EN TARAZONA: «¡pASILLO! A CIPOTEGATO»
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y EN TARAZONA:«¡pASILLO!A CIPOTEGATO»MARIA ELlSA SANCHEZ SANZ
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Todos los 27 de agosto, a las 12horas de la mañana en punto, paraconmemorar la fiesta del glorioso hijode Tarazana y obispo de Zamora,San Atilano, tiene lugar la: salidadesde el Ayuntamiento de Tarazanade un escurridizo personaje, vestidode la cabeza a los pies con un trajede colores, que recibe el nombre de«Cipotegato», al que se le tira una lluvia de tomates. Por cipo te se entiende en Aragón una persona tr ipuda y rechoncha, comparándose lacareta que porta esta figura con laexpres ión felina de un gato . Pero esaconsideración popular se puede matizar con algunos datos documentales no muy tenidos en cuenta hastaahora.
Entre las gentes de Tarazana, noobstante, corren distintas versionessobre el origen de este personaje, enforma de argumento oral. Algunosadultos narran cómo «en Tarazana,ya en tiempos de los moros o cuandoteníamos fueros y había algún preso,le llevaban a la plaza y le empezabana tirar ladrillos y piedras. Si el reo amuerte era listo y fuerte y se salía dela plaza ya estaba libre. La penitenciaque pagaba el preso era ésta , losgolpes que recibía. Si los aguantabay salía a pie fuera de la plaza, ése yaestaba libre. De ahí dicen que vienela costumbre ésta que tenemos aquí,en Tarazona, de tirarle tomates al e ipotegato. Antiguamente piedras yahora tomates» [José Albericio. Tarazana).
Para otros, el Cipotegato es unpersonaje que fue adop tado por lamunicipalidad tur iasonense en el síglo XVII, pero que ya tenía su origenen los bufones que divertían a los reyes y a las gentes del pueblos, tomando carta de natur aleza con Felipe 11 , momento en el que se leempezó a denominar «cabeza degato» o «cara de gato», convirtiéndose finalmente en eCipoteqatos[Ayuntamiento. Tarazana].
Cuentan, también, que el Cipotegato salía para hacer miedo a los chicos, quienes se defendían con «gallo-
nes». Esto sucedió, por lo menos ,hasta 1925. Fue después de la Guerra Civil cuando al Cipotegato se leempezaron a tirar tomates .
Sin embargo , los documentos notaria les conservados apuntan unnuevo dato , no muy cons iderado , yque responde a una resolución delcabildo catedralicio de Tarazana, defines del siglo XVIII , proh ibiendo durante la víspera del Corpus que saliese el Pellexo de gato, sin tener paranada en cuenta las grandes protestas que todos los chicos de Tarazana hicieron por tal motivo. Ese«peüexo de gato» cons ist ía en unavejiga de gato rellena y con la que seiba golpeando al personal a diestro ysiniestro, diversión que costeaban loscanónigos, precisamente en la fiestamayor de la localidad, el día del Corpus Christi, siendo el Cipotegato , enrealidad, un diablillo del Corpus , quesalía con el resto de la comparsa quefiguraba en este día tan grande.
Pero cuando la fiesta de San Atilana adquiere mayor importancia y sele proclama patrón de Tarazana antela entrada de una de sus reliquias, elCipotegato camb ia su fecha de salida (se traslada del Corpus al 27 deagosto) y empieza a ser costeado porel Ayuntamiento, que le pagaba unacierta cantidad de dinero. (A principiode este siglo le pagaban 6 pesetas,500 en 1970 y 30.000 pesetas másun abono para los toros en 1989.)
El hecho festivo en sí consiste enla salida de este personaje desde elAyuntam iento , atra vesar la Plaza yvolver , sorteando los cientos y cientos de kilos de tomates que turíasonenses y forasteros arrojan sobre él.
Las cinco o seis peñas que existenen Tarazana, no obs tante , tienentambién ciertas responsabilidades enla fiesta. En primer lugar, cada una deestas peñas está encargada de contratar la compra y de pagar 500 ó
1.000 Kg. de tomates , que el 27 deagosto repartirán en bolsas de uno odos kilos entre sus peñistas . En segundo lugar, una vez se juntan lasagujas del reloj en las 12 horas, sue-
nan las campanadas de Pierres y lapuerta del Ayuntamiento se abre, lospeñistas, al grito de iPasillo! , haránhueco para que Cipotegato salga ypase entre la multitud que le empezará a perseguir, tomates en mano.
Cubierto por una lluvia de tomates,Cipotegato huye por el estrecho pasillo que se cierra a su paso. Nad iedebe saber quién es y se le pers iguepor las calles para descubrirlo . «AlCipotegato no le mandan, nada másque te dicen: tú sal a la plaza y lIbratecomo puedas. Así que, unas veces,te vas al barrio de San Miguel y otrasveces pues a otro bemo. Puedes estar por ahí veinte minutos o mediahora. Y, si quieres, a la bajada tepuedes parar a echar una cerveza .Pero no te mandan hora ni recomaos[P. Galindo , cipotegato).
Finalmente, si el Cipotegato ha sidobravo y val iente, si no se escondemucho, entonces las peñas le cogenen hombros y le llevan hasta la puertadel Ayuntamiento .
El impacto de los tomatazos querec ibe no le hace mal, pero algo senota y el Ayuntamiento suele tenerdispuestos otros tres ecípoteqatossde reserva que no se sabe quiénesson. Por ejemplo, en 1974, aunquelos tomates iban dirigidos contra laCorporación Municipal y tuv ieron unmarcado carácter político, quien losrec ibió , desde luego, fue el Cipotegato.
El tra je que lleva este personajeestá levemente acolchado, paraamortiguar los golpes, pero insuficientemente, en proporción a la descarga de tomatazos que recibe y nose le permite llevar ningún otro tipo deprotección. Cuentan que antes de laguerra, ese traje era de una solapieza , hecho a punto y a ganchillo yelaborado con lanas de muchos colores. Hoy presenta un traje arlequ inesco o abotargado, de paño de calores rojo , amarillo y verde , cos idosen piezas romboidales y triangulares,buscando un contrapeado cromático. Lleva también una máscara detela de los mismos colores que leprotege cara y cabeza. Y gasta alpargatas miñoneras.
En la mano lleva un palo de fresnodel que cuelga una pelota de trapo-lo que ser ía el ant iguo pellejo degato- apretada y de cierto peso (algunos años le escondían una piedradentro) y que , simbólicamente, emplea para defenderse, aunque nadapuede, ante semejante cascada detomatazos. Pero siempre se ha dichoque lo usaba como elemento de defensa.
Sin embargo, un proverbio de lacomarca: «Te pareces al Cipotegatode Tarazona, siempre das en la cabeza», sirvió a Gabriel M" VergaraMartín para dar otra nueva versión ofunción a este personaje:
, En Tarazana 'lIaman Cipotegato a un botarga que precede a la Comisión del Ayuntamiento el primer día de la feria cuando vaa la Gatedral a la función religiosa. y lleva enlasmanosunagranpelota de goma Yda conella en la cabeza a los grandes y a los chicos para que dejen libre a la Comitiva.'
De esa manera , este persona je pasaría de ser una víctima prop iciato ria,a quien el pueblo castiga y humilla, oa otros a través de ella (ComisiónMun icipa l, etc.), a ser una máscarafustigadora que con una imagen, sino terrorífica sí al menos atemorizante, abr ía camino a las Autoridades , a cuyo efecto el Ayuntamientose sentía en la obligación de pagarle .El hecho de golpear a las gentes
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tamb ién podría emparentar a estepersonaje con las máscaras carnavalescas.
En cualquier caso, parece que estafigura de Cipotegato no representapara quien la desempeña un privilegio o un honor serio, por lo que nohay demanda de querer salir y, obviamente, quien se viste de Cipotegato cobra la dotación que el Ayuntamiento le tiene adjud icada. Esevidente , tamb ién, que hoy se salepor dinero. Saben los Cipotega tosque de tales han ejercido en añosconsecutivos que desp ués de salir,durante más de un mes, se les va a«señalar» diciéndoles: «iMira, ése fueel cipotegato!, aunque te lo digan enbuena armonía, pero te lo dicen».
Ensañamiento contra personajesdisfrazados , pero de carne y hueso(no los monigotes de carnaval, judas,peirotes, espantapájaros), a los quese les tira nabos o se les golpea sinpiedad existen en otras comunidades autónomas. Para el primer casodebe citarse el Jarramplás de Piornal .(Cáceres), personaje desmedido, queporta una cornamenta enorme y quecon un tamboril ha de sortear loscientos de nabos que le arrojan losniños para la fiesta de San Sebastián. En el segundo caso hay que citar el Cascamorras, de Baza (Granada), a quien se le pega, se le tira alagua. se le golpea o se le hace correrdurante varios kilómetros entre Bazay Guadix.
De todas maneras , en Tarazana ,cuando el Cipotegato ha vuelto alAyuntamiento, ya no se le tiran mástomates. Pero , a part ir de ese momento, propios y extraños del lugarse enzarzan en una pelea sin cuartel
comenzando a tirarse entre sí los tomates que todavía les han sobrado.Hecho que se puede parangonar conla etornatás de Alcora (Castellón), quetiene lugar el día de San Roque, o la«guerra de la tornatínas, que todos losaños tiene lugar en Buñol (Valencia)para conmemorar la víspera de lafiesta de su patrón, San Luis Beltrán,que se celebra a finales de agosto,aunque estas fiestas valencianas podrían estar relacionadas con inversiones rituales. En todos los casos, noobstante, incluyendo Tarazana, laviolencia catársica del grupo puedegenerar, paradójicamente, cohesiónsocial y liberar tensiones.
BIBLlOGRAFIA
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