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Mayab 20 (2008): pp. 45-63 RESUMEN Este ensayo da cuenta de unas excavaciones lleva- das a cabo en el año 2004 cuyo punto de mira estuvo en una pirámide de crucial importancia para del pe- riodo Clásico en la ciudad maya de Piedra Negras: la Estructura K-5. La finalidad inicial de encontrar un en- terramiento regio, sugerido por evidencias epigráfi- cas, resultó ser falsa. Sin embargo, las excavaciones dieron como resultado una detallada cronología del edificio y el descubrimiento de estructuras enterradas desde los comienzos del periodo Clásico Tardío, re- formando los puntos de vista de los arqueólogos so- bre una pirámide representada de manera prominente en la historia de la arquitectura maya. Palabras clave: arquitectura monumental, epigrafía maya, edificios dinásticos, épocas transicionales ABSTRACT This essay reports on excavations in 2004 that tar- geted a crucial pyramid, Str. K-5, at the Classic Maya city of Piedras Negras. The initial goal, to find a queen- ly interment suggested by epigraphic evidence, proved elusive. Instead, excavations resulted in a de- tailed chronology of the building and the discovery of buried structures from the beginning of the Late Clas- sic period, reshaping scholarly views of a pyramid that had figured prominently in the history of Maya ar- chitecture. Key words: monumental architecture, Maya epigra- phy, dynastic buildings, transitonal periods. INTRODUCCIÓN Los edificios mayas en los principales centros de asentamiento pueden verse de dos maneras diferen- tes: como muestras de programas constructivos más grandes, y como lugares específicos de atención real por derecho propio. Estas oportunidades —que, hacia la autocrítica, retan nuestra interpretación— son bas- tante evidentes cuando los edificios contienen textos. Con escasas excepciones, las inscripciones pueden ser trasladadas y así cambiar sus vínculos con niveles particulares de construcción. Pero los textos también están allí, dentro o sobre esa estructura por alguna razón. El esfuerzo que requiere tallar y erigir monu- mentos, y algunas veces cambiar su localización, ga- rantiza que alguien fue motivado a colocar las inscrip- ciones justo de esa manera. El problema es definir cuáles pueden ser tales conexiones o motivaciones. Un caso interesante de estudio es un edificio exca- vado dos veces, la Estructura K-5 en la ciudad de Pie- dras Negras, Guatemala, una de las trece estructuras piramidales conocidas en la antigua ciudad maya de Piedras Negras, Guatemala (Figura 1). Durante la dé- cada de 1930, la excavación de dichos edificios fue uno de los enfoques principales de los trabajos de campo llevados a cabo por el equipo de la Universi- dad de Pennsylvania (de aquí en adelante «Penn»), especialmente debido a que, cerca de ellos, fueron encontradas varias estelas, incluyendo las Estelas 38 y 39 (Berlin 1951). Al revisar los registros de ese trabajo fue obvio que los primeros años de la investigación de Penn, se concentraron en la extracción de objetos es- pectaculares para su exhibición en Filadelfia y Ciudad de Guatemala. Sólo más tarde, como ocurrió en la Es- tructura K-5, llevaron a cabo una clase totalmente nue- Encontrando el contexto para la historia y la historia para el contexto: excavaciones en la Estructura K-5 de Piedras Negras, Guatemala STEPHEN D. HOUSTON Brown University HÉCTOR L. ESCOBEDO Universidad de San Carlos de Guatemala ZACHARY NELSON ENTRIX, Inc.

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RESUMEN

Este ensayo da cuenta de unas excavaciones lleva-das a cabo en el año 2004 cuyo punto de mira estuvoen una pirámide de crucial importancia para del pe-riodo Clásico en la ciudad maya de Piedra Negras: laEstructura K-5. La finalidad inicial de encontrar un en-terramiento regio, sugerido por evidencias epigráfi-cas, resultó ser falsa. Sin embargo, las excavacionesdieron como resultado una detallada cronología deledificio y el descubrimiento de estructuras enterradasdesde los comienzos del periodo Clásico Tardío, re-formando los puntos de vista de los arqueólogos so-bre una pirámide representada de manera prominenteen la historia de la arquitectura maya.

Palabras clave: arquitectura monumental, epigrafíamaya, edificios dinásticos, épocas transicionales

ABSTRACT

This essay reports on excavations in 2004 that tar-geted a crucial pyramid, Str. K-5, at the Classic Mayacity of Piedras Negras. The initial goal, to find a queen-ly interment suggested by epigraphic evidence,proved elusive. Instead, excavations resulted in a de-tailed chronology of the building and the discovery ofburied structures from the beginning of the Late Clas-sic period, reshaping scholarly views of a pyramidthat had figured prominently in the history of Maya ar-chitecture.

Key words: monumental architecture, Maya epigra-phy, dynastic buildings, transitonal periods.

INTRODUCCIÓN

Los edificios mayas en los principales centros deasentamiento pueden verse de dos maneras diferen-tes: como muestras de programas constructivos másgrandes, y como lugares específicos de atención realpor derecho propio. Estas oportunidades —que, haciala autocrítica, retan nuestra interpretación— son bas-tante evidentes cuando los edificios contienen textos.Con escasas excepciones, las inscripciones puedenser trasladadas y así cambiar sus vínculos con nivelesparticulares de construcción. Pero los textos tambiénestán allí, dentro o sobre esa estructura por algunarazón. El esfuerzo que requiere tallar y erigir monu-mentos, y algunas veces cambiar su localización, ga-rantiza que alguien fue motivado a colocar las inscrip-ciones justo de esa manera. El problema es definircuáles pueden ser tales conexiones o motivaciones.

Un caso interesante de estudio es un edificio exca-vado dos veces, la Estructura K-5 en la ciudad de Pie-dras Negras, Guatemala, una de las trece estructuraspiramidales conocidas en la antigua ciudad maya dePiedras Negras, Guatemala (Figura 1). Durante la dé-cada de 1930, la excavación de dichos edificios fueuno de los enfoques principales de los trabajos decampo llevados a cabo por el equipo de la Universi-dad de Pennsylvania (de aquí en adelante «Penn»),especialmente debido a que, cerca de ellos, fueronencontradas varias estelas, incluyendo las Estelas 38 y39 (Berlin 1951). Al revisar los registros de ese trabajofue obvio que los primeros años de la investigación dePenn, se concentraron en la extracción de objetos es-pectaculares para su exhibición en Filadelfia y Ciudadde Guatemala. Sólo más tarde, como ocurrió en la Es-tructura K-5, llevaron a cabo una clase totalmente nue-

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Guatemala

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Figura 1. Mapa del área central de Piedras Negras.

Acrópolis

Curvas cada 20 m

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va de arqueología: la disección cuidadosa y la deter-minación de la secuencia de capas de edificios dentrode una estructura monumental. Desafortunadamen-te, este trabajo no fue publicado, salvo algunos brevesreportes de Linton Satterthwaite (1939, 1940, 1942) y,de manera más impresionante, una serie de dibujosreconstructivos realizados por Tatiana Proskouriakoff(1946).

La fase intensiva de las excavaciones de Penn en K-5, se llevó cabo en 1939, bajo la supervisión de Sat-terthwaite. Antes de esta, en otras dos temporadasde campo, apenas se hicieron algunos sondeos pocoimportantes. La primera tuvo lugar en 1932, y estuvo acargo de J. Alden Mason, un arqueólogo conocido enel sitio por su falta de delicadeza con la arquitectura;así, la Estructura O-13 fue parcialmente destruida enese mismo año por su búsqueda frenética de escon-dites (Escobedo y Alvarado 1998:1; Apéndice 1). Poresa misma razón, Mary Butler, deseando encontrarcerámica para su tesis doctoral, hizo un pozo de son-deo en la plaza frente a K-5, el cual aún es visible en laactualidad. En 1933, Satterthwaite buscó la escalinatafrontal y terminó descubriendo uno de los mascaronesque todavía sirven como emblema de Piedras Negras.

El Proyecto de las universidades de Brigham Youngy del Valle de Guatemala eligió no re-examinar la es-tructura K-5 durante el curso de su propio programade investigación de 1997 a 2000. Hubo al menos tresrazones para ello: (1) que la estructura había sido par-cialmente desmantelada por el equipo de Penn; (2)que la estructura parecía estar bien entendida debidoa las excavaciones de 1939 y (3) porque en ese mo-mento había otras prioridades de investigación másimportantes. Sin embargo, después de algunas dis-cusiones con el World Monuments Fund y la Funda-ción Defensores de la Naturaleza, Héctor Escobedo yStephen Houston decidieron que la estructura necesi-taba atención urgente. En primer lugar, sus mascaro-nes de estuco, tan bien preservados cuando fueronexpuestos por Penn en 1933 y 1939, no fueron ente-rrados, lo cual trajo consecuencias bastante dañinas(Figura 2). Los mascarones habían empezado a frag-mentarse debido tanto a las sucesivas lluvias del in-vierno, como a los hongos que consumían la superfi-cie del estuco, así como al insensato vandalismo dealgunos visitantes que llegaron al sitio antes de 1997que les ocasionaron daños; además, y era lo peor detodo, algunos árboles empezaron a crecer directa-mente en la parte de atrás de los mascarones, po-niendo en peligro su superficie. Pese a tales presiones,los mascarones retuvieron, milagrosamente, gran par-

te de su fabricación, al menos hasta el presente. Afor-tunadamente, las escalinatas descubiertas por Pennpermanecieron en una condición relativamente buena.

Por tanto, parecía urgente solicitar fondos para re-tornar a Piedras Negras, y a la K-5 en particular, parasalvar este importante monumento de la civilizaciónmaya localizado junto al río Usumacinta. Una preo-cupación secundaria fue el estado del edificio. En elcurso de las temporadas de campo de Penn, se re-movieron algunas capas del edificio, particularmenteen su lado sur, pero, siguiendo las normas de la épo-ca, no hubo relleno posterior de los trabajos de exca-vación (lo mismo se puede decir de las excavacionesde la Institución Carnegie de Washington en Uaxactún,recientemente rellenadas por el Gobierno de Guate-mala, y de las que hizo la Universidad de Harvard enAltar de Sacrificios, las cuales aún están abiertas). Portanto, era necesario hacer al menos una re-evaluaciónde la condición de la Estructura K-5.

Nuestra investigación también estuvo motivada poruna pregunta de naturaleza más intelectual: ¿Cuál esla cronología precisa de las estructuras y subestructu-ras encontradas por Penn? Las notas de campo depo-sitadas en los archivos del Museo de la Universidadde Pennsylvania consistían, con frecuencia, en crípti-cas anotaciones, secuencias de cálculos y, de maneraocasional, algún perfil o dibujo isométrico, pero conmuy pocas notas explicativas. Por lo tanto, dichas no-tas no podrán ser fácilmente comprendidas en el fu-turo para hacer publicaciones integradas. Además, elequipo del Museo Universitario no parece haber en-tendido totalmente que las plazas o los patios conte-nían evidencia importante. Su visión fue, en una pala-bra, «horizontal,» bastante orientada a la investigaciónde edificios, no así de los sustratos o plazas que lossoportaban. El trabajo de campo del proyecto de lasuniversidades de Brigham Young y del Valle de Gua-temala, incluyó pozos de sondeo en la cercanía, de-tectando considerable evidencia de estructuras mástempranas que habían sido destruidas y cubiertas porla plaza masiva que ahora ocupa el frente de la Acró-polis de Piedras Negras y soporta al juego de pelota K-6 (Garrido 1998, 1999, 2001; Fitzsimmons 2001: 246-247) (Figura 3).

La Estructura K-5 jugó asimismo un papel clave enla investigación cerámica de Piedras Negras, particu-larmente en la tesis doctoral de George Holley (1983:86, tabla 25), así como en el aislamiento y categoriza-ción de la cerámica de la Fase Balché, un ejemplo bas-tante raro en el que la cerámica maya cambió, sinruptura, del periodo Clásico Temprano al Clásico Tar-

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Figura 2. Un mascarón de K-5 en 1933 (con permiso de la Universidad de Pennsylvania, Imágenes # 16360 y 16364).

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dío (Coe 1959: 152-154; Muñoz 2004). Los materialesde K-5 también fueron usados por William Coe (1959:152-154) en su reporte sobre los artefactos de PiedrasNegras.

De particular importancia para Coe fue la hipótesis,tomada en parte de Satterthwaite, de que los nivelespiramidales en Piedras Negras correspondían a inter-valos de 2 katunes o periodos de 40 años. Esta con-clusión a priori de fases arquitectónicas regulares noestá confirmada. Quizá Satterthwaite estaba pensandoen los paralelos entre los edificios y las ordenadasdedicaciones de estelas en Piedras Negras, con el su-puesto beneficio de que él podría datar las capas cons-tructivas sin conexiones a fechas particulares. Sin em-bargo, esta noción, pese a ser mal aplicada a K-5,tampoco puede descartarse. Las pautas observadas

por Coe y Satterthwaite reflejan la duración aproxi-mada del reinado de cada uno de los gobernantes —yel patronazgo real del edificio— circunstancia históricadesconocida por ellos en aquella época. En 1997, loshallazgos cerca de la pirámide condujeron a HéctorEscobedo (1997:101) a hacer un pozo de sondeo cercade las estelas de K-5 (Estelas 38 y 39), para examinarla cronología de esta parte de la plaza. Al final de di-cha excavación, Escobedo utilizó el pozo de sondeo(Operación PN 12A-1) para enterrar fragmentos del«Dintel» 7, que yacía fragmentado en las cercanías,con evidencia de vandalismo, cortes de sierra, asícomo plástico o silicona no removible, utilizada parahacer algún molde durante las últimas dos décadasaproximadamente. Posteriormente, David Stuart llamónuestra atención acerca de un grupo de nuevas foto-

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Figura 3. Reconstrucción de los edificios enterrados del Grupo Oeste.

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grafías del panel, las cuales condujeron a un enfoquerenovado en la Estructura K-5 y a la definición de surelación con la construcción dinástica en Piedras Ne-gras.

EPIGRAFÍA DE K-5

La Estructura K-5 tiene tres textos asociados: las Es-telas 38, 39 y el Panel 7 (o «Dintel 7», Andrews 1942:368; Morley 1937-38, 5: pl. 126). Las estelas registranvarias fechas y fueron erigidas el 2 de junio del 677d.C. (Estela 38) y el 7 de mayo del 682 d.C. (Estela 39)(ver Apéndice 2) La Estela 39, la primera de la serie,menciona una danza importante que puede haber in-cluido una serpiente sobrenatural o, más bien, la per-sonificación de ella por un gobernante. El rey es elGobernante 2, que posiblemente fue conocido por losmayas como Mo’ Xook Chahk Itzamk’anahk (los dosprimeros elementos de su nombre son tentativos,combinando el pico de una guacamaya con la cabezade un tiburón). Un uso similar del pico de la guaca-maya aparece en un nombre real un poco más tardíoen Palenque (Stuart 2005: Fig. 114.) El segundo mo-numento, la Estela 38, que se yergue sobre su propiaplataforma fuera del eje de K-5, enmarca la entroniza-ción y aniversario del reinado del Gobernante 2 dentrode las estandarizadas celebraciones de «hotún» o 5ha’ab en Piedras Negras. De las dos, la Estela 39 es laprincipal, pues está en eje con la pirámide y mira haciael juego de pelota K-6 y, aun más allá, hasta el bañode vapor N-1 (Child 2006: 291; aunque se debe hacernotar que el baño de vapor posiblemente es poste-rior a K-5, circa 730-750 d.C.). Es probable que la este-la haga referencia a una danza ritual que puede haberacontecido frente a K-5, implicando la existencia de unespacio nivelado frente a la escultura. La fecha de laestela proporciona entonces un claro terminus antequem para K-5, o sea: < 2 de junio del 677 d.C.

El Panel 7, que originalmente se creía era un dintelextendido sobre un pórtico en K-5, fue descubierto enla temporada de campo de 1932, «sobre la loma fron-tal superior» de la escalinata (Satterthwaite 2005a: 24).Esta procedencia tan vaga condujo a Proskouriakoff(1946) a colocar la escultura sobre un bloque salientecerca de la parte superior de la escalinata. Dicho blo-que ya no es evidente en la actualidad debido a quePenn hizo un enorme corte al edificio, así como tam-bién al crecimiento de un árbol muy grande en sucima. No obstante, el descubrimiento de paneles si-milares en escalinatas (Panel 3), a veces con evidencia

de deslizamiento (Panel 15), sugiere que la idea deProskouriakoff fue correcta.

Cuando se encontró, el Panel 7 estaba fragmentadoen varias piezas, casi con certeza debido a un acto dedestrucción antiguo: los golpes eran particularmenteintensos en la parte central superior del panel, cercadel retrato del rey y junto a las partes del texto encada uno de sus lados (Figura 4). Aun queda lo sufi-ciente para discernir la fecha de la Serie Inicial, unaépoca durante el reinado del Gobernante 1 (Martin yGrube 2000: 142-143). El evento que describe ya nopuede reconocerse, pero pautas similares en peque-ños paneles del área de Piedras Negras, incluyendouno en la colección de Dumbarton Oaks, sugieren laposibilidad de que se refiera a un nacimiento. Esteevento aconteció cerca de 56 años antes de la dedica-ción de este panel y parece implicar a la misma per-sona, por lo cual puede representar el periodo de vidade un ser humano. El título de dicha persona deja po-cas dudas sobre el hecho de que ella era una princesaextranjera, una señora Ajaw del Reino de Hix Witz, unconjunto de sitios vinculados bajo el gobierno de unasola dinastía, al este de Piedras Negras, más allá de laSierra del Lacandón y en el área de Zapote Bobal.

Gran parte del texto que sobrevive ha sido destrui-do o reducido hasta ser ilegible, quedando sólo la co-lumna final en condición adecuada. La misma CuentaLarga aparece en la Estela 39, 9.12.5.0.0, 2 de juniodel 677 d.C., seguido por una referencia a los dioses,las deidades llamadas «remeros» que aparecen confrecuencia asociadas con fechas de Fin de Periodo.Está clara la presencia del nombre del Gobernante 2de Piedras Negras. El discurso de los eventos pasa acontinuación a la dedicación (t’abayi) o «elevando enel lugar», de la «nombre-piedra» (u-k’aba-tuunil), queno es más que el Panel 7. La fecha de este evento es13 de enero del 678 d.C., y la propietaria del panel semenciona aquí en forma impersonal, como la SeñoraAjaw de Hix Witz, en vez de hacerlo por su apelativovinculado con la presunta fecha de nacimiento. Lapresencia del sufijo–il suffix sugiere que esta fue unadedicación póstuma (lo cual significa que la señoraya había muerto) y que la persona que colocó la pie-dra fue el Gobernante 2 de Piedras Negras. Él sobre-viviría aproximadamente por otros siete años, hasta9.12.14.10.13, o 15 de noviembre del 686 d.C.

La importancia prestada a una mujer extranjera porel Gobernante 2, da la inevitable impresión de queella fue su reina, o una de ellas, pues su nombre no esel mismo que el de otra esposa, una «Señora PájaroBlanco» (Martin y Grube 2000: 143). Más reveladoras

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son las fechas de nacimiento, el Gobernante 2 nacióen 9.9.13.4.1, 22 de mayo del 626 d.C., mientras que laSeñora Ajaw de Hix Witz en 9.9.8.0.11, 8 de abril del621 d.C. Por tanto, una relación filial o paternal entreellos sería imposible.

La imagen del panel, aunque bastante erosionada,muestra una escena tributaria, con un visitante en elextremo inferior izquierdo, en posición de subordina-ción, acompañado de un texto que lo identifica comoun Ajaw de Hix Witz, llamado Aj paat kabal-naah, qui-zá «el de la espalda de la casa celestial». Arriba, reci-biendo al visitante y quizá también un bulto de plumasde quetzal, está un señor entronizado quien, casi se-guro, es el gobernante de Piedras Negras. Otras partesdel texto indican que él es el Gobernante 2. Hacia laderecha se encuentra una mujer, como puede distin-

guirse por el elaborado huipil. Dado el énfasis en lainscripción, es posible que la dama sea la SeñoraAjaw de Hix Witz. Dada su importancia aquí, es muyprobable que ella fuese la consorte principal del Go-bernante 2, con quien se asocia cronológicamente.Debido a que el panel sirvió como una conmemora-ción póstuma a esta importante mujer —una reina dePiedras Negras— ella debe haber tenido aproximada-mente 56 años al morir.

Posiblemente, la imagen en el panel refiere lo que ladama trajo con ella, ya sea un nuevo canal de tributo aPiedras Negras o incluso una dote, entregada por unmiembro de la corte de su padre. Sólo los descen-dientes de los gobernantes parecen haber usado el tí-tulo Ajaw, así que Aj paat kabal-naah puede habersido hermano, tío o sobrino de la dama, que llegó a

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Figura 4. Panel 7 (según dibujo de Stephen D. Houston).

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1 Al sur de K-5 se halló una pila de mampostería tan grande, que los miembros del equipo se cuestionaron inicialmente si no se trataba de una

pirámide completamente nueva.

Piedras Negras para dicho propósito. Es lamentable lapérdida de gran parte del texto, pues quizás conteníamayor información sobre la escena tributaria. La otraposibilidad verificable es que K-5 contenga la tumbade la reina, por analogía con referencias mortuorias enotros paneles en Piedras Negras. Por ejemplo, el Panel15 de la Estructura J-4 parece mencionar la tumba delGobernante 2 (Houston et al. 2000: 103-105, Fig. 5).Esto significa que las dos pirámides adyacentes, J-4 yK-5, podían contener los restos de esposo y esposa,pero con una diferencia importante: J-4 fue construidapor un hijo, el Gobernante 3, mientras que K-5 lo fuepor un esposo. Este escenario para K-5 fue tan con-vincente como incompleto o desorientador, tal y comolo demostraron las excavaciones.

OPERACIONES DE CAMPO, MAYO DE 2004

El primer objetivo fue excavar pozos de sondeo enla plaza frente a K-5, los cuales tuvieron resultadossorprendentes: casi inmediatamente se detectaron es-tructuras con una gran densidad de enterramientoshumanos, junto con los restos del pozo de sondeo ex-cavado por Mary Butler en 1932 (agrupaciones simila-res de huesos humanos aparecieron frente a la Pirá-mide J-3 y en el pozo de sondeo excavado porEscobedo en 1997, sugiriendo una práctica funerariaparticular en el sitio). En la arqueología maya, Butlerfue una de las primeras personas que usó este méto-do para recuperar cerámica, con un número muchomayor de pozos de sondeo en un área más ampliaque su aparente modelo, George Vaillant, quien exca-vó una serie de limitados sondeos en Uaxactún, Gua-temala (Black 1990: 262; Willey 1988: 105). GriseldaPérez y Juan Carlos Meléndez, junto con Kelleigh Coley Zachary Nelson, supervisados por Stephen Hous-ton, excavaron un conjunto de tales pozos en el eje yla parte suroeste de K-5, en algunas de las escasasáreas no perturbadas por las excavaciones de Penn1

(Meléndez et al. 2005) (Figura 5). El conjunto de pozosde sondeo se extendió hacia el juego de pelota K-6 ydemostró que ésta era una construcción relativamen-te tardía, quizá incluso posterior a la edificación de K-5. La presencia de un relleno muy profundo y sueltohizo difícil la excavación de los pozos de sondeo, porlo que la mayoría de ellos fueron interrumpidos a 2metros de profundidad, sin llegar a la roca madre.

Mientras tanto, los albañiles limpiaron, recolocaron

y reforzaron cuidadosamente la escalinata frontal deK-5, consolidando firmemente la masa con una mezclade concreto y cal empleada como un método estándaren la mayor parte de sitios arqueológicos en Guate-mala. La mayoría de nuestros trabajadores habían tra-bajado antes en el Proyecto Triángulo del Ministeriode Cultura y Deportes de Guatemala y siguieron, portanto, los procedimientos de ese trabajo de consoli-dación. Angelyn Bass, una experta en estucos, repe-llos y mampostería en el Servicio Nacional de Par-ques de los Estados Unidos de América, asistió a losalbañiles de la siguiente forma: (1) diseñando un techoligero de materiales naturales (como lo quería Defen-sores), pero con altura suficiente como para permitirque los visitantes observaran el mascarón; (2) conso-lidando la mampostería alrededor de los mascaronesy removiendo toda la vegetación sobre el mismo, asícomo también el raspado de su infestación biótica;(3) pegando los fragmentos de los mascarones paraconsolidar los muros atrás de ellos, ya que todos es-taban en peligro inmediato de desmoronarse; y (4)haciendo arreglos para evitar cualquier posibilidad deescurrimientos de agua sobre los mascarones. Justoantes de este trabajo, el área alrededor de los masca-rones fue cuidadosamente excavada y cernida y seencontraron algunas piezas adicionales de estuco. Fi-nalmente, Bass y los trabajadores, crearon un canal dedrenaje alrededor del mascarón y colocaron una vallapara que los visitantes no pudieran tocar o dañar lasuperficie.

Un operación final, supervisada por Escobedo conla asistencia de Pérez, limpió una caótica pila de mam-postería localizada en la cima de la pirámide, la cualfue dejada por el Proyecto de Penn en 1939 (Escobedoet al. 2005). Se decidió que la cámara inferior encon-trada y dejada expuesta por Penn aportaría suficienteespacio para examinar el interior de la pirámide, yaque se creía que el lecho calizo se encontraría a sóloalgunos metros (Figura 6). La excavación de un pro-fundo pozo, se realizó con gran cuidado debido al re-lleno suelto que normalmente obstaculiza la arqueo-logía monumental en Piedras Negras. Sin embargo, selogró alcanzar cierta estabilidad al seguir un muro decontención interno, parte de la construcción nuclearque permitió que los albañiles mayas controlaran lapresión lateral al ampliar la construcción. Cualquierexpectativa de encontrar el entierro perteneciente ala Señora de Hix Witz fracasó. La parte inferior del

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pozo reveló un burdo arreglo de piedras, sedimentomás fino y el lecho calizo, datados todos ellos más omenos para la misma época. Los hallazgos más intri-gantes se hicieron enfrente de K-5, en donde Melén-dez y Cole descubrieron un basurero de alta densi-

dad, con cerámica y figurillas, directamente frente a laescalinata que, por consiguiente, pasaba debajo deella (Meléndez et al. 2005). Este depósito pareció serun evento preparativo a la construcción de K-5. En elproceso de crear esta área nivelada, los mayas cu-

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Figura 5. Plano de la Estructura K-5 con los pozos de prueba.

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brieron una estructura rectangular que estaba llenade enterramientos, de personas de todas edades, in-cluyendo jóvenes, y criptas preparadas casi directa-mente adyacentes unas con otras. Una serie de pozosde sondeo realizados hacia el lado este delimitaronel final de este edificio y mostraron que la plaza des-cendía hasta niveles inferiores que no pudieron al-canzarse debido al peligroso relleno. Los pozos desondeo al sur de esta zona del edificio descubrieronotras estructuras niveladas, que continuaban hacia unárea selvática en donde las raíces de los árboles difi-cultaron la excavación.

Estos hallazgos dejan en claro que la zona debajodel juego de pelota K-6, frente a K-5, estuvo alguna vezrepleta de estructuras que tuvieron que ser niveladaspara crear una entrada apropiada a K-5. Una profundabarranca, extensión de la que define el lado este de laAcrópolis, también llegó alguna vez hasta esta zona.Es casi seguro que este sector formó parte de un con-junto más temprano de palacios y de edificios auxilia-res vinculados con los que fueron excavados en tem-poradas anteriores por Lilian Garrido (1998, 1999,2001). La distinción clave fue la presencia de enterra-mientos en este sector, ninguno de los cuales parecíatener bienes mortuorios. La sospecha es que estaspersonas estuvieron conectadas de alguna forma con

los años finales del periodo Clásico Temprano, y den-tro de la fase Balché, cuando aparentemente las gue-rras afligieron a Piedras Negras (Houston et al. 2000:101-102). Estos entierros parecen ser idénticos a los delos invasores que se encontraron en la Acrópolis, cer-ca del final del periodo Clásico (Golden 2002: 300-301), pero las fechas no parecen concordar con lo quese sabe de la fase Balché como una época de resurgi-miento dinástico (Apéndice 3). Sellados por pisos, to-dos los entierros fueron colocados antes de la cons-trucción de K-5.

FASES CONSTRUCTIVAS

Una excavación que va desde la cima hasta el lechocalizo en un área extensa es un buen método paraproporcionar una narrativa de la construcción arqui-tectónica. Las excavaciones produjeron 472 piezas depiedra trabajada, 75 fragmentos de figurillas, cuatroentierros, y aproximadamente 484 kilogramos de ce-rámica o 15.000 tiestos; la política del proyecto fuedescartar sistemáticamente los tiestos no diagnósticosdebido a: (1) las dificultades logísticas derivadas deltraslado de grandes cantidades de cerámica en canoapor el río Usumacinta; (2) las restricciones de almace-

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Figura 6. Perfil Norte-Sur de la Estructura K-5: (1) K-5-1ra; (2) Ubicación de tres escaleras; (3) K-5-3ra cuarto, con pozo PNG

64E-1; (4) Depósito especial del pozo PNG 64A-2, sobre la roca madre.

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2 Todos los porcentajes son después del descarte.

namiento de artefactos en la bodega oficial del Go-bierno, el «Salón 3»; y (3) incertidumbre sobre las ven-tajas del almacenamiento a largo plazo de tiestos decuerpos erosionados. La cerámica recuperada pudofecharse de la siguiente forma2: Nabá (350-560 d.C.),0,74%; Balché (560-620 d.C.), 47,95%; Yaxché (620-750d.C.), 18,58%; y Chacalhaaz (750-850 d.C.), 3,34% (fe-chas tomadas de Muñoz 2004, que podrían requerir dealgún refinamiento). Las cantidades sólo son relevan-tes como medidas aproximadas de proporciones rela-tivas, pues cerca del 29,37% de la muestra no pudo serfechada debido a su mala preservación (Pérez Robleset al. 2004: 75). Sin embargo, está claro que la fasemás temprana (Nabá) y la más tardía (Chacalhaaz) tu-vieron una presencia insignificante en y alrededor deK-5. En contraste, Balché, un hallazgo atípico en estascantidades en Piedras Negras, fue dominante numéri-camente.

Fase 1, Nabá (350-560 d.C.)

En esta época K-5 fue un sector de relieve rocoso eirregular, sin evidencia alguna de construcción. Pe-queños depósitos de cerámica del Clásico Tempranoindican alguna actividad, quizá relacionada con lasconstrucciones en la Acrópolis (Golden 2002: 185-186).

Fase 2, Balché (560-620 d.C.)

En esta época se erigió una serie de pequeños edi-ficios en forma concentrada junto al área enfrente deK-5, probablemente extendiéndose hasta una barrancaque corre justo al este de lo que hoy se conoce comojuego de pelota K-6 (Figura 7). Las construcciones fue-ron, en un caso, una plataforma que corre este-oesteal lado de la Estela 39, rellenada con entierros que

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Figura 7. Reconstrucción de la Fase 2.

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fueron eventualmente cubiertos con una capa de es-tuco (algunas pequeñas áreas de lajas paralelas, queno fueron perturbadas, posiblemente contienen otrosenterramientos).

Los edificios parecen haber tenido plantas rectan-gulares y pueden haber soportado superestructurasde materiales perecederos. Es posible que en estaépoca se construyera una pirámide, aquí denominadacomo K-5-sub. Pese a que quedan muy pocos restos,hay suficiente evidencia para determinar que ésta te-nía la misma forma de K-5, con esquinas redondea-das, molduras de delantal y bloque saliente. Esta pau-ta es parecida a la primera etapa constructiva de laPirámide R-9 (Satterthwaite 2005b: Fig. 7.7), cuyas es-telas asociadas —Estelas 25 y 26- fueron colocadasantes, en 9.8.15.0.0.0 (4 de junio 4 de 608 d.C.) y9.9.15.0.0 (20 de febrero de 628 d.C.) respectivamente.Estas fechas corresponden con seguridad al reinadodel Gobernante 1, K’inich yo’nal ahk, así como a lacronología más convencional de la fase cerámica Bal-ché.

Fase 3, Balché (550-620 d.C.)

En una rápida secuencia, las estructuras frente a K-5fueron cubiertas por tierra y ripio para crear un espa-cio nivelado que definió, por vez primera, al menosparte del área abierta conocida como Plaza del GrupoOeste (Figura 8). Como preparación, se hizo una cavi-dad en la roca madre la cual se rellenó con vasijasquebradas, una de las colecciones más densas y vo-luminosas de cerámica Balché de las que se tenga no-ticia en Piedras Negras. La pirámide K-7-Sub tambiénfue destruida y saqueada para extraer relleno, en unademostración de un rediseño tan enigmático comocostoso. El cambio puede haber sido resultado de lanecesidad de configurar un nuevo eje para la Plazadel Grupo Oeste, que no enfrentaba el límite frontal dela plaza, sino que lo alineaba visualmente con el fren-te del macizo de la Acrópolis. El estudio cerámico su-giere que K-5-3 fue erigida rápidamente después deesta nivelación, parcialmente con relleno de K-7-sub.La cerámica sigue siendo exclusivamente Balché, ha-

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Figura 8. Reconstrucción de la Fase 3, K-5-3ra (según Proskouriakoff)

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ciendo que ésta sea una de las pocas estructuras quese conozcan de esta fase cerámica.

La cronología dinástica muestra que estos rápidoseventos deben haber sido organizados por el Gober-nante 1, si se asume que él controlaba tales comisio-nes arquitectónicas. La evidencia de este cambio esfuerte: pequeñas estructuras con enterramientos ordi-narios fueron niveladas y reemplazadas por una plazaabierta y una estructura grande de configuración sin-gular. Este edificio, K-5-3, tuvo techo perecedero, mu-ros altos, tres entradas muy amplias para haber esta-do cubiertas por dinteles de piedra, y una extensaárea de piso de aproximadamente 16 x 5 metros (80m2), un espacio reducido dramáticamente en la fase si-guiente, K-5-1 (véase abajo), que contiene un área de 8x 2 metros (16 m2). Una alargada banca corre a lo lar-go de todo el muro posterior, que se cree servía paraque se sentara un grupo de personas, y dentro y afue-ra del edificio aparecían numerosos altares cilíndri-

cos, con frecuencia encontrados con escondites y evi-dencia de quema. Por tanto, la impresión inequívocaes de un espacio exclusivo que retiene elementos detráfico y reunión humana —cerca de 20 personas omás podían sentarse cómodamente a lo largo delmuro posterior. El descubrimiento de una cabeza suel-ta de estuco hecho por Penn dentro del edificio (Sat-terthwaite 2005a: 24), sugiere que ésta fue parte de lafachada de una estructura más antigua, una pautatambién encontrada en la Pirámide R-5 (Escobedo yZamora 1999: 219, Fig. 3, Escondite R-5-2).

Fase 4, Balché transicional, Yaxché Temprano, ¿dentro de Yaxché Tardío? (¿580-650 a 750 d.C.?)

La fase siguiente corresponde a la Estructura K-5-1,cuando se puede decir con certeza que el edificio seha convertido en una pirámide (Figura 9). La cerámica

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Figura 9. Reconstrucción de la Fase 4, K-5-1ra (según Proskouriakoff)

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coloca esto en el inicio de la fase Yaxché, quizá anteso después del 650 d.C. Una escalinata de un únicotramo reemplaza a otra con una serie de «descansos»,tales como una terraza afuera de K-5-3, permitiendo laposibilidad de hacer rituales distintos u ofrendas sobrealtares-columna. El cuarto en la cima, ahora bastantedestruido, contenía una alargada y estrecha cámara,así como un pequeño nicho en la parte posterior paradepositar ofrendas. Los masivos muros sostenían untecho de mampostería. El término «K-5-2» utilizadopor Penn puede descartarse en favor de dos fasesprincipales, la segunda de las cuales implicó una sub-modificación mayor, o sea, la adición de mascaronesde mampostería sobre soportes muy endebles de for-ma rectangular, casi sin embono, y, eventualmente, lacolocación de las estelas y el Panel 7, en un periodode poco más de cinco años. Los mascarones son difí-ciles de identificar, pero parecen representar deida-des idénticas con gotas en forma de joyas en sus bar-bas, inmensos ojos abiertos en los que los mayasdeben haber colocado rasgos internos (¿pupilas?) demampostería, orejeras y cejas espesas (ver Figura 2).Las posibles deidades que representan incluyen alDios Solar, pero también a G1 y otro de tales dioses.Una interpretación probable, es que ellos personifi-can la identidad percibida de la estructura, ya sea deun ser que se cree habita o se contacta allí, o bien elmismo nombre del edificio.

Puede ser que todas esas modificaciones hayanacontecido en 9.12.5.0.0, 2 de junio de 677 d.C. Esta esla fase constructiva en la que los textos se vinculancon la arqueología: la razón para la transformaciónde un lugar inclusivo tan alto a un espacio restringidoy pequeño, cima elevada, escalinata sin descansos yplataformas de estelas, todo tuvo que ver con los de-seos de un rey de edad avanzada, una necesidad decontar con espacios abiertos dedicados a la danza ri-tual y un gesto público de aclamación para una valio-sa esposa de alto linaje, recientemente muerta. Unpozo profundo en el cuarto superior de K-5-3 llegóhasta la roca madre, con la esperanza de localizar latumba de esta reina. El hecho de que esto no pudieramaterializarse, es evidencia negativa sólo para ese lu-gar; puede ser que las modificaciones en K-5 fuesenocasionadas por el enterramiento de la reina, algo di-fícil de descubrir debido a las condiciones peligrosasdel relleno de la pirámide.

No hay evidencia directa de que la pirámide semantuviera mucho después del reinado del Gober-nante 2, por ejemplo, no se re-estucaron los mascaro-nes, como ocurrió con algunas esculturas de sitios ta-

les como Copán (Houston, observación personal,2006). Sin embargo, si el edificio hubiese sido des-provisto totalmente de atención, habría sido una vistadesagradable para aquellos que utilizaban el juego depelota K-6a/K-6b, el cual, a juzgar por un par de pozosde sondeo en su corredor de juego, data aproximada-mente de la misma época de K-5-1. El Panel 7 debe ha-ber visto hacia su corredor central, la línea de masca-rones que definen su banca superior, y la gente sobrela escalinata y cima de K-5 habrían visto numerosasactividades deportivas, incluyendo la lucha con obje-tos afilados (¿conchas?), que está representado en unpanel recuperado en la estructura oriental de K-6 (Fi-gura 10). Luego de las frenéticas actividades y cam-bios acontecidos durante las fases Balché y YaxchéTemprano, que quizá se llevaron a cabo en un reinadoy parte de otro, K-5 acomodó su existencia como par-te permanente del panorama cívico.

Fase 5, Chacalhaaz Temprano (750-800 d.C.)

Un conjunto de material de superficie indica el des-carte de cerámica de esta época, pese a no mostrar se-ñales claras de remodelaciones arquitectónicas. Esposible que el paso de los descendientes inmediatosde los Gobernantes 2 y 3 disminuyera apreciablemen-te cualquier interés en el mantenimiento de este tem-plo del Gobernante 2 y su esposa. Ella no es, en apa-riencia, un personaje con descendencia en la dinastía.Lo que es más, el posible enterramiento del Gober-nante 4, el Entierro 13, contenía un objeto de hemati-tes que mostraba la cabeza decapitada de un señor deHix Witz (Escobedo 2004: 277). Este objeto puede an-teceder el enterramiento del Gobernante 4 en9.16.6.12.0, 29 de noviembre de 757 d.C., un eventoexplícitamente registrado en el Panel 3 (Martin y Gru-be 2000: 150; Mathews 2001: Fig. 40.7). La implica-ción es clara, las relaciones entre Piedras Negras yHix Witz se enfriaron en menos de un siglo. Esto ex-plicaría la falta de interés, expresada en el uso limitadoo mantenimiento de un monumento dedicado a unadama de ese sitio.

CONCLUSIONES

Los descubrimientos en K-5 fueron esperados y sor-prendentes a la vez. Al intentar localizar el memorialde una reina extranjera en Piedras Negras, el equipoencontró poca evidencia de esta asociación, pero, a la

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vez encontró indicios de una ocupación densa y deentierros de una clase no descubierta previamente enesta parte del sitio. Salieron a luz los depósitos más ri-cos de la cerámica Balché, junto con la mayor estruc-tura conocida para ese periodo. Pequeñas estructu-ras con modestos rasgos arquitectónicos y entierroscorrientes, un panorama accidentado de espacios in-terrumpidos y alineamientos visuales, se reemplaza-ron durante el reinado del Gobernante 1 por edificiosmasivos de clara intención dinástica, como parte deun proceso por el cual se creó la Plaza del Grupo Oes-te. La Estructura K-5 es un testimonio de la crecienteatención a los memoriales dinásticos, e incluso de uncambio dramático en la función del edificio: la etapamás temprana de K-5, como se observa en el dibujode Proskouriakoff, fue con seguridad un cuarto abiertocon una alargada banca posterior, evidentemente uti-lizada para reunir a bastantes personas, así como parala quema de incienso sobre altares cilíndricos. Talesespacios, íntimos pero inclusivos, fueron capaces dealbergar conversaciones entre veinte o más personas.

En el reinado del Gobernante 2, los espacios fueronabruptamente usurpados por un edificio mucho másalto, con un restringido templo abovedado en la cima.Esta configuración demostró que la función más in-clusiva de K-5 pasó a la memoria, para ser reemplaza-da por un memorial a una reina desvanecida y un re-gistro de la danza real. Los altares cilíndricos jugaronun papel importante en todas las fases, sugiriendo lanecesidad de comunicación ritual con seres sobrena-turales. Las tres inscripciones vinculadas con K-5 pro-porcionaron evidencia de ese cambio, como parte deuna larga trayectoria, al inicio del resurgimiento de larealeza de Piedras Negras en el Clásico Tardío, desdeel intento inclusivo de K-5 bajo el Gobernante 1 hastala función excluyente promulgada por el Gobernante2. Ese rey hizo más de lo mismo en la Pirámide R-5,una estructura mortuoria con una tumba aun no de-tectada y fases más tempranas, e inició el proceso decreación de la Acrópolis en donde se encuentran susrestos, como lo sugieren los jeroglíficos, a corta dis-tancia de K-5.

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Figura 10. Panel de K-6 (según dibujo de David Stuart).

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Agradecimientos

Este trabajo se llevó a cabo gracias a la generosaasistencia de los Lics. Luis Romero y Javier Márquez,Director del Parque Nacional de la Sierra Lacandona,así como de varios miembros del Departamento deMonumentos Prehispánicos del Ministerio de Culturay Deportes de Guatemala, en particular, el Lic. Salva-dor López. El apoyo financiero en general fue pro-porcionado por nuestros viejos amigos y benefacto-res, el Dr. Kenneth Woolley y Spencer Kirk (ahoraPresidente de Misiones), quienes, junto con sus fa-milias, hicieron posible nuestro trabajo. También re-cibimos ayuda por cortesía de la Licda. Norma Bar-bacci, del World Monument Fund, AMEX, laFundación Klein, la Cátedra Jesse Knight Universityde Houston en la Universidad de Brigham Young y lafundación Reinhart, dirigida por Leon y Randie Rein-hart. Nuestros capaces trabajadores y albañiles fue-ron siempre de plena confianza y diestros en suscontribuciones al proyecto. David Stuart envió las fo-tografías del Panel 7 que generaron las excavaciones

en K-5. El equipo de campo empezó a trabajar a prin-cipios de mayo, con apoyo logístico considerable dela Fundación Defensores de la Naturaleza. Los parti-cipantes fueron Héctor Escobedo y Stephen Hous-ton, como supervisores de las excavaciones en K-5 yen la Plaza del Grupo Oeste respectivamente, Grisel-da Pérez Robles, Juan Carlos Meléndez Mollinedo yKelleigh Cole de BYU como asistentes de excava-ción, Kylie McKay como encargada de laboratorio,Zachary Nelson como cartógrafo principal y MiltonJair Sarg Gálvez como supervisor de la consolida-ción. Angelyn Bass Rivera aportó sus útiles servicioscomo consejera y ejecutora de la consolidación delmascarón de K-5, junto con un equipo de expertos al-bañiles de Dolores, Guatemala. Jeremy Sabloff, enese entonces Director del Museo de la Universidadde Pennsylvania, autorizó la reproducción, para usodel proyecto, de las numerosas notas de campo re-colectadas y guardadas cuidadosamente en los ar-chivos del Museo. Cassandra Mesick de la Universi-dad de Brown proporcionó comentarios útiles sobreel estilo y contenido de este trabajo.

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Apéndice 1

Artefactos encontrados en K-5 (localización presente, Museo de la Universidad de Pennsylvania, o destrui-dos en el incendio del campamento en 1933)

Lítica (pedernal, obsidiana, jadeíta) Hacha, superficie (Coe 1959: Fig. 1b)Navajas de laurel, «trinchera» (Coe 1959: Fig. 3d, e)Puntas de Atl-atl, «trinchera» (Coe 1959: Fig. 3i, k, o)Perforador, plaza (Coe 1959: Fig. 37)Martillo de piedra, frente de terraza de estela (Coe 1959: Fig. 40b)Pómez, «trinchera» (Coe 1959: Fig. 40k, Fig. 41n, o)Metate, plano, superficie (Coe 1959: Fig. 42d)Mosaico, hematites, plaza (Coe 1959: Fig. 43j)Escondites diversos (n=8) (Coe 1959: 92-95, Fig. 15, 16, 28, 29, 45a-g, 46l-p, 50x, 51a-c, 61a-c, e, j)K-5-1.o (Escondites 1, 3, 7)K-5-2.o (Escondites 4, 6)K-5-3.o (Escondite 2)Estela 39 (Escondite 5)Depósito de terminación, K-5-2 (Coe 1959: 94)

ConchaMolusco bivalvo de río, trabajado (Coe 1959: Fig. 52w)

HuesoRéplica, espina de raya, Escondite K-5-2, -8 (Coe 1959: Fig. 55d, e)Uso, superficie (Coe 1959: Fig. 55j)Raspador, hueso acanalado, K-5-1 (Coe 1959: Fig. 55l, m)

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CerámicaTiesto redondeado (Coe 1959: Fig. 58v, Fig. 59a, b)

Apéndice 2: Fechas Epigráficas de K-5 (todas julianas)

Estela 38A1-B7 GISI 9.12.10.0.0 9 Ajaw 18 Sotz’ 7 de mayo, 682 d.C.D7 (9.10.6.5.9) 8 Muluk 2 Sip 12 de abril, 639 d.C.C8 (9.12.10.0.0) 9 Ajaw (18 Sotz’) 7 de mayo, 682 d.C.D9 (9.12.6.5.9) 4 Muluk 7 Sak 14 de septiembre, 678 d.C.D12b (9.12.10.0.0) 9 Ajaw (18 Sotz’) 7 de mayo, 682 d.C.

Estela 39A1-D1 ISIG 9.12.5.0.0 3 Ajaw 3 Xul 2 de junio, 677 d.C.D4-C5 (?)

Panel 7A1-A17 ISIG 9.9.8.0.11 8 Chuwen *14 Uo 8 de abril, 621 d.C.…. (erosionado)Fragmento L (9.12.)5.0.0 3 Ajaw 3 Xul 2 de junio, 677 d.C.Inferior derecho (9.12.5.11.5) 7 Chikchan 8 K’ayab 13 de enero, 678 d.C.

Apéndice 3: Lista de Enterramientos

PN64A-5 Entierro 21: niño; cista; Balché/Yaxché Temprano

PN64A-9 Entierro 119: individuo adulto; cráneo, falanges; Balché/Yaxché Temprano

Entierro 120: adulto extendido; Balché/Yaxché Temprano

PN54A-10 Entierro 122: adulto extendido; cista; Balché/Yaxché Temprano

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