Encadenados de Milton Viquendi

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es una novela de un escritor de Argentina.ENCADENADOS. ¿Cuál es el sentido de la vida?

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Encadenados 2 edicin (digital)Ao 2015 1 edicin: Impresa en los talleres de Grfca Las Tres M & ArtegrafAv. Illia 2132, San Justo, B.A., Argentina3.000 ejemplaresAo 2006L Y SU SOLEDADEl nudo con el cual la enfermera logr que las sbanas abrazasenelcolchnhacaloimposiblepormantenerse unido y resistir el remolino que generaban los pies de aquella mujer.Enlaotraorilladelacama,ellaseconformaba apretando fuertemente la almohada, a falta de un hombre quepudieracontenereldoloratravsdeunacaricia. Pujaba,peroparecaqueelbebenoseinteresaba porsalir,unaactitudqueprontosetransformaraenuna caractersticadelapersonalidaddeEugenio.Lapartera leordenabaquehicieramsfuerzayellaresponda conuninterminablesuspiroquedesdibujabaporunos segundosloscaminoshaciaelcoraznformadoporlas venas, las cuales ya se haban adueado de todo el cuello. Recin despus de 25 minutos de tensin, el mdico logr asomarlo al mundo. Enseguida, mientras lo sostena con un brazo, con el otro cortaba el cordn que lo una con su madre. Aunque, quienes lo conocieron de joven insistan en que esas tijeras deban de estar desafladas ya que, hasta el da de la muerte de ella, l segua amarrado a sus movimientos. Pasaronlashoras,pasaronlosdas,pasaronlos aos,hastaqueunatardedejulioEugenionotqueya notenadequinsujetarse.Elllantotampocolodistraa como sola hacerlo dos meses atrs, durante el inacabable velorio de su nico ser querido. Se senta completamente solo,indefenso.Aunquetambinpercibaquerecin entoncesalcanzabalaplenalibertad.Igualmente, prefera aquel dulce control a esta amarga independencia. Alprincipionolograbafamiliarizarseconla soledad.Cuandosala,acostumbrabadejarunpapel sobrelamesaconladireccindellugaradondese dirigira.Eranpalabrasenelvaco,unmensajecuyo nicodestinatarionopodaserotroquelmismo. Duranteaquelao,loshbitoslotorturaronconesos actosintilesyluegolodejabanlibradoaldesamparo, antelaresignacinytristezaquegeneranlosrecuerdos. Avecesservalamesaparadosyalsentarsea cenarrecinsepercatabadequesunicacompaa slopodraserunaviejapelculaquetransmitieranpor televisin.Otras,preparabacomidacomoparavarios comensalesyluegolahacadurartodalasemana.Para nococinartanseguido,lesdecaasuscompaeros deofcina.Aunqueenrealidaderaporsialgunavez ellosaceptabanelofrecimiento,locualnuncaocurri. Enelhall,dosfotosdesumadrecolgabandeuna delasparedes.Sobrelamesadadelacocinatodava quedabansinguardarunosrulerosyunascuantas pulseras que ella sola quitarse para descansar los brazos. Encimadestos,unamantadepolvilloseextenda hastateirdegriselblancomrmol.Laausenciade ellagritaba:presente,encadarincndelacasa. Laspeoresnocheseranaquellasenlascualesel telfonoavisabaquealguienlobuscaba.Entusiasmado, corraaatenderlo-quizpormiedoaquecortasen creyendoquenoseencontraba-,peroraravezno preguntaban por un tal Jorge, el anterior dueo de la lnea. Entoncesvolvaalsillnyllorabaparadentro,comosi nilaslgrimassesintierancmodasensucompaa. La soledad y la angustia forman un peligroso cocktail, difcildedigerirparacualquierhombre.Comnmente, despus de romper las cadenas no reina la noble igualdad, sinounosnuevosgrilletes.YasocurriconEugenio. Primerosobrevinounaetapadeanarquadentrodes, refejada en sus raros peinados, en coloridas vestimentas y en amistades de paso, quienes trocaban en extraos apenas conclua el curso donde los iba conociendo. Luego se resign a ser gobernado por una nueva tirana, cuya autoridad ya norespondaalllamadodemam,sinoaldequerida. Usualmenteseleveadegestoalegreyojos vacos,comosiportaseunamscaraparaevitarque lepreguntaranporsuhabitualmelancola.Enelnico mbitodondenosentalapresindemostrarsefeliz eraenFiesta,ellocalnocturnoquevisitabaunavezpor semana,dondetambinsonrea,perodeverdad. Allno senotabapendientedelosbuenosmodales,nidems formalismosparalograrlaaprobacindelosotros. Frente a la gente que lo rodeaba se vea insignifcante, comounpeznadandoenuninmensomar,incapazde modifcarelcursodelacorriente.Encambio,cuando sehallabaconesasmujeresdemuchorougeypoca ropasesentacomounreyfrenteasusquito.Quien, simplementealzandolamano,conseguaquelosdems satisfcieransusdeseos,almenosdurantemediahora. Unadeesasperfumadasnoches,Maryseacerc aaquellaoscuramesaysesentjuntoal.Erala preferida,peroaqueldasucompaeranomostraba buennimo.Mientrasposabalamanoensurodilla comenzarepetirlasmontonasfrasessensualesque lehamurmurandosemanatrassemana,aunqueenesta oportunidadselasdecasinsiquieramirarloalosojos. ELLA Y SU SOLEDADMara,dechica,solapararsefrentealespejoy visualizabasercomolehubieragustadoquelavieran. Enesejuegonoescatimabaengastos.Unasvecesse probabauncollardediamantes,aescondidas,para evitarquesumadrelaretaseporcolgarsedelcuello losfdeosparalasopa.Otras,conunpapelenrollado, improvisabaunmicrfonoconelcualcantabaalgunos merenguesymeneabalacinturaparaqueestallara enaplausoselpblicoquehabitabaensusfantasas. Alos16aosdecidiprobarsuerteenBuenos Aires,entoncespidiprestadaunapequeavalijaenla cual slo caba el acento caribeo, su larga sonrisa y unos pocos trapos viejos con los cuales se vesta. Se ilusionaba contransformarseenunaactrizfamosayquedesdesu SantoDomingonatallavieranorgullososportelevisin. Sinembargo,lossueosllenabanelalma,pero dejaban vaco el estmago. Haba escapado de Repblica Dominicanaporquetemaacabarcomosushermanas, quienes para subsistir haban aprendido a abrir las piernas y a cerrar el corazn. Pero, poco a poco, la costumbre fue aplacando al asco y la resignacin se convirti en profesin.Pronto,unapolleradeltamaodeuncinturn yunescotequepocoescondaseransuuniforme. Deesamanerapasaroninterminablesnoches, interminablesbesos,interminableshombres.Tanto crecielfastidioqueyatenaedadparaemanciparse. YesoocurrieldaquedecidirenunciaraFiesta.Notque,con34aos,elfuegodesuvida quemaba,dola,peronuncachispeaba.Queraempezar denuevoyparalograrlonecesitabadealguienquela ayudase a vivir. Y eso mismo le comunic entre gritos al propietario del saln donde la empleaban. Pero el alboroto acabenseguidayaquesinosedisponaatrabajar, tampococobraraloqueleadeudabandelmespasado. Rezongando,sealejdelabarra,sesentenunamesa ycomenzahablarconunodeloshabitualesclientes. Eugeniolamirasustado,yaquehabanotadoen su actitud el mismo desprecio con el cual sus compaeros deofcinaacostumbrabantratarlo.Sesentaincmodo, sereclinenlasillayalejlaspiernasdesuscaricias. Ellaloobservyconunasonrisalepididisculpas. Luegoleexplicqueladistraccinsedebaauna discusin que acababa de mantener con el dueo del lugar. Enseguida,acercsusojosalosdeleintent peinarlo con dulzura, mientras le repeta que la perdonase. Poruninstantecreyqueerasumadrequienleestaba hablando.Entonces,comenzamenearlacabezaen sealdeaceptarlasjustifcaciones.Enesemomento, unarepentinaalegraloobligabaafruncirelrostro.A partirdeesanochetodofuedistinto,laideadequeella podrasacarlodeesalibertadylpodrasacarladeese encierroempezabaaapoderarsedesuspensamientos.VIDAS FUNDIDASTres meses despus, la casa de Eugenio se impregn dearomademujer.Mary-oMara,comolaempeza llamar-prometiacompaarloenlasalegrasyenlas tristezas,enlasaludyenlaenfermedad...ltambin respondiafrmativamenteantelamismapreguntadel juez, aunque saba que eran juramentos intiles, ya que de todosmodosnuncadejaradecumplirlos.Paral,aquel compromiso no representaba un deber, sino una necesidad.Pocosdasbastaronparaqueellacomenzara adarrdenesylaobedecerlas.Sinembargo,nolo perturbabaestasituacin,sinoalcontrario,selonotaba alegre.Cuandovolvacansadodetrabajar,ellalo esperabarecostadaenlacama.Alverloentrarledaba unaspalmaditasalcolchncomoindicndolequese acomodarajuntoaella.Entoncesdesprendaunopor unolosbotonesdesucamisa,apagabalaluzyluego desprendaunoporunolosproblemasdesucabeza. Eugenio,quiensiempreseviocomoaun perdedor,habaganadoelmayordelospremios,la felicidad,quesedescubraatravsdeesamujerque comenzabaaamar.MientrasqueMaranotabaque losojosdeloshombresnosontanmentirososcomo loeslabocaalahoradeconfesarsentimientos. Porlastardes,lsolallamarlaporquequera calmarsuincontenibleimpulsodedeciridioteces.Se envolvanenlaspalabras,semandabanapretadosbesos paraquepudierandeslizarseporlalnea,seacariciaban mediantehalagos.Ellalecontestabacontodoelcuerpo, cadafraseeraacompaadaconseductoresmovimientos decadera,peseaquelnopudieraverlaatravs deltelfono.Seatraan,seaturdan,seatontaban. A partir de entonces, ella rara vez volvi a maquillarse. Sin embargo, las mejillas lucan un fuerte rojizo, el cual se intensifcaba cada vez que Eugenio le escriba poesas. A veces crea que estaba enloqueciendo, porque se la pasaba recreando con la mente imgenes de la boda o de cada uno de los gestos que l emita. Y lloraba sola, y rea, y danzaba sin msica. Tena abierta el alma, aunque no as la boca.Antes de dormir, Eugenio deseaba que los labios de ella se atrevieran a expresar sentimientos, pero se conformaba conimaginarloquedecansusojos-blanqueadosporla oscuridad de la habitacin- cuando se fjaban entre los suyos y acompaaban la pasin con una sonrisa. Nariz contra nariz, rasgosdeformadosporlacortadistanciaylapenumbra convertanasusmentesenunbatidodeemociones. Verla de esa manera lo incitaba a sentirse tan pleno como cuando la observaba achinar los prpados de tanto placer. Una noche de ojos barnizados de emociones, cuando navegabanatravsdemaresdevinosyderecuerdos,le mostrlasmigajasdesuRepblicaDominicanaque llevabaconsigo.UnoscompactosdeJuanLuisGuerra, otros de ngela Carrasco, fotos de su familia y unas pocas noticias que recort del diario acerca de lo que pasaba en supas.Peroextraabaverlacompleta,tocarasugente. Mientrasellalemanifestabasusueo,lchistaba parahacerlecreerqueresultaraimposiblellevarloa cabo,altiempoqueideabalamaneradejuntardinero ydarlelasorpresadelviaje.Pensabaquesialguien pudieradevolverleasumadreaunquefueraunratito- paraquelovierafeliz,nolealcanzaranlaspalabras paraagradecrselo.Peroaquelloeraunimposible. Encambio,eldeseodesucompaeraquedabaal alcancedelamano,locuallodesbordabadealegra.APAGA LA LUZAlselenotabamsdistradoquenunca.Por pensarenMaravariasvecesseolvidelmaletnenla ofcina,perdilasllaves,lachequera,losdocumentos, elapetito,elsueo,lacabeza.Tambinloinvadi unataquedeexageracin.Todoslosdas,duranteel viajedeltrabajoalhogar,sedesviabaunascuadras enbuscadealgoparahalagarla.Mas,desdequeellale prohibilosbombonesparanoagregarlemsojales alcinturn-lasforesempezaronacodearseenlacasa. Porsuparte,ellacontinuabajugandoaseractriz. A veces, cuando l se acostaba con ganas de desparramar las sbanas, ella desparramaba su talento actoral y fnga unfuertedolordecabeza.Eugenio,resignado,lebesaba lafrenteeibaalacocinaenbuscadetconlimnpara aliviarla.Ellaaguardabaconimpacienciahastaquel apoyaralatazasobrelamesadeluz.Enesemomento, sinavisar,sinelvaivndeloslabios,unadesbordante risaestallabaenlacara.Entoncessubocacomenzabaa perseguirlasorejashastahacerloretorcerdeescalofros. Enotrasocasionessimulabaestarenojadaporcualquier motivoyluegodeunlapsoaceptabalasdisculpasy leregalabalamscariosadelasreconciliaciones. En una de sus escenas, le recrimin su falta de atencin cuando ella le hablaba de lo que senta. Lanz uno de los ramos al tacho de basura y lo mir en silencio esperando que le preguntase cules eran esos sentimientos, as ella le repeta cunto lo necesitaba. Pero Eugenio no entendi el juego. Crey que se refera al deseo de reencontrarse con sufamilia,yaquehacamsdeunmesqueselohaba comentadoyannohabapodidoconcretarlasorpresa. Enesemomento,sintiquedeberaseraly noalasforesaquiencorrespondahaberarrojado alcesto.Losojosseinundarondeculpas.Laabraz, lepidiperdnysefueensilencio.Ibaaidearla maneradeenfrentarasujefeparaexigirlasvacaciones quevenapostergandodesdehacevariosaos. Ellaobservlosptalosesparcidosporelsueloy sediocuentadequelohabaatormentadointilmente. Senta que mereca el Oscar y a la vez una buena paliza. Lamiradadelysudespedidahabanperduradoenla mentedurantevariosminutos.Entoncesleescribiuna carta,reestrenelcostosovestidoquelucicuando eljuezlosuniparasiempreycorriabuscarlo, pensandoqueseencontraraenalgnbardelazona. Abriintilmenteunsinfndepuertas,descans lamiradaenvacosbancosdeplazaybuscen cadarincndelaciudaddondelpudierasentirse agustoparadesahogarlamelancola.Aunquelo nicoqueencontrfuealaoscuridaddelanoche. Conlaesperanzadehallarlodevueltaenlacasa decidi tomar un taxi. Sentada en el auto reley los prrafos que le haba escrito y luego guard cuidadosamente el papel junto al pauelo para impregnarlo de perfume. Suavemente, hizo girar el reloj de oro alrededor de la mueca, ignorando lamiradaincisivadelchofer.Enesemomentorecord cuandoEugenioselohabaentregadoenunpequeo cofre, junto con el anillo y la propuesta del compromiso. El conductor observ detenidamente el brillo dorado enaquellasmanos.Susojoscomenzaronaparpadear insistentemente,mientraselautoacelerabalamarcha. Ella levant la traba de la puerta. l manote un arma de laguanteraylapresioncontralafrentedeMara.Las lucesdelosvehculossecruzabanconmayorrapidez. Pronto el coche se detuvo. Un golpe en el estmago nublanmssuvista,lacualyaeraconfusapor laslgrimas.Tampocolavozpodaayudarla.Quera gritarperolagargantanoseanimabaaemitirsonidos. Apocosmetrosdedondehabanestacionadoel autoseencendilaluzdeunacasa.Unossegundos despus divis a un hombre asomado en la ventana. Ella suplic ayuda entre llantos. El vecino corri hacia all, la observ, mir al taxista y rieron juntos. Un empujn bast paraquesucuerpocayeratendidoenunoscurocuarto. Enseguida le cubrieron los ojos con una venda, sin llegar a tapar la aureola que haba dibujado el arma en la frente.Pronto, el flo de un cuchillo volva a sobresaltarla. Maranosabaloquepasaba,perolamanoizquierda buscaba desesperada un refugio bajo las axilas, para que el calor de stas pudiera hacer menos dolorosa la hemorragia provocadaporeldedomutilado.Unalgrimarecogiel rimmel de los ojos y pint con negro el miedo en su rostro.Alvolveralacasa,Eugeniolaencontrvaca. Otra vez el pecho se quejaba al respirar. Es bronquitis, afrmabanlosquesaban,perolaseverabaqueese ruidoeraunintentodelospulmonesportraducir laangustiaqueelmudocoraznnopodaexpresar. Conpasolento,pesado,sedirigialdormitorio. DescolgdelaparedelretratodeMarayloapoy enlaalmohada.Luegoserecostjuntoastey comenzaacariciarlaimagenhastaquedarsedormido. Habasoadoquesumadreloesperabaconla comida preparada. Que Mara tambin se hallaba de vuelta alladosuyo.Queambaslesonreanyque,porprimera vez,leconfesabanqueloamaban.Peroelamanecerlo descubriensoledad,temblandoyconlosprpados hinchadosdetantoextraar.Esamaananopudoir atrabajar,nopudo,siquiera,despegarsedelacama.Pese a que se encontraba acostumbrado a las derrotas, cada vez le dolan ms. La habitacin lentamente se volvi a oscurecer. Durante dos das, el sol y la luna se empujaban paraespiarporlaventanaaesehombrehundidoenel dolor, que continuaba vestido, inerte, sobre el acolchado. Enlaescribanasehabansorprendido,yaquel nunca faltaba al trabajo. Algunos conjeturaban que se haba mudado al caribe y que no le haba avisado a nadie para huir deunassupuestasdeudas.Losmspesimistasbuscaban noticias de l en las crnicas rojas del diario. Sin embargo, ninguno intent llamarlo y averiguar si se encontraba bien. No obstante, a la noche siguiente, el telfono volvi a sonar. Eugenio presenta que no se trataba de sus compaeros de ofcina, porque saba cun poco les importaba. Quizs era ella, rogaba, mientras juntaba fuerzas para atenderlo. Al alcanzarlo, escuch una voz ronca que le aturdi el corazn. Estaba plido, nervioso. Intent colgar el tubo, pero eltemblordelcuerposeloimpeda.Lasequedaddela bocanolehabapermitidopronunciarpalabraalguna. Searrimalapileta,empujunosplatosqueesperaban ser lavados, y sumergi la cabeza debajo de la canilla. El aguarefresclagargantaylospensamientos.Sesenta mareado, pero la preocupacin no lo dejaba sentarse. En lamente,lasideasylasemocionesseentremezclaban. Sbitamente,abriuncajnytomunaflosa cuchilla. Se arroj sobre el silln y le clav una pualada. Luego agrand el tajo y hundi el brazo en la herida goma espuma.Revolvi.Finalmenteextrajounpaquetecon dinero que haba escondido aos atrs. Se sent a la mesa y cont billete tras billete, apenas alcanzaban a siete mil. Derepente,advirtiunasombratraslapuertade entrada.Alcanzelmanojodellaveseintentabrirla, perocuandolologryaeratarde.Lapersonasehaba ido,nosinanteshaberledejadounacajaenelumbral. Masasustadoqueintrigado,laapoyenunasillay ladestapcondesesperacin.Eraunaalianza,conel nombre de l remarcado por la sangre que tea al anillo. NicienEugeniospodranjuntarentanpoco tiempo la suma que le pedan. Y l senta que no llegaba aformarsiquierauno.Eraapenasuncmulodeideas arrojadasenuncuerpoyningunadeellasleaportaba unasolucin.Muchasveceshubierapreferidoserotro. Osimplementeunalmaquenotuvieraquepadecerel maltratodelosdemsalserfcilmenteidentifcado adentrodeesecuerpo,alcualllamabanEugenio. La nica vez que se haba comprometido con la vida o con Mara, que para l eran sinnimos- le haba resultado mal.Sihubieraconocidosudestino,seguramentehabra optadopornovivirtantasemociones,sinointerpretar unroldemeroespectadordelmundo.Creaquecada vez que le haba tocado actuar se haba equivocado y, en lugardelagloria,suexperienciareposabaenelpnico quefuerongenerandolassucesivasfrustraciones.Pero ahora,enmediodelaobra,nopodabajarelteln, peseaqueelescenarioseveacadavezmssombro. Uno de los Eugenios interiores o una de sus ideas dominantes-proponaabandonartodo,suproblema, suinseguridad,suexistencia.Entoncesseparenla barandadelbalcneintentdarunpasoadelantey -deestamanera-darunpasoalcostadoensuvida. Miralosautos.Parecancocodrilosesperando lacadadelapresaparadevorrsela.Cerrlosojos. Unfuerteespasmorecorrilosmsculos.Lashmedas manospedandesesperadamenteaferrarsealapared. Esperunosinstantesysedejguiarporelimpulso. Segundosominutosmstarde,elcuerpoyacaen el piso, temblando, junto a las macetas que adornaban el saliente. Abri los ojos. Observ a las piernas, desparramadas pero enteras, y a las manos, que todava se movan agitadas. El poco coraje que ostentaba slo le haba permitido saltar hacia adentro, obligndolo a continuar con el sufrimiento. Enlasoledaddesulibertad,lnopodadejarde pensar en Mara. En sus caricias, en sus gestos, en su boca dicindolequeloempezabaaquereryensussilencios, muy distintos de los que le ofreca esa penosa habitacin. En la soledad de su encierro, ella no poda dejar de pensar en Eugenio. En su simptica torpeza, en la sinceridad de su mirada, en su ingenuidad, en su constante indecisin, enlomuchoquelonecesitabaeneselgubrecuarto. Ahora,eloloracomidaerasureloj.Graciasa ste,ellallevabacontadoscatorcedasdesdeelrapto. Loslabiosparecanpasasdeuva,oscurecidosporel froyachicharradosporelescasolquidoconelcual calmaban la sed. Pese a casi no haber probado bocado, el hambrehabadejadodeinquietarla.Sunicanecesidad eradormirlamayorpartedeltiempoyduranteelsueo poderescapardelapesadillaquevivaaldespertar. Derepente,lacarcajadadelossecuestradores lasobresalt.Quierodecirteloquenuncaconfes anadie,nisiquieraati:queteamo,lesusurrunoal odo.Mientraselotrolearrojabalacartaqueellahaba escritoyburlndoseagregaba:Parecequelnopiensa lomismo. Todavanojuntloqueleped. Ahoralovas allamaryledecsquesiparamaananoloconsigue, queaprovechelacomunicacinparadespedirsedevos. Mara haca todo lo posible para que comprendieran quenocontabancondinero. Aclarabaquelaropaylas joyasquelucaeranlasnicasqueposeayqueselas haba puesto para alagar a su marido. Sin notar que aquellas palabras podan ser su sentencia de muerte, debido a que si le crean, su vida dejaba de ofrecer algn inters para ellos.ProntoeltelfonoretumbenlacasadeEugenio. Enmediodeamenazas,cuestionamientoseinsultoslos delincuentescorroboraronquesuinterlocutoreraun simpleempleadodeunaescribana.Porsuparte,lse justifcabaargumentandoqueyahabaconseguidodoce mil. Ellos le repitieron que eso no vala ni el dedo que le amputaron. Rieron, llor. Amenazaron, suplic. Cortaron. lpermanecisegundosconeltubopegadoal odo.Colgyarrastrlaespaldaporlaparedhasta dejarsecaeralsuelo.Unaactitudalacualdebi acostumbrarsedesdequevenditodoslosmuebles delacasa.Escondilafrenteentrelasrodillasyse tironedelpelo,comosideestamanerapudierasacar delacabezaalgunaideacapazdesolucionarlelavida. En ese momento, un repentino escalofro corri por su cuerpo hasta helarle el alma. Las lgrimas comenzaron a formar un charco entre los pies. Presenta que ya no haba nada por intentar, que la haba perdido. Lentamente se levant, fue a buscar las fotos de ella y las desparram cuidadosamente por el piso, lo mismo hizo con la ropa y otros recuerdos. Acongojado,juntsalivaytararebajitoalgunos merenguesqueellasolaescuchar.Lavozeraapenas undisfnicochillidoquerepetatorpementeunade lascanciones:Suavemente,bsame.Quequiero sentirtuslabiosbesndomeotravez...,einterrumpa sollozante.Luegodestapunfrascodeperfume,looli y temblorosamente se abraz a si mismo, fgurndose que era ella que lo estaba cobijando. Pronto fue embriagndose con su aroma, hasta caer dormido y despedirse en sueos. Alamaanasiguiente,lapolicalodespert pidindolequefueraareconocerelcadverdela mujerquehabanhalladoenundescampado.Lasluces rojasdelpatrulleroleabranpasoensucaminoal inferno.Eneltrayectoleofrecieronuncigarrillo.l loacept,eralaprimeravezquefumaba.Eltabaco,al igualquesuvida,seibaconsumiendopocoapoco. Enseguidallegaronalamorgue.Sedetuvoen lapuertadelasalaydesdealllaobservframente, delejos.Luegodeunosminutossearrimensilencio, letomlamanomutiladaylabesenlafrente.Se arrodill,apoysucabezaenelvientreyresistihasta quesugargantanoaguantmselestampidodelllanto. SU MUNDO EN LLAMASAlasemanasiguiente,comotodaslasnoches,el cementeriocerrabasuspuertasylodejabadelladode afuera. Los sepultureros no se daban cuenta de que aquel era su lugar, ya que l tambin estaba muerto. Su existencia habaterminadoconestanuevaderrota.Otravezse encontraba solo y ya no se senta motivado por nada. Todo resultaba desabrido comparado con su amargura.Duranteelcaminoderegresoalacasa,observa unguardiaenunaesquina.Contemplcondetenimiento alarmaquependadelacintura,mientrasconjeturaba questapodratransformarseenelpasaportehaciael reencuentro con Mara. Se detuvo en un quiosco, situado unos metros atrs, y compr un encendedor y un atado de cigarrillos. Prendi uno y lo fum frente a la vidriera del local, framente ideaba la manera en la cual deba actuar para que el nico que resultase lastimado fuera l.Al advertir que el ofcial se haba vuelto de espaldas, saltencimadelymanoteelcinturn.Recibiun codazo en la cara. Se mare y cay en la calle. El polica apunt y dispar contra el hombro. Lo mir fjamente a los ojos y volvi a gatillar. Eugenionisiquierallegaoraquelsegundo estruendo.Lahemorragiadeltorsoyalohabadejado inconsciente.Lagentecomenzaagruparsealrededor, fascinadosporelmorbosoespectculodevercmola sangre brotaba del cuerpo de un extrao. Nadie entenda lo que haba sucedido, aunque algunos curiosos se entretenan convidando picantes hiptesis y saladas bromas a quienes se arrimaban. Auncostado,Diegomaldecaeldaenelcual decidiingresarenlaescueladepolicasantelaescasez deempleoylaobligacindemantenerasufamilia. Detestaba las armas, pese a que presenta que alguna vez letocarautilizarlascontraalguien.Ahoratemaquela bala le hubiera hurgado el corazn.Todava permaneca en su mente la mirada de aquel insensato, serena, sin temores, como si estuviera satisfecho dehaberseanimadoatransitarporlalneaquedivideel mundodelosvivosdeldelosmuertos.Aunqueloque realmentelepreocupabaeralafaltadereaccinantela estridencia del segundo disparo, el que le asest al cielo. Pareca que ya hubiera fallecido. Eugenio recin consigui despertar al da siguiente, cuandounhazdeluzlogrcolarseentrelosapretados barrotesytraerlodevueltaalarealidad.Losojos enrojecidos de su compaero de celda jugaban a escaparse delencierro,montadosenelhumoqueforecadela boca.Noexistanrejasquepudierandetenerlahudade sumente. Adems,larisaqueleprovocabaelcigarrolo absolva de las preocupaciones, mientras lo sentenciaba a la ansiedad eterna. Me llaman el Perro, se present el hombre. Y sin despegarsedelcolchn,estirelbrazoyleconviduna pitada.Eugenioseacercysintiunfuertetirnenel vendadopecho.Prontocompartieronotrosimprovisados puchos,pastillas,ancdotas,desdichasyresentimientos, todo comentado con una incontenible gracia.Sermuydistintoelinfernodeesto?,pregunt el Perro, cuyas carcajadas lo transformaban en una hiena. Reayellargocabelloacompaabaalabocaconun agitadomovimiento.Demasiadorpidoparalalucidez deEugenio,queporunmomentolovisualizcontres cabezas,aligualqueelcanCerbero,aquellacriaturade la mitologa griega cuyo objetivo consista en impedir que los espritus escaparan del mundo subterrneo. Primero lo observ con espanto, ya que se esforzaba y no consegua verlo nuevamente humano. Luego record queestemonstruocustodiabalaentradao-locualeslo mismo- la salida del averno. Esa idea generaba una ilusin, la de que an poda escapar de este martirio.Enestecontexto,laideadelsuicidiocobrabaun nuevo impulso. Mareado, se recost en la cama y medit acerca de aquello. Imprevistamente, una frase interrumpi el monlogo interior: Si en lugar de perderte intentaras encontrarte?.Observasucompaerodeprisinque continuaba aullando desventuras, lo cual no tena conexin alguna con lo que acababa de escuchar. Sobresaltado, extrajo del bolsillo la arrugada foto de sumujery,entrelgrimas,lepreguntsieraellaquien habahablado.No,yonohedichonada-respondila imagen-,adems,yatusabesqueesunatonteraque saques mi retrato para ver si estoy moviendo los labios.Eugenio haba quedado anonadado. Efectivamente, labocadelretratosemovaparaarticularcadasonido. Luego inquiri: -Cmo te metiste ah? -Si con el ah te referes a la foto, eres un verdadero idiota, pana! En cambio, si apuntas a desde cuando habito en tus pensamientos, ta okay, desde el instante en que me conociste.-Y hay alguien ms en mi mente? -Tu madre, tus maestros, los compaeros de trabajo, los personajes de la televisin t me entiendes, verdad? -Pero nunca me dictaron nada.-A mi no me vengas con esa vaina, que siempre te hemos murmurado! Dios mo, deja de mirar esa fgura que me ests fastidiando! Quien te est hablando es la Mara de tus pensamientos, que no es la misma Mara con quien estuviste. Yo te pertenezco slo a ti y morir contigo. Te acuerdas cuando le llevabas fores?-S.-Por qu elegas siempre jazmines?-Porque vos me comentaste que te gustaban.-Y esa frase volva a sonar cada vez que te acercabas a una forera, cierto? -Ah, vos sos mi recuerdo de ella?-Claroqueno,yatehedichoqueslovivodentro deti,soytuMara,nolaMarareal,laqueentrapor los sentidos. Es cierto que me formo a partir de lo que ella haca,susactossumanrecuerdosqueyomeencargode clasifcar para que los encuentres cuando tu quieras. Pero tambin hago cosas independientemente de ella. Po mir: quintehadichoqueellaqueraqueletarareasesesos merengues cuando te despedas de su cuerpo?-Yo pens que le hubiera gustado...-Claro que s. Y fui yo quien te pidi que lo hicieras.-Entonces, de quin me encontraba enamorado, de ella o de vos?-Te voy a explicar cmo es que funciona la cosa: a veces el amor es una idealizacin, o sea que corresponde almundodelasideas,okay?Aunquelafronteraentre loqueves,loquequieresveryloqueimaginasesun chinborrosa,yllegaunpuntodonderesultaintil establecerlmitesentreunasyotras.Loqueimportaes tu sentimiento, eso s que es real. En cambio, no creo que seatannecesariopreocuparseporsaberhaciaquinva dirigido, me entiendes? -Si hay muchas otras voces que tambin me guan, entoncesqutendradepropio.Mipersonalidadno existe?-Puess,tuindividualidadsaletantocuandote comportasimprevistamentecomocuandoeligesporor las recomendaciones de una u otra voz interior. Adems, muchasdelasfraseseimgenesquerecuerdas,unavez queentraronatucerebropasaronasertuyas,nolas copiaste, las adaptaste. En realidad, cuanto ms aprendas aescucharatusvocesyatusdeseos,msdesarrollada tendrs tu personalidad. Desaparecer la duda constante y la inseguridad. -...Omeaconsejaronpocoonolassupeatender, pero lo cierto es que ya perd 41 aos de mi vida y estoy tan a la deriva como cuando nac. Derepente,unapastillaquegirabaensumano coment:-Ingerimeytehagodominareltiempo,asnote preocups ms por l.-Cmo?-Elpasadosloestentumente,aligualqueel futuro.Encambio,elpresentenotepertenece.Salvoen momentoscomoste,enloscualeselahoraconsisteen esta charla que se oye slo en tu imaginacin y no la pods captar por los sentidos. Eugenio medit un instante, se llev la pastilla a la boca y hablndole al aire objet. -Ms o menos. Mi vida es lo que yo hago de ella, por lo tanto tambin el mundo real surge a partir de mi mente. Imprevistamentesesintidesconcertado,acababa de tragarse a su interlocutor. Entonces mir a las dos que an rodaban en el piso y les pidi que contestasen en lugar de la otra. De inmediato una respondi:-Por lo que insinuaste, entiendo que das por sentado que tu vida y tu presente equivalen a lo mismo, no?-S,elpasadoyalovivyelporvenirlovivir. Y, por ejemplo, ahora que los estoy analizando los traigo al presente. -Ysiaqueltiempoyapasopasar,porqu igualmente te atormenta? -Porquemedoycuentadequenadadeloquehice tuvo sentido y me da miedo seguir por siempre as. -Para qu ests en el mundo?-No s. Hasta ahora si no hubiera nacido, nada habra cambiado.Todolohagomal,inclusosuicidarme,fjate, termin herido y encerrado.-Ysinohubierascadoenprisin,igualmenteno seguiras encerrado?-Puedeser.Siempremeasustlalibertad.Sin embargo ahora voy a empezar a tomar ciertas decisiones. Por ejemplo, al trabajo no pienso volver. Para dar lstima y hacerme problema por las burlas, sera conveniente que me quedara en mi casa.-Yhacermeproblema...Vosloexpresaste,alos problemas los hacs vos mismo, no existen.-Claro,lodecsporque,comopastilla,notens ms preocupaciones que sacudir un poco las neuronas de quienes te ingieren, pero yo...-Resultacomplicado,perosiunosedeshiciera detodoslossmbolos,losdesaprendiera,conellos tambindesapareceranlosproblemas.Porejemplo,las preocupacionespordinerosurgieroncuandoaalguno seleocurriqueunpapelitoconlacaradeunprcer equivalieraaalgnproducto.Siunolequitaseelvalor que la sociedad le pone a cada billete, ya no se lamentara ms por malograrlos. Lo mismo ocurre con las gastadas o las miradas acusadoras en la ofcina, desaparecern en el momento en el cual las dejes de tener en cuenta.-Y si hago lo que me sugers, esto de no preocuparme por lo que los gestos, las palabras y los objetos representan, ququedaradem?Metransformaraenunserqueni siquiera se sabe alimentar. -S, sera como suicidarte mentalmente y luego, por supuesto, terminaras por aniquilarte fsicamente. No era eso lo que queras? -S, sin embargo antes quisiera saber porqu nac. Si es que el mundo tiene algn sentido.En ese instante unos fuertes espasmos convulsionaron el cuerpo de Eugenio y lo hicieron rebotar contra el suelo. Esas charlas lo haban dejado corporal y psicolgicamente destruido. Aunque tambin le haban transmitido ese sabor agridulce que siente quien encuentra la manera de intentar dominarasudestinoynoseconformacondesempear slo el rol de vctima. Dosdasmstarde,Diegoseacercalarejaylo observ. Continuaba tendido. El cuerpo, desparramado en el piso pareca la prolongacin de la mancha que dibujaba lahumedadenlasparedes.Sentaganasdedecirlealgo, aunquenosabaqu.Entoncesapretfuertementeal frobarrotequelosseparabaehizounamuecavacade palabras.Secontemplasmismocomoaunguerrero sujetando la lanza luego de haber vencido al rival. Eugenio,yaabatido,sinticomosileasestaran otra pualada. Una mirada cargada de reproches le estaba aguijoneandolaespalda.Abrilosprpadosyestirel brazo hasta rozar con la yema de los dedos al negro zapato que se encontraba tras la barra de hierro. Diegoseintimidporelcontactoycorrielpi como si esa mano fuera una vbora a punto de picarle. El rechazo le abra una nueva herida al maltrecho cuerpo de supresa.Lentamentevolviaacercarelcalzadocomo queriendodisimularelgestodedesprecio.Perolamano yaca inmvil, luego de la ltima estocada. Alolejos-enlasofcinasdelacomisara-las mquinasdeescribirsonabancomoelrepiqueteode tambores. El cazador ya haba logrado su objetivo. Saba queaunosmetrosloesperabanunadanzadepreguntas, papelesagitndosenerviososyloscomentariosdeotros guerrerosquealardeabananterioresconquistas.Sin embargo, Diego nunca haba aprendido a sentirse cmodo en medio de esos ritos. Comosienlugardeunarmacolgaseunyunque del cinto, Rodrguez -el jefe de la seccional- marcaba con fatiga cada paso en su camino hacia las celdas. Se detuvo enlaentradadelcorredory,sinllegarapararsefrentea Diego -como si as evitase la molesta inercia de su barriga al girar- le pidi el informe de lo sucedido. Estabien?,susurrDiego.Quin?,grit Rodrguez. Este... el tipo que her, agreg, y el jefe asinti con la cabeza. Pero bien..., en serio?, insisti. Ante el silencio de su superior arremeti con un comentario: Se rumoreaqueacababandesecuestrarymatarasumujer. Pobrehombre!.Ustedcumplaconsudeberynose cuestione tanto, sentenci el comisario. Yaslohizo.Tironelamanohaciaabajo,como paraquelalanzaquedaraclavadaenelsueloyempuj la palma contra el barrote, como si de esa manera pudiera derribar la reja y abandonar as el rol de verdugo. Luego se acerc al escritorio y orden retirar los cargos en contra de Eugenio. Senta que aquel era su deber, el que le dictaba la conciencia y no el que ordenaba la ley, la ley de la jungla para l. YconesaeleccinnosloEugeniopudoescapar delencierro.Juntoaltambinseescabulleronlos pensamientoseidealesdeDiego,loscualesvolvierona respirar libertad. Fue el primer paso en su plan de vivir de acuerdo con sus valores, en lugar de seguir adaptando sus convicciones a esa inspida comodidad que proporcionan las posturas generalizadas.EL BAR DE LAS IDEASEugeniocaminhastalaesquinayaguardunos segundos. Como sospechaba, nadie lo esperaba al salir de prisin. Mientras tanto, meditaba acerca de qu hacer con su vida. Entre otras resoluciones, haba decidido no volver a trabajar y subsistir con lo que haba ahorrado para pagar el rescate. La tarde iba cayendo. l paseaba sin rumbo fjo y, de vez en cuando, encenda un cigarrillo para compartirlo con el viento. Se detuvo en un parque y se sent a los pies de un tobogn. Reclin la espalda, levant la cabeza y recorri lentamente, con la mirada, a cada una de las estrellas que la incipiente noche le ofreca. Senta que ninguna de ellas podra guiarlo hacia una solucin. Ninguna podra sacarlo de la angustia de sentirse el eterno nufrago. Suspensamientossehabanteidodesepia.La vidaleresultabadescolorida.Denioideaballegara los40aoshabiendocumplidoconlamayoradelas metas propuestas. Sin embargo, perciba que la situacin presente no difera demasiado de la infancia en cuanto a los objetivos logrados. Aunque, el escenario actual resultaba mucho ms desalentador que el imaginado, ya que contaba con la desgana y el miedo que fecundan los fracasos. Se sucedieron los das y recin tres semanas ms tarde se anim a salir de la casa. Como atrado por un inmenso imn, sus pasos lo conducan de vuelta al cementerio. De repente,sepercatdeloqueestabahaciendoyparaliz elandar.Temaalospropiosimpulsos.Notabaquesus actitudes eran similares a las de un expedicionario perdido en un inacabable desierto, que camina en crculos en busca de un oasis. Aligualquealdesorientadoexplorador,la desesperacinquegenerabatalsituacinloconduca abuscarespejismosenelarchivodesusfantasas.Yel primer pramo donde intent refugiarse era un antiguo bar de atorrantes y flsofos, donde encontraban reparo muchos de los nostlgicos de la zona. Dentro podra humedecer el paladar con vino y las mejillas con lgrimas, sin que nadie se fjara en l.Encima de la alta puerta de entrada colgaba un cartel que anunciaba La Academia. Antes de ingresar, Eugenio crey que se trataba de una cantina futbolera, ya que aquel ttulocoincideconelseudnimodeunclubdeBuenos Aires. Sin embargo, adentro comprendi que aquel equipo ninguna relacin tena con la eleccin del nombre. Detrs de la amplia barra de mrmol penda un cuadro con el rostro de Platn. Los ojos frontales del retrato del flsofo griego parecan observar con aire de superioridad a cada uno de los que avanzaban por el acceso principal. A Eugenio le llam la atencin la organizacin natural del lugar. Gir la cabeza a la derecha y repar en un grupo de jvenes que se encontraban estudiando mientras, de tanto en tanto, buscaban toparse con la mirada de dos chicas que se hallaban en una mesa situada ms al fondo. Ascomolaspreocupacionesdeaquellosestaban puestas en un futuro sentimental, quienes se ubicaban en elcentroparecanhipnotizadosporlasagujasdelreloj. Conversacionesdenegocios,frenticaslecturasdelos clasifcadosenbuscadeempleoyesperasinterminables completaban la escena. Alaizquierda,ungrupodeamigosvociferaban tristes autobiografas mientras compartan penas y botellas con la misma desmesura. Eugenio esquiv algunas sillas y se sent cerca de estos ltimos, cuyos estados de nimo le resultaban un poco ms afnes a los propios. Pronto,unmozollensuvasoconvinoylofue transportandoaunaatmsferademelancola.Luegode la primera botella, se sinti ms liberado. Ya era la quinta vezquelevantabalacopaybrindabaconnadieporsus desventuras, cuando a travs del rojo intenso del alcohol en el vaso observ que alguien se acercaba a l. Entonces dio vuelta la cara y se esforz por esconder la desoladora imagen que mostraban sus gestos, tan patticos como ver a la risa y al llanto compartiendo un mismo rostro. Elhombresesentjuntoalylocontemplen silencio.Eugenio,ancabizbajo,fjlosojosenla servilletaquependadelbrazodesuacompaante.ste se inclin y se la extendi para que secase las lgrimas. l suspir y -al levantar la mirada- reconoci a Diego, quien otra vez le daba una mano. Entonces el mesero lo palme pesadamente y le regal una apretada sonrisa mientras le preguntaba cmo se encontraba. -Bien,gracias...porestegestoyporhaberretirado los cargos en mi contra.-Noagradezcas,lohicetambinporm.Qu tramabas cuando intentabas quitarme el arma?Eugeniolevantlascejas,hizounamagopara responder, pero permaneci en silencio.Al cabo de unos segundos inclin el cuerpo hacia l y susurr: Vi que el revlverquecolgabadetucinturnpodraayudarmea acabar con todo. Aunque creo que no estaba completamente convencidodematarme.Confenvosparadecidirpor misuerte.Silocorrectoeraquemuriera,mehubieras disparado.Peroparecequeeldestinoquisoquehicieras lo contrario. -Te equivocaste, ni siquiera s tomar decisiones para mi propia vida. -Frunci el ceo y casi gritando continu- Cmo me vas a dar la responsabilidad de decidir tambin porlatuya!(Yselevantpararesponderalllamadode otra mesa). -Ests trabajando ac?, te echaron de la polica!-No, renunci. Aunque ahora no lo comprendas, vos tambin me ayudaste sin proponrtelo.Eugenionoentendisisetratabadeunaironao realmenteleestabaagradeciendo. Atinarepreguntarle, pero se contuvo, tema que su voz creciera en una ecuacin inversamenteproporcionalalcontenidodelabotella,ya quevariasveceshabavistoapersonasaquienesunas copas de ms los motivaba a hablar a los gritos aunque esa nofueralaintencin.Entoncespermaneciensilencio, conlosojosqueibanadquiriendoelcolordeltinto- clavados en la fgura de Diego que se mova de un lado a otro del saln. De repente, el cliente de la mesa contigua lo observ condesprecio.Eugenio,alsentirseinvadido,volteel torso y lo enfrent con la mirada. Permanecieron inmviles durante varios segundos. La sangre comenz a acelerar su paseo por las arterias y el rostro se fue tornando rojizo, como si el color de la nariz y de los ojos se fuera desparramando por el resto de la cara. Supona que lo estaba desafando, lo cual no le generaba miedo, sino al revs. Las irrefrenables ganas de descargar su angustia contra alguien le otorgaban unavalentapococomn.Alavez,acrecentadaporel alcohol y porque crea que si la pelea le causase la muerte, tampoco sera muy grande la prdida.Finalmente, el Negro Quispe corri el respaldo de la silla y se puso de pi. Sus amigos intentaron detenerlo, pero un brusco movimiento logr desprender al brazo de lasmanosquelosujetaban.Camindoslargospasosy se detuvo. Inclin el torso, hasta el lmite de rozar con su frente la oreja de Eugenio y, de manera cortante, le pidi un sorbo del vino. stellenelvaso,seloextendiyalzlabotella. LacabezadeEugenioapuntabahaciadelante,mientras comenzabaasubiryabajar,acompaandoelvaivnde la bebida en el envase. En cambio, los ojos permanecan de costado, atentos al extrao. Similar a los rostros de los antiguos grabados egipcios.Quispequeddesconcertado.Lacopa,todava llena,seagitabaalritmoquemarcabanlastemblorosas manos.Enelbarriosecaracterizabaporsuagresividad, sinembargo,estavezhabaquedadoatnito.Esperaba unahudaoundesafoporpartedesuadversario.Pero, por primera vez senta que no deba luchar, que resultara vergonzosoenfrentarseastehombre.Suactitud,sus gestos, su persona, lo hacan ver como a una vaca que, sin chistar, aceptaba su destino y se encaminaba al matadero. ImprevistamentelabarbadelNegroalumbr unafuertecarcajada.Enseguida,arrimunasientoyse acomodjuntoaEugenio.Luegoleindicaquieneslo acompaaban que se sumasen a la mesa. Levant el brazo y le pidi al camarero un torronts y algn otro vino barato, ya que en esta oportunidad pagara l. Merced a la facilidad con la cual los ebrios consiguen nuevosamigos,elconciertodebrindisnodebihacerse esperar.Pronto,asteselesumuncoroderisasyun sinfn de ancdotas inconclusas. Poco tiempo despus, el pesado brazo de Quispe se aplicaba a hamacar la espalda de Eugenio, mientras uno de sus amigos le ofreca ayuda si ste decidiera vengar el asesinato de su mujer.No obstante, esas seales de cario -poco frecuentes en la vida de Eugenio- se perdan en otras preocupaciones. Las palmadas del Negro y los tragos lo hacan sentir como siestuvieradentrodeunlavarropasquenosirvepara limpiarlaspenas,perosparagirarideasenlacabezay alcohol en el estmago. Cuando llegaron los retorcijones decidi marcharse. Estavezelcaminodevueltaparecadesmesuradamente largo.Enlamenteslopermanecaunaimagen:ladel bao.Yadiezcuadrasantes,lasllavestintineabanentre losdedosyelcinturnsehabacorridounojal.Quera recordar todo lo que haba vivido, para no olvidarse al otro dadepasarporelbarparaconversarconDiego.Pero unosrepentinosescalofroslehacanolvidarcualquier otra preocupacin que no fuera la de llegar lo antes posible a la casa. Denuevoensuhogar,casitodovolviala normalidad.Aunqueanpersistaunfuertedolorde cabezaquehabalogradosilenciar-porunlargorato-al otro dolor, el que provocan las heridas del corazn, al cual estabaacostumbrndose.Quizslaspenasseestaban yendo o, como suele ocurrir con otras dolencias, uno se va familiarizando con ellas. A menudo lo cotidiano aplaca las emociones, tanto las que disgustan como las que agradan, refexionaba.Sin embargo, esa noche se hallaba contento. Se haba topado con la persona que le salv la vida, o por lo menos notermindequitrsela.Locualannodistinguasile haba hecho un favor o haba prolongado su condena en la tierra. Pese a ello, se senta en deuda con l, por quitar los cargosensucontra,porpreocuparseporsusaludy,por qu no, por haberse apiadado de su situacin. Paulatinamentelacabezasefuedespoblandode refexionesylosprpadosempezaronacaertitilantes sobre los ltimos pensamientos que se resistan al sueo. Un profundo silencio se apoder de la habitacin. Esta vez laMaraquehabitaentresusideasnoquisoperturbarlo con tristes recuerdos, sino que se asom en su imaginacin pararevivirmomentosfelicesytambinparainventar situaciones que nunca existieron en la realidad. Alamaanasiguientetodavapersistalasonrisa en el rostro. Haca tiempo que no amaneca tan relajado. Sediounbaoparaquitarselosltimosvestigiosdela borrachera y se encamin hacia el supermercado con el fn de comprar algo para comer. Durante un mes la heladera slo haba enfriado a unas pocas botellas con agua y a unos duros fdeos que haba preparado antes de caer en prisin. Porlatarde,abritodaslasventanasydejpasar alsolparaqueconvirtieseennubesalahumedaddel dormitorio.Llevalgunasprendasallavaderoybusc entre las que quedaban alguna camisa que no delatara tanto abandono. Tambin se ocup de encontrar algn pantaln queseadaptasealanuevasilueta.Sinembargo,lostres que posea desparramaban tela por todos lados. Tal es as quecabrandosEugeniosencadaunodeellos.Quizs elhaberperdidoamiotramitadfueloquemedejtan desinfado, bromeaba, pese a que los labios continuaban arqueados hacia abajo.Como pudo, se visti con el que menos le disgustaba y se dirigi a La Academia. Se detuvo en la vereda del bar y desde all intent espiar para ver quines se encontraban adentro.Noobstante,elbiseladodelasventanasylos fruletesdibujadosenelvidrioleimpedanobservar conclaridad.Pretendiasomarseatravsdeunaque permaneca abierta. Pero, al colocar la cabeza en el hueco yrepararenelsistemadeelevacindeguillotina,sinti pnico de que la hoja cayera y lo decapitara, como solan ejecutar a quienes pensaban distinto durante la Revolucin Francesa. Delmismomodo,sentaquedentrodeltambin segestabaunaespeciederevolucindeideas.Algunas pujabanparaquenacieraunnuevoEugenio,mslibre eindependientequelosanteriores,quesupieraparaqu estabaenelmundoyactuaraenfuncindeello.Otras buscaban desesperadamente nuevas cadenas y por ltimo, existanaquellasquecreanquelamejorsolucinera terminarcontododeunavez,alascualesleresultaba tentadorelpermanecerconelcuelloenmediodeesa amenazante abertura.Diego, al verlo curioseando desde la vereda, le hizo un guio indicndole que entrara. Eugenio sonri, asinti conlacabezay-comosifueraunnioaquienledan permiso para ir a jugar- trot ligeramente hacia la puerta. Adentro todo se repeta. La misma gente, sentada en los mismos lugares, tomando lo mismo que ayer, y quizs tambincharlabandelosmismostemas.l-sinromper con la redundancia- se dirigi a la misma silla que haba ocupado el da anterior. Desde all repar en cada una de laspersonasquelorodeabanconelfndepercibirlos pequeoscambiosquediferenciabanaundadelotro. Divis a dos o tres clientes que no le pareci haber visto antes, algunas variaciones en la vestimenta y tambin unas pocas ausencias. Eran pequeas innovaciones que pasaran inadvertidas si ste fuera un ambiente de constante cambio. Sesorprendialpercibircmosenecesitanlos opuestos.Cmolasmodifcacionesprecisandelarutina para sobresalir. O hasta la misma alegra se vera opacada si la tristeza no amenazara constantemente la calma. Algo similarocurreconlabuenasalud,lacualsloparalos enfermosesmotivodefestejo.Tambindentrodel perciba esta hermandad entre los contrarios. Quizs, ayer, no se hubiera sentido tan reconfortado con los gestos del Negroydelosdemssialgunavezhubiesetenidocon quien celebrar el da del amigo. Sinembargo,estacomplementariedadaveces terminabaporpreocuparloyempujarloaactuarde unamaneraperjudicialparalmismo.Dependerde sumadre-ansiendoadulto-lohacasentirimpotente, perocontenido,dbilperoresguardado.Trassumuerte, selepresentabalaposibilidaddecomenzaraconocerse asmismoyganarseguridadparaserunpocoms autosufciente.Aunque,enestadialctica,parasentirse invulnerable debera enfrentarse contra sus inseguridades ylibrarunabatallaparalacualsehallabaindefenso, frustrado, angustiado. EntoncesapareciMaraquesepresentcomola herona capaz de reestablecer la paz en esa lucha interna. Y otra vez volva a ser un nio que aceptaba las rdenes deladulto. Avecessequejaba,perobajito,paraquesus reproches fueran incapaces de generar algn cambio. No obstante la muerte lo librara nuevamente al desamparo. Siempresesinticomounahormigamontadaen elpndulodeungranreloj,cuyavidatambaleaba,casi insignifcante, entre el miedo y la dependencia, impulsada porladesesperacinysinpoderlograrelequilibrio.De nuevoeldestinoloobligabaadecidirentrelasmismas opciones: permitir que sus inseguridades y su personalidad volvieranaabandonarloalencontrarrefugioenotra persona o intentar conducirse de acuerdo con su voluntad, mas all de los temores que esta determinacin ocasionara. Sinembargo,ahoralasituacineradiferente,ya quenadalecausabamiedo.Elfantasmadelsuicidio asomaba como un temerario guerrero cuya sola presencia minimizabalafguradecualquierrival,inclusoaquellos queperpetuamenteloacosarondesdedentrodesuser, como la incertidumbre o la opresin del entorno. Leproducasimpataloparadjicoqueresultaba pensarquelaideadequitarselavidaloestimularapara enfrentaralmundoy,simultneamente,revitalizaraal autntico Eugenio. Un ser capaz de resolver por si mismo, sinesperarrdenesdealgnotroquelepudieraindicar cmo comportarse. Mientrastanto,Diegopermanecaensilencio observandosusojosvacos,lamiradafjaenfocando nadaylarigidezdemaniquensusfacciones.Notque cuandounoseconcentra,elalmaparecequeseelevase, dejandodebajo-entreloshumanos-auncuerpointil, semejante a la postal de un paisaje, la cual slo sirve para activar el recuerdo, pero carece de olores, de movimientos ydesensaciones.SbitamentelaspupilasdeEugeniose agrandaron y divis a su nuevo amigo, impaciente, frente a l. Tedesconcentr?,preguntDiego.Eugenio lesonriymientraslabocarespondaqueno,sus pensamientosafrmabanlocontrario.Luegoagregque se distrajo al contemplar cmo la mayora de los clientes habanvueltoaocuparlasmismasposicionesqueelda anterior.Avecesburlamosalosprimitivosquesela pasaban celebrando ritos, pero el hombre moderno tambin parece que los necesita constantemente.Diegoquedanonadado.Escuchabaenpalabras de otro las mismas refexiones que l haba formulado en la comisara. Al rato, comenz a explicarle porqu haba abandonado la polica y lo que pensaba acerca de cumplir rdenes que atentaban contra la propia voluntad. Enseguida desflaron irnicamente, unas tras otras, las frases que su ex jefe y ex compaeros le apuntaban. Luegofueabuscaruncafquelehabanpedido minutos atrs y se arrim nuevamente a la mesa. Otra vez, conunasonrisamedioburlona,comentsobreaquellos dasenlainstitucin.Eugenioloseguaconlamiraday acompaaba el relato con expresiones de asombro o risas. Sinembargo,suatencinseencontrabamsalldelos conceptos. Reparaba ms en el por qu lo deca que en el contenido de sus refexiones. Locomparabaconunmar,calmoasimplevista, perointernamentedominadoporcorrientesquefuyen yloconvulsionanendistintossentidos.Notabaquea vecesDiegovomitabapalabrasdedespreciocontrasus ex colegas, aunque enseguida recurra a eufemismos para suavizarlas, como aquella madre que luego de propiciarle unafuertepalizaconsuelaasuhijodicindolequelas marcas se le pasarn pronto. Esasfrases,queexhibanunalevesoberbia, contrastabanconaquellascontinuasburlasasmismo. Eugenio perciba en esa contrariedad a la constante lucha interna que debera de mantener con su ego.Tanto unas como otras eran expresiones que aludan a un mismo vicio. Y el intentar ocultar un defecto, paradjicamente, era otro ndice que confrmaba su aire de superioridad. Cmo l podacaertaningenuamenteenlatentacindecreerse superior a los dems? , crea adivinar en el pensamiento de su amigo.Sinembargo,Eugenioloadmiraba,porlafrmeza altomardecisiones,porlahonradezquedesparramaba en cada uno de sus actos y porque, como l, pareca estar buscando una justifcacin a su existencia. Adems, senta esa especie de cario que generan quienes concientes de suslimitaciones-seembanderanenunaluchadesigual, comolaquepretendamantenercontralasinjusticias sociales.EL GRAN HALLAZGOProntollegelNegroyalospocosminutos aparecieronsusamigos,HoracioyelRuso.Todos seencaminaronhaciadondesesentabaEugenioylo saludaronefusivamente.Comoacostumbraban,pidieron vino econmico y comenzaron a compartir tristezas. Pasaronlashorasylosclientessefueronalejando hastadejarquelasnicasvocesqueseoyesenfueran lasperfumadasporelalcohol.ElNegro,alveraDiego aburrido contra el mostrador, lo llam y le pidi una botella ms y un vaso limpio. Cuando trajo la orden, llen la copa y se la ofreci. l la recibi sorprendido, pero la rechaz justifcndose de no poder acompaarlos porque si alguna otra mesa se ocupaba, no quedara adecuado que hallasen al mozo bebiendo. Mientras se excusaba, Don Macedonio -el dueo del lugar-lehizounguioypusodeespaldasalacalleel cartelito de abierto. Entonces Diego arrim una silla y acept la invitacin.Pronto resurgi el tema de su etapa enlapolica,ancdotasdemillonariosrobosquelogr frustrar y algunos enfrentamientos con delincuentes. Paralelamente, Eugenio observaba como el Negro se restregaba las manos como si fuera una mosca cada vez que se mencionaba una alta suma de dinero en medio de una aventura entre uniformados y ladrones. Al rato, las frases fueron dejando la accin para ocuparse de la refexin. Sin embargo,lhabaquedadoatadoaesegestoynopoda seguirelhiloporelcualtransitabalaconversacin.En esemomento,Diegorecargdenfasisunaoracinen esperadelasentimientodeEugenio.Reaccinquetard en llegar y slo se limit a una encogida de hombros y un: Y bu....Insatisfecho con la insignifcante contestacin prosigui con el relato. ...Paramqueellosnisedancuentadeloque hacen,sentencielmozo.Dejpasarunossegundosy dirigindose otra vez a Eugenio agreg: Notaste alguna vez que te comportabas como un autmata, como si siguieras el mandato de un ser invisible, que exige que realices algo porque as se debe hacer, sin ms justifcaciones?. Eugenio sereincorporenlasillayeneldilogo,ylevantlos ojos intentando buscar en la memoria alguna circunstancia como la planteada. Unsilenciodeapenasunossegundosofcide transicin entre un tema y otro. Enseguida el Ruso asoci laideaaloscamposdeconcentracinnazi,dondehaba muertosuabuelo.Yelasuntodelamanoinvisibleque controla la sociedad, que tanto preocupaba a Diego, se fue diluyendo en relatos de guerra y discriminacin. Don Macedonio se acerc tmidamente cargando la pava, un mate y algunos trozos de pan seco y comenz a convidar a uno por uno mientras escuchaba atento lo que comentaban. Cuando Eugenio habl del sentido de su vida, el dueo del bar sonri y agreg que conoca la respuesta a sus inquietudes, aunque no era el momento de explicrsela ya que el cansancio de su anciano cuerpo no le permitira permanecer ms de una hora sin que la cabeza empezase a luchar contra la ley de gravedad para no caer dormida. Apenasseretir,Diegocambilayerbaysehizo cargodecontinuarconlaronda.Cadavezquecebaba, llenaba su boca de refexiones, las cuales se desdibujaban en el pensamiento de los otros que slo tenan en la mente el desesperado deseo de que de una buena vez se dignara achuparesabombilla-yaenfriadaporlademora-y prosiguiera con la vuelta.Hartodeestaactitud,perocuidandolassutilezas, Horaciocoment:Quinpudieradiscutirqueelmate es una bebida social? Si no fuera as, nadie aguantara la garganta seca y la larga espera hasta el siguiente turno. Y ms an cuando a quien le toca se pone a divagar y no lo larga ms!. Diego,quehabaentendidolaindirecta,sonri yluegodeunlargosorbolopasdemanos.Mientras, Eugeniopensabaenlociertodeesaspalabras.Esta infusin pone a prueba varios estados de nimo, cavil. Reparenquecasitodosrefregabanlaservilletaenla bombilladespusdetomar,exceptoelNegro,queantes derecibirlosellenabalabocadepanyluegoladejaba decorada con pequeas migas humedecidas por la saliva. Horacio,encambio,padecalamanadeaspirarcontal fuerza que provocaba un ruido que revolva el estmago a ms de uno. Amedidaquelosdientesseibantornandoverdes, comenzaronlosroces.Aquieneslesgustabadulcelo cargaban de azcar, que recin llegaba a absorberse cuando lo reciba el prximo, quien por esas burlas del destino- lo prefera amargo. La rueda se prolong hasta que -como si una voz imperceptible se hubiera acercado al odo de cada uno para ordenarle que se retirase- en el mismo momento, los cinco se levantaron de las sillas y se despidieron. Mientrasregresabaasucasa,Eugenionotque, sinproponrselodemasiado,estabalograndopenetraren lapersonalidaddelosdems.Cuandoenrealidad,los constantesraptosdeanlisisloconducanasuspropios prejuicios, a su carcter y a su visin del entorno. Como aquellaspersonasquealfaltarlealgunodelossentidos agudizan al extremo los otros, l tras perder a los nicos dos seres que am- haba desarrollado una mirada crtica quelomantenadistantedelresto,aunquelepermita captaraquellosdetallesqueparaelcomndelagente pasaran inadvertidos. Lospequeossignosquecaracterizabanacada personalidadseagigantabancuandoseexponanbajo lalupadesusrefexiones.Erancomopiedritasqueiba arrojando al suelo para distinguir un camino de otro durante el interminable peregrinaje en busca de su identidad, de su destino y del sentido de su vida. AntesdeacostarserecordlaspalabrasdeDon Macedonio. Pese a que las juzgaba como una mentira del ancianoparaquelohicieranpartcipedelascharlas,no podadetenersuansiedadpororaquellaverdad.No obstante,leresultabailgicoquealguien,sabiendopara questenelmundo,nocentrasetodassusfuerzasen llevar a cabo esa misin y se conformase con dialogar con un grupo de alcohlicos como ellos. Adems,siemprepensquelavidaeracomouna noveladesuspenso,lacualterminabaenelmomento enelcualsedescubralatrama.Segnesalgica,los captulos subsiguientes a ese hallazgo resultaran inspidos y carentes de sentido. Por lo tanto, no congeniaba con su razonamientolaideadequealguienpudierallegarala edad de Don Macedonio si hubiera descubierto ese secreto. A la maana siguiente, la campanilla del reloj despert aEugenio,aligualquestedespertabaasuimpaciencia cada vez que se fjaba en lo lento que avanzaban las agujas. La noche anterior se haba propuesto levantar temprano y dedicar este da a pensar a cerca de su bsqueda, pero slo caba entre sus ideas la posibilidad de que -luego de unas horas- Macedonio le diera la respuesta anhelada. Aguant as hasta las tres de la tarde, cuando el continuar sin hacer nadadentrodelacasasehabatornadoinsoportable. Entonces, tom una birome y un papel, y parti rumbo a La Academia. Todavafaltabancuatrohorasparaquellegaseel restoyunascuantasmsparaqueelpropietariodelbar revelaseaquelsecreto.Sentadoall,solitario,tampoco saba qu hacer. Diego, de tanto en tanto, pasaba frente a l pronunciando algn chiste con el fn de que no sintiera su abandono por ocuparse con el trabajo. Repentinamenteseactivenlesaindescifrable capacidaddeloshumanosdepercibirquealguienlo estmirando,andndolelaespalda.Intrigado,mene la cabeza como quien espanta a una mosca y fj la vista en Don Macedonio que se hallaba en un pequeo saliente que, otrora, ofciaba de palco desde donde se observaban mejor los espectculos que se brindaban en el bar. Efectivamente,locontemplabadesdeloalto, aunque no slo a l, sino a todos los que se encontraban all. Segua los pasos de los mozos a travs de las baldosas blancas y negras. Frecuentemente le indicaba a alguno que sedirigieraatalmesa,comosiestuvieramoviendolas piezas de un inmenso ajedrez. Eugenio se senta espectador de la imaginaria partida, sin darse cuenta de que tambin era partcipe de ella. Lo mismo le ocurra, a una mayor escala, en su papel dentro de la sociedad. Renegaba contra polticos que cambiaran a su reino por un caballo. Se lamentaba de la suerte de hombres annimos,depeones,queerandevoradosporelhambre mientraslospoderososseentretenanbuscandogloriao riquezas. Repudiaba a quienes, tras conseguir un pequeo logro, se encerraban en esa especie de torre mental, desde donde los problemas se vieran tan lejanos que parecieran no existir. Desconfaba de aquellos que -como los alfles- avanzaban en diagonal sin arriesgarse jams por un ideal. Sinembargo,nuncasehabapreocupadopor refexionaracercadeculerasufuncinenestejuego social.Tampocosehabadestinadoaplanearuna estrategia para que la situacin cambiase, sino que slo se limitabaaestudiarloquesuceda. Ahorasedabacuenta deloirresponsabledeesaactitud,yaqueelresignarse anorevertirelresultadoimplicabaqueelandardelos prximos continuase sin expectativas para lograr equilibrar el tablero. Jaqueado por la ansiedad, Eugenio levant la mano y con un gesto le record a Don Macedonio lo que le haba prometido. Aquel sonri y agit el brazo en seal de que hablaran ms tarde. Tanto suspenso espero que valga la pena, murmur Eugenio. Entonces intent ojear la pgina de un diario como para desviar un poco la atencin y as engaar a las agujas del reloj que paseaban coquetas, ante su desesperada vista. Un esfuerzo intil, debido a que sus voces interiores continuaban monotemticas. Prontomeditacercadelaspocasvecesquelo habaescuchadopronunciarpalabras,peseaello,todos loconsiderabanunhombresumamenteinteligente.Se rumoreabaquemuchossedisgustabanconlporsu mtodo de discutir, aunque en realidad nunca discuta. Su tcnicaconsistaenpreguntaryrepreguntarhastaqueel interlocutorllegasealaconclusinqueseajustaseasus ideas.Locualirritabasobremaneraamuchosdelosque loescuchabanyaqueconcluanporadmitirsuspropias contradiccionesyluegoeldebatepasabaaunplano interior,dentrodelacabezadecadauno.Raznporla cual el sarcasmo, el gritero, el insulto y otros condimentos tpicos de las polmicas quedaban impotentes y slo podan tomarcontactoconelexteriortraspasandounapequea vlvula, igual que la que impide que estalle la olla presin porlacondensacindegases.Enestecaso,enlugardel vapor, lo que se fltraba eran silenciosos rencores. Era tan anciano y tan admirado como una pieza de museo. Salvo los anteriores casos, la mayora lo apreciaba, quizsporsupermanentesonrisa.Aunque-segnel Ruso- eso no era de alegra, sino una mueca formada por la imposibilidad de cerrar la boca con la nariz tapada por elresfro.Msalldeeso,subuenhumornosecuraba con un simple pauelo. Uno de los que ms lo respetaba eraelNegro,quetomabaporcostumbreirasaludarlo antes de buscar una silla donde sentarse. Esta vez no fue laexcepcin,subilaescalinataqueconducaalbalcn interno, le extendi la mano y descendi con paso cansado, como era su habitual andar. Enseguida el Ruso y Horacio se sumaron a la mesa. Este ltimo se reclin contra el respaldo de la silla y pregunt si se haban enterado del asesinato del empresario. Cuando le pidieron que lo comentase asinti con ganas y lentamente extrajo del pantaln el encendedor y un atado de cigarrillos. Tom uno, lo prendi y luego de una larga bocanada de humo empez a relatar lo sucedido. Bastaronpocossegundosparaquecomenzasen loschistesreferidosaldifunto.Eugenionotabaquelos muertosyelhumorsiemprepaseabandelamano,tanto enesareunin,comoenlosveloriosoenlasltimas pginas del diario. Lo cual reviste de mayor ridiculez a la condicinhumana,quesetambaleaentrelotrgicoylo cmico como el caminar del borracho, zigzagueante entre una baldosa y otra. MientrasHoraciojugabaconelhumoyconla curiosidad de losdemsporsaberotrosdetallessobreel crimen, el Negro refunfuaba y -con disimulo- le sacaba uncigarrillodelpaquete.Laspalabrasasesinato,muerte y culpable repercutan de manera especial en los odos de Quispe que, nerviosamente, acompaaba cada frase de los dems con una ligera pitada y un quejido que se asemejaba a un relincho. Eugenioenseguidapercibilaincomodidaddesu amigo por la temtica de la charla. Adems se sorprendi por la manera de apagar el tabaco, aplastando con rabia la humeante colilla contra el cenicero, otro de los signos de laviolenciacontenidaqueluchabaporescaparentrelos dedos.Noobstante,esospequeosdetallesnolograban distraer del todo a Eugenio, que continuaba pendiente de Macedonio, expectante por captar el momento en el cual bajara de la escalinata y se acercase a ellos para revelarles el secreto que lo obnubilaba. Paralelamente, el reloj pareca sinfuerzasparagirarlasagujasylacharlasetornaba agobiante,aligualqueelmurmullodelosclientes,que prolongaba la hora de cierre del local.Haca tiempo que el sol se haba marchado, pero ese da pareca que quienes se encontraban en el bar no queran acompaarlo en la retirada. Sosegadamente cada uno fue vistiendo su saco y dirigindose hacia la puerta. Parecan detenidos por una especie de modorra que contrastaba con laansiedaddeEugenioquenosabacmolograrquese fueran de una vez.Don Macedonio baj un rato despus de que hubiera emigrado el ltimo. Trab la puerta y fue a calentar agua para preparar mate. Cuando se trasladaba hacia la cocina Eugeniolotomdelbrazoylerecordloquehaba prometido.lasinticonlamiradayasegurqueen instantes se sentara con ellos para conversar. Minutosmstarde,eldueodeLaAcademiase acercabaalamesaapasoacelerado,conunahumeante pavapendiendodelbrazo.Parecauntrendispuestoa arrollarlasdudasexistencialesdeEugenioque,durante toda la jornada, las haba desparramado por su camino.Sesent.Todospermanecieronensilencio, interesadosporaquellaspalabras.Losmiraunopor unoylespreguntculeseransusprincipalesobjetivos. Luego de una breve discusin, la mayora acord en tomar comorespuestalatrilladafrasedecumpleaosalahora de ventilar las velitas con deseos: Salud, dinero y amor. EnseguidaHoracioagregquetambinlehubiera gustadoserpilotodecarreras,enlugardeconformarse arreglandoautosensutaller.AntelocualMacedonio inquiri: -Para qu quers competir en las pistas?-Para ser famoso.-Y para qu la fama?-Para conseguir chicas, dinero...-Entonceselautomovilismoseraslounmedio para alcanzar otros objetivos, como fama, mujeres y plata no? (Horacio asinti con la cabeza) Y qu haras con el dinero?-Sinosabsquhacer,regalmelo!(Brome Quispe). -Y vos, Negro, qu haras?-Me comprara de todo.-Entonces los billetes no son nada si no los pudieras cambiar por otros objetos.-Obviamente! -Y cules?-Un casern, un auto...-Y para qu quers eso?ElNegrosentaqueDonMacedonioseestaba burlandodeellosconinterrogantestaninfantiles,tan idiotas. Motivo por el cual prefri no continuar contestando, pese a que este jueguito lo estaba distrayendo bastante de las preocupaciones que lo atormentaban. Alpercibirlanegativa,elancianoprosigui indagandoalosdems:Tambinexpresaronquela famalesserviraparaobtenermujeres...Yparaqulas quieren?.EnseguidaDiegotomlapalabrayexpres: Para enamorarnos, para casarnos...-Y no resultara ms simple ir directamente en busca del amor o del casamiento, en lugar de preocuparse por la fama? Y a propsito para qu quisieras aquello?-Paraformarunafamilia,comolaquetengo,para educar a mis hijos en conjunto con mi mujer...-Y para qu?-Uh!,adndequierellegarconesto,yanosest cansando!-Hastaahorasusrespuestasresultaninsufcientes parasatisfacertodoslosparaqu.Porlotanto,lo quemencionaronsonsimplesmediosqueseemplean paraconseguirotrascosasynofnesensmismo.Enel momento que los obtengan se van a sentir tan incompletos y defraudados como antes, y se vern obligados a fjar sus metas en nuevos objetivos y as sucesivamente. -Culesesefnprincipal?(acotinteresado Eugenio)-Ser feliz.-Bueno...cuandobuscamosmujeresounafamilia, o algn objeto, lo hacemos pensando que de esta manera hallaremos a la felicidad. As que su planteo no nos aporta nada nuevo. (agreg Diego)-Seguro?, cuntos de sus conocidos se han pasado la vida relegando la felicidad para otro momento?, cuntos dedican ms de doce horas diarias a un trabajo que no los reconfortatantopobrescomomillonarios-yluego,al retornar a sus hogares, se encuentran tan cansados que no pueden disfrutar de su familia, ni de nada?, cuntos viven susrelacionessentimentalescomounsacrifcio,pero temenalcambiopormiedoaquedarsesolos?,cuntos nohallantiempoparadisfrutarconsusamistades,con sus parejas, con sus hijos, de un partido de ftbol, de una festa u otras gratas situaciones porque sienten que deben cumplir con ciertas obligaciones que terminan por ocupar sus vidas?, cuntos se olvidan de ser felices por perseguir objetivos sin sentido, que a veces ni siquiera son propios, sinoimpuestosporlasociedad,comoganardinerou obtenerxito?,cuntospasanmsaoslamentndose quedisfrutandoy,paracolmo,noensayannadapara cambiarlo?Unsutilsilencioseapoderdelsaln.Cadauno pensabaensushistoriaspersonalesyenlociertodelas palabras que acababan de escuchar. Se sentan infelices y pobres, carentes de vida. Y a la vez una energa renovada los llenaba de ganas de disfrutar, de volver a empezar, pero esta vez tomando a la felicidad como gua. Eugenio notaba que con un micrfono y algo ms de gesticulacin cualquiera que hubiera entrado vera en Don Macedonioaunreligiosodandounsermn.Encambio, lnuncanecesitaraparlantes,yaquesuspensamientos raravezseanimabanatraspasarelumbraldelacabeza. No obstante se senta aliviado, por momentos crea que ya haba hallado una respuesta a su pregunta existencial. Su objetivo era buscar la felicidad, pero pronto se daba cuenta dequeapenashabaavanzadounospocospasos,yaque aestarespuestalesegualapreguntacmo?odnde encontrar la felicidad? La cual lo dejaba sin indicios y tan desorientado como al comienzo.LA TEMPLANZAAl da siguiente, Eugenio no sinti ganas de visitar el bar, en cambio se dirigi al parque, se recost en el pasto e intent esbozar un balance de todo lo aprendido hasta el momento. Mientras las pupilas apuntaban hacia arriba, los pensamientosseencaminabanhaciaatrs.Rememorsu niez,cuandovioportelevisinaunhombrepisandola lunaylaexpresindesumadrecambiandoelgestode orgulloporotrodedesconciertocuandollepregunt paraququeranllegarhastaall,tambinrecordlos aosdeescuela,dondeleexplicaronquerespetarala bandera consista en no guardar las manos en los bolsillos mientraslaestabanizandoycuando,deadolescente,lo convencieron dequelasbombasylostanquesdeguerra hacanmsruidoquelaspalabrasalahoradedefender una idea. Comprendiquehastaayer,nadiesehaba preocupadoporintentarensearleavivir. Aunquenose quejaba de ello, ya que entenda que quizs ninguno saba, realmente, cmo hacerlo. Por ese motivo crey que la mejor manera de encontrar la respuesta al sentido de su vida sera investigandodentrodesmismo,atendiendoaloqueel cuerpo y la mente le manifestaban. Razn por la cual se fue distanciandopocoapocodeLa Academia.Consideraba que esas charlas ya no le aportaban nada, que ltimamente no se escuchaban entre s. Soportaban las palabras del otro esperando la pausa que les permitiera introducir su punto de vista. Ya no hablaban, sino monologaban. Aunque tambin lo fastidiaba dedicar el da entero a la meditacin. Presenta que sin la razn el hombre hubiera sidomsplenoyquizstambinmsfeliz.Comolos animales, los cuales no se preocupan por qu hacer, qu decir, sino que simplemente actan, sin experimentar la incertidumbre, las dudas o el miedo al fracaso. Pero, como humano, no le quedaba otra posibilidad que fundamentar su existencia a partir del pensamiento.Discurri acerca de la tranquilidad que proporciona laignorancia,yaqueresultaabsurdoinquietarsepor aquelloquenuncareprodujoconceptosenlamente,ya quenuncafuepensado.Peseaesto,nodudabaacerca de preferir unos ojos lcidos antes que una sonrisa boba. Aunquecreaqueatravsdelarazntambinsepoda llegar a la felicidad anhelada. No obstante, para lograrlo, deba aprender a templar el alma con el fn de no perderse en los tormentos diarios.Portalmotivofueaprendiendoarelajarseya aceptar los hechos tal cual son. Ocupndose de ellos y no pre-ocupndose por ellos. Estaba decidido a afanzarse en ese aspecto, motivo por el cual se dirigi a una biblioteca y pidi algunos libros para profundizar en el tema. Durante varios das se dedic a poner en prctica los ejercicios que los textos proponan. Uno de ellos consista en agudizar al mximo cada sentido. Percibir y diferenciar hastaelmsnfmosonido,focalizarlavistaenunslo objeto,desdibujandoalosdemsconlamirada,sentir losdiferentesgustosdelosalimentosquepaladeabay reconocer los aromas y texturas del entorno. Tambin empez a imaginar situaciones placenteras. Sefantaseabainmersoenunlugarreconfortanteyse dejaballevarporlosdeseoshastaelpuntodesentir quevivenciabaloqueocurraslodentrodesucabeza. Adems, prob dejar la mente en blanco durante algunos minutos,locualleresultabasumamentedifcil.Deesta manera, en el transcurso de unas semanas, fue adquiriendo un mayor autoconocimiento con el fn de poder enfrentar acualquierturbacinqueobstruyeraeltrnsitohaciala felicidad.LA HUELLA DEL DESTINOPesealosesfuerzos,lamemoriaanproyectaba recuerdos de Mara y de su madre, aunque cada vez ms apagados, ms borrosos, menos emotivos y menos reales. Paulatinamente, la cabeza se fue despejando de fantasmas, hasta quedar sometida al capricho de los sentidos. Pasaronlosdasy,pocoapoco,empezanotarse cmodo en soledad. Se acostumbr a caminar durante las nochesparaexplorarelplacerdelvientoacaricindole elcabello,comoanteslessolapedirasusdosmujeres quelohicieran.Asimismo,notqueelsilencioyano loaturda,queeraelpreludionecesarioparaquesus pensamientos rompieran la timidez y se mostraran a la luz de la imaginacin. Resolvidejardeladotodoaquelloquedebera hacer. Erradic las obligaciones y se ocup por entero de buscar el sentido a su vida y de disfrutar, sin preocupaciones, delosratosdefelicidadqueselepresentaban.Pronto, lamiradaseapaciguysedespejaronesasarrugasque suelen apoderarse de la frente de los hombres de negocios. Lo cual ocurri, como una moraleja del idioma, justo en el momento en el cual haba decidido no negarse ms al ocio. Empezaveralrestodelagenteconmiradade piedad,porquenotabaquelamayoranuncasehara este cuestionamiento y toda la vida tendran la mente tan pendientedelosuperfcialquesequedaransintiempo, sinaos,parapensarenloquelconsiderabarealmente importante: en ser felices, en descubrirse y en aportar algo al mundo.Se preguntaba si este olvido, el de vivir de acuerdo con un ideal, le ocurre al hombre desde el nacimiento o lo fueaprendiendoconeltiempo.Recordque,comotodo adolescente, atraves una etapa de rebelda. Un perodo en el cual su interior lo llamaba. Lo presinti, pero no supo escucharlo.Entonces,porlaincomodidadqueesavoz generaba-tantoparal,comoparaelresto-hizotodolo posible por acallarla. As pues, lleg un momento en el cual volvi a mutar en un ser socialmente adaptado. Es decir, quesetransformenunoms,pagandoporaquelloel precio de taparle la boca a su clamor interior, a su destino.De esta manera, la base de su personalidad fue siempre precaria, incapaz de soportar el peso de una sociedad que castigaloscambiosdebidoalaincertidumbrequeellos generan.Entonces,comonopudopararseerguidosobre susideas,debicolgarsedealgo.Hayquienesviven pendientes del dinero, otros del trabajo, l de los dems: de su madre y luego de su mujer. Sus das haban transcurrido como si hubiera estado aferrado a un hilo que lo sostena enunmismolugar,contemoracaersistesecortase. Ydeestemodo,habaanuladotodachancedecaminar libremente y de avanzar, tanto por dentro cuanto por fuera. Recordquevariasveceshabarechazado propuestasqueloharansentirpleno,paraocuparsecon susresponsabilidades.Hastahaballegadoaasumirque quedarsecharlandoyriendohastalamadrugadaerauna prdidadetiempo,yaquealdasiguientenorendiralo queseesperabadel.Ahoraentendaquesuescalade prioridadesestabainvertida.Queperdereltiempoes, precisamente,desperdiciarloenaquelloquenoleotorga felicidad. Medittambinacercadetodoloqueelhombre relega porque confa en que existe un maana. Se pregunt qu ocurrira si se enterara que al mundo le quedase apenas una semana de duracin. Supuso que primero se reunira con quienes formaron parte de su vida y les confesara lo que siente por ellos. Adems se animara a desafar a los poderes, ya que la autoridad fundada en el temor cedera su dominio al respeto sin jerarquas. Si a todos les tocase el mismo fnal, no habra razn para establecer escalas entre unos y otros. Si se supiera que el maana no existe, el hoy, seguramente, sera el da ms vivido por todos. De ese modo comenz a reparar en aquellas pequeas acciones que gratifcaban sus horas. Quizs as de simple eraelcaminoquehabatrazadoDiosparal.Evocel placer que sinti al cerrar los ojos frente a una forera y buscar entre los ptalos el aroma que ms representaba a Mara,elqueseidentifcabaconsumadreyelquems loreconfortaba.Alamaanasiguiente,ensucasase respiraban jazmines, rosas y fresias. Por las tardes, se sentaba en el banco de un parque con un paquete de galletitas en la mano. Luego, las sacaba de a una y las estrujaba entre los dedos para que las migas sedesparramaranporelsueloyatrajeranalaspalomas. Acto seguido, las observaba e imaginaba en ellas diferentes personalidades.Mirabaalatmida,lacualnollegabaa probarbocadoalguno.Aaquellaotraqueperseguael trozo ms grande y al conseguirlo se alejaba para no tener que compartirlo con las dems. O a las que apenas estaban ensayandoaabrirlasalasparaempezaravolar,conlas cuales se senta ms identifcado.Observquealgunasdabanlargospasoscomosi caminasensobrefangoyraravezselasveadespegar. Fantase con qu ocurrira si el resto la imitase y, generacin tras generacin, volasen menos. Hasta llegar a una poca enlacualnosedierancuentadequepodandesplegar sus alas. Pronto daran por sentado que corresponde a su naturaleza el permanecer cerca del suelo. Sbitamente una idea perturb su nimo: Y si a los hombreslesocurrieralomismo?,situviramosundon que todava no descubrimos o que ya olvidamos y que por eso no consiguiramos elevarnos?.Almeditarsobreestoseecharer.Leresultaba ridcula la idea de que alguien como l, a quien el destino habapisoteadohastacansarse,quisieraremontarseala altura del cielo. Y ms tonto le pareca el ocuparse de buscar ese don perdido, ese rasgo que impidiera al hombre llegar tanaltocomolosngeles.l,justol,queraaprendera planear, cuando ni siquiera saba transitar por la vida sin tropezarse. Entoncessumentevolvaaserinvadidaporel pesimismo.Refexionacercadequaportabaalmundo la existencia de estas aves. Ya que resultara ilgico tanto esfuerzo,tantavida,desperdiciadaencomerloquese puedayvolar,hastacuandolasalasdejarandeagitarse. Respirpausadamente,lascontempl,seobservyun profundodolorpenetrensuspensamientos.Inclin lacabeza,entrecerrlosprpadosytratdecontener laangustia.Tantoellascomolexistanmercedaun caprichodeldestino.Supapel,enesteinfnitoescenario universal era el de actor de reparto. Y senta culpa por no haber siquiera intentado honrar la oportunidad que tuvo de poder estar en escena.Al mirarlas nuevamente not la paz y la tranquilidad que le transmitan. Y, aunque se enfadaba al concebir una ideatansoberbia,creyqueenciertamaneraesosratos quecompartanledabanunsentidoasusvidas,elde existir para hacer felices a los dems. Imprevistamente crey en la posibilidad de que ese podrasertambinsuobjetivo.Quequizsbuscandola felicidadenlosotrosencuentrelapropia.Pocoapoco, dejdeculparalrestoyasmismo-porsudesgracia. Fueabandonandolaseguridadquetransmiteelvivirde losrecuerdos-yaquenadaenelloscambiar-eintent afrontar la incertidumbre del hoy. Procur vivir el presente comosisetratasedeunadespedida,aprovechandocada minuto,comosifueraelltimo.Lafrasoledaddesu vida se transform en una clida primavera, en la cual los pensamientos forecieron como nunca antes. Esosdilogosquemantenaconsusideasse convirtieron en los instantes de mayor bienestar. Aunque tambincreaqueeraelmomentodecompartirloscon alguien, pero quin querra escucharlo por gusto y no por profesin? Sedescubracomoaunartistaqueacababadedar la ltima pincelada a su obra y luego era desbordado por la incontenible necesidad de exhibirla a los otros. Eugenio ya haba observado todos los matices de su personalidad. Durante el transcurso de los primeros aos, la madre haba teidosualmadeazul,aligualquecomovestanalos niosduranteelmedioevo,paraalejaralosdemonios. Pero, como ocurre con el cielo, en determinado momento el azul transmut en negro. Y un oscuro cada vez ms intenso llenabasusltimosmeses.Ahoracomenzabaaaclarar nuevamente. Como cada da, como cada pensamiento. Era el momento de compartir los propios colores. A medida que sus ideas se fortalecan, el corazn se debilitaba.Imprevistamentecomenzaagitarseysinti quelevendrabienunacaminataparaabrirelpechoy permitir que entrase ms aire en los pulmones, los cuales parecan no poder llenarse como l necesitaba. Un minuto, slo un minuto, bast para que su palidez dejase de ser la de un muerto. Como las campanadas de un pndulo,suritmocardacoleanticipabaqueseacercaba la hora del adis. Tan pocas fueron las satisfacciones que le haba dado ese corazn que resultaba una burla que ya estuviera cansado, a punto de solicitar el retiro, habiendo trabajado tan poco.Sinembargo,elrostroyanosemostrabafruncido. Lentamentelasmanosfuerondesarmandoelescudoque haban formado encima del pecho y la respiracin dejaba de vociferar para volver a su cotidiano susurro. Apenasunosmesesatrshubieradeseadoqueese infarto lo abatiera de una vez. Pero ahora la situacin era distinta.Sentaquehabaperdido41aosytemaque justo en el momento en el cual notaba un cambio y buscaba un sentido a su ser, perdiera tambin la vida, sin siquiera haber tomado un camino que lo condujera a la felicidad. Peseaellonosequejabadeldolor,yaqueste actuaracomoundespertadoradvirtindoledelpoco tiempo que le restaba y, simultneamente, lo despabilara delamodorraqueprovocaelnohallarunarespuestaal sentido de su creacin. Ahora miraba a la vida de manera diferente.Habadejadodecontarlosdasquepasaban, paraocuparsedelosquequedabanporvivir.Unavisin tanoptimistacomocuando,dejoven,seerguafrenteal espejoysealegrabadelofacoquehabaquedadotras adelgazar dos kilos de los 120 que sola pesar. Hace unos meses,aestaposturalahubieratomadocomoingenua, ahora se daba cuenta de lo saludable que resulta disfrutar de cada logro, incluso de aquellos tan cotidianos como el de vivir un nuevo da.Al rato, bebi a sorbos el agua de un vaso y -cuando se sinti repuesto- tom una birome y un anotador. Quera planifcarsumundo,suideal,paraquestefuncionase como una utopa, un imposible que, sin embargo, le sirviera deguaparasaberhaciadndeencaminarsusacciones. Intentaratransformarasusidealesenunpotenteimn que lo impulsara de manera directa hacia el objetivo de su existencia. Pens,ley,rez,perosuuniversomentalse desvanecaenlosdetalles.Imaginabasucarahinchada dealegra,peronolograbadeducirporqu.Imaginaba volver a abrazar a su madre y a Mara, pero ste, ms que un anhelo, resultaba ser un imposible. Imaginaba a su letra llenandolashojasconproyectosdevidaymetas,pero nisiquierahabaencontradounosloqueseconsumara como lnea de partida.LTIMOS PASOS El dinero se agotaba en la misma proporcin que su pacienciatrasnohallarunarespuesta.Fatigadodetanto refexionar,buscenlaagendalosnmerostelefnicos de sus nuevos amigos. Saba que era tarde para llamarlos, pero el miedo a la afeccin del corazn le haca temer que nunca ms pudiera despedirse y agradecerles por la ayuda que represent su compaa.Peseaello,antesdecomenzarconlossaludosse queddormido.Esanocheelplanetaparecagirarms lentoquelentrelassbanas,mientraslaprimaverase marchabadandouncalurosoabrazoacadaunodelos habitantes de la ciudad. Eugeniosedespertdemadrugada,sedirigial baoyadvirtienelespejocmolasaltastemperaturas haban barnizado el rostro. Con la ayuda de un chorro de agua fra se quit el brillo que haba dejado el transpirado sueoy,paralelamente,despabilalossentidos.Luego escogiunpeineycomenzarecorrerconllascanas quepocoapocoseibanadueandodelacabellera.En esemomentotomconcienciadecmoeltiempohaba transformado su cuerpo.Lasarrugasdelafrentesurgancomopeldaosde una escalera mecnica, cada vez que su vida dejaba atrs una dcada. Y si el cuero cabelludo marcaba el fnal de la elevacin -pese a que aquel hubiera retrocedido bastante- ya no quedaba espacio para ms escalones. Sin embargo, la metfora lo satisfaca porque de ella se deduca que, al menos en algunos aspectos, haba logrado ascender.Aunquetambinindicabaque,entremuchas opciones,habaoptadoporundeterminadorumbo-para bienoparamal-quelocondujohastasusactuales42 aos. Estas ideas le demostraban que, en cierta manera, el destino dependa de sus elecciones. l haba decidido ser el Eugenio que se encontraba ahora frente al espejo. Espontneamenteimaginadndepodahaber llegadosihubieratransitadoporotrossenderos.Una alternativa podra haber sido buscar una nueva compaa luego de la muerte de Mara. Frente a esta opcin advirti que,enmuchosaspectossehubierasentidomejor.No obstante,sepercatabadequehubieravueltoadepender de alguien en lugar de alcanzar la madurez que lo estaba transformando en un ser autosufciente. Ahora consegua encarar los vnculos de una manera msadultaymsplacenteraquesihubieraintentado encadenarsenuevamenteaalguien.Porlotanto,enese punto,lasituacinactualarrojabaunsaldopositivo.Por primera vez haba logrado construir una base estable con lacualedifcarunarelacinmuchomsslidaquelas anteriores como las que haba mantenido con su madre, con sus eventuales compaeros de trabajo o con su mujer-. Descubrique,acertadamente,eraquienquisoser. Secontentconnohabersidoundelincuenteaquien laplatadeloshurtosnolealcanzaraparacompraruna conciencianueva.Tampocolehubieragustadoserun hombre de negocios, incapaz de alejar la mirada del reloj, como si necesitara pedirle permiso para disfrutar un ratito ms.Enestetransitarporsupersonalidad,halluna paradoja:comenzaconocerseconmayoragudezatras comprenderquesusereraincognoscible.Noexistaun Eugenioqueactuasededeterminadamaneraanteciertas circunstancias. Si fuera as, este sera estructurado, armado comoesascasasprefabricadasquesederrumbanante elmenortemblor.ElverdaderoEugenio,elnatural,era cambiante, espontneo.Entendiquenopodadefnirsecabalmente.Y esaidealohacalibre,sinpreocuparseporresponderal comportamientoquelosdemsylmismo-esperande l. El autoconocimiento implicaba un saber escucharse y no un predecirse. Estasrefexioneslocontagiarondeconfanzaens mismo y le devolvieron la alegra propia de aquellos que hantrabadoamistadconsuinterior.Entonces,conuna sonrisa disimulada por la barba se dirigi a la habitacin en busca de la caja donde guardaba sus pertenencias tras vendertodoslosmueblesdelacasa.Enseguida,levant la tapa y revolvi hasta encontrar una ruidosa afeitadora. Conellaenlamano,sedetuvonuevamentefrente albotiqunysequitlospelosquecubranlasmejillas y,deestamanera,dejlamitaddelrostrocoloreadode unverdosoplido,quecontrastabaconelbronceado anaranjado que luca en el resto de la cara. Preocupado por el extrao aspecto, se encamin al parque con el fn de que el sol, que recin asomaba, emparejara los contrastes. EN BUSCA DE UNA MUJERLas hormigas y los deshechos de los perros lo fueron empujandohastaunapequeaelevacin,dondetambin se hallaba una mujer. Esquiv el barro y se recost en el pasto,aunosmetrosdeella.Lamir,atinacomentar algo, pero not que la cabeza se encontraba tan blanca por fuera como por dentro. Resignado, sonri y permaneci en silencio hasta que se le ocurriera un tema de conversacin. Ellabajlosprpadosysimulnohabernotadosu presencia. EraunaescenareiteradaenlavidadeEugenio, cadavezqueseacercabaaunachicacometaalgn desaciertoquelopresentabacomoaunidiota.Siempre, encircunstanciascomoaquellas,sumenterepetaala manera de un autmata: No debo parecer tonto. A pesar de eso, decidi arrimarse un poco ms e intentar entablar un dilogo.Apenasdospasoslosalejaban,peroslobastel primero para confrmar su torpeza. Uno de los zapatos se zambullenuncharcosalpicandotodoasualrededor, incluso a ella. Como de costumbre perdn volva a ser la primera palabra que una mujer oa de Eugenio. Cuerpoymentejugabanamartirizarse.Cadavez que se le apareca un temor obsesivo como el de quedar comotorpe,sonrojarseuolvidarsedealgo-susactosse afanaban en lograr que ocurriera. Varias veces crey que elalcoholpodradespistaraesosfantasmasyfacilitarle elcontactoconlasmujeres. Aunquealotrodasedaba cuenta de que se haba comportado ms atolondrado que nunca y que, para colmo, no haba contado con la ventaja de ser perdonado, como suceda en sobriedad. Habaledoqueunadelasmanerasdedefenderse de estas obsesiones consista endejarlas fuir. Aceptar que frenteaunadesconocidaactuaratanrgido,torpeysin gracia como un robot, tal como se senta en ese momento. Entonceslaobservyacot:Quizsmepusenervioso deslopensarquemeestabaacercandoaunamujer interesante. Enseguida su piel adquiri un intenso rojizo, mientras los dientes cubrieron al labio inferior.Ella sacudi el hombro embarrado, sonri y volvi a recostarse. Media hora despus, Eugenio lanz un notorio suspiro y se quej: Que fuerte est el sol!, no le parece?. Ella lo observ, levant las cejas en seal de asentimiento y volvi a la posicin anterior. l pujaba, pero no lograba parir ninguna frase que hermanara a la anterior y pudiera transformarendilogoaquellaobviedad.Unparde minutos ms tarde ella dobl la manta donde se apoyaba y se march.Aldasiguiente,Eugenioretornalmismositioy laesperdurantemsdetreshoras.Elcielocomenzaba a nublarse. Tambin su nimo se iba tornando gris. Haba pensadoenellatodalanoche,habaimaginadocientos deconversacionesentretenidasparaofrecerle,perotodo pareca en vano. Noobstante,alolejos,laviovenir.Ylasigui con los ojos, mientras ella elega el lugar donde sentarse. Cuandolohall,sepercatdequeestavezladistancia que los separaba no era slo comunicacional, sino tambin fsica, ya que se haba reclinado en un banquito que distaba a casi media cuadra de donde se ubicaba l. Entonces, al mismo tiempo que ella se acomodaba contra el respaldo, l se levantaba e intentaba arrimarse lo ms posible. -Hola, dijo. -Hola, respondi. -Parecequeseestnublando,agregl.Su rostro mostraba una alegre sonrisa, aunque para dentro se lamentabadevolverahablardelclima,unrecursoque -aexcepcindelosmeteorlogos-elcomndelagente emplea cuando no sabe qu contar. -S, hoy el sol est amenazando con irse temprano, seal ella. -Vens siempre ac? (Faltaba hablar de los signos del zodaco y quejarse por la situacin del pas y completaba el tpico libreto de quien no tiene argumentos). -A veces, cuando estoy desocupada y... cuando no llueve.AEugenioleresultabaincreblequetantrillados temas estuvieran funcionando. Aunque lo preocupaba que lasfrasesideadasanteriormentehubierandesaparecido de la memoria. No obstante, la charla iba adquiriendo un clido ritmo, al tiempo que su cuerpo se iba empapando de sudor, ms por timidez que por calor. Hablaron de la vida: A veces no existen las segundas chances, Ce... Cecilia dijiste, no?... Si hubiera sabidoquemimamibaamorirtempranamente,seguro quehubieraaprovechadomejoreltiempoconellay lahubieraabrazadoms.Lstimaque,comnmente, llegamos con el remedio despus de que el paciente haya dado el ltimo suspiroHablarondelpasado:Laotravezme cruc con mi ex marido. Pareca que furamos otros, dos desconocidos.Podremoshabercambiadotantocomo paraconversarasdedistantes?-mientrasloremarcaba alejandounamanodelaotra-.Tambinmehaocurrido queheregresadoalbarriodondenacynologrrevivir lassensacionesquemeinspiraroneseviaje.Pareceque nacimossinreversa,siempreandandohaciadelante. Siendo as, qu responsabilidad en cada paso que damos! -Y bromeando agreg- Sobre todo vos, que acostumbrs a hundir el pi en el lodo!.Hablarondelfuturo:Megustapensarque alluneslesigueelmartesoqueeneroeslaantesalade febrero, saber que luego de un ao suceder otro, que luego de una oportunidad habr otra, eso me quita presiones. - Quizs llegue un momento en el que no tengas tu martes, tu febrero, que esto se acabe. Intent no quedarte a medio camino en lo verdaderamente importante. -Siempre sos asdepesimista,Eugenio?.-Noesaesoaloqueme refera. Hace poco, un amigo aconsej que disfrutsemos cada instante, que no dejramos la felicidad para despus. Poco a poco la luminosidad desapareca del parque ylanocheibaasomndoseenelbar.Eugeniointentaba todoloposibleporreteneraCeciliaunosminutosms, por encontrar una excusa para establecer un contacto ms seguro, que no dependiera del sol y de la coincidencia. ...A unas cuadras de all, el Negro pretenda disimular sumalhumormientraselRusolepreguntabasialgo