Qué le digo yo a Dios, desde lo que me dice en el texto? ¿A qué me compromete?

PROPUESTA I - Pasea unos minutos, para romper el momento de atención de la charla; despéjate y no pienses en nada en particular. Búscate un lugar y una postura cómoda que te motive a la reflexión. -Relee el texto de Jn 4 y, si lo deseas, la explicación del mismo. -Y con Jesús, junto al brocal del pozo de tu vida, pregúntate y pregúntale: ¿Eres feliz en este momento de tu vida? ¿Qué te ayuda a serlo? ¿Qué te impide serlo? ¿De qué tienes sed? ¿Qué te inquieta, qué cosas te preocupan, te atarean y te dispersan? ¿Dónde vas a calmar tu sed? ¿Dónde encuentras antídotos a esas preocupaciones e inquietudes? -Aquí tienes unos pensamientos sobre la vida, sobre tu vida, que te pueden ayudar en esta experiencia de soledad: -1- El tiempo de Ejercicios es tiempo de soledad. Soledad no es aislamiento (huida de algo o alguien), sino presencia ante ti mismo, los demás, las cosas, Dios. -2- La soledad es presencia de uno ante sí mismo, sin caretas ni máscaras; desde la verdad y la mentira de lo que se es. -3- Conversa “con la persona que siempre va contigo: quien habla a solas, espera poder hablar a Dios un día” (Antonio Machado). -4- Caminar en soledad significa entrar en un tiempo de oración, “orando a tu Padre que ve en lo secreto”. -5- Todos tenemos dentro un hogar, una casa donde habitar. Pero demasiadas veces vives más fuera de casa que dentro: no es tiempo perdido “quedarte en casa un rato”, en el hogar interior de tu corazón. -6- Entra en ti mismo, trabaja hacia dentro, en lo más profundo de tu corazón, donde habitan los sentimientos y deseos que te turban o te alegran inmensamente. -7- Y cuando te encuentres contigo mismo, pregúntate: ¿Quién soy? No cómo te llamas, ni qué haces, ni quiénes son tus amigos,... sino quién eres. -8- Busca dentro de ti mismo. En lo más profundo de ti está tu verdad. Y la Verdad. Tu felicidad y la Felicidad. Está el paraíso perdido. Si lo descubres, si te descubres... después sabrás encontrar fuera de ti, en cada cosa, acontecimiento, persona,... un trocito de ese paraíso perdido.

  

16-9- En el camino en soledad, descubres a los otros, que no te son indiferentes, que son distintos a ti, que te pueden incordiar e invadir,... o que te pueden ayudar a ser más tú mismo. -10- Dios pone a tu lado al otro para que lo ames. El amor es la relación fundamental que nos debe ligar siempre a los demás. “A nadie le debas nada más que amor”. Todo el tiempo es poco para amar. -11- En el camino en soledad, te chocas con las cosas. Estamos hechos para poseer las cosas, no para que las cosas nos posean. -12- Recuerda que no es cuanto posees lo que forma tu riqueza y colabora a tu felicidad, sino cuanto saboreas. -13- Piensa ahora en la última cosa que piensas comprarte o desearías tener: ¿te es necesaria? ¿está condicionando su posesión la relación que tienes con los demás? ¿... no te estará poseyendo esa cosa, incluso antes de adquirirla? -14- ¡Ser pobre! ¿Sabes lo que significa ser pobre? Difícil imaginarlo si no se ha vivido. Pero al menos vive con sencillez y austeridad, sin ningún tipo de excesos, lujos, gastos que ofendan a los pobres de verdad. -15- Caminar en soledad es descubrir a Dios a nuestro lado, aunque no siempre se vean sus huellas junto a las tuyas. -16- Dios es más íntimo a ti que tú mismos, decía San Agustín. Sólo descubres quién eres, cuando te miras en el espejo de Dios. -17- Dios está en lo secreto de tu corazón, donde reside lo más esencial de ti. Tu verdadera imagen e identidad es la visión que Dios tiene de ti. -18- Eres “imagen y semejanza de Dios”, ¿lo crees de verdad? -19- La imagen más perfecta de Dios en la persona humana es Cristo. Encontrarse con Dios en la propia humanidad, es reproducir la existencia de Cristo en nosotros. -Al final, reza con tranquilidad esta oración: Señor Jesús: Junto al brocal del pozo de mi vida, Me ha sorprendido tu presencia Y tu aparente necesidad de mí: “Tengo sed, ¿me das de beber?” En el diálogo contigo soy yo quien me he descubierto sediento y he comprobado la ineficacia de todas las aguas con las que pretendía calmar mi sed. Y me has hecho ver que el escondido manantial de mi felicidad Brota desde mi interior, desde el silencio, y lo alimenta la presencia del Espíritu de Dios. En el espejo de tu presencia, me he encontrado a mí mismo en mi más auténtica y definitiva realidad. Sólo tú tienes el secreto de mi felicidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

  

17PROPUESTA II - Pasea unos minutos, para romper el momento de atención de la charla; despéjate y no pienses en nada en particular. Búscate un lugar y una postura cómoda que te motive a la reflexión. -Relee el texto de Jn 4 y, si lo deseas, la explicación del mismo. -Y con Jesús, junto al brocal del pozo de tu vida: Rememora los momentos de tu vida en que te has encontrado de forma especial con Dios: lugares, circunstancias, personas,... Puedes escribirlo en forma de diario o “Historia del alma”. Reconstruye la historia de tu amistad con Cristo. Dialoga con Jesús que vive en tu interior, que te conoce y te quiere. Confíale lo que ha sido tu vida hasta este momento. -Al final, reza con tranquilidad esta oración: Señor Jesús: Junto al brocal del pozo de mi vida, Me ha sorprendido tu presencia Y tu aparente necesidad de mí: “Tengo sed, ¿me das de beber?” En el diálogo contigo soy yo quien me he descubierto sediento y he comprobado la ineficacia de todas las aguas con las que pretendía calmar mi sed. Y me has hecho ver que el escondido manantial de mi felicidad Brota desde mi interior, desde el silencio, y lo alimenta la presencia del Espíritu de Dios. En el espejo de tu presencia, me he encontrado a mí mismo en mi más auténtica y definitiva realidad. Sólo tú tienes el secreto de mi felicidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

  

18PROPUESTA III - Pasea unos minutos, para romper el momento de atención de la charla; despéjate y no pienses en nada en particular. Búscate un lugar y una postura cómoda que te motive a la reflexión. -Relee el texto de Jn 4 y, si lo deseas, la explicación del mismo. -Y con Jesús, junto al brocal del pozo de tu vida, usa el Salmo 138 para tu oración personal y para analizar, desde él, la presencia de Dios en tu vida, en tu interior y en las coordenadas de tu existencia (tiempo, espacio, relaciones, historia). Revisa en qué medida sientes y tienes presente a Dios en lo cotidiano.

Texto Salmo 138 Reflexión-oración Señor, Tú me sondeas y me conoces; Me conoces cuando me siento o me levanto, De lejos penetras mis pensamientos; Distingues mi camino y mi descanso, Todas mis sendas te son familiares. No ha llegado la palabra a mi lengua, Y ya, Señor, te la sabes toda. Me estrechas detrás y delante, me cubres con tu palma. Tanto saber me sobrepasa, es sublime y no lo abarco. ¿Adónde iré lejos de tu aliento, adónde escaparé de tu mirada? Si escalo el cielo, allí estás tú; Si me acuesto en el abismo, allí te encuentro; Si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, Allí me alcanzará tu izquierda, me agarrará tu derecha Si digo: “Que al menos la tiniebla me encubra, Que la luz se haga noche en torno a mí, Ni la tiniebla es oscura para ti. La noche es clara como el día. Tú has creado mis entrañas, Me has tejido en el seno materno. Cuando en lo oculto me iba formando Y entretejiendo en lo profundo de la tierra,

Dios, dentro de mi persona -La “sonda” de los médicos, que atraviesa el organismo por dentro, lo “sondea” … Dios conoce lo que pienso, va conmigo en todo momento: cuando trabajo (“camino”) y cuando descanso. … Dios “sabe lo que voy a decir antes que lo diga”. Y me abraza con abrazo de oso: por detrás, por delante, por arriba (me cubre con su palma). ¿Siento el “abrazo de oso” de Dios? Dios, en mis coordenadas espaciales: … encuentro a Dios -arriba (“si escalo el cielo”) -abajo (“si me acuesto en el abismo”) -al este (“al margen de la aurora”, el oriente) -al oeste (“el confín del mar”, el mediterráneo, al oeste de la tierra de Israel) Dios, en mis coordenadas temporales: … encuentro a Dios en todo tiempo, marcado por la sucesión de las horas, del día y de la noche. También en la noche encuentro a Dios. En la noche cronológica, y en “la noche oscura del alma” que decía San Juan de la Cruz. Dios, en mi propia historia -Dios, que me forma en el seno materno cuando era un feto, “tejiendo mis tejidos”,

  

19Tus ojos veían mis acciones, se escribían todas en tu libro. Calculados estaban mis días antes que llegase el primero. Señor, sondéame y conoce mi corazón, Ponme a prueba y conoce mis sentimientos, Mira si mi camino se desvía, guíame por el camino eterno.

configurando mi cuerpo físico. -Dios, que conoce también mi carácter, psicología, comportamiento,… -… y pone medida a los días de mi vida. ¿Es esta mi oración? ¿Quiero que Dios habite en mi interior, me ponga a prueba, me corrija si me desvío, me guíe por el camino eterno?

  

20LECTIO DIVINA JUAN 9: ‘‘Jesús y el ciego de nacimiento"

Lectura del evangelio según San Juan. N1 Al pasar, vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento. 2 Y sus discípulos le preguntaron: P.- «Maestro, ¿quién pecó: este o sus padres, para que naciera ciego?». N.- 3 Jesús contestó: J.- «Ni este pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. 4 Mientras es de día tengo que hacer las obras del que me ha enviado: viene la noche y nadie podrá hacerlas. 5 Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo». N.-6 Dicho esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, 7 y le dijo: J.- «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)». N.- Él fue, se lavó, y volvió con vista. N.- 8 Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: P.- «¿No es ese el que se sentaba a pedir?» (…) «El mismo».(…) «No es él, pero se le parece». N.- El que había sido ciego respondía: C.- «Soy yo». N.- 10 Y le preguntaban: P.- «¿Y cómo se te han abierto los ojos?». N.- 11 Él contestó: C.- «Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver». P.- «¿Y dónde está él?». C.- «No lo sé». N.- 13 Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 14 Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. 15 También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: C.- «Me puso barro en los ojos, me lavé y veo». N.- 16 Algunos de los fariseos comentaban: P.- «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado». (…) «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?». N.- Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: P.- 17 «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?».

  

21C.- «Que es un profeta». N.- 18 Pero los judíos no se creyeron que aquel había sido ciego y que había comenzado a ver, hasta que llamaron a sus padres 19 y les preguntaron: P.- «¿Es este vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?». N.- 20 Sus padres contestaron: P.- «Sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos; 21 y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse». N.- 22 Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos: porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. 23 Por eso sus padres dijeron lo de que «ya es mayor, preguntádselo a él». N.- 24 Llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: P.- «Da gloria a Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador». C.- «Si es un pecador, no lo sé; solo sé que yo era ciego y ahora veo». P.- «¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?». C.- «Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso: ¿para qué queréis oírlo otra vez?, ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?». P.- «Discípulo de ese lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. 29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ese no sabemos de dónde viene». C.- «Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene, y, sin embargo, me ha abierto los ojos. 31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es piadoso y hace su voluntad. 32 Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; 33 si este no viniera de Dios, no tendría ningún poder». P.- «Has nacido completamente empecatado, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?». N.- Y lo expulsaron. N.- 35 Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: J.- «¿Crees tú en el Hijo del hombre?». C.- «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?». J.- «Lo estás viendo: el que te está hablando, ese es». C.- «Creo, Señor». N.- Y se postró ante él. 39 Dijo Jesús:

  

22J.- «Para un juicio he venido yo a este mundo: para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos». N.- 40 Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: P.- «¿También nosotros estamos ciegos?». N.- 41 Jesús les contestó: J.- «Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís "vemos", vuestro pecado permanece.  

1.- ¿Qué dice el texto? Elementos:  

-La realidad de los ciegos y otra clase de pobres en el Israel del tiempo

de Jesús.

-La creencia popular muy arraigada: al bueno le va bien en todos los

sentidos (también en prosperidad económica, salud, hijos,…) y al malo

le va mal. Y si a alguien le va mal en la vida, es porque él es malo o está

heredando la maldad realizada por alguien de sus antepasados. El

profeta Ezequiel y el libro de Job lucharon por desterrar esta idea, sin

conseguirlo del todo (ver los discípulos al comienzo del relato).

-El gesto profético: saliva-barro / suciedad / limpieza / vista recobrada.

-La identidad de los distintos grupos que aparecen, especialmente los

fariseos: vivían y hacían vivir al pueblo los mandatos de la ley de

Moisés / eran muy respetados por el pueblo, pues ser desacreditados

por los fariseos suponía un rechazo social (los padres tenían miedo de

los fariseos).

-Los fariseos de los que habla Juan: primeros años de cristianismo,

cuando las comunidades cristianas se iban separando (o iban siendo

expulsadas) de la sinagoga judía (los fariseos expulsan al ciego por

defender a quien lo ha curado).

-El juicio de Jesús: “fariseos, ciegos, porque piensan que ven mejor que

los demás”. En línea con la crítica sinóptica de Jesús a los fariseos

(hipocresía, y “ciegos que guían a otros ciegos”).

-La intencionada redacción catequética-procesual del texto, creando

literariamente un ambiente de expectación hacia la figura de Jesús que

va “in crescendo”.

  

232.- ¿Qué me dice Dios en el texto?  

Este capítulo 9 de Juan es una lección magistral de lo que significa

creer en Jesús, y del proceso a seguir para llegar a la fe en Él. Toda la

construcción del relato, y cada una de sus partes, encierra multitud de

motivos que nos ayudan a comprender y a realizar el proceso de

nuestra fe en Jesús, el personaje protagonista (aunque casi ausente)

de todo el capítulo.

Jesús aparece al principio y al final del relato, pero es el protagonista

único del mismo. De Él se habla, a Él se refieren todos... pero Él no

aparece. Durante todo el relato, todos los personajes van definiéndose

frente a Él, siguiendo un proceso en el que al final, el propio Jesús

emite un juicio, dando la razón al ciego y quitándose a los demás,

especialmente a los fariseos.

Todos los personajes del relato: ciego, vecinos del ciego, fariseos,

padres, incluso discípulos... se debaten entre la creencia y la increencia

del hecho de la curación, y entre la creencia o increencia en aquel que

supuestamente la ha realizado. Los más destacados son sin duda el

ciego y los fariseos. El ciego, primero como beneficiario de la acción de

Jesús, y después como el principal actor, dando testimonio de Él hasta

llegar a la fe, al final del relato. Realiza un camino largo y penoso que le

llevará a la fe en Jesús: “Creo, Señor” –dirá al final del relato. Y pasa así,

de la luz en los ojos a la luz del corazón, la luz de la fe. Y los fariseos,

como los malos de la película, que van creando la oposición a Jesús y al

milagro que ha realizado. También ellos viven un proceso de

radicalización de su postura contra Jesús, terminando al final del relato

con el juicio de Jesús de que son “ciegos” aunque “creen ver”. Con

menor relieve, también realizan un importante papel los otros

protagonistas del relato: los vecinos, los padres, los discípulos. Y lo que

se juega en todo el relato: el encuentro con Jesús y la fe en Él como

Salvador. Un encuentro y una fe, desde la ausencia de éste en escena,

sin que el propio interesado en la polémica, se pueda definir y

defender.

Como Palabra de Dios que es, este relato evangélico nos ofrece a

nosotros, creyentes en Jesús, un modelo para llegar a la auténtica fe en

Jesús. El proceso de fe que sigue el ciego, que analizaremos ahora, es

nuestro propio proceso. Como él, tenemos que recorrer el camino que

le llevó de ver con los ojos de la cara, a ver con los ojos de la fe. Y los

procesos que siguen el resto de los personajes que aparecen en el

relato ejemplifican por qué caminos no se llega a la fe y al encuentro

con Jesús.

  

24Los discípulos de Jesús, ante el ciego de nacimiento (ante una

desgracia humana como esa), juzgan desde las apariencias, creencias,

costumbres de su pueblo: “si está ciego, será porque ha pecado él o

sus padres”. Jesús les corrige desacreditando esas tradiciones, y

anunciándoles que en esa desgracia aparente se va a manifestar el

poder de Dios y van a tener una ocasión más de llegar a creer en Él.

¡Pocas veces sabemos descubrir en las desgracias el poder de Dios!

Más fácilmente las vemos como castigo de Dios, de un Dios que nos

fabricamos a nuestra imagen, colérico, cruel y vengativo. A muchos,

estas desgracias les alejan de la fe en un Dios que pueda “permitir” que

sucedan esas cosas. Para Jesús es más sencillo: si hay un mal,

solucionémoslo, y no busquemos culpables. Dios no quiere el mal, sino

el bien. Y mientras “es de día”, hay que trabajar, como Jesús, por que el

bien triunfe sobre el mal. Con quejas y lamentaciones, con petición de

explicaciones o búsqueda de responsabilidades, no adelantamos nada.

Dios se manifestará con su poder salvador y liberador del mal, si

nosotros, como Jesús, en vez de dar vueltas al asunto, como los

discípulos, ponemos manos a la obra y solucionamos ese mal

descubierto. La fe en Dios no puede tambalearse porque existan males

y desgracias a nuestro alrededor o en nosotros mismos: Cristo

resucitado ha vencido el mal, el pecado y la muerte. Y en Él, todos

hemos vencido.

Los vecinos y conocidos del ciego curiosean, cotillean, preguntan, se

interesan por lo que ha sucedido... pero no pasan de ahí. No buscan

más allá. No les provoca interrogantes vitales el evidente milagro del

que han sido indirectamente testigos. Ni se plantean quién puede ser

ese hombre que es capaz de dar la vista a un ciego de nacimiento, y

desperdician un posible encuentro salvador con Dios. Preguntan:

“¿Dónde está ese hombre?” –“No sé” –contesta el ciego. Y no

investigan más, no se preocupan. No llegan ni a conocer a Jesús, en

menor medida a creer en Él. Se conforman con constatar los efectos de

la actuación de Jesús, no sin cierto escepticismo, sin preguntarse por

quién es el que ha hecho eso, y qué puede significar ese hombre en sus

vidas. Constatan el hecho con asombro, curiosidad, chismorreo... y

luego cada cual sigue a lo suyo. A lo más, comentan: “¡Qué cosas pasan

hoy día! ¡Cómo cambian los tiempos!”

A veces nuestra fe no pasa de una serie de prácticas religiosas o de

valores morales, pero que no nos compromete, no nos provoca

interrogantes. Y somos cristianos por curiosidad o causalidad, por

moda, obligación, devoción o simple tradición... pero la fe no nos

influye en nuestra vida diaria, en nuestras opciones. No da sentido a

nuestras vidas. No deja de ser algo anecdótico, pasajero, episódico...

  

25incluso folclórico. También lo puede ser para cada uno de nosotros si,

al terminar estos EE.EE., volvemos a nuestras casas y decimos:

“¡Estuvo bien, fue curioso! En fin, volvamos a la vida real”. También lo

puede ser si la curiosidad por la fe no nos lleva a preguntar: “¿Dónde

está ese hombre que ha hecho tal cosa?”. Y a buscar encontrarnos con

“ese hombre que es capaz de curar a un ciego de nacimiento”. La fe

cristiana que no llega o no parte de la experiencia del encuentro

personal con Jesús, no pasa de ser mera práctica, anécdota, dato

cultural. Como lo fue la experiencia de los vecinos encontrando e

interrogando al ciego.

Los padres del ciego son llamados a declarar por los fariseos, y casi-

casi llegan a negar que ése es su hijo. No quieren problemas con las

autoridades fariseas, pues éstas “habían decidido expulsar de la

sinagoga a todos los que reconocieran que Jesús era el Mesías”. Tienen

miedo a pronunciarse sobre la persona que ha curado a su hijo: “Es

nuestro hijo y nació ciego, pero cómo es que ve, no lo sabemos;

tampoco sabemos quién le ha dado la vista”. Descargan sobre el hijo

toda la responsabilidad apelando a su mayoría de edad. Niegan ante

los demás aquello en lo que creen, por miedo y para salvar el pellejo.

¿No se parecen los padres del ciego a veces a nosotros mismo cuando,

aunque estamos convencidos de creer en Jesús, no nos atrevemos a

manifestarnos como cristianos, a comportarnos como tales ante los

demás? ¿No nos parecemos a los padres del ciego cuando ante los

demás, o ante determinadas personas (vecinos, compañeros de trabajo

o estudio, amigos,...) no queremos que se nos note que somos,

pensamos y vivimos en cristiano? Por el “qué dirán”, por interés, por

miedo a quedar mal, a contradecir a la mayoría, por respeto humano...

Vivimos con alegría y serenidad nuestra fe cuando estamos en nuestro

grupo, dentro de las paredes del Centro Juvenil; y nos quitamos el

disfraz de Superman el lunes por la mañana cuando vamos a la

universidad, al trabajo, cuando salimos a divertirnos. Corremos el

peligro quizá de ser, como grupo cristiano-salesiano, un grupo de

“selectos” que se retroalimentan a sí mismos, pero que no dan

testimonio de su fe en Jesús hacia fuera, en esa iglesia en salida que

nos pide el Papa. Y terminamos por ser cobardes y acomplejados

respecto a nuestra fe ante la sociedad.

Los fariseos eran, en Israel, los encargados de salvaguardar la pureza

de la religión judía, y asegurar el cumplimiento de la ley de Moisés,

especialmente la ley del descanso sabático, controlando y

adoctrinando al pueblo. Por tanto, gente muy religiosa y cumplidora y,

en su opinión, poseedora de la verdad, frente a un pueblo ignorante y

pecador. Y por consiguiente, con títulos suficientes para juzgar si esa

  

26supuesta curación del ciego, realizada en Sábado (cuando la Ley

prohibía hasta el más mínimo trabajo), podía venir de una persona

religiosa (y por tanto, de Dios) o no.

Ellos son los que saben, los que ven, los que tienen claras las normas y

las leyes; los que pueden controlar y supervisar la acción de Dios (¡Dios

no puede actuar contradiciendo la propia Ley que Él mismo ha dado!) Y

sin embargo, Jesús, al final del relato, les llamará “ciegos”, porque al

“presumir de ver”, no se abren a la luz de Dios (porque supuestamente

no la necesitan), siguen en sus trece, y se imposibilitan a ellos mismos

a conocer la verdad, a creer en Jesús. No solamente no llegan a creer

en Jesús, sino que no le aceptan ni como enviado de Dios, ni siquiera

como persona religiosa (“es un pecador”), e incluso llegan a negar el

propio hecho, evidente por sí mismo, de que el ciego hubiera sido

ciego. Ellos juzgan los hechos desde la lógica, desde razones objetivas:

“Curar a un ciego de nacimiento es algo que sólo se puede realizar si

Dios interviene. Es así que esa curación ha sido en Sábado, cuando

Dios prohibe trabajar, luego el ciego no es tal ciego, y el supuesto

terapeuta es un pecador que no cumple la ley de Dios, porque no

respeta el Sábado”. No les cuadran las cosas en su lógica, y no admiten

lo imprevisible, lo gratuito de la actuación de Dios. El ciego les dice:

“Será pecador o no: lo cierto es que antes estaba ciego, y ahora veo”.

Esta cerrazón de mente se va agudizando cada vez más en el relato: si

al principio era una duda razonable (v. 13-17), después será una

negación del propio hecho (v. 18-23) de la curación; y en un tercer

momento, la descalificación personal del autor del hecho, tratando de

convencer al ciego de que rechace a quien le curó, y expulsándolo

cuando no cede (v. 34).

Jesús sentencia, al final del relato, dirigiéndose a ellos: “Os creéis que

veis, y no admitís que Dios pueda romper vuestros esquemas, que los

llamáis suyos; por eso os quedáis ciegos y no llegáis a la fe”.

Como creyentes, podemos caer en la tentación farisea de “racionalizar

la fe”, de meter a Dios en nuestros esquemas mentales, en nuestros

razonamientos. Queremos ver, queremos explicárnoslo todo, queremos

que nuestra fe sea razonable, comprensible... y cada vez que más lo

intentamos, menos entendemos. Para llegar a creer y conocer, hay que

amar, hay que hacer caso al corazón. Podemos tener un montón de

cosas que queremos explicarnos sobre las verdades de nuestra fe, o un

montón de prejuicios que señalar en temas de historia de la Iglesia o de

moral cristiana, por ejemplo. Y si no nos abrimos a lo inesperado, a lo

gratuito de la acción de Dios en nuestras vidas, Dios no actuará en

nosotros. Porque Dios no está dispuesto a convertirse en una rueda

más del engranaje de nuestro pensamiento, o una marioneta que

  

27funcione a nuestro antojo. Y si nos empeñamos en que así sea, no

sabremos descubrir, con los ojos de la fe, su actuación escondida en

los demás, en las cosas.

A quien quiera entender y saber todo acerca de Dios, Dios se le oculta,

y puede terminar en la más completa oscuridad, como los fariseos. La

fe es cosa del corazón, no de la razón. La fe se vive, se experimenta, se

siente... y no es la conclusión de un razonamiento matemático. La fe es

un don de Dios al que hay que abrirse humilde y confiadamente, y no

una conquista de la razón o del pensamiento humano. No podemos

esperar a comprender para poder creer. Hay que creer (fiarse, lanzarse

la vacío), para poder comprender. Eliminando todos nuestros

prejuicios, nuestras autosuficiencias, nuestro orgullo, nuestras

seguridades. Dios da la gracia de la fe a quien quiere, sin mérito alguno

por nuestra parte. Los fariseos tuvieron delante a Jesús, tuvieron esa

suerte. Y no sólo no creyeron, sino que lo rechazaron e incluso

condenaron a muerte. Sepamos llegar a la fe en Jesús queriendo ver,

buscando su luz y no fiándonos de “nuestras luces”, que son

justamente nuestra ceguera.

El ciego sigue, a lo largo de todo el relato, un proceso que de alguna

manera puede ser modélico para nosotros para llegar a la fe en Jesús.

Sus principales momentos y manifestaciones son:

- Actitud de asombro, estupor e incluso posible rechazo ante la acción

de Jesús. Y no es para menos: un desconocido, sin mediar palabra, le

ensucia los ojos de barro, aprovechando su indefensión, y le manda

que vaya a lavarse. Sin que el ciego pidiera nada a Jesús, sin que Jesús

diera explicaciones previas de lo que pensaba hacerle. El ciego pensó

que probablemente se trataba de una broma de mal gusto.

- Actitud de obediencia a la voz de Jesús. Aunque sólo fuera por

limpiarse y terminar con la broma de mal gusto, va, se lava... ¡y

comienza a ver! Obedece sin entender el porqué ni el para qué; sin

esperar que le sucediera nada especial. Se fía de la palabra de ese

desconocido. Y recobra la vista.

- Actitud de comunicación de lo que le ha pasado: ante los vecinos, los

conocidos, los propios fariseos al principio... el ciego cuenta lo que le

ha pasado, sin hacer ninguna valoración sobre Jesús: “Ese hombre que

se llama Jesús, hizo barro; me lavé y veo”. Ni siquiera sabe dónde está

ese hombre. Y todo hubiera quedado en un recuerdo agradecido a una

persona semidesconocida, si el ciego no se hubiera visto incordiado por

los fariseos: ¡si el hecho no se hubiera complicado, el ciego quizá

hubiera perdido la ocasión de llegar a conocer personalmente... y a

creer en aquel que le curó!

  

28- Actitud de testimonio y de compromiso por Jesús. Ante los fariseos,

cuenta lo que le ha pasado, qué hizo Jesús con él. Y preguntado por los

fariseos: “¿Qué opinas de ese hombre? –da su primer testimonio

positivo sobre Jesús: “Para mí que debe ser un profeta”. Pero ahí no

queda todo. Los fariseos posteriormente, tras interrogar a los padres

del ciego, se empeñan en que el ciego reconozca que no ha habido tal

curación, y que quien lo ha curado es un pecador. El ciego sólo puede y

sabe acudir a su experiencia: “Estáis más informados que yo, y si decís

que es un pecador, lo será... ¡pero a mí me ha dado la vista!” Cuando

los fariseos quieren convencerle de que pudo haber algún truco, y le

preguntan de nuevo qué le hizo y cómo le dio la vista, el ciego ya no

aguanta más. Sabe que enemistarse con los fariseos es muy peligroso,

pero las dificultades que se le han ido presentando le han hecho

reflexionar sobre lo que le ha pasado y sobre la persona que le ha

curado. Y ha llegado a la conclusión de que Jesús es un “hombre de

Dios”, pues si no lo fuera, “nada podría haber hecho conmigo”. El

enfrentamiento es claro. Y el perdedor, como se sabía de antemano, es

el ciego: es expulsado de la sinagoga por dar testimonio y por defender

a Aquel que lo ha curado. Con lo que el ciego se compromete y

compromete su vida por un hombre al que ya no necesitaba, porque

había recobrado la vista, pero que había significado tanto en su vida.

Un hombre al que ni conocía personalmente ni esperaba poder

conocerlo personalmente, porque ni llegó a verle. Sólo le oyó y le

obedeció... y él desapareció.

- Actitud de fe: Finalmente, cuando Jesús se entera de que por su culpa

el ciego ha sido rechazado, sólo al final... ¡se hace el encontradizo con

él! Y el que había sido ciego, aún sin conocer personalmente a Jesús,

pero habiendo dado testimonio de Él y habiendo arriesgado su

reputación por Él... llega a la fe. “Le estás viendo...” “¡Creo Señor!”,

contestará el ciego. Y se postró ante Él. Al final del proceso, el ciego ha

conseguido algo mucho más importante y valioso que la luz de los ojos:

la luz de la fe.

El proceso hacia la fe del ciego de nacimiento ha de ser también el

nuestro en la búsqueda del encuentro con Jesús: obedecer para poder

creer; vivir, para más tarde entender.

La fe en Cristo es un don; un don que el ciego alcanza como última

etapa de un proceso. Después de haber dado testimonio de Cristo, de

haberse comprometido por Él hasta el punto de ser rechazado por

todos, hasta por sus padres. Al lograr la incredulidad de los fariseos, se

hace digno de merecer la fe en el que le ha curado. Sólo después de

comprometerse, de experimentar... puede creer en Jesús.

  

29La fe, don de Dios, no es inicio de un camino, sino sobre todo final de

una etapa de compromiso, de cambio en la propia vida. Desde que el

ciego obedece a Jesús, sin verle ni conocerle, fiado exclusivamente de

su palabra, el ciego entra en el camino de llegar a la fe. Comienza

recobrando la luz de los ojos. Pero no lleva todavía a la fe en aquel a

quien desconoce, de quien ha recibido el inesperado regalo de su

curación, para que éste se le manifieste como sujeto de fe.

Nuestra fe en Jesús es un don que se nos concedió desde el momento

de nuestro Bautismo: se nos dio la luz para descubrir a Jesús, para ser

sus testigos en el mundo, con el agua del Bautismo, y la saliva de la

unción. Nos lavaron y nos transmitieron la luz de la fe. Pero aquella fe

es una tarea a realizar, una meta a conquistar, a asumir, a hacer

propia... por el camino del ciego: el de la obediencia, el del compromiso.

No por el camino de la razón (el camino de los fariseos), de la

explicación lógica, de la demostración matemática. Si lo pensáis

fríamente, tampoco es que haya mucha lógica en la historia de nuestra

fe: hay circunstancias diversas, fortuitas, causales e inesperadas a

veces (familiares, educativas, personales,…) que la favorecen o la

oscurecen. Pero al final somos nosotros los que podemos complicarnos

la vida, como el ciego, o pasar del tema. Olvidar esa fe que nos

transmitieron, esa luz que nos dieron, porque nos puede traer

complicaciones... o bien asumirla con todas las consecuencias.

Nuestra evolución personal, desde “la fe de la primera comunión”, nos

lleva a desarrollar nuestra mente, nuestra inteligencia lógica, nuestro

sentido común. Esto es natural y lógico. No podemos vivir con la fe

crédula de niños. Pero en el otro extremo, corremos el peligro de

reducir la fe al cuento de los niños que vienen de París o al ratoncito

Pérez. La racionalidad de la fe, como en el caso de Santo Tomás, sólo

se consigue desde un corazón creyente. Igual que sólo podemos

comprender y ayudar a una persona cuando partimos de nuestro amor

por ella.

Como seres racionales que somos, queremos entender; y como

hombres de nuestro tiempo, queremos estar a tono con lo que se

cotiza. Y no terminamos de comprometernos con una fe que no es fácil

de racionalizar ni demostrar, y que encima, nos puede poner en

evidencia o puede comprometer nuestras relaciones, nuestro puesto

en la sociedad, nuestro mundo de estudio o trabajo. Y corremos el

peligro de no ver. La dinámica del ciego del evangelio es vivir y

testimoniar para llegar a creer.

¿Pensar como se vive, vivir como se piensa? “Quien no vive como

piensa, termina pensando como vive”, se suele decir, y es verdad. Pues

  

30bien, el camino de la fe es todavía más duro: vivir como se quiere llegar

a pensar. Para ir así, desde la práctica de vida (desde la obediencia a

Dios, desde el testimonio de aquella fe que ni nosotros tenemos clara),

a ir creyendo, pensando y entendiendo eso que vivimos. Con la fe

sucede algo parecido a lo que sucede con la relación entre las

personas: las queremos antes de entenderlas; las seguimos queriendo

aunque opinen lo contrario a nosotros. Y empezamos a comprenderlas

cuando convivimos con ellas, y no sólo cuando entendemos sus

razones. Y tanto más creemos en ellas, cuanto más compromiso de

aceptación y de convivencia tenemos con ellas.

Es peligroso querer “ver claro” en el tema de la fe, como querían los

fariseos. Querer explicarse racionalmente la realidad de Dios y el

“montaje de la religión o de la Iglesia”, nos lleva a la oscuridad de la

decepción e incluso del absurdo. Es un callejón sin salida exigir que en

el campo de la fe, todas las cosas cuadren. Empecemos por vivir esa fe

“irracional”, comprometiéndonos con ella, como el ciego. Después, sólo

después, podremos decir: “Creo, Señor”. Y postrarnos ante Él.

3.- ¿Qué le digo yo a Dios desde lo que me dice Él en el texto? ¿A qué me compromete?

 

  

31PROPUESTA I: Reflexión personal - Pasea unos minutos, para romper el momento de atención de la

charla; despéjate y no pienses en nada en particular. Búscate un lugar

y una postura cómoda que te motive a la reflexión.

-Relee el texto de Jn 9 y, si lo deseas, la explicación del mismo.

También puedes ir directamente al siguiente cuadro que se ofrece.

-En él, y desde los personajes que aparecen en el relato evangélico,

analiza con qué personaje te identificas más, o en qué momentos,

ocasiones, circunstancias,... tu fe en Jesús asume las características de

alguno de estos personajes.

PERSONAJE EVANGÉLICO ACTITUDES TOMADAS

Discípulos

TIPO DE CREYENTE en un dios mecánico,

infantil, el “dios te va a castigar si te portas mal”,

el dios mágico, simplista,… ¿ nuestra fe de la

infancia?

Echar la culpa a Dios del mal que hay.

Prejuicios sociales: a quien le pasa algo malo es

porque ha sido, él o su familia, malo.

Vecinos

TIPO DE CREYENTE superficial, que vive la fe

simplemente por costumbre o cumplimiento

social, pero que no profundiza en ella ni se

compromete, y no llega a descubrir a Jesús. Su fe

es mera curiosidad o tradición social. ¿Nuestra fe

de la primera comunión?

Curiosidad inicial, cotilleo: ¿es éste realmente?

¿cómo ha sido? ¿quién lo ha hecho? ¿dónde

está?

Indiferencia y desentendimiento del tema: ¡qué

cosas pasan hoy día! Vamos a otra cosa...

Pérdida de una ocasión de conocer la verdad de

un hecho y una persona única.

Fariseos o judíos

TIPO DE CREYENTE (O DE NO CREYENTE)

racionalista, que tiene que ver para creer, que

sólo admite lo que su mente o principios aceptan

como válido, que no se abre a la novedad, que

“creen ver” con la verdad absoluta del

conocimiento racional y la demostración

científica, que consideran que tener fe en Dios

hoy día es poco sensato, y que el papel de Dios

en el mundo está superado, y sustituido por el

papel del ser humano, dueño cada vez más de la

naturaleza y de sí mismo. ¿Nuestra fe de joven,

que busca razones y explicaciones racionales?

Incredulidad inicial y deseo de conocer cómo han

sido las cosas: ellos son los especialistas en este

tipo de cosas.

Prejuicios religiosos y racionales: cura en

sábado, así que es un pecador

Investigación del caso con mala conciencia

Descalificación personal tanto del autor del

hecho como del receptor

Negación de la evidencia del hecho

Ceguera espiritual

  

32Padres del ciego

TIPO DE CREYENTE: Miedoso, cobarde,

descomprometido, que no es capaz de dar la cara

y mostrarse como cristiano en los ambientes en

que eso no se ve bien o le pueden señalar con el

dedo. Está convencido de su fe, pero de puertas

de su casa o su vida hacia dentro, en medio de

una sociedad hostil o indiferente a lo religioso.

¿Nuestra fe de cristianos “anónimos”?

No quieren que la situación les cause problemas

No se comprometen, por miedo a los judíos

Escapismo, no reconocen la nueva situación de

su hijo...

Ciego

TIPO DE CREYENTE: Aquel que primero vive y

experimenta - luego, cuenta su experiencia -

después se ve obligado a dar testimonio y

defender aquello que vive o ha vivido - llega a

comprometerse por lo que cree, incluso hasta

jugarse el tipo - llega al final a la fe. Vivir para

comprender. Comprometerse para creer.

Quien quiera tener todo claro para empezar a

creer y a vivir conforme a esa fe, no tiene nada

que hacer: vive primero, comprométete... y

después comprenderás.

La fe no es un convencimiento intelectual o una

demostración racional. Es la experiencia del

encuentro con una persona que cambia

radicalmente tu vida.

¿En qué etapa estoy de mi fe en Jesús?:

ese hombre que se llama Jesús...

es un profeta, viene de Dios

¡Creo, Señor!

Desconcierto inicial ante lo que le hace Jesús y le

manda

Aceptación de su curación, sin haber visto a

quien le ha curado

Primer testimonio ante los vecinos: cuenta lo que

le ha pasado, e ignora dónde está ese hombre

que le ha curado

Segundo testimonio ante lo fariseos: cuenta de

nuevo, y cuando le piden opinión sobre Jesús

dice que es profeta.

Tercer testimonio ante los fariseos: defiende

abiertamente a Jesús como alguien que ha

venido de parte de Dios, frente a los que le

descalifican y se gana la enemistad y la

expulsión por parte de ellos.

Encuentro con Jesús: de recuperar la visión

material y poder ver a quien le ha curado, a

adquirir también la luz de la fe: Creo, Señor.

-Continúa personalmente tu oración. Puedes hacerlo, recitando y

repitiendo estas expresiones bíblicas:

-“Señor, auméntanos la fe”

-“Creo, Señor, pero a veces también dudo”

-“Felices los que crean sin haber visto”

-“¿Crees que Jesús es el Hijo de Dios?”

  

33 -“Que se haga lo que pides conforme a tu fe”

-“Si tuvierais fe como un grano de mostaza, ¡moveríais

montañas!”

-“Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque

haya muerto, vivirá, y el que está vivo y cree en mí, no

morirá para siempre. ¿Crees esto?”

PROPUESTA II: Reflexión en grupo

- Pasea unos minutos, para romper el momento de atención de la

charla; despéjate y no pienses en nada en particular. Búscate un lugar

y una postura cómoda que te motive a la reflexión.

-Relee el texto de Jn 9 y a continuación, el cuadro que se ofrece en la

Propuesta I. Analiza tu historia personal de fe: ¿cómo ha sido tu fe

cuando eras un niño, en tu primera comunión, de adolescente, en este

momento de tu juventud?

-Si lo deseas, únete a alguno de los grupos en los que encontrarás a

una persona con un recorrido vital y de fe un poco más largo (al menos

cronológicamente) que el tuyo, y comparte con los que acudan a ese

grupo y con esa persona.

 

 

 

 

  

  

34LECTIO DIVINA LUCAS 18, 18-30  

Del evangelio Según San Lucas  

Lc 10, 25-37 Lc 18, 18-30 25 En esto se levantó un maestro de la ley y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿Qué tengo que hacer para tener vida eterna?». 26 Él le dijo: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?». 27 El respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo». 28 Él le dijo: «Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida». 29 Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?». 30

Respondió Jesús diciendo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. 31 Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. 32 Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. 33 Pero un samaritano que iba de viaje llegó a donde estaba él y, al verlo, se compadeció, 34 y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su

Uno de los jefes le preguntó: «Maestro bueno, ¿Qué he de hacer para tener vida eterna?». 19 Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino solo Dios. 20 Ya sabes los mandamientos: No cometerás adulterio, No matarás, No robarás, No darás falso testimonio, Honra a tu padre y a tu padre». 21 Y él dijo: «He observado todo esto desde mi juventud». 22 Al oír esto, Jesús le dijo: «Todavía te falta una cosa: vende todo cuanto tienes y distribúyelo a los pobres —y tendrás un tesoro en los cielos—; luego, ven y sígueme». 23 Pero él, al oír esto, se puso muy triste, porque era muy rico. 24 Cuando Jesús vio que se había entristecido, dijo: «¡Qué difícil es para los que tienen riquezas entrar en el reino de Dios! 25 Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que entre un rico en el reino de Dios». 26 Los que lo oyeron, dijeron: «Entonces, ¿quién se puede salvar?». 27 Y él dijo: «Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios». 28 Entonces dijo Pedro: «Nosotros hemos

  

35propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. 35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva". 36 ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?». 37 El dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Anda y haz tú lo mismo».

dejado nuestras cosas y te hemos seguido». 29 Jesús les dijo: «En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa o mujer o hermanos o padres o hijos por el reino de Dios, 30 que no reciba mucho más en el tiempo presente y en la edad venidera vida eterna».

 

1.- ¿Qué dice el texto? En Lc 10 -La figura del “maestro de la ley”, las escuelas rabínicas, las discusiones comentando y aplicando la ley de Moisés, la controversia constante sobre el mandamiento principal de la ley,… -La conversación-discursión “sofista” que realiza Jesús. Contesta con otra pregunta a la primera pregunta del maestro de la ley, para que él se conteste a sí mismo. Jesús ratifica que él mismo se ha contestado bien: “Has respondido bien. Haz esto y tendrás la vida”. Y a la segunda pregunta del maestro, contesta con un relato (el del buen samaritano) y al final le formula, con un ejemplo, qué puede significar “prójimo”. De nuevo el maestro de la ley contesta acertadamente y Jesús ratifica su respuesta: “Anda y haz tu lo mismo”. Al final, la discusión “teórica” que planteaba el maestro de la ley, Jesús la reorienta desde una respuesta práctica: “Haz esto… haz tú lo mismo”. -La respuesta del maestro de la ley es idéntica a la que da otro doctor de la ley en otro pasaje evangélico (Mc 12, 28-34) ante la pregunta de cuál es el mandamiento mayor de la ley: el amor a Dios y al prójimo. En esto coinciden Jesús y el doctor, y Jesús le dice: “No estás lejos del Reino de Dios”. -Las figuras que aparecen en la parábola: sacerdote, levita (hoy sería obispo, religioso/sa,…), y samaritano –todos conocemos quiénes eran, por el relato de Jn 4- (hoy coincidiría con un gitano, inmigrante, marginado,…) En Lc 18 -La figura del “jefe o personaje importante” hace relación a una persona culta y buena, formada, que tiene la vida solucionada también desde el punto de vista económico; y religiosa, muy religiosa: desde joven ha vivido su fe, ha cumplido los mandamientos. Reviste algunas diferencias con esta misma figura en el relato de Mc 10: parece más un joven (“se le acerca corriendo… ‘he cumplido estos mandatos desde niño’) -Aquí es directamente Jesús quien contesta de una forma “académica”, como quien recita una conocida normativa (el decálogo), pero citando sólo los mandamientos que se refieren a la relación con los demás.

  

36-La primera respuesta del personaje es positiva: “eso ya lo vengo cumpliendo desde joven”. La respuesta a la segunda propuesta de Jesús, la “única cosa que le falta”, es la “tristeza, porque era muy rico”. -Surge la discusión de los discípulos sobre la idea de Jesús de que la riqueza es un obstáculo para llegar a Dios, que contrasta con la clásica idea de que la riqueza es signo de las bendiciones de Dios. -La intervención de Pedro y la promesa de Jesús hace referencia a todo el que sigue a Jesús, no necesariamente a los miembros de la vida religiosa. 2.- ¿Qué me dice Dios en el texto? Hemos leído dos textos evangélicos del camino de Jesús hacia Jerusalén. Los contextos son distintos, en ambos. En uno, un maestro de la Ley, que quiere tenderle una trampa. En otro, un jefe u "hombre importante" con deseos de radicalidad. Pero en ambos casos, en la dinámica del camino a Jerusalén. Y también en ambos casos, se hace la pregunta fundamental: "Maestro (bueno), ¿qué debo hacer para alcanzar (heredar) la vida eterna?". Es decir, en otras palabras: ¿Cuál es el secreto de la felicidad? ¿Qué he de hacer para ser feliz? ¿Cómo puedo llegar a realizarme plenamente? ¿Qué me puede llenar, cuando a mi alrededor todo es vacío y apariencia? Es una pregunta que todos los hombres y mujeres de la historia, de una u otra manera, se han hecho. Que tú te haces también. Y de cuya contestación depende tu propia felicidad. La respuesta de Jesús varía en los dos casos, dependiendo de los contextos. En el caso del Maestro de la Ley, Jesús acude a los "primeros principios". Invita, "a la gallega" a que sea el propio interrogador quien se conteste: "¿qué dice la ley de Dios?". Y esta Ley recuerda que somos criaturas fruto del amor de Dios, que estamos llamados por el Amor y al Amor que es Dios, que nuestro destino y felicidad está en amarle, servirle, comulgar con El con todo el corazón, el alma, las fuerzas, la mente... y amar al prójimo como a ti mismo (frase esta última del libro del Levítico, perdida en una maraña de leyes, y que aquí está situada en paralelo al principal mandamiento de la ley). En el caso del "hombre importante", es Jesús quien contesta directamente. Y lo hace, no resumiendo todo en el amor a Dios y al prójimo, sino enumerando los mandamientos. Y precisamente aquellos que hacen referencia a nuestra relación con el prójimo: desde el cuarto al octavo. Son los "requisitos mínimos" que hay que cumplir, al menos para ser una buena persona, un "honrado ciudadano". Ciertamente que el cumplimiento de los mandamientos es la base mínima a partir de la cual se puede construir una vida cristiana. Bueno, en realidad, cualquier tipo de convivencia social. Pero el episodio no termina aquí. Los dos personajes quieren ir más lejos. Uno -el Maestro de la ley-, queriendo justificarse; es decir, queriendo demostrar que él lo hacía ya bien. El otro -el hombre

  

37importante queriendo "ir más lejos", mostrando que eso ya lo hacía desde joven y pidiendo algo más. Y es entonces cuando Jesús se vuelca, se entrega, se emplea a fondo... y aporta la novedad evangélica, aquello que va a explicar de raíz los mandamientos de la ley de Dios. Hasta ahora era una respuesta "de catecismo"; Jesús no había aportado nada nuevo, seguíamos en el Antiguo Testamento. Pero ahora surge la novedad y la radicalidad evangélica: -al Maestro de la ley le propone concretar el amor a Dios y al prójimo, en el amor al enemigo, al samaritano. Y le dice: "Vete y haz tú lo mismo". -al "hombre importante" le propone ir más allá vendiendo todo lo que tiene y repartiéndolo a los pobres. Y le dice: "Luego, ven y sígueme". La novedad del evangelio es la radicalidad: -radicalidad ante los demás: amor aún al enemigo o al que me cae mal; servicio dado (y recibido si es preciso) al adversario -radicalidad ante las cosas: vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. -radicalidad ante sí mismo: "ven y sígueme". Jesús te viene a decir: si quieres ser "moderadamente feliz", salvar el expediente, sacar el aprobado raspado... cumple las cosas más importantes de la forma más general: cree y ama a Dios, y no hagas daño a los demás. Pero si quieres ser "rabiosamente feliz", radicalmente feliz, debes ser radical en tu planteamiento y en tus exigencias. Es decir, asume un estilo de vida, un talante, unos planteamientos desde la novedad evangélica, que es la radicalidad ante los demás, las cosas, ti mismo. Radicalidad, no radicalismo. Radical viene de raíz, de origen, de principios que fundamentan toda la vida, que hace que la “planta” o el “edificio” de nuestra vida no se tambaleen ante las dificultades. Cada uno de nosotros hoy es un interlocutor de Cristo. Tú eres un interlocutor suyo ahora. Quieres preguntarle por el "qué tienes que hacer", por su voluntad sobre ti. Sabes que en ello está empeñada tu propia felicidad. Cada uno de nosotros tiene claro cuál es el mandamiento principal de la Ley, y qué cosas están bien y cuáles mal. Tú también, y estás conforme, pero no te conformas; buscas "algo más". Quizá para justificarte de que "eres bueno" y para que Dios se te diga que así es, que te esfuerzas mucho, como el Maestro de la Ley. Quizá, como el "hombre importante", porque descubres que Dios te pide "algo más", que no te llena una existencia cristiana bajo mínimos. Cada uno de nosotros ha respondido de alguna manera a esta pregunta por el "qué me queda" o el "lo hago todo". Tu planteamiento de vida es cristiano: desde el bautismo, tu existencia creyente se entiende desde Cristo y desde su evangelio. Y has escogido también de

  

38forma explícita un molde concreto para vivir en cristiano: el molde salesiano. Con un compromiso concreto como animador, profesor,… educador cristiano. Pues bien, toda vocación cristiana en la Iglesia (repito lo que dije antes, no sólo las vocaciones sacerdotales o religiosas…) es una llamada a la radicalidad, al compromiso utópico y exigente, y no sólo a cumplir unas cuantas normas o sabernos dentro de un grupo con una determinada identidad eclesial. Complicado hoy hablar de radicalidad en una sociedad tolerante y descafeinada, donde todos los extremos nos resultan odiosos. Pero es así: ya no serán los preceptos, sino la persona misma del Cristo del evangelio quien será la norma suprema: "Ven y sígueme". Una persona hecha vida y compromiso utópico y exigente. ¿No te faltará recuperar la agresividad y radicalidad del mensaje evangélico? Porque un anuncio y una vivencia del evangelio que te resulte cómoda y condescendiente, es una traición al auténtico evangelio. Si preguntas por el "algo más", si quieres asumir el estilo de vida del evangelio con una lectura salesiana, Cristo no te va a animar diciendo: "Venga, que es muy fácil y está muy bien, que te necesitamos..." Simplemente te dirá: si me sigues, este seguimiento va a condicionar y revolucionar toda tu existencia, vas a ir contra corriente, lo pasarás mal... pero vas a ser inmensamente feliz; no sentirás la "tristeza" que sintió aquel hombre importante cuando le pedía abandonar sus riquezas y no fue capaz de hacerlo. Eres una buena persona, sensible a lo religioso, con ansias de compromiso... está bien. ¿Quieres ir más allá? Pues entonces sígueme con todas las consecuencias. Y si no quieres ir más allá... ¿qué demonios haces aquí en estos Ejercicios Espirituales? 3.- ¿Qué le digo yo a Dios desde lo que me dice en el texto?  

  

  

39PROPUESTA I - Pasea unos minutos, para romper el momento de atención de la charla; despéjate y no pienses en nada en particular. Búscate un lugar y una postura cómoda que te motive a la reflexión. -Relee los dos textos de Lucas y, si lo deseas, la explicación correspondiente. -Reflexiona sobre tu vida, tu búsqueda de la felicidad. Descubre en qué medida entiendes tu vida desde la presencia de Dios en ella. Como un regalo. Como una llamada a la felicidad. Y como una tarea, un compromiso, de mínimos (“cumple los mandamientos”…) o de máximos (“haz tú lo mismo… déjalo todo y sígueme”). -Aquí tienes unos pensamientos sobre la vida, don y tarea, por si te sirven.  -1- La vida es un don, algo que te viene dado. El cuándo, el cómo, el dónde de tu existencia, no es fruto de una decisión personal tuya... ¡es un regalo inesperado que te han hecho! ¿Lo vives así? -2- Descubres la vida en ti, a tu alrededor, en el campo y la ciudad, en las cosas animadas y las inanimadas,... ¡gracias a la vida! -3- Cada día vives, quizá inconsciente y rutinariamente, el resurgir y mantenerse maravilloso y milagroso de la vida: amanece, anochece, respiramos, nos alimentamos... ¿no es increíble? -4- “No soy pesimista, sino realista” –sueles decir. Pero ser realista es ser un poco parcial: ¡no pesa en la balanza lo mismo lo malo que lo bueno! Por cada noticia mala de los periódicos, ¿cuántas buenas se podrían dar? -5- El optimismo vital tiene un fundamento muy claro: Dios hizo todo lo que existe y era “muy bueno”; y Jesús nos trajo la Buena noticia de la salvación. -6- Junto al regalo de la vida, Dios te concede el regalo de la libertad, para hacer con tu vida... ¡lo que quieras! Desarrollarte en plenitud, o abandonarte. -7- La vida es frágil: está siempre amenazada de muerte. Por eso es necesario aprovechar el momento presente. “Vivid cada día como si fuera el último que os queda por vivir” –decía Don Bosco a sus chavales. -8- La vida es breve: el tiempo pasa más rápido de lo que parece, y la historia no se repite. Cada instante que vives es único; cada ocasión que se te presenta, no volverá fácilmente. -9- Al final de nuestra vida, se te preguntará: ¿Te mereció la pena vivir? ¿Cumpliste lo único que tenías que hacer: amar y ser feliz? No esperes ser feliz en la otra vida, si aquí, aún en medio de las dificultades, no lo fuiste. -10- La vida es una tarea que merece la pena desarrollar. Merece la pena vivir, pero no de cualquier manera, no “sobreviviendo”.

  

40-11- Vivir no es durar: no es el número de años que consigas vivir lo que marca la intensidad de tu vida. La sociedad ha conseguido prolongar la vida media de las personas, pero... ¿también su felicidad? -12- Vivir no es consumir. No vives más porque alimentes tu boca, tus ojos, tus oídos, tus deseos,... sin más. El consumo provoca movimiento, no necesariamente vida. ¿Consumes para vivir, o vives para consumir? -13- Vivir no es sentir, tener sensaciones rápidas, múltiples, fugaces, superficiales... hay vida no en sentir muchas cosas, sino en degustar algunas. -14- Ninguna vida es inútil. Tú no eres imprescindible en la existencia, pero una vez que estás en ella, eres importante y tienes una misión que cumplir. -15- “Nadie ha ido, va, ni irá por el mismo camino que yo voy. Para cada uno de nosotros guarda un camino virgen Dios” (León Felipe). -16- Tu vida es vocación, es llamada a realizarte personalmente en un camino determinado. Es imprescindible que descubras ese camino: te estás jugando tu felicidad. -17- No serás plenamente feliz fuera del camino que Dios te tiene preparado, ha dispuesto que sigas. -18- Como cristiano, tienes una vocación común que compartes con todos: la vocación a amar, como Dios nos ama, como Cristo nos amó, hasta dar la vida. Pero... debes encontrar tu camino determinado para realizarla. -19- Piensa: ¿en qué momento estoy en el camino del descubrimiento de lo que Dios quiere de mí? ¿Cómo quiero desarrollar mi vocación cristiana? ‐20‐ “Al que mucho se le dio, más se le exigirá...” dijo Jesús. Y a ti, Dios te  ha  dado  y  te  está  dando  mucho.  ¿Eres  consciente  de  la responsabilidad  que  asumes  de  hacer  rendir  tus  cualidades  y posibilidades en la misma medida generosa con que las has recibido?  ‐Termina con esta oración:  Es el momento, Señor, de orientar mi vida, es hora de dar rumbo a mi existencia, estoy a punto para descubrir un nuevo camino.  No me sirve, Señor, el vivir en eterna encrucijada. Estoy ante ti abierto como la playa al mar; estoy en busca de tus pasos, de tus huellas ; quiero decir sí al plan de Dios para los sueños de mi vida.  Aquí estoy, Señor, como Saulo en el camino de Damasco; y te digo sin rodeos: Señor, qué quieres que haga? Aquí estoy, Señor, como Samuel en la noche y te digo: habla que tu siervo escucha. Aquí estoy, Señor, como María cuando era joven y te digo: he aquí la esclava, que se haga según tu palabra. Aquí estoy, Señor, con el corazón disponible  y te digo: quiero hacer tu voluntad.  Señor, ¿qué quieres de mí? ¿Qué me pides? 

  

41Señor, ¿cuál es el plan del Padre para mi vida? Señor, ¿cuál es el proyecto que quieres que realice? Señor, ¿a qué me llamas? ¿Por dónde quieres que camine? Señor, ¿cómo estar seguro  de tus caminos en mi vida? Señor, ¿cómo se yo que eso es lo que se espera mí y no otra cosa? Señor, ¿seré capaz de ser fiel a la llamada que me haces? Señor, ¿y si me equivoco y tengo que volver atrás? Señor, ¿cómo comprenderte si no estoy plenamente seguro?  Preguntas, Señor, siempre preguntas: ¿cómo saldré de la duda? Yo quiero tener claro cada paso del camino. Soy calculador, Señor, y no me gusta arriesgar nada. Yo quiero tener seguridades y tengo miedo de lo imprevisible. Yo quiero dar respuestas, pero desde una fe razonada A fin de cuentas: ¿te busco, o me busco, Señor? ¿Pongo los ojos en ti o me miro a mí? ¿Son tu intereses los que busco o sólo los míos? ¿Estoy disponible ante ti? Quiero Señor Jesús,  salir de esta confusión en la que vivo. Quiero Señor Jesús,  escucharte y darte respuesta a tu propuesta. Quiero Señor Jesús, dejar todo, quedarme libre para seguirte.    

PROPUESTA II  - Pasea unos minutos, para romper el momento de atención de la charla; despéjate y no pienses en nada en particular. Búscate un lugar y una postura cómoda que te motive a la reflexión. -Relee los dos textos de Lucas y, si lo deseas, la explicación correspondiente. -Reflexiona sobre tu vida, y el momento en el que te encuentras en el camino del seguimiento de Jesús, como cristiano. Sitúate en esta escala, de menos a más:   

Tengo claro que no puedo plantearme lo que quiero hacer con mi vida, independientemente de lo que Dios quiere de mí. 

Descubro  que  no  quiero  vivir  mi  vida  para  mí  sólo,  y  en función de mis  intereses y necesidades, sino desde y para  los demás. 

Estoy tratando de dilucidar si quiero vivir para  los demás con un compromiso puntual,  limitado en el espacio y el tiempo; o de una forma más definitiva, a tiempo pleno. 

Tengo claro por ahora el estado y estilo de vida con el que voy a  realizar,  desde  Dios,  mi  vida  en  función  de  los  demás: matrimonio, vida religiosa y/o sacerdotal, voluntariado,... 

 ‐Termina rezando e interiorizando esta oración:  Padre, me pongo en tus manos.  Haz de mí lo que quieras: sea lo que sea, te doy las gracias, 

  

42lo acepto todo con tal que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre. Yo te ofrezco mi vida, Y te la doy con todo el amor de que soy capaz. Porque deseo darme, ponerme en tus manos sin medida, con infinita confianza, porque Tú eres mi Padre.  

PROPUESTA COMÚN

Examen de conciencia como preparación a recibir el sacramento de la Reconciliación  

 

  Cumple los mandamientos…  …y si quieres ir más allá… 

“Amarás a Dios sobre todas las cosas” (1) 

‐Creer en Dios (no siempre…), y respetar su ámbito de existencia y acción en la propia vida ‐No adorar o endiosar otras realidades: mi cuerpo, mi dinero, mis pertenencias, mis estudios, mi pareja o amigos, mi familia,… ‐Dar testimonio, al menos sociológico, de la propia condición creyente 

‐Dios, como valor supremo y destino último de la propia vida, como sentido absoluto de cada momento de la existencia  ‐Configurar la propia vida desde el evangelio: “El que no pospone a su familia, a sus negocios, incluso a sí mismo, por mí y por el evangelio… el que no toma su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo”  

“No tomarás el nombre de Dios en vano” (2) 

‐Evitar blasfemias, tanto por agresividad como por costumbre ‐Evitar lenguaje soez, grosero, ofensivo,… ‐Evitar la crítica fácil a lo religioso: Dios, Iglesia, instituciones,… y defenderlo o disentir de los que lo hacen y ridiculizan  

‐Dar testimonio de la propia fe ante propios y extraños ‐Pertenecer de forma activa a un grupo de fe‐formación cristiana ‐Tener y alimentar una formación religiosa personal ‐Comprometerse con la misión evangelizadora de la Iglesia  

“Santificarás las fiestas” (3) 

‐“Ir a misa todos los domingos y fiestas de guardar” ‐“Confesar y comulgar al menos una vez al año” ‐Rezar (alguna vez, por las noches,…)  

‐Llevar una vida profunda de oración personal y “rezar la vida”  ‐Vivencia profunda y constante de la Eucaristía y la Reconciliación 

“Honra a tu padre y a tu madre” (4) 

‐Obedecer (siempre que buenamente se pueda…) a los padres‐Ser fiel a los compromisos familiares (horarios, visitas, tradiciones,…) ‐Realizar las responsabilidades que te tocan en casa, no vivir “de gorra” ‐Intentar llevarte bien con hermanos ‐Respetar a las autoridades (profesores, políticos, jefes trabajo…)  

‐Vivir una relación con los padres de obediencia, cariño, respeto, cuidado,… ‐Colaborar activa y creativamente en el hogar ‐Cuidar todas las relaciones personales: “que todos puedan llegar a ser tus amigos” ‐Tener una sensibilidad especial por la gente más necesitada, sin buscarse fáciles justificaciones 

  

43“No matarás” (5) 

‐Respetar la vida propia y ajena ‐Evitar comportamientos que atenten contra la propia salud (consumos, horas de sueño, diversiones,…)  

‐No ejercer la más mínima violencia, ni verbal ni física ‐“Amar al enemigo” y perdonar siempre‐No “matar” en tu corazón a alguien por desprecio, olvido, menosprecio, desafecto, rencor, …  

“No cometerás actos ni consentirás pensamientos impuros” (6 y 9) 

‐Vivir la sexualidad creyendo en el ideal de la normativa cristiana en este tema ‐Evitar espectáculos o materiales que provoquen el deseo sexual 

‐Pensar, hablar, presentarse y relacionarse con los demás con limpieza de corazón (“quien mira deseando, ya es adúltero/a”…) ‐Amar de forma limpia, libre, generosa… “hasta dar la vida por los amigos”.  

“No robarás ni codiciarás los bienes ajenos” (7 y 10) 

‐Respetar los bienes propios y ajenos ‐Cumplir las propias responsabilidades de estudio o trabajo ‐Aprovechar el tiempo ‐Ser honrado en el uso del dinero 

‐Tener para vivir, y no vivir para tener: vivir “al día”, sin agobios ‐… “O Dios, o el dinero” ‐Compartir con los necesitados… hasta el desprendimiento total ‐Vivir con austeridad, evitando el consumo irresponsable y el lujo  ‐Ser muy delicado en el cuidado y uso de lo propio y  ajeno ‐Moderar el uso de los MCS y las TIC…  

“No dirás falso testimonio ni mentirás” (8) 

‐No mentir, queriendo hacer daño o librarse de culpas merecidas ‐Evitar la calumnia y la maledicencia ‐Cumplir las leyes legítimamente aprobadas (tráfico, Hacienda, mercado,…) 

‐De los demás, o hablar bien o no hablar; o hacerles el bien, o no hacerles nada: ‐“No juzguéis…”, que vuestras palabras sean “sí” o “no” ‐“El que quiera ser grande, que sea el servidor de todos” ‐Evitar toda crítica, menosprecio: valorar comportamientos, no personas  

 

 

  

44CELEBRACIÓN DE LA RECONCILIACIÓN  

Canto  Querido Padre, cansado vuelvo a ti. Haz que conozca el don de la amista. Vivir por siempre el gozo del perdón  Y en tu presencia tu fiesta celebrar. Pongo en tus manos mis culpas, oh Señor. Estoy seguro de que eres siempre fiel. Dame la fuerza para poder andar Buscando en todo hacer tu voluntad.  Padre, yo busco tu amor, Padre vuelvo a ti. Mira que tu hijo soy. ¡Padre, vuelvo a ti!  Lo reconozco, a veces olvidé Que eres mi Padre y que a mi lado está, Que soy tu hijo y me aceptas como soy, Sólo me pides: “vive en sinceridad”. Quiero sentirte cercano a mí, Señor. Oír tu voz que me habla al corazón. Sentirme libre desde tu libertad, Ser signo vivo de la fraternidad.  

PALABRA DE DIOS: “Si ama mucho, es porque se le han perdonado sus muchos pecados” (Lc 7, 36‐50)  

Sentido del Sacramento: “En la medida en que te sientas amado por Dios, sentirás la necesidad de pedirle perdón. Y en la medida en que te sientas perdonado, amarás”. La Reconciliación, en la dinámica de la relación personal con Dios, en el camino del seguimiento de Jesús.  

Petición de perdón:  Señor, aquí me tienes. Delante de Ti. Quiero pedirte perdón, no porque “toque” hacerlo, sino porque me siento pecador. Mi pecado es no corresponder con generosidad al amor que Tú me das y que se manifiesta en mí, en todas las personas que me rodean, en mi historia y acontecer personales. Ser pecador no es una desgracia. Es sencillamente una descortesía hacia Ti,  que tanto haces por mí. Hoy experimento el amor que me tienes,  y por eso siento la necesidad de tu perdón. Hoy quiero sentirme perdonado por Ti para poder y saber amar más y mejor. 

  

45Tu corazón es corazón de Padre. Tú tienes palabras de perdón, de cariño. Acaricias mi vida, le das alas de libertad. No vengo a justificar que soy bueno, ni a abrumarme por mis culpas: vengo a experimentar tu perdón para ser después testigo de tu amor. Gracias, porque me perdonas mucho, gracias porque me invitas a amar mucho.  “Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te quiero”. 

 

  

46LECTIO DIVINA II DOMINGO DE CUARESMA (Trabajo por grupos)

1ª lectura  

Lectura del libro del Génesis 22,1-2. 9-13.15-18

En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán, llamándole:

 - «¡Abrahán!»

Él respondió:

- «Aquí me tienes.»

Dios le dijo:

- «Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y

ofrécemelo allí en sacrificio, en uno de los montes que yo te indicaré.»

Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y

apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña.

Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del

Señor le gritó desde el cielo:

 «¡Abrahán! Abrahán!»

Él contestó:- «Aquí me tienes.»

El ángel le ordenó:

- «No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a

Dios, porque no te has reservado a tu hijo tu único hijo.»

Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la

maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.

El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo:

-- «Juro por mí mismo -oráculo del Señor-: Por haber hecho esto, por no

haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes

como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes

conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del

mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.»

1.- ¿Qué dice el texto?

-Repaso de la figura de Abraham, de lo que supuso para él tener un hijo y de lo

que le suponía cumplir lo que Dios le pedía: sacrificar a su hijo.

-El contexto de “promesa” de Dios en medio de las dificultades: tener una gran

descendencia, siendo ya viejo y su mujer estéril; poseer una tierra en propiedad,

  

47siendo nómada rechazado de todas partes; cumplirse la promesa de la

descendencia, mandándole que sacrifique a su único hijo. Y la confianza plena en

Dios que Abraham muestra.

-La importancia de la figura de Abraham para las tres grandes religiones

monoteístas: “todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia”.

2.- ¿Qué me dice Dios en este texto?

3.- ¿Qué le digo yo a Dios desde lo que Él me dice en este texto? ¿A qué me compromete?

2ª lectura

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 31b-34

Hermanos 

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?

El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,

¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios,

el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún

resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros?

1.- ¿Qué dice el texto?

-Pablo escribe a los cristianos de Roma explicando largo y tendido (desde el

capítulo 5) lo que ha significado el acontecimiento pascual: Cristo, muerto y

resucitado para nuestra salvación, la prueba máxima y definitiva de que Dios no

nos abandonará nunca y superación de la religión judía.

-El texto es la conclusión de todo ese pasaje: si Dios nos ha dado lo máximo que

nos podía dar, en su Hijo Jesús el Cristo, ¿cómo no nos va a dar cualquier otra

cosa? ¿qué podemos temer? / Si tenemos al mejor “abogado” de nuestra parte,

que es Cristo, ante el Juez universal que es Dios, ¿podemos tener miedo de ser

acusados o condenados?

2.- ¿Qué me dice Dios en este texto?

3.- ¿Qué le digo yo a Dios desde lo que Él me dice en este texto? ¿A qué me compromete?

 

  

48Evangelio  

Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 2-10

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos

solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se

volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero

del mundo.

Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro

tomó la palabra y le dijo a Jesús:  - «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a

hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Ellas.» 

Estaban asustados, y no sabía lo que decía.

Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube:

- «Éste es mi Hijo amado; escuchadlo.»

De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:

- «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite

de entre los muertos.»

Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar

de entre los muertos».

Palabra de Dios

1.- ¿Qué dice el texto?

-Lugar estratégico de este pasaje: al final de la actividad de Jesús en toda Galilea

(norte de Israel) con su predicación, milagros, elección de discípulos… y antes de

que comience el camino hacia Jerusalén (el sur de Israel), donde sufrirá su pasión.

-El “monte”, lo alto… en la simbología religiosa universal, lugar más cercano de

Dios, donde es más fácil el encuentro con Él. Por ejemplo, en la Biblia el monte

Sinaí, donde subía Moisés para hablar con Dios.

-Se le aparecen Moisés (mediador de la ley de Dios para el pueblo) y Elías (el

primero de todos los profetas). Moisés resume la Ley de Dios (Torah) y Elías los

escritos proféticos (Nebiím). La Ley y los Profetas constituyen lo principal del

Antiguo Testamento de los judíos, la revelación del pueblo de Dios a Israel. Por

tanto, todo el Antiguo Testamento, ante Jesús transfigurado, no sirve sino para

“acompañarle, hacerle de coro, de complemento”. Pero a quien hay que escuchar

ya es “al Hijo amado de Dios”, plenitud de la revelación.

-El episodio glorioso termina bruscamente, y lo que ven los apóstoles es al Jesús

de todos los días que les prohíbe hablar de lo que han visto y oído “hasta que él

resucite de entre los muertos”. Algo que los discípulos no entienden, como no

  

49entenderán plenamente todo lo que ha significado la figura de Jesús, su doctrina y

su destino, hasta que no lo experimenten resucitado.

 

2.- ¿Qué nos dice Dios en estos textos? (Homilía)

Puesta en común del trabajo en grupos de las lecturas Palabras del sacerdote celebrante

Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan y sube con ellos al monte a orar.

Jesús también te ha tomado, nos ha tomado a cada uno de nosotros durante

estos días. Te ha llamado por tu nombre: "Fulano, Mengana...", y te ha traído a

este lugar... para orar. Para encontrarse contigo, para charlar contigo “tratando de

amistad con Aquel que sabemos nos ama” (Teresa de Jesús). Es Él quien te ha

traído de Ejercicios, no eres tú quien ha venido. No has estado aquí por

casualidad. Ni tú ni yo. No estamos porque estuviera programado en nuestra

agenda o porque las cosas se han cuadrado así. Estamos porque Cristo nos ha

llamado por nuestro nombre, y nos ha reunido con Él aquí estos días, para que

viviéramos una experiencia de presencia y contacto con Él muy especial.

En estos días, que se te habrán hecho tan cortos, has tenido la ocasión de verle

más cercano, de acompañarle y confesarle una vez más y con mayor

conocimiento de causa, como el Señor de tu vida, Aquel a quien merece la pena

seguir. Él es, como aparece en el evangelio que hemos proclamado, la imagen de

Dios, su transparencia transfigurada en el ser humano. Es el Hijo amado a quien

hay que escuchar, a quien has podido escuchar estos días, una vez que has

acallado los ruidos que habitualmente te invaden.

Y estás bien aquí, hemos estado bien aquí, como los apóstoles en la cumbre del

monte. Ilusionado de haber vivido esta experiencia que el propio Cristo te ha

ofrecido y para la que has sido llamado en exclusiva, con invitación personal. Ha

sido un paréntesis en tu vida, normalmente agitada y acelerada. Pero no es la

meta. No queremos, ni podemos probablemente "hacer tres tiendas" y quedarnos

aquí permanentemente, porque hay que continuar el camino: ¡mañana es lunes,

nada menos!

Seguimos en Cuaresma, camino de la Pascua. Un camino en el que queremos

acompañar a Jesús que se encamina a Jerusalén, donde será entregado a la

muerte, crucificado y glorificado. Durante estos días, tras esta experiencia de

Tabor que puedes haber vivido estos días, te propongo que sigas recorriendo este

mismo camino. Que “bajes del monte”, como los discípulos de Jesús, con el alma

empapada de la experiencia transfigurada vivida estos días, con tus dudas

correspondientes como ellos, sobre el significado de la experiencia, pero cambiado

o convertido. Porque “has visto al Señor transfigurado”, porque te has encontrado

con Él y le has encontrado en el fondo de ti mismo, como la samaritana. Porque

  

50has entendido, como el ciego de nacimiento, que sólo le puedes ver cuando te has

jugado el tipo por Él. Porque te has convencido que no serás inmensamente feliz

como seguidor suyo simplemente “cumpliendo los mandamientos”, como aquel

personaje que le preguntó a Jesús.

Ahora, al final de esta experiencia, examina el camino que has realizado durante

estos días. En el relato evangélico tienes la reacción de los apóstoles estaban

asustados, atolondrados. Pedro "no sabía lo que decía" cuando quería hacer de la

experiencia del Tabor una situación definitiva construyendo tres tiendas. Analiza

en qué medida has aprovechado el tiempo. Y sobre todo, en qué grado de

profundidad te has encontrado personalmente con Cristo, el “Hijo amado de Dios”

al que debías escuchar. Y con qué seriedad, en su presencia, has revisado tu plan

de vida, tu oración personal, tu compromiso apostólico y de grupo, tu vida de fe en

lo cotidiano.

Sabes que después de la eucaristía no te queda más remedio que "bajar del

monte" y echar a andar, y enfrentarte con la vida de nuevo. Ojalá, aunque no

hayas comprendido ni vivido la experiencia de estos ejercicios plenamente, como

los apóstoles, sepas afrontar la realidad con un nuevo rostro, más "transfigurado",

más renovado. Ojalá lo aquí vivido no quede en una experiencia más de tu

calendario personal que pasó, y cuya pose desaparece con el primer madrugón de

mañana lunes. Como el supuesto moreno de una tarde de playa se quita con la

primera ducha. Ojalá “bajes del monte” transfigurado porque has sido testigo de

una forma especialísima de la presencia de Cristo, el "Hijo amado del Padre";

porque le has escuchado y has renovado tu compromiso de seguirle y

testimoniarle, también desde tu condición de animador.

Como los discípulos en lo alto del Tabor, y en el marco de esta eucaristía, "entra en

la nube", déjate cubrir por la gloria de Dios, ríndete a la experiencia de su

presencia. Su presencia hecha palabra, que hemos compartido. Y su presencia

transfigurada en el pan y el vino eucaristizados. Vive con intensidad esta

eucaristía.

Momento de reflexión personal, oración del Credo, peticiones espontáneas

3.- Liturgia de la Eucaristía

-Momento de reflexión personal

-Oración del Credo

-Oración de fieles espontánea

-Acción de gracias espontánea en el Prefacio

-Oración personal en la postcomunión

 

  

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